dimecres, 14 d’octubre del 2015

Queremos no es podemos.


No. Querer no es poder, salvo para Dios, según los teólogos, pues le basta con desear algo para que en un solo acto ese algo sea real. Los mortales sabemos por amarga experiencia que entre el querer y el poder media siempre un tiempo que puede llegar a la eternidad. Palinuro, por ejemplo, siempre ha querido ser guapo, sabio y rico y hételo aquí feo, ignaro y pobre como las ratas. No; querer no es poder y por más que crees una asociación, club o grupo llamados "Podemos", no estarás más cerca de tu objetivo que si este fuera el horizonte.

Hace unos días, pasadas las elecciones generales, Pablo Iglesias repetía su muletilla preferida, a modo de macro de Word: "nosotros salimos a ganar". O sea, que quiere ganar. Dicho con desparpajo, como si lo diera por seguro. Ayer, sin embargo, Carolina Bescansa, quien parece menos enemistada con la realidad, decía que, en estos momentos, Podemos no está para imponerse en las elecciones. Sin embargo, aseguraba que trabajarán intensamente para ganarlas en diciembre. Claro, no va a ser la Casandra de la jefatura ni a dejar en ridículo a su líder. Fundamenta su juicio transitoriamente negativo en una encuesta propia, encargada por Podemos, que refuta de plano la de Metroscopia del domingo para El País y dibuja un resultado distinto a esta: da ganador al PP con un 27% del voto y hace empatar a C's, el PSOE y Podemos en un confuso pelotón entre el 19 y el 21%. Obviamente, uno de los dos sondeos tiene que ser falso, aunque también pueden serlo los dos. Imposible es que ambos sean ciertos. Así que el lector elegirá y lo hará, sin duda, por preferencias subjetivas. Las mismas que usan los de Podemos cuando vierten dudas sobre los sondeos ajenos  pensando que no afectarán a los suyos.

La expresión de salimos a ganar, en su aparente contundencia, no pasa de ser una tontería. ¿O es que alguien entra en  una competición, la que sea, a perder? Solo los que hacen tongo, pero esos no cuentan. Claro que tampoco es una tontería mayor que las proferidas por el mismo Iglesias en la reciente campaña catalana, en la que no ha parado de decir disparates. Con el resultado de que la responsable de Podemos, Ubasart, ha presentado la dimisión siendo la que menos de estos ha dicho porque no le han dejado abrir la boca.

¿Enseñanzas del castañazo sin paliativos de las elecciones catalanas? Ni una. Ayer, este líder inasequible al dislate soltaba otro mayúsculo al pedir por carta un debate a cuatro en TV con Rajoy, Sánchez, Rivera y él mismo, para darse pote. Muestra así otra vez ese fondo autoritario, de mala fe, despreciativo, arrogante y hasta cruel que parece ser su verdadero carácter. En su línea de maltratar al pobre Garzón, más infeliz que un  niño de Dickens, lo ignoró sin contemplaciones (aunque los dos declaren compartir fraternalmente la misma trinchera), como hizo con el candidato de UPyD. Al fin y al cabo, él juega en primera división, según el sondeo de su amiga Carolina Bescansa. Y, ya embalado, potenció el dislate, ignorando también a los nacionalistas, muchos de los cuales pueden enseñarle el catón de la democracia y el respeto al adversario.

Y como, en política, tus meteduras de pata son puntos que se anotan los demás, hasta Sánchez -quien tampoco es precisamente un Churchill- le dio una lección declarándose dispuesto a debatir con quien quisiera y sobre lo que quisiera. Eso es elegancia, habilidad, quedar bien y no como un parvenu provinciano, envidioso de los grandes, como los Verdurin del genial Proust. 

dimarts, 13 d’octubre del 2015

Gentuza.


Las redes sociales son los canales por los que fluye la información hoy. Los más veloces, más diversos, más contrastados y fáciles de contrastar. Y, dentro de las redes sociales, Twitter, bastante más rápida que FB y con capacidad para organizar campañas. Por ejemplo, esta que extraigo del twitter de @manueljarias animándonos a votar en diciembre para echar a esa gentuza. Pero en la foto faltan muchos, algunos muy importantes en esta asociación de presuntos malhechores que llevan más de veinte años enriqueciéndose de forma irregular o ilegal. Cabría conceptuarla como una forma de delincuencia organizada, una especie de banda de ladrones que parasita el país, lo ha hundido en una crisis sin precedentes a base de saquearlo y a punto está de fragmentarlo gracias a su fabulosa incompetencia. Vamos a incluir algunos de los nombres que faltan. Ponerlos todos fuera imposible.

Falta Aznar, responsable político del gatuperio e iniciador de la burbuja que nos ha traído aquí. Falta igualmente su señora, Ana Botella, responsable de una gestión municipal en Madrid tan caótica, despilfarradora, ruinosa, ridícula e incompetente que hizo buena la de su antecesor en el cargo, el monaguillo Gallardón.

Por supuesto, falta Rajoy, también responsable último del desaguisado y cuya irreprimible tendencia a la mentira y el embuste lo ha llevado a intentar engañar a la Comisión europea con unos presupuestos inventados con el único fin de no perder demasiado en las próximas elecciones y ver si aún cabe afanar algo más.

Falta Aguirre, cuya capacidad de cazatalentos está por comprobar, mientras que la de cazamangantes, la ha demostrado con creces al rodearse de auténticos perillanes de la Gürtel, de la Púnica o que esquilmaban el erario público en modo free lancer desde un gobierno dedicado literalmente al pillaje. 

Cospedal, auténtico flagelo de Castilla La Mancha, que debiera tener lugar de honor en la orla al señalar que han trabajado denodadamente para saquear el país. Un lapsus freudiano que no deja lugar a dudas sobre la dedicación de la doña manchega.

Blesa quien, como el rey Midas, convertía en oro cuanto tocaba y se metía en el bolsillo, sin escatimar prebendas a sus compadres de todo el espectro político gracias a las tarjetas black con cargo, como siempre, a los contribuyentes.

Rouco Varela, el sumo sacerdote franquista, apandador de recursos públicos para pagar medios de comunicación dedicados a insultar a los demócratas.

Trillo y Pujalte, los dos pintorescos murcianos que redondeaban ingresos con unas asesorías regiamente pagadas y hechas de palabras, de esas que se lleva el viento.

Wert, autor de una ley de educación que no piensa aplicar nadie y que, en merecida compensación, goza de un retiro áureo en París, siempre a costa del contribuyente.

Fabra, el del aeropuerto para peatones; Fernández Díaz, el de las condecoraciones a las vírgenes; Soria, el que ha privatizado el sol; Montoro, protector de presuntos defraudadores; Arenas, el campeón en vivir opíparamente del erario y sin ganar una sola elección; Floriano, el del brillante verbo; Hernando, el de los modales exquisitos; González Pons, el del milagro de los panes y los puestos de trabajo. La lista es larga.

Faltan los intelectuales orgánicos del régimen, apoltronados en las reales academias, dedicados a justificar el latrocinio general por el bien de la raza, a tanto alzado la línea.

Faltan también los 144 tertulianos de RTVE a razón de 150 a 300 euros por aparición y performance. La legion  tebana nada dispuesta al sacrificio pero sí a inventarse la realidad y hacer propaganda del gobierno.

Y, por supuesto, faltan los cientos de asesores y enchufados que pululan por los despachos, sin cualificación alguna y con salarios increíbles, entre deudos, amigos, parientes y chusma sin oficio pero con mucho beneficio.

Que el país tiene que prescindir de los servicios de esta tropa es un requisito de supervivencia.

La cuestión está en averiguar quiénes vendrán en su lugar. Ahí está el problema. 

El 68. La patria es el exilio.


Gran exposición de fotos del checo Josef Koudelka en la Fundación Mapfre de Madrid. Muestras de casi todos sus amplísimos trabajos. Apoteosis del blanco y negro y la gama de grises, el mejor territorio en que la fotografía puede resistirse a la pintura, pues ignora el color. Testimonio de una vida errante, creación de un nómada, de un apátrida. Su última exposición el año pasado en Los Ángeles se titulaba Nacionalidad incierta.

Koudelka (Boskovice, Moravia, 1938) iba para ciudadano ejemplar de la República Popular de Checoslovaquia en donde estudió ingeniería aeronáutica. Trabajó una temporada en su profesión hasta que dos acontecimientos relacionados le cambiaron la vida para siempre. En la primera mitad de los sesenta dejó la ingeniería y se dedicó a la fotografía a tiempo completo, comenzando a hacerse un nombre como fotógrafo de teatro. Este subgénero tiene sus peculiaridades. No es foto de estudio porque el artista no controla lo que sucede en el escenario o en los camerinos, pero tampoco es espontánea porque los temas y situaciones se repetirán mientras duren las representaciones y el fotógrafo puede escoger lo que más le cuadre. Las imágenes de esta época en la exposición son muy curiosas y testimonio de lo seriamente que se toma el teatro la gente en Praga. El segundo acontecimiento es que la invasión de Praga por las tropas del Pacto de Varsovia (o sea, por los rusos, con algunos extras alemanes, polacos, etc) en agosto de 1968, le cogió en la capital de Checoslovaquia.

Acababa de regresar de un largo viaje por otros países de Europa oriental a los que solía ir a fotografiar gitanos Estaba acumulando material que luego, debidamente seleccionado, formaría su exposición y su libro Gitanos, un verdadero estudio de antropología  cultural. Cuando los tanques rusos llegaron a Praga, Koudelka se echó a la calle e hizo cientos de fotos de los acontecimientos: los soldados soviéticos, los carros de combate, la resistencia pacífica de la población, los ciudadanos checos, las manifestaciones, las protestas, todo. Esas fotos salieron a escondidas de la República Popular gracias a los recursos de la agencia Magnum, de la que Koudelka pasaría a formar parte más tarde. Gracias a ellas, publicadas de forma semianónima, como fotos de "P.P." (Prag Photographer) por temor a las represalias, sabemos lo que pasó aquellos días en la capital, cuando el ideal de la solidaridad socialista saltó por los aires. El visitante en la exposición podrá ver algunas de las imágenes más famosas y difundidas de aquella invasión.

Valiéndose de un truco burocrático Koudelka consiguió salir de Checoslovaquia a primeros de los setenta y pidió asilo político en Gran Bretaña. Su país le retiró el pasaporte y él anduvo viajando sin domicilio fijo, durante los siguientes quince años, dando tumbos por España, Irlanda, Gran Bretaña, Francia. Las fotos itinerantes de este nómada incorregible en la exposición son muy llamativas porque no se ajustan a género alguno, pero tienen una impronta personal inconfundible. Por fin consiguió la nacionalidad francesa a mediados de los ochenta, lo cual le permitió regresar ocasionalmente a su país aunque, para entonces, ya era imposible que se hiciera sedentario. Por eso, continuó su peregrinación sin rumbo fijo y siguió produciendo imágenes y publicando libros monográficos, como Exilios o Wall, sobre el muro israelí en Cisjordania.

Dos facetas más de este apátrida sin remedio tienen cabida en esta estupenda exposición: la foto artística o de creación, como la que ilustra el post, muestras inquietantes de una visión del mundo que recuerda mucho la de otro checo famoso, Kafka, cuyo personaje más característico se llamaba como el fotógrafo, Josef K. La otra, la más reciente serie de fotos en vista panorámica, Caos, que retrata la tierra en su inmensidad y el destrozo que en ella causamos los humanos. Estos han desaparecido de la imagen y solo queda la ancha tierra en la que habitan. 

dilluns, 12 d’octubre del 2015

El sondeo y el mosqueo.

Ayer no se comentó aquí el sondeo de Metroscopia para El País porque, no siendo urgente, pues quedan más de dos meses para las elecciones, también estaría bien escuchar los comentarios de las partes implicadas. Son los dichos y juicios con los que se inaugura esta precampaña y campaña electoral y, según sean luego los resultados, a lo mejor quedan para la historia.

En el PP dan por perdida la mayoría absoluta y tratan de reducir los daños. Según algunos de sus propios expertos, un resultado por debajo de 140/130 diputados obligaría a Rajoy a dimitir. Tengo la convicción de que no hay nada en la tierra que obligue a dimitir a Rajoy. Quizá una conspiración de palacio en su propio partido, pero eso es impensable en las condiciones actuales. Los estrategas avizoran un pacto con C's y, por lo que pueda pasar, ya aseguran que la figura de Rajoy es innegociable. Si hay que decirlo, malo. Un pacto con C's es plato de poco gusto para los conservadores pero la posibilidad les permitirá concentrar sus ataques en el PSOE, al que Rajoy considera el verdadero rival, por mucho que quieran serlo los de Podemos, porque es el que puede desplazarlo de La Moncloa. Y La Moncloa es lo único que interesa a este lector del Marca.
 
Ciudadanos lleva una cadena de victorias y, habiendo triplicado su intención de voto en Madrid en este año, puede aspirar sin desmesura a ganar las elecciones, a ser el más votado. Solo le separan dos puntos del PSOE.  Es una perspectiva casi revolucionaria en las formas. Ya se vería si también en los contenidos. El resultado de C's en Cataluña ha sido espectacular y ha adquirido curiosamente un marchamo español que, supone, lo propulsará en España frente a un PSOE que también está en clave nacionalista. Rivera es un pepero catalán, una combinación muy afortunada que los electores españoles parecen dispuestos a apoyar en parte por desconocimiento y en parte por desesperacion. Lo que no preocupa a Ciudadanos es Podemos, como tampoco a su partido nodriza, el PP. Los respectivos resultados de Podemos y C's en Cataluña permiten olvidarse ya de los morados y concentrarse en los socialdemócratas.

Podemos tiene que renovar el discurso. El fiasco catalán, causante de la dimisión de Ubasart, los ha dejado perplejos, como si no se lo esperasen, cuando fueron a meterse en un jardín, como reconoció luego Iglesias al decir que estaba "en otro país". Si, y en otra galaxia. Tan perplejos que han querido aclararse con una carta abierta en la que prueban que no han entendido nada y van a perseverar en ello. Desconfían del sondeo de Metroscopia y afirman, orgullosos, que salen a ganar. Hablan para su cortijo, no para la gente o los votantes. Informar de que se presentan a unas elecciones con ánimo de ganarlas es algo ridículo. Por supuesto. No conozco a nadie que salga a perder. Es un discurso anticuado, propio del universo de IU y único en el que salen a perder las elecciones porque son "cenizos". Podemos quiere ganar, no confía en los sondeos y también irá contra el PSOE.

El PSOE aparece en cabeza, con una ventaja de una décima sobre el PP, dos puntillos de nada de C's y bastantes más de Podemos que aún no hacía mucho, ya había vendido su piel y aspiraba a competir de tú a tú con el PP. La situación del PSOE lo convierte en objeto del ataque concentrado de todos los demás. Es curioso: los otros partidos no auguran confrontaciones entre ellos. Parece como si se hubieran puesto todos de acuerdo para atacar a los socialistas. Estos harán bien en denunciar la situación en el curso de la campaña: somos la única y verdadera alternativa ya que es la que todos los demás atacan. Es un argumento con fuerza que aparenta tener la que no tiene la actual dirección socialista. Los hados sonríen a Sánchez. No es tan ligero de cascos como sus dos rivales emergentes ni tampoco tan lento, plúmbeo e inútil como su adversario de La Moncloa. En definitiva, al ser el objetivo de todos los ataques, Sánchez adquiere una pátina de legitimidad y un carisma del que hasta la fecha ha carecido. Per aspera ad astra.

Letras, colores y sonidos
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El Centrocentro de Cibeles tiene una exposición titulada Ignacio Zuloaga y Manuel de Falla, historia de una amistad muy interesante. Quizá no puede hablarse propiamente de "historia de una amistad", puesto que esta sugiere una relación constante, mantenida en el tiempo y no parece haber sido el caso, sino que los contactos entre Falla y Zuloaga fueron esporádicos, aunque muy intensos, habiendo llegado a convivir en alguna ocasión. La propia exposición da noticia de que, a partir de la colaboración de ambos en El retablo de Maese Pedro, sus contactos fueron distanciándose hasta cesar. No podía ser de otro modo. Debieron de romper a raíz de la guerra civil. A sus más de 65 año, Zuloaga fue un falangista y franquista extremo de primerísima hornada. Tiene, precisamente, un cuadro hagiográfico de Franco en uniforme falangista, aferrado a una inmensa bandera rojigualda y, pasada la guerra, continuó gozando del reconocimiento público en la España de Franco, mientras que Falla murió en el exilio, en Buenos Aires, que él había escogido voluntariamente porque, no siendo republicano ni de izquierdas (de hecho, colaboró con Pemán en componer una canción del campo franquista en 1937), siempre pudo regresar a España, en donde se le había prometido una pensión que nunca quiso.

La exposición trae noticia de las cuatro ocasiones en que el músico y el pintor colaboraron, con abundancia de documentos, cartas, fotografías, partituras, muy diversas imágenes y objetos. Para mi gusto, lo más interesante es la muestra de cuadros de Zuloaga, un par de desnudos, los retratos de Falla y otra producción muy característica suya, tipos segovianos, paisajes, calles del País Vasco, lo suficiente para admirar la fuerte impronta de Goya en el pintor de Eibar, cuyo culto por el de Fuendetodos lo llevó a comprar y restaurar su casa natal.

La primera vez que coinciden Falla y Zuloaga es en 1913, con motivo del estreno de La vida breve en París, para la que el vasco pintó los decorados. ¡Malhaya el hombre, malhaya, que nace con negro sino! ¡Malhaya quien nace yunque, en vez de nacer martillo!, el leitmotiv de la ópera cuadra con el carácter de los dos artistas y su visión de España que es la que arrastra el drama del 98.

La segunda, un intento fracasado en 1920 de colaborar en algún tipo de escenificación de La gloria de don Ramiro, de Enrique Larreta. Literatura, pintura y música. La combinación hubiera sido muy fecunda, pero se frustró por las desavenencias entre Zuloaga y Larreta. Por lo demás, comprensibles. Larreta era un autor modernista (como modernista era la música de Falla) y, en consecuencia, tenía una actitud elitista y estetizante. Su novela relata una historia de dos Españas en la vida de don Ramiro: la mística, ascética, castellana, propia de Avila y la mundana, relajada, sensual, exótica, propia de los alrededores moros y de su amante Aixa, mientras que Zuloaga estaba hecho de una pieza, para él solo había Ávila, Castilla, España y la unidad de religión y raza. Tenían que chocar. Larreta se hubiera llevado mucho mejor con el Falla del Amor brujo.

Hay una curiosa tercera vez con motivo de un concurso de Cante Jondo que se organizó en Granada en 1922, en el que se empeñó personalmente Falla, pidiendo la colaboración de Zuloaga y en el que participaron muchos artistas e intelectuales de la época, Garcia Lorca, Gómez de la Serna, Edgard Neville, Ramón Pérez de Ayala, Santiago Rusiñol, etc. Zuloaga contribuyó con unas decoraciones y un premio de 1.000 pesetas para una variante del cante y anunciado con un telegramas esrito en parte en caló.

La cuarta y última y más provechosa colaboración se dio en 1928, con el estreno del Retablo de Maese Pedro en París. Zuloaga pintó decorados e hizo las figuras que habían de aparecer como muñecos en el guiñol así como otras, deliciosas, de tamaño gigante que representan a Maese Pedro, el ventero, don Quijote y Sancho. Otra vez la literatura y en concreto el teatro mezclado con la música y la pintura. Y una mezcla muy curiosa por cuanto el Retablo de Maese Pedro es una pieza de teatro de marionetas dentro del propio teatro del Retablo administrado por el tal Maese Pedro que no es otro que el galeote Ginés de Pasamonte, el que le robó el rucio a Sancho, asunto que no solamente alteró al fiel escudero sino también al propio Cervantes.

En España hasta el modernismo se alimenta del Siglo de Oro.

diumenge, 11 d’octubre del 2015

Contra Cataluña.

Mi artículo de hoy en elMón.cat sobre el intento del gobierno central de someter a Cataluña por el chantaje y el boicoteo, primeros pasos antes de pasar a mayores violencias. Esta es la versión catalana y, a continuación, incluyo el original en español:

Objetivo: doblegar Cataluña.

Hace unos días un sabotaje paralizó el AVE Madrid-Barcelona. Fue la policía quien así lo llamó. Claro y rotundo: sabotaje. Ahora solo falta saber quién lo perpetró pero son pocas las dudas, ¿verdad? Hay alguien interesado en sabotear la independencia catalana, el proceso catalán, todo lo catalán. Y no hace falta indagar mucho para saber quién y calibrar los recursos de que dispone para ello, que son ingentes, pues son los de todos, incluidos los de los propios catalanes. Los saboteadores tradicionales del Estado español son especialistas en machacar a sus adversarios con los recursos de sus víctimas.

Según El País, verdadero Alcázar de este nuevo y ridículo Movimiento Nacional compuesto de exrojos achacosos y arrepentidos, los planes económicos de la Generalitat “alarman al empresariado”, ente mitológico tan evanescente como “los mercados”. Cuando ese empresariado pide despido libre, eliminar el salario base, suprimir las cotizaciones, terminar con las vacaciones pagadas o que los trabajadores despedidos devuelvan los salarios cobrados, sus siervos, los intelectuales orgánicos del capital y El Escorial, no alzan la voz por encima del nivel de su cobardía. Al fin y al cabo, se trata de la que puede caer en Cataluña si los catalanes se obstinan en ser libres y romper el aciago destino de España: ¡incurrirán en las iras de los empresarios, los mecenas de estos plumillas complacientes!

La consigna en Madrid es diáfana: hay que romper el espinazo a Cataluña, quebrar la resistencia de los catalanes. ¿Qué se han creído estos? ¿Que puede uno librarse de la pesada y estúpida carga del nacionalismo español de los andrajos y la fanfarronería? La consigna de amedrentar, asustar, amenazar, insultar y, llegado el caso, sabotear o algo peor circula por las sedes de los partidos, las tertulias audiovisuales plagadas de esbirros, las redacciones de la prensa falangista, las fundaciones, las sacristías, las dependencias administrativas de un gobierno tan vacío de dignidad como lleno de ladrones y de un consejo de ministros compuesto por franquistas de estricta obediencia.

El erario no está para administrarlo prudentemente en beneficio general sino para robar a manos llenas y, con lo que reste, financiar las campañas del miedo, sobornar voluntades y pagar actos de sabotaje. Una o dos de esas agencias de rating, chiringuitos de robaperas para jugar con el crédito de las instituciones según sus propios intereses y los de sus clientes, ha subido la nota de los títulos españoles y bajado la de los catalanes. Con la misma justificación con que habrían hecho lo contrario si hubieran sido los catalanes los que las hubieran pagado en vez de los españoles.

El caso es machacar Cataluña, augurarle las penas del infierno, vilipendiar el independentismo y amenazar con traer a Mas cargado de cadenas a esta corte de pandereta y programas cutres en prime time como hicieron los romanos con Vercingétorix. El mismo periódico que antaño presumía de independiente sin serlo jamás, El País, publica un editorial en contra de una opción que ha ganado limpiamente unas elecciones y de un hombre, al que ya solo le falta pedir que lo linchen o, más caritativamente, que lo encierren en un frenopático. Quien haya perpetrado esa vergonzosa pieza amparado en el anonimato es un pobre hombre a quien no le queda ni alma que vender al diablo.

Y eso es el nacionalismo español sedicentemente civilizado, el que dice respetar los derechos de los catalanes a la diferenciación, siempre que no exageren, claro está. De lo que rebuznan los demás, esa manga de analfabetos bramando en las ondas y pagados opíparamente con nuestros impuestos no merece la pena ni hablar.

El próximo martes, 13, el Rey visitará Cataluña. Es el día en que comienzan las declaraciones de l@s tres imputad@s de la Generalitat ante el TSJC, Rigau, Ortega, Mas. Cabría decir que en España la política va por un sitio y lo judicial por otro, pero sería mentira. En un país en el que el ministro de Justicia administra los tiempos procesales y, encima, presume de ello en la prensa, esa aparente separación es tan falsa como un discurso de ese mismo Rey o las estadísticas del gobierno que defiende. Felipe VI va a Cataluña a darse un baño de gloria mientras el presidente electo de los catalanes es forzado a comparecer ante los jueces por haber permitido que su pueblo expresara su opinión. Es un intento más de humillación y es de esperar y desear que sean muchos más los catalanes que acompañen a Mas que los que vayan a aplaudir al Borbón, por muchos autobuses que fleten en el ministerio del Interior y más bocatas que repartan entre los jubilados.

Te comprendo, Mariano.

Hasta en tu partido quieren que te vayas. Te acusan de ser un fracasado, de haber perdido casi la mitad de los votantes, de ser un estorbo, de tener la calificación popular más baja de la historia de la democracia. Quieren que dimitas, ahueques el ala y dejes el puesto a otro que pueda evitar la catástrofe que se avecina, salve algunos muebles y no se pierdan todos los escaños.

Pero yo te comprendo, Mariano. Sé que tu pundonor te haría dimitir fulminantemente ante tan injusto ataque. Pero tu sentido de la responsabilidad te lo impide. Si con todos los medios de comunicación convertidos en voceros tuyos, de tu gobierno y partido, no has podido evitar que la opinión pública te vea ccon la imagen que tienes, de presunto corrupto y mangante, incompetente, marrullero, mentiroso e imbécil, ¿cómo se te vería si, dimitiendo, perdieras la protección de esos medios? ¿Qué imagen tuya proyectarían si fueran medios libres? No, no puedes dimitir.

Quien te nombró con su poderoso dedo, tuvo que elegir entre un imbécil y un ladrón. Eligió al imbécil y ahora nadie te lo agradece. Figúrate que hubiera sido presidente de España el ladrón. Estaría dándonos lecciones de moral a todos.

Con gran perspicacia te has rodeado de gentes iguales a ti: ladrones, necios, fanfarrones, corruptos, para que nadie pueda decirte nada. ¡Y quieren que lideres la lucha anticorrupción! Precisamente tú. Te comprendo perfectamente. Son ganas de fastidiar y poner a la gente en un brete.

Tus amigos Bárcenas y Rato también te comprenden muy bien y están apostando por estrategias distintas, a ver cuál de los dos sale con menos pena de cárcel, Bárcenas tirando de la manta, por si así te asusta y lo ayudas. Rato, manteniendo la disciplina del silencio de la omertá, por si, agradecido, le echas una mano en sus apuros procesales. Sin duda, el ministro Fernández Díaz obedecía órdenes tuyas cuando recibió al presunto delincuente en el secreto y la intimidad de la confesión.

Muchos quieren que expliques los sobresueldos, los presuntos viajes, corbatas, ternos completos estilo Camps a cuenta de la Gürtel. Es gente desmedida que solo pretende amargarte la vida. Pero tú ya explicaste que sí, que en el PP se pagaban sobresueldos como en cualquier empresa -de esas que, según tú, generan empleo- por razón de la productividad, y nadie negará que la máxima productividad en el partido te corresponde a ti. En cuanto a las minucias, corbates, trajes y algún viajecillo, ¿acaso no explicaste ya que todo era falso excepto "alguna cosa"? Pues estas son las cosas, fruslerías que no deben impedir el ascenso de la gran nación a la gloria inmortal de la mano de un caudillo de casino provincial.

Te comprendo, Mariano. Tu fe en las virtudes de las privatizaciones en pro del bien común te llevó a pedir que también se privatizara el registro de la propiedad, a pesar de que los registros son públicos por definición. Por si podías rebañar algunos eurillos aprovechando tu profesión. Pero tus enemigos protestaron y te viste obligado a renunciar a tan justa apropiación, con lo que quizá en el futuro no llegues a fin de mes.

La gente, la miserable gente, ese manojo de envidiosos de los hijos de buena estirpe, quiere que vayas al Parlamento a dar explicaciones porque sabe que, en estos trances, muestras tu peor imagen cuando, en lugar de hablar, balbuceas excusas incomprensibles. No te quieren, Mariano.

Y peores son quienes desean verte en la TV y en directo, con lo majo que apareces en plasma. Estos son ya sádicos y pervertidos que suelen apostar a cuántas veces se producirán los guiños según la cantidad de patentes mentiras que tengas que decir.

Tus peores enemigos que, además, van por la vida de demócratas, tolerantes y abiertos, pretenden que dialogues con los catalanes. ¡Con unos tíos que hablan dos, tres y, en el caso de Mas, cuatro lenguas cuando tú no hablas correctamente ni la tuya! ¡Dialogar con los catalanes, que entre otros motivos, quieren separarse de España porque la gobiernas tú! De verdad, es indignante.

Te critican por leer el Marca. Gente descomunal y fementida que hace como que ignora que no lees ni el Marca porque, según tú mismo confiesas, te lo quita tu hijo, que debe de ser el otro intelectual de la familia.

Los votantes religiosos de tu partido, un hatajo de fanáticos y sectarios, quieren que te pronuncies claramente por la fe (pues te ven blandengue) y prohibas de una vez el aborto, como hacen los hombres de bien y no los granujas escurridizos. Parece mentira que no entiendan lo difícil de tu situación: tú, que no crees en nada salvo en tu bolsillo, te ves obligado a poner caritas devotas y hacer como que rezas.

Otro buen puñado de enemigos tuyos se concentra en el extranjero. Cuando apareces en cualquier ciudad de la vieja Europa, la antiespaña, que nunca ceja, desempolva la Leyenda negra, sin querer reconocer que, aunque lo desees firmemente, tú y los tuyos sabéis que los tiempos no están ya para quemar viva a la gente o asesinarla sin juicio y enterrarla en fosas anónimas en las cunetas de nuestras carreteras.

Te comprendo, Mariano. Te acusan de ser un inútil, causante de la ruptura de España. Pero eso no es cierto. Tú mismo has dicho en alguna ocasión que no eres responsable del aumento del independentismo en Cataluña. 

Desde luego, no eres responsable del independentismo. No eres responsable de nada. Eres un irresponsable.

El arte en la torre de marfil.

La fundación Mapfre ha tenido el acierto de montar una interesante exposición retrospectiva sobre Pierre Bonnard, un pintor injustamente minusvalorado. Viene tal cual del Museo d'Orsay en París y es muy completa, con muestras muy importantes de toda la larga y provechosa vida del artista (1867-1947). Sus comienzos fueron livianos, orientados a la decoración y la ornamentación, para las cuales se había preparado, hizo algunas incursiones en el terreno de la ilustración de textos. Embelleció la de los poemas de Verlaine, trabajó para la Revue blanche, iluminó asimismo la figura teatral de Ubú Rey en un libro de 1918 de Ambroise Vuillard sobre Le père Ubu a l'aviation. Su modelo era el kakemono japonés y por eso se ganó el apelativo del nabis más japonés.

Nabis (profeta en hebreo y árabe) era el nombre que adoptó un grupo de pintores a fines del XIX y primeros del XX y que, procedentes del impresionismo, trataron de imponer un nuevo estilo a base de utilizar de forma distinta el elemento esencial de aquella otra corriente: el color. Por eso es muy difícil y, a veces, perfectamente inútil, distinguir entre impresionismo y postimpresionismo. En cualquier caso, en el grupo (Félix Valloton, Maxime Dethomas, Aristide Maillol, Paul Sérusier, Edouard Vouillard, etc) había de todo, incluso simbolistas.

Bonnard desarrolló desde el principio un estilo y temática inconfundibles. Con poca línea y una técnica más dada al sfumato pintó el mundo de la vida cotidiana de la gente normal en sus quehaceres más habituales. Añadió paisajes, bodegones, pintura callejera y retratos. No pintaba del natural, sino que hacía estudios y así construyó una obra sólida y de muy amplia gama. Prácticamente renunció a la perspectiva, pero empleó con frecuencia encuadres poco convencionales. Lo había aprendido de la fotografía, de la que fue entusiasta desde los primeros momentos de la nueva técnica. Una de las vías por las que también podemos detectar en él la que quizá sea la influencia más poderosa, la de Degas y no solamente por la composición sino por la temática. En la pintura de Bonnard abundan los desnudos, casi todos de su novia y más tarde esposa Marie Boursin, quien cambió su nombre al más aristocrático de Marthe de Méligny, pero no solo de ella. En el tratamiento de estas formas la presencia de Degas es permanente.

Bonnard viajó mucho a lo largo de su vida, sobre todo en su etapa más juvenil. Visitó varios países europeos, entre ellos, España, pero es escasa la huella que estos periplos han dejado en su arte. Este se concentra en los aspectos íntimos: desayunos, baños, paseos, reuniones. A veces estas escenas aparecen tratadas con cierta reserva e ironía, como el magnífico grupo tarde burguesa (1900), que se encuentra en la exposición.Pero, en general, la pintura de Bonnard trasmite una impresión de recogimiento, cercanía al mundo cotidiano y distancia respecto a temas más generales. Por ejemplo, es llamativo que, habiendo el artista pasado por dos guerras mundiales, la primera y la segunda, que fueron tan mortíferas y dislocaron en profundidad el mundo europeo, ninguna de ellas haya dejado huella en su obra, si no ando equivocado. Ni rastro. Como tampoco lo hay de ningún otro factor social. Todo son familias, jardines, apacibles paisajes, alguna marina, retratos, calles de París o de otras ciudades francesas. 

Solo en una ocasión hubo un acontecimiento trágico en la anodina existencia de Bonnard y que lo implicaba directamente: en 1925 contrajo por fin matrimonio con la mujer y modelo con la que vivía desde mucho antes, la citada Marthe. La decisión empujó al suicidio a su amante Renée Monchaty. Esta complicada relación con su duro desenlace sí debio de impresionar al artista durante largo tiempo, antes y después del suicidio y, si se miran con atención los cuadros con figuras humanas, se intuye en ellos una tensión, una resignación y un fatalismo vital que no puede olvidarse. Los desnudos de Marthe en la bañera trasmiten una fuerte melancolía y el cuadro hombre y mujer (1900), igualmente en la exposición, esta impregnado de soledad y falta de comunicación y entendimiento antes que de la felicidad de la existencia.

Bonnard se autorretrató muchas veces, sobre todo en la última parte de su vida. La exposición trae tres magníficos ejemplares de este tipo de pintura, el autorretrato como boxeador (1931) y los dos últimos de 1945, el autorretrato en el espejo y el que recoge su imagen con ojos de negro, como cuencas vacías, podría decirse que encarando ya la muerte. Esta actitud algo abrumada y transida de tristeza contrasta con su última producción, llena de alegría y colorido en grandes temas de carácter arcádico que pintaba para amigos y relaciones con mucho dinero.

Buena exposición de un artista que vio pasar su tiempo con sosiego y solo quiso mirar lo que le apetecía ver.

dissabte, 10 d’octubre del 2015

La lucha por la vida en el Mediterráneo.


Javier de Lucas (2015) Mediterráneo: el naufragio de Europa. Valencia: Tirant lo Blanch. (155 págs.)
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Para los países ribereños, el nuestro entre otros, el Mediterráneo es un mar muy especial. No es un océano, pero tampoco es un lago grande. Es eso, un mar aristotélico, es decir, un mar del justo medio, de la proporción áurea, un mar equilibrado, un mar europeo. Lo llevamos tan en el fondo de nuestras identidades culturales que, a veces, nos lo hemos apropiado. Los romanos lo llamaban mare nostrum y los españoles, mar español. En torno a él se ha fraguado la civilización europea, la ciencia, el comercio, la filosofía, la religión. Lo hemos cruzado incontables veces, para predicarnos o combatirnos o esclavizarnos o liberarnos los unos a los otros. Él es la cuna en la que hemos aprendido el nombre de las cosas, a contar, a nombrar los días y los meses, a narrar, a mentir, a fabricar nuestras leyendas. Odiseo es un héroe europeo, pero también los almogáraves, Juan de Austria, Andrea Doria, Eneas, los cruzados, Solimán el Magnífico. Todos son nuestros. Somos hijos del sol, del azul del cielo y la mar y el producto de mil fábulas en las que hemos crecido.

Así que cuando, al comienzo de este interesante libro escrito por un jurista que es medio poeta, se nos dice que el Mare Nostrum es la mayor falla demográfica de Europa (p. 13) y que se ha convertido en una de las aguas más peligrosas del mundo, sentimos profundo desasosiego. Nuestro Mar no ha sido nunca una balsa complaciente, desde luego, pero tampoco una cloaca en la que bandas de criminales realizaran sus inhumanos negocios. Ni siquiera cuando lo surcaban naves de terribles piratas de la Berbería. Algo ha cambiado en él; una nueva circunstancia se ha extendido a costa del sufrimiento de miles y miles de seres humanos en busca de asilo y refugio. Y nosotros, los Estados europeos, ribereños o no, que hemos presumido siempre (unos más que otros, desde luego) de ser tierras hospitalarias, lugares de asilo y protección, nos hemos convertido en cómplices de lo que la historia acabará considerando uno de los mayores genocidios puesto que nuestras políticas en la materia ignoran y pisotean tres derechos que el autor llama repetidamente "elementales": a) el derecho a no emigrar; b) el derecho a emigrar; c) el derecho a instalarse en otro país (p. 16). Hemos hecho realidad el dictum de Agamben y nos hemos instalado en un estado de excepción permanente (p. 19)

De Lucas nos advierte de que somos nosotros los interpelados: de te fabula narratur. El desafío migratorio es global (p. 28) y no nos es ajeno, aunque, nos empeñemos, como dice Balibar , en erigir fronteras internas de nuestras democracias (p. 33). Las respuestas políticas llevan para nuestra vergüenza a la construcción de un espacio de un "infraderecho", un "limbo jurídico" cuyo emblema son los CIEs (p. 37).

El Mediterráneo es hoy una gran frontera. En realidad, una resurrección del viejo limes romano: del lado de acá, nosotros; del de allá, una turbamulta oscura y amenazadora, compuesta de bárbaros o pordioseros, ¿qué más da? Con mayor frialdad de docente, de Lucas detecta cuatro errores en nuestra visión, en la ingenua esperanza un poco psicoanalítica de que, si somos capaces de ver nuestros fallos, empezaremos a corregirlos: a) los inmigrantes no son conscientes de los riesgos; b) son meras víctimas de los traficantes; c) los países de tránsito (Túnez, Turquía) tienen capacidad o interés para contener la inmigración; d) la lucha contra las redes de traficantes es la única política eficaz; e) no hay que exagerar el efecto llamada de nuestras políticas (pp. 49-51).

Los inmigrantes y los refugiados son los parias entre los parias. Las claves para construir políticas migratorias eficaces y legítimas es recuperando la relación entre Estado de derecho, democracia y solidaridad (p. 44). El fin es construir un Estado de derecho global, universal, como lo quería Kant, en una gran federación de Estados (p. 61). Debe haber una "solidaridad abierta", suscitada por una idea del derecho de asilo como Urrecht (p. 65). La hospitalidad y el fundamento del derecho de asilo es la sacralidad de la vida (p. 67). Perfecto. Suscribo, aunque mi viejo demonio realista me recuerda que, por muy en alemán que lo pongamos, pocos respetarán los derechos ajenos si no respetarlos es beneficioso y sale gratis. Item más, que la sacralidad de la vida, proclamada por los pontífices de nuestras religiones debe modularse a la luz de la idea del homo sacer también agambengiano.

De Lucas es taxativo: la garantía de los derechos es un objetivo irrenunciable (p. 75). Recoge cuatro observaciones críticas de Judith Sunderland: 1) rechazo al "efecto llamada"; 2) la identificación de las mafias del tráfico como único problema; 3) aplicar un modelo hidráulico de política migratoria, dejando pasar solamente a los que se necesiten en el marcado de trabajo; 4) situación de emergencia. Europa estaría colapsada por las oleadas de inmigrantes (pp. 86-87), un argumento este al alcance de cerebros privilegiados como el de García Albiol. Resulta sencillamente estúpido que en un continente con tasas de natalidad negativas, en donde, como sucede en Dinamarca, el estado tiene que calentar a l@s ciudadan@s para que  aporten nuevos contribuyentes al fisco, impidamos la entrada de sangre nueva.

Casi desmayado ante el predominio de las consideraciones de obtusos intereses nacionales a corto plazo, el autor habla de deberes jurídicos universales y primarios ante los derechos humanos elementales (p. 89). A los Estados ya no solo los obligan los derechos humanos de sus ciudadanos (p. 90). Hay un marco jurídico vinculante, el Derecho internacional da refugiados, la Convención de Ginebra de 1951 y el Protocolo de Nueva York de 1966, las obligaciones con refugiados, desplazados, etc, por catástrofes medioambientales, por ejemplo, tomando el caso del MV Tampa el 24 de agosto de 2001 (pp. 92-93). El hecho de que se trate de un caso excepcional prueba lo lejos que estamos de ahormar estos propósitos en alguna forma de imperativo categórico.

Sin duda tenemos obligaciones jurídicas primarias respecto a los seres humanos que pierden la vida en el Mediterráneo (p. 97). Y lo que hacemos en enfocar el problema como uno de orden público y seguridad, y reforzamos la agencia FRONTEX, con sus operaciones de vigilancia y control antes que de salvamento y rescate en las operaciones Tritón (Italia) y Egeo (Grecia) (p. 98). En el fondo, estamos llevando una guerra sucia clandestina contra inmigrantes y refugiados (p. 103) Lo acuerdos de Bruselas de 23 de abril de 2015, que querían abordar con urgencia la "tragedia humanitaria", en realidad son pura hipocresía y verdadera xenofobia institucional (p. 105). Que el majadero de La Moncloa regrese de los cónclaves europeos vendiendo estas trapacerías como justicia es inevitable. Que así se piense en las capitales más ilustradas del continente es una vergüenza.

En el fondo, de lo que se trata, aunque De Lucas no sea tan taxativo, es de ganar tiempo a ver si, entre tanto, el problema desaparece por exterminio de los solicitantes en los lugares de origen, por ejemplo. La nueva agenda europea para la inmigración, de 13 de mayo de 2015, hecha por la Comisión persigue cuatro finalidades a plazo: a) reducir incentivos para la inmigración irregular; b) salvar vidas y garantizar la seguridad de las fronteras exteriores; c) firme política de asilo; d) nueva política de inmigración legal (p.113). El vergonzoso cálculo de las cuotas de asilo, asignadas a unos gobiernos reticentes tienen en cuenta: el PIB (40%), la población (40%), la tasa de paro (10%) y la media de peticiones de asilo entre 2010 y 2014 (10%) (p. 116). Al final, sin embargo, en la reunión del Consejo Europeo de 25 y 26 de junio de 2015 en Bruselas, hubo que reconocer que el reparto de los 40.000 refugiados fuera voluntario (p. 125).

La verdad, sin embargo, pertenece al terreno de la Realpolitik. El EUNAVFOR-MED, el plan secreto de la UE revelado por WikiLeaks persigue: 1) conseguir información sobre redes de traficantes; 2) patrullar aguas internacionales próximas a Libia; 3) actuar militarmente en contra de esos barcos (p. 128). Que el plan sea secreto y WikiLeaks lo haya descubierto pone una vez más de relieve la justicia de la observación de Kant: "todo lo que afectando a derechos de los demás no pueda hacerse público es injusto".

El diagnóstico de De Lucas es contundente y sin apelativos. Por cierto, es de agradecer que el libro recurra a ilustraciones, costumbre que se ha perdido, y muy de aplaudir la reproducción del Barco de esclavos, del gran Turner, para demostrar que la injusticia cambia de forma, pero no de esencia. Sus propuestas remediales son bienintencionadas y supongo que nadie se atrevería a negarlas, pero son tan genéricas que su viabilidad y factibilidad parecen remotas: una política de codesarrollo no intrumental ni cortoplacista (p. 141). Atención a salvamento y rescate (p. 142). Garantías para hacer efectivo el derecho de asilo en la UE (p. 144). Otra política migratoria basada en un cambio de nuestra mentalidad que nos haga ver las ventajas (y la justicia) de basar nuestra unidad en la diversidad (p. 147).

Un editorial de combate.


Por fin los genios de la Meseta se dan cuenta de la crisis del Estado español. Confiaban en la nulidad residente en La Moncloa para soslayar la "cuestión catalana" sin mostrar el pelo de la dehesa. Y descubrieron que la nulidad ha hecho lo que cabía esperar de él: nada. Y eso con suerte porque donde ha hecho o dicho algo ha sido para empeorarlo todo.

Y ahora la cuestión revela su imponente naturaleza de crisis constitucional, se quiera o no.

En el pasado, cuando el nacionalismo español, sempiternamente dominante, se veía en peligro recurría el expeditivo método de bombardear Barcelona para mostrar a los catalanes su fraterno afecto. Entre bromas y veras todavía hace poco recordaba esta práctica uno de los padres de la Constitución, lamentablemente fallecido. Pero es poco realista. Ni en sueños cabe pensar en una agresión militar del tipo que sea contra Cataluña. Europa no lo permitiría.

No se pueden emplear las armas. Pero se empleará todo lo demás. En primer lugar, los jueces y el conjunto del ordenamiento jurídico con una plétora de recursos, prohibiciones, suspensiones, pleitos querellas, todo lo que pueda ahogar la administración catalana. Y, por supuesto, los medios de comunicación. ¿No acaban de hacer besar o jurar la bandera al personal de TVE? Como cuando los soldados van a entrar en combate. Un editorial de El País equivale a un bombardeo ideológico, político, moral. El de hoy, Mas pende de un hilo, es una pieza ciegamente partidista y una muestra de la falsedad y los embustes con que los medios españoles contribuyen a la manipulación y el engaño de sus lectores. No tiene desperdicio. Un editorial es una pieza de opinión. Pero hasta en los editoriales ha de respetarse la regla de oro de que las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados y no es el caso. El editorial tiene tres facetas muy lamentables: 1) falsea los hechos; 2) su opinión es libre, pero muy injusta; 3) contribuye a la campaña del miedo y a legitimar un gobierno cuya incompetencia y corrupción ha llevado al país a este desastre.

1. Falsea los hechos. Sostiene El País que Mas ha perdido el plebiscito del 27 de septiembre. Ese plebiscito que el nacionalismo español, incluido El País, negó hasta el 26 de ese mes. Y, por tanto, ha perdido en el fondo las elecciones mismas. Debacle del 27 de septiembre, dice, porque, cuando quieren meter miedo, los españoles hablan gabacho. Y, por si quedara algún incrédulo diciendo que el independentismo en realidad ha ganado las elecciones y el referéndum, El País sostiene que "la prensa internacional de calidad y las cancillerías" han dictaminado lo contrario. Es justo al revés. La prensa internacional dio por ganador al independentismo. El truco radica en ese "de calidad". Si les muestras Il Corriere della Sera, por ejemplo, hablando de victoria independentista te dirán que no es "de calidad". Y lo de las cancillerías es tan chistoso que debe de habérsele ocurrido a Margallo. En todo caso ¿no eran unas elecciones autonómicas normales? ¿Por qué acudir a los medios extranjeros para difundir una trola más? Porque nadie da crédito a las trolas de la prensa española. Ni ellos.

2. Opinión injusta. El País tiene ojeriza a Mas. Es una muestra de la actitud cada vez más reaccionaria y retrógrada del medio, pues cree que cabe ignorar y reprimir o suprimir un amplio movimiento social espontáneo y mantenido por la voluntad de la gente a base de descabezarlo. Realmente muy típico de quien no cree que la gente tenga autonomía de juicio y exprese civilizadamente sus preferencias, de quien no entiende la democracia ni de lejos, de quien piensa que todo lo que se mueve es obra de un caudillo. Como el mismo Mas dice, lo han investigado hasta la pata de Adán... y no han podido sacarle nada. Así que van por él en otro terreno: el del desprestigio personal, su ridiculización y el juicio injustamente negativo sobre sus motivaciones. Habla El País de que el M.H. va de semitapado en cuarto lugar en la lista. La expresión lleva mala uva y trata de vincular a Mas con la tradición corrupta del PRI mexicano del tapado. Y ¿qué habría dicho El País si hubiera ido en primer lugar de la lista? Jefatura, movimiento, nazismo, populismo, personalismo, etc. Hicieron bien los indepes poniéndolo en cuarto lugar, así los otros no saben qué decir. Y claro lo dejan.

En su condición de verdadero cantamañanas y rehén de la CUP, sin voluntad propia alguna, Mas persigue, dice El País, una "estrategia desestabilizadora". O sea, es un irresponsable. Puro anatema. Ni un intento de explicar cuál es esa estrategia y por qué es desestabilizadora. No hace falta. L@s lector@s saben que aquí se ha pasado de una situación de estabilidad y envidiable entendimiento a una desestabilización repentina por obra de un orate o un malvado. ¿Por qué? Porque lo dice El País. Tan orate o tan malvado que prefiere pender de un hilo antes que hacer lo que El País considera conveniente. Esta es la línea argumental del nacionalismo español liberal.

3. campaña del miedo y legitimación. Por cierto, ¿de qué hilo? No será el de Atropos, la Moira que corta el hilo de la vida. Seguramente será el de Ariadna, del que se sirvió Teseo para salir del laberinto después de dar muerte al Minotauro. Y ¿quién es aquí el Minotauro? La CUP, un ente incomprensible y monstruoso compuesto, según el diario español de un machihembrado antisistema de la antigua Albania, el populismo bolivariano y la tradición anarquista barcelonesa. Nada menos. Pura dinamita, aunque un poco pedante. La "antigua Albania" seguramente se refiere a la de Enver Hoxa, aunque también podría referirse a la de Skanderbeg en el siglo XV, nunca se sabe. El populismo bolivariano es una especie de extraña epidemia de reciente identificación e incorporación a los terrores del milenio de la derecha. Y la tradición anarquista barcelonesa es de nota. Ya me parecía que David Fernández se da aires al Noi del Sucre. Desde luego, estos de la CUP propugnan medidas ultrarradicales y El País, no olvidando del todo su tradición de tolerancia, reconoce que son legítimas en una sociedad liberal. Reconoce también que es un grupo inobjetable en punto a su representatividad, y que ha prestado servicios en la lucha contra la corrupción. Pero sus propuestas le producen sarpullidos y sostiene que son contrarias al Estado de derecho, cosa que no se molesta en demostrar sobre todo porque no se puede. Esas propuestas no son contrarias al Estado de derecho. Otra cosa es que sean contrarias a los intereses de la derecha. Es distinto. Por supuesto, esa derecha no quiere que los propuestas se formulen. Probablemente porque prefiere la corrupción.

En el editorial no hay una sola palabra de crítica al PP. La crisis constitucional española y la revolución catalana son producto del capricho de un orate o un listo que trata de tapar su incompetencia convirtiéndose en el Moisés del siglo XXI. Hay un párrafo especialmente duro sobre Mas: en el que se le califica de un aventurero al que parece no importarle quebrar la sociedad catalana con tal de mantenerse al timón.

Perfecto. ¿No se ha pensado en El País que ese juicio case más con Rajoy y España?

Por último, ¿qué tal si El País de vez en cuando recuerda que cerca de dos millones de electores, casi el 50 por ciento, han votado por un orate y un machihembrado de albaneses, populistas bolivarianos y anarquistas de la Ciudad de los prodigios?

divendres, 9 d’octubre del 2015

Comienza el baile.


Primeras consecuencias de las elecciones del 27 de septiembre que desbaratan los análisis de los resultados de los partidos españoles. La carta abierta de Podemos, las autocríticas de IU, el triunfalismo de C's, la renovada trifulca en el PSC y el frenesí propagandístico del PP, cometen el mismo error: dan por cerrado el episodio catalán y se concentran en las generales de diciembre, como si fuera un camino marcado y un panorama diáfano. Falso:  el periodo hasta las legislativas promete ser muy agitado y tumultuoso precisamente a causa de las elecciones catalanas. Casi parece mentira que sigan sin verlo.

La conferencia política de la CUP, cuyos diez diputados son decisivos para la investidura del presidente independentista, ha levantado máxima expectación. Los cupaires que quizá tengan que tragar al final a Mas si l@s de Junts pel sí se obstinan en que es imprescindible, juegan con habilidad sus bazas. Proponen decisiones concretas, antes de la investidura, que crearán hechos consumados para quien ocupe eventualmente la presidencia de la Generalitat. Esas medidas son decisivas a la hora de calibrar el grado de enfrentamiento entre Cataluña y España: muy alto. El partido movimiento propone no acatar el Tribunal Constitucional y, en consecuencia, no obedecer sus decisiones. Justo el supuesto para el que se ha aprobado una reforma de la Ley de dicho Tribunal. Curso de confrontación desde el primer momento. Igualmente, la CUP propone no aplicar la LOMCE, esto es, la Ley de Wert, un bodrio que tampoco quieren aplicar otras Comunidades Autónomas del PP y, por supuesto, ignorar olímpicamente la Ley Mordaza. Una panoplia de incumplimientos que apuntan a un estado de desobediencia generalizada. Para coronarla, la CUP pide que el Parlamento elegido el 27 de septiembre sea constituyente y lleve el camino de la construcción de la república catalana. Este es el aperitivo. La revolución. Luego, se hablará de nombres.

Mas, el presidente en funciones y el principal nombre aquí en juego, ya anuncia que, en los próximos días, presentará una declaración de intenciones independentista en el Parlament. Es un audaz intento de mantenerse en su pretensión a base de propugnar y poner en práctica medidas conducentes a la independencia. De este modo, Mas quiere pasar de presidente en funciones a presidente in péctore. Y la CUP tendrá difícil aferrarse a su negativa del principio.

En estas circunstancias, con una revolución nacional en marcha, resulta por lo menos ingenuo pensar en que quepa planificar las elecciones generales de diciembre de este año cuando no es así. No sabemos cómo reaccionará el Estado frente a alguna de las medidas, como la de convertir un Parlamento ordinario en uno constituyente en un proceso descaradamente ultra vires que, de un modo u otro, vendrá apoyado por una mayoría absoluta de diputados. ¿Qué cabe hacer cuando, como en el Juego de la Pelota, los Estados Generales ordinarios se autoproclaman Asamblea Nacional constituyente? Lo esperable será una anulación de la medida a cargo del Tribunal Constitucional cuya autoridad no es reconocida. Lo que venga después, es imprevisible.

A tal crisis profunda ha llevado el país la fabulosa incompetencia de Rajoy. La indiferencia de los españoles ante el poder político les impide ver que, cuando este se confía a alguien inapropiado para ejercerlo, las consecuencias tienen infinidad de ramificaciones, pero todas desastrosas. El gobierno neofranquista es incapaz de imponer el lema de la dictadura: una, grande, libre y se encuentra en la desagradable situación de negociar la ruptura que él mismo ha propiciado por su carácter autoritario.

Rajoy ha sido la mayor fábrica de independentistas de la historia.

Gran Bretaña, años 80.


Hoy, viernes, 9 de octubre, Palinuro participa en un coloquio organizado por el Departamento de Historia Contemporánea de la UNED sobre la Gran Bretaña de la época de Margaret Thatcher. Comparto mesa con el eximio Nigel Townson.

Líder del Partido Conservador de 1975 a 1990 y primera ministra de 1979 a 1990, la dama de hierro cogió las riendas de un Reino Unido que se encontraba en un momento delicado de su historia, con alguna conciencia de decadencia, incómodo dentro de la CE, en la que acababa de ingresar, con una crisis galopante en las estructuras del Estado del bienestar y cierta hegemonía de la izquierda política y sindical. A su modo y, con su peculiar personalidad, determinada y elemental, se propuso reconstruir la sociedad británica con un retorno a las políticas económicas liberales, derrotar a la izquierda y, en definitiva, reconstruir la tasa de beneficio del capital, en claro descenso. Fue el suyo un típico de gobierno de clase. Con ella se inició las ola de privatizaciones que culminó en el mandato de Tony Blair, también conocido en broma como Tory Blair y se jibarizó el potente Welfare State británico que pusieron en marcha los laboristas en la postguerra a raíz del Informe Beveridge.

En el orden internacional, su acción fue no menos determinante y, por su decisión, contundencia, intransigencia y belicosidad (claramente manifiesta en la guerra de las Malvinas) consiguió elevar asimismo el prestigio exterior del Reino Unido, así como su peso a través de la special relationship con los Estados Unidos. Selló una buena relación y hasta amistad con Mijaíl Gorbachov, lo cual fue asimismo decisivo para propiciar el desmantelamiento de la URSS y el fin de la guerra fría en 1991, un año después de que una sublevación interna de barones del Partido Conservador, la expulsara del liderazgo del partido y del gobierno.

Hablaremos de todo ello a partir de las 18:00 en el Salón Siglo XXI del Excmo. Ayuntamiento del Real Sitio de la granja de San Ildefonso.

Todo el mundo bien venid@.

dijous, 8 d’octubre del 2015

El yo dividido.


¡Ah, la izquierda verdadera, la izquierda transformadora, la auténtica izquierda, que todos estos nombres se da a sí misma la izquierda que se quiere a la izquierda del PSOE! ¿Qué idéntica a sí misma es! Tanto que, según se reconoce como izquierda, se escinde y así vive, de la energía que libera la fisión del núcleo del átomo. Que a eso aboca el yo dividido descubierto hace mucho por la antipsiquiatría. La izquierda tiene el yo dividido, es desunión esencial y enfrentamiento. Por eso es izquierda.

Y por eso también el principio de unidad aparece como mandato último de su libro santo, el Manifiesto Comunista. "¡Proletarios del mundo, uníos!" Es el grito de guerra más sostenido y fracasado de la historia. El proletariado no se ha unido jamás y las fuerzas políticas que lo han representado tampoco, salvo escasos y brevísimos episodios aquí o allí. Cada vez que la izquierda ha postulado la unidad lo ha hecho para justificar una nueva escisión. La izquierda debe de ser el único ámbito en el que alguien se separa al grito de "unidad".

En España, según costumbre, IU nació en 1986 con esa visión unitaria. El PCE aglutinaba a todas las fuerzas políticas de la izquierda que habían estado en contra de la OTAN y daba forma a un ente algo amorfo pero dirigido desde el núcleo comunista que llamó así IU, unida. La manía de la unión. Esa IU aspiraba a superar al PSOE como la fuerza hegemónica de la izquierda y no lo consiguió jamás ni por asomo.  Así cristalizó una opción política de origen comunista con una escasísima representación parlamentaria, casi irrelevante, que vegetaba sin hacer realidad su histórico deseo de sorpasso.

De pronto iluminó el horizonte de la resignación la llamarada de Podemos. Esta organización neocomunista reverdecía la promesa del sorpasso, aunque con una condición lógica: la de no parecerse a los tristes de IU, que llevaban años fracasando. Por eso Iglesias, que tiene un verbo sentimental e intuitivo, decía que su partido no sería tabla de salvación de nadie y llamaba a los de IU pitufos, siendo especialmente cruel con el bueno de Garzón. No lo llamaba momia y senil porque el de IU es más joven que él. Pero se le veía en el gesto. Curiosamente no calificaba así a Anguita, a quien bien pudiera, porque, por razones complicadas, el cordobés seguía teniendo peso e influencia él personalmente en la gente de Podemos. Y este fue el origen de la dislocación de esta organización, de la fisión nuclear: romper con IU, arrastrarla por el lodo, pero considerar un referente a Anguita, un comunista de catón que vive en los tiempos de la IIIª Internacional.

Podemos fue el producto contingente y transitorio de una conjunción casual: las elecciones europeas de 2014, la crisis económica, la crisis de liderazgo del PSOE y la atonía de IU. Su esencia era la del huracán: transformar el sistema de la Restauración de raíz en un movimiento social universal e imparable. Mientras esa opción fue posible, el élan vital de Podemos era arrebatador. En unas elecciones en enero de 2015, hubiera arrasado con el 30 por ciento del voto o más. No hubo elecciones generales, pero sí andaluzas, municipales y catalanas y, a la vuelta de ellas, Podemos descubrió que su puesto viene siendo un triste cuarto lugar en la jerarquía de partidos, un acomodo a una realidad continuista y una renuncia a sus anhelos, los flamígeros y hasta los templados.

La cura de amarga realidad de las tres consultas, sobre todo de la catalana, en la que Podemos no solo no ha sumado votos a los resultados de EU sino que los ha restado, ha hecho que IU haya retomado aliento y plantado cara a las exigencias hegemónicas del socio putativo. El yo sigue tan dividido como al comienzo. Cuando Garzón e IU acusan a Podemos de ruptura unilateral, en el fondo, le están haciendo un favor porque eso es precisamente lo que estos quieren: proyectar la imagen de que están dispuestos a lo que sea, hasta a medidas unilaterales y arbitrarias con tal de que no se les confunda con IU y con el comunismo, porque ellos lo que quieren es ganar las elecciones. Justo esa es la base de la acusación de Garzón. A su juicio, Podemos se ha convertido en una máquina para ganar las elecciones. El hombre es casi tan simple como Rajoy. No parece si no que él prefiera una máquina para perderlas.

Estos dos personajes, incapaces de mirarse a la cara y de resolver la esquizofrenia de su yo dividido, se enfrentan al PSOE por arriba y son hostigados, acosados, por abajo por una miríada de organizaciones personalistas, animadas por dioses menores que también quieren brillar en la fragmentada constelación de la izquierda. A esta le sucede lo que suele pasar con el ejército español: que tiene más generales que soldados. Y así no hay modo de ganar una guerra. Ni unas elecciones.

Comprendo que irrita mucho, a mí en primer lugar, pero pido que cada cual se ponga la mano sobre el corazón y se pregunte qué se puede votar aquí para echar a la derecha neofranquista.


Rosemary's grandson.

He visto todas las películas de Alejandro Amenábar excepto Mar adentro, sobre mi tocayo Ramón Sampedro. No tuve estómago. En general, las he encontrado aceptables, aunque sin llegar al grado de alabanza que muchas veces se le tributa. Tesis tenía la frescura de obras primeras. Los otros, cierto encanto por ambientación. Abre los ojos es curiosa y alambicada intriga. Ágora, una buena y justa historia, la que más me gustó. En juicio resumido, aprecio por un director con personalidad, oficio y audacia, bien situado sobre la media de los cineastas hispanos. En guardia por una tendencia a los recursos baratos, alguna pretenciosidad, muy rebuscada, imitativo y escasa originalidad expresiva y narrativa. Aunque con habilidad para pasar por rompedor.

Según  noticias, Regresión, recién estrenada, estaba rompiendo marcas de taquillas y atrayendo espectadores a cientos de miles, haciendo incluso que algunas salas subieran los precios para aprovechar el tirón. Nos compramos las palomitas en envase familiar y nos plantamos a verla con gran expectación. El cine estaba vacío y nosotros mismos soportamos la proyección hasta el final solo por no parecer descorteses. Se ve que esto del impacto del film va por barrios.

Contar historias de terror gótico y elementos satánicos en los Estados Unidos tiene sus dificultades obvias de ambientación. No hay viejos castillos, ni húmedas mazmorras, no existen subterráneos misteriosos, cementerios abandonados ni conventos con lúgubres pasadizos. Y aunque uno sitúe la acción en los años noventa del siglo XX para ir de antiguo, los personajes se desplazan en Buicks kilométricos y se paran en los semáforos, aunque no siempre. Relatar la historia en un pueblo perdido de Minnesota no añade un gramo de misterio, por más que uno la ruede solo por las noches de forma que los personajes parecen todos noctámbulos y llene el escenario de viejos galpones con puertas desvencijadas que baten con el viento, naves imponentes de iglesias a media luz, gentes con capuchas y figuras entrevistas con ráfagas de luz. Todo eso y el resto de trucos de terror, planos, close ups, travellings inquietantes, ya viejos en tiempos de los estudios Hammer, no evitan que la película resulte plúmbea y sin el menor interés a la media hora.

La historia tiene un parecido de familia con Rosemary's baby (1968), de Polanski, otra fábula de íncubo satánico en el Nueva York del siglo XX, pero cien veces mejor. Demasiado parecido. Como, además, el argumento versa sobre un confuso combate por la prevalencia entre la superstición y la mentalidad científica sin atreverse a dar paso a lo imposible, como en la película del director polaco, además de aburrido, es decepcionante.

Se da a entender que el film pretende denunciar un par de fraudes: las creencias sobre ritos satánicos propagadas por televisiones de ínfima calidad en los Estados Unidos y las pretensiones seudocientíficas de la llamada "terapia de regresión" en Psicología, una forma de hipnotismo seguramente tan falso como el mesmerismo. Pero lo hace en el contexto de un relato de terror extremadamente convencional que le quita toda la validez a la idea. Salvo que..., sí, efectivamente, salvo que la peli sea de risa, en cuyo caso no habría nada que decir. Pero entonces sobran las advertencias del principio y del final ("una historia basada en un hecho real") con sus pretensiones de denuncia. A no ser que, en efecto, la finura de la ironía llegue al extremo de tomarse a chanza estas advertencias también. Como película de humor está muy lograda.  Las misas negras y los sangrientos crímenes satánicos son de carcajada.  Claro que el resto de los efectos y recursos están más vistos que las películas de Drácula.

Si la película va en serio, tiene mucha gracia y, si va de graciosa, es insoportable.

dimecres, 7 d’octubre del 2015

Cuatro años de involución e incompetencia

Hoy toca completar lo que se empezó ayer: el balance de este cuatrienio valleinclanesco y la obra de arte total daliniano.

En cuanto al gobierno de Rajoy, a lo ayer señalado se añaden tres consideraciones: a) sobre la corrupción, b) sobre el nacionalcatolicismo y c) sobre Cataluña.

b) La corrupción ha sido el chapapote de este gobierno. Las tramas, los rostros de los facinerosos, los escándalos, las trémulas declaraciones públicas de unos políticos lanzados a decir tonterías incomprensibles como el finiquito en diferido o trabalenguas como ciudatans o Don Trancredo, los desmentidos que eran confirmaciones, la representación plástica de los lujos y privilegios de una manga de sinvergüenzas, gastos suntuarios, cacerías en las sabanas africanas, lujos de alto copete muy ostentosos normalmente pensados para este tipo de patanes. El hartazgo de una población que malvive con lo justo o hasta por debajo de lo justo es colosal. Y la conciencia de que la crisis no es tal, sino una estafa de los ricos y los políticos ladrones, mayoritariamente (aunque no solo) concentrados en el PP. Hasta Rajoy admite ya no haber sido "suficientemente rápido y diligente contra la corrupción", lo cual es genial dicho por el presidente del partido que ha puesto en marcha la corrupción y se ha beneficiado de ella.

b) El nacionalcatolicismo. La iglesia sigue siendo más que nunca un Estado dentro del Estado. Y con el Estado a su servicio. Los ministros juran sus cargos ante un crucifijo. Alguno de ellos usan recursos públicos para condecorar estatuas de la Virgen. Él sostiene que condecora a la Virgen porque atribuye a su representación en madera propiedades mágicas, igual que muchos aborígenes en Papúa y Nueva Guinea creen que sus tótems tienen unas u otras propiedades. La Iglesia está ya en la enseñanza no universitaria como asignatura evaluable, en la que se enseñan milagros, pero no cómo hacerlos. Los curas mandan en todas partes y, merced a una reforma de la Ley Hipotecaria, de Aznar, ha arramblado con todo tipo de propiedades inmobiliarias, edificios, monumentos, tierras, fincas, huertos, prácticamente gratis. La Iglesia tiene hoy más propiedades que en tiempos de Mendizabal. Ha comprado la mezquita de Córdoba por 60 euros, una noticia que obliga a preguntarse si España, como nación, no debiera pedir hora al psiquiatra. La Iglesia ha impuesto su estilo. Ha conseguido un nuevo estatus privilegiado para su escuelas privadas, subvencionadas con dineros de todos que se niegan a los colegios del sistema público. De separación de la Iglesia y el Estado, ni hablar y, por supuesto, la sociedad perfecta se financia por entero con cargo a los contribuyentes. A todos. El truco de la casilla de la declaración del IRPF no engaña a nadie. Aunque lo intenta. Es un sistema de financiación perfecto desde el punto de vista de cualquier teoría económica pues consiste en que los ingresos son seguros, ciertos, crecientes y siempre negociables al alza mientras que los gastos no existen. No hay más gastos que las compras de bienes y materias primas. La Iglesia no paga un solo impuesto, por ningún concepto. Es el vampiro de la sociedad española. Impidió durante siglos que España se constituyera como nación y ahora impide que sobreviva como Estado.

c) Cataluña. Cuando Rajoy llegó a La Moncloa, la confrontación entre el Estado y Cataluña estaba creciendo. Había venido gestándose desde 2006, desde la idea de reformar el Estatuto catalán que acabó siendo el nuevo Estatuto de 2006, puesto en marcha por Maragall en Cataluña, aprovechando que había un gobierno socialista en Madrid. La norma sufrió un afeite considerable en el Congreso de los Diputados, en la Comisión de asuntos constitucionales, presidida por Alfonso Guerra quien, con la maldita gracia que tiene, salió por la TV presumiendo de haber dado al texto un buen "cepillado". Un pacto medio a traición entre el PSOE y CiU de Mas, que costó una crisis en el socialismo catalán, permitió salvarlo. Sometióse luego a referéndum, obteniendo una aprobación con un muy alto índice de abstención pero solo para que el Tribunal Constitucional lo despojara del resto de sus aristas en una sentencia de 2010 que los catalanes vieron como un ataque a us libertades. En este sentido, Rajoy podría sostener que la exacerbación del independentismo catalán podría ser otra herencia zapateril. Pero no es del todo cierto. Esa exacerbación vino provocada en mayor medida por la actitud cerradamente centralista, unitaria, catalanófoba, contraria al Estatuto, del PP aun en la oposición. Fue el PP el que hizo campaña de boicoteo a los productos catalanes y el que recurrió el Estatuto ante el Tribunal Constitucional. Luego, ya en el gobierno, esa pulsión anticatalana ha tomado tintes patológicos. Todos los puentes con Cataluña volados desde 2011. Ningún diálogo, ninguna negociación desde 2012. Ninguna entrevista con Mas desde 2014. Pura animadversión, hostilidad, agresividad. Amenazas. Se cumplirá la ley. Con la soberanía (esa que el gobierno ha entragado a los gringos en la base Morón) no se juega y tampoco con la igualdad entre los españoles. Y esto dicho por alguien que no cree en la igualdad de las personas ya que de sí mismo piensa, contra toda prueba en contrario, que es un ser racional. Los demás, no. En especial si piensan y algo además que a él no le guste. Tanta estupidez carpetovetónica, tanta fanfarronería hispana, tanta cerrazón borgoñona hicieron dispararse como un cohete el independentismo catalán por reacción. Los catalanes comprendieron que, con gente como Wert en el gobierno (y el gobierno está lleno de Werts o de necios aun más engolados que él) no tenían nada que hacer en España. Cuando un millón y medio de personas salió a la calle en la Diada de 2012, Rajoy dijo que se trataba de una algarabía. Un año después, en el mismo día y con parecidas asistencias, dictaminó que en Cataluña hay más catalanes que independentistas.

Que en España hayamos tenido a alguien con este nivel mental de presidente del gobierno es algo que las generaciones futuras no entenderán del todo.

La obra de arte total (y dos).

Pues sí, en la segunda parte del paseo por el Teatro Museo de Dali podemos saltarnos alguna sala. No hay problema. No son secuenciales. La de Mae West es toda una experiencia en sí misma. Una habitación surrealista que es el rostro de la famosa actriz estadounidense en tres dimensiones, a partir de un guache que pintó en una hoja de periódico allá por 1934-35. Ahora, el conjunto, otro ready made produce una fuerte impresión por la luminosidad, el colorido, la audacia misma de la idea, la trenza rubia oro, la nariz con dos fuegos en las fosas, el sofá en forma de labios, todo apabullante. Tanto que se pierde de vista la figura de Mae West. En aquellos años treinta, estaba en el apogeo de su fama, era la persona mejor pagada de los Estados Unidos después de Hearst. Era, además, un potente icono sexual en lucha abierta contra la gazmoñería y la hipocresía, célebre por sus citas, algunas de las cuales son casi cultura popular: "Cuando soy buena, soy muy buena. Cuando soy mala, soy mejor." Dalí y la inmensa, inabarcable Mae West. Riánse de Marilyn Monroe y Andy Warhol. A partir de aquellos años empezaría la persecución de las ligas puritanas a West ya hasta los años cuarenta. La sala está repleta de otras maravillas, entre las cuales llama la atención una especie de holograma que Dalí llamó Paraíso y una curiosísima interpretación de la Virgen formando la vía láctea que los pintores españoles pusieron como ilustración del milagro de San Bernardo, única forma de que los curas les dejaran pintar un desnudo de mujer oprimiéndose un seno del que sale un chorro de leche.

Volviendo al itinerario, en la llamada "Sala del tesoro", efectivamente, hay tesoros incalculables. La Leda atómica, de 1949, otra vez Gala, claro, cuya relación con el cisne es perfectamente platónica y todo en la pintura está como suspendido al margen de la ley de la gravedad. Por ahí aparece también la panera del pan (1945), un trampantojo doble porque además de la mesa y la panera, el pan parece sacado de un cuadro de Sánchez Cotán. El cuadro de Gala de espalda mirando un espejo invisible,(1960), otra vez Gala, es una típica broma daliniana porque si hay un objeto que los pintores amen pintar es el espejo, que aquí estamos obligados a imaginarnos mientras vemos una imagen que no es imagen sino la cosa verdadera.

La sala vecina, peixateries y cripta acumula referencias muy gratas de ver y cargadas de historia. El autorretrato con L'Humanité (1923), mezcla de óleo y collage, habla de los tiempos en que a Dalí, impulsado por la corriente surrealista, le dio por pensarse comunista. Era la época en la que los surrealistas se consideraban a sí mismos "al servicio de la revolución". Las relaciones del surrelismo con el Partido Comunista francés fueron siempre muy problemáticas, dado que el surrealismo, heredero directo del dadaísmo, se llevaba muy mal con la dogmática comunista. No obstante, en los primeros tiempos, comienzo de los años veinte, aquella alianza parecía ser prometadora. Sin embargo,  siempre he pensado que el autorretrato de Dalí en el que el pintor se representa con rostro de máscara y sin boca, tenía que tener algún profundo significado de repulsa al espíritu comunista. De 1928 es el Ocell putrefacte, categoría que los jóvenes rupturistas que Dalí encontró en la Residencia de Estudiantes, Lorca, Buñuel, Pepín Bello, habían acuñado para referirse a todo aquello caduco que rechazaban, porque era "lo putrefacto". En cualquier caso, lo más impresionante de la sala, el fantástico Retrato de Pablo Picasso en el siglo XXI (1947), un disparate absoluto pintado a modo de busto clásico sobre su correspondiente peana como ejemplo de una serie que se anuncia en el propio título para que uno se imagine una galería de hombres ilustres. La representación de Picasso es, de nuevo, la radiografía del genio hecha por otro. Y las relaciones de sentido que quieran hacerse se pierden en el laberinto que dibuja el nummulites que adorna el rostro del artista como el cuerno retorcido de un macho cabrío. Y eso sin irnos al bloque pétreo de la cabeza, impresión directa del peso de la inmortalidad.

Pasada la sala Mae West, la escalera del segundo y tercer piso, que lleva a la exposición del pintor Pitxot, muy importante en la vida de Dalí, que aprendió bastante de su padre, trae las reproducciones de las alucinadas obras de Piranesi, el grabador y dibujante del XVIII, cuyas imágenes, como las cárceles de invención, una vez que se han visto, ya no pueden olvidarse y es una sensación tanto más extraña cuanto que rara vez contemplará uno un grabado de Piranesi que haya conseguido comprenderlo, entenderlo en su complejísima y amenazadora organización que mezcla piezas arquitectónicas, pìedras, con todo tipo de máquinas. Colgados del hueco de la escalera, dos preciosos disfraces venecianos con sus correspondientes máscaras. Y, por supuesto, la Venus de Milo con cajones (1964). He leído docenas de interpretaciones de estos cajones, que ya estaban en la premonición de la guerra civil, de 1938, todas muy acertadas. El hecho es que los cajones están ahí y apenas se notan, con sus tiradores tan anatómicamente situados.

En la sala de obras maestras, los autores que Dalí coleccionó. No me parece muy relevante que sean estos u otros. Fueron los que probablemente le salieron al paso. Imagino que él se buscó el de Bouguereau que le entusiasmaba. Es algo sorprendente salvo que viera en los desnudos del amanerado pintor francés premoniciones de Gala. Dalí, en realidad, veía cualquier cosa en cualquier parte, a veces dos. Recuérdese el desnudo de Gala de espaldas que, cuando te alejas 20 metros, se convierte en Abraham Lincoln.

En el Palau al Vent, el fresco del techo es algo asombroso. El propio Dalí y Gala sosteniendo la bóveda del mundo y el sol que irradia su luz, todo en la perspectiva obligada de sotto in sú, que convive con multitud de figuras colaterales, adyacentes, también cargadas de simbología y significado, incluido un autorretrato de Dalí con Gala, sentados en el bordel universo, viendo el mundo. El resto del espacio, objetos que son obras de arte por sí mismas contribuyendo a otras obras de arte hasta llegar a la exquisitez del objeto surrealista de funcionamiento simbólico (1931). Sobre el lecho, ¡y qué lecho!, con patas de tritones, una reproducción de la persistencia de la memoria (1931), cuyos relojes blandos han llegado a ser tan representativos de Dalí como sus bigotes. Al salir de la sala, una vitrina con el motivo del Ángelus, de Millet y un ejemplar de su libro dedicado a esta obra como exposición del método paranoico-crítico. Vuelve Freud en la interpretación del rezo de los dos campesinos franceses pues, sostiene Dalí, lo que están haciendo es enterrando un niño.

Cuando ya no le quedan a uno fuerzas, atrapado entre tanta maravilla reinventada, trastocada, cambiada de lugar, reconstruida, atraviesa la Torre Galatea, con su princesa cibernética, hecha a base de circuitos y chips y su reproducción del templete de Bramante como un pabellón carmesí. 

Vuelto a la realidad de un mundo anodino, hay que reconocer que jamás agradeceremos suficientemente los tesoros que los genios nos regalan con su obras, pues su contemplación nos cambia la vida. Nos hace otros. 


(La imagen es una foto de Markoh K. Marrero).