No hay duda; es todo un carácter. A su lado, el señor Rajoy es flojo, blando, untoso y no tiene media galleta. La señora Aguirre está en todos los frentes, no da tregua al adversario (del partido de la oposición o del propio), ni pierde ocasión de arremeter contra él; hasta cuando se defiende, ataca y no deja territorio por ocupar, ya se trate de las rencillas intrapartidistas como de las campañas sindicales, el boicoteo al Gobierno del Estado o las cuestiones de vuelos teóricos, como esa fijación que tiene por demostrar que la derecha es moralmente superior a la izquierda. Nada le parece demasiado pequeño, irrelevante o baladí; no descuida fisura alguna. No descansa.
Hace unos días, a raíz de la campaña de los sindicatos contra la política de privatización de la sanidad pública de la Comunidad de Madrid, la señora Aguirre permitía que se difundiera un video en el que se identificaba a algunos de los trabajadores que interpelaban en los actos al consejero de Sanidad, esa inenarrable joven promesa de nombre Güemes. Comisiones Obreras ha llevado el video a los tribunales porque en él pueden estar conculcándose tres o cuatro derechos fundamentales. A ver qué dicen los jueces pero tengo poca duda de que, digan lo que digan, el Gobierno de doña Esperanza Aguirre no cambiará de rumbo. Su inquina a todo lo que sea público no conoce límites. Hace un par de años que inició un ataque insidioso y malintencionado contra un equipo médico del Hospital Severo Ochoa, encabezado por el doctor Montes, con la intención de desprestigiarlo a él, a su gente y, de paso, a toda la sanidad pública. Los tribunales acabaron dando la razón al referido doctor Montes, pero el Gobierno de la CA de Madrid no ha rectificado en su odiosa campaña ni ha reintegrado al doctor Montes al puesto que por derecho le corresponde antes de que la arbitrariedad del tal Gobierno de extrema derecha lo apartara de él.
Ahora la ha tomado con las Universidades públicas de la Comunidad, a las que pretende asfixiar recortándoles de golpe el 30 por ciento del presupuesto en gastos corrientes. Y eso al tiempo que acusa al Gobierno de España de no pagarle una deuda de más de 1.000 millones de euros que debe de precisar como agua de mayo para seguir financiando campos de golf en Chamberí, zona muy necesitada de tan popular deporte. La táctica es conocida: se da un hachazo, se pone a las Universidades de rodillas y luego se les da la mitad o un tercio de lo que reclaman y se las tiene a plena disposición, sin poder financiarse.
Entre tanto, probablemente para recaudar fondos, la señora Aguirre pretende privatizar un 49 % del Canal de Isabel II, al tiempo que provilegia a la eseñanza privada concertada en detrimento de la escuela pública, abandonada y masificada mientras ella se entretiene viendo cómo puede saltarse la ley en materia de Educación para la Ciudadanía. Confieso que no entiendo cómo mis paisanos madrileños votan a esta señora si no es porque la oferta que suele presentar el PSOE en las elecciones autonómicas es aun peor.
Ahora, la señora de armas tomar ha decidido que, como está siendo objeto de injustas campañas, sus huestes salgan la calle a explicar a los ciudadanos las excelencias de sus políticas. O sea, no le basta con tener a su disposición un periódico (El Mundo), una cadena de radio (La Cope) y una de televisión (TeleMadrid) sino que recurre asimismo a la movilización partidista, dejando chiquito una vez más al pobre Presidente de su partido ya que ha tenido la desfachatez de instalar la oficina desde la que centralizará está movida propagandística en la sede de la calle de Génova.
Aquí no manda el señor Rajoy ni el señor Ruiz Gallardón sino la lideresa, señora Aguirre a quien están preparando los suyos para que sea la próxima candidata a la presidencia del Gobierno, una vez que el interino haya sido desplazado por los malos resultados de las próximas elecciones autonómicas y europeas.
(La imagen es una foto de Chesi Fotos, bajo licencia de Creative Commons).