dilluns, 4 de maig del 2015

Ganar o perder.

Dicen que detrás de la dimisión de Monedero hay discrepancias teóricas y estratégicas en la dirección de Podemos. Pudiera ser, pero, habiéndose ya producido el desenlace, hay poco más que recoger en este jardín. Dicen también que ha ganado la línea más posibilista, la más prudente, la que trata de acercarse al centro frente al maximalismo. También es posible. Pero conviene preguntarse, ¿para qué la corrección del rumbo? Sencillamente, para ganar las elecciones, todas las elecciones.

Los dirigentes de Podemos lo han  repetido sin parar: salen a ganar. Iglesias, el más decidido exponente de la doctrina, lo ha dicho hasta con abalorios: quiere ganar; odia perder; está harto de que los suyos pierdan; toca la revancha: ganar al precio que sea. Y, para ganar, aunque no todo vale, en el fondo, sí vale

Salen a ganar al PPPSOE. Como suena: a los dos, al PP y al PSOE porque, según los dirigentes más obtusos de Podemos "son la misma mierda" y, según los más esclarecidos, no son la misma mierda pero huelen igual y hay que derrotarlos juntos. Es maravilloso. No es preciso perder ni un minuto en demostrar la injusticia de esta mentira en todos los órdenes, el histórico, el psicológico, el moral, etc. Vamos al terreno pragmático en el que estos genios creen moverse. Cualquiera diría que, si te enfrentas a alguien, lo más estúpido que puedes hacer es respetar y hasta fortalecer su unidad y lo más conveniente, tratar de dividirlo. Nadie sensato lucha contra un grupo unido si puede antes partirlo en dos y, a ser posible, enfrentar entre sí las dos partes para debilitar el conjunto.

Bueno, dicen los estrategas de Podemos, en verdad no son iguales y no se trata de que se unan porque, no siendo iguales, no pueden unirse. En el fondo, es una estratagema para debilitar al PSOE, el único al que puede hacer daño la equiparación PP=PSOE porque, al primero, ni le va ni le viene.

Entonces, seamos sinceros, no se trata de ganar al PPPSOE sino al PSOE. Así, las cosas va estando más claras. Podemos está harto de que IU pierda en su inútil lucha en contra del PSOE y ha decidido tomar el relevo y cambiar la táctica. ¿Mucho? No, no mucho. El magín no da para tanto: el PSOE es traidor y felón, no es la "verdadera" izquierda, no hay que votarlo. Suena, ¿verdad? Es el rollo anguitiano que tan buenos frutos da al PP y que, para decepción de muchos, entre ellos Palinuro, ha resultado ser la verdad oculta de Podemos. Hundir al PSOE.

En las últimas elecciones, PP y PSOE concentraron casi la mitad del voto. En los sondeos para las siguientes, también se anuncia que tendrán entre el 50% y el 60%, de forma que el restante 40% al 50% habrá de repartirse entre Podemos, Ciudadanos, IU, UPyD y los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, que se llevan su bocado. O sea, en el mejor de los casos y siendo muy optimistas, menos de un 20% del voto, quizá más cercano al 10%. ¿Se gana así al PSOE? No, desde luego. Pero se consigue que el PSOE tampoco gane.

Que, según las malas lenguas, es para lo que Podemos ha venido al mundo con un discurso que ha hecho mucha mella y, para entendernos llamaremos regeneracionista. ¿Mella en la expectativa de voto? No, ya se ve que no. Mella en la conciencia de la legitimidad de las opciones. Mella sobre todo porque, con un PSOE desnortado, falto de pulso y decisión, salpicado por la corrupción de Andalucía, el entreguismo al PP de las dos últimas direcciones, su ausencia de coraje en la oposición, su desmadejamiento y parálisis, el discurso regeneracionista resulta irrefutable.

Desde luego. Porque lo es y el PSOE debiera haberlo suscrito y hecho suyo desde el primer momento: lucha sin cuartel contra la corrupción, restablecimiento de las libertades democráticas, devolución de sus derechos a la ciudadanía (incluido el derecho a decidir de los catalanes), investigación y condena ejemplar de las prácticas ilegales y delictivas del PP desde su presidente hasta el último mono, devolución a la colectividad de las empresas y activos que ha robado esta manga de sinvergüenzas, restauración del Estado del bienestar. Es tanto más incomprensible que no se haya hecho cuanto que esta actitud pertenece a la historia y la tradición del PSOE desde siempre. Parece mentira que, por la incompetencia de sus mecanismos de comunicación se haya dejado arrinconar en la imagen de un partido acosado por la corrupción cuando lo está mucho menos que todos los demás, empezando por quienes más lo acusan.

Otrosí: el discurso del PSOE debiera incorporar con claridad meridiana todos esos otros asuntos "sensibles" de los que Podemos huye como de la peste, creyendo engañar a la gente y consiguiendo tan solo sentar plaza de charlatanes: reivindicación del socialismo y la izquierda democráticos como la corrientes que más libertad y prosperidad han aportado a Europa y a España en concreto; separación nítida entre la Iglesia y el Estado; opción republicana también clara; defensa a ultranza de los derechos de las mujeres, empezando por el del aborto.

Ignoro si el PSOE, que parece dirigido por sus peores enemigos, adoptará este discurso. Pero es el único que puede hacerlo, el único con el crédito suficiente para hacerlo. Porque lo tiene en su historia lejana y próxima y es testigo de ello la de España, y coincide con los deseos de sus militantes y votantes, aunque no con los de la manga de pelotas en torno al secretario general y a favor de seguir tratando al PP como un partido político y a su presidente como un político digno.

Cuando es obvio y lo dicen ya los medios extranjeros -no así los españoles, escritos por una cáfila de sicarios a sueldo del PP- que el país está en manos de una organización mafiosa, dirigida por un presunto corrupto y alimentada por ladrones y sinvergüenzas en todos los intersticios, desde La Moncloa hasta Torredoncachirulo, desde Madrid a Valencia, pasando por las dos Castillas, Galicia, etc. Un país entregado al saqueo y el pillaje de una banda de robaperas, protegida por la legislación represiva de un gobierno compuesto por franquistas, nacionalcatólicos y nostálgicos de la dictadura.

¿Resultado? Ante el desconcierto de la izquierda, la gente, la buena gente escarmentada con el recuerdo aún vivo de lo que estos granujas son capaces de hacer cuando los provocan, pues las cunetas repletas de cadáveres así lo anuncian, irán a votarlos igualmente.

Y eso es lo que van a ganar los de Podemos: el triunfo de esta derecha, justo cuando más descompuesta y debilitada está. Justo cuando se ve tan al borde del precipicio que ha tenido que echar mano de una alternativa "limpia", Ciudadanos que, a su vez, tambien resta votos a Podemos, en un trasvase que dice más sobre las naturaleza de estas "nuevas" opciones que mil tratados de política. A continuación comenzarán los debates sobre si torpedearon la victoria de la izquierda democrática por ignorancia u orgullo o intencionadamente. Pero lo único que habría que aclarar es por qué una fuerza de izquierda hace campaña contra una de derecha pero disparando contra otra de izquierda. ¡Ah, que Podemos no es de izquierda ni de derecha!

dissabte, 2 de maig del 2015

Una cuestión de perspectiva.

En antropología, psicología, sociología, política y demás ciencias sociales, los observadores rigurosos aclaran siempre antes de nada cuáles de sus conclusiones vienen de una perspectiva emic y cuáles de una etic. El espíritu científico y la honradez intelectual ordenan avisar de si se explican los hechos desde un enfoque interno al grupo observado, siguiendo sus pautas, criterios y categorías o si se hace desde uno ajeno, el del propio observador, con sus pautas, criterios y categorías analíticas. Una cosa es dar por bueno lo que los interesados dicen de sí mismos y otra muy distinta aplicar criterios analíticos exteriores. Mezclar los dos enfoques, que es lo que hacen muchos analistas en parte por desconocimiento y en parte por mala fe, suele producir un relato amañado, falso, interesado, inútil. Por eso es tan fácil saber de antemano lo que va a decir en cada momento el 99% de los tertulianos, porque mezclan descaradamente ambas perspectivas para elaborar una narración que les convenga y por la que les paguen.

Por supuesto, la mentira y la falsedad que rezuman los programas de debates no son sino el vicio más evidente de este espectáculo que pasa por comunicación e información. Hay problemas más serios como el de la función de la ideología a la hora de adoptar una perspectiva emic o etic, pero esto ya se sale del post. Aquí basta con averiguar si, cuando se dice estar haciendo observación emic o etic, se dice la verdad o, como suele pasar, se esta mintiendo como un bellaco.

La crisis actual de Podemos puede y debe analizarse desde las dos perspectivas, sin hacer las habituales trampas de presumir conocimientos privilegiados o estar en posesión de fórmulas mágicas que garantizan la certeza del juicio.

Desde la perspectiva etic, Podemos es un partido político como todos, con sus peculiaridades. La primera es que se presenta como uno abierto que todo lo hace en público, coram populo, a tal extremo que quiere dar publicidad y airear hasta las negociaciones sobre la investidura de Susana Díaz en Andalucía, algo que recuerda el compromiso bolchevique de acabar con las clausulas secretas en los tratados internacionales hasta que empezó a establecer las suyas. Su espíritu es contestatario, nacido en el 15M, empodera a la gente, sus decisiones se toman en asambleas y vienen de abajo arriba. Y todos los puestos se cubren mediante primarias con amplísima participación de los militantes. De acuerdo con los análisis de partidos al uso, trátase pues, de un partido clásico que hace consecuente realidad el mandato de que su funcionamiento interno sea democrático.

El deseo de televisar las negociaciones de investidura puede parecer muy razonable a quienes dispongan de tiempo y humor para contemplar por la tele horas de negociaciones entre fuerzas políticas distintas y encontrarles algún tipo de interés, pero es obvio que chocará con otras fuerzas políticas que prefieran negociar a puerta cerrada con el mismo derecho con que los de Podemos quieren hacerlo en público. Y no se ve cómo los representantes del 12% de los votos van imponer su criterio al 88% restante salvo a la fuerza y no parece haya posibilidad.

En cuanto al espontaneísmo, asamblearismo, abajo-arriba, transparencia y publicidad, el episodio de la dimisión de Monedero hace picadillo la imagen que el partido ha querido proyectar. Lo que se ha visto ha sido una organización monolítica, cerrada sobre sí misma, que no facilita información sobre sus procesos o controversias internas, que no se abre al escrutinio público, en la que rige una disciplina férrea de esa de tradición bolchevique. Una mera discrepancia que venia cociéndose semanas atrás, pero siempre celosamente guardada, aireada en los medios, ha dado con el discrepante en la calle, habiéndole aceptado Pablo Iglesias la dimisión que a saber si la presentó motu proprio o se vio forzado a hacerlo. Pero está claro: es Iglesias quien toma la decisión, quien acepta (hay que fastidiarse) la dimisión de Monedero. No es una decisión colectiva del triunvirato, ni siquiera del duumvirato restante. Errejón puede haber sido el catalizador de la decisión, pero no pinta nada en ella.

Así que el triunvirato es ahora un duumvirato. Y no parece probable que vuelva a ser triunvirato porque habría que incorporar a Carolina Bescansa, con lo cual ya no sería triunvirato en sentido estricto y, además, en Podemos hay tanta simpatía hacia la igualdad de género como entre sus amigos de Syriza. O sea, ninguna. Basta con ver la composición de sus órganos directivos.

Pero, admitido, esto pertenece ya a la perspectiva emic y no hay que hacer trampa. En la perspectiva emic, esto es, el modo en que, desde dentro, se ha abordado, explicado y justificado la baja del secretario del programa político, hay numerosas manifestaciones que, debidamente analizadas en sus mismas coordenadas, nos dan una imagen interesante de esta organización. El propio Iglesias, al tiempo que aceptaba la dimisión de Monedero, descontaba que esta fuera a restar votos a Podemos. El pragmatismo mal entendido, descarnado, del aficionado a Juego de Tronos, tiene estas cosas: con Monedero o sin Monedero, los resultados serán los mismos. O sea, de Monedero puede decirse, como de la filosofía que "es una cosa con la cual y sin la cual, el mundo sigue tal cual". Monedero responde con una carta en su periódico que Ekaizer considera, con cierta razón, propia del culto a la personalidad y la dicha cultivada personalidad responde que Monedero es un intelectual que, como los pájaros, ama la libertad, aunque, si los encarcelan, cantan que es un primor.

La imagen que se quiere trasmitir es clara: el poder de Podemos no es un poder a la vieja usanza, sino a la nueva y, en lugar de enfadarse con sus intelectuales críticos (al fin y al cabo, ¿se puede ser intelectual sin ser crítico?), los deja en libertad, a diferencia del tirano Dionisio de Siracusa, para que vuelen. De acuerdo, pero ¿no era este un partido en el que todos eran intelectuales, hombres de partido e intelectuales? ¿No ha escrito un par de libros el propio Iglesias y no está siempre refiriéndose a sus profundidades teóricas? Así es. Forma parte del síndrome de Iglesias, que aspira a ser el hombre de las mil caras: dirigente político, intelectual, caudillo,  showman...

El caudillo sigue su estrella y su destino mientras el intelectual incómodo estará ya pergeñando las primeras cuartillas de un orteguiano "no es esto, no es esto". Suerte tiene de que su gran amigo no haya llegado al poder como a él le gustaría. De haberlo conseguido estaría ahora quizá escribiendo otra cosa, un El cero y el infinito.

La perspectiva emic de la dirección es muy distinta de la de los camaradas de la base, como pasa siempre con las organizaciones muy jerarquizadas. Aquí se dan muchas variantes y no cabe detenerse en todas. Pero sí en alguna significativa, por ejemplo, los conversos de Podemos. Apenas acaban de instalarse en su correspondiente círculo tras su salida de IU o del PSOE y se encuentran con que, si los sondeos no mienten y los hechos se aceleran, van a quedarse a la luna de Valencia. La reacción más frecuente es la del converso con mando real o imaginario en plaza: aquí no ha pasado nada. ¿Monedero? Sí, claro, pero nadie es imprescindible; Podemos no es Monedero, sino la gente, los círculos, nosotros. Decir que porque se marche un tercio del triunvirato la organización sufre alguna merma solo evidencia lo nerviosos que están los oligarcas y reaccionarios de todo tipo. Tanto que convierten un signo de fortaleza y vigor como la dimisión de Monedero en otro de debilidad e incertidumbre. Cuando lo único que esta crisis muestra es que Podemos está más fuerte que nunca. Es más, ni siquiera hay crisis. ¿Crisis en Podemos? ¿Qué crisis? Amigos: salimos a ganar. Lo dice el jefe.

Volviendo al punto de vista etic, si yo fuera un converso, cosa difícil porque, no creyendo en dios alguno, no puedo cambiar uno por otro, estaría retornando al redil de donde me fui obnubilado por el oropel y el engaño de una fuerza de izquierda que no incurriría en los defectos de siempre del PSOE o del PCE. Sobre todo ahora que ya va quedando claro que Podemos no ha podido con el PSOE. Con IU ya es cosa distinta, pues cuenta con el submarino del paisano de Maimónides.

Quedarse en tierra.


José Ignacio Torreblanca (2015) Asaltar los cielos. Podemos o la política después de la crisis. Barcelona: Debate. ( 217 págs.)
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Tengo la convicción de que los libros de ensayo y divulgación y también los académicos, debieran traer información personal sobre el autor o autores. Hay infinidad de textos que se leerían y comprenderían mejor si los lectores supieran algo más de la vida y peripecia personal de quienes los han  redactado.

En paralelo, sostengo igualmente que todo crítico debiera siempre aclarar cuáles son sus relaciones personales con el autor del libro o del material criticado. El lector tiene derecho a saber si entre el autor y el crítico hay relaciones que pudieran condicionar el juicio de este para bien o para mal. Debe saber si el crítico es amigo o enemigo del criticado. Más que nada para que no haya engaño porque, así como se dan afectos que llevan a algunos a hablar bien de sus colegas, hay odios que explican por qué a veces alguien se toma el trabajo de escribir una diatriba contra alguien.

Por eso, cumplo con mi deber avisando de que soy amigo del autor de esta obra. Amigo y colega. Amigo, colega y compañero de pasillo en la Universidad. Vamos, que no somos parientes pero debemos estar en un grado cuatro o así de la cadena de Watts. Todo eso no obnubilará mi juicio de forma que del autor podré decir lo que, según parece, dijo Aristóteles alguna vez de Platón. Salvando todas las casi infinitas distancias, especialmente en mi caso.
 
Torreblanca se ha atrevido con un asunto de obvia actualidad, de los que atraen la atención de los periodistas, pero mucho menos de los académicos a quienes no agrada gran cosa hablar de conflictos y de gentes vivas. Al contrario, como a los historiadores, les gusta que lleven muertas mucho tiempo; cuanto más, mejor. Así no hay problema de que los desmientan. Con este tipo de ensayos, sin embargo, de política contemporánea y una perspectiva que los historiadores franceses llaman événementielle, la posibilidad de que, según se seca la tinta del manuscrito, uno de tus objetos de estudio decida cambiar de actitud, de opinión política y hasta de confesión religiosa, y se ponga a hacer lo contrario de lo que hacía es alta. Y se ha dado. Cuando comencé a leer el libro de Torreblanca, Podemos estaba dirigido por el triunvirato de Iglesias, Errejón y Monedero. Al terminarlo, tres días después, Monedero había causado baja. Por la misma razón, al comenzar esta crónica, Podemos tiene una determinada expectativa de apoyo electoral. Al terminarla, puede tener otra.

A cambio de la contingencia del objeto, Torreblanca aporta oficio, categoría, distanciamiento y preparación más que suficiente para abordarlo. Añadamos que este comparte con el autor datos esenciales vitales: los creadores de Podemos son politólogos, como el autor y son profesores también como el autor y, como el autor, son jóvenes, están en la treintena y comparten condición generacional, asunto ese muy importante en la autoimagen de Podemos que, en buena medida, se ve como un relevo generacional de la vieja casta política. Quizá por ello haya saltado Monedero: él no es de esa generación, sino de otra anterior. En todo caso, quien lea el libro estará leyendo uno de los mejores análisis que se han escrito sobre el asunto.

El origen de Podemos es el movimiento indignado del 15M, nace en medio de la crisis, tiene un componente generacional ya mencionado y moviliza un voto abstencionista y desafecto (p.38). Su lucha es contra el bipartidismo heredado de la Transición (p. 43). Cierto. Hoy todo el mundo habla del bipartidismo. Ganas me entran de sacarme la espina de los años 80 y 90 cuando, al definir el sistema español de partidos hablé de bipartidismo, ganándome la oposición de la inmensa mayoría de mis colegas que veían muchos partidos, al parecer, en donde yo solo veía dos y medio. No merece la pena.

Torreblanca sitúa los afanes teóricos de nuestros protagonistas en el universo comunista ("los buenos bolcheviques" los llama) y analiza con acierto los meandros por los que han conseguido (o creído conseguir, diría yo) una oferta teórica hecha con retales de Gramsci, el eurocomunismo, Negri, Laclau el inmarcesible ejemplo del compañero Chávez, para retornar al Gramsci de lo "nacional-popular" (p. 77).

El grupo del que surge Podemos, Contrapoder, es un producto de la actividad y la reflexión del citado triunvirato basado a su vez en otros tres puntos de apoyo: la Facultad de Políticas de la Complutense, Latinoamérica y los platós televisivos (p. 84). Tiene su enjundia esta topología. Andando (poco) tiempo Podemos se dotaría de un endoesqueleto a partir de Izquierda Anticapitalista, más o menos dirigida por Jaime Pastor, profesor a su vez de la Facultad de Políticas de la UNED,  también compañero mío de pasillo, con lo cual la cosa iba a de facultad a facultad, pero quedaba bastante en casa.

Sobre Latinoamérica tendría este crítico mucho que decir, pero no es el lugar. Periódicamente, la mala conciencia de los europeos, especialmente los españoles, con el Nuevo Mundo, los hace imitar como si fueran hallazgos, movimientos y/o ideas de marchamo latinoamericano sin percatarse de que no suelen ser sino reelaboraciones de otras europeas. Y, claro, al importarlas en el viejo continente, fracasan por revenidas. Sucedió en los años 70/80 de siglo XX cuando algunos quisieron importar en Europa movimientos armados al estilo de los Tupamaros en Alemania, Italia, España. Un fracaso. Como fracaso garantizado es el chavismo, el castrismo, el bolivarianismo y resto de los populismos latinoamericanos. Por mucho Laclau que se invoque, Europa ya tiene sus propios populismos para fracasar a su modo

Los platós televisivos son aquí especialmente importantes y así lo señala Torreblanca. Podemos sabe lo que un amargado Monedero confesaría luego de escrito el libro: vale más un minuto de la TV que los debates de los círculos o el programa o lo que sea. Pues sí, así es. Tampoco hace falta ser un lince para ver que la TV es el soma huxleyano. En eso estamos de acuerdo todos y Podemos no es especialmente original. La explicación de su fulminante éxito no es el asalto a la TV (el único cielo que los de Podemos han asaltado) sino el carisma del asaltador. Ese es el núcleo de a cuestión: Podemos es Pablo Iglesias en la tele. Nada más. El resto es aleatorio.

Con lo que gusta el cine a Iglesias, es extraño que nadie haya señalado algo obvio. Podemos es el nombre de un nuevo producto del star system a lo Hollywood que, en el viejo continente, siempre más circunspecto, llamamos "hiperliderazgo" (Torreblanca lo hace) o, más dentro de la tradición comunista en la que el movimiento se inscribe, "culto a la personalidad" (lo hace Ekaizer en un artículo de El País) o un poco más a lo Palinuro o sea, a la pata la llana, caudillismo. Lo que mueve la simpatía, la ilusión, el voto de la gente (que es lo que importa) es la telegenia de Iglesias, su gancho personal, su tirón. Y, cuando le han puesto enfrente otro igual que él o quizá mejor parecido, Rivera, el tirón de Podemos se ha visto demediado. Al galán le ha salido un contragalán.

El libro trata los orígenes ideológicos del triunvirato, sobre todo de Iglesias, que se encuentran en el mentado comunismo (p. 129), y expone con elegancia las difíciles relaciones entre los neocomunistas de Podemos y la vieja IU, a la que dejó tiritando (p. 113). Ciertamente, se considera la indiferencia de Podemos hacia el cleavage tradicional de izquierda y derecha (p. 121) y la elegancia expositiva se convierte en un acto de caridad pues el autor renuncia a sacar punta el cómico hecho de que el discurso sobre la inutilidad de la izquierda y la derecha se haga desde una organización, Podemos, cuya columna vertebral se llamaba mirabile dictu "Izquierda anticapitalista" (p. 130).

Dedica el autor un capítulo a dos asuntos conexos y centrales en la oferta de Podemos: el populismo y el nacionalismo. Respecto al primero, el intento de clarificarlo tropieza con la endemoniada maraña de un concepto que no es otra cosa que un cajón de sastre de restos de otras tipologías y que, en consecuencia, no sirve para nada, excepto para lucir conocimientos historiográficos sobre oscuros conflictos en tierras lejanas y quizá para insultar a los contertulios en las cercanas. Torreblanca, aséptico, concede a Podemos el beneficio de la duda y admite que quizá se trate de un "populismo 3.0" (p. 145). Espero que el libro tenga posteriores ediciones actualizadas para ver cómo llegamos al populismo 7.0 con el mismo grado de eficacia.

Lo de la nación es otro asunto. Hay en Podemos un anhelo de nacionalismo español soberanista al estilo de los sanos caudillos latinoamericanos. Pero en España ese nacionalismo tropieza con dos inconvenientes: 1º) el monopolio franquista y derechista de la tendencia que hace todo nacionalismo español sospechoso de fascismo y con razón; 2º) la existencia de nacionalismos periféricos no españoles con los que Podemos no se siente nada cómodo porque, en el fondo, le gustaría unir a todos los íberos en un común amor a la Patria gramsciana de orden "nacional popular".

Luego de dar unas pinceladas más sobre el carácter inherentemente comunista de los planteamientos de Pablo Iglesias, recuerda Torreblanca y cita ad pedem litterae al dirigente de Podemos en una expresión tradicionalmente típica de casuismo jesuítico y de la mentalidad comunista/leninista: supeditar la ética a los resultados y los medios a los fines (187). Esto explica a su vez por qué un paleocomunista como Anguita aprecia en Pablo Iglesias la condición de ser "un sabio adaptador de Lenin a las circunstancias actuales" (p. 188).  Igual que, según Stalin, Lenin había sido no menos sabio adaptador de Marx a las circunstancias actuales de otra actualidad. Vamos, que así como el leninismo era el marxismo de la época imperialista, Podemos es el leninismo de la época de la telegenia globalizada.

O sea, hay que ir a buscar la originalidad de Podemos entre los glosadores de Lenin. Para ese viaje no hacían falta alforjas. Torreblanca concluye su libro interrogándose por el futuro y planteando cuatro posibilidades: 1ª) PP y PSOE se equivocan y Podemos acierta; 2ª) PP y PSOE aciertan y Podemos fracasa; 3ª) PP y PSOE fracasan y Podemos también; 4ª) PP y PSOE se renuevan y Podemos es fuerte (pp. 196-198). Él otorga mayor verosimilitud a la tercera posibilidad (p. 200), pero no se lo tomaremos en cuenta dada la volatilidad del escenario electoral y la volubilidad en el horizonte de las decisiones de los electores. Bastante ha hecho con exponer de modo claro, imparcial y riguroso un fenómeno que a punto ha estado de alterar el sistema político español.

Pero no será así. Ni los cielos van a sufrir asalto alguno ni José Ignacio Torreblanca tendrá que escribir otros Diez días que conmovieron el mundo.

divendres, 1 de maig del 2015

La fiscal general da una clase de jurisprudencia.

El punto débil del derecho como ciencia es su condición nacional. El principio de territorialidad de las normas -desde hace mucho celebrado como un gran avance de la civilización y la prudencia- es el principal obstáculo a la expansión de una idea de la justicia universal. Pero si la justicia no es universal, no es Justicia. Que se administre "en nombre del Rey", como en España, o de la Nación, o de la Patria, o del Papa, o de la clase o del partido en lugar de en nombre de la recta razón humana, único soporte de la Justicia universal demuestra el grado de atraso casi cavernícola en que nos encontramos, por mucho que presumamos de avances técnológicos.

Sirva lo anterior como entradilla al pasmo que producen los dislates que soltó ayer la fiscal general del reino de España en una alocución creo que en Cataluña. En mitad de un alud de sofismas y falacias sobre la ley y la libertad del que, claro, estaba ausente toda referencia a la legitimidad, la señora afirmó que "el independentismo es oscurantismo, fanatismo y tiranía". No dijo que el que no vote por su jefe Rajoy es un mal nacido pero el nivel mental de su afirmación es similar.

¿Puede una funcionaria nombrada políticamente al servicio del Estado, del gobierno y de su partido ser tan ignorante a la par que embustera? ¿Qué tipo de enunciado es ese sobre el independentismo? ¿Es un enunciado de hecho? ¿Es normativo? ¿Definitiorio? ¿Propositivo? ¿Penal? ¿De qué diablos habla esta buena mujer? Ahórremosnos el trabajo de preguntarle a qué se refiere. Se refiere al independentismo catalán, aquí y ahora. Pero habla generalizando, sin referencia concreta, en teoría, en abstracto, sin que importe tiempo y lugar. Parece enunciar una verdad incontrovertible del tipo de "el cáncer es malo para la salud".
Y ¿de dónde saca eso que dice? ¿Lo demuestra la razón? ¿Sale de un proceso deductivo? ¿Es axiomático que, donde hay independentismo, habrá fanatismo, etc.? ¿Es un proceso inductivo? ¿Se sigue de la comprobación práctica que, donde haya independentismo, habrá tiranía? ¿Es un destilado de la experiencia histórica?

No es más que una solemne estupidez dicha desde la posición de fuerza de quien sabe que tiene tras de sí todo el aparato represivo del Estado...territorial en cuyo nombre y conveniencia administra una "justicia" nacional. Dicha por quien no está dispuesto a tolerar independentismo alguno porque no le interesa. Pero, para ocultar que se trata de una cuestión de interés, el orden constituido manda a esta señora a decir memeces y a abusar de la paciencia del auditorio.

El primer país que se independizó de otro en sentido moderno en Europa fueron los Países Bajos, que se independizaron de España ¿En dónde ha habido más oscurantismo, fanatismo y tiranía desde entonces, en los Países Bajos o en España? ¿En dónde han llegado más majaderos a la Fiscalía General del Estado, en los Países Bajos o en España? Tan majaderos y descarados que aseguran combatir el fanatismo en nombre de la Ilustración como, dice esta alucinada, se ha hecho siempre en España. ¡En España país de la Contrarreforma y la lucha a muerte contra el enciclopedismo, la Ilustración! ¡En España, país del "lejos de nosotros la funesta manía de pensar!" Majadera a la par que falsaria. Literalmente, una vergüenza para la jurisprudencia.

En el siglo XVIII, los Estados Unidos se independizaron de Gran Bretaña y sus fiscales generales. ¿Son los Estados Unidos más oscurantistas, fanáticos y tiránicos que la Carpetovetonia de esta dama? ¿Y las decenas de países que se han independizado de otros en estos doscientos y pico años? ¿Son más fanáticos y tiránicos -y lo han sido bastante- los países latinoamericanos que España? ¿Puede un español, como español, dar lecciones de ilustración, tolerancia y democracia a nadie en la tierra?

No existe ninguna relación entre el independentismo y el oscurantismo, fanatismo, etc. Ninguna. Al día de hoy, en España, más parece que el oscurantismo, fanatismo y tiranía caen del lado español mucho más que del catalán, y que esa aseveración no es otra cosa que una excusa que pone esta empleada del gobierno para justificar una posible represión violenta de manifestaciones políticas que puedan darse en Cataluña si los catalanes optan por hacer uso de su legítimo derecho a decidir por su cuenta.

Despegue y aterrizaje, los momentos más difíciles.


Ayer hubo dos bajas sonadas, la de Monedero en la dirección de Podemos, y la de García-Abadillo en la de El mundo. Sonadas, pero no con igual intensidad. La de Monedero por dimisión a petición propia; la de García-Abadillo por destitución, ya veremos si con despido o no. La de Monedero acaparó primeras, lo hará en las de hoy, suscitó declaraciones y reacciones; la de García-Abadillo pasó con pena pero poca gloria. Curioso. Hace escasas fechas, los mentideros se hubieran agitado: después de Pedro J., destituido diz que por presiones del gobierno, la de su sustituto y segundo felón. ¿También por presiones del gobierno o por cálculos empresariales? El periódico no despega. Ya veremos si el nuevo lo consigue. En todo caso está claro que, si lo mediático condiciona lo político, lo político domina lo mediático. La noticia fue Monedero; no García-Abadillo. Además, si Pedro J. sigue siendo Pedro J., a lo mejor hasta le ofrece un empleo en El Español.

La dimisión de Monedero dará lugar a todo tipo de juicios, positivos, negativos, favorables, desfavorables, propios, ajenos, de los mismos interesados, todo lo cual será interesante de considerar pero, a la hora de plantearse su impacto sobre la situación política, es indiferente. Vamos a la dicha situación:

Para las próximas elecciones autonómicas y municipales, la derecha se presenta dividida en dos opciones muy nítidas, PP y Ciudadanos. Al margen de mil consideraciones que se encuentran por todas partes sobre si C's es o no es, si al PP se lo come la corrupción o si, etc., etc., parece razonable pensar que C's recogerá mucho voto transversal y pondrá un dique a lo que los politólogos llaman la la volatilidad entrebloques a cambio de aumentar la volatilidad intrabloque. En resumen, el votante de la derecha tiene dos opciones razonables para votar, distintas, pero no diferentes. Es inteligente. Conviene tener una alternativa porque, si las cosas se ponen muy ásperas con una sola opción, la alternativa es la abstención. La derecha presenta algo parecido a un frente con bastiones compartidos. Por ejemplo, Cataluña. Posición óptima de despegue de un aparato con dos motores que funcionan al unísono.

¿Y la izquierda? Posición de despegue pésima para un aparato con tres motores desacompasados.

Al margen de lo que se decía más arriba, la dimisión de Monedero en uno de los momentos más duros del partido hace mella. De entrada, el triunvirato original está mellado. Y el triunviro que se va es el encargado del programa, nada menos. Así toma cuerpo la idea general de que en Podemos hay una fractura (las "dos almas"), probablemente más, de la que la organización, muy celosa en su política comunicativa, apenas informa. Fractura es crisis. La pésima gestión que se ha hecho de las candidaturas a las municipales, sin conseguir librarse de las incomprensibles peleas internas de IU, han mermado mucho su apoyo electoral. Su peregrinación a la Meca anguitiana en la guerra de los derviches contra el procaz PSOE está restándole el que le quedaba. Si votar a Iglesias es votar a Anguita, el elector racional, es de suponer, votará a Anguita, o sea, de nuevo a IU.

Quizá de ese modo IU recupere algo del apoyo electoral que empezó a perder a chorros con el efecto sifón de Podemos. Serían votos migrantes que acudirían a las siglas IU porque, si empezasen a preguntar de qué sectores, tendencias o grupos de IU estaba hablándose, a lo mejor se arrepentían. A lo largo del proceso de precampaña electoral, IU ha estado escenificando su suicidio. Al gori gori de la presunta defunción ha venido a añadir un toque romántico el inefable Anguita, que es como el fantasma de Canterville de IU. Llevaba quince años sin dar un mitin y reapareció en las elecciones andaluzas a decir a su auditorio que votara a Podemos pero no al PSOE.

A su vez, el PSOE parece el negociado de asuntos de trámite. Atacado por las dos otras izquierdas, equiparado a su adversario que lo ningunea y lo desprecia a partes iguales, lleva una plácida existencia, presentando peticiones de comparecencia de auténticos pillastres cogidos con las manos en la masa que son sistemáticamente rechazadas. Dicen que Pedro Sánchez va a echarse a esos caminos de España, a participar en multitud de actos electorales en pro de los candidatos locales y también para darse a conocer, porque estas elecciones se leerán como signo de su idoneidad para encabezar al partido en las elecciones generales. Su liderazgo, vamos. O sea, las elecciones autonómicas y locales son como un preludio de las primarias. Asuntos domésticos con varios hipotéticos candidatos velando armas.

Así pues, un aparato de tres motores que funcionan cada uno a su aire. No es la posición óptima para el despegue. Por eso, ¿no estaría puesto en razón tratar de acompasar en algo los motores? Por ejemplo, las tres fuerzas podrían comprometerse sin desdoro para la pureza de sus principios a considerar prioritarias todas las posibles alianzas que puedan hacer las izquierdas tras el resultado electoral. Dicho sea sin ánimo de ofender a nadie. En último término, los votantes, seguramente en mayoría de izquierda agradeceríamos que los dirigentes dejaran de disfrazar sus manías y ambiciones personales con disquisiciones teóricas de las que, en fondo, no saben nada. 

(La imagen es una foto del Gobierno Federal de los Estados Unidos en el Public Domain).

dijous, 30 d’abril del 2015

Ciudademos.

Las declaraciones y posterior dimisión de Monedero han levantado la consabida polémica. La derecha ya se relame de gusto, sin saber, como siempre, que es la menos interesada en que Podemos reviente. En la izquierda también se felicitan sin mucho sentido común porque pierden un aliado. Y la prensa se llena de yoyas o gente que ya lo veía venir. De nuevo Palinuro se niega ejercer de tal, pero sí recuerda su vaticinio de que Podemos no llegaba a las elecciones de noviembre. Si acaso, ahora empieza a dudar de si llegan a septiembre e, incluso, a mayo.

El episodio es un ejemplo de manual del aprendiz de brujo con un par de matices y novedades. Veámoslas distinguiendo entre cuestiones de forma y de fondo.

De forma. Podemos desafió le vieja sabiduría política de que, si uno quiere dejar huella, debe uno tener mucho trabajo hecho y no sentar plaza de oportunista, saltando por eso que llaman los estrategas de esta historia la "ventana de oportunidad". El oportunismo ha tenido siempre el vuelo del zángano.

Había -y hay- una crisis. Aparentemente, una oportunidad. La gente está cabreada. No hace falta reflexionar en serio sobre las causas de la crisis y sus hipotéticos remedios. Basta con cabalgar sobre el cabreo del personal como si fuera una burra. Puede pasar, y ha pasado, que era la burra de Balaam.

Venían elecciones europeas. Adelante. Por todas. Triunfo seguro. De la nada a la estrella de cinco puntas de cinco eurodiputados. Eran elecciones europeas, cierto es, de las que no le importan a nadie y en las que pueden presentarse Ruiz Mateos o el Pato Donald y salen igual, gracias, además, al colegio único nacional. Pero eran elecciones y pusieron a todos los doctos analistas del país a hacer extrapolaciones a cada cual más estúpida.

Había que tomar el cielo por asalto y, mientras se llegaba al empíreo, se tomaba lo más cercano y se llevaba la crítica y la bronca a la zahúrda del enemigo. Había que participar en el espectáculo al coste que fuera. ¿Que si entras en el espectáculo, o sea, la televisión, eres parte del espectáculo y que no hay mucha diferencia entre el payaso que da las bofetadas y el que las recibe porque payasos son los dos? Sí, pero los dioses de la revolución y el alma sencilla del pueblo pendiente de salvación sabrán distinguir.

Además, déjense ustedes de monsergas de letrados: traigan un tipo agraciado, modoso, original, bien encarado y con carisma y medio país seguirá sus dulces trémolos. Si estos, además, son lo suficientemente ambiguos para no molestar a nadie salvo al solitario Polifemo, el otro medio seguirá el ejemplo.

¿Se entiende ya por qué para esta troupe un minuto de televisión vale más que una lectura de El Capital?

¡Ah! Pero ¿qué sucede si sale otro más guapo, más carismático y encantador y doscientas veces más ambiguo, como Rivera? Pues que el personal se va a la otra carpa o sintoniza otro canal y ahora Polifemo eres tú, contando tus ovejas, cada vez menos, peor avenidas y a lupinas dentelladas entre ellas.

De fondo. Todo lo anterior no sería grave si, junto a los trucos de forma, de camerino de tercera y clases de declamación los fines de semana, hubiera un discurso de fondo. Algo de enjundia, propuestas consistentes, en fin, lo dicho, un trabajo a la espalda del que, como decía Picasso, hace inútil la inspiración porque la inspiración esta en él. Y, de ese, aquí, en Podemos, no hay nada.

Lo que hay está plagiado. Todo plagiado. Palinuro lo ha señalado varias veces: en Podemos está todo copiado, desde el nombre del fundador hasta el de la organización, pasando por los círculos, las asambleas, el tic-tac del capitán Garfio, la crítica al régimen del 78, la vaciedad de la distinción izquierda/derecha, el cambio por el ascensor de arriba/abajo, el populismo, etc. Todo. Y el plagio no es como las burras sino como las mulas: estéril. De donde no hay, no puede salir nada. De un discurso vacío, de una estructura ausente, solo salen más vacío y más estructura ausente y mantener como novedad el discurso huero durante año y medio a pleno escrutinio de los medios es un imposible metafísico.

El vacío se ocultaba tras una disimulada hoja de parra. No era que no tuvieran nada que decir, sino que la prudencia les forzaba a no hacerlo por no perder votos. Podemos no era de izquierdas (guiño), pero sí lo era; no era republicano (guiño) pero sí lo era; no era laico (guiño), pero sí lo era; no era proabortista (guiño) pero sí lo era; no era centralista (guiño) pero no se sabe lo que es. Resumen condensado: Podemos no dice nada concreto (guiño) porque no tiene nada que decir ya que lo único que les importa es ganar y no están para perder votos.

Obviamente, aquí hace falta un discurso en positivo, de ese que la izquierda lleva veinte años buscando. No basta con criticar lo existente que se critica solo: la barbarie del capitalismo neoliberal con la estupidez nacionalcatólica de estos franquistas insoportables. Eso lo ve todo el mundo. La corrupción sistémica de la derecha y la ocasional del PSOE, la inoperancia de este. La estafa de la crisis gestionada con criterios de corrupción y clasismo. Todo eso es tan obvio que hasta los curas lo han visto y han tomado prudentes distancias con estos nuevos fascistas de misa y olla en Suiza. Hace falta algo más. Hace falta elaborar teoría.

Pero ¿no son estos los que venían con un atracón conceptual, cargados de brillantes interpretaciones provistos de la teoría que, como la filosofía, se convierte en un arma "cuando encarna en las masas"? No son los que convierten cada mitin en una clase teórica por la que vuelan Laclau, Mouffe, Gramsci, Negri, Butler, todos bajo el alma protectora de Lacan? ¿No eran los que apresaban la complejidad contemporánea en felices fórmulas capaces de encarnar en el pueblo?

Serán, pero el resultado está a la vista: pura verborrea neocomunista y seudomarxista. De masas, poco; de asaltar los cielos, nada y de capacidad para explicar la crisis y proponer medidas para salir de ella, menos que nada.

Por eso, desesperados, tras repetir durante seis meses los incalificables ergotismos de Laclau, acudieron a la fuente nutricia de la teoría revolucionaria a la par que ejemplo de integridad revolucionaria, Anguita, en busca de inspiración... Y Anguita, fiel a sus neurosis juveniles, aportó su gran hallazgo teórico: la culpa de todo la tiene el PSOE. Y con Anguita vino, cómo no, la bronca inevitable en toda organización comunista compuesta por más dos militantes. Así, el resultado fue espléndido: Podemos no alcanzó a compensar su indigencia ideológica y teórica pero sí consiguió hundir sus últimas esperanzas de constituir una auténtica nueva izquierda, no contaminada de la vieja socialdemocracia y el acartonado comunismo de origen estalinista.

Según parece, Monedero dice sentirse engañado. Palinuro volverá sobre esto en breve porque, en su opinión, el engañador es Iglesias y no solamente ha engañado a Monedero, sino a mucha, mucha más gente y de aquí van a derivarse consecuencias por ahora imprevisibles.

Podemos quizá no llegue a noviembre, pero lo interesante ahora es qué haran todos los tránsfugas y mutantes de la vieja IU que emigraron como las tribus indias de las praderas en busca de nuevos pastos y se encuentran ahora que la tierra prometida es puro pedregal, secano, un solar urbano lleno de basuras, un dumping ground sin perspectiva alguna. Volver a la casa del padre es humillante. Quedarse con estos zascandiles, impropio de la seriedad y gravedad de sus convicciones.

Lo dicho, Palinuro volverá en breve. Entre tanto, tengan paciencia los conversos.

La regeneración consiste en reprimir.

Lo decía ayer un maravillado Palinuro: Rajoy había comparecido en público para afirmar muy enfadado que lo que está pasando es vomitivo, de vergüenza. O sea que él mismo es vomitivo y de vergüenza porque no está pasando nada de lo que él más que nadie no sea responsable. La corrupción, en definitiva, por mencionar el término que hoy está en boca de todos y en la (sucia) conciencia de muchos. Entre ellos, él, que consagró como tesorero al vomitivo Bárcenas, que tuvo en su gobierno durante años a la vergüenza de Mato, que hizo nombrar presidente de Cajamadrid al supervomitivo Rato. Él, que estuvo veinte años cobrando sobresueldos, al parecer, mientras recomendaba austeridad a los demás y gimoteaba falsamente que no llegaba a fin de mes.

Ya ni siquiera disimula. Ha olvidado sus frecuentes proclamas de abanderar la lucha contra la corrupción en España. Obvio. No puede hacerlo porque la corrupción es él, su gobierno y su partido. Así que, hoy por hoy, la lucha citada y la regeneración democrática consisten en no responder de nada de lo que le afecte a él personalmente y parapetarse tras su mayoría en el Congreso para no comparecer jamás e insultar, como se ve, a sus compadres de faenas que, no siendo presidentes del gobierno, andan de juzgado en juzgado, como podría andar y quizá lo haga en el futuro el mismo Rajoy.

Se acabaron las bromas. ¿Explicaciones? Cero. ¿Rendición de cuentas? ¿De qué cuentas, las de la caja A, las de la B, las de los suizos o las de los falcianos? Punto en boca. El PSOE pide una investigación sobre el caso Pujalte. No ha lugar, responde la mayoría del PP, dado que su actividad era legal. Como legal sería, sin duda, la ingeniería fiscal de la esposa del presidente del Congreso que, hace unos años, consiguió quebrar un banco, hazaña que solo han emulado después escasos genios, como Blesa o Rato.

Lleno de paciencia, el PSOE pedirá ahora otra investigación sobre el otro murcianito, Trillo, actual embajador en Londres, que se embolsó una pastuqui siendo diputado por asesorar a un empresario al que luego el gobierno de Castilla y León, en el que el hermano del murcianito es alto funcionario, otorgó unos suculentos contratos públicos. Legal, por supuesto, y hasta ético, pues ¿qué hay más ético y fraterno que un hermano vea con simpatía a otro? El PSOE se quedará con un palmo de narices y, con el PSOE, el conjunto de la población española que querrá saber cómo está el país representado en Londres por un individuo de esta calaña.

Esta losa de la corrupción ha sepultado al gobierno, haga lo que haga y diga lo que diga y no podrá ya salir ni de noche con luna llena porque hasta la Iglesia le ha clavado una estaca en el corazón en forma de crucifijo. Incluso los curas se le han puesto en contra y los obispos rompen públicamente con las políticas del PP y piden perdón por no haber estado al lado de los pobres. Al margen de si, como dicen algunos, los prelados se han hecho de Podemos, quizá a través de ese "círculo espiritual", lo cierto es que, cuando un gobierno español pierde el apoyo de la Iglesia, tiene los días contados.

Los obispos piden perdón por no estar al lado de los pobres. Pues, monseñores, el asunto es simple: devuelvan ustedes a la colectividad los bienes que llevan veinte años sustrayendo en forma de inmatriculaciones subrepticias y expoliadoras, vendan ustedes el ingente patrimonio de la Iglesia y repártanlo entre esos ignorados pobres, renuncien ustedes a la financiación pública y obliguen al cardenal Rouco a vivir en un piso normal, como todo el mundo y no en una especie de palacio, con un nutrido cuerpo de casa.

En cuanto al gobierno, está claro: ni una explicación, ni una indagación, ni una rendición de cuentas. Nada.

Y no solamente no hay que explicar la realidad, sino que corresponde ocultarla. Por eso la señora Aguirre quiere hacer desaparecer a los sin techo de Madrid, muchos de los cuales seguramente lo serán por haber sido desahuciados por las políticas de la señora Aguirre y demás siniestros ángeles exterminadores del neoliberalismo. Mendigos, fuera. Como cuando Botella: putas fuera. O dentro. En la cárcel, por ejemplo, que es lugar al que estos nostálgicos de la dictadura gustan de enviar a la gente de la que no gustan. O los inmigrantes, los sin papeles y, luego, quién sabe, los chavales con piercings o los hombres sin corbata.

La gente es muy dada a protestar cuando la explotan, la roban y, además, se ríen de ella. Y eso es preciso cortarlo porque, siempre según Aguirre, con sus protestas ahuyentan el turismo. Además, añade Fernández Díaz, no hay limites, se confunde la libertad con el libertinaje y no se respeta el principio de autoridad, ni los símbolos patrios, ni la gloria de Dios. Razón por la cual han regenerado la democracia con una Ley Mordaza, que llaman de Seguridad Ciudadana,  una ley que ha sido noticia en la prensa internacional por recordar mucho el espíritu de la Ley de Orden Público de Franco. Una ley que garantiza la impunidad de las fuerzas de seguridad con independencia de la legalidad de su actuación. Una ley que confiere a la policía facultades discrecionales casi judiciales. Una ley de Estado policía.

Lo que necesita este Estado de corrupción y represión que dice estar regenerando democráticamente un país al que esquilma, amordaza y reprime. Por eso, para cerrar el círculo, el ministro de Justicia se propone ahora restablecer la censura.

Han tardado cuatro años, pero lo han hecho: ya estamos otra vez en la dictadura.Y, como siempre, una dictadura de mangantes. Y de zumbados. No les extrañe nada que, aprovechando la llegada de la censura, Fernández Díaz pida la vuelta de la Inquisición.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 29 d’abril del 2015

Otra obra de la canalla franquista.


Solo para ver sobre qué barbarie, que crueldad, qué ignominia, qué inhumanidad está construido nuestro presente. Para escuchar, ver de primera mano, contado por los/las protagonistas cómo los curas, las monjas, los falangistas, los funcionarios y resto de perros guardianes de aquella atrocidad que fue el franquismo trató a los niños y niñas desde 1939 hasta bien entrada la democracia, hasta los años ochenta. Niños y niñas abandonadas, huérfanos de guerra, hijas de presos políticos, pero también hijos de madres solteras o padres divorciados. Cualquier menor que tuviera la desgracia de caer en las garras de aquellos delincuentes y criminales vestidos de sotanas, hábitos, uniformes, togas judiciales o cualquier otro disfraz que mancillaron con su hipocresía y profunda inhumanidad.

Para que, al ir a votar, todos recordemos que los Rajoys, Cospedales, Aguirres, Aznares y demás tropa de mangantes y corruptos, además,  son los descendientes ideológicos (y, en muchos casos biológicos) y defensores de los canallas que perpetraron estas atrocidades y que, por todo cuanto sabemos, les gustaría repetirlas. Que las pías y devotas damas de buena sociedad, las Aguirres y Botellas de ayer y de hoy, son las mismas sádicas hipócritas que condenaban a niños y niñas a vidas de sufrimiento y humillación en nombre de su beatería y su repugnante dios, como hoy quieren acabar con los mendigos, los sin techo o las putas y putos a base de multarlos, reprimirlos, humillarlos y escarnecerlos.  Que los caballeros hoy neoliberales y nacional católicos de comunión diaria son los mismos o parecidos granujas que cometieron todo tipo de excesos, incluidos los abusos sexuales con los niños huérfanos, abandonados.


El candidato de la confianza.

En su inimitable estilo, como cuestión colateral, de pasada, Rajoy ha aclarado que será el candidato del PP a las próximas elecciones legislativas, que nadie sabe ya de cierto cuando serán y Palinuro, siempre tan ocurrente, si llegarán a ser. Nada nuevo desde el punto de vista formal. Se han cumplido los trámites. En el PP al candidato lo nombra el propio candidato. El nombrador se nombra a sí mismo en un caso típico de hermafroditismo político. Ya candidato, Rajoy pidió a los presentes que confíen en él a lo que le respondieron algunas risas. La prensa ama los candidatos con sentido del humor.

Confiar en Rajoy, el presidente peor valorado de la historia de la democracia es un chiste. En la sesión de control del Senado le sacaron todos los colores porque la corrupción en la que están anegados él, su gobierno y su partido los tiene todos y todas las trapacerías, chanchullos y latrocinios. La trama Gürtel resulta estar también relacionada con la lista de defraudadores de Falciani. Realmente, esta gente ha creado una realidad paralela, como en un juego de second life en el que todo es corrupción, saqueo, expolio. Empezando por el del presidente a quien ayer acusaron de cobrar sobresueldos durante veinte años de una caja B del partido que la policía y los jueces dan por probada. Empezó negándolo todo y hasta mintiendo en sede parlamentaria. Pero ya no puede negar el cobro de los sobresueldos ni la corrupción general de su partido.

Es más, con el penúltimo escandalazo de Rato, el exvicepresidente, presunto ladrón, Rajoy ha salido entre contrito y furioso a afirmar que Lo que está pasando es vomitivo, de vergüenza. Como si no fuera con él. Como si no hubiera sido él quien puso a Rato en Bankia, como si "lo que está pasando" no estuviera directamente relacionado con la financiación ilegal del PP, los sobresueldos y todo lo demás. Y digo penúltimo porque el último es el de los dos murcianitos, el embajador Trillo y el diputado Pujalte, cobrando una pasta por asesorar verbalmente a la hora del café a unas empresas que luego recibían contratos públicos. Los malintencionados sospechan que se trata de información privilegiada, lo cual es un delito. Por si alguna duda hubiera, el PP veta que el Parlamento investigue el extraño caso de Pujalte sosteniendo que es legal porque sí. Y esta actitud ilustra sobre la voluntad de transparencia y regeneración que anima al partido del gobierno y su flamante candidato.

¿Recuerda alguien los viejos tiempos? Corría el año 2009, acababa de saltar la Gürtel y Rajoy, rodeado de la plana mayor del PP entonces declaraba muy serio que aquello no era una trama del PP, sino una trama en contra del PP. En la foto estaban, entre otros, Aguirre, Arenas, Cospedal, Monago, el propio Rajoy, Mato y Camps. Y estos eran los que decían que no era una trama del PP sino contra el PP.

Para confiar en ellos.

El PSOE se malicia que si, como es previsible, el PP se estrella en las elecciones de mayo, habrá elecciones anticipadas. Otros que viven en second life. Hagan los preparativos, desde luego pues puede pasar cualquier cosa. Pero, sobre todo, hagan algo. Porque, en efecto, puede pasar cualquier cosa en esta situación de absoluto desgobierno en que se encuentra el país. Al condicionar la convocatoria de elecciones generales al resultado de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, ya acordadas en la hoja de ruta soberanista, pero no oficialmente convocadas, el genio de La Moncloa se ha puesto en manos de Mas. Para arreglar el asunto solo se le ocurre aventurar que quizá haga coincidir las generales con las catalanas. Es decir, la política española se decide en Cataluña.
 
La oposición no tiene por qué estar preocupada por lo que hace el gobierno porque el gobierno no sabe lo que hace. La oposición tiene que preocuparse por lo que ella hace. Mejor dicho, por lo que no hace: oponerse.

dimarts, 28 d’abril del 2015

¿A qué partido pertenece Julio Anguita?

Tomo prestada la pregunta que se hacía ayer en Facebook Jaume d’Urgell y lo felicito por haber encontrado una forma tan concisa y diáfana de plantear uno de los asuntos más turbios de la política española. Si también tomara prestada la respuesta casi unánime que recibía de sus lectores (“al Anti-PSOE”) este post acabaría aquí.
 
Pero hay algo más. Por supuesto, la causa a la que Julio Anguita ha consagrado su vida ha sido impedir que el PSOE gane elecciones. Ese es su principal objetivo, il sorpasso. Es una fijación compartida con muchos comunistas que, a falta ya de otros signos de identidad, solo se reconocen en su animadversión a la socialdemocracia.
 
Anguita es un superviviente del viejo leninismo, el que rompió con la socialdemocracia traidora con ánimo de liquidarla. Es el continuador del estalinismo que tanto contribuyó al desarrollo del fascismo europeo con su política antisocialista. Un testigo amargo del último intento comunista de quitar el sitio a la socialdemocracia como quiso hacer Carrillo con aquel invento del Eurocomunismo y que ahora pretenden reeditar los neocomunistas de Podemos.
 
Anguita dice “deberse” a IU. Al fin y al cabo, la fundó él con la clara y esperable intención de dar matarile al socialismo democrático en los años 80. Pero alaba a Podemos y prácticamente pide el voto para ellos. También es de ese Foro Cívico que ha puesto en marcha como plataforma personal. Y, por supuesto, supongo, del PCE.  En definitiva, ¿cuál es su partido? Ninguno. El que en cada momento más ayude a hundir al PSOE.
 
Esta izquierda fragmentada, enfrentada en incontables corrientes, suspira por la unidad como el personaje de Kafka espera inútilmente que se le abran las puertas de la Ley. Y tan anhelada unidad se prevé, no ya al margen del PSOE, sino en contra de él. La fórmula, prodigiosamente inepta de PSOE-PP la misma mierda es, sintetizada por mandato de Twitter en PPPSOE no es nueva en la intención. Los comunistas han llamado siempre cosas feas a los socialdemócratas, socialtraidores, socialfascistas en el siglo pasado y socialiberales en este. Los pobres socialistas cargan siempre con algún sambenito. Curiosamente la socialdemocracia es la única forma de la izquierda que ha gobernado en Europa antes y después de la segunda guerra, la única que ha hecho algo tangible, por ejemplo, el Estado del bienestar, que ahora todos consideran meta deseable. Hasta quienes lo están dinamitando en el PP. Las otras izquierdas no han hecho más que hablar. Y, en donde han hecho más que hablar (en Europa oriental), mejor es no hablar. La prueba es que en eso, al menos, están calladas.
 
No, no, se dice. Lo de ahora es nuevo. La socialdemocracia ha traicionado a la socialdemocracia. Hoy, el programa socialdemócrata es revolucionario. La “verdadera” izquierda se ha hecho “verdaderamente” socialdemócrata, como cabía esperar, porque la vieja socialdemocracia se ha hecho neoliberal. Probablemente haya mucho de verdad en este juicio y la socialdemocracia haya ido perdiendo sus rasgos distintivos hasta incurrir en la actual crisis ideológica, más parecida a un marasmo del que no sabe cómo salir. Pero el juicio es inadecuado. En primer lugar no es cierto que sea algo nuevo. Los comunistas nacieron hacia 1919 acusando a la socialdemocracia de traición. Y así siguen.
 
En segundo lugar, hay una evidente injusticia. La socialdemocracia se ha adaptado a la lógica neoliberal en gran medida. Pero ¿por qué se juzga como una traición y no como un fracaso? Todos los ojos miran hoy a Grecia, a ver si puede articularse una política socialdemócrata no neoliberal. De momento no lo parece. Y más allá de Grecia. Al hundirse el comunismo realmente existente, los comunistas ya no propugnan la socialización de los medios de producción, la planificación centralizada ni la abolición del mercado. ¿Han traicionado o reconocen implícitamente que fracasaron? Y, si eso es así, ¿por qué el fracaso de la socialdemocracia a la hora de defender su propio Estado del bienestar no es un fracaso sino una traición? Porque los socialdemócratas están condenados de antemano por la “verdadera” izquierda, hagan lo que hagan. Son inherentemente, traidores. O algo así piensa Anguita.
 
Bueno, en último término, este rollo está muy bien, pero son neiges d’antan. No tan lejanas como las de la guerra civil pero tampoco de ahora, como las de la lucha contra los desahucios, que es en dónde hay que estar, en la transversalidad de los movimientos, la unidad popular, el empoderamiento de los de abajo, sin trileros de izquierda ni derecha, en lo espontáneo y asambleario, en el populismo bien entendido, en la soberanía de todos, en lo nacional-popular.
 
Entonces, ¿por qué sacar a Anguita? ¿Por qué declararlo referente? ¿Por qué escucharlo como al oráculo de Delfos? ¿Por qué reconocer su autoridad? En su obsesión anti-PSOE, Anguita destruyó IU y, al abrazarse ahora a Podemos, también lo está destruyendo.
 
Los sondeos llevan una temporada señalando tendencia a la baja del partido de los círculos, con gran contento de numerosos analistas que piden reconocimiento de yoyas, yo ya lo dije, yo ya lo sabía. Por el contrario, Palinuro, que siempre ha apostado por una coalición PSOE-Podemos por considerarlos a ambos izquierdas, está desolado.
 
Es dudoso que la constelación IU/Podemos invierta la tendencia bajista en intención de voto en el escaso mes que queda. Sobre todo porque interviene el imprevisible factor Ciudadanos. Pero, mientras tanto, debieran preguntarse si la decisión de sacar a Anguita como si fuera el Séptimo de caballería no es disparatada. Anguita trae puesta la bronca PSOE-comunistas. Es su vida. En España, hoy como ayer, la línea de fractura es entre izquierda y derecha. Los nuevos líderes lo niegan, pero la gente sigue pensando en términos de izquierda-derecha y, atención, centro, el punto geométrico sobre el que pivota esa etérea figura de la centralidad política. Y no es difícil ver aquí el truco de decir que ambos términos no son lo mismo porque el centro es un mazacote inmóvil y la centralidad política consiste en seducir al mazacote y llevárselo a un extremo.
 
Dos preguntas: 1ª) ¿cómo se espera alcanzar el centro si se echa a patadas a la izquierda que se relaciona con él? 2ª) ¿cómo se espera triunfar cuando no se dispara contra los de enfrente sino contra los del mismo campo? No es esperable (aunque no sea imposible) que gane la guerra un ejército que combate contra sí mismo.
 
Exageran quienes dicen que, en el fondo, lo que Anguita quiere es que gane el PP. No es así exactamente. Está dispuesto a hacer pinza con él como ya la hizo en los años 90 y todavía hoy emplea más tiempo y energía en anatematizar al PSOE que en criticar al PP, al que prácticamente, no menciona. Pero su fin no es que gane la derecha, sino que pierda el PSOE. El triunfo de la derecha es una consecuencia colateral no querida. Lo mejor para él sería que el PSOE perdiera y las elecciones las ganara el Partido Comunista, bajo su forma prístina o en alguno de sus camuflajes, como IU, Podemos o lo que sea. No siendo así, mientras no gane el PSOE, ¡qué vamos a hacerle si gana el PP!
 
Este PP.

dilluns, 27 d’abril del 2015

Carta a Rajoy de la Reina de Ingalaterra.


Buckingham Palace April, 26th. 2015
R. H. Mr. Mariano R. Brey
La Moncloa. Spain.

Estimado señor Mariano R. Brey: Envío a usted esta carta traducida al español porque, según mis noticias, no lee usted el inglés. Me fastidia, no crea, porque, dado su contenido, exige confidencialidad y, aunque estoy absolutamente segura de la discreción de mi traductor, nunca se sabe, ¿verdad? Por cierto, también me han dicho que, además de no saber leer inglés, tampoco sabe usted leer español. Pero me malicio que esas deben de ser las inevitables habladurías envidiosas que acompañan siempre a la gente grande.
Paso al asunto que nos ocupa. He esperado unos días por si, a la vista de los hechos, su gobierno tomaba alguna decisión a propósito de ese señor que tienen ustedes aquí a título de embajador. Pero veo que pasa el tiempo y no hacen ustedes nada. Así me dije: “Mira, Liza, escribe directamente al señor Brey. Seguramente se habrá distraído. Como está tan ocupado…
En Inglaterra, señor Brey, estamos acostumbrados a tratar con todo tipo de pillastres y no se nos caen los anillos. Pero son nuestros pillastres, ¿entiende? No ajenos. De esos tenemos poca experiencia y menores deseos de verlos por aquí. Me he informado suficientemente sobre su embajador en la corte de Saint James: tampoco sabe mucho inglés (aunque más que usted), es de estatura moderada, moreno, de crespo cabello, fanfarrón, violento, mal encarado, vocinglero, cuenta chistes verdes, dice ser muy religioso, es arbitrario, incompetente y presuntamente aficionado a los chanchullos. Mis informadores coinciden en declararlo un español típico pero estoy segura de que se dejan arrastrar por los prejuicios de la Leyenda Negra, que tanto y tan injusto daño a hecho a España.
De todas formas, para evitar disgustos, ¿por qué no relevan ustedes a este héroe de Perejil y nos envían a alguien normal, de esos de la carrera diplomática? Por ejemplo, al dramaturgo Ramírez de Haro.
Según parece, además de haber tenido una bochornosa actitud en un accidente de aviación de un Yak 42 ruso, en el que perecieron 62 compatriotas suyos, recientemente se ha descubierto que, siendo el hoy embajador diputado, y sometido a estricta incompatibilidad, cobraba un dineral de una empresa que luego recibía contratas públicas adjudicadas por su partido. Aquí, en Inglaterra tenemos nombres muy duros para esos sujetos. Pero somos los ingleses, ya se sabe, puritanos. Ustedes los papistas lo tienen más fácil: cometen tropelías, luego van al cura, se arrepienten y ya pueden volver a empezar.
Aun así, haga un esfuerzo, póngase en mi lugar. Debo guardar las apariencias. Le sugiero busque un destino más apropiado para este pájaro. ¿Por qué no en Jamaica, por ejemplo?
Y ya en el seno de la confianza, aprovechando este momento distendido entre usted y yo, permítame añadir mi preocupación por un par de asuntos más.
Según mis noticias, ha repetido usted una mítica hazaña de cuando era vicepresidente del gobierno del señor López y ha enviado usted a pique en alta mar, pero cerca de sus costas, un buque petrolero cargado de fuel, confiando en que su cargamento se convertirá en hilillos de plastilina, gracias a la intercesión de Santa Teresa de Jesús. No sabe qué tranquila me siento. Muchos británicos que planean pasar sus vacaciones en las Canarias me han escrito alarmados. Supongo que puedo tranquilizarlos, ¿no? La Santa convertirá el chapapote en aguas limpias y cristalinas que dirían “bebedme” de no ser saladas.
Igualmente, nuestro ministro presidente de Gibraltar, señor Fabián Picardo, me ha pedido que interceda ante usted para que su ministro de Asuntos Exteriores, señor Margallo, al parecer lo que ustedes llaman un africanista, deje de incordiar con la Roca, que ustedes llaman Peñón. Dicho queda. Estoy segura de que sabrá usted domeñar el encendido patriotismo de su colaborador. Tenga en cuenta que en Gran Bretaña protegemos los intereses de todos nuestros súbditos. Incluidos los monos de Gibraltar.
Algunos asesores me han recomendado que no le escriba una carta tan larga para que no se fatigue usted y le quede tiempo de leer el Marca. Que lo redujera a un whatsap porque en esto de las nuevas tecnologías está usted muy impuesto. O un SMS que dijera: “Brey, sé fuerte. Actúa. Destituye”. Pero yo sé que dada su probada voluntad y entrega al servicio de su país, aceptará usted de buen grado los consejos de esta veterana reina que lo aprecia. Sobre todo, ahora que se enfrenta usted a unas elecciones.
Los reyes y reinas británicos tenemos prohibido inmiscuirnos en política. Pero solo en Gran Bretaña. En el extranjero, somos libres, por eso y porque sé que mi primo, Felipe VI de España, tan descendiente de la Reina Victoria como yo, muy respetuoso con los límites constitucionales, no lo hará, me atrevo a sugerirle una inmejorable vía de actuación.
Además de destituir a este embajador que deja la marca España en muy mal lugar, proceda usted a apartar de la política a todos los personajes de su partido ya condenados, procesados, acusados, imputados o sospechosos de corrupción empezando por usted mismo. Sí, señor Brey, inclúyase usted en la relación de los grandes primeros ministros, los Palmerston, Gladstone, Disraeli, Churchill, capaces de sacrificarse cuando la patria lo exigía. Disuelva usted el parlamento y convoque elecciones anticipadas. Por lo demás, deje que sean los jueces quienes decidan si también corresponde o no disolver su partido, el Partido Popular, como una presunta asociación de malhechores.
Estoy segura de que si atiende usted a mis humildes sugerencias, se fortalecerá la tradicional amistad entre nuestras dos naciones. Serán fraternales.
(La imagen es una foto del ministerio británico de Defensa, con licencia abierta del gobierno británico "© Crown Copyright 2015").

diumenge, 26 d’abril del 2015

Dos relatos de la crisis.

El mismo día en que se conocían los malos datos de la Encuesta de Población Activa de abril, Mariano Rajoy, el presidente de los sobresueldos, salía por su amado plasma a espetar a los españoles su habitual sarta de embustes y patrañas triunfales, aunque con algo de sordina porque los datos no acompañan ya que, si bien el paro bajó en 13.100 personas, se destruyeron 114.300 empleos, uno de esos enredos estadísticos cuya conclusión acaba siendo siempre la misma: todo va peor que al comienzo de la legislatura. Nada de brotes verdes, ni raíces vigorosas, ni aceleración de nada. La habitual ración de plasma con las trolas y la propaganda acostumbradas: los datos de la EPA muestran, según el teleplasmado que hay una evolución cada vez más positiva de la economía española: menos paro, más empleo y de mejor calidad. Tres mentiras: no es que baje el paro sino que las personas contratadas en precario, por horas o, incluso, sin remuneración, dejan de figurar como paradas. Hay menos empleo (114.300 empleos destruidos) y en cuanto a su calidad, basta con preguntar qué trabajos tiene la gente. O leer los periódicos. Hace un par de días, la patronal conservera proponía pagar parte del salario en metálico y la otra en latas de conservas. De ahí a pedir que la gente trabaje por la comida, media un paso. Y de ahí a la esclavitud, otro. A eso lo llama el de los sobresueldos "ir en la buena dirección". Cierto que la patronal citada ha retirado la propuesta. Pero la hizo.

Sacar en plasma al presidente más desprestigiado y menos valorado de la historia de la democracia a colocar las trolas habituales solo puede obedecer a una astuta estrategia de hacerle cargar en exclusiva con el desastre de España y arruinar sus muy escasas posibilidades electorales. Para el PP, Rajoy se ha convertido en un lastre y los demás dirigentes están locos por encontrarle un sustituto. Bueno, eso los que no están locos por ver cómo se libran de que los procesen por corruptos. Ocho de cada diez ciudadanos no confían en él. Parece poco probable que lo voten

Por si hubiera alguna duda sobre esta situación de absoluta falta de crédito y prestigio, ayer mismo, The Economist publicaba un artículo sobre la situación española, Spain's recovery. Not doing the job en el que, aunque reconoce que el PIB está creciendo al 3%, no está creándose empleo y no se está saliendo de la crisis.

Son dos visiones opuestas de la realidad: la de quien va vendiendo el abalorio de la Gran Nación y la de quienes, desde el extranjero, consideran que España no funciona.

Para salir de dudas, hágase un experimento muy simple: sálgase a la calle y pregúntese a la gente a quién cree, si a Rajoy o a The Economist. Y no hace falta salir a la calle: pregúntese incluso a los miembros del gobierno a quién creen, si a Rajoy o a The Economist. Hasta el final, pregúntese al mismo Rajoy a quién cree más, si a él o a The Economist.
 
Y eso que The Economist se concentraba solamente en lo económico, haciendo honor a su título. Si mirara también otras cuestiones, por ejemplo, el magma de corrupción que anega el país y tiene paralizado al gobierno, quizá encontrara razones para el fracaso español. El País de Bankia, Blesa, Rato y cientos de corruptos o presuntos corruptos más tiene muy crudo salir adelante. Materialmente imposible.

La seriedad de The Economist le ha impedido lucir su humor británico. Se le ha escapado la ironía de que Rajoy termine su mandato con la repetición de una de sus más celebradas necedades, la de los hilillos de plastilina, con referencia al peor desastre ecológico en las costas de España producido por la incompetencia del gobierno.

Ahora, en Canarias.

Mismo desastre, misma incompetencia y mismo incompetente.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

La mentira y la mala fe en política.

Suele decirse que una buena campaña de comunicación política es aquella que consigue transmitir de modo rápido, sencillo, claro y masivo el mensaje del candidato o candidatos, cuando el electorado capta el contenido de su discurso, la verdad de sus intenciones y no hay confusión ni enredo. Los mejores asesores de comunicación (esos pájaros que reclaman siempre para sí los créditos de la victoria y desaparecen misteriosamente en la derrota) son los que consiguen convencer a la gente de la sinceridad y la veracidad de quien les paga.

Mentira. Eso es lo que dicen, pero no lo que hacen

La mejor comunicación política -una actividad en la que el embuste es consubstancial a casi todos los discursos- es la que vende como verdad una mentira, la que mejor oculta las auténticas intenciones de los candidatos, la que los ayuda a engañar a la gente, a falsear sus propósitos y tergiversar sus términos. Gana el que más miente.

Tómese un ejemplo cercano y sencillo: ¿cuántos de los partidos que se presentan a las elecciones del 24 de mayo reflejan en sus nombres, títulos, marcas o siglas sus programas o intenciones? Solo dos y medio: el Partido Socialista Obrero Español, el Partido Nacionalista Vasco y, en parte (por eso lo considero medio) Esquerra Republicana de Catalunya. Curiosamente, tres de los cuatro partidos más antiguos del país. El otro, el Partido Comunista de España, que yo sepa, no se presenta a las elecciones bajo sus propias siglas, sino camuflado con otras.

Para la sana mentalidad burguesa reformada, la base del negocio comercial es que las marcas digan la verdad, no engañen ni confundan con malas artes y peor fe la confianza de los clientes y consumidores. ¿Qué sucede en España hoy? Que salvas las dos excepciones y media citadas, todas las ofertas, partidos, coaliciones que se presentan a las elecciones, tratan de engañar, de mentir a la gente, de presentarse como lo que no son. Los ejemplos:

El partido popular lleva su afición al embuste y la patraña al extremo de que, al principio, ni siquiera se llamaba "partido", término que horrorizaba a los franquistas que lo fundaron. Así se llamaron "Alianza", que trae siempre buenas connotaciones a la derecha, al estilo de la "Santa Alianza". Viendo que con esta triquiñuela no ganaba elecciones aceptó ser partido y, como adjetivo, "popular". Exactamente ¿qué quiere decir "popular"? Nada, cosa que sus miembros saben de sobra. Es un truco populista de cuarta regional que no puede ocultar el ridículo de que siga llamándose "popular"un partido que no tiene nada de popular. El éxito, sin embargo, de la campaña de comunicación, es decir, de embustes y mentiras, consiste en convencer a la gente de que es "popular" un partido literalmente cuajado de aristócratas como Aguirre, Morenés, Becerril, etc que, además, de engañar a la gente, la desprecian.

El Partido Socialista Obrero Español no oculta sus señas de identidad ni su título. Cuando menos, no miente. Es más, es tal el éxito de su marca "socialista" que sus adversarios, cuando le niegan esa condición, lo que hacen es reprocharle haber traicionado el significado del término,  no ser verdaderamente socialista, atributo que se autoadjudican con desparpajo, pero sin motivo porque, se pongan como se pongan la marca será siempre del que la puso en circulación.
 
La izquierda no socialista hoy canta la copla habitual, la de la "traición" al auténtico socialismo, la patraña de redefinir la "izquierda", apropiarse el término y negárselo a los otros. El término "izquierda" sustituye hoy al que verdaderamente la identificaba: el de comunista. En la comunicación política de la antigua constelación comunista, Izquierda Unida en todas sus fracciones, Podemos y demás derivados, la única palabra que no aparece es la de su razón  ser, esto es, el comunismo que, como sabe todo el mundo, no sirve para ganar elecciones. O sea, dicho con claridad, apuestan por mentir y engañar. El intento de llevar la mixtificación al extremo de cuestionar la legitimidad del concepto mismo de izquierda cuando se es de izquierda eleva el propósito embustero y engañador a una demagogia casi neurótica. La propia de burgueses privilegiados apacentando al "pueblo" al que, obviamente, hay que engañar por su bien. E igual que con el Partido Popular, muchos anhelan que, en efecto, los engañen.
 
En Unión, Progreso y Democracia, una historia de éxito seguro, según algunos analistas políticos de ojo clínico qur los dioses les conserven, debido a las connotaciones positivas de los términos, la mentira era la de patas más cortas en toda esta historia: tres conceptos ampulosos para vestir y dotar de dignidad a un proyecto personal de supervivencia de una política, Rosa Díez, que no tenía literalmente nada que decir ni aportar a los problemas de la gente.
 
Ciudadanos es ya quintaesencia misma de la mentira y el engaño, muy al estilo de Podemos. Exactamente, ¿qué deben entender los votantes que propone Ciudadanos? Del nombre no se deduce nada. Igual podrían llamarse Caminantes o Seminaristas. ¿Y qué propugna? En realidad, nada: solo no hacer lo que se ha hecho hasta ahora y hacer lo que no se ha hecho. Puro embeleco 
 
Al lado de este coro de mentiras y falsedades, el Partido Nacionalista Vasco no engaña a nadie. El nacionalismo ha significado muchas cosas a lo largo de tiempo, pero siempre ha sido nacionalismo y el PNV su adalid. No se ha vestido de otra cosa, como Convergència i Unió, cuyo carácter independentista es una manifestación relativamente reciente.
 
La mentira y la mala fe son evidentes. De todos los partidos y formaciones que concurren a las elecciones, todos menos dos y medio, el PSOE, el PNV y, en parte, ERC, se presentan ocultando lo que son, mintiendo y  tratando de hacerse pasar por lo que no son. 
 
Buen momento para los de comunicación política.