Hasta el señor Mayor Oreja parece haber comprendido que relativizar el delito de la pederastia para ir en contra del aborto como han hecho él y el obispo Cañizares no es una muestra de inteligencia. Lo ha comprendido hasta el señor Mayor Oreja que ayer introdujo una nota de insólita sinceridad cuando decía en el debate de la tele que no estaba haciendo comparaciones y que lo que él más detesta es la pederastia. Se sabe cuánto aborrece las comparaciones porque suelta otra de inmediato. Y, si no, vayan al señor Mayor Oreja y pregúntenle a quien salvaría entre dos personas en peligro, un pederasta y un abortista. A ver qué sale.
De una vez por todas: el pederasta destroza una o varias vidas; el abortista es el que evita que haya vidas destrozadas. En el primer caso el mal se identifica de inmediato, en el segundo el bien no es evidente. De ahí que se siga discutiendo.
El debate de la tele fue un muermo y ninguno de los dos candidatos hizo nada espectacular pero si de algo cabe hablar es de ese intento del señor Mayor Oreja de hacernos creer que el modo actual de "hacer" Europa consiste en ir a los organismos europeos a defender exclusivamente "los intereses de España". Si todos hicieran lo mismo, no habría Unión Europea. ¿Es tan difícil de entender?