dimarts, 9 d’agost del 2016

Sorpresas del verano

Ayer, y por casualidad, tuve ocasión de ver una película casi desconocida que, sin embargo, merecería mayor notoriedad. Estrenada en 1964, no pudo verse en España hasta 1979 porque trataba precisamente de España y de un episodio de los últimos maquis. No es que sea un relato antifranquista. Casi no tiene ideología ni hay crítica especial al régimen fuera de la que se derivaba de la realidad cotidiana a nada que se tuviera una cámara y se pudiera fotografiar lo que era la realidad del país a comienzos de los sesenta.

El director es Fred Zinnemann, el de Solo ante el peligro, y es claro que la historia había de interesarle porque tiene muchos elementos en común con la gran peli de Gary Cooper: un hombre solo contra todos. La trama está sacada de una novela que no conozco, que dio el título al film en inglés, Behold a pale horse, un verso del Apocalipsis de San Juan (6,7-8), algo así como "He aquí un caballo ceniciento" cuyo jinete se llama muerte. Es el cuarto jinete. Quizá haya algo de desmesura en el título, al dar el tono apocalíptico a una historia de guerrilleros, Guardia Civil, resistencia, franquismo. A lo mejor por eso le cambiaron el nombre en la versión española a este intragable ...Y llegó el día de la venganza. Y, desde luego, se lucieron. Casi hubiera sido mejor que tradujeran del original.

La película es una rareza. Hay muy pocos films sobre la guerra/posguerra de España hechos fuera y, entre estos, menos norteamericanos. No sé si hay alguno además de Por quién doblan las campanas. Yankees, quiero decir. Porque esta es una película indudablemente yankee pero de una calidad más que notable. El trío protagonista, Gregory Peck (un trasunto de Quico Sabaté, el último maquis), Anthony Quinn (un capitán de la Guardia Civil) y Omar Shariff (un cura) bordan sus papeles bajo una dirección muy competente. Sin duda, cualquier casticista señalará los sempiternos fallos (que si el rejoneo de Anthony Quinn al comienzo es un pelín ridículo, que si los guardias civiles no tienen esa pinta de rangers, que si a Gregory Peck le sobra una cuarta para ser español, etc) pero la verdad es que la ambientación y el guión son excelentes. Está rodada en el blanco y negro que se llama "sucio", con lo que se evita que canten algunos colores, por ejemplo, el de los ojos de los protagonistas. La fotografía es excepcional y debe señalarse el trabajo de documentación que han hecho el director y el equipo, reconstruyendo escenarios de la guerra civil y la derrota republicana directamente sacados de fotos famosas de la época, fotos de Capa o de Centelles o de otros no menos característicos. Y cuando digo "sacados", quiero decir "reproducidos". Los planos del gendarme desarmando a los vencidos combatientes de la República trasmiten el espíritu de aquellos tristes momentos.

La historia es sencilla: Manuel Artiguez, un guerrillero solitario, vive en el exilio en un pueblo francés muy cercano a la frontera, desde donde hace incursiones en España en las que mata guardias civiles y roba dinero para la causa, no para sí mismo. El capitán de la GC, Viñolas, la tiende una trampa, aprovechando que su madre (de Artiguez) ha sido hospitalizada y está muriéndose. La intriga se complica porque la madre muere antes de que pueda servir de gancho para la emboscada de su hijo, pero los franquistas querrán ocultárselo a Artigues para hacerlo venir. El guerrillero sabe la verdad mediante los oficios de un cura del lugar quien le avisa de que su madre ha muerto. La película, ya se ha dicho, no es un alegato antifranquista, pero no se anda por las ramas en llamar a todas las cosas pr su nombre. Solo este episodio del cura "bueno" o "comprensivo" desmerece algo de la calidad del fin, al caer en esa trampa en que caen muchos relatos del franquismo, de presentar una Iglesia católica resistente a la dictadura. Nada más falso: la Iglesia católica se fundió con el franquismo, fue complice y beneficiaria de los crímenes de la dictadura, llevaba al dictador bajo palio y su función opositora al régimen (un puñado de curas de los barrios marginados) fue inexistente.

Aun sabiendo que su madre ha muerto, Artiguez cruza la frontera y va a donde lo están esperando para ajustar cuentas. 

Lo dicho: estrenada en 1964, cuando ya la guerra estaba lejana y se abría paso el desarrollo de los tumultuosos años sesenta, no levantó gran atención. Sin embargo, es una estupenda película.

dilluns, 8 d’agost del 2016

La charca

No hay fecha para el pleno de investidura. No se sabe si Rajoy se someterá a la sesión o no. En mes y medio desde el 26J no ha sumado un solo voto más a sus 137 escaños. El país está como estaba después de las elecciones del 20D: sin gobierno. Con uno en funciones, declarado en rebeldía ante el Parlamento. Y así pretende seguir los próximos meses. Con la presidencia del Parlamento en manos del gobierno, ninguna posibilidad de que el primero tenga algo que hacer. La obstinación de Rajoy en su candidatura ha traspasado todos los límites de lo tolerable. Y, sin embargo, lejos de afearle su falta de escrúpulos políticos, morales y hasta personales, hay un consenso de todos los partidos (excepto los nacionalistas vascos y catalanes) y de todos los medios y las fuerzas "vivas" en presionar a Pedro Sánchez para que, absteniéndose, posibilite un segundo gobierno de Rajoy. Nadie encuentra oprobioso exonerar al principal responsable de este desastre y cargar contra quien no tiene la culpa de nada ni plena libertad de acción mientras Rajoy no cumpla con su deber. 

Nadie tampoco parece escandalizarse del hecho de que el gobierno pretenda prolongar una situación de alegalidad si no de ilegalidad. Una situación con un gobierno incontrolable, un parlamento paralizado y un Tribunal Constitucional de vacaciones. Una especie de golpe de Estado de la inacción, la marrullería y la podredumbre. El caldo de cultivo de Rajoy. Su pretensión se puede reducir a un chantaje: o me hacéis presidente o aquí no hay gobierno por una larga temporada. Como todos los chantajistas, confía en que las buenas formas o el miedo de sus víctimas las haga equivocarse y decidan que lo más conveniente es ceder al chantaje, ceder al capricho de Rajoy.

La alternativa que el gobierno ofrece es otra convocatoria electoral, la tercera en un año. Una perspectiva que todos rechazan, horrorizados entre previsiones espantosas: mayoría absoluta del PP; inmensa, oceánica abstención de electorado ahíto; descenso en picado de Podemos; castigo a los socialistas; desaparición de C's; repetición milimétrica del marasmo actual. Todas son posibles, desde luego, pero la primera, la mayoría aboluta del PP suena a bulo alimentado por los medios afines a la derecha, que son todos. 

Por lo demás, entre pegar la segunda espantada -harto probable, tratándose de Rajoy- y la convocatoria de nuevas elecciones mediará un tiempo en el que quizá los demás partidos consigan llegar a algún tipo de acuerdo. Al fin y el cabo, dicen estar muy interesados sin duda porque no se les escapa el profundo ridículo de ir a unas terceras elecciones en un año con los mismos líderes que fracasaron en las otras dos. Si no por otro motivo, por este ya debiera ser suficiente para llegar a un acuerdo, el que sea, que posibilite la formación de un gobierno. Solo para probar la falsedad de la disyuntiva del PP: Rajoy o elecciones. Someterse a ese chantaje sería indigno.

La coincidencia de este vacío de poder en España con los preparativos para una rentrée catalana independentista en fuerza agrava notablemente la situación en la parte española de este enfrentamiento al que tanto ha contribuido la incapacidad política de Rajoy y su gente. Cuando llegue septiembre, lo más probable es que siga sin haber gobierno en España ni perspectiva de que lo haya. Por el lado catalán estarán haciéndose los preparativos para una Diada apoteósica. La voluntad de las entidades organizadoras sigue siendo dar una campanada. No está claro, sin embargo, que lo consigan, pues puede darse un punto de inflexión en la movilización social por causa del cansancio. No se crea un Estado de la nada y en una mañana. Eso se sabe, pero cuesta aceptarlo. Cuesta mantener altos la intención, el ideal, el propósito. 

Después de la Diada llegará la cuestión de confianza de Puigdemont. Ahí hay otro punto conflictivo. Si la CUP vota que no, habrá elecciones anticipadas también en Cataluña y no están claras las consecuencias para el ritmo de la hoja de ruta, sobre todo teniendo en cuenta que el resultado de las elecciones puede ser la pérdida de la mayoría absoluta independentista.

Pero también puede votar que sí. Las decisiones de la CUP, a fuer de asamblearias, son imprevisibles. Si Puigdemont obtiene la confianza solicitada, ya será cuestión de tiempo que se plantee una DUI. En ese momento será patente la situación de desobediencia de la Generalitat. Patente, pero no nueva. De hecho, el Parlament ya ha desobedecido dos veces al Tribunal Constitucional.

Con la DUI el gobierno ya no podrá escudarse en el TC y deberá adoptar otro tipo de decisiones. Para ese momento, en España seguirá sin haber gobierno y hasta es posible que esté en marcha una campaña electoral.

¿Qué nombre podríamos ponerle a esto?

diumenge, 7 d’agost del 2016

NO es NO

Buen argumento, voto a tal. El más respetable de los que esgrimen quienes quieren conseguir la abstención del PSOE. Tiene una fuerza de sentido práctico: en un régimen parlamentario, un gobierno en minoría está atado de pies y manos y hará lo que diga la oposición.

La cuestión, sin embargo, es que este no es un régimen parlamentario normal. Está administrado por un partido que no tiene el menor atisbo de conciencia democrática y que instrumentaliza todas las instituciones del Estado a su servicio. Un partido de raíz franquista, cuyo respeto por el Parlamento es como el que tiene por la democracia y la honradez en la gestión pública: ninguno. Ese partido, dirigido por un personaje cuya virtud política más señalada es dejar que los problemas se pudran, convertiría el Parlamento en una cámara absolutamente inoperante.

Pero hay más. El argumento es insatisfactorio porque consiste en presentar al otro las ventajas de conformarse con la opción perdedora, en lugar de permitirle que intente la ganadora. Un gobierno de izquierda con mayoría es mejor que uno de derecha en minoría. Y, si de minoría se trata, ¿por qué ha de ser mejor una del PP que otra del PSOE-C's o PSOE-Podemos?

La diputada no ve que el problema tiene un aspecto determinante que no suele aflorar en la consideración pública pero es notorio. Es cierto que lo más grave de la situación es su bloqueo y este es achacable sobre todo a Rajoy. Pero, detrás de eso, el otro problema (y, muchos sostenemos, el más grave) es el enfrentamiento entre PSOE y Podemos en la lucha por la hegemonía de la izquierda. Eso es también un bloqueo, el que se deriva de la obsesión de Podemos por destruir al PSOE.

NO es NO.

Podemos también prefiere a Rajoy

No falla. En cuanto hay una posibilidad de unidad o coalición entre el PSOE y Unidos Podemos, sale Anguita a desbaratarla. Es una reacción tan segura y previsible como los calores del verano. El hombre no puede soportar la posibilidad de que haya un gobierno socialdemócrata porque, al margen de sus ideas políticas (si es que tiene alguna), lo esencial en su motivación es el odio al PSOE. Si, para evitar que este gobierne hay que permitir que lo haga la derecha, lo hará. Fue la pinza de los años noventa sellada entre Aznar y Anguita con la mediación de Pedro J. Ramírez, algo que propició ocho años de gobierno de la derecha y selló el fin de la carrera política del cordobés quien, habiendo fracasado en todos sus pretenciosos frentes, se retiró a seguir pontificando en la antigua capital del califato. Pero de ahí regresa, como de entre los difuntos, cuando intuye la posibilidad de que, en contra de sus obsesiones, sus discípulos de Podemos, los Anguitillas estilo Pablo Iglesias, puedan pactar con el PSOE la formación de un gobierno de izquierda.

Eso solo podrá hacerse por encima de su cadáver pues él siempre ha preferido a la derecha frente a la izquierda en el gobierno, como mandan los muy novedosos cánones de la IIIª Internacional. Ha bastado que Íñigon Errejón esté manteniendo contactos con el portavoz del PSOE, Hernando, sobre la posibilidad de un gobierno de alianza PSOE-Podemos y que reconozca que se trata de algo deseable para que el ex-coordinador de IU haya ido a esa televisión que tiene Podemos a su servicio a avisar del grave error de Errejón y tirarle de las orejas por apartarse de la línea del mando.

Anguita que, hoy más que nunca, está en posesión de la verdad y conoce las leyes que mueven las estrellas y el corazón de los hombres, ha afirmado que no hay ninguna posibilidad de un gobierno de izquierdas porque de muy buena tinta sabe él que el PSOE acabará yendo a una gran coalición con el PP. Obsérvese bien, el viejo comunista, que lleva toda su vida tratando de que la gente lo vote pero ocultando su verdadera militancia, no dice que Sánchez deba propiciar un gobierno de Rajoy, como hacen los peperos, los patronos, los curas, los periodistas y los carcamales del PSOE. Antes bien, como muestra el Materialismo Histórico, cuyo sacerdocio le está encomendado, el PSOE acabará pactando con el PP, quiera o no y sean cuales sean sus preferencias. Porque, como dice el marxismo, los hombres hacen la historia, pero no saben la historia que hacen.

Por supuesto esto es un disparate, pero disimulado, esquinado, artero, propio del jesuitismo de Podemos: no es que ellos quieran que Sánchez pacte con el PP. Ellos anhelan un acuerdo entre el PSOE -el partido de la cal viva, aseguran- y UP pero, por desgracia, será imposible porque el traidor, enemigo del pueblo y neoliberal empedernido Pedro Sanchez pactará con el PP. Ellos, obsérvese bien, siguen con la mano tendida al PSOE.

Y, si cuela, cuela.

En realidad, esta fábula solo engaña a los fanáticos seguidores de Podemos en las redes y sus legiones de trolls. Para los demás está claro: lo que Podemos quiere evitar, en primer lugar, es un gobierno de coalición en el que la voz cantante la lleve el PSOE y no él, como le correspondería según mandanto de los dioses y, en segundo lugar, y lo que verdaderamente da miedo: un resultado muy inferior al obenido en las elecciones del 26 de junio que equivadría prácticamente a una situación de subalternidad en el panorama político, cuando no de desaparición, cosa que achicaría la mitomanía narcisista de estos emergentes. Y ahí es donde los más pánfilos o los más sinceros acaban descubriendo su juego de favorecer un gobierno de la derecha. Lo dice Pilar Zabala, candidata de Podemos en Euskadi: "las elecciones son lo peor; sería preferible otro gobierno, aunque fuese de Rajoy". Lo dice el diputado de Podemos,Yllanes, de Mallorca: Yo prefiero un mal presidente que terceras elecciones. Rajoy, por supuesto.

¿Lo quieren más claro?

dissabte, 6 d’agost del 2016

Carta abierta a Pedro Sánchez

Estimado señor Sánchez: menuda la que le ha caído encima. Lleva usted sobre sus hombros una responsabilidad tanto más desmesurada cuanto que está usted solo. Representa usted la última y única esperanza de un cambio en España, de una regeneración democrática, de que no habrán de padecerse otros cuatro años de gobierno ignominioso apoyado en un partido que es una asociación de malhechores.

Es mucha responsabilidad. Tiene usted enfrente, además, al conjunto del sistema político, económico, religioso y hasta cultural. Se incluyen sectores señalados de su propio partido, gentes de escaso fuste intelectual y moral, empeñadas en doblegarlo a usted para que haga como ellos, esto es, resignarse al vergonzoso desgobierno y latrocinio de la derecha.

La naturaleza profundamente corrupta del neofranquismo en el gobierno se advierte en el hecho de que la inmensa mayoría de políticos y publicistas acepte como situación de legalidad normal lo que no es más que arbitrariedad, tiranía y abuso. Y pretenda que todo el mundo juegue a este juego de equívocos de tomar por un partido una asociación con ánimo de delinquir; de considerar presidente del gobierno a quien, sospechoso habitual en varias ilegalidades, no se merece el puesto; de tomar sus arbitrariedades por leyes.

Es obvio. La presión para que se doblegue usted, abandone su loca pretensión de regenerar el sistema político, está siendo inmensa. En El País lo conminan para que acepte un desgobierno más de Rajoy. Muchos de sus antiguos compañeros, los que más han sobresalido, también quieren que ceda usted "por el bien de España". Los de Podemos no dicen a las claras que interese un gobierno del PP. Son más esquinados y lo que dicen es que, al final, el PSOE -por su naturaleza conservadora- se abstendrá dejando gobernar a Rajoy y otorgándoles a ellos la patente de la "verdadera" oposición. Decir que es inevitable y desearlo viene a ser lo mismo.

Por todo eso, está usted hoy solo y conviene que busque  apoyos porque va a necesitarlos. Cuente con el de Palinuro si de constituir gobierno alternativo al de Rajoy se trata. Y cuente también con el de los militantes de base de su partido y sus votantes. Palinuro no tiene nada que ver con usted ni con su partido al que, por el contrario, ha criticado muy duramente por el abandono de la oposición en la legislatura anterior. En buena medida, el marasmo actual de la izquierda debe achacarse a ese abandono de sus tareas que solo puede deberse a la cobardía de aceptar como válidas formas y contenidos que no lo son. Pero ahora es una situación de emegencia y se requiere rapidez.

Justo esa posición suya, señor Secretario General, es la que lo pone en todas dianas. Todos quieren que se muestre usted más "flexible" o sea, que claudique. Y lo hacen para tapar sus propias miserias y vergüenzas de haber entrado al juego de unos falsarios de la derecha, como siempre en España. A la hora de inquirir cómo sea posible que casi ocho millones de personas voten a favor de los corruptos es bueno recordar que serán ocho, diez, seis o uno, pero los corruptos son los corruptos y no merecen que se les facilite la tarea a base de prolongar la indignidad.

NO es NO, Secretario General, y todo el mundo de buena voluntad espera de usted que lleve a cabo su promesa de decir NO al neofranquismo y al expolio de España. La ocasión es única y no puede dejarse pasar. La razón por la que el PP goza aun de tanto apoyo se divide en tres momentos que dibujan la mentalidad y la cultura política de los españoles hoy día: la cobardía, inducida por cuarenta años de terror; el silencio como mecanismo de defensa; la resignación como corolario fatal de los otros dos. Cobardía, silencio y resignación. España no tiene arreglo.

Usted representa la última esperanza de ese arreglo, la de decir NO. Esté usted a su altura y se habrá ganado un lugar en la historia. Los nacionalistas vascos y catalanes ya le han cerrado la puerta en los morros al de los sobresueldos. Ahora solo queda que dimita y se vaya a su casa, dejándole paso a usted. Dos cuestiones para terminar:

Primera: no está nada claro que Rajoy se presente a investidura alguna. Pretende seguir en funciones hasta contar con mayoría absoluta porque es incapaz de fabricarla mediante pactos parlamentarios. El pájaro es además especialista en la marrullería y en bloquear lo que sea para salirse con la suya: lo hizo con el Tribunal Constitucional, bloqueándolo hasta que pudo manipularlo. Lo hizo con las pasadas elecciones autonómicas andaluzas. Tiene experiencia y es su estilo: someter al país entero a sus intereses personales. En realidad, en el fondo, es un golpe de Estado: el sobresueldos bloquea las elecciones, no responde ante el Parlamento y pretende controlar a los jueces. Un golpe de Estado y una dictadura encubierta de interregno democrático.

Palinuro entiende que debe usted sentarse a negociar con los nacionalistas vascos y catalanes y, por supuesto, negociar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Si tuviera usted una actitud más abierta y respetuosa con los derechos de las minorías nacionales todo saldría mucho mejor. Pero se entiende que, dada su mentalidad de nacionalista español clásico, no es de esperar que llegue a esa conclusión. No estaría de más, sin embargo, que empezara a hacerlo porque, al final, ese referéndum se hará.

Entre tanto es usted la última esperanza de que este desgraciado país no caiga, acobardado, silencioso y resignado en cuatro años más de la actual indignidad de un gobierno encabezado por quien no tiene ni de lejos categoría para ello.

Arte de coleccionista

El Caixa Forum de Madrid expone la colección Phillips de Washington. Una ocasión única porque ese afamado museo no se prodiga en viajes. Tampoco está toda, pero sí lo que hay de impresionista y lo que se ha bautizado con el ecléctico "modernos", un cajón en el que hay desde  cubismo hasta expresionismo abstracto, básicamente norteamericano. Se muestran flecos de otros estilos, singularmente clasicismo y romanticismo. Duncan Phillips, quien dio a la colección el empaque que hoy tiene, era un gran admirador de Delacroix, de quien hay varias piezas.

El factor personal es determinante en esta colección, más de lo que es habitual. Descendiente de una  estirpe de banqueros, Duncan Phillips heredó de su padre, prematuramente fallecido, la banca y su afición por el arte, pues fue él quien inició la colección. Además de banquero y coleccionista,  era crítico de arte y estaba casado con una pintora, todas ellas circunstancias que favorecerían una vida dedicada al placer  estético. Como coleccionista, como entendido, amateur, diletantte. Su labor ha sido espléndida, aunque muy desigual y eso se ve en la exposición. Algunas de las explicaciones de las obras acaban con comentarios y citas de Phillips. Y, la verdad, producen mala impresión porque son melonadas y vulgaridades dichas con facundia de experto, con mentalidad de coleccionista que pretende dar un sentido a su muestrario de obras, como un entomólogo clasifica sus insectos en cajas por órdenes siendo así que el arte escapa a todo atisbo de ley u orden.

Pero, olvidándonos de las vanaglorias mundanas, la visita es deslumbradora y algo inquietante. Lo primero porque contemplamos piezas únicas, representataivas, algunas célebres, de artistas afamados. Lo segundo, que uno tarda en identificar, por el carácter mismo de la exposición. No es monográfica de autor o estilo, ni retrospectiva; tampoco es temática. Simplemente se trata de una traslación de unas salas de un museo a otro lugar del planeta. Lo que se expone es un museo. Siendo así ya no se buscan vínculos ni influencias entre unos autores y otros; no se hacen comparaciones; se contempla cada obra en sí misma, como una unidad y se buscan referencias en los recuerdos. Algunos prolificos artistas invitan a ello, por ejemplo, Degas y sus bailarinas; o un retrato picassiano de Dora Maar, que aparece en muchas obras del malagueño; o la montaña Sainte Victoire, de Cézanne, el único motivo capaz de rivalizar con sus manzanas.

El coleccionismo lima las aristas potencialmente revolucionarias del arte. Casi al comienzo de la exposición encontramos obra del corrosivo Daumier y también de Courbet, uno capaz de dinamitar el orden social, pero que cuelga como trofeo de las paredes de la mansión de un banquero. Esa limadura se hace a base de reconocer la capacidad revolucionaria a toda el arte de San Lucas y no solamente la que exprese intencionalidad político-social. Revolucionario y communard fue Courbet (como Daumier), pero no menos reevolucionario fue Juan Gris de quien no consta actividad política alguna, pero metió la matemática en la pintura.

Hay muchas obras, aun siendo relativamente pocas, con gran variedad de temas. Muestras de Bonnard, Sisley, Monet, Utrillo y alguno de Barbizon contribuyen a que uno acreciente y enriquezca su visión del paisaje impresionista, rural y urbano, cosa importante porque era el tema el que determinaba el estilo. 

Se despide el visitante pasando por una serie de cuadros de norteamericanos que empiezan con una sorprendente pieza de Georgia O'Keeffe y en donde se advierte parte del espíritu del coleccionista: comprar obra de artistas que prometen, aunque aún no son en el momento de la compra, en la esperanza de que uno atine y el artista se imponga. Es el arte con mentalidad de inversor, aunque no de dinero sino de la íntima satisfacción del crítico de haber acertado. Por eso, las últimas imágenes que se muestran ya de salida, son de Pollock y Rothko.

divendres, 5 d’agost del 2016

La conjura de los necios

¡Qué barbaridad! ¡Cómo está el patio! El bueno de Sánchez -que parece tener fibra- debe de estar soportando presiones, impertinencias, chantajes, amenazas y homilías sin cuento. El bloque continuista ha perdido el Oremus. Sus componentes, el PP con Rajoy mucho Rajoy y muy Rajoy a la cabeza, la patronal, la Iglesia, los demás partidos políticos (Podemos incluido), los medios de comunicación al alirón (azuzados por El Pais) y los camisas viejas y vieja guardia del PSOE ya no saben qué hacer para evitar las terceras elecciones a base de aguantar un segundo mandato de ese extraterrestre que es el presidente de los sobresueldos.

La fronda del PSOE lanzó ayer un torpedo a la línea del NO de su partido con las declaraciones de Zapatero, pidiendo que se abra un diálogo interno sobre la abstención. Odón Elorza también se rinde a la abstención, aunque pone condiciones estrictas. Son pesos pesados y no desacreditados como lo están González, Bono o Rubalcaba. El llamamiento del PP, sin embargo, les hace un flaco favor porque da a entender que se ha forjado un consenso vergonzante con los socialistas de derechas que prefieren un gobierno de Rajoy ("aunque no lo merezca", dice González) a un gobierno de izquierda o unas terceras elecciones. En el consenso entra también Podemos. Su cabeza de lista en el País Vasco afirma que un gobierno de Rajoy es preferible a unas nuevas elecciones.

La centralidad política ha recaído manifiestamente sobre Sánchez, para desesperación de quienes iban a asaltar los cielos y ahora se encuentran en una posición de irrelevancia que puede incluso empeorar si se celebran nuevas elecciones.

En todo caso, no merece la pena detenerse en estas pequeñeces. Como tampoco lo es recordar por enésima vez que esto es un régimen parlamentario, con una lógica de mayorías y minorías; que corresponde al partido mayoritario articular un gobierno viable, para lo cual debe emplearse a fondo. Todo vale,  incluso el ridículo de inmiscuirse en los asuntos internos del partido de la oposición. Se descubre así por pura ineptitud el elenco de esta conjura de necios: Rajoy, González, Rivera, Cebrián, Rosell,  Iglesias, Zapatero y resto de barones quieren lo mismo: un gobierno del PP, un partido imputado en diversas causas por corrupción y presidido por un hombre que ha dado pruebas abrumadoras de no ser apto para el cargo.

NO es NO.

Un fragmento de la memoria

La Casa Encendida, en Madrid, tiene un concurso llamado Inéditos orientado a descubrir jóvenes talentos para comisariar exposiciones de arte. Estupenda idea. Una de las tres propuestas ganadoras este año tiene por título Madrid Activismos (1968-1982) y recoge documentación escrita, gráfica y audiovisual sobre la resistencia democrática del tardofranquismo y la transición. La exposición está comisariada con mucha pericia por Alberto Berzosa y contiene material de muy diversas fuentes, en especial del archivo del Partido Comunista de España (que fue el más activo en la lucha en aquellos años), pero también de otras entidades y de particulares. En este último caso se encuentran los prestados por mi amigo Ramon Adell, que tiene una de las mejores, si no la mejor, colección de documentos de la acción colectiva política en España contemporánea, desde la guerra civil.

La muestra aparece agrupada en cuatro categorías en que se estructuró la lucha antifranquista y la posterior de izquierda: el movimiento vecinal, las fábricas, las cárceles, las universidades y la calle. Para quienes hemos vivido aquellos años, la visita refresca experiencias, revive recuerdos, completa informaciones, esclarece dudas. Es muy útil. Para quienes no lo hayan hecho, puede servir como fuente de información bastante detallada que les permita hacerse una idea de aquellos años de forma directa, inmediata, plástica, no a través de meras lecturas.

Lo primero que destaca es la pobreza de medios. La movilización a partir del mítico 68 fue muy amplia, sobre todo entre estudiantes y obreros. Pero la represión seguía siendo asfixiante y muy eficaz. Casi toda la documentación es en blanco y negro; apenas se atisba el color. Las fotos son instantáneas de escasa calidad. Los periódicos, panfletos, octavillas, impresos por medios precarios, ciclostilados, multicopiados. Nada comparado con el lujo, el brillo, la abundancia de los medios actuales en la comunicación política.

Y, por supuesto, nada de televisión. Todos los medios de comunicación, impresos o audiovisuales eran uno solo sometido a la más rígida censura eclesial y franquista. Los grupos de la oposición, especialmente los comunistas y sus muy numerosas escisiones y grupos análogos, vivían en la clandestinidad. Llama la atención un manual del Partido Comunista de España (marxista-leninista) dedicado a exponer las normas del trabajo en la clandestinidad y cómo llevar a cabo la lucha ilegal. Impacta el término que hoy no se atreve a invocar ninguna de estas fuerzas políticas más o menos herederas de aquellas y por radicales que sean. Hoy nadie propone actuar ilegalmente. Quizá sea esta una medida de qué mayor grado de legitimidad tiene el régimen de la transición -por imperfecto que sea- en relación con la dictadura.

Los movimientos vecinales, los comienzos de un urbanismo democrático, las huelgas fabriles, la agitación sindical, las manifestaciones estudiantiles, los plantes de los presos políticos, hay una sucesión de noticias e imágenes de aquellos años que permiten ver su evolución desde la perspectiva de las luchas populares, desde abajo. Incluso se asiste al alborar de la conciencia ecológica y también de un feminismo radical y la lucha por los derechos de las minorías sexuales.

Lo que esta exposición documenta es la primera expansión de la conciencia democráticas en el último franquismo, la transición y los primeros años de la Monarquía, heredera de aquel. Está circunscrita a Madrid. En el resto de España la agitación democrática fue similar y en algunos puntos se añadían reivindicaciones nacionalistas que han tenido un largo recorrido.

Todo esto da que pensar y apuntala la hipótesis de que el franquismo fue el último (y fracasado) intento de mantener el Estado español en hibernación, animado por una idea de España que no comparte la mayoría de la población. El franquismo es el responsable último de la actual crisis constitucional española. Y sin posible arreglo. Un tercio de la población se niega a condenarlo. Y la lucha democrática sigue siendo muy precaria.

dijous, 4 d’agost del 2016

Todos contra Sánchez

El País sigue en la trinchera nacional-española, empeñado en que gobierne el Sobresueldos, el líder más desprestigiado, y con razón, de toda Europa. Quiere forzar la claudicación del PSOE. Es tal su inquina que hace unos días, Palinuro vaticinaba algún obús en forma de artículo de la Minerva de Cebrián. Ya está aquí, en forma de un nuevo editorial ominosamente titulado Callejón sin salida, como si fuera un film de la serie negra. Podría haberlo escrito Cebrián, aunque también algún otro columnista de la derecha. 

El eje de su razonamiento es culpar a Pedro Sánchez en exclusiva de la lamentable situación actual y hacerlo con argumentos poderosos. Es inadmisible, sostiene el articulista, negar a otro el gobierno sin tener una alternativa clara en ningún sentido. Pues sí, es cierto. Sánchez da pruebas de ser un bisoño, con escasa consistencia y más atento a sus intereses de carrera polítia que al bienestar de los ciudadanos. Pues sí, también es cierto. Sánchez es el solo responsable de que no haya gobierno. Eso no solamente es falso, sino que es una consigna del partido de los imputados y procesados que repiten todos a una como coros acusadores.

La trampa -perfectamente visible- del articulista reside en ocultar la reponsabilidad que en todo esto compete a Rajoy. Es él el designado y por tanto obligado a formar gobierno. Y debe hacerlo en las condiciones que hay; no en las que le gustaría. Si no lo consigue, habrá fracasado y le corresponderá retirarse y dejar paso a otro, en este caso, Sanchez. Únicamente en este momento dispondrá el socialista de margen de actuación; antes, no. Atacarlo antes de que pueda actuar, como hace El País es una muestra de juego sucio. No es el PSOE quien ha de facilitar un gobierno del PP, sino el propio PP... o dejar paso a otro.

Y ahí es donde ya se desborda esa pasión por el juego sucio que es marca de la personalidad de Rajoy, un hombre convencido de que decir la verdad (incluso "su" verdad) es un error estratégico pues lo obligado es mentir siempre. Tras las elecciones del 20D, escurrió el bulto y votó "no" a un gobierno alternativo, precipitando así las elecciones del 26J de consuno con Podemos. Ahora, a mes y medio de esas elecciones, sin añadir un  solo voto a sus 137 de partida, nadie sabe cuáles sean sus intenciones, mas por lo que se ve, conducen a abrir una crisis constitucional que se solapará con la que ya tiene abierta en Cataluña. Este hombre es un peligro nacional.

Es obvio que el único responsable de que no haya gobierno en España es Rajoy, que no está dispuesto a hacerse a un lado por el bien de su partido, por el bien de su Estado, por el bien de nadie. Es obviamente un caso de chantaje de un hombre a un país, al grito de "¡El caos o yo!", con el añadido de que, como en el chiste de Chumy Chúmez, él es también el caos. El caos, la corrupción, la incompetencia, el expolio generalizado, el caciquismo y el clientelismo más extremos. Y todo por su estrecho y exclusivo interés personal, al lado del cual la atención de Sánchez a su propia carrera es puro desinterés.

Pero de esto El País no habla. Carga la mano contra Sánchez, al que echa sus culpas y las de Rajoy y poco menos que lo conmina a hacer presidente a Rajoy so pena de lesa patria. Claro que no está solo en tan innoble empeño. Lo acompañan todo el frente conservador de la España eterna: la derecha política, económica, social, eclesiástica, mediática y militar y también dos aliados  externos: los dirigentes conservadores del PSOE -González, Leguina, Rubalcaba,  Corcuera, Bono, etc- más cerca del PP que de su propio partido y también los señores de Podemos. Estos están interesados en que el PSOE apoye un gobierno del PP porque, de este modo, prueba de modo fehaciente su crítica de que ambos partidos dinásticos son iguales y, además, así se evitan unas terceras elecciones que serían muy dañinas para los morados y, en cambio,se le abriría la posibilidad de realizar, por fin, el sorpasso, al ser la "verdadera" oposición.

Bueno, pues con todo y con eso y por muy bestiales que sean las presiones del establecimiento conservador, con El País a la cabeza, NO es NO.

Born to be Franco

La memoria histórica de la guerra civil y la dictadura de Franco sigue siendo materia muy sensible, comprometida, de muy difícil gestión. No debiera ser así si hubiera un acuerdo de fondo en el juicio sobre aquellos hechos. Pero no lo hay. Muy amplios sectores de la población, el partido del gobierno, las derechas en su conjunto, la Iglesia católica, el ejército, una abrumadora mayoría de los medios de comunicación la han interpretado durante casi ochenta años con una absoluta parcialidad, por entero favorable a los vencedores en aquel enfrentamiento e ignorancia de los vencidos. Las víctimas, sobre todo las victimas de los largos años de la dictadura, no han recibido compensación alguna, ni justicia, ni reconocimiento siquiera de su existencia. La historia la han escrito los victimarios y sus herederos hasta el día de hoy. Para ellos esa memoria es pasado y debe olvidarse cuanto antes. Pero para las víctimas y sus allegados, que se cuentan por cientos de miles, es un doloroso presente. No solo porque sus muertos siguen enterrados en fosas comunes y miles de sus hijos desaparecidos, sino porque al día de hoy, todavía viven en calles y plazas que perpetúan los nombre de los asesinos, residen en pueblos que llevan el nombre del dictador, pasan por delante de sus emblemas y recordatorios, oyen hablar de la Fundación Francisco Franco, saben de actos conmemorativos y de exaltación del golpe de Estado de unos militares sediciosos y de su sangrienta tiranía cuartelaria.

No, para sectores importantes del pueblo, la memoria histórica no es pasado, sino presente continuo. Pasado es para los franquistas, muy interesados en que no se hable de él, que no se recuerde, que se olvide y se sepulte como se sepultó en las cunetas a los cientos de miles de los republicanos asesinados durante la larga posguerra. Esa descompensación temporal entre el pasado y el presente explica por qué es inapropiado un argumento que suele escucharse para señalar la anomalía española: ¿alguien se imagina -dícese- actos de exaltación de los nazis, de Hitler, de los fascistas italianos en sus países? No, claro. ¿Por qué no? Por la razón apuntada. Esos homenajes al franquismo, esas misas solemnes por el alma del dictador, esos actos de autoridades locales de ensalzamiento de la dictadura brazo en alto honran un pasado de partido, guerrero, pero lo hacen en el presente. Son actos de provocación, para demostrar a los vencidos y a las víctimas que siguen siendo víctimas y vencidos. Todos los días salta un ejemplo. Hace unas fechas, un alcalde del PP mandaba construir un urinario de perros sobre la mayor zona de fosas comunes de asesinados por los franquistas en Málaga.

En días pasados el equipo municipal de Barcelona ha decidido abrir una exposición callejera de la memoria histórica enfrente del no menos histórico Born barcelonés. Se inaugurará en septiembre y una de sus piezas consistirá en una estatua ecuestre de Franco, que está medio oculta en los almacenes municipales desde que fuera retirada del castillo de Montjuich, en cuyos fosos se ha fusilado a mucha gente, señaladamente Lluís Companys. De inmediato se han formulado críticas (Alfred Bosch y Joan Tardà, de ERC, han pedido que se reconsidere el propósito), se han alzado voces airadas poniendo en duda la integridad de las convicciones izquierdistas de los regidores municipales y hasta tachado a estos de franquistas. Las acusaciones e insultos han arreciado cuando se ha sabido que, además, el consistorio se oponía al desfile de la Coronela de este año. Franco, sí; la Coronela, no.

Son acusaciones desmesuradas a juicio de Palinuro, si bien es cierto que la izquierda suele tener cierto síndrome de Estocolmo con la derecha y, muy afanosa de que no se la juzgue excesivamente radical, acaba haciendo concesiones a los usos simbólicos de sus adversarios. Quizá no sea este el caso por cuanto parece que la exposición quiere señalar la impunidad de los crímenes hasta la fecha. El primer teniente de alcaldesa, Gerardo Pisarello, ha publicado una explicación en Twitter en la que insiste en el valor pedagógico de la exposicion, para ilustrar del mal de la impunidad y la estatua del condottiero, con su caballo decapitado no tiene funcionalidad simbólica alguna sino puramente instrumental pues, razona Pisarello, está "descontextualizada".

Un punto de vista muy digno de tenerse en cuenta, pero nada convincente. La estatua no está "descontextualizada". El país, de Norte a Sur, reverbera de símbolos de la dictadura. En Tortosa, por ejemplo, el alcalde -referéndum mediante- acaba de salvar la vida a un monumento franquista que se alza en mitad del Ebro, en conmemoración de la batalla de ese río. En Melilla todavía está en pie una estatua del Comandante Franco, erigida en 1977, dos años después de su muerte.

La estatua estará "descontextualizada" en los estrechos límites de la exposición, pero no en el conjunto del país, Aquí sigue estando muy en contexto. Y muy mal, por cierto. Cosa tanto más llamativa cuanto la exposición se hace amparada en un programa más amplio que lleva el significatvo título de Pasado y Presente. O sea, como decía Palinuro más arriba, una memoria histórica que no es memoria ni es histórica, sino muy cruel e injusto presente.

Es buena la idea de que todos nos distanciemos del pasado, lo veamos con ecuanimidad, que procedamos como un país normal, capaz de compartir una común visión de nuestra historia. Es buena, pero impacticable porque España no es un país normal, en absoluto compartimos una común visión del pasado y ese enfrentamiento se traslada al presente. Las víctimas no quieren olvidar, sobre todo porque siguen esperando justicia. Y los victimarios no quieren recordar porque no están dispuestos a reconocer la injusticia cometida.

En esta situación de perpetuación del abuso no es una buena idea exponer esa estatua ecuestre, sobre todo porque, con el jaleo que se ha armado (y viene bien como publicidad) el recordatorio se convertirá en un foco de conflictos.

dimecres, 3 d’agost del 2016

Nervios y abusos

El País está realmente belicoso. Cabe esperar alguna soflama de Cebrián, poniendo a Sánchez cual no digan dueñas a cuenta de su obstinación en no hacer lo que el supremo interés de España reclama. Es preciso dejar gobernar a la derecha, como exigen Rajoy, la propia derecha (la de dentro y la de fuera del PSOE), los empresarios, la Iglesia, el orfeón mediático, Podemos, la Troika y, es de suponer, el club Bildeberg. La pretensión es tan demencial que resulta patéticamente española: el supremo interés de España es dejar el gobierno a quien ha destrozado el país. 

 Algunos se ponen tan nerviosos que se desnudan en público, como si fuera un frenesí de purificación. Si las cosas siguen así, en unas terceras elecciones, "vamos a votar a Rajoy todos los españoles"  dice... Leguina que, obviamente, no ha mirado los resultados electorales en Cataluña.

La cuestión candente son las cada vez más probables terceras elecciones y a quién se le echará la culpa si se celebran porque todos dicen rechazarlas. La opinión general es que, si hay elecciones, el PP puede llegar a la mayoría absoluta y Rajoy parece actuar dando por supuesto este supuesto. Pero también puede ser producto de la voluntad de las fuerzas vivas de hacernos tragar un gobierno del Sobresueldos en cuanto se pueda.

Leo bienintencionados estudios demoscópicos según los cuales, el resultado de las terceras elecciones será idéntico al actual pero jibarizado: todos a la misma distancia unos de otros, pero con menos votos. Es posible. Más que un sondeo, es una proyección de sentido común. 

Pero nada en este proceso es de sentido común; nada es normal y yo no me fiaría un  pelo de ningún sondeo. Me resulta muy dificil creer que los de Podemos se vayan de rositas en las terceras elecciones, después de sus continuas meteduras de pata. Pero no seríamos congruentes si descartáramos sin más que suban en votos. Cosas más raras se han visto.

Precisamente porque el resultado de las elecciones está abierto es una alternativa mucho mejor que permitir otro gobierno de Rajoy en donde abierto no hay nada. No hay nada ni abierto ni cerrado. Nada.

NO es NO.


El tren no para

Ayer recibieron los interesados, Puigdemont, Junqueras y otros, sus respectivas amonestaciones por las que el Tribunal Constitucional los previene de las consecuencias de sus actos si se obstinan en desobedecerlo. Se dieron por enterados y reiteraron por boca del MH que solo se consideran obligados por la voluntad del Parlament y por la de nadie más. 

Las cosas están muy claras. El tren a la independencia  no se para. Puigdemont recuerda al maquinista de La general. Él, a lo suyo, a la hoja de ruta. Su discurso es rotundo. Ya pueden las instancias del poder recordar que mayores incumplimientos abrirán la vía penal. Son actitudes de intimidación que solo actúan con quien se deja intimidar. Y no es el caso.

La tensión política crece. En este contexto, el editorial de El País de ayer, Suspensión unánime parece escrito por el ABC o La Razón por el modo torticero de presentar los argumentos y la agresividad hacia Carme Forcadell. Casi no parece ni un editorial, sino una diatriba de parte. Si por El país fuera, Forcadell ya estaría en la cárcel.

Este clima de confrontación servirá sin duda para calentar la Diada de este año en el espíritu de los anteriores. Después de la Diada, llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. Si, como es de suponer, la gana con honores, quedará expedita la vía a la DUI.

Es asombroso que ni el gobierno central ni la oposición lo vean.

dimarts, 2 d’agost del 2016

Accidentes del trayecto

Una vez más, el Tribunal Constitucional ha cumplido los deseos del gobierno y ha tomado una decisión en menos de veinticuatro horas. Pero astutamente no ha respondido a todos los requerimientos del ejecutivo. Ha suspendido, sí, la decisión del Parlamento catalán que precisamente se había adoptado en claro incumplimiento de una prohibición previa del alto órgano del Estado, pero no se ha dirigido a la presidenta Forcadell, como se le solicitaba. Suspender un acto que en sí mismo es nulo, según decisión previa de la autoridad suspensiva, suscita cierta perplejidad. Pero nada más. El resto de circunstancias que rodean estos hechos suscita más bien indignación y desconsuelo a partes iguales.

De aquí a septiembre tiene la presidenta Forcadell para informar sobre el procedimiento seguido y, es de suponer, para alegar lo que desee. De aquí a septiembre también podemos encontrarnos en la tercera campaña electoral y con un grado de enconamiento del conflicto catalán sin par hasta la fecha. Ahí es donde el tribunal tendrá que actuar por la vía de la inhabilitación y/o imposición de una multa a Forcadell. Y con un gobierno en funciones cada vez más claramente interesado en fomentar una situación de inestabilidad y zozobra en beneficio propio y teniendo un concepto muy amplio de "beneficio".

La voluntad de los indepes catalanes es manifiesta. Lo dice Puigdemont: obedecer, sí, pero al Parlamento de Cataluña, no al Tribunal que suspende sus decisiones y se arroga la competencia de fiscalizar sus actos en el momento en que se ponen en marcha. Vistas así las cosas, la cuestión es saber si con su actuación el Tribunal más que suspender el proceso independentista no está acelerándolo.

NO. Última palabra

Según noticias, Rajoy va a la reunión con Sanchez dispuesto a negociar un centenar, nada menos, de puntos del acuerdo entre el PSOE y C's que él mismo, junto a Pablo Iglesias, rechazó en la frustrada investidura del socialista. Algo tan absurdo solo puede entenderse como resultado del firme propósito de seguir gobernando con el programa de la oposición. Ya hace falta tener poco amor propio y mucho al cargo. El de los sobresueldos no quiere irse ni por prescripción facultativa a vida o muerte. Esta berroqueña voluntad de permanencia nos da una idea del valor de las débiles y timoratas peticiones de dimisión que se le hicieron en la legislatura anterior. Este no se va. Tendrán que echarlo.

Al parecer, Sánchez está dispuesto a que su interlocutor aclare cuáles son sus intenciones contando con el NO del PSOE, cuándo piensa presentarse a la investidura. Es decir, tiene intención de cortar la marrullería del otro quien, antes de irse, está dispuesto a convocar terceras elecciones. Por eso dio orden al Tribunal Constitucional de que actuara contra Carme Forcadell y advirtiera a Carles Puigdemont, para provocar un aumento de la tensión y la confrontación con Cataluña que justificara medidas excepcionales, como esa gran coalición con la que sueña como Moisés con la tierra prometida.

Rajoy no puede dar una sola señal de regeneración democrática, de restauración de las instituciones, de voluntad negociadora con Cataluña porque él es el principal responsable de la degeneración democrática, el descrédito de las instituciones y la exarcebación del contencioso territorial en España al punto de la ruptura. Que lo es lo demuestra ese abyecto afán de gobernar a toda costa, aunque sea con el programa del adversario. Tamaña carencia de dignidad política no se veía por estas latitudes desde los tiempos de la bofetada de Calomarde.

NO es NO. El país necesita otro gobierno con otro presidente y con urgencia. Uno que sea interlocutor con Europa y con Cataluña con suficiente respaldo parlamentario. Si no se consigue, mejores son unas terceras elecciones que una prolongación del mandato de un gobierno presuntamente corrupto por los cuatro costados, inepto y fracasado, cuyo único punto fuerte es la desfachatez a la hora de mentir.

dilluns, 1 d’agost del 2016

Carme Forcadell como símbolo

A raíz del referéndum informal del 9 de noviembre de 2014, el gobierno español instó a la Fiscalía a proceder penalmente contra el entonces presidente Mas y las consejeras Rigau y Ortega. Como pieza aparte, el diputado Homs en análoga situación. El viernes, ese mismo gobierno, con el mismo presidente y a la vista de la aprobación del comienzo del proceso constituyente en Cataluña, pide al Tribunal Constitucional que proceda contra la presidenta del Parlamento catalán.

Es típico de las autoridades desconcertadas, nerviosas e incompetentes responder precipitadamente, sin prever las consecuencias de sus actos y hacerlo por la vía de la represión, en virtud de su carácter autoritario. Desconcierto y nervios provocados por su animadversión a cualquier votación democrática. No es admisible que la gente en la calle vote según le parezca o que lo hagan sus representantes o delegados en las instituciones cuando lo estimen pertinente.

El estallido de furia de la derecha gobernante a raíz de la votación es un mecanismo psicológico muy elemental propio de los códigos disciplinarios de las que Ervin Goffman llama "instituciones totales", como los cuarteles, las cárceles, los hospitales. Ante un comportamiento colectivo opuesto a las directrices del mando, lo encargados, los vigilantes, buscan un culpable, una cabeza de turco con el fin de dar un escarmiento. Singularizan a un solo individuo para castigarlo en público y de este modo cunda el ejemplo. Hacer comprender a estos funcionarios franquistas que un Parlamento democráticamente elegido no es una institución disciplinaria es imposible. No valoran la función simbólica de los órganos representativos porque no sienten respeto por ellos y los tratan como negociados de la administración a cuyos responsables se puede expedientar por incumplimiento del deber. No hay más que ver a quién han puesto al frente del Congreso de los Diputados, una especie de jefa de negociado que cumple la ley última de Peter de ser promovida al nivel máximo de su incompetencia.

Quienes así piensan, deberían proceder contra los órganos colegiados por la vía política, no la judicial. Una vez aprobada la norma, recurrirla en inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. ¡Ah, no! No hace falta esperar tanto, se nos dice. La ley de ese tribunal le permite actuar avant la lettre a instancias del gobierno. De este modo, el Tribunal pasa a ser una agencia del poder político habiendo resucitado una especie de control previo de constitucionalidad de las leyes para lo que guste el ejecutivo. Igualmente autoriza al Tribunal Constitucional a proceder contra las personas, obligándolas al cumplimiento de sus decisiones mediante multas, procedimientos de inhabilitación y, eventualmente, dando traslado a la jurisdicción penal. Es decir, Carme Forcadell puede tener un futuro judicialmente proceloso.

Por descontado que todo esto solo sea posible merced a una reforma ad hoc del año pasado en la citada Ley del TC, impuesta por el rodillo del PP, no es algo que suscite escrúpulos en la derecha para quien la ley es materia de obligado cumplimiento para todos menos para sí misma que la cambia a su antojo y sin consenso siempre que le interesa. En este contexto se entiende que, cuando la derecha responde al independentismo que es preciso cumplir la ley razona en función de sus interese; cuando lo hace la izquierda, no se sabe en función de qué intereses razona, ni siquiera si razona.

Pero Carme Forcadell no es una jefa de negociado ni el Parlamento de Cataluña una subdirección general de un ministerio, sino un órgano legislativo, representativo y que se considera a sí mismo soberano. Esto hace que su respuesta a la decisión que hoy tome el TC solo será ignorarla porque no puede admitir una interferencia de ese calibre en sus atribuciones. Mientras Forcadell se atenga al reglamento, lo que el gobierno central puede hacer es impugnar el reglamento o los actos de la Cámara y, por supuesto, poner en marcha lo previsto en el art. 155 CE. Lo demás es abuso de poder por muy amparado que esté formalmente en una chapuza legal de última hora que nadie acepta. Es decir, de seguir el Tribunal en sus trece y el Parlamento en los suyos, ya tenemos el primer conflicto institucional grave en el que choca una legalidad apañada con un argumento de legitimidad en el que el Parlamento catalán basa su actuación. Es decir, la política, de la que estos gobernantes no entienden nada, igual que no entendía Franco.

Por eso escribía ayer Forcadell un artículo en Punt Avui titulado L'hora de la política más o menos con estos argumentos.

Pero la solidez de la figura de la presidenta no reside solo en sus argumentos, sino en su valor simbólico. Forcadell representa hoy la dignidad de un pueblo. El intento del gobierno de reprimirla y doblegarla es el de reprimir y doblegar el independentismo catalán. Y esa es la política, un ámbito en el que juega la fuerza moral de las personas. La ética y la estética de unas convicciones.

"Aunque no lo merezca"

Dice Felipe González que el PSOE debe votar "no" a Rajoy en primera vuelta y abstenerse en segunda para dejarlo gobernar, aunque no lo merezca.

Es verdad que las baladronadas de Podemos sobre la "nueva política" que iba a barrer la "vieja" han sido eso, baladronadas propias de cazadores bisoños que venden la piel del oso antes de cazarlo. El resultado de esa tormenta de verano de la política de Podemos no es una vuelta a la "vieja política" sino, como se ve, a las prácticas más anquilosadas del corrupto turnismo del siglo XIX. Y eso es algo inaceptable. Invocar los intereses de España, la estabilidad, etc., para justificar la vuelta al cabildeo más lamentable del bipartidismo no cuela así como así. ¿Puede alguien que no sea un consumado charlatán de la política justificar que se vote "no" a un partido y un programa y 48 horas después ese "no" se convierta en una abstención que equivale a un "sí" vergonzante? Bien está que el PSOE no haya sucumbido al ataque de Podemos de ser un ayudante/cómplice del PP. Pero sería dramático que fuera él mismo quien demostrara ser tan felón y claudicante como Podemos lo presentaba. Eso quizá no importa mucho a Felipe González cuya visión de la política probablemente está ya teñida del tacitismo que suele acompañar a las canas y las ilusiones perdidas. Pero es esencial para Pedro Sánchez si no quiere que su esfuerzo regenerador de la socialdemocracia se quiebre en las covachuelas de los pactos y las alianzas de conveniencia.

La desgraciada intervención de González se hace notar más por ese cinismo resignado de aunque no lo merezca. Así se termina de dibujar una escena de cambalache entre bambalinas en la que se trafica con los votos obtenidos, haciéndolos servir para causas que los votantes jamás aceptarían, por muchas encuestas que encargue El País.

NO es NO.

diumenge, 31 de juliol del 2016

La crisis constitucional

Antes de que este nuevo disparate siga adelante en forma de bola de nieve, conviene parar un poco, enfríar los ánimos y ver las cosas con perspectiva.

La reacción del gobierno de instar procedimiento penal contra Forcadell es extemporánea, disparatada y abre una vía de confrontación que a saber. Es cosa de su carácter autoritario, desde luego, pero tremendamente inepta. Si el gobierno cree que el Parlamento de Cataluña ha aprobado (cuando lo haga) una norma anticonstitucional, recúrrala en tiempo y forma. Esta decisión de mandar a los jueces al comienzo del acto es preventiva y, por tanto injusta. Se nos dirá que está prevista en la reciente reforma de la Ley del Tribunal Constitucional. Y las leyes se cumplen. ¿Se entiende ahora por qué es tan hipócrita contraponer el cumplimiento de la ley a las pretensiones soberanistas catalanas? Esa ley de reforma es injusta. Es peor que injusta pues desnaturaliza al Tribunal Constitucional al convertirlo en ejecutor de sus propias decisiones que, dada su naturaleza, son las del gobierno. Configurar como delito la admisión a trámite de propuestas legislativas que el Tribunal Constitucional ha prohibido de antemano es una perversión del juego de los poderes del Estado. Faculta al Tribunal a condicionar el contenido de las materias de que puede tratar un Parlamento y eso es algo insólito.

Esta forma autoritaria de actuar lleva directamente a la confrontación en un terreno explosivo, en el que una parte, el gobierno, entiende habérselas con un problema de orden público, código penal y represión y la otra, la Generalitat, plantea una voluntad de ruptura no de la ley sino de la legitimidad del conjunto. Es previsible la inestabilidad y hasta confrontaciones de gravedad. No es inhabilitando a Forcadell como van a arreglarse las cosas para el gobierno ya que, detrás de ella vendrá otra u otro que hará lo mismo. La solución solo puede ser inhabilitar al Parlamento mismo. Pero eso no puede hacerse.

Así, con ánimo constructivo, cabe hacer una propuesta antes, en efecto, de que el disparate siga adelante. La propuesta parte de la formación de un gobierno en España alternativo al del PP. Uno en cualquiera de sus dos variantes, con o sin C's y sin o con los indepes catalanes. Ese gobierno podría ofrecer a la Generalitat una tregua en las hostilidades institucionales. Habilitar un plazo durante el cual ambas partes se abstuvieran de medidas conflictivas y buscaran de común acuerdo en una mesa de negociación algún tipo de solución. De encontrarse esta, podría luego someterse a la aprobación del Congreso y a referéndum en Cataluña. Un referéndum con dos opciones: la propuesta acordada en negociación o la independencia. Para el gobierno español representante del Estado, sería una estrategia de minimax y, para la generalitat, una de maximín.

Torcer la mano a Sánchez

La verdadera confluencia se da hoy entre todos los interesados en que siga gobernando Rajoy al frente del PP. Obviamente, el mismo Rajoy, repudiado por todos las demás líderes. Por supuesto, las fuerzas sociales y económicas que respaldan a la derecha. Y la Iglesia. Y los medios de comunicación. El ejemplo de El País es ilustrativo. Metroscopia encuentra que la mayoría de los socialistas, tal como sostiene su periódico editorialmente, está en contra de lo decidido por su Comité Federal y repetido por su líder.

Que NO es NO.

El presidente de los sobresueldos carece de toda autoridad y prestigio. Su ejecutoria es terrible. Su gobierno está plagado de ineptos cuya obra legislativa se divide en cuatro grupos: a) las leyes que el mismo gobierno hubo de retirar, por ejemplo, la del aborto; b) las normas que los tribunales le anulan, por ejemplo, las tasas judiciales de Gallardón; c) las que los organismos encargados se niegan a aplicar, por ejemplo, la LOMCE; d) las que él mismo se declara dispuesto a derogar a cambio de una coalición de gobierno, por ejemplo, la Ley Mordaza.

La fabulada recuperación económica es un mito. El país está prácticamente quebrado. Las pensiones penden de un hilo. Si el paro se reduce es a costa de aumentar la precariedad. En puertas, un nuevo recorte de 10.000 millones de euros que saldrán de las famélicas legiones.

El sistema democrático está hecho unos zorros; las instituciones, cuestionadas por su parcialidad; los poderes del Estado bajo mínimos en todos los conceptos; no se respeta la independencia judicial; el gobierno no acepta el control del Parlamento; el Parlamento no tiene gobierno que ejecute unas decisiones que, además, tampoco toma. El partido del gobierno está procesado en lo penal por diversos conceptos y la corrupción no solo es su modus operandi si no también su modus vivendi.

La cohesión territorial del Estado ha saltado por los aires y el gobierno, al igual que las fuerzas parlamentarias de la oposición no sabe qué hacer.

En estas condiciones, no es de recibo presionar al PSOE para que cambie su decisión de voto negativo a la abstención. Y menos de recibo que lo hagan destacados socialistas que, lo quieran o no, al presionar por la abstención, están de hecho eligiendo al PP por encima de su propio partido. No al Estado. Al PP.

Porque si el PSOE se se abstiene y facilita el gobierno de este presidente y este PP, tiene un futuro electoral sombrío. Precisamente, esa presión para que el PSOE se abstenga viene también de Podemos. De forma esquinada y retorcida, como siempre, pero indudable. Podemos no dice que el PSOE deba facilitar el gobierno del PP "por el bien de España", como algunos de esos destacados carcamales socialistas. Lo que dice es que el PSOE acabará absteniéndose porque, en el fondo, es lo que quiere por aquello de la socialdemocracia traicionada etc., etc. De lo que se trata es de arrinconar al PSOE de ayudante del PP, erigirse en la única oposición y aplazar el sorpasso a las siguientes elecciones que ya no serán inmediatas y, por lo tanto no amenazan tanto peligro.

Los partidos son sujetos colectivos y actúan como los individuales. Igual que los individuos, a veces, se suicidan, lo hacen los partidos. Si el PSOE se abstiene, se suicida.

Solo tiene dos salidas: encabezar un gobierno alternativo al de Rajoy (cosa que este debiera facilitar teniendo la elegancia de retirarse del todo, como supo hacer Artur Mas en su momento) o ir a nuevas elecciones inmediatas.

NO es NO.

dissabte, 30 de juliol del 2016

El Estado contra Cataluña

La ratita hacendosa que vicedesgobierna en funciones este infeliz territorio, muy seria y digna, anuncia su intención de empapelar a la presidenta del Parlament de Cataluña. Solicita el correspondiente informe de “afinación” a la Fiscalía para cuando esta haya terminado de “afinarle” los presuntos al frustrado embajador del Opus-sección española en el Vaticano.

Por mucho que la Fiscalía “afine”, es imposible que esta colección de romos funcionarios franquistas entienda una pizca de política democrática, actividad que le produce vértigo. Este puñado de ineptos con ínfulas de Conde-Duque de Olivares, abogados del Estado que creen que este no es más que una cadena jerárquica en la que el mando da las órdenes y los demás cumplen con servil premura, solo puede gobernar mediante rodillo parlamentario y decreto ley, por imposición y tentetieso, que es lo que han mamado en sus casas. En cuanto el panorama se complica, los senderos se bifurcan y el personal muestra sus diferencias, ya no saben qué hacer y recurren a lo único que se les ocurre en su raquítico repertorio: la policía, los tribunales, la cárcel. Como Franco, Franco, Franco, que es lo único que entienden.

La ratita hacendosa y su jefe, el registrador de la propiedad, confunden el Estado con su partido, igual que el movimiento nacional era el Estado y la carrera en el uno era la carrera en el otro: se era jefe de centuria, presidente de la Diputación, gobernador civil, jefe provincial del Movimiento, secretario de Estado, ministro, siempre por orden del Caudillo, se obedecían sus órdenes y ahí acababa la política.

Estos fantoches del más rancio fascismo español en línea biológica o doctrinal son esencialmente incapaces de entender el alto valor simbólico de una magistratura al frente de una cámara representativa de origen democrático. Para ellos, el Parlamento, cualquier parlamento, es como las Cortes de Franco: una cámara de aplausos y su presidente o presidenta cualquier inútil en premio a los servicios prestados inclinando la cerviz. Nada más ilustrativo y claro que comparar a las dos presidentas, Carme Forcadell, mujer forjada en las luchas de la sociedad civil por la independencia a la altura del cargo que ostenta y Ana Pastor, una gris funcionaria al servicio del mando, que hace lo que le ordenan, escurre el bulto cuando toca dar la cara y rebaja el cargo a la altura de una subalterna.

La segunda generación de franquistas, hoy al mando, incapaz de entender la política democrática como sistema de institucionalización civilizada de conflictos, pretende resolver estos por la vía penal porque, creyendo que los demás son como ellos, se arredrarán cuando vean aparecer a los alguaciles. Abren así en su incompetencia e ignorancia definitivamente el último tramo que conducirá a Cataluña a la independencia. Un fracaso más de España como nación solo atribuible, como todos los anteriores, al carácter oligárquico, caciquil y profundamente estúpido de sus clases dominantes. 

Y, sin embargo, no es difícil verlo. El relato de la independencia de Cataluña es un crescendo dialéctico que, por limitarnos a los últimos años, muestra el siguiente cambio de cantidad en calidad: 

Tesis: Desprecio al Parlament al "cepillarse" el proyecto de Estatuto de 2006.
Antítesis: Desprecio a la voluntad popular en referéndum mediante sentencia del Tribunal Constitucional.
Síntesis: Consulta del 9N y elecciones referendarias de 27S con mayoría independentista.

Y, ahora, segundo ciclo:

Tesis 2: Nuevo desprecio (y ataque) al Parlament en la persona de su presidenta.

Los demás pasos vendrán a continuación. Estos funcionarios franquistas ignoran que detrás de Carme Forcadell hay 72 diputados y, detrás de los 72 diputados, millones de ciudadanos. Más incluso de los que los votaron porque, ante un ataque tan obvio a la par que imbécil a una magistratura popular y nacional, muchos electores de otras fuerzas juntarán las suyas con la parte agredida.

Es decir, como siempre, el recurso a la represión es el que enciende la llama de la rebelión.

El primer panopticón: Ramon Llull

Estupenda exposición en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona sobre Ramon Llull, comisariada con gran competencia por Amador Vega Esquerra y titulada con evidente intencionalidad La màquina de pensar. Digo intencionalidad porque orienta y acota la profusa, desconcertante, exuberante, a veces fantástica capacidad de reflexión y producción intelectual de este laico asimilado a franciscano y filósofo del siglo XIII/XIV a su implícito proyecto de fabricar lo que hoy llamaríamos una regla universal del pensar, un lenguaje planetario y a las huellas que esta pretensión ha dejado en distintas manifestaciones artísticas a la largo de la historia y en el siglo XX. Al respecto, la exposición aporta pruebas y elementos contundentes y muy reveladores de los que me quedo en especial con los documentos sobre las referencias de Juan-Eduardo Cirlot, el del Dau al Set y el diccionario de símbolos y Arnold Schönberg, quien pudo haber caído en la idea del dodecafonismo por influencia de la visión integral de la escala de los seres llulliana.

No estoy muy seguro de que, en conjunto, la exposición resulte del todo convincente en establecer un puente entre la obra de Llull y el pensamiento/realidad reticular contemporánea. Probablemente por mi falta de capacidad. Me propongo asistir a alguna de las visitas guiadas que realiza el comisario cuando regrese a Barcelona y estoy seguro de me ilustraré mucho más. Tengo una imagen tridimensional de Ramon Llull que, probablemente, esté llena de lagunas. La exposición documenta por vía de curiosas recreaciones en vídeo la biografía al uso del sabio "catalán de Mallorca", como él mismo se llamaba, y que descansa esencialmente en el relato autobiográfico que  hizo a unos frailes predicadores que lo recogieron para nosotros. Esa historia, necesariamente incompleta, nos presenta una biografía de resonancias paulinas:

En primer lugar, el joven noble aficionado a las trovas galantes, la vida cortesana y ligera, experimenta repentinamente hacia la treintena una súbita conversión que ya lo orienta el resto de su larga vida (más de cincuenta años más) a la elaboración de su doctrina, su obra evangelizadora y su teoría de integración de los saberes. De ahí resalta sobre todo la famosa historia con el moro que Llull compró (como él mismo dice) para que le enseñara la lengua arábiga y lo que pasó después, que es una verdadera lección de usos y mores de la época.

En segundo lugar, el doctor sutil, experto en saberes medievales y filosofías aristotélicas, heredadas (y combatidas) a través de Averroes, con las preocupaciones propias de la época de la baja Edad Media y albores del pensamiento renacentista, específicamente las relaciones entre razón y fe y su síntesis a través de esa ars combinatoria. El sabio la fue perfeccionando, arreglando, retocando a lo largo de su vida con la finalidad de expansión de la "verdadera fe" mediante razones necesarias, esto es, incontrovertibles. En esa expansión a todos los horizontes de un saber integral, Llull ocupa un lugar intermedio en la gran trilogía medieval del pensamiento catalán: Ramon de Penyafort (de quien Llull recibió algún consejo) y Arnau de Vilanova, a quien no parece que llegara a tratar pero en cuyo misticismo muy probablemente influyó.

En tercer lugar, el reformador de reglas, viajero incansable, hombre de acción, que pasa su vida de corte en corte y ciudad en ciudad y no solamente Roma, Montepellier, París, Génova, sino también lugares más peligrosos in partibus infidelium, a donde se sentía llamado con fines de predicación y evangelización, igual que otro famoso tocayo suyo (y de palinuro), Ramon Nonato, iba a la conversión de los gentiles. Me atrevería a considerar a Llull en este capítulo no tanto un adelantado del pensamiento de redes como un verdadero especialista en comunicación y, sin empacho alguno, quizá el primer propagandista de la historia si tenemos en cuenta que la propaganda aparece, precisamente en el seno de la iglesia católica, para propagar la fe

La idea de que la conjunción de las tres culturas, cristiana, musulmana y hebrea debe articularse en un lenguaje universal en el que los cristianos puedan definitivamente convencer a los otros pueblos de sus verdades "necesarias", pertenecen al mismo propósito: una combinación de signos, figuras, números en una máquina de razonamiento general. Ese que también lo llevó a embarcarse para pasar al Irán cuando se enteró de que el Gran Kan tártaro lo había conquistado, solo para interrumpir su viaje a la altura de Chipre, al comprobar que la noticia era falsa. Allí, sin duda, aprovechó para hacer amistad con el gran maestre del Temple, con lo que ya estaría servido que la leyenda posteriormente vinculara su nombre con el incalificable proceso que el Papa y Felipe el Hermoso hicieron a los templarios con fines expoliatorios.

Bienvenida sea esta exposición para completar la fragmentaria visión que solemos tener de Llull, deudora sobre todo del hecho de que sus obras más leídas, si muy felices, desde luego, poco tienen que ver con el ars combinatoria, esto es, Blanquerna, Felix y el libro del amado y el amigo que ya se anuncia en Blanquerna. Palinuro siente, además, una especial devoción por el libro del orden de caballería, uno de los primeros de su producción y del género, por cierto, en donde se aprende grandemente sobre la moral caballeresca.