dilluns, 25 de maig del 2009

La neurosis providencialista.

Viene precedido este nuevo libro de José María Aznar (España puede salir de la crisis, Barcelona, Planeta, 2009, 219 págs) de la polémica acerca de si lo ha escrito él o no, polémica que encendió en primer lugar Juanjo Millás si no estoy equivocado. Dice el novelista que lo ha escrito un negro. Añado más: por el estilo, el relativo dominio de la jerga económica y la concentración en los problemas económicos, es razonable pensar que, en efecto, no lo haya escrito él. Pero si atendemos a otras cuestiones veremos que el asunto en sí es irrelevante: es tan malo, tan absurdo, desorganizado, reiterativo y propagandista que podría haberlo escrito él sin problema alguno y, desde luego, el fondo de la obra y el modo de argumentar retratan a la perfección al autor: un ególatra con complejo providencialista, un hombre que se cree un mesías y al que sale la vanidad por todos los poros.

El sentido de este libro que es más bien un torpe panfleto, es sencillo de desentrañar porque responde una imagen maniquea del mundo, de la realidad, de la vida y de las opciones: todo lo que él piensa, cree, dice y pone en práctica es bueno, excelente, acertado, oportuno, virtuoso, necesario; jamás duda, nunca se equivoca, siempre acierta. Todo lo que piensa, cree, dice y hace el adversario es malo, pésimo, erróneo, inoportuno, vicioso, innecesario, despilfarrador, catastrófico. El adversario jamás acierta; siempre se equivoca o, algo peor, hace las cosas mal adrede, quizá con fines delictivos ¿quién sabe? Por adversario hay que entender en el imaginario aznarino una serie de círculos concéntricos en cuyo núcleo está el Gobierno de Rodríguez Zapatero (a quien, si no estoy equivocado, no menciona una sola vez), viene luego el socialismo, más al exterior, la izquierda en general y, por último, una capa brumosa por la que el autor destila su habitual odio y es el "espíritu del 68".

Una visión tan elementalmente dicotómica del mundo, tan en blanco y negro, que no admite matices (al adversario no se le reconoce ni un solo mérito, no se le da ni agua) , tan agresiva, militante y desaforada convierte la lectura de este panfleto casi en la de un comic. Sobre todo porque, ante la necesidad de presentar el mundo en esta dualidad primitiva se hacen añicos todas las consideraciones ordinarias del discurso civilizado; todo se instrumentaliza al servicio de esta visión mesiánica de la existencia. Las cosas se presentan siempre de esa forma tajante de blanco y negro; cuando hay que torcerlas y mentir para llevar razón, se tuercen y se miente. De los asuntos problemáticos simplemente no se habla y al adversario se le ridiculiza siempre no concediéndole jamás ni el beneficio de la duda.

El planteamiento general de la obra tiene la simpleza de un tebeo: en los últimos treinta años -y gracias sobre todo a las políticas neoliberales de las que el autor se considera adalid- el mundo conoció una etapa de crecimiento sin parangón, de bienestar, prosperidad y desarrollo que, de pronto, se rompió en el verano de 2007 con la aparición de la crisis para resolver la cual, este hombre providencial ha escrito este panfleto (p. 12). Como es obvio que las cosas raramente son así y los fenómenos históricos como las crisis necesitan una etapa de incubación, el autor (sea quien sea) se ve obligado a decir en varias oasiones (pp. 42, 57, 139, 214) que durante los maravillosos treinta años se adoptaron actitudes, tomaron medidas, aplicaron criterios erróneos, equivocados que finalmente produjeron el estallido de todos conocido. Luego los treinta años de maravilloso crecimiento no fueron tales ya que en ellos (rotos, además, por varias crisis como la de 1993 y la de 2001/2002) se sembraron las semillas de la catástrofe. Pero uno de los factores que el lector de Aznar conoce de antemano es que la coherencia no es virtud que adorne a su razonar que se orienta siempre en función de un criterio maniqueo a ultranza: dice en cada caso lo que le conviene, con independencia de que se contradiga con lo que sostiene en otra parte.

Ni la coherencia ni la verdad. Por ejemplo, después de dar una explicación archisabida de la crisis movida por las hipotecas subprime y los hedge funds que hoy conocen hasta los niños de primaria sostiene que el desarrollo de los últimos veinte años ha traído la disminución de las desigualdades en el mundo (p. 33). Aznar o quien le haya escrito el panfleto tiene que saber que esto no es cierto y que hay un intenso debate acerca de si la desigualdad mundial ha aumentado o disminuido, que ello movió precisamente una conferencia internacional sobre el tema en la Universidad de California en 2007 sin que hubiera un criterio claro. Por lo demás, como señala el Informe Social Mundial de la Secretaría General de la ONU de 2005, en los últimos diez años ha aumentado la desigualdad en el mundo. En el fondo, este problema quizá deba enfocarse como lo hace el estudioso Branco Milanovic en su ensayo sobre los métodos de medir la desigualdad en el mundo, según el cual, si se aplica un concepto no ponderado de desigualdad ésta ha aumentado, pero si se aplica uno ponderado, ha disminuido. Claro que si se aplica un concepto ponderado con exclusión de China, la desigualdad ha aumentado. Por supuesto, todos estos asuntos de matices, promedios, equilibrios son músicas celestiales para el autor del libro que no se molesta en citar bibliografía alguna ni ningún autor para respaldar el torrente de afirmaciones y negaciones rotundas que vierte en la obra. Él se limita a enunciar sus opiniones como si fueran la verdad revelada, sin apoyarlas más que en sus convicciones y su modo de interpretar la realidad que es a través del cristal de su infinita egolatría.

En conjunto, este disparatado libro no es más que una sarta de enunciados tendenciosos para hacer autobombo de los ocho años de gobierno que el autor tuvo el honor de presidir, como repite hasta la saciedad con una falsa modestia evidente y que supusieron la vera salvación de España entre dos etapas de desastres sin paliativos que fueron los Gobiernos socialistas del señor González antes del suyo y del señor Rodríguez Zapatero después de él. Los dos dirigentes socialistas no han tenido otra finalidad que llevar España al caos, al desastre, a la pobreza y el paro. Por lo tanto, lo que hay que hacer para salir de la crisis es retornar a las sapientísimas políticas de 1996 - 2004, incluso acentuarlas. La idea de que, cuando él ganó las elecciones por la mínima en 1996, España estaba en la senda de la recuperación de la crisis de 1992/1993 no aparece ni mencionada; como tampoco la de que el saneamiento de las cuentas públicas se debió a la masiva privatización del sector público. Por descontado, la hipótesis de que el carácter especialmente grave del impacto de la crisis en España se deba a la desgraciada política de liberalización del suelo que su Gobierno puso en marcha y de que, en el fondo, la crisis se incubara con sus políticas neoliberales ni se le pasa por la cabeza o, cuando menos, ni la menciona. Al contrario: el dejó una España perfecta que después el señor Rodríguez Zapatero no ha hecho más que hundir en la miseria. Los cuatro años de la primera legislatura del PSOE, con creación neta de empleo y sólido superávit ni siquiera asoman. De forma que, según su torticera argumentación, aunque la crisis sea global y golpee a España, una parte importante de ella es atribuible a las desastrosas políticas socialistas que, en lo esencial, residen en aumentar el gasto público; la bicha aznarina.

Ahorro todo comentario sobre las medidas que el señor Aznar propone para salir de la crisis porque no son otras que las mismas que la han originado: más desregulación, más privatización, más auxilio a los circuitos financieros, drásticos recortes del gasto público e implantación de una reforma del mercado laboral que supone, cómo no, restablecer el despido libre. No lo digo yo; lo dice él, negro sobre blanco y es, en el fondo, el programa oculto de la derecha en caso de ganar las elecciones pero que nuestro autor desvela con el nombre grandielocuente de una nueva Agenda Nacional de Reformas "muy ambiciosa, que apueste por la austeridad y el recorte del gasto público, la contención del empleo público, la racionalización y reestructuración del modelo autonómico, las rebajas de impuestos, una nueva oleada de privatizaciones de empresas públicas, sobre todo en el ámbito autonómico y local, la recuperación del mercado nacional, la apertura comercial, nuevas liberalizaciones en los mercados de servicios, mayor competencia en todos los mercados, una nueva y profunda reforma laboral, reformas para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones, reformas para mejorar la eficiencia y reducir el coste de los sistemas sanitarios, reformas para mejorar la calidad del sistema educativo, reformas para mejorar la calidad de los servicios del Estado como supervisor, reformas en la regulación financiera para reforzar la transparencia y penalizar la falta de honradez empresarial, y un refuerzo de la capacidad energética nacional." (p. 168). No es imprescindible pero, si se traduce esta melopea a algo inteligible, significa que se descapitaliza al Estado para que no pueda atender gastos sociales, se reduce el gasto público, se privatiza lo que quede por privatizar, se implanta el despido gratuito y se despoja de derechos a los trabajadores, se reducen las pensiones y se privatiza el sistema nacional de salud

En el fondo, el carácter verdaderamente chusco de este atropellado panfleto queda en evidencia en la explicación sobre las causas de la crisis: no han sido las políticas neoliberales, como cree todo el mundo en todas partes, no. No han sido los fallos del mercado; el mercado no tiene fallos (obviamente ni los que los teóricos neoclásicos admiten, que nuestro hombre es más papista que el Papa), sino que los fallos se dan todos en el lado del Estado. ¡Con decir que, a su parecer, los precios de las viviendas se han inflado desmesuradamente por las políticas intervencionistas en el suelo! (p. 174). La causa de la crisis es, pues, el fallo del Estado. Casi treinta años después de la doctrina Reagan de que el Estado no es parte de la solución sino parte del problema, hete aquí que el Estado vuelve a ser culpable de los desaguisados de la crisis. Acerca de cómo los neoliberales han arrinconado al Estado en estos treinta años y han intentado que no pudiera cumplir con sus funciones, ni una sola palabra.

Además de estas consideraciones de economía, el libro contiene asimismo reiteradas advertencias de carácter moral y cultural que no son otra cosa que aburridas letanías de los principios autoritarios con claro deje franquista de siempre: hay que rechazar la irresponsabilidad y la cultura de la queja, así como la del crédito ilimitado (pp. 66-70) y hay que confiar más en la iniciativa privada para el ejercicio de la solidaridad social. Se trata de la idea aznarina del Estado del bienestar, en lo esencial, la beneficencia (p. 74).

Entre los aspectos "culturales" de la crisis hay un tratamiento del nacionalismo que es de antología y cuyo nivel mental se calibra leyendo el siguiente desvergonzado galimatías: "Yo (Aznar) no soy nacionalista. Tampoco eso que algunos llaman nacionalista español. España es fruto de una continua creación, a lo largo de la cual los españoles, constituyéndose como nación de ciudadanos libres e iguales, dieron lo mejor de sí mismos. Habrá quien añada que también dieron lo peor, pero eso es inevitable tratándose de seres humanos actuando en una empresa de tan largo alcance, en la que se combinaban toda clase de ambiciones, intereses y proyectos. Como cualquier otra gran nación." (p. 127). Menos mal que no es nacionalista. Si hay un ejemplo de hipocresía en la vida política es el de estos nacionalistas españoles a ultranza cuya buena conciencia es tan extrema que sostienen no ser nacionalistas.

En fin, recetas del hombre providencial para salir de la crisis: domeñar las "taifas" autonómicas (p. 186), fortalecer la relación atlántica, mejor educación, disciplina, respeto, trabajo, etc (p. 195) y, desde luego, "acabar con el espíritu del 68" (p. 197). Dicho en román paladino: las "taifas" de hoy son lo que el joven falangista Aznar llamaba la "charlotada" de la Constitución y lo que corresponde es volver al centralismo franquista; la política exterior consiste en convertir al país en el palanganero de los Estados Unidos; y en todo lo demás, mano dura, mucho autoritarismo y espíritu sumiso.

No hace falta seguir; el lector apreciará la categoría mental del autor leyendo el siguiente párrafo, ya al final de la obra y que ha repetido varias veces a lo largo de ella: "Los propagandistas del todo vale, todo es posible y todo es gratis tienen mucha responsabilidad en la profundidad de la actual crisis. Porque ni todo vale, ni todo es posible y, desde luego, nada es gratis." (p. 214) Profundo, ¿eh?

diumenge, 24 de maig del 2009

Madrid, baluarte de la corrupción.

De un tiempo a esta parte, cada vez que sale el nombre de Madrid en los medios es para echarse a temblar. ¿Qué fue del "No pasarán"? De bastión del antifascismo, la capital del Reino ha pasado a convertirse en albañal de todas las ilegalidades, desmanes y abusos del poder político autonómico ¿Qué no habrá hecho la señora Aguirre en esta ocasión? De momento ya está de nuevo su imperio en los periódicos por el rocambolesco asunto del espionaje a miembros de su partido, el PP, pero que eran adversarios suyos en su empeño por calzarse la presidencia nacional.

La juez investiga a ocho personas, dos funcionarios de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) y seis contratados exteriores para tareas propias de James Bond entre policías nacionales y guardias civiles que, según se ve, hacían horas extraordinarias para la CAM. Es lógico buscar entre profesionales. Y, cuando eso sucede, se encuentra uno con resultados de cine. Como ese por el que uno de los espías informa a su superior de que en el bolsillo del cadáver de un hombre asesinado a las puertas de una discoteca se encontró la tarjeta de visita del aurodiputado Enrique Barón, del PSOE, noticia que encontrará interesante quien ande tratando de montar una campaña contra el señor Barón, a cuenta de las andanzas de sus amigos cadáveres. En este caso, no obstante, parece que el interés del espionaje se orienta a personal distinto, los queridos compañeros del partido. Para que te fíes de alguien en política.

Lo curioso del caso del espionaje es que la señora Aguirre neutralizó una decisión de investigación del PP a base de montar una comisión parlamentaria de investigación en cuya presidencia colocó a un buen hombre que hubo de dimitir por estar involucrado en el frente pecuniario, esto es, la trama Gürtel y a la que apenas dejó actuar pues la cerró manu militari con alevosía y antelación concluyendo que eso de los espías, de lo que se ocupa actualmente el correspondiente juzgado, es una quimera.

Por otro lado, el diario Público denuncia que El PP pagó facturas electorales a Correa a través de una fundación y ya tenemos palenque abierto al que se precipitan a contrarrestar el ataque los mozos más aguerridos de Gobierno de la CAM, don Juan José Güemes, secretario de Comunicación de la CAM y furibundo dialéctico y el señor Francisco Granados que niega con toda contundencia que la Fundación haya destinado un solo euro a financiar las campañas electorales del PP. Sin embargo parece que hay documentos que prueban cómo la Fundación pagó por actos de diversas campañas electorales en la CAM con facturas con el concepto falsificado para que pudieran pasar como propio de la Fundación. Si esto es así, los responsables de dicha Fundación, cuyo patronato está presidido, cómo no, por la ubicua señora Aguirre, se han saltado a la torera toda la legislación en materia de financiación de partidos políticos y de campañas electorales, esto es, tanto la Ley Orgánica de Financiación de Partidos Políticos de 1987 como la Ley Orgánica de Régimen Electoral General de 1985. Los ingresos para campañas electorales deben efectuarse en unas cuentas especiales; hay límites a las aportaciones de personas físicas o jurídicas que la tal Fundación se ha saltado y, sobre todo, hay una prohibición expresa de que empresas que estén en relaciones contractuales con una administración pueda presupuestarle obra alguna. De confirmarse los datos resulta ser un caso obvio de financiación ilegal.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

Euroelecciones.

El señor Otegi pide el voto en las elecciones europeas para la candidatura de Iniciativa Internacionalista que es esa candidatura internacionalista formada por nacionalistas y partidos nacionalistas; presidida por quien, caso de salir elegido, dimitirá, dando paso a la segunda de la lista y dedicada a cantar las églogas de la verde Euskadi feliz. Está bien que los independentistas abertzales, los abertzales de izquierda, o sea, los independentistas de izquierda (que todos esos nombres usó el señor Otegi para que el rebaño no se le despistara), sepan a quién tienen que votar, incluso aunque no sepan bien quiénes son ellos a juzgar por los nombres que enuncia Otegi.

El señor Rajoy propone para Europa que dimita la señora Chacón por la guerra biológica que el ejército español lleva contra un colegio de niños. Habla en Baleares, cuyo primer presidente del PP, señor Cañellas, incurrió en un delito de soborno que no recibió castigo por haber prescrito y cuyo segundo presidente, señor Matas, está imputado en otro proceso penal. Y en Baleares dice que es muy difícil poder con el PP intentado mezclarlo en asuntos de corrupción, siendo así que lo está en medio país.

El señor Rodríguez Zapatero sostiene que el PP carece de guión y de plan de Europa, sin duda, que es lo que le pasa a él. Sostiene asimismo que el PP es la "derecha de la derecha" europea, lo cual parece bastante cierto y le deja a él libre el cubículo de la "derecha menos derecha", que es de lo que le acusan las pintivariadas izquierdas a la izquierda del PSOE.

El sañor Cayo Lara, a quien sus enemigos llaman "Lacayo Lara", harto de la deriva neoliberal de la socialdemocracia española, quiere llevarse para Izquierda Unida a los votantes desencantados o desengañados del PSOE. Es una brava propuesta de regeneración del "voto útil". Consiste en hacerlo inútil del todo.

La señora Rosa Díez, una versión española de lo que los anglosajones llaman un/a político/a maverick, dice que los partidos nacionales se comportan como partidos "nacionalistas" en un juego mental que ya huele a delirio porque hay que preguntar: nacionalistas ¿de qué nación? Porque la española-una-grande-libre-a-mucha-honra se la ha reservado ella.

Estas elecciones al Parlamento europeo prometen.

dissabte, 23 de maig del 2009

Las mentiras de Iniciativa Internacionalista.

Menos de veinticuatro horas después de que el Tribunal Constitucional autorizase la lista de Iniciativa Internacionalista ésta ha demostrado ser lo que el Tribunal Supremo supuso que era (y por eso anuló su candidatura) pero que el Tribunal Constitucional negaba que fuera (pero sí es). ¿En qué basaba el Tribunal Constitucional su decisión? Entre otras cosas, en el hecho de que la formación de izquierdas, en su escrito de recurso de amparo condenaba de modo explícito y taxativo el empleo de la violencia para la obtención de objetivos políticos en el marco de un Estado democrático: “ Esta parte quiere manifestar de forma clara y sin ambigüedades, que la coalición electoral 'Iniciativa Internacionalista –La Solidaridad entre los Pueblos', así como los partidos que la integran, Izquierda Castellana y Comuner@s, nunca han utilizado medios que no sean estrictamente políticos para la obtención de sus objetivos programáticos, siendo el uso de la violencia completamente ajeno a su forma de acción y cultura política, por ello expresan un claro rechazo y condena del uso de la violencia para la obtención de objetivos políticos en el marco de un Estado democrático”.

Pues bien, como se decía, menos de veinticuatro horas después de la legalización, la candidatura ya no condena la violencia etarra. A la reiterada pregunta de los periodistas sobre si condena o no a ETA el portavoz de la candidatura, un tal Ocampo, recurre al habitual jesuitismo esquinado para zafarse de la cuestión, sosteniendo que no la condena porque eso es simplista.

El asunto no tiene mayor importancia que la de que unos granujas hacen honor a su condición de tales, mintiendo sobre sus propósitos e intenciones. Como todos los granujas. Cualquiera que conozca este mundo de los pistoleros y sus correveidiles en las instituciones, sabe que este brusco giro (de condenar a no condenar) probablemente se debe a que los pistoleros han amenazado a sus correveidiles y estos han vuelto al redil, acojonados.

¿Y ahora? Ahora nada. La candidatura podrá presentarse a las elecciones al parlamento europeo y a los demás, a la gente de izquierda que no amparamos la violencia sólo nos queda esperar que no la vote nadie. Ojalá.

En otros términos, las cosas están muy claras: no creo que nadie de izquierdas en España que haya apoyado a la candidatura sorprendido en su buena fe, vuelva a avalar candidatura alguna de este jaez.

Las elecciones europeas y la corrupción.

En uno de los diferentes procesos que el señor Carlos Fabra tiene abiertos por la presunta comisión de diversos delitos, el fiscal pide para él dos años de prisión por falsedad en documento público. Y esa es la punta del iceberg de lo que este presidente de la Diputación de Castellón y "ciudadano ejemplar", según el señor Rajoy, tiene pendiente con la justicia. Se substanciará este y otros procesos, el señor Fabra dará con sus huesos en la cárcel, pero seguriá siendo un "ciudadano ejemplar" y presidente de la Diputación.

A su vez, el de la Generalitat de Valencia, señor Francisco Camps, está imputado por presunto cohecho en la parte valenciana de la trama Gürtel, la mayor concentración de políticos corruptos y presuntos delincuentes por metro cuadrado de moqueta del universo mundo. El señor Camps, al parecer, se ganaba buenos trajes de excelente paño a cambio de garantizar adjudicaciones por licitación a la dicha trama. Aunque su caso y algunas andanzas han estado en los periódicos, el señor Camps ha mantenido un obstinado silencio ante amigos, detractores y, por supuesto, los electores. Sostenía que estaba deseando comparecer ante el juez para dar las explicaciones pertinentes y restablecer su buen nombre. Compareció ante el juez y no solamente no dijo nada que lo exonerase ni aportó prueba alguna, sino que reconoció haber mentido a la ciudadanía cuando aseguraba no saber quién es don Álvaro López, "El Bigotes", siendo así que lo "quiere un huevo". También aquí terminará el proceso, el señor Camps será condenado pero seguirá siendo presidente de la Comunidad Autónoma.

En la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) se concentra el grueso del aparato de corrupción del PP, en el que pululan decenas de militantes y cargos del partido en todos los órdenes de la administración: municipal, autonómica y nacional. Y, dentro de la CAM, el meollo en el que se entrecruzan los distintos vectores de la corrupción es el Gobierno autonómico. En Madrid hay abiertos dos procesos penales en los que están involucrados distinguidos miembros del partido como alcaldes, concejales, consejeros o exconsejeros, diputados autonómicos y diputados nacionales. En uno de ellos se dilucida un oscuro caso de espionaje ordenado por alguien del Gobierno de la Comunidad y cuyo objeto eran otros políticos de su mismo partido. En el otro se lleva cuenta de las trapacerías hechas por los militantes y cargos del partido en relación con la trama Gürtel. La principal beneficiaria indirecta de esta trama corrupta en Madrid es la presidenta de la CAM, doña Esperanza Aguirre, cuya colaboración para esclarecer los hechos de los tres procesos es nula y hasta obstruccionista: dio carpetazo sin tiempo para averiguar nada a la comisión de investigación parlamentaria sobre los famosos espionajes. De otro lado está en el centro de la movida del caso Gürtel en la CAM que afecta a un buen puñado de alcaldes, concejales, exconsejeros de la Comunidad etc. sin que ella haya hecho gesto alguno de dimitir. Al contrario, recientemente, el diario Público ha destapado otra nueva trama en relación directa con el PP de la CAM, consistente en financiación privada del partido y probablemente irregular por cientos de miles de euros. Hasta la fecha la señora Aguirre, con su desparpajo característico, sugiere que quien quiera averiguar algo, que le pregunte a Pío, pío, pío. Llegará un momento en que quizá se acabe inculpando asimismo a la señora Aguirre pero ésta seguirá siendo inocente de toda culpa.

La corrupción no desprecia ningún nivel de la estructura del Estado y partido: la trama Gürtel tiene tocado, entre otros, al tesorero nacional del PP, señor Bárcenas, asimismo acusado de cohecho. El panorama del PP para las elecciones europeas es bastante sombrío. Está carcomido por la corrupción y, sin embargo, funciona para difundir los mensajes de esta derecha reaccionaria y meapilas, disfrazada de liberal que hay en España. Puede llegar un momento en que el Partido se debata en dos o tres conflictos muy agudos y, sin embargo, gane las elecciones al Parlamento europeo con lo que España será el país que más presuntos envíe a la Eurocámara, convirtiéndola en una especie de Santuario.

Por ultimo, tal como se desarrollan los hechos, no es inimaginable que el día de mañana aparezca imputado el mismo señor Rajoy. Momento en el que seguramente saldrá elegido presidente del Gobierno.

Hace unos años a los españoles les fastidiaba el uso de un lema de los tiempos del franquismo que se empleaba como atractivo del turismo: Spain is different. Y es que lo es y, desde luego, el PP, un partido en el que nadie dimite nunca, nadie acepta su responsabilidad y todos se llaman andana, como en el caso del señor Trillo.



(La imagen es una foto de Periódico La Democracia, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 22 de maig del 2009

Bravo por el Constitucional.

Me parece una sentencia fantástica la del Tribunal Constitucional en el recurso de amparo presentado por Inicitiva Internacionalista. Permítaseme la pequeña vanidad de decir que Palinuro ya la había delantado, en una entrada del sábado llamada La ilegalización, en la que se decía: "Ahora bien, la importancia de que los independentistas radicales hayan renunciado a la violencia abre tal cantidad de perspectivas que sería muy importante que se encontrara una fórmula política para conseguir que su candidatura estuviera presente en las elecciones del siete de junio. Sería la prueba de que en España no se ilegalizan ideas sino conductas, daría una imagen de normalidad a la vida política, demostraría que los demócratas somos magnánimos y si a la condena de la violencia siguiera la desaparición de ETA, quienes defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos en España podríamos volver a argumentar nuestra posición sin riesgo de que se nos confundiera con asesinos. Pero todo ello depende de que el Tribunal Constitucional decida otorgar el amparo. Y eso no puede prejuzgarse."

Pues lo ha otorgado y ha anulado el auto del Supremo. Entiendo que lo decisivo aquí ha sido que la organización haya condenado expresamente la violencia para la consecución de fines políticos. Ese sí que puede ser el fin del terrorismo etarra y quienes lo anhelamos deberíamos expandir la nueva: se condena la violencia, se condena la idea de emplearla para obtener fines políticos. Es decir, se condena a ETA. Es una época nueva. El Constitucional lo ha visto así y así, diplomáticamente ,lo refleja en su sentencia. Al tiempo que dice que "No es necesario, en este caso, oponer a los indicios manejados, dada su insuficiencia probatoria, el contraindicio de la condena del terrorismo" añade que: "sí resulta oportuno señalar que tal condena se ha verificado en la demanda de amparo –dato que no pudo conocer el Tribunal Supremo- en los siguientes términos y reprouce en extenso el texto de la declaración: “ Esta parte quiere manifestar de forma clara y sin ambigüedades, que la coalición electoral 'Iniciativa Internacionalista –La Solidaridad entre los Pueblos', así como los partidos que la integran, Izquierda Castellana y Comuner@s, nunca han utilizado medios que no sean estrictamente políticos para la obtención de sus objetivos programáticos, siendo el uso de la violencia completamente ajeno a su forma de acción y cultura política, por ello expresan un claro rechazo y condena del uso de la violencia para la obtención de objetivos políticos en el marco de un Estado democrático”.

Pues, nada, bienvenidos al campo del juego democrático, basado en el respeto incondicional a los derechos de los demás, el más importante de los cuales a nuestros efectos es el derecho a la vida.

Ahora es el momento en que pueden Vds. luchar por el derecho de autodeterminación de los vascos en los términos civilizados y pacíficos en que ha de entenderse la gente.

Euroelecciones: empate

Según el sondeo preelectoral del CIS, al comienzo de la campaña electoral, los dos grandes partidos están empatados y la campaña es un reñidero de gallos. Ese empate puede resultar sorprendente a quienes han seguido otras encuestas que vienen dando ganador al PP, pero en realidad no lo es o no debiera serlo porque si en algo pueden estar pensando las gentes cuando hablan del PP es en la corrupción. Se dice eso de que el electorado del PP es a prueba de escándalo y vota a su partido haya hecho lo que haya hecho. Pero parece un juicio muy severo, probablemente movido por prejuicios y que contradice el sentido común. A nadie le gusta que su representante sea un ladrón y la corrupción tiene que estar pasando ya factura al PP. Eso explica por qué, a pesar de la crisis y de que ésta tiene que estar haciendo mella en los apoyos electorales del Gobierno, también está haciéndolo en los de la oposición. Es literalmente imposible que la impresión de tupida red de corrupción en que se encuentra sumido el PP en Valencia y Madrid no produzca efectos desmovilizadores. Tengo la impresión, por lo demás, de que este empate no es sino un cambio de tendencia a favor del PSOE que bien puede ganar las europeas.

Otro asunto, relacionado con lo anterior es el vídeo negativo del PSOE. Los del PP, como siempre, han lanzado las campanas al vuelo, han empezado a hablar de doberman y acusan al PSOE de extraordinaria agresividad. Pero no se ve por parte alguna. Lo que llaman agresividad intolerable, etc consiste en una serie de personas de diferentes aspectos que dicen lo que un votante medio del PP, en el fondo, lo que piensa el PP en su conjunto sobre los asuntos en debate en la política española, los derechos de las minorias, la cuestión de la inmigración, etc. Lo curioso es que se exciten de esa manera cuando les ponen un espejo delante. Al fin y al cabo si lo de Rdríguez Zapatero era "buenismo" a juicio de Rajoy, lo de Rajoy bien puede ser "malismo" al de Rodríguez Zapatero.


(La imagen es una foto de freshwater 2006, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 21 de maig del 2009

El Curita quiere un huevo al Bigotes.

Iba el señor Camps tan contento a declararlo todo, a hablar sin tapujos, a decir su verdad, a hacer que todo se arreglara. Iba; pero no fue.

Iba el señor Camps a dejar en claro que, hubiera lo que hubiera en las grabaciones telefónicas, él no conocía al Bigotes. Iba; pero no fue.

Iba el señor Camps a demostrar ce por be cómo sus enemigos sólo saben emplear insidias, calumnias, injurias. Iba; pero no fue.

Iba el señor Camps a demostrar que todo "era nada". Iba; pero no fue.

El señor Camps ahora confiesa que no tiene las facturas porque se compra los trajes, los paga al contado y de las facturas se ocupa su señora. Es decir, no sólo no aclara nada sino que lo oscurece todo y lo hace concordando con la acusación.

Y si se pasa al señor Trillo, la situación como El que se lleva las bofetadas. El señor Trillo no iba a nada. Perro más viejo que el señor Camps, decidió mantener bajo el perfil y enrocarse a ver si los clamores de indignación al conocerse la sentencia no lo dejaban en absoluta y bochornosa evidencia. En todo caso, no hizo falta porque ya se dejó él mismo al comparecer con un facistol en el que se leía "PP soluciones", probablemente emblema producto de los desvelos de alguna de las empresas del señor Gürtel, como Get there first, Make it Fast, o Take it and Run.

¿Cómo no se dan cuenta estos dos experimentados hombres políticos de que ya sólo son un estorbo para su partido y lo mejor que pueden hacer es desaparecer? ¿Cómo están tan ciegos que no ven que ya no podrán salir a la calle sin que alguien los llame "chorizos" o "ladrones" o sin que se arme alguna trifulca a su nombre? Camps/Trillo, Trillo/Camps, unos amigos míos han abierto una lotería acerca de cuál dimite antes. Y también quién queda tercero de tres candidatos: Camps/Trillo/Bárcenas. El orden en que están es aleatorio. Si me preguntaran a mí, que me dejo llevar por mis preferencias, diría: Bárcenas, Trillo, Camps, porque es el orden en que deseo verlos desaparecer.

El señor Rajoy ratifica ayer su confianza en el señor Camps, pero no demuestra haberse enterado de la noticia porque asegura que el señor Camps salía sin cargos y lo cierto es que sale con el mismo que llevaba a declarar allí. Por lo tanto será interesante ver la reacción de mucha gente que estaría esperando la decisión a petición del president y ahora se encuentra que no hay tal. Es fácil prever las situaciones: apariciones institucionales del señor Camps a las que acudirán enjambres de periodistas a freírlo a preguntas; preguntas a las que no puede contestar porque ya no lo ha hecho en el juez. ¿Y qué pasa con el conocimiento del Bigotes? Viene de antiguo, reconoce ahora el señor Camps. Y ¡había dicho que no lo conocía de nada! Como San Pedro tres veces antes del canto del gallo. Y tan antiguo. Eran el Bigotes y el Curita, buena parejita. Y ahí, en esa antigua relación de amistad, el Curita y el Bigotes se ponían de acuerdo en cuántos trajes compraban y para quién y, a cambio, le caían al Bigotes las concesiones, los pagos, los chollos de la administración pública autonómica, esquilmada por estos presuntos mangantes.

Por último, Terre des hommes, sí señor, Trillo solo, esperando la primera batida. Con voluntad de vender caro su pellejo, retranqueado en su madriguera. No se le ha pasado por la cabeza dimitir. Pero no estaba en su lugar en el Parlamento. El fugitivo de Trebzon comienza ahora una nueva existencia. Como un ave de presa oteando el hrizonte. Tampoco podrá ir a lugar alguno sin que un periodista le pregunte si piensa dimitir por lo del Yak 42. Está claro, opera la mano invisible del mercado: el periodista que logre la respuesta "sí", alcanza la fama, la gloria, el estrellato. El mercado es ley de oferta y demanda. Así que Trillo no puede pisar el ágora. Y menos el Parlamento porque, si no lo hacen los periodistas, lo harán sus colegas los diputados. Como le sucedería en el Senado romano, en donde siempre encontraría a un Cicerón con un quousque tandem.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Diálogo desde la izquierda.

Las ediciones de La catarata han sacado la cuarta edición de este libro de José Luis Sampedro y Carlos Taibo (Conversaciones sobre política, mercado y convivencia, Madrid, La Catarata, 2009, 180 págs.) publicado originalmente en 2006 porque tiene éxito, se vende bien y, además, le han incorporado una conversación nueva sobre la crisis ("la crisis" por antonomasia es ya la que padecemos), lo que justifica que Palinuro lo reseñe en esta sección del blog dedicada a los libros que acaban de aparecer.

He aquí, por lo demás, una obra de acuerdo con una de esta técnicas mdernas, la de la conversación entre dos o más personas, grabada y transcrita posteriormente. Es un género relativamente nuevo; tiene el formato de un diálogo y es un diálogo, pero no uno de la tradición literaria que aparece ya en Platón y que era inmaginarios sino uno de incuestionable realismo y actualidad. Los dos participantes, que se hicieron amigos a raíz de esta experiencia son una pareja de viejos e impenitentes izquierdistas radicales muy conocidos en el país. No hace falta decir que Palinuro está claramente sesgado en sus simpatías hacia esta posición y que su valoración general del libro es buena porque se trata de un texto del que se obtienen provechos. Por supuesto, hay algunos puntos de discrepancia que saldrán inevitablemente a la luz entre los autores y el crítico, pero estoy seguro de que aquellos entenderán que se trata de discrepancias amparadas en la coincidencia en los asuntos de base, de raíz, los valores (que diría el señor Aznar) que compartimos.

Y empiezo por una de esas discrepancias que se repite a lo largo de la obra en comentario y que obedece a lo que a mi juicio es cierta soberbia intelectual de los autores. Ambos son demócratas y radicales, pero cuando la gente no hace lo que ellos creen que debe hacerse o hace lo contrario, su opinión sobre ella es muy negativa. La gente, llega a decir José Luis Sampedro, "no está en condiciones de pensar, que está condicionada. La democracia se halla absolutamente falseada gracias a unos mecanismos técnicos que sustituyen la opinión pública por la opinión mediática" (pp. 24/25). Se trata de una actutud elitista muy frecuente entre los intelectuales de izquierda que no comparto porque viene a decir que nosotros sabemos mejor que la gente lo que la gente misma quiere, cosa lógica , si bien se mira, cuando se admite y se dice que los poderes "tienen atontada a la población" (p. 26). Sospecho que algo así no es tan fácil y que va siendo hora de que reconozcamos que, cuando la gente no hace lo que nos parece razonable y hace, por ejemplo, lo que pide la derecha, en principio se debe a que no hemos sabido ganárnosla. Y eso es todo y la democracia implica trabajar denodadamente y sin soberbia por recuperar las mayorías que nos hacen falta y que quizá se nos han marchado por nuestra falta de cabeza, pero no insultar a los votantes de otras corrientes.

Los dos amigos tratan a continuación el fenómeno de la globalización al que se oponen con uñas y dientes. Se trata de otro frente de discrepancia con los autores. Taibo cree que el término mismo de globalización es una especie de trampa para evitar conceptos más críticos como "capitalismo" o "imperialismo" y, por ello, propone hablar de "globalización capitalista y/o globalización neoliberal. Esto quiere decir, y me parece cierto, que no tiene sentido hablar de "alterglobalización" porque, señala Taibo, nadie sensato hablaría de "alterimperialismo" o "altercapitalismo". Obviamente lo que quiere decir es que, siendo la globalización intrínsecamente mala, como el imperialismo, una solución alternativa de forma pero igual de esencia no sería aceptable, lo cual es muy cierto... siempre que se acepte que, en efecto, la globalización es mala cosa per se. Si tal cosa no se acepta, cual es mi caso, la observación no se tiene de pie. A mi modesto entender, la globalización, como proceso técnico que es, es axiológica y racionalmente neutro; es buena o mala según el uso que se haga de ella. A primera vista me parece una gran conquista en muchos terrenos; que también pueda ser un pepla desde otros puntos de vista no es, a mi entender, un argumento válido contra la globalización sino contra quien la utiliza con fines, digamos, bastardos. A Taibo, sin embargo, la globalización le parece, como el pecado del catecismo del padre Astete, "la suma de todo mal sin mezcla de bien alguno" y ello por cuatro rasgos, a saber: la especulación, la función de los capitales, la deslocalización y la desregulación, todo lo cual contribuye a crear un paraíso fiscal a escala planetario (pp. 33-35) en una expresión (paraíso fiscal) que es muy atinada. Corona su diagnóstico Taibo sosteniendo que la palabra clave de la globlización es "codicia". Muy cierto, sí señor.

Aunque Sampedro es economista (de hecho, recuerdo que yo lo tuve en la carrera, en "Estructura económica" de segundo de Políticas) su visión del shibolet más amado de sus colegas economistas, el mercado, es muy crítica. Sostiene que el mercado, lejos de ser esa especie de extraño taumaturgo que supone la teoría clásica es un mecanismo de distribución y nada más. Incluso toma un vuelo algo sacrílego al afirmar que la Economía no es una ciencia sino una ideología y que, de hecho, los premios Nobel de Economía no los otorga la academia sino el Banco de Suecia (p. 40) y, para romper con la teoría clásica justificativa del mercado, relata la famosa historia a base de un caballo de J. K. Galbraith acerca de cuán buena es la economía de mercado pues sobre tirar del conjunto (como los caballos), permite que los gorriones se alimenten con sus excrementos (que vendría a ser la famosa función redistributiva que se atribuye al mercado.

Ambos autores izquierdistas echan una ojeada pesimista sobre Europa. Según Taibo el continente no defiende una idea distinta de globalización de la que tienen los Estados Unidos (p. 57). Sampedro va más allá: sostiene que la vieja Europa producto de la civilización ya no se enfrenta a los EEUU que, sin embargo, incumplen el Derecho Internacional. En parte ello se debe a que los antiguos partidos socialistas ya no son socialistas, no se cuidan de la función intervencionista del Estado ni de la regulación del mercado (p. 65). Los socialistas no defienden ya ni el capitalismo social que ellos mismos crearon y, según Sampedro, hay que exigir que se abandonen las privatizaciones (p. 69).

En cuanto a las políticas del imperialismo y el terrorismo, según Sampedro, hay medios técnicos con los que hemos vuelto a la barbarie; lo llama technobarbarie" (p. 70). Según Taibo hay un uso interesado del término "terrorismo" para ajustarse a la política exterior de los EEUU. Taibo analiza también ésta para lo cual pone de relieve las insuficiencias del término "terrorismo" sobre el que se invoca especialmente en contra del islamismo. Los rasgos son: 1) nos desentendemos de los conflictos singulares; 2) carta blanca a "gobiernos impresentables"; 3) aparición de fórmulas de "doble rasero"; 4) respuesta exclusivamente policial-militar al terrorismo; nada de indagar en sus motivaciones; 5) el mundo Occidental no tiene responsabilidad por las condiciones lamentables que prevalecen en el resto del planeta (p. 75).

Con respecto a los Estados Unidos, prueba del nueve de la carga crítica del discurso que esté elaborándose. Pone de manifiesto cómo las administradores republicanas admiten el déficit el armamento y defensa pero no el que se dé en sanidad y educación (p. 88). En opinión de Taibo, con la que coincido, los EEUU presentan los defectos siguientes: 1) hay cantidades elevadas de personas pobres, sin recursos; 2) la globalización desbocada; 3) la prepotencia del Gobierno de los EEUU; 4) y la geopolítica imperial del gobierno. En ausencia de las Naciones Unidas, cuyas funciones son hoy más patéticas que nunca (p. 101), han surgido los movimientos antiglobalización que se explican por cuatro razones: a) hacer frente a la globalización capitalista; b) responder al endurecimiento de las condiciones del trabajo asalariado en todo el mundo; c) hacer frente a los problemas de la democracia en la globalización; d) la insuficiencia de la izquierda tradicional (pp. 111-114). Sampedro cree que la cuarta razón es la más profunda porque en todas las izquierds han aceptado el sistema (p. 112). La gente ya no cree en los partidos tradicionales (p. 117). Taibo señala entonces que las virtudes de los movimientos antiglobalización son: a) aportan un horizonte de resistencia global; b) no son de los de brrón y cuenta nueca; c) los movimientos tienen genuinas redes transnacionales; d) han rescatado a mucha gente joven (p. 121)

En el siempre interesante capítulo de los nacionalismos, Sampedro se afirma partidario del derecho de autodeterminación, en lo que Palinuro coincide con él al ciento por ciento. Según el viejo profesor, su yerno, que sabe mucho Derecho Internacional, lo ilustra sobre el famoso problema de la dificultad de determinar el sujeto ejerciente del derecho de autodeterminación, a lo que Sampedro aduce que, habiéndose resuelto problemas más difíciles, también podrá resolverse éste (p. 126). No le quepa duda, máxime cuanto tampoco es un problema tan difícil salvo que una de las dos partes de la relación tenga mala voluntad, situación por lo demás muy frecuente. Taibo a su vez cree que hay un nacionalismo español muy influyente (p. 128). Efectivamente, así es y Palinuro añade que ese nacionalismo español, a diferencia del vasco, catalán y gallego, sostiene que no es nacionalismo, lo que no deja de ser chusco. Considero muy interesante y valiosa la aportación de Taibo a un juicio sobre el ámbito geográfico de la ciudadanía (p. 133), algo sobre lo que los nacionalistas españoles no quieren saber mucho.

El último capítulo, el añadido de 2009 y por el que se hace reseña de la obra es una conversación sobre la crisis. Para Taibo recuerda mucho la de 1929 (p. 147); algo que, por lo que llevo leído del libro del señor Aznar, éste niega vehementemente. O sea que Taibo tiene razón y también con un particular "yoya" de su cosecha, comprensible ciertamente porque viene a decir que ya lo avisábamos, que decíamos que algo así pasaría por la globalización capitalista y la creación de los paraísos fiscales a escala planetaria (p. 152). Según Taibo este sistema se basa en tres pilares que hay que cuestionar: 1) publicidad; 2) crédito; y 3) caducidad (p. 158). Creo que es un modo simple, elegante y cierto de condensar en tres palabras un sistema político-económico complejo como el capitalismo. A su vez, Sampedro, un hombre sabio, cuestiona el término desarrollo y su origen en el de la guerra fría (p. 161). Sampedro se apunta a la doctrina iniciada por el francés Serge Latouche del decrecimiento (La apuesta por el decrecimiento), lo que no quiere decir que uno la vea más realista que El Mago de Oz. Junto a la lógica de la propiedad, la competencia y el trabajo obsesivo se propugna el reparto de trabajo, el valor de lo local frente a la regeneración. Taibo entiende que hay tres territorios en que no opera esta mentalidad de sacrificio: 1) la famila; 2) algunas tradiciones del movimiento obrero; 3) los pueblos del Tercer Mundo (p. 164). Añado para acabar con broche de oro un gran trozo del mismo Sampedro: "Lo que pasa es que nuestro pensamiento, nuestra cultura, nuestra civilización, no está a la altura de los medios técnicos y científicos de que dispone. No sabemos administrarlos: por eso protagonizamos el disparate del despilfarro, de la destrucción..." (p. 173). Este es mi último punto de discrepancia con los autores: tengo estas jeremiadas sobre el advenimiento del ocaso, de la decadencia, por querencias de los intelectuales elitistas de izquierda. El propio Sampedro dice que en el Renacimiento "se vivía el nacimiento de nuestro mundo y ahora es el ocaso. Si no respetamos el equilibrio ecológico ni conseguimos justicia social, entraremos en tiempos oscuros." (p. 180) Este tono apocalíptico es frecuente en estos asuntos y casa bien con aquella cierta soberbia intelectual que detectaba al comienzo del libro para darnos el prototipo del intelectual de izquierda no reconciliado con la prodigiosa techné del hombre moderno y que quizá sucumba a ella. No creo que la solución sea decrecimiento alguno si no es dentro de muy rígidos límites temporales. Esta tendencia luddita a maldecir el progreso e idealizar la idiocia rural, tan vieja como la poesía de Hesiodo, cuando menos, es una inclinación en que se incurre muchas veces de cambios críticos. La humanidad sólo puede sobrevivir avanzando, resolviendo los problemas que se le plantean en ese avance y creando otros nuevos, al resolverlos, que también ponen en peligro su supervivencia. Y así pero en una especie de eterno retorno en espiral, como gustan los dialécticos.

dimecres, 20 de maig del 2009

El héroe de Perejil.

Aferrado a su escaño, este pavo matasiete que reconquistó el peñón de Perejil para la soberanía española igual que los ingleses recuperaron las Malvinas para la Corona británica, protagonizó ayer una rueda de prensa en la que la única rueda que había era la de molino con la que pretendió que el mundo creyera que los militares condenados por la Audiencia Nacional actuaron por su cuenta, como si fueran piratas aunque, eso sí, procurando siempre no atropellar a mujeres y niños y de buena fe, faltaría más. En la rueda de prensa no se aceptaron preguntas, una práctica que está extendiéndose mucho aunque es inmoral porque equivale a un tendencia al monólogo, un intento de orientar la información y una pretensión de infalibilidad. Trillo el matachín se limitó a leer unos folios en tono desabrido que, al tiempo que encomiaban las figuras de los militares ahora condenados, lo exoneraban a él ladinamente. Que es de lo que se trata. De salvar el gaznate.

Y de responsabilidades políticas, por supuesto, ni media palabra. En otras ocasiones, al tratarse este asunto el señor Trillo se ha manifestado respecto a esta cuestión, sosteniendo que su partido ya asumió su responsabilidad perdiendo las elecciones y si, alguna individual quedaba, había sido eliminada al ganar el señor Trillo las elecciones a diputados de Cortes. Ambas cosas son falsas y, en todo caso, queda claro que no piensa ni de lejos en la dimisión del escaño del Congreso de los Diputados por razones claras: la atención a las víctimas del Yak 42 es un hecho único e irrepetible; el cargo es una nómina al mes doce o catorce veces al año.

Dado que las personas condenadas estaban a sus órdenes es obvio que, si el señor Trillo tuviera lo que hay que tener como hombre y como soldado, ya habría dimitido de su condición de diputado y dejado a otro su lugar en la política.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Terror de cultivo.

Desde Otra vuelta de tuerca, está prácticamente dicho todo en el terreno del terror en relación con la infancia, situación que afectaba a la plaza en la que estemos o a cualquiera otra. Y esta película no es excepción a la historia. En realidad es un misterio por qué se ha rodado, dado que que no hay historia que contar. Una madre muere en accidente de coche cuando va con sus dos hijas. La pequeña, que fue la responsable del accidente, desarrolla un complejo de culpa que la lleva a dar rienda suelta a sus tendencias suicidas. El padre decide que los tres merecen un viaje y se trasladan a vivir de Chicago a Génova en donde el padre da clases de inglés en la universidad. Luego el relato se bifurca en tres o cuatro pero todos muy vistos: a) las peculiaridades culturales italianas vistas por un anglosajón; b) los anglosajones expatriados; c) los problemas de la adolescencia, ya que la hija mayor está en la edad del pavo; d) las alucinaciones de la pequeña, elemento central para convertir la peli en una historia de miedo. Pero esto es imposible porque es imposible convertir una populosa y luminosa ciudad italiana en un lugar gótico, oscuro y tenebroso. El intento del director de contrapuntear las escenas de playa con las caminatas de las crías por los oscuros callejones de la ciudad medieval, poblados de amenazadoras figuras entrevistas, tratando de inspirar prevención y miedo, solo consigue aburrir más y hasta irritar a fuerza de repetitivo. Y no hablemos ya de la permanente tensión a que un director abusón somete a los espectadores con tomas y toma y toma de circulación rodada en todo tipo de vehículos para que nos temamos otro cacharrazo como el del principio.

Normalmente, hasta la peor película tiene algo que la redime; en esta no encuentro nada.

dimarts, 19 de maig del 2009

La ilegalización.

Hoy trato el asunto de la ilegalización de la candidatura Iniciativa Internacionalista en un artículo en Público, titulado Una ilegalización compleja en el que defiendo que dicha ilegalización es lógica en tanto los componentes de la candidatura se obstinen en no cumplir la Ley de Partidos, y que en España no se ilegalizan ideas (como sostienen falsamente quienes critican la ilegalización) sino comportamientos y hechos delictivos.

Ayer fue un día frenético en las redacciones de los diarios. Después de la ilegalización hubo la acostumbrada oleada de reacciones en pro y en contra. Ambas destilaban pasión; las primeras de alegría y las segundas, de ira. Pero la coalición estaba ilegalizada por decisión del Tribunal Supremo e ilegalizada iba a quedarse. Entonces, al final de la jornada, empezó a rumorearse que la coalición iba a condenar el uso de la violencia para conseguir fines políticos, iba a condenar a ETA; en definitiva, iba a cumplir la Ley de Partidos que es la condición que los independentistas se han negado a aceptar en diez ocasiones. Los alientos se contuvieron y, en efecto, por la noche llegó el comunicado de Iniciativa Internacionalista condenando taxativamente la violencia. Algo muy de felicitarse. El articulo mencionado más arriba ya recoge este giro de los independentistas y se felicita por él, formulando el deseo de que ojalá surta efectos políticos y jurídicos.

Porque ese es el problema ahora. Obviamente, los estrategas de Iniciativa podían haberlo pensado antes y no dejar que las cosas se pudrieran hasta la ilegalización del Tribunal Supremo. La explicación probablemente es que, en el fondo, no creyeron que el alto tribunal fuera a excluirlos y, al encontrarse con que sí lo hacía, tuvieron que improvisar un plan B a fin de no quedarse fuera de las instituciones, y que incluía los términos que hemos citado. Pero el hecho es que el fallo del Tribunal Supremo ilegalizando la formación es ya firme y el Tribunal Constitucional no puede hacer nada contra eso dado que las decisiones firmes del Supremo son para él "cosa juzgada", intangible. Algo distinto es que quepa el recurso de amparo por vulneración de derechos fundamentales que la candidatura ha interpuesto. En apoyo de esta queja viene la feliz decisión de condenar la violencia, que supone un giro de 180 grados en la actitud de Batasuna y los suyos. Pero la cuestión es si el Tribunal Constitucional puede otorgar el amparo cuando la supuesta vulneración que se aduce tendría que haberse producido no para llegar al fallo del Supremo sino después de dicho fallo, lo que se entendería, porque así sería, como un fraude de ley.

Ahora bien, la importancia de que los independentistas radicales hayan renunciado a la violencia abre tal cantidad de perspectivas que sería muy importante que se encontrara una fórmula política para conseguir que su candidatura estuviera presente en las elecciones del siete de junio. Sería la prueba de que en España no se ilegalizan ideas sino conductas, daría una imagen de normalidad a la vida política, demostraría que los demócratas somos magnánimos y si a la condena de la violencia siguiera la desaparición de ETA, quienes defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos en España podríamos volver a argumentar nuestra posición sin riesgo de que se nos confundiera con asesinos. Pero todo ello depende de que el Tribunal Constitucional decida otorgar el amparo. Y eso no puede prejuzgarse.

Como una mancha de grasa.

Como una mancha de grasa van extendiéndose las prácticas presuntamente corruptas de los miembros del PP; como una mancha grasa que fuera inficionando todas las articulaciones del partido, todos sus entresijos. A estas alturas no debe de quedar nivel alguno de la administración del Estado en el que no hayan anidado estos mangantes (siempre presuntos, faltaría más) haciendo negocios fabulosos a costa de los contribuyentes, despojando a estos en un toma y daca de cohechos y adjudicaciones fraudulentas. Si ayer aparecían implicados en la trama corrupta alcaldes, concejales, diputados autonómicos, el presidente de la Diputación de Castellón, el de la Generalitat valenciana, Francisco Camps y, por último, el senador y tesorero del PP, Luis Bárcenas de quien Libertad digital informa que quizá haya recibido un millón seiscientos mil euros de fondos de Correa, hoy son un diputado del Congreso y un íntimo colaborador del señor Álvarez Cascos cuando era ministro, según afirma El País, que trae, además, las cantidades en ambos casos a cambio de favores a la trama de Correa: 220.000 y 50.000 € respectivamente.

Y es Correa quien empieza a ser aquí interesante. ¡Qué capacidad para comprar voluntades en todos los niveles de la Administración y de corromperlo todo a estilo de la camorra italiana! Con ese aspecto de galán de Ruritania, este cerebro del chanchullo y el trinque parece haber conquistado al escalafón íntegro del PP a través del bolsillo con dádivas de miles, decenas de miles, centenas de miles, millones de euros, viajes, cruceros, regalos suntuarios, trajes a medida... una pasta gansa en cohechos que nos permite hacernos una idea del quebranto que este mago del parné (al que a lo mejor, si se arrepintiera, convendría nombrar ministro de Hacienda) ha causado a las arcas públicas y al bienestar de los ciudadanos. Ahora se comprenden las fianzas de cientos de miles, de millones que el juez ha impuesto a los tres imputados de la Asamblea de Madrid, los señores López Viejo, Martín Vasco y Alfredo Bosch: hay que hacer frente a unas responsabilidades civiles que probablemente ascienden a cantidades estratosféricas.

Añádase a lo anterior lo que publica hoy Nacho Escolar en su blog y que aparece en la portada de "Público" sobre la red corrupta que, al parecer, financió las elecciones de la señora Aguirre a base de rebautizar los conceptos por los que anotaba los pagos que hacía a la Comunidad esto es, le financió, presuntamente, el Tamayazo. Ya es sólo cuestión de tiempo hasta saber hacia dónde escala la trama Gürtel, si alcanza a la presidenta de Madrid y al exministro de Fomento, señor Álvarez Cascos y si sigue hacia arriba, a la boda de El Escorial y el inevitable matrimonio Aznar. Desde luego, no lleva pinta de detenerse. Éste es un proceso penal de los años del gobierno con mayoría absoluta del PP en el que, seguramente, muchos hicieron su agosto y todos de su capa un sayo. No sé ya en dónde habrá más implicados en presuntas (y provechosas) corruptelas, si en la Cámara de los Comunes en Inglaterra o en el PP en España.

Tal debe de ser asimismo el temor del señor Camps quien ha pasado en veinticuatro horas de querer declarar ardientemente para que resplandezca su inocencia cual patena a pedir un aplazamiento de la deposición se supone a ver si se entera de algo de la investigación que el Tribunal Superior de Valencia está haciendo en las cuentas de contratas de la Comunidad que con tanta trasparencia gestiona el muy opaco señor Camps. A lo mejor eso obliga a postponer también en un día la declaración de El bigotes.

Lo dijimos hace un par de entradas: sometido a este gota a gota informativo en el que salen a relucir cuestiones de todo tipo, político, económico, etc., pero todas de supuestas corruptelas, trinques, pelotazos, es imposible que el partido mantenga un discurso unido y coherente ante las presumibles preguntas por la corrupción y a lo largo de toda la campaña.

Y, de esa, hoy, el único responsable es el capitán, el señor Rajoy a quien ya nadie escucha.

(La imagen es una foto de john.duffell, bajo licencia de Creative Commons).


dilluns, 18 de maig del 2009

Benedetti.

Pues vaya, se nos ha muerto Benedetti. A ver ahora cómo vamos a la oficina. A ver si soñamos y olvidamos su muerte.


PEQUEÑAS MUERTES

Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.

Mario Benedetti.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

PP: estado de corrupción.

El PP afronta la próxima apertura de la campaña electoral al Parlamento europeo con tal proliferación de casos de supuesta corrupción en su seno, todos ellos en distintos momentos procesales de la vía judicial, que será difícil que pueda hacer una campaña tranquila centrada en algo distinto que no sean los líos que lo agobian y que sucintamente presentados son estos:

Caso Camps: hasta la fecha, el señor Camps ha guardado un bochornoso silencio, ha rehuido las preguntas de los periodistas, se ha negado a dar explicaciones en sede parlamentaria y ha anunciado estar satisfecho porque por fin puede dar las explicaciones pertinentes en sede judicial al estar imputado. Lo que no ha dicho es que ha tratado por todos los medios de evitar que el procedimiento siga adelante a base de recurrir la instrucción del juez Garzón. Declarará, pues, mañana martes. En su partido parecen ir resignándose a la idea de que su silencio y sus artimañas no lo liberarán de salir imputado por cohecho y han comenzado a relativizar su conducta con un planteamiento que, cuando menos, es vergonzoso. Dice la señora De Cospedal que no cabe poner en jaque al señor Camps por dos o tres trajes. ¿Por cuántos entonces? ¿Por doscientos o trescientos? Quienes recordamos la increíble campaña del PP contra la directora general de TVE, Pilar Miró, en los años de Felipe González a causa de unos gastos en indumentaria, no salimos de nuestro asombro de hasta dónde puede llegar la hipocresía humana.

Caso Fabra. El sempiterno presidente de la Diputación de Castellón está imputado hace ya unos cuatro años en un par de procedimientos penales que se alargan sospechosamente dando pábulo a la idea de que este cacique a la vieja usanza, también controla a los jueces y fiscales. Los procedimientos son por presuntos delitos muy a la usanza del antiguo régimen franquista, condensación de las ilusiones fabrianas: falsificación en documento público, trampas y fraudes para conseguir concesiones administrativas para la comercialización de productos falsos. El tal Fabra, un personaje oscuro, altanero y prepotente tendrá que dar las explicaciones pertinentes y no es probable se libre de una sentencia condenatoria, como tampoco su señora, con la que parece haber montado una sociedad comanditaria para la comisión de todo tipo de ilícitos. Tampoco será fácil que el personal olvide que no hace mucho el señor Rajoy, hombre clarividente, calificaba al señor Fabra de "ciudadano ejemplar". ¿Cómo se puede votar a cargo alguno a un hombre con tan disparatado juicio?

Caso espionaje en la Comunidad de Madrid. El juez investiga ahora un nuevo posible delito de malversación de fondos públicos que podrían haber cometido los hombres de confianza de la señora Aguirre, singularmente su consejero de Justicia e Interior, en la financiación de esa trama de espionaje al mejor estilo de Mortadelo y Filemón contra sus propios conmilitones en el partido.El asunto es uno de los acontecimientos más chuscos y, probablemente, más trapaceiros de la vida política madrileña, agostada bajo la mayoría absoluta del PP que éste toma por derecho absoluto a hacer lo que place a sus dirigentes. La señora Aguirre permitió que se constituyera una comisión de investigación en la materia, comisión a la que dio carpetazo sin hacer averiguación ninguna. Pero el fantasma que la doña expulsó por la puerta se le cuela ahora por la ventana y malo será si no acaba llevándosela por delante.

La miriada de corruptelas a base de recalificaciones, adjudicaciones ilegales, fraudes de todo tipo que han afectado a algunos de los municipios de la sierra de Madrid, que se cuentan entre los más ricos de España: Pozuelo, Boadilla, Majadahonda, etc., todos ellos regidos por el PP. Alcaldes, concejales, diputados provinciales, una turbamulta de presuntos mangantes que llevaban años haciendo sus negocios ilegales y esquilmando las arcas públicas, debidamente coordinados por el bueno de Correa.

El caso especial del tesorero del PP, señor Luis Bárcenas, aún bajo investigación en la instrucción del proceso y sobre el que parece que hay pruebas de cobros millonarios por actividades fraudulentas en concurrencia de negocios con el ubicuo Mr. Correa. El señor Bárcenas ha negado contundentemente hasta la fecha pero, dado que los indicios en su contra parecen acumularse, lo más probable es que la fiscalía pida se dé traslado de su causa, por ser aforado nacional al Tribunal Supremo. Con lo que el PP se va a encontrar parte en procesos penales en todos los órdenes jurisdiccionales del país.

De momento, según se dice, el electorado no presta suficiente atención a lo que está sucediendo y no parece dispuesto a castigar al partido por unos comportamientos supuestamente corruptos que, por su alcance y extensión, en verdad parecen endémicos. Pero la campaña electoral aún no ha comenzado y, cuando lo haga, será imposible que la derecha evite el efecto demoledor que tendrán las diversas actuaciones penales contra tantos y tan cualificados militantes. ¿Cómo votar a candidatos que mañana pueden cambiar la flamante acta de diputado por una bola al tobillo y un traje de rayas?


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 17 de maig del 2009

El arte del siglo XX.

Dos reconocidos críticos culturales contemporáneos reflexionan en este libro (La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era hipermoderna, Barcelona, Anagrama, 2009, 352 págs.) sobre los avatares del cine en esta época que llaman "hipermoderna", con originalidad terminológica (el término procede de una acuñación anterior de Lipovetsky) que aplican a otros conceptos a lo largo de la obra. Ésta me parece interesante pero ya dejo dicho al comienzo de la reseña que no veo la necesidad que parecen sentir muchos autores de bautizar con términos rebuscados reflexiones que luego tampoco responden por entero a lo que los nuevos conceptos dejan entrever. ¿Qué significa exactamente "hipermodernidad" y cómo diablos se relacionará con "postmodernidad"? Me explico. Parto de la idea kantiana de ilustración y la hago sinónima de modernidad con lo que entiendo que ésta es el proceso de emancipación del ser humano, su dominio sobre sí mismo, su "caminar erguido", su liberación de la superstición. Al mismo tiempo, tengo la peor opinión de la televisión; de la española y de todas. Si resulta que, como dicen los autores, los franceses pasan diariamente tres horas y veinticuatro minutos delante del televisor (más o menos lo mismo que los españoles, según el último EGM), eso equivale a unas 100.000 horas de sus vidas u once años viendo y escuchando una jartá de estupideces. ¿Cómo se puede llamar "hipermoderno" a semejante borregamen?

Los autores sostienen que el cine tiene una gran capacidad para reinventarse ante los nuevos retos de las tecnologías. Dividen su historia en cuatro etapas: a) el cine mudo; b) la "modernidad clásica" (de 1930 a 1950); c) la "modernidad vanguardista y emancipadora" (1950 a q970); d) la "época hipermoderna" (pp. 16-21). Lo hipermoderno es el hipercapitalismo, el hipermedio, el hiperconsumo globalizado cuando comienza la pantalla global (p. 22). Este libro se publicó en francés en 2007, antes de la gran crisis que ahora vivimos. Todos estos discursos suenan hoy algo desafinados.

El cine, dicen los autores, es un arte connaturalmente moderna. Junto a la fotografía es la única nueva en veinticinco siglos (p. 31). También es industria, lo que le ha sido muy criticado y, por supuesto, arte de consumo de masas. Es también un arte colectivo. Elie Faure lo comparaba a la construcción de una catedral por la cantidad de esfuerzos que hay que aunar para hacerlo posible. Ahora se ha hecho super high-tech y con la digitalización se ha revolucionado por entero, sobre todo los efectos especiales. Con ello hay también una espiral de costes de producción. El hipercine es reflejo del hipercapitalismo mundializado, caracterizado por desigualdades espectaculares y un vedetismo triunfante (p. 60). Antes solían hacerse unas 300 copias por película. En 1975, con Tiburón, ya se hicieron 500 y hoy se hacen entre 8.000 y 10.000 copias por cada película de las cuales 4.000 son para los Estados Unidos. El cine se extiende cada vez más y más rápidamente y, sin embargo, cada vez va menos gente a verlo. En los EEUU se calcula que hay 5,4 visitas por persona y año y en Europa menos de la mitad, 2,4. En 1979 iba al cine el 17,8% de la población; en 1992, el 15% (p. 64) y en España, en 2008, menos de 5%. Por lo demás, la producción cinematográfica aparece hegemonizada por los EEUU que producen entre dos tercios y tres cuartos del cine que se ve en Europa (p. 66). Igual que la sociedad hipermoderna se caracteriza por fenómenos hiperbólicos, el hipercine es una huida hacia delante supermultiplicada, una escalada de los elementos que componen su universo (p. 73). La realidad virtual es el extremo de la invención high-tech con un efecto extraordinario en las salas en que puede verse (75). Los rasgos del cine contemporáneo incorporan la velocidad, el ultramovimiento, el ritmo infernal y sobre todo la ultraviolencia. Ya llegó el mensaje con Grupo salvaje, de Sam Peckinpah y Apocalypse now, de Coppola (p. 87). Se practica sexo auténtico ante las cámaras y un lenguaje vulgar, lleno de tacos. Pues se enseña todo, cabe decirlo todo. Un rasgo nuevo es la multiplejidad, el relato multiplex con ruptura de las unidades clásicas, especialmente la de acción y hasta la inteligibilidad tradicional se cuestiona (p. 101). Los géneros se mezclan, ya no hay distinciones, los argumentos tratan de todas las edades de la vida. Hay películas sobre bebés y sobre ancianos de noventa años. Todo es tema (p. 113). Se desestabiliza la dicotomía tradicional de los papeles sexuales (p. 116) y el cine se convierte en objeto del cine. No es solamente que abunden las remakes sino que hay trozos de películas anteriores en otras modernas y hasta se parodian (p. 130).

Uno de los fenómenos más interesantes de hoy es el gran auge del documental que, para los autores aparece como respuesta a la desaparición de los referentes colectivos del bien y del mal (p. 147). El neodocumental expresa el fin de los grandes sueños colectivos y de los profetas de la modernidad triunfante (p. 149). Tiene también un elemento de ficción porque interpreta la realidad, la reconstruye con una mirada militante, íntima, etc. (p. 157). En cuanto a la memoria y el cine histórico, la sociedad hipermoderna está dominada por la categoría del presente y la paradoja es que se vive un movimiento de revitalización del pasado, un frenesí rememorativo, un culto al pasado (p. 163). El cine histórico clásico es un pasado pasado; el cine histórico de hoy es un presente en pasado y el cine de la memoria es un pasado para el presente. Todo esto viene especialmente a cuento del empeño por no olvidar el genocidio, en concreto la Shoah y de ahí películas al estilo de La lista de Schindler (p. 175). Los españoles podemos dar buena fe de esta tendencia a la vista del interés que sigue teniendo todo lo relativo a la guerra civil y el franquismo.

Por lo demás, el cine es también testigo de su época. Nunca se han filmado tantos acontecimientos y problemas políticos y sociales (p. 183). Escojo algunos de los temas sobre los que los autores reflexionan con mejor o peor fortuna: la ecología (p. 184), el mercado, las condiciones de la globalización (p. 190), la época del capitalismo total (p. 192), la apuesta por la democracia (p. 195), la crítica a la democracia y, sobre todo, la crítica al neoconservadurismo reaganiano en los EEUU (p. 198), la crítica al imperialismo y la defensa de los derechos humanos (p. 205). Y, junto a todo esto, nada aventaja en cantidad y calidad al tratamiento de los temas referentes al yo, referentes al individuo (p. 205) porque, dicen los autores: "el culto al hedonismo consumista y el culto a la autonomía subjetiva brotan cuando desaparece la fe en las grandes ideologías de la historia (Nación, Revolución, Progreso)" (p. 206). La verdad, siempre que me encuentro estos diagnósticos tan rotundos, siento desconfianza. ¿Quién ha dicho que ha desaparecido la fe en esas ideologías? ¿En la Nación? ¿Desde cuándo? Nunca ha habido más nacionalismo y más obtuso y fanático, por cierto. La creencia en el Progreso se ha encarnado en la conciencia misma de la contemporaneidad; de desaparecer, nada. Y en cuanto a la Revolución, es cierto que anda algo mohína; pero se puede substituir por un renacimiento de la fe en la Religión.

La última parte de este interesante libro versa sobre las relaciones entre la gran pantalla y la pequeña. Y, dentro de la pequeña pantalla, la reina de todas, la televisión. Hoy se relativiza la distinción entre cine y televisión, se hace un cine de geometría variable, que se mezcla por doquier con la televisión y ésta, a su vez, busca territorios en que imponerse, por ejemplo, el de las series (p. 226). Los programas de hiperrealidad tratan de hacer de la televisión un hipercine (p. 231). A pesar de todo la televisión no puede con el cine y por más que es un espectáculo realmente de masas. Basta con pensar en los telespectáculos deportivos con cientos de millones de espectadores de competiciones, olimpiadas, etc (p. 235). Otra forma de la pantalla es la publicitaria. El cine ha estado siempre ligado a la publicidad y hoy más que nunca, cuando hay un imperio del logotipo y se aprecia sobre todo el llamado product placement, esto es, la capacidad de que ciertas marcas aparezcan en películas (p. 249). La pantalla se ha universalizado al extremo de que, según los autores, el individuo hipermoderno resulta ser un Homo pantalicus que vive en una patallocracia (p. 270). Partiendo de la vieja "sociedad del espectáculo", de Guy Debord se llega a una democracia de vigilancia que Pierre Rosanvallon llama la "contrapolítica" (p. 275). Pantalla es también internet, a la que muchos critican por creer que aisla a las gentes. Y pantalla asimismo el estado de videovigilancia en que nos movemos hoy día. En 2007 se calculaba que había unos 4,2 millones de vídeocámaras en Gran Betaña, el país más vigilado de la tierra (p. 285) . Igualmente cuenta aquí la "pantalla lúdica" con manifestaciones como second life, que permiten la cinematografización de los individuos; y el videoclip. El vídeo abre nuevas fronteras a través del videoarte. Cabe recordar el fenómeno de Youtube, en donde hay más de cien millones de vídeos (p. 307). El uso del vídeo tiene posibilidades inimaginables. Por ejemplo, el caso de los trackers, personas armadas de una vídeocámara que se convierten en la sombra de un político al que filman a todas horas del día o las modalidades de happy slapping (p. 309), consistente en abofetear a alguien por la calle y grabarlo en vídeo. Las posibilidades del vídeo se pueden ver igualmente en las secciones de sucesos de los periódicos.

Concluyen los autores su obra retornando a la consideración del relato. La modernidad se basa en la omnipresencia del relato y éste es asimismo el secreto del éxito del cine estadounidense: que se basa en un relato sencillo, fácil, que todos entienden (p. 317). El cine es el que mejor puede cumplir esta función de relatar. Recojo una cita que incluyen de David Lynch: "El cine es un medio de decir lo que no se puede decir con palabras, exceptuando quizá la poesía. Es un lenguaje consistente en la combinación de varias artes, un lenguaje de belleza y profundidad infinitas que puede contar todas las historias." (p. 318). Charles Lalo tomó de Montaigne el concepto de "artificación" de la vida y el cine es hoy uno de los principales instrumentos de artificación del universo hipermoderno (p. 321).

Para terminar coincido con una apreciación de los autores que me resulta simpática a fuer de voluntarista. Dicen que el único baluarte que queda frente a la invasión universal de la pantalla es el viejo libro (p. 311). Así es y así será pero, a mi entender, como son estas cosas en la acción humana: el triunfo incontestable de la pantalla vendrá acompañado de la supervivencia del libro en círculos restringidos.

Obama flaquea.

Había empezado tan ricamente: Guantánamo se cerraba, todo era cuestión de encontrar acomodo para los cientos de personas ilegalmente secuestradas allí. Además los responsables de torturar detenidos en la sedicente "guerra contra el terrorismo" responderían ante la justicia. Los Estados Unidos tenían que recuperar su prestigio moral ante el mundo, lamentablemente perdido en los ocho años de mandato del utraderechista, neocon, típico representante del llamado fascismo simpático, el señor George W. Bush.

Poco a poco van haciéndose aparentes las dificultades de llevar a la práctica aquellos propósitos. No está claro hasta dónde puede llegarse cuando se habla de "responsables de torturar"; se puede llegar hasta el mismo expresidente Bush. Tampoco está claro qué hacer con los cientos de secuestrados en Guantánamo y (si acaso) en las otras cárceles de la CIA esparcidas por el mundo. Cárceles opacas al escrutinio público, cárceles secretas en las que los prisioneros carecen de todo derecho, incluso de identidad. B-6534689, como en Dachau o en Auschwitz. Cada vez hay gente más poderosa vociferando en los medios que la política de Mr. Obama debilita al país y el señor Cheney, exvicepresidente de los EEUU, pide que la CIA publique unos informes secretos para que se compruebe que la práctica de la tortura de los ahogamientos simulados ha sido positiva para los EEUU porque ha servido para evitar actos de terrorismo, muertes, etc. El fin justifica los medios y la tortura es menos tortura si se obtienen buenos resultados. Hace falta ser canalla.

Y, por último, llega la orden: se restablecen las comisiones militares que estaban "juzgando" a los secuestrados de Guantánamo y se prohíbe taxativamente la publicación de nuevas fotografías que documentan e ilustran acerca de la aplicación de torturas en todos los centros de detención de los EEUU, no sólo de Guantánamo. Las fotos se han publicado en Australia, país de momento allende la jurisdicción del presidente estadounidense y puede verse, en efecto, qué generalizada estaba la tortura en los infames años del señor Bush. Ahora ni siquiera se sabe si el propósito de denunciar políticamente y perseguir jurídicamente la práctica de la tortura será practicable, entre otras cosas porque, aunque hayan intentado negarlo, los demócratas estaban al corriente de que en los EEUU se torturaba. Hasta la presidenta (demócrata) de la Cámara de Representantes ha tenido que confesar que lo sabía desde 2003. Eso plantea la extensión de la condena por complicidad con la tortura a vaya Vd. a saber cuántos diputados. En el límite, siendo Senador: ¿tampoco sabía nada el señor Obama? Ocurre como con los gastos de los comunes en Gran Bretaña: no es uno ni dos; es la clase política en su conjunto. Es el mismo sistema político.

Lo único que se me ocurre decir es que debe haber una investigación sobre la tortura en los Estados Unidos, debe llevarla a cabo una comisión independiente y no puede ser una comisión parlamentaria por razones obvias. Y caiga quien caiga. Habrá que destituir a los responsables y exigir las responsabilidades penales que correspondan; a quien corresponda. Incluso al expresidente Bush.

Igual que hay que suprimir las comisiones militares. Si algunos de los secuestrados (incluso todos) deben ser procesados en los Estados Unidos habrá de ser en la jurisdicción civil, con plenos derechos procesales. Expresamente se había negado a estas personas la condición de prisioneros de guerra para no tener que aplicar las convenciones de Ginebra; por tanto, que se los trate como a civiles.

A ver cómo lo enfoca el presidente Obama.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

El rencor.

No para, no se está quieto, no calla. Dice pasar el setenta por ciento de su tiempo en el extranjero (y supongo que lo dice con tono de desprecio) pero el treinta por ciento que pasa en España cunde por el ciento por ciento de los demás. No hay asunto sobre el que no se pronuncie en público, siempre vaticinando lo peor, siempre diciendo lo más radical, lo más agresivo y lo más desagradable posible. Las cosas tienen que ser como él diga y nadie puede entenderlas de otra forma, empezando por su propio partido cuyo dirigente no puede articular política propia alguna porque ya tiene al señor Aznar marcando los límites del juego siempre puestos en la propia puerta del adversario.

Esta ubicuidad, esta verborragia del personaje apunta a las medidas de su acción. Su estrategia es la muy carpetovetónica "de qué se trata que me opongo" y su justificación es la unidad de acción de su campo y él personificando esa unidad de acción de modo autoritario, poniendo en evidencia cómo el adversario lo odia. Un odio del que suele quejarse alegremente levantando constancia de que si algunos lo odian es porque están obsesionados con él y con lo que él puede hacer.

Y ¿qué puede hacer? Pues lo que dice en su libro: sacar a España de la crisis. Este tipo de libros de recetas de crecepelos suele prosperar en época de vacas gordas; en la de las flacas, cuando se mide sobre las costillas la eficacia de las recetas que proponen, la cosa está más chunga. En este caso concreto el error básico del recetario es que se hace en el orden nacional para una crisis que es básicamente internacional y sólo admite tratamientos internacionalizados.

En fin, ¿a qué razonar con alguien que sólo habla desde el rencor? Este hombre está marcado a fuego por su ignominiosa salida de la política, entre la sangre y la abyección de haber intentado mentir sobre un asunto tan grave como los atentados del 11-M y sólo para tener que reconocer asimismo que también mintió al hablar de armas de destrucción masiva para justificar la aventura iraquí de España, que la mentira es su norma de vida. Y sólo desde el rencor puede llegarse al extremo inverosímil de culpar al Gobierno de España por la pitada y la bronca al himno en el Mestalla con el añadido esperpéntico de sostener que con él y con los suyos eso no pasará ¿Pues qué piensan hacer? ¿Meter la Acorazada Brunete en el estadio? Está claro que todo en la vida tiene un límite excepto la estupidez.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 16 de maig del 2009

El caso Camps.

La experiencia procesal vivida por el señor Camps lleva camino de convertirse en un "caso Camps", un episodio de la historia contemporánea peculiar por varios conceptos.

  • Es peculiar que un dirigente político ande en dimes y diretes por un asunto de trajes, al parecer recibidos en forma de dádivas como el que recibe un jamón. Hay en los trajes un elemento de dandismo que convierte al señor Camps en una figura curiosa, como baudelairiana.
  • Es peculiar que, preguntado por el asunto, el señor Camps se niegue a dar explicaciones en sede parlamentaria señalando que lo hará en sede judicial.
  • Es peculiar que el señor Camps, presidente de la Generalitat de Valencia diga, al parecer, a un amigo suyo por teléfono que lo quiere "un huevo". Es una expresión sorprendente. Viene a decir que lo quiere mucho. Esa intensidad de sentimiento arranca del hecho de que huevos sólo hay dos. Claro que hígado sólo hay uno y nadie dice a otro que lo quiera "un hígado". En el huevo hay un elemento sexual obvio.

En fin, que el caso Camps da pie para dos reflexiones, una de hace tiempo y otra de ahora mismo. La de hace tiempo nos traslada a los años ochenta, el comienzo de la carrera del señor Aznar en Castilla y León. La tal carrera se inicia con una acusación de delito al entonces presidente de la Comunidad Autónoma, Demetrio Madrid, socialista. Hecha la imputación, Aznar formuló una de sus habituales baladronadas: "Le doy veinticuatro horas para dimitir". Madrid dimitió, en efecto. Aznar se calzaba la presidencia. Tres años después la justicia absolvía a Madrid. Aznar no pidió ni disculpas. Esta breve anécdota dibuja la estatura moral de Aznar y la de Madrid y deja bien a las claras cómo opera el PP según que la imputación sea a alguien del PSOE o a alguien del PP.

La reflexión de ahora mismo retrata, a su vez, la condición moral del señor Camps. Como se decía al principio, éste afirmó que sólo declararía en el lugar oportuno y, al saberse la imputación, se apresuró a decir que se alegraba de ella porque de este modo podía por fin declarar en el foro oportuno. Lo que no dijo es que, entre su primera afirmación y la última sus abogados presentaron un recurso para que se anulara todo lo actuado hasta entonces. Si ese recurso se hubiera aceptado, el señor Camps no tendría nada que declarar. Es decir, dice que está deseando declarar pero eso es mentira: está deseando suprimir la necesidad de declarar. Es una actitud de típica doblez, de tramposo. Ignoro a qué llamará el señor Camps declarar pero está claro que, sea lo que sea, lo hace a la fuerza y que el PP no exige que el señor Camps haga lo que hizo el señor Madrid. Ni en veinticuatro horas ni en veinticuatro años.

Por último, el gesto dolorido del señor Camps, su aspecto de llevar un cilicio y ofrecer sus sufrimientos al Altísimo sólo preparan la escena para lo que será el vodevil del decenio. Si se tiene en cuenta que también toca declarar al Bigotes, es posible que el vodevil se convierta en astracanada.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 15 de maig del 2009

El aborto y la píldora.

Gran ofesiva del Gobierno en pro de la regulación de la natalidad en España, cosa muy puesta en razón, avance evidente sobre formas anteriores de sociedad, sobre costumbres periclitadas que han dominado hasta la fecha en el noventa y nueve coma noventa y nueve por ciento del caminar del ser humano sobre la tierra forzándolo a aceptar los hijos que vinieren y como vinieren porque eran enviados por Dios y paridos con dolor. Esta forma de organizarse, obligada debido a la ignorancia de la especie humana, a su falta de conocimientos científicos sobre los procesos reproductivos, era al mismo tiempo causa y efecto de la condición subalterna de las mujeres. Porque la esclavitud de éstas en todas sus variedades (la doncella, la virgen, la casada fiel, la madre abnegada, la puta, la amante, la mujer florero, la esposa resignada, la desconsolada viuda, etc, etc) en provecho de los hombres surgía directamente de su falta de control sobre la reproducción de la que son fisiológicamente pero no racionalmente responsables, como si fueran cobayas.

A su vez la gran ofensiva que han desatado las organizaciones provida, Hazte Oír, etc apunta todos los cañones contra las dos últimas decisiones del Gobierno de poner la píldora postcoital a la venta libre en farmacias y aprobar la reforma de la vigente ley del aborto que hace la interrupción voluntaria del embarazo libre hasta la semana décimocuarta y desde los dieciséis años de edad. Hacen bien estas organizaciones llamadas "provida" en montar la marimorena, negar que el aborto sea un derecho, insistir en que siga siendo delito y tronar calle arriba calle abajo en favor del nasciturus. Es un discurso muy impactante y mucha gente se lo cree. Todos los que no se percatan de que a los antiabortistas la vida del nasciturus les da igual y su pelea no es por los sedicentes derechos del embrión sino por el mantenimiento de la situación supeditada de las mujeres en nuestra sociedad. De lo que se trata es de impedirles que lleguen a controlar su reproducción porque eso contribuye también a liberar su sexualidad y, como todos sabemos, la liberación sexual de las mujeres será también la de los hombres. No hace falta ser Wilhelm Reich para darse cuenta de que esta actitud equivale a un cambio radical del orden social. Así que de eso se trata en las campañas antiaborto: de mantener a las mujeres sumisas, templo de Dios, seno materno, descanso del guerrero, báculo de la vejez ajena, todo menos permitir que sean ellas mismas y puedan decidir por sí mismas.

La pelea entre abortistas y antiabortistas se da en dos planos semánticos distintos por razones evidentes. Para los primeros se trata de la lucha por los derechos de la mujer; para los segundos de la lucha por los derechos del embrión. Tenían que invocarlo así y hacer como que se lo creen porque es muy difícil invocar una causa social consistente en negar derechos a alguien, en este caso a los mujeres y no cualesquiera derechos sino el fundamental a decidir qué vida quieren para sí y para los suyos, incluidos los hijos, si los quieren.

Así que menos monsergas: en este debate nos jugamos la consolidación de la emancipación femenina en España u otro retroceso a tiempos de inseguridad jurídica, amedrentamiento de las mujeres, malos tratos, etc.

La interrupción voluntaria del embarazo, como el tomar la píldora del día después, son manifestaciones del derecho de las mujeres a controlar su vida. Para los provida no es un derecho sino un delito. Eso es lo que ha estado siendo desde el origen del cristianismo hasta hoy con los resultados escasamente halagüeños que cabe ver. Digo yo que sólo esta consideración justificaría el cambio de actitud para dar a la libertad una oportunidad y devolver a las mujeres el derecho sobre su propia vida. La oposición a esta actitud es lo que da la medida del verdadero liberalismo de los neoliberales españoles al estilo de la señora Aguirre: todos partidarios del derecho irrestricto a decidir del individuo... salvo que se trate de una individua y el decidir sea ahí sobre su reproducción. En tal caso estos seudoliberales afirman que ese derecho no corresponde a la mujer sino a Dios, al cura, al marido, al padre, al Estado, a cualquiera menos a ella.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).