El punto débil del derecho como ciencia es su condición nacional. El principio de territorialidad de las normas -desde hace mucho celebrado como un gran avance de la civilización y la prudencia- es el principal obstáculo a la expansión de una idea de la justicia universal. Pero si la justicia no es universal, no es Justicia. Que se administre "en nombre del Rey", como en España, o de la Nación, o de la Patria, o del Papa, o de la clase o del partido en lugar de en nombre de la recta razón humana, único soporte de la Justicia universal demuestra el grado de atraso casi cavernícola en que nos encontramos, por mucho que presumamos de avances técnológicos.
Sirva lo anterior como entradilla al pasmo que producen los dislates que soltó ayer la fiscal general del reino de España en una alocución creo que en Cataluña. En mitad de un alud de sofismas y falacias sobre la ley y la libertad del que, claro, estaba ausente toda referencia a la legitimidad, la señora afirmó que "el independentismo es oscurantismo, fanatismo y tiranía". No dijo que el que no vote por su jefe Rajoy es un mal nacido pero el nivel mental de su afirmación es similar.
¿Puede una funcionaria nombrada políticamente al servicio del Estado, del gobierno y de su partido ser tan ignorante a la par que embustera? ¿Qué tipo de enunciado es ese sobre el independentismo? ¿Es un enunciado de hecho? ¿Es normativo? ¿Definitiorio? ¿Propositivo? ¿Penal? ¿De qué diablos habla esta buena mujer? Ahórremosnos el trabajo de preguntarle a qué se refiere. Se refiere al independentismo catalán, aquí y ahora. Pero habla generalizando, sin referencia concreta, en teoría, en abstracto, sin que importe tiempo y lugar. Parece enunciar una verdad incontrovertible del tipo de "el cáncer es malo para la salud".
Y ¿de dónde saca eso que dice? ¿Lo demuestra la razón? ¿Sale de un proceso deductivo? ¿Es axiomático que, donde hay independentismo, habrá fanatismo, etc.? ¿Es un proceso inductivo? ¿Se sigue de la comprobación práctica que, donde haya independentismo, habrá tiranía? ¿Es un destilado de la experiencia histórica?
No es más que una solemne estupidez dicha desde la posición de fuerza de quien sabe que tiene tras de sí todo el aparato represivo del Estado...territorial en cuyo nombre y conveniencia administra una "justicia" nacional. Dicha por quien no está dispuesto a tolerar independentismo alguno porque no le interesa. Pero, para ocultar que se trata de una cuestión de interés, el orden constituido manda a esta señora a decir memeces y a abusar de la paciencia del auditorio.
El primer país que se independizó de otro en sentido moderno en Europa fueron los Países Bajos, que se independizaron de España ¿En dónde ha habido más oscurantismo, fanatismo y tiranía desde entonces, en los Países Bajos o en España? ¿En dónde han llegado más majaderos a la Fiscalía General del Estado, en los Países Bajos o en España? Tan majaderos y descarados que aseguran combatir el fanatismo en nombre de la Ilustración como, dice esta alucinada, se ha hecho siempre en España. ¡En España país de la Contrarreforma y la lucha a muerte contra el enciclopedismo, la Ilustración! ¡En España, país del "lejos de nosotros la funesta manía de pensar!" Majadera a la par que falsaria. Literalmente, una vergüenza para la jurisprudencia.
En el siglo XVIII, los Estados Unidos se independizaron de Gran Bretaña y sus fiscales generales. ¿Son los Estados Unidos más oscurantistas, fanáticos y tiránicos que la Carpetovetonia de esta dama? ¿Y las decenas de países que se han independizado de otros en estos doscientos y pico años? ¿Son más fanáticos y tiránicos -y lo han sido bastante- los países latinoamericanos que España? ¿Puede un español, como español, dar lecciones de ilustración, tolerancia y democracia a nadie en la tierra?
No existe ninguna relación entre el independentismo y el oscurantismo, fanatismo, etc. Ninguna. Al día de hoy, en España, más parece que el oscurantismo, fanatismo y tiranía caen del lado español mucho más que del catalán, y que esa aseveración no es otra cosa que una excusa que pone esta empleada del gobierno para justificar una posible represión violenta de manifestaciones políticas que puedan darse en Cataluña si los catalanes optan por hacer uso de su legítimo derecho a decidir por su cuenta.