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dissabte, 19 de maig del 2012

La iglesia militante.

Diez de la mañana de un soleado día de mayo. Monseñor Pouco da una rueda de prensa para explicar la alegría de la iglesia como cuerpo místico ante los nuevos contenidos de esa materia semidemoniaca de Ciudadanía.
- El cuerpo místico de Cristo no descansa. Está siempre en acción, luchando contra el maligno, el mundo, sus pompas y sus obras. Siempre blandiendo la espada de la fe para que no eche raíces la herejía, el cisma, la blasfemia o los pecados contra natura. Fue así como convencimos al ministro, que es hombre devoto, de que omitiera toda referencia a la "homofobia", concepto incomprensible para los escolares.
- Pero, monseñor,-señala un joven reportero, recién salido del nido- la homofobia es un delito.
- Precisamente por eso, hijo mío. No vamos a convertir la Ciudadanía en una apología de los delitos.
- No -porfía el importuno-, si es al revés.
- El mal no tiene derecho ni revés, mi joven amigo. Cualquier intento de exponer las almas cándidas de los escolares al contagio con el mal y el pecado debe ser combatido. Combatido con la decisión de la iglesia, que no deja pasar una.
Once y media de la mañana del mismo día. El Cardenal Pouco  interviene en un magazin radiofónico de "Radio Calvario" en un programa llamado"El alma de España":
- Sí, fuimos nosotros quienes insistimos para que Ciudadanía condenara el "nacionalismo excluyente". Contaré una anécdota: la autoridad civil quería que se condenara todo nacionalismo sin más. Nos pareció poco prudente, porque puede haber un nacionalismo bueno, saludable, cristiano. Lo que condenamos es la exclusión porque no hay nada más anticristiano. La iglesia católica es inclusiva, quiere proteger bajo sus alas a toda la humanidad, por eso es católica. Algunos dicen que tenemos un espíritu belicoso e imponemos nuestras creencias a sangre y fuego cuando podemos. Pero yo os digo que eso es falso. Nuestras creencias, que son las verdaderas, se imponen por el amor y la caridad. Lo de la sangre y el fuego es de épocas pasadas cuando, si la iglesia pecó, así fue por la voluntad de Dios para su mayor gloria.
Dos en punto de la tarde. El día está denso por una nube de aire africano. El Príncipe de la iglesia asiste a un almuerzo en la sede del Arzobispado en honor de la alcaldesa de la capital del Reino, quien acaba de declarar que jamás cobrará el IBI a la iglesia.
- Monseñor puede estar seguro -afirma la alcaldesa mientras prueba una endibia a la salsa roquefort- de que para cobrar ese tributo habrá que pasar por encima de mi cadáver.
- Dios no lo quiera, hija. No lo digo por la exacción sino por tu cadáver. Estamos realmente reconocidos a la corporación municipal, de cuya devoción y piedad no teníamos dudas ya desde los tiempos del alcalde anterior a quien el Señor ilumine en su misión de ser el nuevo San Miguel que dirija las legiones celestiales en lucha contra las potencias infernales del aborto y la sodomía.
- San Miguel, Monseñor, y San Gabriel, que anuncia la buena nueva a la doncella.
- Todos los arcángeles, hija -sentencia Monseñor, mientras unta una rebanada de pan de mousse de cabracho, al que es muy aficionado-. Todos los arcágeles y algunos santos, como San Jorge, que derrotó al monstruo de tres cabezas: 1ª) la de la promiscuidad; 2ª) la del control de la natalidad; 3ª) la de los matrimonios gays.
- Me gustaría mucho escuchar sus razones en contra de esa monstruosidad para fortalecer mi fe.
- Pues ven esta tarde a una reunión que tengo con curas párrocos en Alcalá y las oirás. A propósito, dados los tiempos que corren nos hemos permitido pedir al catering que facturen este almuerzo al Ayuntamiento así como un pequeño óbolo para ayudar a reparar el tejado que tiene goteras.
Cinco de la tarde del caluroso día. Sigue el aire esfixiante del África. Monseñor preside un sínodo diocesano en la iglesia de San Alejandro Parvo, de céntrica ubicación. El ambiente del concilio está tenso y cargado no solo debido al aire africano sino por la decisión municipal de pedir al obispo Puig Serrat que ahueque el ala a causa de sus declaraciones homófobas. Monseñor Pouco toma la palabra:
- Parece mentira. Vengo ahora de estar con la alcaldesa de Madrid, fiel hija de la iglesia y me encuentro esta sublevación municipal, casi masona y republicana. En efecto, en efecto, basta con salir a la calle para darse cuenta de que el África empieza en los Pirineos. Un país de salvajes, hombre, gobernados por acémilas. Porque, en definitiva, ¿que ha dicho el obispo? Que los homosexuales son unos enfermos. Lo mismo que decía la OMS cuando era una verdadera organización cristiana y no como ahora, una especie de soviet internacional de la homosexualidad. Lo diré con más claridad: la internacional rosa, la que está detrás de esa odiosa campaña de acoso y derribo de este santo varón. Preciso es protegerlo y no permitir que lo linchen unas hordas incapaces de comprender que lo que Monseñor Puich pretende es devolver al redil a las ovejas descarriadas.
Nueve de la noche del día caluroso. Después de los rezos de completas y antes de retirarse a sus aposentos, el purpurado hace repaso del día, uno más que ofrece al Señor en su lucha en favor de la reevangelización de España que el Santo Padre le ha encomendado. ¿Por qué no ha de estarle resrvado por la gracia divina el destino de un nuevo Santiago y cierra España?
(La imagen es un cuadro de Champaigne con un triple retrato del Cardenal Richelieu (hacia 1640)).

dissabte, 14 d’abril del 2012

La monarquía depredadora

Si no llega a ser porque Juan Carlos de Borbón, famoso por su tendencia a abrir las puertas con las narices y a quedarse con el manubrio en la mano al mejor estilo del inspector Clouseau, dio un traspiés de madrugada y se rompió la cadera, nadie se habría enterado de que el muy pillín había agarrado las de Villadiego el finde a cazar unos elefantes en Bostwana. La empresa privada que organiza estas carísimas y crueles cacerías para que unos cuantos individuos adinerados puedan sentirse lo que probablemente no sean, esto es, hombres, había colgado en su web (para retirarla de inmediato) la repugnante foto de la izquierda en la que el personaje que reina en España posa tan satisfecho ante el despojo de un bello animal que él ha asesinado. La foto es infame, un monumento a la imbecilidad del ser humano, capaz de enorgullecerse de destruir la biosfera que lo sostiene, y conviene darle la mayor difusión en la red, para que todo el mundo vea de qué estofa está hecho el monarca español.

Hay dos aspectos en este indignante asunto que merece la pena destacar: el primero es el secreto de las actividades finisemanales del Monarca. Se dirá, supongo, que el Rey es también persona privada y, como tal, tiene derecho a no decir cómo, dónde y cuándo va a donde quiere como persona privada. Pero eso es mentira. El Rey no tiene nada privado entre otras cosas porque es Rey por el hecho más privado de todos, que es el nacimiento. Así que quienes pretextan la tal privacidad del Rey, yerran o mienten como bellacos. Y la prueba a contrario es ver con qué sigilo se preparan estas fechorías en la Casa Real. Si en verdad fueran privadas y no plantearan problemas al hacerse públicas, ¿por qué tendrían que ser tan reservadas y secretas? Obviamente porque todo el mundo sabe que están mal. Que Juan Carlos, siempre con un ojo en la opinión pública, no se dé cuenta de esto revela hasta qué punto es duro de mollera para las cosas que, en el fondo, le gustan.

El segundo aspecto hace referencia a la cacería en sí. Probablemente será legal. Estaría bueno que, además de escaparse en secreto, el Rey se dedicara a cometer delitos. Sin duda es legal. Pero ¿es moral? Dejemos aparte el hecho de que cada elefante abatido cueste, en total, unos 40.000 € (esto es, unas sesenta veces el salario mínimo), cosa que es infumable en tiempos de escasez. Recuérdese, además, que en la mayor parte del mundo, en la que reina la miseria, la necesidad y el hambre, con 40.000 euros hago yo legal el canibalismo de niños y, con 100.000, el empalamiento de disidentes. Son lugares en lo que la legalidad se compra con dinero contante y sonante (también entre nosotros, no se crea, pero lleva algo más de tiempo y esfuerzo y se disimula un tantico) y, por lo tanto, el argumento legal carece de todo valor.

Será legal; pero es profundamente inmoral. Se objeta que los elefantes están en peligro de extinción pero tampoco lo veo un argumento definitivo porque parece querer decir que, si no lo estuvieran, cazarlos por diversión sería correcto y tampoco es cierto. Estén estos u otros animales en extinción o no, cazarlos por diversión, por entretenimiento, por pasar el rato es inmoral, estúpido, cruel e inhumano. Ciertamente todo esto no es privativo de la monarquía. Hace poco supimos que un exministro socialista, Bermejo, y el gran juez Garzón, a quien Palinuro tiene en altísimo aprecio comparten con el Rey esta repugnante afición, aunque en menor escala. Pero el hecho es que el pastel del Rey se ha descubierto, ironías del destino, un 14 de abril.

Aprovechando la feliz coincidencia, ¿no podría Juan Carlos abdicar y convocar de una vez el referéndum que se nos debe desde hace 37 años para averiguar si los españoles queremos la Monarquía restaurada por Franco o nuestra República que este genocida nos arrebató por la fuerza y el terror para volver a sentar en el trono a este matador de osos en Rusia y elefantes en Bostwana?

dissabte, 7 d’abril del 2012

La dictadura católica

Personalmente me trae al fresco si unas gentes sostienen que la homosexualidad es un vicio, un pecado, una enfermedad, un delito o cualquier otro mal que sus obsesivas mentes quieran atribuirle. También me es indiferente si esas mismas gentes (u otras) sostienen que el derecho de las mujeres al aborto es en realidad un horrendo crimen. Están en su derecho de pensar así y no hay razón alguna para impedirlo. Muy probablemente, las personas (por ejemplo, los curas, los obispos) que están todo el día dando vueltas a tales asuntos en el fondo tienen un problema de neurosis de raíz sexual (cosa que se evidencia en los numerosos casos de pederastia eclesiástica), pero ese es un asunto de su estricta competencia, excepto, por supuesto, cuando se convierte en delito, como suele suceder.

Igualmente parece claro que estas ideas y oposiciones son producto de mentes atrasadas, acomplejadas, asustadas, supersticiosas, ruines y carentes de todo interés. Tampoco nada que objetar mientras sus manifestaciones se hagan en el contexto de quienes las comparten de forma que se alimenten unos a otros con ideas y creencias que, al menos a Palinuro, resultan estúpidas. L@s pobres de espíritu necesitan apoyos externos, "guías espirituales" que les "expliquen" las reglas morales, símbolos, promesas, castigos y recompensas; como los niños. Si esas "guías" resultan luego ser verdaderos sinvergüenzas que hacen lo contrario de lo que predican y tienen montado un lucrativo negocio a cuenta de la credulidad ajena es algo que los creyentes deberán ventilar por su cuenta, si quieren.

Lo inaceptable es que quienes profesan estas necedades impongan su discurso sectario, que normalmente alimenta el odio e incita a la violencia contra los diferentes, a través de los canales públicos de comunicación que pagamos todos los contribuyentes, nos toquen o no sus delirios. Palinuro, como ya ha dicho en otras ocasiones, no mira la TV. Nada. Pero la paga y, por lo tanto, tiene derecho a opinar sobre lo que por ella se emite. Y su primera opinión es preguntarse por qué tienen los gays y l@s abortistas del país que sufragar las injurias y los insultos proferidos por cualquier majadero tocado con una tiara?

Si los curas y obispos quieren seguir emponzoñando la convivencia y sembrando su mensaje de odio (curiosamente, en nombre de un Cristo de amor) que lo hagan en buena hora en sus locales privados y por medio de sus canales privados de comunicación. Y digo bien: sus locales privados; no las iglesias que también pagamos todos, salvo si pasan a costearlas los curas de su peculio particular. Y, desde luego, sus canales de comunicación privados. TVE-2 es un canal público y la instrumentalización de un bien público con fines sectarios es una prueba de tiranía y dictadura.

(La imagen es un instante de la homilia del Santo Oficio del Viernes Santo desde la Catedral Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor de Alcalá de Henares, oficiado por el Obispo Monseñor Juan Antonio Reig Pla. Captura de la página web de RTVE).

dijous, 22 de març del 2012

Señor obispo

Todos sabemos, señor obispo, que a usted y a quienes son como usted, les gusta hablar sin ser contradichos, ni siquiera contestados; les gusta monopolizar el discurso. Por eso están ustedes siempre del lado de los gobiernos autoritarios, dictatoriales y colaboran con ellos en contra de la libertad de expresión, a favor de la censura, la tiranía y el abuso. Pero no se preocupe, aunque los tiempos ya no son los buenos de Franco que ustedes añoran, los demócratas dejamos hablar a todo el mundo, incluso a los antidemócratas como usted, a los dogmáticos y auxiliares con la tiranía y el silencio, siempre como usted y quienes son como usted. Incluso sobre temas acerca de los cuales no tienen ustedes ni idea y que les son completamente ajenos, como el aborto. Lo que ya no podemos garantizar es que no hagan ustedes el ridículo.

Pero que la democracia los deje a ustedes hablar no quiere decir que se les escuche y mucho menos que no se les conteste. Por supuesto, señor obispo, como ciudadano tiene usted derecho a expresarse en público sobre lo que quiera siempre que respete los derechos de los demás (cosa que no siempre hace) y aunque, como es su caso concreto, carezca usted de toda competencia intelectual. Pero eso no quiere decir que los demás renunciemos a nuestro derecho a responderle. Usted, señor obispo, puede hablar, aunque no sepa lo que dice, pero nosotros también.

Señor obispo, al comparar los abortos con los muertos en las guerras muestra usted una inmoralidad perversa; muestra usted lo que es: un ser odioso y dañino. ¿No apoyó su iglesia la sublevación de militares delincuentes del 18 de julio de 1936, siguió apoyando la guerra que desencadenaron a la que llamaron cruzada y que causó un millón de muertos? No ha apoyado la iglesia todas, absolutamente todas las guerras de Occidente y a veces, muestra de su amoralidad profunda, respaldando a los dos bandos? ¿No son ustedes, pues, responsables de millones y millones de muertos, sin contar los que ustedes mismos han torturado, mutilado, quemado vivos y ejecutado por herejes? ¿Qué pretende usted con su necio discurso en contra del derecho del aborto? ¿Reclaman ustedes el privilegio del monopolio de matar? Su aparente defensa del derecho a la vida cuando forma usted parte de una organización que ha exterminado pueblos enteros es una canallada, señor obispo.

Su oposición a la contracepción, encabezada por su jerarca máximo cuando niega el uso del condón en el África, equivale a condenar a la enfermedad, a una vida de desgracia y a una muerte prematura a millones de personas y prueba que su actitud solo está movida por el deseo de extender el sufrimiento y la muerte entre los miserables del mundo que es para lo único para lo que han servido ustedes.

Y dentro de esta saña de la iglesia por hacer la vida imposible a los más desfavorecidos, señor obispo, destacan especialmente las mujeres, a las que ustedes odian sin piedad alguna, a las que quieren humillar, anular, deshumanizar y tratar como bestias. Por eso propugna usted que las mujeres acepten los embarazos no deseados, por ejemplo los producidos por las violaciones, entre ellas las de los curas. Una actitud tan repugnante e inmoral que solo cabe responder deseando a usted que le pasara lo mismo, que se quedara embarazado después de una violación. A ver qué decía.

Señor obispo.

dijous, 8 de març del 2012

Violencia de la retórica de la violencia.

La derecha hace uso permanente de dos trucos retóricos tan desvergonzados como irritantes pero que le dan muy buen resultado en términos de apoyo y movilización de sus bases. Uno de ellos es lo que los psicólogos llaman proyección, consistente en acusar al otro de lo que uno mismo hace. ¿Que la derecha boicotea la renovación de los órganos del Estado? Se acusa a la izquierda de instrumentalizar, manipular, presionar a esos dichos órganos. ¿Que la derecha adopta una actitud agresiva, con declaraciones injuriosas y calumniosas, negando toda legitimidad al adversario? Se dice que la izquierda crispa la vida política. ¿Que la derecha lanza su formidable bateria mediática contra la izquierda con golpes bajos, infundios y más calumnias? Se dice que la izquierda ejerce el monopolio de los medios de comunicación convertidos en órganos de propaganda. La comprobación de la falsedad de estos asertos es irrelevante porque de lo que se trata es de calentar los ánimos; pero es cierto que, cuando la derecha está en el gobierno no hay más crispación que la que ella misma aliente y también lo es que la izquierda no tiene medios de comunicación; no como los tiene la derecha en La Razón, El Mundo o el ABC. Es decir, estos trucos retóricos sirven para fabular el mundo, para mentir y engañar y, por supuesto, para hacer imposible todo diálogo y debate políticos en los que la derecha no está interesada pues su única finalidad es imponer sus puntos de vista sin más.

El segundo truco retórico consiste en usurpar los conceptos, las ideas, los términos de la izquierda para revestir sus doctrinas reaccionarias y disimularlas pues no tienen buena prensa ni entre quienes se benefician de ellas. Ayer recordaba Palinuro que los falangistas habían plagiado los colores a los anarcosindicalistas, que los nazis decían ser "socialistas". Igual que la iglesia llamó en su día "cruzada" a la sublevación del general Franco, la guerra civil y la represión posterior y como Esperanza Aguirre dice que el cristianismo ha traído la libertad a Europa. Se trata de una usurpación intelectual verdaderamente divertida que demuestra que a la derecha las cuestiones de principios le son indiferentes (su interés es el interés) y actúa con redomado cinismo, defendiendo a ultranza, cuando le conviene aquello a lo que se había opuesto con uñas y dientes. ¿Desde cuándo interesa a la derecha, a los conservadores, la libertad si llevan siglos oponiéndose a ella y gritando vivan las caenas? En concreto, los españoles abominaban hasta hace muy poco de ese mismo liberalismo que hasta hace nada la iglesia consideraba pecado y que Aguirre dice profesar hoy como si fuera el dogma de la inmaculada concepción.

Hace falta caradura. Dice Ruiz Gallardón que va a proteger el derecho de las mujeres a la maternidad. Y ¿desde cuándo se interesa la derecha por los derechos, especialmente por los derechos de las mujeres? Los conservadores se han opuesto siempre a la idea misma de derechos, considerándolos el comienzo de la anarquía y negándose a ampliarlos a quien fuese. Por ejemplo, se resistieron cuanto pudieron a reconocer el derecho de sufragio universal. Si lo hicieron fue porque no les quedó más remedio. Igual que el principio de la igualdad entre hombres y mujeres: siempre estuvieron en contra. Y siguen estándolo, si bien recurren a subterfugios para disimularlo o, incluso, a prestidigitaciones conceptuales por estúpidas que sean, como esta que trae Gallardón ahora quien debe de estar convencido de haber hecho una genial finta conceptual cuando no hace otra cosa que demostrar su escasa categoría intelectual con una artimaña de rábula para confundir los términos con aviesa intención.

El discurso de Ruiz Gallardón ayer es un ejemplo de usurpación y prostitución de conceptos de la izquierda como no se ha visto otro. Se instrumentaliza el concepto de violencia de género (al que una compañera suya de gobierno objeta porque sin duda le parece muy rojo) para despojar a unas ciudadanas de un derecho al tiempo que se revienta el concepto, convirtiéndolo en una caricatura. Porque la expresión literal de Gallardón fue violencia estructural de género. Por supuesto no tiene ni un solo dato ya que se trata de una invención. Pero, como es la derecha, hasta la invención es inepta porque ¿qué quiere decir exactamente de género aplicado a una hipotética violencia para que las mujeres aborten? Literalmente nada. Es lo que sucede cuando se parasitan los conceptos ajenos al servicio de causas opuestas a las que describían. Es el socialismo de los nazis, la revolución de los franquistas, lo popular de su partido o la castidad de la iglesia. Una sórdida mentira a mayor gloria de su dios machista y mayor injusticia hacia los hombres, en este caso las mujeres, cuyo día celebramos hoy todos quienes creemos que acabarán siendo seres humanos en sentido pleno a pesar de los gallardones que se encontrarán siempre en el camino. Entre otras cosas porque, si no lo son ellas, no lo seremos ninguno.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 5 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada. (XVI)


Los contraindignados


"¡Pero cómo! -clama la ultraderecha de Provida furiosa- ¿Es que la calle es solamente de la ultraizquierda? También estamos nosotros". Héteme aquí que ahora mismo hay un par de docenas de jóvenes contrarios al aborto y a la ley de la muerte digna acampados en el propio lugar que los indignados convirtieron en emblemático de su revolución durante un mes.

A estos se les ve de inmediato su carácter político de respuesta de la derecha y también su ignorancia pues sostienen que, como la calle es del ministro del Interior (que no sé de dónde lo han sacado), eso quiere decir que volvemos a los tiempos de la dictadura. Ignoran que el ministro del Interior que dijo lo de la calle fue Fraga, el fundador del PP, pero lo ligan a la dictadura, que no está mal traído ya que aquel fue ministro del dictador autoritalitario. Estos grupos de la derecha muestran escasa imaginación como activistas porque suelen plagiar los métodos de la izquierda (y lo siento por los indignados pero están más a la izquierda que Marat, quien sucumbió al puñal justiciero del catolicismo defensor de la vida): manifestaciones multitudinarias y, ahora, acampadas. Intergestualidad, dirían los que disimulan los plagios. "¡Ah! -exclaman los provida-. Nosotros somos los verdaderos indignados; llevamos tres años indignados con el aborto." Y es cierto. Pero les faltaba la palabra porque, como toda la gente supersticiosa, creen que la magia reside en la palabra. Ellos también están indignados. Ahora se trata de que la sociedad se vuelque en su apoyo como ha hecho con los otros, los pulgosos.

Al margen de la cuestión de plagio que en política cuenta poco porque todo el mundo copia todo, la acampada provida representa un verdadero problema para el 15-M. El problema de un enfrentamiento que los indignados primeros trataron de evitar a toda costa y quizá por ello eran mudos respecto a la Iglesia y la omnipotencia del catolicismo en la sociedad española. Pero la Iglesia no pacta salvo que no pueda imponer su criterio. Con frecuencia cree que puede y no le falta razón. Y, si cree que puede, cree que debe, con lo que al 15-M no le ha servido de nada omitir toda referencia a la Iglesia. Ya está ésta aquí con un movimiento indignado fabricado desde las sacristías. Sin duda cabe esperar unos días a ver cuál sea el respaldo social de este contramovimiento porque una cosa es que veinticuatro jóvenes acampen en Sol y otra que sean cientos, semanas, en toda la geografía nacional y que, además de acampar, hagan asambleas y dialoguen con la sociedad cuya reforma proponen.

Al margen de la cuestión numérica, el 15-M hará bien en calibrar el riesgo de implosión del movimiento si éste no articula sus discrepancias con el contrario que pretende ocupar su sitio pero con objetivos distintos. Entiende Palinuro que el 15-M tendrá que decir qué opina del aborto y del derecho a la muerte digna y, ya de paso, sería recomendable que también se pronunciara sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la financiación de la Iglesia, el Concordato, los Acuerdos de 1979, los privilegios eclesiásticos de todo tipo y la próxima venida del Papa con cargo al erario público.

Que los objetivos son distintos es patente. Los provida pretenden la derogación de dos leyes (por lo menos) en vigor, sustituidas por nada, por lo que hay ahora: nada en cuanto a la muerte digna y muy poco en cuanto al aborto y esto también quieren derogarlo los provida que pretenden que toda interrupción voluntaria del embarazo sea delito. Los indignados del 15-M tienen un abanico mucho más amplio y más abstracto: quieren cambiar el modo de gobernar, hacerlo más trasparente, más democrático, más proporcional, menos corrupto. Hay propuestas legislativas concretas, de aprobar o derogar normas específicas, bastantes. Pero lo esencial es que es un movimiento de amplio vuelo que afecta a cuestiones de legalidad y de legitimidad.

Siendo así no entiendo que el 15-M no aclare que está en contra de que se nieguen derechos a determinados seres humanos porque sobre ellos pese una circunstancia involuntaria que merma su condición humana: ser mujer o moribund@. En realidad esto sólo puede sostenerse cuando se piensa que la vida misma es intangible porque es un don de Dios. Pero esta es una creencia filosófica que no todo el mundo comparte. Hasta hay quien cree que es un don del diablo y otros, lo que es peor desde el punto de vista dogmático, piensan que es un producto del azar que se ha vuelto sobre sí mismo mediante un bucle reflexivo que es incapaz de explicar. Vamos que Kant tenía razón al despedirse de la metafísica; o Shakespeare en el célebre apotegma de Macbeth: "la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que no significa nada".

En fin, no creo que el 15-M deba ponerse shakesperiano pero sí que tendrá que explicar en qué se diferencian las indignaciones de los veteranos y las nuevas generaciones de indignados.

(La imagen es una foto de simplifica, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 4 de gener del 2011

Las enseñanzas de la Iglesia.

Arranca un 2011 negro en muchos aspectos, incluido el de las sotanas. Fortalecida por su vigorosa lucha contra las injusticias, la explotación, las desigualdades, la esclavitud, la violencia de género, los abusos sexuales y la pederastia en el decenio pasado, la Iglesia vuelve los ojos a esta España, tierra de misión, según monseñor Rouco Varela, y adalid de la fe. Que no nos durmamos en los laureles pues tenemos tajo por delante. Quienes un día fuimos el pendón de la cristiandad debemos volver a serlo. El Papa Benedicto XVI, el que condena el uso del preservativo, incluso como profilaxis contra el SIDA (aunque admite algún tipo de excepción, según parece), sostiene que los españoles tenemos que fortalecer nuestras raíces cristianas, al igual que debe hacerlo el conjunto de Europa.

Traducido al español castizo que habla monseñor Rouco a pesar de ser gallego, este fortalecimiento quiere decir que los españoles estamos llamados a una nueva reconquista. No sé yo si tanto año jacobeo (que, al fin y al cabo, es el de Santiago Matamoros), tanta raíz cristiana, tanto don Pelayo (cuya encarnación hoy es el inconfundible Cascos) y tanta reconquista no acabarán produciendo algún tipo de oscuro conflicto con nuestro primo el rey de Marruecos o con el millón más o menos de magrebíes que viven entre nosotros. El término "reconquista" desde luego no parece muy oportuno... salvo que se nos ordene predicar el Evangelio a los vecinos del quinto derecha en algún momento libre del ramadán y liarnos a mamporros para convertir al infiel.

A su vez, las huestes de Rouco, los obispos, como una legión celestial, esgrimen espadas flamígeras para zanjar las cuestiones morales de la actualidad más candente. Es un frente teológico tan pintoresco, tan alejado de la realidad, tan hostil a la razón y hasta al sentido común que parece rozar lo poético. La frontera entre la poesía y la locura ha sido siempre difusa y muy porosa. Ello se sigue no solo de las biografías de innumerables poetas, como Hölderlin, Panero, Pound, Apollinaire, etc, sino también de la misma esencia de ambas condiciones, la poética y la lunática, consistente en la enajenación. El poeta es vate y vive habitado por una otredad que le dicta lo que dice; el lunático también. La diferencia está en si lo que dicen sirve para aclarar (a veces como el relámpago) o para oscurecer el mundo a quienes escuchan. Los obispos se acercan a lo poético pero no salen de lo lunático. Y eso que la otredad que los habita es un dios. Él sabrá lo que busca pero lo que los obispos dicen es para mandarlos al psiquiátrico.

Monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba dice que la UNESCO tiene programado hacer homosexual a media población mundial. Es cierto que lo dice citando a otro prelado; pero lo hace aprobadoramente. Podría haber dicho: "escuchen qué imbecilidad se le ha ocurrido a un colega". Pero no, lo cita porque él también lo piensa, a pesar de ser una imbecilidad. Y no porque la mitad de la población sea homosexual tenga algún sentido negativo, que no lo tiene, sino por creer que esa tontería sea un plan estratégico de la UNESCO. La Curia debe de creer que la UNESCO y el conjunto del sistema de la Naciones Unidas son como los protocolos de los sabios de Sión. Saben tanto de la UNESCO como Palinuro del smorrebrod.

El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, sostiene que la violencia doméstica se da menos en los matrimonios canónicos que en las parejas de hecho. Se ha echado encima a toda la izquierda, con o sin cargo público, diciendo que falsea los datos, que no sabe de lo que habla y que las cosas no son así. Pero sí, son así. En términos estadísticos relativos hay más violencia en las parejas de hecho que en los matrimonios canónicos. La falacia del obispo no está en los números, sino en la cosa. Y la izquierda no sabe verlo, lo que habla mucho sobre una izquierda incapaz de contestar a monseñor Reig que la misma institución del matrimonio canónico es violencia y que sea consentida por la parte subalterna (la esposa/madre) no la hace menos violencia. Si se toma esto en cuenta el matrimonio canónico es infinitamente más violento que las parejas de hecho, que son libres e iguales.

El arzobispo secretario de la Congregación para el clero, Celso Morga, dice que la culpa de la pederastia en la Iglesia la tiene la sociedad, o sea, el siglo. No sé cómo van a conseguir los curas que los feligreses aprendan a combatir a los tres enemigos del alma, el mundo, el demonio y la carne cuando ellos mismos han sucumbido ya a los tres y, de colofón, añaden la hipocresía.

La última enseñanza de la Iglesia en su conjunto, jerarquía y organizaciones católicas de movilización, va dirigida a Zapatero: subir el estipendio a la Iglesia en la declaración de la renta, dejar en vigor el Concordato de 1953 y los Acuerdos de 1989, aplazar sine die la ley de libertad religiosa, mantener los símbolos religiosos católicos en los ámbitos públicos no le ha servido de nada. En la misa del pasado día 2 en pro de una familia católica que nadie amenaza, la Iglesia, ya se ha visto, pidió la reconquista y se despachó contra las políticas del gobierno, especialmente el aborto, el matrimonio homosexual y el derecho a una muerte digna.

Roma sigue sin pagar traidores.

(La imagen es una foto de cntvalladolid, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 29 d’octubre del 2010

El Papa que viene

En unos días llegará el Papa Benedicto XVI a España; el seis de noviembre estará en Santiago y el siete en Barcelona. Es una visita que tiene movilizados a algunos sectores sociales, unos a favor y otros en contra. Hay quien ya anuncia un "pack" de dos DVD con la Visita del Papa a España, 2010 por 19,95 euros, o sea, 20 euros, para entendernos. Los dos DVD recogen, según reza el anuncio toda la visita realizada el 6 y 7 de Noviembre de 2010 a Santiago de Compostela y Barcelona; por su Santidad; con detalles exclusivos de los actos y la totalidad de las ceremonias y actividades celebradas en ambas ciudades. Otros sectores están movilizándose en contra. Por ejemplo hay una página en Facebook titulada Visita del Papa a España: No con nuestros impuestos si bien la que tiene éxito es otra titulada No a la visita del Papa a España. No con mis impuestos referida a la tercera visita de SS, anunciada para agosto de 2011 y que cuenta ya con más de 76.000 seguidores en la red. De momento, esta vez lo tendremos aquí en una semana y, a lo que parece, según cálculos solventes pagaremos a escote unos treinta millones de euros para sufragar el rulo del Papa y que éste nos regañe y recrimine lo licencioso de nuestras costumbres.

Viene como Sumo Pontífice de los católicos españoles, que son la mayoría de los creyentes en nuestro país, aunque luego una mayoría de esa mayoría precise que es creyente pero no practicante. Tengo para mí que este fenómeno de una mayoría de católicos no practicantes es una prueba indirecta del machismo residual de la sociedad española. Muchos católicos viejos españoles creen que ir a la iglesia es cosa de mujeres. Es verdad que si uno visita los templos los festivos verá que los fieles son casi todas "fielas". En todo caso esa mayoría se apresta a recibir por segunda vez a su pastor, pues la visita es pastoral.

Pero el papa tiene también condición de Jefe de Estado y por lo tanto la visita es también de Estado, razón por la cual Zapatero irá a despedirlo a Barcelona. Esta doble naturaleza del Papa, como pontífice y jefe de Estado está muy a tono con una religión que adora a un dios, Cristo, también dotado de dos naturalezas aunque, como el Papa, sólo una persona, según el credo de Nicea. No viene aquí al caso pero es cierto que las dos naturalezas de Cristo trascienden las del Papa aunque por motivos distintos: por lo más (no es lo mismo ser Dios que ser su representante en la tierra) y por lo menos (pues tampoco es lo mismo ser un hombre que ser jefe de Estado).

Esa doble naturaleza papal tiene un efecto perverso en los países que lo acogen porque se trata de un Jefe de Estado que se inmiscuye en la política del Estado que visita en función de los criterios doctrinales defendidos por él mismo como pontífice.

En una visita ad limina ayer de unos obispos brasileños, el Papa ha formulado un prontuario de la acción política de la Iglesia con carácter general y que deja en claro el espíritu con el que viene a España y lo que quedará recogido en los DVD citados. SS recuerda que los católicos deben servirse del voto y decide asimismo que la iglesia, sus pastores, están obligados a pronunciarse sobre asuntos morales y políticos cuando, "así lo exijan los derechos fundamentales de las personas o la salvación de las almas". Doble necesidad de nuevo, en función de la doble naturaleza: la humana (derechos fundamentales) y la divina (salvación de las almas).

Dado que la salvación de las almas es terreno proceloso en el que todos los gatos son pardos, resta por averiguar qué entiende SS por derechos fundamentales y aquí la respuesta es estremecedora no por los derechos en sí sino por su titularidad subjetiva pues Benedicto XVI reconoce al sujeto de tales derechos en el nasciturus desde el momento de la concepción hasta el de la muerte natural. El Papa no da puntada sin hilo celestial porque esto quiere decir en román paladino que de aborto nada y de eutanasia, menos. Es más, los cristianos tienen un deber de acción, incluso en contra de la mentalidad de este mundo cuando se traiciona la esencia del ideal democrático, cosa que sucede cuando los proyectos políticos "proponen abierta o veladamente descriminalizar el aborto o la eutanasia". Como sea que, por mandato canónico de la finalidad reproductiva del matrimonio y las relaciones sexuales, cualesquiera mecanismos contraceptivos están condenados, no es difícil ver que el Sumo Pontífice está atrincherado tras las convicciones más cerriles e inhumanas de su obtuso credo, aunque con alguna gazmoñería filosófica sobre las relaciones entre la razón y la fe.

De paso también viene el Papa a decir a los españoles a quién deben votar. Se desprende de la astucia sibilina típicamente vaticana de la declaración papal: primero se dice que hay que votar y a continuación se aclara a quién no hay que votar, con lo cual la injerencia está hecha aunque no lo parezca: en España hay que votar al PP porque es el que se opone a la despenalización del aborto y la eutanasia.

Dice el embajador español en la Santa Sede, Francisco Vázquez, un católico practicante y hasta algo beato, que las relaciones entre España y el Vaticano están a partir un piñón y se muestra muy agradecido a la labor de Fernández de la Vega, que ha sido el principal baluarte de la iglesia católica en el gobierno mismo de Zapatero. Cuántas no habrán sido las concesiones de De la Vega a las pretensiones clericales que hasta monseñor Rouco Varela se hace lenguas de ella.

No sé cómo estarán las relaciones pero el Papa viene a España, Estado no confesional en teoría, a decir que Dios debe estar en el espacio público. Excusado decir los cruficijos. Añade por último Su extremosa Santidad que es partidaria de la educación religiosa y de la enseñanza religiosa y plural de la religión en las escuelas públicas. Lo de religiosa y plural es una muestra de la retorcida sofística de Benedicto XVI, capaz de formular lo que cabe llamar una síntesis antitética. Religión, especialmente el catolicismo y pluralismo son términos antagonistas. Es decir, no sé cómo estarán esas relaciones, pero Benedicto XVI viene en son de guerra dialéctica.


(La imagen es una foto de Catholic Church (England and Wales), bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 28 de novembre del 2009

Los insoportables curas.

La murga de la clerigalla con motivo de la reforma de la ley del aborto está aburriendo ya hasta a las ovejas de su propio rebaño que han empezado a sublevarse contra las coacciones de los sepulcros blanqueados al estilo de Monseñor Martínez Camino. El segundo de Monseñor Rouco Varela debe de creer que los políticos católicos españoles son niños necesitados de disciplina o bobos de capirote. Y por ello alterna las amenazas de excomunión con los habituales apaños de la Iglesia católica para hacer mangas capirotes con la moral y el principio de responsabilidad individual. Insiste el citado Martínez Camino en que los políticos católicos que voten a favor de la reforma del aborto quedarán eo ipso excomulgados pero que serán readmitidos en el seno de la Iglesia si, previa confesión, manifiestan luego públicamente su arrepentimiento. O sea, lo de siempre con estos mercaderes de la gracia: pecas, te confiesas, te arrepientes y a otra cosa, mariposa. ¿Se puede ser más hipócrita?

Sí, se puede. Ahí está el flamante nuevo obispo de San Sebastián haciendo méritos con la carcunda para lo cual equipara a los abortistas con ... ¡la rancia burguesía del siglo XIX! ¿Se ha vuelto marxista el monseñor o, hipócrita hasta las cejas, abomina hoy de lo que santificaba ayer?

(La imagen es una foto de piotr.amigo, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 19 d’octubre del 2009

Por más que quieran impedirlo.

El resultado del sondeo del Injuve que se refleja en Público recoge que casi el ochenta por ciento de los españoles está de acuerdo con la reforma de la ley del aborto que presenta el Gobierno. Es decir, está de acuerdo con dos postulados esenciales en ese vidrioso tema: a) el aborto es un derecho de las mujeres; b) éstas pueden ejercerlo mediante una ley de plazos que impone un límite temporal pero las ampara en su ejercicio, impidiendo que puedan ser criminalizadas como hasta la fecha. El asunto tiene importancia porque, al tratarse de una cuestión moral en la que no existe criterio científico objetivo para sustentar convincentemente una opción, sólo cabe resolverla mediante recuento de mayorías y minorías.

Ya se sabe que quien se quede en minoría en un debate de posiciones morales no tiene porqué hacer suyo el punto de vista de la mayoría. En este caso, quienes creen que el aborto es siempre un delito, un crimen, seguirán pensándolo. Pero cabe exigir de ellos que acaten la decisión de la mayoría, máxime teniendo en cuenta que ésta no los obliga a cometer ese supuesto delito pero sí les impide tratar como delincuentes a quienes ejerzan su derecho a abortar, que es lo que tienen tendencia a hacer, incluso mintiendo y falsificando los hechos, como se prueba en el reciente caso de la clínica Isadora.

El setenta y nueve, casi el ochenta por ciento de la población sí es una mayoría apabullante frente a la que de nada sirven las invenciones delirantes de cantidades atribuidas a la manifa ultrarreaccionaria del sábado que, según queda ya claro, contó con unas sesenta mil personas. Y aunque hubieran sido las 250.000 que contó muy generosa la policía ello no daría a sus postulados antiabortistas un adarme de peso más. Por eso es muy libre el señor Rajoy de presentarse en el Congreso a hacer el ridículo una vez más pidiendo la retirada de una ley que no va a retirarse porque cuenta con los apoyos parlamentarios precisos.

En realidad es este comportamiento reiterado del señor Rajoy el que requiere algún comentario., ya que sus asesores no parecen hacerle ver que va de cabeza al abismo. Es claro a estas alturas que fueron los genios burlones y el dedazo del señor Aznar los que elevaron al puesto de presidente del PP y candidato a la presidencia del gobierno a un hombre que manifiestamente no da la talla para el cargo. Un sentido elemental de la conveniencia que entienden hasta las caballerías manda no suscitar actos colectivos que vayan en contra de uno, votaciones que va uno a perder, por ejemplo; sobre todo tras haber perdido ya dos elecciones generales.

Tomar apoyo en una manifestación convocada por lo más carcunda de la derecha española, tanto que hasta acudió el señor Aznar, para pedir la retirada de una ley que homologa a España con las democracias del entorno, saca al país en parte de su atraso, hace justicia a las mujeres,tiene el apoyo de cuatro quintas partes de los ciudadanos y la mayoría necesaria en el Congreso es, sencillamente, del género tonto.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 18 d’octubre del 2009

Dos manifas.

La política se hace en las instituciones pero también en la calle. Es más, parte de su interés reside en el diálogo que a veces se entabla entre la calle y las instituciones. La técnica se descubrió durante la Revolución francesa y consistía en presionar a los diputados en sesión deliberante con algún tumulto callejero que se asomaba a las galerías de la Asamblea para recordar a los allí reunidos que la vida empezaba fuera. Desde entonces se han visto muchos casos muy ilustrativos de esta conflictiva relación y se ha escrito y reflexionado mucho acerca de qué sea lo más aceptable, lo más legítimo, lo más democrático: que las decisiones las tome el parlamento; que las tome la calle; que aquel escuche a ésta; que ésta apoye a aquel.

En un Estado democrático de derecho el Parlamento es la actualización del poder soberano del pueblo y, en cierto modo, soberano él mismo. Su función legislativa en régimen representativo (con participación, por tanto, de toda la ciudadanía) no admite más cortapisa que el principio de constitucionalidad. Su decisión en forma de ley es la voluntad general y demanda acatamiento. Es cierto que todos los sistemas representativos tienen defectos y, llegados al límite, algunos (por ejemplo, Rousseau) dicen que los parlamentos en realidad sólo falsean la voluntad popular. Pero hasta para eso es preciso respetar la legalidad. Si alguien está disconforme con lo que el Parlamento decide e, incluso, con la misma forma del Parlamento y quiere modificar la ley tiene que ganar unas elecciones, cambiar la mayoría parlamentaria y proceder en consecuencia. Chillar en la calle sirve de poco.

A su vez, ningún sistema democrático puede permitirse ignorar la opinión de la calle que opera bajo el principio asambleario de democracia directa, pero sin dejarse impresionar en demasía. Quienes se manifiestan con sus magáfonos y pancartas (tal el señor Aznar ayer, el mismo señor Aznar que llamaba con desprecio "pancarteros" a los socialistas que se manifestaban contra su gobierno hace unos años, o sea, el pancartero señor Aznar) suelen atribuirse la representación de la totalidad del cuerpo electoral y hablan alegremente en nombre de los presentes y de los ausentes. En el ambiente festivo de toda manifa no es difícil escuchar a alguien diciendo, por ejemplo, que "toda España" está en ese momento en la Plaza de la Cibeles o "toda Euskadi" en el Paseo de la Concha. Evidentes exageraciones que suelen ampararse en la oscuridad de los datos, la prestidigitación de las cifras, cosa también bastante inane porque hasta la más demesurada de las valoraciones es irrelevante en comparación con unos resultados electorales normalitos. Por ejemplo: dicen los organizadores de la marcha de ayer en contra del aborto en Madrid que hubo dos millones de personas. ¿Y qué? El voto al PSOE y al PP juntos suman diez veces más. Al PP, contrario a la nueva normativa del aborto lo votan unos diez millones de personas, así que también puede decirse que la manifa fue un rotundo fracaso porque faltaron ocho millones de votantes. Pero es que, según la nueva forma de calcular asistencias a manifas por ordenador, parece que a ésta antiabortista acudieron 63.000 personas. Enteco número para las hipérboles ideológicas de los participantes.

En todo caso, al margen de su cuantía, las manifas traen mensajes que es bueno escuchar porque aportan puntos de vista a los debates y permiten extraer conclusiones. En el caso de la llamada "pro vida" de Madrid, azuzada por la clerigalla y lo más retrógrado del PP y sus periodistas, el mensaje es claro: no a la reforma de la actual regulación del aborto y, si es posible, derogación de la normativa vigente que lo permite en condiciones muy lesivas para los derechos de las mujeres. O sea, no a los derechos de las mujeres, dicho en román paladino. Algo que luego el PP no se atreve a poner en práctica cuando gobierna con mayoría parlamentaria, como han comentado hasta la saciedad todos los políticos del PSOE. Es decir, el sentido de la manifa de la derecha de ayer no pasó de ser un paseo por un Madrid otoñal y acogedor de una minoría de esquizofrénicos exaltados que vociferan por las calles lo que no se atreven a proponer en sede parlamentaria. Y con los obispos en casa, mirando por la tele el resultado de su agitación. Un risa.

La manifa de San Sebastián, con el colorido frente nacionalista en pleno, desde el PNV hasta Batasuna protestaba por el encarcelamiento de los señores Otegi, Díez Usabiaga, Zabaleta, etc. Un día antes el inenarrable señor Egibar cuyo sentido de la lógica es siempre contrario a la lógica del sentido decía que quienes ordenaron la detención de tales presuntos delincuentes "no quieren acabar con ETA". De donde se deduce que quienes quieren acabar con ETA son los que se manifestaban ayer por Donosti, entre ellos presuntos colaboradores con la banda de asesinos del brazo de los señores del PNV. Conclusión del delirio egibariano: ETA quiere acabar con ETA. De nuevo hay aquí, además, una cuestión numérica y otra de fondo del mensaje. La numérica habla de "varios miles" de manifestantes, es decir, nada en un país con un censo electoral de 1.800.000 votantes. En cuanto al fondo del asunto y dicho con claridad, protestar contra la detención de quienes presuntamente estaban organizando un tinglado a las órdenes de ETA equivale a actuar a las órdenes de ETA cuyos pistoleros, como los obispos en Madrid, veían por televisión el resultado de sus desvelos.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 28 de juny del 2009

Los católicos y el aborto.

El señor José Bono dice con mucho tino que la Iglesia católica en España tiene derecho a decir lo que piensa, pero no a imponerlo y ello en relación con la furibunda oposición eclesiástica a la ampliación de los supuestos del aborto en la reforma de la correspondiente ley. Matiza el señor Bono que él distingue entre su voto y su conciencia, lo que no es una expresión muy afortunada porque viene a decir que puede no votar en conciencia, pero se entiende que debe de querer explicar que el asunto del aborto pertenece a su fuero íntimo y los obispos no tienen nada que decir en él porque le corresponde "vivir su fe" a su manera.

Por otro lado, sin embargo, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, el atildado petimetre Monseñor Martínez Camino, habla de excomunión automática para quienes aborten y, supongo, todos aquellos que los encubran o amparen. Y no sé yo si el señor Bono o cualquier otro puede "vivir su fe" en el catolicismo estando incursos en causa de excomunión.

En verdad, el catolicismo tiene un problema con el aborto que hasta ahora se ha venido resolviendo mal que bien haciendo la vista gorda: a pesar de las severas y apocalípticas condenas de la Santa Sede los católicos controlan su natalidad y, cuando les es preciso, abortan. Son sepulcros blanqueados; pero no por culpa suya sino por la incompetencia y la intolerancia de su jerarquía.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 2 de juny del 2009

El aborto y la pederastia.

Hasta el señor Mayor Oreja parece haber comprendido que relativizar el delito de la pederastia para ir en contra del aborto como han hecho él y el obispo Cañizares no es una muestra de inteligencia. Lo ha comprendido hasta el señor Mayor Oreja que ayer introdujo una nota de insólita sinceridad cuando decía en el debate de la tele que no estaba haciendo comparaciones y que lo que él más detesta es la pederastia. Se sabe cuánto aborrece las comparaciones porque suelta otra de inmediato. Y, si no, vayan al señor Mayor Oreja y pregúntenle a quien salvaría entre dos personas en peligro, un pederasta y un abortista. A ver qué sale.

De una vez por todas: el pederasta destroza una o varias vidas; el abortista es el que evita que haya vidas destrozadas. En el primer caso el mal se identifica de inmediato, en el segundo el bien no es evidente. De ahí que se siga discutiendo.

El debate de la tele fue un muermo y ninguno de los dos candidatos hizo nada espectacular pero si de algo cabe hablar es de ese intento del señor Mayor Oreja de hacernos creer que el modo actual de "hacer" Europa consiste en ir a los organismos europeos a defender exclusivamente "los intereses de España". Si todos hicieran lo mismo, no habría Unión Europea. ¿Es tan difícil de entender?

dilluns, 1 de juny del 2009

Hablando del aborto y la crisis.

Hay una macabra ironía en el hecho de reseñar un número de Trasversales dedicado en buena medida al aborto el día en que se conoce la noticia de que George Tiller, un conocido médico estadounidense especializado en abortos a embarazadas en avanzado estado de gestación, ha muerto asesinado a tiros en su iglesia, probablemente por uno de esos fanáticos defensores del derecho a la vida. Desde el momento en que los antiabortistas consideran que el aborto es un crimen, un asesinato de un ser indefenso hay que esperar que los más exaltados de entre ellos lo combatan mediante actos de violencia, agresiones físicas, terror y asesinatos. No imagino a ningún proabortista agrediendo a nadie a cuenta de esta polémica. Pero no me cuesta nada imaginar que cualquiera de esos energúmenos que saltan a la calle en defensa de los sedicentes derechos del nonato pueda abrirle la cabeza a alguien que no piense como él. Sucede con frecuencia y es uno de los inconvenientes, de los muchos inconvenientes, que han de arrostrar los partidarios del aborto libre y legal. En fin, que la tierra sea leve a Tiller, un mártir más en defensa de los derechos de las mujeres.

El presente número de Trasversales (nº 14, 2ª época, primavera de 2009, año IV, 87 págs) se centra en el aborto y la crisis. Hay un primer artículo de Marta Cárdaba, Manuela Fernández y Toñi Ortega, Interrupción voluntaria del embarazo: más derechos, menos cotas que trata de ser una reflexión sobre el actual proyecto de reforma de la ley del aborto, hoy en el Congreso de los Diputados pendiente de debate final y aprobación, y aporta los puntos de vista del femenismo consecuente. Las autoras se identifican parcialmente con el proyecto pero no del todo y avisan del peligro de que la reforma de la ley empeore a ésta en algunos aspectos. Los puntos que consideran irrenunciables son: 1º) debe producirse una despenalización del aborto voluntario; 2º) no concuerdan con los plazos. Que sea libre hasta la 14ª semana y sólo en ciertas circunstancias de la 14ª a la 22ª y únicamente como excepción a partir de la 22ª y bajo control, en realidad empeora la situación actual, especialmente en los abortos en avanzado estado de gestación, en los que se mantendrá la situación de inseguridad jurídica de las mujeres. Sostienen que el aborto debe ser libre todo lo largo del embarazo y que no compete al legislador averiguar las razones por las que una mujer decide abortar; 3º) el requisito de información previa y otras medidas de "ilustración" son, en el fondo, interferencias en los derechos de la mujer; 4º) no hay duda en que las menores puedan abortar sin el consentimiento de los padres; 5º) los abortos deben poder realizarse en la red sanitaria pública.


Beatriz Gimeno escribe un artículo (Políticas del aborto) que es el que más me ha gustado de la revista por su calidad, concisión, claridad y valentía. Pocas veces lee uno algo con lo que se identifica tan por entero. Dice Gimeno que el aborto es un derecho de las mujeres sin plazos y sin necesidad de justificar nada. Deriva este derecho de dos argumentos: el primero, de mucha prosapia histórica, pues remite al argumento liberal clásico consagrado en Locke del derecho de la persona a su propio cuerpo que, según el filósofo, es lo que distingue al hombre libre del esclavo. El segundo argumento hace referencia a que, en tanto la división sexual y social del trabajo sea la que es, la reproducción es tarea que recae sobre la mujer, por lo que ésta debe tener el derecho a decidir. En la polémica sobre el aborto se invocan mucho los derechos del no nacido pero, según la autora y coincido plenamente con ella, de lo que se discute es de la condición social de las mujeres y de la política de género. El movimiento antiabortista es muy peligroso porque ha conseguido: a) centrar el debate en el estatus del embrión; b) llevar dicho debate a un terreno poco racional y altamente emotivo; c) hacer que cale la idea de que el aborto es un mal, una desgracia; d) enfocar una buena campaña de imagen: el feto como marca. El aborto es el gran tema "social" de los conservadores, lo que les permite desviar la atención de las cuestiones económicas y sociales y, además, "es también una cruzada antisexo; es realmente el sexo lo que les perturba, el sexo fuera de control" (p. 24). Opino lo mismo.

Ramón Linaza (En la segunda legislatura de Zapatero lo verde ya no pinta) sostiene que con la defenestración de la anterior ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y la supresión del ministerio, la preocupación del Gobierno por las cuestiones medioambentales ha decrecido. Y eso que esta crisis tiene pinta de ser una crisis "civilizatoria" (en esto coinciden varios autores de este número), lo que debiera impulsar a plantear de nuevo las cuestiones ecológicas. Como botón de muestra, Linaza recuerda que la promesa de promulgar una ley de bienestar animal no se cumplirá.

Carlos Prieto del Campo escribe una artículo (Lo público y lo común) con un largo subtítulo (Estado, derecho, Administración pública/poder constituyente, capitalismo, movimientos antisistémicos) y que, al parecer, se publicó en otro contexto, lo cual quizá explique por qué resulta aquí tan farragoso y de difícil intelección, aunque tampoco deban descartarse las insuficiencias de este comentarista. El trabajo está redactado en una prosa densa que recuerda la de las elucubraciones de los marxianos estructuralistas y postestructuralistas y se encaja en el campo doctrinal de las políticas públicas que tampoco suele proporcionar discursos livianos o trasparentes. Sostiene el autor, si no lo he entendido mal, que lo público -concepto que hoy debe sustituirse por el de lo común- y las políticas públicas son resultado del cambio drástico en la lógica del funcionamiento capitalista consecuencia de las luchas antisistema que arrancan en la segunda mitad del siglo XIX. La estructura social capitalista se lanza así a un proceso de radicalización de la democracia, de legitimación y organización social del capitalismo histórico. Francamente, no creo sea preciso un razonamiento tan alambicado para hablar de la adaptación del capitalismo a las condiciones del Estado del bienestar en la primera mitad del siglo XX. Juzgue el lector por sí mismo: "El impacto de las luchas globales obliga, por lo tanto, a las clases y grupos dominantes a permitir la constitución de una esfera pública en la que la justificación racional de las modalidades de dominación debe producirse a contrapelo de la reproducción estructural de las formas desnudas de dominación y explotación declinadas siempre mediante los dispositivos incrustados en las dinámicas sistémicas del capitalismo global" (p. 36). Y todo el artículo está escrito de esta guisa. Cuando se consigue desentrañar lo que se quiere decir resulta que tampoco es tan novedoso. En la segunda mitad del siglo XX las consabidas luchas sitúan a la política en el centro de los mecanismos económicos y administrativos, desmintiendo así la lógica economicista y tecnocrática, todo lo cual incide en la organización del poder político y del poder constituyente que, por cierto, aparecen tratados pari passu como si el uno no fuera producto del otro. Con la aparición de la crisis las nuevas condiciones de producción de lo público vienen determinadas por la justificación e institucionalización de las luchas mediante los dispositivos de producción administrativa, gasto público y sistema tributario, así como por otros factores. Se abre asi la posibilidad de un tratamiento original de las formas colectivas del bienestar y justicia social global que cabe llamar "común" y que surge en la crisis del proyecto socialista y el debilitamiento de lo público por las estrategias de lucha de las clases dominantes. La constitución de lo común "implica precisamente criticar, deconstruir, desmontar y revertir el carácter limitado, etnonacionalista, euroanglocéntrico y colonial de las políticas que organizaron la esfera democrática durante el último siglo: lo común es lo público despojado de las dinámicas y las limitaciones sistémicas que lo hacían susceptible de reproducir el carácter no igualitario de la sociedad capitalista y dotado de un principio de soberanía rigurosamente posnacional que contempla la reproducción global de la justicia social como principio elemental de la constitución política" (pp. 38/39). De nuevo un párrafo alambicado para decir, si no estoy equivocado, que hay que formular un orden político cosmopolita en una especie de tradición kantiana, mediante unos mecanismos de transformación que no están nada claros pues parecen surgir de las contradicciones sistémicas y nuevas orientaciones pero más bien se diría que proceden de una forma de whisful thinking. La crítica a las formas de Estado realmente existentes producirán síntesis novedosas de nuevos sujetos políticos y nuevas máquinas políticas y sindicales que ya están conformándose. La dinámicas de esas formas de Estado deben situarse en un plano supranacional en que se organiza la governance (sic) del capital y la administración de los recursos comunes mediante procesos contradictorios que han de dar cuenta de la crisis de lo público y los dispositivos democráticos del siglo XX. Emerge así, según el autor, una nueva composición de clase y nueva calidad de sujetos sociales que son tendencialmente "posnacionales, poscoloniales, pospatriarcales, postsocialistas y postoccidentales" (39), es decir, unos sujetos inefables sobre los que no sabemos mucho puesto que saber lo que algo no es no nos ayuda gran cosa a averiguar lo que sea. En resumen, reitero mi impresión de que el artículo emplea una prosa afectada y farragosa para decir algo que podría expresarse con mayor concisión, sencillez y claridad, aunque es posible que, en tal caso, quedara patente que no está diciéndose nada nuevo.

Enrique del Olmo escribe un interesante Homenaje a Rosa y Karl con motivo del nonagésimo aniversario del asesinato de ambos en Berlín. Una buena ocasión para aproximarnos de nuevo a la personalidad de la revolucionaria polaca cuya valoración no ha hecho sino acrecentarse con el paso del tiempo, a diferencia de lo sucedido con su compañero de infortunio, Karl Liebknecht, cuya obra, mucho más escasa, es también de menor calidad. Tengo, no obstante, dos o tres puntos de desacuerdo con el autor. Sostiene éste que "Scheidemann y Ebert (los principales dirigentes del SPD) habían puesto precio de 50.000 marcos por la cabeza de cada uno" (Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht). No sé de dónde sale ese dato que para mí es nuevo. Cuando estalla la revolución de noviembre de 1918, se desata la represión contra los revolucionarios y uno de sus más decididos protagonistas es el ministro del Interior, el socialdemócrata Gustav Noske. Es posible que éste estuviera al tanto de lo que hacían los Freikorps, si bien estas organizaciones eran ilegales y actuaban por su cuenta; pero lo que resulta extraño es lo de la recompensa de 50.000 marcos y Del Olmo no cita la fuente. En otro orden de cosas, más teórico, no creo que Del Olmo haga justicia a la originalidad e interés del pensamiento luxemburguiano. Es cierto que un breve homenaje no es el lugar más adecuado para ello; pero me temo que, en cambio, sí se deja caer la idea de que entre RL y Lenin había una compenetración que estaba muy lejos de ser cierta. Del Olmo hace una referencia de pasada a las respectivas posiciones en cuanto a la cuestión nacional que no tenían gran cosa que ver. Rosa Luxemburgo -nacida en una Polonia anexionada por Rusia- tenía una visión ortodoxamente marxista sobre el asunto: el nacionalismo es cosa de burgueses; los proletas son internacionalistas. Mientras que Lenin suscribió el irrestricto derecho de autodeterminación de los pueblos (como luego lo haría Stalin) aunque es lícito pensar que sólo como un mecanismo táctico para debilitar a la burguesía en la lucha de clases, que era la que importaba. En realidad ambos revolucionarios eran gran-rusos., como demostró el georgiano Stalin en cuanto pudo. Pero las relaciones entre los espartaquistas y los bolcheviques eran mucho más conflictivas de lo que suele decirse. De hecho, Rosa Luxemburg condenó la deriva antidemocrática de la revolución leninista y este es el punto decisivo (el socialismo y la democracia o el socialismo sin democracia) que permite distinguir el espontaneísmo luxemburguista de la visión organizativa y partidista de los bolcheviques. Y la cosa estaba lejos de ser meramente teórica. De hecho fue lo que costó la vida a los dos revolucionarios que, sobre todo en el caso de Luxemburg, se opusieron a la conversión de la Liga Espartaquista en el Partido Comunista de Alemania, de acuerdo con las férreas instrucciones de Lenin que Karl Radek transmitió a los alemanes en Berlín en 1918. Es razonable pensar que fuera el voluntarismo leninista, el interés de Lenin por expandir la revolución bolchevique a un país industrial avanzado, con el fin de verificar los postulados teóricos marxistas, los que provocaron la catástrofe y la derrota de la revolución alemana.

José Luis Redondo (La zquierda frente a la crisis) sostiene que no es probable que, a raíz de la crisis presente vaya a desaparecer el capitalismo, pero estaría bien que la izquierda hiciera lo posible por demostrar que "otro mundo es posible", incluso otra civilización. Sostiene que las medidas a corto plazo que ya se han tomado están bien pero que la izquierda debe mirar al largo plazo, en donde identifica dos crisis que requieren atención: la crisis alimentaria y la energética que es donde la izquierda debe desarrollar sus propuestas. El punto de que se trata, según lo entiendo, es defender el punto de vista de los partidarios del decrecimiento: "Se trata de resolver las necesidades básicas de la población que no las tiene cubiertas, al tiempo que los habitantes de los países ricos crecen en lo cualitativo aunque tengan que decrecer en lo material" (p. 49). La verdad, no doy un adarme por este postulado del "decrecimiento". Entiendo que si, al final, las cosas se ponen tan oscuras que hay que hacer de necesidad virtud algo así pueda defenderse, pero no me parece aceptable postularlo como objetivo programático. Hasta ahora la redistribución requiere crecimiento y crecimiento es lo que hay que seguir buscando, si bien tratando de que sea sostenible.

Lois Valsa (Memoria y fotografía. La crisis financiera y el (mundo del) arte) deja constancia de que no parece que el mundo del arte sea consciente de la profundidad de la crisis actual, que es de civilización. Toma ejemplo de lo que sucedió en la gran depresión, de cómo hubo una intervención del Estado en el arte y escoge la obra de los fotógrafos del New Deal, singularmente de Walker Evans. Termina con un interrogante: "La situación actual de colapso del sistema de Progreso lineal, y en Arte ya se ha visto, con el arte primitivo y la escultura africana como ejemplos, que no existe tal Progreso, ¿nos va a permitir vislumbrar, n medio de la crisis global, otras formas de pensar y de vivir radicalmenre diferentes que ya, en otras sociedades, antes de que se impusiese el Estado y la Economía a sus gentes existieron?" Mi única querella con este punto de vista es por qué hace falta esperar a una crisis para plantearse esta pregunta.

divendres, 15 de maig del 2009

El aborto y la píldora.

Gran ofesiva del Gobierno en pro de la regulación de la natalidad en España, cosa muy puesta en razón, avance evidente sobre formas anteriores de sociedad, sobre costumbres periclitadas que han dominado hasta la fecha en el noventa y nueve coma noventa y nueve por ciento del caminar del ser humano sobre la tierra forzándolo a aceptar los hijos que vinieren y como vinieren porque eran enviados por Dios y paridos con dolor. Esta forma de organizarse, obligada debido a la ignorancia de la especie humana, a su falta de conocimientos científicos sobre los procesos reproductivos, era al mismo tiempo causa y efecto de la condición subalterna de las mujeres. Porque la esclavitud de éstas en todas sus variedades (la doncella, la virgen, la casada fiel, la madre abnegada, la puta, la amante, la mujer florero, la esposa resignada, la desconsolada viuda, etc, etc) en provecho de los hombres surgía directamente de su falta de control sobre la reproducción de la que son fisiológicamente pero no racionalmente responsables, como si fueran cobayas.

A su vez la gran ofensiva que han desatado las organizaciones provida, Hazte Oír, etc apunta todos los cañones contra las dos últimas decisiones del Gobierno de poner la píldora postcoital a la venta libre en farmacias y aprobar la reforma de la vigente ley del aborto que hace la interrupción voluntaria del embarazo libre hasta la semana décimocuarta y desde los dieciséis años de edad. Hacen bien estas organizaciones llamadas "provida" en montar la marimorena, negar que el aborto sea un derecho, insistir en que siga siendo delito y tronar calle arriba calle abajo en favor del nasciturus. Es un discurso muy impactante y mucha gente se lo cree. Todos los que no se percatan de que a los antiabortistas la vida del nasciturus les da igual y su pelea no es por los sedicentes derechos del embrión sino por el mantenimiento de la situación supeditada de las mujeres en nuestra sociedad. De lo que se trata es de impedirles que lleguen a controlar su reproducción porque eso contribuye también a liberar su sexualidad y, como todos sabemos, la liberación sexual de las mujeres será también la de los hombres. No hace falta ser Wilhelm Reich para darse cuenta de que esta actitud equivale a un cambio radical del orden social. Así que de eso se trata en las campañas antiaborto: de mantener a las mujeres sumisas, templo de Dios, seno materno, descanso del guerrero, báculo de la vejez ajena, todo menos permitir que sean ellas mismas y puedan decidir por sí mismas.

La pelea entre abortistas y antiabortistas se da en dos planos semánticos distintos por razones evidentes. Para los primeros se trata de la lucha por los derechos de la mujer; para los segundos de la lucha por los derechos del embrión. Tenían que invocarlo así y hacer como que se lo creen porque es muy difícil invocar una causa social consistente en negar derechos a alguien, en este caso a los mujeres y no cualesquiera derechos sino el fundamental a decidir qué vida quieren para sí y para los suyos, incluidos los hijos, si los quieren.

Así que menos monsergas: en este debate nos jugamos la consolidación de la emancipación femenina en España u otro retroceso a tiempos de inseguridad jurídica, amedrentamiento de las mujeres, malos tratos, etc.

La interrupción voluntaria del embarazo, como el tomar la píldora del día después, son manifestaciones del derecho de las mujeres a controlar su vida. Para los provida no es un derecho sino un delito. Eso es lo que ha estado siendo desde el origen del cristianismo hasta hoy con los resultados escasamente halagüeños que cabe ver. Digo yo que sólo esta consideración justificaría el cambio de actitud para dar a la libertad una oportunidad y devolver a las mujeres el derecho sobre su propia vida. La oposición a esta actitud es lo que da la medida del verdadero liberalismo de los neoliberales españoles al estilo de la señora Aguirre: todos partidarios del derecho irrestricto a decidir del individuo... salvo que se trate de una individua y el decidir sea ahí sobre su reproducción. En tal caso estos seudoliberales afirman que ese derecho no corresponde a la mujer sino a Dios, al cura, al marido, al padre, al Estado, a cualquiera menos a ella.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 19 de març del 2009

De la niña de Rajoy al niño de los obispos.

¡Cuán sana y provechosa es la utilización que la derecha nacional-católica hace de los niños! ¡Qué pura y lejana de esa obsesión de los progres por evitar que se emplee a la infancia en pro de objetivos político-religiosos que no comprende! Dice la izquierda con su habitual desfachatez que hay que proteger a los niños de todo uso publicitario, partidista, faccionalista o sectario. Como si hubiera alguna relación entre las nobles causas que la derecha amadrina y las inmundas perversiones que obsesionan a la izquierda.

Todavía el señor Rajoy, víctima de esas fábulas del centrismo y la laicidad del discurso político, no se valió de una niña concreta, con nombre propio y rostro individual sino que, cuando, a fuer de cursi, decidió perder las últimas elecciones, dijo estar pensando en una niña en general y abstracto, en la esencia "niña" como los realistas en la polémica de los universales. Cualquier niña le valía para sus fines, una niña a la que el futuro aportado por las sabias recetas del señor Rajoy haría sonreír como un trocito de cielo. ¿Y por qué niña y no niño? Supongo que para que no hubiera equívocos o interpretaciones torcidas de esas de: ¿y qué quiere hacer Vd. con este niño, grandullón? Además, al ser niña, la cosa queda políticamente mucho más correcta por aquello de la emancipación femenina, otra obsesión que hace a la derecha subordinada a las demagógicas consignas de la izquierda, algo de lo que tendrá que librarse si quiere tener el apoyo de los sectores más enteros del macizo de la raza.

Los obispos, en cambio, no se andan por las ramas, la corrección política no está en sus cánones y de la emancipación femenina sólo quieren oír hablar si conduce directamente al martirio y, con él, a la santidad. Además, su trato con los infantes, como nadie ignora, rebosa de rasgos sorprendentes, indicadores de extraordinarias familiaridades. Así que el bebé que plantan en sus carteles en contra del aborto es un niño concreto, con nombre y apellidos. Eso son convicciones firmes como rocas ya que corren el riesgo de que, quizá, dentro de veinte o veinticinco años, ese niño pueda pedir cuentas a sus padres por haberlo utilizado sin consultarlo como icono de una campaña política en pro de una opción que a lo mejor él ya no aprueba, pues los seres humanos evolucionan aunque, fijándonos en algunos obispos, pareciera que no es así.

Está bien esta idea episcopal de echar mano de un niño real, individualizado, concreto y no de una ficción fabulosa y, sobre todo, de haberlo puesto ya evolucionado para evitar el problema que se señalaba más arriba. Este niño concreto ha cerrado el ciclo evolutivo hasta alcanzar su condición perfecta de víctima inocente cuya vida hay que proteger ya que el Concordato en vigor, a través de los suculentos Acuerdos de 1979 con la Santa Sede, aun la deja en peligro y zozobra.

(La imagen de Rajoy es una foto de Movimente, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 18 de març del 2009

La clerigalla se desmadra.

La Virgen, ¡qué cartel han sacado los obispos en contra de la reforma de la ley del aborto!¡Qué falta de honradez!¡Qué demagogia barata!El mensaje que envían , bien claro lo dice, es que la vida de los linces está más protegida que la de los bebés en nuestra sociedad.

Y esa es una truculenta mentira.

Afortunadamente y no gracias a la Iglesia sino a la lucha social contra su oscurantismo y al avance de la ciencia, la vida de los niños nacidos en España está hoy más protegida que nunca. Pruebas, las que se quieran. En el gráfico 1 puede verse cómo ha habido en España un descenso drástico de la mortalidad infantil (porcentaje de defunciones por cada 1000 niños antes del año de vida) que ha pasado de un 19 por mil (aprox.) en 1975 a un 4,8 por mil (aprox.) en 2001. En el gráfico 2 se observa cómo esa mortalidad ha seguido descendiendo en los últimos años, desde un 4,15 por mil en 2002 a un 3,56 por mil en 2006. Es decir: la vida de los recién nacidos está protegida en España, con una tasa de mortalidad que, como en los demás países civilizados en la mayoría de los cuales hay en vigor leyes de aborto de plazos, tiende a cero.

Así que la implícita aseveración episcopal de que la vida de los bebés esté menos protegida que la de los linces es, simple y llanamente mentira. Está feo que los obispos mientan porque es atentar contra la ley de su dios, que dicen profesar. Esta mentira trata de desviar la atención del hecho de que la campaña, que los monseñores han coordinado con un escrito-manifiesto de científicos afirmando que hay persona desde la concepción misma va dirigida contra la próxima reforma de la ley del aborto, en vigor en España desde 1985 con gobiernos del PSOE y del PP, reforma que pretende mejorar dicha ley para no seguir penalizando injustamente a las mujeres que quieran abortar y restituirlas en un derecho que es incuestionable: el que tienen sobre su propio cuerpo.

Pero, para atacar este proyecto y ver de agitar a la calle en contra del Gobierno, los obispos y sus seguidores científicos plantean el problema en la raíz misma del hecho y cuestionan, por tanto, no la reforma de la ley de 1985, sino la ley misma, al volver a poner en tela de juicio esta práctica de interrupción voluntaria y legal del embarazo, ya aceptada. Al hacerlo dejan al PP con las vergüenzas al aire dado que este partido gobernó ocho años bajo dicha ley sin cuestionarla y sin que la Iglesia lo urgiera a hacerlo. ¿Por qué ahora sí? No parece que haya otra razón sino la de que todo tiempo y modo son buenos para oponerse a los avances sociales que impliquen emancipación de las personas, especialmente de las mujeres, el sexo más odiado por los curas al que identifican con el vaso del demonio y otras majaderías. ¿Y el PP? Pues como buen monago a hacer el ridículo oponiéndose ahora a una ley con la que gobernó en el pasado.

No merece la pena entrar al trapo que la clerigalla quiere de volver a debatir si el aborto es o no un derecho. Pero, dado que hay un escrito de científicos (que llamaremos "contra") por medio afirmando eso de que la personalidad individual comienza en la concepción, será menester recordar a estas eminencias que otros científicos (y a mi modesto entender, de más talla y relevancia, a los que llamaremos "pro") sostienen que eso es falso por lo menos hasta el tercer/cuarto mes del embarazo. Si no se quiere reconocer que una de las dos opiniones sea cierta y la otra falsa (cual es mi caso, que creo que los científicos pro están en lo cierto y los otros yerran sin querer o adrede), tendrá que admitirse que no hay coincidencia ni acuerdo y, cuando no hay acuerdo en la comunidad científica, el asunto no está saldado científicamente y, por lo tanto, intervenir en la polémica blandiendo condición científica no pasa de ser un fraude intelectual.

No habiendo, pues, criterio científico nítido, ¿cuál se seguirá para dilucidar la cuestión moral? La iglesia quiere que se siga el que marcan sus criterios dogmáticos. ¿Por qué? ¿Porque dice que son los de dios? Otro criterio dogmático con tan feble base como ésta puede sostener lo contrario. Así que, en la duda, la mayoría de las sociedades occidentales avanzadas, incluida la española, se inclina por los científicos "pro" y decide defender el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo hasta un período prudencial, como manifestación de su innegable derecho a su propio cuerpo y sin que tengan que estar sometidas a las odiosas persecuciones eclesiásticas que, cuando no es por un motivo, surgen por otro.

Por cierto la autoridad de los curas para hablar de esta materia (y hacerlo, además, en los términos falsarios y demagógicos en que lo hacen) es inexistente desde el momento en que esos mismos clérigos siguen manteniendo una actitud de cerrada oposición a todo método de regulación de la natalidad con lo que han sido y son responsables, ellos sí, de la muerte de millones de niños en el mundo. Y de lo que acostumbran a hacer con los que sobreviven y caen en sus garras no hace falta hablar aquí.

Por cierto, parece que las linces están organizándose en la blogosfera para dar cumplida respuesta a la carcunda nacional con la propuesta siguiente: "Si tienes blog o una web, coloca el logotipo de la campaña y escribe una nota de respuesta a la campaña de la iglesia contra el aborto. Y si tienes perfil en cualquiera de las redes sociales (Facebook, Twitter, Tuenti) substituye tu foto mañana por el logotipo de LAS LINCES." Quien quiera saber más sobre esta interesante campaña e iniciativa, que pinche aquí y aquí.

diumenge, 8 de març del 2009

Ocho de marzo, celebración.

Está muy requetebién que se conmemore el ocho de marzo, día internacional de la mujer trabajadora con el anteproyecto de ley sobre el aborto ya presentado en el Consejo de Ministros que autoriza la interrupción libre del embarazo hasta las 14 semanas de gestación y asimismo en determinadas circunstancias pasada esa fecha; que lo autorice también a las jóvenes a partir de los dieciséis años sin necesidad del permiso paterno; y que se elimine el tipo delictivo del aborto del Código Penal. Muy bien porque esa norma es un paso adelante muy notable en el proceso de emancipación de las mujeres. El aborto es un derecho que corresponde a ambos progenitores y muy especialmente a la mujer y que la convierte en dueña de su propio cuerpo de cuya propiedad está desposeída hasta el dia de la fecha en la que quizá sea la última reminiscencia de la esclavitud que queda en el mundo civilizado. Pues quien no es dueño ni de su propio cuerpo es un esclavo. ¿De quién? Del prejuicio machista, del oscurantismo eclesiástico, de l autoritarismo impositivo de los conservadores.

Decía ayer la señora Aguirre en un acto en conmemoración de la mujer trabajadora al que debió de ir por error, que el aborto no es un derecho. La obsesión de los conservadores es siempre negar derechos a los demás: a los extranjeros, a los homosexuales, a las mujeres... En este caso no solamente niegan que sea un derecho sino que lo reputan un delito; no porque verdaderamente crean tamaño dislate sino porque piensan que es la única forma aceptable de responder a la crítica que se les hace de que se metan en lo que les atañe pues los partidarios del aborto no queremos que sea obligatorio, que nadie pretende obligar a la señora Aguirre a abortar.

De todos modos hay que prepararse: la ofensiva carcunda va a ser de armas tomar. Los curas van a dar una murga insufrible y el Gobierno tendrá difícil sacar la ley adelante en un parlamento en el que no tiene mayoría absoluta y depende de los votos de dos partidos que son católicos en todo o en parte, esto es, el PNV y CiU. Muy difícil.

(La imagen es una foto de derechoavivir, bajo licencia de Creative Commons).