Por fin he conseguido salir del infierno en que se ha convertido España este verano. Menudas temperaturas. Yo me escondí en Pontevedra mientras las juventudes del partido sacaban de paseo la auténtica bandera de España a los gritos de rigor. En estos chicos está lo mejor de la raza. Son el orgullo de la estirpe, de nuestra estirpe. Pero les hierve la sangre celtíbera y hay que moderarlos a tono con este tiempo de excesos democráticos.
divendres, 6 de setembre del 2013
Del diario de viaje de Rajoy.
Por fin he conseguido salir del infierno en que se ha convertido España este verano. Menudas temperaturas. Yo me escondí en Pontevedra mientras las juventudes del partido sacaban de paseo la auténtica bandera de España a los gritos de rigor. En estos chicos está lo mejor de la raza. Son el orgullo de la estirpe, de nuestra estirpe. Pero les hierve la sangre celtíbera y hay que moderarlos a tono con este tiempo de excesos democráticos.
divendres, 19 de juliol del 2013
El PP y el crimen organizado.
dissabte, 30 de març del 2013
El Yin y el Yang.
dijous, 7 de febrer del 2013
A los amigos sextachilangos.
¡Larga vida a la Sexta Chilanga!
dilluns, 28 de gener del 2013
Conquistando el mundo.
dimecres, 7 de novembre del 2012
A better place to live
divendres, 31 d’agost del 2012
Estampas del verano. Carromero, si te llamaras carroñero...
dimecres, 22 d’agost del 2012
Estampas del verano. Ana de Palacio nada tiene de Horacio.
divendres, 17 d’agost del 2012
Las afinidades electivas.
dimecres, 20 de juny del 2012
Un maledetto imbroglio.
dimarts, 19 de juny del 2012
Ceremonias de la tribu.
dissabte, 16 de juny del 2012
Grecia.
dijous, 24 de maig del 2012
La Gran Nación y su lugar en el mundo.
dimarts, 22 de maig del 2012
La arrogancia de la impotencia.
dilluns, 21 de maig del 2012
Año 2030. De las Memorias de Mariano Rajoy.
diumenge, 20 de maig del 2012
El guerrero pordiosero.
dijous, 15 de març del 2012
¿Quién gobierna el mundo?
Al hablar de desastres, los especialistas hacen una distinción entre los naturales y los provocados por la acción del ser humano. Muchos sostienen que la distinción es borrosa. Los desastres naturales, en principio, son los producidos por meteoros y fenómenos fuera del nuestro control, inundaciones, huracanes, terremotos, etc. Pero su impacto en la vida de las personas, a igualdad de fuerza del elemento, suele ser muy distinto según la condición socioeconómica de aquella. Las poblaciones pobres, muchas veces construidas en zonas de riesgo sísmico o en torrenteras y con malos materiales sufren las consecuencias en mayor medida que las acomodadas, más sólidas y más seguras. De esta forma, se dice, la catástrofe natural se intensifica selectivamente por la acción humana. Los pobres están más expuestos a la furia de los elementos.
Cualquiera diría que la actual crisis económica es un desastre exclusivamente humano porque es de índole financiera y económica. Sin embargo contiene un rasgo típico de desastre natural en el hecho de que parece fuera del alcance de los remedios humanos. Ni siquiera damos la impresión de entenderla. No hay una explicación generalmente admitida de la crisis. Hay una descripción del curso seguido hasta la fecha con una explicación ex post facto que carece de todo valor porque no tiene efectos predictivos. Las autoridades de la más diversa índole (políticas, financieras, empresariales) toman decisiones y se sientan a ver qué efectos producen porque los barruntan pero no los conocen de antemano. No hay una teoría válida. El capitalismo es un sistema que funciona (o deja de funcionar) con independencia de la voluntad de quienes viven en él. Es decir, el capitalismo es un fenómeno natural. Pero esto es absurdo ya que el capitalismo es una forma de organización social hecha por los seres humanos del principio al final. Determinados fenómenos naturales o meteoros pueden afectarlo aquí o allá (una prolongada sequía, un terremoto) pero él mismo no es un fenómeno natural.
Y sin embargo se comporta como si lo fuera. Incluyendo el impacto discriminatorio de todos los desastres naturales: la mayor parte del daño recae sobre los sectores más pobres, más débiles, más desprotegidos de la población, los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, las clases medias... Pero como el capitalismo no es ni puede ser un meteoro o un fenómeno natural, debe entenderse que ese daño que sufren los sectores menos favorecidos en forma de desempleo masivo, desahucios, quiebras, impagos, ruinas, pobreza, se debe a las decisiones que toman otros. En concreto, ¿quienes?
Entre la humana tendencia a buscar explicaciones según la teoría de la conspiración y la no menos humana tendencia a conspirar, contamos hoy con docena y media por lo bajo de órganos, clubes, organismos que aspiran al marchamo de ser el gobierno del mundo, desde los más obvios (pero no por ello más eficaces) como la ONU o alguna de sus hijuelas, por ejemplo la Organización Mundial del Comercio, hasta los borrosos, ocultos o secretos, como el Club Bilderberg, la sociedad Mont Pélérin, el Foro de Davos o la Trilateral, pasando por los más vistosos, como el G-20 y los más legendarios o alucinados como los Sabios de Sión, los Rosacruces o la Internacional Rosa. Hay incluso quien da este carácter a los que son meros brazos ejecutivos de los designios de otros, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Es como si tuviéramos la necesidad de saber que en algún lugar hay alguien o algo que controla la situación, aunque sea para hacernos daño.
Pues, en efecto, el planeta, con sus casi 7.000 millones de habitantes, es un lugar extraordinariamente complejo y asusta pensar que funciona por sí solo sin que nadie tenga capacidad real de orientar ese funcionamiento. Y es algo que va más allá de la famosa anarquía del mercado de que hablaban los marxistas y que a lo mejor entra en la clasificación de sistemas autopoiéticos de que habla Luhmann, pero eso es escaso consuelo. Con razón o sin ella, alguno de los organismos citados se considera a sí mismo, y muchos así lo admiten, como el gobierno de hecho del mundo, en concreto, el G-20, si bien está claro que las decisiones que toma tienen valor meramente indicativo sin fuerza coactiva alguna, lo cual no quiere decir que no sean eficaces. Así parecen admitirlo también los grupos alternativos de otro mundo es posible cuando organizan las cumbres alternativas en los encuentros del G-20..
Por no poder, el G-20 no puede ni controlar su composición. En la foto hay 33 personas. Por cierto solo tres mujeres, esto es, el 0,9%. Si el G-20 (o 33) es el gobierno del mundo es claro que el gobierno del mundo es cosa de hombres. Esta y otras cuestiones salen de un examen detenido de la foto. Por ejemplo, está el bueno de Strauss-Kahn, sin duda como baranda del FMI y muestra de cuán vanas son las glorias terrenales. Pero lo importante es ver que tampoco el G-20 es el gobierno del mundo pues el mundo no tiene gobierno. Es uno de los lugares, uno de los más importantes, en los que se adoptan las decisiones que afectan a la vida de miles de millones de personas. Nadie los ha elegido para este menester y los miles de millones carecen de toda posibilidad de controlarlos. Sin embargo eso no quiere decir que no sean responsables de ellas. Toda decisión implica una responsabilidad. Y si las decisiones del G-20, de la UE, del Banco Mundial, etc son ineficaces o incluso contraproducentes, los que las adoptan deben responder por ellas. No es así porque el mundo no lo gobierna nadie.
(La imagen es una foto de Presidencia de la Nación argentina, bajo licencia de Creative Commons).
dijous, 20 d’octubre del 2011
¿Puede la política?
Magnífica iniciativa la de la Fundación Ideas de celebrar la III Conferencia Progreso global en Madrid. Dicen los participantes que la política, si quiere, puede. Es verdad. Pero no es toda la verdad. Porque, ¿de qué política se habla? Si es la política habitual, la interna, la de los Estados más o menos nacionales, la afirmación no es cierta. En un mundo globalizado, con una crisis global, los Estados han perdido capacidad de maniobra, autonomía, soberanía. La política nacional/estatal no puede. Ni siquiera puede la política regional. La advertencia de Angela Merkel de que si cae el euro, cae la UE no es solamente la habitual agorería de esta doña Virtudes, sino una probabilidad desagradable. La crisis no es estatal y tampoco es europea; es global.
Por eso tiene importancia que esta conferencia haya reunido a políticos progresistas de varios continentes. Que haya sido global y progresista y no, como suele suceder, global y neoliberal. El mundo tiene que ver que hay un programa socialdemócrata concreto para vencer la crisis. No ayuda mucho el que casi todos los políticos que participan estén en la oposición y, por tanto, carezcan de posibilidades reales de aplicar en sus países las recomendaciones que hagan en la conferencia, aunque esta situación puede cambiar y, de hecho, está cambiando.
Lo esencial es que esas recomendaciones se hagan, que ese programa tome cuerpo. Entonces la política, llegado el momento, sí podrá. Pero, para que esto suceda, es preciso que las medidas propugnadas sean claras y factibles y las conclusiones que presente Rubalcaba en la clausura también lo sean y no se limiten a consideraciones generales del tipo de "establecer un nuevo liderazgo que sea capaz de construir y promover un futuro progresista, sin dejar a un lado los principales éxitos del pasado".¡Oh, dioses, ya está aquí la "construcción del futuro", como si fuera un chalet! Eso es lenguaje del G-20.
Los líderes progresistas mundiales deben ofrecer una refundación del capitalismo, como la que invocó Sarkozy hace dos o tres años sin la menor intención de acometerla. Refundación del capitalismo con medidas concretas que los socialdemócratas deben acordar: eliminación de los paraísos fiscales, regulación del capital financiero con prohibición de las prácticas fraudulentas como las ventas a corto, establecimiento de una tasa Tobin que los bancos no puedan repercutir en los sufridos depositarios, revitalización del comercio mundial, eliminación de proteccionismos, políticas de crecimiento de corte keynesiano hasta donde sea posible (tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario), prioridad a inversiones en industrias medioambientales y energías alternativas, aumento y mejora de la ayuda al desarrollo, drástica reducción de los gastos militares y, en Europa, más unidad, política fiscal única, bonos europeos y establecimiento de un gobierno económico de la Unión.
Esas medidas no son viables en los marcos estatales. Sólo lo son globalmente. Y eso es lo que Rubalcaba debe evidenciar en las conclusiones. Es una ocasión de oro para que el candidato complete su imagen de político capaz en la arena doméstica con una proyección internacional. Pero que no salga hablando de "construir el futuro", de la "generación del milenio" y otras sinsorgadas de este jaez, sino de lo que todos estamos deseando escuchar: que se va a acabar con el latrocinio, que se va a embridar la codicia de los opulentos, que se va a fomentar el comercio y el crecimiento y se va ayudar a quienes lo necesitan.
Obsérvese que la otra parte no pierde el tiempo con fórmulas vagarosas, sino que va derecha a lo que le interesa. Los empresarios no piden "construir el futuro" (y muchos son inmobiliarios) sino rebajar la indemnización por despido. Estos lo tienen claro. Igual de claro han de tenerlo los progresistas. Llevamos más de tres años intentando salir de la crisis por la puerta falsa. Muéstrese la verdadera.
dilluns, 2 de maig del 2011
Eppur si muore.
Obama contra Osama o cómo el orgullo herido de una poderosa nación se toma la revancha. "Los Estados Unidos" -dice Obama- "han matado a Ben Laden". EEUU, no un comando de 40 personas al estilo de Misión imposible. Hollywood estará ya preparando la correspondiente peli pues nada puede darse por real hoy si no pasa al cine. Y hay que reconocer que, despues de casi tres años de crisis económica, con el agua al cuello, la sufrida población planetaria se merecía algún espectáculo enardecedor.
¿Y es real? Este tipo de acontecimientos son el suelo en que crecen las más salvajes teorías conspirativas. Todavía hay gente que cree que a John Kennedy lo mató el FBI, que las torres gemelas las reventaron los Bush, que el 11-M lo hizo ETA y que el Rey Arthur descansa en Avalon en espera de su vuelta. No ayuda nada que los gringos hayan arrojado el cuerpo en el mar, al estilo rioplatense. Si no han conservado pruebas irrefutables se encenderán mil hipótesis conspirativas. Dicen los estadounidenses que no querían enterrarlo por evitar que se creara un santuario de peregrinación, pero ahora cualquier orate con un Kalashnikov puede ir por el mundo diciendo que es Osama Ben Laden y alguno será peligroso.
La muerte del capo deja cojo el esquema maniqueo del mundo contemporáneo: hundido el comunismo y muerto Osama, el polo del Bien (los EEUU y sus aliados/vasallos) ya no tiene nada enfrente; el polo del Mal se ha extinguido. Habrá que crear otro cuanto antes y será difícil que dé tanto juego mediático como dio le feu Ben Laden, que Alá conserve junto a sí por los siglos de los siglos.
(La imagen es una foto de POPOEVER, bajo licencia de Creative Commons).
dilluns, 14 de març del 2011
El Imperio del sol poniente.
A la vista de lo que está pasando en el Japón los otros asuntos del mundo quedan en segundo plano. Y eso que en muchos casos son situaciones de vida o muerte, de matar o morir, como en Libia en este instante. O todavía peores, de indignidad y vileza, como en esa resurrección de las fábulas del 11-M en España con motivo del aniversario. Son cosas que sublevan el ánimo, pero no es posible parar mientes en ellas porque la lucha de los japoneses por sobrevivir tiene caracteres de gesta; de gesta silenciosa e impresionante.
En la lluvia de imágenes que muestran el Japón hora a hora, minuto a minuto, no suelen verse escenas de histerismo, desconcierto o desesperación. El ejército está encargándose de organizar las tareas de desescombro, búsqueda y rescate de víctimas, intendencia de los refugiados y desplazados y evacuación de los amenazados. Han puesto a salvo a 600.000 personas (la cantidad de habitantes de Luxemburgo) en 48 horas por todos los medios posibles ya que los trenes de alta velocidad no funcionan. Y todo lo que vemos son gentes serias, cariacontecidas, lógicamente, pero serenas y cumpliendo los planes de socorro y evacuación.
Creo haber leído que el terremoto del Japón ha sido mil veces más fuerte que el de Haiti (no estoy seguro de la cantidad) y, además, ha tenido muchas réplicas muy intensas acompañadas de un tsunami con olas de diez metros. Si eso pasa en Haití, el país desaparece mientras que en el Japón el impacto, con ser considerable, es reducido. Lo cual prueba otra vez, por si hiciera falta, que no hay catástrofes naturales sino fenómenos naturales que producen catástrofes sociales. Que un terremoto en Haití, siendo menor, destruya diez veces más que en el Japón siendo mayor no se debe a la distinta filosofía de la vida o herencias culturales que puedan tener las sociedades haitiana y japonesa con ser las tales importantes. Se debe a la diferencia de desarrollo económico, a la diferencia de riqueza. Los pobres pagan más. Llama la atención cómo aún no se ha oido voz alguna ofreciendo ayuda humanitaria al Japón ni este la ha solicitado. El Japon tiene de todo y se organiza muy bien. Inspira confianza como lo prueba que el índice de la bolsa de Tokio haya experimentado bajadas moderadas hasta la fecha, mientras ha habido que hacer frente solo al terremoto y al tsunami.
Luego, es cierto que esa peculiar sociedad japonesa en la que se aúnan los factores modernos y los tradicionales, esa democracia sobre una estructura social clientelar resulta muy eficaz en las movilizaciones sociales. Y ello sin contar con que se trata de un país acostumbrado a que la tierra tiemble, por lo que está bien preparado tanto material como anímicamente. Pero lo que viene ahora, el peligro de desastre nuclear, es distinto y, aunque el país sabe algo de eso, la experiencia es mínima.
La cuestión estriba en la diferencia de desarrollo económico; o sea, como siempre, en la injusticia. Para librarse de ella la fórmula que la humanidad ha escogido es la de imitar todos al Japón, un Estado superdesarrollado con un alto grado de robotización. Pero ese desarrollo produce a su vez amenazas nuevas y mucho más pavorosas que los sismos: la fusión de los núcleos de los reactores en las centrales nucleares, la formación de una nube radiactiva, la liberación en la atmósfera de una energía radiactiva que provocará desgracias y sufrimientos durante generaciones. Está claro que el camino no puede ser la proliferación de centrales nucleares.
Si el Japón no consigue detener el deterioro de sus centrales nucleares estará ante la crisis más grave de su historia y no desde la segunda guerra mundial, como ha dicho un ministro. Y con el Japón, el mundo entero porque la radiactividad se extiende de formas diversas, por ejemplo, por la cadena trófica. Parar el inminente desastre del Japón es una prioridad global. Y luego hay que pensar si la solución es seguir todos el ejemplo del Japón.
(La imagen es una foto de NASA Goddard Photo and Video, bajo licencia de Creative Commons).