divendres, 21 de novembre del 2014

Fuenteovejuna, Señor.


Daos presos, catalanes.

Llueven las querellas sobre la Generalitat y los organizadores del akelarre del 9N y estos ven cómo los señalan ya numerosos dedos acusadores. La querella de UPyD, no admitida en un primer momento, se ha trasladado de instancia. Se le suma media docena más de diversas procedencias. Pero la querella insignia, la que abandera la ofensiva española, es la que insta la Fiscalía.

Allá va el fiscal general del Estado atacando la caterva secesionista mientras grita como don Quijote: non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Un solo caballero con todo el poder del Estado detrás. Un juez que acude en nombre del Rey a pedir responsabilidades por el crimen cometido. Con lo que el escenario cambia de don Quijote a Fuenteovejuna y ahora son los responsables quienes, reagrupados, responden al juez: ¿Quién mató al Comendador?/Fuenteovejuna, Señor./¿Quién es Fuenteovejuna?/Todo el pueblo, a una.

La querella va dirigida contra Artur Mas y dos colaboradoras suyas, Joana Ortega, vicepresidenta de la Generalitat, e Irene Rigau, consejera de Educación. Pero todos los partidos soberanistas, que apoyaron la consulta, se han autoinculpado en una carta conjunta enviada al fiscal general del Estado, Torres Dulce. En ella recuerdan que el Parlament aprobó el 13 de noviembre una moción por la que asumía de forma colectiva las consecuencias del proceso participativo y que rechazaba que se exigieran responsabilidades por vía judicial. Forman piña a una frente al juez. Su unión s fortalece pues toma la forma de la protección colectiva. Fuenteovejuna, Señor.
Los catalanes llevan unos meses en la cresta de la ola de un movimiento soberanista de carácter político, pacífico y democrático que ha visto desatendidas todas sus peticiones, incluida la de dialogar. El Estado no ha querido reconocerle ningún derecho ni legitimidad alguna como movimiento político y se ha negado a toda negociación. Al extremo de que de lo sucedido el 9N, de la votación de 2,2 millones de catalanes, hay dos versiones absoluta, casi ontológicamente opuestas. De un  lado, según el nacionalismo catalán, los catalanes realizaron un acto de soberanía originaria, hasta ahora negada por el Estado y ejercieron un derecho a decidir que reclaman para sí y el Estado tampoco reconoce, un hito en un proceso, un camino, que ven como construcción nacional de un nuevo Estado. De otro, según el Estado, en Cataluña no se ha realizado nada que tenga la más mínima relevancia jurídica: una cantidad imprecisa de catalanes se pusieron de acuerdo para hacer una especie de fiesta que, al estar instigada, organizada y amparada por instituciones públicas, tiene ribetes delictivos y, frente a ello, el Estado está obligado a actuar para imponer el respeto a la ley.
Contestar a las iniciativas políticas, sobre todo las que están respaldadas por notables movilizaciones populares, con la represión y los tribunales nunca ha sido una solución adecuada como se ha comprobado innumerables veces. En el movimiento por la emancipación nacional de los Países Bajos, por ejemplo, precisamente en contra de España que jamás negoció y se limitó a reprimir, al final, los perdió. Fueron estos Países Bajos el primer Estado moderno en Europa y no ese español que Rajoy se ha inventado puesto que, además, irónicamente, lo fueron en contra de España.
Si el Estado cree que la respuesta al llamado reto soberanista catalán es meter en la cárcel al presidente de la Generalitat no solamente está equivocado, sino que aviva el incendio que quiere sofocar. Convertir a Mas en una víctima, en un mártir por la dignidad y la independencia de Cataluña es justamente lo más absurdo que cabe hacer en esta situación. En el orden internacional es insostenible y en el interno, ya se ve, da lugar a una formulación de Fuenteovejuna, Señor, según la cual no será suficiente con encarcelar al principal líder sino a todos los políticos soberanistas catalanes, como si quisiera constituir con todos ellos una especie de comité nacional por la independencia catalana actuando desde la cárcel.
Todos los ejemplos, las experiencias, los consejos dados desde todas las latitudes al gobierno central para que negocie una salida política a la crisis han sido inútiles. Y España demuestra una vez más que no aprende de sus fracasos en la historia.

De las cosas antiguas.


Henry Sumner Maine (2014) El derecho antiguo. Su conexión con la historia temprana de la sociedad y su relación con las ideas modernas. Traducción, estudio introductorio y notas de Ramón Cotarelo. Valencia: Tirant lo Blanch. (319 págs.)
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Ya está en la calle el tercer trabajo de los cuatro que motivaron el cese transitorio de Palinuro en marzo de este año. Es una traducción de un clásico del pensamiento jurídico que, cosa rara, es aceptado también como clásico del pensamiento político, del sociológico y hasta del antropológico, al extremo de que el saber convencional convierte al autor en uno de los patricios de la sociología y el fundador de la antropología jurídica. Publicado por primera vez en 1861 en mitad de la era victoriana en Inglaterra, tuvo numerosísimas ediciones y fue muy popular hasta comienzos del siglo XX. Maine llegó a ser tan famoso que, en su sus exequias, Fustel de Coulanges lo llamó "el Montesquieu del siglo XIX". Luego pasó por una época de relativa oscuridad en la parte central de la centuria cuando el reinado incuestionable del funcionalismo en las ciencias sociales no encontraba un lugar adecuado para este impertinente ensayo pero volvió a la vida en el último tercio del siglo, al empezar a abrirse camino perspectivas distintas a aquel paradigma dominante.

El siglo XIX en Inglaterra, la era victoriana, fue fundamentalmente evolucionista. Todo estaba dominado por el pensamiento de Darwin hasta el punto de que, efectivamente, podía escribirse un libro evolucionista como este, dando cuenta de los cambios sociales progresivos sin mencionar una sola vez el evolucionismo. La idea básica de Maine, formulada en términos dicotómicos, la que le ha dado celebridad mundial y que todo el mundo cita muchas veces sin saber a veces a quién se debe es que el paso de la sociedad primitiva, para él patriarcal, se convierte en sociedad moderna en la media en que el status deja de ser dominante en las relaciones sociales y pasa a serlo el contrato. Abreviadamente,  como se encuentra en todas las historias de la sociología, "del status al contrato". La metáfora capta bastante bien el proceso por el que el elemento decisivo en las sociedades deja de ser la posición, la pertenencia al grupo, los vínculos objetivos y comunitarios para pasar a ser el contrato, la libre decisión del individuo, los derechos y obligaciones en que las gentes incurren por su acción social.

Los mayores antropólogos de su época, Lewis Morgan especialmente, quien profesaba una gran admiración por él y McLennan, que lo odiaba, refirieron sus principales doctrinas a la obra de Maine. El punto de choque era que, mientras este último sostenía una concepción patrilineal de la sucesión en las sociedades primitivas, los otros defendían la idea matrilineal, que se ha impuesto más. Pero si del cómputo de sucesión (matrilineal/patrilineal) pasamos al ejercicio del poder, esto es, a postular sociedades basadas en el matriarcado, como hacía Bachofen, o en el patriarcado, como hacía Maine siguiendo la línea de pensamiento más antiguo, es obvio que la tesis del patriarcado se impone sobre la del matriarcado.

En el libro de Maine se encuentran dos polémicas doctrinales de su tiempo, aunque tratadas con distinta atención. De un lado, la concepción del derecho natural y del otro, el enfrentamiento con la jurisprudencia analítica, cuyo principal representante era Austin. Respecto al primero, que le ocupa un par de capítulos, no duda en atribuir el potencial evolutivo, de cambio y transformación del derecho primitivo romano, el de las XII tablas, al reconocimiento y aplicación del ius gentium a través del derecho pretorio. Pero se trata de una concepción filosófica fundamental que fundamentaría la aparición de la equidad frente al derecho positivo y no de una doctrina política, la matriz de la, para Maine, abominable concepción del contrato social como se desarrolló posteriormente a partir de la Ilustración y que tiene en Rousseau su más típico representante, al que nuestro autor odia al extremo de considerarlo el jefe de una secta.
En parte esta crítica lo acercaba a las posiciones de Bentham y su crítica a las falacias iusnaturalistas, pero lo distanciaba de forma decisiva la deriva análitica de Austin, el seguidor de aquél, con quien Maine no podía coincidir en modo alguno porque dicha concepción analítica, al hipostasiar el objeto de estudio y extraerlo del devenir histórico con el fin de formular una jurisprudencia científica, negaba la importancia cognitiva del factor histórico, al que Maine confiaba las potencialidades explicativas de la ciencia. Por eso se declaraba seguidor de la luminosa obra de fundador del historicismo, Savigny, aunque, en realidad, de esta escuela el teórico que más parece haber frecuentado es Ihering.

El derecho antiguo es la primera obra de Maine, publicada a sus 39 años. No es una obra de juventud, pero tampoco lo que habitualmente se considera el trabajo que culmina un vida de estudio. Sin embargo, aunque escribió otros cuatro o cinco volúmenes en su vida, ninguno consiguió superar el prestigio que le dio El derecho antiguo, ni siquiera uno que tuvo muy buena acogida, un tratado político de crítica a la democracia llamado Popular Government y a raíz del cual quedó firmemente asentada la fama de pensador conservador de Maine sin que se haya reparado, como en justicia se debiera, de que se trata de un conservadurismo mucho más progresista que el radicalismo de concepciones posteriores.

Luego de escribir El derecho antiguo, Maine aceptó un puesto en alta burocracia imperial británica en la India, en donde llegó a ocupar puestos decisivos como asesor juridico del gobierno colonial y  hasta rector de la Universidad de Calcuta, cuando todavía sonaban los ecos de la rebelión de los cipayos, en 1857, que acabó transfiriendo lo que quedaba de la estructura iusprivatista del imperio indio al ámbito público y justificó la labor de codificación del país que, comenzada por su antecesor, Thomas Macaulay, trató él de llevar adelante. Su presencia e investigaciones en la India lo han convertido en objetivo crítico preferido de las concepciones antiimperialistas, al sostener que su labor fue sentar las bases para legitimar el Raj  británico. Algo de eso tiene que haber, inevitablemente, pero Maine estaba empeñado en otro objetivo: en comparar las estructuras jurídicas elementales de la comunidad india con las del primitivo derecho romano, así como el derecho brehon irlandés y las formas germánicas a través del método comparativo en el que creía para buscar los elementos similares que permitieran explicar la evolución de las formas jurídicas, en concreto, el patriarcado y la propiedad común, previa a su disgregación en propiedad privada.

Algunos de los textos de esta obra espléndidamente escrita sobre las ficciones legales, la sucesión testamentaria en las sociedades primitivas, el derecho penal y la religión, las primeras formas contractuales o la naturaleza del feudalismo en Europa se cuentan entre las páginas literariamente más bellas que yo haya leído.

Y conste que no estoy tratando de vender el libro, que se vende solo, sino de explicar las razones por las que me resulta tan fascinante y por las que lo he traducido. Que falta hacía, teniendo en cuenta que en España solo se tradujo una vez a fines del siglo XIX y se hizo a partir de una versión francesa.

dijous, 20 de novembre del 2014

El Estado contra Cataluña.


Ayer hablábamos de sables; hoy, de togas. En ambos casos, camino de un buen lío. El ministerio fiscal está para acusar en caso de incumplimiento de la ley. Pero no es clara la relación entre el gobierno y la fiscalía. Rajoy dejó dicho en la lejana Brisbane que, no siendo él juez ni fiscal, no sabía qué decisiones puedan tomar. El problema con Rajoy es que no lo cree nadie. Ocurre con sus frecuentes tiradas de datos y magnitudes para probar un despegue económico de España; que nadie lo cree. El suyo es un problema de crédito; de falta de crédito. Al extremo de haber creado una regla de probabilidad nueva. Lo más probable es que "las cosas" de que habla siempre para referirse a todo, a los problemas económicos, al paro, la delincuencia, la corrupción, el soberanismo catalán, "las cosas" sean lo contrario de lo que él dice.

Todo el mundo supone que el gobierno ha instigado a la fiscalía en su obsesión de substituir la política por los tribunales. Por su carácter autoritario e intemperante y sin mayor consideración de la posible evolución de los acontecimientos. Si los tribunales condenan a Mas, el gobierno, ¿va a encarcelarlo? Probablemente sea lo más oportuno si lo que se quiere es poner en pie de guerra a la sociedad catalana, exasperar los ánimos y llevar el conflicto a un terreno peligroso. Pero así pintan las cosas, color de bastos y sin vestigios de política.

La política se la deja Rajoy en casa cuando afirma ir a Cataluña a hablar con Mas, pero como habla normalmente con todos l@s president@s de CCAA. El de Murcia, el de La Rioja, el de Madrid, el de Cataluña. ¿Que en Cataluña ha habido un referéndum en el que han votado 2.2 millones de catalanes bajo la atención mundial? Falso. En Cataluña ha habido un guateque, sin mayor trascendencia y él no está para guateques, aunque "otros" o "algunos" (entes míticos que suelen aparecer en sus relatos) se empeñen en lo contrario. Él está para sacar al país de la crisis. ¿Hablar? Todo lo que se quiera no siendo de la soberanía del pueblo español y la integridad de la patria. Por ejemplo, va a Cataluña de nuevo haciendo sonar la bolsa y dispuesto a hablar de fiscalidad. Hace un año también había excluido este interesante tema. Pero nada más.

Y si los catalanes se llevan una en los morros, no salen mejor parados los socialistas españoles, a quienes tiene cautivados la idea de una reforma constitucional. Rajoy está tan dispuesto a revisar la Constitución como a leerse el Manifiesto Comunista. Así que si el soberanismo es una algarabía, la consulta un guateque y la reforma de la Constitución un eslogan, las perspectivas de resolver el monumental desaguisado que hay en España son nulas.

Si acaso, un par de consideraciones de maestro Ciruelo, que las borda. La más graciosa es la de que hoy día "a nadie le interesa aislarse"; no interesa a Cataluña aislarse. Porque él es quien sabe qué interesa a Cataluña; no los catalanes.  Y esa otra de que Mas debe gobernar centrándose en los problemas reales de los catalanes de los cuales sabe él más que los catalanes. Y el resumen: llevamos juntos más de 500 años y nos ha ido muy bien. Sí, no hay más que verlo. Unos dos millones de habitantes de un territorio quieren largarse.

¡Ah, ya! Que es la Anti-España.

Los Romanones.


Cinco días después de que el Ayuntamiento de Granada concediera una medalla a la Virgen de las Angustias, las angustias las padece ahora el clero de esa ciudad embrujada. Una secta de curas, o sea, una secta dentro de una secta, abusando de chavales. Esa tendencia de los clérigos católicos a beneficiarse de los críos tiene que estar relacionada con la monstruosa regla del celibato. Eso no es excusa, desde luego porque los célibes pueden dejar se serlo cuando quieran, pero es una explicación. Echas sobre ti una prohibición contraria a la naturaleza y la naturaleza sale por otra parte. Y pecado y delito.

Y bochorno para la Iglesia de Cristo, el que decía que dejaran a los niños acercarse a él. La Iglesia, como tal, no es responsable de las conductas desviadas de algunos de sus ministros, pero es evidente que una secta tiene que estar amparada por la complicidad de una red mayor, más extensa. Y que estos comportamientos no pueden ser infrecuentes en un país en el que una inmensa cantidad de niños está bajo cuidado de los curas en gran medida a cargo del Estado, es decir, de la colectividad, de todos. Vamos que eso de abusar de los niños no es cosa de pervertidas comunidades del frío norte, de reformatorios e instituciones perdidas entre brumosos bosques. Que también lo hay aquí bajo el sol del Albaicín.
 
En este caso concreto, el de la secta de los Romanones, hay un contraste entre el lujo de detalles que la prensa revela sobre la vida de dispendio, lujo y ocio de esos curas y el hecho de que el sumario sea secreto. Las fuentes de los medios que dan la información parecen fidedignas, pero, si no nos aseguraran que lo son las historias parecen sacadas del Gran Gatsby.

Vieja y nueva comunicación política.


Pues hemos conseguido que el hombre del momento en comunicación política nos cuente sus experiencias mañana, 21 de noviembre. El responsable de haber obtenido más de 1.200.000 votos para una formación que acababa de surgir de la nada, vía rayos catódicos que son más destructivos que los jupiterinos, incluso ahora cuando se usa más el plasma u otras tecnologías es una preciosa fuente de datos y teorías.

Son muchas las cuestiones que se plantean en el estudio del tipo de campaña de Podemos desde el punto de vista de la comunicación. La principal es la comprobación de que, efectivamente, el éxito se debió a la imbricación de las dos vías, la audiovisual y la digital. Básicamente, la televisión y las redes sociales. La campaña se hizo para unas elecciones europeas, que tienen un carácter singular, según acuerdo general entre especialistas. Queda por ver si es replicable en unas elecciones ordinarias.

dimecres, 19 de novembre del 2014

¿Viva España desde la izquierda?


Hoy, a las 18:30 de la tarde, en la Fundación Ortega/Marañón, sita en la madrileña calle Fortuny, 53, presentamos este interesante libro entre Beatriz Talegón, Ismael Crespo, Jaume Ferri, el autor y un servidor.
 
El interés de la materia es indudable: la pretensión de fabricar un nacionalismo, un patriotismo españoles pero no al uso de la derecha rancia, nacionalcatólica que ha monopolizado el sentimiento nacional español en los últimos 400 años, sino al de una mentalidad progresista, abierta, liberal y de izquierdas.
 
Si los lectores tienen dudas, yo también; así que, quien se anime a asistir, a lo mejor se encuentra con un debate interesante. En todo caso, la presencia de Beatriz, a quien agradezco muchísimo que venga, también dará ocasión para intuir por dónde va esta izquierda, nacional o no nacional, que, o se renueva o perece.

Toque de atención.


¡Qué antiguo suena todo y qué típico! Ya están los espadones haciéndose oír. Pero no a la antigua usanza, con el cornetín de órdenes y la consigna del día. Ahora lo hacen de un modo infinitamente más peligroso: con razones. El Jefe del Estado Mayor del Eército (JEME), general Jaime Domínguez Buj ha hecho unas declaraciones que han levantado una polvareda de tuaregs entre los políticos y, supongo, sus coros tertuliescos.
 
 El PSOE quiere que esas declaraciones "se rectifiquen"; el PP las ve "difíciles de comprender"; a IU le parecen una "barbaridad" que "aviva el fuego"; ICV, que "son más propias de la legión que del XXI", como si la Legión fuera los Tercios de Flandes y no del siglo XXI, habiendo desfilado hace escasas fechas con su aguerrida cabra. No quiero ni imaginar lo que dirán los nacionalistas gallegos, vascos y catalanes. Ni los intelectuales que creyeron haber "nivelado" España con la Transición.

Pues ¿qué? ¿Qué ha dicho el general? ¿Santiago y cierra España? ¿Por Dios, por la Patria y el Rey? ¿Viva España con honra? ¿Viva la muerte? ¿Arriba España? ¿Todo por la Patria? ¿Se sienten, coño? ¿O no ha dicho nada y se ha limitado a berrear subido a un caballo?

Nada de eso. Todo lo contrario. Un señor pulcro, bien uniformado, ha expuesto con mesura y tino una serie de juicios y consideraciones del presente y del pasado sumamente puestas en razón. Y lo ha hecho no en el patio de armas de un cuartel, sino ante un selecto auditorio en un desayuno convocado por un Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior, un organismo de tinte conservador, pero civil, que no tiene su página web muy actualizada, pues no se refiere al desayuno concreto aquí en consideración. Un desayuno no es un seminario de máster, desde luego, pero tampoco es un acuartelamiento de las afueras.

¿Y qué ha dicho el general que ha soliviantado al personal? Cosas que cualquier persona sensata, leída, aficionada a las citas cultas, los conocimientos históricos y la reflexión sobre el ser de España entiende a la primera: que le duele España por la corrupción y el separatismo catalán; que este, el separatismo, se da siempre que el poder central se debilita; que eso pasó en 1808 en la guerra contra el francés y se perdió el Spanish Main; en 1898 y por eso volaron Cuba, Puerto Rico y ls Filipinas. Aquí parece haber un punto de discrepancia: la prensa habla de 1898 y el general responde que se refería a 1808, como si de 1898 no pudiera hablarse. ¿Por qué? Porque de Cataloniae fabula narratur. Ahí está el delicado busilis del asunto, lo que pone de los nervios a los políticos españoles. Cataluña.

A más mesura y discreción ha dicho que las Fuerzas Armadas "no son garantes de nada", sino meros instrumentos del gobierno para hacer cumplir la ley y la Constitución. Me temo, mi general, que yerra usted. En su artículo 8,1 la CE determina que las Fuerzas Armadas "tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional". Otra cosa es que ese artículo, como otros en la Constitución, sea un dislate. Por eso hace usted bien en señalar que están estrictamente a lo que el gobierno mande.

Corona usted su desmesura diciendo que no cree que la cuestión catalana pueda resolverse por la fuerza o mediante los tribunales, sino que es precisa la política. Exactamente lo que lleva todo el mundo dos años diciéndole a Rajoy, como quien habla a un adoquín. Que haga política, pues es político y para eso le pagamos. Sin contar los sobresueldos, añade Palinuro desde el fondo. El presidente del gobierno dice no ser fiscal ni juez, pero su gobierno y él por tanto azuzan a la Fiscalía para que organice un desaguisado en Cataluña. Eso se llama hipocresía y a los hipócritas les irrita sobremanera que les descubran sus vergüenzas.

No se trata de si los militares tienen o no razón. Se trata de que el Ejército no puede hablar de cuestiones que no le competen. Es tan absurdo que dan ganas de llorar. Los militares no pueden hablar; pero ya lo han hecho. Los catalanes no pueden votar; pero ya lo han hecho. A esto es a lo que el JEME debe de llamar "debilidad del Estado". ¿Sí? Pues se va a enterar el milico. Va a caerle un paquete de órdago. Y a Más una querella como un obús. Y todo seguirá deteriorándose bajo la zigzagueante dirección de un auténtico incompetente e irresponsable.

La escandalera de la oposición refleja sus miedos. Los miedos a eso, a los "tiempos de la legión". No confía en la solidez de las instituciones democráticas y teme que, si hay un movimiento involucionista, cuya primera víctima ella sería, tendría un gran apoyo. Probablemente el del noventa por ciento de los votantes del PP que ahora pide al general aclaraciones sobre sus palabras.

Ese es el drama de España: que medio país sigue sin ser demócrata.

dimarts, 18 de novembre del 2014

1984 for ever.


Hoy es el primer día de los dos que la Fundación Andreu Nin dedica a conmemorar el aniversario de Orwell en los lugares y tiempos especificados en el cartel adjunto. Palinuro está invitado a hablar en el apartado de Orwell ayer y hoy. ¿Sus títulos para hablar sobre Orwell? En 1984 publicó con Carlos García Gual un libro colectivo titulado Orwell, 1984 que editó Espasa-Calpe y con motivo del obvio aniversario. Los de la Fundación Andreu Nin han debido de considerarlo suficiente. A la tarde lo veremos. En todo caso, los lectores están cordialmente invitados. Se proyectará además una peli sobre Orwell que promete.

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A veces la obra se come al autor. No es que sea, según reza el adagio, hombre de un único libro. Puede haber escrito otros, pero están en un segundo o tercer o cuarto plano. Es el caso de Cervantes, Dante, Montaigne, Flaubert, Sterne, Mann, Proust, Clarín, etc. Orwell es el autor de 1984. Mucha gente conoce también Animal Farm, sobre todo por el cine y algunos menos Homenaje a Cataluña. Y poco más. Atribuirle luego The Road to Wigan Pier, Up and Down in Paris and London, Coming Up for Air o Keep the Aspidistra Flying, entre otros, es para especialistas.

Es 1984. Lo cual explica lo curioso de los aniversarios orwellianos. García Gual y yo publicamos el libro justo en ese año que, en realidad, era el aniversario de un título. Y este homenaje es otro aniversario, el trigésimo, en 2014. No suele conmemorarse el nacimiento o la muerte del autor, sino el aniversario del título de su obra y eso que, en relidad, este se debió a un puro azar. Escrita en 1948 y queriendo Orwell ponerle un título que señalara el futuro, invirtió el orden de las dos últimas cifras. Habiendo nacido en 1903, quizá tuviera esperanza de llegar a verlo. Falleció dos años después.

En realidad, 1984 es todos los años. El mundo espantoso que crea está siempre delante de nosotros, como el horizonte. Es la proyección del miedo que nos tenemos a nosotros mismos, a nuestras obras, a nuestra naturaleza. Es el miedo a la dominación totalitaria que puede surgir de los avances tecnológicos. El núcleo de la distopía, como dicen los expertos.
 
Todo el mundo identifica el ingsoc y Eurasia con la Unión Soviética, con el estalinismo y, en plena guerra fría, el aviso sonaba muy verosímil. Muy probablemente la obra sintetizaba el totalitarismo comunista y el nazi, derrotado unos años antes. Pero la crítica apunta casi exclusivamente al estalinismo. Las experiencias de los años treinta y, sobre todo, la guerra de España y la peripecia del POUM fueron determinantes en la concepción del libro.
 
Pero Orwell fue más que el brigadista internacional que desenmascaró el estalinismo y, de paso, dejó un inolvidable homenaje a Cataluña. Fue también un típico escritor de entreguerras, uno de la generación de los Isherwood, Connolly, Spender, Hemingway, Döblin, Dos Passos, Brecht, Jünger, muchos de los cuales vieron ascender los totalitarismos y decidieron coger las armas en su contra o, en algún caso, a favor. Pero, además de la barricada, que luego derivaría hacia algo más pacífico y llevadero, llamado el "compromiso del escritor", Orwell también se pateó la calle y el mundo experimentando directamente aquello sobre lo que después escribiría. Nada de torre de marfil: fue oficial de policía en Birmania, trabajador en el norte de Inglaterra, profesor de medios pelos, librero, vagabundo en París, combatiente en la guerra de España, locutor de la BBC. Seguía su modelo literario más apreciado, especialmente Jack London.
 
Así que su obra es crónica y es literatura, rezuma vida y eso es lo que da a 1984 gran atractivo. Mucha gente la empareja con Un mundo feliz, de Huxley. Fuera más justo hacerlo con El talón de hierro, de London y, desde luego, con Nosotros, de Zamyatin. Pero su fábula gana siempre en que, a pesar de ser una construcción utópica es menos alambicada y mucho más realista.

La prueba de que, en efecto, cada año puede ser 1984.

¿Por qué no sale Podemos en TVE?


Los dirigentes suelen decirlo: no hay derecho a que en TVE se ignore sistemáticamente a Podemos. Y no solamente se les ignora sino que, ayer, según parece, sacaron a Pablo Iglesias subtitulándolo como "secretario general del PSOE", lo que se presta a todo tipo de chanzas.

Efectivamente: ¿por qué no sale un movimiento con 1.200.000 votos, que ha alterado el panorama político, sobre el que todo el mundo opina y al que dan cancha todos los demás medios? No es una secta, ni un club, ni una pandilla callejera. Son 1.200.000 votos, la cuarta fuerza política. ¿Por qué no se les permite defenderse cuando en esa TVE que pagamos todos los españoles, incluidos los votantes de Podemos, se los insulta?

Es fácil responder: porque TVE y todos los medios públicos bajo dominio del PP son centros de agitación y propaganda de ese partido. No es que no sean neutrales o imparciales; es que no son ni informativos. Son comics de propaganda de la derecha. Muchos privados, también, pero no es aquí el caso. El caso son los públicos, que se financian con dinero de todos, lugares en donde se pagan salarios de ensueño a tertulianos de baja estofa para ladrar contra Podemos.

¿Qué razón hay para esta censura? Si es el criterio de conceder presencia en función del número de votos o de escaños obtenidos, Podemos tiene 1.200.000 y cinco escaños. ¿Qué el cálculo no está pensado para las elecciones europeas? Pues extrapólense los resultados y dese a Podemos la presencia en TVE que le corresponde.

De no ser así, estos debieran acudir a los tribunales. Y, mientras tanto, podrían iniciarse campañas en las redes sociales pidiendo la presencia de Podemos en TVE.


(La imagen son dos fotos de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

Los relevos.


Los de Podemos dicen que van a cambiar el sistema político al que llaman régimen, con indignación de "El País" y círculos aledaños. Discutir por palabras es poco productivo. Vamos a los hechos. En realidad, el sistema político está cambiando aceleradamente gracias, sobre todo, a la intención podémica. Es posible que a las elecciones de 2015 no se presente ninguno de las candidatos de los grandes partidos que lo hicieron en las de 2011. Renovación a base de relevos.

El primero, Rubalcaba, quien hizo un mutis tan triste y desangelado como había sido su mandato. Con los resultados de las europeas de mayo, su marcha era inevitable, imprescindible si el PSOE quería recuperar algo de su identidad, su electorado, su influencia y sus esperanzas, pues todo lo había perdido con él. El relevo, Sánchez, tiene una tarea difícil: recomponer el partido, que corre peligro de acabar como el PASOK, y llevarlo al triunfo electoral, sino con mayoría absoluta, sí con minoría mayoritaria. Su baza fuerte es fabricarse una centralidad entre la dos propuestas más radicales, del PP y Podemos. En situaciones de polarización, el saber convencional atribuye al centro vocación mayoritaria. Y el electorado ha de visualizar alianzas posibles y sostenibles.  El PSOE tiene que explicar a la ciudadanía en qué coincide con los otros dos y en qué discrepa.  Todo el mundo tiene claro en qué coincide el PSOE con el PP; pero no en qué dicrepa. Ese adelanto de un proyecto de reforma constitucional dará una pista. Y el PP la completará. Floriano dice estar receptivo a la propuesta reformista a la espera de conocer su alcance. A Cospedal no le hace falta conocer el alcance pues ya sabe que Sánchez pretende dinamitar las reglas del juego en España. A ella, como a la justicia de Peralvillo, no le hacen falta pruebas sino que las fabrica después de ajusticiado el reo. Tanto Sánchez como sus colaboradores han dejado claro en qué discrepan de Podemos. Prácticamente en todo, lo que no impide que hagan un verdadero plagio de estilo de comunicación. Pero no se sabe en qué coinciden. Y, si no hay coincidencias, es difícil imaginar alianzas. Con lo cual, de momento, los vaticinios se cargan del lado de una gran coalición a la que también empuja en cierto modo Podemos igualando PP y PSOE. La justificación ideológica parece clara; la pragmática, no tanto. Y eso, tratándose de Podemos, es un handicap.

Después de Rubalcaba, se retira Cayo Lara. No es frecuente ver llorar a un político honrado. A los otros, sí; lo hacen de cine. Por eso, un respeto para Lara, un hombre sencillo, honrado al que los acontecimientos han rebasado. Su retirada todavía lo honra más. En su lugar parece llegará Alberto Garzón. Nuevo efecto Podemos, pero más difícil de desentrañar que el del PSOE, precisamente porque entre estos e IU hay una relación de familia política e, incluso, personal. Garzón es partidario de la fusión y, siendo realistas en las circunstancias actuales, tal cosa no puede darse sino es dejando a IU en una posición de subalternidad frente a Podemos y a Garzón jerárquicamente por debajo de Iglesias. La única alternativa sería una coalición bicéfala entre iguales y eso es poco probable. Es una situación endiablada porque ambas partes comparten cultura política pero no pueden coexistir. Añádase que el núcleo, la espina dorsal de IU es el PCE, muchos de cuyos viejos militantes están ya rezongando. Aceptaron de mala gana sumergirse en IU mientras fueran ellos su estructura. Pero no aceptarán desaparecer sin más con sus históricas siglas en un movimiento que les ha robado su discurso, lo ha pulido y ahora lo vende como suyo. Sí, situación endiablada y triste, sobre todo triste. IU no tiene fuerza alguna para negociar nada con Podemos porque, si este atiende a su interés, preferirá que no haya fusión e IU se presente con sus siglas a las elecciones, para hacer visible la "nueva política" en todos los horizontes.

El tercer relevo está aún por producirse y es posible que no lo haga. Rajoy debiera haber dimitido ya al comienzo de su mandato y, desde luego, en el momento en que se materializaron las acusaciones de haber cobrado sobresueldos y hubo de comparacer en sede parlamentaria para reconocerlo, aunque llamándolos algo así como complementos de productividad, un concepto típico de la picaresca. Pero no lo ha hecho ni tiene, al parecer, intención de hacerlo. Igual que los sobresueldos no existen sino que son complementos de productividad, la consulta catalana del 9N no se ha producido porque él ya había dicho que el referéndum no se iba a celebrar y no se celebró el referéndum, sino otra cosa, un guateque o algo así. El mismo hombre que ha cobrado sobresueldos y preside el que probablemente sea el partido más corrupto de Occidente, cuyos dirigentes tienen cuentas bancarias en todo el mundo, dice a los otros líderes que se debe impedir la existencia de paraísos fiscales. Es, más o menos, la misma caradura que se requiere para presentar en el Parlamento un proyecto legislativo de lucha contra la corrupción firmado por gentes que han cobrado en negro.

No solamente no piensa en dimitir sino que quiere ir a Cataluña a explicar "mejor" sus razones. Ahorro al lector la sarta de gansadas que se apresta a soltar a los catalanes (muy en la línea de "en Cataluña hay más catalanes que independentistas"), pero si alguien quiere solazarse, están aquí. Realmente, quizá sea bueno que Rajoy no opte por el relevo, como los otros. Si continúa para desgracia de los españoles, al menos estos tendrán la posibilidad de echarse unas risas de vez en cuando.

dilluns, 17 de novembre del 2014

La agonía de la Constitución.


Desde tres ángulos se cuestiona hoy la Constitución de 1978. De un lado, parte importante del soberanismo catalán quiere derogarla en Cataluña e iniciar un nuevo proceso constituyente. Obviamente restringido a ese nuevo Estado que se propugna y para el cual ya está redactándose un proyecto. De otro lado, el PSOE aboga por reformarla porque, aunque la da por viva, considera que no refleja la realidad española actual en lo territorial ni en lo social ni en lo político. Es decir, vive, pero malvive. Por último Podemos también la da por liquidada, por periclitada en cuanto fórmula jurídica del régimen de la fementida transición y fía una parte importante de su programa a un proceso constituyente que no es el de los soberanistas catalanes porque se plantea para toda España.
 
Si tanta gente cuestiona la Constitución, por algo será. Y lo es. La situación de deterioro del sistema político en su conjunto, que afecta a la convivencia de los españoles muestra que si la Constitución no está muerta, está moribunda. Y lo muerto o moribundo hay que sustituirlo, como quiere hacer Podemos o revivirlo, como desea el PSOE. Hay puntos en común aunque no lo parezca. El PSOE pretende limitarse a reformar la vigente, no a sustituirla. Pero la propia Constitución admite la posibilidad de una "revisión total" (art. 168,1) y ¿qué es una "revisión total" sino otra Constitución? Pero los socialistas quieren asimismo limitar, acotar la materia de reforma. Para eso se han reunido y tienen ánimo de llevar su propuesta al Congreso. No para que se tramite, pues saben que es imposible con mayoría absoluta del PP, sino para dar fe de su ánimo reformador, pero limitadamente reformador. No haya miedo. Hay cosas que no se tocan. Es la herencia de Rubalcaba admitida sin más por Sánchez: hacer una reforma acotada a dos o tres asuntos previo pacto con el PP para evitar un proceso constituyente. O sea lo de siempre.  Con la propuesta trata también librarse del abrazo asfixiante del inmovilismo de la derecha que parcialmente comparte.
 
En el PP hablan igualmente de reforma pero es para oponerse a ella. Recomienda Rajoy a Mas que encauce en la reforma constitucional sus pretensiones soberanistas y, acto seguido, anuncia que se opondrá a cualquier revisión que cuestione lo que él cree que no se puede cuestionar. O sea, a toda reforma. Los más fieros defensores de la vida, la vigencia, la intangibilidad de la Constitución son los miembros de un partido que in illo tempore se dividió en tres facciones frente a ella: a favor, en contra y abstención. Títulos suficientes a su juicio para dárselas ahora de paladines.

La Constitución, dicen, ha amparado el más largo periodo de democracia de la historia de España. La prueba es que el PP gobierna con mayoría absoluta, lo que le permite hacer de su capa un sayo. Por ello está dispuesto a bloquear todo intento de reforma y, por supuesto, toda propuesta de proceso constituyente. A utilizar la Constitución como un freno, una barrera frente a movimientos sociales y políticos masivos que reclaman cambios sustanciales en el ordenamiento jurídico. ¿Cambios? Por supuesto, cuantos se quieran, pero siempre en el marco de las leyes y la Constitución.
 
Tratándose  de una Constitución moribunda o ya muerta de hecho, el empeño del PP por mantenerla intacta y obligar a todos los agentes a ceñirse a ella sin reforma alguna es casi un acto de crueldad. Recuerda a aquel tirano etrusco, Mecencio, quien, según Virgilio, hacía atar a los condenados a muerte a un cadáver, mano con mano, boca con boca. Parece como si, en lugar de ser una Constitución, fuera las tablas de la ley divina. Es su mentalidad.
 
Sin desmerecimiento alguno para quienes redactaron y aprobaron el texto constitucional, lo cierto es que más de treinta y cinco años después, no funciona. Y no funciona en parte por su horror a toda reforma. La Constitución alemana vigente de 1949, en la que la española se mira, se ha reformado más de medio centenar de veces y, claro, sigue funcionando. En España, no. La protección de los derechos es infame; la regulación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, una burla; la forma política de gobierno, impuesta; y el conjunto del Título VIII, con el cual había de resolverse definitivamente un conflicto territorial crónico no ha conseguido su objetivo, como se ve en el País Vasco y en Cataluña.

La Constitución está muerta y los dos partidos dinásticos tratan de tirar de ella pero, mientras el PP lo hace al modo de Mecencio, atándonos al cadáver, el PSOE da más cuerda y semeja a aquel personaje de Un perro andaluz que arrastra dos curas así como dos pianos de cola sobre los que hay dos burros muertos. O sea, la Constitución con todas sus peplas, sus defectos, insuficiencias y mixtificaciones, más abundantes que las de Silvestre Paradox.

En esta situación Palinuro considera oportuno disolver el parlamento y convocar elecciones anticipadas para afrontar los inminentes cambios legislativos con una representación popular más ajustada a una opinión pública que ya no tiene nada que ver con la de 2011. A continuación, un proceso de reforma constitucional que no excluya la revisión total de la Constitución. Palinuro convocaría asimismo una Convención específica sobre la organización territorial del Estado, con el compromiso de trasladar sus conclusiones, fueran las que fueran, al texto de la nueva Constitución.

Por supuesto, todo ello sin perjuicio de lo que decidan los catalanes por su cuenta.  
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diumenge, 16 de novembre del 2014

Grandes esperanzas.


El país vive pendiente de los catalanes y de Podemos. El País, también. El titular con el "régimen" entrecomillado, su régimen, apunta a un programa político. Los aspectos iconográficos de la ilustración son patentes. Esa camisa blanca fuente de luz sobre un fondo en penumbra pero con mucha gente y señalando a mucha otra que no está en la foto, pero está, tiene fuerza.

La fuerza de convocar a los medios, de atraer atención internacional, de imponer un discurso de regeneración que los demás simulan. Aún no han llegado y la realidad está cambiando a ojos vistas; sobre todo vistas. Nunca se había visto a tanta gente peregrinando por los platós y dando tantas explicaciones sobre sus corruptelas. Casi parece que hay libertad de expresión.

La fuerza de organizarse en abierto, de forma democrática. Resultado abrumador: La candidatura de Iglesias a la Secretaría General ha recibido 95.311 de los 107.488 votos emitidos por los simpatizantes entre el lunes y el viernes, es decir, un 88,6% ─un 96,87% si no se tienen en cuenta los 9.101 votos en blanco. Pero aquí hay que detenerse. Si es verdad que Podemos cuenta con 220.000 inscritos (en qué concepto no lo tengo claro pero, en todo caso, votantes), el equipo dirigente ha sido elegido por el 43% de los electores convocados. La abstención es del 51%. Mucho para una votación que ha durado una semana y puede hacerse por medios telemáticos. El dato debe tenerse en cuenta porque indica un defecto de la política en internet, el llamado clickactivismo. Si el 50% no hace ni click, cabe preguntarse si, llegado el día de ir a votar, no dejará de hacerlo otro 50% de los que sí clickean.
 
En cuanto al discurso, hay tanto malaje buscándole las vueltas y revirivueltas que dan ganas de darlo todo por bueno, de la cruz a la fecha. Por lo de las grandes esperanzas. En el comienzo mismo de la andadura, Iglesias anuncia que "lo difícil viene ahora". Pero lo encara sobre un escenario, rodeado de miles de personas. El huérfano Pip de la novela de Dickens lo hace en un cementerio y en compañía de un delincuente. Las condiciones son ahora más favorables.
 
Se asienta la queja sobre la ambigüedad del discurso. La que pendía sobre el aborto ya se ha disipado. Lógico: además de ser un derecho de las mujeres está muy aceptado socialmente. Hay otras dos ambigüedades que siguen reververando en una luz incierta: la separación de la Iglesia y el Estado y la cuestión República o Monarquía. Puede entenderse que todo ello tendrá cabida en el proceso constituyente que ayer quedó oficialmente proclamado. No reforma de la Constitución sino proceso constituyente. En otros términos, las elecciones de 2015 serán legislativas ordinarias para todos menos para Podemos, para quien serán constituyentes. Palabras mayores rezongan las gentes de orden para dichas por un grupo de mozalbetes en mangas de camisa. Bueno, no se olvide la que organizaron los sans culottes.
 
Con la petición de proceso constituyente Podemos quiere matizar su ambigüedad en la cuestión catalana. Se reconoce el derecho a decidir de los catalanes y se da por supuesto que están interesados en ese proceso constituyente que se les ofrece. ¿Y si no lo están? El reconocimiento del derecho a decidir, ¿incluye el de decidir irse con su propio proceso constituyente?
 
Suscitar grandes esperanzas es un mérito; estar a su altura, mérito doble.

La Gran Nación



De pedigüeño trató Aznar a Felipe González cuando este negociaba los fondos de cohesión de la UE hace años. Hoy, y en las antípodas, Rajoy le sablea un saludo forzado a Obama en el G-20. No está mal. El país ha pasado de ser "pedigüeño" a ser "sablista". Es el imparable ascenso de la Marca España. La imagen que publica el periódico es demoledora para el autoaprecio nacional. Obsérvense los dos o tres primeros minutos del vídeo. El gesto obsequioso del español, la displicencia del inglés, la sorpresa contenida del gringo. Relaciones internacionales en estado puro.

Y nacionales. La reunión australiana del G-20 ha venido a Rajoy de perilla para poner tierra y océanos por medio del problema que tiene en casa y no sabe resolver. Pero su condición moral e intelectual lo delata. El hombre que trata a los soberanistas catalanes (cuando menos, 2,2 millones) hostil y despreciativamente; el que manda a la gente al paro o a la emigración; el que rebaja todas las prestaciones sociales de todo tipo, recorta la sanidad, la educación, las pensiones, abandona a los dependientes y maltrata a los inmigrantes; el que es duro y despiadado con los débiles, es un tiralevitas con los poderosos.

(La imagen es una captura del vídeo de Público.es)

dissabte, 15 de novembre del 2014

El Estado, el partido, la novia y los amigos.


Monago lleva hasta la fecha cuatro explicaciones públicas sobre los viajes a Tenerife, todas ellas contradictorias. En una semana de impetuosas y lacrimógenas comparecencias ha generado tal confusión que, para dar cuenta de ella, los periodistas acuden al procedimiento de deconstruccion derridiana. Lo llaman desmontando a Monago. Es directo y claro. Suena a "Deconstruyendo a Harry". Algo más difícil pues la confusión generada por las atropelladas comparencias es colosal. Pareciera, y así creen algunos, que con tanta escenificación, Monago usa la táctica del calamar de ocultarse opacando el ambiente. No es del todo así. El hombre suelta una parte de la tinta; la otra la tiene él en la cabeza.

Considérense las cuatro explicaciones: 1ª) He pagado todos mis viajes; 2ª) devolveré hasta el último céntimo (obviamente, de los viajes que ya ha pagado); 3ª) no devolveré nada porque son viajes institucionales; 4ª) los privados los pagué con mi Visa. Está hecho un lío, probablemente porque, tratándose de asuntos tres o cuatro años atrás, no tendrá clara memoria y se precipita con cada nuevo dato, en vez de esperar a tenerlos todos. Le falta información y el Senado no se la da porque no la tiene dado que no pregunta a los senadores a dónde o a qué van, sino que se limita a pagar las facturas. Por cierto, ¿solo los viajes o también dietas y viáticos y pernoctas y...? De ahí que El País, escandalizado, editorialice sobre la necesidad de poner fin a esta corruptela con un Transparencia ya, aunque con escasas esperanzas dada la resistencia de sus señorías a perder privilegios.

Esta falta de información, esta opacidad, este gatuperio arranca de otra confusión mayor, que no está solamente en la cabeza de Monago sino en muchas más. La confusión entre el Estado y el partido que, como su nombre indica, no puede ser el todo sino una parte. Los diputados y senadores no son representantes de sus electores y mucho menos de sus partidos sino de todo el electorado, sea en el Estado o en una Comunidad Autónoma, de sus votantes, de los votantes de otros y hasta de los no votantes. De todos. Las instituciones representativas, en este caso el Senado, no tienen por qué pagar los viajes privados. Pero no eran viajes privados, argumenta Monago, sino a actos del partido. Ahí está confusión, no sé si deliberada o no: los actos del partido son privados y debe costearlos el partido que, además, se financia también con fondos públicos. Cuando Monago viajaba a Tenerife no iba como senador sino como cargo del partido. De acuerdo con esto, aparte de los viajes pagados a la novia, debe devolver todo lo demás pues no han sido desplazamientos en nombre del Senado sino, en el mejor de los casos, de su partido. Y aunque el Senado no quiera o no pueda informar sobre la naturaleza y la finalidad de los que obedientemente pagaba, basta con revisar la cobertura de prensa de los viajes; sobre todo la local.

La dimisión no tiene escapatoria. Claro que, pensará Monago, lo mismo debieran hacer algunos otros colegas. Quizá sí. La fulminante dimisión del consejero aragonés, quien coincidía con el extremeño en el destino y finalidad de los viajes aunque, es de suponer, no en los tiempos, apunta en esa dirección. Es el problema de las corruptelas descubiertas, que se corren como la pólvora, cunde el nerviosismo y el sistema en su conjunto se deteriora aun más camino del desprestigio total.

Dos últimas observaciones. He leído en algún sitio una protesta feminista apuntando al uso machista que está haciéndose de la peripecia de Monago. No estoy muy seguro. Dependerá de los ambientes. En las redes observo un tratamiento respetuoso, aunque puedo estar equivocado. En cualquier otro lugar, de mayor tradición democrática y puritana, un caso así provocaría un tratamiento más colorido, topicazo y machista. Saldrían Mata-Hari, Christine Keeler o Monica Lewinsky. Aquí el asunto, me parece, se centra en la persona del senador y el presunto uso impropio de su condición. Estoy o quiero estar convencido de que a todo el mundo le da igual lo que el senador haga en su tiempo libre y con su dinero y si, dándose estas circunstancias, también es algo contra la ley, ante ella deberá responder.

Segunda observación: los amigos de Monago están dispuestos a que perezca el mundo antes de que se haga justicia. La vicepresidenta del gobierno, cuyo aprendizaje de este noble arte de la política está siendo deplorable, da por buenas las explicaciones de Monago. Al parecer, todas; las contradictorias también. Es decir, da por bueno que el Senado sufrague los viajes privados de los senadores. El principio de presunción de inocencia, añade con gesto de tribuna, debe amparar a todos, a Monago, a Griñán y a Chaves. Siempre conviene meter a los vecinos en la bronca de la corrala para embarullarla más. Hay que invocar un noble principio general par evitar lo que muchos llaman ya el "linchamiento" de Morago, obviamente porque no se han mirado en el espejo. A más risa, la invocación es tan absurda como si fuera del propio Morago porque. si el gobierno acepta sus explicaciones, ¿qué inocencia está cuestionada?

No acaba ahí el asunto. La mejor respuesta ya la dio el presidente del gobierno en torno a la segunda o tercera explicación de Morago, asegurando que este es un referente para todos. Tabla rasa, estilo Camps, Matas, Fabra: con la que está cayendo, ¿vamos a preocuparnos por unos trajes. unas contratas, unos fraudes, unos viajes a Canarias?

Pero, hombre, que España es una Gran Nación.

divendres, 14 de novembre del 2014

Elecciones anticipadas, sondeos alarmados y dimisiones obligadas.


Hay muchas definiciones de la democracia, pero una es universal; decir democracia es decir elecciones. Cierto, no siempre que hay elecciones hay democracia; pero siempre que hay democracia, hay elecciones. Es más, las democracias miden sus tiempos normalmente por convocatorias electorales públicas, fijas, periódicas. Y cuando hay situaciones anormales, se trata de salir de ellas mediante elecciones extraordinaris o anticipadas. Es eso o resignarse a que lo anormal sea lo normal, cosa desatinada. Llega un momento en que los costes de vivir en una normalidad anormal, repleta de sobresaltos y crisis son a todas luces superiores a los de una convocatoria anticipada de comicios. El adelanto electoral se convierte entonces en una necesidad.  Y da la impresión de que, por diversos motivos, en España hay una corriente de opinión cada vez más favorable a elecciones anticipadas.

En los últimos días se han publicado tres sondeos sobre intención de voto. Es prueba de la inquietud mencionada. Quienes quieren o temen elecciones anticipadas desean conocer los datos. Los tres, el de DYM para El confidencial, el del CIS y el de la Fundación Sistema dan resultados muy distintos. Los de los dos primeros son más parecidos entre sí aunque la proporción se invierte; los del tercero son muy diferentes. Para DYM, la intención de voto es 1º PP (26,9%), 2º Podemos (26,3%) y 3º PSOE (19,5%). Para el CIS es 1º PP (27,5%), 2º PSOE (23,9%) y 3º Podemos (22,5%). En ambos casos, IU gatea por el fondo con cantidades de un dígito. El sondeo de Sistema parece de otro planeta: 1º PSOE (31 a 34%), 2º Podemos (21 a 24%), 3º PP (20 a 22%). Pero la Fundación Sistema es del PSOE, se dice, lo cual resta crédito a su sondeo. Eso no es justo. La ficha técnica es correcta, la Fundación tiene prestigio y un historial de aciertos/errores en todo similar a las empresas más acreditadas que, además, también tienen inclinaciones políticas. Esa discrepancia está lejos de ser absurda. Al contrario, es verosímil y apunta a una hipótesis de gobierno de unidad de la izquierda. Habrá quien se malicie que Sistema hace públicos los resultados con la aviesa intención de convertir en probabilidad la hipótesis. Es posible, pero los otros resultados también alimentan otro tipo de cábalas y las cábalas son libres.

Crece la opinión favorable a varias elecciones anticipadas. El último territorio en que se abre camino es Andalucía, en donde la ìmputación de dos expresidentes crea una situación muy delicada. Susana Díaz se ve en el dilema de mantener el espíritu de partido y la solidaridad con sus compañeros o aplicar su reiterado propósito de distanciarse de la corrupción. De momento cree resolverlo reafirmando su fe en la integridad de sus dos predecesores y aplicando la presunción de inocencia. Pero no está claro que sea suficiente para evitarle problemas políticos y una presión creciente en favor de elecciones anticipadas, cuenta habida de que ella no llegó al cargo por los votos del electorado sino por los de los militantes en sucesión de Griñán.

En Cataluña las elecciones anticipadas son una reclamación viva de muy amplios sectores políticos y sociales y el mismo partido del gobierno sopesa su posibilidad. Tras la enésima ruptura entre Mas y Junqueras, que son como el yin y el yang de la independencia, el PSC se ha apresurado a ofrecer a Mas un pacto de estabilidad para el resto de la legislatura. Podía haber esperado un poco para no evidenciar una oficiosidad palmariamente unionista que puede resultar incómoda a CiU. Los republicanos volverán a la carga, acompañados de las organizaciones cívicas y, en el fondo, Mas solo puede disolver y convocar elecciones anticipadas pues la llamada estabilidad de legislatura significa poner en hibernación el proceso soberanista sin ningún resultado tangible. Rajoy ya ha dicho tajantemente que no hay negociación y mucho menos para un referéndum. La hibernación así será imposible a causa de la fuerte movilización interna en Cataluña y externa, en el ámbito internacional, que el soberanismo ha cuidado especialmente.

El único modo político, o sea, civilizado de cortar el paso a esas elecciones anticipadas catalanas que traen consigo la amenaza de una legitimación redoblada de la exigencia autodeterminista, es convocar otras también anticipadas en España. Vistas tanto la obstinada incompetencia de Rajoy en la cuestión catalana y su fracaso en la solución de la crisis, el año de mandato restante va a ser una agonía sin límite. Además, la corrupción es tan agobiante que lo único sensato es convocar elecciones y transferir la decisión política a la gente, antes de que los inexorables procesos judiciales terminen de hacer trizas el sistema político. Los procesos judiciales sin duda seguirán después de las elecciones, pero ya no se darán entre autoridades muchas de las cuales son parte interesada en ellos como acusadas. Y los políticos electos podrán dedicarse a gobernar, no a defenderse de las acusaciones y sus consecuencias judiciales.

Con elecciones anticipadas también podría resolverse ese nudo gordiano de la irresponsabilidad de los dirigentes implicados en escándalos que jamás dimiten. Es absurdo, es ridículo, que aún no haya dimitido Monago, corrupto azote de corruptos; o la insoportable deslenguada Aguirre; o el melancólico Fernández Díaz quien ahora tiene que explicar las razones que lo llevaron a acosar a un alto funcionario por inquina personal o quizá delegada de la orden a la que pertenece, el Opus. Un asunto bochornoso del que Palinuro se ocupó hace un año porque se honra con la amistad del dicho funcionario, en un post titulado Mi amigo Jaime. El ministro ha de explicar cuál es el sentido de emplear fondos públicos en satisfacer la sed de venganza de una secta. Y, si no puede hacerlo, debe dimitir.

Dimitir debiera hace ya mucho un presidente del gobierno que no está intelectual ni moralmente a la altura de la tarea que los dioses le han deparado.

Pero lo más sorprendente de todo, lectores, es que la oposición no plantee esa necesidad.

dijous, 13 de novembre del 2014

La nada.


En algo decía verdad Rajoy cuando, en campaña electoral, alababa sus méritos. Aseguraba ser una persona previsible. Lo hacía para subrayar esquinadamente que Zapatero o Rubalcaba eran imprevisibles, como dos buenas cabezas de chorlito y afianzar la idea de que lo previsible siempre es bueno. Era una verdad basada en dos falsedades: en primer lugar, ZP y Rubalcaba eran tan previsibles como él y, en segundo, eso de que lo previsible sea siempre bueno no es cierto; basta con verlo a él. Pero, sí, es muy previsible. Tanto que ya habíamos adelantado su comparecencias en Palinuro ayer y antes de ayer y nos equivocamos en bien pocas cosas.

Rajoy hizo y dijo en su comparecencia lo que todo el mundo se esperaba: nada. No sé si se pactaron las preguntas pero sí las respuestas, que se atuvieron tan estrictamente al patrón previsible que, en realidad, fue una y la misma respuesta. La consulta no es consulta, sino un simulacro carente de efectos jurídicos. No es un argumento sino un juicio necesitado de argumento. Aporta el presidente dos: uno es que careció de garantías democráticas. Como argumento es injusto. En lo que dependió de la Generalitat, las garantías fueron irreprochables; en lo que no dependió de la Generalitat fue por el juego sucio del gobierno, que se negó a facilitar el censo.

El segundo argumento parece cosecha del presidente. Votaron 2,2 millones de catalanes y 4,8 se quedaron en casa. Su obvia voluntad es apropiarse de esos 4,8 millones. Se sirve de una fórmula pomposa: tres de cada cuatro catalanes no quieren la independencia. Perfecto. Tres de cada cuatro españoles no quieren ser gobernados por Rajoy y Rajoy gobierna con mayoría absoluta, absolutísima. ¿La diferencia? Está en la legalidad, ciudadano. La realidad es indiferente. Si la legalidad no la contempla, la realidad no existe. Eso suena. Si la crisis no se menciona, la crisis no existe; si no se pronuncia el nombre de Bárcenas, Bárcenas no existe; ni Rato; ni los sobresueldos; ni la corrupción.

¿Qué se puede hacer ante esta actitud? Nada. ¿Que se está haciendo? Exactamente eso: nada. Todo el mundo aplaza todo en un wait and see inquieto hasta ver en qué desemboca la nueva no-decisión de Rajoy. La Fiscalía dice ahora que aplaza su ánimo pugnaz hasta encontrar una base jurídica más sólida. En realidad alguna base jurídica del tipo que sea. El PSOE aplaza dar a conocer el exacto alcance de la reforma constitucional que con tanto ardor defiende; me atrevo a decir que ni siquiera el alcance aproximado. No sabe por donde empezar y está feliz de aplazar la decisión.

Hasta los soberanistas aplazan. Aunque es otro tipo de aplazamiento. Es táctico. Tienen que digerir el doble "no" recibido del gobierno. Un "no" explicito y otro implícito. El explícito es una bofetada a Mas y va dirigida a los sectores más ultramontanos del PP: no hay negociación alguna porque la soberanía del pueblo español no se negocia. El implícito es otra bofetada pero en diferido, una promesa de bofetada: para conseguir lo que Mas quiere no hay más vía legal que la reforma de la Constitución. Propóngala y déjese de pasear la senyera por el carrer. Vaya, no obtante, sabiendo que el PP se opone a toda reforma constitucional de ese jaez. Y, sin el PP, hoy por hoy, es imposible toda reforma constitucional. Bofetada.

El ultimatum de una Convergència crecida es ya papel mojado. Pueden ahorrárselo. No hay negociación. No hay referéndum. No. La Generalitat tiene ahora que invertir ese tiempo que previsiblemente iba a ganar siendo Rajoy tan previsible en tantear las posibilidades de unas elecciones anticipadas. El debate estará en cómo se bauticen, si "plebiscitarias" o "constituyentes" o no llevarán calificativo alguno que parece lo más sensato porque lo importante no es el fuero sino el huevo. Lo importante son las elecciones; no cómo se llamen. Y que a ellas concurra o no el bloque soberanista en una lista única, nacional.

El soberanismo entiende algo que el nacionalismo español no capta: votar otorga una legitimidad democrática capaz de reventar las costuras de un ordenamiento jurídico interpretado en clave represiva. Por eso dice Palinuro que el soberanismo lleva la iniciativa política mientras que este majadero pomposo no sabe ni en dónde está.

En la comparecencia, ni una palabra sobre la corrupción, el otro tema de los temas. Ni una palabra sobre esa afirmación del juez de que hay indicios suficientes para acusar al PP como partido de haberse lucrado con la caja B, nutrida con los supuestos delitos de la¨Gürtel. Pero el partido, como persona moral, no puede delinquir. La acusación habrá de hacerse a su responsable, esto es, ese Rajoy silente que no menciona el episodio y hoy se encontra explicando la recuperación de esta Gran nación en las antípodas. No estaría mal que, a su regreso, estuviera la policía esperándolo en Barajas para llevarlo ante el juez, a declarar sobre la presunta asociación de malhechores que preside. 

El siglo XXI.


Hoy se clausuran en Madrid la Jornadas Internacionales de Sociología de la Asociación Madrileña de Sociología. La clasura consiste en una mesa redonda moderada por el sosias de Palinuro, Cotarelo, con el título de Las fronteras del siglo XXI. Nada menos. No haya temor porque en la mesa estarán asimismo Juan Díez Nicolás, Beatriz Gimeno, Carlos Moya y Jorge Verstringe, cada uno de los cuales sabe de esto, y de cualquier otra cosa, bastante más que el pobre Palinuro. Aí que la mesa redonda pinta guay.

El siglo XXI tiene una enorme ventaja a este respecto: que es el nuestro. O, mejor dicho, que nosotros somos de él. Si la mesa versara sobre siglos anteriores, sería cosa de historiadores; si sobre siglos futuros, de adivinos celestiales o terrenales. Al ser este mismo siglo, constituye nuestro presente y sobre el presente, el más rabioso presente, es sobre lo que hablan las ciencias sociales. Sobre nuestra vida misma, que Shakespeare considera materia de sueños y de sueño, cuando hace decir a Próspero en La tempestad aquello de somos de la estofa de que están hechos los sueños; y nuestra pequeña vida se corona en el sueño. Una metáfora que reverbera Calderón unos años después en el famoso monólogo de Segismundo en La vida es sueño.
 
¿El siglo XXI? Otro siglo más para soñar.

Para quienes se sientan animad@s a asistir, el plano y los datos de la derecha aportar suficiente información. Un placer veros allí.

dimecres, 12 de novembre del 2014

Milagros de la consulta inútil.


Menos mal que según el mandarinato, la consulta catalana es "inútil" y carece de efectos jurídicos. Si llega a ser útil el mundo cambia de base. Puede que no tenga efectos jurídicos, aunque eso es dudoso, al menos en los de carácter negativo y represivo. Pero los tiene políticos, sociológicos y hasta psicológicos. "Dar la cara", como dice la prensa al estilo llano, o sea, comparecer en público a explicar, a rendir cuentas, es algo tan impropio del carácter de Rajoy como la abstinencia en los conejos. Lo que en cualquier país democrático del mundo es un asunto de rutina, la comunicación fluida de la sociedad con los gobernantes, aquí se convierte en algo tan milagroso como el hallazgo del santo grial. En tres años los medios han conseguido no más de media docena de comparecencias presidenciales, una de ellas en plasma y las demás sin preguntas o con preguntas pactadas. La consulta será inútil pero, entre otros milagros, ha logrado que el responsable de este desaguisado de país, en efecto dé la cara cuando no pensaba hacerlo pues se ha ido a buscar un refugio en las antípodas.

Ahora es de ver qué cara da, cuánta da y cómo la da. Quizá debamos descartar el plasma. Se corre el peligro de que los medios se planten, como han hecho los catalanes.  ¿Y las preguntas? Ahí ya nadie se atreve a vaticinar gran cosa. Que Rajoy traerá el rollo escrito es obvio. Pero las preguntas distraen, son peligrosas, obligan a improvisar. Se admiten apuestas. En realidad puede pasar cualquier cosa y lo saben todos, empezando por el presidente, quien jamás dice nada, ni buenos días, sin leer.

En cuanto a la doctrina escrita seguramente será la que expuso Rajoy en su última comparecencia en sede palinura bajo el título España es una gran nación, salvo alguna cosa. Tiene medio partido soliviantado acusándolo de pantuflero cuando no directamente de cobarde. Y del otro medio teme que le esté haciendo la cama, convencido de que el líder no da una. Por eso, con un pie en el avión, deja su marca personal: España es una gran nación y aquí no pasa nada.
 
Lo bueno serán las preguntas.

Las referentes a la consulta rebotarán sobre la pared de la "falta de efectos jurídicos". Sin embargo, se ha movilizado a la Fiscalía para que investigue si se puede procesar a los dirigentes de la Generalitat. Tanto que los fiscales, incómodos, denuncian las presiones del gobierno. Este ministerio rezonga más ante la injerencia del gobierno que los magistrados del Constitucional. Aquel dice limitarse a cumplir  y hacer cumplir la ley. Y, como avisa Sáenz de Santamaría con ese gesto adusto de maestra enfurruñada, mientras el PP gobierne, aquí no habrá secesión alguna. Tampoco iba a celebrarse la consulta.

Queda por averiguar si la comparecencia abordará asimismo ese otro pivote del quehacer nacional español: la corrupción  o si es un deseo de la prensa. Tratar en comparecencia pública de media hora este mal pandémico, endémico y epidémico después de que el grupo parlamentario del PP rechazara establecer una comisión sobre tan apasionante asunto muestra no ya el minimalismo del gobierno sino su nihilismo. ¿La corrupción? El que la hace la paga; cada palo aguante su vela; no adelantemos acontecimientos; el gobierno colabora plenamente con la justicia; dejemos hablar a los tribunales; respetemos la presunción de inocencia; cuatro casos aislados no son el rebaño entero. Y, además, en breve se presentará el paquete de medidas de transparencia y regeneración de la democracia y de lucha contra la corrupción.

Dos únicas y cándidas preguntas: ¿cree el presidente que es la persona más adecuada para presentar un proyecto de transparencia, regeneración y lucha contra la corrupción? ¿No tiene sentido del ridículo?

dimarts, 11 de novembre del 2014

El foro catalán a derecha y a izquierda.


Aquí lleva todo el mundo tres años soltando pestes sobre el gobierno de Rajoy por muy diferentes motivos, criticándole todas sus políticas, achacándole todos los males, culpándolo de todas las corrupciones. Hablando, vamos. Pero los únicos que han hecho algo han sido los soberanistas catalanes. Del dicho al hecho...
 
Los nacionalistas españoles se enteran ahora de que el asunto va en serio y Cataluña ha salido de la nube de la indiferencia, el hastío y el desprecio que la envuelve habitualmente para ocupar un lugar central en el debate público. Aunque no para todos. La derecha está encrespada. La izquierda dinástica, el PSOE, triturada entre soberanistas y unionistas en el Principado, insta desesperadamente a Rajoy a negociar una reforma de la Constitución, en lugar de enviar los corchetes a detener a Mas. La izquierda no dinástica sigue sin enterarse de la cuestión catalana porque está muy ocupada tratando de entenderse a sí misma. La consulta cuya importancia política nadie puede negar es la primera manifestación del hecho ya señalado por Palinuro de que los catalanes llevan la iniciativa política. Y eso se traduce en hacer, cosa distinta al hablar.
 
Ayer decíamos que lo más interesante serían los juicios de las partes ganadoras. Han sido inmediatos. Ahí están. Convergència presenta un ultimátum al gobierno para negociar o irá a elecciones anticipadas que llama "plebiscitarias" con gran descontento de los académicos que todavía andan diferenciando el plebiscito del reféréndum. ERC, como Harpo Marx, quiere otro huevo duro y pide que las elecciones sean "constituyentes", mínimo envite que acepta Junqueras a quien gustaría mucho más un órdago de Declaración Unilateral de Independencia.  Supongo, porque no lo sé de cierto, que las entidades cívicas querrán gobierno de concentración.
 
Para no tener efectos jurídicos la consulta parece a punto de parir media docena de ellos.
 
Por  eso, hay que actuar. El nacionalismo español entra en combate sin una idea clara de en dónde está el enemigo, como suele sucederle. Por eso dispara en todas direcciones y hasta se dispara a sí misma. La derecha, se decía más arriba, está encrespada. Los catalanes han ultrajado a España, pisoteado la nación española y arrebatado la soberanía al pueblo español. Hay que ir contra ellos con el código penal, los tribunales tienen que actuar y hacerlo también contra quienes por dejadez, incompetencia o complicidad, han permitido que unos sediciosos impongan su ley en un trozo de España. Cospedal pide acciones judiciales contra Mas y Vox contra Rajoy. Si acaban juntos en la cárcel podrían aprovechar los vis a vis para  negociar, cosa que todo el mundo les insta a hacer, aunque nadie sepa sobre qué, especialmente Rajoy, cuyo conocimiento de la situación y capacidad para resolverla han quedado ya claros. En todo caso la respuesta solo puede ser una: fiscalía, policía, tribunales, código penal. 
 
No es un espíritu muy proclive a la negociación, así que los de Convergència ya pueden dar por cumplido el plazo de dos semanas. Eso si no les cae la intemerata por atreverse a presentar un ultimatum a la autoridad aunque sea incompetente.
 
"Soluciones políticas", no judiciales, pide la izquierda dinástica por boca de Pedro Sánchez quien ha girado una visita al Virreinato catalán como podía haber ido al de la Nueva España. Ni palabra sobre el federalismo, lo cual es inteligente porque, aunque pudiera explicarlo más, acabará siempre pidiendo la reforma de la Constitución, así que es más sensato pedir esta directamente y luego, los dioses dirán. O se quedan mudos porque los socialistas aportan poco a la cuestión catalana desde el momento en que anunciaron estar con el gobierno sin fisuras.
 
La izquierda no dinástica tiene su propio laberinto y en él anda perdida con confluencias, matices, críticas, conflictos amistosos y menos amistosos, fusiones, planes y contraplanes de organización y actuación. Este mundo tiene sus propias reglas, códigos, horizontes, hasta su propio lenguaje y apenas hay cabida a una consideración a fondo de la cuestión catalana. Así, mientras unos Podem catalanes apoyan el derecho a decidir y la consulta, otros Podemos, como el exfiscal Jiménez Villarejo, son radicalmente contrarios al soberanismo.
 
Aquí muerde la crítica de Garzón que señala la ambigüedad en el discurso de Podemos; ambigüedad en la cuestión catalana, en la de la Iglesia, en la de la República, evidentes ya desde los primeros días. La ambigüedad es táctica obvia al servicio del objetivo estratégico: ganar las elecciones. Ahí se cuela el populismo, si bien en sentido académico, matiza el diputado de IU, y con él, el mayor peligro, el de construir un gigante con pies de barro. Puede ser, desde luego. Y, ¿cómo se evita ese peligro? Eliminando ambigüedad, dice Garzón quien afirma no estar dispuesto a negar u ocultar su republicanismo solo por ganar votos. O sea, la solución consiste en substituir el gigante con pies de barro por un pigmeo con pies de barro.  

dilluns, 10 de novembre del 2014

España es una gran nación, salvo alguna cosa.


(Rueda de prensa de Mariano Rajoy en La Moncloa a propósito de la consulta catalana.)

(Crónica imaginaria publicada hoy en el digital Publicoscopia)

Periodista: Presidente, una valoración sobre la consulta que se ha producido en Cataluña.
Rajoy: Todo cuanto tenía que decir al respecto lo he dicho en la declaración de La Moncloa hace unas horas.
P.: Pero no ha habido declaración alguna de La Moncloa.
R.: Pues por eso. No declarar es una forma de declarar sin declarar.
P.: O sea, que no hay nada que decir.
R.: ¿Sobre qué?
P.: Sobre la consulta.
R.: ¿Qué consulta? Yo solo he visto un “inútil ejercicio antidemocrático”.
P.: Y ¿qué piensa de los 2,2 millones de catalanes que han ido a votar?
R.: Esos 2,2 millones por los que usted se interesa son bastante menos que los 4,8 millones que se han quedado en casa.
P.: Pero entre quedarse en casa e ir a votar hay una diferencia muy notable de compromiso, de voluntad política, de movilización.
R.: Usted puede decir eso y yo lo contrario y usted lo contrario y yo lo contrario de lo contrario. Son opiniones. Mire usted lo único que cuenta es que haya garantías dentro de la ley y si no las hay, que cada Cristobalón lleve a su niño.
P.: ¿Cómo? Quiere decir que las garantías solo son garantías dentro de la ley? Las garantías son garantías dentro o fuera de la ley. Los corresponsales y observadores extranjeros…
R.: ¿Qué corresponsales y observadores extranjeros? Para nosotros no existen. Son turistas que vienen a España porque estamos saliendo de la crisis. Las garantías sin ley no son garantías. No son.
P.: Pero el presidente Mas ya pide negociaciones. ¿Qué va a contestarle?
R.: Ese presidente por el que se interesa puede venir a La Moncloa cuando quiera. No es que mi casa sea su casa, pero aquí recibimos bien a la gente. Hasta a los catalanes.
P.: Porque los quiere mucho, ¿no?
R.: ¿Lo duda? Juntos hemos hecho grandes cosas en la historia y volveremos a hacerlas porque de aquí no se va nadie. Amo Cataluña con pasión.
P.: Y ¿por eso recabó cuatro millones de firmas en contra del Estatuto?
R.: Estaría bueno. Los soberanistas pueden contar cuántos son ¿y nosotros no podemos contar cuántos españoles de verdad hay?
P.: Además recurrieron ustedes ese mismo Estatuto.
R.: Claro, y el Tribunal Constitucional, lleno de caballeros de la mano al pecho, nos dio la razón.
P.: Y después se produjo la diada independentista de 2012 y usted dijo que era una “algarabía”.
R.: Y lo era. Política de pancarta, de manifestación callejera, de gritos y además, en catalán.
P.: Que no habla ni en la intimidad.
R.: En el Partido Popular lo damos todo por España. No tenemos intimidad. Somos transparentes. Todo el mundo sabe que no cobramos sobresueldos, ni nadie nos paga los trajes o los viajes. Sabe hasta las novias que tenemos, incluso cuando son compartidas o en régimen de sucesión.
P.: ¿Está reconociendo que hay corrupción en el gobierno y en el Partido Popular?
R.: Obviamente, joven. Es la herencia socialista. Lo que le reconozco es que vamos a presentar un paquete de medidas de lucha contra la corrupción y por la regeneración democrática. Pienso pasar a la historia por eso, la LRDR o Ley de Regeneración Democrática de Rajoy.
P.: ¿El paquete que iba a presentar hace tres años?
R.: Las cosas de palacio van despacio. Primero hay que amnistiar a los posibles implicados, indultar a los condenados y arreglar las cuentas para que no vuelvan a pillarnos.
P.: Volviendo a Cataluña, presidente. Dice que está abierto al diálogo con Mas. ¿Sobre qué?
R.: Sobre todo lo que esté dentro de la ley y la Constitución.
P.: ¿La soberanía de Cataluña?
R.: Ya sabe la respuesta: no.
P.: ¿Cataluña, nación?
R.: Hombre, no fastidie. Y España, ¿nación de naciones? Y eso, ¿cómo se come? Tengo un pariente que dice que lo de nación de naciones es como una bicicleta de bicicletas.
P.: ¿Pacto fiscal?
R.: ¿Lo ve? Los catalanes, siempre la pela, la pela. Pues no señor. Hay otras cosas en la vida, como la solidaridad, el altruismo y la caridad cristiana que, según san Pablo, va por delante del amor.
P.: Entonces, ¿sobre qué van a negociar, Presidente?
R.: No quiero responderle con ocurrencias ni alocadamente. Déjeme consultarlo con el plasma. ¿Negociar? Nada. La nación soberana fiscal española no se negocia.
P.: Muchas gracias, presidente. ¿Ha telefoneado a Mas para felicitarlo por su triunfo?
R.: No me consta el número de teléfono de ese señor que menciona.
P.: ¿Sabe si lo ha hecho el Rey?
R.: Su Majestad está muy ocupado estudiando el discurso que dará mañana en la convención internacional de escardadores de cebollinos.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).