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diumenge, 25 de gener del 2015

Moción de censura a un imbécil corrupto.

Palinuro lleva meses, años, pidiendo que la oposición presente una moción de censura a este presidente, perfectamente caracterizado por Albano Dante Fachin Pozzi como un imbécil.

Ningún país que se precie, ninguna comunidad de ciudadanos que tenga en algo su dignidad, pueden aceptar ser gobernados por un imbécil, un tipo que lleva tres años haciendo y diciendo necedades, estupideces, sinsorgadas. Es verdad que España tiene una larga historia de gobernantes idiotas, desde Carlos II el hechizado hasta Aznar, pasando por Isabel II y  Francisco Franco pues que, además de imbéciles, hayan sido criminales y genocidas, no resta un ápice a su imbecilidad. Y también lo es que a lo largo de los siglos el país parece haber aceptado con resignado fatalismo que, si alguien llega a presidir el gobierno, tiene muchas probabilidades de ser un imbécil.

Entonces, ¿por qué molestarnos? Si Rajoy es un imbécil, no desentona. ¿Para qué montar el lío de una moción de censura? Porque ahora llevamos ya un tiempo en Europa y ahí detectan a la primera los gobernantes imbéciles, se aprovechan de su imbecilidad y las consecuencias las pagan luego los pueblos. Basta con mirar a Grecia. Así, desde el primer momento de su mandato, Rajoy fue calificado en el Parlamento europeo como el líder más incompetente de Europa, lo que tiene su mérito porque los hay a porrillo.

Hay quien sostiene que, siendo España una democracia, al menos formalmente, si un imbécil tiene once millones de votos, deja de ser un imbécil para convertirse en un estadista. Falso. Once millones de votos y once veces once millones de votos pueden elevar al gobierno a un imbécil, pero seguirá siendo un imbécil. Millones votaron a Hitler, un asesino; millones a Nixon, un granuja; millones a Berlusconi, un crápula; millones a  Bush Jr., otro imbécil, perfectamente conjuntado con Aznar. Los votos te dan el poder, pero no las neuronas.

Hay otra razón. Este imbécil es, además, un corrupto, un tipo que lleva veinte años cobrando sobresueldos presuntamente ilícitos, regalos, viajes, dádivas de la Gürtel; veinte años siéndolo todo en un partido que ha generalizado las prácticas corruptas, en donde unos sinvergüenzas han amasado fortunas, han vivido a cuerpo de rey a costa de la ciudadanía, han expoliado lo público, arruinado a cientos de miles de personas y empujado al exilio económico o al suicidio a montañas de gente. Un partido que más parece una asociación de malhechores, un partido de granujas.

El partido de la de ¡que se jodan!, cuya padre, por cierto, está jodiéndose en la cárcel por delincuente.

Y eso ya es la gota que colma el vaso. ¿Gobernantes imbéciles? Es el destino. ¿Corruptos? ¿Para que nos roben? Hombre, ya está bien. Hay que reaccionar y, en efecto, Palinuro lleva meses, años, pidiendo que la oposición haga algo para que, además de robarnos, estos corruptos no nos tomen por el pito del sereno. Jamás tuvo eco. Siendo secretario general del PSOE Rubalcaba -que tenía muchos méritos para ser presidente de España en la más acrisolada tradición de la imbecilidad- amenazó tímidamente con presentar una y ya no volvió a mencionarla, como si hubiera sido un exabrupto del inconsciente, una pesadilla producto de una indigestión.

Por eso saluda hoy Palinuro y aplaude el espléndido, excelente, artículo de Odón Elorza en Publicoscopia titulado Del carnaval de Bárcenas/Rajoy a una moción de censura y espera que tenga más eco que él. Elorza es una autoridad en el PSOE, fue alcalde de San Sebastián, es diputado en las Cortes, hombre culto, con criterio e independencia; hombre respetado. Ojala lo escuchen sus compañeros y la dirección de su partido y comprendan que la moción de censura, hoy, es mucho más que una medida política parlamentaria. Es una obligación moral de la oposición que no puede seguir haciendo el juego a esta banda de profesionales del mangue y el trinque a través de sobresueldos, comisiones, mordidas y paraísos fiscales.

Palinuro, mucho menos importante que Elorza porque es un modesto navegante a quien solo escuchan los peces y las estrellas, no solo lleva años pidiendo la moción de censura sino, prueba de su radicalismo, también que la oposición haga una retirada al Aventino, esto es que, una vez censurado el gobierno (aunque la moción no se gane tiene un enorme poder politico y moral) deje de legitimar con su presencia la absurda farsa en que se ha convertido el Parlamento, reducido a ser la clac de un imbécil, y se retire a deliberar por su cuenta a otra parte.
 
Eso sí sería hacer política a la altura de los tiempos y devolvería a la oposición parlamentaria la iniciativa y la dignidad que la calle le está negando.

divendres, 31 d’octubre del 2014

La democracia pretoriana.


Una de las vías de escape de Rajoy ante cuestiones incómodas es recordar que su gobierno va a presentar un "paquete" de medidas de regeneración democrática. Ya tiene guasa que, a los tres años de gobierno, haya que regenerar la democracia, aunque siempre se podrá decir que la culpa es de Zapatero. El nuevo comisario político de RTVE lo hará. Regeneración es la palabra de moda, el santo y seña de los leales en estos momentos turbios en los que hasta tus compañeros de pupitre resultan ser unos chorizos y muchos con sus puntas de putañeros, bebedores y jugadores. La crème de la crème del neoliberalismo castizo en el jardín de las delicias a costa del contribuyente. Regeneración. Regresa un Bárcenas de esquiar en Chamonix con cargo a la caja B o la C o la D de ese partido que más parece un bargueño de mil cajones, alguno secreto. Regeneración. Se le desparraman los emails a Blesa a la vuelta de un safari en Kenia, de matar antílopes en compañía de alguna agraciada señorita y se conocen las francachelas de los caballeros de la mesa redonda y la tarjeta negra. Regeneración. Se le van las cuentas a Acebes de haber sostenido con fondos de la caja B el periódico Libertad Digital, faro del neoliberalismo, y se descubre que hasta esos fondos a tan noble causa destinados, han desaparecido. Regeneración. Hay alcaldes, presidentes de diputación, de comunidad autónoma en prisión, preventiva o firme. Regeneración. Llevamos treinta meses regenerándonos o escuchando avisos de cómo vamos a regenerarnos.

En realidad, llevamos ciento cincuenta años porque no es casualidad que la palabra de moda sea la consigna de los regeneracionistas del XIX. Ahí estamos. Exactamente ahí. En la segunda restauración borbónica hay dos partidos dinásticos, corroídos por la corrupción (uno muchísimo más que otro), la burocratización, los intereses creados y la política que antes venía a conocerse como turnismo y hoy se llama de de captura de rentas. El Rey va a lo suyo y los partidos dinásticos están dispuestos a cubrir sus borbonadas mientras no se lance a aventuras militares, cosa altamente improbable pues no hay con qué ni en dónde. La Iglesia, amparada en unos Acuerdos con el Vaticano de 1979 que nadie se atreve a denunciar es, comparativamente hablando, más rica propietaria que antes de Mendizabal. Razón por la cual, si alguna vez llegara al poder algún partido sensato de corte europeo, tendría que denunciar los Acuerdos y ordenar una desamortización. La patria, como siempre, convulsa, amenazada de desintegración por la deslealtad o el heroismo nacional de los redentores, según el punto de vista que se adopte.

Dios, Patria, Rey. Los tres pilares del integrismo nacional español están tocados y el sistema político en que se articulan es el mismo andrajoso, miserabley retardatario de la oligarquía y el caciquismo a que Joaquín Costa hubo de hacer frente. ¿Qué regeneración hay aquí? Y, sobre todo, ¿quién la realizará? ¿Los que han amparado, tolerado, quizá instigado y hasta capitalizado esta densa y general trama de corrupción? Eso es simplemente absurdo. Lo único sensato que pueden hacer quienes han provocado este desastre por incompetentes y corruptos es dimitir y convocar elecciones.

Pero no solamente no tienen la menor intención de hacer ninguna de las dos cosas sino que toda su actuación niega de plano la intención misma de regeneración. El Parlamento español es la guardia pretoriana del gobierno. Y en sentido literal. ¿Quién no ha visto esas carreras de Rajoy por los pasillos de la cámara, absolutamente rodeado, bloqueado, por seguratas, diputados a la orden y cargos del partido para evitar todo contacto con la prensa, como si fuera el virus del ébola? Para las comparecencias, el presidente recurre al plasma y para los desplazamientos le gustaría disponer de una máquina de desmaterialización que lo hiciera disiparse aquí y reintegrarse en carne mortal en algún lugar seguro. En tres años no ha habido una sola sesión monográfica sobre la corrupción, el problema número uno del país desde el punto de vista institucional. Rajoy no ha comparecido jamás porque no cabe llamar comparecencia a una visita en un 1º de agosto a recitar una sarta de mentiras, ya evidenciadas como mentiras en el momento en que se pronunciaban.

Es imposible regenerar una democracia pretoriana en la que la oposición no tiene la más mínima oportunidad de controlar al gobierno. En esas circunstancias, su presencia no se explica sino como una voluntad de legitimar una práctica autoritaria que está además causando estragos entre la población. Si la oposición no puede realizar su función en modo alguno, su obligación es ausentarse del Parlamento y denunciar con su inasistencia y su silencio la ilegitimidad de un gobierno por decreto, dirigido por un presidente que debería haber dimitido hace ya mucho tiempo

dimecres, 26 de febrer del 2014

Ladrones de buena estirpe

Me fastidia empezar hablando bien de Palinuro como si fuera Rajoy, pero no me queda más remedio. Viendo el debate sobre el estado de la Nación queda claro que, en lo esencial, fue como aquel lo pronosticó en su entrada anterior, El debate de hoy. Rajoy estuvo calcado (hasta en el leer como un doctrino 44 folios) y hubo alguna variante en la oposición que luego comentaremos. Repasar la entrada nos ahorra narrar el contenido del discurso del presidente que, en efecto, como él decía, es muy "previsible". Miente siempre. Y también nos permite ahondar un poco más en su sentido.

La avalancha de titulares de prensa, varios probablemente inventados, a la que respondió Rubalcaba con otra de signo contrario que fue contestada a su vez por una tercera de Rajoy machacando el hierro al rojo, delata la preocupación esencial de los dos líderes: los medios, la imagen. Lo que importa son los titulares, no la substancia, no la letra pequeña. Es más, no hay letra pequeña. Es política hecha por y para los medios, lo que no está mal tratándose de dos dirigentes que concentran los índices más altos de rechazo de la opinión pública de la historia reciente de España.

El discurso de Rajoy, según parecer general, fue una alternancia de un presente tranquilo, grávido de un futuro brillante, espléndido, y un pasado tenebroso. Entre medias está él, el hombre providencial, el milagro estilo aznarino. Habla en primera persona del plural pero siempre se refiere a él. Modestamente. Por cierto, el amanuense de los discursos podía afinar un poco más la métáfora y no hacer el ridículo con la del cabo de Hornos, símbolo máximo de los lobos de mar. Se nota que no ha visto un barco ni en dique seco. Los cabos no se atraviesan; para eso es mejor un bulldozer. Los cabos se rodean y, mejor todavía, se doblan, que es el término verdadero, según mi amigo José Manuel Roca, avezado a las cosas de la mar. Pues no se crea que el chorreo de datos y magnitudes desgranados por el presidente en apoyo de su consigna electoral de que España ya lidera el auge de Occidente esté mejor traído. Nadie con un mínimo espíritu crítico da crédito a nada de lo que diga Rajoy. Y, si de números se trata, menos. Salvo que sean los de los sobresueldos. Esos sí se los sabe.

Las variantes estuvieron en la oposición. Rubalcaba no leyó. Tiene más tablas. Está más seguro de lo que dice porque lo conoce.  No llevaba folios, sino unas notas y esquemas. Como es lógico cuando uno va a debatir, a discutir y no a machacar, a predicar y a erigir un castillo de embustes. Arrancó con cierto brío retórico preguntando a Rajoy si sabe en qué país vive. No lo sabe ni le importa. Él va a lo suyo. A lo que Rubalcaba señaló con acierto: a imponer el modelo de la máxima desigualdad. Porque se trata de la derecha. Muy cierto. La derecha ha pensado siempre que los trabajadores tenían muchos derechos, las mujeres mucha libertad y los españoles demasiada igualdad. Es una evidencia. También fue oportuno prometer que, si los socialistas gobiernan, devolverán a la ciudadanía los derechos que se le han arrebatado. Le faltó decir: y los dineros. Porque esto ha sido -y sigue siendo- un expolio jurídico, político, económico y social a manos de la derecha. Y aquí, ya el tono de la intervención de Rubalcaba empezó a decaer. Escasa contundencia con la corrupción (aunque mencionara las mentiras de Rajoy), nada sobre Cataluña, poquísimo sobre el aborto y una consideración proforma sobre la barbaridad de Ceuta. No pidió la dimisión de Rajoy ni mentó siquiera la posibilidad de una moción de censura. Y ambas cosas se las ha ganado este gobierno con creces. Una oposición demediada. Arrancó bien y se desinfló. Rubalcaba habrá sido corredor de fondo en su juventud, pero ahora no sostiene un discurso de mediana duración.

Más contundente estuvo Cayo Lara que sí se explayó sobre la corrupción y estuvo ocurrente al avisar a los miembros del PP con cuentas en Suiza que Helvetia no es una Comunidad Autónoma. Pero, sobre todo, fue muy oportuno dictaminando que el gobierno solo protege a las elites económicas. Es la tecla de la desigualdad que también había tocado Rubalcaba, pero con más fuerza: un tsunami de desigualdad que está "violando los derechos humanos". Y dicho en clave más social, de conflicto de clase, que el socialdemócrata tiende a pasar por alto. Aun así, podía haber sido más incisivo y claro: el gobierno es un comité de asuntos de la patronal, la banca y la iglesia. Legisla no solamente en interés de estas sino a sus dictados. Y también anduvo corto y flojo de reflejos: no basta con criticar. Hay que señalar el camino de la puerta. Cuando se ganan elecciones mintiendo, se gobierna mintiendo y favoreciendo a los seguidores y, sobre todo, a uno mismo a base de sobresueldos y expolio de lo público, como esa apropiación del registro civil en beneficio de Rajoy y sus compadres de profesión, lo menos que se puede esperar es que a uno lo llamen ladrón sin parar y le pidan que dimita.

Por eso, la intervención más lograda, a juicio de Palinuro, fue la de Coscubiela, el portavoz de Iniciativa per Catalunya-els Verds, quien ha definido la situación con mayor exactitud, llamando las cosas por su nombre: el gobierno, según el diputado catalán, carece de tal autoridad porque ampara a un "capitalismo confesional, rentista y parásito" y porque da cobijo y oculta la corrupción "enquistada en su propio seno", comportándose como "verdaderos saqueadores". Esa es la verdad y lo que debía haber sido tema monográfico del debate y, ante esa verdad, a Rajoy le ha salido la estirpe, aquella cuyos hijos son "mejores" y justamente desiguales por ser superiores. El desprecio, casi el asco, la impertinencia (el ya tal del momento) con que se negó a responder a Coscubiela, con altanería de señorito, demuestra que su estirpe será muy elevada, pero él es un patán.

dimecres, 12 de febrer del 2014

Las tres eses negras.

La desafección, la hostilidad de la ciudadanía hacia los políticos se extiende, según los expertos, a la política en su conjunto. Y también a la misma democracia, avisan los más agoreros entre ellos. Es el caldo de cultivo en el que engordan las tendencias extremistas, sobre todo de derechas, los populismos, la xenofobia, el fascismo siempre latente en Europa. La causa de esta actitud suele ir a buscarse a la mezcla de corrupción e incompetencia que caracteriza a los gobernantes. "Son todos iguales". "Van a lo suyo". "Dan la espalda a la sociedad". "Son incapaces de resolver los problemas." "Pero aprovechan para enriquecerse." Son expresiones habituales, generalizadas. Solo con esto, el asunto es ya muy grave.

Pero hay más, mucho más. No se trata solo del rechazo que provocan las actitudes de los gobernantes respecto a los asuntos prácticos y cotidianos de la vida: las corruptelas, las arbitrariedades, las insensateces, la incompetencia en la gestión. La irritación ciudadana viene movida por escándalos de mayor calado, que afectan a cuestiones de principios, de valores, de convicciones que se predican y se desprecian en el mismo acto. De estas cuestiones se habla, sí, pero en tono menor, como si diera miedo tratarlas abiertamente. Y, sin embargo, son las verdaderamente graves, las que deslegitiman el sistema político e incluso el orden de convivencia. Son las tres eses negras de esta crisis.

Silencio.

Se dice que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. La sabiduría manda callar. ¿Siempre? A lo mejor es prudente moderar esa afición a los principios con unas gotas de desprestigiada casuística. Callar puede no ser siempre lo mejor. La insólita declaración de la Infanta es un monumento al silencio. Siendo toda palabra potencialmente incriminatoria, de sus labios solo salió una monodia de no sé-no recuerdo-no me consta-no-no-no. Es dudoso que ese inverosímil y cerrado silencio vaya a ir en su beneficio. Al contrario, hace su posición más insostenible. ¿Por qué, pues, lo mantuvo? No mejora su circunstancia personal  y empeora la de su marido. Lo verdaderamente grave es que apunta a su padre. El silencio de la Infanta -ya lo han señalado muy reputados analistas- sirve de cortafuegos al Rey, pretende protegerlo. Lo que el silencio quiere callar es el grado de conocimiento del monarca de unos presuntos delitos cometidos durante años por sus más directos y cercanos parientes. Un grado de conocimiento que necesariamente tiene que haber sido elevado. Los cortafuegos sirven si paran los incendios pero, a veces, cuando hay viento, estos los saltan y prenden en el otro lado del monte. Ahora es la fortuna del Rey la que aparece en el punto de mira de las peticiones de información de la ciudadanía. La Casa Real ha querido adelantarse tomando algunas tímidas medidas de transparencia que resultan insuficientes. El Monarca debe hacer lo que los ingleses llaman una full disclosure una full monty de su fortuna personal, de su origen y ubicación. Algo sobre lo que había caído un manto de espeso silencio acordado por los medios, los grandes partidos dinástico y los sectores poderosos de la sociedad, la banca, la Iglesia, la patronal. Silencio sobre la honorabilidad de la más alta magistratura del Reino. Primera ese negra.


Secreto.
Una de las garantías de la libertad de voto es el secreto. No hay elección popular legítima si el secreto no está garantizado. Excepto, curiosamente, en el Parlamento. El debate sobre si el voto de los diputados debe ser público o no es larguísimo y está lleno de matices. No seremos nosotros quienes lo resolvamos. Pero sí advertimos que suele pasar por alto la disciplina de voto, porque es algo molesto. La evidencia de que, en el noventa y nueve por ciento de los casos, los diputados no votan en conciencia sino según las directrices partidistas, destruye la teoría de la democracia representativa, según la cual los parlamentarios representan a toda la nación. Los partidos se saben tan alguaciles de la situación que tienen establecidas penas pecuniarias (¡ahí les duele!) para los diputados díscolos. La disciplina de voto es una causa del desprestigio de la institución parlamentaria entre la ciudadanía. Cosa que se agrava cuando, como ayer, se impone una votación secreta porque se trata de dirimir un asunto en el que las convicciones profundas están en juego. ¿Resultado? Sus señorías, pudiendo votar según su conciencia y no según su conveniencia, descubren que su conveniencia es su sola conciencia. Todos. Como un solo hombre. Lo expresó con característico desparpajo la diputada Villalobos: no iba a traicionar a su partido pues lo que a ella le gusta es dar la cara. Y, para dar la cara, la oculta. Con ese voto secreto, voto en libertad, voto en conciencia, sus señorías han demostrado ser los esclavos felices. Teniendo en cuenta que el ochenta por ciento de la ciudadanía y hasta el sesenta por ciento de los votantes de la derecha rechazan la ley contra las mujeres a cuyo favor han votado libremente y en conciencia sus representantes, ¿cómo quieren que los representados los respeten? Secreto. Segunda ese negra.

Sumisión.
El gobierno se ha cargado de un plumazo, por el procedimiento de urgencia, valiéndose de su guardia pretoriana parlamentaria -con la simbólica ayuda de sus píos socios de Unió Democràtica de Catalunya- el principio de la jurisdicción universal, la justicia penal internacional que los tribunales españoles, adelantados en esto, venían practicando. Otra vez una cuestión de principios. Y uno muy tocado porque, si ya la fe en el de la justicia nacional es casi inexistente a la vista de los sonados casos como la Gürtel, Bárcenas y, sobre todo, la Infanta, la que se depositaba en la jurisdicción universal ha recibido un golpe de muerte. Los jueces españoles tenían de los nervios a una decena de tiranos distribuidos por medio mundo. Pero la cuestión se plantea -y a toda pastilla, literalmente perdiendo el trasero- cuando afecta a los poderosos. Ya los Estados Unidos respondieron hace unos años con una típica chulería del Far West ante la petición española de que compareciera ante la justicia el oficial gringo que dio la orden de disparar contra el cámara español Couso en la guerra del Irak. "Helará en el infierno", dijo un mandamás estadounidense, "antes de que un militar nortamericano comparezca ante un juez español." Y colorín, colorado.

Pero la Justicia no sabe de infiernos ni amenazas. Solo sabe de principios, así que sigue pidiendo la comparecencia de los militares y, acelerándose, también la detención de unos ex-gobernantes chinos, a cuenta del presunto genocidio del Tibet. Los chinos, en lugar de responder a lo gringo, muy irritados, amenazan en serio y recuerdan que tienen el veinte por ciento de la deuda española. Así que el gobierno, en efecto, ha dado un bote y ha rendido completa pleitesía a los barandas del momento. Este mismo gobierno se niega a extraditar a presuntos torturadores de la dictadura para su procesamiento en la Argentina. Menos mal que los chinos parecen darse por contentos con que España se olvide para siempre de la jurisdicción penal universal y no pide que le extraditen a los juececillos que han osado acusar a sus geniales timoneles. Porque, dados el terror y la sumisión de nuestro gobierno, no sé lo que haría. Sumisión, tercera ese negra de este sistema que hace aguas.

dijous, 23 de gener del 2014

El delirio del ministro

La afirmación del ministro en el Congreso de que nada le dice que, pues no respetan los derechos del no nacido, los socialistas no vayan a legislar en el futuro en contra de los derechos del nacido es delirante. Porque es exactamente lo que está haciendo él en el presente: legislar en contra de los derechos de las nacidas. Es la famosa proyección de la derecha.

En efecto, el hombre debe de estar sometido a una presión muy fuerte; tanto que quizá no sea totalmente responsable de sus actos o dichos. Reconocer que has pretendido imponer por ley tus convicciones personales y ver que no te sigue nadie, ni los tuyos, que en el extranjero te miran con horror y que la opinión pública está mayoritariamente en contra de tu pretensión es un fastidio. Parecen todos contra ti, como en el famoso chiste del loco en dirección contraria en la autopista. Sostener que tu ley contra las mujeres (otro es el nombre oficial) es un avance en el proceso de su emancipación y que solo la aplauda Monseñor Rouco Varela no puede interpretarse a tu favor ni ante tu familia.

Es tal el delirio que quizá no sea delirio sino cálculo político de forzar un enfrentamiento extremo para imposibilitar todo acuerdo. Se insulta al adversario y hay pelea segura. Asesino. Genocida. Fascista. Y ya está liada. Estos católicos son muy de andar con las vísceras en la boca.

¿No es el ministro de hoy el alcalde de ayer, condenado por los tribunales por no pagar a la casera el alquiler del piso donde vívía durante dos años? ¿El mismo alcalde que, en cambio, pagó 120.000 euros de fondos públicos a Urdangarin por unos informes inexistentes? ¿El mismo que estaba dispuesto a regalar al Obispado de Madrid un terreno céntrico en las Vistillas, para hacer un Minivaticano en la capital? Todo esto dibuja un carácter: agarrado con los dineros propios, pero rumboso con los ajenos, los del común que entrega a manos llenas a los mangantes y parásitos que viven de engañar a la gente. Y, en lo tocante a la iglesia, raya en la generosidad celestial, próximo ya a la indulgencia plena, y siempre con los dineros del común. Esta su ley supone entregar de nuevo a los curas y atadas de pies y manos a las mujeres que se les habían escapado con la abominable e impía normativa de los socialistas. Es una ley en contra de las mujeres, para corregirles esa descarada tendencia a creer que, cuando se habla de la libertady dignidad de las personas, se habla de ellas.

Está claro que el ministro es practicante fiel del principio jesuítico de que el fin justifica los medios. Métaselo en la cabeza la oposición. No se enfrenta a un ministro, sino a un enviado de Dios. 

dijous, 9 de gener del 2014

El aborto y la disciplina de voto.

Innecesario decirlo: el aborto es un problema moral, de conflicto de valores, de lucha entre principios y creencias. Es un problema que afecta a las personas en lo más profundo de su intimidad, no solo conceptual sino también física, y no se puede resolver de modo tajante, imponiendo sin más por ley, esto es, coactivamente, las convicciones de un sector de la población sobre otro.

El proyecto de ley sobre el aborto, como cabía suponer, fractura la sociedad española de modo agresivo e innecesario. Una minoría sectaria y radical pretende legislar en contra de la opinión y los deseos de la mayoría. Es una minoría tiránica. Su pretensión cuenta con la resistencia de la oposición y con el rechazo de una parte importante de sus propios votantes, militantes y hasta dirigentes. Rajoy ha decretado toque de silencio en su partido, como hace siempre, como hizo con Bárcenas: a callar. Y probablemente tendrá el mismo éxito que con aquel.

De hecho, ya se ha planteado el tema de la disciplina de voto asunto que jamás se menciona, excepto cuando surge un problema que cruza las lindes entre partidos, entre ideologías, entre concepciones del mundo. Entonces alguien suscita la cuestión: los diputados deben votar en conciencia y no según las directrices del partido. La disciplina de voto (también llamada en algunos países "disciplina de partido", aunque esta tiene otras connotaciones) aparece como algo negativo, vergonzoso, aborrecible, que solo puede defenderse desde el cinismo. Como decía el genial William Gilbert, allá por el siglo XVI: siempre he votado según las directrices de mi partido y nunca pensando por mí mismo.

Por supuesto, la práctica tiene también muchos partidarios. El argumento que reputan más fuerte es que la disciplina de voto permite el cálculo del electorado y hace previsible la política parlamentaria. Es un argumento práctico, distinto del que esgrime el voto en conciencia pero no por ello desdeñable. Es decir, hay una discoincidencia entre la teoría y la práctica. En la teoría, los diputados representan en conciencia a todo el electorado, a la Nación y por eso la Constitución Española prohíbe taxativamente el mandato imperativo (art, 67, 2). Pero en la práctica los diputados están sometidos al mandato imperativo del partido. La disciplina de voto, además tiene poco que ver con el sistema electoral. Los sistemas proporcionales suelen mostrarla, pero también los mayoritarios. Gran Bretaña es precisamente el modelo de ambos, disciplina de voto (esta se encarga a un diputado que se llama "látigo", whip) y sistema mayoritario simple. Y como Gran Bretaña, muchos países de la Commonwealth. Solo se apartan de la tradición los Estados Unidos, en donde no hay diciplina de voto o es muy laxa. En realidad, la discplina de voto depende de la voluntad de los partidos que son quienes mandan (formalmente) en el Estado contemporáneo, considerado por un ilustre publicista alemán de la postguerra como un "Estado de partidos de masas", definición que quizá haya que reconsiderar.

Volviendo a España y el aborto, la cosa tiene el habitual cariz algo pintoresco. El PSOE plantea como reto al partido mayoritario el voto en conciencia, la ruptura de la disciplina de voto. Loable propósito. Pero, como las manzanas, tiene gusano. Y no crean que está en el hecho obvio de que ese mismo partido impusiera sendas multas hace unos meses a sus diputados catalanes díscolos que rompieron la disciplina de voto con motivo de la consulta, incluida la infeliz Chacón. Eso es la habitual chapuza que se hace cuando se invocan principios con fines instrumentales. El gusano está en otra parte y afecta a los dos partidos mayoritarios. Veamos.

Según la prensa, la diputada del PP Villalobos pide libertad de voto, o sea, poder votar en conciencia. Hermosas palabras, gratas a los oídos de cualquier espíritu libre. Pero ambiguas y hasta quizá aviesas. Tanto la petición socialista de romper la disciplina de voto como la de poder votar libremente tienen trampa. No hay que pedir la ruptura de la disciplina. No hay que pedir libertad de voto. Hay que pedir voto secreto.

Solo el voto secreto es libre. Solo él rompe la disciplina de voto y, de admitirse, habría diputado@s del PP que votaran contra la ley, pero tambien l@s habría del PSOE que votarían a favor. Es forma de voto prevista en el reglamento del Congreso, si bien este lo excluye en los casos de "procedimiento legislativo."  Ahí está el gusano.

(La imagen es un dibujo de Jacques-Louis David, titulado El juramento del juego de la pelota, de 1791, en el Musée National du Château, Versailles)

dissabte, 7 de desembre del 2013

Suma de poderes.


¡Santo barón de Montesquieu, señor de La Brède, ya ves de qué sirven tus enseñanzas! ¡Qué imagen contemplan tus asombrados ojos! El príncipe en secreteos con el juez en presencia de un obsequioso legislador que, como lacayo, se tiene a respetuosa distancia. Sí, ya sabemos -cosa que tú ignorabas, noble patricio- que el Tribunal Constitucional no es poder judicial; pero, a los efectos, lo es. También sabemos -algo nuevo para ti- que el príncipe es ahora electo. Pero no te preocupes, Secondat,  ha sido electo por mayoría absoluta y él entiende lo de absoluta como los dos reyes que te tocaron, Luis XIV y Louis XV. Se hace lo que él dice y los demás miran y/o escuchan y, llegado el momento, aplauden.

El de esta exhibición de unidad de poderes, estimado barón, en esta vecina España que tú tenías por atrasada, fanática, medio africana, es el aniversario de la Constitución. Sí, querido señor de La Brède, esa norma dictada por los emperadores romanos que los independentistas norteamericanos resucitaron para inscribir en ella el principio de oro de todo gobierno civilizado: la división de poderes. Tu doctrina, maestro. Tu doctrina está en la constitución y los poderes la celebran abrazándose y dando testimonio de su unidad y jerarquía. La celebran convirtiéndola en público, sin recato alguno, no en una unión sino en una fusión de poderes.

¡Ah, admirado autor de El espíritu de las leyes! ¿Cómo ibas tú a imaginar que la razón de Estado seguiría siendo ley suprema doscientos cincuenta años después de tu muerte? El espíritu de la Ley es el espíritu del estado de excepción. ¿Que no lo entiendes? Pero, querido magistrado, la clave está en tus Cartas persas. El despotismo asiático. Al súbdito que sale a la calle a protestar le confiscan sus medios de vida y lo condenan a la pobreza.

Olvídate de la división de poderes. Aquí los poderes están unidos como una piña, como un puño de hierro, presto a golpear al catalán  que ha enarbolado bandera de facción y pone en peligro la unidad de la Patria. Te admirará saber, eximio filósofo que, siguiendo los pasos de la Ilustración, cuenta el poder español con un equipo de sabios encargados de explicar racionalmente cómo toda pretensión independentista es una superstición alucinada propia de pueblos atrasados que se dejan seducir por ideologías totalitarias, desde el carlismo al nazismo.

Mientras se termina de generalizar esa teoría que llaman nazionalismo  (y que, por supuesto, no se aplica a los poderes del Estado, uno en esencia y trino en apariencia), el Príncipe explica su táctica de wait and see frente al nacionalismo catalán que, por cierto, está en un momento crítico. Si fuera más versado en historia podría explicar a los socialistas que está aplicando una táctica fabiana, muy típica del socialismo británico, que la tomó de Quinto Fabio Máximo, Cunctator, el cónsul que se enfrentó a Anibal. Eso también te suena a ti, que eras gran admirador de los romanos. Una táctica fabiana para contener al bárbaro cataláunico.

A juicio del Príncipe, los socialistas se dejan llevar de los nervios y hablan de reformar la Constitución. Pero Quinto Fabio Rajoy dice que hay que esperar, frenar al faccioso. Siempre habrá tiempo de reformar. Tú también, querido Montesquieu, pasaste media vida pidiendo se reformaran las costumbres. Pero tú creías en las reformas; el poder uno y trino español, no. Lo ha dejado dicho Rajoy en una de esas reflexiones en las que da la medida de sus entendederas. En el fondo no quiere reformas porque  “no tiene sentido reformar por reformar para meter dentro a quien no quiere estar dentro”. Pues sí, maestro, ya ves. Tu ingenio es inimitable.

Está muy claro. No se reforma nada. Se recurre al Tribunal Constitucional, que es de los nuestros y se hace lo que haya que hacer. Por ejemplo, se puede multar con 30.000 euros a todos y cada uno de los nacionalistas catalanes por ofensas a España.

¿Que qué es "ofensas a España"? Lo que en tu tiempo se llamaba blasfemia.

dijous, 28 de novembre del 2013

El fascismo del sectario y la elegancia del demócrata.

Pocas veces podrá verse mejor la abismal diferencia entre los fascistas y los demócratas como en este vídeo de la intervención en el Congreso del ministro del Interior, Fernández Díaz, y el diputado del PSOE, Madina, sobre la Ley Mordaza con la que el PP pretende volver al régimen que añora: la dictadura.

Frente a la chulería y los insultos de un sectario del Opus que apenas sabe hablar, el diputado Madina tiene una intervención memorable: digna, valiente, clara y sensata en la que, con razones y argumentos, anuncia lo que, a juicio de Palinuro, debiera ser el norte del PSOE: que ese bodrio de Ley Mordaza será derogado. Como deben derogarse todas las tropelías que lleva dos años cometiendo este gobierno caracterizado por la mentira, la arbitrariedad, el abuso de poder y la corrupción.

Que la ley es inconstitucional salta a la vista a cualquiera que la hojee. Como es inconstitucional la LOMCE y demás adefesios jurídicos perpetrados por este partido más parecido a una banda de malhechores. Además, en el caso de la Ley Mordaza, junto a su carácter dictatorial y antijurídico, se mezcla otro rasgo también muy preocupante: se trata de la obra de un demente con acusados delirios persecutorios. La salud democrática del país exige no solamente que se destituya a los principales responsables de este atentado contra el Estado de derecho y las libertades de los ciudadanos (básicamente Fernández Díaz e Ignacio Cosidó) sino que, por su propio bien, se los interne en algún frenopático.

Además - y ello no es asunto menor- este increíble debate ha servido para mostrar que Eduardo Madina tiene una solidez y claridad de ideas que vendrían muy bien al PSOE si, como es de desear, abandona ya la ambigüedad, la marrullería y los embustes rubalcabianos que amenazan con hundirlo del todo. Porque Palinuro no está muy seguro de haber entendido en su exacto alcance el gesto de Tomás Gómez, pero sí ha calibrado en toda su miseria moral y su falta de principios e integridad ese vergonzoso pacto PSOE-PP en el Consejo General del Poder Judicial, después de que los socialistas engañaran a todo el mundo, afirmando que ya no  habría más pactos con un partido corrupto como el PP y (añade Palinuro), enemigo de la democracia y profascista.

divendres, 18 d’octubre del 2013

Duelo en el OK corral del PP.


Ahí los tienen ustedes, tres de los terribles hermanos Dalton, apoyados en actitud desafiante en la empalizada del OK Corral, en espera de la llegada de Wyatt Earp/Rajoy y Doc Holliday/Sáenz de Santamaría para dirimir sus diferencias a tiros. Faltan los otros dos más peligrosos Dalton: el padre, Joe Aznar, y la hermana Hope "Aguirre" Warlike. En cuanto lleguen, habrá una ensalada de tiros. O eso se piensa.

Tiene gracia que el chivo expiatorio que posibilitó el acceso al poder del PP en 1996 cuando, para conseguir los votos de CiU, Aznar despidió de una patada en el trasero a Vidal Quadras, sea ahora quien suspira por la vuelta del héroe de las Azores. Una gracia inexplicable. Salvo que entren en juego otras consideraciones, como el hecho de que, probablemente, Rajoy no cuente con Vidal Quadras para las europeas de 2014 y que este, ya en la puerta de salida de su carrera política, a la desesperada, levante bandería particular y funde un partido nuevo para garantizarse el escaño en el Parlamento de la Unión. Las elecciones europeas tienen estas peculiaridades. Considerémoslas.

En todos los países son elecciones de segunda y su funcionalidad para los partidos es obvia: cementerio de elefantes. Cuando los políticos dejan de ser útiles o están quemados o han metido demasiado la pata o tienen problemas con la justicia, las oligarquías les buscan un retiro dorado en Bruselas. Como hacen también cuando quieren premiar servicios de personal ajeno a la estructura orgánica (por ejemplo, periodistas estilo mastín, dispuestos a ladrar y morder en donde haga falta en pro del amo), dándoles así una especie de canonjía bruselense.

Pero las leyes de vida son inexorables. Los partidos como fábricas de detritus humanos no paran. Al poco tiempo ya vuelve a haber políticos inservibles a los que conviene ocultar. Por ejemplo, ¿qué va a hacer el gobierno con gente como Mato, Wert, Cañete, Báñez que no solamente están achicharrados sino que solo sirven para hacer reír al repetable, más incluso que el gran Wyoming? Ofrecerles ser legisladores europeos. 

Pero el Europarlamento está de bote en bote y no cabe un alfiler. Así que hay que aligerar la carga. Mayor Oreja, Vidal Quadras y otros desechos de tienta sobran en Bruselas y deben hacer sitio a los nuevos meritorios. Para los otros Dalton, Abascal, Quirós, etc la realización del amago de Vidal Quadras es su última esperanza, antes de que el olvido y la indiferencia se los trague. Hablan mucho de traición a unos oscuros principios ideológicos pero ni ellos mismos saben a qué se refieren como no sea al universal y eterno de quítate tú para que me ponga yo.

Ahí está el mogollón. Eso de invocar los fantasmas de Aznar y Aguirre es de un efecto relativo. Aznar tiene a su mujer de alcaldesa de Madrid con tantos méritos para ello como Palinuro para ser el Dalai Lama y estará a lo que el partido le ordene, so pena de tener que volver a convivir con su encantadora señora, liberada de las tareas municipales por decisión del mando. A Aguirre pueden echarla de la presidencia del PP madrileño solo con un gesto de Rajoy, para que ocupe el puesto Ignacio González quien lo hará encantado pisando la cabeza de quien antaño fue su madrina, su musa, su protectora y amiga.

Así que la de Vidal Quadras huele a pólvora. 

dijous, 17 d’octubre del 2013

¿Qué hacer frente a la tiranía?


En homenaje a Jorge Arsuaga, de Bilbao, en huelga de hambre por considerar que el gobierno es ilegítimo; y a quienes la hacen y hagan con él.



La ilegitimidad del gobierno es, en efecto, clamorosa. Lo sabemos todos. Empezando por el mismo gobierno. Se trata de una ilegitimidad de origen porque su partido ganó las elecciones engañando y mintiendo sobre sus verdaderas intenciones, traducidas luego en lo contrario de su programa electoral y porque, además, las ha ganado presuntamente con trampas, con juego sucio, mediante financiación ilegal, en una situación de vergonzoso ventajismo quizá delictivo.

Es también abrumadora la ilegitimidad de ejercicio. Rajoy gobierna autoritariamente, por decreto, sin someterse al control parlamentario ni rendir cuentas a la opinión pública a la que oculta todo cuanto es relevante y tiene que ver con él y sus políticas que, sin embargo, explicita en términos crudos en el extranjero. Se vale para ello de un control total, asfixiante de los medios de comunicación, la inmensa mayoría de los privados y todos los públicos bajo su dominio, con la misión de censurar la información, escamotearla, embellecer la acción del gobierno y denigrar la de la oposición. No hay diferencia entre los tertulianos mercenarios de la derecha en los medios privados y los de los públicos, que suelen ser los mismos.

Correspondientemente, tiene bloqueado el Parlamento, dedicado por mayoría a silenciar y ningunear la oposición y aplaudir todo lo que haga o diga el gobierno. De igual modo interfiere permanentemente en la acción del poder judicial, ya sea manipulando la composición de sus órganos u obstruyendo de muy diversos modos la acción de la justicia.

Su relación con la ciudadanía es despreciativa, arrogante, autoritaria, casi fascista. Tanto el presidente como sus ministros o cargos del partido se niegan a hablar, a dar explicaciones o mienten sin sonrojo y se niegan a retractarse de sus mentiras o, simplemente, difaman. Al mismo tiempo reprimen con mano dura -cada vez más dura- toda manifestación de descontento, crítica o disenso, bien por la vía penal (Gallardón acaba dejando el código en un tiempo anterior a Beccaria) o por la vía policial. La política de orden público está sesgada en la represión ideológica de la protesta de la izquierda por medios violentos, hostigadores, intimidatorios, mientras tolera (si no ampara) las provocaciones fascistas callejeras o de sus propios alcaldes.

La invocación de la mayoría, el único recurso -mecánico- del gobierno frente a la crítica es falaz. Ya no hay tal mayoría. La ha perdido. La obtuvo para otra cosa; no la ha hecho y la ha perdido. Y aunque la conservara, ¿no es posible a la par que odiosa una tiranía de la mayoría? Y no es el caso, insisto. Si se invoca la mayoría, convóquense elecciones anticipadas, ahora que ya se sabe qué pretende cada cual y veamos si la mentira, el engaño, obtienen mayoría.

Este gobierno ilegítimo no deja resquicio al discurso, ni lo respeta; no dialoga; impone sus criterios -a los que el mismo Rajoy llama radicales- a la fuerza; insulta y amenaza. Así las cosas, la huelga de hambre de Jorge Arsuaga no solo es respetable sino encomiable. Cuando un poder tiránico no deja salida alguna fuerza es recurrir a lo único que nos queda, nuestra dignidad y nuestra vida misma. Somos, quiero creer, muchos quienes simpatizamos con el gesto de Jorge, impresionados por las consecuencias que pueda tener para él, y que lo secundaríamos. Si no lo hacemos es por una serie de razones comprensibles y también respetables: somos mayores, o tenemos familia, o estamos enfermos, o sencillamente, no nos atrevemos.

Pero todos aquellos que decimos simpatizar con Jorge estamos obligados a manifestarlo y hacer algo por apoyarlo (y, de paso, a nosotros mismos) en su línea. No todos podemos ir a una huelga de hambre pero si cada cual busca en su vida, en sus condiciones de existencia, seguro que puede hacer (o dejar de hacer) algo para evidenciar su crítica, su oposición a esta tiranía de forma activa, pacífica y legal; al menos de momento. Es un acto individual, pero convoca a millones. Carece de sentido criticarlo porque pueda distraer de la acción colectiva. En absoluto. Cada una va por su cauce y la acción colectiva bien puede tomar ejemplo de la de Jorge. Tenemos que defendernos y, con nosotros, la dignidad de la democracia, pues no hay tal en un gobierno tiránico, oligárquico, bajo fuerte sospecha y acusación en sede judicial de organizarse al margen de la ley durante veinte años. Un gobierno con un sonsonete: que la ley se cumple; pero solo cuando la hace él.

Es palmario a la vista de la bochornosa sesión parlamentaria de ayer. La vicepresidenta no solo no se retractó de su triple infamia sobre los parados sino que añadió otra falsa acusación al ex-ministro Valeriano Gómez. Y luego llevó su arrogancia, su desprecio al Parlamento y su chulería al extremo de ausentarse en el turno de réplica, cuando dicho ministro pudo por fin defenderse y dar un claro mentís, tras forcejear dialécticamente con la presidencia de la Cámara que quería acallarlo.

¿Cuántos desplantes y atropellos, cuantos desprecios, abucheos y ninguneos está la oposición dispuesta a soportar en un Parlamento en el que se la bloquea y silencia, antes de realizar un acto como el de Jorge? ¿Cuánto tiempo más va a estar haciendo el juego a una derecha que instrumentaliza el Parlamento para sus fines autocráticos antes de denunciar la situación y retirarse al Aventino?

dimecres, 9 d’octubre del 2013

La moción de censura de Femen.


El tiempo se ha acabado. Aquella moción de censura con la que, en un insólito momento de valor, Rubalcaba amenazó al gobierno hace meses, es ya la única arma a disposición del PSOE para conseguir que este gobierno de embusteros, autoritarios y presuntos corruptos, atrincherado en su mayoría absoluta, dé explicaciones a la ciudadanía, a la que trata como un rebaño de ovejas. Hasta la fecha PSOE e IU han intentado todo para que la derecha se avenga, cuando menos, a fingir algún talante democrático y cierta sensibilidad parlamentaria. Pero ha sido inútil. La necesidad de Rajoy de impedir que las acusaciones sobre los sobresueldos que pueda haber estado cobrando, sus mentiras en el Parlamento (y fuera del Parlamento) y el resto de sus prácticas poco menos que mafiosas se le formulen a la cara, y la del PP de evitar que se conozca públicamente el grado de corrupción que anida en su seno, llevan a ambos a colaborar para que el Congreso se convierta en un remedo de las cortes franquistas que, en el fondo, es el tipo de órgano legislativo que añora la derecha.

La mayoría absoluta derechista ha yugulado todas y cada una de las docenas de mociones de la oposición pidiendo la comparecencia del hombre que lleva dos años ocultándose después de haber mentido afirmando que él daría la cara. El Parlamento, falseado en su esencia por una guardia pretoriana, verdadera colección de paniaguados, tiralevitas y logreros del partido del gobierno, no sirve literalmente para nada. No actúa, no controla, no fiscaliza, no investiga y se limita a "legislar" bovinamente unos textos que el gobierno le remite como Franco, con un motorista. Es el parlamento de la vergüenza y la impotencia, poblado por unos diputados acobardados y sumisos que, por no tener, ni siquiera han tenido (salvo dos o tres modestas excepciones) las agallas necesarias para aplaudir y vitorear a esas tres mujeres de Femen que han dado una lección a un país cada vez más aborregado. Patidifusos se han quedado los representantes de la soberanía popular (que, en el fondo, solo representan a los barandas de sus partidos), boquiabiertos, incapaces ya ni de hacer algún comentario sobre los atributos con que estas bravas mujeres cuestionan y provocan este machismo emasculado de sacristía que rezuma el hemiciclo de mayoría nacionalcatólica. 

Únicamente Edurne Uriarte, haciendo gala de su oquedad cerebral y su ausencia de dignidad de género, se ha atrevido a balbucear cuatro necedades sobre ese magnífico gesto de quienes valen mil veces más que ella en todos los sentidos, tachándolas de... ¡espectáculo machista! desde alguno de los numerosos canales mediáticos de los que dispone gracias a la pasta de la derecha, que no a su inexistente ingenio. Digno comentario de quien llegó a ser nada menos que pareja del inenarrable Wert, el que inaugura eventos entrando por las puertas de servicio.

Son las mujeres de Femen quienes han presentado la moción de censura que el PSOE no se atreve a interponer, sacando a luz la viscosa hipocresía del ministro Gallardón, meapilas sofista al servicio de los curas en su intento de cargarse el derecho al aborto. Ellas y solo ellas. Los socialistas (¡y las socialistas!), callad@s como conej@s. Y, por supuesto, a horas del hecho, Rubalcaba -cada vez más parecido a Rajoy- silente y desaparecido.

Hasta un portavoz habitualmente cómico con los tirabuzones de sus seudoargumentos como el del PP, se permite el lujo de provocar a los socialistas afirmando que no tienen valor de presentar la moción de censura. Que no tienen valor, ni ideas, ni programa, ni líder.

Y va a ser verdad.

Esta oposición casi parece la sombra de un gobierno a la sombra de un presidente a la sombra de un delincuente. Innoble situación.

Ya que no son ustedes capaces de respetarse a sí mismos, respeten cuando menos a los votantes que les pagamos unos sueldos suculentos a cambio de los que no hacen ustedes nada y den la batalla por la democracia, la libertad y la dignidad de la gente. Hablen ustedes con Cayo Lara para que apoye la moción de censura (si no lo hace, que diga por qué y arrostre el merecido descrédito que le caerá) y presentenla de una maldita vez.

Queremos personas dignas en el parlamento, por lo menos tan dignas como las mujeres de Femen. No patos acobardados por el facherío reinante.

La mentira todo lo ilumina.


Al informarme sobre el debate de ayer acerca de las supuestas mentiras de Rajoy en sede parlamentaria, me vino a la memoria la obra de Thomas de Quincey,  Del asesinato considerado como una de las bellas artes. Fui a buscarlo en casa del Tío Google y me topé con un estupendo artículo de Juan Torres López en El País del mes de agosto titulado Rajoy y el arte de la mentira en el que echa mano de la obra de De Quincey para glosar con mucha ironía e inteligencia como una de las bellas artes la capacidad de mentir del presidente. Suscribo todo lo que en él se dice y lamento no haberlo leído antes pues sin duda hubiera enriquecido algunas de las observaciones veraniegas de Palinuro.

Ignoro si sus señorías habían leído el artículo de Torres que les hubiera mostrado en qué jardín se han metido. De todas formas, el presunto mentiroso estaba, como siempre, ausente y el intercambio fue entre los portavoces de los grupos parlamentarios, especializados en decirse lindezas. Los socialistas y los de IU, que apadrinaban las mociones, pusieron cual no digan dueñas al presidente en ausencia (o en rebeldía, según se mire). Los populares contraatacaron con los EREs y procedieron a formar la guardia pretoriana de defensa, rechazando por enésima vez un debate parlamentario en serio sobre las presuntas mentiras de Rajoy. El parlamento está para proteger al presidente del gobierno y ampararlo en su negativa a comparecer, rendir cuentas, dar explicaciones, incluso ante acusaciones tan graves como la de mentir en sede parlamentaria que, por cierto, es una felonía, un delito o falta que la Constitución estadounidense considera motivo de inhabilitación del presidente, vicepresidentes, etc., los famosos high crimes and misdemeanors. La mentira está bunkerizada.

En 1712, Jonathan Swift publicó un panfleto titulado El arte de la mentira política. Luego se supo que, en realidad, era de su amigo John Arbuthnot. El mismo Swift lo contaba en sus Cartas a Stella. Pero sigue publicándose como obra suya. En 1712, en plena guerra de la sucesión española con Francia, tanto Arbuthnot como Swift venían a ser lo que hoy llamaríamos el gabinete de comunicación del gobierno tory de la reina Ana, o sea, su aparato de propaganda. Para defender la causa de la paz con Francia, los dos escribieron un montón de mentiras y crearon símbolos propagandísticos. Arbutnoth, por ejemplo, creó la imagen de John Bull, icono de Gran Bretaña hasta el día de hoy. Esos son comunicadores, caramba. Entre sus producciones, este arte de la mentira política que debe de ser libro de cabecera de Rajoy y en el que se define la mentira política como el arte de convencer al pueblo de una falsedad saludable con algún buen fin. 

Pues tal cual. Puro Rajoy, que sigue al pie de la letra el tratadillo del mentiroso político. Solo comete un error. Convencido, quizá de esa atribución apócrifa a Goebbels de que una mentira mil veces repetida se convierte en verdad, repite la suya sin parar. Grave error. Goebbels dice algo muy distinto: que debe repetirse la mentira pero no hasta hacerla inservible. Obvio. Lo decía también Arbuthnot: las mentiras deben ser variadas y no conviene insistir obstinadamente en una de ellas. Por ejemplo: no estamos acabando con el Estado del bienestar.

La guardia del pretorio parlamentario también es fiel discípula de Arbuthnot/Swift y sigue a pie juntillas su recomendación de que el mejor modo de contrarrestar una mentira no es con la verdad sino con otra mentira. Ejemplo: 

Mentira: Rompí con el señor Bárcenas cuando me enteré de que era un delincuente.

Opciones:

A.- Verdad: Siguió relacionándose con él después de saberlo a través de SMSs.

B.- Otra mentira: El presidente ya ha dado todas las explicaciones en el Parlamento.

Obviamente, es más provechosa la opción B. Esta puede adornarse, calificando a Rajoy, como hace uno de sus seguidores de hombre justo y honrado. Pero esto pertenece ya al reino de los invertebrados.

Queda solamente por preguntar al PSOE, sin ánimo de atosigar, cuándo interpondrá su moción de censura.

divendres, 27 de setembre del 2013

Sin límite.


Estaba clarísimo. La entrevista de Bloomberg era para consumo interno español con un evidente fallo en la pretendida difusión del mensaje al contratar con Bloomberg, que solo emite en inglés. La entrevistadora pregunta en su lengua, se escucha el inicio de la respuesta de Rajoy en español y, de inmediato, se suporpone un doblaje al inglés que ya no deja oír el recio castellano del presidente. Algo normal en los empeños exteriores de estos gobernantes absolutamente ineptos. Lo mismo hicieron en Buenos Aires: pagaron millonadas de nuestro dinero a no sé cuántos asesores, preparadores y conseguidores extranjeros para perder su objetivo y, además, hacer un ridículo universal, global. Porque es posible que no todo el mundo entienda el español de Botella, pero su inglés lo comprenden hasta los sordos; quizá los que más.

Si la entrevista ha conseguido su finalidad de difundirse en España a través de la prensa libre se debe al increíble intento de La Moncloa de que Bloomberg censure las preguntas y respuestas sobre Bárcenas. Es la regla primera de la publicidad: nada difunde algo tanto como la pretensión del poder de censurarlo, acallarlo o silenciarlo sin poder real de conseguirlo. El intento es comprensible porque las respuestas (y las preguntas, por cierto) se las traen. Comprensible pero inaceptable y estúpido. Sobre todo estúpido porque, siendo claro que es la única parte de la entrevista con interés, tarde o temprano, se abriría camino. Justamente lo que la intervención trataba de impedir y lo ha acelerado.

Las respuestas, en efecto, se las traen. Primero por existir. Rajoy da en el extranjero las explicaciones que niega en España. Otra cosa es qué explicaciones. Eso es lo segundo: dice desconocer si se han destruido en el PP pruebas sobre Bárcenas. Es decir, no sabe si lo que se ha destruido es o no prueba sobre Bárcenas, pero está claro que se han destruido cosas. Discos duros, registros de entradas, contabilidades. No son declaraciones de un presidente del gobierno, sino de alguien que no quiere que lo impliquen en algo, pues es el presidente del partido en donde se destruyen cosas. ¿O pretende decir que ignora si en su partido se destruyen cosas?

Resonancia completa. Crece la indignación porque Rajoy se permita mentir en el extranjero lo que ya no se digna mentir en casa. La guardia pretoriana del Congreso debiera soliviantarse. Tanto esfuerzo para impedir las preguntas, interpelaciones, mociones de la oposición exigiendo explicaciones al presidente y este va y las suelta en Nueva York y del modo menos avisado, confirmando todas las sospechas que levanta en su país. Claro que aquí cuenta con notables apoyos en las instituciones del Estado. La fiscalía en el proceso de Bárcenas se opone a citar a Rajoy a declarar como testigo argumentando, entre otras lindezas, que la intención de la parte que exige la comparecencia es mediática y política y no puramente procesal. Algo insólito. Lo de menos es la intención de quien solicita una prueba; lo que debe verse es si la solicitud es razonable o no y aquí la fiscalía, sin argumentos, dice que la declaración de Cospedal hace innecesaria la de Rajoy. Es justamente todo lo contrario. La hace imprescindible pues dicha declaración significó a Rajoy como quien tomó la decisión del peculiar despido de Bárcenas. El debe explicarlo. Y en sede judicial.

En lugar de eso, el hombre se presenta en la Asamblea General de la ONU y con el fin, al parecer, de conseguir un puesto para España en el Consejo de Seguridad, alardea de las aportaciones de nuestro país a la obra de las Naciones Unidas, reivindicando la Alianza de las Civilizaciones y la ONU Mujeres de Zapatero, sobre las que se pasó años haciendo chirigotas, sin que ahora tenga reparos en decir lo contrario porque el menda carece de toda dignidad. Vamos, que le ha plagiado el discurso al bobo solemne. ¿Cómo llamará él a quien plagia un discurso de un bobo solemne?

Estas cosas preocupan al común de los mortales, a quienes importa la diferencia entre la verdad y la mentira. Pero no a él, que está por encima del bien y del mal, gracias a su pertenencia a una buena estirpe. Este término, como el de casta, son sinónimos vergonzantes de nobleza y eran los que Rajoy empleaba en 1983 en un artículo para defender la desigualdad entre los seres humanos como algo científicamente demostrado. La cuestión es clara: como es algo científicamente demostrado y él es de buena estirpe, le corresponde gobernar con la misma naturalidad con que la langosta devora las cosechas.

Las acusaciones de corrupción, de sobresueldos, de financiación ilegal, etc, el envilecimiento de la vida pública y el bloqueo de las instituciones no requieren explicación alguna de la presidencia del gobierno. Del gobierno de España.

Resumiendo esta entrada: la democracia española más parece una dictadura por el hecho de que el gobernante es irresponsable política y penalmente. O a tal situación conduce un bloqueo de las instituciones al servicio de esa inmunidad del presidente del gobierno. Del gobierno de España. Esa gran nación gobernada por un truhán.

dimarts, 23 de juliol del 2013

Contraataques.


Con razón odia Rajoy la ruedas de prensa, las preguntas y a los periodistas. No hay modo de meterlos en cintura, caramba. Cuando crees tenerlo todo bien atado, cuando menos te lo esperas, salta un Ciprian Baltoiu y te suelta la pregunta que llevas siete meses evitando. Y no solo la suelta en perfecto español de forma sino también de fondo. Le pregunta el rumano cuándo y dónde piensa responder a la cuestión de Bárcenas, si en el Parlamento, ante un juez o en un discurso en la tele. No es de extrañar que a Rajoy se le descompusiera el rostro. La foto de El País es muy buena. Pero merece la pena ver el vídeo, que está colgado en el portal de La Moncloa íntegro. Espero que los especialistas en lenguaje no verbal, gesticular, nos deleiten con sus interpretaciones porque la faz del presidente, según va primero oyendo y luego comprendiendo la pregunta, canta. Es un gesto de pasmo absoluto, seguido de otro de resignación ante lo inevitable: tiene que hablar; tiene que decir algo; tiene que improvisar. Improvisar, santo cielo, con lo mal que se le da. Y, en efecto, esto es lo que improvisa: que Baltoiu es un buen "seguidor de la política española" y que, comparecerá en el Parlamento a últimos de julio o primeros de agosto, cosa que, lo más seguro, improvisó en tan angustioso momento. Lo de haber presentado ya la solicitud de comparecencia suena a la habitual  ración de trola.

Resumen: Rubalcaba ha arrancado la comparecencia y Baltoiu ha fijado el día y el lugar. Rajoy es como un cardo arrastrado por el viento. Va a dónde le dicen. Prueba irrefutable de liderazgo. Sáez de Santamaría y Margallo estarán satisfech@s de su presciencia: Rajoy comparece cuando lo estiman oportuno y conveniente... Rubalcaba y Baltoiu. Y no haya equivoco: Baltoiu merece que le hagan socio de honor de la asociación de la prensa. Eso es solidaridad profesional, sí señor. Sus colegas le deben una. A lo mejor se la devuelven en Rumania, en donde quizá los periodistas rumanos tengan la misma libertad que aquí tienen los españoles, es decir, escasa. Todos los periodistas hubieran querido hacer esa pregunta y muchos en sus exactos términos, pero hay una serie de barreras que lo impiden, desde las institucionales de La Moncloa y los chanchullos y maniobras para emascular las ruedas de prensa potencialmente "peligrosas" hasta las relaciones contractuales con sus empresas en tiempos de precariedad y zozobra laboral. En España, la de periodista es profesión de riesgo. Que se lo digan al de ayer, apaleado mientras curraba en el escrache feminista.

Y más y más. Ya dicen los heraldos de la verdad que Rajoy comparece a petición propia. (Sí, es la misma petición propia que hace en urgencias el que acaba de abrirse la cabeza con una farola). Para calmar, añade Cospedal, ese clima de alarma social que ellos han creado. (Ellos son los "políticos y periodistas"; o sea, los judeomasones que no descansan). Y porque, corona el nuevo discurso Rajoy, él quiere aclarar dudas que legítimamente tiene mucha gente. Suena, en efecto, a contraataque que merecería algún crédito de no ser porque todas esas consideraciones y afirmaciones se hacen a los siete meses de estallar el escándalo. O, lo que es lo mismo, siete meses negándose en redondo a dar explicación alguna de nada, mintiendo como bellacos, diciendo lo contrario de lo que ahora aseguran con la misma falta de vergüenza que en ellos es endémica y pandémica.

Ahora, hay otro giro radical y falso, sembrado de los habituales embustes. Dice Rajoy que él va siempre al Parlamento (sic), que responde cuando le preguntan (sic) y que hasta ahora nadie le ha preguntado en el parlamento. Parece como si el que no siguiera la vida política española fuera Rajoy. O quizá piense que la gente es tonta, no se entera de lo que pasa y se le puede colocar cualquier trola.

Contraataca también la dueña dolorida, más dolorida y más amenazadora que nunca. Asegura que ya va a presentar la segunda denuncia contra Bárcenas, de la que lleva hablando un par de semanas. No va a dejarse pisotear. El señor Bárcenas no es el PP. Lo que hiciera es cosa suya y sus papeles son todos falsos en lo que respecta a los cobros de sobresueldos en "sobres marrones". Hasta ahí podíamos llegar. Pero ¡qué le vamos a hacer! Son los papeles de Bárcenas frente a su palabra que, la verdad, vale poco, después del contrato simulado liquidado en diferido. Y ahí ya la dueña pierde los estribos e, indignada de que se cuestione sistemáticamente su integridad, se apunta al expediente no-estoy-en-política-por-dinero. Por todos los dioses: otra que se sacrifica por la Patria, como Rajoy. Ya escama y avergüenza un tantico que tengan que decirlo. Sostiene Cospedal, descubriendo la luz de la verdad, que ganaría mucho más con su profesión de abogada del Estado. ¿Sí? ¿Cuántos abogados del Estado poseen un cigarral de 2,5 millones de euros a los cuarenta y tantos años de edad y con 1.200 euros de trienios?

La señora Cospedal se ha zafado con una triquiñuela de comparecer en el parlamento castellano-manchego, pero se despacha a gusto por la televisión, que para eso es suya, aunque la paguemos entre todos. Es el estilo caudillo, que esta temporada se lleva mucho.

dijous, 9 de maig del 2013

La retirada al Aventino.


Hace unas fechas, con motivo de alguno de los habituales desprecios de Rajoy al Congreso o de la aplicación del rodillo popular en esta o aquella decisión (¡esas votaciones en que la mayoría rechaza a veces cientos de preguntas de la oposición sobre el caso Bárcenas e impide que se hable de él!) Palinuro sostenía que, a causa del autoritarismo del gobierno y su mayoría parlamentaria absoluta, el Congreso era irrelevante. No puede controlar con eficacia al gobierno; este comparece cuando quiere y habla de lo que quiere. Dada la férrea disciplina de voto (que incluye multas a los diputados díscolos) no existe ninguna posibilidad de que el PP pierda una sola votación y, por ende el gobierno, cuya posición es inexpugnable. Ni visos de verosimilitud para un voto de confianza; no hablemos ya de moción de censura. El gobierno hace y dice lo que le place sin fiscalización alguna. Incumple su programa y ayer, en la sesión de control, Rajoy afirmó rotundo que nadie le apartaría de seguir la senda de su programa que, por lo demás, nadie sabe cuál es, salvo hacer lo que le ordenan en Berlín. Aseguró asimismo que no quería engañar a nadie. Pues será la primera vez ya que hasta ahora no ha hecho otra cosa, como él mismo ha reconocido. 

Ante la situación de ninguneo del Parlamento, de irrelevancia e impotencia de este, convertido en una cámara de aplaudir y abuchear, en cierto modo degradado en su función, Palinuro sugería que la oposición lo abandonara, que repitiera la famosa retirada al Aventino, cuando algunos diputados socialistas en el Parlamento italiano, en protesta por la desaparición de su compañero Giacomo Matteoti (cuyo cadáver apareció unos meses después, habiéndose tratado de un asesinato fascista) se retiraron de la cámara y comenzaron a reunirse en otra sala. Lo llamaron "retirada al Aventino", en recuerdo de la llamada secessio plebis, de la República romana, por la cual la plebe se retiraba al Aventino (una de las colinas de Roma), dejando solos a los patricios en la ciudad, en realidad una ciudad fantasma pues, al retirarse los plebeyos se cerraban todas las tiendas, servicios, etc. Algo muy parecido a una huelga general. Gracias a las sucesivas retiradas de la plebe a lo largo de los siglos, esta consiguió la equiparación de derechos con los patricios. Por eso los diputados socialistas hablaron de su retirada al Aventino como el intento de que los fascistas restablecieran la legalidad. Pero fue al revés de lo que sucedió con la plebe romana: la persecución se amplió a los comunistas, se abolió el régimen parlamentario y se instauró la dictadura fascista, cuyo primer acto fue enviar a la cárcel al diputado Antonio Gramsci, que murió en ella.

El episodio de la ritirata sull'Aventino, ha quedado consagrado, sin embargo, como un acto de lo que podría llamarse la "dignidad parlamentaria", con independencia de cuál sea su resultado práctico. Aunque tampoco este es tan desdeñable. Si bien no suele mencionarse, la revolución francesa es una especie de retirada del Aventino. Convocados los Estados-Generales por Luis XVI, el estado llano se reunió aparte; se le añadieron luego el clero y la nobleza (de toga y de espada) y los Estados Generales se convirtieron en la Asamblea Nacional. La retirada al Aventino tiene muy buena prensa. Por eso la proponía Palinuro a la oposición de izquierda.

Pero héteme aquí que es el PP, la derecha, quien la pone en práctica en el Parlamento catalán. Visto que el pleno del Parlamento ignora la decisión del Tribunal Constitucional de dejar en suspenso la declaración de soberanía de hace unos meses y designa una comisión para gestionar el dret a decidir, Alicia Sánchez Camacho y sus compañeros de grupo lo abandonan sosteniendo que el Parlament está en una actitud de insumisión. Pura retirada al Aventino.

Es algo de lo que podría aprender la oposición del Congreso y el Senado. Si realmente el gobierno está dispuesto a apoyar en los solos votos de su grupo parlamentario toda su legislación, sin consensuar nada ni escuchar a nadie a la hora de tocar cuestiones vitales para la mayoría de la sociedad,  la presencia de los otros grupos parlamentarios solo es ornamental y justificativa. A lo mejor se hacen valer más retirándose al Aventino.

dimecres, 20 de febrer del 2013

Debate sobre el estado de la corrupción.

Se hacen cábalas sobre el debate del estado de la Nación de hoy. Según parece, la táctica de Rajoy será marcharse de paseo por Europa y hablar bruselense con el añadido, ya preanunciado en los medios, de una medida-bomba de carácter económico. El déficit, los logros del gobierno, la economía, mucha economía y confianza en un futuro de gloria al que nos conducirá con mano firme quien no ha dicho una sola verdad desde que tomó posesión jurando acatar la Constitución con un crucifijo delante.

No quiere ni oír hablar de la corrupción. Justo uno de los temas que más preocupan a los españoles. Y no solo preocupan. También indignan. Se entiende: la coincidencia de dos fenómenos tremendamente negativos tiene un efecto explosivo. Uno de ellos es la profunda y pertinaz crisis económica; el otro, el comportamiento escandaloso, presuntamente delictivo, de una gran cantidad de dirigentes del PP, con o sin cargo público. Las comparaciones encienden los ánimos. Quieren desahuciar a una anciana por una deuda de 300 euros y el amigo Bárcenas tenía veintidós millones agachados en Suiza. Ponen a la gente en la calle a cientos con la indemnización mínima, casi ridícula y al compañero Sepúlveda le regalaron, según el juez, 500.000 euros con la condición, entiendo, de que su mujer o exmujer nos los viera. Escatiman el salario mínimo a la gente y regalan 60.000 euros al año a un mozalbete sin cualificación alguna, para que interprete el papel de nuestro hombre en la Habana. Hay casi seis millones en el paro pero todos los familiares, amig@s y client@s y allegad@s del PP están enchufad@s con sueldos de cine.

La oposición tiene que hablar de la corrupción, que debe ser el eje de su discurso. Lo de Europa está muy bien pero si el país no sale adelante es porque tiene un gobierno desacreditado y sin legitimidad, acosado por la corrupción en su partido. Y él mismo bajo sospecha en la persona de su presidente, acusado de recibir dineros irregulares mediante sobres y sin que hasta la fecha lo haya desmentido de modo tajante, claro y firme. Y tampoco ha emprendido acciones judiciales en defensa de su honor, como han hecho algun@s de sus subordinad@s, por ejemplo, Cospedal. No es viable un gobierno con un presidente bajo sospecha. Incluso aunque Javier Arenas resucite la teoría de la conspiración del 11-M que, como los vampiros, nunca muere del todo.

Es de la corrupción de lo que la oposición tiene que hablar. Y debe hacerlo en su lenguaje, no en la neolengua del gobierno, con términos inteligibles para todos y dando a los hechos la interpretación que merecen, no la embellecida del poder. Así, allí donde el gobierno habla de privatizar, la izquierda lo hará de expoliar; donde el gobierno dice venta de bienes públicos, la oposición traducirá almoneda al mejor postor; donde reformas, recortes; donde racionalización, encarecimiento; copago, repago; modulación, prohibición; crisis económica, estafa; crisis de la banca, más estafa; auditoría interna, enjuague; auditoría externa, encubrimiento; transparencia, ocultación; todo el peso de la ley, todo el peso del indulto.

Pero, lo fundamental, la oposición debe retar al presidente del gobierno a zanjar de una vez por todas las sospechas de comportamientos ilegales. Es lamentable llegar a esta situación y hasta se hace un poco violento por vergüenza ajena pero es que el presidente del gobierno parece carecer no ya de pundonor sino de un sentido mínimo de la dignidad. De esta forma, la pregunta debe ser clara e inequívoca: ¿quiere el presidente del gobierno decir al parlamento ya que hasta ahora no lo ha hecho, cuánto cobra y ha cobrado en los últimos cuatro años, de qué procedencia y bajo que concepto?
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 9 de febrer del 2013

La moción de censura y el programa de la izquierda.

Leo un interesantísimo artículo de Rafael Escudero Alday en Público, titulado ¿Moción de censura de Rubalcaba? No, gracias, en el que rechaza la idea de que Rubalcaba presente una moción de censura. Está muy bien argumentado y documentado. Se inscribe en una línea de crítica al proceso de declive de la preeminencia parlamentaria en los sistemas democráticos muy visible desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, bastante clara hasta el punto de que no es infrecuente la expresión de "crisis del parlamentarismo" en el doble sentido del régimen parlamentario frente al presidencialista y de la centralidad del legislativo. Igualmente dictamina con acierto que la regulación de la moción de censura en la Constitución de 1978 es un punto débil más de una débil Constitución a la hora de garantizar el Estado social y democrático de derecho que ella misma proclama.

Si algún reparo puede ponerse al artículo es más en el terreno de lo que no dice que en el de lo que dice; lo cual no es mucho, desde luego. Pero tiene su aquel. Su examen de la moción de censura española, directamente tomada de la alemana, hace hincapié en los aspectos jurìdicos de la figura y eso lo lleva a considerarla como inútil en cuanto arma del parlamento frente al gobierno. Especialmente con gobiernos monopartidistas apoyados en mayorías absolutas. En otros casos, no es tan inútil. En España no ha triunfado aún ninguna moción de censura; pero en Alemania, precisamente, sí. En 1982, Helmut Kohl sustituyó a Helmut Schmidt en la cancillería mediante una moción de censura. Una vez en sesenta y cuatro años no es mucho; pero es. La regulación de la moción de censura constructiva, desde luego, es plomo en las alas. Pero la imposibilidad de volar también viene de las mayorías absolutas que, a su vez, dependen de los sistemas electorales. Y, dentro de las mayorías absolutas hay que distinguir entre las monopartidistas y las pluripartidistas. Pero, en todo caso, centrarse en los aspectos jurídicos de la moción -ninguna triunfante en España en 35 años- apunta a un intervalo de atonía política en los próximos dos años y medio en una especie de permanencia de la situación actual que cabe calificar de anómala teniendo en cuenta que el artículo habla del desmantelamiento de las bases del Estado de derecho en España. Coincidiendo plenamente, uno se pregunta qué se puede hacer.

Respuesta: presentar una moción de censura. Esta tiene una vertiente política con características propias. Las dos presentadas hasta la fecha en España la de Felipe contra Suárez (1980) y la de Hernández Mancha contra Felipe (1987) se perdieron. Quienes las presentaron ya sabían que las perderían. Las presentaron por otro motivo: para darse a conocer a sí mismos y su alternativa, confrontarla con la del gobierno, exponer las debilidades de este, forzarlo a explicarse en sede parlamentaria y, vía medios, ante la opinión pública. La moción de censura de Felipe fue un éxito y preparó tanto la subsiguiente descomposición de UCD como la victoria del PSOE en 1982. La de Hernández Mancha fue, al contrario, un fracaso con ribetes cómicos por las circunstancias personales del candidato, quien acudía como invitado, pues era senador. En los años de los gobiernos minoritarios del PSOE se pudo haber presentado alguna moción y Aznar hizo un par de propuestas en firme, una de ellas comprometiéndose a no gobernar sino a disolver las Cortes acto seguido de su investidura y convocar elecciones anticipadas, y otra proponiendo, incluso, como candidato a un miembro de otro partido. Pero no se formuló ninguna. Aznar no se atrevía a presentar una moción de censura si no tenía el triunfo asegurado.

En la situación actual, dos circunstancias aconsejan a la oposición ganar visibilidad, recomponerse y presentarse como alternativa viable. La primera es el estado de deterioro de la función parlamentaria, prácticamente inexistente en un país con mayoría absoluta monopartidista y estricta disciplina de voto. El gobierno aplica su programa por decreto ley y soslaya el parlamento de modo sistemático. No existe debate alguno en la cámara pues el rodillo del PP veta todas las iniciativas y la mayoría de las comparecencias. Sin embargo, cuando se produce una de estas, bien planeada y bien hecha, como la de Ada Colau del otro día, tiene un efecto mediático enorme. Aunque termine en fracaso inmediato pues el PP rechaza la iniciativa legislativa y considera las audaces propuestas de Colau algo obsoleto (sic).

La segunda circunstancia es que, a catorce meses de su derrota electoral, el PSOE sigue en un estado de marasmo. Su visibilidad es escasa. La valoración popular de su líder, bajísima y la intención de voto al PSOE se acerca, sí, al PP, pero es más por lo que este baja. En esta situación, una moción de censura perdida de antemano fuerza el debate parlamentario que el gobierno sustrae, da voz al PSOE, le permite hacer un juicio crítico sobre dicho gobierno a la vista de todo el mundo, presenta al secretario general como candidato a la presidencia y le ofrece la oportunidad de dar a conocer el programa del partido que, a juicio de Palnuro, debe ser una propuesta de programa común de la izquierda. Con el compromiso firme de aplicarlo formulado en sede parlamentaria. Que la gente, los votantes, sepan qué significará votar a la izquierda en las elecciones siguientes.

Un programa común de la izquierda debe comenzar con una batería de medidas de lucha contra la corrupción en términos prácticos, no de la vacua retórica de la regeneración democrática. Los partidos de un hipotético frente de la izquierda deben someterse a una auditoria externa anual, permanente y pública, realizando todas sus transacciones a través de la red. Cosas de este tipo. Igualmente es esencial que formulen de forma clara, inteligible, qué políticas proponen para complementar la lucha contra el déficit con las medidas expansivas de corte neokeynesiano. Vuelta a políticas fiscales progresivas. Detención y reversión del desmantelamiento y privatización de los servicios públicos. Lucha contra el fraude en la evasión fiscal y la economía sumergida. Banca pública. Inversión en I+D+i. Apertura de nuevas líneas productivas. Reforma política en profundidad. Revisión de la Constitución en materia de derechos y libertades, partidos políticos y sistema electoral. En la cuestión teritorial, convocatoria de una convención en la que se debata, entre otras, la del derecho de autodeterminación. Convocatoria de un referéndum sobre la Monarquía. Quizá, incluso, proceso constituyente..

Obviamente, no tiene por qué ser así. Algunas cosas pueden apartarse, otras entrarán (por ejemplo, cuestiones de ecologismo) en la necesaria negociación. Pero al final es importante que sea una propuesta de programa común de la izquierda. Es importante tomar la tribuna del Parlamento para presentar una alternativa viable a la penosa situación actual, responsabilidad de un gobierno cuya legitimidad está en serio entredicho. Es importante que la gente lo vea, lo oiga, lo lea. Muy importante. Muy importante que, en esta situacion de postración general, los ciudadanos sepan que hay alguien con una alternativa viable. Aunque solo sea por evitar la resignación.

(La imagen es una captura de Rubalcaba 38, bajo licencia Creative Commons).