dilluns, 20 d’octubre del 2008

La crisis total.

Si piensa Vd. que con las últimas decisiones precipitadamente adoptadas por los gobiernos europeos y estadounidense para salvar a sus bancos y garantizar los depósitos se ha resuelto la crisis financiera internacional, que los dioses lo amparen porque esto no ha hecho más que comenzar y tiene pinta de ser mucho más grave de lo visto hasta la fecha. Con lo que disgusta a los políticos aparecer dando malas noticias, las declaraciones del señor Almunia el otro día diciendo que teme una segunda oleada con quiebras bancarias a causa de la recesión que ahora asoma su feo morro por detrás de la crisis crediticia es un aviso que no debe echarse en saco roto.

Porque no hay segunda oleada en realidad pues es la misma que no acaba de pasar. Holanda inyecta hoy 10.000 millones de urillos para reflotar ING, un peazo banco que otrora ofertaba euros a ochenta céntimos. El asunto no tendría mayor importancia de no ser porque 10.000 millones es la mitad de lo que el país había previsto para sanear a toda la banca; lo cual nos pone sobre la pista del primer problema, i.e., que la crisis es tan grave que los Estados no dispondrán del dinero suficiente para hacerle frente. No es solamente que no dejen de caer entidades financieras más o menos potentes como la Caisse d'Epargne que con esos miserables 600 millones de euros es una bagatela o el Bayern LB de Alemania que tendrá que recurrir al capital del Estado por un monto aún indeterminado en espera de lo que suceda con el Commerzbank, el segundo banco alemán, que ya ha reconocido "problemas", sino que el conjunto de la banca decida considerar, como ya está pasando, que el monto total de capital que aprestan los Estados es como un buffet libre del que deben servirse. Al menos es lo que dicen los bancos alemanes con excepción del Deutsche Bank. Porque se trata del meollo mismo del capitalismo: nadie puede ofrecer seguridad al ciento por ciento en una economía capitalista. El sistema funciona sobre la confianza. Si ésta se pierde, el Estado es el último refugio y, como se ha visto, a él se ha recurrido. Pero tampoco el Estado puede garantizar al ciento por ciento a todos los ahorradores; eso es imposible. Y estamos cerca de que así se reconozca, lo que tendrá los efectos devastadores que cabe imaginar.

Por eso se están poniendo de acuerdo los gobernantes mundiales para dar, según dicen, una respuesta conjunta a la crisis. Los señores Sarkozy, Durao Barroso (que no pinta nada pero es el presidente de la Comisión de la Unión Europea) y Bush, el consabido "pato cojo", de charleta este finde han decidido convocar una serie de cumbres empezando este mes de noviembre con el fin de reorganizar el sistema financiero mundial y quizá acordar un Bretton Woods II, como si estuviera en su mano poner freno, no digo ya remedio, a esta catástrofe financiera mundial, este colapso del conjunto del sistema que empezó por donde tenía que empezar, en Wall Street, el corazón del Imperio y no como la crisis de los ochenta en las llamadas "economías emergentes" de Asia. Economías por cierto que, escarmentadas, tomaron medidas para que no se repitiera el daño como en su día dice que hizo España y ahora veremos cómo salen del atasco los tigres asiáticos y el carpetovetónico.

Uno de los rasgos de las reacciones a la crisis está siendo la lentitud de éstas de modo que cuando los gobiernos anuncian sus medidas para atajar el desastre A1 estamos ya en el A2. Aquí se plantea el segundo problema, esto es, que no solamente quiebren los bancos sino también los países. Es lo que está pasando con Islandia donde hasta hace poco ataban los perros con longanizas y ahora a lo mejor se tienen que comer a los perros; un país de 300.000 habitantes en bancarrota que un grupo de internautas chinos está pensando en comprar entero lo que admitirán Vds. que es pintoresco: los descendientes de los orgullosos vikingos convertidos en esclavos de los misteriosos asiáticos porque supongo que si compran el país lo compran con sus moradores. ¿O pretenderían echarlos? Claro que la rumorología ya dice que los siguientes en ir a la bancarrota serán Ucrania y Corea del Sur.

Tampoco China queda al margen de la crisis. La recesión que se vive ya de hecho en los países occidentales, principales clientes de la fabulosa capacidad productiva china, está obligando a las empresas de la República Popular a restringir la producción, lo que significa paro, y paro en proporciones chinas. Por ejemplo la Asociación industrial de Hong Kong prevé que, de seguir las cosas así, en los próximos meses perderán su empleo sólo en esa zona dos millones y medio de trabajadores. Porque si bien en China se adelanta un crecimiento del PIB de sólo un 10% (frente al 11,9% del año pasado) el país no está ni puede estar a cubierto de los procesos de globalización y son estos, como ya se ha dicho en Palinuro en repetidas ocasiones, los que hacen que esta crisis sea intratable en tanto no se consiga poner en pie lo que el economista chino Ding Xueliang llama un Consejo de Seguridad del sistema financiero mundial de lo que, me temo, hay tantas posibilidades como de que los Estados Unidos ganen la guerra del Irak. Y con esta globalización que no respeta frontera nacional alguna y que condenará a la recesión más o menos por igual a todas las economías (como supone el señor Rodríguez Zapatero en la entrevista que le hizo Público este finde, publicada en dos tandas una el sábado y otra el domingo) no hace falta ser un pesimista para aconsejar al personal que no se fíe de nadie y menos que de nadie de los bancos.

Es al amparo de esta galopante globalización en la que una cantidad indeterminada de sinvergüenzas, todos con másters en Yale y Harvard, han corrompido el sistema financiero mundial donde apunta en el horizonte el tercer problema: la siguiente oleada de quiebras producidas por los impagos (cientos, miles de millones de impagos) de los adelantos de las tarjetas de crédito en todo el mundo. Los morosos de las compras a plazos vendrán a sumarse a los dos grupos de grandes perdedores que ya ha dejado tras de sí la crisis: los que no pueden pagar las hipotecas y además ven que el precio de sus inmuebles baja continuamente y los titulares de fondos de pensiones que ven como se evaporan los ahorros de toda su vida. Esto es particularmente indignante sobre todo cuando se observa cómo los granujas que han estado haciendo su agosto con los "imaginativos" productos financieros reciben indemnizaciones millonarias como premio por haber estado robando.

No dudo de que el capitalismo se salvará ya que no hay con qué sustituirlo pero será a un coste terrible, dejando detrás de sí mucha más destrucción que la que preveía Schumpeter como creadora, destrucción "destructiva", ruina, frustración y desolación. No sé si la izquierda está en situación de explicar lo que sucede y proponer remedios que movilicen a la gente. Sospecho que no.

(La imagen es una foto de Hedrock, bajo licencia de Creative Commons).

Dos publicaciones interesantes.

El Institut de Ciències Politiques i Socials (ICPS) es un organismo autónomo dependiente de la Universidad Autónoma de Barcelona que realiza una intensa y encomiable tarea de investigación y publicaciones en el campo de las ciencias políticas y sociales. Fundado inicialmente por Isidre Molas y dirigido hoy por Joan Marcet, ha publicado ya docenas de monografías bajo la forma de Working Papers en una amplia serie de temas que van desde aspectos históricos de la política y la sociedad hasta los teóricos, pasando por cuestiones de partidos, de grupos de presión, etc y lo ha hecho en diversas lenguas, catalán, español, francés e inglés principalmente. Esa colección es hoy un instrumento precioso de trabajo para politólogos y sociólogos. Además en tiempos recientes el ICPS ha ampliado su radio de acción con algunas publicaciones de mayor empaque en forma de libro, alguna de las cuales ya reseñó Palinuro en su día, por ejemplo el de Carles Castro Relato electoral de España en el post de 8 de abril de 2008 titulado Una historia voto a voto así como otras de carácter periódico como este Anuario Político (ICPS, Barcelona, 2008, 136 págs) que sale por primera vez y es de esperar tenga feliz continuidad.

El anuario se divide en cinco apartados: procesos electorales, parlamento, gobierno, partidos políticos y ámbito local en los que hay artículos de especialistas y un cumplido acopio de material estadístico muy útil.

En la parte de "procesos electorales", un artículo de Lucía Medina (Les eleccions municipals de 2007 a Catalunya) da cuenta del enunciado del título. Como aspectos más destacados señala que sigue aumentando la abstención que comenzó en 1991 y así una abstención del 39% en 2003 llega en 2007 al 46% si bien está localizada en los municipios grandes por cuanto los pequeños, menores de 5.000 habitantes han tenido un aumento de la participación. Alguna relación tendrá esto con el hecho de que aunque Convergència i Unió (CiU) haya obtenido peores resultados en 2007 (25% del voto) que en 2003 (33%), siga siendo la primera fuerza municipalista, con 419 alcaldes y 3.384 concejales. El Partido Socialista de Cataluña (PSC) mantiene su representación en torno al 33% y acorta distancias con CiU al obtener 277 alcaldes y 2570 concejales, y lo mismo sucede con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que sigue subiendo lentamente en votación desde el 3% en 1991 al 12% en 2007 obteniendo 169 alcaldes y 1584 concejales. El PP e Iniciativa per Catalunya-Els Verts (ICV) se mantienen en torno al 10% del voto. El gráfico de la derecha es ilustrativo.

En el mismo apartado Tània Verge (Impacte de la Llei d'Igualtat en la feminització de la vida política local) prolonga un trabajo publicado en el penúltimo número de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, también reseñado en Palinuro el 15 de septiembre de 2008 en un post titulado Cuestiones de género. Lo centra en los gobiernos locales y sus conclusiones vienen a ser las mismas (y por los mismos procedimientos, más o menos): "la paritat legal no ha aconseguit esborrar l'empremta masculina de la vida política" (p. 16) y como la feminización de la vida pública depende de la voluntad de los actores, no ha avanzado cuanto sería de desear.

En la sección sobre el Parlamento, Ismael E. Pitarch (L'incidència del nou Reglament en el procediment legislatiu) toma nota de la norma al amparo del nuevo Estatuto que redefine la labor parlamentaria en Cataluña y dedica su atención a dos innovaciones: la figura del Relator y la introducción del decreto-ley, hasta ahora reservado al Gobierno de España. Por lo demás el Anuario trae una muy útil relación de datos sobre el Parlamento catalán: su organización, funciones, estructura, representación y actividad legislativa con dieciocho leyes aprobadas (clasificadas por su temática) así como los debates habidos. Llama la atención que, tras el debate llamado de "Política General", un sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat reveló que sólo el 35% de los encuestados sabía que se había producido. Parece poco, pero habría que compararlo con los datos de otras comunidades autónomas si existieran.

El apartado dedicado al Gobierno incluye un artículo de Jordi Matas (Objectiu de govern: estabilitat i desplegament de l'Estatut) en el que lo más significativo es el hecho de que el Gobierno de la Generalitat tuviera que realizar su labor en régimen de coalición demostrando, según dice Matas que "com en la majoria dels països europeus democràticament més avançats, tambén es pot governar en coalició de manera estable, que vol dire governar amb comoditat..." (p. 60), cosa, digo yo, que aún no ha demostrado el Gobierno de España. El anuario incluye datos interesantes como el organigrama del Gobierno. Al respecto, según puede verse en la imagen de la derecha, el Govern todavía tiene un camino que recorrer para hacer realidad el principio de igualdad de género en la administración ya que la proporción de mujeres está entre un 20% y un 33%. También se exponen las líneas de actuación del ejecutivo, el presupuesto de ingresos y gastos por capítulos (es de reseñar que los capítulos de sanidad y educación se lleven más del 61% del presupuesto, 40% para sanidad y 21% para educación) así como los acuerdos de gobierno y unos gráficos acerca de la valoración ciudadana de la acción de gobierno tanto al día de hoy (molt bona y bona: 34,5%; dolenta y molt dolenta: 22,5% y normal: 41%) como en serie histórica desde 1991 en la que puede apreciarse que la valoración molt bona + bona ha bajado unos 10 a 12% puntos porcentuales desde 1991.

En el apartado de partidos políticos, un artículo de Marta Luque (Els partits polítics catalans: entre la reestructuració, la contestació interna i la redefinició ideològica) pasa revista pormenorizada a los acontecimientos que han marcado a los partidos catalanes con bastante buen sentido. Se complementa el artículo con una información de fondo de cada uno de los partidos, su origen, evolución, estructura organizativa, composición actual y series históricas de resultados electorales partido por partido. Echo de menos datos de afiliación, aunque ya sé que es asunto muy difícil. Hay abundancia de información gráfica muy conveniente. Obsérvese el gráfico histórico de la simpatía hacia los partidos catalanes; se verá la clara hegemonía del PSC en torno al 30% prácticamente desde el comienzo lo que, naturalmente, no quiere decir que esa simpatía se traduzca en votos en las elecciones autonómicas, aunque sí en las generales.

El último apartado sobre ámbito local trae un interesante artículo de Jaume Magre (Reformes legals i retorn a l'equilibri sistèmic amb les eleccions municipals de 2007) que da cuenta de cómo ha influido en la organización del gobierno local catalán la reforma del Estatuto. No hace falta decir que el aspecto más interesante con respecto al de 1979 es la aparición de las veguerías, la vieja aspiración territorial catalanista en detrimento de las provincias que se mantendrán como formas organizativas "zombies" (el calificativo es mío) mientras la Constitución siga diciendo que son las circunscripciones electorales.


La otra publicación interesante es el número siete del Observatorio Político Autonómico, una edición conjunta de la Universidad Autónoma de Barcelona, la de Granada, la del País Vasco y la de Santiago de Compostela, bajo la dirección de Joan Marcet, Juan Montabes, Nieves Lagares y Francisco Llera, que contiene un sondeo de opinión en las cuatro comunidades con un cuestionario único que permite hacer comparaciones muy útiles entre las cuatro. Los sondeos se centran en: 1) opiniones sobre la situación política y social de España y de la Comunidad Autónoma; 2) el grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia en España; 3) la valoración que se hace de los gobiernos central y autonómico así como de los principales dirigentes políticos; y 4) algunas de las actitudes políticas básicas. Y los cuadros traen la información pertinente para el año 2007 así como las series históricas de las respuestas a las preguntas desde 2003. Incluyo tan sólo una de las numerosas tablas y gráficos del estudio que encuentro especialmente significativa. Se verá que así como los porcentajes de ciudadanos "muy satisfechos" con el funcionamiento de la democracia en España es más o menos el mismo en Andalucía, Euskadi y Galicia, baja en dos puntos en Cataluña. Cataluña, en cambio, ofrece el mayor porcentaje de "bastante" satisfechos, con un 55,8%, mientras que Euskadi tiene con mucho el más bajo (29,7%). En cambio los "poco" satisfechos en Euskadi representan unos 10 pountos porcentuales más que en Andalucía y Cataluña y lo llamativo es que los "nada satisfechos" con la democracia en España en Euskadi triplican a los de las demás comunidades autónomas. En conjunto, los "poco" y "nada" satisfechos con la democracia española en Euskadi son algo más del 60%, aproximadamente veinte puntos porcentuales por encima de las otras comunidades del observatorio. A los vascos no parece gustarles la democracia española, no sé si por déficit democrático o por ser española ya que en las tablas en que se pregunta por los sentimientos nacionales Euskadi da con mucho el mayor porcentaje de independentistas.

diumenge, 19 d’octubre del 2008

Visceralidad.

Que si esperpento, que si astracanada, que si disparate jurídico; que si el señor Garzón es un histrión, un sinvergüenza, un juez estrella, un ignoramus; que si pretende hacer una juicio a la derecha, abrir el camino a la revancha de la izquierda, hacer una nueva causa general; que por qué no pide el certificado de defunción de Napoleón... Entre los políticos y los columnistas de la derecha ayer no dejaron un hueso sano al juez Garzón. Estaban fuera de sí mostrando de tal modo tanto su nulo respeto por las decisiones judiciales como el miedo que tienen a que, por fin, el país ajuste cuentas con la Dictadura de verdad y salgan a la luz los asesinatos, torturas, violaciones, persecuciones, robos que se cometieron a cientos de miles entre 1936 y 1952 y sobre los cuales se edificó luego el "orden jurídico" de aquel régimen de delincuentes y criminales.

Es miedo lo que delata tanta visceralidad. Rabia y miedo. Miedo a la verdad. ¿No habíamos quedado en olvidarnos todos de todo?, dicen indignados. En nuestra generosidad, a pesar de haber ganado la guerra, aceptamos la democracia en el entendimiento de que nadie hurgaría en el pasado y héte aquí que llega un juezucho de tres al cuarto y rompe el gran pacto de la transición. El pacto del silencio.

No obstante aquí no se trata de otra cosa que de encontrar los cuerpos de las personas asesinadas por los franquistas durante aquellos dieciséis años porque eso es de justicia y es un derecho de los familiares y de la sociedad en su conjunto. Nadie quiere vengarse de nadie pero sí que se sepan los nombres de los asesinos, los torturadores, los pistoleros y esbirros que cometieron aquellas canalladas. Los fallecidos serán exonerados, los vivos, si se tercia, procesados con todas las garantías de la ley. No por venganza sino porque en una sociedad civilizada los delitos no deben quedar impunes. Y frente a eso ninguna ley de amnistía ni de punto final puede prevalecer.

Por eso está la derecha tan rabiosa, porque tiene miedo. Miedo por los intereses creados, claro está. Miedo de mirar a la verdad cara a cara, de que se sepa que erigieron su "paz" sobre fosas comunes de un pueblo masacrado y que, en muchos casos, su prosperidad se debió al saqueo y el pillaje; al botín de guerra. Tipos que siguen llamando al General felón "el anterior Jefe del Estado" es evidente que se sentirán personalmente agredidos por la decisión del juez Garzón. Muchos de ellos son ya viejos pero es bueno aprender, aunque sea de viejo, que el tiempo hace justicia

Dice el señor Rodríguez Zapatero que el franquismo ya ha sido juzgado por la historia. Por supuesto, por supuesto. Ya lo había sido desde el mismo dieciocho de julio de 1936 cuando un grupo de generales y mandos militares traidores y delincuentes, se alzó en armas contra el gobierno legítimo de la República. Pero ese juicio negativo no parece haberse escuchado bien. Sigue habiendo mucha huella de aquel régimen criminal: el Valle de los Caídos, por ejemplo; el arco de la Victoria (¿?) en La Moncloa; una fundación "Francisco Franco". ¿Alguien ha creado una fundación "Benito Mussolini" en Italia o una "Adolf Hitler" en Alemania? ¿Qué fines de interés colectivo y avance social puede perseguir una fundación "Francisco Franco"?

La visceralidad de la derecha muestra su miedo también en otro terreno en el que todavía nadie ha aquilatado las consecuencias de las actuaciones judiciales del señor Garzón: si el golpe de Estado de los militares fascistas españoles fue delictivo, todos sus actos son nulos de pleno derecho, empezando por sus famosos "Principios del Movimiento Nacional" que juró el Rey don Juan Carlos para convertirse luego en sucesor "a título de Rey" de aquel asesino. En el momento en que esto sucedió, el Rey pronunció un discurso en el que dijo lo siguiente:

"Una figura excepcional entra en la Historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la Patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien, como soldado y estadista, ha consagrado toda la existencia a su servicio."

Si quería ser Rey no hay duda de que no podía decir otra cosa. Pero nadie lo obligaba a ser Rey. Pudo negarse y si lo fue se debió a su estricta voluntad. Ahora, con el auto del juez Garzón en la mano, S.M. Juan Carlos I resulta profesar respeto y gratitud a un asesino, un criminal de lesa Humanidad. Si Dios escribe recto con reglones torcidos, esta Monarquía parlamentaria española fundamenta su carácter democrático y de respeto de los derechos humanos en el legado de un delincuente a quien España, en efecto, "nunca podrá olvidar" pero no por soldado y estadista sino por asesino.

No quiero ponerme tremebundo pero, a todos los efectos políticos, morales y jurídicos poner en cuestión la Dictadura es poner en cuestión la Monarquía que fue su heredera. Una monarquía que es una democracia y un Estado de derecho, sin duda, pero que tiene un vicio de origen que ahora se ve con claridad.

(La imagen es una foto de sagabardon, bajo licencia de Creative Commons).

Caminar sin rumbo (I).

INICIO.

Me dispongo a emprender un viaje que no sé a dónde me llevará ni cuánto durará pues no tiene rumbo ni itinerario ni objetivo concreto alguno. Es un viaje interior o, mejor dicho, la exteriorización del viaje interior en que consiste la vida, la cuenta de eso que se llama el vivir y está hecho de la materia de los sueños como se sabe. Ignoro qué forma tendrá aunque imagino que habrá estados de ánimo, paisajes, tiempos pasados y memorias, encuentros fortuitos con vivos y muertos, con gentes reales y ficciones, sobresaltos, proyectos, amoríos, pesadillas, reflexiones; habrá ocasiones, coloquios, despedidas, ámbitos para disentir, orden y desorden, desafíos al cosmos, ganas de morirse, angustia de recién nacido; habrá hombres, dioses, mujeres, niños, bestias, fantasmas y colegas de la oficina.

Tropezaré con el tiempo, trataré de engañarlo, me engañará, me engañaré, le confesaré que pasa sin sentir y cuando es acordado, ya se sabe, da dolor, lo perseguiré con saña y huiré de él buscando la nada en la que nadie quiere morar y es nuestro último refugio. Querré departir con los poderosos de este mundo y del otro, ocupar sus casas, disponer sus aperos y encontrarme con los miserables para encenderme de enojo. Resumiré todas las causas en una sola con una única pregunta que iré a depositar a los pies del principio de todas las cosas. Me volveré contra mí mismo por haberme perdido tantas veces y no querré soltarme sin acabar de confesarme en toda mi indignidad.

Sé que el itinerario pasará de lo posible a lo imposible como el ser se hace nada sin habérselo propuesto siquiera. Preguntaré a los que saben hasta encontrar la fuente de su ignorancia y me orientaré en cualquier dirección que se me ocurra, incluida la que me indiquen, pero no siempre porque un viaje a ninguna parte no puede tener un fin conocido ni dejar de tenerlo. Iré mirando las estrellas y pulsando la ley moral en mi corazón para que las unas y la otra puedan tener una conversación muda, hecha de infinita indiferencia y rendida admiración. Pienso moverme en el torbellino de la vida buscando una pauta de silencio que sé que sólo se puede encontrar si no se busca. Pero ¿por qué no voy a reconocer que si he de soportarme hasta el fin de mis días, bien puedo tratar de cambiarme por otro? ¿Y a dónde iré a buscarlo?

A ninguna parte.

La vida, el arte, el pensamiento, la acción, los cuentos y las cuentas de la vieja, querré registrarlo todo, observar su impacto en mi ánimo y traducirlo de alguna forma para que pueda entenderlo cuando menos yo. Quiero descubrir qué me lleva a escribir cuando se está tan a gusto paseando al atardecer; qué me induce a pelearme con las palabras cuando me rodean como ristras de chorizos que salen de la televisión o del susurro de la amante; qué puñetas me lleva a imaginar que lo que me ocurre o se me ocurre pueda tener interés para alguien más que no sea yo mismo de quien, por no saber, no sé si me intereso: o sí lo sé y sé que no y por eso ando disimulando con lo de que voy a hacer un viaje a ninguna parte, a salva sea la parte, a la parte de los infieles, a la parte del que reparte y a la del que la comparte.

Me las prometo felices deambulando en todas las dimensiones, cuarta, quinta y sexta incluidas pues sé que de la virtud haré necesidad e iré dando noticias de mi periplo según vaya teniéndolas yo, no necesariamente de modo regular. Palinuro me cede un hueco gentilmente pero no quiero abusar de su hospitalidad.

Así que aquí lo dejo, agarrado a la enésima taza de café en cuyos posos del fondo creo ver cómo titila la promesa de una o muchas aventuras. Al fin y al cabo, ¿no sería cuestión de ponerme en camino ya? Y eso es lo que he hecho: aprestar un lápiz y papel, abrir los ojos, mirar por encima de mis prejuicios, ver el mundo, el demonio y la carne y declararme rendido admirador de los tres que en el fondo son uno solo, exactamente lo que hay ahí fuera, majestuoso e ignorante de mis afanes con la misma razón con la que yo lo estoy de los suyos. ¿No he reiterado en los posts la experiencia del blog como un cuaderno de libertad en el que no hay que atender a respetos humanos? Con todo no olvido que el ejercicio de la libertad propia puede ser una peste para el vecino y como mi convicción me lleva siempre a pensar en los demás cuando me propongo algo, váyase mi libertad de escribir por la libertad de los demás de no leer.

Me pongo en camino en mi primera jornada con el ánimo henchido de expectativas. No es poca cosa haber llegado hasta aquí en esta explicación, releerla y dejarla estar como ejercicio de virtuosismo a la hora de explicar lo que encuentro inexplicable, ese impulso que me lleva a intentar caminos, a mirar por las ventanas, a preguntar por dónde voy a donde no quiero ir, a querer saber sin ignorar que tanto más se sabe cuanto más se olvida. Porque el saber que se sabe suele ser profesoral, aburrido y estar muerto ya que sólo es saber el que no se sabe sabiendo. Lo demás es impostación o deseos de que lo nombren a uno asesor de cualquier idiota. En la primera jornada el viajero tiene una tarea grata: ha de hacerse camino, luz, distancia y perderse por los huecos de la nada, jugando con alegría exaltada a mirarse en vida, en vida que inquiere qué se hace de las demás y busca encontrarse con ellas para sumar y seguir.

Como si eso, vano iluso, fuera posible; como si comunicarse directamente fuera posible y sin olvidar que indirectamente tampoco lo es. La primera jornada, como el momento en que el nadador friolero se acerca al agua, sólo puede resolverse tirándose de cabeza a ver qué pasa y lo que pasa es lo que te pasa por la cabeza, ni más ni menos. Lo horrible de la vida cotidiana y lo que fuerza a buscarla fuera de ella misma, quizá en otro continente u otro tiempo u otra clase, religión, cultura, lengua es que está inventariada y cronometrada.

Si quieres vivir libre de la tiranía del orden tienes quie ir para atrás hasta alcanzar la edad de la inocencia y como por definición, ésta no se impone una vez que se ha perdido sólo queda el recurso de ser inocente.

Ya veremos qué sucede.

(Las imágenes son sendos cuadros de Caspar David Friedrich, uno de 1822, titulado Mujer a la ventana que se encuentra en la Nationalgallerie de Berlín y el otro de 1818 Mujer frente al sol poniente, en el Museo Folkwang, Essen).

dissabte, 18 d’octubre del 2008

La inverecundia eclesiástica.

Arrecian las diatribas de la Iglesia católica contra la depravación de la época, el relativismo moral, la procreación con fines terapéuticos y todo lo que se mueva y pueda hacer más llevadera la vida a las personas en este valle de lágrimas. Lo de menos es aquí que el Papa, sus obispos, los curas y sus monagos se arroguen el derecho a opinar sobre cómo deben organizar la vida moralmente las personas con independencia de si son creyentes o no, esto es, que se adjudiquen el derecho a opinar, enjuiciar y orientar no sólo las opciones morales de sus fieles sino también las de los que no pertenecemos al rebaño. Y digo que es lo de menos porque, gracias a esa impertinencia, a esa demasía eclesiástica, podemos los no católicos en justa correspondencia opinar sobre las opiniones de la Iglesia; incluso estamos legitimados para enjuiciar sus asuntos internos. Por ejemplo opino que el Estado debiera obligar a la Iglesia a cumplir la vigente Ley de Igualdad de género ordenando tantos sacerdotes como sacerdotisas. Aunque en el Concordato de 1953 se dice que el Estado español reconoce a la Iglesia católica como sociedad perfecta entiendo que los Acuerdos de 1979 entre el Estado español y la Santa Sede derogan de hecho el Concordato y, por lo tanto, aquel reconocimiento. Entiendo que para el Estado español la Iglesia es una sociedad "imperfecta", humana, como son todas las asociaciones de derecho privado, que están obligadas a cumplir la legislación vigente uno de cuyos puntos básios es la supresión de la discriminación por razón de sexo. Las mujeres tienen el mismo derecho a ser curas, obispas y papisas que los hombres. Y todavía diré más: si la Iglesia suprimiera ese horroroso mandato del celibato la situación sería más llevadera para los curas y habría mucha menos pedofilia en las parroquias católicas, cosa que tranquilizaría mucho a quienes somos padres, especialmente a aquellos que envíen a sus hijos a colegios católicos.

No deseo llevar las cosas tan lejos por ahora y me concentraré en las declaraciones de la Iglesia sobre cuestiones no eclesiásticas, civiles o históricas. Son fáciles de distinguir porque siempre son las más negativas y reaccionarias: no, no, no y si hay que hacer algo que sea sin placer, sin alegría, con sufrimiento.

Comenzó esta nueva exhibición de inverecundia el Papa Benedicto XVI afirmando que el silencio de Pío XII ante el Holocausto fue lo mejor que pudo pasar porque así se salvó al mayor número posible de judíos a 850.000 según los más precisos. ¿Por qué no? Posiblemente. Pío XII siguió el ejemplo de un antecesor suyo, Poncio Pilato quien con su silencio también ayudó a salvar a un judío: Barrabás. Pero ¿cómo se puede tener el morro de decir que callarse ante la injusticia es mejor que alzar la voz contra ella? Sostengo que el principal defecto del Papa Benedicto (y tiene muchos pues es vanidoso, autoritario e intemperante) es su soberbia intelectual. Es tan pagado de sí mismo que piensa que los demás seres humanos somos tontos y se nos puede colocar cualquier tontería como si ignoráramos que el único momento en que el silencio está justificado es cuando hablamos de nosotros mismos. De nobis ipsis silemus.

A continuación salió el indescriptible Monseñor Rouco Varela representante vivo del espíritu tridentino explicando sana doctrina en un Sínodo en Roma. Dijo el Cardenal que el relativismo moral (el punching ball favorito de la ultracatólica señora Aguirre) fue el culpable del nazismo y el comunismo soviético. Lo dijo como si ambos le parecieran detestables, demoníacos y le dieran asco. No me explico en tal caso qué hacían los clérigos católicos de la foto brazo en alto a lo nazi ni qué la jerarquía española desde el cardenal Segura al también cardenal Pla y Deniel bendiciendo la Cruzada del asesino Francisco Franco, un nazi de El Ferrol. Tampoco me explico el Concordato que el Vaticano firmó con la Alemania nazi (al fin y al cabo Hitler era católico) el 20 de julio de 1933 y por el que el Estado alemán reconocía grandes privilegios a la Iglesia, aunque mantenía la separación de la época de Weimar. Es cierto que los curas católicos y los evangélicos participaron crecientemente en la resistencia antinazi y los nazis los persiguieron igual que a otros resistentes. Pero el Concordato siguió en vigor hasta el final y el Vaticano no lo denunció, lo que demuestra su hipocresía.

La tercera manifestación pública de la Iglesia trae sentido provocador y viene de la declaración de Monseñor Martínez Camino, secretario de la Conferencia Episcopal, obispo auxiliar de Madrid y carcunda redomado. Según el prelado la Iglesia se apresta a beatificar a ochocientos mártires más de la guerra civil española. Se entiende que mártires a manos de la horda roja. Este obispo, el más refitolero de los prelados, enamorado de su imagen como Narciso, es un heraldo del nuevo nacionalcatolicismo que trata así de desagraviar a Dios por el hecho de que un juez satánico pretenda rehabilitar a más de cien mil rojos, ateos y masones, justísimamente perseguidos, torturados, fusilados y ocultados por el glorioso Movimiento Nacional. A los curas no les parece bastante lo que hizo Franco por las víctimas de su bando y ahora pretende nbeatificarlas mientras obstaculizan o impiden que los parientes puedan encontrar los restos de las que asesinaron los fascistas con la bendición de la Iglesia.

La última manifestación eclesiástica, la que condena la práctica (que llama "eugenésica") de que nazcan niños para salvar a otros nacidos antes pero en peligro de muerte es las más absurda e insólita de todas. No se trata solamente de que esa oposición muestre lo reccionario de la actitud de la Iglesia, contraria a todo avance que alivie la condición humana. Tampoco, y es grave, de que muestre tanta inhumanidad y falta de caridad por serle indiferente que muera un ser humano, con tal de no revisar sus muy anticuadas teorías sobre la vida. Porque los niños no nacen para resolver el problema a su hermano mayor y a continuación acaban en el cesto de la basura. No, los niños nacen para vivir su vida y su destino individual y, de paso, hacen un favor a otro que, de no contar con él moriría.

Lo verdaderamente grave e insólito de este último "no" doctrinal de la Iglesia es que lo que condena es precisamente lo que ella propone como modelo. ¿O no vino al mundo Cristo con el único fin de salvar no a un hermano sino a todos sus hermanos? ¿No fue concebido por y para eso? ¿Y no somos todos uno en Cristo, según dice Benedicto XVI? ¿Por qué no va a nacer un niño que venga al mundo, entre otras cosas, para salvar la vida de su hermano? Es decir no solamente le falta solidaridad y caridad a la Iglesia sino también mero sentido común.

(La primera imagen es una foto de Ammar Abd Rabbo, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 17 d’octubre del 2008

El juez Garzón.

Bien, muy bien por el juez don Baltasar Garzón que mediante auto dictado ayer y que se puede leer íntegro en El País se declara competente para la tramitación de la causa "por los presuntos delitos permanentes de detención ilegal, sin dar razón del paradero, en el contexto de crímenes contra la Humanidad" en contra de Francisco Franco Bahamonde y otros treinta y cuatro criminales y delincuentes entre otros (pues también recaba la identificación de los pistoleros jefes de La Falange por entonces) que detentaron el poder político en España entre el 18 de julio de 1936 y el 31 de diciembre de 1951. Competente para investigar el paradero de 114.266 personas desaparecidas, presuntamente detenidas, torturadas, asesinadas y enterradas en lugares desconocidos por orden de los criminales más arriba citados. Es decir, se declara competente para hacer justicia, una justicia que ha tardado más de setenta y dos años en materializarse pero que al fin se hace.

Hoy es un día grande para España, el día en que comienza la cuenta atrás para la recuperación de su dignidad como nación. El día que cientos de miles, millones de compatriotas no han podido ver pero que otros muchos celebraremos honrando su memoria.

Y todo ello gracias a la audacia, el tesón y la tenacidad de este juez singular que no se ha plegado a nada ni a nadie y que, en la medida en que cada juez encarna personalmente la totalidad del poder judicial, él lo hace de modo irreprochable.

Merece la pena leer ese auto. Merece la pena leer que por fin un juez, un modesto juez de instrucción, da voz a la causa de la Justicia para calificar de este modo a los asesinos que gobernaron este país durante cuarenta años gozando de todos los honores, con la complacencia de la Iglesia, la banca y el Monarca hoy reinante quien tras jurar fidelidad a los principios "constitucionales" de aquellos canallas, tuvo palabras de afecto y reconocimiento al más sanguinario de todos ellos:

"Desde luego, debe quedar claro, en esta fase inicial del procedimiento, y a los efectos de concretar cual fue la acción desplegada (“alzamiento nacional” o insurrección armada el 18 de Julio de 1936) que, con ésta, los rebeldes pretendieron alzarse contra el Gobierno legítimo y exterminar a los opositores, en forma sistemática.

Quienes se alzaron o rebelaron contra el Gobierno legítimo y cometieron, por tanto, un delito contra la Constitución entonces vigente y contra los Altos Organismos de la Nación, indujeron y ordenaron las previas, simultáneas y posteriores matanzas, torturas y detenciones ilegales sistemáticas y generalizadas de los opositores políticos, y provocaron el exilio forzoso de miles de personas. A fecha de hoy se desconoce el paradero de miles de estos detenidos y, esa acción es precisamente la que determina que ahora se esté planteando la exigencia de responsabilidades en esta instancia.

El carácter de crimen contra la humanidad que se fija para la acción militar ilegal desplegada a partir del 18 de Julio de 1936 para quienes lo propiciaron, participaron, desarrollaron y ejecutaron en las diversas formas establecidas por el Código Penal (artículos 28 y 29) no debería ofrecer duda, a tenor de lo dicho y de lo establecido en el artículo 607 bis."

¿Queda claro? Delincuentes, asesinos y criminales, reos de crímenes contra la humanidad.

El auto no solamente tiene esta calificación jurídica de los actos sino que, además, responde una por una a las seis objeciones que se han venido levantando en contra de la instrucción de la causa con argumentos que Palinuro encuentra irreprochables y contundentes y con los que está plenamente de acuerdo como verá quien consulte los posts de los pasados días dos y tres de septiembre y titulados Tres hurras por el Juez Garzón y Nueve hurras por el juez Garzónrespectivamente. Por supuesto con este acuerdo no se pretende en absoluto decir que los argumentos en pro de instruir la causa y no archivarla sean irrebatibles. Quiere simplemente decir que quienes creemos que esa causa debe abrirse y debe hacerse justicia a las víctimas los encontramos convincentes. Pero como, a diferencia de los asesinos cuyos crímenes se pretende ahora enjuiciar, confiamos en la justicia, estamos dispuestos a escuchar las razones de la(s) parte(s) contraria(s) por si estuvieran mejor fundadas que éstas. Corresponde ahora al fiscal oponerse a la instrucción de la causa si lo estima pertinente y hacerlo fundamentando debidamente su posición. Ese es un derecho que los criminales más arriba citados jamás reconocieron a sus víctimas, que fueron miles.

Los impedimentos que el juez Garzón enumera y desmonta de modo lógico y convincente son:

1. El de la irretroactividad de la ley penal.- 2. La cuestión de la permanencia o no permanencia delictiva de los hechos, esencialmente de detenciones ilegales (desaparición forzada de personas) en las cuales aún no se ha dado razón cierta del paradero de las víctimas y su incidencia sobre la prescripción.- 3. El de la posible aplicación de la amnistía a los hechos denunciados.- 4. La competencia del Juzgado y de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en función del concurso de delitos que puede darse.- 5. La identificación de las personas posibles responsables de los mismos delitos a los que se refieren las denuncias presentadas.- 6. La protección de las víctimas de estos hechos.

Debe añadirse a ello que el juez Garzón explícitamente rechaza la acusación que se le ha venido haciendo de querer abrir una causa general desde "el otro lado", acusación que no solamente demuestra mala fe sino también una ignorancia supina.

De modo similar en algún lugar he leído que alguien que se las da de gracioso y no es más que otro ignorante, se ríe de que el citado juez pida que se aporte la prueba dcocumental del fallecimiento de Francisco Franco cuando es obvio que ésta debe constar en autos a los efectos sobre todo de exonerarle por fallecimiento de la responsabilidad por los crímenes que cometió.

Otros dos argumentos que en el fondo son el mismo andan circulando con la vana intención de minar la fortaleza de la argumentación del instructor: el que dice que éste quiere investigar los crímenes franquistas pero no el de Paracuellos de Jarama y el que dice que la materia investigable no empieza en julio de 1936 sino en octubre de 1934. En ambos casos, si embargo (y en el de Paracuellos el propio juez Garzón lo hace explícito), los vencedores en la guerra ya instruyeron las pertinentes diligencias judiciales en su día, mientras que los de estas víctimas ni se tocaron.

Por último no quiero dejar de mencionar un aspecto del auto con el que por razones personales estoy especialmente de acuerdo. Aparte de la decisión del juez de ordenar que se abra la fosa en la que se supone que yacen los restos de García Lorca que la prensa señala hoy cuenta, y mucho, la de paralizar las acciones de demolición de la antigua cárcel de Carabanchel. Como expreso político creo que ese lugar tan simbólico de la resistencia antifranquista debe tener un destino distinto al de convertirse en bloques de viviendas con un centro comercial y un McDonald's.

Ya sé que me repito cuando digo que hay que leer íntegro el auto y espero que se me disculpe por la emotividad del momento que es el que tantos cientos de miles de personas llevamos años esperando; los que, como nuestros padres, defendieron al Gobierno legítimo de la República y sufrieron después persecución, cárcel y exilio por ello y quienes, nacidos tras la guerra civil, nos opusimos activamente a la Dictadura y asimismo sufrimos persecución por igual motivo. Muchos de nosotros no hemos pedido jamás compensación ni resarcimiento; sólo hemos pedido justicia y gracias al juez Garzón y si las cosas no se tuercen, por fin la tendremos.

(La imagen es una foto de Carolonline, bajo licencia de Creative Commons)

Hablando del franquismo.

La Fundación Canal de Isabel II tiene en marcha estos días una interesante exposición de dos estudios fotográficos muy significativos de los años del franquismo. También lo fueron de los de la transición y posteriores, pero su prestigio, su renombre, uno en Madrid y el otro en Barcelona, se hizo en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Son el del conocido fotógrafo húngaro Juan Gyenes, que lo tenía en la calle de Isabel la Católica con un pequeño escaparate que daba a la Gran Vía y en el que siempre había expuestas algunas fotos de personajes del momento de las artes, las letras, las finanzas o la política, y el "Foto Ramblas" de Barcelona, sucesor del "Foto Román", verdadero emperador fotográfico del paralelo, foco de la representación popular en el que se hacían retratar los boxeadores, cupletistas, vedettes, gentes de la lucha libre, magos de tres al cuarto y las parejas de recién casados.

Me pasé la adolescencia y primera juventud viendo fotos de Gyenes porque vivíamos en San Bernardo, ya cerca de la parada de metro de Noviciado, y pasaba por la Gran Vía con frecuencia, por ejemplo para ir al cine Ideal o a los entonces famosos Sótanos, que debió de ser el primer local de juegos de Madrid en que los hubo electrónicos con rifles de rayos infrarrojos y otras tragaperras. Por cierto en estos locales hizo su primera exposición personal en los años cuarenta Gyenes. Sin embargo, no sabía nada de él. Ha sido en la exposición en donde me he enterado de que era un húngaro que decidió quedarse a vivir en Madrid en 1940 viniendo desde El Cairo (en donde trabajaba como corresponsal del New York Times) y camino de Nueva York. Me dejó atónito: cambiar Madrid por Nueva York él, que se reconocía discípulo de Steichen. Lo encuentro incomprensible.

En todo caso era un hombre muy del Régimen, retratista de los sectores, capas, clases (como se quiera llamarlos) dominantes. Pero, eso sí, civiles. No recuerdo haber encontrado retratos de militares, falangistas o curas. En la exposición no los hay pero tampoco creo habérselos visto, aunque quizá los hiciera. Se guardan millones de placas, negativos, tomas de este hombre. Muchas en la Biblioteca Nacional. Además, tenía gran libertad de criterio. No sólo retrataba a la Duquesa de Alba o a los entonces Príncipes de España, sino también a artistas y rebeldes como Picasso o Pau Casals, científicos como Severo Ochoa, intelectuales como Azorín o Menéndez Pidal. Gyenes es el retratista de la élite española de los años cincuenta y sesenta.

Tenía una fortísima inclinación artística; tocaba el violín y era muy culto. En sus retratos hay siempre una fuerte carga interpretativa desde lo más rebuscado (es célebre el de un Belmonte ya mayor en el que se ha incorporado en blanco y negro el que le hizo Julio Romero de Torres de joven, un desnudo envuelto en un capote) hasta lo más simple. Considérese el retrato de Franco más arriba. Debía de ser hacia 1970. El fondo negro enmarca un rostro que, supongo, quiere ser de afable abuelo y resulta una especie de inquietante premonición de la muerte. El ABC lo reprodujo en portada el día del fallecimiento del Dictador, aquel día en que el presidente del Gobierno, señor Arias Navarro, conocido como "carnicerito de Málaga", dio la noticia por la televisión ¡llorando!

Frente a Gyenes, que es serenidad, buen gusto, elegancia, postín, calidad, exquisitez, la exposición del Canal, presenta una colección de fotos del Estudio Ramblas, de los fondos que rescató, restauró y conservó Santos Montes cuando aquel se cerró, que son un epítome de lo popular, movido, estereotipado, farandulero, basto y ordinario pero, al mismo tiempo, muy entrañable. Ocupa los dos últimos pisos de la torre alzada de aguas, que es un edificio muy curioso, típico del modernismo madrileño, de 1907, obra de Diego Martín Montalvo y Ramón de Aguinaga. El Estudio Ramblas no se cuidaba de los aspectos exquisitos sino que hacía fotografía comercial por encargo para campañas de lanzamiento de cupletistas, bailaoras, contorsionistas, boxeadores o para testimonios personales en los ritos de tránsito, comuniones, bautizos, bodas. Y nada de interpretaciones; ahí lo que la gente quería era lucirse. Por eso el estudio, antes de hacer la copia definitiva, dejaba que los clientes indicaran si querían retoques, pero era cosa de los clientes.

Foto Ramblas es la Barcelona canalla cabeza del barrio chino y el Raval. Sus clientes son una muestra del otro franquismo: exóticas señoritas latinoamericanas de exuberantes carnes y breves atuendos que atendían a las necesidades de los marineros gringos de las unidades de la VI flota que patrullaba el Mediterráneo; bailaores y bailaoras de agitados faralaes que eran el nexo que unía a la creciente colonia de inmigrantes andaluces con la patria chica a través del flamenco y la copla con nombres como Manolo Escobar; malabaristas, prestidigitadores (uno de ellos, además, vestido de cura) que actuaban en los locales del puerto. Luchadores de lucha libre como los de la imagen, vestidos de púgiles romanos en una foto que dice más sobre la estética popular de la época que un tratado.

Los dos estudios representaban las dos caras del Jano sociológico franquista: la estirada y elegante élite madrileña retratada por un hombre que tenía vocación artística y quería hacer de la fotografía un arte y los pujantes sectores populares catalanes retratados por unos hombres que sólo sentían el llamado de la pela y querían hacer de la fotografía un negocio.

Y en los dos casos resultó muy rentable.

(Las imágenes son la cubierta del catálogo de la exposición, una de Francisco Franco que pertenece a la Biblioteca Nacional y la otra de Dos luchadores anónimos (sólo las clases populares tienen anónimos) que pertenece a Santos Montes. Se emplean aquí para ilustrar la crítica a la exposición y bajo los supuestos de Wikipedia non-free use rationale guideline).

dijous, 16 d’octubre del 2008

Otra vez para abajo.

De "ajuste técnico", de bajada transitoria para realizar beneficios, nada de nada. Esta madrugada, mientras el señor McCain volvía a insultar al señor Obama, demostrando su recia casta neocon, el índice Nikkei de Tokio bajaba un diez por ciento y la bolsa de Hong Kong casi siete por ciento. Si como se sabe Ex Oriente lux, (en este caso Ex Oriente tenebras), cuando abran las bolsas europeas aparecerán iluminadas por esa luz lívida del continuo hundimiento de los valores en otra oleada de pánico. Los profetas de la corrala volverán a augurar que se acerca el fin del capitalismo, a punto de hundirse en una crisis general pronosticada por los marxistas desde hace más de cien años y que se ha hecho esperar. Pero nunca es tarde, dirán, si la catástrofe es buena.

Otros se lamentarán amargamente de que estas caritativamente llamadas "turbulencias" no parezcan tener más fin que capacidad manifiestan los expertos y analistas para encontrar alguna explicación. Porque, santo cielo, ¿no se ha hecho ya todo lo humana (y estatalmente) posible? ¿No se han asegurado ya los depósitos de los ahorradores, la liquidez de los bancos, los dividendos de los accionistas, los salarios de los ejecutivos y hasta el botín de los ladrones? ¿Qué más hay que hacer ahora?

El capitalismo no se hunde no por nada sino porque no tiene en dónde hacerlo y las turbulencias mantenidas no son tan difíciles de explicar. Incluso creo que ya lo aventuramos hace unos días: al margen de que las medidas adoptadas para resolver la crisis financiera den o no los resultados apetecidos (que está por ver) viene ahora la crisis de la economía real, la recesión y los mercados que no son tontos (pueden ser codiciosos o despiadados, pero no tontos) se dicen que si todo el dinero está pillado por los bancos, ¿de dónde saldrá el necesario para hacer frente a la crisis de la economía real? ¿De dónde el dinero para inversiones, obras públicas, gasto social?

Ayer, con el G-8 en Washington y la Unión Europea en Bruselas pidiendo al unísono un nuevo Bretton Woods, el camino parecía expedito para la recuperación. No lo estaba y habrá que trabajarlo mucho. Entre otras cosas porque el primer Bretton Woods, que tan buen resultado dio en la posguerra, no se dependía solamente de la existencia de las dos entidades financieras internacionales, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, sino de una disciplina basada en la paridad fija del dólar que saltó por los aires en 1971 y abrió el convulso mundo contemporáneo en el que no podrá restablecerse estabilidad alguna mientras no se implante algún nuevo tipo de disciplina. Como ésta seguramente no vendrá dada por un sistema de paridad, habrá que crear instituciones financieras con fuerza coercitiva necesaria para ello lo cual, a su vez, no es posible sin un orden político y jurídico internacional distinto.

Así las cosas, ¿por qué no ir ganando tiempo para atajar la crisis de la economía real obligando a los bancos a emplear sus nuevas disponibilidades en el sentido que marquen las autoridades políticas favorable a la recuperación económica? Esto es ¿por qué no emplear los bancos ya nacionalizados de hecho como instrumentos de la política económica de lo gobiernos? Si de este modo moderan sus beneficios o incluso no los tienen, esa sería su aportación a la necesidad colectiva de restringir dispendios. Y ya que estamos en ello, ¿por qué no meter mano decididamente a la economía sumergida que sólo en España, según Hacienda, supone 240.000 millones de euros? Esa sí que sería una inyección de liquidez que todo el mundo recibiría como agua de mayo.

(La imagen es una foto de Claudecf, bajo licencia de Creative Commons).

El asesino no es el mayordomo.

Esta novela de José María Guelbenzu (Un asesinato piadoso, Madrid, Alfaguara, 2008, 380 págs.) es la cuarta de la serie policiaca cuyo protagonista es la Juez Mariana de Marco.

Guelbenzu es uno de los escritores españoles más reconocidos y valorados por su otra producción, digamos "civil" y que, como se ve, cultiva el género detectivesco y con singular acierto. Cosa nada de extrañar por cuanto este género (véase el Planeta que acaba de ganar el señor Savater) es muy literario; es literatura quintaesenciada, literatura dentro de la literatura ya que por lo general -siempre con excepciones- es una forma de contar una historia que no está abierta, sino que ha de estar cerrada de antemano. Se dirá que esto pasa con todos los relatos de ficción pero no hasta el extremo de que ese estar cerrado de la historia la condicione desde el mismo comienzo. ¿La prueba? Traten de leer una novela policiaca dos veces y verán cómo en la segunda lectura van detectando las pistas que el autor ha ido dejando, cosa impensable, por ejemplo, en una novela-río. El autor de novelas policiacas sabe quién es el asesino desde el principio. También aquí hay excepciones y una de ellas es precisamente una de Guelbenzu, la primera (No acosen al asesino) porque el criminal es conocido desde el principio por el autor y el lector de forma que su trama consiste en averiguar cómo lo atrapará la Juez De Marco.

Pero eso es excepcional. El autor conoce al asesino y su tarea reside en llevarnos a descubrirlo al final de un juego de probabilidades más o menos complejo. Además, la historia debe ser creíble, una especie de secuencia lógica (aunque no siempre con la misma lógica) y ese es su interés. La novela policiaca es un género por derecho propio que establece una peculiar relación de complicidad entre el autor y el lector, el primero tratando de conducir y despistar al mismo tiempo; el segundo, de acertar. Eso le sale muy bien a Guelbenzu, excepto en los momentos en que la protagonista habla para su coleto en voz alta, lo que resulta teatral y chocante. Porque el género en sí mismo y las novelas de Guelbenzu, están hechas de psicología y sociología, lo que las obliga a ser realistas, puro whodunit en el que caben pocos experimentalismos estilísticos.

Todas las historias de Mariana de Marco se insertan en la vida cotidiana de gentes de distintas extracciones sociales (tendencia a clase media y media alta) y en ambientes de provincias con su moral, sus costumbres características, lo cual aproxima a nuestro autor más al modelo de Chabrol en cine o Simenon en novela que a A. Christie. Y en todas, por cierto, tiene importancia por activa o por pasiva el mundo de la niñez, especialmente en esta última en la que una niña que apenas habla es el eje oculto de la historia.

Los personajes que rodean a la Juez De Marco, en ocasiones, reaparecen en las novelas posteriores dando así continuidad al mundo de la protagonista, como sucede con la obra de Balzac; así su confidente y alter ego Carmen Valle o alguna de sus amigas o incluso relaciones profesionales con las que llega a tener algún amorío, como el capitán López, de la Guardia Civil.

Este personaje que ha creado Guelbenzu resalta ya por derecho propio frente a los otros dos protagonistas de series policiacas o de género negro que conozco en España, el detective Pepe Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán y el periodista Julio Gálvez, de Jorge Martínez Reverte. Tiene personalidad, está bien construido novela a novela y es un tipo humano muy reconocible: una abogada dedicada al penal que, tras unos años de trabajo en un bufete que comparte con su marido y otros socios, lo abandona a consecuencia de su divorcio y, después de un paréntesis de vida azarosa, ingresa en la judicatura por la vía del tercer turno y ejerce como juez de primera instancia e instrucción, si bien su anhelo es dedicarse al penal de nuevo como magistrada en una audiencia territorial. Por cierto, el autor podría contar de una vez en qué consistió el conflicto matrimonial que la llevó a abandonar el bufete y su vida posterior porque lo apunta en todas sus novelas pero nunca lo aclara. No porque sea imprescindible, sino para satisfacer alguna curiosidad, aunque sea cierto que la insinuación muchas veces supera a la explicación.

La Juez De Marco evoluciona interior y exteriormente de novela en novela. En la tercera (El cadáver arrepentido), creo, deja de fumar y también en ella tiene una relación adulterina con el citado Capitán López. Una buena ocasión perdida para reflexionar acerca de cuando el adulterio era delito en el franquismo. Porque eso del franquismo está muy presente en la Juez y en su pasado de estudiante progre. Incluso llega a decírselo al Capitán López, que en un tiempo anterior hubieran sido enemigos, cosa que él, más joven, no acaba de entender.

Es muy importante que la protagonista sea una mujer y una mujer descrita por un hombre que empieza relatando sus gustos musicales (rara es la novela en que no hay alguna observación de música clásica, Mozart, Schumann) y literarios concentrados, según nos informa Guelbenzu, sobre todo en la novela del siglo XIX, Thomas Hardy o Arnold Bennett, etc. Sólo poco a poco, y como si se fuera soltando, hasta llegar al relativo "desmadre" de Un asesinato piadoso, vamos descubriendo que tiene pronunciadas inclinaciones sexuales y, en diálogo con su íntima amiga y colaboradora Carmen, como si fuera una revelación interior, que la empujan hacia los que ésta llama "hombres malos", guapos, apuestos, castigadores, un poco machistas. Está muy bien vista y relatada la relación entre ambas mujeres, distintas y complementarias.

La personalidad de De Marco, su progresismo, su feminismo, su clara vocación profesional por el derecho, su afición al penal, su sentido de la justicia, su libertad de conducta son una especie de reflejo de la evolución del conjunto de la sociedad española, cosa que a veces es objeto de reflexión de la protagonista, sobre todo cuando se relaciona con gentes ancladas en el pasado por su edad y/o falta de cultura. El hecho de que ejerza como juez de primera instancia e instrucción y no como detective o inspectora de policía presta mucha originalidad y verosimilitud al personaje y da a sus peripecias un sesgo jurídico muy interesante porque ya se sabe que en España, como en Francia, la investigación, la instrucción, la hace el juez; no el fiscal. De aquí que, como tenga éxito la propuesta que ha hecho hace poco el señor Conde Pumpido, la Juez De Marco tendrá que dejar la carrera judicial si quiere seguir decubriendo asesinos gracias a su portentosa mezcla de facultades deductivas e intuición femenina o bien dejar de perseguir criminales, incorporándose por fin a una audiencia territorial.

Un asesinato piadoso tiene el elemento de forcejeo intelectual entre la Juez y el presunto asesino que es típico de las novelas de Guelbenzu, mantenido a lo largo de todo el relato que acaba en un final relativamente sorprendente, como cinematográfico y ese sí, de cine negro y que resulta un poco descabellado. Hay elementos que la relacionan con las otras, como la forma del primer asesinato, la reincidencia y la importancia de los descuidos, los factores fortuitos, los detalles inadvertidos, esto es, la complejidad de la existencia que permiten a la Juez De Marco afirmar siempre con contundencia que "no hay crimen perfecto". Esta historia, que mantiene su interés hasta el final, a ver cómo la Juez descubre al culpable y destruye su coartada, incorpora dos novedades muy típicas de nuestro mundo y que prueban ese carácter esponjoso de la literatura que todo lo absorbe: la informática y los malos tratos. Llama la atención sobre todo la informática y el uso de internet, cuyas posibilidades literarias no hacen sino apuntarse y permitiría un interesante debate acerca de si lo que el autor ha imaginado es como dice que es o no. Más bien creo que no, aunque ello no sea decisivo para la obra, pero no voy a explicarlo aquí, en un blog que tiene la guerra declarada a los spoilers.

dimecres, 15 d’octubre del 2008

La utopía y las medias tintas.

Siguiendo el ejemplo de Gran Bretaña, el Gobierno gringo ha nacionalizado la banca de golpe. Visto lo que había pasado el finde en Europa, Mr. Paulson llamó a su despacho el lunes a los principales banqueros, puso sobre la mesa 250.000 millones de dólares (unos 170.000 millones de euros) y les obligó a vender al Gobierno acciones por diferentes valores: 25.000 millones para Citigroup, Bank of America, Wells Fargo y JP Morgan Chase cada uno, 10.000 millones para Goldman Sachs (por cierto, el suyo, que no es tonto del todo el mancebo) y Morgan Stanley, 2.000 a 3.000 millones para Bank State Street y Bank of New York y la pedrea para el resto. Claro, esto no es lo que él pretendía en un primer momento con su famoso plan de los 700.000 millones para comprar los activos "tóxicos" que primero le rechazó el Congreso y luego, aprobado por éste, provocó el batacazo de la semana pasada que estuvo a punto de colapsar el sistema financiero mundial. Es algo distinto: una compra de acciones con participación real del Estado, intereses para los contribuyentes (5% en los primeros cinco años y 9% en adelante) y una serie de condiciones entre las que destacan supervisión de los salarios de los altos ejecutivos y prohibición de los "paracaídas de oro". O sea una intervención en toda regla que era lo que Paulson había intentado evitar.

Una intervención como la que se ha dado en Inglaterra y está prevista en Alemania y otros países. Una situación tan contraria a los postulados teóricos del capitalismo que muchos piensan que estamos ante un cambio de era, de alteración de los viejos postulados. Ahí estaba ayer el señor Rajoy, después de haber hablado con el señor Rodríguez Zapatero insistiendo en que los dineros que este último ha aprestado tan diligentemente no vayan a los insaciables bancos sino que lleguen a las pymes y a las familias y que se gestión sea supervisada por el Parlamento, todas ellas reclamaciones que también había hecho Palinuro. Puesto que sé que Palinuro, al que conozco muy bien, no es derecha, sólo puedo deducir que, como se decía en el post de ayer, el señor Rajoy se ha hecho de izquierda.

Portentosas transformaciones. Esta crisis está siendo como un huracán de las Antillas y no está dejando edificios ni convicciones en pie. Todo se deshace y se lo lleva el viento. Por ejemplo, la señora Fernández de la Vega, de sobria expresión, augura que, cuando la crisis se acabe, el capitalismo sufrirá cambios. En verdad, ya han cambiado bastante las cosas; tanto que los socialistas recuperan un vocabulario abandonado hace mucho tiempo. ¿Desde cuándo no hablaba en público un político socialista de "capitalismo"? Da la impresión de que estuvieran viendo renacer la vieja utopía juvenil a los cárdenos reflejos de esta tremenda crisis.

Por su parte, el señor Bush que también asiste atónito al derrumbarse del templo del capital en el que tanto ha rezado, niega que las medidas nacionalizadoras de su gobierno, que darían envidia a Hugo Chávez y Fidel Castro juntos, supongan cambio drástico alguno del sistema económico imperante. Que nadie se engañe: estas medidas no están pensadas para acabar con el libre mercado (como Mr. Bush no es socialista no lo llama "capitalismo") sino para preservarlo. Para preservar el capitalismo, se entiende.

¿Cuál de las dos previsiones, la de la señora De la Vega o la del señor Bush, se hará realidad? Por supuesto, no hay modo de saberlo. Hasta es posible que la realidad acabe siendo una mezcla de ambas quien sabe si para traer lo nuevo bajo el manto de lo viejo al modo en que la violencia es la partera de la historia, o para conseguir que se haga realidad el viejo adagio de Plus ça change plus c'est la même chose.

Lo que sí me atrevo a aventurar es que, con todo lo vistosas que son estas drásticas medidas de los gobiernos europeos y gringo, con lo llamativa que fue la semana pasada de los pánicos encadenados y lo contundente de los planes de rescate, si todo se queda aquí, nos habremos quedado en las consabidas medias tintas. Me da igual cómo queramos llamarlo a largo plazo, si conservación o sustitución del capitalismo; lo que me importa es el corto y medio plazo. Y en este terreno está muy claro que, de momento, se ha conseguido capear una crisis global aplicando medidas estrictamente nacionales. Es cierto que los gobernantes han entendido que deben coordinarlas y hasta hubo un día de feliz memoria en que todos los bancos centrales se pusieron de acuerdo para bajar medio punto los tipos de interés. Pero eso ha sido todo. Y, por lo tanto, resulta a todas luces insuficiente. La crisis ha sido, está siendo, global y demanda soluciones globales. Este finde se reunen M. Sarkozy, el señor Durao Barroso (o sea, la Unión Europea) con Mr. Matorral en Gringolandia. Aparte de hacerse fotos y contarse chistes, sería muy conveniente que de esa reunión surgiera una convocatoria de una conferencia internacional para regular el nuevo sistema financiero mundial, un Bretton Woods II; porque esto no puede seguir así.

(La imagen es un detalle del panel central del tríptico de 1487 de Hyeronimus Bosch, El carro de heno que se guarda en El Escorial.)

Aguirresividad.

No hay duda; es todo un carácter. A su lado, el señor Rajoy es flojo, blando, untoso y no tiene media galleta. La señora Aguirre está en todos los frentes, no da tregua al adversario (del partido de la oposición o del propio), ni pierde ocasión de arremeter contra él; hasta cuando se defiende, ataca y no deja territorio por ocupar, ya se trate de las rencillas intrapartidistas como de las campañas sindicales, el boicoteo al Gobierno del Estado o las cuestiones de vuelos teóricos, como esa fijación que tiene por demostrar que la derecha es moralmente superior a la izquierda. Nada le parece demasiado pequeño, irrelevante o baladí; no descuida fisura alguna. No descansa.

Hace unos días, a raíz de la campaña de los sindicatos contra la política de privatización de la sanidad pública de la Comunidad de Madrid, la señora Aguirre permitía que se difundiera un video en el que se identificaba a algunos de los trabajadores que interpelaban en los actos al consejero de Sanidad, esa inenarrable joven promesa de nombre Güemes. Comisiones Obreras ha llevado el video a los tribunales porque en él pueden estar conculcándose tres o cuatro derechos fundamentales. A ver qué dicen los jueces pero tengo poca duda de que, digan lo que digan, el Gobierno de doña Esperanza Aguirre no cambiará de rumbo. Su inquina a todo lo que sea público no conoce límites. Hace un par de años que inició un ataque insidioso y malintencionado contra un equipo médico del Hospital Severo Ochoa, encabezado por el doctor Montes, con la intención de desprestigiarlo a él, a su gente y, de paso, a toda la sanidad pública. Los tribunales acabaron dando la razón al referido doctor Montes, pero el Gobierno de la CA de Madrid no ha rectificado en su odiosa campaña ni ha reintegrado al doctor Montes al puesto que por derecho le corresponde antes de que la arbitrariedad del tal Gobierno de extrema derecha lo apartara de él.

Ahora la ha tomado con las Universidades públicas de la Comunidad, a las que pretende asfixiar recortándoles de golpe el 30 por ciento del presupuesto en gastos corrientes. Y eso al tiempo que acusa al Gobierno de España de no pagarle una deuda de más de 1.000 millones de euros que debe de precisar como agua de mayo para seguir financiando campos de golf en Chamberí, zona muy necesitada de tan popular deporte. La táctica es conocida: se da un hachazo, se pone a las Universidades de rodillas y luego se les da la mitad o un tercio de lo que reclaman y se las tiene a plena disposición, sin poder financiarse.

Entre tanto, probablemente para recaudar fondos, la señora Aguirre pretende privatizar un 49 % del Canal de Isabel II, al tiempo que provilegia a la eseñanza privada concertada en detrimento de la escuela pública, abandonada y masificada mientras ella se entretiene viendo cómo puede saltarse la ley en materia de Educación para la Ciudadanía. Confieso que no entiendo cómo mis paisanos madrileños votan a esta señora si no es porque la oferta que suele presentar el PSOE en las elecciones autonómicas es aun peor.

Ahora, la señora de armas tomar ha decidido que, como está siendo objeto de injustas campañas, sus huestes salgan la calle a explicar a los ciudadanos las excelencias de sus políticas. O sea, no le basta con tener a su disposición un periódico (El Mundo), una cadena de radio (La Cope) y una de televisión (TeleMadrid) sino que recurre asimismo a la movilización partidista, dejando chiquito una vez más al pobre Presidente de su partido ya que ha tenido la desfachatez de instalar la oficina desde la que centralizará está movida propagandística en la sede de la calle de Génova.

Aquí no manda el señor Rajoy ni el señor Ruiz Gallardón sino la lideresa, señora Aguirre a quien están preparando los suyos para que sea la próxima candidata a la presidencia del Gobierno, una vez que el interino haya sido desplazado por los malos resultados de las próximas elecciones autonómicas y europeas.

(La imagen es una foto de Chesi Fotos, bajo licencia de Creative Commons).

Día de acción de los blogs.

Hoy celebramos el Día de Acción de los blogs y va dedicado a la erradicación de la pobreza. Quede claro. Puede seguirse la campaña en Blog Action Day 2008 Poverty.


dimarts, 14 d’octubre del 2008

La derecha se ha hecho de izquierda.

Que el Reino Unido nacionalizara la banca era relativamente previsible por cuanto el país tiene una clara querencia socialista; basta recordar el Informe Beveridge y el Welfare State a que dio lugar a partir de 1945. La drástica corrección de curso que impuso la señora Thatcher, como se ve, no sirvió de mucho. Ahora Mr. Gordon Brown, un laborista, o sea un comunista encubierto, ha puesto en marcha un plan para nacionalizar los bancos. Dice que parcialmente pero ya veremos cómo el Estado, al final, en su voracidad, se queda con todo y nosotros acabamos echando de menos a aquel simpático Tory Blair, sobre todo ahora que se ha convertido a la verdadera religión.

Las nacionalizaciones británicas eran inevitables tratándose de socialdemócratas. Como lo será que en poco tiempo hagan lo mismo los taimados socialistas españoles. Es cierto que el señor Solbes anda diciendo que en España no será necesario acudir a expedientes de nacionalización dado que la banca patria goza de inmejorable salud. Ya veremos. No me fío nada y estoy seguro de que encontrarán una excusa para meter la mano en la caja de los bancos privados. Ocurre siempre igual con los progres y los izquierdistas en general, que parecen haberse civilizado y, apenas te das media vuelta, les sale el Lenin que todos llevan dentro. La cabra leninista tira al monte soviético.

Mas ¿qué me dicen Vds. del señor Bush, antaño esperanza de Occidente y hoy dispuesto a nacionalizar los bancos que hicieron la grandeza de su país?, ¿qué de Frau Merkel, más de derechas que Otto von Bismarck y, además, devota cristiana temerosa de Dios que pretende hacer lo mismo con la banca alemana? ¿qué de M. Sarkozy, bastión del orden tradicional y de la propiedad privada, quien no solamente pretende nacionalizar la banca francesa sino que anda diciendo que piensa "refundar el capitalismo" para que se note que tiene ideas? Vade retro. Menos mal que nadie sabe qué quiera decir eso salvo que, a la salida de esta crisis, será preciso tomar medidas para que no se repita.

Pero ¿qué capitalismo va a refundarse si, como se ve, todos los líderes de los países capitalistas se han convertido en una manga de nacionalizadores peores que los comunistas? Qué ironía de la historia que a casi veinte años del estrepitoso hundimiento del comunismo su fantasma vuelva a recorrer Europa pero esta vez las "potencias de la vieja Europa (...) los radicales franceses y los polizontes alemanes" en vez de conjurarse contra él, lo amparen y alienten.

¿Y qué les parece a Vds. el señor González Pons, portavoz del PP, partido de la derecha, fundado por el señor Fraga, exministro de Franco, centinela de Occidente, diciendo que Zapatero es el presidente de los banqueros? Como si a) los banqueros no pudieran o debieran tener partido; b) el PP fuera el partido de los proletarios y campesinos y no hubiera contado entre sus filas a los Ratos o los Matutes, banqueros. Si alguien piensa que se trata de una ocurrencia de pata de banco del señor González Pons como si no supiera lo que decía, el señor Rajoy corroboró su posición un día después afirmando que las medidas del Gobierno son buenas para los bancos pero que hacen falta más para garantizar los ahorros de los españoles.

En fin, estos giros, mudanzas, cambios radicales y bruscos de opinión que hacen que los de derecha de toda la vida se hayan hecho de izquierda, forman parte de la voluble vida política. A quien hay que interrogar ahora, exigir explicaciones, escuchar a ver qué dicen es a los intelectuales orgánicos del pensamiento neocon y neoliberal. Veamos: decían que el Estado no es la solución sino parte del problema; decían que el mercado se auterregula si el estado no mete sus sucias narices en él; decían que toda intervención en el mercado era contraproducente; decían que las nacionalizaciones no son más que confiscaciones de las propiedades de los honrados y afanosos industriales a manos de una caterva de envidiosos arrastraculos; decían que el Estado es despilfarrador y el mercado ahorrador (sí, sí, lo decían); decían que el Estado es ineficiente y el mercado eficiente (que sí, que sí, que lo decían); decían que el Estado es el núcleo de la corrupción y el mercado el centro de la honradez; decían que el Estado es burocrático e inmoral mientras que el mercado es ágil y moral; decían que el Estado asigna recursos por criterios de favoritismo, clientelismo y enchufismo mientras que el mercado los asigna según la lógica racional de la competencia y el coste-beneficio; decían que el Estado es lento y el mercado rápido; que el estado es monopolio y el mercado libre competencia; que con el Estado perdemos y con el mercado ganamos.

¿Y ahora qué dicen? ¿Cómo explica el "pensamiento" neoconservador esta crisis y cómo propone salir de ella? Porque sus huestes políticas ya lo hemos visto: nacionalizando o sea, desprivatizando. No creo que los variadísimos think tanks que la derecha tiene a suculento sueldo por todo el planeta estén en situación de dar una respuesta en un tiempo razonable porque son tanks o sea, pesados y lentos. Por eso quizá corresponda apuntar alguna sugerencia a quienes no estamos en ningún think tank, tampoco de izquierda, que los hay y también en plan de sabrosas canonjías. Palinuro ya propuso la nacionalización de la banca hace días, ¿qué tal si aprovechamos ahora, revisamos todas las privatizaciones y renacionalizamos, es decir, devolvemos a sus legítimos propietarios las que no han funcionado, en concreto todos los servicios públicos? Porque si no se hace esto no sé qué querrá decir el señor Sarkozy cuando habla de "refundar el capitalismo".

(La imagen es una foto de Liquid Lucidity, bajo licencia de Creative Commons).

El niño con el pijama a rayas.

¡Qué gran película la de Mark Herman que acaba de estrenarse! Está basada en una novela del mismo título del irlandés John Boyne que no he leído pero pienso leer. Y no porque crea que sea necesario para el mejor entendimiento del film. En absoluto. El film está muy bien como está y no le falta nada. La leeré solamente para revivir una historia tan sorprendente, tan original, tan bella, tan terrible y tan triste. Porque eso es lo esencial de la peli, la historia que cuenta cuya fuerza es tan arrolladora que puede con todo, con la ambientación, la dirección, la interpretación, la banda sonora, el guión y todo. Y conste que la película es muy buena como película; pero es porque la historia que cuenta es extraordinaria. Y ha salido directamente de la cabeza del novelista John Boyne al que han visitado felizmente las musas y le han inspirado eso, una historia magnífica que él ha sabido contar de modo sobrio y sin concesiones, como de modo sobrio y sin concesiones, sin cursilerías, con toda la sencillez, la belleza y la brutalidad de la vida la ha contado el director Herman.

Un alto oficial del ejército alemán, casado con dos hijos (un niño de ocho años, Bruno, el protagonista de la historia y una niña de doce, Gretel) es nombrado comandante del campo de exterminio de Auschwitz en los últimos tiempos de la guerra y tiene que trasladarse allí con su familia. Alemanes, nazis, Berlín, militares, guerra, vida de familia, campo de exterminio, judíos, brutalidades, crímenes, canalladas, etc. No falta nada. Parece mentira que en una historia en la que ya nos conocemos tan de memoria los ingredientes que basta con insinuarlos para que el público nos hagamos perfectamente cargo de lo que se trata, se pueda introducir todavía un punto de vista, una perspectiva tan nuevos y originales que tiñan con otro tinte moral nuestra experiencia de lo que fue la "solución final", la Shoah.

Ese es el ingenio del novelista, el logro magnífico del arte, que nos abruma con un cúmulo de sensaciones nuevas, de experiencias insólitas prácticamente sin decir nada. ¿Creíamos saber mucho de los campos de exterminio porque hemos visto, leído y oído de todo sobre ellos? ¿Pensábamos habernos situado en todas las perspectivas, la de las víctimas, los victimarios, los liberadores, los enemigos, los combatientes...? Siempre hay alguna novedosa, alguna que se despliega antes nuestros ojos atónitos en un paisaje que podríamos dibujar con los ojos cerrados y nos obliga a verlo como si fuera la primera vez que lo hiciéramos, donde todo adquiere dimensiones insospechadas. El punto de vista de un niño. Pero no de una víctima, sino de un niño hijo de victimario en una situación sorprendente y terrible.

Ese golpe de ingenio del novelista nos obliga a rebobinar nuestro discurso más o menos asentado sobre este siniestro periodo de la historia de Europa y a replantearnos muchas cosas: cómo veían el mundo que los rodeaba los niños de ocho años, qué les enseñaban, qué les decían, cómo reaccionaban ellos, como se hacía para vivir una vida de engaños y mentiras con niños que no entienden de los unos ni de las otras. Pero, sobre todo, lo que nos anonada con la fuerza del destino y la fatalidad es el terrible efecto que tiene la fantasía del autor que al final ha jugado con la idea de qué pueda suceder cuando se transgrede la regla de oro de la moral. Y no digo más para no fastidiar a nadie una película tan emocionante.

(La imagen, la cubierta de un DVD, procede de Wikipedia, y está acogida a la declaración de Wikipedia: non-free content por no haber ninguna alternativa libre disponible, servir para ilustrar el comentario y tratarse de una imagen de baja resolución).