dimecres, 27 de maig del 2009

El fantasma de la abstención.

Todo el mundo está al cabo de la calle de que las elecciones al Parlamento europeo no se plantean como una verdadera confrontación por asuntos europeos sino como una especie de sucedáneo de unas elecciones en clave de discusión interna, doméstica, de andar por casa. El saber convencional quiere asimismo que, al no tratarse de votar por el Gobierno o la oposición reales del país, los electores aprovechen para castigar al partido gobernante a lo que algunos añaden que, en el fondo, en las elecciones europeas no se vota a favor de unos si no en contra de otros.

Ello tampoco tiene mucha importancia dado que todo el mundo espera una abstención altísima, entre diez y veinte puntos porcentuales superior a la de unas elecciones legislativas ordinarias. El cuerpo electoral considera estas elecciones europeas como "elecciones de segundo orden" según las llaman los especialistas y se siente menos llamado a votar. Así que las abstención y la participación es el elemento decisivo de la convocatoria. Tanto que el llamado "partido de la abstención" puede acabar siendo el verdadero ganador al que determinadas orientaciones críticas, generalmente de izquierda, alientan con el fin de deslegitimar el sistema democrático, al partir de la idea de que, cuantos más se abstengan de ir a votar, más claro estará el rechazo al conjunto. Por supuesto esta posición, aparentemente radical, de ningún compromiso con la farsa electoral de la burguesía, se rompe en el momento mismo en que quien la adopta presenta su candidatura en una u otra lista de "auténticos", "verdaderos", "genuinos" izquierdistas. En tal caso, los aplausos al abstencionismo se convierten en trompeteos a favor de la participación en un mensaje cuya pobreza intelectual sólo es comparable a su ralea moral: abstenéos a no ser que me votéis a mí.

Efectivamente, la participación (y la abstención, por tanto) es un elemento decisivo en el funcionamiento de los sistemas democráticos que están basados en la idea de que la soberanía reside en el pueblo quien la ejerce a través del voto. Negarse a depositarlo vendría a ser, según ciertas interpretaciones escasamente aceptables a mi entender, como deslegitimar el conjunto del sistema democrático. Ello equivale a igualar abstención con voto en blanco o, incluso, voto en contra, lo que es demasiado igualar. La abstención no es interpretable a favor o en contra de nada ni deslegitima nada. Considérese el cuadro más arriba. En él consta la participación país por país en todas las elecciones al Parlamento europeo habidas desde las primeras en 1979 en todos los países de la Unión. En algunos casos (1987, 1995 y 2007) ha habido elecciones al Parlamento en ciertos países que acababan de efectuar su ingreso ya con una composición dada del Parlamento. Se puede ver que la abstención ha llegado a alcanzar cantidades sorprendentes en algunos países del antiguo bloque comunista como Eslovenia o Polonia en donde ronda el ochenta por ciento de los electores. O Eslovaquia o Bulgaria, en donde ronda el setenta por ciento. Y a nadie se le ocurre negar que en estos países reine una opinión pública muy europeísta. No es extraña tampoco una abstención en torno al setenta o setenta y cinco por ciento en países como Gran Bretaña. La alta abstención no deslegitima nada porque lo importante del procedimiento no es su aspecto cuantitativo sino el hecho incontrovertible de que las elecciones sean libres y, por supuesto, voluntarias. Hay muchos países (pocos ya en Europa y algunos más en América Latina) en los que el voto es obligatorio, lo que parece un contrasentido porque es confundir un derecho (algo de lo que puedo prescindir libremente) con un deber.

En todo caso, convirtiendo los datos anteriores en un gráfico (en el que solamente se reflejan los años "oficiales" de elecciones al Parlamento, no los de by elections en países específicos), puede verse en la última ilustración que la media de participación en las elecciones al Parlamento Europeo ha descendido de modo constante en unos veinte puntos porcentuales en los veinticinco años que van desde 1979 (67,19 por ciento) a 2004 (47,78 por ciento). No resultaría sorprendente que en 2009 la abstención media llegue al cincuenta por ciento y que en España rebase dicha cantidad.

El carácter caprichoso, a menudo incoherente y en muchas ocasiones demagógico del discurso político se observa en el razonar sobre este fenómeno de la abstención. El mismo dato (escasa participación) que demuestra que la Unión Europea tiene un problema de legitimación por no contar con el suficiente apoyo popular se lee como un veredicto inaplazable e incontrovertible del electorado a favor o en contra de su respectivo Gobierno a nada que la distancia entre los resultados de un partido lleven una ventaja de cuatro a más puntos porcentuales sobre los del partido rival y por más que, en definitiva, sólo haya votado escasamente el cincuenta por ciento. Y no se hable ya de los candidatos de las opciones radicales e independentistas: el mismo dato que prueba la manipulación y el revolucionario rechazo de las masas trabajadoras al sistema corrupto de la burguesía fascista a través de la abstención se convierte en un decidido mazazo de la conciencia revolucionaria y emancipadora de las masas proletarias a nada que el interviniente haya presentado su candidatura y su lista haya conseguido el 1,3 por ciento del voto y obtenido un representante que será el 1/50 de la representación española y el 1/736 del conjunto de la europea.

No, la abstención no deslegitima por alta que llegue a ser siempre que el voto sea libre. Lo que deslegitima es la altísima participación allí donde, sin embargo, el voto no es libre. En democracia el que no vota es porque no quiere y el que calla otorga.


Los intelectuales serviles

Ocurre en todos los sistemas totalitarios, en todas las dictaduras: hay intelectuales que se alinean con el poder y lo sirven fielmente. Las relaciones entre los dos son complicadas. No es infrecuente que el poder se gane la servidumbre de los pensadores utilizando una táctica doble de halago y coacción, zanahoria y palo. En general somos vanidosos y nos conmueve que el Príncipe, desde su gloria, haya reparado en nuestro humilde quehacer. Además tememos al dolor físico por lo que, acobardados, acabamos colaborando.

En la película de Vicente Amorim se refleja la historia de un escritor alemán, John Halder, quien, habiendo escrito una novela que los nazis valoraban mucho porque había empezado haciéndolo A. Hitler, termina colaborando con el régimen al cien por cien y finalmente sabiendo y mirando frente a frente a la horrible realidad que los nazis crearon para los judíos.

No escasean la obras sobre los nazis en las que la cuestión no es cómo pudo suceder lo que sucedió, echando la culpa a los jefes políticos y militares sino en las que se trata de la responsabilidad específica de sectores concretos de la población y qué tipo de castigo obtuvieron: los intelectuales (por ejemplo, los músicos, con el caso Furtwängler), los jueces, los mismos militares. La historia del conflicto moral suele presentar la misma evolución: el hombre se corrompe, se hace cómplice del mal y pone precio a su corrupción.

El momento en que suele comenzar este tipo de historias es el del primer surgimiento del nazismo, el inicio de una época de cuyas consecuencias morales todo el mundo se horrorizaría después, el momento del huevo de la serpiente: el tipo de textos expresionistas, al estilo de los de Karl Krauss, el reflejo de una realidad desbocada, al estilo del de Döblin o de Christopher Isherwood que también tuvo tiempo de presenciar cómo evolucionaba la Alemania del tercer decenio del siglo XX.

John Halder cambia su angustioso estado de profesional sin mucho renombre, hijo atormentado por una madre fuera de sí, esposo aburrido en un matrimonio sin amor, hombre más o menos del montón por el relieve público, el éxito social, la vida muelle del intelectual que, conscientemente, pone su talento al servicio del proyecto nazi pensando que conseguirá evitar convertirse en uno de ellos. Pero no lo consigue. Desde el mismo momento en que admite la primera concesión, la primera transacción moral, ya lo está siendo. Por eso la película termina del modo tremendo en que lo hace, cerrándose con esos compases célebres de la primera sinfonía de Mahler, autor al que está dedicada la entera banda musical.

Entre tanto hay una historia bien contada, bien ambientada, a veces un poco confusa, pero siempre emotiva en la que vamos viendo la estrella ascendente del intelectual ario, colaboracionista con el régimen, hasta su degradación final. Viggo Mortensen borda el papel y lo mismo hubiera hecho la protagonista femenina, Jodie Whitaker, si el suyo hubiera sido más consistente y no perdiera interés repentinamente cuando el personaje pasa de ser una audaz, ingenua pero muy original estudiante con mucha personalidad a personificar una convencional y egoista esposa de un alto cargo de las SS que es en lo que se ha convertido aquel profesor que tanto la atrajo en la Universidad.

dimarts, 26 de maig del 2009

El debate de los trasuntos.

Quizá me equivoque pero en el debate de ayer en TV1 uno tenía la impresión de que no eran los candidatos mismos del PSOE y el PP en las elecciones europeas quienes debatían sino otros. Por sus gestos, su entonación, su ritmo y, sobre todo, por el fondo y la forma de lo que cada uno decía, Juan Fernando López Aguilar sonaba talmente como el señor Rodríguez Zapatero y Jaime Mayor Oreja... como el señor Aznar López. Así es: fue un debate entre Zapatero y Aznar por persona interpuesta. No hace falta decir que el encuentro lo perdió generosamente el dueto Mayor/Aznar y lo ganó por goleada el Aguilar/Zapatero; aunque, en definitiva, el verdadero perdedor, como siempre, fue el señor Rajoy, a quien un candidato atacó sin que el otro lo defendiera.

López Aguilar es un hombre de nuestro tiempo, con un lenguaje llano y preciso que todos entienden y a quien su acento canario ayuda notablemente por ser tan distinto del áspero peninsular. Fue el único de los dos que se refirió a la Unión Europea en varias ocasiones y con consistencia, ilustró la importancia de la Unión para España y, sobre todo, elaboró un discurso trabado que enlazaba y armonizaba las políticas nacionales con la europea, dando la impresión de una unidad de acción del partido en el Gobierno que defiende en Europa lo mismo que defiende en España. Le dio tiempo a explicar (por cierto, mucho mejor de lo que ha hecho el Gobierno hasta la fecha, a mi entender) el sentido de las políticas económicas y sociales para salir de la crisis, se zafó del martilleo constante de su adversario con los cuatro millones de parados y supo atacarlo poniendo de manifiesto tres aspectos: a) la carencia de propuestas del PP en todos los órdenes de la política española; b) la labor de zapa del PP en los foros internacionales, singularmente en Europa en contra del Gobierno de España; y c) la deficiente ejecutoria del señor Mayor Oreja como europarlamentario y su impresionante palmarés de votaciones sistemáticamente en contra de cualesquiera medidas progresistas que el Parlamento haya considerado.

A su vez, el señor Mayor Oreja es mucho menos telegénico. Su porte, actitud y ademán son engolados, enfáticos y vacuos; parece un personaje salido de una galería de antigüedades. En todas sus intervenciones no hizo una sola propuesta positiva, salvo decir que para resolver el paro es preciso vincularlo a la educación, lo que no es nuevo ni brillante. Se empleó a fondo con los cuatro millones de parados, repitiendo la cifra una y otra vez , como si fuera una batería de campaña castigando un objetivo y reconduciendo todos los temas a esa acusación que, debía de pensar, estaba demoliendo a su adversario. Lo que no fue hablar de los cuatro millones de parados fue repetir al pie de la letra algunas de las consignas más bombáticas del señor Aznar como la de "la nación se diluye" o esa panacea para salir de la crisis y resolver Europa que consiste en propugnar "más España", signifique esto lo que signifique, o la de que hay crisis de valores, pérdida de la centralidad de la familia y otros agüeros que tienen tanto que ver con Europa y con la crisis como con el viaje a la luna.

Imagino que hoy los periódicos darán ganador a uno u otro debatiente según su orientación ideológica, como acostumbran. De hecho, ya he visto algunos titulares que dan risa aunque, en el fondo, todos los titulares dan risa.

Por mi parte, qué más quisiera que poder escribir algo a favor del candidato del PP pues me gusta el exotismo; pero es imposible. Ha sido el debate entre un hombre con empuje, arranque, ideas, contemporáneo, articulado, pegado a la realidad y de su tiempo y un estafermo ayuno de ideas, sin propuestas, sin gran contacto con la realidad, que vive de administrar lugares comunes muy grandielocuentes pero vacuos y de atacar al Gobierno en todos los frentes pero sin proponer nada alternativo.

Juan Fernando López Aguilar es un dirigente de segundo orden perfectamente sintonizado con el Gobierno, con su partido y con la realidad en la que vive. Hay una clara unidad de acción entre su discurso y la acción del Gobierno socialista. Jaime Mayor Oreja es un dirigido de segunda. Mejor dicho, un teledirigido de segunda. Quien lo teledirige no es el señor Rajoy sino el señor Aznar.Y no hay la menor unidad de acción entre el programa para las elecciones europeas y el de un hipotético "gobierno en la sombra" del PP porque tales programas no existen.

Todo eso quedó muy claro ayer.

Los sondeos vaticinan la victoria del PP y sólo difieren, al parecer, en el margen de la derrota. De ahí la importancia de la campaña, para que los indecisos se decidan.

Paralelo 38.

La nueva histeria en las cancillerías se llama prueba nuclear en Corea del Norte. El régimen político parece sacado de una película anticomunista de Hollywood pero, al parecer, en serio. Kim Jong Il, sucedió a su padre, Kim Il Jong, marxista convencido, y piensa dejar en su lugar cuando fallezca a su vez a su hijo Kim Jong Il (junior). Qué tenga esta peculiaridad que ver con el materialismo histórico en su vertiente leninista y estalinista que prevalecen en Asia es un misterio. Como es lógico, pues estamos en Asia.

En todo caso, Corea del Norte es el último país que salió dividido de la guerra y la guerra fría. Los otros fueron Alemania y Vietnam. Ambos se han reunificado pero no así Corea que sigue dividida a lo largo del paralelo 38. Aquello fue una guerra en la que algunos vieron el comienzo de la tercera mundial, a sólo cinco años del fin de la anterior, una guerra en la que se enfrentaron a tiros algunos aliados de la segunda mundial, en concreto, los Estados Unidos y la China que acabó entrando en el conflicto entre Corea del Norte y las tropas de la ONU, que ya por entonces se usaba a la ONU para defender políticas de país. China iba a favor de Corea del Norte y por ello invadió la península en 1953, enfrentándose directamente con los Estados Unidos a tiros. El ataque chino pilló por sorpresa a los gringos que tuvieron que retirarse hasta el paralelo 38 en donde se hicieron fuertes. Ese paralelo es hoy la frontera entre las dos Coreas. Como el Oder-Neisse fue la frontera entre las dos Alemanias y el paralelo 17 entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. El último vestigio del mundo ya ido de la postguerra en el que se ejemplificaba como en un escaparate el contraste entre los dos modos de producción, el socialista y el capitalista. Corea del Sur es una potencia económica y Corea del Norte no existe a esos efectos.

El conflicto (de haber uno que está por ver), era entre las dos Coreas. Cuando, al final, en 1953 luchaban de nuevo en el paralelo 38 los EEUU y China nos encontramos con la paradójica y algo ridícula situación de que dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad estaban en guerra entre sí. Luego, el conflicto se estancó o congeló en el paralelo 38. Hasta hoy.

La peculiaridad de la situación es que se trata de un conflicto nuclear. Si no se consigue que Corea ponga fin a sus incursiones en territorio de armas de destrucción masiva, puede haber una escalada en la zona. Movida por un sentimiento de inseguridad. Quizá Japón y Corea del Sur se embarquen en programas nucleares. Japón tendría que reformar la Constitución de 1946, o Constitución "McArthur". Y no hablemos de lo que pase con Irán en donde viven pendientes de qué sucede con Corea del Norte, puro "eje del mal". El Consejo de Seguridad condena el ensayo nuclear coreano. Si no hay intensificación de las sanciones, el régimen no se sentirá hostigado.

De hecho, toda la política exterior estadounidense basada en la idea del desarme nuclear total que había comenzado con el START I y START II, queda ahora en entredicho. Si países como Irán y Corea pueden hacerse nucleares, toda la justificación de START I y II se viene abajo y hay que inventar un concepto nuevo en las relaciones internacionales de la época global.

dilluns, 25 de maig del 2009

La Inquisición y la derecha.

¿Así que un ciudadano español sometido a un procedimiento judicial con todas las garantías procesales del Estado de derecho resulta ser víctima de una persecución inquisitorial? Y esto lo dice uno que aspira a ser presidente del Gobierno de España. Y, encima, de derechas. Este disparate demagógico, propio de alguien que no piensa mucho lo que dice, si es que piensa en absoluto, se puede considerar desde dos puntos de vista por lo demás complementarios:

Primero, lo que es evidente. Todo el respeto y acatamiento que la derecha afirma tener por los órganos judiciales y la administración de justicia se convierte en clara animadversión cuando los órganos judiciales se interesan por uno de los suyos. Es entonces cuando los tribunales civiles ordinarios dejan de cumplir sus funciones en la administración de justicia y pasan a ser dicasterios del Santo Oficio. El mensaje subliminal en esta actitud está bien claro: dado que el Tribunal de la Inquisición fue algo que hubo que erradicar y contra cuyo regreso estaría justificado alzarse en armas, lo que se está diciendo es que también cabe la resistencia frente al Estado de derecho democrático. En todo discurso de la derecha hay siempre un elemento golpista.

La segunda nota derivada del exabrupto rajoyiano tiene que ver con las convicciones ideológicas de la derecha y su capacidad camaleónica para aparecer con el color que más convenga, porque esta idea de asociar la Santa Inquisición con el mal es propia de la ilustración, de la modernidad, del progresismo décimonónico y de la izquierda actual, heredera de los anteriores. En principio no tiene sentido que se la atribuya el pensamiento reaccionario ni el de derechas. Esta derecha es la de los Reyes Católicos y, con ellos, todo lo que de bueno, en su opinión, hicieron para España, entre otras cosas, el establecimiento del Santo Oficio para la detección de judíos, moriscos, falsos conversos, relapsos y otros precitos. Es la derecha que no condena el franquismo que, de habérselo permitido el Vaticano, hubiera restablecido el Tribunal de la Inquisición en busca esta vez de masones y comunistas. En el imaginario colectivo de la derecha española el Santo Oficio fue una gran cosa que no debe presentarse con malos colores como ha hecho el desafortunado señor Rajoy.

La derecha española presenta varios casos de disonancia cognitiva de Leon Festinger entre lo que le gustaría ser y lo que sabe que es. Este uso "progre" del término Inquisición es prueba de su éxito en apropiarse del mundo conceptual de la izquierda cuando ya no puede oponerse a él. Es el clásico If you can't beat them, join them porque, originariamente, esta derecha se habría opuesto en su día a la abolición de la Inquisición, igual que hoy se opone a todo aquello que sea aumento de derechos de los ciudadanos. Dentro de otros cincuenta años la Iglesia habrá admitido el matrimonio entre homosexuales, el matrimonio de sacerdotes y sacerdotisas y lo pondrán como ejemplo de algo que las potencias del mal tratarán siempre de destruir, cosa que no consiguen gracias al denodado esfuerzo en pro de la libertad de los escudos eclesiásticos.

La neurosis providencialista.

Viene precedido este nuevo libro de José María Aznar (España puede salir de la crisis, Barcelona, Planeta, 2009, 219 págs) de la polémica acerca de si lo ha escrito él o no, polémica que encendió en primer lugar Juanjo Millás si no estoy equivocado. Dice el novelista que lo ha escrito un negro. Añado más: por el estilo, el relativo dominio de la jerga económica y la concentración en los problemas económicos, es razonable pensar que, en efecto, no lo haya escrito él. Pero si atendemos a otras cuestiones veremos que el asunto en sí es irrelevante: es tan malo, tan absurdo, desorganizado, reiterativo y propagandista que podría haberlo escrito él sin problema alguno y, desde luego, el fondo de la obra y el modo de argumentar retratan a la perfección al autor: un ególatra con complejo providencialista, un hombre que se cree un mesías y al que sale la vanidad por todos los poros.

El sentido de este libro que es más bien un torpe panfleto, es sencillo de desentrañar porque responde una imagen maniquea del mundo, de la realidad, de la vida y de las opciones: todo lo que él piensa, cree, dice y pone en práctica es bueno, excelente, acertado, oportuno, virtuoso, necesario; jamás duda, nunca se equivoca, siempre acierta. Todo lo que piensa, cree, dice y hace el adversario es malo, pésimo, erróneo, inoportuno, vicioso, innecesario, despilfarrador, catastrófico. El adversario jamás acierta; siempre se equivoca o, algo peor, hace las cosas mal adrede, quizá con fines delictivos ¿quién sabe? Por adversario hay que entender en el imaginario aznarino una serie de círculos concéntricos en cuyo núcleo está el Gobierno de Rodríguez Zapatero (a quien, si no estoy equivocado, no menciona una sola vez), viene luego el socialismo, más al exterior, la izquierda en general y, por último, una capa brumosa por la que el autor destila su habitual odio y es el "espíritu del 68".

Una visión tan elementalmente dicotómica del mundo, tan en blanco y negro, que no admite matices (al adversario no se le reconoce ni un solo mérito, no se le da ni agua) , tan agresiva, militante y desaforada convierte la lectura de este panfleto casi en la de un comic. Sobre todo porque, ante la necesidad de presentar el mundo en esta dualidad primitiva se hacen añicos todas las consideraciones ordinarias del discurso civilizado; todo se instrumentaliza al servicio de esta visión mesiánica de la existencia. Las cosas se presentan siempre de esa forma tajante de blanco y negro; cuando hay que torcerlas y mentir para llevar razón, se tuercen y se miente. De los asuntos problemáticos simplemente no se habla y al adversario se le ridiculiza siempre no concediéndole jamás ni el beneficio de la duda.

El planteamiento general de la obra tiene la simpleza de un tebeo: en los últimos treinta años -y gracias sobre todo a las políticas neoliberales de las que el autor se considera adalid- el mundo conoció una etapa de crecimiento sin parangón, de bienestar, prosperidad y desarrollo que, de pronto, se rompió en el verano de 2007 con la aparición de la crisis para resolver la cual, este hombre providencial ha escrito este panfleto (p. 12). Como es obvio que las cosas raramente son así y los fenómenos históricos como las crisis necesitan una etapa de incubación, el autor (sea quien sea) se ve obligado a decir en varias oasiones (pp. 42, 57, 139, 214) que durante los maravillosos treinta años se adoptaron actitudes, tomaron medidas, aplicaron criterios erróneos, equivocados que finalmente produjeron el estallido de todos conocido. Luego los treinta años de maravilloso crecimiento no fueron tales ya que en ellos (rotos, además, por varias crisis como la de 1993 y la de 2001/2002) se sembraron las semillas de la catástrofe. Pero uno de los factores que el lector de Aznar conoce de antemano es que la coherencia no es virtud que adorne a su razonar que se orienta siempre en función de un criterio maniqueo a ultranza: dice en cada caso lo que le conviene, con independencia de que se contradiga con lo que sostiene en otra parte.

Ni la coherencia ni la verdad. Por ejemplo, después de dar una explicación archisabida de la crisis movida por las hipotecas subprime y los hedge funds que hoy conocen hasta los niños de primaria sostiene que el desarrollo de los últimos veinte años ha traído la disminución de las desigualdades en el mundo (p. 33). Aznar o quien le haya escrito el panfleto tiene que saber que esto no es cierto y que hay un intenso debate acerca de si la desigualdad mundial ha aumentado o disminuido, que ello movió precisamente una conferencia internacional sobre el tema en la Universidad de California en 2007 sin que hubiera un criterio claro. Por lo demás, como señala el Informe Social Mundial de la Secretaría General de la ONU de 2005, en los últimos diez años ha aumentado la desigualdad en el mundo. En el fondo, este problema quizá deba enfocarse como lo hace el estudioso Branco Milanovic en su ensayo sobre los métodos de medir la desigualdad en el mundo, según el cual, si se aplica un concepto no ponderado de desigualdad ésta ha aumentado, pero si se aplica uno ponderado, ha disminuido. Claro que si se aplica un concepto ponderado con exclusión de China, la desigualdad ha aumentado. Por supuesto, todos estos asuntos de matices, promedios, equilibrios son músicas celestiales para el autor del libro que no se molesta en citar bibliografía alguna ni ningún autor para respaldar el torrente de afirmaciones y negaciones rotundas que vierte en la obra. Él se limita a enunciar sus opiniones como si fueran la verdad revelada, sin apoyarlas más que en sus convicciones y su modo de interpretar la realidad que es a través del cristal de su infinita egolatría.

En conjunto, este disparatado libro no es más que una sarta de enunciados tendenciosos para hacer autobombo de los ocho años de gobierno que el autor tuvo el honor de presidir, como repite hasta la saciedad con una falsa modestia evidente y que supusieron la vera salvación de España entre dos etapas de desastres sin paliativos que fueron los Gobiernos socialistas del señor González antes del suyo y del señor Rodríguez Zapatero después de él. Los dos dirigentes socialistas no han tenido otra finalidad que llevar España al caos, al desastre, a la pobreza y el paro. Por lo tanto, lo que hay que hacer para salir de la crisis es retornar a las sapientísimas políticas de 1996 - 2004, incluso acentuarlas. La idea de que, cuando él ganó las elecciones por la mínima en 1996, España estaba en la senda de la recuperación de la crisis de 1992/1993 no aparece ni mencionada; como tampoco la de que el saneamiento de las cuentas públicas se debió a la masiva privatización del sector público. Por descontado, la hipótesis de que el carácter especialmente grave del impacto de la crisis en España se deba a la desgraciada política de liberalización del suelo que su Gobierno puso en marcha y de que, en el fondo, la crisis se incubara con sus políticas neoliberales ni se le pasa por la cabeza o, cuando menos, ni la menciona. Al contrario: el dejó una España perfecta que después el señor Rodríguez Zapatero no ha hecho más que hundir en la miseria. Los cuatro años de la primera legislatura del PSOE, con creación neta de empleo y sólido superávit ni siquiera asoman. De forma que, según su torticera argumentación, aunque la crisis sea global y golpee a España, una parte importante de ella es atribuible a las desastrosas políticas socialistas que, en lo esencial, residen en aumentar el gasto público; la bicha aznarina.

Ahorro todo comentario sobre las medidas que el señor Aznar propone para salir de la crisis porque no son otras que las mismas que la han originado: más desregulación, más privatización, más auxilio a los circuitos financieros, drásticos recortes del gasto público e implantación de una reforma del mercado laboral que supone, cómo no, restablecer el despido libre. No lo digo yo; lo dice él, negro sobre blanco y es, en el fondo, el programa oculto de la derecha en caso de ganar las elecciones pero que nuestro autor desvela con el nombre grandielocuente de una nueva Agenda Nacional de Reformas "muy ambiciosa, que apueste por la austeridad y el recorte del gasto público, la contención del empleo público, la racionalización y reestructuración del modelo autonómico, las rebajas de impuestos, una nueva oleada de privatizaciones de empresas públicas, sobre todo en el ámbito autonómico y local, la recuperación del mercado nacional, la apertura comercial, nuevas liberalizaciones en los mercados de servicios, mayor competencia en todos los mercados, una nueva y profunda reforma laboral, reformas para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones, reformas para mejorar la eficiencia y reducir el coste de los sistemas sanitarios, reformas para mejorar la calidad del sistema educativo, reformas para mejorar la calidad de los servicios del Estado como supervisor, reformas en la regulación financiera para reforzar la transparencia y penalizar la falta de honradez empresarial, y un refuerzo de la capacidad energética nacional." (p. 168). No es imprescindible pero, si se traduce esta melopea a algo inteligible, significa que se descapitaliza al Estado para que no pueda atender gastos sociales, se reduce el gasto público, se privatiza lo que quede por privatizar, se implanta el despido gratuito y se despoja de derechos a los trabajadores, se reducen las pensiones y se privatiza el sistema nacional de salud

En el fondo, el carácter verdaderamente chusco de este atropellado panfleto queda en evidencia en la explicación sobre las causas de la crisis: no han sido las políticas neoliberales, como cree todo el mundo en todas partes, no. No han sido los fallos del mercado; el mercado no tiene fallos (obviamente ni los que los teóricos neoclásicos admiten, que nuestro hombre es más papista que el Papa), sino que los fallos se dan todos en el lado del Estado. ¡Con decir que, a su parecer, los precios de las viviendas se han inflado desmesuradamente por las políticas intervencionistas en el suelo! (p. 174). La causa de la crisis es, pues, el fallo del Estado. Casi treinta años después de la doctrina Reagan de que el Estado no es parte de la solución sino parte del problema, hete aquí que el Estado vuelve a ser culpable de los desaguisados de la crisis. Acerca de cómo los neoliberales han arrinconado al Estado en estos treinta años y han intentado que no pudiera cumplir con sus funciones, ni una sola palabra.

Además de estas consideraciones de economía, el libro contiene asimismo reiteradas advertencias de carácter moral y cultural que no son otra cosa que aburridas letanías de los principios autoritarios con claro deje franquista de siempre: hay que rechazar la irresponsabilidad y la cultura de la queja, así como la del crédito ilimitado (pp. 66-70) y hay que confiar más en la iniciativa privada para el ejercicio de la solidaridad social. Se trata de la idea aznarina del Estado del bienestar, en lo esencial, la beneficencia (p. 74).

Entre los aspectos "culturales" de la crisis hay un tratamiento del nacionalismo que es de antología y cuyo nivel mental se calibra leyendo el siguiente desvergonzado galimatías: "Yo (Aznar) no soy nacionalista. Tampoco eso que algunos llaman nacionalista español. España es fruto de una continua creación, a lo largo de la cual los españoles, constituyéndose como nación de ciudadanos libres e iguales, dieron lo mejor de sí mismos. Habrá quien añada que también dieron lo peor, pero eso es inevitable tratándose de seres humanos actuando en una empresa de tan largo alcance, en la que se combinaban toda clase de ambiciones, intereses y proyectos. Como cualquier otra gran nación." (p. 127). Menos mal que no es nacionalista. Si hay un ejemplo de hipocresía en la vida política es el de estos nacionalistas españoles a ultranza cuya buena conciencia es tan extrema que sostienen no ser nacionalistas.

En fin, recetas del hombre providencial para salir de la crisis: domeñar las "taifas" autonómicas (p. 186), fortalecer la relación atlántica, mejor educación, disciplina, respeto, trabajo, etc (p. 195) y, desde luego, "acabar con el espíritu del 68" (p. 197). Dicho en román paladino: las "taifas" de hoy son lo que el joven falangista Aznar llamaba la "charlotada" de la Constitución y lo que corresponde es volver al centralismo franquista; la política exterior consiste en convertir al país en el palanganero de los Estados Unidos; y en todo lo demás, mano dura, mucho autoritarismo y espíritu sumiso.

No hace falta seguir; el lector apreciará la categoría mental del autor leyendo el siguiente párrafo, ya al final de la obra y que ha repetido varias veces a lo largo de ella: "Los propagandistas del todo vale, todo es posible y todo es gratis tienen mucha responsabilidad en la profundidad de la actual crisis. Porque ni todo vale, ni todo es posible y, desde luego, nada es gratis." (p. 214) Profundo, ¿eh?

diumenge, 24 de maig del 2009

Madrid, baluarte de la corrupción.

De un tiempo a esta parte, cada vez que sale el nombre de Madrid en los medios es para echarse a temblar. ¿Qué fue del "No pasarán"? De bastión del antifascismo, la capital del Reino ha pasado a convertirse en albañal de todas las ilegalidades, desmanes y abusos del poder político autonómico ¿Qué no habrá hecho la señora Aguirre en esta ocasión? De momento ya está de nuevo su imperio en los periódicos por el rocambolesco asunto del espionaje a miembros de su partido, el PP, pero que eran adversarios suyos en su empeño por calzarse la presidencia nacional.

La juez investiga a ocho personas, dos funcionarios de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) y seis contratados exteriores para tareas propias de James Bond entre policías nacionales y guardias civiles que, según se ve, hacían horas extraordinarias para la CAM. Es lógico buscar entre profesionales. Y, cuando eso sucede, se encuentra uno con resultados de cine. Como ese por el que uno de los espías informa a su superior de que en el bolsillo del cadáver de un hombre asesinado a las puertas de una discoteca se encontró la tarjeta de visita del aurodiputado Enrique Barón, del PSOE, noticia que encontrará interesante quien ande tratando de montar una campaña contra el señor Barón, a cuenta de las andanzas de sus amigos cadáveres. En este caso, no obstante, parece que el interés del espionaje se orienta a personal distinto, los queridos compañeros del partido. Para que te fíes de alguien en política.

Lo curioso del caso del espionaje es que la señora Aguirre neutralizó una decisión de investigación del PP a base de montar una comisión parlamentaria de investigación en cuya presidencia colocó a un buen hombre que hubo de dimitir por estar involucrado en el frente pecuniario, esto es, la trama Gürtel y a la que apenas dejó actuar pues la cerró manu militari con alevosía y antelación concluyendo que eso de los espías, de lo que se ocupa actualmente el correspondiente juzgado, es una quimera.

Por otro lado, el diario Público denuncia que El PP pagó facturas electorales a Correa a través de una fundación y ya tenemos palenque abierto al que se precipitan a contrarrestar el ataque los mozos más aguerridos de Gobierno de la CAM, don Juan José Güemes, secretario de Comunicación de la CAM y furibundo dialéctico y el señor Francisco Granados que niega con toda contundencia que la Fundación haya destinado un solo euro a financiar las campañas electorales del PP. Sin embargo parece que hay documentos que prueban cómo la Fundación pagó por actos de diversas campañas electorales en la CAM con facturas con el concepto falsificado para que pudieran pasar como propio de la Fundación. Si esto es así, los responsables de dicha Fundación, cuyo patronato está presidido, cómo no, por la ubicua señora Aguirre, se han saltado a la torera toda la legislación en materia de financiación de partidos políticos y de campañas electorales, esto es, tanto la Ley Orgánica de Financiación de Partidos Políticos de 1987 como la Ley Orgánica de Régimen Electoral General de 1985. Los ingresos para campañas electorales deben efectuarse en unas cuentas especiales; hay límites a las aportaciones de personas físicas o jurídicas que la tal Fundación se ha saltado y, sobre todo, hay una prohibición expresa de que empresas que estén en relaciones contractuales con una administración pueda presupuestarle obra alguna. De confirmarse los datos resulta ser un caso obvio de financiación ilegal.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

Euroelecciones.

El señor Otegi pide el voto en las elecciones europeas para la candidatura de Iniciativa Internacionalista que es esa candidatura internacionalista formada por nacionalistas y partidos nacionalistas; presidida por quien, caso de salir elegido, dimitirá, dando paso a la segunda de la lista y dedicada a cantar las églogas de la verde Euskadi feliz. Está bien que los independentistas abertzales, los abertzales de izquierda, o sea, los independentistas de izquierda (que todos esos nombres usó el señor Otegi para que el rebaño no se le despistara), sepan a quién tienen que votar, incluso aunque no sepan bien quiénes son ellos a juzgar por los nombres que enuncia Otegi.

El señor Rajoy propone para Europa que dimita la señora Chacón por la guerra biológica que el ejército español lleva contra un colegio de niños. Habla en Baleares, cuyo primer presidente del PP, señor Cañellas, incurrió en un delito de soborno que no recibió castigo por haber prescrito y cuyo segundo presidente, señor Matas, está imputado en otro proceso penal. Y en Baleares dice que es muy difícil poder con el PP intentado mezclarlo en asuntos de corrupción, siendo así que lo está en medio país.

El señor Rodríguez Zapatero sostiene que el PP carece de guión y de plan de Europa, sin duda, que es lo que le pasa a él. Sostiene asimismo que el PP es la "derecha de la derecha" europea, lo cual parece bastante cierto y le deja a él libre el cubículo de la "derecha menos derecha", que es de lo que le acusan las pintivariadas izquierdas a la izquierda del PSOE.

El sañor Cayo Lara, a quien sus enemigos llaman "Lacayo Lara", harto de la deriva neoliberal de la socialdemocracia española, quiere llevarse para Izquierda Unida a los votantes desencantados o desengañados del PSOE. Es una brava propuesta de regeneración del "voto útil". Consiste en hacerlo inútil del todo.

La señora Rosa Díez, una versión española de lo que los anglosajones llaman un/a político/a maverick, dice que los partidos nacionales se comportan como partidos "nacionalistas" en un juego mental que ya huele a delirio porque hay que preguntar: nacionalistas ¿de qué nación? Porque la española-una-grande-libre-a-mucha-honra se la ha reservado ella.

Estas elecciones al Parlamento europeo prometen.

dissabte, 23 de maig del 2009

Las mentiras de Iniciativa Internacionalista.

Menos de veinticuatro horas después de que el Tribunal Constitucional autorizase la lista de Iniciativa Internacionalista ésta ha demostrado ser lo que el Tribunal Supremo supuso que era (y por eso anuló su candidatura) pero que el Tribunal Constitucional negaba que fuera (pero sí es). ¿En qué basaba el Tribunal Constitucional su decisión? Entre otras cosas, en el hecho de que la formación de izquierdas, en su escrito de recurso de amparo condenaba de modo explícito y taxativo el empleo de la violencia para la obtención de objetivos políticos en el marco de un Estado democrático: “ Esta parte quiere manifestar de forma clara y sin ambigüedades, que la coalición electoral 'Iniciativa Internacionalista –La Solidaridad entre los Pueblos', así como los partidos que la integran, Izquierda Castellana y Comuner@s, nunca han utilizado medios que no sean estrictamente políticos para la obtención de sus objetivos programáticos, siendo el uso de la violencia completamente ajeno a su forma de acción y cultura política, por ello expresan un claro rechazo y condena del uso de la violencia para la obtención de objetivos políticos en el marco de un Estado democrático”.

Pues bien, como se decía, menos de veinticuatro horas después de la legalización, la candidatura ya no condena la violencia etarra. A la reiterada pregunta de los periodistas sobre si condena o no a ETA el portavoz de la candidatura, un tal Ocampo, recurre al habitual jesuitismo esquinado para zafarse de la cuestión, sosteniendo que no la condena porque eso es simplista.

El asunto no tiene mayor importancia que la de que unos granujas hacen honor a su condición de tales, mintiendo sobre sus propósitos e intenciones. Como todos los granujas. Cualquiera que conozca este mundo de los pistoleros y sus correveidiles en las instituciones, sabe que este brusco giro (de condenar a no condenar) probablemente se debe a que los pistoleros han amenazado a sus correveidiles y estos han vuelto al redil, acojonados.

¿Y ahora? Ahora nada. La candidatura podrá presentarse a las elecciones al parlamento europeo y a los demás, a la gente de izquierda que no amparamos la violencia sólo nos queda esperar que no la vote nadie. Ojalá.

En otros términos, las cosas están muy claras: no creo que nadie de izquierdas en España que haya apoyado a la candidatura sorprendido en su buena fe, vuelva a avalar candidatura alguna de este jaez.

Las elecciones europeas y la corrupción.

En uno de los diferentes procesos que el señor Carlos Fabra tiene abiertos por la presunta comisión de diversos delitos, el fiscal pide para él dos años de prisión por falsedad en documento público. Y esa es la punta del iceberg de lo que este presidente de la Diputación de Castellón y "ciudadano ejemplar", según el señor Rajoy, tiene pendiente con la justicia. Se substanciará este y otros procesos, el señor Fabra dará con sus huesos en la cárcel, pero seguriá siendo un "ciudadano ejemplar" y presidente de la Diputación.

A su vez, el de la Generalitat de Valencia, señor Francisco Camps, está imputado por presunto cohecho en la parte valenciana de la trama Gürtel, la mayor concentración de políticos corruptos y presuntos delincuentes por metro cuadrado de moqueta del universo mundo. El señor Camps, al parecer, se ganaba buenos trajes de excelente paño a cambio de garantizar adjudicaciones por licitación a la dicha trama. Aunque su caso y algunas andanzas han estado en los periódicos, el señor Camps ha mantenido un obstinado silencio ante amigos, detractores y, por supuesto, los electores. Sostenía que estaba deseando comparecer ante el juez para dar las explicaciones pertinentes y restablecer su buen nombre. Compareció ante el juez y no solamente no dijo nada que lo exonerase ni aportó prueba alguna, sino que reconoció haber mentido a la ciudadanía cuando aseguraba no saber quién es don Álvaro López, "El Bigotes", siendo así que lo "quiere un huevo". También aquí terminará el proceso, el señor Camps será condenado pero seguirá siendo presidente de la Comunidad Autónoma.

En la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) se concentra el grueso del aparato de corrupción del PP, en el que pululan decenas de militantes y cargos del partido en todos los órdenes de la administración: municipal, autonómica y nacional. Y, dentro de la CAM, el meollo en el que se entrecruzan los distintos vectores de la corrupción es el Gobierno autonómico. En Madrid hay abiertos dos procesos penales en los que están involucrados distinguidos miembros del partido como alcaldes, concejales, consejeros o exconsejeros, diputados autonómicos y diputados nacionales. En uno de ellos se dilucida un oscuro caso de espionaje ordenado por alguien del Gobierno de la Comunidad y cuyo objeto eran otros políticos de su mismo partido. En el otro se lleva cuenta de las trapacerías hechas por los militantes y cargos del partido en relación con la trama Gürtel. La principal beneficiaria indirecta de esta trama corrupta en Madrid es la presidenta de la CAM, doña Esperanza Aguirre, cuya colaboración para esclarecer los hechos de los tres procesos es nula y hasta obstruccionista: dio carpetazo sin tiempo para averiguar nada a la comisión de investigación parlamentaria sobre los famosos espionajes. De otro lado está en el centro de la movida del caso Gürtel en la CAM que afecta a un buen puñado de alcaldes, concejales, exconsejeros de la Comunidad etc. sin que ella haya hecho gesto alguno de dimitir. Al contrario, recientemente, el diario Público ha destapado otra nueva trama en relación directa con el PP de la CAM, consistente en financiación privada del partido y probablemente irregular por cientos de miles de euros. Hasta la fecha la señora Aguirre, con su desparpajo característico, sugiere que quien quiera averiguar algo, que le pregunte a Pío, pío, pío. Llegará un momento en que quizá se acabe inculpando asimismo a la señora Aguirre pero ésta seguirá siendo inocente de toda culpa.

La corrupción no desprecia ningún nivel de la estructura del Estado y partido: la trama Gürtel tiene tocado, entre otros, al tesorero nacional del PP, señor Bárcenas, asimismo acusado de cohecho. El panorama del PP para las elecciones europeas es bastante sombrío. Está carcomido por la corrupción y, sin embargo, funciona para difundir los mensajes de esta derecha reaccionaria y meapilas, disfrazada de liberal que hay en España. Puede llegar un momento en que el Partido se debata en dos o tres conflictos muy agudos y, sin embargo, gane las elecciones al Parlamento europeo con lo que España será el país que más presuntos envíe a la Eurocámara, convirtiéndola en una especie de Santuario.

Por ultimo, tal como se desarrollan los hechos, no es inimaginable que el día de mañana aparezca imputado el mismo señor Rajoy. Momento en el que seguramente saldrá elegido presidente del Gobierno.

Hace unos años a los españoles les fastidiaba el uso de un lema de los tiempos del franquismo que se empleaba como atractivo del turismo: Spain is different. Y es que lo es y, desde luego, el PP, un partido en el que nadie dimite nunca, nadie acepta su responsabilidad y todos se llaman andana, como en el caso del señor Trillo.



(La imagen es una foto de Periódico La Democracia, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 22 de maig del 2009

Bravo por el Constitucional.

Me parece una sentencia fantástica la del Tribunal Constitucional en el recurso de amparo presentado por Inicitiva Internacionalista. Permítaseme la pequeña vanidad de decir que Palinuro ya la había delantado, en una entrada del sábado llamada La ilegalización, en la que se decía: "Ahora bien, la importancia de que los independentistas radicales hayan renunciado a la violencia abre tal cantidad de perspectivas que sería muy importante que se encontrara una fórmula política para conseguir que su candidatura estuviera presente en las elecciones del siete de junio. Sería la prueba de que en España no se ilegalizan ideas sino conductas, daría una imagen de normalidad a la vida política, demostraría que los demócratas somos magnánimos y si a la condena de la violencia siguiera la desaparición de ETA, quienes defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos en España podríamos volver a argumentar nuestra posición sin riesgo de que se nos confundiera con asesinos. Pero todo ello depende de que el Tribunal Constitucional decida otorgar el amparo. Y eso no puede prejuzgarse."

Pues lo ha otorgado y ha anulado el auto del Supremo. Entiendo que lo decisivo aquí ha sido que la organización haya condenado expresamente la violencia para la consecución de fines políticos. Ese sí que puede ser el fin del terrorismo etarra y quienes lo anhelamos deberíamos expandir la nueva: se condena la violencia, se condena la idea de emplearla para obtener fines políticos. Es decir, se condena a ETA. Es una época nueva. El Constitucional lo ha visto así y así, diplomáticamente ,lo refleja en su sentencia. Al tiempo que dice que "No es necesario, en este caso, oponer a los indicios manejados, dada su insuficiencia probatoria, el contraindicio de la condena del terrorismo" añade que: "sí resulta oportuno señalar que tal condena se ha verificado en la demanda de amparo –dato que no pudo conocer el Tribunal Supremo- en los siguientes términos y reprouce en extenso el texto de la declaración: “ Esta parte quiere manifestar de forma clara y sin ambigüedades, que la coalición electoral 'Iniciativa Internacionalista –La Solidaridad entre los Pueblos', así como los partidos que la integran, Izquierda Castellana y Comuner@s, nunca han utilizado medios que no sean estrictamente políticos para la obtención de sus objetivos programáticos, siendo el uso de la violencia completamente ajeno a su forma de acción y cultura política, por ello expresan un claro rechazo y condena del uso de la violencia para la obtención de objetivos políticos en el marco de un Estado democrático”.

Pues, nada, bienvenidos al campo del juego democrático, basado en el respeto incondicional a los derechos de los demás, el más importante de los cuales a nuestros efectos es el derecho a la vida.

Ahora es el momento en que pueden Vds. luchar por el derecho de autodeterminación de los vascos en los términos civilizados y pacíficos en que ha de entenderse la gente.

Euroelecciones: empate

Según el sondeo preelectoral del CIS, al comienzo de la campaña electoral, los dos grandes partidos están empatados y la campaña es un reñidero de gallos. Ese empate puede resultar sorprendente a quienes han seguido otras encuestas que vienen dando ganador al PP, pero en realidad no lo es o no debiera serlo porque si en algo pueden estar pensando las gentes cuando hablan del PP es en la corrupción. Se dice eso de que el electorado del PP es a prueba de escándalo y vota a su partido haya hecho lo que haya hecho. Pero parece un juicio muy severo, probablemente movido por prejuicios y que contradice el sentido común. A nadie le gusta que su representante sea un ladrón y la corrupción tiene que estar pasando ya factura al PP. Eso explica por qué, a pesar de la crisis y de que ésta tiene que estar haciendo mella en los apoyos electorales del Gobierno, también está haciéndolo en los de la oposición. Es literalmente imposible que la impresión de tupida red de corrupción en que se encuentra sumido el PP en Valencia y Madrid no produzca efectos desmovilizadores. Tengo la impresión, por lo demás, de que este empate no es sino un cambio de tendencia a favor del PSOE que bien puede ganar las europeas.

Otro asunto, relacionado con lo anterior es el vídeo negativo del PSOE. Los del PP, como siempre, han lanzado las campanas al vuelo, han empezado a hablar de doberman y acusan al PSOE de extraordinaria agresividad. Pero no se ve por parte alguna. Lo que llaman agresividad intolerable, etc consiste en una serie de personas de diferentes aspectos que dicen lo que un votante medio del PP, en el fondo, lo que piensa el PP en su conjunto sobre los asuntos en debate en la política española, los derechos de las minorias, la cuestión de la inmigración, etc. Lo curioso es que se exciten de esa manera cuando les ponen un espejo delante. Al fin y al cabo si lo de Rdríguez Zapatero era "buenismo" a juicio de Rajoy, lo de Rajoy bien puede ser "malismo" al de Rodríguez Zapatero.


(La imagen es una foto de freshwater 2006, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 21 de maig del 2009

El Curita quiere un huevo al Bigotes.

Iba el señor Camps tan contento a declararlo todo, a hablar sin tapujos, a decir su verdad, a hacer que todo se arreglara. Iba; pero no fue.

Iba el señor Camps a dejar en claro que, hubiera lo que hubiera en las grabaciones telefónicas, él no conocía al Bigotes. Iba; pero no fue.

Iba el señor Camps a demostrar ce por be cómo sus enemigos sólo saben emplear insidias, calumnias, injurias. Iba; pero no fue.

Iba el señor Camps a demostrar que todo "era nada". Iba; pero no fue.

El señor Camps ahora confiesa que no tiene las facturas porque se compra los trajes, los paga al contado y de las facturas se ocupa su señora. Es decir, no sólo no aclara nada sino que lo oscurece todo y lo hace concordando con la acusación.

Y si se pasa al señor Trillo, la situación como El que se lleva las bofetadas. El señor Trillo no iba a nada. Perro más viejo que el señor Camps, decidió mantener bajo el perfil y enrocarse a ver si los clamores de indignación al conocerse la sentencia no lo dejaban en absoluta y bochornosa evidencia. En todo caso, no hizo falta porque ya se dejó él mismo al comparecer con un facistol en el que se leía "PP soluciones", probablemente emblema producto de los desvelos de alguna de las empresas del señor Gürtel, como Get there first, Make it Fast, o Take it and Run.

¿Cómo no se dan cuenta estos dos experimentados hombres políticos de que ya sólo son un estorbo para su partido y lo mejor que pueden hacer es desaparecer? ¿Cómo están tan ciegos que no ven que ya no podrán salir a la calle sin que alguien los llame "chorizos" o "ladrones" o sin que se arme alguna trifulca a su nombre? Camps/Trillo, Trillo/Camps, unos amigos míos han abierto una lotería acerca de cuál dimite antes. Y también quién queda tercero de tres candidatos: Camps/Trillo/Bárcenas. El orden en que están es aleatorio. Si me preguntaran a mí, que me dejo llevar por mis preferencias, diría: Bárcenas, Trillo, Camps, porque es el orden en que deseo verlos desaparecer.

El señor Rajoy ratifica ayer su confianza en el señor Camps, pero no demuestra haberse enterado de la noticia porque asegura que el señor Camps salía sin cargos y lo cierto es que sale con el mismo que llevaba a declarar allí. Por lo tanto será interesante ver la reacción de mucha gente que estaría esperando la decisión a petición del president y ahora se encuentra que no hay tal. Es fácil prever las situaciones: apariciones institucionales del señor Camps a las que acudirán enjambres de periodistas a freírlo a preguntas; preguntas a las que no puede contestar porque ya no lo ha hecho en el juez. ¿Y qué pasa con el conocimiento del Bigotes? Viene de antiguo, reconoce ahora el señor Camps. Y ¡había dicho que no lo conocía de nada! Como San Pedro tres veces antes del canto del gallo. Y tan antiguo. Eran el Bigotes y el Curita, buena parejita. Y ahí, en esa antigua relación de amistad, el Curita y el Bigotes se ponían de acuerdo en cuántos trajes compraban y para quién y, a cambio, le caían al Bigotes las concesiones, los pagos, los chollos de la administración pública autonómica, esquilmada por estos presuntos mangantes.

Por último, Terre des hommes, sí señor, Trillo solo, esperando la primera batida. Con voluntad de vender caro su pellejo, retranqueado en su madriguera. No se le ha pasado por la cabeza dimitir. Pero no estaba en su lugar en el Parlamento. El fugitivo de Trebzon comienza ahora una nueva existencia. Como un ave de presa oteando el hrizonte. Tampoco podrá ir a lugar alguno sin que un periodista le pregunte si piensa dimitir por lo del Yak 42. Está claro, opera la mano invisible del mercado: el periodista que logre la respuesta "sí", alcanza la fama, la gloria, el estrellato. El mercado es ley de oferta y demanda. Así que Trillo no puede pisar el ágora. Y menos el Parlamento porque, si no lo hacen los periodistas, lo harán sus colegas los diputados. Como le sucedería en el Senado romano, en donde siempre encontraría a un Cicerón con un quousque tandem.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Diálogo desde la izquierda.

Las ediciones de La catarata han sacado la cuarta edición de este libro de José Luis Sampedro y Carlos Taibo (Conversaciones sobre política, mercado y convivencia, Madrid, La Catarata, 2009, 180 págs.) publicado originalmente en 2006 porque tiene éxito, se vende bien y, además, le han incorporado una conversación nueva sobre la crisis ("la crisis" por antonomasia es ya la que padecemos), lo que justifica que Palinuro lo reseñe en esta sección del blog dedicada a los libros que acaban de aparecer.

He aquí, por lo demás, una obra de acuerdo con una de esta técnicas mdernas, la de la conversación entre dos o más personas, grabada y transcrita posteriormente. Es un género relativamente nuevo; tiene el formato de un diálogo y es un diálogo, pero no uno de la tradición literaria que aparece ya en Platón y que era inmaginarios sino uno de incuestionable realismo y actualidad. Los dos participantes, que se hicieron amigos a raíz de esta experiencia son una pareja de viejos e impenitentes izquierdistas radicales muy conocidos en el país. No hace falta decir que Palinuro está claramente sesgado en sus simpatías hacia esta posición y que su valoración general del libro es buena porque se trata de un texto del que se obtienen provechos. Por supuesto, hay algunos puntos de discrepancia que saldrán inevitablemente a la luz entre los autores y el crítico, pero estoy seguro de que aquellos entenderán que se trata de discrepancias amparadas en la coincidencia en los asuntos de base, de raíz, los valores (que diría el señor Aznar) que compartimos.

Y empiezo por una de esas discrepancias que se repite a lo largo de la obra en comentario y que obedece a lo que a mi juicio es cierta soberbia intelectual de los autores. Ambos son demócratas y radicales, pero cuando la gente no hace lo que ellos creen que debe hacerse o hace lo contrario, su opinión sobre ella es muy negativa. La gente, llega a decir José Luis Sampedro, "no está en condiciones de pensar, que está condicionada. La democracia se halla absolutamente falseada gracias a unos mecanismos técnicos que sustituyen la opinión pública por la opinión mediática" (pp. 24/25). Se trata de una actutud elitista muy frecuente entre los intelectuales de izquierda que no comparto porque viene a decir que nosotros sabemos mejor que la gente lo que la gente misma quiere, cosa lógica , si bien se mira, cuando se admite y se dice que los poderes "tienen atontada a la población" (p. 26). Sospecho que algo así no es tan fácil y que va siendo hora de que reconozcamos que, cuando la gente no hace lo que nos parece razonable y hace, por ejemplo, lo que pide la derecha, en principio se debe a que no hemos sabido ganárnosla. Y eso es todo y la democracia implica trabajar denodadamente y sin soberbia por recuperar las mayorías que nos hacen falta y que quizá se nos han marchado por nuestra falta de cabeza, pero no insultar a los votantes de otras corrientes.

Los dos amigos tratan a continuación el fenómeno de la globalización al que se oponen con uñas y dientes. Se trata de otro frente de discrepancia con los autores. Taibo cree que el término mismo de globalización es una especie de trampa para evitar conceptos más críticos como "capitalismo" o "imperialismo" y, por ello, propone hablar de "globalización capitalista y/o globalización neoliberal. Esto quiere decir, y me parece cierto, que no tiene sentido hablar de "alterglobalización" porque, señala Taibo, nadie sensato hablaría de "alterimperialismo" o "altercapitalismo". Obviamente lo que quiere decir es que, siendo la globalización intrínsecamente mala, como el imperialismo, una solución alternativa de forma pero igual de esencia no sería aceptable, lo cual es muy cierto... siempre que se acepte que, en efecto, la globalización es mala cosa per se. Si tal cosa no se acepta, cual es mi caso, la observación no se tiene de pie. A mi modesto entender, la globalización, como proceso técnico que es, es axiológica y racionalmente neutro; es buena o mala según el uso que se haga de ella. A primera vista me parece una gran conquista en muchos terrenos; que también pueda ser un pepla desde otros puntos de vista no es, a mi entender, un argumento válido contra la globalización sino contra quien la utiliza con fines, digamos, bastardos. A Taibo, sin embargo, la globalización le parece, como el pecado del catecismo del padre Astete, "la suma de todo mal sin mezcla de bien alguno" y ello por cuatro rasgos, a saber: la especulación, la función de los capitales, la deslocalización y la desregulación, todo lo cual contribuye a crear un paraíso fiscal a escala planetario (pp. 33-35) en una expresión (paraíso fiscal) que es muy atinada. Corona su diagnóstico Taibo sosteniendo que la palabra clave de la globlización es "codicia". Muy cierto, sí señor.

Aunque Sampedro es economista (de hecho, recuerdo que yo lo tuve en la carrera, en "Estructura económica" de segundo de Políticas) su visión del shibolet más amado de sus colegas economistas, el mercado, es muy crítica. Sostiene que el mercado, lejos de ser esa especie de extraño taumaturgo que supone la teoría clásica es un mecanismo de distribución y nada más. Incluso toma un vuelo algo sacrílego al afirmar que la Economía no es una ciencia sino una ideología y que, de hecho, los premios Nobel de Economía no los otorga la academia sino el Banco de Suecia (p. 40) y, para romper con la teoría clásica justificativa del mercado, relata la famosa historia a base de un caballo de J. K. Galbraith acerca de cuán buena es la economía de mercado pues sobre tirar del conjunto (como los caballos), permite que los gorriones se alimenten con sus excrementos (que vendría a ser la famosa función redistributiva que se atribuye al mercado.

Ambos autores izquierdistas echan una ojeada pesimista sobre Europa. Según Taibo el continente no defiende una idea distinta de globalización de la que tienen los Estados Unidos (p. 57). Sampedro va más allá: sostiene que la vieja Europa producto de la civilización ya no se enfrenta a los EEUU que, sin embargo, incumplen el Derecho Internacional. En parte ello se debe a que los antiguos partidos socialistas ya no son socialistas, no se cuidan de la función intervencionista del Estado ni de la regulación del mercado (p. 65). Los socialistas no defienden ya ni el capitalismo social que ellos mismos crearon y, según Sampedro, hay que exigir que se abandonen las privatizaciones (p. 69).

En cuanto a las políticas del imperialismo y el terrorismo, según Sampedro, hay medios técnicos con los que hemos vuelto a la barbarie; lo llama technobarbarie" (p. 70). Según Taibo hay un uso interesado del término "terrorismo" para ajustarse a la política exterior de los EEUU. Taibo analiza también ésta para lo cual pone de relieve las insuficiencias del término "terrorismo" sobre el que se invoca especialmente en contra del islamismo. Los rasgos son: 1) nos desentendemos de los conflictos singulares; 2) carta blanca a "gobiernos impresentables"; 3) aparición de fórmulas de "doble rasero"; 4) respuesta exclusivamente policial-militar al terrorismo; nada de indagar en sus motivaciones; 5) el mundo Occidental no tiene responsabilidad por las condiciones lamentables que prevalecen en el resto del planeta (p. 75).

Con respecto a los Estados Unidos, prueba del nueve de la carga crítica del discurso que esté elaborándose. Pone de manifiesto cómo las administradores republicanas admiten el déficit el armamento y defensa pero no el que se dé en sanidad y educación (p. 88). En opinión de Taibo, con la que coincido, los EEUU presentan los defectos siguientes: 1) hay cantidades elevadas de personas pobres, sin recursos; 2) la globalización desbocada; 3) la prepotencia del Gobierno de los EEUU; 4) y la geopolítica imperial del gobierno. En ausencia de las Naciones Unidas, cuyas funciones son hoy más patéticas que nunca (p. 101), han surgido los movimientos antiglobalización que se explican por cuatro razones: a) hacer frente a la globalización capitalista; b) responder al endurecimiento de las condiciones del trabajo asalariado en todo el mundo; c) hacer frente a los problemas de la democracia en la globalización; d) la insuficiencia de la izquierda tradicional (pp. 111-114). Sampedro cree que la cuarta razón es la más profunda porque en todas las izquierds han aceptado el sistema (p. 112). La gente ya no cree en los partidos tradicionales (p. 117). Taibo señala entonces que las virtudes de los movimientos antiglobalización son: a) aportan un horizonte de resistencia global; b) no son de los de brrón y cuenta nueca; c) los movimientos tienen genuinas redes transnacionales; d) han rescatado a mucha gente joven (p. 121)

En el siempre interesante capítulo de los nacionalismos, Sampedro se afirma partidario del derecho de autodeterminación, en lo que Palinuro coincide con él al ciento por ciento. Según el viejo profesor, su yerno, que sabe mucho Derecho Internacional, lo ilustra sobre el famoso problema de la dificultad de determinar el sujeto ejerciente del derecho de autodeterminación, a lo que Sampedro aduce que, habiéndose resuelto problemas más difíciles, también podrá resolverse éste (p. 126). No le quepa duda, máxime cuanto tampoco es un problema tan difícil salvo que una de las dos partes de la relación tenga mala voluntad, situación por lo demás muy frecuente. Taibo a su vez cree que hay un nacionalismo español muy influyente (p. 128). Efectivamente, así es y Palinuro añade que ese nacionalismo español, a diferencia del vasco, catalán y gallego, sostiene que no es nacionalismo, lo que no deja de ser chusco. Considero muy interesante y valiosa la aportación de Taibo a un juicio sobre el ámbito geográfico de la ciudadanía (p. 133), algo sobre lo que los nacionalistas españoles no quieren saber mucho.

El último capítulo, el añadido de 2009 y por el que se hace reseña de la obra es una conversación sobre la crisis. Para Taibo recuerda mucho la de 1929 (p. 147); algo que, por lo que llevo leído del libro del señor Aznar, éste niega vehementemente. O sea que Taibo tiene razón y también con un particular "yoya" de su cosecha, comprensible ciertamente porque viene a decir que ya lo avisábamos, que decíamos que algo así pasaría por la globalización capitalista y la creación de los paraísos fiscales a escala planetaria (p. 152). Según Taibo este sistema se basa en tres pilares que hay que cuestionar: 1) publicidad; 2) crédito; y 3) caducidad (p. 158). Creo que es un modo simple, elegante y cierto de condensar en tres palabras un sistema político-económico complejo como el capitalismo. A su vez, Sampedro, un hombre sabio, cuestiona el término desarrollo y su origen en el de la guerra fría (p. 161). Sampedro se apunta a la doctrina iniciada por el francés Serge Latouche del decrecimiento (La apuesta por el decrecimiento), lo que no quiere decir que uno la vea más realista que El Mago de Oz. Junto a la lógica de la propiedad, la competencia y el trabajo obsesivo se propugna el reparto de trabajo, el valor de lo local frente a la regeneración. Taibo entiende que hay tres territorios en que no opera esta mentalidad de sacrificio: 1) la famila; 2) algunas tradiciones del movimiento obrero; 3) los pueblos del Tercer Mundo (p. 164). Añado para acabar con broche de oro un gran trozo del mismo Sampedro: "Lo que pasa es que nuestro pensamiento, nuestra cultura, nuestra civilización, no está a la altura de los medios técnicos y científicos de que dispone. No sabemos administrarlos: por eso protagonizamos el disparate del despilfarro, de la destrucción..." (p. 173). Este es mi último punto de discrepancia con los autores: tengo estas jeremiadas sobre el advenimiento del ocaso, de la decadencia, por querencias de los intelectuales elitistas de izquierda. El propio Sampedro dice que en el Renacimiento "se vivía el nacimiento de nuestro mundo y ahora es el ocaso. Si no respetamos el equilibrio ecológico ni conseguimos justicia social, entraremos en tiempos oscuros." (p. 180) Este tono apocalíptico es frecuente en estos asuntos y casa bien con aquella cierta soberbia intelectual que detectaba al comienzo del libro para darnos el prototipo del intelectual de izquierda no reconciliado con la prodigiosa techné del hombre moderno y que quizá sucumba a ella. No creo que la solución sea decrecimiento alguno si no es dentro de muy rígidos límites temporales. Esta tendencia luddita a maldecir el progreso e idealizar la idiocia rural, tan vieja como la poesía de Hesiodo, cuando menos, es una inclinación en que se incurre muchas veces de cambios críticos. La humanidad sólo puede sobrevivir avanzando, resolviendo los problemas que se le plantean en ese avance y creando otros nuevos, al resolverlos, que también ponen en peligro su supervivencia. Y así pero en una especie de eterno retorno en espiral, como gustan los dialécticos.

dimecres, 20 de maig del 2009

El héroe de Perejil.

Aferrado a su escaño, este pavo matasiete que reconquistó el peñón de Perejil para la soberanía española igual que los ingleses recuperaron las Malvinas para la Corona británica, protagonizó ayer una rueda de prensa en la que la única rueda que había era la de molino con la que pretendió que el mundo creyera que los militares condenados por la Audiencia Nacional actuaron por su cuenta, como si fueran piratas aunque, eso sí, procurando siempre no atropellar a mujeres y niños y de buena fe, faltaría más. En la rueda de prensa no se aceptaron preguntas, una práctica que está extendiéndose mucho aunque es inmoral porque equivale a un tendencia al monólogo, un intento de orientar la información y una pretensión de infalibilidad. Trillo el matachín se limitó a leer unos folios en tono desabrido que, al tiempo que encomiaban las figuras de los militares ahora condenados, lo exoneraban a él ladinamente. Que es de lo que se trata. De salvar el gaznate.

Y de responsabilidades políticas, por supuesto, ni media palabra. En otras ocasiones, al tratarse este asunto el señor Trillo se ha manifestado respecto a esta cuestión, sosteniendo que su partido ya asumió su responsabilidad perdiendo las elecciones y si, alguna individual quedaba, había sido eliminada al ganar el señor Trillo las elecciones a diputados de Cortes. Ambas cosas son falsas y, en todo caso, queda claro que no piensa ni de lejos en la dimisión del escaño del Congreso de los Diputados por razones claras: la atención a las víctimas del Yak 42 es un hecho único e irrepetible; el cargo es una nómina al mes doce o catorce veces al año.

Dado que las personas condenadas estaban a sus órdenes es obvio que, si el señor Trillo tuviera lo que hay que tener como hombre y como soldado, ya habría dimitido de su condición de diputado y dejado a otro su lugar en la política.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Terror de cultivo.

Desde Otra vuelta de tuerca, está prácticamente dicho todo en el terreno del terror en relación con la infancia, situación que afectaba a la plaza en la que estemos o a cualquiera otra. Y esta película no es excepción a la historia. En realidad es un misterio por qué se ha rodado, dado que que no hay historia que contar. Una madre muere en accidente de coche cuando va con sus dos hijas. La pequeña, que fue la responsable del accidente, desarrolla un complejo de culpa que la lleva a dar rienda suelta a sus tendencias suicidas. El padre decide que los tres merecen un viaje y se trasladan a vivir de Chicago a Génova en donde el padre da clases de inglés en la universidad. Luego el relato se bifurca en tres o cuatro pero todos muy vistos: a) las peculiaridades culturales italianas vistas por un anglosajón; b) los anglosajones expatriados; c) los problemas de la adolescencia, ya que la hija mayor está en la edad del pavo; d) las alucinaciones de la pequeña, elemento central para convertir la peli en una historia de miedo. Pero esto es imposible porque es imposible convertir una populosa y luminosa ciudad italiana en un lugar gótico, oscuro y tenebroso. El intento del director de contrapuntear las escenas de playa con las caminatas de las crías por los oscuros callejones de la ciudad medieval, poblados de amenazadoras figuras entrevistas, tratando de inspirar prevención y miedo, solo consigue aburrir más y hasta irritar a fuerza de repetitivo. Y no hablemos ya de la permanente tensión a que un director abusón somete a los espectadores con tomas y toma y toma de circulación rodada en todo tipo de vehículos para que nos temamos otro cacharrazo como el del principio.

Normalmente, hasta la peor película tiene algo que la redime; en esta no encuentro nada.

dimarts, 19 de maig del 2009

La ilegalización.

Hoy trato el asunto de la ilegalización de la candidatura Iniciativa Internacionalista en un artículo en Público, titulado Una ilegalización compleja en el que defiendo que dicha ilegalización es lógica en tanto los componentes de la candidatura se obstinen en no cumplir la Ley de Partidos, y que en España no se ilegalizan ideas (como sostienen falsamente quienes critican la ilegalización) sino comportamientos y hechos delictivos.

Ayer fue un día frenético en las redacciones de los diarios. Después de la ilegalización hubo la acostumbrada oleada de reacciones en pro y en contra. Ambas destilaban pasión; las primeras de alegría y las segundas, de ira. Pero la coalición estaba ilegalizada por decisión del Tribunal Supremo e ilegalizada iba a quedarse. Entonces, al final de la jornada, empezó a rumorearse que la coalición iba a condenar el uso de la violencia para conseguir fines políticos, iba a condenar a ETA; en definitiva, iba a cumplir la Ley de Partidos que es la condición que los independentistas se han negado a aceptar en diez ocasiones. Los alientos se contuvieron y, en efecto, por la noche llegó el comunicado de Iniciativa Internacionalista condenando taxativamente la violencia. Algo muy de felicitarse. El articulo mencionado más arriba ya recoge este giro de los independentistas y se felicita por él, formulando el deseo de que ojalá surta efectos políticos y jurídicos.

Porque ese es el problema ahora. Obviamente, los estrategas de Iniciativa podían haberlo pensado antes y no dejar que las cosas se pudrieran hasta la ilegalización del Tribunal Supremo. La explicación probablemente es que, en el fondo, no creyeron que el alto tribunal fuera a excluirlos y, al encontrarse con que sí lo hacía, tuvieron que improvisar un plan B a fin de no quedarse fuera de las instituciones, y que incluía los términos que hemos citado. Pero el hecho es que el fallo del Tribunal Supremo ilegalizando la formación es ya firme y el Tribunal Constitucional no puede hacer nada contra eso dado que las decisiones firmes del Supremo son para él "cosa juzgada", intangible. Algo distinto es que quepa el recurso de amparo por vulneración de derechos fundamentales que la candidatura ha interpuesto. En apoyo de esta queja viene la feliz decisión de condenar la violencia, que supone un giro de 180 grados en la actitud de Batasuna y los suyos. Pero la cuestión es si el Tribunal Constitucional puede otorgar el amparo cuando la supuesta vulneración que se aduce tendría que haberse producido no para llegar al fallo del Supremo sino después de dicho fallo, lo que se entendería, porque así sería, como un fraude de ley.

Ahora bien, la importancia de que los independentistas radicales hayan renunciado a la violencia abre tal cantidad de perspectivas que sería muy importante que se encontrara una fórmula política para conseguir que su candidatura estuviera presente en las elecciones del siete de junio. Sería la prueba de que en España no se ilegalizan ideas sino conductas, daría una imagen de normalidad a la vida política, demostraría que los demócratas somos magnánimos y si a la condena de la violencia siguiera la desaparición de ETA, quienes defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos en España podríamos volver a argumentar nuestra posición sin riesgo de que se nos confundiera con asesinos. Pero todo ello depende de que el Tribunal Constitucional decida otorgar el amparo. Y eso no puede prejuzgarse.

Como una mancha de grasa.

Como una mancha de grasa van extendiéndose las prácticas presuntamente corruptas de los miembros del PP; como una mancha grasa que fuera inficionando todas las articulaciones del partido, todos sus entresijos. A estas alturas no debe de quedar nivel alguno de la administración del Estado en el que no hayan anidado estos mangantes (siempre presuntos, faltaría más) haciendo negocios fabulosos a costa de los contribuyentes, despojando a estos en un toma y daca de cohechos y adjudicaciones fraudulentas. Si ayer aparecían implicados en la trama corrupta alcaldes, concejales, diputados autonómicos, el presidente de la Diputación de Castellón, el de la Generalitat valenciana, Francisco Camps y, por último, el senador y tesorero del PP, Luis Bárcenas de quien Libertad digital informa que quizá haya recibido un millón seiscientos mil euros de fondos de Correa, hoy son un diputado del Congreso y un íntimo colaborador del señor Álvarez Cascos cuando era ministro, según afirma El País, que trae, además, las cantidades en ambos casos a cambio de favores a la trama de Correa: 220.000 y 50.000 € respectivamente.

Y es Correa quien empieza a ser aquí interesante. ¡Qué capacidad para comprar voluntades en todos los niveles de la Administración y de corromperlo todo a estilo de la camorra italiana! Con ese aspecto de galán de Ruritania, este cerebro del chanchullo y el trinque parece haber conquistado al escalafón íntegro del PP a través del bolsillo con dádivas de miles, decenas de miles, centenas de miles, millones de euros, viajes, cruceros, regalos suntuarios, trajes a medida... una pasta gansa en cohechos que nos permite hacernos una idea del quebranto que este mago del parné (al que a lo mejor, si se arrepintiera, convendría nombrar ministro de Hacienda) ha causado a las arcas públicas y al bienestar de los ciudadanos. Ahora se comprenden las fianzas de cientos de miles, de millones que el juez ha impuesto a los tres imputados de la Asamblea de Madrid, los señores López Viejo, Martín Vasco y Alfredo Bosch: hay que hacer frente a unas responsabilidades civiles que probablemente ascienden a cantidades estratosféricas.

Añádase a lo anterior lo que publica hoy Nacho Escolar en su blog y que aparece en la portada de "Público" sobre la red corrupta que, al parecer, financió las elecciones de la señora Aguirre a base de rebautizar los conceptos por los que anotaba los pagos que hacía a la Comunidad esto es, le financió, presuntamente, el Tamayazo. Ya es sólo cuestión de tiempo hasta saber hacia dónde escala la trama Gürtel, si alcanza a la presidenta de Madrid y al exministro de Fomento, señor Álvarez Cascos y si sigue hacia arriba, a la boda de El Escorial y el inevitable matrimonio Aznar. Desde luego, no lleva pinta de detenerse. Éste es un proceso penal de los años del gobierno con mayoría absoluta del PP en el que, seguramente, muchos hicieron su agosto y todos de su capa un sayo. No sé ya en dónde habrá más implicados en presuntas (y provechosas) corruptelas, si en la Cámara de los Comunes en Inglaterra o en el PP en España.

Tal debe de ser asimismo el temor del señor Camps quien ha pasado en veinticuatro horas de querer declarar ardientemente para que resplandezca su inocencia cual patena a pedir un aplazamiento de la deposición se supone a ver si se entera de algo de la investigación que el Tribunal Superior de Valencia está haciendo en las cuentas de contratas de la Comunidad que con tanta trasparencia gestiona el muy opaco señor Camps. A lo mejor eso obliga a postponer también en un día la declaración de El bigotes.

Lo dijimos hace un par de entradas: sometido a este gota a gota informativo en el que salen a relucir cuestiones de todo tipo, político, económico, etc., pero todas de supuestas corruptelas, trinques, pelotazos, es imposible que el partido mantenga un discurso unido y coherente ante las presumibles preguntas por la corrupción y a lo largo de toda la campaña.

Y, de esa, hoy, el único responsable es el capitán, el señor Rajoy a quien ya nadie escucha.

(La imagen es una foto de john.duffell, bajo licencia de Creative Commons).


dilluns, 18 de maig del 2009

Benedetti.

Pues vaya, se nos ha muerto Benedetti. A ver ahora cómo vamos a la oficina. A ver si soñamos y olvidamos su muerte.


PEQUEÑAS MUERTES

Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.

Mario Benedetti.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).