dissabte, 1 d’agost del 2015

Apoteosis de la mentira.

Fin de curso. Comienzo de las vacaciones. Mariano Rajoy, el de los sobresueldos, comparece en rueda de prensa por recomendación de sus asesores en materia de comunicación para colocar al sufrido público su habitual sarta de mentiras. El presidente peor valorado de la segunda restauración carece de todo crédito en la opinión, pero eso no obsta para que él siga mintiendo porque le va en ello la supervivencia. Gobernar es manipular y mentir sin descomponerse, como le enseñó su maestro, Fraga quien, a su vez, lo aprendió del suyo, Franco.

Esas comparecencias son un prodigio de psicología política del género pachorra, caradura y falta del sentido de ridículo, cuyos mandatos son los siguientes: 1ª) miente; la verdad es siempre mejorable. 2ª) alábate sin descanso, sin temor a resultar más ridículo de lo que ya eres; 3) de lo incómodo, de lo fasdioso, no se habla y, si se pregunta, no se responde.

La rueda de prensa de ayer tuvo abundantes muestras de esta retórica hecha de pachorra, caradura y falta de sentido del ridículo que no son términos clínicos, pero sí muy descriptivos de este insólito personaje.

La mentira viene de la mano de esa recuperación trompeteada sin parar que se limita a los porcentajes del PIB que el propio Rajoy y los organismos de su complacencia dictaminan a su libre capricho. Crecemos. La tasa de variación del PIB es positiva. Cierto que mucha gente no la ve. Desde luego que no. En concreto, quienes hacen colas en los comedores de Cáritas o buscan el condumio en los cubos de la basura. Esos no notan nada. Ni los parados, ni los contratados en precario, ni los pensionistas ni los dependendientes, ni los jóvenes con una tasa de paro de más del 50%. Nadie. Pero le da igual. Ya se verán los efectos de esa recuperación que solo anida en su angosta mente.

Asegura que se reduce el déficit, lo cual es decisivo para garantizar las inversiones, pero no dice nada de la deuda que, superando ya el ciento por ciento del PIB, es una losa que pesará sobre los hombros de las generaciones futuras. Una típica media verdad, en el fondo, una doble mentira, consistente en llamar "recuperacion" a aplazar los pagos para que los hagan otros.

El salario de los funcionarios sube un 1%. Al margen de que esto sea nada cuando los salarios de estos trabajadores llevan tres años congelados, lo interesante es la mentalidad que revela: la derecha neoliberal y nacionalcatólica (términos sinónimos en este predio de originalidad hispánica) considera que el Estado es su cortijo y los dineros públicos algo que le pertenece y otorga según su capricho. En este caso, el asunto está así: los funcionarios reciben un 1% más en sus salarios y el gobierno concede una subvención de 150 millones de euros a sus amigos, los concesionarios de la autopista de peaje Madrid-Toledo, en quiebra desde sus comienzos, con un sistema de capitalismo de enchufe y corrupción que no puede mantenerse, pero es el que pusieron en marcha con sus concesiones de corruptos y aprovechados en las legislaturas de Aznar.

Hay que cambiar. Por eso, el PP, anuncia que se aumentan las pensiones un 0,25%, lo cual es como decir nada cuando los pensionistas tienen que pagarse los medicamentos y el gobierno piensa abonar la paga extraordinaria esquilmando el fondo de reserva, que ya ha consumido en muy buena medida. No hay dinero para subir las jubilaciones, pero sí lo hay para que, en un acto de enchufismo y amiguismo asombroso hasta para España, el peor ministro de Educación de la historia se retire de embajador ante la OCDE a efectos de coincidir con su mujer y todo ello a cuenta de los contribuyentes. Dos auténticas nulidades que han destrozado el sistema educativo español en todos sus niveles son premiados con una estancia en París como recompensa por los servicios prestados a la Iglesia católica y pagada por la colectividad. Por supuesto, es indiferente que ninguno de ellos tenga  competencia específica para el trabajo que ha de desempeñar, si es que han de desempeñar alguno y no se dedican a pasear por el Sena. El erario pecha con estas sinvergonzadas porque, en el fondo, nadie espera que un español (uno de verdad que, como los toros, se crece "con el castigo") vaya a aportar nada a ningún sitio por concepto alguno.

El 53'5% de los presupuestos generales del Estado va destinado a fines sociales. Una advertencia que de nuevo delata la mentalidad clasista, elitista, de la derecha que considera que los dineros públicos son suyos y los administran en forma de nóminas, sobres, mordidas, comisiones, caridades, pagos no registrados. Lo habitual en la picaresca. Hablan de la "cuestion social" como el que podría hablar de las limosnas de los domingos, a cuenta de las familias más respetadas del lugar. Es su mentalidad. Los pobres no tienen derechos, solo el deber de pagar impuestos para que los ricos, que no los pagan, se gasten lo recaudado en juergas y otorguen las migajas ("la cuestión social") a los que lo necesiten.

Sobre la corrupción es muy poco lo que pueda decir un presidente sospechoso de haber sido quien la ha amparado y hasta se ha beneficiado de ella.  Sus divertidos circunloquios lo delatan: eso es el pasado y el pasado debe dejarse  atrás para edificar un buen futuro a costa de la recuperación que ya se ve. Vive en el pringue más actual de la corrupción, él, sus colaboradores y sus parentes, pero dice que el presente de la Púnica, que aún no ha terminado de aclararse pero define ya su gobierno como el más corrupto de la historia, es pasado. Y, lo que no quede sumergido en las brumas del pasado, junto a sus sobresueldos y sus achuchones a Bárcenas para que sea fuerte, se atajará con la ley de transparencia, una norma de lucha contra la corrupción que no sirve literalmente para nada porque la hicieron los corruptos, con la vista puesta en sus bolsillos y no en el bien común..

En lo tocante a Cataluña, a Rajoy se le cruzan ya las respuestas y, en breves instantes, mezcla los habituales embustes con las mezquindades y el silencio. No habrá elecciones "plebiscitarias", dice, porque lo prohíbe la ley. Es mentira. La ley no prohíbe tal cosa y que las elecciones sean o no plebiscitarias dependerá de cómo las entienda la gente ya que lo plebiscitario es subjetivo y no fácil de reconocer como las chirimoyas. Tampoco hubo referéndum el día 9N y, sin embargo, ha lanzado a la fiscalía en persecución de que quien lo organizó. Todo el mundo sabe que, en la problemátia razón de Rajoy, la realidad se desdobla: de un lado está la que "algunos" (término de impreciso y por tanto cómodo alcance en su legendaria pachorra) dibujan y de otro la que el conoce muy bien, anhela y está a punto de conseguir a nada que "las cosas" (otro término de obvia marrullería rajoyana) le vayan tiesas.

Por fin se hace algo de luz en las tinieblas mentales de quien lleva tanto tiempo dedicado a los sobresueldos, y reconoce que el reto soberanista es el más grave que hay en España. Eso era visible hace cuatro años, pero Rajoy no se enteraba porque, aunque ahora, asustado, se pase el día hablando de su amor a Cataluña, ni la entiende, ni la comprende, ni mucho menos la quiere. Y como nunca es tarde si la dicha es buena, el presidente de los sobresueldos reconoce la gravedad de la siuación a su manera, demostrando no entender nada y seguir tensando la cuerda con un "Cataluña no será nunca independiente", que tiene el valor de las afirmaciones y negaciones de Rajoy: no se celebrará el 9N, reduciré el paro a la mitad, no subiré los impuestos, no tocaré las pensiones ni la educación ni la sanidad, llamaré al pan, pan y al vino, Bárcenas. 

En la época de la publicidad y la comunicación sin límites es un verdadero lujo tener un presidente que, cuando comparece en público, miente sin parar porque, en el fondo, no sabe hacer otra cosa.

divendres, 31 de juliol del 2015

El poder y los jueces.

Para que haya justicia, como sabe todo el mundo, debe ser impartida por jueces libres, independientes e imparciales que, como decía un militar del ejército español, "nada tengan que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad". Esos tres requisitos son de distinto calado. En cuanto seres humanos dotados de raciocinio, autonomía y libre albedrío, la libertad se les presupone. Nadie atendería a un juez que estuviera encadenado. Eso es obvio y vale también para el otro tipo de libertad, el moral. Los seres humanos somos libres. Lo somos incluso cuando decimos o hacemos el mal, pretextando que estábamos coaccionados. Fuimos libres y elegimos ceder a la coacción. Salvo los reducidos a cautiverio físico, los jueces son siempre libres. Libres de hacer justicia o hacer injusticia. Es cosa de su conciencia.

Los otros requisitos son más tornasolados. Dos de los jueces que, gracias a los equilibrios y normas de distribución y reparto de tareas, entenderán de los casos de la Gürtel y los papeles de Bárcenas, que afectan directamente al partido del gobierno, esto es, Enrique López y Concepción Espejel ofrecen motivos fundados para poner en cuestión su imparcialidad. Dos de las acusaciones particulares, el PSOE y la Asociación de Abogados Demócratas de Europa (ADADE) están elaborando los escritos de recusación. Tanto López como Espejel han dado suficientes muestras de familiaridad y hasta intimidad con los gobernantes. No es solamente que el PP los propusiera en su día para vocalías del Consejo General del Poder Judicial, pues eso en sí mismo no es significativo. Es lógico que estas designaciones que la ley reserva a los partidos se hagan con criterios de proximidad ideológica, pero eso no tiene por qué afectar a la imparcialidad de los nombrados. Y, sin embargo, en los dos casos, dicha imparcialidad es muy cuestionable porque los dos han dado sobradas muestras de cercanía, frecuencia de trato y simpatía con los gobernantes de la derecha. Espejel no se ha recatado en admitir su gran amistad con Cospedal, quien la condecoró. En cuanto a López, sería un desagradecido si no reconociera los esfuerzos ciclópeos que estuvo haciendo el PP para favorecerlo con un puesto en el Tribunal Constitucional incluso cuando no reunía los requisitos. Sería muy desleal por su parte no ser agradecido.

Podría decirse que, habiendo sido como hayan sido las previas relaciones entre los magistrados en cuestión y los gobernantes, llegado el momento de hacer justicia, a los jueces les ocurre lo que a a Thomas Beckett frente a Enrique II: muy amigos y compadres, pero, cuando se trata de la dignidad de la Iglesia y el interés de la Corona, ya no hay amistad ni compadreo que valgan. Y, llegado el momento, Beckett paga con su vida por su independencia. Siendo los nuestros tiempos más suaves, es poco probable que los magistrados pagaran con sus cabezas por sus actos, así que no hay razón para que estos no sean intachables. Y, si la hay, tendrán efecto las recusaciones de las partes.

A decir verdad, la turbulenta historia del juez López despierta preocupación no ya solo debido a su imparcialidad sino también a su independencia. Su intensa actividad de colaboración con la Fundación FAES, el think tank de la extrema derecha neoliberal, que posiblemente haya sido remunerada, plantea, efectivamente, una seria objeción al comportamiento de un juez que no solamente mantiene relaciones de amistad con el príncipe sino que se ha encomendado a su magnificencia.

Este es igualmente el problema que se plantea con ese presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que cobra un plus de 1.300 euros al mes directamente del gobierno andaluz en concepto de dietas o viáticos o algo así. En principio, no es absurdo que un funcionario del Estado reciba un complemento de ese Estado del cual, por lo demás, también recibe el sueldo. Y no se olvide que la Junta de Andalucía es, a todos los efectos, el Estado en Andalucía. Por supuesto, tampoco es lo mismo que el magistrado cobre del Estado que de un partido vía Fundación, si cobró. Pero aun así no parece bien y precisamente porque no parece bien, la medida se tomó mediante acuerdo secreto. Por algo sería.

Los jueces son uno de los estamentos peor valorados por la opinión pública, escasamente por encima de los políticos, que ya es decir. Y con casos como los considerados es poco probable que mejoren su posición. Sobre todo frente a una opinión pública que contempla desmoralizada cómo los jueces que se atienen a su deber en conciencia y se enfrentan al príncipe, acaban expulsados de la carrera.

Y sin jueces justos no hay democracia.

dijous, 30 de juliol del 2015

El Frente Nacional.

El nombramiento de Albiol obedece a razones estratégicas de la derecha, no meramente tácticas; tiene un elemento de vaga advertencia: la derecha que simula ser centro-derecha alberga a la derecha más extrema. En España, el Frente Nacional está en el partido del gobierno, está en el gobierno. Albiol es el procónsul que va a imponer orden en las provincias. Para que no se mueva nada.

Tiene un discurso racista vergonzante. No es de la raza (concepto en el que no creemos) de lo que tenemos que resguardarnos, sino de la cultura. Somos culturas diferentes y convivir con extraños es arduo. El discurso de Albiol es peligroso en tiempos de crisis y, por tanto, tensiones y crispaciones en barrios de fuerte inmigración. Peligroso porque bastante gente le presta oído. Lo que no parece muy medido es el intento de utilizar la xenofobia como aglutinante de naciones distintas.  Puede que los catalanes sean tan xenófobos como los castellanos, pero eso no los hace castellanos.

Hay en estas cavilaciones una especie de ideal primitivo común que, de haber sido otro el rumbo de la historia, quizá hubiera rezado "América para los españoles". Pero fue al revés, España para los americanos.  

España es una especie de protectorado de Occidente, en lo esencial de Francia con concurso de otros países europeos, como Inglaterra o Alemania. Desde la guerra fría han intervenido también los Estados Unidos, que son los que más tajada han sacado, pues tienen bases en el país que, de hecho, son verdaderos exclaves de soberanía.

Esta idea de "Frente Nacional" con su gran aroma francés a la Le Pen, aglutina en Barcelona a los héroes numantinos en la defensa de la hispanidad, pero tiene un fuerte poder de convocatoria en España. Son los españoles quienes se ven formando parte de un Frente Nacional. Ya que en Cataluña la expectativa de votos del PP es escasa, por lo menos que esa escasez, brille como una chispa que encienda luego la batalla por la resurrección de España. Y en esto de brillar y tener chispa, Alicia Sánchez Camacho no lo bordaba.

El Frente Nacional apunta a superar el famoso eje izquierda/derecha. Primero es la nación, para saber en dónde estamos y luego ya veremos en dónde nos situamos, según qué sea la izquierda y la derecha. Esto quiere decir que en las elecciones catalanas es poco previsible que haya un "frente nacional" del PP y el PSC. Pero, después, habrá que estar a lo que salga de las elecciones del 27 de septiembre si, finalmente, se convocan

Porque venimos diciéndolo: las elecciones catalanas serán decisivas en España. Meras elecciones autonómicas, avisa Rajoy sabiendo, porque se ve, que no es así.

¿Hay censura en Facebook?

Ayer me hackearon la cuenta de FB. Los hackers se hicieron con el control de mi muro y de mi página y empezaron a mandar pornografía en mi nombre. Algunos amigos me avisaron por email. Corrí a comprobarlo, pero ya no pude entrar en el muro. Supuse que FB, alertada por otros usuarios, lo habría bloqueado. Intenté desbloquearlo y no pude. Traté de cambiar la contraseña y tampoco me dejó. Alguien me comentó que podía tratarse de una censura de FB, a quien no habría gustado nada la carta abierta a Felipe VI, publicada en Palinuro y subida a FB el 24 de julio y mucho menos que la convirtiera en vídeo y la subiera asimismo a Face el 29 de julio, así como a You Tube. Entra dentro de lo posible, pensaba yo, pero no probable. ¿Qué le importa a FB que un correoso republicano largue una critica al monarca, por dura que sea? Seguí pensando que la cuenta habia sido hackeada, el bloqueo era una medida protectora de FB y yo solo tenía que esperar 24 horas para recuperar el control de mi página, tranquilizado, por lo demás de que el sinvergüenza que la hackeó no pudiera seguir distribuyendo su ñorda en mi nombre.

Decidí esperar. Incidentalmente, sin embargo, pude comprobar con desconsuelo que los usuarios de FB no tenemos ninguna posibilidad de contactar directamente con nadie de la plataforma. Hay una serie de casos resueltos y preguntas más frecuentes que tratan con las situaciones y problemas más habituales, así como un foro en donde unos facebuqueros debaten con otros e intercambian información sobre sus cuitas. Pero nada de explicar a quienes dirigen la red lo que nos pasa. Cuando, transcurridas las 24 horas, comprobé que seguía sin poder entrar en mi muro ni en mi página de comunidad, decidí abrir otra cuenta de FB también a mi nombre, con mi perfil, pero con otra cuenta de correo. Pude hacerlo entonces, muy contento, lo comuniqué en Twitter y en Palinuro, dando la dirección URL de la cuenta por si alguien quería migrar a mi nueva página que, por cierto, lucía una preciosa bandera republicana. Mucha gente lo hizo. Pero, para mi sorpresa mayúscula, un par de horas después, también esta cuenta desaparecía y quedaba bloqueada. Todos mis intentos por entrar en mi muro fueron inútiles. Bloqueado por segunda vez y sin hackers ni pornografía, por nada. Simplemente porque sí

Ahora ya no estoy tan seguro de que FB no censure en cuestiones políticas.Por mi parte, de momento, he decidido abandonar esa red porque no estoy dispuesto a perder horas en los bucles de indentificación que no sirven para nada porque está todo hackeado y/o bloqueado. Si puedo volver a la red sin necesidad de perder tiempo y nervios lo haré. De momento, me quedo con Palinuro y seguiré subiéndolo a Twitter.

dimecres, 29 de juliol del 2015

Cuenta de Face Book hackeada

Me han hackeado la cuenta de FB y no puedo entrar en ella. Es imposible contactar con FB para arreglarlo. Lo único que se puede hacer es bloquearla, con lo cual te entra la duda de si es hackeo o censura. Pero, como no voy a estar perdiendo el tiempo tratando de sortear el bucle que los granujas que la hackearon me han dejado, he creado otra. Espero recuperar la mayor parte de mis amigos, cuyas peticiones de amistad aceptaré según vayan llegando. Si, más adelante, recupero el control de mi página, ya avisaré.

Se ruega difusión. La dirección de la nueva cuenta es: https://www.facebook.com/profile.php?id=100010072236294

La era de los huevos mediáticos.

Hace bien el PP sustituyendo a Sánchez Camacho por Garcia Albiol en Cataluña. Cuanto más absurda, más inverosímil, más inmoral sea una medida, más atención mediática recibirá. Ya solo la corpulencia y la altura, de 2,04 metros de este chavalón le hace ocupar toda la pantalla, lo cual es esencial en la era de la imagen. Le ayuda su sonrisa picarona y su rostro de pillastre del barrio, de quien nadie puede esperarse nada malo. Todo ello sirve para neutralizar la evidencia de que se está defendiendo y amparando la xenofobia, cosa hasta la fecha poco recomendada.  La noticia está en la xenofobia pero una xenofobia popular, alegre, nada de campo de concentración o vallas con cuchillas. Una resistencia al dark stranger que se alimenta con los sanos prejuicios de la calle. El nombramiento es casi una provocación equivalente a decir que la opción propugna el maltrato animal. Lo malo siempre es noticia.

El diputado que se toca los huevos es también pura noticia. De no haber hecho ni dicho nada relevante, este hombre sería un don nadie. De haber robado algunos millones que es, al parecer, de lo se se le acusa, pasaría a ser un nombre que sus compañeros de partido olvidarían al instante, como le sucedía a Rajoy con los de Bárcenas y Rato. Pero, si además de robar, dice algo suficientemente absurdo, tiene asegurada la publicidad y el alborozo popular. O sea, audiencia. La audiencia de los huevos.

Aguirre, que anda siempe aplicando la disciplina de las disciplinas si son otras las espaldas pide la dimisión del diputado huevón porque sus expresiones (la de que se toca los huevos y la de que chupa la polla al jefe), según ella, la avergüenzan y abochornan. Sin embargo, ella no parece mucho mejor hablada. En cierta ocasión, de esas de micrófono abierto inadvertidamente, presumía de haberle quitado un puesto de designación en algún órgano de Cajamadrid, esa entidad que acabaron quebrando por su fabulosa incompetencia, al hijo puta, en el que los conocedores de las bambalinas creían detectar al mínimo, pío y devoto Ruiz Gallardón.

Es un mecanismo bastante conocido. Los políticos viven de la política. Para ello necesitan ser elegidos y, para ser elegido es necesario ser conocido. La política dilucida entre publicidades alternativas. Por eso se pregunta a la gente en los sondeos de opinión si conoce a los candidatos y estos tienen garantizado el conocimiento si dicen disparates; otra cosa será la valoración, pero esa es aquí poco relevante. ¿Quién imaginaría que un menda, alcalde de un pueblo gallego, diría que los asesinados de Franco se lo merecían? Igualmente el cura que canta misa en los Jerónimos el 18 de julio impetra la aparición de una figura cristiana, mesiánica, que rescate al país de nuevo del marasmo desastroso en que se halla. O sea, un cura pidiendo un golpe de Estado. Pura noticia: la esencia misma de la raza.

¿Cuándo te llaman dede los medios? Cuando eres noticia. Si un empresario dice, por ejemplo, que los trabajadores, en vez de cobrar salarios, debieran pagar a la empresa a cambio de trabajar, sería noticia inmediata, entre otras cosas porque, de ponerse en práctica tan ingeniosa doctrina, por fin se habría demostrado la falsedad de la teoría marxista de la plusvalía. Aunque alguien del partido popular, siempre relacionado con los huevos, pudiera pensar: "¡manda huevos, acabar con los huevos de oro asesinando a la gallina!"

Carta abierta a Felipe VI de viva voz.

El post que subí el otro día sobre la Carta abierta a Felipe VI, tenía a día de hoy más de 59.000 visitas únicas en Palinuro, sin contar las que haya recibido a través de otros medios digitales, como Vilaweb o el Eco Republicano. Por ello, me he animado a convertirlo en vídeo y subirlo a You Tube, para tentar la suerte. Me parece que no me ha quedado mal pero el lector, en este caso espectador, juzgará.



Por cierto, quien quiera documentarse algo más sobre los puntos de vista de Palinuro acerca de la cuestión catalana que, en realidad, es la cuestión española porque constituye el elemento esencial del ser de España, puede consultar mi reciente libro sobre La desnacionalización de España. De la nación posible al Estado fallido. Valencia: Tirant Lo Blanch, 20015.

dimarts, 28 de juliol del 2015

La atomización de la izquierda catalana.

Ríanse ustedes de la división de la izquierda española, singularmente madrileña. Quien quiera hacerse una idea de cómo encara la catalana las próximas elecciones del 27 septiembre, que siguen sin estar convocadas, necesitará un plano, un gráfico, un "quién es quién" en este campo. Aquí lo ofrece Palinuro con sucinta valoración. Tengo registradas   seis formaciones  separadas que pueden llegar a ser cinco si el Procés Constituent de la hermana Forcades renuncia a presentarse, como afirma y, a pesar de todo, ser de nuevo seis si, lo que no es de descartar, surge también una candidatura propia de Barcelona en Comú.

La lista por la independencia (CDC, ERC, Ómnium, ANC, AMI y Súmate) es la que parte con mayores expectativas por razones de todos conocidas. En ella aparece ERC, la izquierda independentista más antigua de Cataluña. Su cabeza de lista, Romeva, igualmente procede de la izquierda, aunque no la republicana y es reclamo para votos izquierdistas independentistas.

Catalunya sí que es pot, reúne a Podemos (Podem), EUiA (o sea la IU catalana ) e ICV. La asamblea de Podemos aprobó por un 80% la confluencia con estas dos organizaciones de izquierda en flagrante contradicción con su negativa a confluir con sus equivalentes en el resto del Estado en donde otra consulta asamblearia también ha aprobado no confluir con nadie y presentarse bajo la propia vitola. Palinuro ya ha señalado que Cataluña es una de las piedras del previsible fracaso de Podemos. La acusación de hacer y decir una cosa en Cataluña y otra en España es una de las que peor llevan los nacionalistas españoles que, con su tradicional complejo de inferioridad frente a Cataluña, temen que quieran manipularlos o despreciarlos. Y poco disipará Podemos esta inquietud si sigue con su ambigüedad porque no puede hacer otra cosa que sacar de necesidad virtud. Catalunya sí que es pot tiene de cabeza de lista a Lluís Rabell, un histórico del movimiento vecinal, procedente de Guayem Barcelona como un reclamo a su vez para recoger votos de Barcelona en Comú.

El citado Procés Constituent, de sor Teresa Forcades, se ha desvinculado de la confluencia anterior en lo que parece una típica pelea de egos enfrentados pero se disfraza de razones para salir del paso. Afirma Oliveres, quien estaba previsto que encabezara la lista de Catalunya sí que es pot, que han descubierto que los componentes de esta son mayoritariamente unionistas. Esa misma acusación hacen los independentistas al Procés, cuyos planteamientos respecto a la independencia son todavía más confusos que los de Podemos. En todo caso, quedará fuera de cómputo si lleva adelante su propósito de no concurrir a las elecciones.

La CUP nacional, una izquierda de base, tipo grass roots y cierta alergia a la política que trae efluvios anarquistas, es radicalmente independentista, pero rechaza lo que considera pasteleo de ERC de poner la independendencia por encima del enfrentamiento de clase. Propone, si es que no lo ha hecho ya, como cabeza de lista al periodista de Súmate, Antonio Baños. La intención es clara: no es un independentismo etnicista y da notable presencia a esta organización de castellanoparlantes que está presente en las dos candidaturas más nítidamente independentistas.

Los críticos de Podemos, EUiA e ICV lanzaron ayer una nueva plataforma de confluencia (no hay escisión de la izquierda, que no se haga invocando la unidad), Guayem Catalunya, que tiene dos elementos en común con la confluencia del Podemos "oficial", la afición a copiar o casi plagiar nombres, marcas, enseñas que hayan tenido éxito y la de llevar la ambigüedad al paroxismo. Si al oír a los líderes de Podemos hablando de Cataluña tiene uno la impresión de estar escuchando a Groucho explicando un contrato a Chico Marx, al escuchar a los de la nueva plataforma, la impresión es la que produce a veces Cantinflas. El cabeza de lista, Pablo Barreneche riñó la supremacía de Podemos en Barcelona a la actual jefa, Gema Ubasart, con un resultado aplastante, algo así como 15 o 16% del voto, frente al 84 u 85% de Ubasart. Este Guayem Catalunya, criado a las ya exhaustas ubres de Podemos a toda velocidad no entra aun en los sondeos, pero es previsible que no obtenga tanto apoyo como el que restará a la otra confluencia.

Por último, el PSC, una izquierda tan nítida como la independentista en sentido contrario. Su cabeza de lista será Carme Chacón para las generales y Miquel Iceta para las autonómicas/plebiscitarias, aunque a él no le guste el calificativo. Ambos están encantados con haber renunciado expresamente al derecho a decidir. Estará mejor o peor (a Palinuro le parece un dislate) pero, cuando menos, evita la acusación de estar nadando en la ambigüedad y la marrullería, como otras fuerzas de la izquierda, lo cual suele ser ventajoso en situaciones muy polarizadas como la actual. Lo que está por ver -y es decisivo para el conjunto del socialismo español- es cuán ventajoso.

Este abigarrado y polícromo cuadro de partidos en Cataluña (y faltan el PP y Ciudadanos porque el post va de izquierdas) es una prueba evidente de que la nación catalana tiene, en efecto, una dinámica propia y peculiar. Ningún otro territorio español presenta esta pluralidad, este fraccionamiento, este multipartidismo. Y eso es porque en el Principado hay dos ejes, dos cleavages que están muy vivos: el nacional (independencia vs no independencia más o menos disimulada) y el orgánico (partidos vs movimientos sociales), que dan una imagen muy compleja porque las líneas se cruzan. Independentistas son la lista por la independencia y la CUP nacional con votos sueltos de otra formaciones. No independentistas son Catalunya sí que es pot, Procés Constituent, Guayem Catalunya, PSC y, ça va de soi, PP y Ciutadans. Partidos son CDC, ERC, PSC, PP y C's, mientras que funcionan como movimientos sociales o plataformas, Catalunya sí que es pot, Procés Constituent, CUP y Guanyem Catalunya, por supuesto, a veces con partidos dentro de las plataformas. La decisivo de la lista por la independencia es que haya tenido la habilidad de mezclar los dos criterios en pie de igualdad: partidos y movimientos sociales.

La conclusión más obvia de este análisis es que quien presenta una imagen más borrosa, contradictoria y, en defintiva, poco de fiar, es Podemos, tanto en la formación principal como en la hijuela. Y si el resultado en las elecciones catalanas del septiembre es el decepcionante que cabe deducir de esta situación, será un golpe muy fuerte para las expectativas de una formación a la que los dioses parecían prometer no hace mucho un paseo por los campos elíseos. Tan fuerte que quizá no se recupere para las generales de noviembre.

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NB: tenía mal apuntada la información del PSC. La he corregido gracias a Sergio Cajal (@SirBlonde). Gracias, Sergio.

dilluns, 27 de juliol del 2015

Catalunya no es pot.

Exclaustrarse ha venido bien a la monja Forcades que parece haber recuperado el tino. Porque, si no recuerdo mal, fue ella precisamente quien primero llamó a la confluencia con Podem y hasta con la CUP, por sorprendente que parezca, bajo la advocación de un procés constituent que era algo inefable, como la visita del Espíritu Santo en Pentecostés, pero poco tangible.
 
Quizá por esa intangibilidad, en realidad inconcreción, se sumó a él rápidamente Podem, incluso rompiendo su animadversión a los "pitufos gruñones" de IU, porque, siendo catalanes, serían menos pitufos o menos gruñones. Además, el nombre de Catalunya sí es pot recoge en parte el suyo. De este modo, la correspondiente asamblea de Podem ha ratificado la confluencia con un 80% de los votos. Lo que no sé es cuál será el total de votos emitidos sobre el de votantes. El abstencionismo en Podemos es pavoroso. Que a Pablo Iglesias o su lista lo haya elegido el 92% de los votantes, siendo estos el 16% del censo quiere decir que lo ha elegido el el 14% del censo o algo así.
 
El caso es que el Procés constituent de la señora Forcades, que iba sexta en la lista de Catalunya sí es pot, no confluye, se queda fuera de la plataforma que iba a presidir Arcadi Oliveres, quien se negó a ello. Como ahora la asamblea rechaza confluir con la izquierda. No tengo muy claras las razones. Parece que en el Procés acusan a Podem de no tomarse muy en serio el procés, pero tampoco estoy seguro. La razón más esgrimida es que la plataforma de Forcades/Oliveres es un movimiento social, pero no un partido político. Es poco convincente. No hay ninguna razón para que un movimiento no pueda confluir con un partido. Dependerá de lo que acuerden. No obstante, el Procés avisa de que no será opción votable, lo que deja libre la imaginación para saber a quién votarán los que se han negado a confluir con Podem y los partidos de la izquierda catalana.
 
Los partidos de la izquierda catalana excluido el PSC que, a su vez, también ha rechazado otra confluencia, esta más a la derecha, entre el PP, C's y el PSC. Incluso duda de que PP y C's puedan aliarse. El PP catalán, en pleno fervor patriótico español, ofrece un pacto con un término de clarísima raigambre del catalanismo político, un pacto por la concordia, como Cambó.
 
ERC, por nadar contra la corriente, ha reafimado su pacto con CDC, su enemigo de clase, pero aliado de nación, al tiempo que Junqueras reafirma la orientación izquierdista de su partido. La alianza con la burguesía catalana es transitoria, mientras se consigue el Estado propio. Luego, cada cual volverá a su lugar.
 
Los de la CUP consideran que esta alianza es innecesaria y mantienen su voluntad independentista pareja con su pureza ideológica.
 
La evidente hegemonía del soberanismo induce a preguntar por la suerte de Catalunya sí es pot en las elecciones, después de la defección de Forcades/Oliveres. Podría pensarse que, al no sumarse el Procés, la plataforma ganaría en nitidez programática y claridad ideológica. Pero sería falso. La confusión, la indeterminación, la falta de claridad está en Podem y las dos formaciones de izquierda que lo acompañan. Quedando poco tiempo y estival para mejorar la imagen y hacer convincente el discurso antes de las elecciones, lo verosímil será que su voto se desplace hacia el PSC que, por lo menos, ya ha dejado claro que no quiere ni oír hablar del derecho a decidir o a la CUP que tiene también espíritu de movimiento social, pero permite votar. Y hacerlo por la independencia. 

El viaje no ha terminado.


Geoffrey O'Brien (2015) Tiempo de soñar. Episodios de los sesenta. Barcelona: Alpha-Decay. Traducción de Albert Fuentes.
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En 1988, para celebrar el vigésimo aniversario del 68, el poeta, ensayista, literato O'Brien publicaba esta original obra, especie de explicación del espíritu y la contracultura de los sesenta desde dentro. Se edita ahora en castellano, a más de un cuarto de siglo de su aparición, lo que demuestra que tiene vigencia. Es un conjunto de impresiones, mejor o peor agrupadas en cuadros, escritas en un lenguaje poético, a veces alambicado y con un ritmo muy rápido. Muy en el espíritu de la literatura on the road, con toques de H. Miller, Ginsberg o Hoffman. Realmente, el traductor ha hecho un trabajo encomiable dada la gran dificultad del texto.

Lo lei a poco de su publicación y creo que lo tomé como una especie de canto del cisne de aquellos años tumultuosos que, sin embargo,  venía a ser la prueba de la pervivencia del espíritu hippy: la carretera, el símbolo de un proceso espiritual consiste en una serie de encuentros ocultos, mensajes escondidos, rituales prohibitivos pero necesarios. El tiempo de soñar se prolongaba. Me he acercado de nuevo a él, otros veinte años más tarde con la curiosidad acrecida de qué quedaría vivo.  Todo.

Guy Debord lo había dicho: es la sociedad del espectáculo. Los políticos eran entonces, como hoy, perfectamente intercambiables y previsibles. Los únicos que sucitaban algo de interés por ofrecer innovación y originalidad eran las estrellas de cine. Al respecto John F. Kennedy tenía cabeza de Jano. Siendo político, era un espectáculo coronado con el de su muerte. No deja de ser irónico que, cuando O'Brien publica su obra estaba ya en su segundo mandato Ronald Reagan, un político que era actor. Tan mal actor como político. De todas formas, es cierto, el asesinato de Kennedy es la sombra, o la luz, según se quiera, que acompaña los años sesenta. Yo añadiría el también asesinato, aunque mucho más previsible, de Patricio Lumumba.
 
Esto es lo que alimentaba la idea muy generalizada de haber nacido en el seno de potentes aparatos de destrucción. Se originaban en ella dos líneas de pensamiento que llevaban, cuando llevaban, a acciones políticas distintas y que aun hoy están separadoas. De un lado, la de que siglos de auto-odio, de represión sexual, de odio a la naturaleza amenazaban ya con la destrucción del planeta, en el que no parecía haber más realidad que el genocidio, la guerra, el crimen. De otro lado, esa sociedad, a la que la razón, la ética y la estética mandaban combatir era la que proporcionaba la conciencia a los de los sesenta de ser los adolescentes y jóvenes más felices de la historia. los privilegiados hijos de la burguesía, los hijos de Marx y la Coca-Cola. 
 
Hay dos elementos esenciales en la constitución de la contracultura hippy, que es de lo que el libro trata y desde una perspectiva exclusivamente estadounidense: la liberación sexual y las drogas. La primera fue casi un estallido provocado por la píldora y se afianzó con las lecturas apropiadas que solían contener fuertes dosis de Wilhelm Reich, aunque sospecho que el Reich del continente no incluía el Reich último, el de la etapa norteamericana, el de El asesinato de Cristo y cosas similares. Pero a ambos lados del Atlántico, la píldora significó que la contraposición entre hacer el amor o la guerra dejaba de ser una opción ilusoria entre un deseo y una realidad posible para convertirse en otra entre dos realidades posibles.
 
 A su vez, las drogas, más que aparecer, reaparecían de la mano de una tradición literaria con una constelación de autores que iban de Coleridge y De Quincey a Leary, pasando por Baudelaire, Rimbaud, Cocteau, Huxley, etc. Una de las aficiones del personal era bucear en la tradición literaria en busca de afinidades electivas: San Juan de la Cruz, Teresa de Jesús y algún que otro místico. Los que habían derivado hacia otro misticismo de raíz oriental, budista, buscaban su alimento en Hermann Hesse o se aventuraban por los jardines hindúes o se iban directos al Libro de los muertos del Bardo Todol. 
 
Pero la liberación sexual o, cuando menos, la ruptura de las pautas morales sexuales burguesas, heredadas de la revolución industrial y la sociedad victoriana y la popularización del consumo de drogas, por sí solos, no llevarían a los hippies a ningún tipo de acción colectiva digna de mención. De buscar alguna inspiración irían a las doctrinas anarquistas de la acción directa y la propaganda por el hecho. Si acaso, algún happening que, por las razones que fueran, tuvo especial resonancia, como el festival de Woodstock. No siendo eso, lo más colectivo que llegaron a hacer fueron comunas. De esas, sí, hubo y hay muchas.
 
De las drogas convencionales, tradicionales, los hippies pasaron a las químicas y se abrió la experiencia psicodélica, cuyos gurús fueron Timothy Leary y Abbie Hoffman, de quienes hay mucha huella en el libro. La reflexión de O'Brien está muy en su punto. La experiencia psicodélica es un umbral de iniciación cuya esencia es incomunicable e indescriptible. Lo cual no obsta para que sean frecuentes los deseos de comunicarla y describirla, cosa que también intenta O'Brien cuando dice algo muy común en la época, esto es, que nada tiene sentido hasta que se toma ácido.  Hay un eco de esta cuestión en términos trascendentales en la famosa pregunta que lanzaba el East Village Other ¿puede considerarse ser humano a quien no tenga experiencia psicodélica?

Gracias a esta iniciación, el rebelde sin causa, el  aficionado al chicken run, lleva su audacia a dotarse de su propia religión, como recomendaba Allen Ginsberg y, como buena religión, provista de un catálogo de observancias y mandamientos. Recojo varios que me parecen  decisivos de los años sesenta, de hoy y, quién sabe, para siempre: mirar el reloj es un acto de destruye la vida. Tienes miedo de la verdad. No vamos a llegar a ningún sitio. No hay destino. Este tránsito perpetuo es nuestra morada. No intentes ocultarte. Quizá me parezcan decisivos porque ya me lo parecieron entonces.
 
No habrá destino, pero el viaje no ha terminado. 

diumenge, 26 de juliol del 2015

Una banda de ladrones y su comparsa.

El caso Púnica viene a cerrar el círculo y probar lo que Palinuro lleva tiempo diciendo: que el PP no es un partido político en sentido estricto, sino una presunta asociación de malhechores para expoliar el erario, esquilmar el país, robar hasta las cucharillas, enchufar a todos los amigos, parientes y allegados y vivir a cuerpo de rey (véanse los casos escandalosos de Blesa y Rato) a costa de la gente a la que estafan y a la que aplican sus políticas de recortes, sacrificios, sisas y trampas.

Una supuesta asociación de delincuentes organizada empresarialmente. En Valencia y Madrid, en donde las tramas Gürtel y Púnica han robado a mansalva, lo han hecho de modo sistemático, con contabilidades dobles y triples, cuentas en Suiza, sociedades pantalla. En otras partes, como Castilla y León, Galicia, Baleares, etc., lo han hecho con menos oficio mercantil, pero idénticos fines de latrocinio voraz. Han corrompido las instituciones por doquier, expoliado los bienes públicos, manipulado datos y estadísticas y comprado y puesto a su servicio hasta la judicatura .

Lo del programa, los incumplimientos, las medidas, las políticas públicas, etc., pura palabrería para engañar a la gente con ayuda de unos sicarios a sueldo a quienes llaman periodistas. Estos mangantes no han gobernado ni el gobierno les importa un pepino y por supuesto, mucho menos la opinión pública. Su único interés es llegar al poder como sea, mintiendo, engañando, financiando ilegalmente sus campañas electorales para robar lo que puedan. Y, mientras roban, con la seguridad que da el saberse impune por el régimen neofranquista que han impuesto, se expresan en los términos que los retratan. Según un exdiputado del PP, los políticos de este partido están a chupar la polla del que manda para pillar pastuqui. Lo dicen ellos, no Palinuro. Así que cabe conceptuar el PP como un partido de presuntos ladrones chupapollas. Son los que marcan el nivel cultural de la gran nación. Efectivamente, no hay solución de continuidad entre un diputado chupapollas y un presidente que solo lee el Marca. Son el mismo tipo humano. El españolazo de derechas de toda la vida.

Este carácter sistemático, organizado, empresarial del trinque, el robo, la mordida, la comisión, los sobresueldos, abarca todos los órdenes del partido, en todas las esferas y niveles del gobierno. No hay decisión de estas autoridades que no lleve un (o varios) beneficiarios bajo cuerda. El ministro De Guindos chanchulleaba con el infame Granados hasta días antes de que a este pájaro lo metieran en el trullo. Un primo de Rajoy, el de los sobresueldos y otras bicocas de la Gürtel, aparece involucrado en la Púnica. Al final se va a realizar un barrunto de Palinuro de hace unos meses: que bien pudiera ser que un juez pidiera un suplicatorio para imputar a Rajoy, cuya responsabilidad en la corrupción de su partido es total. Políticamente por supuesto, ya que ha sido todo en él, tesorero y presidente. Si también hay responsabilidad penal está por ver.

Lo evidente aquí es que este país está gobernado por una manga de sinvergüenzas, dedicados a llenarse los bolsillos, insultar a la gente, dejarla sin recursos, expulsarla al extrajero, acallarla mediante medidas represivas, manipular los medios y amenazar a los soberanistas catalanes.

Eso a la gente. A la oposición, pedorretas, mofas y burlas. Con su mayoría absoluta en el Congreso, la presunta asociacion de delincuentes se permite el lujo de ignorarla y despreciarla. Rajoy no comparece en el Parlamento nunca, ni da explicaciones, ni se admiten comisiones de investigación sobre los casos de saqueo que protagoniza la banda de sinvergüenzas que parasitan la administración pública y los negocios privados hechos a base de enchufes y corrupción.

Mientras la banda campa a sus anchas, deja a los pensionistas sin el fondo de reserva de las pensiones, cierra hospitales tras haberlos esquilmado, privatiza servicios públicos con el fin de quedarse con ellos, la oposición es incapaz de adoptar una actitud clara en defensa de los intereses de la gente que la ha votado y que paga sus impuestos. Pedro Sánchez saca un hilillo de voz en Asturias para pedir tímidamente a Rajoy que acuda al Congreso a dar explicaciones sobre la Púnica. Sabe de sobra -y está resignado a ello- que Rajoy no le hará caso alguno, que no dará explicación ninguna y, si se pone tonto, es posible que le haga una pedorreta y lo mande a freír vientos porque la actitud de estos franquistas, crecidos en el expolio y la impunidad, es la del desprecio cuartelario hacia la oposición.

Y la oposición, en concreto en PSOE, a tragar. Sabe de sobra que pedir talante democrático a quien está educado en el fascismo es ridículo. Pero lo pide para disimular delante de sus votantes y simular que hace algo. Mas no lo único que tendría que hacer si fuera un líder y no un don nadie sonriente, tratando de caer bien a todo el mundo: presentar una moción de censura a esta supuesta banda de ladrones.

Ahórrense los maestrillos la advertencia de que esa moción no se ganaría. Es obvio. No se presenta para ganarla. Si en el Congreso, hoy, hubiera una posibilidad real de ganar una moción de censura, no estaríamos llamado cobarde a la oposición, sino algo mucho peor: cómplice del latrocinio pepero.

No, la moción no se va a ganar en la Cámara. Se ganará en la calle, en los medios, en la opinión pública que, por fin podría ver que hay alguien en el Parlamento dispuesto a devolver la dignidad a una población humillada por tantos golfos y ladrones generalmente muy devotos, chupacirios y meapilas. Como esa Lucía Figar, consejera de Educación de la Comunidad de Madrid (Gürtel/Púnica), que destruyó la enseñanza pública en beneficio de la privada de curas a los que regalaba terrenos públicos, mientras ella se aprovechaba de unas becas que no necesitaba y estaba en tratos con la Púnica cuyo alcance determinarán los tribunales. Si lo hacen porque, siendo la señora del Opus, pertenece a la misma secta que un tercio de los jueces de España y es posible que se vaya de rositas.

La moción de censura pararía lo pies al gobierno en su último intento de pucherazo con la reforma de la ley electoral, lo obligaría a moderar sus abusos y, sobre todo, daría visibilidad a la oposición democrática y permitiría a la gente no solo recuperar su dignidad ciudadana, sino, además, conocer el programa político alternativo que puede sacarnos de este basurero en el que el país lleva cuatro años gracias a la presunta banda de ladrones.

Pero no lo hará. La oposición socialista no se atreve a cumplir con su deber por razones que, no siendo públicas, probablemente sean inconfesables. O sea, una vergüenza de país.

Apostillas a la normalidad.

Con ligeras variantes, este gráfico de Metroscopia viene repitiéndose en los últimos meses. Va ya para tendencia. El bipartidismo se corrige a la baja en el sentido de que los dos partidos mayoritarios encajan una merma considerable de voto que va a las formaciones emergentes. Pero condena a otras dos a la irrelevancia: a UPyD la borra del encerado parlamentario y el destino de IU es incierto. Es decir, se mantiene el sistema de partidos del régimen del 78 con algunas correcciones al alza en el bloque de los menores. Obviamente, que vuelva a haber una mayoría absoluta es cosa difícil, pero no imposible.

Aun perdiendo casi la mitad del voto, llama la atención que el PP conserve un porcentaje de apoyo muy notable. Un 23,1% es mucho, dadas las lastimosas circunstancias del gobierno y su partido. Ahí tiene que haber gran cantidad de voto ficticio, más dictado por la desconfianza que por la convicción. El penúltimo escándalo de la Púnica deja al descubierto una forma de gobernar literalmente basada en el delito. Y va a estar vivo hasta las elecciones. Lo lógico será que el PP obtenga un porcentaje de voto menor que el vaticinado por Metroscopia. Su líder es el peor valorado de todos. Porque, aunque Mas aparece por debajo de él, este dato es erróneo, ojalá que sin mala intención. Si la muestra es "nacional", el índice de desaprobación de Mas es el más alto y el de aprobación el más bajo. Pero eso no quiere decir nada. Para ser justo el dato, en el caso de Mas la muestra debiera ser exclusivamente catalana. Por lo demás llama mucho la atención que el porcentaje de ciudadanos que conoce a Mas es superior a los de Alberto Garzón, Pedro Sánchez y Albert Rivera, excusado es decir el nombre del presidente de La Rioja. Sobre todo, el PP es el partido que suscita mayor rechazo. Un 52% del electorado no lo votaría en ningún caso. Obtiene mayoría absoluta en contra.

El caso del PSOE es muy curioso. Se recupera del vapuleo de 2011, pero no a consecuencia de iniciativas o propuestas que le ganaran el favor popular sino por la mera incompetencia de sus adversarios. El PSOE como tal no ha hecho nada en materia de propuestas para conseguir la mejora en los resultados, fuera de elegir un secretario general que desde el primer momento ha entendido que lo suyo era estar en campaña electoral permanente con un vago eco de Kennedy, Clinton, Obama, muy en la linea de los demócratas. Su líder aparece en segundo lugar en índice de aprobación popular, por detrás de Rivera y la intención directa de voto es la más alta, el 16%. Y lo más importante es que suscita un porcentaje de rechazo reducido, de un 13% de gente que no lo votaría en ningún caso.

Lo de Podemos se perfila como un descenso mantenido. No le ayuda nada la permanente bronca con la confluencia con IU y la errática política de alianzas. Pero lo que verdaderamente está destruyendo aceleradamente las expectativas electorales de Podemos es la ambigüedad y la confusión de su actitud ante la cuestión catalana. Esa ambigüedad se le tolera a los partidos dinásticos, sobre todo al PP porque, siendo partidos de intereses, ya se sabe que su discurso es falso o tiende a la falsedad. Pero no puede ser el caso de Podemos, adalid de la nueva política. Y su indefinición no le gana aliados en Cataluña, pero le hace perder votos en España. Pablo Iglesias es el líder peor valorado en la izquierda, solo por delante de Rajoy, la intención directa de voto es un modesto 11,1% y, lo más grave, es el partido que tiene mayor índice de rechazo, el 37% de los electores no lo votaría en ningún caso. Si la técnica es la seducción, habrá que cambiar de modos y maneras, aunque solo sea para no seguir cayendo antipáticos.  Esos datos negativos van a seguir siéndolo o incluso a aumentar su negatividad según acabe valorándose el estilo de liderazgo de Iglesias como autoritario, no democrático y puro culto a la personalidad.

En el caso de Ciudadanos, supongo que la altísima valoración positiva está más que nada basada en el desconocimiento del personaje, cosa obvia dado que este ostenta el índice de conocimiento (86%) más bajo de todos los políticos. Suscita escaso rechazo. Solo un 7% no lo votaría en ningún caso, pero su intención directa de voto es de poco más del 10%. No parece que Ciudadanos pueda configurarse como el partido del centro en la tradición suarista porque ese espacio está ya ocupado en buena medida por el PSOE.

Lo más verosímil viene a ser una victoria ajustada del PSOE que verá así justificado su enorme interés en no hacer nada. Si, además, hiciera algo, por ejemplo, de oposición real, no puramente legitimatoria, es de suponer que su expectativa de voto seguiría subiendo. Pero ese no parece ser el criterio de la dirección actual que prefiere sentar plaza de partido de orden, con sentido del Estado y  ajustado a las exigencias del sistema frente a los maximalismos estériles. 

dissabte, 25 de juliol del 2015

Una corona en apuros.

Supongo que por estos ultrajes a la dignidad nacional berreaba hace unos días el cura de los Jerónimos en Madrid. En mitad de la misa por el descanso eterno del genocida, arrebatado por la iluminación divina, pedía que aparezca un hombre con lo que tienen los hombres para rescatar de nuevo a España de las garras del comunismo y la masonería.

¡Quitar el busto de Juan Carlos I del salón de plenos! ¡Quitar después el retrato del monarca felizmente reinante, Felipe VI, nuestro señor! Hay una evidente mala fe republicana en el consistorio barcelonés. Que, además, no se contendrá dentro de los límites del edificio municipal, sino que se extenderá al callejero de Barcelona para evitar que haya alguna calle o plaza dedicada a algo o alguien de la monarquía.

Esta nueva izquierda no tiene maneras. Desconoce el pacto llamado de no es el momento. Cada vez que alguien pedía un referéndum para que la ciudadanía española pudiera pronunciarse sobre la monarquía o la república salían los dos partidos dinásticos, PP y PSOE asegurando que no es el momento. Nunca en treinta años ha sido el momento y parece que esta nueva izquierda no sabe de aquellos pactos y, dando la vuelta a la vieja y resignada tradición popular, ahora diríase que allá van reyes do quieren leyes.

Por supuesto, el partido de la derecha no solo se ha opuesto a lo que considera una barbaridad, sino que, por medio del hermano del ministro del Interior, ha protagonizado una escena como de película de Sáenz de Heredia con Alfredo Mayo que podría llamarse "el último retrato de Filipinas". El consistorio tampoco admite al hijo del del busto y pretende poner en su lugar el retrato de un alcalde catalán, cuyo nombre no he retenido.

Al margen de lo que digan las normas en vigor sobre estos asuntos, está bastante claro que, aunque "no sea el momento", el dilema república-monarquía está siempre vivo. Como es lógico. Suelen los monárquicos decir que es una pérdida de tiempo ya que se trata de una cuestión meramente honorífica desde el momento en que el Rey es una figura simbólica. Por eso mismo se arma tanto revuelo, porque estos asuntos del busto y el retrato que unos quieren y otro no, son todos por cuestiones honoríficas, pero muy reales en sus consecuencias. 

Y eso es en Barcelona, siempre más adelantada. En Madrid, el Ayuntamiento ha decidido hacer gran expurgo del callejero, liberándolo de franquismo. Voto en contra del PP, como es lógico. Probablemente entre los que pierdan el privilegio de dar nombre a callas y plazas habrá parientes de los actuales gobernantes. Comienza aquí una cacería del nomenclator en busca de capitanes, coroneles, comandantes facciosos del 36. Fuera del alcance municipal pero que se planteará igual es el asunto del llamado Valle de los caídos, esa siniestra Walhalla que hizo erigir el dictador para meter miedo después de su muerte. Y a fe que lo ha conseguido. Casi todas las respuestas contemporizadoras procedentes de la izquierda, están dictadas por el miedo. Y, sin embargo, el destino del conjunto es claro: hay que sacar los cuerpos de Franco y José Antonio y llevarlos a donde sus deudos digan. Hay que comunicar que quien tenga algún familiar en el lugar puede reclamarlo para enterrarlo en otra parte. Los restos de los demás saldrán tambien a una instalación apropiada y el conjunto se dedicará a fines museísticos.

No obstante, esta arremetida contra el ejército únicamente preanuncia la que vendrá después contra la Iglesia. No tanto contra la monarquía porque en Madrid esta izquierda es menos republicana que en Barcelona. Pero más anticlerical. De todas formas, es igual de peligroso para la Corona ya que la Iglesia es uno de sus pilares básicos.

Además del conocimiento de estas nefandas prácticas de quitar los símbolos, la Corona se encuentra en una situación muy incómoda porque carece hasta del apoyo -no digamos ya una mínima oientación- del gobierno. El presidente de los sobresueldos se limita a repetir obcecadamente que no habrá independencia de Cataluña y que se aplicará la ley. Pero no dice cuál, ni cómo, ni con qué resultado. Porque no lo sabe.

Esto ha sido el gobierno de España durante cuatro años.

Don Quijote y el humor.

El centro cultural Galileo, dependiente del Ayuntamiento de Madrid, presenta una exposición con las ilustraciones que hizo Enrique Herreros en tres ocasiones distintas para otras tantas ediciones del Quijote. Debe de ser de los pocos artistas, si no el único, que haya ilustrado tres veces la misma obra. Se aprecia en ello algo exuberante, hasta que uno se entera de que Herreros era un coleccionista de Quijotes como quiza no haya habido otro igual. Según su hijo llegó a tener 600 ediciones de la novela más famosa de todos los tiempos. El primer ejemplar se lo regaló una tía suya en 1909, teniendo él entonces seis años. Y allí comenzó una pasión que le duró 63 años más y lo llevó a ilustrar la obra tres veces. Todo en Herreros era exuberante. Él mismo: humorista, pintor, dibujante, grabador, cartelista, actor, montañista, cineasta y varias cosas más era casi un cruce de caminos.

La exposición trae quince ejemplares de cada bloque de ilustración y hay así un "quijote codornicesco", otro "expresionista" y otro "cubista". Pero todos ellos son de humor. Herreros era, además, condigno representante del ala humorística de la generación de 27, Miguel Mihura, Wenceslao Fernández-Florez, Jardiel Poncela, Edgar Neville, etc. Pero es justo en este elemento del humor en donde se encuentra el problema que afecta a todas las ilustraciones. En su conjunto dan una extraña impresión de ser como pegotes, frías referencias a las escenas que ilustran. ¿Cómo es posible que un hombre apasionado por el Quijote que lo conoce al dedillo lo ilustre de una forma tan fría y tan distanciada? Sencillamente por eso, por el humor. Todo el Quijote es humor, es un inmenso chiste, una carcajada sostenida cuyo roce acaba provocando sangre y lágrimas, pero carcajada al fin al cabo. Una carcajada sardónica, como la de algunos grabados de Goya o cuadros de Solana, dos referencias, por cierto, de Herreros. El humor sobre el humor no agarra. Es imposible ridiculizar más a don Quijote de lo que lo hace Cervantes. Por eso, los chistes no tienen sentido.

Las tres tandas de ilustraciones presentan variaciones estilísticas muy acusadas. La primera, la del Quijote "codornicesco", es el estilo de las portadas de Herreros para La Codorniz. La revista más audaz, para el lector más inteligente, sucesora de La ametralladora, una revista de humor en el bando sublevado con la que Herreros también colaboró y que tenía permiso del régimen franquista para publicar siempre que incluyera propaganda falangista y no se metiera con la Iglesia. De las portadas de La Codorniz viene mi conocimiento de Herreros pues, creyéndome lector inteligente, lo era de la revista. Herreros estaba muy presente y marcaba un estilo que tenía algo que ver con el primer Tono, antes de que este se estilizara en extremo. Bueno, de las portadas de La Codorniz y también de los carteles de cine de la Gran Vía en los años 50 y 60. En eso de la cartelística, no tenía rival.

Pero si la exposición no sirve mucho para ver algo nuevo sobre el Quijote, cosa por lo demás comprensible porque es el libro sobre el que se han hecho más comentarios, interpretaciones, referencias, evocaciones de la historia, sí sirve para traernos a la memoria a un notabilísimo dibujante, muy caído en el olvido y una publicación, La Codorniz que, aunque llena de franquistas de camisa azul, permitía sobrevivir en la asfixia intelectual del régimen y hasta ser pasto para posiciones de izquierda. Las ilustraciones "codornicescas" traen una muy notable que es una copia/imitación de Las meninas velazqueñas cuyo contenido es la muerte de Alonso Quijano. Están todos los personajes de Velázquez pero, en la famosa imagen del fondo, la que plantea la dimensión metafísica de la obra de Diego de Silva, se ve a don Quijote agonizando y, a su vera, la muerte que viene a buscarlo en forma de esqueleto. La muerte era tema preferido de Herreros. En el supuesto de que la imagen del fondo sea un espejo, ya sabemos que el cuadro lo pintó la muerte misma. El fallo está en que no aparece el pintor, como Velázquez se autorretrató, pues ha sido sustituido por el notario, encargado de levantar acta del triste suceso.

Las ilustraciones expresionistas son las más logradas a mi gusto porque no pretenden ser humorísticas. Algunas tienen una evidente impronta picassiana. Las ilustraciones "cubistas", las últimas, ya son casi adaptaciones de Picasso. Hasta la que muestra a Sancho relatando a la duquesa las aventuras de su señor don Quijote, de ambientación velazqueña, está vista con los ojos del malagueño y el propio don Quijote, al advertir a Sancho sobre el buen gobierno de la ínsula Barataria, es una reproducción de un famoso Picasso de la época azul. Por no hablar de su interpretación del retablo de Maese Pedro, que no es ilustración del Quijote pero es de gran valor porque consiste en una composición picassiana inconfundible: el Gernika.

Merece la pena pasarse por el centro cultural Galileo, a ver cómo mantean al pobre Sancho o cómo la pareja de orates, montada sobre Clavileño, cree cruzar los espacios sublunares.

Y, pues es imposible escribir sobre don Quijote sin soltar una "quijotada" con ánimo de pasar a la gloria aupado por tan insigne ángel, ahí va la mía: sospecho que don Quijote, en realidad, era un reencarnación de Merlín. La última.

divendres, 24 de juliol del 2015

Carisma Prime Time

Los teóricos de Podemos llevan años hablando de la importancia de los medios de comunicación. El concepto de sociedad mediática corre paralelo con el de hegemonía, que es uno de los puntos doctrinales más mencionado en el partido de los círculos. Tira este siempre de Gramsci también en otros asuntos como la guerra de posiciones/guerra de movimiento, lo nacional popular, etc. 

Gramsci murió sin conocer la televisión. De haberlo hecho, habría llegado a la misma conclusión a que llegaron los teóricos de Podemos: para conseguir la hegemonía ideológica en la sociedad mediática hay que conquistar los medios. Es una conclusión casi obligada. A esto lo llaman a veces "democratizar los medios". El nombre es lo de menos pues también pertenece a la política de hegemonía. Lo que se hace es valerse de unos medios para propagar su doctrina, igual que otros propagan las de otros partidos u opciones. Y si los otros funcionan de modo poco democrático, los nuestros harán lo mismo para no quedar en desventaja competitiva. "Democratizar los medios" quiere decir, en definitiva, ponerlos al servicio de la ideología propia, para que esta llegue a ser dominante en la sociedad. Y, por cierto, con un nivel de manipulación, enchufismo y censura que en nada desmerece a los de los medios comerciales o públicos del otro bando. Y con listas negras de gente a la que hay que callar, como los otros.

Ahora bien, con la teoría llega la práctica. Los medios tienen unas exigencias "técnicas" que quienes se valen de ellos no pueden obviar porque, de hacerlo, se quedarán sin audiencia, sin dinero y habrán fracasado. Dichas exigencias se dan en tres terrenos distintos. La imagen, el discurso y la audiencia:

La imagen.  Es esencial, es fundamental, sobre ella pivota todo lo demás. La mala imagen es la ruina. Una buena facilita la comunicación, predispone a bien al auditorio. La imagen que se lleva hoy más es la prudentemente rompedora, con unas gotas de escándalo, pero no en exceso. Nada muy allá en un mundo en el que la publicidad comercial se dirige a los clientes simulando tratar a cada uno singularizadamente, como si fuera único en el universo. Por lo demás, por atractiva que sea, la imagen precisa un discurso.

El discurso. Es esencial porque incorpora el mensaje clave. Pero tiene que ser elemental y muy breve. El medio audiovisual es veloz y los discursos largos siembran la confusión y se quedan sin auditorio. Reducir complejas disquisiciones teóricas sobre la hegemonía a una consigna de cuartel es dificil. Pero no hay otra solución. El medio manda. Por eso, se acuñan términos significantes, como casta o régimen, que cumplen esa función indicativa. Lo malo es que los medios los queman y acaban por no significar gran cosa.

La audiencia. Se quiere masiva porque los medios viven de su difusión. No se trata, evidentemente, de minorías selectas, ni de élites, ni de grupos de expertos, especialistas, conocedores o interesados. No, se trata de la masa sin diferenciación alguna, como el conjunto de los bípedos implumes de un país, en el nivel más bajo compartido de comprensión. Si queremos saber cuál sea este solo hay que ver qué programas de televisión reflejan los máximos índices de audiencia. No cuáles son los más vistos dentro de sus respectivos grupos, sino los más vistos a secas. Ese es el nivel de máxima audiencia, el que encuadra los discursos de quienes en ellos aparecen, por ejemplo, la gente de Podemos hablando de "la gente", el "pueblo", o sea la masa indistinta pero muy numerosa a la que hay que "hegemonizar". Porque, no se olvide, siempre que se habla de "hegemonía", ha de haber un "hegemón" y muchos, a ser posible todos, hegemonizados.

Resulta curioso comprobar cómo un partido que se hizo en los medios y en las redes pero sobre todo en la televisión acusa su vicio de origen. Las exigencias de los medios, antes citadas, han incidido negativamente en aspectos de más calado de Podemos como movimiento político. En concreto, han mostrado que la teoría no tiene unidad, sí muchas contradicciones y es bastante confusa. Solo los postulados de Podemos en relación con el soberanismo catalán abonan este punto de vista. El discurso es muchas veces incomprensible, otras contradictorio consigo mismo, otras inexistente y otras idéntico al que había. En cuanto a la audiencia, Podemos se rige por un criterio típicamente comercial en la red: la cantidad. Se enorgullece de contar con más de 300.000 inscritos en su organización sin que haya quedado clara, al menos al abajo firmante, en condición de qué se inscriben quienes se inscriben. Pero eso es indiferente. El hecho es que, tengan la condición que tengan, solo el 15,69% del censo ha votado en las primarias de Podemos para elegir la candidatura al Congreso de los diputados. Es un porcentaje similar al de participación estudiantil en las elecciones de la Universidad. Y nada que insufle seguridad de alcanzarlo en las próximas elecciones.

Una cosa es la audiencia televisiva y otra quienes participan en las redes sociales a través de lo que se llama el clickactivismo. Así como la participación en el mundo real desciende, aumenta la audiencia televisiva de Podemos, sobre todo la de su líder, Pablo Iglesias quien, a estos efectos viene a ser como el Belén Esteban de la política. La princesa del pueblo y el líder del pueblo. Y unas audiencias que los siguen a dónde vayan y digan lo que digan. Con la diferencia de que la audiencia de Belén Esteban es incondicional, mientras que la de Iglesias suele enredarse en discusiones internas sobre el hiperliderazgo del jefe.

Al final, la hegemonía estaba ahí, en la lista de los políticos más guapos.

Carta abierta a Felipe VI.

Estimado señor: en 1716, un antepasado suyo, Felipe V, abolió de un plumazo los derechos y libertades catalanas tras someter Barcelona mediante conquista militar. Trescientos años después quiere el destino que venga usted a impedir que los recuperen.

Acaba usted de espetar un discurso a un gobernante democrático, elegido por las urnas, como usted no lo ha sido, cuyo contenido esencial reside en recordar la necesidad de respeto al principio de supremacía de la ley, sin el cual, no es posible la sociedad civilizada.

¿Con qué autoridad dice usted eso a un presidente que, como él mismo señaló en una entrevista posterior, nunca se ha saltado la ley? Contestemos a esta fastidiosa pregunta.

Su autoridad personal en la materia que, a fuer de republicano, este blog no reconoce, es inexistente. Su poder viene directamente de la designación de un militar golpista, un delincuente perjuro que se alzó contra su gobierno y usted no ha tenido el coraje ni la gallardía de refrendarlo mediante una consulta a la ciudadanía, un referéndum en el que esta decida si quiere seguir con la monarquía o prefiere la República, el último régimen legítimo que hubo en España, pues el suyo no lo es.

Usted carece de autoridad pero se hace eco de la del gobierno español, ese sí, elegido por sufragio universal. Es este quien ha enviado a usted a Cataluña a recitar el catón elemental del Estado de derecho: el respeto a la ley, que a todos nos obliga, incluidos los gobernantes.

En términos abstractos esto es cierto. En términos concretos, aquí y ahora, en España, no solo no lo es, sino que es una burla. El gobierno que exige a Mas el cumplimiento de la ley, la cambia a su antojo, unilateralmente, sin consenso alguno, valiéndose de su rodillo parlamentario cuando le conviene, de forma que esa ley ya no es una norma de razón universal, general y abstracta que atienda al bien común, sino un dictado de los caprichos del gobierno del PP que, como sabe usted perfectamente, es el más corrupto, arbitrario e incompetente de la segunda restauración. Un solo ejemplo lo aclara: el mismo día que el presidente de ese gobierno, un hombre sin crédito ni autoridad algunos, sospechoso de haber estado cobrando sobresueldos de procedencia dudosa durante años, denuncia que los soberanistas catalanes intentan "cambiar las reglas del juego" al desobedecer la ley, sus acólitos presentaban un proyecto de ley de reforma del sistema electoral español para cambiar las reglas de juego a tres meses de unas elecciones. Y nadie en España, ni un medio de comunicación, ni un publicista ha denunciado esta arbitrariedad, esta ley del embudo.

Ciertamente, los gobernantes dicen que, si a los catalanistas no les gusta la ley, pueden cambiarla, pero legalmente, como han hecho ellos. No tengo a usted por una lumbrera, pero imagino que no se le escapará la impúdica hipocresía de este razonamiento pues los catalanes jamás serán mayoría en cuanto catalanes en España y, por tanto, no pueden materialmente cambiar la ley y están condenados a vivir bajo la que la mayoría les impone. Siempre. Por si no lo sabe usted, eso se llama "tiranía de la mayoría" y es tan odiosa como la de la minoría.

No, señor, el asunto ya no es de respeto a la ley. El asunto es de legitimidad, o sea mucho más profundo y antiguo. Pero, por no abusar de su paciencia, se lo expondré a usted en tres sencillos pasos a imitación de la triada dialéctica hegeliana que sirve para explicar la evolución de la realidad, pero también su involución.

Primero vino una guerra civil y cuarenta años de dictadura que forjaron una realidad española en la que se mezclaban los sueños de fanfarrias imperiales con los harapos de un país tercermundista, gobernado por los militares y los curas, como siempre. Fascismo, nacionalcatolicismo, centralismo, ignorancia, represión y robo sistemático. Fue la tesis.

Luego llegó la transición, la negación de la tesis, la antítesis. España se convertía en una democracia homologable con el resto de los europeas. Se negaba la dictadura. El Estado se descentralizaba y devolvía libertades a los territorios, se promulgaba una Constitución que consagraba la separación de la Iglesia y el Estado y propugnaba un Estado social y democrático de derecho. Y se acariciaba la ilusión de que era posible una continuidad normal del Estado, por encima de los avatares históricos.

Por último llegó la negación de la antítesis, la negación de la negación, la síntesis. Con el triunfo aplastante del PP en 2011, volvió el espíritu de la dictadura, el gobierno de los  curas (o de sus sectarios del Opus Dei), el nacionalcatolicismo. Se conservó la cáscara de la Constitución, pero se la vació de contenido con la ayuda del principal partido de la oposición, cómplice en esta involución y se procedió a recentralizar el país, atacando el régimen autonómico y burlando las expectativas catalanas, de forma que su estatuto carece de contenido. De nuevo con la ayuda del PSOE y la diligente colaboración de todas las instituciones del Estado. La que más se ha usado ha sido un Tribunal Constitucional carente de todo prestigio y autoridad moral por estar plagado de magistrados al servicio del gobierno o sectarios del Opus Dei, con su presidente a la cabeza, militante y cotizante del PP. 

Así están hoy las cosas en España, señor mío. Un gobierno de neofranquistas y nacionalcatólicos, empeñados en imponer sus convicciones como ley de la colectividad, impregnado de corrupción, basado en un partido al que algún juez considera una asociación de delincuentes. Un gobierno que ha provocado una involución sin precedentes, una quiebra social profunda (lea usted las estadísticas de pobreza, las de paro, las de productividad, las verdaderas, no las que fabrica esta manga de embusteros) y una quiebra territorial mucho más profunda, que él mismo reconoce de una gravedad extrema y de la que es el único responsable por su incompetencia, autoritarismo y corrupción.

¿Cree usted que ese gobierno tiene autoridad para hablar de la ley?  ¿La tiene usted?

No le extrañe que los catalanes quieran liberarse de esta tiranía personificada en estúpidos provocadores como ese que quiere "españolizar a los niños catalanes". Muchos otros, si pudiéramos, haríamos lo mismo. No quieren, no queremos, vivir otra vez el franquismo. 

Y usted, le guste o no, lo representa.

dijous, 23 de juliol del 2015

Llegan las amenazas.

En realidad, siempre han estado ahí. Pero ahora son explícitas y proceden de las más altas autoridades del Estado. El ministro avisa de que puede recurrir al 155 de la CE. Ya se sabe que no es posible suspender la autonomía porque eso sería suspender el estatuto, cosa que no cabe hacer unilateralmente. Pero sí puede forzarse a las autoridades de una Comunidad al cumplimiento de la ley, impartiendo las órdenes oportunas, incluso al conjunto de las autoridades de esa Comunidad. En términos de hoy, lo que el gobierno central pretende es conseguir el control remoto de la Generalitat. Para lo cual va a necesitar "troyanos", ya que puede encontrarse con una reacción de desobediencia civil generalizada en Cataluña. Es de suponer que el ministro tendrá algo preparado en estas circunstancias. O quizá sea mucho suponer.

Algo distinto de la Ley de Seguridad Nacional que el PP pactó con el PSOE de Rubalcaba y que, según el ministro, está pensada para cosa diferente de los conflictos con las Comunidades Autónomas. Escaso crédito merece el hombre. Primero porque el mismo enunciado de la ley, a fuer de ambiguo, está pidiendo que la empleen en lo que sea. Así se consideran dignos de especial protección unos etéreos "valores constitucionales". Y en segundo lugar porque, en el fondo, el gobierno central está dispuesto a hacer cualquier cosa para frenar el proceso soberanista en este punto de exaltación a que se ha llegado por méritos del nacionalismo catalán y deméritos del nacionalismo español.

Por ejemplo, una moción de censura al gobierno de la Generalitat. Ignoro si la señora Camacho cuenta con los requisitos, pero está claro que la moción no se presenta para ganar sino con el fin, según parece, de retrasar las elecciones autonómicas de septiembre que, por cierto, siguen sin convocarse oficialmente, que yo sepa. Si de retrasar las elecciones se trata, seguro que a alguien se le ocurre provocar un incidente que fuerce el aplazamiento y quién sabe si la nueva Ley de Seguridad Nacional o, con algo de suerte, un estado de excepción. Cualquier cosa con tal de que no haya elecciones. Las cloacas del Estado estarán a pleno rendimiento en defensa, por supuesto, de la democracia y el imperio de la ley.

La obediencia a la ley es la doctrina Rajoy que todos sus colaboradores repiten religiosamente. La ley está para acatarla. Es igual para todos. Nos obliga a todos y el gobierno la hará cumplir. Los soberanistas catalanes quieren desobedecer y, según Rajoy, cambiar unilateralmente las reglas del juego. Algo nefando, imposible de aceptar pero que es exactamente lo que hace él mismo con el proyecto de ley de reforma de la ley electoral que el PP pretende aprobar a tres meses de las elecciones, en el caso de pucherazo preventivo más asombroso que vieron los tiempos. Es decir, los soberanistas deben obedecer la ley que el PP cambia cuando le parece. Y con el recochineo añadido de que se les dice que, si no estan conformes con ella, que la cambien, sabiendo de sobra que, al ser una minoría nacional, los catalanes nunca podrán ser mayoría en el conjunto de España.

Esta actitud de choque de trenes que originó el PP ya desde sus campañas anticatalanas en contra del Estatuto, cuenta con el vergonzante apoyo del PSOE. Es difícil encontrar una muestra mayor de desconocimiento e insensibilidad frente a Cataluña que esa desgraciada expresión de Sánchez de que Mas tiende una trampa a los catalanes. Al margen de que lo diga en Hospitalet, que tiene su interés, queda por averiguar exactamente qué quiere decir con el término "trampa". A primera vista es bastante ofensivo para las autoridades y el conjunto de los catalanes, al parecer unos simples a quienes se puede engañar con trampas. Pero, sobre todo, revela verdadera rudeza de espíritu. A la vista de cómo se toma el gobierno la cuestión del proceso soberanista, no es inimaginable que Mas acabe en la cárcel. Llamar tramposo a alguien que arrostra la cárcel por sus convicciones no es de recibo.

dimecres, 22 de juliol del 2015

La contundente respuesta en el vacío.

Dice Mariano Rajoy, que no permitirá la declaración unilateral de independencia (DUI). Obvio, aunque, como siempre, mal expresado. No puede prohibir la DUI; lo que puede prohibir (si puede) es la independencia. Pero está claro. El presidente de España nunca admitirá que se le desgaje un trozo de ella. Sobre todo el que hace un año afirmaba que, mientras él fuera presidente, "no habrá consulta ni independencia". Consulta, de momento, ha habido. Independencia es lo que está por ver. O por no ver pues, pues es una hipótesis nefanda, algo contra lo que el presidente lucha a muerte, cosa que entra en su sueldo y en su sobresueldo. Cataluña no será independiente; el Estado dispone de recursos legales para impedirlo. Más le vale porque la confianza en la capacidad del presidente para conseguirlo por sus propias fuerzas cotiza muy a la baja. En la misma entrevista, el mismo Rajoy afirmaba que "a los ministros con coraje, como Wert y Ruiz-Gallardón los apoyaré siempre" o sea, los dos a los que ha dado sendos puntapiés.

Y ahora dice que no habrá independencia. Eso da una idea de la autoridad con la que habla.
 
Los recursos de que dispone el Estado para impedir una DUI, según Rajoy, son tres: la estabilidad, la ley, y la soberanía de los españoles.
 
La estabilidad. Rajoy dice representarla y hasta se identifica con ella. Él, el PP, son la estabilidad, el "sentido común", lo "que Dios manda". Pero, en realidad, ha sido quien más la ha atacado, hasta llegar a la situación actual en la que el nacionalismo catalán, según él, ha generado una división en Cataluña como no se recuerda. Ahora se lamenta, se enfurruña, amenaza. Pero debiera acordarse de cuando el PP a sus órdenes hacía campaña en contra del Estatuto de 2006 con acentos claramente anticatalanes, de cuando recurrió la norma ante el Tribunal Constitucional, de su sistemática hostilidad frente a Cataluña, coronada hace poco en la estupidez y provocación de proponerse "españolizar a los niños catalanes". El PP anima y atiza una catalanofobia primitiva que hay en España para sus fines partidistas. No, no representa la estabilidad sino lo contrario.
 
La ley. Rajoy y su gente invocan con frecuencia la obligación general, universal, de obedecer la ley. Les parece un argumento definitivo. Pero ¿qué ley? ¿La que ellos cambian cuando les place gracias a la mayoría absoluta, sin dialogar con nadie y por pura imposición? ¿La Ley de RTVE que el gobierno hizo cambiar apenas llegado al poder para designar director del ente a un hombre de su estricta obediencia que convirtió la RTVE es un órgano de agitación y propaganda del PP? Se dice que, en democracia, la ley es la norma que dicta la mayoría y, si no gusta, se consigue una mayoría alternativa para cambiarla. Pero, entre tanto, no se desobedece. Esta teoría, en el caso de los catalanes, es falsa. Por muy anticatalanas que sean las leyes españolas, los catalanes jamás podrán cambiarlas porque nunca serán mayoría en España como catalanes. Así que, cuando Rajoy insta a Mas a pedir la reforma de la ley y le conmina a no saltársela, está riéndose de él porque sabe que, siendo una minoría nacional, los catalanes nunca llegarán a ser mayoría.  Teniendo en cuenta que, además, no pueden reformar la ley pero Rajoy sí puede cambiarla cuando le da la gana, cosa que hace, el enunciado de que aquellos deben obedecer la ley viene a significar que deben obedecer las órdenes de Rajoy. Y eso no tiene nada que ver con el imperio de la ley sino con el despotismo: hago la ley que me da la gana y tú la obedeces.
 
La soberanía. Rajoy, el de los sobresueldos, que está siempre en campaña electoral, garantiza a quien quiera escucharlo -cada vez menos gente- que no se troceará la soberanía del pueblo español, una unidad indisoluble en lo universal. La cuestión del futuro de Cataluña no pueden decidirla solo los catalanes, sino que debemos votar todos los españoles porque es asunto que nos afecta a todos. En este argumento, Rajoy cuenta con la aquiescencia del PSOE. Nadie va a arrebatarnos el derecho a decidir sobre una parte de España. La parte no tiene derecho a decidir por su cuenta. El todo sí tiene derecho a decidir por la parte. Este argumento presenta el mismo vicio que el anterior. Siendo minoría estructural, los catalanes tendrán que resignarse a que sean los 47 millones de españoles o los 35 millones de electores, incluidos los catalanes, quienes decidan por ellos. No es justo y no se me alcanza cómo nadie pueda sustentar de buena fe un derecho en una injusticia. No es justo y así lo han entendido los canadienses y los británicos, quienes han permitido tres referéndums de autodeterminación, dos en Quebec y uno en Escocia.
 
No hay ninguna razón para que los catalanes no tengan los mismos derechos que los quebequeses y los escoceses, salvo un nacionalismo español obtuso e impositivo que no ha alcanzado a ser nación y no se resigna a que hace siglos que dejó de ser imperio.