dimarts, 6 de febrer del 2018

El debate de investidura

Es el que está dándose ahora mismo, mientras se confrontan las distintas propuestas, unas más afines entre sí que otras. La República Catalana, esa que muchos reputan fantasmagórica, está funcionando de hecho. Lo está haciendo en las condiciones de restricción en las que se encuentra. Sería estúpido ignorarlas. Pero contar con las restricciones objetivas no supone aceptar sus planteamientos ni consecuencias.

Hay un debate sobre distintas propuestas que se estudiarán de buena fe. De aquí no se sigue ni se seguirá una fractura o división del bloque indepe. Y no se seguirá porque le va la vida en la unidad. Unido el bloque, lo puede todo; desunido, nada. Por eso, habrá una fórmula de investidura que satisfaga a las fuerzas indepes. A todas. La participación de la CUP en las deliberaciones tiene un alto contenido político tanto en lo eficaz como en lo simbólico. En lo primero, porque sus votos son imprescindibles; en lo segundo  porque su alianza con las otras posiciones del arco, la derecha burguesa y la izquierda parlamentaria, asegura la legitimidad del proceso como actividad transversal, que pone el eje nacional por delante del social y el interés de la nación por delante del de partido. 

Esa cohesión del bloque indepe es la garantía de que habrá un govern. Llegadas las cosas aquí, hay un punto ya fijo y acordado: Puigdemont ha de ser investido. El problema es cómo, de forma que el govern resultante aúne legitimidad y eficacia. La invisible República Catalana está funcionando de hecho en una situación de restricción del 155 que tratará de levantar. Su fuerza radica en la convocatoria de nuevas elecciones que Rajoy no quiere bajo ningún concepto, pues ha vuelto a su ser natural de impedir el voto de la gente al coste que sea. Abandonó esta práctica el 21 de diciembre y tuvo un resultado desastroso. En modo alguno aceptará otras elecciones cuyo resultado seguramente será peor.

El problema es que no dependen de él, sino de una decisión del Parlament que él no puede contrariar salvo que cierre el Parlament y declare la dictadura abierta en Cataluña. 

dilluns, 5 de febrer del 2018

Orzando contra el B155

El mundo del cine tuvo ayer su noche de galamour, con la repercusión y el éxito que merece. El compromiso de rigor del arte se manifestó en clave feminista especialmente porque anuncia un episodio de salidas de armarios. Estos yanquies, con su puritanismo importado, ponen el personal en evidencia. Las francesas del espectáculo, acaudilladas por Catherine Deneuve, se han plantado frente al "me too". En España hay suspense y compás de espera. Ya se verá. Nada mal el momento, nada mal la toma de posesión y el enfoque. 

Pero ahí, en los abanicos rojos se quedó la visión externa del arte. Salió Cataluña con un par de sanas bromas de un goliardesco actualizado y se apagó. Venía yo de contemplar un espectáculo que daba cuenta con luz y sonido de la quema de la ciudad de Prats de Lluçanès dos veces por las tropas de Felipe V y esa oscuridad me chocó. El arte ¿no tiene nada que decir sobre una sociedad en la que hay presos políticos? Ayer también se veía la causa ante la Audiencia Nacional contra uno del oficio, Pablo Hasel, a quien dicha Audiencia instó a decir la verdad siendo así que como él mismo señala y muchos otros creemos, comparece ante ella precisamente por decirla. ¿Tampoco tiene el arte nada que decir ante la condena penal por "delito" de opinión? 

No sé qué Goya conmemoran estos Goya.

En el mundo del cine,  la realidad no contamina la ficción. La ficción es la realidad. Y no me refiero a ese firme compromiso de proceder de ahora en adelante con criterios de rígida paridad. En absoluto.

Fuera del mundo del cine, la realidad se convierte en ficción por derecho propio en un "esperpento" (según El País) cada vez más enmarañado y enrevesado de la que el gobierno no sabe cómo salir. Buscando una metáfora para describir lo que está sucediendo con la investidura de Puigdemont y efectos concomitantes, se me ocurrió la náutica de que el bloque independentista vira a barlovento,  orza contra el B155 y resiste. Parece que se impone a la otra propuesta de virar a sotavento y aprovechar la imposición del TC. Y, en principio, se impone porque tiene un recurso nuevo: apunta a nuevas elecciones. 

La propuesta de nuevas elecciones enfurece literalmente al B155 porque lo enfrenta a una disyuntiva que, en el mejor de los casos, sería una repetición de la situación actual, lo que obligaría a más medidas represivas y, en el peor, una triunfo mayor del independentismo, lo que haría más escandalosa la repetición de medidas represivas,

De ahí que M. Rajoy anuncie en un mitin que nadie sueñe con nuevas elecciones. Por cierto, un mitin  en Córdoba ante familiares de las víctimas para reivindicar la prisión permanente revisable. Justo de lo que no se habló. A no ser que el hablar solo de Cataluña debiera entenderse como una sibilina clase práctica de la tal condena permanente. Nada de elecciones. Así como convocó de improviso las del pasado 21 de diciembre, ahora, igual de improviso, el 155 se niega a convocar otras. Dejad toda esperanza de elecciones.

Pero es que las elecciones no las convoca el gobierno, sino el Parlament. La única posibilidad de evitarlo es intervenir 155 en mano y cerrar al Parlament. Un éxito que ignoro cómo van a explicar en Europa. 

diumenge, 4 de febrer del 2018

El fin prevalece

Òmnium no pide nada que no pidan todas las personas comprometidas en el movimiento independentista en todos los niveles. Nada que no pidan los políticos y partidos indepes. Esa coincidencia y unanimidad es esencial porque es estratégica, la fuerza misma, el nervio del movimento. Por supuesto, este se nutre del esfuerzo combinado de personas y grupos, todos seres humanos y, como seres humanos, accesibles a sentimientos diversos, altos y bajos de ánimo. Si no, no serían seres humanos; serían máquinas. Personas que individual o colectivamente se enfrentan a situaciones a veces muy duras en defensa de sus ideas y convicciones, frente a un adversario poderoso, sin escrúpulos ni límites. Es comprensible y de comprensión mutua y respeto ha dado este movimiento muestras abundantes. Bien empleados porque, hasta la fecha, todos los participantes, cada cual en donde le correspondía, han sabido estar en su sitio y no ha habido fallos. En estas mencionadas condiciones. Todos se han hecho acreedores a un ancho margen de confianza.

Luego están las propuestas tácticas. Estas habrán de ser variadas, lógicamente, y deberán debatirse de buena fe siempre sobre el telón del fondo del objetivo estratégico compartido.

Ayer considerábamos dos vías que llamábamos de contemporización y de ruptura. Hoy, después del mensaje de Puigdemont por instagram y el parecer expresado por alguna miembro de JxC, merece ela pena considerar la propuesta de provocar nuevas elecciones. Desde el punto de vista práctico es fácil de implementar: se fracasa en la votación de investidura y se dejan pasar los dos meses reglamentarios antes de disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones. Esta propuesta tiene, a primera vista, una ventaja y un inconveniente. A segunda vista ya es otra cosa. La ventaja a primera vista: las elecciones las convoca Torrent, el Parlament, no el gobierno central. Es el independentismo el que marca los tiempos. El inconveniente también a primera vista: hay dos meses de gobierno vacante que no se compadecen con la urgencia en la recuperación de las instituciones y en los cuales, probablemente, se den las inhabilitaciones express preanunciadas por el Supremo de Junqueras y Puigdemont.

A segunda vista, también de consideración obligada porque podemos encontrarnos con elecciones anticipadas tanto por mano del Parlament como del gobierno del 155. Aunque la propaganda contraria explotará un supuesto cansancio del electorado indepe, no es iluso pensar que, al contrario, el problema lo tendrá la movilización del voto unionista. En buena medida esto dependerá de cómo se articule la comunicación política de la campaña indepe. Se consolida la idea de que el conflicto no solo es sobre el derecho de autodeterminación sino y sobre todo, con carácter previo, sobre la defensa de la democracia frente al ataque dictatorial del 155 cuya negativa a aceptar el resultado de las elecciones que él mismo convoca, prueba que intentará seguir haciéndolo. Solo un aumento del voto independentista conseguirá evitarlo.

Ciertamente, esto significa devolver el juego al campo del pueblo, dado que es el que lo ha impulsado desde el principio y el que puede coronarlo.

No obstante, cualquier decisión táctica que adopten todos lo intervinientes en el proceso de acuerdo unánime estará bien.

Donec Perficiam.


Vic: seminaristas y rebeldes

Estamos en Vic, una ciudad que enamora, curiosa mezcla de lugar obispal, condal, burgués con un rico pasado, anterior a los romanos, romanizada después, "visigotizada" y "medievalizada", con una riqueza arquitéctónica civil y religiosa incomparable, aunque sufrió mucho en la guerra civil. Tuvimos el privilegio de contar con una guía excepcional que se sabe la ciudad al dedillo y, además, la interpreta con mucho sentimiento.

Nos alojamos en el seminario de Vic, reconvertido en un establecimiento hotelero y de otras finalidades, cuyo refectorio está discretamente presidido por una fotografía tradicional hoy en al archivo del establecimiento que representa un grupo de seminaristas del siglo XIX. La imagen es sorprendente: ¡seminaristas con atuendos casi de dandies, alzacuellos y sombrero de chistera! Mezcla del espíritu y el mundo, sus pompas y obras. Los seminaristas eran una verdadera institución en la ciudad y la guía, Andrea, nos ilustró sobre el contexto social de estos caballeretes y trazó una cuadro de clases sociales en el siglo XIX. Seminaristas ricos, seminaristas pobres. Mírense bien porque son un espectáculo: los ademanes, los gestos, las actitudes.

Luego de contemplar la ciudad nos sumamos a la festividad de Santa Ágata, en Prats de Lluçanès, a invitación del alcalde, Isaac Peraire que es también vicesecretari general de coordinación interna, territori y organizatció de ERC. El contenido de la festividad fue un espectáculo estupendo de luz, sonido e interpretación en memoria de la crema (dos veces) de la ciudad por Felipe V, el antepasado del VI, traído y adecuado a los sucesos más actuales en reivindicación de la libertad de los presos políticos de los que, en este país, para frustración del gobierno, nadie está dispuesto a olvidarse. Maravillosa traca final de fuegos artificiales, con la que disfrutamos chicos y grandes y no sé quiénes más. Luego caímos a una cena de pan con tomate y embutidos que no pudimos disfrutar como hubiéramos querido porque la tiranía del tiempo no nos lo permitió. Lo sentí mucho (estaba, además, encantado, departiendo con algunos comensales sobre el tortuoso tema de la esencia de España) y prometo volver más adelante.

Hoy, Palinuro en Vic, Osona, Asamblea de Òmnium Cultural

Bonito cartel han hecho los de Ómnium Cultural de Osona, cuya asamblea general se celebra mañana y en la que contaremos con la asistencia de la esposa de Joaquim Forn, uno de los presos políticos del régimen. 

La represión seguirá aumentando un tiempo. Ya han llegado al poder los más duros, correosos, recalcitrantes fascistas de la reserva, los jueces peperos más militantes, los políticos más cínicos y franquistas. Señal de que van perdiendo. La resistencia de todo un pueblo acabará con ellos. 

No podrán hacer con todo él lo que quieren hacer con el mecánico de Reus: procesarlo acusándolo de un delito de odio por ejercer su derecho a no reparar el coche de un policía "nacional". Acabará pasando: pueden invadir Catalunya, pero no obligar a los catalanes a trabajar a su servicio. Catalunya tiene una poderosa y autónoma sociedad civil, cosa que ni se huele en el resto del Estado. Y es esa sociedad civil la que se ha alzado contra las imposiciones de la oligarquía española. Cada vez está más clara la situación colonial que M. Rajoy, el de la Gürtel, llama "nacionalismo integrador" en uno de los frecuentes lapsus de su pobre lengua y confuso cerebro.

Catalans, "encore de l'audace si vous voulez être libres."

dissabte, 3 de febrer del 2018

Mañana, Palinuro en Vic

Bonito cartel han hecho los de Ómnium Cultural de Osona, cuya asamblea general se celebra mañana y en la que contaremos con la asistencia de la esposa de Joaquim Forn, uno de los presos políticos del régimen. 

La represión seguirá aumentando un tiempo. Ya han llegado al poder los más duros, correosos, recalcitrantes fascistas de la reserva, los jueces peperos más militantes, los políticos más cínicos y franquistas. Señal de que van perdiendo. La resistencia de todo un pueblo acabará con ellos. 

No podrán hacer con todo él lo que quieren hacer con el mecánico de Reus: procesarlo acusándolo de un delito de odio por ejercer su derecho a no reparar el coche de un policía "nacional". Acabará pasando: pueden invadir Catalunya, pero no obligar a los catalanes a trabajar a su servicio. Catalunya tiene una poderosa y autónoma sociedad civil, cosa que ni se huele en el resto del Estado. Y es esa sociedad civil la que se ha alzado contra las imposiciones de la oligarquía española. Cada vez está más clara la situación colonial que M. Rajoy, el de la Gürtel, llama "nacionalismo integrador" en uno de los frecuentes lapsus de su pobre lengua y confuso cerebro.

Catalans, "encore de l'audace si vous voulez être libres."

La dictadura del 155

Divertido ver al atildado petimetre portavoz de este gobierno franquista  hablando de legalidad y Estado de derecho como si supiera lo que son. Como si lo supiera alguno de la banda de presuntos malhechores que lleva años saqueando el país. No parecen servirles de mucho los briefings que sobre la materia les da el cogollo de ilustres nulidades que administra Cebrián en torno al pesebre de Prisa, incapaces de una sola idea medio original que rompa con el mazacote del nacionalismo español más retrógrado. No es de extrañar que sus discípulos, faltos de alimento espiritual, salgan a las ruedas de prensa cargados de ruedas de molino. 

¿Recuerdan ustedes cuando este mismo pavo decía no hace cuatro meses que estaría encantado si Puigdemont se presentara a las elecciones? Los lumbreras creían que los unionistas iban a ganarlas por goleada. Seguramente se lo sopló Arriola, el "gurú" demoscópico de esta basca. Lo dijo con su brutal simpleza  Cospedal: que habían convocado elecciones para que las ganara el bloque constitucionalista. O sea, el que las ha perdido. Las ha ganado el bloque independentista. ¡Ah, pero Puigdemont no puede ser presidente! ¿Por qué no? Porque a la partida que detenta el gobierno de España no le da la gana, porque le tiene rabia y odio. Y, sobre todo, miedo, mucho miedo.

Por fortuna cuentan con unos medios capaces de mentir con más aplomo que ellos para engañar a la gente. Y con razón. Les van la subsistencia, las nóminas, los sobres, las pagas, pluses y primas por manipular a favor del gobierno y prostituir la noble actividad periodística. 

Se convocaron elecciones para ganarlas. Si se perdieron, se emplea la fuerza bruta y la complaciente actividad de unos jueces más al servicio del gobierno de lo que están los periodistas (son las dos brigadas del franquismo actual: la judicial y la mediática), para anularlas de hecho y no respetar su resultado. Al presidente del Parlament no lo elige este sino el gobierno del PP a través de la dictadura del 155.

¿Recuerdan ustedes asimismo cuando el nacionalismo español decía en el País Vasco que sin violencia podría hablarse de todo, incluso de independencia? Era mentira entonces y sigue siendo mentira hasta el día de hoy. Pero le da igual. Su forma de ser es la mentira. Los franquistas no saben hacer política sin mentir. Y ahora es peor. Como no se les ofrece la excusa de la violencia en Catalunya para justificar la represión que tienen preparada, están haciendo lo posible por provocarla ellos. Toda su acción, desde el atentado de las Ramblas en el verano al día de hoy busca provocar y provocar y provocar, a ver si, por fin, alguien salta, pasa algo y se justifica la ocupación militar de Cataluña, que es lo que esta banda está buscando para que así se olviden también las sinvergonzadas de la Monarquía, la corrupción y el latrocinio peperos.

Por supuesto que el 155 seguirá. No hace falta que lo enuncie el portavoz. Nunca pensaron dejar de hacerlo. El 155 es la anulación de la democracia y la Constitución real de Cataluña. La Constitución real de Cataluña es la dictadura y, se quiera o no, la de España entera, de acuerdo con el enunciado nacional-español de que Cataluña es España.

Por último, exactamente, ¿qué puede significar candidato limpio, dicho por un embustero (probado queda con la invitación a Puigdemont a ser candidato), miembro del gobierno más corrupto de la historia reciente de España, con un presidente que cobró sobresueldos en B y un partido literalmente cuajado de ladrones bajo una monarquía tan cursi como autoritaria y antipopular? ¿Está limpio M punto Rajoy?

Más limpio está cualquier candidato independentista que todos los peperos juntos comulgando en el Corpus Christi.

divendres, 2 de febrer del 2018

Catalunya ya se ha ido

Traigo aquí la entrevista que me hizo Rosa Peroy con motivo de la xerrada que tuvo lugar el lunes pasado en el Teatro Principal de Lleida en donde conseguimos llenar el aforo de 800 personas. Así son las cosas. Cuando uno ve cómo la ilusión de independencia, el conjunto del procés suscita tanta atención, comprende uno la inutilidad del esfuerzo represivo de la oligarquía española y el bloque del 155. Cualquier acto que se convoque, sea conferencia, manifestación, declaración, vigilia, movilización, homenaje, lo que sea, en reivindicación unitaria de la independencia, tiene garantizada una asistencia en masa de la gente. Porque esta gente no es comparsa ni espectadora pasiva, sino muy activa de un proceso en el que está directamente implicada como pueblo porque sabe que, en el fondo, es ella quien lo dirige.

El espectáculo es tan clásico, tan obvio, tan conocido y su desarrollo tan previsible que uno se pregunta cómo es que estos gobernantes y el conjunto de la clase política española no lo ve. Pregunta con veloz respuesta: no lo ve porque, en su ciega soberbia española, no lee, no mira, no se entera, no quiere enterarse de que esto no es una actividad delictiva de un grupo de malandrines, sino un movimiento popular (y popular de verdad, no como el partido del gobierno que de "popular"solo tiene el nombre del banco que lo apoya), extendido por todo el territorio, encastrado en todas las actividades civiles de la sociedad, compartido como un sentimiento común. La imagen es de parodia: un pueblo unido, pacífico, cívicamente movilizado, articulado con unas autoridades imaginativas, con flexibilidad e iniciativa frente a otras que son como muñecos de cartón: políticos ladrones, monarcas cursis pero venenosos, curas trabucaires, obispos repipis, jueces avinagrados y prevaricadores, policías brutales, funcionarios corruptos, opositores sumisos, periodistas lacayos, tertulianos mordedores, presentadoras plagiarias, bandas callejeras de fascistas rebuznantes, izquierdistas de chicha y nabo a quienes Cataluña produce urticaria. Todos ellos armados con leyes y contraleyes que hacen en sus covachuelas de franquistas de guardia para tratar de detener un movimiento popular, abierto, espontáneo, libre.

No podrán.

La soberbia de la sinrazón

Este tribunal, que no se comunica por autos o providencias o sentencias, sino por "canutazos", ha hecho saber que se tomará su tiempo para resolver el recurso del gobierno contra el anuncio de la investidura de Puigdemont, no contra la investidura, que aún no se ha producido. El mismo tribunal que tardó menos de 24 horas en adoptar medidas cautelares, que muchos consideran ilegales, a instancia directa del gobierno. El que, en otras ocasiones y siempre en interés del mismo patrón, ha sido tan rápido como el famoso tigre de la leyenda, más veloz que sus rayas.

Ahora, tratándose de un asunto de urgencia para el normal funcionamiento de las instituciones, ese tribunal Speedy González anuncia que volverá a los pausados tiempos de la judicatura española. Como no cabe presumir en los magistrados desconocimiento del daño que su anunciada lentitud va a causar en una situacion crítica para que entre en funcionamiento la Generalitat solo puede concluirse que el tribunal se alinea con la táctica dilatoria y obstaculizadora del gobierno. Y, sin duda por hacer méritos procede por vía insultante, "sin urgencia". A ver si se han creído estos catalanes que van a condicionar la vida nacional.

Bueno, "los catalanes" pueden darse por contentos. El desprecio de este tribunal por Cataluña era antes mucho más intenso. Cuatro años tardó en dictar sentencia destrozando el Estatuto de 2016. Y solo para incendiar la pradera hasta llegar a la situación en que él mismo como tribunal es un instrumento del gobierno. Hablar aquí de Estado de derecho es literalmente echar margaritas a los puercos.

Pero eso es el juicio a primera vista: una provocación más del B155. Pero una provocación que aclara, aun involuntariamente, el terreno y las posibilidades de juego. El independentismo, sin duda, va a jugar frente a un bloque cada vez más desorientado y enredado en sus contradicciones judiciales de las que no conseguirán salir. El juego de los indepes es político (justo aquello de lo que el B155 no entiende) y seguirá al margen de las presiones y las amenazas judiciales. Para eso, habrá de adoptar una línea entre cuando menos dos con alguna variante:

Versión contemporizadora: se acepta la espera del TC, cosa que puede hacerse con una ficción jurídica de investidura fallida, que abriría el plazo de dos meses hasta la segunda votación. A ver si, entre tanto, el TC se ha pronunciado. Este tiempo podría también cubrirse con la variante que propone ERC de combinar una presidencia simbólica con otra ejecutiva. La idea es buena y eficaz. La bicefalia en el ejercicio del poder no es nueva. Dos eran los cónsules en Roma de iguales poderes y esta es la idea de fondo de la presidencia/vicepresidencia de los Estados Unidos, aunque a veces se olvide por la especial relevancia del presidente. La cuestión es la atribución de funciones. La idea parece ser reservar el estatus de legitimidad al presidente en el exilio y residenciar la capacidad ejecutiva en el investido. El primero, simbólico; el segundo, eficaz. Pero también cabría una fórmula de aeque principaliter o igualdad de dignidad en tanto el TC se digna resolver la cuestión. Y eso sabiendo que, con toda probabilidad, la decisión será negativa: Puigdemont no puede ser investido telemáticamente; puede serlo presencialmente, siempre que pida permiso a su primo el Tribunal Supremo que ya ha corrido a decir que no se lo dará. O sea, no habrá investidura de Puigdemont. Está prohibida.

Versión rupturista: el Parlament ignora la última decisión del TC y el canutazo sobre los tiempos y procede a investir telemáticamente a Puigdemont. Siendo este acto contrario a la prohibición del TC y armado con el 155, el gobierno se sentirá obligado a impedir la investidura empleando para ello los medios que estime necesarios que bien pueden ser clausurar el Parlament y abrir a continuación otro expediente represivo a su mesa. Todo con la vista puesta en dos futuros muy inciertos: prolongación del estado de excepción en Cataluña, cuya Constitución será el 155, es decir, la dictadura o terceras elecciones con un previsible resultado de aumento del voto independentista y eso si no se cae en la tentación de prohibir algún partido o asociación por razones ideológicas.

La perspectiva es tan negra que muchos se sienten justificados en insistir en que se adopte alguna variante de la versión contemporizadora. Es comprensible y quién sabe si prudente. Pero tiene una objeción. La contemporización (equivalente al appeasement de Munich, 1937) tiene un plazo escaso: si el govern bajo presidente ejecutivo se atiene al mandato que reconoce como propio de consolidar la República Catalana entrará de inmediato en curso de confrontación con el B155 cuyas nuevas medidas represivas de todo tipo nos llevarán al punto de partida, pero con un puñado de encausados más. 

El resultado viene a ser el mismo pero quizá por ello sea difícil elegir.

dijous, 1 de febrer del 2018

Palinuro ayer en Tarda oberta, de TV3

Ayer, intervención de Palinuro desde Madrid en el magnífico espacio de Tarda Oberta, de TV3. Quedó muy bien. Felicidades a los dos presentadores que lo hacen de cine. Mil disculpas porque llegué muy tarde pues me pilló un atasco monstruoso en la M-30.

Las cuestiones tratadas, de relevancia. La televisión como vía d einformación y debate de interés. La televisión como servicio público, algo que las cadenas españolas, todas a las órdenes del gobierno, ni huelen. Justo ayer, cuando en uno de esas basuras que llaman programas una señora, famosa por todo lo que hay de detestable en la naturaleza humana, exhibía el contenido de unos whatsaps -o algo similar- íntimos, privados de Puigdemont a un amigo obtenidos con técnicas de paparazzo. Lo importante de las diferencias es que queden claras.

Toda la represión, todas las cárceles, todo el odio del Estado español y sus engolados servidores no sirve de nada contra el movimiento independentista catalán. "Rebelión, sedición, malversación", silabean lívidos de rabia unos togados que se creen seguros porque son seguidores de Trasímaco, el que decía que el derecho es la ley del más fuerte. 

Inhabilitar una revolución

Lo dijimos hace un puñado de posts ("La deconstrucción de la rebelión") que, ante la creciente presión para que encontrara una salida civilizada al desbarajuste que ha creado, Rajoy se lavaría las manos invocando la división de poderes y que el asunto había salido de su jurisdicción política para entrar en la judicial. Es falso, por supuesto, ya que la ofensiva judicial fue instada por el ministerio fiscal, acicateado por el gobierno. 

Pero eso da igual. Supongamos que, cansados los jueces de que el gobierno los use como parapetos, según dice Público, los del Supremo hayan decidido actuar por su cuenta en un asunto eminentemente político. Y se conviertan en un incordio para el gobierno porque lo sustituyan. La falta de división de poderes ya es un desastre, pero la supeditación del gobierno al judicial es una catástrofe. ¿O alguien cree que se va a parar el procés inhabilitando a su cúpula? Tomen nota de lo sucedido con Ómnium y la ANC, que siguen actuando con sus dirigentes encarcelados. La única forma de completar la faena de la inhabilitación es la prohibición de las asociaciones independentistas. Y a ello parecen apuntar las últimas pesquisas policiales en sus sedes, así como los apuntes contables que maneja el juez Llarena. 

No se puede inhabilitar un proceso social que es, además, pacífico, cívico, democrático y revolucionario. Detrás de unas "cúpulas" inhabilitadas vendrán otras. Hay que inhabilitar un movimiento apoyado en más de dos millones de votos. O sea, hay que prohibir el independentismo, sus asociaciones, organizaciones, partidos. Hay que convertir el independentismo en un delito.

Y eso, ¿cómo se hace en un Estado de derecho? ¿Y cómo se explica? No a la dudosa luz de los sentimientos heridos, las emociones, el despecho, la ira, sino a la más clara de la razón, la justicia, la equidad. 

¿Cómo se explica que en España haya presos políticos, "delitos" de opinión?

¿O no hace falta explicarlo porque el 155 lo explica todo?

dimecres, 31 de gener del 2018

Final de partida

Al publicar el post anterior, La investidura en un tuit, señalaba Palinuro que, con todas las salidas cerradas por orden del gobierno,  el Parlamento tenía dos opciones obvias, ambas desafiando las prohibiciones arbitrarias de la dictadura española: investir a Puigdemont presencialmente (si conseguía llegar) o telemáticamente. En ambos casos sería de esperar otra vuelta  de tuerca de La Moncloa al 155 con el que el Sobresueldos ejerce su dictadura personal. Decía también que el Parlament, en uso de su soberanía quizá adoptara una decisión mejor. 

Y lo ha hecho. Ha aplazado el pleno de investidura hasta que el Tribunal Constitucional (TC) aclare el embrollo que él mismo ha organizado al servicio del gobierno y de consuno con Tribunal Supremo. Así se evitan las posiblemente fulminantes represalias en caso e investidura.

Comienza un compás de espera.

La decisión, probablemente astuta en el barullo de iniciativas, recursos, contrarrecursos y fintas de leguleyos, todavía pertenece a la etapa anterior a la constitución del Parlamento, cuando había que contestar a las provocaciones del B155 y su dictadura. Pero, con el Parlamento funcionando, esa época ha pasado y el aplazamiento de ayer ha sentado bastante mal. Muchos (PDeCat, la CUP, gente en la calle y en las redes sociales) se sintieron defraudados y amenazaron con recurrir a la acción directa,

Cierto, es lo que quieren lo franquistas de PP, el PSOE y C's y, por tanto, no hay que caer en la trampa. Nada de acción directa y violenta. Pero, por no caer en una trampa, podemos caer en otra: el aplazamiento de la investidura implica reconocer el derecho del enemigo a seguir gobernando tiránicamente y acarrea desestimiento y quizá discordia entre los indepes, que también es lo que quieren los franquistas.

Así que, reconociendo la prudencia de la decisión de aplazar, no es posible ignorar el riesgo de derrota que la prolongación supone, sobre todo a manos de unas adversarios tan granujas, hipócritas y viles como los que aquí intervienen, sin escrúpulos ni sentido alguno de la decencia y sin barreras morales que detengan sus prácticas criminales. 

Sin duda hay que cargarse de razones frente al abuso y el fascismo para afrontar el último tramo de la independencia de la República Catalana con el apoyo de la comunidad internacional. Y hacerlo manteniendo dos principios inamovibles: a) el movimiento es pacífico; b) es unitario.

Ni un milímetro cabe separarse de ambos criterios: no violencia y unidad.

Pero, quien crea que el fascismo español, el Borbón, el Sobresueldos, la banda de ladrones, los siervos socialistas de la derecha, los medios de comunicación rebosantes de sicarios, los empresarios delincuentes, etc., amainará en su intención de arrasar Cataluña, vive en la inopia. El plan de la dictadura del 155, ya lo hemos dicho, es acabar con el independentismo catalán por la violencia: encarcelando, exiliando y multando a todo el que se manifieste por él.

Aquí, mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado El punto de ruptura.

Así que, se quiera o no, en algún momento habrá una confrontación, habra que desobedecer, habrá que resistir. Lo importante, lo imprescindible no es hacer lo que sea por evitar aquella ya que es inevitable. Lo importante es mantener la no violencia del independentismo a toda costa y que la única que aquí se emplee sea la de la dictadura española.

Habrá agresiones (que quedarán sin respuesta), insultos, ataques de todo tipo. Más gente irá al exilio o a la cárcel. Mucha más. Hasta que ganemos.

La única posibilidad de sacar a los presos políticos de las cárceles es llenándolas con muchos más presos políticos. Hasta que la situación sea insostenible. Dentro y fuera de las cárceles.

Aquí, la versión castellana:

El punto de ruptura

El Estado español vive en una situación de excepcionalidad. Rige la Constitución de 1978, pero no rige porque está suspendida en una parte territorial del país, Catalunya, merced a un artículo, el 155, una ley de plenos poderes y de dictadura de hecho, aunque tenga el sarcasmo de llamarse “dictadura constitucional” o, como traducen los obsequiosos medios de comunicación –prácticamente todos- de protección de la Constitución. También está suspendida en su totalidad institucional, puesto que se aplica a todos los actos del gobierno y las instituciones con las que este se relacione. Catalunya no puede autogobernarse por exclusiva voluntad de Rajoy. El Parlamento tampoco legisla gracias al mismo individuo, que lo ha sustituido personalmente con el beneplácito de la oposición PSOE, C’s y, aunque vergonzantemente, también Podemos. Los tribunales, el Supremo y el Constitucional secundan la política del gobierno y tratan de disfrazar con argumentaciones jurídicas sus arbitrariedades.

                En esta situación la monarquía borbónica, heredera del franquismo, pone en marcha una campaña de propaganda para el 50 aniversario de Felipe VI. Se trata de embaucar a los súbditos con una apariencia de eficacia, legalidad, cercanía y sencillez que, aparte de costarnos una pasta (como todo lo borbónico) constituye un atropello más, una farsa y una burla a una ciudadanía que aspiraba a vivir en un Estado de derecho.

                El Borbón ya ha empezado a borbonear. Primero fue su rabioso alegato del 3 de octubre del año pasado, ignorando a las víctimas del vandalismo policial, amenazando al independentismo catalán y dando indirectamente carta blanca a las bandas fascistas de amigos y parientes del gobierno para que asalten librerías y apaleen a la gente por la calle. Luego la vergonzosa intervención de este ensoberbecido personaje yendo a explicar a sus mayores en Davos que España es lo que no es: un Estado de derecho. Si lo fuera, no sería necesario explicarlo, como nadie lo hace en el caso de Francia, Inglaterra, Alemania, Suecia, etc. y tampoco pretendería hacerse reconocer como Estado de derecho justo en el momento en que una norma excepcional, el 155, lo ha suspendido, aunque esto, más que caradura, pertenece más al campo de la estupidez. Vino luego un vídeo de un almuerzo de la familia real, monumento a la ñoñez y cursilería y un insulto a un país que tiene estadísticas escandalosas de miseria, desempleo y desamparo así como latrocinio e impunidad de los amigos y parientes del gobierno, su partido y los reyes. La imposición del Toisón de oro, o sea el vellocino de oro, de los Austrias, usurpado por esta casa de advenedizos a una niña con un “sueldo” de decenas de miles de euros que también pagan quienes no tienen para comer es ya la última muestra de la absoluta falta de sensibilidad y consideración de esta gente para el pueblo al que sojuzga por la propaganda, el engaño y, llegado el caso, que ha llegado, la fuerza bruta.

                La mezcla de violencia y represión fascistas en Catalunya (1º de octubre, presos políticos, intervención policial y paramilitar del territorio, etc.) con la cursilería esta monarquía restaurada por un delincuente fascista cierra la metáfora de la Transición. Marca también la hora 25 de este Estado español, carcomido por la corrupción, el autoritarismo y la incapacidad para encontrar una solución democrática y civilizada a la llamada “crisis catalana” que en realidad es la “crisis española”. Trata de hacerlo mezclando la brutalidad represiva de Turquía con la insufrible ñoñería de Sissi emperatriz.
                Convocado legalmente el Parlament salido de las urnas el 21D no puede proceder por una inteferencia ilegal e injusta del gobierno. Se vale este de unos jueces encantados de hacer el papel de muñidores y correveidiles de sus arbitrariedades y las justifica con el coro de medios comprados, dedicados a tapar su guerra sucia y atizar la catalanofobia, tratando de fraccionar y provocar a la sociedad catalana para justificar una eventual represión mucho más violenta y que también tendría el beneplácito del Borbón. ¿No dijo este en su discurso de entronización que hoy los españoles tienen el derecho de sentirse españoles como les dé la gana? ¿A qué viene exigir también el derecho a no sentirse españoles o sentirse no españoles? Ese derecho no les es reconocido y si algunos, varios, muchos, dos millones, por ejemplo, quieren ejercerlo, se les abre la cabeza, se les deja tuertos, se les destrozan las escuelas y el sistema sanitario, se les intervienen las instituciones, se les destituyen los cargos electos, se los encarcela, se los envía al exilio o se les confisca el patrimonio.

                Fin de la metáfora de la Transición. El fascismo del Estado español ha llegado al final del camino, ha cerrado dictatorialmente todas las vías para una solución razonable. Ha forzado el punto de ruptura. Solo admite un vestigio de arreglo si el independentismo renuncia a su candidato a la presidencia por no otra razón que porque al franquista Rajoy le da la gana.

                Es una típica provocación para justificar luego más dictadura en Catalunya y en España. Los independentistas no pueden aceptar que el presidente de la Generalitat lo decidan el corrupto Rajoy y el Borbón porque, además de tratarse de una institución democrática e íntegra, es republicana.

                La decisión de Torrent de postergar el pleno de investidura hasta ver qué decisión adopta el Tribunal Constitucional en el nuevo plazo que este arbitraria e ilegalmente ha establecido, es comprensible por un ánimo de agotar todas las posibilidades de solución pacífica. Pero me temo que será inútil. El Estado (Rey cursi y autoritario, gobierno corrupto, oposición vendida, medios comprados, etc.) no quiere solución pacífica alguna, sino sumisión, humillación, acatamiento y renuncia al independentismo. Para eso, entre otras vergüenzas, tiene rehenes políticos. La decisión que tomará el Constitucional será la muy española y previsible de sostenella y no enmendalla. Esperar no sirve ya de nada y solo podría aceptarse bajo promesa solemne de que será la última vez que se contemporice con la barbarie franquista.


                Se ha alcanzado el punto de ruptura. Si no se deja otra salida al Parlament que proponer otro candidato a la presidencia (en el extremo, ¿por qué no Arrimadas? Franco lo hubiera hecho) aquel tendrá que tomar la decisión hoy aplazada. Y tendrá que hacerlo con todas las consecuencias (incluidas las que enuncia el mafioso Casado del PP) en confrontación con los deseos de un Estado cuyo espíritu dictatorial se observa en que, a estas alturas ni él mismo sabe cómo imponer una legalidad que no es más que la arbitrariedad del ordeno y mando del franquismo, amparada por los jueces de su mismas cuerda y con el activo apoyo de un Borbón que trata de conservar su suculento empleo impidiendo la liberación de un pueblo y su constitución en República.


dimarts, 30 de gener del 2018

Salut, lleidatans

Muchas gracias a quienes ayer se acercaron al Teatro Principal de Lleida a la charla sobre la República Catalana. Hubo un lleno absoluto, con 800 asistentes. Patio y platea ofrecían el aspecto de la foto. Refleja el gran interés del momento en que vivimos y que modestamente traté de comentar en la xerrada. Un gran encuentro. Gentes de Ómnium, ANC, Ateneu, Súmate: muchas gracias. Igualmente a la TV local, que vino a grabar unas palabras, así como a los de TV3. 

Más tarde, el acto musical de la Paeria en homenaje a los presos políticos fue espectacular. Había pedido a los organizadores que me eximieran de cantar porque no se me da nada bien. Pero luego me encontré con que entonaban Yellow Submarine con la letra adecuada a la situación. ¡Si seré bobo! ¿Cómo no se me había ocurrido la sociación de ideas? Es una forma de sinestesia entre el arte y la política. Y ¿cómo no va a cantar uno que viene de los años sesenta una canción de los Beatles? Sería como decirnos que renunciáramos a nuestro orígenes. Lamento mucho que quedara tanta gente sin la foto esa de selfie o de selfie con ayuda externa, pero era eso o perdíamos el tren, el último tren a Madrid. 

Volveremos con más tiempo y más relajados

Donec Perficiam

La investidura en un tuit

Acabo de leer un tuit que dice : "España debe de ser el único Estado del mundo que teme y se prepara para la eventual invasión de un solo hombre". Me descubro ante la concisión, la exactitud lacónicas y el alcance de la expresión. Sí señor, el único país del mundo que blinda sus fronteras por tierra, mar y aire, los maleteros de los coches de los ciudadanos y las alcantarillas y desagües de una ciudad a un coste del que nos enteraremos cuando al ministro al frente de este disparate le dé por informar al Congreso, depositario de la soberanía del pueblo español; dicen. Un país que, en contra del juicio de Pío Baroja sobre los españoles, no tiene sentido del ridículo.

Finalmente, el Supremo ha zanjado la cuestión: se echará el guante a Puigdemont tan pronto aparezca en un maletero o disfrazado de alegre ejecutivo y, una vez detenido, no se le permitirá asistir a su propia investidura que es como impedir que el triunfador recoja su premio. 

Incidentalmente, los lectores entreverán el motivo por el que el juez Llarena no permite a los otros diputados electos acudir al Parlament. Si lo hiciera, no tendría luego argumentos para negar la asistencia a Puigdemont, que es de lo que se trata, pues es lo que quiere el gobierno. Junqueras y Sánchez son víctimas de una medida represiva (y no justificada razonablemente) que va dirigida contra Puigdemont, el hombre solo que tiene al país en estado de guerra y zafarrancho d combate. 

Porque no es un hombre solo. Son más de dos millones de ciudadanos que votaron a su favor. Posiblemente muchos más porque también estarán quienes no votaron a su favor pero no están dispuestos a admitir que se tuerza la voluntad democrática de la mayoría, aunque no sea la suya. 

Pero el subtítulo de la noticia, todas las puertas legales para que el "expresident" se presente a la investidura quedan cerradas, parece taxativo. Parece. Lo de "legales" puede quedar para otro momento. Lo de "cerradas" (y todas) parece incontestable. Parece, siempre parece. Porque contestación, habrá. Se me ocurren dos, las más evidentes, lo cual no supone ignorar que el Parlament, en uso de sus competencias, adopte alguna otra mejor. Las que me parecen obvias:

1ª.- El reto de burla burlando que ha traído Puigdemont hasta la fecha acaba hoy. El Estado, tiene movilizados en su búsqueda incontables efectivos de toda clase, incluido el equipo de hombres-rana. La experiencia del éxito de la confiscación de urnas permite pensar que la operación concluya en el momento en que Puigdemont se materialice en el Parlament en forma de deus ex machina. ¿Qué hará entonces el gobierno? Antes de responder, atención a la segunda contestación.

2ª.- Hartos los diputados de esperar el deus ex machina y convencidos de que no habrá investidura presencial por razón de fuerza mayor (o sea, sin razón), deciden proceder por vía telemática. ¿Qué hará entonces el gobierno? 

No, no es un hombre solo ni todas las puertas están cerradas. 

"Oiga, sí," razona el B155, "el TC ha declarado ilegal la telemática (y, de paso, la delegación del voto) y el TS ha dicho que Puigdemont detenido significa Puigdemont ausente".

"Desde luego", responde el sentido común, "quienes dan esas contestaciones ya saben que lo hacen en contra de sendas prohibiciones que, por diversos motivos, consideran injustas, entre ellos el que carecen de motivo. Por lo tanto, contéstese la pregunta: ¿que hará el gobierno en ambos casos?"

No era incontestable la "cerrada". Tenía contestación y requetecontestación. ¿Que hará el gobierno? ¿Volverá a recurrir la investidura telemática pidiendo al TC que decida del fondo del asunto que no existe porque no hay asunto al ser la investidura telemática factible y legal? Ni con los jueces puede el gobierno ilegalizar lo que no le gusta políticamente.

En realidad, la tentación del gobierno, sobre todo de este gobierno cuya capacidad para no entender nada es fabulosa, será dejarse de jueces, esgrimir el 155, paralizar el Parlament, si no intervenirlo a través de la fuerza pública. 

Lo interesante será ver cómo se lo explican  a los socios europeos. Cómo les hacen ver la justicia de una situación en la que alguien a 1.000 kilómetros de distancia con mayoría absoluta de 70 diputados en la cámara no puede gobernar Catalunya, pero sí puede, a través del 155 a 600 kilómetros un gobierno de un partido que tiene cuatro diputados en el Parlament y un alcalde en todo el territorio.

No es un hombre solo. Es un país.

dilluns, 29 de gener del 2018

El límite del ridículo

(Se accede a la entrevista pinchando sobre la imagen).

La opinión es ya universal: habiéndose empeñado M. Rajoy en desgobernar él solo este sufrido reino por medio del 155, al final se ha quedado él solo en esta especie de frenesí antipuigdemont que le ha entrado. No le sigue el Consejo de Estado, ni la opinión más autorizada de los especialistas, ni los letrados del Tribunal Constitucional (TC), ni el propio TC, que ha preferido llamarse andana metiéndose a legislador y pasando la patata ardiendo al Tribunal Supremo (TS).

Queda por ver si el TS sigue el ejemplo y le devuelve la patata al gobierno por una de dos formas: la contundente, esto es, retirar la orden de detención o lo que haya contra Puigdemont, y la mitigada, es decir autorizar a este a asistir presencialmente a su investidura. No me gusta la segunda si no va acompañada de una garantía firme de no proceder contra el presidente para sumarlo a la lista de rehenes que ya tienen. Y, en verdad, como están las cosas, la única garantía real es la retirada de las acciones judiciales porque, de mantenerse estas, ¿actuarán contra el presidente en el curso de su mandato?

También le quedan a Rajoy la infatigable Sáenz de Santamaría y el resto del triunvirato nacional-español, Sánchez y Rivera. Ninguno de ellos sirve para gran cosa pero la febril y escenográfica vicepresienta, virreina de CataluÑa, compensa por el prudente silencio de los dos líderes de la oposición que quisieran el anillo de Giges, para ser invisibles en mitad del destrozo. Es ella en buena medida la que ha organizado este desbarajuste que amenaza con que las altas instancias del Estado se líen a mamporros en algún evento en que coincidan.

Ya pueden eximios teóricos especular sobre las inmunidades del poder, el habeas corpus, el due process. Nada, hombre, aquí llega la vicepresidenta del gobierno, llama por teléfono al presidente del TC, que estaba en Estrasburgo, para informarle de que han presentado el recurso contra la investidura de Puigdemont y que a ver si el alto tribunal puede resolver esa misma tarde. Literal. Ni más ni menos. División de poderes e independencia del judicial y asimilados, como este obediente TC, cuyo presidente se pilló un avión al día siguiente, sábado, y se machacó el almuerzo junto a sus colegas, buscando alguna fórmula para salir del atolladero que no lo hundiera más de lo que está. No lo ha conseguido

De ahí salió la mirífica solución de suspender la deliberación (la propia, no la del Parlament) con prohibición de investidura telemática y voto delegado por mandato expreso de la divinidad y traslado al Supremo de la decisión de permitir la comparecencia presencial del presidente Puigdemont en uso de su derecho como diputado electo. El coñac de las botellas se disfrazó de noviembre para no infundir sospechas, decía el poeta. El País considera sapientísima la decisión del TC, así que...

Ignoro si el TS, a su vez, decidirá retirar la orden contra Puigdemont en España como retiró la euroorden, cosa muy lógica o se obstinará en amenazar al presidente con los alguaciles. Si no se puede producir la investidura presencial como sería lo lógico, nada puede impedir la investidura telemática y menos que nada esa declaración de ilegalidad del TC que no tiene fundamento jurídico alguno.

Para evitar la investidura de Puigdemont van a tener que llevar la dictadura al límite del ridículo.

En todo caso, aquí la entrevista que me hizo Pere Cardús para Vilaweb y que versa sobre este y otros asuntos conexos.

diumenge, 28 de gener del 2018

De jueces y reyes

El B155 se empeña en arrastrar este conflicto por el cenagal y utiliza términos denigratorios como "cobardes", "prófugo", "fugitivo", cuando habla la élite y "osito" o "¡a por ellos!" cuando lo hacen las mesnadas. Se mueve en la dimensión ideológica que le es propia, la del ordeno y mando, la arbitrariedad, los privilegios y la imposición.

Pero la dimensión de lo que aquí está ventilándose es muy superior. Se trata de los destinos de un país. Por eso intervienen las últimas y definitivas intancias que, desde los tiempos bíblicos, sostienen el orden político: los jueces y los reyes. El guirigay de si Puigdemont entra en el portaequipajes de un autobús, si es o no Cipollino y si el gobierno puede convertirse en grupo de choque de la policía ha dejado paso a la augusta presencia de estas dos instituciones.  Ayer se dieron dos hechos que dejan ver por dónde va cada cual en este conflicto con crisis constitucional: el Rey festejó su quincuagésimo aniversario y el Tribunal Constitucional tomó una decisión por unanimidad que todavía complica más las cosas. De reyes y jueces va la cosa. Aunque de reyes y jueces españoles.

Lo primero, el 50º cumpleaños de Felipe VI saltó a las redes como una campaña de imagen de La Zarzuela. De imagen edulcorada, ñoña y cursi hasta rechinar los dientes que nada tiene que ver con el drama que vive el país. Nada con el hecho de que unos presos y exiliados políticos no puedan estar con sus familias. La comparación es odiosa y la oportunidad de la imagen ya se ve. Después del monumental ridículo del monarca en Davos, presentado como el Rey más joven de Europa (y se nota) y un estadista de larga visión y pulso firme, las hogareñas y sencillas escenas del almuerzo dibujan el "target" (que dicen los entendidos) al que se dirige la campaña: los lectores de revistas del corazón. Y lo de lectores es hiperbólico. 

Los jueces tienen otro nivel. Más enrevesado y entretenido. Jueces y políticos, se entiende. Los del TC, deseosos de complacer al gobierno, pero impedidos por la falta de fundamento de sus pretensiones y la opinión contraria del Consejo de Estado y sus propios letrados, han tomado una decisión que podríamos llamar "traslaticia", esto es, la de trasladar al Tribunal Supremo la patata ardiendo que el gobierno le había pasado. Al propio tiempo tranquiliza a este asegurando, como quien no quiere la cosa, que la investidura telemática es ilegal y la delegación del voto desde el exterior, motivo de excomunión. Pero sin que se explique en absoluto por qué. Por qué es ilegal la investidura telemática salvo por el rechazo político del gobierno, es un misterio. 

Esta decisión no sirve para nada. Se permite la investidura de Puigdemont siempre que sea presencial porque es su derecho como diputado electo, pero esa presencia depende de la orden de detención del Supremo. Es un reconocimiento viciado, de mala fe, remachado además con la inmotivada prohibición de la investidura telemática. Salvo que el Tribunal Supremo devuelva la patata ardiendo al gobierno retirando su orden de detención igual que retiró la euroorden. 

En ese momento, el gobierno tendría que aceptar a Puigdemont de presidente de la Generalitat o declarar abiertamente el estado de excepción. 

Ni siquiera el matiz de que se trata de medidas cautelares, por otro lado expresamente prohibida, en tanto el TC considera la admisión del recurso y, por lo tanto, permiten suspender los plazos y los actos es aceptable. En el pleno del Parlament del día 30 se votará la investidura de Puigdemont de una forma u otra. La mejor es la presencial, pero eso depende de la voluntad del B155.

Mañana, Palinuro en Lleida

En un momento crucial, a un día de que el Parlament tome una decisión que forzará la solución de este barullo creado por la obstinación en no aceptar el resultado de las elecciones del 21 de diciembre.

Porque es el último peldaño en la escalera de la República Catalana en la que los organizadores cuentan tres y Palinuro, siempre más minucioso, cuenta cuatro, pues echa en falta el 7 de diciembre, cuya importancia no puede desdeñarse, ya que tiene la fuerza de la movilización popular, como el 1º de octubre, en defensa de las instituciones catalanas tras el golpe de estado unilateral del 155 el 27 de octubre.

Parece que luego, a la caída de la tarde, habrá un acto musical en la Plaça Paeria, en honor de los presos políticos. Imposible encontrar una forma mejor de solidarizarse con quien sufre por la injusticia que la música. La música es matemática y así como esta es la reina de las ciencias, aquella es la de las artes. Y el arte, ya se sabe, es emoción. Todo lo demás es comercio.

El debate sobre si presos políticos o políticos presos está muy por debajo de nuestro caso. Sobre todo porque viene movido por un gobierno y un partido en el que abundan los políticos presos y los que andan en libertad provisional. 

Estos otros son presos políticos de verdad, presos por sus ideas, presos de conciencia, que no han cometido delito alguno y son absolutamente pacíficos. Verlos entre rejas produce una fuerte emoción que se expresa mediante la música. 

dissabte, 27 de gener del 2018

El "mal mayor"

El gobierno está dispuesto a evitar un "daño irreparable" provocando otro mas irreparable. Lo hace para evitar un "mal mayor", la investidura de Puigdemont.

Que la investidura de Puigdemont sea o no un "mal mayor" va en puntos de vista. Lo imprescindible  es que el gobierno diga -y el Tribunal Constitucional (TC) lo admita- exactamente qué es lo que está recurriendo. Obviamente no es la investidura de Puigdemont, que aún no se ha producido y por tanto es irrecurrible. Y no vale decir que la convocatoria del acto equivale al acto porque pudiera pasar, ¿quién sabe? que el candidato fuera de repente arrebatado a los cielos en un carro de fuego, como el profeta Elías.

El gobierno está recurriendo la decisión del Parlamento de investir a Puigdemont el día 30. Está recurriendo la propuesta que Torrent trajo a M. Rajoy hace un par de días. Está impugnando por ilegal una decisión de un Parlamento legal. Está atacando la soberanía (o la autonomía, que viene a ser igual) del Parlamento.

Bueno. Hace unos días, M. Rajoy amenazaba con un 155 "más duro y más largo". Entre las "durezas" preveía un veto a las decisiones del Parlament, una medida que el Consejo de Estado rechaza porque hasta él entiende que es dictatorial. Por eso recurre el gobierno al TC, para que sea este el que se pringue con una prohibición (disimulada bajo la forma de aceptación a trámite) ilegal. Ilegal porque no hay norma alguna que prohíba la investidura de Puigdemont. Solo hay la voluntad omnímoda del B155 de evitar un "daño irreparable" que nadie sabe en qué consiste pero suena a más amenaza.

En este momento, la cuestión ha quedado reducida a una obsesión del B155 con la persona de Puigdemont, sin duda por su valor simbólico. Se trata de ignorar el carácter social, de movimiento transversal de masas del independentismo, cerrar los ojos a una reivindicación sostenida con más de dos millones de votos y en circunstancias extremas y simplificar el asunto casi con mentalidad de comic. Hay que abatir a Carles Puigdemont, enemigo nº 1 de la nación española. Así, con la crudeza del lenguaje de un killer lo enuncia Pérez Rubalcaba, para quien tanto los independentistas como el gobierno están tratando de quitarse a Puigdemont de en medio. Es de esperar que no al modo que se teme el tremendista Verstringe. 

En cualquier caso, quitar a alguien de "en medio" no es una expresión elegante. No por la acción que promete y estará a la altura de quien la enuncia, sino por la persona sobre la que se ejerce. ¿Qué significa "quitar de en medio" a Puigdemont? Pues lo que más a la pata la llana anunciaba una  preelectoral Sáenz de Santamaría, "descabezar" el movimiento independentista. Porque siguen creyendo que no es un movimiento sino una especie de conjura. De ahí el proyecto que ofrecen, conjurar a su vez a las fuerzas "constitucionalistas" para ofrecer "al conjunto de España un proyecto político que de paso resuelva el problema de Cataluña". Tal cual. "De paso".

Es decir: mandan a la gente al exilio, meten al Rey en faena y a algunos de sus súbditos en la cárcel, embargan a otros, suspenden instituciones, proclaman un estado de excepción de hecho, involucran al Poder Judicial en la politica represiva del gobierno, persiguen a la gente por tierra, mar y aire, vetan las instituciones de autogobierno, intervienen sus medios públicos de comunicación, plantean una unión sagrada y una nueva planta de España, pero la cuestión por la que han cometido todos estos disparates la arreglarán "de paso".

¿Qué más cabe decir?


divendres, 26 de gener del 2018

No se puede parar

¿El independentismo catalán? Una algarabía, cuatro locos iluminados, maniobras de neonazis, complot etnicista, delirio supremacista, una minoría vociferante frente a una mayoría silenciosa, una maniobra para tapar la corrupción nacionalista, otra vuelta de tuerca de la burguesía reaccionaria de los recortes, unos nacionalistas anticuados, unos carlistas, provincianos acomplejados, nuevos ricos ensoberbecidos e insolidarios, polacos. Nadie. Nada.

Resulta que la investidura de Puigdemont tiene a Europa intrigada por el espectáculo -sólito espectáculo hispano- por tierra, mar, aire y maletero, que diría Zoido en un arranque de ingenio. Esa incógnita que mantiene el suspense podría ser el torbellino que se llevara por delante la plaga de Rajoy porque, aunque este ha jurado a Alsina que hará lo posible para impedir la investidura del precito (al que ya nadie llama "cobarde"), "todo lo posible" no será suficiente como se verá a continuación. Pero eso sería en un país normal; en este, M punto Rajoy no dimitirá, como también se verá a continuación.

Un dictamen en contra de la investidura telemática de los letrados del Parlament es bastante, según el B155, para que aquella no se celebre, aun no siendo el dictamen vinculante. Pero un informe del Consejo de Estado en contra de la pretensión del gobierno de recurrir la investidura de Puigdemont ya en el estado de nasciturus, no lo obliga a desistir porque no es vinculante. Es la fuzzy logic de que hablábamos ayer. Y el Consejo de Estado no es la checa del amanecer, sino un órgano copado por carcundas y presidido por un sempiterno soldado del nacionalcatolicismo, José Manuel Romay Beccaria, pariente de Fraga y ministro del PP que fue, entre otras muchas, muchísimas cosas, todas del PP. Aun así, el gobierno va adelante al Constitucional en petición de la cabeza de Puigdemont, convertido en enemigo público nº 1, agente ruso Cipollino, según la lumbrera que dirige la defensa de la Patria.

Es comprensible que el máximo y único gobernante de España en gracia del 155 esté enfurecido por la obstinación de este abominable prófugo en mantener la legitimidad de su cargo y hacerla efectiva. Es humano. Un tipo que ni siquiera tiene escolta, ni coche oficial, ni le dejan entrar en las embajadas, trae de cabeza al gobierno de la única y auténtica nación que hay en España, sus fuerzas de seguridad y paramilitares, sus políticos de gobierno y obediente oposición, sus medios. Un Pimpinela Escarlata con una iniciativa política demoledora, una imprevisibilidad desconcertante y una presencia mediática que subraya su función simbólica estilo Degaulle de résistant de la Catalogne libre. Luchar contra esa imagen desde la ciénaga de la Gürtel es algo que ni la obsequiosa colaboración de Sánchez puede conseguir. Al contrario, allá va el pendón de Pablo Iglesias Posse detrás de la dictadura corrupta, dando pie a que muchos se malicien cooperación por razones inconfesables.

No basta con tomar posiciones en el apeadero, a esperar la llegada de la némesis del B155 en el tren de las 15:10. Para impedir esa investidura hace falta algo más que demostrar un intenso disgusto. Hay que tener alguna base legal, por mínima que sea. Alguna ordenanza perdida en algún cajón que faculte al gobierno para impedir el acto en cuestión. Pero no hay nada. Hay la opinión en contra de numerosos especialistas y asociaciones. El último y más contundente, el juez Garzón, para quien en el caso no hay rebelión ni sedición, es decir, no hay caso. Es una persecución política. Y, además, inútil, porque no es posible parar la investidura telemática de Puigdemont. Lo lógico sería la presencial y aquí está el presidente en persona explicándolo claramente. Si la fuerza bruta, sin razón y sin derecho, por capricho personal del señor del 155, impide la investidura presencial, se producirá por vía telemática. Cosa que el gobierno no podrá impedir sin violentar de tal modo las leyes y la Constitución que la situación se haga insostenible, convertida ya descaradamente en lo que está siendo subrepticiamente: una ocupación militar.

Lo dicho más arriba (que es deuda): Rajoy "hara todo lo posible" por frustrar la Puigdemontada. Pero no será bastante. No podrá impedirla y conservar algún viso de Estado de derecho en España porque no es posible nadar y guardar la ropa o conservar el pastel y comérselo. ¿Dimitirá si tiene que hablar con el odiado Puigdemont/Degaulle? Lo dicho también más arriba (también deuda): en absoluto. Dimitir, como recuerdan las redes hasta el cansancio, es un verbo ruso y ya se sabe que it is very difficult todo esto de los idiomas. ¿Dimitir? El señor de la Gürtel tiene recursos sobrados para mantenerse al timón de la nave. El que mejor maneja es el de la negación tan absoluta de la realidad que ríanse ustedes del obispo Berkeley. Recuerden: no iba a haber consulta del 9N 2014, y no la hubo; no iba a celebrarse el referéndum del 1º de octubre, y no se celebró; no se proclamaría la República catalana independiente el 27 de octubre, y no se proclamó; no se producirá la investidura de Puigdemont, y no se habrá producido cuando se produza. ¿Entendido, radicales? Es más, me adelanto: no existirá Carles Puigdemont y Carles Puigdemont no habrá existido.

Llegados aquí, si yo fuera Rajoy, retaría a duelo singular a Puigdemont en tierra neutral, por ejemplo, Andorra. Es ya la única forma que le queda de ventilar este point d'honneur ¿quién tiene mejor derecho a gobernar Catalunya, Puigdemont con 70 diputados (de 135) o  Rajoy con 4?

dijous, 25 de gener del 2018

"No nos metamos en eso"

Nueva entrevista gloriosa de Carlos Alsina a esta vergüenza de presidente que nunca sabe nada en Onda Cero. Ahí está diciendo "no nos metamos en eso" a la propuesta de obligar por ley a la igualdad salarial entre hombres y mujeres que, por lo demás, le parece muy deseable, en un ejercicio de lógica borrosa (o "fuzzy") que es como, según los entendidos, funcionan las cosas que nadie sabe cómo funcionan. 

¿Quieren otro ejemplo? Vayan al inolvidable momento en que M. Rajoy sentencia al estilo Fray Gerundio de Campazas que cada uno sabe de lo que sabe y que él no sabe nada de "operaciones policiales". "Pero usted ha sido ministro del Interior", dice el guasón Alsina. (¿Y la europea?)

Por supuesto, de la corrupción no estaba enterado. De la de Valencia no sabía nada y eso que, cuando los corruptos valencianos del PP le salvaron frente a Aguirre, allá por 2008 o 2009, cantó lo de que siempre estaría con, ante, sobre, tras Camps. Pero no sabía nada. 

Como tampoco sabía lo que hacía Bárcenas, el que le pagaba los sobresueldos, cuando le avaló una cuenta en Suiza. Sí, a ver, ¿por qué no va a avalar el presidente de un partido (y luego de gobierno) una cuenta en Suiza del tesorero? ¿Por qué no van a cobrar sobresueldos los cargos del partido, incluso ministros si se tercia? ¿Por qué no se van a financiar las elecciones con el dinero que los empresarios dan altruistamente para que triunfe el bien y en uso de la libertad de mercado? Y si algún pellizco de esos donativos va a los bolsillos de los militantes o a los confeti de los niños, es justa retribución por sus esfuerzos. 

No sabía nada. Lo dejó muy claro cuando en 2009 aseguró firmemente que la Gürtel no era una trama del PP, sino una trama contra el PP. Inolvidable foto. Estaba rodeado de los capitostes de entonces del partido y las administraciones, muchos de ellos luego imputados, procesados y condenados en la trama. Casi una escena de Mackie el navaja.

Seguramente tampoco sabía lo que sucedía a unos metros de La Moncloa, en la Comunidad Autónoma de Madrid. Desconocía que estaba gobernada por gangsters. Tampoco sabía nada del Ayuntamiento. Por no saber, no sabía lo que tenía delante de las narices en Génova 13, sede reformada con cargo a la caja B del partido. Sí, esa caja B en la que, según Ramírez en comparecencia ayer en el Parlamento, esta metido de lleno el hombre de los sobresueldos, que no sabía nada. Como les dijo a los jueces: que no sabía nada ni cuando era responsable de las campañas que se financiaban en B de Bárcenas-sé-fuerte.

Lo asombroso no es ya solo que algo así pueda ser presidente del gobierno en ningún pais del mundo sino que, al parecer, para tranquilizar a sus seguidores, ha anunciado su candidatura en las próximas elecciones, cuando las haya. 

... Y si las hay. Siempre en la entrevista, M. Rajoy se jacta del 155 y formula taxativamente que hará todo lo posible para que Puigdemont no sea investido. Lo de este hombre es ya una fijación personal con Puigdemont. Un combate singular, más allá de toda consideración de legalidad, equidad y justicia. Pura arbitrariedad. Puigdemont no puede ser investido porque a él no le da la gana. 

Su insistencia, siempre en la entrevista, en que hay que cumplir la ley, dirigida a Torrent, adquiere ya tintes de neurosis compulsiva. Con el 155 activo, la ley en Cataluña es la voluntad de Rajoy, su capricho. Y eso es insostenible. Si, por arbitraria obcecación se impide la investidura presencial de Puigdemont (y, de paso, Zoido deja de hacer el ridículo), se hará telemática. Y ¿cómo se impedirá ?M. Rajoy ya lo adelantó hace días: más 155, más duro, más largo, veto al Parlament, intervención de TV3, "supervisión" del sistema educativo. O sea, la dictadura en Cataluña, la fórmula que el PSOE está sosteniendo como único responsable. 

Mientras tanto, el Borbón está explicando a los compiyoguis del Foro Económico Mundial cuán robusta es la democracia española. Según Felipe VI, en España las leyes se cumplen.  Es ya palmario que este monarca no sabe en dónde está. Hay dos poderosas razones para no ir a soltar ese estúpido discurso en Davos, allí donde el genio de Thomas Mann situó La montaña mágica: Primera: el mero hecho de ir a explicar que España es un Estado de derecho en ese escenario ya demuestra que no es un Estado de derecho. Segunda: ni en ese escenario ni en ninguno puede alguien presumir de Estado de derecho cuando está en vigor una norma excepcional que suspende el Estado de derecho. Que alguien se lo explique. 

Detrás del triunvirato nacional con el recién llegado de Podemos, de su Rey, sus medios, el Ibex, la Iglesia, está la implícita convicción de que el 155 será la Constitución de Cataluña. La excepción será la norma. El golpe de Estado y el estado de excepción permanentes. Pautados por elecciones cuyo resultado solo se aceptará si ganan los unionistas. 

Tendrán que hacer extensivo el 155 a todo el Estado. Por eso..., si hay elecciones.

Por cierto, quien quiera calibrar que perspectiva de éxito tiene esta actitud cerradamente represiva del Estado español contra Cataluña hará bien en echar una ojeada a este genial artículo publicado en un periódico suizo francoparlante: Catalogne: l'ignominie est en marche. Está clarísimo.