Hasta en tu partido quieren que te vayas. Te acusan de ser un fracasado, de haber perdido casi la mitad de los votantes, de ser un estorbo, de tener la calificación popular más baja de la historia de la democracia. Quieren que dimitas, ahueques el ala y dejes el puesto a otro que pueda evitar la catástrofe que se avecina, salve algunos muebles y no se pierdan todos los escaños.
Pero yo te comprendo, Mariano. Sé que tu pundonor te haría dimitir fulminantemente ante tan injusto ataque. Pero tu sentido de la responsabilidad te lo impide. Si con todos los medios de comunicación convertidos en voceros tuyos, de tu gobierno y partido, no has podido evitar que la opinión pública te vea ccon la imagen que tienes, de presunto corrupto y mangante, incompetente, marrullero, mentiroso e imbécil, ¿cómo se te vería si, dimitiendo, perdieras la protección de esos medios? ¿Qué imagen tuya proyectarían si fueran medios libres? No, no puedes dimitir.
Quien te nombró con su poderoso dedo, tuvo que elegir entre un imbécil y un ladrón. Eligió al imbécil y ahora nadie te lo agradece. Figúrate que hubiera sido presidente de España el ladrón. Estaría dándonos lecciones de moral a todos.
Con gran perspicacia te has rodeado de gentes iguales a ti: ladrones, necios, fanfarrones, corruptos, para que nadie pueda decirte nada. ¡Y quieren que lideres la lucha anticorrupción! Precisamente tú. Te comprendo perfectamente. Son ganas de fastidiar y poner a la gente en un brete.
Tus amigos Bárcenas y Rato también te comprenden muy bien y están apostando por estrategias distintas, a ver cuál de los dos sale con menos pena de cárcel, Bárcenas tirando de la manta, por si así te asusta y lo ayudas. Rato, manteniendo la disciplina del silencio de la omertá, por si, agradecido, le echas una mano en sus apuros procesales. Sin duda, el ministro Fernández Díaz obedecía órdenes tuyas cuando recibió al presunto delincuente en el secreto y la intimidad de la confesión.
Muchos quieren que expliques los sobresueldos, los presuntos viajes, corbatas, ternos completos estilo Camps a cuenta de la Gürtel. Es gente desmedida que solo pretende amargarte la vida. Pero tú ya explicaste que sí, que en el PP se pagaban sobresueldos como en cualquier empresa -de esas que, según tú, generan empleo- por razón de la productividad, y nadie negará que la máxima productividad en el partido te corresponde a ti. En cuanto a las minucias, corbates, trajes y algún viajecillo, ¿acaso no explicaste ya que todo era falso excepto "alguna cosa"? Pues estas son las cosas, fruslerías que no deben impedir el ascenso de la gran nación a la gloria inmortal de la mano de un caudillo de casino provincial.
Te comprendo, Mariano. Tu fe en las virtudes de las privatizaciones en pro del bien común te llevó a pedir que también se privatizara el registro de la propiedad, a pesar de que los registros son públicos por definición. Por si podías rebañar algunos eurillos aprovechando tu profesión. Pero tus enemigos protestaron y te viste obligado a renunciar a tan justa apropiación, con lo que quizá en el futuro no llegues a fin de mes.
La gente, la miserable gente, ese manojo de envidiosos de los hijos de buena estirpe, quiere que vayas al Parlamento a dar explicaciones porque sabe que, en estos trances, muestras tu peor imagen cuando, en lugar de hablar, balbuceas excusas incomprensibles. No te quieren, Mariano.
Y peores son quienes desean verte en la TV y en directo, con lo majo que apareces en plasma. Estos son ya sádicos y pervertidos que suelen apostar a cuántas veces se producirán los guiños según la cantidad de patentes mentiras que tengas que decir.
Tus peores enemigos que, además, van por la vida de demócratas, tolerantes y abiertos, pretenden que dialogues con los catalanes. ¡Con unos tíos que hablan dos, tres y, en el caso de Mas, cuatro lenguas cuando tú no hablas correctamente ni la tuya! ¡Dialogar con los catalanes, que entre otros motivos, quieren separarse de España porque la gobiernas tú! De verdad, es indignante.
Te critican por leer el Marca. Gente descomunal y fementida que hace como que ignora que no lees ni el Marca porque, según tú mismo confiesas, te lo quita tu hijo, que debe de ser el otro intelectual de la familia.
Los votantes religiosos de tu partido, un hatajo de fanáticos y sectarios, quieren que te pronuncies claramente por la fe (pues te ven blandengue) y prohibas de una vez el aborto, como hacen los hombres de bien y no los granujas escurridizos. Parece mentira que no entiendan lo difícil de tu situación: tú, que no crees en nada salvo en tu bolsillo, te ves obligado a poner caritas devotas y hacer como que rezas.
Otro buen puñado de enemigos tuyos se concentra en el extranjero. Cuando apareces en cualquier ciudad de la vieja Europa, la antiespaña, que nunca ceja, desempolva la Leyenda negra, sin querer reconocer que, aunque lo desees firmemente, tú y los tuyos sabéis que los tiempos no están ya para quemar viva a la gente o asesinarla sin juicio y enterrarla en fosas anónimas en las cunetas de nuestras carreteras.
Te comprendo, Mariano. Te acusan de ser un inútil, causante de la ruptura de España. Pero eso no es cierto. Tú mismo has dicho en alguna ocasión que no eres responsable del aumento del independentismo en Cataluña.
Desde luego, no eres responsable del independentismo. No eres responsable de nada. Eres un irresponsable.