El nombramiento de Albiol obedece a razones estratégicas de la derecha, no meramente tácticas; tiene un elemento de vaga advertencia: la derecha que simula ser centro-derecha alberga a la derecha más extrema. En España, el Frente Nacional está en el partido del gobierno, está en el gobierno. Albiol es el procónsul que va a imponer orden en las provincias. Para que no se mueva nada.
Tiene un discurso racista vergonzante. No es de la raza (concepto en el que no creemos) de lo que tenemos que resguardarnos, sino de la cultura. Somos culturas diferentes y convivir con extraños es arduo. El discurso de Albiol es peligroso en tiempos de crisis y, por tanto, tensiones y crispaciones en barrios de fuerte inmigración. Peligroso porque bastante gente le presta oído. Lo que no parece muy medido es el intento de utilizar la xenofobia como aglutinante de naciones distintas. Puede que los catalanes sean tan xenófobos como los castellanos, pero eso no los hace castellanos.
Hay en estas cavilaciones una especie de ideal primitivo común que, de haber sido otro el rumbo de la historia, quizá hubiera rezado "América para los españoles". Pero fue al revés, España para los americanos.
España es una especie de protectorado de Occidente, en lo esencial de Francia con concurso de otros países europeos, como Inglaterra o Alemania. Desde la guerra fría han intervenido también los Estados Unidos, que son los que más tajada han sacado, pues tienen bases en el país que, de hecho, son verdaderos exclaves de soberanía.
Esta idea de "Frente Nacional" con su gran aroma francés a la Le Pen, aglutina en Barcelona a los héroes numantinos en la defensa de la hispanidad, pero tiene un fuerte poder de convocatoria en España. Son los españoles quienes se ven formando parte de un Frente Nacional. Ya que en Cataluña la expectativa de votos del PP es escasa, por lo menos que esa escasez, brille como una chispa que encienda luego la batalla por la resurrección de España. Y en esto de brillar y tener chispa, Alicia Sánchez Camacho no lo bordaba.
El Frente Nacional apunta a superar el famoso eje izquierda/derecha. Primero es la nación, para saber en dónde estamos y luego ya veremos en dónde nos situamos, según qué sea la izquierda y la derecha. Esto quiere decir que en las elecciones catalanas es poco previsible que haya un "frente nacional" del PP y el PSC. Pero, después, habrá que estar a lo que salga de las elecciones del 27 de septiembre si, finalmente, se convocan
Porque venimos diciéndolo: las elecciones catalanas serán decisivas en España. Meras elecciones autonómicas, avisa Rajoy sabiendo, porque se ve, que no es así.