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dissabte, 24 d’octubre del 2009

El Curita en tiempo de descuento.

No parece que las acusaciones del señor Camps respecto a la connivencia de La Moncloa con la Gürtel contengan más veracidad que el veneno de alguna gacetilla amarillenta de la blogosfera confidencial. Una pena, con lo que eso hubiera animado el cotarro, haciendo ver que la corrupción es fenómeno tan universal como el respirar. Me cachis: el ventilador se encasquilló, el embuste no cuajó y la m. se quedó acumulada en el escaño del molt vituperable President.

Debe el Curita retirarse ahora a pensar nuevas tácticas y tiene el tiempo medido porque se le ha rebelado la fronda de los barones territoriales en un curioso paralelismo con el País Vasco en cuanto a las relaciones del gobierno de la Comunidad con las diputaciones forales, quiero decir, provinciales. En este momento el Curita levita y la base de su poder sólo es ya su mucho querer a un juez, un bigotudo y una alcaldesa que en todo, en todo lo imita.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 29 de setembre del 2009

Ya le tarda al Curita.

El Bigotes, el Cabrón, el Pastuqui, el Albondiguilla están que trinan porque ven cómo, con más de lo que alguno de ellos tiene, el Curita anda por ahí tan pancho. El morro del personaje es inconmensurable. Mentiroso público y reconocido ("yo me pago mis trajes"), imputado por cohecho, aunque un amigo juez lo haya servido de momento para aplazar lo inaplazable, preciso es reconocer la habilidad del Curita para sobrevivir en aguas turbulentas.

Lo cierto es sin embargo que, en contra de lo que suponía, la administración de pruebas, acusaciones y nuevos indicios de maquinaciones para equilmar el patrimonio público, está resultando ya demasiado hasta para el conjunto del PP, una organización cuya capacidad para desviar las acusaciones y castigar mediante la confusión a los que las hacen equivale a la admisión de una docena de Curitas. Que hasta en esto hay clases. De ahí que no sea ya raro si alguno de los colaboradores directos del Curita pierde el puesto. A la fuerza ahorcan.

Pero, a todas estas, hoy, que hay sesión de control en las Cortes valencianas, ¿no sería un buen momento para que el Curita presentara su dimisión ya que ha probado con creces no ser digno del cargo que ocupa?

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 27 de setembre del 2009

Creía el juez De la Rúa.

Estaba acostumbrado el juez De la Rúa, amigo íntimo del Curita y quién sabe si del Bigotes también (los amigos de mis amigos son mis amigos), estaba costumbrado, digo, a que su palabra fuera la última en los angostos límites del Reino de Valencia; habituado a que su palabra fuera la ley ante la que todos se inclinan. Por eso, probablemente, dijo a su íntimo amigo el Curita que no se preocupase por lo que saliera en la instrucción, que en cuanto el caso llegara a sus manos procedería a archivarlo, dijera lo que dijera el instructor, el fiscal, la opinión pública y el sursum corda. ¿Pues no es él el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, el hombre que zanja todos los casos y que administra la ley en nombre del Rey, el que resuelve todas las controversias y decide en última instancia? Esto es lo que explica aquellas sorprendentes declaraciones del señor Camps cuando más arreciaban las informaciones sobre el cohecho que había cometido supuestamente, de que "El proceso que se ha iniciado hace meses está cada vez más cerca. Quedan uno o dos escaloncitos, y entonces toda esta cuestión tan extraña, tan absurda y tan estrafalaria habrá pasado al pasado". En román paladino: quedan uno o dos pasos más hasta que el procedimiento llegue a mi amigo íntimo el juez de la Rúa, quien se encargará de darle carpetazo. Entre tanto, el Curita, probablemente el tipo con el morro más largo que haya dado la política española, y llevamos ya unos cuantos, seguiría tomando el pelo a los ciudadanos, hablando de cuánto ansiaba poder declarar para explicarlo todo, siendo así que, cuando, en efecto, le tocó declarar, se negó a hacerlo quizá advertido por su amigo del alma.

¿Qué está pasando ahora? ¿Por qué el caso no abandona las portadas de los periódicos y cada vez muestra más su verdadera naturaleza como una posible decisión arbitraria e injusta del juez, rayano en la prevaricación si no plenamente incluido en ella?

Está pasando que la gente ya no se deja atropellar; que la decisión del señor juez De la Rúa choca de tal modo con lo que la gente sabe y ve de este rocambolesco caso que suscita verdadera indignación y crece y crece la demanda no ya de que se explique el señor Camps sino de que lo haga también su obsequioso amigo el juez De la Rúa. Que explique por qué no ha querido tomar en consideración un informe policial que le llegó en debido tiempo y forma y, según el cual, al parecer la Generalitat valenciana está gobernada por un grupo de delincuentes organizados.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 26 de setembre del 2009

El señor De la Rúa debe responder.

Dice Manolo Saco en su blog que el caso Camps acabará siendo el caso de la Rúa. Tal cual. El calado de los nuevos papeles que han aflorado y que el juez más que amigo se ha permitido ignorar y ha rechazado más tarde incriminan de tal modo a la pandilla valenciana, empezando por el Curita y terminando en el Bigotes que me pregunto si no cabe denunciar al juez de la Rúa por obstrucción de la justicia. Lo que esos papeles muestran es un régimen completamente corrupto en el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Valencia, un expolio sistemático de los recursos públicos y una cuidadosa organización de financiación ilegal del PP, todo ello bajo la atenta mirada de sus máximos responsables políticos. Es de suponer que los papeles estén ya siendo investigados en un juzgado de Madrid pero, de no estarlo, sería la Fiscalía anticorrupción la que tendría que actuar de oficio ipso facto. Porque si estos papeles son ciertos urge una acción pública para poner fin a tanto desmán, frenar la catarata de insultos en que se convierten las comparecencias públicas de un señor Camps cada vez más acosado y forzar una explicación pública del señor De la Rúa.

La imagen es una foto dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 9 de setembre del 2009

Más dura será la caída.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! Tu forma de mentir es plana y trasluce desprecio hacia tus conciudadanos. "Yo me pago mis trajes". Y no es verdad. "No conozco de nada al Bigotes". Y es tu amigo del alma.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! No todos los jueces son tus amigos del alma. No todos archivan las causas que te son enojosas. Algunos se empecinan en hacer justicia y reclaman los papeles de los contratos de tu gobierno con la trama corrupta que llevas meses sin entregar.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! Cuidado con el Supremo que está alto y lejano y sus magistrados no esperan nada de ti. ¡Qué disgusto te darían anulando la inicua decisión de tu amigo el juez De la Rúa!

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! Hasta el Fórmula 1 se empeña el contubernio masónico en aclarar para hacer zapa en tus nobles esfuerzos por elevar la dignidad de tus conciudadanos de informados a mentidos.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! ¿Cuándo te darás cuenta de que un pato cojo no puede gobernar? ¿Cuándo de que, si no te vas ya, caerás sin querer y contigo caerá el buen nombre de lo que dices defender?

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 4 d’agost del 2009

Al Curita mentiroso lo salva su amigo íntimo.

Claro que yo me pago mis trajes, decía el Curita. Pues no señor; el Curita mintió bellacamente. El Tribunal Superior de Justicia del País Valenciano (TSJPV) acepta que el Curita no pagó los trajes, que los pagó la trama corrupta, pero no ve en ello delito alguno. Si lo hay o no lo decidirá ahora el Tribunal Supremo pero, entre tanto, está claro que el Curita es un mentiroso.

No conozco de nada a ese señor, Álvaro Pérez, dijo el Curita en su momento, fechas antes de que se le oyese proclamar su amistad y más que amistad con el Bigotes en una conversación telefónica grabada en poder de los tribunales. O sea, el Curita ha vuelto a mentir a los tribunales, al Parlamento y a la opinión pública.

Estoy deseando acudir a los tribunales a declarar para probar mi inocencia y terminar con este asunto dijo en su día pero, en realidad, la única vez que compareció ante el juez se negó a declarar y sus abogados no han hecho otra cosa que intentar paralizar el procedimiento lo cual indica que el Curita no solamente es un mentiroso sino también un hipócrita.

Pues bien, a este mentiroso e hipócrita es a quien su amigo íntimo, el presidente del TSJPV, acaba de resolver un problema grandísimo: el de tener que comparecer ante la justicia por cohecho impropio. En ningún país del mundo civilizado se permite que una persona que es amiga íntima del acusado dicte sentencia en un caso que lo implique. En España no sólo se permite sino que se tiene a gala. Supongo que mañana el Curita podrá presumir de amigos importantes entre los vecinos.

La decisión de ayer del TSJPV, que ya está recurrida ante el Tribunal Supremo, es una vergüenza que no tiene nada que ver con la justicia y todo con el amiguismo. Es una decisión dictada por el amiguismo. En España fue tradicional afirmar que las leyes se acatan pero no se cumplen. Algo parecido cabría decir de decisiones como ésta, que se acatan pero no se respetan.


(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 2 d’agost del 2009

El cielo es el límite.

Aparecen nuevos datos acerca de las actividades de la trama Gürtel en Valencia y cómo había hecho regalos a catorce políticos de la Generalitat valenciana, incluido, según parece el hijo del presidente de la Generalitat. Una verdadera lluvia de obsequios en forma de relojes, bolsos, trajes, juguetes y todo porque el Gobierno de la Comunidad Autónoma se había "portado bien" con ella, esto es, le había adjudicado contratos a mansalva. Justamente en este momento aumentan los rumores de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, presidido por amigo íntimo de Camps, se apresta a archivar el asunto. Si tal cosa sucede será un escándalo evidente y una prueba más de que, como dijo alguien, en España la justicia es un cachondeo. Y algo peor que un cachondeo: en España, sencillamente, la justicia no existe. Será prueba de que sólo existe la injusticia y el trato de favor. Sobre todo, a la derecha.

La decisión que tome el TSJPV es recurrible y debe serlo de inmediato ya que, a juzgar por todos los indicios, sería rayana en la prevaricación, tanto por la decisión en sí como por las otras que han llevado a que un tribunal de justicia se niegue a investigar unos hechos que tienen toda la pinta de ser delictivos. De esta forma se explicaría la aparente tranquilidad del Curita a lo largo de todo el proceso: estaba seguro de que el tribunal archivaría el caso probablemente porque así se lo habría anticipado su amigo íntimo, el presidente de tal órgano judicial.

La decisión de archivo de la causa que, según se dice, se producirá mañana, lunes, vendrá asimismo a resolver la esquizofrénica situación en que se encuentra el Curita quien, por un lado, airea a los cuatro vientos lo muy interesado que está en declarar ante las instancias apropiadas y, por el otro, hace todo lo que puede para impedirlo. A esto también se le llama "tener morro"· Algo parecido a lo que sucede asimismo con el PP: el señor Trillo ha empezado a quejarse tan indignadamente como acostumbra por el hecho de que se estén produciendo presiones sobre el TSJPV para que éste no archive el caso y, por otro, según parece, está en contacto permanente con uno de los magistrados del dicho tribunal para conseguir precisamente eso: el carpetazo. Este comportamiento recibe otros nombres bastante sonoros que tienen que ver con la vergüenza o falta de vergüenza de la gente.

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 25 de juliol del 2009

Mr. Fields en dique seco.

Los últimos acontecimientos de los trajes que el Bigotes regalaba al Curita presumiblemente a cambio de un tratamiento de favor en la adjudicación de contratos de la administración, hicieron olvidar que este presumido petimetre además es inspirador de una de las mayores majaderías que se hayan visto en este país y se han visto ya algunas, en concreto, la de impartir la asignatura de Educación para la ciudadanía en inglés. Algún observador rousseauniano podría pensar que la decisión era un homenaje a la antigüedad de la cultura inglesa en estos asuntos de la ciudadanía y los derechos de las personas a la que honraba haciendo que la materia se implantara en la lengua en que están escritos la Magna Charta y el Bill of Rights, pero no es así sino que la estúpida decisión respondía al intento del político valenciano mejor trajeado de boicotear una decisión del Parlamento nacional. Probablemente la adoptó en conciliábulo con la señora Aguirre, otra política que entiende que su trabajo no es gobernar en interés de los madrileños sino boicotear las decisiones del Gobierno central. Por fortuna y siendo algo más despierta, la señora Aguirre se limitó a fomentar la llamada "objeción de conciencia" respecto a la materia, olvidándose del requisito de que se imparta en inglés.

Éste último es el que ahora ha desestimado el Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) que entiende que la motivación de la idea es confusa, contradictoria e incongruente, forma elegante de calificar una solemne memez. Incidentalmente, el mismo Tribunal también ha declarado nula la pretensión de la Generalitat valenciana de autorizar la objeción de conciencia respecto a la asignatura. Como es lógico. ¿Qué es eso de declarar la objeción de conciencia siempre que una ley no nos guste y basada exclusivamente en un hipotético derecho a desobedecer la norma impunemente? Eso es confundir la objeción de conciencia con la delincuencia.

Como conclusión de este episodio que parece de cabaret, me he quedado pensando si es justo que los políticos adopten medidas manifiestamente absurdas sólo con ánimo de boicotear las decisiones de otras instancias, hagan perder el tiempo a todo el mundo, mantengan paralizadas las instituciones sólo para irse de rositas, sin afrontar responsabilidad alguna por un fiasco que ha tenido unos costos considerables en la Comunidad valenciana, desde las tareas de organizar la oposición al atropello hasta la decisión del TSJV .

¿Por qué no subasta el Curita sus trajes para compensar con el importe a la Administración autonómica por los gastos absurdos en que incurre a causa de sus delirios?

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 15 de juliol del 2009

Hoy, día grande para el PP.

Hoy se reúne el Consejo de Política Fiscal y Financiera para considerar el nuevo modelo de financiación autonómica propuesto por el Gobierno. Y hoy se sabrá qué votan las autonomías gobernadas por el PP: si a favor, en contra o se abstienen. Porque ayer no habían conseguido cerrar una actitud común. Por eso, el señor Rajoy, siempre tan claro y contundente, les recomendó que miraran sobre todo por los "intereses de sus comunidades" que es como no decir nada pretendiendo que parezca algo. No va a pedir a sus huestes que voten en contra de los intereses de las comunidades que gobiernan. Y este hombre, incapaz de forjar un criterio único sobre una propuesta concreta es el que acusa al Gobierno de haber implantado el caos en el sistema de financiación autonómica.

Y hoy también comparece ante el juez el reprentante legal del señor Camps en la causa que se le sigue por un supuesto cohecho. El presidente de la Generalitat valenciana rehúye acudir en persona a declarar siguiendo su ya inveterada táctica de decir a voz en grito que está deseando que todo se aclare y poder hacerlo ante los organismos adecuados y maniobrar después para que no haya declaraciones, causa ni proceso, para impugnarlo, para evitar que siga y, así, no declarar. A estas alturas, la actitud del señor Camps, que, en la medida en que cabe colegir algo dado su mutismo, consiste en seguir negando que nadie le pagara los famosos trajes, choca con las apabullantes pruebas que aduce el juez instructor de que, en efecto, fueron otros quienes pagaron las prendas. En concreto la empresa del Bigotes, Orange Market, directamente implicada en la trama Gürtel. Esta circunstancia es la que lleva a quienes apoyan a Camps (el diario El Mundo, por ejemplo) a argumentar que se trata de un acto impropio menor y que, en consecuencia, procede el archivo de la causa, es decir, una decisión política.

Tiene gracia que la explicación y justificación de un mismo hecho sea a la vez que no se cometió y que se cometió pero que carece de importancia. Demuestra el estado de delicuescencia en que se encuentra el antaño robusto frente judicial del PP, dirigido por el desvanecido señor Trillo. Pero no tiene ninguna que un proceso judicial pueda zanjarse mediante una decisión política para salvar la cara a un presidente al que han pillado en actos y tejemanejes vergonzosos y merced a la amistad que lo une con el presidente del tribunal así como a la fraterna orientación política del acusado y los magistrados. Si ese archivo se produce (y en ello fía el señor Camps sus posibilidades) tiene toda la pinta de ser una decisión injusta a sabiendas, o sea, una prevaricación.

Porque la cuestión no es solamente la de los trajes, aunque el juez instructor haya pretendido delimitarla a ellos deliberadamente. La cuestión tiene otras dos vertientes que dan la medida de la gravedad de este caso: de un lado la mentira continuada del señor Camps quien no solamente sigue afirmando que se pagó unos trajes que no pagó sino que llegó asimismo a sostener que no conocía al Bigotes a quien, según se supo después, "quería un huevo". Un presidente no puede mentir de esa manera y seguir siendo presidente.

De otro lado, la vinculación entre los famosos trajes y la trama Gürtel. Es literalmente absurdo pretender que los obsequios de trajes y otros "detalles" a la cónyuge del Curita no tienen nada que ver con la tupida red de adjudicaciones impropias de las que la trama de estos presuntos delincuentes estuvo viviendo durante años y causando por tanto un quebranto considerable al Hacienda pública y a la vida del país en su conjunto.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 12 de juliol del 2009

Los chanchullos del Curita y el Bigotes.

Hace ya unos días que Palinuro colgó una entrada preguntándose si en el asunto de los trajes que el Bigotes regaló al Curita sólo había trajes, titulada ¿Sólo son trajes?, maliciándose que los regalos de los ternos al presidente de la Generalitat ocultaban asuntos de mayor envergadura y que el señor Camps le echaba morro al asunto y no dimitía a pesar de haber mentido cada vez que le han preguntado por ello porque así creía ocultar esos otros asuntos delictivos y de mayor enjundia.

En el auto en que convoca al Curita, el juez Flors infiere por su cuenta que los regalos del Bigotes no tienen contraprestación evidente con lo que no serían cohecho en sentido estricto. Pero es que sí lo son. La misma Generalitat, en un informe, reconoce que otorgó contratos a la firma del Bigotes por millones de euros, una pasta gansa, adjudicándolos a dedo por el procedimiento de fraccionarlos para que estuvieran todos por debajo de los 12.000 y fueran de libre adjudicación. Y "libre" quería decir, del Bigotes. Luego, el Bigotes regalaba trajes a medida y bastante caros al Curita pero no porque estuviera agradecido por los tropecientos contratos por millones de euros sino porque le gusta jugar a Beau Brummel y quiere darse el gustazo de contemplar la elegancia, sobre todo la financiada por él paseando por el palau de la Generalitat.

Quienes dicen que en los trajes sólo hay trajes, entre ellos según parece los tres jueces muy favorables al Curita, sostienen que los regalos a las autoridades son frecuentes y usuales en nuestro sistema latino y mediterráneo de regalo al cacique, que es, si acaso, cuestión de mal gusto, pero una pequeñez, una fruslería, algo que no puede tenerse en cuenta. Esta misma gente dirá que la adjudicación de docenas de contratos por debajo de los 12.000 euros es perfectamente legal y hasta, si se apura, aleatoria. Ha querido el destino que sea así y no hay más que hablar.

La estrategia del PP es salvar al Curita a base de torticerías procesales (cuando éste dice que arde en deseos de aclararlo todo pero luego rehúye el bujlto, manda a su abogado y trata de paralizar la causa como sea) y en la esperanza de que la intensa amistad entre el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia y el mismo Curita, así como la orientación política conservadora de los otros dos magistrados permita dar carpetazo al asunto. Una estrategia que está peligrosamente cerca de la prevaricación y que, de producirse, dará lugar a un escándalo mayúsculo. Porque a estas alturas, después de infinitas mentiras y jeremiadas del Curita, a cualquiera se alcanza, excluido el juez de instrucción, que hay un lazo causal entre los contratos de la Generalitat y los ternos de sus barandas, pagados por la misma empresa que recibía los contratos y que el quebranto de esta estafa para la Hacienda Pública basado en el fraude de ley del troceamiento de las adjudicaciones es considerable.

Nada de una fruslería; un cohecho como un piano (presunto, por supuesto) y por el cual no solamente Camps tendría que haber dimitido ya sino que media docena de los responsables tendría que estar en la cárcel. Preventivamente, desde luego.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 10 de juliol del 2009

Unos trajes que todo lo pueden.

La situación creada en el país por los famosos trajes del presunto cohechador señor Camps tiene ribetes kafkianos. La prensa trata todos los días del asunto, y casi parece que no hubiera otros, con lo que no andaremos lejos de que algún ilustrado diga que estamos ante un "delito mediático", forma habitual que hoy toma la imperecedera tendencia del ser humano a matar al mensajero: no hay delito, hombre, se lo digo yo. Lo que pasa es que vivimos en la época del reinado indiscutible de los medios y la realidad es la que estos definen. Mucha gente ilustre ha puesto su nombre debajo de alguna majadería de este jaez. Porque por supuesto que hay otros asuntos y por supuesto que los medios los tratan. Basta con hojear cualquier diario impreso o navear por uno en línea. Lo que sucede es que esos otros asuntos son irrelevantes, que han perdido interés. ¿A quién interesa si Micheletti parlamenta con Zelaya, si China masacra a los uigures, si se consigue disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, si UPyD se rompe o no, si el cine sale de su atonía, mientras pueda enterarse de qué nueva treta se le ha ocurrido al Curita para esquivar a los tribunales, que es a lo que está dedicado? Así que menos lobos porque somos nosotros, los consumidores de información quienes definimos la realidad. Somos los clientes y mandamos: queremos saber en qué queda el culebrón del Curita y los medios están para satisfacer ese deseo.

¿Qué hace el PP? Concentrar sus energías en la defensa del señor Camps. Sostiene la señora De Cospedal que ellos están "a lo que digan los jueces" pero acto seguido le dicen a los jueces lo que tienen que decir: aquí, mire Vd., no hay delito. Una falta en todo caso pero delito... ¡quiá, hombre, con lo honrado que es nuestro Camps! Si lo sabréis vosotros, los jueces, que o sois amigos suyos o comulgáis con sus ideas políticas. En realidad es asombroso que exista una acusación así. Es más, el señor Basagoiti que habla muy claro, sin duda por su condición de vasco, sostiene que es una "gilipollez", concepto jurídico de notable contundencia.

Hasta la fecha, la persona que ha formulado este frente defensivo del PP de aquí-no-hay-delito ha sido la señora Rita Barberá, popular y dicharachera alcaldesa de Valencia, para quien los trajes del Curita son como las anchoas de Bambi y lo que hay que hacer es reformar el código penal para quitar este delito-gilipollez y dejarlo como una patena. Los españoles miran poco hacia fuera y por eso seguramente nadie le haya dicho a esta señora que eso es lo que hace Berlusconi en Italia: reformar la ley para no ir a prisión. Nadie tampoco ha explicado a Berlusconi en sus noches locas ni a la señora Barberá en las suyas castas que el Estado de derecho consiste precisamente en que hasta el Estado se somete a la ley y no al revés y que si es al revés no hay Estado de derecho sino tiranía.

En fin, no hay que descuidarse. La justicia ya da muestras de flaquear. El juez instructor, señor Flors, decide por su cuenta que los trajes del Curita no son cohecho en sentido propio porque no hay conexión entre los regalos y las adjudicaciones de contratos de la Generalitat. Por supuesto, ni la habrá si el mismo juez se niega a tomar declaración a los responsables de las empresas que hicieron los regalos y son las mismas que recibieron las adjudicaciones. Elemental, querido Watson, blanco y con asas. Pues el señor Flors dice que no hay pruebas. Y literalmente llueven. Por eso pide el PSOE que se llame a declarar, entre otros, al Bigotes, el que hizo los regalos y a quien el Curita "quiere un huevo". Porque el Curita puede querer un huevo a quien se le cante el otro, pero el presidente de la Generalitat no.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 de juliol del 2009

El morro del Curita.

El presunto cohecho del señor Camps con los trajes del Bigotes tiene varias facetas a las que los medios llevan un par de días sacando verdadero brillo. El concepto de responsabilidad política ha quedado hecho añicos, supeditado al de la penal. Los destinos del PP, uncido éste al del presidente de la Generalitat valenciana son cada vez más oscuros. Los amigos del personaje chapotean en la extravagancia, como la señora Barberá, que saca a colación unas anchoas para hacer tragable ese gesto ridículo, propio de mafiosi de campanario del regalo de los ternos. La crónica institucional se convierte en una serie de cábalas sobre cuánto podrá aguantar el señor Camps, imputado y procesado. La política es un rifirrafe continuo entre partidarios y detractores del Curita y, en el fondo, nadie entiende cómo es posible que el tal Curita no se haya ido ya a su casa.

Y, sin embargo, la respuesta es sencilla: porque tiene un morro que se lo pisa. Ese es el rasgo definitorio esencial del señor Camps: el morro. Dijo en público que él se pagaba sus trajes. Pero no lo ha probado, en tanto que el juez acumula pruebas de que los trajes los pagó su beneficiado el Bigotes. Luego, mientras no demuestre lo contrario, el señor Camps ha mentido a la opinión pública y ha mentido al juez. Eso es el morro: mantener la figura entre el ludibrio y la crítica generalizados.

Dijo que estaba deseando poder declarar en la sede adecuada, en donde resplandecería la verdad. Llegó el momento, fue a declarar y lo único que resplandeció fue el morro que tiene porque de la declaración ante el juez salió tan presuntamente cohechador como había entrado. Con posterioridad, ante la concreción de las imputaciones judiciales y la apertura del juicio oral, sostiene el señor Camps que "está muy contento" porque ya queda menos para que se sepa la verdad. En el fondo la verdad parece saberse ya: el señor Camps recibió los trajes, no los pagó y lleva tres meses mintiendo con un morro descomunal.

El morro es la enseñanza política fundamental que el señor Camps puede aportar a las generaciones siguientes: no importa de qué te acusen, ni siquiera qué margen de defensa tengas: lo importante es que mientas y le eches mucho morro. El morro desconcierta a la gente y, sobre todo, altera el normal funcionamiento de la democracia como intercambio razonado de pareceres. Es imposible intercambar parecer alguno, razonado o no razonado, con quien confía toda su estrategia al morro.

¿O no es morro intentar que el resultado de las pasadas elecciones europeas se entienda como una exoneración de sus responsabilidades penales?

Aunque existan más que fundadas sospechas sobre la neutralidad de la justicia en este caso, por cuanto los magistrados son todos de la cuerda política del Curita cuando no sus amigos íntimos, ese proceso debe seguir hasta el final y ampliarse a las indagaciones solicitadas por los socialistas relativas a todas las contrataciones de la Generalitat valenciana con la trama de empresas del Bigotes. Pero algo ha quedado ya claro: el morro del Curita, un morro descomunal, fabuloso, arrasador; un morro que le permite mentir, seguir mintiendo, volver a mentir sin que se le borre ese gesto falsamente modesto, mínimo y humilde, resignado y sacrifical.

Un morro que hará historia.

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

dimarts, 7 de juliol del 2009

¿Son sólo trajes?

Una de las líneas de defensa del PP en lo atinente al procesamiento del señor Camps es que éste no va a meterse en líos por una fruslería como unos trajes. Es lo que dice el señor Rajoy, en lo que viene ya dando a entender que, al ser de poca monta, el delito no debe tener consecuencias políticas. Contra esa interpretación se ha precavido el juez en su auto de apertura del juicio oral al decir: "Aunque el precio de esas prenda pudiera parecer a alguien escaso o aun ridículo en comparación con la magnitud de la función desempeñada por alguna de las personas obsequiadas, esa circunstancia no es excluyente del desvalor de su acción objetivamente considerada." (No sigo porque tengo que copiarlo ya que la administración de justicia en España, me temo, escribe con máquinas de escribir antiguas, lo que obliga a colgar el documento en la red en PDF sin que pueda hacerse copypaste salvo como imagen o con un programa que reconvierta el PDF en Word. Un atraso, vaya, pero el texto es muy bueno y merece la pena).

En todo caso el señor Camps está ya mucho más allá de lo que el decoro democrático puede permitir en un gobernante. Si estos, como han hecho otros en su partido, deben dimitir para no contaminar su gestión con sus problemas personales, el señor Camps debiera estar en su casa hace meses. En lugar de eso mantiene un espectáculo que suspende el ánimo y maravilla los sentidos: el mismo personaje que decía que estaba deseando aclararlo todo en el foro adecuado y sede judicial se obstina en no aclarar nada y en que no hay foro. Ahora vuelve a recurrir, como hizo antes, en petición de sobreseimiento del caso. Está claro que, si no hay caso, no hay foro y, si no hay foro, nos quedamos sin esas aclaraciones que tan fervorosamente quiere administrar el señor Camps. Mala pata.

Ciertamente, el PP es muy libre de actuar como mejor entienda. Y, al parecer, entiende que debe defender al señor Camps hasta el suicidio colectivo. La señora De Cospedal ha salido brava a defender la presunción de inocencia del señor Camps, que es algo absurdo de hacer porque la presunción de inocencia no necesita defensa. Lo que se defiende es la inocencia del señor Camps y eso es ya mucho defender. Tanto que la actitud de todos, los implicados, sus jefes y subordinados, los órganos del partido parece dar a entender que, en efecto, no es cosa de que el muy honorable presidente se haya pringado por unos trajes cuando las adjudicaciones se valoran en millones de euros. ¿Se acuerdan de los últimos momentos de Harry Luck (Brad Dexter) en Los siete magníficos que, muriendo en brazos de Chris Adams (Yul Brynner) todavía le pregunta por el tesoro oculto del que han ido apropiarse? Aquí es lo mismo: lo de menos son los trajes del Curita. Porque si hay algo más que trajes va a armarse un Sodoma y Gomorra y si la cosa queda en los trajes, lo grave no son estos sino el hecho de que el máximo representante de los valencianos mienta con tanto aplomo.

Por cierto la transcripción de la conversación telefónica del Bigotes y Paco Gürtel es la monda lironda. ¡Qué estilazo vallinclanesco tienen los dos presuntos rufianes! Y eso que el Bigotes está tan nervioso que dice a gritos que tiene cosas que hablar pero no puede hacerlo por teléfono; y luego largan y largan y largan. El ex-alcalde de Boadilla del Monte queda guapo. El Albondiguilla lo llaman. El Bigotes, el Albondiguilla, el Curita. De verdad ¿qué Valle Inclán? Carlos Arniches.

Y la cuestión verdaderamente molesta: ¿nadie más está pringado?

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 6 de juliol del 2009

Al Curita lo viste el Bigotes.

Todo cuanto tiene que ver con este melifluo personaje, Camps, parece de teatro del absurdo. El presidente calvo, en lugar de La cantante calva. "Por supuesto que me pago mis trajes" aseveraba hace unas semanas con su voz de falsete en Madrid. "Todo esto acabará pronto", decía en Valencia días después en una festividad, compungido y con gesto resignado, como un San Esteban a punto de lapidación, "y, si Dios quiere, acabará bien". Parece que Dios tiene cosas más importantes que hacer que velar por quienes se visten por el morro en su santo nombre. Así que la policía ha acabado aportando pruebas más que de sobra de cómo a Camps le pagó los trajes la trama corrupta. Falta saber si el juez las dará por buenas. Si lo hace y demuestran en efecto la culpabilidad del señor Camps esté habrá quedado no solamente como un corrupto que acepta cohechos sino como un embustero sin límites. Él y la cuadrilla de mangantes que hayan aceptado las dádivas de los beneficiarios de adjudicaciones fraudulentas.

Lo que la instrucción del juez Flors está poniendo al descubierto, caso de comprobarse después en la correspondiente vista oral que promete ser un espectáculo, es una tupida red de sinvergüenzas, algunos cargos del PP y otros en los aledaños, pero todos llenándose los bolsillos con dineros estafados a los contribuyentes.

Alguien me decía el otro día que le daba pena el señor Rajoy por la que se le viene encima con Camps y Bárcenas. A mí no me da ninguna. Su táctica convencionalmente gallega de dejar que el tiempo cure las heridas está revelándose muy desafortunada porque lo único que está haciendo el tiempo es exponerlas a la luz del sol con sus purulencias. Si el señor Camps y resto del camerino hubieran dimitido a tiempo, las revelaciones de sus presuntos sórdidos tejemanejes, no hubieran alcanzado los cuatro rincones de la tierra en cada uno de los cuales la gente se pregunta maravillada cómo se puede mantener en un cargo público a este Beau Brummel de chicha y nabo. Según se dice, el señor Rajoy está pagando el favor que le hizo el señor Camps al apoyarlo para la presidencia del PP. A estas alturas ese apoyo está ya amortizado y toda tardanza en exigir al señor Camps la dimisión será suicida.

Pero quien debe extraer las consecuencias pertinentes es el electorado valenciano que no hace muchas fechas votaba abrumadoramente a favor del señor Camps y del señor Fabra, el que ponía a su vez la mano en el fuego por su jefe y también apoyado por el señor Rajoy que lo considera un "ciudadano ejemplar" a pesar de que (o quizá precisamente por eso) se le imputan varios delitos. El electorado de derechas, lo hemos comprobado, tiene amplias tragaderas, pero convendrá que recapacite sobre el sentido de elevar a los cargos públicos a personas en trámites procesales, acusadas de diversas faltas y delitos. La verdad, mear hacia el cielo ha sido siempre bastante estúpido.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 20 d’abril del 2009

El de los trajes y su amigo el juez.

Parece que el señor Camps, presidente de la Generalitat valenciana, será imputado en el caso Gürtel y, siendo aforado, su caso se verá en el Tribunal Superior de Justicia del País Valenciano. El presidente de dicho tribunal, señor Juan Luis de la Rúa, es amigo íntimo del señor Camps, según expresa afirmación del interesado y consecuentes y reiteradas manifestaciones de palabra y hecho del propio señor de la Rúa. Es de esperar que el señor de la Rúa anuncie ipso facto que se inhibe en todo lo que tenga judicialmente que ver con el señor Camps. De no ser así es asimismo de esperar que el Fiscal General del Estado actúe de oficio y con la máxima prontitud para evitar un craso atentado contra la justicia. De lo contrario, resultará que tenemos un Fiscal General del Estado parlanchín pero poco escrupuloso en la defensa de la legalidad.

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

diumenge, 15 de març del 2009

Quinientos euros.

Ya han aparecido. Ya están a la vista (es un decir) los símbolos mismos de la corrupción; los verdaderos iconos de los negocios fraudulentos, el lavado de dinero, la trata de esto y de lo otro; los testigos mudos de los tejemanejes de tramas corruptas con administraciones públicas venales, sobornables, prevaricadoras; los papeles que flotan sobre estafas y fraudes sin cuento; ya están en la prensa las pruebas de los pelotazos, el saqueo de las arcas públicas, el choriceo a mansalva, ya han aparecido... ¡los billetes de 500 euros!, los famosos Bin Ladens porque nadie los ha visto pero que, según dicen las autoridades monetarias europeas, circulan a mansalva por España hasta el fabuloso importe del sesenta por ciento del total de los impresos en la zona euro. Por favor, piénsese por un instante: el sesenta por ciento del total de billetes de 500 euros en una zona en la que figuran países como Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica, etc. No sé a los amables lectores pero a mí me da vueltas la cabeza.

Y resulta que parte de esa pastizara, según dice el sastrecillo valiente a El País, la manejaban con total soltura el bigotes y sus coleguis entre los que también habrá que contar al albondiguilla. Y ya irán saliendo más alias. Entre tanto el relato que hace el citado periódico el día de hoy en una crónica titulada Orange Market: asalto a la Generalitat pone la carne de gallina. Yo no sé si ante estos dos testimonios, el del sastre y la crónica las cosas pueden seguir como hasta la fecha ni un minuto más. Si el señor Camps, más conocido como Beau Brummel, puede seguir diciendo que él se paga sus trajes sin aportar prueba alguna; si el PP puede seguir arropando a esta pandilla de presuntos mangantes que, de ser cierto lo que cuenta el periódico, llevan años parasitando a la Comunidad Autónoma Valenciana, enchufando a sus amigos y parientes en donde les da la gana, defraudando a las arcas públicas cantidades millonarias.

Y cuando digo que no lo sé es que realmente no lo sé. Por otro lado se me alcanza que el PP muy probablemente tiene atorados los mecanismos de reacción dado que tampoco saben sus dirigentes -especialmente el infeliz señor Rajoy que parece tener que administrar una herencia verdaderamente apestosa- hasta dónde está implicada en la trama delictiva su estructura nacional; qué sabe y qué no sabe el señor Bárcenas, tesorero del partido.

A propósito y dado que el momento feliz de prosperidad de la trama del señor de la gomina fueron los tiempos del segundo Gobierno del señor Aznar, ¿es muy disparatado pensar que su decisión de abandonar el poder a los ocho años quizá tenga alguna relación con lo que pudiera saber sobre los negocios de la trama y sus aledaños, los clubes, clanes, peñas y otras formas de organización? Al fin y al cabo, cuando el señor Rajoy decide cortar las relaciones entre el PP nacional y la trama en 2004, recién llegado a la Presidencia, las turbias actividades de aquella ya eran de dominio común en el partido.

Así que volviendo a mi razonamiento: si lo que se relata en esa abrumadora pieza periodística de El País es cierto, ¿no está la Comunidad Valenciana en una situación de emergencia que autorizaría que quizá las Cortes tomaran una decisión excepcional? ¿No sería cuestión de que el señor Camps dimitiera a toda mecha y se nombrara una comisión gestora interina?

Dicho sea de paso, dado el cariz que está tomando el asunto de los espías madrileños, yo haría lo mismo con la Mata Hari del Avapiés.

(La imagen es una foto de Guesus, bajo licencia de Creative Commons).