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dimarts, 28 d’abril del 2015

¿A qué partido pertenece Julio Anguita?

Tomo prestada la pregunta que se hacía ayer en Facebook Jaume d’Urgell y lo felicito por haber encontrado una forma tan concisa y diáfana de plantear uno de los asuntos más turbios de la política española. Si también tomara prestada la respuesta casi unánime que recibía de sus lectores (“al Anti-PSOE”) este post acabaría aquí.
 
Pero hay algo más. Por supuesto, la causa a la que Julio Anguita ha consagrado su vida ha sido impedir que el PSOE gane elecciones. Ese es su principal objetivo, il sorpasso. Es una fijación compartida con muchos comunistas que, a falta ya de otros signos de identidad, solo se reconocen en su animadversión a la socialdemocracia.
 
Anguita es un superviviente del viejo leninismo, el que rompió con la socialdemocracia traidora con ánimo de liquidarla. Es el continuador del estalinismo que tanto contribuyó al desarrollo del fascismo europeo con su política antisocialista. Un testigo amargo del último intento comunista de quitar el sitio a la socialdemocracia como quiso hacer Carrillo con aquel invento del Eurocomunismo y que ahora pretenden reeditar los neocomunistas de Podemos.
 
Anguita dice “deberse” a IU. Al fin y al cabo, la fundó él con la clara y esperable intención de dar matarile al socialismo democrático en los años 80. Pero alaba a Podemos y prácticamente pide el voto para ellos. También es de ese Foro Cívico que ha puesto en marcha como plataforma personal. Y, por supuesto, supongo, del PCE.  En definitiva, ¿cuál es su partido? Ninguno. El que en cada momento más ayude a hundir al PSOE.
 
Esta izquierda fragmentada, enfrentada en incontables corrientes, suspira por la unidad como el personaje de Kafka espera inútilmente que se le abran las puertas de la Ley. Y tan anhelada unidad se prevé, no ya al margen del PSOE, sino en contra de él. La fórmula, prodigiosamente inepta de PSOE-PP la misma mierda es, sintetizada por mandato de Twitter en PPPSOE no es nueva en la intención. Los comunistas han llamado siempre cosas feas a los socialdemócratas, socialtraidores, socialfascistas en el siglo pasado y socialiberales en este. Los pobres socialistas cargan siempre con algún sambenito. Curiosamente la socialdemocracia es la única forma de la izquierda que ha gobernado en Europa antes y después de la segunda guerra, la única que ha hecho algo tangible, por ejemplo, el Estado del bienestar, que ahora todos consideran meta deseable. Hasta quienes lo están dinamitando en el PP. Las otras izquierdas no han hecho más que hablar. Y, en donde han hecho más que hablar (en Europa oriental), mejor es no hablar. La prueba es que en eso, al menos, están calladas.
 
No, no, se dice. Lo de ahora es nuevo. La socialdemocracia ha traicionado a la socialdemocracia. Hoy, el programa socialdemócrata es revolucionario. La “verdadera” izquierda se ha hecho “verdaderamente” socialdemócrata, como cabía esperar, porque la vieja socialdemocracia se ha hecho neoliberal. Probablemente haya mucho de verdad en este juicio y la socialdemocracia haya ido perdiendo sus rasgos distintivos hasta incurrir en la actual crisis ideológica, más parecida a un marasmo del que no sabe cómo salir. Pero el juicio es inadecuado. En primer lugar no es cierto que sea algo nuevo. Los comunistas nacieron hacia 1919 acusando a la socialdemocracia de traición. Y así siguen.
 
En segundo lugar, hay una evidente injusticia. La socialdemocracia se ha adaptado a la lógica neoliberal en gran medida. Pero ¿por qué se juzga como una traición y no como un fracaso? Todos los ojos miran hoy a Grecia, a ver si puede articularse una política socialdemócrata no neoliberal. De momento no lo parece. Y más allá de Grecia. Al hundirse el comunismo realmente existente, los comunistas ya no propugnan la socialización de los medios de producción, la planificación centralizada ni la abolición del mercado. ¿Han traicionado o reconocen implícitamente que fracasaron? Y, si eso es así, ¿por qué el fracaso de la socialdemocracia a la hora de defender su propio Estado del bienestar no es un fracaso sino una traición? Porque los socialdemócratas están condenados de antemano por la “verdadera” izquierda, hagan lo que hagan. Son inherentemente, traidores. O algo así piensa Anguita.
 
Bueno, en último término, este rollo está muy bien, pero son neiges d’antan. No tan lejanas como las de la guerra civil pero tampoco de ahora, como las de la lucha contra los desahucios, que es en dónde hay que estar, en la transversalidad de los movimientos, la unidad popular, el empoderamiento de los de abajo, sin trileros de izquierda ni derecha, en lo espontáneo y asambleario, en el populismo bien entendido, en la soberanía de todos, en lo nacional-popular.
 
Entonces, ¿por qué sacar a Anguita? ¿Por qué declararlo referente? ¿Por qué escucharlo como al oráculo de Delfos? ¿Por qué reconocer su autoridad? En su obsesión anti-PSOE, Anguita destruyó IU y, al abrazarse ahora a Podemos, también lo está destruyendo.
 
Los sondeos llevan una temporada señalando tendencia a la baja del partido de los círculos, con gran contento de numerosos analistas que piden reconocimiento de yoyas, yo ya lo dije, yo ya lo sabía. Por el contrario, Palinuro, que siempre ha apostado por una coalición PSOE-Podemos por considerarlos a ambos izquierdas, está desolado.
 
Es dudoso que la constelación IU/Podemos invierta la tendencia bajista en intención de voto en el escaso mes que queda. Sobre todo porque interviene el imprevisible factor Ciudadanos. Pero, mientras tanto, debieran preguntarse si la decisión de sacar a Anguita como si fuera el Séptimo de caballería no es disparatada. Anguita trae puesta la bronca PSOE-comunistas. Es su vida. En España, hoy como ayer, la línea de fractura es entre izquierda y derecha. Los nuevos líderes lo niegan, pero la gente sigue pensando en términos de izquierda-derecha y, atención, centro, el punto geométrico sobre el que pivota esa etérea figura de la centralidad política. Y no es difícil ver aquí el truco de decir que ambos términos no son lo mismo porque el centro es un mazacote inmóvil y la centralidad política consiste en seducir al mazacote y llevárselo a un extremo.
 
Dos preguntas: 1ª) ¿cómo se espera alcanzar el centro si se echa a patadas a la izquierda que se relaciona con él? 2ª) ¿cómo se espera triunfar cuando no se dispara contra los de enfrente sino contra los del mismo campo? No es esperable (aunque no sea imposible) que gane la guerra un ejército que combate contra sí mismo.
 
Exageran quienes dicen que, en el fondo, lo que Anguita quiere es que gane el PP. No es así exactamente. Está dispuesto a hacer pinza con él como ya la hizo en los años 90 y todavía hoy emplea más tiempo y energía en anatematizar al PSOE que en criticar al PP, al que prácticamente, no menciona. Pero su fin no es que gane la derecha, sino que pierda el PSOE. El triunfo de la derecha es una consecuencia colateral no querida. Lo mejor para él sería que el PSOE perdiera y las elecciones las ganara el Partido Comunista, bajo su forma prístina o en alguno de sus camuflajes, como IU, Podemos o lo que sea. No siendo así, mientras no gane el PSOE, ¡qué vamos a hacerle si gana el PP!
 
Este PP.

diumenge, 19 d’abril del 2015

Sostenella, no enmendalla.


Podemos emergió de repente en un florido mes de mayo con la promesa de una primavera eterna. Recogía el espíritu del 15M y lo convertía en un rotundo triunfo electoral en las europeas que, de paso, conmocionó el entero sistema de partidos. En el contexto de la crisis, con desafección ciudadana, desprestigio de las instituciones y corrupción generalizada, los cinco diputados podémicos  aparecieron en Bruselas como los adelantados de una invasión vikinga. En España, una encuesta tras otra elevaba sus expectativas de voto a ser la primera fuerza en el Parlamento. Eran una ola. En poco tiempo llegarían a la cima.

De inmediato se produjo un efecto sifón. A Podemos transfirieron su intención de voto muchos electores del PSOE y muchísimos más de IU. Los recién llegados estaban fagocitando a los veteranos. Lo malo es que, con los electores y militantes, empezaron a pasarse o manifestaron deseos de hacerlo, los dirigentes que veían que se quedaban sin respaldo electoral. Y, con los dirigentes de IU llega inevitablemente la trifulca. Esta ha empezado a afectar también a la organización de acogida, que no ha podido mantener incólume su imagen de otro tipo de movimiento. Aunque los dirigentes hagan logomaquias con la izquierda y la derecha, el abrazo de una IU en descomposición y hundimiento, los lleva al sempiterno campo de batalla de la izquierda mal avenida; su virginal fulgor aparece ya tiznado con el barro y la sangre de la mêlée cainita de los comunistas, los excomunistas, los criptocomunistas y los neocomunistas. Todos ellos la verdadera izquierda, por descontado.

A estas alturas muchos electores ignoran cómo son las relaciones entre Podemos (con o sin otros coaligados) e IU, en dónde hay convergencia y en dónde no y, por supuesto, cuáles sean las razones para lo uno o lo otro. Habrá ocasiones en que, a falta de mayor información, decidan el voto a cara o cruz.

El momento es decisivo. Desde las ocultas cavernas de los viejos dioses ctónicos surge apocalíptica la figura de Anguita: es "ahora o nunca"; hay que acabar con el bipartidismo . En definitiva, para ser más claros, hay que alejarse del PSOE. No pasan los años. El PSOE sigue siendo la bestia negra. Tanto que está de nuevo dispuesto a destruir lo que tiene si con ello destruye también a su taimada enemiga, la socialdemocracia. Y ¿con qué fuerzas cuenta Anguita para este asalto final? Con Podemos, Equo, las PAH y otras formaciones, entre ellas la suya, Foro cívico somos mayoría.

El abrazo de Anguita a Podemos con anhelos de fusión en nombre de IU es mortal para la formación de los círculos. Basta con ver cómo el Califa lo coloca en pie de igualdad con otras organizaciones, como en una traílla.  ellos, que venían a ocupar "la centralidad del tablero" porque sí y con su habitual modestia. Calíbrese por lo demás en qué medida contribuye Anguita a trasmitir la imagen de la nueva política. El Califa no puede hablar por la organización IU puesto que esta tiene sus candidatos y cuenta con un coordinador general, Alberto Garzón, que aspira a la presidencia del gobierno, y no parece muy avisado ir a decirle que se ponga a la sombra de Pablo Iglesias.
 
Pero habla revestido de la autoridad patriarcal del fundador de IU y cuando, preguntado por el destino de Garzón en una hipotética confluencia, embarulla los términos, recuerda un poco la figura de Abraham, dispuesto a sacrificar a su muy amado hijo Isaac-Garzón para apaciguar a Dios. Acabar con el PSOE es requisito imprescindible de cualquier acción de la izquierda. Es un poco maniático, en verdad, con ribetes de neurosis compulsiva, impermeable a los datos de la experiencia y ese monótono discurso antipsoe hace tiempo que da rendimientos marginales decrecientes. Y algo está claro: sacar de paseo la imagen de Anguita  admonitorio, ceñudo, declamatorio debe de habérselo sugerido a Podemos el asesor de comunicación... del enemigo. Presentarse como alternativa de futuro innovador agitando el espantajo de un pasado de perdedor revenido solo tiene sentido si se entiende como una bienintencionada provocación dadaísta pero, a este paso, el asalto a los cielos quedará ya para el próximo plan quinquenal.

Si alguien piensa que lo anterior es una imagen escorada por algún tipo de subjetivismo, animadversión hacia IU, o Anguita o Podemos, aguarde un instante y considere si no es cierto que a la izquierda del PSOE hay un debate a varias bandas entre Podemos, la IU que ha convergido, la que quiere converger de todas todas y la que quiere converger, pero dice no poder hacerlo. Y considere asimismo cómo encaja en el conjunto de este debate la afirmación de Alberto Garzón de que a Podemos le gustaría ser el PSOE, o sea, parte del denostado bipartidismo contra el que lucha a muerte Anguita. Y más aún, que Podemos quisiera ser el PSOE. Menudo anatema. Es posible que Anguita, montando en santa ira, dicte una fatwa contra este enemigo de Alá.

A su vez, a Podemos va sentándole bien el traje PSOE que Garzón quiere cortarle a mala uva para hacerle sentir miserable socialdemócrata. En lo tocante a las enrevesadas cuestiones nacionales, el derecho a decidir, la autodeterminación, la secesión y otros quebraderos de cabeza, Podemos ha decidido que el mensaje del partido sea igual en toda España, en Navarra y en Andalucía. Es el "café para todos" cuarenta años más tarde con elementos de uniformismo típicamente Borbón. Añádanse las ambigüedades en lo tocante a la Iglesia y el Estado, la República y otros gestos y actitudes y se comprenderá por qué la IU garzonita, la que querría converger pero asegura que es imposible por la arrogancia de Podemos, aspira a recuperar los votos que ha perdido cuando los votantes comprendan que la verdadera izquierda transformadora sigue y seguirá siendo IU. Y que, para cambiar a IU por IU, mejor hubieran hecho quedándose en casa, en donde muchos tenían ya grado de chusquero.
 
Las próximas elecciones van a ser decisivas sobre todo porque vienen con un factor de incertidumbre explosivo en Ciudadanos. No crean que esté del todo claro a quién quitará votos Ciudadanos.  

dimarts, 7 d’abril del 2015

Los incuestionables.


Llámeme la lectora "radical". No será la primera vez, ni la última. De l@s 13 candidat@s a las Comunidades Autónomas elegid@s en primarias en Podemos, dos son mujeres. Solo con este dato dan ganas de decir: "con su pan se lo coman caballeros y vayan a engañar a otra parte". Enhorabuena a l@s feministas de la organización. Han conseguido estar muy por debajo del PSOE y del PP en punto a igualdad de género. No lo han hecho tan bien como sus amigos de Syriza que, como se sabe, compusieron un gobierno solo de machos, aunque, si se esfuerzan, pueden llegar a conseguirlo. Bastante cerca le andan en la composición de otros órdenes, orgánicos, locales, etc.

Pero nadie critique esta ni ninguna otra cuestión. Ojo con caer en la trampa de la campaña anti-Podemos, movida por la canalla socialdemócrata y los turiferarios del Régimen del 78. Es verdad que casi no hay mujeres entre los candidatos a las CCAA, pero eso es un hecho anecdótico y fijarse en ello, pura cortina de humo para ocultar zorrunas intenciones o envidias tiñosas. Bien claro está, sin embargo: no hay que tomar en cuenta lo que hacen los de Podemos, sino lo que dicen. Eso es lo importante.

Cuando dicen algo, que no es siempre, no vayan a pillarse los dedos y perder votos por explicarse acerca de cuestiones comprometidas, por definirse, por determinarse. ¿Acaso toda determinación no es una negación, según Espinoza? Por ejemplo, ¿qué hay de la eterna confrontación de izquierda y derecha? Nada, no hay nada. Cosa de trileros, sépanlo bien las almas de cántaro que se dejan engañar. Aquí lo que importa es el arriba y el abajo, como en los ascensores. Luego, hay que estar a lo que dicen en casa, entre los suyos, con un guiño: ellos son de izquierdas. Pero como el que juega al badmington y comprende que, siendo una afición personal, no debe darla por supuesta en los demás.

¿Y de Cataluña y el derecho de autodeterminación de los catalanes? Nada tampoco. Un silencio envuelto en una promesa tan redundante como absurda. La cuestión queda aplazada a un hipotético proceso constituyente en el que "podrá discutirse de todo". ¿Por qué no ahora? Porque no toca. Y es de esperar que no vengan los aguafiestas antipodemos a criticar como siempre y preguntar por qué no toca. No toca porque no toca. En el futuro sí, cuando pueda "discutirse de todo". Aprovechemos y añadamos que en ese "todo" futuro se incluye asimismo la cuestión de la República y la de la Iglesia y el Estado. De ahí que en el presente no pueda discutirse de nada. El círculo se cierra: si no hay que mirar lo que hacen los guajes sino lo que dicen y lo que dicen es que ya se verá en el futuro, lo más sensato que cabe hacer ahora es callarse. El que no se calle está haciendo el juego a "los de arriba". Está poniendo en cuestión lo incuestionable por razones inconfesables.

Eso de discutir es asunto espinoso. Podemos acude a las elecciones municipales en coalición con otras formaciones. En algunos casos con Ganemos; en otros, con IU, pero no siempre. La alianza con IU en unos casos sí y en otros no tampoco puede explicarse en términos racionales. Es así y ya está. Que votar a Podemos en Peñas de Arriba sea votar a IU pero hacerlo en Peñas de Abajo sea votar en contra de IU no tiene explicación alguna. Pero si alguien lo dice le cae encima un chorreo denso de quejas, ataques, recriminaciones de todo tipo, procedente casi siempre de los mutantes de IU cada vez más desesperados al ver que ni en la mutación consiguen ponerse de acuerdo: unos se metamorfosean en Podemos y otros se quedan como estaban; pero muy enfadados unos con otros y todos con los críticos. Especialmente con los que señalan que para cambiar una IU por otra no hacía falta armar tanto alboroto. Total, van a perder igual...

dilluns, 30 de març del 2015

La astucia de la sinrazón.

IU nació en 1986 con la voluntad de aglutinar las diversas fuerzas de izquierda que se habían manifestado en el país a raíz del referéndum sobre la OTAN. Fue una decisión oportunista con la que se trataba de aprovechar aquel enorme ímpetu (6.872.421 de votos en contra, el 39,85 % de los votantes) para reanimar a un moribundo Partido Comunista. No solo oportunista sino también copiada, sin innovación ni originalidad, una pura imitación de fracasos anteriores. IU se presentaba como una organización de masas que, en la estela teórica leninista, llevaría a estas a su emancipación mediante el trabajo heroico y callado de su motor revolucionario oculto, el Partido Comunista de España. En ese invento se integró una serie de partidos y partidillos y algunas personalidades independientes como Antonio Elorza, según él mismo acaba de recordar en un artículo en El País, muy acertadamente titulado la agonía de IU, si bien trae 30 años de retraso. La suma de partidos y personalidades recordaba las entrañables organizaciones unitarias de la izquierda en el tardofranquismo y su espíritu general estaba plagiado del proyecto eurocomunista del denostado Carrillo en los años setenta: izquierda radical, nueva, plural, comunista pero menos, genuinamente democrática, no socialdemócrata y con un punto de patriotismo.
Esta fórmula oportunista, simulada, plagiada, no dio resultado ni en el mismo año del referéndum de la OTAN pues ni en este ni en ninguna elección posterior consiguió IU acercarse ni de lejos a aquel porcentaje del 39,85% de votos "no". Ni de lejos. 4,63% con Gerardo Iglesias en junio de 1986; 9,07% en 1989; 9,55% en 1993; 10,54% en marzo de 1996. En estas tres últimas convocatorias IU alcanzó su cénit bajo la dirección de Julio Anguita y sus pintorescas teorías de "las dos orillas", el "sorpasso" y su no menos pintoresca práctica de formar un frente de hecho con el PP contra el PSOE, su verdadero enemigo. Después de Anguita, el declive, en picado: 5,45% en 2000 con Frutos, aliado al PSOE; 4,96% con Llamazares en 2004; 3,77% en 2011 de nuevo con Llamazares; 6,92% en 2011 con Cayo Lara. Fracaso total, sin paliativos.
Treinta años de partido testimonial e irrelevante; treinta años de hueras palabras revolucionarias, de "izquierda verdadera y transformadora" que no ha transformado nada nunca porque no puede, pero que han servido siempre para lastrar los resultados electorales del PSOE, la única izquierda real que ha tenido este país, la única que ha gobernado, la única que ha desplazado a la derecha de siempre, la única que ha hecho algo.  Y, por eso mismo, la que se lleva todos las críticas e insultos de IU y de su heredero, Podemos.
¡Ah, pero en 2011 se abre una ventana de oportunidad! Los errores del PSOE, su falta de fondo y categoría, su ausencia de sentido crítico, su corrupción, adocenamiento, burocratización,  su traición a los principios socialdemócratas, su derechismo y su incapacidad para dotarse de dirigentes de alguna valía, lo llevan al punto más bajo de su apoyo electoral en toda la democracia: 28,76% del voto en las elecciones de 2011 consigue Rubalcaba quien, en lugar de dimitir ipso facto, decide quedarse, a ver si consigue destruir del todo el partido gracias a su evidente incompetencia y su talante derechista.
El PSOE en horas bajas. La crisis azotando de la lindo. El PP en la cresta de su fascismo nacionalcatólico. La fortuna la pintan calva o la dicha ventana de oportunidad. De nuevo la posibilidad del sorpasso. Hasta Anguita vuelve del limbo para derrotar, por fin, a la odiosa hidra socialdemócrata con ayuda de unos valientes e innovadores jóvenes que, a las escondidas, se han puesto de acuerdo con él para dar el golpe definitivo al PSOE traidor ya que, en realidad, todos ellos proceden de la cultura comunista y han militado directamente en el PCE o en sus proximidades de IU... Y surge Podemos.
Con el mismo espíritu oportunista, simulado, plagiado que IU, pero con renovadas ambiciones. Del plagio no hay duda. Palinuro lo ha dicho en varias ocasiones: en Podemos todo es plagio, desde el título de la organización, pasando por sus tácticas, sus consignas, sus fórmulas, conceptos, teorías y hasta el nombre del fundador. Una falta absoluta de inventiva y originalidad, disfrazada con un discurso teórico claro y que suena bien en abstracto, pero no tiene engarce real en el país. Podemos se valió de un ejemplo exitoso, el de Syriza para presentarse como  la renovación de la izquierda española, la tan añorada presencia de una izquierda libre, nueva, independiente, que no tuviera nada que ver con la socialdemocracia burguesa ni con el adocenado comunismo. Algo en lo que confiaron muchos, empezando por  Palinuro.
Una patraña montada sobre una curiosa conjunción de fuegos mediáticos de artificio que algún día analizaremos de cerca pero que ha fracaso por la incapacidad de sus protagonistas para entender la astucia de la razón. Una falta de inteligencia tan clamorosa que ha sustituido aquella razón por una pedestre sinrazón.
El éxito de Syriza estaba basado en un reparto de roles políticos bien pensado. Aunque sus miembros  eran en gran medida tan neocomunistas como los de Podemos, comprendieron enseguida que sus posibilidades de triunfo dependían de que la gente no los asociara con el partido comunista. Y este, a su vez, entendió el juego, presentándose con sus siglas a las elecciones... para perderlas. Lo suyo era el papel de perdedor para que Syriza, incontaminada de proclividades comunistas, pudiera ganar. Y así pasó en las últimas elecciones en las que el KKE obtuvo el 5,5% de los votos mientras que Syriza se alzó con el 36,3%.  Syriza, con 149 diputados hubiera podido formar coalición con los 15 del KKE y tener mayoría absoluta. Pero no lo hizo porque en Grecia la izquierda es más inteligente que en España y entiende de política. Se alió con unos fantoches de derecha extrema.
En España, Podemos ganó en las elecciones al Europarlamento porque se diferenciaba de IU, gracias sobre todo a que los estrategas de esta -que no saben por dónde sopla el viento- creyeron que se trataba de frikis, como Arriola, del PP. Cuando se vio que no y que había un auténtico peligro de sorpasso pero no a la italiana, sino a la griega, comenzó el habitual tumulto, con todos los miembros de la federación queriendo converger atropelladamente con Podemos, sin darse cuenta de que esa convergencia sería mortal para esta formación que aparecería -y de hecho ya lo hace- como una confusa mezcla con los comunistas en todas sus variantes: convergentes, divergentes, madrileños, federales y selenitas. Las dos piezas mayores que llevan a IU hacia Podemos y que Podemos, por razones distintas, no ha conseguido neutralizar, son Tania Sánchez y Alberto Garzón. El destrozo que han hecho ha sido completo y, como les parecía poco, han mandado un torpedo a la línea de flotación de Podemos bajo la forma del verbo siempre engolado y absurdo de Mícer Anguita.
En resumen, IU se hunde, y puede arrastrar a Podemos. Es posible que aquella no llegue ni a mayo. Y ya se verá si Podemos llega a noviembre.

dijous, 19 de març del 2015

El odio al PSOE, II.


A fines de febrero, Palinuro publicaba un post titulado El odio al PSOE, sosteniendo que la animadversión de cierta izquierda a los socialistas no solo es un error sino una desgracia, algo que el conjunto de la izquierda paga en parte con el triunfo de la derecha. Y algo que no es enteramente explicable en términos racionales.

Ahora viene el señor Anguita y avisa a los suyos de que no se les ocurra pactar nada con el PSOE para después de las elecciones en Andalucía, pues "los nuestros", son otros. Parece una obsesión personal al estilo de después de mí, el diluvio. Vamos a hacerle el favor de entender que, si no excluye también todo contacto con el PP, es porque tal exclusión va de suyo. Aun así, ¿cabe explicar racionalmente por qué es hoy rotundamente inadmisible relacionarse con quienes se gobernaba en coalición hace dos meses?

Si se puede, hágase. Si no se puede, explíquese el sentido de esta prohibición con forma y fondo de anatema, fulminado por quien tiene una intención de voto de un ocho por ciento pero dice ser mayoría.

dimecres, 18 de febrer del 2015

Golpes de partido.

La escandalizada petición al PSOE de que requiera las actas a Griñán y Chaves es de una evidente y bovina mala fe. Los estatutos exigen la imputación y ninguno lo está. Han sido llamados a declarar en condición de imputados, pero que lo estén o no dependerá de la declaración y mediante auto motivado del juez. O sea, tiene razón Chaves cuando dice que nada ha cambiado con la citación a declarar. Eso es evidente y la escandalera demuestra que el debate político tiene las variaciones del Bolero de Ravel. Lo llamativo es que el portavoz del PSOE, Hernando, fuera incapaz de explicar algo tan elemental y se aturullara en el trago probablemente más amargo de su vida hasta ahora. Como siga así, le quedan muchos. ¿Las declaraciones en hemeroteca de Sánchez y Díaz sobre imputados y actas? En principio, siguen teniendo el mismo valor: tráigame usted los imputados y yo les pido las actas. Pero tráigamelos; no se los invente. Vamos, que no es difícil.

Estas consideraciones no convierten a Palinuro en ciego seguidor de las consignas del PSOE. En un país en el que las gentes del PP no dimiten ni cuando se los llevan los alguaciles, pedir la dimisión o renuncia a dos políticos llamados a declarar porque ellos habían pedido declarar voluntariamente es pasarse varios pueblos puritanos. Y, además, para nada, porque es asunto que va a resolverse en un sentido u otro en breves días.

Mucho más grave para el PSOE es esa declaración de no idoneidad de Tomás Gómez como candidato a la presidencia de la Comunidad. Es para dejar boquiabierto a más de uno. ¡Declaración de no idoneidad! Suena a excomunión, a extrañamiento, quizá a la proscripción de los antiguos romanos. Gómez, enemigo público número uno del PSOE. "No idóneo", ¿quiere decir que queda inhabilitado para aspirar a una nominación? Y eso, ¿puede hacerse así, por decreto? Palinuro no quiere fastidiar, pero suena un poco a un golpe de Estado de cuarto de estar, a golpe de mano dentro del partido. El aparato del partido reduce el terreno de juego de Gómez, le cambia las cerraduras, lo proscribe, mientras el afectado recorre los platós tratando de hilar un discurso coherente.

La cuestión parece ser ahora cómo resolver una pugna entre tres posibles candidatos de momento: Valcarce, Zerolo y Gabilondo. La primera es la opción gomecista, según parece; el segundo tiene más aspecto de espontáneo; y el tercero se declara disponible si se le solicita y, además, se consulta a las bases. Y de cómo se resuelva esta cuestión se encarga una comisión gestora presidida por Rafael Simancas quien habla con la autoridad que da que te hayan quitado la poltrona justo cuando ibas a sentarte en ella.

En la escudería vecina, de IU, un medio daba cuenta ayer de una segunda escisión en IU, al tiempo que informaba de que el grupo capitaneado por Tania Sánchez constituía un ente de cuya composición exacta aún no me he enterado aunque supongo que será abierta, llamado Convocatoria por Madrid . En cuanto al número ordinal de la escisión, si es la segunda o la enésima, depende de cuándo arranque el cómputo. En los últimos días, es posible. Y llamarlo convocatoria por Madrid solo demuestra poca imaginación. Lo de calificarla como de unidad popular revela la voluntad de confluencia en un vigoroso río de esa unidad. En todo caso, es un golpe de partido en defensa, claro es, de aquello que se rompe. Podía haberse llamado Convocatoria por la Unidad Popular, pero eso hubiera dado CUP, con la consiguiente confusión con las CUP catalanas.

En el PP no ha habido golpe de partido ni parece vaya a haberlo. El mando se impone. Solo se conoce un motín sin importancia en la parte de la alcaldía, con la autoatribuida condición de candidata de Esperanza Aguirre, dispuesta por defenderla a echarse en las fauces de Évole como Daniel en las de los leones. En el resto, silencio y a la expectativa de lo que decida el jefe que siempre paga con largueza la lealtad inquebrantable.

dilluns, 2 de febrer del 2015

Overkill.


Dicho está: el éxito de Podemos es incuestionable pues todo el mundo habla de ellos. Son noticia hasta cuando no lo son. Uno de los rasgos señalados por los periodistas que han cubierto la Convención del PSOE es que Sánchez no se haya referido a Podemos. Todo el mundo habla de ellos, pero no todos dicen lo mismo. Probablemente un tercio los odie (los votantes del PP), otro tercio los admire (los de Podemos) y el otro los envidie pues los odia y los admira al mismo tiempo (los votantes del PSOE).

No sabemos cuánto durará este terremoto, pero, mientras dure, tendrá efectos dramáticos. En el post de ayer Palinuro recordaba los dramas familiares de Ibsen. Hemos visto llorar a lágrima viva a Cayo Lara, un dirigente bregado en mil luchas, y ahora lo vemos casi grogui, abrumado, desfondado por el problema al que se enfrenta. IU de Madrid se escinde irremediablemente por el efecto sifón de Podemos y el conjunto de la organización hace aguas como un galeón español acosado por los bucaneros. En términos de mercado, siempre fríos, es poco probable que la marca IU resista. El problema viene después, cuando el Partido Comunista, a su vez, tenga que adoptar una decisión entre dos amargas formas de irrelevancia: en solitario o compartida.

Podemos tiene overkill. Me gusta el término. En una palabra se concentra algo que en español suena confuso: exceso de capacidad mortífera. La idea es clara. Podemos ha entrado en IU como un elefante en una cacharrería. Ignoro si Anguita, de probada lealtad a la organización, saldrá en defensa de los cacharros rotos. Podría hacerlo si estos cacharros tomaran vida como en un cuento de Andersen.

Con su antiguo rival comunista prácticamente desmantelado, el PSOE trata de resistir el overkill de Podemos recabando los viejos principios y cerrando filas. Veremos si lo consigue. Cuentan los mentideros entre asustados susurros, que el próximo barómetro del CIS trae las advertencias del banquete del Rey Baltasar, Mane, Tekel, Fares o "tus días están contados".

dilluns, 3 de març del 2014

A estatutazos.

Comentábamos ayer, dilecta lectora, los más y los menos de esta quisicosa, la lista europea de IU, que ha dado origen a la habitual bronca, al "aquelarre", como dirían los gacetilleros de antaño, aficionados a lo hiperbólico. No sé si hay otro caso en que un adjetivo haga menos honor al substantivo que el de Izquierda Unida, símbolo en oro de la sabiduría del refrán de "dime de qué presumes...", etc.

En efecto, la lista se ratificó y sus partidarios, básicamente el aparato de IU, la defienden como la más abierta, la más plural, la de más sensibilidad, la más paritaria, la más equilibrada la más convergente y amplia de su historia. Ni una sombra de duda. Reconocen que hacerla ha sido un "terrorífico esfuerzo" pues (Cayo Lara, textual): no sabéis las presiones que hay y a qué nivel llegan. Vaya con la izquierda alternativa. Diga las presiones; diga los niveles. Mucho puño en alto, pero las componendas van por la parte de atrás. No quiero decir a qué me recuerda esto porque el personal se pica. Estas declaraciones dan pie a la crítica de que la lista es un apaño de partidos, de aparatos, de intereses y nada que ver que los intereses de la gente, los representados, los votantes.

Es obvio y es lo que salen diciendo algunos agraviados en la componenda recién ratificada, en concreto los de Izquierda Abierta y la CUT, quienes denuncian que se ha vulnerado "la pluralidad", lamentando amargamente que la lista no se haya confeccionado de modo transparente, en primarias abiertas. Los agraviados teorizan a todo trapo con la falta de sensibilidad de IU hacia las movilizaciones sociales. Algo con lo que la izquierda suele estar de acuerdo. La sospecha de que si la votación de las candidaturas hubiera sido a la inversa, con IAb de ganadora, las tornas se cambiarían es razonable pero irrelevante. El caso es que se invocan razones de principios cuando hay problemas de acomodo de "los nuestros" en las listas. Unas listas consideradas indeseables por quienes protestan.

Porque, además de los principios, se esgrimen los estatutos. Y esa es la bicha de la izquierda alternativa. Siempre que salen los estatutos a relucir el asunto suele no tener arreglo. De ahí a la escisión o la expulsión hay ya poco trecho. Más de uno en IU piensa que donde Llamazares y los suyos deberían estar es en el PSOE y los más maliciosos sostienen incluso que el de IAb está buscando un pretexto de ruptura para pasarse a la fementida socialdemocracia. Lo cual tampoco estaría mal visto del todo pues liberaría algún puesto más en la lista, de los de patio de butacas; nada de gallinero.

Segun tengo entendido, IU ofrece a Podemos y a Equo integrarse en su lista a partir del número onceno. Puro gallinero. Y, como todo es relativo en la vida, la oferta puede ser digna de consideración para los primeros, que están en mantillas organizativas, pero casi parece una bofetada, una ofensa innecesaria, a la gente de Equo, que tiene su propio proceso de primarias. 

diumenge, 2 de març del 2014

La lista europea de IU.

¿Tenemos lista de IU? Tenemos una lista aprobada ayer por el Consejo Político Federal por 77% de votos frente al 23% de otra candidatura de Izquierda Abierta (IAb) y pendiente hoy de ratificación. Se ratificará, seguramente, pero sigue sin ser una lista. Faltan los nombres de los puestos 4º (ANOVA) y 8º (Chunta) y eso supuesto que la Chunta decida finalmente ir a las europeas en la lista de IU: si no fuera así, habría que correr a todos los demás un puesto y se armaría otro guirigay. Añádase el enfado de IAb que amenaza con ir a los tribunales por unos asuntos de precedencia en el orden de los candidatos difíciles de entender para los mortales. No sé si eso puede llamarse propiamente una lista electoral por la forma.

Pero tampoco por el fondo. Uno de los criterios de formación de la lista ha sido el afán de integración de otras fuerzas políticas. Pero eso produce una candidatura heterogénea en la que no está claro que todos los electos defiendan la misma política en Estrasburgo y Bruselas. Hasta se enfrentan en la composición de la misma lista como sucede con IAb. También puede ser que se abomine tanto de la disciplina parlamentaria que se lleve un grupo heteróclito. De necesidad, virtud y a soltar ditirambos sobre la "polifonía" de la izquierda, sinónimo de reñidero de cabezas de ratón.

El otro criterio aplicado ha sido el conservador de respeto a los derechos adquiridos y adecuada representación de los afines, como CCOO. Es una candidatura de gente de orden, con hoja probada de servicio, una candidatura del aparato entreverada de alianzas exteriores, el pluralismo externo, del que se queja Llamazares, quien se siente postergado por la mayoría. Una candidatura previsible. En Twitter se cruzaban apuestas sobre si la encabezaría Willy Meyer, que lo hace por tercera vez. Un hombre ecuánime, cortés, políglota, que tiene tanto tirón en los mítines como un fraile cartujo. Ganaron los meyeranos de largo. En contra de la expectativas de renovación tan insólitas como ingenuas.

Cayo Lara aprovechó la presentación de la lista para zumbar al que cree su verdadero adversario, el PSOE, y para remachar la doctrina del fin del bipartidismo en España que carga con la culpa de muchos males de la Patria, si no todos. Especialmente en tiempo de elecciones. Los dos partidos dinásticos habrán de habérselas ahora con otro con cierto respaldo popular, compuesto por diversas fuerzas pero unido como una piña. La metáfora de la piña aparece mucho. Se valora grandemente el pluralismo (la "polifonía") interno pero, frente al exterior, se es una piña. Un puño alzado.

Quien no aparece en la lista ni por el forro es Podemos. Si alguna vez pensaron estos en figurar en ella, incluso, quién sabe, (el mundo es de los audaces) en encabezarla, ignoraban que esa lista estaba ya negociada y pactada de mucho antes. No obstante, se reunieron al comienzo de semana sendas delegaciones de IU y Podemos, aquella de segundo rango, esta de primer nivel, para explorar todas las posibilidades, decían, con mentalidad abierta. Hasta redactaron un documento, a modo de acta solemne de la reunión en la que advierten que reman en la misma dirección, aunque no tenga uno claro si en el mismo sentido. Después de mucho marear la perdiz, IU advierte de que el debate sobre cabezas de lista no debe abordarse hasta haber acordado un programa y unos criterios de composición y representación social de las candidaturas electorales. La institución habló.

Hace diez años publicaba Adam Przeworski un interesantísimo artículo en Government and Opposition, titulado Institutions matter? que, aunque con un tono pesimista en un ámbito más general de democracia/dictadura, está lleno de enseñanzas para un caso como este pues guarda toda su actualidad. Las instituciones mandan y condicionan la acción política. Quien dice instituciones, dice partidos. Si alguien pretende llegar a la acción política por su cuenta, siguiendo cauces propios, montando un sano movimiento espontáneo, por ejemplo, esto es, desde fuera de las instituciones, plantea una cuestión contrafáctica y lo tiene muy crudo. Es visto como un afuereño, un intruso, un paracaidista en la cacharrería. Y lo más probable es que se arree una castaña.

Todo el ruido mediático de Podemos se ha convertido en silencio frente a la lista institucional de IU. ¿Qué hacer ahora? ¿Presentar candidatura propia a las europeas? Da la impresión de que faltan tiempo y medios. ¿Plantearse una organización más a largo plazo? Una afirmación reiterada identificaba Podemos con el 15-M, era el mecanismo de articulación entre el movimiento social espontáneo al estilo 15-M y las correosas estructuras de las instituciones, los partidos. Pero las instituciones se han movido y del mecanismo de articulación puede no quedar ni rastro.

Si se decide por la permanencia, tiene un largo camino por recorrer porque habrá de corregir dos defectos gruesos: uno el hiperliderazgo que sume en la penumbra los aspectos logísticos de la acción política (equipo, programa, medios) y otro el excesivo carácter de movimiento estudiantil. Salvo que quieran repetir el 68. Para eso les sobran años a los líderes.

dilluns, 10 de febrer del 2014

¡Ay, la legalidad!

Mas lo repite sin cesar: la consulta se hará dentro de la legalidad. Y eso es lo que aprobó ayer la Conferencia de IU sobre el modelo de Estado por 47,2% de votos favorables frente a 52,8% de negativos y abstenciones. Claro. Mas es un dirigente de un partido burgués, de orden. IU es una organización de izquierda radical y su núcleo, el Partido Comunista, tiene una tradición revolucionaria que se ha manifestado de sopetón dejando a algunos dirigentes perplejos, pues no se lo esperaban. Ahí es donde IU tropieza con un problema de clarificación frente a la opinión pública que no gusta nada de encarar. ¿Somos o no somos legales?

Mas lo tiene facilísimo. Si no puede hacerse la consulta directamente por impedimentos legales se hará indirectamente a través de unas elecciones que llaman plebiscitarias, pero dentro de la legalidad.

Para la tradición revolucionaria, específicamente la comunista, eso de la legalidad tiene un valor relativo, meramente instrumental. Sí, casi el 50% ha votado a favor de la legalidad; pero más del 50% lo ha hecho en contra o se ha abstenido. ¿Quiere decir que vota a favor de la ilegalidad? Seguramente no. Pero lo deja en un limbo impreciso al asegurar que el derecho a decidir es previo y superior a la legalidad y que el apoyo que se le presta es superior a esta.

Por contra, la ponencia sobre el federalismo con inclusión del derecho a la secesión ha recibido un apoyo cerrado, superior al noventa por ciento. Por lo tanto, la discrepancia no está en la cosa en sí, pues se reconoce el derecho de secesión, ahora prudentemente llamado derecho a decidir. La discrepancia está en el método, el modo de ejercerlo. 

El problema es que la vía legal es clara, previsible (aunque pueda dar sorpresas) mientras que la vía a-legal es imprevisible, incierta y, probablemente, deba ir justificándose sobre la marcha. Y ahí está esta compleja cuestión que formularemos como cadena de preguntas: 

- ¿Qué vías indiferentes a la legalidad -si no claramente contrarias a ella- se proponen y cuál es su alcance? 

- Y, para proponerlas, ¿se ha de esperar a que se agoten las legales o puede empezarse ya?

- ¿Se admite que, para saber el grado de apoyo de las propuestas, sea preciso concurrir a las elecciones?

- ¿Y no habrá que hacerlo como parte específica e independiente en lugar de como sector perdedor en la votación de la Conferencia sobre el modelo de Estado?  

dimecres, 5 de febrer del 2014

...y la izquierda, en la inopia.

Magnífico ese acto, ese coloquio en el Ateneo sobre la unidad de la izquierda montado por Público. Va en la línea del postulado de Palinuro: es absurdo hablar de la unidad de la izquierda sin el PSOE. Por eso, muy bien que entre los intervinientes haya dos socialistas. Y muy bien los demás. A ver si se entienden. Sigo pensando que hay mucho narcisismo en juego y no me resigno a aceptarlo como una peregrina peculiaridad de la izquierda. Pero lo hay y es lamentable.

Por cierto vaya follón le han montado los guardianes del dogma a Pablo Iglesias por una nadería. Quien tiene boca se equivoca, sobre todo si habla mucho, como es su caso. No es ni para mencionarlo. Además, cuando un hombre es capaz de movilizar a tanta gente, de ganarse su adhesión sin duda por motivos muy nobles, gente que podía estar desganada, desmotivada, merece un respeto.

Aplaudo el convivio de mañana, jueves, que los asistentes dedicarán, sin duda, a la memoria de Carlos París. Pero huelo chamusquina. En primer lugar, la ausencia de IU es un patinazo. Cuando hasta el Partido X entra en tratos unitarios con Podemos, los de la izquierda transformadora se hacen no sé si los puros o los estrechos. Y eso con Garzón diciendo a quien quiere oírle que IU y Podemos se entenderán. No lo sé. De momento produce pobre impresión que Garzón, ni Llamazares tengan arrestos para presentarse en el coloquio, aunque no sea descartable que lo hagan. La fe es lo último que se pierde.

El segundo olor a chamusquina viene del PSOE. No sé cómo explicarán sus dos representantes esa enésima abyección de su partido de pedir al PP un gran pacto contra la corrupción. Al PP. La manía de Rubalcaba con los pactos de Estado es una especie de enajenación, como la que empuja a Rajoy a no pronunciar el nombre de Bárcenas. Debe de ser una enfermedad profesional de la política. Sin duda el PSOE tiene sus más y sus menos en asuntos de corrupción pero pedir un gran pacto (¿ustedes no desconfían siempre que oyen eso de gran?) contra ella al partido probablemente más corrupto de la historia de España raya en el delirio. Lo ven hasta quienes lo proponen y por eso precisan que el pacto no será con el gobierno, sino en el parlamento, que también es el gobierno.

"Pero no importa" -Argumentan los socialistas. "Es cosa de comunicación. Se trata de probar que no somos como ellos, que tenemos visión de Estado".

La misma que Mr. Magoo. Si la unión de la izquierda puede hacerse en el tiempo que queda hasta las elecciones de mayo solo podrá ser sobre un programa mínimo común (pmc) cuyo eje es la regeneración ética y política y no los debates sobre la conciencia de clase del proletariado. Quien está en tratos con el principal corrupto del país, muy probablemente para erigir otro artificio legal a fin de ocultar la corrupción, la innmoralidad, no podrá firmar ese pmc. Un programa (sin perjuicio de los que cada cual tenga además por su parte) capaz de conseguir el apoyo de la inmensa mayoría de la población, de ese 99% del que tantos hablan. Sencillo, claro, de mínimos, en cinco puntos:

Primero: regeneración de la vida pública. Eliminación de todos los privilegios de todos los políticos, incluidos los salariales.

Segundo: transparencia de la gestión pública. Publicación en tiempo real en internet de todas las transacciones económicas de las administraciones.

Tercero: reforma constitucional (o proceso constituyente) que, entre otros asuntos (financiación de partidos, ley electoral) atienda a dos singularmente:

Cuarto: reforma a fondo de la organización territorial del Estado y de las relaciones entre las iglesias y los poderes públicos.

Quinto: referéndum sobre la forma política del Estado. 

España ya no es una joven democracia. Está por ver si es democracia en sentido estricto, pero no es joven. Tiene la experiencia suficiente para acometer una revisión profunda del sistema político en su conjunto sin mayores tribulaciones. Por lo demás, llegar a este pmc antes de las elecciones de mayo tiene su importancia porque permite comprobar su eficacia en el electorado en una votación que no va encaminada a aplicarlo de inmediato, pero sí a defenderlo en el Parlamento europeo. Y aquí, a  tenerlo ya ensayado para las elecciones de 2015.

dimarts, 21 de gener del 2014

El viento de las primarias.

Cayo Lara dice no sentirse retado por Pablo Iglesias. Curiosa expresión. Retado ¿a qué? Tal como lo entiendo, pues no está del todo claro pero no parece se trate de un reto en el campo del honor, a constituir una candidatura única de la izquierda a las elecciones al Parlamento Europeo a través de unas primarias, es de suponer que abiertas.  El imaginario reto contiene dos cosas distintas: la unidad de la izquierda y las primarias.

De pronto, las elecciones primarias han adquirido un significado impensable aún hace unos meses. Las postula todo el mundo: Equo, Izquierda Abierta, Podemos y el PSOE. Algunos ya las han realizado y otros están preparándolas. La única en resistirse es IU, que da libertad a las organizaciones menores, pero no las considera en el orden federal o estatal. El argumento de Cayo Lara para negarse no puede ser más pobre: que "son un invento de los Estados Unidos" y una "cortina de humo" para desviar la atención de los verdaderos problemas del país.

Las primarias no son un "invento de los Estados Unidos", sino una práctica de sus partidos políticos que ni siquiera se aplica en todos sus estados. Y aunque lo fueran, ¿qué importa eso? En los EEUU se han inventado muchas otras cosas a las que Cayo Lara seguramente no objeta. ¿Por qué las primarias, que son un procedimiento muy recomendable de elegir candidatos? Lo de la "cortina de humo" no llega a argumento. Es un pretexto que suele emplearse entre los políticos cuando pretenden pasar de largo ante un problema que no pueden, no saben o no quieren resolver.

Cayo Lara no ignora que las primarias son un procedimiento práctico, participativo (especialmente si son abiertas) y democrático. Por supuesto, los partidos de la izquierda tienen cauces institucionales internos que consideran representativos para elegir a sus candidatos. Pero hoy es parecer común que esas vías estatutarias están anticuadas y no responden al aumento de exigencias participativas de la ciudadanía. Todos lo ven así. ¿Por qué no IU? Obviamente porque la petición se vincula, quiera la organización o no, a la propuesta de Podemos. Porque son primarias para la constitución de una lista común de la izquierda que IU empieza a vivir como una OPA hostil. La posibilidad de una lista unitaria votada por militantes y simpatizantes de las dos opciones rompe todos los cálculos internos de IU, los acuerdos a que haya podido llegar respecto al reparto de puestos; desbarata intereses creados. Por eso dice Cayo Lara que no se siente retado por Iglesias, en una explicación muy reveladora de cuál es la verdadera preocupación: la posibilidad de que Podemos sitúe a su gente en cabeza de la candidatura de la izquierda a las europeas, desplazando a los candidatos oficiales de la casa. 

El asunto no puede hablarse con esta claridad porque implica dar la razón a quienes sostienen que los partidos institucionales están anquilosados, que no responden a las preocupaciones reales de la ciudadanía ni son capaces de adaptarse a los cambios en la realidad de las movilizaciones populares en busca de formas nuevas. Justamente, esa es la única parte indubitable del discurso de Podemos el significado de esa propuesta de una nueva forma de hacer política. Y, para bien o para mal, le ha tocado lidiar con ella a IU. Esta parece reaccionar como el propietario de un inmueble que cierra el paso a un okupa. Se puede formular de forma más rimbombante y se hará: no es prudente jugarse el futuro de una organización que ha costado tantos años levantar al albur de un fenómeno mediático, pasajero, sin apoyos conocidos, experiencia ni substancia. Los dos argumentos frente a frente: el del anquilosamiento de la izquierda oficial y el del mantenimiento de posiciones frente a modas del momento. Cada cual elegirá el que prefiera.

La unidad de la izquierda es un objetivo prioritario de todos pero en el orden meramente teórico, casi quimérico, si se tienen en cuenta los problemas del exacerbado personalismo de esta orientación política. Porque en la práctica, bien se ve, es imposible. Precisamente a cuenta de las primarias. Si Podemos aceptara apoyar la lista que presente IU o se aviniera a negociar en privado su composición, quizá desaparecieran los obstáculos. Pero la exigencia de las azarosas, imprevisibles primarias, lo impide. Y ya tiene chiste que el anhelo de unidad de la izquierda, al menos a este nivel, pueda frustrarse por la exigencia de un requisito de mínimos democráticos.

IU y su entorno acusan al PSOE de ser un partido prácticamente neoliberal, alternancia (no alternativa) del PP, y de no ser verdaderamente de izquierda. Sin embargo, en un espíritu que llevan años practicando, los socialistas han organizado sus primarias y, además, abiertas. Lo harán mejor o peor, más a gusto de unos que de otros, pero están haciéndolo. Primarias abiertas para elegir su candidato a la presidencia del gobierno en 2015. Algo democrático, propio de la izquierda aunque, según parece, no de la verdadera.

dilluns, 20 de gener del 2014

Los discursos de la izquierda.

En la entrada de ayer, titulada seísmo en la izquierda decía que, en caso de darse un diálogo sobre la unidad de esta, habría de ser sobre propuestas concretas. Eso es lo interesante y aplazaba a hoy una consideración de los discursos. Porque el impacto, la agitación, la efervescencia de declaraciones, contradeclaraciones, etc son evidentes: presentación de Podemos, debate sobre primarias en IU; también Equo está en proceso de este tipo de elecciones, que presenta como ejemplar y hasta el portaaviones del PSOE se agita con zafarrancho de primarias. Nadie para quieto, todo se mueve, los medios no dan abasto, los tertulianos necesitarían otra boca suplementaria.

Lo que no está claro es que ese frenesí, ese bullir material, esa agitación que se presenta ya como una forma nueva de hacer política, responda a un plan, una idea, un proyecto específico que tenga detrás un discurso. En la izquierda hay sectores leninistas. Al menos aparece el nombre del revolucionario bolchevique de vez en cuando en sus manifestaciones. Y era Lenin quien en su ¿Qué hacer? dejó dicho que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario. Olvídemosnos del dichoso adjetivo. Muy poca gente propugna hoy una revolución. El substantivo ha desaparecido del discurso político habitual, excepto sectores marginales. Queda la cuestión de la teoría. Y queda la pregunta: ¿hay teoría? ¿Hay teoría para ese movimiento que no se puede llamar revolucionario, aunque ganas no faltan? ¿Hay teoría o hay retórica?

Las diferentes fuerzas de la izquierda tienen sus discursos también de naturaleza y consistencia diferentes. Equo posee una teoría clara, definida pero especializada, lo cual redunda en perjuicio de sus expectativas. Pedir el voto para unas medidas específicas equivale a reducir su valor pues el votante se manifiesta en una multiplicidad de frentes, no solo el ecológico. Para resolverlo, la organización se ve obligada a pronunciarse en una variedad de asuntos coincidentemente con otros partidos de la izquierda lo que abre la cuestión de por qué no se suma a alguno. Equo no augura mucho espíritu unitario por razón de supervivencia.

Podemos acaba de irrumpir como la cabalgata de las Valkirias, despertando asombro. Ya están escribiéndose tratados sobre el liderazgo mediático, el carisma digital, la fuerza de las redes. Pocas veces se ha visto tan claro cómo una multitud (50.000 son multitud), dispersa, anónima, de pronto, adquiere un rostro. Seguro que también están desempolvándose viejos debates sobre la relación entre la masa y el individuo. Podemos, dicen los críticos, es un fenómeno mediático. Sí, claro; en una época mediática. Bien, la presentación de Podemos ha sido una representación, sin duda; un espectáculo, una escenificación cuidadosamente preparada. Perfectamente razonable. Lo que corresponde ahora es conocer el texto. La frase, los gestos, la iconografía son un hallazgo. Pero el discurso suena retórico, ambiguo, impreciso. "Otra forma de hacer política", dicen, en clara reminiscencia del alterglobalizador "otro mundo es posible". De acuerdo, ¿cuál mundo? ¿cuál política? Los viejos partidos ya no sirven. Hay que buscar nuevas formas de acción. Perfecto. ¿Cuáles?

En IU el discurso es algo más abundante, pero no está mejor organizado ni es muy coherente. Lo cual es lógico. El alma de IU es el Partido Comunista y, desde la caída de la Unión Soviética el comunismo arrastra un déficit de legitimidad tan profundo que no puede articular teoría alguna. La crítica al capitalismo y su manifestación visible en el mercado ya no se acompaña con propuestas alternativas acerca de con qué substituir a aquellos. Nadie propone, al menos claramente, la socialización de los medios de producción, la abolición del mercado y su substitución por un sistema de planificación centralizada. En esas condiciones es muy difícil elaborar una teoría crítica de la socialdemocracia tradicional porque no tiene en dónde apoyarse. Es un discurso débil y confuso que no fía tanto en la elaboración de propuestas propias como en la táctica de apoderarse de las de la socialdemocracia clásica empujando a la socialdemocracia real, al menos retóricamente, al campo de la derecha.

En el PSOE, la situación es grave, casi terminal. En las turbulencias de la crisis (y en parte movido por su amarga derrota de nov. de 2011) ha optado por convertirse en partido de orden, de Estado, incluso dinástico. La teoría se encargó a la intelligentzia del partido en aquella Conferencia Política que parió un ratoncillo asustado, pero monárquico y muy español. No importa; de lo que se trata es de recuperar el apoyo electoral. La teoría puede esperar. La apuesta por el orden puede hoy parecer ajena al espíritu del tiempo y, aunque repela a los votantes radicales, atraerá al abundoso centro-izquierda. Y, como todas las apuestas, se revelará al final. No es previsible que en España suceda como en Italia y Grecia; pero tampoco es imposible. Por ello mismo y porque, por muy pragmático que se haya hecho el PSOE, tiene una vocación de izquierda que en algún sitio habrá de demostrar debe proponer ese diálogo de una unidad de la izquierda basada en un programa mínimo común.

Un programa mínino común de la izquierda sería la mejor base para un gobierno con una triple tarea: a) derogar toda la legislación de la derecha, contraria a los intereses, los derechos y las libertades de la mayoría de la gente; b) convocar un proceso de reforma constitucional con participación de todos y sin condiciones previas; c) adoptar mientras tanto medidas de ampliación y consolidación de la democracia en España de carácter progresista y redistributivo.

diumenge, 19 de gener del 2014

Seísmo en la izquierda.

La presentación de Podemos ha revolucionado la izquierda. Uno piensa que ha de ser grato para esta verse en tal situación, como al pez le gusta nadar y al pájaro volar, pero no parece ser el caso. En tiempo record -todo cuanto tiene que ver con esta iniciativa sucede aceleradamente- ha habido variedad de reacciones, desde las hagiográficas hasta las iracundas y agresivas. Es así porque la decisión demuestra la existencia de una necesidad sistemáticamente ignorada. Lo lógico no es ponerse a insultar, sino pararse a reflexionar y, probablemente, dialogar. Lo digo porque he visto en Twitter tuits y en otras redes comentarios con una extraordinaria agresividad personal hacia los impulsores de la plataforma

Eso es impropio de la izquierda. Por supuesto, Podemos es una iniciativa fundamentalmente mediática y viralizada en las redes sociales, gracias a la personalidad casi carismática de su rostro visible, Pablo Iglesias. Pero eso no es un demérito, sino al contrario. Ya es hora de que la izquierda deje de ofrecer la figura del agrio sermoneador y se adapte a las nuevas vías y formas de comunicación. Mahoma tiene que ir a la montaña. La crítica más habitual es que lo mediático anula la fuerza, el fondo, del mensaje, como si los discursos en las plazas de toros los contuvieran. En la era digital la política es digital, tiene códigos nuevos y su propia iconografía, plenamente conseguidos en la figura de Iglesias. En los ataques a este hay mucho de envidia. A ver este parvenu que no se ha chupado mili y ya lo conoce todo el país. En lugar de estudiar sus modos y procedimientos para ver cómo se obtienen tan óptimos resultados, cuestionan sus intenciones que, por lo demás, hasta la fecha, bien claras son. Ojalá esta situación imprevisible pero esperable sirva para debatir cuestiones pendientes y encontrar vías nuevas sin insultarse y sin agredirse.

Palinuro aprovecha la ocasión para cuestionar el nombre, Podemos. Chupa rueda del Yes we can. Hay que rascarse el magín y ser más originales. Este Palinuro es un impertinente.

El problema de la izquierda es la fragmentación. Se perfilan varias candidaturas a las elecciones europeas. Ahorro las consabidas monsergas sobre el carácter de estas consultas. Tengan el carácter que tengan, el problema de la izquierda es la fragmentación. A resolverlo debiera dedicar todas sus fuerzas. Y no es difícil.

Carece de sentido, se dice, fundar una opción nueva y hacerlo en nombre de la unidad. Parece cierto. Pero también (o más) es lo contrario: para llevar a la unidad conmigo a una fuerza, lo mejor es mostrar la misma fuerza. Así puede establecerse un diálogo de igual a igual, una negociación de mutuo provecho. Alguien objetará qué tenga que negociar una organización consagrada, como IU, institucional, respetable, con respaldo electoral con un grupo de advenedizos que solo son un fenómeno mediático. Podrá decirse eso y podrán decirse muchas otras cosas, pero, a la postre la cuestión sigue siendo sí o no; se dialoga o no se dialoga sobre la unidad de la izquierda, un objetivo que ambas partes dicen compartir. Sí o no. Las cuadernas del viejo aparato chirrían pero: ¿sí o no?

Si al final es sí, como parece razonable, el diálogo tendrá que versar sobre propuestas concretas y viables, no sobre fórmulas retóricas. Cada parte habrá de hacer explícito su discurso. Y aquí es donde van a manifestarse los problema porque si IU carece de una alternativa específica, claramente identificable que no se agote en la negación del PSOE, Podemos tampoco tiene un discurso propio distinto de la negación del PSOE y de IU. Ese es el fondo de la cuestión para una perspectiva de izquierda y el que nos corresponde considerar.

Pero ya será en otra entrada porque esta debe concluir con una declaración de parte. Palinuro no considera que, caso de llegarse a un acuerdo en ese diálogo (que desea de todo corazón), se haya conseguido la unidad buscada porque, como es sabido, se niega a excluir al PSOE de la izquierda. Ya sé que, al llegar aquí, más de un lector sentirá deseos de retorcerle el cuello (a Palinuro, no a la izquierda), pero no estaría bien que el hombre no dijera lo que piensa. Los diálogos con reservas no son diálogos.

Palinuro siempre juzgó una aberración la consigna PSOE, PP, la misma mierda es. Una simpleza y un  dislate bien patente, pues obliga a decir que tener derecho a abortar y no tenerlo es lo mismo. En fin. Como es un disparate sostener que el PSOE -uno de los hacedores del Estado del bienestar- es su enemigo porque se ha convertido en un partido neoliberal. Y otros errores de bulto que inducen a pensar que quizá no sean errores sino tácticas de propaganda para conseguir el ansiado sorpasso con los socialistas.

Por supuesto, aquí no se ignora el calamitoso estado interno del PSOE tanto orgánica como doctrinalmente. Los largos años de gobierno (en Andalucía, de por siempre) lo han burocratizado, anquilosado, poblado de intereses de capillas y oligarquías, corrompido. El pragmatismo del poder conjuntamente con la virulencia de la crisis lo ha hecho orientarse a la derecha a veces clamorosamente, hasta el punto de hacer lo contrario de lo que decía querer. El PSOE tiene grandes contradicciones internas, situación que, por lo demás, tampoco es nueva. Igual que hay partidarios de la Monarquía y de la unidad entre la iglesia y el Estado, hay corrientes que están en contra de ambas. Me atrevería a decir, la mayoría. Ya no estoy tan seguro sobre la cuestión catalana. Pero esa es otra cosa. El PSOE no es un partido de derecha. Es un partido de izquierda socialdemócrata. Dinástico, sí, pero solo accidentalmente, mientras dure esta dirección. Empeñarse en que la socialdemocracia no es social ni democrática, y hacerlo desde una perspectiva que abraza la tradición comunista tiene su pizca de complejidad.

En todo caso, para no perder mucho tiempo con los inmarcesibles principios, ese partido contradictorio, cuarteado, ambiguo, a veces oportunista, en primer lugar no se escinde y, en segundo, mantiene un suelo mínimo de intención de voto en torno al 27 por ciento, diez o más puntos por encima de IU. Estos datos son esenciales porque, que se sepa, nadie aspira a llegar al poder si no por las vías electorales. Ganar las elecciones es el objetivo prioritario de quien pretenda gobernar. Condición imprescindible, guste o no guste. Así pues, al modestísimo entender de Palinuro, la izquierda toda -entendiendo por tal el PSOE, IU y cuantas organizaciones quieran sumarse, quizá incluyendo las nacionalistas- debiera ser capaz de sentarse en una mesa y acordar un Programa Mínimo Común de la Izquierda con compromiso contractual firme. Que no dejará satisfecho a nadie, por supuesto; que obligará a las partes a insistir en pro de sus reivindicaciones específicas, también por supuesto. Pero dentro del marco de ese programa mínimo común de la izquierda. Mucha gente en todas las escuderías lo considerará un fracaso cantado. Cantado está el fracaso si no se intenta. 

No es preciso acudir a la historia de los frentes populares, cuando los comunistas y los socialistas gobernaron juntos. Hoy basta con acudir al sentido común, que no es patrimonio de Rajoy aunque él piense que sí y que manda dejar a un lado los doctrinarismos, los narcisismos, los sectarismos, los seguidismos y presentar una plataforma con apoyo electoral mayoritario para un gobierno que: a) paralice y revierta todos los destrozos que ha causado la derecha; b) abra un proceso de reforma constitucional con participación de todos y sin exclusión de temas; y c) gobierne ampliando y consolidando la democracia en un sentido progresista.

Bueno. Todo el mundo tiene derecho a expresar su parecer.

dissabte, 21 de desembre del 2013

La ofensiva de la derecha y la miseria de la izquierda.


Ahora que los españoles hemos retrocedido treinta años en dos de gobierno de la derecha parece buen momento para una recapitulación de lo sucedido, que haré en tres breves apartados y una coda: 1º) la falsa verdadera izquierda; 2º) la verdadera falsa socialdemocracia; 3º) la antitransición; y coda: los finos analistas políticos.

1º.- La falsa verdadera izquierda. Su miseria se condensa en la fórmula "PSOE-PP la misma mierda es". Que se trata de una estupidez solo beneficiosa para el PP ya se sabía antes de las elecciones. Bastaba con ver cómo este partido no la desmentía. Ahora es patente: en dos años los españoles han perdido el derecho al aborto, a la educación pública de calidad, a la sanidad pública, a un salario y un trabajo dignos, a las pensiones, a la libertad de expresión, de manifestación y de reunion. Antes los tenían (más o menos); ahora, no. No es lo mismo, ¿verdad? La fórmula es estúpida.

Los que no son estúpidos, sin embargo, son los dirigentes e ideólogos. Ellos ya sabían que era una estupidez. Pero servía a sus fines inconfesos, consistentes en desplazar a la socialdemocracia a la derecha, desprestigiarla, segarle apoyos electorales para ocupar su sitio y enarbolar su bandera: el socialismo democrático. Eso sí, "verdadero" socialismo. Frente a una derecha unida como una piña con mayoría absoluta, esa opción, en el mejor de los casos, cosecha un 15% del voto. Insuficiente para realizar el "verdadero" socialismo desde el gobierno. Pero suficiente para que el PSOE no gane las elecciones. Seguirá gobernando la derecha porque lo que los dirigentes e ideólogos de IU y aledaños quieren es seguir como están. Siendo cabezas de ratón satisfacen su narcisismo. Es mejor, más grato, más lucido, ser jefe de uno de los bandos perdedores que grado intermedio, pieza del montón, en un bando ganador.

Por eso se sigue hablando de PPPSOE. Tengan el valor de traducirlo, buenas gentes:  tener derecho al aborto y no tenerlo es lo mismo. Díganlo, hombre, díganlo. PP y PSOE son lo mismo. El aborto como derecho y el aborto como delito son lo mismo. Díganlo de una vez. En el fondo, quizá lo piensen.

2º.-La verdadera falsa socialdemocracia. Y ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Porque, en realidad, la fórmula PPPSOE, estúpida como es, no es enteramente falsa. La socialdemocracia española comenzó su andadura en la segunda restauración con una mayoría absoluta como la del PP; incluso superior, pues tuvo 202 diputados en 1982 frente a los 186 actuales de la derecha. Pero, si empezó con ánimo reformista, poco a poco, a lo largo de los años, se fue dejando dominar por el pragmatismo, el oportunismo, los intereses creados y la corrupción.

El exitazo primero de la socialdemocracia, tan apabullante que obligó a la derecha a hacer como que se civilizaba, atrajo al PSOE una caterva de vividores, gentes sin muchos principios, pero hábiles para dominar la política de partido. Algunos, en su afán de medrar, cruzaban la raya de lo delictivo, como los Marianos Rubios o los Roldanes. Otros, la mayoría, no. Seguían en el partido, convertido en una oligarquía de profesionales que se valían de él para sus intereses, sus carreras políticas, sus colocaciones posteriores en la vida "civil". Curiosamente son estos que hoy dominan la organización, quienes más daño le hacen.

El PSOE no quiso o no supo reelaborar una visión de la socialdemocracia que, sin ser presa de sus tradiciones, no las olvidara al extremo de convertirse en la versión liviana del neoliberalismo. No supo articular un programa socialdemócrata capaz de explicar la aceptación de ciertos postulados neoliberales como un giro táctico y de hacerlo creíble. Falto de un discurso de izquierda, como la política, al igual que la radio, no aguanta el silencio, el PSOE se ha apropiado, con tímidos matices, el de la derecha: mercados, entente cordiale con la iglesia, monarquía y unidad nacional a machamartillo. Es, dice, el espíritu de la transición.

3º.- La antitransición. La actual involución de la derecha en todos los órdenes, la colonización ideológica de las instituciones, la prevalencia de la explotación capitalista más salvaje mezclada con el nacionalcatolicismo a ultranza es la cara de la derecha de siempre. La de 1975, respaldada por cierto entonces por un ejército que era un partido político armado presto a intervenir. Como lo demostró unos años después. Una derecha sin complejos.

Es el momento de que los ideólogos de la verdadera izquierda, esos que tildan la transición de traición y la culpan de los males de hoy, demuestren cómo deben hacerse las cosas. Sin duda tienen fórmulas gracias a las cuales no solamente el PP perderá las próximas elecciones (que tampoco parece tan difícil) sino que ellos y sus programas las ganarán, formarán gobierno y harán realidad la verdad de esa verdadera verdad. Cosa tanto más sencilla cuanto que la oligarquía del PSOE, incapaz de ver más allá de sus narices, incapaz de afrontar los problemas colectivos con ideas nuevas, audaces, acordes con la tradición de la izquierda, cada vez se configura más como su propia caricatura: el otro partido dinástico.

Aquí está la segunda transición. La que todo el mundo invoca si bien con fines distintos. A ver qué sale. A ver cómo recuperamos esas futesas que habíamos conseguido con la asquerosa y traidora transición: el derecho al aborto, el Estado del bienestar, el acceso a la justicia, las libertades públicas.

Coda: los finos analistas políticos.- Premio Mariano José de Larra para todos esos analistas a quienes encandilaba la labia moderna, civilizada, moderada y centrista de Gallardón y Wert. Eso es perspicacia, sí señor.
No veo que esta entrada vaya a ganarle muchos amigos a Palinuro y así se lo he dicho. Le da igual. Dice estar acostumbrado. Este Palinuro es un ingenuo.

dilluns, 4 de novembre del 2013

La unidad de la izquierda.La derrota de la derecha.


Un grupo de trece personalidades más o menos vinculadas a IU ha dirigido una carta abierta a la Conferencia Política del PSOE mostrando su disponibilidad a formar algún tipo de unidad de la izquierda con el objetivo de derrotar a la derecha. Digamos de entrada (ya saben los lectores que Palinuro es tan feroz feminista que está incluso pensando en rebautizarse como Palinura) que, de los trece firmantes, una sola es mujer, Pilar del Río, la respetable y respetada viuda de Saramago y figura tan emblemática que aquellos han decidido ponerla en primer lugar, rompiendo el orden alfabético a que se someten todos los demás. ¿Caballerosidad a la antigua usanza o conciencia del tirón de publicidad? Me inclino por lo segundo. Lo avala el orden alfabético que pretende obviar el enojoso asunto de la preeminencia por razón de popularidad. Hay en ello unas gotas de narcisismo, una afección muy común en la izquierda. Liquidamos este tema previo: solo una mujer. Raro, ¿no? En realidad, con todos los respetos para los demás firmantes, los dos puntos fuertes son Del Río y Garzón, aunque por motivos distintos.

Según noticias, el PSOE ha saludado la iniciativa y el grupo epistolar está ya de hecho incorporado a la Conferencia Política, en donde seguramente se debatirá y aprobará su escrito, por lo demás con propuestas interesantes y un tono un poquito almibarado. Es el primer resultado positivo del espíritu con el que los socialistas han preparado su encuentro: apertura a la rosa de los vientos; todo el que tenga algo que aportar, militante, simpatizante, votante, podrá hacerlo. El partido parece mostrarse muy abierto a la perspectiva ecologista y la feminista, pero de estos dos campos, especialmente el primero, más o menos organizado en Equo, no acaban de llegar signos alentadores. Por eso, bienvenidos los trece de la izquierda. Todo el mundo habla de unidad de acción, de frentes, de foros. El PSOE quiere recuperar terreno electoralmente perdido. Aunque una encuesta propia le dé ganador en las próximas elecciones europeas, el ánimo general, reflejado en otra es que el bipartidismo se hunde e IU podría llegar a 50 escaños. Lo nunca visto, aunque de sorpasso no hay señal. Por eso, bienvenida la aportación de los trece. El PSOE puede convertirse en polo en torno al cual cristalice una unidad de la izquierda.

Pero es un recurso con sus peculiaridades. La primera de todas, la personalidad de Garzón. El ex-juez tiene mucho prestigio jurídico, a pesar de haber sido condenado en firme y apartado de la carrera judicial por un tribunal de justicia. Pero como político no es especialmente afortunado. Más bien catastrófico. Su primer paso por el PSOE en 1993 fue un desastre en todos los sentidos que más vale olvidar. Con posterioridad, a raíz de su exclusión, ha intentado varias orientaciones pero es evidente que no acaba de encontrar su sitio, muy probablemente por su excesivo personalismo. Hace poco acompañaba a Llamazares en el lanzamiento de una de esas plataformas-alianzas-frentes-foros de la que, si no recuerdo mal, no quedaba excluido el PSOE a pesar de aquello del PPPSOE, ya se sabe.

Creo haber leído en algún lugar que el propio Llamazares ya se ha pronunciado en negativo sobre la actividad epistolar de Garzón. El díscolo juez va demasiado deprisa con la retórica unionista del asturiano. Su gesto, al parecer, compromete el espíritu de la unidad de izquierda que preconiza la llamada Izquierda abierta. Vamos, que es una "garzonada", una muestra del endémico narcisismo de la izquierda. Llamazares tampoco está libre de él; ni Cayo Lara; y no hablemos ya de Anguita. La fragmentación de la izquierda no es de ideas sino de personas, de héroes, referentes, bellas conciencias, cadáveres exquisitos

En realidad, la expectativa de unos resultados electorales positivos para IU (y también para UPyD), hace imposible toda unidad de la izquierda que comprenda IU y PSOE. Por supuesto, también están los asuntos de principios, pero estos serían menos agudos si las perspectivas electorales fueran distintas. De hecho, muy probablemente, la iniciativa de los trece será presentada como una traición a la unidad de la "verdadera" izquierda. Nada nuevo. Traición sobre todo por la carga simbólica que lleva al legitimar el PSOE como un partido de izquierda.

Es que el elemento decisivo en el universo de la izquierda sigue siendo, guste o no, el PSOE. Las próximas elecciones, sin duda, serán decisivas para saber su futuro. Pero, de momento, está claro que tiene un suelo electoral seguro muy alto. Y, a partir de aquí, según como salga la conferencia política, ese suelo irá elevándose. Su conversión en partido dinástico, su manifiesta voluntad de gobierno mediante pactos de todo tipo, su propuesta de reformar la Constitución para federalizar el Estado, su promesa de recuperación del Estado del bienestar haciéndolo compatible con unas políticas económicas de raíz neoliberal (una verdadera cuadratura del círculo) son las líneas de su plataforma electoral. Si ello pudiera entenderse como una composición errónea, piénsese en que el PP obtuvo mayoría absoluta con una programa electoral en el que todo, de la cruz a la fecha, era mentira.

En fin, una unidad de la izquierda sin el PSOE es algo absurdo. Pero tampoco está mal que haya dos bloques de la izquierda compitiendo en las elecciones. Una vez cuantificadas las relaciones, cabrá empezar a pensar en pactos.



Dos observaciones sobre la tele de ayer: Salvados y Objetivo: la República.

Ver a Crespo soltando metralla no tiene precio. Anuncio de jugada: archivo de la causa de Bárcenas en diciembre. Eso no puede ser.

Ana Pastor está en Babia o nos toma por babiecos. Cifrar el coste de la Monarquía en España en 7,9 millones de euros que es solamente el dinero de bolsillo del Rey para sus chuches, ignorando las partidas de los distintos ministerios que sufragan sus aviones, sus comilonas, sus desplazamientos con sus infinitas comitivas, los actos oficiales, paradas, las revistas, el Patrimonio Nacional, etc., es literalmente ponerse el mundo por montera.