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dilluns, 28 de març del 2016

A seguir mareando la perdiz

Ignoro hasta qué punto es cierta la información de El País, según la cual Los ‘errejonistas’ reprueban las formas de Iglesias con el PSOE. Y lo ignoro porque, en contra de sus soflamas de transparencia, información, aires nuevos, etc, Podemos es un partido tan hermético, reacio a dar información y proclive a mentir sobre su situación interna como todos los demás. A quien hace apenas diez días se le ocurriera decir que había lío interno en el partido morado le saltaban encima hordas de fanáticos llamándolo de todo. Comportamientos tan viejos y aburridos como los de las sectas de los derviches que, si se explican cuando los sectarios son jóvenes, resultan patéticos cuando son entrados en años. De ser cierta la información de El País no tengo más remedio que aplaudir el punto de vista de Errejón por creer, en parte como él, que es absurdo y un error decir que se busca una alianza de gobierno (o de lo que sea) con un partido al que se insulta, se difama y se criminaliza.

Sin embargo, me separaría de la interpretación errejónica en el calificativo empleado y que solo puedo atribuir a un exceso de buena fe por parte del segundo a bordo. No creo que esa contradicción de pretender una alianza con alguien a quien se difama sea solo un error. Creo que es algo deliberado: se trata de simular que se busca una alianza al tiempo que se hace imposible a base de desplantes e insultos con el fin de que haya una ruptura pero que no parezca producida por el insultador. El origen de este burdo maquiavelismo está en la influencia que Anguita y su delirio del sorpasso ejercen sobre Podemos y que llevará a este a la destrucción, como llevó a IU. Si alguien lo duda, que explique cómo puede decir Iglesias que Anguita es su referente intelectual. Anguita. Intelectual. Dicho se está todo.

Palinuro ya analizó ayer esa situación de "debilidad" de los partidos, aunque con otro nombre. Sobre todo en los de la izquierda (la izquierda cavilosa), así que aquí bastará con dos o tres precisiones más. La repetición de elecciones será un desastre para los partidos de izquierda pero, para Podemos, será un suicidio.  Es muy poco probable que las "confluencias" vuelvan al carné de baile con Podemos en Galicia o Valencia y en Barcelona, la alcaldesa, que cada vez se parece más a la ogresa de Hansel y Gretel, los fagocitará a todos en su nuevo partido para su mayor gloria. Pero lo que más amenaza los destinos de Podemos es la repetición en su seno del síndrome fraccionalista de IU a cargo de las cohortes de tránsfugas y espabilados de aquella federación que abandonaron el barco a la deriva para asegurarse un buen puesto en la flamante opción ganadora que ya no es flamante, no será ganadora y puede que ni opción. 

Como suele suceder en España, es posible que el partido morado sortee este aciago destino, no por sus méritos, sino por los deméritos ajenos, no por sus virtudes sino por los vicios de los demás. El PSOE en concreto parece aun más decidido a hacerse el harakiri que su posible socio. Pedro Sánchez, el hombre de Rubalcaba en la dirección, no tiene un  solo acierto ni cuando es físicamente imposible equivocarse. Aun así podría decir algo que sonara a una izquierda verosímil siempre que el auditorio ponga buena voluntad. Pero si, como parece que está fraguándose, le riñe el puesto Susana Díaz, a quien nadie se toma en serio fuera de Andalucía, no se me alcanza cómo conseguirá el PSOE obtener algún voto al norte de Despeñaperros. Porque ya fastidia que Sánchez venga envuelto en la bandera borbónica dando gritos de "¡más España!" y no reconociendo un miserable derecho de autodeterminación a los catalanes. Pero se ponen los pelos de punta cuando se piensa que a esto puede añadirse la figura de esta señora portando en andas la figura del Cristo del camino pino o aplaudiendo a algún diestro con una oreja sangrienta de toro en cada mano.

Añádase a ello la reaparición de Rubalcaba, el hombre cuya actitud reaccionaria, centralista y monárquica llevó al PSOE a su mayor derrota electoral en la segunda restauración. Reaparición que señala ya la hoja de ruta de la entrega del PSOE a la derecha neofranquista: la gran coalición bajo mando del Sobresueldos. 

Todo por la patria.

dimecres, 23 de març del 2016

Quizá no sean idiotas, pero lo parecen

¿Cómo que no pueden reunirse por cuestión de agendas? ¿Cómo que aplazan las conversaciones a la vuelta de la semana de Pascua? ¿Cómo que van a hablar por teléfono para concertar una cita?

Estos tipos ¿de qué van? ¿En dónde creen que están? ¿Cómo entienden su trabajo? ¿En qué concepto tienen a la gente que los ha votado?

El país esquilmado durante cuatro años por una banda de ladrones; el Parlamento burlado durante toda la legislatura por un gobierno de prepotentes y escarnecido ahora por ese mismo gobierno convertido en un manojo de tiranos fuera de la ley; los abusos de esta partida de mangantes a pleno trapo; todos los problemas pendientes de solución; la gente pasándolo mal; las leyes inicuas en funcionamiento, negando derechos, reprimiendo, tratando a los ciudadanos como súbditos. Y estos dos no encuentran un momento para sentarse a hablar y acordar un modus operandi absolutamente urgente e imprescindible para poner fin a esta denigrante situación de un país gobernado por un personaje sin categoría intelectual ni altura moral para hacerlo.

¿Qué se han creído? ¿Quién los asesora? ¿Cómo no se les cae la cara de vergüenza de irse de vacaciones dejando el país empantanado?

Antes de seguir con mis consideraciones, una propuesta que no prosperará (aunque debiera) porque tendrían que aprobarla los mismos contra quienes va dirigida: si hay que hacer elecciones nuevas, propongo que ninguno de los inútiles elegidos en las anteriores pueda presentarse: que se les prive del derecho de sufragio pasivo por su manifiesta falta de sentido de la responsabilidad, por su estúpida frivolidad, su egotismo y su incapacidad.

Como todos los tontos, estos dos piensan que los demás somos como ellos y no nos damos cuenta de sus triquiñuelas y pretextos. Creen que nos engañan, que no adivinamos los motivos de sus actos, de sus jugarretas de escasos vuelos. Piensan que mintiendo sobre sus intenciones nos quedaremos sin saber quién fue responsable último del desastre que puede vivirse en cualquier momento.

Sánchez se escuda en Rivera y C's para no aliarse con Podemos, como si fuera un impedimento objetivo, insalvable, intocable y no algo que puede replantearse como todo en la vida. Igualmente se niega a admitir ni la sombra de un referéndum en Cataluña que hasta él, en sus muy escasas luces, debe saber que habrá de realizarse, le guste o no. Y con esas dos líneas rojas quiere arrancar el voto favorable de Podemos o, cuando menos, su abstención. De ser lo último, necesitaría más votos favorables y/o abstenciones . Su juego es tan elemental que da vergüenza: si Podemos se abstiene, él será presidente del gobierno, que es lo que quiere. Si Podemos no se abstiene, habrá elecciones nuevas y él aparecerá como quien ha intentado evitarlas a toda costa, lo cual es falso.

Iglesias no sale mejor parado. Dice querer sentarse a negociar después de haberse levantado airada y, sin gran duda, justamente, pero no está dispuesto a admitir la compañía de Ciudadanos. Y eso antes de averiguar a qué acuerdos concretos pueda llegarse incluso estando Ciudadanos. Otro que piensa que los demás somos estúpidos y nos dejamos engañar con una mera excusa. ¿Por qué no sentarse a negociar y explorar hasta dónde puede llegar un pacto con el PSOE?  Para no verse obligado a cerrarlo, con lo cual no serían necesarias elecciones nuevas que, en el fondo, es lo que realmente pretende pues el viejo sueño comunista y de IU alienta en su propósito: lo primero, según ordena micer Anguita, destruir al PSOE. Luego ya se verá. 

A ninguno de los dos le importa un higo la gente. Si le importara, se sentarían a hablar ya, sin mentir más sobre las agendas, o lo harían el jueves, o el viernes o el sábado llamado "santo" (cuando se legalizó al Partido Comunista en 1977) o el domingo también llamado "de Resurrección". 

Una vez más queda en evidencia que en España el proceso de selección de los políticos sigue un criterio negativo: se selecciona a los más inútiles.

dilluns, 21 de març del 2016

Oligarquía y obsesión

Vamos a hablar en román paladino. La fulminante destitución de Sergio Pascual en Podemos tiene varias interpretaciones, como siempre sucede con estas crisis en organizaciones políticas. Forma parte de la rígida liturgia de toda organización hecha de obediencia al mando, lealtades interesadas y jerarquía pues, como sabemos, su naturaleza es siempre oligárquica. Toda oligarquía se mantiene con una estricta unidad de grupo y quien se aparta de ella es arrojado a las tinieblas exteriores con la inevitabilidad con que los organismos vivos excretan los cuerpos que no pueden asimilar. Podemos no es una excepción a la ley de Michels y, de serlo, no por la teoría asamblearia y democrática que predica, sino por la práctica autoritaria y jerárquica que ostenta.

La destitución de Sergio Pascual es resultado de las tensiones en el interior de la organización que traducen luchas por áreas de influencia, ascensos y descensos, consolidación de posiciones de poder, avances y retrocesos de banderías. Son intrigas entre bambalinas generalmente confusas y carentes de interés porque responden a peleas y rencillas entre gentes de poca monta, que normalmente no trascienden al conocimiento de las bases a quienes se predica siempre el carácter abierto y ultrademocrático de las decisiones que se toman igual que a los pobres de espíritu las bienaventuranzas.

En realidad, la destitución, según parece, trata de zanjar un contencioso entre dos bandos en el seno del partido. De un lado están quienes quieren llegar a un acuerdo con el PSOE, pactar con él bien una abstención o un voto favorable a la investidura de Sánchez para posibilitar la expulsión de Rajoy y del PP, como Errejón y los suyos. De otro, quienes se niegan a todo acuerdo con los socialistas y pretenden forzar nuevas elecciones porque piensan que de ese modo, podrán finalmente acabar con el PSOE y ocupar su lugar como referente hegemónico de la izquierda. El precio por pagar de que siga gobernando el PP les parece asumible. El adalidad de esa actitud, según parece, es Pablo Iglesias.

El país revienta de sondeos que pretenden adelantar cuál sería el resultado de dichas elecciones y, según quién las encargue y sufrague, los vaticinios difieren. Entre ellos es razonable uno que Palinuro da por muy probable: un batacazo considerable de Podemos que no solamente no hará realidad el anhelado sorpasso del PSOE, sino que quedará en una posición muy maltrecha.

Tres argumentos cabe aducir a favor de este pronóstico: 1º) la valoración de Pablo Iglesias y, en general, de Podemos, han caído en picado con las intervenciones parlamentarias de sus gentes, frisando entre lo patético y lo agresivo; 2º) es muy poco probable que la organización repita los niveles de apoyo obtenidos por las confluencias periféricas y menos probable aun que las mismas confluencias se repitan; 3º) la fuerza de las dos opciones que han mostrado capacidad de pacto, PSOE y C’s, aumentará notablemente por relación a quienes como Podemos y el PP, aparecerán como responsables de la repetición de elecciones por su intransigencia.

Resulta sorprendente cómo los estrategas de Podemos no ven estos peligros o, si los ven, no aquilatan sus consecuencias y corren al abismo de unas elecciones que van a enterrarlos. Para explicar esta incongruencia tengo dos hipótesis que, en el fondo, confluyen en una: 1ª) el sector anguitista de IU –todo él presionando a Podemos desde dentro- y el propio Anguita propugnan esta fórmula insistentemente. La razón es sencilla: Anguita sabe que es su última oportunidad. O consigue ahora el sorpasso o ya tendrá que retirarse definitivamente a saborear las otoñales mieles de la jubilación, que tanto le fastidian, aunque diga lo contrario; 2ª) Iglesias sabe que en un gobierno del PSOE, a él le quedaría reservado un papel de segundón o quizá ni eso, sino el del líder de la oposición, algo que no satisface su narcisismo desaforado. Ambas obsesiones confluyen en una, en efecto, la de dar algo de cuerpo a una izquierda llamada transformadora que en cuarenta años cuarenta no ha transformado absolutamente nada en España y seguirá sin hacerlo.

Visto lo visto, por lo tanto, Podemos apostará por elecciones nuevas aun a sabiendas de que, con ello ocasionará dos graves problemas para la gobernación e, incluso, la supervivencia de España: 1º) mantendrá con vida el gobierno antidemocrático y antipopular del PP no solo durante el interregno hasta las elecciones, sino que estas pueden darle una nueva victoria que lo perpetúe; 2º) sostendrá la situación de incertidumbre y desgobierno en España, haciendo imposible que durante meses y meses el Estado pueda articular una respuesta política al independentismo catalán. Palinuro, que simpatiza con este, por verlo regeneracionista y republicano, se felicita por ello, pero en gentes como las de Podemos, en el fondo nacionalistas españoles al uso, esta actitud parece perfectamente estúpida.

dijous, 17 de març del 2016

Sin ideas, sin principios, sin moral

Quien hace una semana dijera que había una crisis en Podemos se echaba encima una legión de fanáticos enfurecidos, true believers, dogmáticos cerrados insultándole y acusándole de todos los pecados y vicios: envidioso, inútil, vendido, canalla, la sarta habitual de gente no acostumbrada a pensar por su cuenta.

Hoy es obvio que en Podemos hay una gresca descomunal, que no la ha fabricado El País ni es invención de ningún enemigo del pueblo, como sostenía el aparato de propaganda de la organización; que no hay una campaña del maligno en contra de esta brava organización de sacrificados luchadores por la patria; que, diga lo que diga su agitprop, no es Podemos la organización más agredida por los medios, sino el PSOE, pues hasta en eso mienten. Aparte del buen trato que dispensan muchos medios a los morados con el fin escasamente oculto de dañar a los socialistas, aquellos cuentan, por lo menos, con un par de digitales y una cadena y media de TV que amparan y ensalzan al partido, difundiendo sus consignas. Mucho más de lo que tiene y tendrá el PSOE. Contabilícense las horas de pantalla de las gentes de Podemos, compárense con las de los socialistas y dígase si lo anterior es o no cierto.

También es obvio que esa gresca no es por cuestión de ideas, conceptos, teorías. De esas cosas, en Podemos no hay. Es una pelea por puestos, sillones, poder; una bronca táctica por el control de la organización; una pelea de fulanismos, de quién está más cerca del líder y goza de su confianza, vaya usted a saber por qué razones, pues por la reflexión teórica ni en sueños. Eso es algo que viene grande al líder y su inmediato entorno, en donde cuesta más encontrar una idea que un pingüino en el Congo. El postulado es elemental: el líder siempre tiene razón, mientras sea el líder, por supuesto y aunque no diga más que cursilerías como esa última defensa epistolar de la belleza.

Es la resurrección del espíritu de IU que, después de haber sido fagocitada por Podemos, resultó demasiado indigesta y ha acabado comiéndose a su fagocitador. Una gran ironía; mutatis mutandis, los versos de Horacio, Graecia capta ferum victorem cepit ("Grecia cautiva, capturó a su vencedor"). Es el estilo cainita de aquella federación que fundó el pomposo Anguita, plena de termitas, dispuestas a comerse todo lo que se construyera. Como están comiéndose a Podemos, en un guirigay más y más incomprensible hecho de egos inflados y vacuos, narcisismos enfermizos, gesticulación, petulancia, charlatanería, humo.

La indigencia teórica de unos y el simulacro especulativo de otros, importado de lejanas tierras, no sirven para nada a la hora de actuar con un mínimo de cordura en el campo de la política práctica cotidiana. Paralizados todos por sus broncas internas son incapaces de aportar soluciones aceptables a los acuciantes problemas de la gente a la que dicen defender y de la que en realidad saben tanto como de los kázaros.

Parece que el resultado de la última bronca entre bolcheviques, neobolcheviques, seudobolcheviques, postbolcheviques y simples bocazas, consiste en no pactar con el PSOE, la vieja neurosis del sorpasso rediviva, como si un aluvión de advenedizos pudiera aniquilar un partido centenario, en el que hay de todo, mucho malo y mucho bueno, especialmente su militancia. Y sin olvidar que en sus filas, hay experiencia y capacidad de acción, muchas veces puestas al servicio del adversario, como ahora, por desgracia lo está al servicio de la dinastía y de un nacionalismo español más propio de la derecha que de la izquierda.

Verdad es, el viejo PSOE está hecho unos zorros desde el punto de vista de su condición de partido de izquierda, pero los electores lo han puesto en el centro de todas las combinaciones y eso le da una dignidad y una autoridad que los de Podemos no tienen por más que presionen con exigencias fuera de lógica, pensando que los políticos profesionales a los que se enfrentan van a dejarse embarullar por sus peculiares interpretaciones de la realidad electoral y política.

Palinuro, que es de piñón fijo, sigue pensando que el gobierno ideal sería uno de la izquierda (PSOE, Podemos, IU e independentistas catalanes), pero cada vez veo más en globo la posibilidad. Ya no solo dudo de que Podemos sea leal. Ahora dudo hasta de que sea. A secas.

Es suicida: si no hay pacto con el PSOE, habrá elecciones en junio, en donde muy probablemente, saldrá una victoria de este que enterrará las ambiciones de Podemos. Y no será una victoria abrumadora porque también el Partido Socialista, aparece muy afectado por la corrupción en Andalucía. De todas formas para quienes quieran confundirlo todo: el PSOE presenta casos de corrupción que claman al cielo, pero no es un partido intrínsecamente corrupto, como el PP; no es una presunta asociación de malhechores. Si Podemos aparece validando con su voto que siga gobernando Rajoy, no le arriendo la ganancia en las elecciones.

dimecres, 16 de març del 2016

Esa sensación de ridículo...

Tarde Piache. En un alarde de hidalguía castellana, Sánchez va a Cataluña a amansar a los díscolos catalanes mientras Rivera se ríe de ellos en el Congreso de Madrid para demostrar lo catalán que es. Lejos de Sánchez la estólida soberbia del okupa de La Moncloa que lleva años sin dirigir la palabra a nadie en Cataluña que, en el fondo, es "tierra conquistada", como decía su padrone Fraga. Sánchez no es así. Es de la escuela de Salamanca y cree que los catalanes, como los indios de América, tienen alma. Por eso les lleva unos abalorios en forma de trenes, alguna infraestructura y mucho monólogo que él llama diálogo. Su ignorancia de Cataluña es tan enciclopédica que no se ha enterado de que allí solo se puede ir ya a hablar de igual a igual y no de arriba abajo. Ese es el verdadero diálogo. Aeque principaliter lo llama la Iglesia, vieja zorra llena de astucias. Cataluña tiene una hoja de ruta hacia la independencia y, al cabo de ella veremos quién es más independiente, si Cataluña  o España. Por cierto, será interesante saber si Sánchez informará al presidente de los sobresueldos de sus conversaciones con Puigdemont, como manda la corrección democrática. Mientras lo decide, una unidad de vehículos blindados del ejército español ha entrado en Cataluña, sin duda para contribuir al diálogo sanchesco.

Por la gracia de Dios. El gobierno del okupa se declara en rebeldía frente al Parlamento que lo ha nombrado en su legislatura anterior y el Parlamento corre a chivarse al Tribunal Constitucional cuyo presidente fue nombrado por el gobierno. Todo queda en casa, si es de buena familia.  Patxi López, nuevo en el cargo, no se ha leído los papeles todavía y no ha llegado a la parte en que se regula la moción de censura para que el Parlamento, que es un órgano soberano por encima de todos los demás, mande a escardar cebollinos a ese gobierno de pedantes ergotistas. Hace falta ser fascista para decir que en un régimen parlamentario pueda haber un gobierno no sometido a control del Parlamento. Es verdad que este gobierno no es otra cosa que una presunta banda de ladrones. Pero, caramba, no hacía falta quitarle el "presunta" pensando que estaba diciéndose algo jurídicamente sublime. O quizá no sea ignorancia lo de López sino puro pavor, miedo de que si el Parlamento se atreve a interponer la moción de censura (a lo que está obligado, en realidad), la ratita hacendosa de la vicepresidencia muy enojada, le envíe a un charlista (así se definía a sí mismo el periodista García Sanchiz)  de la llamada "gloriosa" a soltarle sofisma tras sofisma. Que no hay nada más cobarde que los representantes populares de izquierda frente a los de la buena estirpe de la derecha.

El motorista de Podemos. A este Sergio Pascual lo han destituido al modo en que el Caudillo desnombraba a sus ministros. Para que no se sulfure la bancada de auténticos creyentes, diremos que el motorista era como los de Jean Cocteau en Orfeo, aunque no haya mucho parecido entre Pascual y Jean Marais. Con este cese fulminante se quiere dar imagen de unidad, armonía y concordia. Podemos no padece el síndrome de IU, aunque esté lleno de gente de IU. Y no padece crisis, pues eso son infundios de los perversos socialistas. Y si la padece, es de crecimiento. Falta estro entre los fieles. Más que de crecimiento podían hablar de metamorfosis. La crisálida ha dado paso a la imago, típico objeto de culto. El partido funciona como un engranaje perfecto. Y la prueba es que, a dos semanas de la fallida investidura de Sánchez, nadie sabe qué pretende hacer, si volver a negociar con el PSOE, apoyar un gobierno de Sánchez o jugársela a una carta, yendo a nuevas elecciones. Resulta simplemente onírico que fulminar a un dirigente del "núcleo duro" y amenazar con exigir "responsabilidades", como si fuera la purga de Benito, sea acercarnos a la palingenesia prometida. Aquí alguien sigue confundiendo la teoría (o sea, la doctrina) con la práctica (o sea, el oportunismo) y, claro, así de lucidas van las cosas.

Blanco es el color. Doña Rita Barberá, todo un carácter así como de sainete, regidora casi perpetua de Valencia, asegura que jamás vio o supo o intuyó o sospechó o se malició, o se coscó, o percibió, o se percató de que en torno suyo todo el mundo pringaba. Nueve de diez concejales investigados o procesados dan para mucho pringe, tanto que al no pringado, si es un ser humano y no el oso Yogui, habría que canonizarlo. Y si es el oso Yogui, también, pues ya le toca.  Pero ella pasó por allí impoluta, sin alterar ese peinado al estilo de la permanent de Victoria Kent. Y llega a Madrid, al Senado, a su trabajo, en definitiva. Pero, cuando va se acreditan docenas de medios para reportear sobre tan insólito evento. Porque ella es una "profesional", dice, pero no dice de qué. Viene encantada porque Rajoy le ha abierto los brazos y la ha blindado a efectos judiciales, prueba de la gran confianza que tiene en su honradez. Pero alguien en el partido le clava un puñal por la espalda, típica traición aleve, envidia carroñera. Le han abierto un expediente informativo y los expedientes, ya se sabe, los carga el diablo. Es pena que la señora no pueda decir eso de "usted no sabe con quién está hablando" porque lo sabe todo el mundo.

dimecres, 9 de març del 2016

Guardaos de los Idus de marzo

A podemos le sale cada vez con más fuerza el alma cainita del comunismo de IU. Se vio venir desde el principio y se les advirtió: alejaos del comunismo que es la fórmula más segura para perder elecciones. Lo hicieron al comienzo y el resultado, bien se recuerda, en las elecciones europeas de mayo de 2014, fue espectacular. Tanto que IU y el Partido Comunista que la controla, pasaron del desprecio al halago. Se habían dado cuenta de que Podemos los fagocitaba, como intentaría después, en diciembre pasado, fagocitar al PSOE.Y lo hicieron. Prácticamente, dejaron a la coalición que fundara Anguita en la raspa. Decenas de camaradas comunistas de toda orientación y condición, se pasaron a Podemos. También se les avisó de que devorar a esa velocidad podría ser difícil y hasta indigesto. Ahora está viéndose claramente; a Podemos le salen los grumos conflictivos de IU que ha ido tragando. Ya hay broncas en su interior prácticamente en todas partes, ya han aparecido las "corrientes críticas", las "oficialistas", las "recontracríticas", los grupos diconformes, los militantes respondones, los que van con los estatutos en la mano, pidiendo expedientes disciplinarios. Ya está Anguita dando pomposas lecciones mientras Iglesias sostiene que es su " referente intelectual", algo verdaderamente pintoresco. Ya están los catalanes montando su PSUC, los cabezas de ratones locales aquí, allá y acullá levantando banderías de "auténticos". Ya están los represaliados represaliando. Las tensiones, iguales como un huevo a otro huevo a las que siempre se han dado en IU, ni siquiera renuevan las formas; son las de siempre. Y el frente de liberación de Judea luchando contra los traidores del frente judío de liberación. La mentalidad comunista imprime carácter. Es absurdo querer ganar las elecciones demostrando ser de un oportunismo y un escepticismo sin límites y cerrarse luego en banda sectaria a todo tipo de concesiones. Corresponde a la típica falta de principios leninista, disfrazada de inteligente adaptación a las necesidades de lo real. La dinámica de la bronca interna es destructiva pero inevitable una vez que ha empezado. Podemos ya ha demostrado que no tiene fuerza para gobernar, aunque lo intentó; erróneamente, pero lo intentó. Ahora demuestra que tampoco tiene fuerza para impedir que otros gobiernen. Como partido le queda poco juego por delante. Y sus dirigentes supremos ensalzados por la hagiografía mediática, deben mirar en torno suyo. Los Idus de marzo están aquí

dimarts, 8 de març del 2016

Va siendo hora de aterrizar

¡Vaya, hombre, ahora que esto empezaba a encauzarse de nuevo! Hasta el Rey parecía haber entendido su papel en esta complicada situación, consistente en no hacer nada. Fiel seguidor, de Duncan Black, el célebre autor de Teoría de los comités y las elecciones, había decidido que la mejor decisión que puede tomar era no tomar ninguna decisión. Una actitud muy sensata que ya le recomendábamos aquí porque, como están las cosas, ¿a quién podría proponer para que formara gobierno? Lo más sensato, en efecto, es dejar que los grupos parlamentarios hablen entre sí.

No ha gustado nada esta decisión real en La Moncloa. El señor de los Sobresueldos esperaba ser nominado de nuevo para llevar adelante la ardua tarea de formar gobierno en una cámara en la que nadie quiere saber nada de él, excepto sus compañeros de partido y a esos porque les va en el sueldo o en el sobresueldo. Rajoy está ofendido con el monarca a pesar de que este ha aplicado la recomendación de Duncan Black de la no-decisión cuya conveniencia ya había ponderado él aún sin haber leído jamás a Black, pues el Marca le consume su tiempo.

Y justo en este momento, los de Podemos hacen otra de sus piruetas y vuelven a poner la situación en un punto crítico. Si la semana pasada Iglesias decía la barbaridad de la cal viva, en un ataque injusto y absurdo al partido con el que quiere negociar, esta no se queda atrás y empieza por vetar la presencia de C's en las conversaciones. Rivera es un personaje poco claro, a pesar de la candidez que su rostro. En Cataluña, en donde le recuerdan muy bien como un partido de carácter unionista y capaz de hacer cualquier cosa, lo tienen por una corriente de derecha extrema cuyo objetivo esencial es que descarrile el tren de la independencia.

Sin duda, C's tiene muchos factores en contra, pero vetar su presencia en un ámbito público no es lo más acertado que pueda hacerse. Quizá para algunos una mesa de negociaciones no será necesariamente el ámbito público, pero sí lo es para los de Podemos, que se pasan el día pidiendo negociaciones al aire libre, trasmitidas por todos los medios que, según ellos, tanto les favorecen.

Vetar a alguien implica una actitud de soberbia y agresividad y una pretensión de infalibilidad. No estás, no me interesa escuchar los que tienes que decir. En esto coinciden Podemos con IU, Iglesias y Garzón, los nuevos y los viejos comunistas. Es el estilo eclesial de la izquierda transformadora: hay que mantener a raya al maligno.Podemos, que debiera ser el primer interesado en componer gobierno, pillar algo en él y evitar las elecciones es, sin embargo, quien más hace por imposibilitar el acuerdo. Es absurdo. Poner al PSOE contra las cuerdas de tener que renunciar a la reunión a cuatro para no faltar a la lealtad a C's todavía lo es más.

En realidad, un veto inaceptable por parte de quien no tiene experiencia alguna en asuntos de gobierno y está más interesado en proyectar una imagen de rompe y rasga que de atención a las obligaciones de sus compromisos. Da la impresión de que, como sostiene Dios Tuitero en un post sobre Podemos, esta organización es una hechura del antiguo fanatismo católico español, reorientado al culto a la personalidad de un nuevo líder infalible.

El desencuentro del miércoles no puede producirse. Podemos debe aceptar sentarse a negociar con los dos partidos que han hecho algo por llegar a gobernación del Estado. Sin vetos ni líneas rojas.

dilluns, 7 de març del 2016

En política, imposible no hay nada

¿Por qué dice el PSOE que ve casi imposible pactar con Podemos si aún no han empezado a hablar en serio? Hasta ahora, ambas partes se han limitado a hacer como los gorilas en los momentos previos al combate: lanzar gruñidos y alaridos broncos y golpearse el pecho con los puños para asustar al adversario. Podemos soltó la barbaridad de la cal viva en el Parlamento y el PSOE advierte de que incordiará en los ayuntamientos con alcaldes morados gracias a los votos socialistas. A su vez, los de Podemos dicen que se pondrán chinches con las CCAA en donde gobiernan socialistas con los votos de Podemos. De seguir las cosas así, llegarán a las manos y acabarán con todo lo que tan trabajosamente han construido en casi un año. Bingo.

En realidad, estos broncos preparativos forman parte de todo protocolo negociador. Antes de sentarte a la mesa, enseña los colmillos al adversario, pónselo difícil, di que te sientas pero estás dispuesto a levantarte a las primeras de cambio, perdónale la vida un par de veces, dile que no admites a sus aliados... pero siéntate a hablar.

Los socialistas iniciaron la tarea firmando un pacto con C's y presentándoselo a la firma a Podemos como un trágala: firma lo que hemos acordado o quedarás como un gorrino por permitir el gobierno de Rajoy. Los de Podemos respondieron votando "no" pero achacando el resultado no querido del desgobierno del Sobresueldos a la alianza entre PSOE y C's.

Bueno, ya están en paz, en el minuto posterior a la no-investidura. Ahora se trata de negociar una acción conjunta de gobierno -ya veremos de qué tipo- pero, en contra de lo que todos dicen, no en dos meses, sino en una semana. En una semana tenemos que tener un gobierno porque hay dos tareas pendientes de extraodinaria urgencia: a) mandar a la banda de presuntos ladrones a su casa, con el presidente de los sobresueldos a la cabeza; b) derogar toda la legislación brutal, inhumana, antisocial y antipopular de esta caterva de franquistas y meapilas y poner en marcha medidas de emergencia para resolver con urgencia los problemas más acuciantes de la gente.

Insisto: han que hacerlo en una semana. No tiene sentido esperar dos meses y, encima ligar con unas elecciones de resultado imposible de vaticinar con una realidad tan abigarrada.

Dado el amistoso odio que las dos formaciones de izquierda se profesan mutuamente, no sería de extrañar que alguna de ellas o quizá las tres que intervienen -PSOE, Podemos, C's- piensen que, en el fondo, no le interesa negociar nada. Si miran los sondeos -y según qué sondeos- es posible que unos u otros, unos por una razón, otros por otra, crean que les interesa que fracasen las negociaciones para que haya nuevos comicios. Tengo para mí que, si hay elecciones nuevas, subirán C's y PSOE (por "partidos sensatos") y bajarán el PP y Podemos (por "partidos extremistas") pero, claro está, puedo equivocarme de medio a medio. Me fío tan poco de los sondeos como los sondeos de mí. 

Pero algo está claro, sean los que sean los vaticinios de las hipotéticas elecciones y aunque todos los partidos de la negociación crean que los van a beneficiar, les interesa que haya gobierno. En primer lugar, para cumplir las urgencias antes mencionadas (despedida de Rajoy y emergencia social); en segundo lugar para ser ellos quienes decidan cuándo serán las elecciones. Si no hay gobierno, las elecciones se convocarán el 2 de mayo y se celebrarán el 26 de junio estén como estén las cosas. En cambio, si hay gobierno, será este en pleno o alguno de sus componentes quienes elegirán la fecha de las elecciones si ha de haberlas y, como es lógico, esperarán a que den frutos sus medidas más prometedoras para convocarlas en el momento que les sea más favorable, con la opinión más a su favor. No es lo mismo convocar elecciones que te las convoquen. 

Así que déjense de maximalismos, vetos, líneas rojas, amenazas y chantajes, siéntense a hablar los tres y salgan con una propuesta viable en el menor tiempo posible. Dos días , mejor que tres.

diumenge, 6 de març del 2016

¿Qué pasa en las redes?

La acusación directa de Iglesias a González de tener las manos manchadas de cal viva me pareció tan injusta, tan inicua y tan cínica que ayer subí el tuit que figura a la izquierda a Twitter. Inmediatamente me eché encima una legión de trolls furiosos insultándome a mansalva. No es necesario reproducir los insultos porque está toda la panoplia. Imaginen uno cualquiera y seguro que aparece.

¿En dónde radicaba la rabia? La acusación es falsa, como se demostró hasta la saciedad en su día pues el asunto de los GAL llegó al Tribunal Supremo, que condenó a quien juzgó que debía condenar y a nadie más. Por tanto, está claro que no hay pruebas ni puede demostrarse esa acusación y, salvo que Iglesias tenga alguna nueva (con lo que debiera acudir a los tribunales en lugar de echar veneno) la repetición de la acusación es un infundio, si no una calumnia. Algo verdaderamente detestable.

Por supuesto, mucha gente no acepta esta situación y continúa alimentando los rumores y las falsedades más indignas, que si Mr. X, que si la cárcel de Guadalajara, que si cuando el río suena es que agua lleva, que si en aquella época se habló mucho de ello, que si el proceso dejó mucho que desear, etc., etc. Lo de siempre, vamos. Todavía hay quien dice que las bombas del 11M las pusieron etarras. Es más o menos la misma gente con el chip político algo cambiado o quizá ni eso.

Esta oposición al empleo del infundio y la difamación en política, se haga contra quien se haga, también me costó ataques sañudos en Facebook. Se esgrimían los "argumentos" esos del río que suena, etc y se añadían numerosas recriminaciones ad hominem, en el sentido de que si mis simpatías por González no me dejaban ver la cegadora realidad de su condición de amparador de asesinos y lindezas de este tipo. Y se añadían barbaridades del tipo de que si González era inocente, que lo demostrara, como si con él no rezara el principio elemental de que la carga de la prueba corresponde al que acusa y no al acusado.

No hace falta que diga, pues es público, que mi buen juicio sobre González en su etapa de gobernante no empaña mi visión crítica de su etapa posterior, pues considero que ha actuado muy mal en muchas ocasiones desde el punto de vista político y moral y ha acabado proyectando una imagen francamente lamentable. Digo que no hace falta que lo diga porque es así: no hace falta. No defiendo a González al decir que no hay derecho a levantar falsas acusaciones contra nadie. Defiendo a todo el mundo que sea víctima de estas malas artes, haya hecho lo que haya hecho en otros aspectos de la vida. El señor Mas puede haber sido todo lo amigo que se quiera de Pujol y haber hecho drásticos recortes neoliberales con alegría sádica, pero no hay derecho a mancillar su reputación personal con rumores, infundios y acusaciones sin pruebas.

En el caso de González llama la atención la saña, la contumacia con la que se lo difama. Hay en esto una envidia muy española. El más brillante político de la transición (insisto en que su comportamiento al dejar el gobierno es otra cosa), el que consolidó el Estado del bienestar que el PP lleva cuatro años desmantelando y gracias al cual salió adelante mucha gente de la que ahora lo ataca, es el más vilipendiado y, en efecto, con auténtico odio. Hagan ustedes un repaso y díganme si no es cosa de psiquiatra que González sea más atacado que Aznar. Porque es así.

Por cierto, llamo la atención, porque es muy significativo, sobre la cobardía del PSOE que, como ya sucedió en los años 90, protesta de estos atropellos pero en la intimidad y no se atreve a defender como merece a uno de los suyos, víctima de una injusticia. Y ¿cómo va a luchar contra las injusticias sociales una gente que se acobarda ante las que la afectan directamente? Sánchez solo sacó un hilo de voz en el Congreso para decir que estaba muy orgulloso de González y en una entrevista en el país se pregunta maravillado de dónde le sale a Iglesias tanto odio hacia el PSOE. Pues, si no lo sabe de verdad es que, además de cobarde, es tonto. Le sale de la vieja frustración anguitiana de no haber conseguido el sorpasso y la aniquilación del PSOE, que es lo único que lo mueve. Y la difamación a González es parte de esta estrategia de que "el PSOE es el partido de la cal viva".

Recurrir a estos procedimientos de infundios, e Iglesias lo hizo el otro día, no tiene nada que ver con la izquierda democrática sino que es más propio del fascismo.

Y aquí es donde empecé a ver quizá la raíz de los ataques furibundos que recibía mi tuit. Por eso insistí en la tecla. Subí más tuits como: "El fascismo siempre ha sido muy mediático. Y el de izquierdas de ahora, ya ni te cuento: confunde el Congreso con el plató de la tele" o bien "El pensamiento crítico de algunas "nuevas izquierdas" se convierte en rebuzno en cuanto les tocas a sus amados líderes" o incluso "Cuidado con llamar fascistas a los fascistas que van de izquierdistas. Se cabrean y les sale el fascio por las narices".Y, efectivamente, ahí había un punto sensible. La legión de trolls de Podemos llegó al paroxismo, dando la razón al aviso. Algún amigo me recordó que los "revolucionarios" son los que menos aceptan la crítica y la independencia de criterio. 

Si hubiera sido un experimento, no hubiera dado mejor resultado. 

El peligro del fascismo de izquierdas, pintado con los colores de la nueva política está ahí. 

dimecres, 2 de març del 2016

Las delgadas líneas rojas

¡Frágil memoria metafórica la de los políticos! En su discurso de investidura, Sánchez afirmaba ayer enfáticamente dos veces no tener ninguna "línea roja". La famosa thin red line of 'eroes", (la delgada línea roja de los héroes) de Ruyard Kipling en su poema Tommy, que simbolizaba el valor de los soldados británicos en las guerras del Imperio, se ha convertido en sinónimo de barrera infranqueable, condición absoluta, límite intocable. Y el PSOE, dice su secretario general, abierto a hablar de todo con todos (excepto con el PP), no tiene "líneas rojas".

Sánchez quiere cambio. Lo repitió ad nauseam. Él quiere cambio; y la gente; y la sociedad; y el mundo quieren cambio. Pero, malhaya, con solos dos partidos -PSOE y C's- no se puede cambiar nada. Además, amarga confesión, la izquierda tampoco suma suficientes apoyos parlamentarios. Hay que ser realistas y demócratas y decantarse por un gobierno que englobe diferentes ideologías, un gobierno, dijo, de mestizaje, porque el mestizaje "enriquece". 

Para ello desgranó un ambicioso programa de reformas bastante razonable que cualquier demócrata firmaría porque es una bendita declaración de intenciones. Otra cosa es el crédito real que merezca. Por ejemplo, anunció una ley de libertad religiosa soslayando el hecho de que el último gobierno de Rodríguez Zapatero ya redactó un proyecto que el mismo gobierno de Rodríguez Zapatero asesinó sin más explicaciones. Anunció igualmente una "reforma" de la Ley Mordaza cuando cualquier persona cuerda exigiría su derogación si más y la reposición de la Ley anterior que los neofranquistas del PP abolieron de un plumazo. Y así, más o menos, el resto. Aceptable pero mejorable.

Por supuesto, todo esto es opinable. Lo esencial es que el PSOE, según Sánchez, necesitado de conseguir la investidura para hacerse respetar y temer en su partido, no tiene líneas rojas, ni de héroes ni de villanos.

Pero sí las tiene. Dos en concreto, que condicionan sus posibilidades. La primera línea roja es Cataluña; la segunda, Podemos. En el primer caso es patente. En su discurso, Sánchez dedicó unos minutos a Cataluña para decir lo que dicen todos los nacionalistas españoles no estrictamente cavernícolas: que esa tierra es España, que queremos mucho a los catalanes y estamos encantados con ellos y su fuerte personalidad y él dispuesto a negociar las 23 peticiones que el presidente Mas planteó a Rajoy hace cuatro o cinco años y a hacer una reforma de la Constitución para convertir España en una radiante federación. Recuperar las peticiones de Mas, que tropezaron con un displicente y rotundo "no" de Rajoy puede parecer a Sánchez el colmo de la generosidad, siendo así que los independentistas catalanes ya han superado esa etapa de la posible negociación y están en la línea de la independencia. Como también han superado ese federalismo de guardarropía que le sopló Rubalcaba un día en que estaba inspirado. 

Cataluña es una línea roja, bermellón, en el discurso de Sánchez, para quien el derecho de autodeterminación de los catalanes es, según especifica su pacto con C's una verdadera blasfemia contra la unidad de España.

La otra línea roja es Podemos. Resultaba chocante, absurdo incluso, escuchar el ritornello del socialista, pidiendo el voto de Podemos para su programa de investidura porque, en realidad, es más de Podemos que Podemos mismo. Si esto fuera así, no se entiende por qué no lo negoció con el partido morado, igual que lo negoció con el naranja. ¿No se le alcanza a Sánchez que pedir el voto a un partido para un programa en el que no ha puesto ni una coma es un abuso, un trágala y una falta de respeto?

Son dos líneas rojas que vienen de sus propias convicciones de nacionalista español, de las imposiciones de sus compañeros de partido y de las advertencias de sus socios de la derecha de Rivera. Sin embargo, está en su mano eliminarlas de un plumazo. Admita la posibilidad de un referéndum de autodeterminación en Cataluña como lo han hecho los escoceses y los quebequeses en el Canadá y verá cómo el Parlamento sí da una mayoría de izquierda: PSOE, Podemos y confluencias, IU y ERC, en total 170 escaños que podrían contar con la abstención del PNV, Bildu, DiL y CC con lo cual solo tendría enfrente al PP y C's (163 votos). 

Es "no" en primera vuelta y, según parece, "no" en la segunda. Luego hay dos meses para negociar una fórmula perfectamente posible. Si no se llega a ella, que cada cual asuma su responsabilidad y nosotros deberemos agradecer a los socialistas y los de Ciudadanos que, cuando menos, hayan roto el bloqueo al que, siguiendo su inveterada costumbre pretendía condenar al país la marrullería del presidente. Porque la suma de escaños del PP y C's no da para proponer nada positivo y solo sirve como minoría de bloqueo.

El país necesita un cambio, desde luego, pero no cosmético, sino en profundidad, para lo cual se precisa una decisión y un valor que Sánchez no probó poseer en su lamentable oposición a la última parte de la legislatura anterior. Estaría bien que ahora los demostrara.



dimarts, 1 de març del 2016

Solos no podéis

Hoy es el gran día de Pedro Sánchez. Expondrá su programa de gobierno y no irá muy lejos porque, aunque ha intentado hacer ofertas a Podemos para conseguir su voto favorable o, cuando menos, la abstención, ambas son poco probables. Como también lo serán las hechas a IU, o las confluencias de Podemos. Las ofertas no varían sustancialmente el acuerdo con C's, que estos otros partidos consideran insuficiente. En la votación de mañana solo contará con los votos del PSOE, los de Ciudadanos y el de CC. Lejos de la mayoría absoluta.

La segunda votación, 48 horas después, y ya bastará con la mayoría simple para la investidura. Serán dos días de febriles negociaciones. Para convertir el voto negativo de Podemos en uno positivo o, cuando menos, una abstención, Sánchez tendrá que hacer concesiones. Pero su margen es muy estrecho pues Rivera amenaza con no votar a favor del PSOE si el acuerdo cambia substancialmente. Como este acuerdo rechaza expresamente el referéndum catalán, hasta es posible que al voto negativo de ERC y DiL se sume el de En Comú Podem. La confluencia catalana. 48 horas es muy poco tiempo para eliminar esa sensación de trágala e imposición que trae el pacto C's-PSOE respecto a las formaciones más de izquierdas y parece poco probable que Sánchez salga investido en la segunda votación.

Los dirigentes del PSOE acusan a Podemos de propiciar la continuidad del gobierno de Rajoy cuando todas las fuerzas de izquierda, en principio, están de acuerdo en que la primera y máxima urgencia del momento es desplazar a la derecha neofranquista y corrupta del poder. Ciertamente, razonan los de Podemos, pero no obligándonos a votar por un programa que es una versión algo edulcorada del del PP. 

Seguramente esto es una exageración pues el programa del PSOE/C's incorpora una buena batería de medidas y reformas que la izquierda también haría. Pero esta es la esencia de toda negociación: nadie cierra un trato aceptando sin más la oferta de la otra parte, renunciando a aumentar su ventaja. Si PSOE/C's llegan hasta donde han llegado, sin duda pueden alargarse otro trecho en el curso de los dos meses que quedan antes de que, si no hay gobierno, queden automáticamente disueltas las Cortes y convocadas elecciones.

¡Ah! Recriminan los socialistas, ¡pero serán dos meses más del impresentable Rajoy! No necesariamente. Dos meses es el plazo máximo, pero nada impide que, mediando buena voluntad por todas las partes, se llegue a un acuerdo en una semana con una propuesta a tres (PSOE, Podemos et. al. y C's) o quizá a dos (PSOE y Podemos et al.) con abstención de C's. Incluso, -¿por qué no?- PSOE y C's con abstención de Podemos et al.

Todas las opciones están abiertas. Todas deben estar abiertas. Lo esencial es librar al país de este gobierno de depredadores cuanto antes. Y, mientras se logra, el Parlamento puede y también debe, emprender ya reformas así como la derogación de la legislación inicua del PP. Está legitimado para hacerlo.

No obstante, Palinuro se malicia que por debajo (o por encima) de las negociaciones se encuentren consideraciones personales, egos afilados como puntas de lanza, narcisismos insaciables. Parece que hoy Sánchez prometerá nombrar ministros independientes, bienquistos de unas y otros (si es que aún quedan especímenes de este arte sin extinguir), pero el problema es si los de Podemos, como parece, hacen cuestión de estar ellos en el gobierno. De ser esta otra línea roja del PSOE (esto es, además del no al referéndum, no a ministros de Podemos) se trataría de una situación similar a la de Italia en la primera mitad de los años 70 del siglo XX, cuando la consigna era evitar la entrada de los comunistas en el gobierno, asunto que, entre otras cosas, le costó la vida a Aldo Moro. Porque los de Podemos tienen un notoria vitola neocomunista. 

Nadie reconocerá públicamente este veto. Pero es probable que se dé. Algunos dignatarios del capitalismo neoliberal más agresivo ya lo han formulado. En ese caso, Podemos tendrá dos opciones: empeñarse en estar en el gobierno, lo que nos llevará a nuevas elecciones o  a una "gran coalición" a la alemana, o cambiar su presencia en el consejo de ministros por un compromiso pogramático mayor y más a la izquierda del PSOE y C's. 

Soluciones, como se ve, hay muchas. Es preciso dar con la más viable, práctica y beneficiosa para el interés común, que es el de la mayoría de la sociedad. Y tranquil@s, que hay dos meses para buscar una fórmula.

Keep calm and carry on.

(La imagen es una adaptación de un TBO de los famosos Roberto Alcázar y Pedrín, debidamente adaptada y con mucho ingenio por un lector, Frank Benavent. Muchas gracias, Frank).

dissabte, 27 de febrer del 2016

Sin empujar

El rasgo común a todas las formas de timo y estafa es la prisa, la urgencia. El que cambia moneda en el mercado negro, como el que vende farlopa en una esquina, el que quiere colocar un género falso o un pepla, todos tienen prisa; todos quieren que la otra parte espabile, tome rápido la decisión, que no pueda mirar la denominación de la moneda o los dientes al caballo. Todos quieren terminar la operación cuanto antes y desaparecer.

Hay algo sospechoso en las urgencias del PSOE porque Podemos y sus secuelas firmen el acuerdo con C's, lo suscriban o, cuando menos, no voten en contra. Prisas por conseguir la investidura de Sánchez en primera vuelta por mayoría absoluta, pues es posible, y, desde luego, en segunda por mayoría simple. Para conseguirlo, los socialistas despliegan una batería de argumentos sobre las bondades del acuerdo. Y es cierto que son numerosas y suenan bien. Pero son promesas hechas por quien disfruta de un crédito moderado y sin muchas garantías, pues se pide el voto favorable sin condiciones. Otros sectores del PSOE, quizá más duros, denuncian la pinza entre PP y Podemos. Es una denuncia curiosa: se considera lamentable la coincidencia de voto entre Podemos y PP, pero solo si el voto es negativo; si el voto de ambos fuera positivo, la coincidencia sería hasta celebrada. Obviamente, los contenidos del acuerdo son motivo de interpretación. Para Rajoy significa derogar toda su obra de gobierno. Para Rivera no contiene nada que el PP no pueda suscribir y, desde el punto de vista de Podemos es una concesión, una entrega a la derecha y al IBEX35.

De ahí la prisa, la urgencia. El contenido, siendo mejorable, es bueno, y votar en contra significa dejar paso a Rajoy. Como se aleccionaba en la era victoriana a las jóvenes doncellas antes del himeneo: "cierra los ojos y piensa en Inglaterra". Aquí igual, "cierra los ojos y piensa en España". Sánchez lo ha dicho literalmente: el pacto es por el bien de España. El bien de España requiere negarse en redondo a cualquier referéndum de autodeterminación de cualquier lugar del país. Pues eso: cerrad lo ojos y pensad en la Patria. Y la Patria es como decimos nosotros que es. Este punto es el más duro; es brutal; es sellar un pacto anticatalán. Y eso no es de recibo.

Se añaden las otras cuestiones, todas ellas opinables. La reforma laboral se deroga de facto. Si se deroga de facto, ¿por qué no de iure? La respuesta a esta pregunta, supongo, es la que se da también a la de por qué no se deroga de inmediato la Ley Mordaza, esto es, que no se quiere caer en un limbo jurídico. Sorprendente. ¿Estábamos en un limbo jurídico cuando estos psicópatas pusieron en vigor esa norma represiva, autoritaria y franquista? ¿Por qué no restablecer la ley anterior? Lo mismo con la LOMCE o Ley Wert de la que se dice que "se paralizará". ¿Y eso no crea limbo juridico? ¿Por qué no derogarla sin más y volver a la anterior? El resto de las cuestiones de contenido son de este jaez o aun más problemático.

¿Por qué las prisas, los arrechuchos, los empujones? Porque si Pedro Sánchez no es investido, gobernará Rajoy.

Pero eso es falso. Si Sánchez no es investido, se abre un plazo de dos meses antes de la convocatoria automática de elecciones y en esos dos meses puede pasar cualquier cosa. Incluso que vuelva a ser designado y hasta investido Pedro Sánchez. ¿Por qué no si cambian sus apoyos como dice Rajoy?Habrá que ir definiendo el modus operandi sobre la marcha. No sé si el Rey ha de tener alguna función en la fiesta o si corresponde más bien al presidente del Parlamento y al Parlamento mismo. ¿El qué? Sencillo: componer un gobierno que cuente con la mayoría, absoluta o simple, pero con el expreso y justificado acuerdo de las partes. Venir con un papel ya redactado y conminar a una tercera parte a firmar algo que no ha elaborado y sin cambiar nada, es un trágala. Y los trágalas funcionan cuando quien los hace puede; si no puede quizá se los trague él.

Tranquilos; no pasa nada. Hay dos meses para buscar una solución con acuerdo expreso de las partes. Fórmulas, muchas. Una gran coalición a dos (PP y PSOE), una gran coalición a tres (PP, PSOE, Cis), un gobierno de izquierdas (PSOE, Podemos y adheridos con abstención de C's), todo depende de cómo se negocie. Son dos meses para hacerlo y hacerlo bien. ¿Qué inconveniente hay para negociar una aceptación de Podemos, tan poco interesado en un gobierno de Rajoy o nuevas elecciones como todos los demás? Ninguno, es de suponer. A lo mejor hasta se podía encontrar una fórmula grata a todos, incluidos los independentistas. ¡Quién sabe! En todo caso, festina lente, sin precipitaciones, sin sofocos, vamos a ver qué estamos haciendo y qué queremos hacer.

¡No hay tiempo! aducen los cuadros favorables a Sánchez que, habiendo escenificado una consulta a la membresía con una peregrina pregunta, se encuentra con un partido poco animado, más bien desmoralizado, en parte en pie de guerra a causa de las diputaciones y que continúa desangrándose por las cohortes más jóvenes. ¿Por qué no hay tiempo? ¡Porque gobierna Rajoy!

Tampoco es cierto. Rajoy está en funciones, en pocas funciones, pues se encuentra pendiente de relevo. En cambio, el Parlamento está a pleno rendimiento, es el que ha relevado al anterior legislativo y puede ir tomando sus medidas. Dicho en otros términos, si Rajoy, el de los sobresueldos, gobernaba no ya con proyectos de ley sino con decretos, este nuevo legislativo puede hacerlo con proposiciones de ley que el gobierno en minoría parlamentaria tendrá que tramitar, pues para eso está en funciones. O sea, no gobierna Rajoy; lo hace el Parlamento. Pues que lo haga.

¿Ventajas de esta situación en la que el Parlamento funciona mientras el ejecutivo está en dique seco? Notablemente, dos: la primera es que el sistema político se va a democratizar de verdad porque las decisiones solo podrán tomarse mediante deliberación en la cámara y no por los decretos del gobierno de turno; la segunda (y más importante), esas decisiones servirán de banco de prueba para que los partidos que estén negociando una coalición vayan poniéndose de acuerdo, coordinando sus políticas y sentando las bases para la colaboración posterior de gobierno.

Así que, lo dicho: sin empujar.

dimecres, 24 de febrer del 2016

El gobierno de izquierdas es posible si...

... los dos principales interlocutores, PSOE y Podemos, juegan limpio el uno con el otro en lugar de hacerse trampas e ir de farol.

Un pacto de gobierno de toda la izquierda deberá asentarse sobre dos palabras: respeto y lealtad.

Nos explicamos de inmediato, pero, antes algunas consideraciones para ponernos en situación:

El cacareado "pacto" de PSOE y C's no es nada. Reducir la cantidad de figurones del Consejo General del Poder Judicial; revisar (o sea, nada) los aforamientos; reducir a dos los mandatos presidenciales (otra bobada innecesaria); "blindar" los derechos sociales mediante reforma del art. 135 (cosa que no pueden hacer por falta de votos). Una futesa anunciada a bombo y platillo para impresionar a otros posibles interlocutores a ver si se avienen a razones. C's necesita demostrar al PP que tiene autonomía. Sánchez, demostrar al PSOE que puede conseguir un gobierno antes de la noche de los cuchillos largos que están preparándole los shogunes de baratillo, y demostrar asimismo a Podemos que puede ir adelante sin ellos pues, para impedirlo, tendrán que votar con el PP y reeditar la pinza anguitiana.

Muy interesante, pero inútil porque lo que verdaderamente urge, es imperativo e inexcusable, es echar al PP con el Sobresueldos a la cabeza. Y para eso tiene que haber un gobierno con apoyo suficiente y margen de acción. O bien ir directamente a unas nuevas elecciones.

Para lo primero, los dos partidos, PSOE y Podemos, deben renunciar a las condiciones y requisitos intangibles y pactar un gobierno presidido por los dos rasgos antes enunciados: respeto y lealtad.

Respeto: no es imprescindible que Podemos renuncie al referéndum catalán ni que el PSOE tenga que admitirlo. Carece de sentido que Podemos se empeñe en imponer una condición que, en caso de que se la aceptaran, tampoco se cumpliría porque no tiene los apoyos necesarios. Y carece de sentido que el PSOE obligue a los morados a renunciar expresamente a lo que no pueden imponer. Por eso, lo sensato es aplazar de momento la cuestión. Construir sobre lo que pueden acordar y dejar en suspenso el terreno de la discrepancia, respetando cada uno el derecho del otro a seguir defendiendo lo que cada uno cree: PSOE que no debe haber referéndum y Podemos que debe haberlo. En todo caso, reconocer que España tiene, como es frecuente, un problema de organización territorial y que ambos partidos deberán trabajar por resolverlo, manteniendo su legítimo derecho a defender sus posiciones sobre el referéndum que, de todas formas, guste o no al PSOE, acabará imponiendo la UE. Respeto.

Lealtad: Podemos debería abandonar ya de una vez esa prepotencia, esa soberbia y chulería tan impropias como desagradables y comprender que, pues es el socio menor de una coalición, su función no es imponer nada, sino negociarlo todo con el mayor interés en defender su posición pero, sobre todo, el resultado final. Y aquí es básico que el PSOE y la opinión pública en general confíen en la lealtad de Podemos, cosa que hasta ahora no está muy clara, dada la presumible tendencia leninista de los morados a instrumentalizar el gobierno democrático para alzar luego bandería supuestamente revolucionaria. Lealtad al acuerdo y por ambas partes. Esa es la mejor forma de estabilidad. Lealtad.

Para que la lealtad sea evidente desde el primer momento, ambos partidos deben dejar de insultarse, sobre todo Podemos, que es el que más lo hace. Empiezo a pensar que, además de inexperiencia y cierta mala idea, Iglesias padece una incontinencia verbal bastante cursi y no especialmente brillante que da mucho que pensar respecto a sus verdaderas intenciones.

Quizá sean estas impedir los pactos a toda costa y provocar elecciones en la esperanza de salir bien parado de ellas. También es legítimo, pero, en el fondo, será asimismo el reconocimiento de un fracaso: que la izquierda es tan estúpida que no sabe gestionar una victoria.

dimarts, 23 de febrer del 2016

La intemperancia se paga

Me consta que a los de Podemos les irrita que les acusen de ser unos bisoños que andan vendiendo pieles de osos antes de matarlos. Sin embargo, es obvio. En realidad, desde que se propusieron asaltar los cielos no han hecho otra cosa. Después de las elecciones del 20D se atribuyeron 69 diputados cuando tenían 42 y cinco millones de votos cuando tenían tres. Con el comienzo de las negociaciones para formar gobierno, la petulancia de los jefes llegó al paroxismo: Iglesias se permitió decir a Pedro Sánchez con quién tenía que hablar y con quién no, a quién debía nombrar vicepresidente del gobierno (a él mismo, por supuesto), que carteras ministeriales debería darle, qué otras crear y cuándo debería pedirle una entrevista. Parecía borracho de un poder imaginario.

Ni una. Sánchez habla con C's y Podemos tiene que aguantarse (igual que C's tiene que tolerar las conversaciones entre el PSOE y Podemos), como tiene que aguantar que Sánchez no pida entrevista alguna ni tome en consideración las exigencias del partido morado. Es más, otro día de conversaciones e Iglesias se olvida del referéndum. El gobierno bien vale un no-referéndum. Y ya veremos cómo hace tragar la renuncia a En Comú Podem o este vota en contra de Podemos. 

Es el problema de llegar el último con ínfulas de matador. No basta con convencer a unos seguidores acríticos y bastante fanatizados con que uno puede cambiar el mundo porque está uno animado de una fe portentosa en sí mismo y sus cualidades taumatúrgicas. Hay que saber el terreno que se pisa, como recordó Hernando hace unos días a los morados.

Los que aspiraban a ocupar la "centralidad política" se sientan ahora en un pasillo y la centralidad la ocupa el PSOE, cuya libertad de movimientos no pueden los otros coartar. Los que venían a ocupar el gobierno pueden encontrarse teniendo que votar en contra de uno del PSOE y C's en común con el PP, actividad que, como ejercicio de nueva política deja algo que desear.

Todos consideran que hay dos opciones rechazables: a) elecciones nuevas; b) permitir que Rajoy gobierne de nuevo. Quien aparezca a los ojos de la opinión pública como responsable de Rajoy vuelva a gobernar seguirá el camino de este a la absoluta derrota electoral

divendres, 19 de febrer del 2016

Parábola del bambú

Se dobla, dice el budismo Zen, pero no se troncha. Y, cuando cesa el huracán, vuelve a su elegante y orgullosa verticalidad. Quizá por eso el bambú sea una de las plantas más antiguas del planeta y una de las que crecen más rápidamente.

Ceder, pero no quebrarse es lo que hace la gente inteligente cuando tiene que negociar algo y entenderse con otros que, por lo general, tienen puntos de vista distintos a los de uno y pleno derecho a tenerlos. Ser flexible para mantenerse íntegro. Una antiquísima leyenda china equipara el bambú con el comportamiento del caballero, que no es fuerte por fuera, pero sí por dentro, con la fuerza de la voluntad y la inteligencia.

Llegar a unas conversaciones que son vitales para las partes armado hasta los dientes de ultimatums, condiciones inexcusables, prohibiciones y líneas rojas, antes siquiera de haber intercambiado saludos con el interlocutor y haber medido la fuerza del viento, es de imbéciles. De imbéciles rematados.

Rivera, de C's, es bambú. Cede en algo para conseguir lo que quiere de consuno con el otro, PSOE, porque ambos coinciden en lo que no quieren: más gobierno del PP.

Pequeño inciso para aclarar: el Sobresueldos en funciones anda por Europa explicando (ignoro en qué lengua) a los demás líderes que en España no se formará gobierno y habrá nuevas elecciones en junio. Como siempre, confunde la futura realidad con sus deseos. Felipe González, el "gatazo tontiastuto" en sabia definición de Ferlosio, le ha ofrecido una fórmula bambusoide de abstenerse y dejar gobernar al PSOE. Pero eso es echar margaritas a los chanchos. Como buen español de Covadonga, Rajoy no tiene nada de bambú sino que es una estaca tiesa, como la de la canción de Llach, y se tronchará con el viento antes que abstenerse en la investidura de un gobierno de progreso. Y se tronchará, por supuesto, porque aún no se ha dado cuenta de que el país entero está pidiendo a gritos que él y la banda de ladrones desaparezcan de la circulación y se vayan a disfrutar de lo pillado (aunque es de esperar que los jueces les obliguen a devolverlo) o a cazar talentos. Pero que se vayan.

Y si, para que se vayan, hay que constituir un gobierno polícromo como un mosaico bizantino, se hará.

Los de C's lo han entendido y están retirando las condiciones inexcusables, las prohibiciones y otras rigideces absurdas.Son pragmáticos y saben que la gente medirá la sinceridad y verdad de sus intenciones si consiguen lo que pretenden: formar un gobierno de cambio que empiece a revertir estos alucinantes cuatro años de saqueo, beaterío, propaganda e involución democrática atizada por un puñado de sinvergüenzas comprados a peso de oro con los dineros de todos.

Y ahora parece tocarle el turno a Podemos. Hacer bambú del partido morado es tarea más difícil que de C's porque la cantidad de requisitos inexcusables, líneas rojas, chulería y prepotencia que lleva días soltando el líder máximo no es fácil de ocultar bajo la mesa camilla. Es muy de aplaudir que, haciendo como quien no quiere la cosa, respondan a la iniciativa de Garzón y otros a sentarse a negociar con el PSOE sin exigirle a Sánchez que vaya de rodillas a Canossa, que le dé al jefe los puestos que quiere o que deje de hablar con quien cae mal a este. A lo mejor, con un poco de suerte (y bastante generosidad de Garzón, por cierto), Iglesias empieza a ser bambú y no estaca y comprende que los electores lo han puesto a él y a Podemos en donde les corresponde, el sidecar, porque han dado la moto a Sánchez y es Sánchez quien tiene que formar el gobierno y no el contramaestre.

¡Si hasta los indómitos catalanistas que hasta ayer amenazaban con el voto negativo hablan hoy de esperar y ver y mostrar flexibilidad! Cuando menos Homs y los de DiL. ¿Por qué? Porque tienen gran coincidencia con los sectores más abiertos y progresistas del electorado de España, ese país vecino: cerrar el paso a Rajoy, impedir la repetición de este aquelarre de latrocinio, estupidez y represión.

Así que los genios de Podemos se hacen bambú, profesan el zen, adoptan el talante del caballero, fuerte en su flexibilidad, o se quedan para hacer compañía al PP y, claro, votar con él. La estrategia del escorpión, vaya.

Comprendo que es amargo haberse pasado un año y medio diciendo que sales a ganar (como si los demás salieran a perder) y no ganar. Pero es añadir necedad a la amargura, actuar como si hubieras ganado, tratando de imponer condiciones a los demás que los demás no tienen por qué aceptar porque la verdadera "sonrisa del destino" reside en que el electorado ha dado la famosa centralidad política al PSOE.

Puede que sea injusto, que el PSOE no haya hecho nada por merecerla y que Sánchez no pase de ser un arribista con suerte. Puede. Pero la realidad es esta; no otra y, por más que los fieles y verdaderos creyentes coreen el grito de Obama, Yes, we can!, lo cierto es que No, you can't.

Y, si se quiere la prueba definitiva para saber si se es noble y elegante bambú o roma estaca, vayamos a esas elecciones por las que suspira Rajoy.

dijous, 18 de febrer del 2016

De cabeza al fracaso

La tarea de Sánchez de componer gobierno con los mimbres que tiene es encaje de bolillos o historiada pasamanería. Tiene muchas probabilidades de no lograrlo. Su única baza es la negociación con IU y Compromís - con los que parece estar en buenos, aunque escasos, términos- y la mucho más ardua con C's que, al día de hoy, en el mejor de los casos, ofrece su abstención, no el voto favorable y menos la entrada en el gobierno. Añade sus buenos oficios para conseguir una abstención del PP que, eso sí, facilitaría las cosas.

En pro de la abstención del PP se han pronunciado Aguirre y Gonzalez, ambos preocupados con la "gobernabilidad" del reino pero, en el fondo, asustados de una coalición de PSOE-Podemos. En efecto, por este motivo y para ahorrarse nuevas elecciones, seguramente esté en el interés del PP permitir un gobierno del PSOE. Pero lo dudo mucho porque el estilo bronco de la derecha española la llevará a votar en contra de los radicales. Si el PP no se abstiene y vota en contra, como lo harán los 17 diputados catalanistas, el PSOE tendrá que buscar más apoyos, en el PNV. Y, desde luego, si Podemos vota en contra, adiós gobierno PSOE.

Esto por lo que hace a ese equilibrio inestable de PSOE y C's que, de momento, es el único que parece configurarse. El otro, el que Palinuro apoya, la coalición PSOE, Podemos, IU, Compromís, está cada vez más lejos. Parece mentira pero así es. Luego de comprobar que el resultado de las elecciones de 20D dio una mayoría de casi 12 millones de votos a las izquierdas y de que los de Podemos lo celebraran como un apabullante triunfo, la conclusión que debe sacarse es que la izquierda es incapaz de gestionar una victoria. 

El PSOE no ha sido modelo de agilidad o de tacto para negociar, desde luego, pero el comportamiento de Podemos ha roto todas las expectativas más pesimistas: arrogante, petulante, ensoberbecido y absurdo, todas las manifestaciones de Iglesias han ido dirigidas a menospreciar, y humillar a Pedro Sánchez, a quien exige cosas absurdas normalmente en tono perentorio que el otro no puede aceptar en modo alguno. Aparecer ahora recomendándole que no sea "prepotente" ni "arrogante" en un caso de manual de lo que los psicólogos llaman "proyección" no va a ayudar a limar asperezas.

 No es algo nuevo en el personaje, cuyo narcisismo ilimitado no le deja ver lo que piensan los demás. Eso es lo que hizo con Alberto Garzón antes de las elecciones, humillándolo con crueldad y muy poco estilo. Pero Garzón -que, sin duda, se la tiene guardada- sacaría dos diputados y Sánchez, noventa. No es lo mismo. La repetición de esa retórica hecha de agresividad e hipocresía, con el socialista no le funciona ni le funcionará. Y, al final, Podemos puede encontrarse votando contra el PSOE junto al PP.

La continuación serían elecciones nuevas. El PP se hundirá bajo el cieno de su inenarrable corrupción, pero no creo que a Podemos le vaya mejor cuando tenga que explicar que son precisas nuevas elecciones porque votó con el PP contra un gobierno del PSOE.

dimecres, 17 de febrer del 2016

La unidad de España

A punto de irse al otro barrio, el decrépito dictador agarró la mano del Borbón y encomendó a su cuidado la unidad de España. Cuarenta años más tarde, la unidad de España se tambalea más que nunca y lo único que ha guardado el ex-rey, al parecer, es la unidad de caja porque se ha retirado con una fortuna que el New York Times estimaba en 2012 en unos 1.800 millones de euros. Hasta la fecha la Casa Real no ha desmentido el dato ni ofrecido explicación alguna de cómo cabe amasar tamaño caudal cobrando un sueldo de Rey, alto desde luego, pero no tanto.

La cuita por la unidad de España, entretanto, ha pasado a los plebeyos. Susana Díaz, presidenta de Andalucía, tiene preparada una campaña en defensa de la unidad de este viejo reino, amenazada por separatistas que quieren llevarse el santo y la limosna. Sobre todo, la limosna. Culminará la cruzada a fines de mes para impedir que Pedro el disoluto se entregue en las garras de Podemos, gentes sin ley ni moral, capaces de someter a referéndum la integridad de la Patria. De tanto ir con el cirio tras la imagen de la Dolorosa a esta señora no le queda tiempo de leer la prensa y no se ha enterado de que su secretario general jamás pactará con Podemos a causa del referéndum catalán pero sí parece dispuesto a hacerlo con Rivera, de C's, enemigo acérrimo del referéndum catalán como buen catalán mucho español. La unidad de España bien vale un Cara al sol.

Rivera tratará de conseguir la abstención del PP en la investidura de un gobierno de PSOE y C's. Solo así podría salir ese gobierno porque si le votan en contra PP y Podemos, más los 17 independentistas catalanes, no tiene posibilidad alguna.

¿Y qué se hizo de ese gobierno de la izquierda PSOE + Podemos + IU + Compromís, con el que Palinuro se las prometía muy felices? Ahí tienen ustedes a Pablo Iglesias, colgado del referéndum en el vacío y soltando baladronadas poco menos que llamando a Sánchez a su vera como el que llama a la mascota. Es imposible que un hombre tan pendiente de su imagen pública ignore que su petulancia produce general rechazo. A lo mejor dan en el clavo quienes dicen que, en el fondo, Podemos no quiere pacto sino nuevas elecciones y por eso insiste en el referéndum sabiendo que es inaceptable para el PSOE. Puede que, en efecto, la intención latente de Podemos sea forzar las elecciones, pero ello no viene de la reivindicación del referéndum  sino, precisamente, de esa cargante petulancia producida por la inseguridad.

Podemos tiene perfecto derecho a pedir un referéndum -una reivindicación democrática y muy razonable que también piden ERC y DiL- y no se ve por qué esto hace más difícil el pacto con el PSOE que el hecho de que este lo rechace en redondo. ¿Por qué es más intransigente pedir un referéndum que negarse a hacerlo? Sobre todo cuando los estrategas de Podemos vienen presumiendo de que, en su maquiavélica inteligencia, al pedir el referéndum, son los verdaderos garantes de la unidad de España.

Así las cosas, es probable que haya elecciones y también lo es porque PP y Podemos voten juntos en contra de un gobierno de PSOE y C's, en cuyo caso no arriendo el resultado ni a Podemos ni al PP. 

Por fortuna, la unidad de España cuenta con defensores quizá no más agraciados o inteligentes, pero sí más aguerridos y conscientes de su deber ante la historia y la memoria del Caudillo. El gobierno ha recurrido ante el Tribunal Constitucional la Consellería de Exteriores de la Generalitat y el alto organismo, que no tenía previsto tratar el asunto, se ha apresurado a dar satisfacción a su señor natural, admitiendo a trámite el recurso y suspendiendo la actividad de ese miniministerio de exteriores catalán. Desde el punto de vista de la legalidad española, esta decisión seguramente es irreprochable y quizá ahorre al reino algún bochorno porque, con el sentido del humor de estos catalanes, no podía descartarse la posibilidad de que nombraran un embajador en Madrid, considerando España el extranjero.

La cuestión no está en el hecho en sí sino en la tendencia que apunta: unas relaciones entre España y Cataluña montadas sobre un conflicto permanente, in crescendo, que trastornará la vida ordinaria del Estado de modo sistemático y será una fuente permanente de quebraderos de cabeza. Como lo ha sido hasta la fecha, pero mucho más, porque esta movilización social ya no se para ni hay tribunal constitucional, por sumiso que sea al poder, que pueda pararla.

Y todo por no querer admitir algo elemental: el derecho de los catalanes a decidir por su cuenta mediante un referéndum, como han hecho los escoceses o los quebequeses. Una negativa por la que el PSOE está dispuesto a no llegar a un pacto de gobierno de izquierda o de progreso. Podría refundarse con el nombre de PSOME o Partido Socialista Obrero Mucho Español.


dimarts, 16 de febrer del 2016

El nudo gordiano del referéndum

La política española está condicionada por la cuestión catalana.

¿Cuál es el obstáculo, el escollo, el nudo gordiano en el camino hacia un gobierno de coalición de las izquierdas en España? El referéndum catalán. De todo lo demás, según parece, se puede hablar; pero del referéndum catalán, no. Es la divisoria, el hiato, el cleavage que enfrenta al PSOE (referéndum no, bajo ningún concepto) y Podemos (referéndum sí, como algo imprescindible) y les impide entenderse.

Están muy quejosos los socialistas de la rueda de prensa de ayer de Pablo Iglesias: que ha perdido el oremus, que no sabe en dónde está, que pide un imposible y así demuestra que, en el fondo, no quiere gobierno de coalición, que no sabe lo que dice, que tiene un problema de identificación de roles, que se cree el ungido por el real dedo, cuando lo es Sánchez. A pesar de todo, los socialistas se sentarán con Podemos, pero solo para decir que referéndum, no, no y no.

Palinuro, preocupado por las perspectivas del gobierno unitario sugiere estudiar la comparecencia de Iglesias distinguiendo entre el fondo y la forma o las formas. En cuanto al fondo de las propuestas de Podemos Palinuro las considera correctas, viables, radicales y democráticas. Y sobre todo se lo parece la propuesta de referéndum en Cataluña. Es una opción democrática, de izquierda, que responde a una demanda ampliamente mayoritaria en la sociedad catalana (entre el 70 y el 80% quiere decidir) y no hay razones para oponerse a él o impedirlo. Esto es, no hay razones de izquierda. Sí de la derecha, consistente en lo esencial en hablar de la unidad de España como un principio metafísico apoyado en una concepción orgánica de la nación típica del pensamiento conservador y reaccionario al estilo de Burke.

Por experiencia sabemos que la derecha habla siempre de la unidad de España pero es quien más hace por destruirla. Basta considerar que ha sido el gobierno/rodillo de Rajoy el que ha multiplicado por 2,5 los independentistas catalanes. Pero, aunque el patrioterismo nacionalespañol fuera sincero, la izquierda no puede compartir su posición porque su defensa de la unidad de España no puede basarse en la sinrazón, la fuerza, el organicismo, la imposición y la violencia sino que deberá fundamentarse en la aceptación voluntaria de unos ciudadanos libres. Al menos eso es lo que, en principio, quiere decir el patriotismo constitucional si es que quiere decir algo. Lealtad voluntaria a un pacto constitucional libremente establecido. Si alguno de estos datos faltan (y faltan en la Constitución de 1978) la unidad solo puede garantizarse mediante la fuerza, la violencia. Y ese no es ni podrá ser nunca un criterio aceptable de la izquierda.

El PSOE no tiene razones para oponerse a un referéndum en Cataluña. Si las tuviera, las expondría; pero no las tiene. Y tampoco tiene nada que ofrecer en su lugar. La propuesta de un federalismo que unos no saben en qué consiste y los otros prefieren no saberlo, es una pura excusa. La de una reforma de la Constitución -que tendrá que contar con el voto favorable de su principal enemigo, el PP- lo mismo. Al final, el argumento del PSOE es que los catalanes no pueden hacer un referéndum de autodeterminación porque no. Y eso sigue sin ser un argumento de izquierda. Como tampoco lo es la referencia farisea a la legalidad vigente que hace el PP. Si hay un conflicto entre legalidad positiva (que, por lo demás, los dos partidos dinásticos cambian cuando les da la gana en un alarde de tiranía de la mayoría y desprecio por los derechos de las minorías) y la legitimidad, la izquierda solo puede dar preferencia a esta frente al derecho positivo que frecuentemente no es otra cosa que la consagración de la injusticia.

Que la derecha no quiera referéndum porque, en el fondo, no confía en la nación a cuyo servicio dice estar, es normal, porque su política es siempre de interés de clase y no nacional. Que no lo quiera la izquierda solo puede entenderse como la enésima prueba de su cobardía. El PSOE no quiere un referéndum como el que sin embargo han hecho los quebequeses en dos ocasiones y los escoceses en una con el beneplácito de sus respectivos partidos socialdemócratas porque, en el fondo, tampoco confía en la nación que también dice defender. Como la derecha. En eso son iguales.

Así que la exigencia del referéndum por parte de Podemos, es muy acertada. Ya va siendo hora de que España tenga el coraje de sí misma y de resolver la cuestión catalana de modo democrático. Y el PSOE haría bien en revisar su obstinada negativa y abordar la cuestión con valentía y seguridad en sus propias posiciones. Además -argumento de atrición, que dirían los teólogos- al final no va a quedarle más remedio porque, cuando las cosas se compliquen más, será la Unión Europea quien imponga ese referéndum.

Eso en cuanto al fondo. En cuanto a la forma o las formas, la verdad es que la comparecencia de ayer fue el habitual despliegue de arrogancia, petulancia, con un punto de chulería y una retórica sencillamente inadmisible. De vergüenza, vamos. Esas escenificaciones con el líder proclamando las verdades rodeado de dummies que cada vez tienen un aspecto más acartonado y soviético; esos ardides de presentar las propuestas a la prensa antes que a la mesa de negociación, si es que llega a constituirse una; esa jactancia de predeterminar el resultado de unas conversaciones que no han empezado, ese permanente empujar y atropellar, consiguen lo contrario de lo que, en principio pretenden. Quitan la razón a los planteamientos de fondo y permiten que el PSOE se agarre a las formas para ignorarlos con el argumento de que Podemos no presenta propuestas sino imposiciones y ultimatums porque, en realidad, no quiere que haya gobierno y prefiere ir a elecciones nuevas.

Bien, si tenemos en cuenta los factores concomitantes, como que el PP está literalmente hundido en el pantano de su corrupción y que, muy probablemente, de haber elecciones nuevas, C's subiría a su costa, Palinuro empieza a pensar que, en efecto, quizá no sea mala idea ir a nuevas elecciones si el PSOE no flexibiliza su posición en torno al referéndum.

¿Por qué? Porque esas nuevas elecciones darían la respuesta a dos contenciosos interrelacionados que ahora están en el aire y contribuirían a clarificar y estabilizar la situación política. El primer contencioso es el de la rivalidad entre el PSOE y Podemos por la hegemonía de la izquierda. Con IU reducida a una condición pigmea, la cuestión es que no será práctico ni conveniente para nadie que haya dos partidos socialdemócratas, uno más de centro, como el PSOE y otro más de izquierda, como Podemos. El segundo es que, como cada uno de los dos partidos llevaría en su programa un sí o un no al referéndum catalán, las elecciones, actuarán de hecho como una especie de referéndum informativo acerca de qué piensa el electorado de centro y centro izquierda en el país.

Ni Pedro ni Pablo, ni Pablo ni Pedro son Alejandro Magno. El nudo gordiano del referéndum solo puede deshacerlo el pueblo con unas elecciones que sean un referéndum.

Reitero: la política española está condicionada por la cuestión catalana.