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dijous, 10 de gener del 2013

¿Por qué no hay una revolución?

¿Por qué no la hay en Grecia, en Portugal, en España? Vivimos un ataque en toda regla del capital, no solamente contra los trabajadores sino contra porciones muy importantes de las clases medias. Pequeños empresarios ahogados, condenados al cierre y quizá a la proletarización. Y toca también hasta medianos empresarios.
El capital ha recuperado el control del Estado, puesto al servicio de la clase capitalista, de la oligarquía financiera disfrazada de mercados. Se acabó la pantomima del Estado del bienestar que, en el fondo, era puro socialismo subrepticio, sectores públicos hipertrofiados, burocracias, montañas de funcionarios, seguridad por doquier, gasto público, salarios altos y, entre tanto, beneficios, ganancias, plusvalías, planos cuando no descendentes. Había que reaccionar.
Y el capital reaccionó. Primero barrió todas las empresas públicas industriales o mercantiles, todos los monopolios, energía, telecomunicaciones, tabacos, minería, todo. Luego fue por los servicios públicos, correos, transportes, sanidad, etc. Por último quiere arrasar la administración misma. Por eso carga con especial saña contra los funcionarios. Tras haber reducido a los obreros a una situación de desamparo con pérdida casi total de sus derechos y una administración de justicia innacesible y hostil, ahora quiere asimilarles a los funcionarios, esos trabajadores muchos de los cuales se hicieron la ilusión de ser eso, "clases medias". Una vez proletarizados los funcionarios, asustados los parados, aterrorizados los pensionistas y maniatados los trabajadores, será el reino del capital sobre una población atemorizada, pendiente de la benevolencia de los gobernantes pero no de la seguridad jurídica y la garantía de la ley y los tribunales.
Frente a esa situación, en efecto, ¿por qué no hay una revolución?
Porque si por revolución entendemos alguna o algunas de las que se dieron en el pasado, es imposible. El Estado ha perfeccionado sus medios de represión y hecho impensable cualquier movimiento insurreccional, clandestino y mucho menos armado. Y sin armas no hay revoluciones, exceptuada, se dice, la India, y olvidando que no fue una revolución sino una liberación nacional. Lo que hubo de revolución en la guerra civil española vino del hecho originario de armar a las milicias. Si el gobierno de la República no hubiera repartido las armas, aun a regañadientes, la guerra hubiera durado unos meses, quizá semanas, porque Madrid habría caído.
Pero la capacidad represiva del Estado hoy es inmensa. Todos nuestros Estados reconocen el derecho al secreto de las comunicaciones, pero todos controlan los teléfonos cuando quieren, con o sin mandato judicial. Y lo hacen con aterradora precisión, gracias a los sistemas utilizados en la telefonía móvil que es por donde nos comunicamos. Nuestras ciudades están llenas de cámaras de vídeo. Vivimos observados en pantallas. Es por nuestra seguridad, sin duda, pero también por nuestra inseguridad. El Estado rastrea ya la red, cada vez con mayor eficacia, vigila todos sus movimientos e intercambios y, muy probablemente, tiene el ciberespacio plagado de agentes y espías infiltrados en donde quiere. La batalla se da en la red. Pero la red es pública y la policía está tan al tanto de lo que sucede como quienes lo preparan. La actuación normalmente hostigante y generalmente desorbitada de las fuerzas de seguridad en Madrid, Barcelona, etc muestra una concepción del orden público represiva, dura, autoritaria, intimidatoria. La policía sabe que quedará impune porque los poderes públicos la amparan, y si actúa ilegalmente (no mostrando placas de identificación, por ejemplo) o se sobrepasa, la justicia le será favorable y, cuando no lo fuere, el gobierno acudirá en su socorro e indultará a los condenados.
Y, además de la represión violenta, el Estado ha perfeccionado igualmente su justificación ideológica. El control casi absoluto y la manipulación de la inmensa mayoría de los medios de comunicación, públicos y privados (pues apenas sobrevive algún bastión crítico) garantizan la machacona repetición de la ideología oficial o pensamiento único (Ramonet). Los medios son literalmente aparatos de propaganda del gobierno, especialmente los públicos. Y la censura y/o silencio de los discrepantes, casi total.
La Iglesia es de mucha ayuda pues no solamente ha abandonado la actitud de bronca continua frente al gobierno socialista sino que apoya con fervor religioso de multitudes todas las medidas del actual. Es más, las inspira. Qué digo "inspira": las dicta. Ideología es y de la más retrógrada, la desaparición de la Educación para la ciudadanía, el retorno de la religión, la discriminación por sexos y el privilegio de la enseñanza privada concertada frente a la pública, en trance de luchar por la supervivencia. El ataque a la educación se ceba en las Universidades, centros de fabricación de doctrinas pérfidas, socializantes, cuando no socialistas, último reducto crítico, funcionarios del pensamiento con los que hay que acabar: castigo a las Universidades públicas y a privatizarlas, hasta que estén al servicio del capital.
Junto a la Iglesia, cómo no, los empresarios, con una política y un discurso público que cabe calificar de terror psicológico. Todo cuanto dicen trata de acercar más la condición de los trabajadores a la de la esclavitud. Para legitimarse pagan universidades, fundaciones, think tanks en los que se justifican estas doctrinas y se elaboran otras siempre en la misma dirección de dejar el mercado a su mal aire, en lo más parecido a la ley de la selva y libre de esas odiosas regulaciones que no son sino las leyes que protegen los derechos de los más débiles.
En estas condiciones, la revolución puede volver a gritar orgullosa, como en el escrito de Rosa Luxemburg sobre la revolución de Berlín de 1919, ¡fui, soy y seré!. Sin olvidar que se trataba de una derrota. Como la de ahora.
(La imagen es una foto de chris.corwin, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 23 de desembre del 2012

El Estado policiaco.

Proyección. Es el término que emplean los psicólogos para designar la táctica preferida de la derecha española. Se trata de atribuir a los demás las intenciones propias, de acusarlos de lo que uno mismo hace. No es el clásico y socorrido "y tú más" sino un intento de ocultar las fechorías de un bando adjudicándoselas al otro. ¿Quién no recuerda a Cospedal hace un par de años denunciando a bombo y platillo el "Estado policial" que había implantado o quería implantar el PSOE? La misma Cospedal afirmaba ser objeto -ella o sus compañeros de partido- de espionaje ilegal. Por supuesto, no puede demostrar nada en los tribunales. Es más, ni siquiera acude cuando es citada en las querellas por calumnias y, cuando acude, no se ratifica en sus acusaciones. Porque son falsas. Son pura proyección pues, además, se hacen en los momentos en que se destapa algún caso propio, como el de esa increíble Gestapillo madrileña.

La Gestapillo. Según denuncias hoy en los tribunales, el gobierno de la Comunidad de Madrid pudo tejer una red de espionaje ilegal, incluso delictivo, para obtener información comprometedora sobre rivales del mismo partido del gobierno. Es un caso bastante zarrapastroso, como del neorrealismo italiano, por eso le va tan bien el nombre. Ahora, según dice El País, la policía puede estar recurriendo a métodos ilegales, también delictivos, para hundir las reputaciones de los politicos catalanes soberanistas. Que (parte de) la policía se dedique a delinquir no es nuevo en España ni en ningún lugar del mundo. La policía de Franco era, en realidad, una organización criminal, como la Gestapo alemana o la Stasi, asimismo alemana. Los socialistas españoles también pasaron su bautismo de fuego con el vergonzoso caso GAL, nunca enteramente aclarado. Ahora es el gobierno del partido que acusa a los demás de "Estado policial" quien parece recurrir a él.

Publicidad. Y en una dinámica especialmente grave porque consiste en calumniar una opción política pacífica y legal con un gran despliegue publicitario. Esas presuntas actividades delictivas de la policía probablemente sean el origen de los famosos documentos falsos que publicó en su día El Mundo con la obvia intención de dañar las expectativas electorales de CiU. Puro montaje para torpedear una opción política por ser soberanista. Se pregunta El País si los mandos del ministerio del Interior conocen estas actividades parapoliciales. Una pregunta retórica. ¿Cómo van a ignorarlas si llevan ya casi un mes investigándolas? Lo mandado ahora es la comparecencia del ministro del Interior para que, entre rezo y rezo, explique las líneas de actuación de su departamento.

Explicaciones. El ministro y los más altos cargos de Interior están obligados a explicar en sede parlamentaria su política de orden público y las actividades de las fuerzas que coordinan. En lo específico y en lo más general. Debe hacerse la luz sobre esa sórdida historia de los informes apócrifos, si son o no falsos y, si lo son, como parece, quién los ha redactado y por órdenes de quién. Pero no basta con estas explicaciones concretas. Los responsables de Interior deben explicar cuál es su actitud en general en el orden público y por qué presenta un aspecto tan autoritario y propio de un Estado policiaco.

El Estado policiaco. Hace unas fechas el gobierno indultó a cuatro agentes de la policía catalana condenados en firme por un delito, entre otros, de torturas. España no ha conseguido salir de la lista de negra de países en los que se recurre a la tortura, pero este gobierno da un paso especialmente grave al indultar a torturadores.
El gobierno tiende a entender todo acto de protesta o crítica, todo ejercicio de los derechos de libertad de expresión, reunión o manifestación como peligros de orden público y reacciona frente a ellos de modo autoritario, represivo, arbitrario y en buena medida, ilegal. La delegación del gobierno en Madrid desarrolla una actividad represiva consistente en hostigar a los ciudadanos en la calle, obligarlos a identificarse sin motivo solo para denunciarlos después y condenarlos a multas por faltas imaginarias. Es un uso de los cuerpos de seguridad que los asemeja a matones a sueldo pues su función consiste en intimidar a la ciudadanía. Esos casos en que la Guardia Civil ha detenido autocares en dirección a Madrid en los que viajaban gentes cuyo propósito era acudir a una manifestación en la capital son más propios de un estado de excepción que de normalidad democrática.  Y eso cuando no se fabrican montajes para simular que se han cometido delitos inventados por la propia policía. O se detiene y aprisiona gente de forma harto irregular a modo de rehenes.
Es obvio que las autoridades máximas del ministerio están al corriente de estas prácticas y las alientan. El mismo director general de la policía, Cosidó, proponía no hace mucho prohibir la grabación de las actuaciones policiales en las calles, es decir, pretende garantizar la impunidad de las fuerzas de seguridad cuando actúan ilegal y hasta delictivamente.
¡Cómo no van a conocer estas gentes las andanzas de sus policías en Cataluña!
El Estado policial, señora Cospedal, es el suyo.

dijous, 29 de novembre del 2012

URGENTE.

Carta de Michael Sommer: 
internet, como la conocemos hoy, está en peligro.

El próximo 3 de diciembre puede acabar la neutralidad y la libertad de internet.
Ese día comienza la Conferencia Mundial sobre la Telecomunicación Internacional en Dubai. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), una organización especializada de la ONU, conjuntamente con los ministerios de Telecomunicaciones de 193 países tomará medidas a puerta cerrada sobre el uso internacional de internet. Pueden adoptarse decisiones que permitan a los gobiernos limitar el acceso a internet en sus países y aumentar la vigilancia online.
Por ello, la Federación Sindical Internacional que presido ha abierto una causa urgente en Change.org en la que pedimos al Secretario General de la UIT que paralice el proceso iniciado y organice negociaciones transparentes. Puesto que una internet bajo control de los Estados y las empresas es contraria a lo que la red representa: acceso abierto y libre para todos.
El tiempo apremia: en los próximos días tenemos que dejar claro que no permitiremos que se destruya nuestro derecho a una comunicación sin barreras.
Firmad ahora nuestra petición y mostrad vuestro apoyo a la libertad en la libertad de internet. Enviad este mail a vuestr@s amig@s y conocid@s
Muchas gracias por vuestro apoyo.
Michael Sommer
Presidente de la Federación Sindical Internacional (FSI) y Presidente de la Federación de Sinbdicantos Alemanes (FSA)

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MÁS CLARO.
Un grupo de empresas de telecomunicación está en contacto con países como la China, Egpto y Arabia Saudí, que ya hoy restringen cuanto pueden la libertad en internet con el fin de redactar una nueva normativa en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas  sobre telecomunicaciones internacionales en diciembre.

Su propuesta significa que los gobiernos y las empresas de todo el mundo tendrán la posibilidad de:

- Hacer de pago servicios como el correo electrónico o Skype;

- limitar el acceso a internet; y

- vigilar todo lo que hacemos online.

Para los habitantes de los países pobres y aquell@s que viven en dictaduras, las nuevas reglas todavía serán peores.

Firmad la petición mundial de la columna de la derecha y pedid al Secretario General de la UIT, Dr. Hamadoun Touré y a l@s representantes de vuestros gobiernos que toman parte en la Conferencia que rechacen el nuevo intento de restringir la libertad en internet.

¿Os imagináis a gente como Wert metiendo sus narices en lo que decís en la red?

dijous, 22 de novembre del 2012

Prohibir el homenaje a un dictador asesino en Madrid.

He creado una petición en Change.org para que una fundación de fascistas organice un homenaje al asesino de cientos de miles de españoles. Muchos de ellos aún yacen en fosas comunes por las cunetas de España ante la negligencia o la complicidad directa de las autoridades políticas y judiciales. Este homenaje es un insulto directo a su memoria. Es como si los asesinaran por segunda vez.
Se solicitan firmas.


dijous, 15 de novembre del 2012

Después de la huelga, la manifestación.

La jornada de HG culminó con manifestaciones multitudinarias en muchas ciudades españolas que han permitido visualizar mejor el grado de oposición e indignación suscitado por la política injusta, clasista e inhumana del gobierno. En bastantes lugares se dice que son las más concurridas que se hayan visto. No obstante, Cifuentes, la gobernadora de Madrid, calcula la asistencia en la capital en 35.000 personas. De la falsedad de esta afirmación puede hacerse una idea cualquiera (incluida Cifuentes) que eche una ojeada a esta magnífica foto de Álvaro García en El País, que ha corrido por la red mundial como la pólvora. 35.000 hubo en Santander y en Valladolid. En Madrid, diez veces más.
Ese intento absurdo del gobierno por negar los hechos a la vista de todos prueba el nerviosismo de las autoridades por el aumento de la oposición y la resistencia populares a sus políticas. Un miedo que lo ha llevado a pedir y lograr una improvisada comparecencia del comisario europeo competente en la materia, Olli Rehn, a decir que no se pedirán más ajustes a España. Confía el gobierno en que los españoles otorguen más crédito a Rehn del que le conceden a él. Pero es inútil. Todos saben que Rehn miente tanto como Rajoy. Que se lo pregunten a los griegos.
En la calle, las órdenes de la policía han sido similares: a palos con los manifestantes al menor pretexto y hasta sin pretexto. Hay que escarmentar a la díscola población autóctona y mostrar a los alemanes que se está dispuesto a hacer lo que sea por cumplir sus órdenes. Así que la represión se ha extremado. La odiosa práctica de enviar agentes provocadores ("infiltrados" los llaman cuando son delincuentes de hecho) se ha generalizado en Madrid y en Barcelona. En la ciudad condal, la actuación de los Mossos ha sido especialmente brutal, con pelotas de goma a voleo y agresiones a menores de edad. Seguramente la Generalitat quiere demostrar a sus votantes que sabrá machacar a la población en una Cataluña independiente y que Madrid no ostenta el monopolio de la barbarie.
Aunque lucha con denuedo por mantenerlo. En la capital se habían preparado para los peores supuestos, como se prueba por la ostentosa presencia de policía montada frente a las Cortes. Fue tanto el hostigamiento y tanta la agresividad de las llamadas fuerzas del orden que, al final de la jornada, en Atocha y Santa María de la Cabeza se pasó a mayores con barricadas incendiadas y sedes de bancos reventadas.
Así que, a tono con las declaraciones de la directora general de la policía, Díaz, el gobierno considera "normal" una jornada de huelga general que ha paralizado buena parte del país, ha sacado a cientos de miles de ciudadan@s a las calles y ha dejado un reguero de detenid@s, herid@s y destrozos urbanos de consideración. El día en que el gobierno considere que la situación es "anormal" será preciso guarecerse en los refugios.
Esa costumbre de informar sobre la realidad negándola es la práctica de una actitud consistente en gobernar de acuerdo con una doctrina, la neoliberal, y como agente y brazo ejecutor de decisiones que se toman en otras latitudes. De ahí que Rajoy haya dicho ya que mantendrá el rumbo y no habrá cambios. Los sindicatos siguen pidiendo un referéndum, pero esa no es una actitud muy inteligente. En primer lugar es muy difícil hacer un referéndum sobre algo tan complejo como una política económica ("los ajustes") en su conjunto y, por tanto, sería en realidad un plebiscito sobre Rajoy, lo cual no nos llevaría muy lejos. En segundo lugar, en caso de ser factible, el referéndum no resolvería nada pues no revelaría alternativa alguna a las políticas que se condenaran. Salvo que sirviera para convocar elecciones anticipadas. Pero, en ese supuesto, ¿por qué no empezar por ahí y pedirlas? Razones sobran: Rajoy ha tomado medidas que nada tienen que ver con el programa con que ganó las elecciones. Fue, por tanto, una victoria fraudulenta que deslegitima al gobierno. En tercer y último lugar, las movilizaciones sociales son el único lenguaje que entiende este gobierno, cuya política parlamentaria es inexistente y coinciden con un derecho de la ciudadanía, el de manifestación. Así que eso es lo conveniente: mantener la protesta extraparlamentaria siempre dentro de los límites de la no violencia y, si acaso, la desobediencia civil que es, por definición, pacífica. Para forzar al gobierno a negociar. Igual que ya lo hace con los empresarios, con los banqueros, la iglesia y las instituciones financieras internacionales, que lo haga con la oposición parlamentaria en primer lugar, con los sindicatos y con la extraparlamentaria en segundo, incluida la comunidad de internautas, coordinada en las redes sociales. 
Eso sería lo democrático en lugar de este trágala neoliberal y nacional-católico impuesto a palos en las calles.

dimarts, 6 de novembre del 2012

¿Cómo no va a haber desafección?

Y lo extraño es que no haya algo más. Las condiciones de vida de la gente llevan cinco años deteriorándose: reducciones de salarios, millones en el paro, aumento de los impuestos, tasas y todo tipo de gabelas, reducción de prestaciones, subvenciones y, en general todos los servicios públicos, merma de las pensiones. La justificación es la necesidad de luchar contra la crisis, una crisis que han desencadenado las entidades financieras y que tienen que pagar los que la sufren.
Uno de los efectos más visibles y más nocivos de esta situación es el hecho de que los bancos en práctica quiebra hayan de ser rescatados con dinero público en cantidades astronómicas sin que el Estado puede ejercer algún tipo de control sobre esas aportaciones que, en muchos casos, se han estado empleando en actividades especulativas. Ni siquiera puede (o quiere) el Estado evitar que los bancos sigan ejecutando hipotecas a decenas de miles sobre la población que aporta los fondos para los rescates.
Junto a esta realidad cotidiana llamada de austeridad en la que se cierran hospitales, urgencias, escuelas, programas, servicios de todo tipo, las gentes han de contemplar una casta de delincuentes y presuntos delincuentes, todos relacionados con las administraciones públicas dedicada al saqueo del erario público. La muestra más patente, la Comunidad Valenciana donde, durante años de construcciones suntuarias y despilfarro, se robó a mansalva en prácticamente todos los capítulos y ahora la Comunidad está en la ruina, sin farmacias y con todos los servicios públicos deteriorados mientras la clase política local presume del mayor número relativo de imputados por corrupción en el Reino.
Igualmente forma parte del paisaje otra casta de políticos de todos los niveles, instalados en unos privilegios escandalosos que no debieran tolerarse. Que el presidente del gobierno, la de la Comunidad de Castilla La Mancha y tutti quanti cobren dos sueldos en las circunstancias actuales es una inmoralidad. Que muchos diputados con residencia en Madrid cobren dietas también es una inmoralidad y como estas las hay a puñados.
Los españoles ven ahora también cómo la misma Merkel que ordena a Rajoy imponer medidas de ajuste es la que está levantándolas en Alemania porque es año electoral y quiere ganar. Se sigue de ello que en todas partes sucede lo mismo: es mentira que las políticas de ajuste vengan obligadas por la crisis; en realidad dependen de las oportunidades electorales. Por eso, Rajoy, que ganó las elecciones prometiendo lo contrario de lo que ha hecho, sabe que tiene tres años más hasta las siguientes elecciones y por eso impone el programa máximo en los dos primeros, con la esperanza que los dos últimos le permitan ir suavizando la situación para ganar también las elecciones de 2015.
Las explicaciones que se dan para justificar los recortes son falsas. Se trata de desmantelar el Estado del bienestar para hacer más ricos a los ricos (que ya reciben trato de favor descarado del gobierno) y más pobres a los pobres. Son medidas de carácter ideológico, reaccionarias, involucionistas que no solamente tratan de poner a los trabajadores literalmente a merced de los empresarios sino también recortar sus derechos en otros campos, singularmente las libertades políticas de reunión, manifestación, expresión etc. Y, por supuesto, restringir o incluso abolir si fuera posible, el aborto.
Los primeros en saber que las explicaciones de los recortes son falsas son quienes las fabulan. Por eso, el gobierno no pierde mucho tiempo en discutir y, sabedor de que su acción es injusta y provoca resistencia popular, ha decidido aumentar en un 1.780% el material antidisturbios. En un país en el que se recorta todo, desde el I + D a la dependencia, la partida que sube más escandalosamente es la del material para reprimir las protestas ciudadanas. 
Eso da la medida de todo. También de la desafección.

dimecres, 31 d’octubre del 2012

La dignidad del hombre.

El otro día, en una intervención parlamentaria, el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, se soltó la melena en un alegato filosófico en contra del colectivismo en el que sostenía que la base antropológica de su partido, el PP, su principio mismo, era el individualismo, entendiendo por tal aquella actitud que pone al individuo en el centro de la acción social. El individuo, el sacrosanto individuo, es el alfa y omega de la acción del PP.
Es una doctrina acrisolada que, el ministro lo sabrá, echa raíces profundas en el pensamiento occidental. Es parecer general que el Renacimiento, el espíritu moderno, tiene uno de sus orígenes en la Oración por la dignidad del hombre, escrita en 1486 por Giovanni Pico della Mirandola, Conde de la Concordia. La historia viene de mucho más atrás, de los griegos, desde luego y, con reservas, de los caldeos. Pico recoge la tradición de Hermes Trismegisto y Alá sarraceno cuando hablan de la maravilla que es el hombre. En algún lugar Sófocles hace decir a uno de sus héroes que el mundo está lleno de maravillas pero la más maravillosa de todas es el hombre. La dignidad del hombre radica en su ser maravilloso. Por el camino hacia Pico, Tomás de Aquino precisaría que esa maravilla del hombre residía en su carácter divino, en ser obra de Dios, uno con Dios. Pico, sin embargo, gran padre del humanismo, atribuye esa maravilla a la facultad que tiene el hombre de hacerse a sí mismo en uso de su libertad. Esa es su dignidad. Viene luego Kant y redondea la jugada al afirmar que la humanidad es santa en cada uno de sus individuos. La Declaración de derechos del hombre y del ciudadano respira kantismo en la universalización de la dignidad del hombre que constituye su mismo meollo. Cuando más tarde Nietzsche irrumpe impulsando al hombre a llegar a ser el que es, en realidad, cierra el círculo pues eso era lo que decía Pico: ¿Quién no admirará al hombre? (...) Pues es así que él mismo se forja.
Efectivamente, aunque un tanto tosco en su exposición, el alegato de García Margallo descansa sobre la sólida, pétrea, roca del humanismo y, probablemente, dada su adscripción ideológica, del humanismo cristiano. La dignidad del hombre. La supremacía del individuo, templo de Dios y titular de derechos.
Pero eso es la teoría. Después viene la práctica. No lo que García Margallo dice sino lo que García Margallo hace y, con él, sus compañeros de gobierno. El modo en que están gestionando la crisis no es ni por asomo compatible con ese individualismo humanista sino, en todo caso, con el individualismo darwiniano del lobo solitario. Todas las medidas del gobierno han ido en detrimento de los sectores más desfavorecidos, que provocan, desahucios, suicidios, emigración, exclusión, xenofobia. No es cosa de detallar aquí las injusticias del gobierno en términos económicos y las posibles alternativas pues es asunto suficientemente analizado. Las medidas son de rapiña. Se sustrae a los pobres para favorecer a unos ricos insacibles. El rasgo más característico de la crisis es la codicia y la codicia solo sobrevive expoliando a sus semejantes.
Esa es la práctica que atenta contra la dignidad del hombre y que deslegitima por entero la acción del gobierno porque va acompañada por una actitud de desprecio por los derechos del individuo. Lo más palmario, a la vista de todo el mundo, es que la represión policial de la disidencia política conculca sistemáticamente derechos de los individuos. Tan a la vista de todo el mundo que el director general de la policía pretende prohibir la difusión de imágenes privadas en la red que muestren las fuerzas de represión haciendo su trabajo. Los más vulnerables y débiles: jóvenes, parados, funcionarios, mujeres, dependientes, jubilados sufren directamente las consecuencias de esa acción de gobierno basada en favorecer los privilegios de los ricos, despojar de lo necesario a los pobres y reprimirlos brutalmente cuando protestan, con desprecio absoluto a los dramas individuales. Un intento descarado de imponer la censura. Un soberano desprecio a la integridad física y moral de las personas.
Pero lo más palmario no es lo más grave necesariamente. Lo más grave es el firme propósito del gobierno de imponer por ley al conjunto de la sociedad sus convicciones ideológicas partidistas y de secta religiosa como si fueran evidencias, sus prejuicios y puros delirios como si fueran verdades científicas. Más grave porque implica un intento de control de las creencias de los individuos, acompañado de otro de manipulación a través del monopolio de los medios públicos de comunicación, dedicados al adoctrinamiento de la opinión.
En la teoría todos los gatos son pardos. La práctica real es el desprecio a los derechos del individuo. El ataque a la dignidad del hombre revela  su clave profunda en la existencia de cinco a seis millones de parados. Ahí es donde el capital y la derecha sitúan la dignidad del individuo, en una condición de inseguridad y humillación, en su condición de dependencia. La derecha no quiere tratar con individuos conscientes de su dignidad sino con seres mermados, acobardados, sometidos a la arbitrariedad del capital. No quiere derechos de las personas, sino esclavos sin derechos. De ahí que su acción vaya siempre en contra de la dignidad del individuo de la que García Margallo ignora todo excepto la vacía retórica. Y de esa oposición al desprecio a la dignidad del individuo viene el movimiento de los indignados, esto es, quienes actúan en pro de su dignidad humana y, con ella, de la de todos los demás.
NB: no he considerado necesario advertir desde el comienzo que la dignidad del hombre incluye a la mujer, admitiendo de mala gana la excusa de que la forma masculina ya engloba la femenina. Pero no está de más recordar que el título correcto debiera ser la dignidad de la persona.
(Las imágen son fotos encontradas en Twitter y sin atribución de autoría. Se emplea aquí bajo presumida licencia Creative Commons. De no ser así, un aviso a Palinuro bastará para eliminarlas.

dimecres, 17 d’octubre del 2012

La destitución de Cifuentes, una necesidad de higiene democrática.

¿Con qué autoridad moral y competencia jurídica impone la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes, 6.000 euros de multa a un ciudadano acusándolo de los desórdenes y violencias de la manifa del 25S, ella, que, al parecer, envió provocadores disfrazados precisamente para que hubiera ese desorden y esa violencia? ¿Cómo puede demostrar que los disturbios fueron causados por el ciudadano en cuestión y no, como es mucho más probable, por sus agentes  infiltrados entre los manifestantes? ¿No es ilegal e incluso delictivo que agentes del orden se hagan pasar por agitadores y provoquen violencia y destrozos sin identificarse en ningún momento como policías? ¿No es delictivo que una responsable como Cifuentes provoque supuestamente violencia en una manifestación ordenando a la fuerza pública saltarse la ley y actuar con manifiesta ilegalidad? ¿No estaría obligada a identificar a los agentes provocadores a sus órdenes y castigarlos como merecen compartiendo de paso parte del castigo por su comportamiento ilegal?
¿Qué garantías tenemos los ciudadanos en el Estado de derecho cuando la autoridad encargada de velar por el orden público recurre a medios ilegales y/o delictivos con el fin de provocar disturbios, culpar de ellos a inocentes y multarlos luego en un evidente cuanto irritante abuso de autoridad? ¿En qué se diferencia el Estado de derecho de una dictadura fascista cuando el orden público está en manos de gente de la condición de Cifuentes?
Y no se crea que se trata de un acto aislado, quizá producido por el aturdimiento o la inexperiencia, no. Es un comportamiento premeditado, madurado, consciente y seguramente alevoso de una persona cuya corta pero intensa trayectoria en un cargo delicado demuestra no solamente que está absolutamente incapacitada para la función sino que ella misma es un peligro público para las libertades democráticas, el Estado de derecho, la seguridad juridica de las personas y la paz civil. En definitiva, que es una gobernadora arbitraria, autoritaria, partidista y sin categoría intelectual alguna.
Desde que se sentó en la poltrona no parece haber hecho otra cosa que mostrar un talante abusivo, rayano en el fascismo. Cabe interpretar que ha utilizado sistemáticamente a la policía como si fuera una banda de matones para hostigar a la población con identificaciones caprichosas, detenciones injustificadas y hostigamiento general de la ciudadanía. Ha pretendido de muy diversas formas amedrentar a la opinión pública con distintos tipos de amenazas y declaraciones inadmisibles, sin contar la elaboración de listas negras de ciudadanos "sospechosos" de las que, en su estolidez, Cifuentes empezó presumiendo para negar acto seguido que existieran cuando alguien le sopló que eso era también delictivo. Ha tratado de restringir ("modular", dice la doña, en un ejercicio de hipocresía) los derechos fundamentales de los ciudadanos según sus caprichos personales, en función de la orientación política de los manifestantes. Y, por último, en una muestra de obvia ignorancia del principio de división de poderes, ha intentado que los jueces actúen sumisos a sus dictados, acusando a los justiciables a voleo de los delitos que ella se inventa en su delirio ordenancista y, como no lo ha conseguido, ha dado en la flor de multar a un ciudadano acusándolo de los desórdenes que pueden haber cometido los agentes provocadores que ella misma ha enviado.
Los policías tienen que pasar pruebas psicotécnicas muy estrictas para vestir un uniforme. ¿Qué pruebas ha pasado esta señora que aparece investida de la capacidad de dar órdenes a esos policías? Obviamente, ninguna. De otro modo, los psicólogos -quizá los psiquiatras- hubieran detectado el infinito narcisismo, la mitomanía galopante, el exhibicionismo profundo de una mujer cuyo único objetivo consiste, al parecer, en hacer méritos ante sus jefes (muy parecidos a ella en cuanto a su concepción del orden público) al precio que sea, incluso al de cometer tropelías sin cuento, abusos de autoridad y arbitrariedades detestables cuya única respuesta debiera ser -y debe ser urgentemente- una destitución fulminante.
Por si acaso, sugiero al 25S que vaya presentando denuncia contra Cifuentes por el empleo de agentes provocadores o policías infiltrados en las manifestaciones.

dilluns, 1 d’octubre del 2012

Confesiones de un antidisturbios.

"Pues sí, Palinuro, ha sido un placer conocerte. Ahora que nos hemos quedado solos en el bar, agarrados a esta botella que ya va pidiendo otra, de mí para ti, para que me entiendas, te voy a decir lo que pienso yo de toda esta mamonada que se ha montado con los perroflautas, los políticos y los rollos esos. Porque a los antidisturbios nos llaman de todo: cabrones, asesinos, lacayos, perros, torturadores, vagos; bueno, la hostia. Todos esos mierdas hijos de papá que no tienen media leche y no han pegado palo al agua en su vida. Sobre todo ellas, son las que más me joden, esas niñatas que no saben lo que es un tío de verdad, te juro que las estrellaba. Bueno, antes se iban a enterar de lo que vale un buen peine. Y detrás, ellos, todos medio gays, que se dice ahora, gays, gayas, los pringaos esos, que les metía yo la porra por el culo para que espabilaran. Que esos no saben lo que es pasarlas putas; eso lo sé yo, que soy hijo de un albañil. Coño, como casi todos los de mi unidad, todos hijos de currelas, que sabemos lo que nos espera. Pero como salimos cachas y servimos para dar hostias, pues nada, al servicio. Un trabajo como otro cualquiera. ¿Que no? Toma, y más jodido porque no tenemos derechos y nos jugamos la vida porque no todo son los niñatos de la capital; también hay mineros que tiran cohetes y tíos muy bestias por ahí; los vascos, ni te cuento, qué tíos más brutos. Joder, joder. Y todo por la paga. Bueno, cuando vamos de marcha nos dan un sobresueldo. Pero es que, ya te digo, joder, a nadie le gusta que le llamen hijoputa o que le den una pedrada. Y a nadie le gusta zurrar. Bueno, te confieso que, cuando la cosa se calienta, es que se te va la mano casi con alegría, casi ni te enteras. Procuramos apuntar siempre a las piernas, el culo, los brazos, pero a veces se tuerce la cosa y les arreas en la cabeza. Oye y no veas cómo suena eso. Lo siento por los chavales, de verdad. Pero es que son gilipollas. Se dejan manipular por unos cabecillas demagogos y pagan justos por pecadores. Eso nos lo explican en las teóricas en la academia, en donde nos meten los rollos sobre los derechos y eso. El rollo de la identificación. Hay que joderse. Que llevemos la placa para que nos denuncien y luego algún político nos meta un paquete cuando le canten las bolas. Porque si se creen que nos tragamos los rollos de la academia van listos. Son todos iguales. Todos a chupar del bote. A mi me pagan por defenderlos y así, dicen, defiendo la ley y el orden. Y a veces me dan una medalla. Y cuando cambian con las elecciones, los defiendo igual. Estos de ahora entienden mejor a la policía, no como los otros que eran intelectuales, o sea, gays. Y nosotros los entendemos a ellos algo más. Pero no te fíes nunca de un político y menos de los tuyos, si los tienes. Al final somos tan pringaos como los pringaos que tenemos enfrente. Unos nos usan y nos desprecian; otros nos combaten y nos temen. Pero, coño, somos personas. Dicen que torturamos. Te juro que en mi vida, en mi vida, vaya. Pero tienes que entender la situación: llevas ocho horas de pie, con toda la armadura puesta, el casco, corriendo de un lado a otro, aguantando mecha, zurrando cuando te lo ordenan y, al final vuelves a la comisaría o donde coño mierda sea, destrozado, y te encuentras esos mierdas ahí todos gimoteando y piándolas y encima tienes que decirles lo del abogado y la leche, así que a algunos les da por gastarles bromas, los ponen de rodillas, o les dicen cosas, sobre todo a las tías que es que te ponen y mira que las hay feas, o no les dan de beber. Es difícil controlar los nervios de los hombres. Ya verás como a la próxima ponen cámaras de televisión en las comisarías para meternos un puro. Dicen que somos un cuerpo de elite. De elite de mierda, porque todo el mundo nos teme o nos desprecia. Joder, hasta los bomberos los tenemos enfrente que a veces me dan ganas de que se coman el jodido casco que llevan. ¿Qué, no te convence? El mundo es la hostia, amigo. Ya ves, tengo una noche libre y salgo a tomar una copa y le cuento mi vida al primero que llega. Vivo obsesionado, con stress, como todos los compañeros. Fíjate en los que infiltramos. Ahí sí hay que echarle huevos porque te pueden dar de hostias los dos bandos, aunque nosotros vamos ganando. Menudo stress. Nos pasamos el día en el gimnasio y dicen que eso apaga el stress. Ni de coña. Lo sube. Y encima corres el peligro de que a otro le dé por ti y tengas un lío, que hay mucha mala leche por ahí. Jodido clima. Necesitaría un psiquiatra, lo sé. Pero esas son gaitas de los de arriba, que se ponen los cuernos sin enterarse y tienen que contárselo a alguien. Yo, en cambio, ya ves tú, al primero que me encuentro. Porque, vamos a ver, nosotros ¿qué jodida culpa tenemos de que los de arriba sean unos ladrones o no tengan ni idea de lo que hacen? Nosotros cumplimos órdenes, coño, órdenes, ¿lo entiendes? ór-de-nes. Si incumples, date por jodido. Y luego ¿en dónde te van a dar trabajo? En las discotecas, en donde echan unas horas muchos de los nuestros. Oye, es práctica del oficio y no te llaman hijoputa. Pues eso. Que con la crisis que hay aquí todo el mundo tiene que ingeniárselas o comes mierda. Sobre todo las tías. No veas cómo ha aumentado el puterío con la crisis. Van tiradas. Y detrás vendrán los tíos, ya verás, con la cantidad de gays que hay. La vida es una mierda y los de abajo tienen toda la razón del mundo de protestar, joder, claro que sí, lo reconozco. Coño, tengo ojos en la cara. Van de culo. Pero tienen que hacerlo por los cauces legales. Por la ley. Y como las leyes las hacen los de arriba pues, yo qué sé. Yo cumplo órdenes. Si cambia la ley pues nosotros cambiaremos. Pero me da que seguiremos siempre igual. Y no te hablo ya de los mandos. Esos son los peores. Están haciendo carreras políticas y se dan patadas unos a otros en nuestro culo. Y nosotros, a callar, a salir a la calle de Robocops, a meter miedo al personal. Fíjate que algunos, antes de salir a dar hostias, confiesan y comulgan. O sea, antes de dar las hostias, las reciben. Yo, los curas...lejos. Son muy falsos. Por eso se ligan a los chavales, que eso sí que es un asco. Los tenían que capar. Oye y los banqueros, ¿qué me dices de los banqueros? Su oficio es robar y como no saben ni eso, al final mandan a los políticos a robar a la gente para ellos. ¿Lo ves? Estamos todos al cabo de la calle. Mandan los de la pasta, que la tienen hasta cuando no la tienen, que ya es la hostia. Y los demás, que nos den". 
(La imagen es una captura de un vídeo de You Tube, 29S Antidisturbios entran en el bar Quevedo violentamente, bajolicencia Creative Commons).

diumenge, 30 de setembre del 2012

La noche no es suave.

Entre 11 y 12 de la noche la salida de la calle de Cedaceros a la Plaza de Neptuno que, por cierto, se llama de Cánovas del Castillo, presentaba este tenso aspecto. La coordinadora del 29S había dado por terminada la manifa cantando victoria y, dado que los antidisturbios (más conocidos como "prodisturbios"), venían por todas partes arreando estopa, recomendaba marcharse por la calle de Huertas, aún transitable, para reunirse mañana, domingo, en los jardines del Retiro. Pero ciento y pico manifestantes se negaron a irse y en un acto típico de desobediencia civil, un sit out, se sentaron con la espalda contra la valla metálica de la policía y quedaron encerrados entre los antidisturbios detrás de ellos y los que venían en las lecheras delante de ellos. La policía no debía de tener órdenes y no cargó, en espera de tenerlas. Después de una hora hubo unos parlamentos y los manifestantes abandonaron el lugar sin ser hostigados ni identificados.
Este hecho encierra la clave de la victoria del movimiento. Si la policía no identificó a estos ciento y pico con la que habían montado, ¿qué valor tienen todas las demás identificaciones a gentes que pasan por las calles? Así que, para resarcirse, más tarde los prodisturbios invadieron Lavapiés, entrando en los locales, sacando a la gente y apaleándola entre las lecheras. Puro terror urbano a cargo de unos funcionarios públicos que, según parece, cobran 200€ por cada noche que salen a aporrear a los ciudadanos. Si esto es cierto -y el ministro debe aclararlo en las Cortes- cabe decir que nuestra policía está compuesta por mercenarios, lo cual explica su saña y hace inútil razonar con ella.
Pero esa victoria vino al final de una jornada muy dura que comenzó en tonos bélicos, pidiendo la autoridad desde el principio a los periodistas que acudieran con cascos. La señora Cifuentes, cada vez más ciega en su furia represiva, declaró que la manifestación era absolutamente ilegal. No debe de tener asesores que la ilustren de que no es ella quien determina la legalidad o ilegalidad de los actos. A las cuatro de la tarde, la policía impidió que se instalaran estructuras para las cámaras de TV. El Ayuntamiento, o sea, Ana Botella, lo había prohibido sin que conste razón alguna para ello. No querían cámaras. No querían periodistas. No querían testigos que recogieran las marranadas del ¡que soy compañero, coño! y otras provocaciones. Querían la oscuridad y el silencio.
Pero justamente eso encendió las redes, en donde brilló de inmediato la inteligencia de las multitudes. Se empezó a pedir a los vecinos que fotografiaran y grabaran desde los balcones y terrazas aledaños y muchos de ellos los abrieron a que lo hicieran los manifestantes. Los periodistas aguantaron las amenazas de multas y se mantuvieron a pie firme, con lo que todos los periódicos trajern cumplida información de lo que estaba pasando en streaming, en directo, en tiempo real. Además, debidamente avisados, los medios extranjeros comenzaron a difundir la información y la autoridad, básicamente la delegación del gobierno, porque el ministro del Interior está escondido, se pensó dos veces su proyecto originario de disolver la manifestación por la violencia. Simplemente, no se atrevió.
La incompetencia de la delegada Cifuentes es fabulosa. Plantea el conflicto exclusivamente como una cuestión de orden público e intensifica el antagonismo hasta ponerlo en términos de guerra, que ya se sabe que es la continuación de la política por otros medios, como se echa de ver en sus amenazas, sus medidas preventivas, la difusión de mentiras e informaciones falsas para desmoralizar al enemigo, la última de las cuales fue cifrar la asistencia entre 2.000 y 4.500 personas cuando la BBC ya hablaba de 100.000. Y 100.000 entusiasmados porque había otros 100.000 en Lisboa exigiendo lo mismo: la dimisión de los parlamentarios, del gobierno, la apertura de un proceso constituyente.
El fracaso de Cifuentes es colosal. Es injusto que cargue ella sola con la monumental pifia que es de todo el gobierno. Porque resulta evidente que no pueden parar el movimiento. Y no pueden por su incapacidad para entender la política en la época del ciberespacio.
Por poner un ejemplo que entiende todo el mundo: hoy hay convocada una asamblea en el Retiro para decidir las próximas acciones en octubre. Empeñada como estaba anoche la policía en impedir que esta asamblea se produzca, ¿a quién o quiénes iría a detener esta madrugada a sus casas? ¿Quién dirige el movimiento? ¿Cuál es su estructura? ¿A quién se puede acusar?
¿Y lo de Mas, tanto como decían que el asunto del independentismo interesaba tanto al PP como a CiU para que así no se hablara de los problemas reales? Pues lo de Mas se ha quedado en una baladronada. Quería el mandato para sentirse como Sir Galahad en su empeño, pero no convocará el referéndum hasta estar seguro de ganarlo. O sea, nunca.
Un columnista del Telegraph dice que España debe abandonar el euro y ve a Rajoy como un muerto viviente. A mí me pasa lo mismo con Rubalcaba. Lo veo un poco zombie. Y, en general a la dirección del PSOE. Tan descolocada en el asunto de la resistencia popular extraparlamentaria como en el rebrote de la autodeterminación. Preguntado respecto a la primera convocatoria de ocupa el congreso, Rubalcaba dijo que le parecía mal. En esa respuesta laten al unísono el apoltronamiento del político profesional y el miedo a dar al PP una baza patriótica estilo don Pelayo. Las bases del PSOE están mayoritariamente, creo, con el movimiento (como lo está el conjunto de la sociedad, la mayoría silenciosa que pretende usurpar Rajoy entre caladas al Cohíba) y la dirección parece lamentablemente desorientada. No se atreve a repudiar un movimiento cívico popular pacífico tan obviamente cargado de razón y de moral pero, por otro lado, tampoco osa respaldarlo por dos razones: porque tiene demasiados intereses creados en el juego institucional que el movimiento cuestiona por inútil, corrupto y antipopular y, porque teme ser aniquilada electoralmente ante un potente discurso de la derecha centrado en el mantenimiento del orden público, la seguridad jurídica, el crédito exterior de España y ¡el respeto a la Constitución!.
Así que, en definitiva, nadie sabe qué hacer, excepto los de un movimiento que, por no tener, no tiene ni nombre.
(La imagen es una foto del streaming publico.es, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 24 de setembre del 2012

Democracia, derechos, tiranía, fascismo.

La iniciativa de rodear el Congreso de los Diputados viene fraguándose hace un par de meses. Ha ido cambiando de nombre prudentemente para no dar pie a los aparatos de represión a yugular el movimiento antes de ponerse en marcha. Y ha hecho bien porque la maquinaria represiva a las órdenes de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, no desdeña ocasión alguna de perseguir a la gente, amenazarla, hostigarla, intimidarla y detenerla con el fin obvio de sembrar el miedo y conseguir que los ciudadanos no protesten en contra de un gobierno que los esquilma, los expolia y, encima, los detiene.
Con el paso de las asambleas en la Puerta del Sol y otros lugares a la Carrera de San Jerónimo, el movimiento 15M ha conseguido un avance espectacular en la articulación de su lucha por un sistema democrático y justo en lugar de esta pantomima injusta. Ha sido un salto cualitativo y demuestra que la indignación ciudadana por esta estafa generalizada de la casta política con el pretexto de la crisis está tan viva como siempre y, poco a poco va encontrando sus formas propias de acción. Para el movimiento indignado, que es la forma más genuina, espontánea y viva que ha tomado la protesta social contra el atropello capitalista, esta acción es de una gran importancia y por eso la está preparando meticulosamente, manteniéndola dentro de una legalidad escrupulosa e insistiendo en su actitud pacífica, radicalmente no violenta, de estricta desobediencia civil.
Pero igual que los demócratas y los resistentes inician mañana una jornada decisiva en su destino, las fuerzas represoras de la derecha neofranquista y nacionalcatólica que se alzaron con el triunfo electoral hace diez meses mediante una sarta de mentiras, tratan de hacerla fracasar. Para ello se emplea a fondo la citada Cifuentes, un caso patente de actitud autoritaria, protofascista, que fía su éxito en las maniobras de intoxicación, mentiras, amenazas, calumnias y todo tipo de juego sucio más propio de la delincuencia que de las fuerzas del orden.
En lugar de encontrar a su marido, prófugo de la justicia por una presunta estafa, cómo no, la señora Cifuentes dedica las fuerzas de policia a sus órdenes a hostigar e intimidar por calles y jardines a los ciudadanos pacíficos, procediendo a identificaciones abusivas e inmotivadas y amenazando a los identificados con posteriores represalias si se les vuelve a ver en una manifestación. Entre estos métodos y los de los gángsteres de Chicago no hay gran diferencia.
Igualmente se procede a detenciones preventivas, probablemente basadas en unas listas ilegales de ciudadanos "peligrosos" que Cifuentes ha hecho compilar sin mandato judicial y por las cuales, si esto fuera una democracia, la citada señora debiera estar respondiendo ante los tribunales. Pero no solamente no es así sino que, en una muestra patente de justicia política, un juez de la Audiencia Nacional, la heredera del Tribunal de Orden Público franquista, se ha prestado a abrir diligencias contra varias personas detenidas por los policías cifuentescos, a las que acusa -se ignora con qué fundamento- de intentar atentar contra los altos organismos del Estado o algún otro cuento similar. Esta actividad indigna da a su vez cobertura para que los policías de Cifuentes sigan sembrando el miedo por las calles justificando sus identificaciones intimidatorias en que hay un procedimiento abierto en la Audiencia. Procedimiento que se abrió a petición de la policía. Es el círculo vicioso de la tiranía.
Pero no le basta con la represión física, directa, violenta, con las cargas, los palos, los gases, los tiros: todo eso lo tiene ya preparado y previsto Cifuentes y está deseando tener una excusa para desatarla. Por eso, quienes vayamos mañana al Congreso debemos mantener la calma a toda costa, no responder a las provocaciones de los agentes cristinos y filmar y grabar todas las actuaciones de la policía. Insisto: no le basta. Por eso, ademàs de los aparatos represivos con que cuenta, Cifuentes ha echado mano de la propaganda, la mentira, el engaño, la difamación. Aparte de la condigna ración de todo esto que cabe a los plumillas que tiene a sueldo en periódicos, revistas, radios y televisiones, dedicados a mentir las veinticuatro horas del día, demostrando su maestría en las tareas de propaganda, la propia Cifuentes ha añadido un buen puñado de infundios de su Minerva particular: que si rodear el congreso es ilegal y se impedirá por la fuerza; que si coaccionar a los diputados es un delito y actuará la policía; que si la manifestación de mañana es un "golpe de Estado encubierto" y se tomarán medidas. La técnica es siempre la misma: una mentira y una amenaza, a ver si consigue descabezar el movimiento porque, de ese modo, probablemente sus jefes la recompensarán con alguna bicoca. A lo mejor le prometen que, si entrega a su marido el prófugo, lo indultan. Y eso cuando no le da por rememorar su formación política de juventud e insinúa, por si cuela, que entre los convocantes del acto de mañana hay neonazis y gente de extrema derecha. Debiera reconocerlos mejor ya que los trata y les autoriza manifestaciones con ánimo de reventar las de izquierda; pero eso es igual porque lo que pretende es encizañar y boicotear los actos legales por ella misma permitidos porque no le ha quedado más remedio.
La derecha nacionalcatólica y neofranquista tiene miedo y, por eso, el flanco más reaccionario ha acudido en apoyo de Cifuentes. Cospedal, la presidenta de Castilla La Mancha, que cobra dos sueldos públicos indebidamente por unos 20.000 euros al mes, vive en una mansión de lujo custodiada por policías a cargo del erario público, sube los sueldos de sus asesores mientras despide a los trabajadores a miles y bebe agua embotellada a cinco euros la botella, Cospedal, digo, equipara el 25S con el 23F tratando de criminalizarlo. Pero ni yo ni nadie hemos visto, leído o escuchado en ninguna parte condena alguna de Cospedal y los cospedales a la intentona fascista de Tejero y sus compinches. Es más, dada la cercanía ideológica de los golpìstas al credo tradicional de la derecha "sin complejos" que los cospedales representan, más parece que, si lo hubieran condenado quizá habría sido por no triunfar, antes que otra cosa.
Así que ni caso a estas sayonas y mañana acudamos todos a demostrar que somos conscientes de nuestros derechos, vamos a defenderlos y no toleraremos que sigan despojándonos de ellos.
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 16 de setembre del 2012

El fascismo es esto.

En su todavía breve mandato, Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid, ha hecho méritos suficientes para comparecer ante una comisión parlamentaria de investigación que le ayude a entender la diferencia entre una policía democrática y la de un país fascista.
Desde el momento de su toma de posesión, esta mujer, cuyo marido resulta ser un prófugo de la justicia, mostró profunda hostilidad hacia el movimiento de los indignados y los intentos de la gente de ejercitar sus derechos de reunión y manifestación. De la hostilidad a la manipulación, el embuste y la provocación no hay más que un paso. Son ya reiteradas las ocasiones en que su departamento tolera que los grupos reaccionarios, ultracatólicos y fascistas (o sea, los suyos) se apoderen de la calle mientras restringe hasta intentar yugularlas las actividades de las agrupaciones y asociaciones democráticas, librepensadoras y ateas. Aplica tan escandalosa doble vara de medir que ya debería estar en los juzgados. Por ejemplo: los ateos y librepensadores no podían manifestarse en Madrid en Pascua porque había riesgo de violencia al cruzarse con las procesiones de los comecirios. Pero ayer los fascistas podían manifestarse por Madrid durante los actos de protesta contra el gobierno. ¿Su finalidad con esta provocación? Ver si, efecto se produce violencia que justifique la intervención policial y la criminalización de los demócratas a través de las acusaciones normalmente inventadas de la policía.
Su finalidad, que ella cree muy astuta, es esa: provocar alteraciones de orden público para reprimir a mansalva. Y está tan segura de lo acertado de su política que hace unos días se jactaba de tener listas con los nombres de los elementos más activos en las protestas. Solo esta confesión hubiera bastado para que, en cualquier país democrático de Europa, el gobierno la hubiera expulsado del cargo de una patada en el culo. Aquí, no. Aquí, al contrario, Cifuentes tuvo hoy a la policía, empleada como fuerza de choque, guardia pretoriana o guardia de asalto, intimidando y hostigando ciudadanos pacíficos en Madrid, identificando y amenazando a la gente que, en uso de sus derechos constitucionales, estaba reunida en el Retiro. Al que se resiste lo detienen.
Cifuentes, digna discípula del Fraga ministro del Interior de un gobierno fascista, también piensa que la "calle es suya". La calle, la plaza, los jardines, todo espacio público debe estar cerrado a la protesta y emplearse para perseguir a la gente y aporrearla.
Eso es puro fascismo.
Como también lo son las reformas de los ministros Wert y Gallardón en Educación y Justicia respectivamente. Un fascismo más engolado, circunspecto, aparentemente más civilizado que el de la policía Cifuentes, pero igual de siniestro y mucho más repugnante porque es hipócrita y pretende ser otra cosa. Antonio Avendaño publica hoy en digital publico.es un magnífico artículo titulado La doble traición de Wert y Gallardón en el que muestra su decepción porque estos dos ministros, que pasaban por ser parte de la derecha civilizada, hayan resultado los más carcundas, ultramontanos, reaccionarios y clericales. Que se restablezca pronto del disgusto y aprenda a no confiar más en las mentiras de estos nacionalcatólicos encubiertos que compensan la conciencia de su mediocridad con un profundo sentimiento fascista que termina aflorando siempre.
Que las reformas de Wert hunden la educación como servicio público gratuito de calidad en todos los niveles y que la entrega al nacionalcatolicismo más retrógrado ya no es un secreto para nadie.
Más nuevo es el ataque de Gallardón a los derechos y libertades básicos de los ciudadanos. Las primeras víctimas, las mujeres, a quienes este monaguillo de la jerarquía ha negado el derecho al aborto para satisfacer el oscurantismo de la secta católica al que ajusta su comportamiento. Y detrás de las mujeres, vienen los homosexuales, a quienes reduce a ciudadanos de segunda por no tener derechos iguales que los otros y a los que en poco tiempo, empezará a perseguirse de nuevo con la entusiasta colaboración de los curas, incluidos por supuesto, los pederastas, que suelen ser los peores enemigos de la igualdad en asuntos sexuales.
El fascismo gallardónico emerge ahora con la proyectada reforma del Código Penal. Palinuro lo ha dicho a menudo: siempre que la derecha gobierna, lo primero que hace es actualizar las prisiones, los tribunales, la policía, el código penal. Es su mentalidad autoritaria: los problemas sociales se arreglan metiendo a la gente en la cárcelo. Esta reforma pone la justicia a los pies del ministerio del interior y al servicio de la arbitrariedad policial: tipifica como delitos comportamientos como la resistencia pasiva que no lo son en ningún país del mundo, pretende criminalizar la desobediencia civil, que es la forma más honrada y moral de protestar en democracia y negar la libertad de expresión en las redes, algo tan evidentemente fascista que hasta da reparos al propio Gallardón, quien está tratando de suavizar la censura y la persecución.
Las respuestas de la oposición extraparlamentaria y parlamentaria a esta orgía de fascismo represor debe ser siempre la misma: mantener la no violencia a toda costa, no responder a las provocaciones, emplear la legalidad en legítima defensa, denunciar todas las conductas ilegales de las fuerzas de represión y recurrir por obviamente inconstitucionales las reformas de Gallardón todas ellas al servicio de la iglesia y de un gobierno que, no pudiendo responder democráticamente ante los ciudadanos, prefiere atemorizarlos, perseguirlos, amenazarlos, detenerlos arbitrariamente, abusar de ellos y condenarlos injustamente.
Fascismo.
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 8 d’agost del 2012

Sánchez Gordillo y la lógica del sistema.

Sánchez Gordillo es uno de esos radicales, apocalípticos, imprevisibles e indisciplinados frutos de la tierra, capaces por sí solos de subvertir el orden constituido por la autoridad, consagrado por la santidad y aceptado por la credulidad. No postula alambicadas construcciones teóricas. Rawls le sonaría a chino. Tiene un concepto simple, directo y certero de la justicia, pero que deja en evidencia la gigantesca hipocresía de un sistema que premia a los delincuentes, los ensalza, los hace gobernantes, presidentes, papas, mientras castiga y explota a las víctimas y persigue y reprime al hombre justo, dejando el conjunto en manos de unos políticos, gestores, justificadores y leguleyos cuyas conciencias compra como el que adquiere sardinas en la plaza.
Eso es Sánchez Gordillo por encima de todo: un hombre justo, uno que no cabe en el marco de las ordenanzas, los códigos o los misales, uno que habla poco pero hace mucho y lo que hace es lo que ha dicho que iba a hacer, no lo contrario como algún otro botarate que así llega a presidente del gobierno. Ya es milagroso que Gordillo haya llegado a alcalde. Demuestra que los vecinos de Marinaleda saben lo que hacen cuando votan y no como millones de españoles, que votan contra sí mismos sin enterarse. Como todos los escasos hombres justos, Gordillo es un incordio y una incomodidad para una sociedad que hace ministro de Cultura a un pedante, de Justicia a un hipócrita, de Defensa a un fabricante de armas, de Trabajo a una holgazana, de Sanidad a una analfabeta, etc. Es un incordio para los académicos porque no se deja clasificar; para los periodistas porque no se puede manipularlo; para los políticos porque no se deja comprar; para los curas porque no es un inmoral como ellos.
En definitiva, un elemento de la naturaleza que a veces nos es propicio y otras nos amarga la velada.
En la mejor tradición insurreccional andaluza que historiaran los Bernaldo de Quirós y los Díaz del Moral, el gesto de Sánchez Gordillo ha encendido España entera y ha dejado con el culo al aire a las legiones de escribas, fariseos, políticos, parásitos, intelectuales y dignos delincuentes de traje y corbata encargados de justificar el orden existente con el espíritu del lacayo panglosiano. Al plantear el asunto con tanta contundencia y simplicidad deja en evidencia los artificiosos distingos mediante los que los paniaguados del capital hacen pasar por justicia una olla podrida de crímenes, robos, saqueos, violaciones, estafas y sobornos.
Viene ahora el contraataque de las fuerzas del orden mandadas por unos políticos suyo único mérito es ser amigos de Rajoy y azuzada por unos periodistas a sueldo de este y sus conmilitones. Comenzaran los debates sobre si esta ley o este precepto, este punto o aquel artículo con los que se pretenderá encauzar ese río desbordado de indignación popular que el gesto de Gordillo ha hecho pasar por medio de la podredumbre del sistema como Hércules hizo con el río Alfeo y los establos del Rey Augías.
Y si alguien cree que me excedo al calificar el sistema de corrupto, que explique cómo es posible que un hombre condenado por delincuente como Mario Conde pretenda organizar un partido político.
Esas son las tres posibilidades reales: Gordillo-Rajoy-Conde.
Y hay que elegir.
Sin duda, Palinuro elige a Gordillo.
(La imagen es una foto de Audiovisuales Acampñadazgz, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 28 de juliol del 2012

WikiLeaks

La designación de Garzón como director del equipo jurídico de defensa de Assange habla mucho en favor del activista y del juez. Del activista por haber elegido a un juez que combina su respeto por las garantías legales con una firme voluntad de lucha política en pro de causas justas, entendiendo por tales aquí las que afectan a los derechos fundamentales de los individuos. Del juez porque el nombramiento demuestra el gran prestigio mundial del nombrado que sus oscuros colegas de profesión no han conseguido aniquilar condenándolo por un delito; al contrario, lo han magnificado. La persecución injusta ennoblece las causas ya de por sí nobles. La combinación es perfecta. Son dos personajes extraordinariamente mediáticos situados en el centro de un huracán mundial en el que intervienen los más diversos actores, desde grandes potencias hasta organizaciones radicales secretas y servicios de espionaje de lo más variado, incluido, probablemente, el Vaticano.
Al comienzo de la aventura de WikiLeaks, Palinuro, dejándose llevar por su atávico optimismo, calificó a Julian Assange como un héroe de nuestro tiempo, una especie de caballero andante de la era digital, enfrentándose a los poderosos, deshaciendo entuertos, revelando maquinaciones, amparando a los débiles. La organización es una especie de estado mayor de un movimiento difuso de masas ilustradas que tienen acceso privilegiado a informaciones sensibles por muchos conceptos. Las fuentes de WikiLeaks son los miles de ojos de los internautas que, como si fueran cien Argos, todo lo ven, lo escanean y se lo hacen llegar a la organización. Ningún servicio secreto estará seguro mientras exista WikiLeaks que se nutre de informaciones de multitudes anónimas. De ahí que sea una organización sometida a persecución implacable por los poderes de la tierra y del cielo. Se observa en las cuatro afirmaciones que hace la página y que, traducidas al español, dicen:
  • WikiLeaks: 602 días de bloqueo bancario - sin decisión judicial
  • Assange: 599 días de detención - sin cargos
  • Manning: 796 días en la cárcel - sin proceso
  • Gran Jurado: 682 días de Tribunal secreto estadounidense - sin transparencia.
Es muy fuerte: tribunales secretos, penas de prisión prolongadas sin juicio. Es un asalto a los derechos fundamentales casi de carácter absolutista. Tratan de esfixiar la organización económicamente y por eso esta pide donaciones. El que pueda hacerlas que las haga. La causa merece la pena. Es acabar con el secreto en el poder político antes de que el poder político acabe con las libertades.
Leo en Twitter, en @wikileaks"El opio de los Juegos Olímpicos encubre un caso de corrupción de la policía británica, los disparos contra manifestantes saudíes y otro robo de tierra de Israel. ¿Qué viene después?" Se me ocurren varios temas más que podrían ocultarse tras las competiciones deportivas, por ejemplo, una posible guerra entre la China y el Vietnam o una crisis bancaria de la India o el efecto de la pérdida del hielo en Groenlandia.
WikiLeaks se ha convertido en una pieza esencial del edificio de las libertades humanas.
(La imagen es una foto de R_SH, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 9 de juliol del 2012

Glosas a la rabieta de un franquista.

Por fin no se consumará la última provocación fascista: la visita al Alcázar de Toledo que el diputado del PP, Agustín Conde, había programado para el 18 de julio con la prepotencia de los de su línea: sí o sí. Al principio solo reaccionaron con dignidad ERC que tachó el plan de broma macabra e IU. Los demás (PSOE, CiU, UPyD, etc) más listillos, o más cucos, o más cobardes, pensaban sumarse al viajecito de la vergüenza a la chita callando. Pero, ante la tremolina que estaba montándose, acabaron dando marcha atrás y tartamudeando excusas y pretextando nimiedades, se desengancharon. Las declaraciones de López Garrido (PSOE) diciendo que no iba a rendir pleitesía a los fascistas (dejémosnos de gaitas: era de lo que se trataba) porque ese día había un pleno son moralmente repulsivas y sitúan a su autor en una penosa luz. Los otros titubeantes, más de lo mismo. Tacharon la visita de despropósito. De despropósito, nada: era una típica provocación, un trágala fascista de la mayoría absoluta, y no decirlo muestra hasta dónde llega la entereza democrática y moral de algunos representantes del pueblo que debieran estar en otros menesteres.
Los fascistas jamás hacen las cosas por casualidad ni al desgaire ni por desconocimiento: siempre tratan de causar daño, de ensalzar sus crímenes, emponzoñar la convivencia y mancillar la memoria de las víctimas. La iniciativa de Agustín Conde era exactamente eso: una provocación para poner a los representantes democráticos (¡vaya representantes!) de rodillas ante los criminales que destruyeron la República, sumieron España en un baño de sangre e instalaron una dictadura totalitaria de 40 años que los historiadores a sueldo de la reacción en la Real Academia de la Historia creo que llaman algo así como el providencial régimen paternalista de su Excelencia el centinela de Occidente. Palinuro, indignado, ya avisó de que, si había un solo diputado socialista en esa afrenta, no volvería a votar al PSOE.
Se ha hecho la cordura y el viaje no se realizará. Pero no porque los diputados hayan tenido el valor, la gallardía y la nobleza de denunciarlo como lo que es (excepción hecha de ERC e IU, honor a ellos): una provocación, sino por el escándalo que se organizó, sobre todo en las redes. Lo llevo más lejos: un socialista en esa visita sería como si el PSOE fuera a escupir directamente sobre la tumba de Besteiro, de Araquistain, de Zugazagoitia, de Largo Caballero, de Prieto, de Negrín, etc, etc. Un crimen solo comprensible en espíritus de siervos y mansos.
El tal Agustín Conde, que no ha tenido el valor de defender su iniciativa y mucho menos declarar sus verdaderas intenciones, ha reaccionado con la ciega furia de los de su cuerda y ha rebasado los límites no ya de la prudencia sino de la misma cordura al decir que no admite que nadie ponga en duda las credenciales impecablemente democráticas de mi partido. Por si alguien lo olvida, es el partido que fundó Fraga Iribarne, ministro del dictador quien se presentó a las elecciones de 1977 flanqueado por otro seis exministros de Franco, la flor y nata de la democracia mundial.
Lleno de ira por no tener el coraje de sus convicciones y verse obligado a disimularlas ante la chusma roja, a Conde se le calentó la boca y llegó a acusar a ERC de haber dado en 1934 "un golpe de Estado a la República", con lo que la furia, el despecho y la inquina se transformaron en pura enajenación mental porque eso precisamente, esto es, un golpe de Estado, es lo que protagonizaron los héroes a los que Conde quería homenajear un 18 de julio por casualidad.

dissabte, 12 de maig del 2012

Compás de espera.

Ayer, volviendo a casa, puse Radio Clásica. En algún programa habían decidido transmitir el Alexander Nevski, de Prokofiev y sonaban los patrióticos sones folklóricos que llamaban al buen pueblo ruso a alzarse en contrapunto con el sombrío galimatías latino, especie de seudogregoriano, que viene entonando la invasora Orden Teutónica. Tuve que apagarla porque se oía fatal ya que no sé en dónde diablos tengo la antena. Pero seguí oyendo la cantata entera en la memoria, pareciéndome que narra sublimándolo un momento parecido al actual en España, en el día de hoy, 12-M en que la ciudadanía está convocada a tomar las calles y plazas en protesta contra el poder político en su conjunto y su maridaje con el económico y financiero. No se nos convoca en cuanto obreros, mujeres, jóvenes, estudiantes, jubilados, inmigrantes, homosexuales, víctimas o agricultores sino en función de nuestra común condición de ciudadanos en defensa de unos derechos básicos de todos, una sanidad y una educación públicas, viviendas dignas, empleo decentemente remunerado, en fin, una vida de ser humano y no de esclavo. Se nos convoca en cuanto pueblo, en cuanto multitud.
Enfrente se encuentra ese poder político (irónicamente visto como pretoriano del teutón) contra el que se protesta, pertrechado con el máximo título de legitimidad que hay, esto es, la mayoría absoluta en elecciones libres; y armado hasta los dientes, por si el argumento de la legitimidad no se impone. A su lado, el establecimiento económico-empresarial y financiero en pleno, encargados de vaticinar desgracias sin cuento si la gente se empeña en significarse socialmente. Por detrás, los fabricantes de ideología, sobre todo los medios afines, la iglesia católica, las fundaciones de la derecha y algunas universidades, especialmente privadas, todos demostrando que la sumisión a los dictados del capital a través de sus gobiernos es lo más racional que se puede hacer. Con tanta embriaguez de razón y fuerza, el poder político se enfrenta a la jornada de hoy en una actitud tensa, hostil, que hace temer lo peor y lo peor es que algo falle y se encienda la violencia.
Cosa que puede pasar en cualquier punto del país que, contra lo que piensan los gobernantes, no se reduce a Madrid, ciudad en la que han concentrado una cantidad considerable de agentes del orden. Hoy habrá manifas de perroflautas y no tan perros ni tan flautas en muchos puntos de España. Todas conectadas entre sí en tiempo real, a la velocidad de twitter. Cualquier cosa que pase en Barcelona se sabrá en Sevilla al instante. Así que hay que tener cuidado con Felip Puig. La policía también está preparada. Llevará cámaras en los cascos. Curiosa iniciativa que hay que calibrar porque ¿qué sucederá con esas cámaras y sus contenidos? ¿Se los llevarán luego los policias a sus comisarías para manipularlos y ocultar pruebas incriminatorias? En mi opinión todo ese material debe pasar ipso facto de terminada la manifa a disposición de juez, quien lo custiodará por si fuera necesario recurrir a él. Nada de dejar a los policías la base del relato.
Los dos bandos están preparados para entrar en acción. Es un momento tenso, la noche antes de la batalla en Alexander Nevski, la irrupción de los teutones al amanecer del 5 de abril y la batalla sobre el hielo. Vencerá el buen pueblo ruso. Vencerán los ciudadanos españoles. Pero hay por medio una batalla y no sabemos cuánto durará. Lo que es cierto es que, a partir de mañana, las cosas habrán cambiado en el sentido en que vienen haciéndolo desde el comienzo de la contestación del 15-M, al que muchos, impacientes, daban ya por muerto. En el sentido de la recuperación práctica de la soberanía de la ciudadanía. Ahora esta comenzará un proceso de indagación de las responsabilidades incurridas por políticos y financieros en la gestión de la crisis. Cada vez amplía más el marco de su acción.
La dificultad reside en hacer eficaces esas decisiones a través de las instituciones. En tanto se encuentra la forma de conseguirlo, una vía puede ser fomentar la unidad de acción del 15-M con la prensa crítica, de forma que esta sirva como punto de referencia para los partidos de la izquierda que pueden así articular su acción con la del 15-M, prestándose a ser sus portavoces.
Lo anterior va por el éxito de MasPúblico, mi periódico.
(La imagen es un grabado de Gert Arntz, de 1928, titulado La guerra civil. Merece la pena observarlo con atención).

dijous, 8 de març del 2012

El fascismo avanza: interrogatorios con encapuchados.

La monstruosidad contra los derechos de los detenidos se produjo el otro día, después de la manifa contra la reforma laboral. Unos policías que no llevaban identificación y, además, iban encapuchados interrogaron a unos detenidos en una comisaría, privados así de todos sus derechos. No sé si se puede llevar más allá la aberración en todos los sentidos y si se puede ser más descaradamente fascista. Sin duda, la finalidad de quienes consintieron esta bestialidad era ser más eficaces pero, como siempre, el resultado de sus actos fue contrario a sus previsiones. Es incomprensible que la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes, no haya dimitido ya.

Porque, ¿qué garantiza que los encapuchados fueran policías y no criminales o agentes de la mafia? Nada, no lo garantiza nada, salvo la palabra de Cifuentes, que vale menos de nada. Con una capucha no hay diferencia alguna entre un agente del orden y un asesino a sueldo. Dice la delegada que la práctica de los interrogatorios con encapuchados viene de los anteriores ministros socialistas. Un argumento estúpido porque ¿quiere decir que, si fuera verdad ello la facultaría para hacer lo mismo? Si el anterior ministro, pongamos por ejemplo, mataba todos los días un ujier, ¿ella podría hacer lo mismo?

Pero es que, además, estoy seguro de que la afirmación de la delegada del gobierno es falsa y una de sus habituales trampas. No es creíble que Rubalcaba y Caamaño recurrieran a estos procedimientos indignos. Y, desde luego, si lo hicieron, deben dimitir ipso facto de donde estén porque de aquí a detener a alguien, juzgarlo, condenarlo y ejecutarlo sin informarlo previamente de qué se le acusa, como al Joseph K. de Kafka, hay poca distancia. Pero estoy seguro de que no lo hicieron (de otro modo, se sabría), de forma que se trata de una mujer que, por salvar su cuello, no se arredra en calumniar al adversario.

(La imagen es una foto de Keoni Cabral, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 23 de febrer del 2012

La conciencia de un pueblo.

El mayor peligro que corre la llamada #PrimaveraValenciana, en camino de convertirse en la Primavera Estudiantil, es que pase a segundo plano de actualidad y quede anegada bajo la copiosa lluvia de noticias de la vida cotidiana. Como acontece con casi todas las que ocupan un par de días las portadas de los periódicos, que desaparecen bajo otras más urgentes o impactantes. Porque cuando eso suceda, los manifestantes valencianos, cuyo tesón en la protesta es encomiable, volverán a estar indefensos en manos de las fuerzas encargadas de defenderlos. Y eso da miedo.

La garantía del movimiento ciudadano de Valencia es el apoyo y reconocimiento que encuentre en el resto de España. Para hoy hay convocada otra manifa pidiendo la dimisión de la delegada del gobierno, Sánchez de León, quien se niega tozudamente a asumir su responsabilidad en la brutalidad del lunes, y es toda. En ese forcejeo político y moral planteado en Valencia, el resto del país debe apoyar la reclamación de la calle. Sobre todo porque esta ha aumentado su grado de conciencia, como sucede siempre que se pasa a la acción política, a la práctica, que ensancha y fortalece la teoría. La realidad se comprende mejor cuando se forcejea con ella. Los valencianos han vinculado por fin el conflicto y su circunstancia concreta de los recortes en educación con la condición general del gobierno en su Comunidad Autónoma, caracterizada por el depilfarro, la incompetencia más deplorable, el caciquismo y una presunta corrupción generalizada; una casta política de la derecha que parece tener patrimonializado el gobierno de la Comunidad.

Esa relación de sentido es extrapolable a toda España en donde la pregunta es ¿por qué debe pagar la educación las consecuencias de la incompetencia o la corrupción de los gobernantes? Y más específicamente, ¿por qué debe pagarlas la educación pública en beneficio de la concertada o de la privada a la que se sigue favoreciendo con exenciones fiscales?

Por más que el gobierno de la derecha se obstine en considerarla así, la educación pública no es un gasto sino una inversión; aparte, por supuesto, de un derecho de los ciudadanos. Hay todos los motivos para que las movilizaciones en España en apoyo a Valencia se conviertan en manifas a favor de la educación pública y en exigencia de que el gobierno y sus Comunidades Autónomas cambien la orientación general de su política en este terreno. La educación es una prioridad absoluta y no se puede mermar y mucho menos negar a palos.

Esto es tanto más necesario cuanto el gobierno y sus defensores en los medios ya están tratando de deslegitimar las protestas, de justificar la brutalidad de la policía y de amparar a los políticos de comportamiento más antidemocrático. Para ello recurren a los infundios, las insinuaciones y las simples mentiras. El ministro del Interior dice que la culpa de la violencia la tienen unos radicales que solo habitan en sus pesadillas, pues ninguna de los cientos de cámaras que han grabado los hechos ha registrado su presencia. La labor de desinformación la coronó ayer el ministro de Cultura en sede parlamentaria al afirmar que los socialistas se ponen del lado de la protesta violenta. Mentira podrida. No porque los socialistas se pongan o dejen de ponerse en donde quieran, pues allá ellos, sino porque la protesta no es violenta. No lo fue el martes, no lo fue el miércoles (y en ambas hubo miles de participantes) y no pretende serlo hoy. Los únicos que han recurrido a la violencia han sido los policías a las órdenes del gobierno del ministro. Y eso es un hecho.

Es esencial que la #PrimaveraValenciana, la protesta pacífica valenciana, siga siendo objeto de atención en toda España. No es decartable que quienes recurren a la mentira para argumentar también den en la flor de introducir provocadores en las manifas para conseguir las confrontaciones violentas que, suponen, justificaría su política represiva.

(La imagen es una foto de melderomer, bajo licencia de Creative Commons).