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dijous, 20 de juny del 2013

Como Dios manda.


Se le llenaba la boca de Dios a Rajoy en la campaña electoral de 2011; y antes. Había que hacer las cosas con sentido común, sin ocurrencias; él era un hombre previsible, que llamaba al pan, pan y al vino, vino; pensaba, además, gobernar como Dios manda. Ignoro cómo mandará Dios; pero, si me fío de lo que sus creyentes dicen de él, supongo que mandará se gobierne con justicia y sin iniquidad. Supongo, porque hay dioses y dioses. El mismo de los cristianos tiene momentos que ya, ya. Supongo asimismo que mandará gobernar con honradez y atendiendo a la cosa pública pero no para apropiársela. Aunque aquí el que manda puede ser el gigante Caco, que ve con buenos ojos hurtos y robos.

En todo caso, si Dios manda gobernar causando aflicción a los gobernados, permitiendo que los priven de sus casas; retirando subvenciones a los parados, medicamentos a los enfermos, becas a los jóvenes, salarios a los trabajadores, sisando la pensión de los viejos; si ordena salvar bancos y grandes empresas en ruina (como las autopistas de Madrid), mientras hay millones de personas viviendo por debajo de la línea de la pobreza y miles de niños pasan hambre; si no hay dinero para que coman los niños en las escuelas pero sí para restaurar la basílica del Valle de los Caídos; si esto es así, su sentido de la justicia parece contradecir todas y cada uno de los obras de caridad que su iglesia ordena. Y no hay Teodicea que lo salve.

El punto de la honradez es insoslayable. No cabe pensar que Dios mande lucrarse en el gobierno o en el partido. Y, sin embargo, es lo que ha sucedido, a tenor de los papeles de Bárcenas. Según estos documentos, para muchos dirigentes, ser del PP es un chollo. Además del sueldo que te paga el Estado -o sea, los contribuyentes-, el partido te astilla una pasta en forma de sobresueldo, aunque disfrazado contablemente como gastos de representación que, en el fondo, también pagan los contribuyentes bien de modo directo (pues los partidos tienen financiación pública) bien indirecto e incluso posiblemente torticero, a través de donativos de empresarios que obtienen luego jugosas contraprestaciones. Lo que sucede es que los contribuyentes ignoramos estar pagando también los sobresueldos. Los que los cobran, o han cobrado, lo niegan o lo ocultan o lo admiten a regañadientes, prueba evidente de que también a ellos les parece mal, algo reprobable.

El caso de Rajoy es diáfano. Niega haber recibido sobresueldos, pero los papeles de Bárcenas hablan de un millón quinientos mil euros en varios años. Y eso que no está en política por dinero, según propia confesión. Si llega a estarlo, más que el presidente del gobierno, sería el Tío Gilito. Rajoy no puede seguir ignorando esta situación. Tiene que hacer una declaración pública y dimitir. Eso es lo democrático por mucho menos.

Pero llega el pacto que hoy firmarán los dos lideres principales españoles. Se presenta como un acto de responsabilidad. Los dos principales partidos se unen frente a Bruselas. No son los dos grupos de irresponsables que llevan meses, años, insultándose de modo permanente, lo que les acarrea la mala opinión de la ciudadanía. Desde luego, no somos así: tomamos en cuenta los intereses del país. Tenemos visión de Estado.

Es una operación de imagen. Parece haberlo propiciado asimismo el Rey, con lo que se transmite una imagen institucional, de triunfo del Estado, de España. Quedan fuera, como siempre, los rojos y los separatistas, a quienes se presentó el acuerdo pro forma para que nadie se queje de no haber sido invitado. Teniendo en cuenta la estrecha vinculación de los tres pies del pacto con la iglesia, sin duda andan bajo el mandato de Dios. Ahí, el que parece estar más fuera de campo es Rubalcaba. Pero su presencia es precisamente su gran baza: aparecer como partido de Estado, necesario incluso cuando está en la oposición.   Es una imagen muy del turnismo decimonónico, con el Rey propiciando una operación que le permita recuperar el prestigio perdido por sus devaneos y tonterías. 

Pues sí, como Dios manda.

dissabte, 15 de juny del 2013

No es una crisis. Es una estafa.


Es el pandemónium, el latrocinio universal sin límites, la revelación de todas las miserias y corrupciones de una casta político-empresarial de delincuentes. Ese Díaz Ferrán, condenado, era ayer ejemplo de virtudes ciudadanas, llamaba cojonuda a su amiga Esperanza Aguirre, nos decía cual nuevo Franklin, que había que trabajar más y cobrar menos y se iba de devota ofrenda a Santiago en 2010, de la mano de los curas, otros que tal, que piden se tache la casilla de la Iglesia y trincan 11.000 millones de euros de dineros públicos exentos de toda tributación y de los que no se dignan rendir cuentas. ¿Por qué va a darlas Díaz Ferrán por los millones de crédito que le dio su amigo Blesa contra la garantía de una empresa en quiebra? Blesa, también en el trullo, uno de los responsables de las preferentes cada vez más parecidas a las rocas Cianeas, que destruyen todo lo que pasa entre ellas. Y los señores banqueros, hasta ayer todopoderosos, empiezan a pasar por los juzgados. Como que no es una crisis sino una estafa y así se ve al hacerse realidad la consigna primera de: "procesad a los banqueros y sus trujimanes", quienes como unos anti-lourdes, no han dejado octogenario, ciego, sordo o discapacitado por engañar. Rato está cerca del banquillo. Rato, el del supuesto milagro económico de fines de los noventa, quien estuvo a punto de ser nombrado candidato a presidente en lugar del prodigio que ahora lo es. El prodigio está callado como una marmota. Habla a través de plasma, rehúye las conferencias de prensa, contesta cuando no le queda más remedio, divaga y de su caso concreto, como receptor supuesto de misteriosos sobres barcénigos y viajero gratis total a cuenta de la Gürtel, o sea del contribuyente, no dice ni pío. La consigna es: no se habla. Silencio y omertà, no vaya a enterarse el personal de lo que aquí se lleva robado. Y así, Pons y sus "indemnizaciones", García Escudero y sus ignorancias, Arenas y sus olvidos, Ana Mato y sus invidencias no solo no dimiten sino que no se consideran obligados a dar una explicación al respetable. El respetable, además, no existe. Existen los medios amigos que ya se encargan de informar a los suyos de lo que tienen que decir. Quizá pueda existir, pero no merece respeto, como se ve por el nivel mental de los periodistas y "creadores de opinión" que rebuznan sus falacias en pro de la privatización de todo lo público a cambio de un jugoso estipendio público, robado del bolsillo de los ciudadanos. Por tal motivo, Bárcenas hace la peineta al universo mundo. Y eso con 22 millones aparentemente choriceados. Ahora que vamos por 45, peineta y media. La peineta es una forma normal de interlocución de las más altas magistraturas del Estado. Juan Carlos dedicó una al público increpante en Vitoria en 2006 en la seguridad de que nadie lo calificará so pena de que vengan sus jueces de chambre a proteger su derecho al honor, a mandar callar a los demás y a masacrar elefantes. Aznar hizo otra a unos estudiantes universitarios hace un par de años. Peinetas son también los silencios ensordecedores. Aznar ha pasado de responder altivo y calderoniano a las insinuaciones de "El País" como buen español en defensa de su honor a caer en un mutismo absoluto, ahora que las insinuaciones toman la forma de números concretos: más de 700.000 euros cobró en sobresueldos, al parecer, el héroe de las Azores, quien, además, aprendía a jugar al golf con cargo al contribuyente porque eso es lo que manda la escuela austriaca que él alienta en la FAES. Callar sobre esto, no dar ninguna explicación no es de recibo. Como no lo es que Rajoy siga punto en boca con sus presuntos 200.000 euros cobrados en 2011, el año en que tenía que mirar acongojado su cuenta a fin de mes porque tenía "los problemas de todos los españoles". Y tampoco es de recibo que González Pons, pillado en una sisa de mangante menor de cobrar dos veces por el mismo concepto, haya desaparecido de la faz de la tierra. A lo mejor, para compensar, reaparece el lunes Cospedal explicando, mientras se ajusta la otra peineta, la de ensartar rojos, que los nuevos 25 millones de Bárcenas son en diferido y eso lo arregla ella subiéndose otra vez el sueldo con lo que ahorre suprimiendo el cuerpo de bomberos forestales, que no hacen nada. Quién sabe. No, no es una crisis. Es una estafa, un expolio sin precedentes: un partido entero aparentemente dedicado a repartirse los dineros de la corrupción con ayuda de una red de empresas tan corruptas como él. El mismo Díaz Ferrán financiaba la fundación FUNDESCAM con la que presuntamente se pagaban las campañas electorales del PP, incluidos los sobornos a los sinvergüenzas del PSOE para que cambiaran su voto y permitieran gobernar/robar a la derecha con la flamante Aguirre y sus mayorías absolutas financiadas por empresarios ladrones. Al fin y al cabo, tiene más tradición, clase, señorío y, además, paga diezmos de lo trincado a los curas. Aunque, en donde puede, el PSOE gana puestos en la escala de la mangancia, como se ve en el caso de los EREs en Andalucía y no hablemos ya de las comisiones de CDC en Cataluña, un nacionalismo de tahúres y mafiosi. La corrupción es transversal y, en el caso del PP, al parecer, endémica. Y nadie da explicaciones: ni Aguirre, ni Pío, pío, pío. Nadie. Porque las bufonadas de Floriano y las estupideces de Báñez y sus vírgenes no pueden considerarse ni siquiera expresiones articuladas inteligibles. Así que los de los escalones más bajos ya van directamente a la rebatiña: el mismo Alberto Fabra que pretendía que los contribuyentes le pagáramos un profesor particular de retórica, ahora ha enchufado en el gobierno a una amiga íntima, razón por la cual no considera necesario explicarse. ¿No es amiga? Pues ya está. ¿O van los aguafiestas de siempre a escandalizarse porque el Rey pagara con cargo al contribuyente asimismo la grata estancia de otra amiga íntima cabe La Zarzuela? ¿Por qué puede Ana Botella tener de asesor a Carromato con 60.000 uracos de paga y sin saber hacer la o con un canuto y no van a poder otros enchufar a amigas de toda confianza? ¿Y Rajoy y sus seiscientos asesores? ¿E Ignacio González y su familia  punalúa, toda ella en la mamandurria de la administración pública, a la que hay que privatizar si no sirve para enchufar a los parientes, como los hijos y protegés de Aguirre, la ultraliberal? Es que la exigencia de rendimiento de cuentas es una trampa saducea porque ¿cómo van a dar cuentas Barberá y Camps si entregaron los millones a Urdangarin según rezan los Evangelios, esto es, sin que su mano izquierda supiera lo que hacía la derecha? Como dos buenos palurdos con ínfulas de quiero y no puedo, tenían plena confianza en el yerno del Rey, casado, además con una infanta mágica, especialista en transacciones inmobiliarias que, como los universales de Plotino, solo las conoce la mente de Dios y no Hacienda, que es cosa de judíos. Una confianza que se fundamenta en la que inspira ese Rey que juró fidelidad a los principios del Movimiento Nacional , hombre a su vez de fino olfato para los negocios, incluidos los que se hacen en las cuentas suizas, en donde el monarca parece tener un capitalito heredado de papá y apartado por si las cosas se ponen feas en España. Que pueden ponerse porque la gente parece ya bastante harta de que la estafen.

divendres, 7 de juny del 2013

Pasarás a la historia de la infamia.


Lo leí el otro día en algún lugar de Twitter que no puedo precisar: "Le has robado el futuro a la juventud y la tranquilidad a la vejez". Con esa sentencia creo, presidente, se ha calificado para siempre tu infausto mandato. Pero las cosas no se revelan de repente sino que se incuban, vienen precedidas de signos premonitorios y, en tu caso, se veían venir de lejos.

Hiciste una oposición de tierra quemada. Negaste todo apoyo al gobierno en asuntos de Estado, primero el terrorismo y luego la crisis. Es ya célebre el despropósito de tu hoy ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, cuando proponía -ignorante de que se le oía- dejar hundirse España, que ya la reflotaríais vosotros. Insultabas al presidente del gobierno ("bobo solemne") y tu antecesor en el cargo, Aznar, andaba por lueñes tierras hablando pestes del gobierno español y de su presidente. Pusiste las instituciones -el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial- al servicio de tu política de partido y les causaste daños irreparables en su prestigio y autoridad.

En la campaña electoral redoblaste el acoso al gobierno y mentiste sobre todos y cada uno de los puntos de tu programa electoral. Afirmaste que no subirías los impuestos y es lo primero que hiciste. Hay abundante información gráfica de cómo te sumaste entusiasmado a la campaña de Esperanza Aguirre en contra de la subida socialista del IVA. Igualmente aseguraste que no tocarías la sanidad y la educación y que respetarías como algo sagrado las pensiones. Incluso hubo que soportarte una teórica acerca de cómo los jubilados son los más vulnerables pues no tendrán una segunda oportunidad. Y todo para justificar tu cerrada oposición a la congelación de las pensiones decretada por el bobo solemne

Un año y medio después, la sanidad pública está en proceso de privatización y cada vez la cobertura sanitaria es más cara y más excluyente; cada vez hay menos gente con derecho a la salud. Innecesario hablar de la educación, que ha sufrido una agresión sin precedentes a manos del ministro nacionalcatólico Wert. Miles de estudiantes universitarios tendrán que interrumpir sus carreras por no poder pagar las tasas. La destrucción de la educación pública en España en beneficio de la privada, financiada con fondos públicos, esto es, por aportaciones de quienes no pueden beneficiarse de ella y ahora ni de la pública.

Toca el turno de pasar por la piedra las pensiones. Los laboratorios de neolengua ya le han fabricado el nombre: factor de sostenibilidad. Con el susodicho se pretende alargar la edad de jubilación, rebajar las pensiones en un porcentaje ya mismo y cambiar el método de cálculo del importe desvinculándolo del IPC de forma que también quepa bajarlas en el futuro y que los pensionistas vivan en la incertidumbre de cuánto cobrarán el próximo año; incluso de si cobrarán. Amparas estas ruindades en un comité de 12 expertos, ocho de los cuales están vinculados con aseguradoras. No es tan desvergonzado como ese comité de 15 expertos sobre el aborto en el que no no hay una sola mujer, pero se le acerca mucho. Por supuesto los tales expertos quieren suprimir el sistema público de pensiones para que quienes los pagan aumenten sus ingresos. Para ello ignoran olímpicamente que las pensiones no solo pueden sufragarse con las cotizaciones de la seguridad social sino también vía fiscal. Pero los expertos no quieren ni oír hablar de subir impuestos; al contrario, quieren bajarlos. Y si para ello es necesario que los viejos se mueran, que se mueran. Por si acaso ya te has encargado de vaciar el fondo de pensiones en tus cuentas para bajar el déficit.

Otra medida en el sentido habitual en ti de que paguen la crisis los más desfavorecidos. Como los trabajadores, cuyos derechos laborales se han esfumado y sus salarios reducido, especialmente los del sector público; como los dependientes, a quienes se ha suprimido las ayudas; los jóvenes, que solo pueden marcharse de casa de sus padres si se van al extranjero; los justiciables, que se ven obligados a pagar tasas judiciales que les obligan a renunciar a su derecho de tutela efectiva de los tribunales. Insistes en haber hecho un reparto "equitativo" de los sacrificios, pero no es cierto: los bancos se han llevado cantidades astronómicas de dinero para tapar los agujeros de la mala gestión o el puro latrocinio de sus directivos, un dinero que se ha negado a los desahuciados por esos mismos bancos y entre los cuales no es infrecuente el suicidio.

Y todo esto, este autoritarismo que respira tu gobierno a través de los decretos-leyes, ese retorno del gorigori nacionalcatólico en aspectos claves como la religión en la enseñanza o la negación de los derechos de las mujeres, ese resurgir del nacionalismo español más intemperante se hace en el contexto del peor escándalo de corrupción de la historia de tu partido. Un escándalo que pone de manifiesto cómo las corruptelas, las ilegalidades, incluso los delitos han sido moneda frecuente en la historia del PP desde los noventa. Tú mismo apareces implicado en los papeles de Bárcenas sin que hasta la fecha hayas aclarado de modo fehaciente si cobrabas sobresueldos, sobres en B, regalos en especie, como viajes, etc que pudieran haber sido pagados con los fondos de la trama Gürtel. En cosas de corrupción eres de un tancredismo típicamente hispano: quieto, parado, mudo, no hay preguntas, no hay rendición de cuentas ni explicaciones y, si no queda otra que hacer declaraciones, las haces a través de plasma, si puedes. Es decir, escabulles el bulto por miedo a la falta de autoridad del gobierno que presides, en el que hay un buen puñado de ministros que también han cobrado jugosos sobresueldos o hecho buenos negocios con su propio partido.

Esa falta de autoridad, ese tancredismo, esa inflexibilidad e incapacidad para negociar nada ha puesto al independentismo catalán en pie de guerra. Aquel Zapatero rompe España, con el que iniciaste una inenarrable petición de masas de tipo referendario se vuelve ahora contra ti. Sin autoridad, sin habilidad, sin iniciativa política alguna, llevas al país a lo que Vidal-Folch llama choque de trenes con un riesgo muy alto de que, en efecto, España se rompa y de que, para evitarlo, te decidas por la vía represiva, acorde con tu temperamento autoritario y el de tu gente, y crees una situación insostenible.

Pero aunque podamos ahorrarnos algo de lo anterior, tu lugar en la historia de la infamia está ya seguro. El del enterrador del Estado del bienestar.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dijous, 6 de juny del 2013

Una asociación de presuntos chorizos


Breve relación de las supuestas inmoralidades, ilícitos, faltas y/o delitos que pueden haber cometido los principales miembros del PP a lo largo de los últimos años. El mínimo común denominador de esta frenética, generalizada actividad, esto es, la inmoralidad, la vergüenza, el escándalo, ya está alcanzado. Que, además haya delitos dependerá de lo que digan los jueces. Las acusaciones, los indicios, las informaciones de momento, apuntan a:
  • Sobresueldos: Aznar, Rajoy, Cospedal, Arenas, Zoido, García Escudero, etc.
  • Dos o tres sueldos simultáneamente: Cospedal, Aznar, Sánchez Camacho.
  • "Gastos de representación": varios de los citados y bastantes otros dirigentes.
  • Regalos en especie: Aznar, Barberá, Camps, Mato, etc.
  • Comisiones ilegales: Bárcenas, Crespo, López Viejo, Martín Santos, Sepúlveda, "el albondiguilla", etc.
  • Malversación: Barberá, Camps, Fabra.
  • Financiación ilegal: Aguirre, Camps.
  • Prevaricación: Castedo, Díaz Alperi.
  • Apropiación indebida: Matas, Blasco, etc.
  • Fraudes millonarios: Rato, Blesa.

A esta relación hay que añadir cientos de enchufados, asesores, cargos de confianza muchas veces sin la titulación adecuada, nombrados a dedo y cobrando una pasta a través de todo tipo de mamandurrias.
Por supuesto: nadie dimite, nadie da explicaciones y el PP parece estar dedicado a obstaculizar la acción de la justicia, prostituyendo la figura de la acusación particular o tratando de acorralar a los jueces.
Por otro lado, y es indignante, empieza a haber niños pasando hambre, problemas de salud derivados de las necesidades y la mala alimentación, hay millones de gente sin prestaciones, miles buscando comida en la basura, dependientes abandonados, familias en la calle, personas suicidándose.
Resumen: mientras unos presuntos chorizos, muy patrióticos, muy católicos, muy españoles, siguen llevándoselo crudo y el pueblo pasa verdaderas necesidades, los supuestos mangantes amenazan a todo el mundo con querellas, por cierto pagadas con el dinero de todos. El PP está moralmente inhabilitado para seguir detentando el poder en España.

divendres, 31 de maig del 2013

Tres escenarios.


Gobierno oposición.

Sin la menor duda es bueno que España vaya a Bruselas con una posición común, la más común posible, de todas las fuerzas políticas. Es ahí en donde se ventilan nuestros intereses como país. Los pactos son imprescindibles. Cuestión de Estado, como señala Rubalcaba hace meses. Es bueno, desde luego, que, en lugar de ir por el mundo poniendo verde al gobierno, como hacía Aznar con el de Zapatero, Zapatero se mantenga en silencio y Rubalcaba pugne por reforzar la posición internacional de España. Es parte de lo que llama la oposición responsable, algo muy conveniente.

En el extranjero, en la UE. En casa, la oposición responsable, además de responsable, debe ser oposición. Aquí no puede haber punto común en absoluto. Hay que rechazar de plano la involución ideológica del gobierno en educación, aborto, administración de justicia, derechos de las minorías. Y hay que rechazar las erróneas medidas de austeridad económica cargadas sobre los sectores más desfavorecidos: el aumento del desempleo, los recortes salariales, de subsidios, de prestaciones, la liquidación de las pensiones, la privatización de la sanidad pública, el desmantelamiento del Estado del bienestar.

A las conversaciones de Rajoy y Rubalcacaba en pro de la posición bruselense común se añade la entrevista de González y Rajoy. Parecería como si se abriera paso la idea de la gravedad de la situación y la necesidad de aunar esfuerzos. Buen asunto, ¿quién lo negará? Pero ¿se trata de revertir las medidas económicas injustas del gobierno o es otra la preocupación y lo que lleva a los líderes españoles a ese repentino y frenético cabildeo? No tanto el paro, la crisis, como...

Cataluña.

Esos abucheos a los Príncipes de Asturias y de Girona, por cierto, en el Liceu son muy significativos. ¡El Liceu, emblema de la burguesía catalana más empingorotada! Bueno está que la chusma silbe al Rey, a la bandera, al himno en los encuentros de fútbol. Pero ver al distinguido público del coliseo abuchear, silbar y abroncar a personajes de la realeza, al futuro Rey de España tiene un matiz distinto. Si Santiago Salvador levantara su agarrotada cabeza a los 120 años de su atentado con bomba se quedaría pasmado. El Liceu, templo de las musas, rechazando en la persona de los príncipes, cuyo semblante era un poema, exactamente ¿qué? ¿La monarquía? ¿España?

Con motivo de la Diada de 2011, Rajoy habló de algaradas con un desprecio parecido al que pudiera sentir un emperador romano ante una sedición de los partos. Aquellas algaradas han dado lugar a una explosión de soberanismo que camina hacia una convocatoria de un referéndum de autodeterminación que el gobierno central dice no estar dispuesto a tolerar. La situación es absurda y sería conveniente que alguien se planteara cómo se ha llegado a una situación absurda. Pero se ha llegado. Y, por cierto, de nada sirve acusar de oportunismo a Mas. El oportunismo es un típico rasgo político. Pero aunque se admitiese que Mas es demasiado oportunista, eso es indiferente porque, en este momento, Mas y CiU no están dirigiendo el proceso soberanista. Lo están siguiendo. Un proceso que se considera además legitimado por hacerse frente a un...

Escenario de corrupción.

El caso de Ana Mato es emblemático de la situación en el PP. Esa confusa lluvia jaguares, confetis, viajes y otras bicocas y prebendas es la parte pozueleña de la vida alegre en el partido conservador, en donde ser militante es literalmente un chollo: sobresueldos, gastos de representación, regalos, viajes, dos, tres, cuatro pagas, cargazos a dedo, asesorías de pilla la pastuqui y remolonea, mamandurrias, cargos de confianza aun sin tener el graduado escolar y, con un poco de suerte, toda la familia colocada. Es la España como Dios manda.

Esa pareja de Barberá y Camps -que recuerdan un poco a Abott y Costello- es de sainete. El señor de los tres trajes y la señora del bolso de Vuitton codeándose con la nobleza, con la aristocracia. Advenediza, consorte, cierto es, pero eso no obsta para que los dos mentecatos abran su corazón y la bolsa del común al guante blanco del titulado que, al parecer, arrambló con unos milloncejos de euros.

La marca España está muy dañada, muy deteriorada y no es capaz de suscitar la lealtad de los pueblos que se dice la componen. Le falta lustre, vigor, prestigio, dignidad y le sobra corrupción. Según parece, el gobierno está buscando una fórmula para eximir a los clientes de Eurovegas del cumplimiento de la ley. O sea, pretende asentar un privilegio. Quiere hacerlo por razones económicas y, sostiene, estas prevalecen sobre cualesquiera otras en tiempos de crisis. Pero eso no es verdad. Ni en tiempos de crisis puede el Estado de derecho aceptar la quiebra de su principio esencial: que nadie está por encima de la ley. Ni el magnate Adelson. Salvo que la ley no sea ley o el Estado no sea un Estado sino una colonia.

(Las imágenes son dos caricaturas mías sobre una foto de Wikimedia Commons y otra también de Wikimedia Commons, ambas bajo licencia Creative Commons).

dijous, 30 de maig del 2013

Los oráculos.


Los oráculos de la antigüedad nunca fueron muy claros. Había que interpretarlos. A veces parecían decir una cosa pero significaban la contraria. Otras, inducían a confusión. Y, por supuesto, también acertaban. O sea un lío. No había modo de estar seguro.

Lo mismo hoy con las declaraciones de los políticos, los economistas, los financieros. Es difícil creerlos a la vista de la experiencia. Rajoy debe tener la palma de profecías, vaticinios, promesas incumplidas. No porque sea el más inepto, sino porque lleva más años haciéndolos. Y haciéndolos en tiempos cortos. Los políticos tienen algo de profetas, o sea de visionarios y el común les exige que expongan esas sus visiones de futuro. Pero no para la venida del Mesias o la próxima glaciación, sino para el otoño que viene. No es que en la corta se yerre más (se yerra igual en la larga) pero el yerro se comprueba antes. De forma que, aplicando la regla, ya se sabe qué sucederá cuando Rajoy dice que este año tocamos fondo. Al auditorio se le ponen los pelos como escarpias. Presumimos saber qué quiere decir "tocar fondo", pero no podemos estar seguros. Cuando un navío toca fondo, ahí se queda. Como la idea parece ser que, tocado fondo, comienza el ascenso, se supone que el navío es un submarino. Pero los submarinos pueden revertir el sentido de su marcha a voluntad; no necesitan tocar fondo y botar como si fueran una pelota. Y, siendo así, ¿por qué esperar a tocar fondo? Ascendamos de nuevo sin más. Pero eso es imposible, ¿verdad?

La cuestión está en la fórmula en sí misma, en el oráculo, "tocar fondo" cuando el propio Rajoy sabe y, si no lo sabe, el periodista se lo recuerda porque lo sabe todo el mundo que, si tocamos fondo este año, el que viene tocaremos subfondo porque las previsiones son negativas. Pero eso da la impresión de serle indiferente a Rajoy y al resto de políticos, banqueros, economistas, directores de organismos financieros que inundan a diario los medios con previsiones arriba, abajo, en medio, para el año que viene no coincidentes por supuesto y que, además, se revisan un par de vueltas antes de su hipotético cumplimiento de forma que a veces no se sabe si se habla de la previsión del FMI, de la corrección posterior o de la corrección de la corrección. El resultado suele sur muy parecido en cuanto a cumplimiento al que se consigue decidiéndolo a los dados.

Como profetas los políticos son iguales a los viandantes o los contables. Pero los contables y los viandantes no van contando a la gente que tienen la fórmula para salir de la crisis y que esta consiste en aplicar sus medidas, cual se verá en seis, ocho, doce meses. Y, si no se ve, paciencia, ya se verá en otros seis, ocho, doce meses. Y ahí es donde el oráculo manifiesta su capacidad de confusión, cuando no de mixtificación. Después de años de asegurar todos que tenían la fórmula definitiva, resulta que personalidades del mundo político y económico no ven salida fácil a la crisis. Es verdad que se trata de un acto de entrega de un premio de periodismo de El País, que ha recaído en Víctor de la Serna y las personalidades son de un círculo cerrado y nacional pero, en el fondo, trasmiten claramente el estado de ánimo de las personalidades de mayor proyección internacional: que no saben por dónde andan.

dimarts, 28 de maig del 2013

La responsabilidad de la izquierda.


Dice Alfonso Guerra en la presentación de la tercera entrega de sus memorias que Rajoy es bastante dormilón y el día en que ganó las elecciones se quedó dormido y nadie se lo ha dicho. Pues menos mal porque, si llega a despertarse, no deja de España ni la eñe que tanto le gusta. Dudo de que haya otro gobierno en Europa que haya hecho más desaguisados y tropelías (él los llama "reformas" y "sacrificios") en menos tiempo. El arma del Decreto-ley con mayoría parlamentaria absoluta tiene la fuerza de un bull-dozer, que todo lo tritura. En un año y medio ha dejado a los trabajadores sin derechos, a los parados sin subsidios, a los dependientes sin atención, a los jóvenes e inmigrantes sin cobertura sanitaria, a los estudiantes de todos los niveles sin educación pública gratuita, a los usuarios sin sanidad pública, a los justiciables sin justicia y ahora se apresta a dejar a los jubilados sin pensiones. No es exagerado decir que en un año y medio el PP ha desmantelado el enteco Estado del bienestar que tenían los españoles. En un año y medio ha dado cumplimiento a su programa, el de verdad, el que tenía oculto mientras prometía aplicar el contrario. Si eso es estar dormido...

Me pregunto si quienes hicieron lo posible por perder las elecciones al grito de PSOE y PP la misma mierda es siguen diciéndolo. Sospecho que muchos lo harán, argumentando que, sin duda, el PSOE hubiera aplicado las mismas medidas, como lo prueba el infausto acuerdo de mayo de 2010 de reformar la Constitución. Me parece un punto de vista alicorto. No obstante, concedo que en su última legislatura el PSOE y Zapatero especialmente lo hicieron tan mal que parecían dar la razón al mentado dicho y quizá se merecieran el palo que recibieron. Lo malo es que ese palo castigó la espalda de todo el pueblo.

Tiempo habrá de hablar de esto. Pero ahora es el pasado y vivimos en un presente que exige nuevas ideas, nuevas propuestas. Nuestro mundo, el mundo de ayer, el de hace diez años, el de veinte, ha saltado en pedazos ante el ataque de esta derecha que, aprovechando la tremenda crisis/estafa del capital, la postración de España, el fracaso de anterior gobierno socialista y lo rotundo de su victoria en las urnas, no solo está aplicando el programa máximo neoliberal sino también el neoconservador que en España son lo mismo. Además de empobrecer a la sociedad, el gobierno trata de manipularla mediáticamente, sojuzgarla en lo moral, centralizarla en lo territorial, arrebatarle sus derechos y reprimirla autoritariamente cuando quiere ejercerlos. No es que haya roto los "consensos básicos" de la transición, como denuncia Rubalcaba. Es que ha puesto en marcha un verdadera revolución, una revolución involucionista.

Y a esto, a esta situación de alarma, a esta agresión debe hacer frente la izquierda. Es su responsabilidad. No es aceptable proyecto alguno que admita perder las próximas elecciones generales porque, si eso sucede, la izquierda desaparecerá por largo tiempo. Debe aprender de la derecha, que centra todos sus esfuerzos en ganar las elecciones para lo cual sabe que lo decisivo es mantener la unidad. La unidad. El talón de Aquiles de la izquierda. La situación es insostenible. La izquierda no puede perder, pero solo la unidad garantiza el triunfo. La unidad es hoy un inexcusable mandato racional y, por tanto, moral.

Pero hay que ser realistas. Unidad ¿cuándo y cómo? No necesariamente en las próximas elecciones europeas. Al contrario, estas pueden ser una buena ocasión para calibrar el apoyo popular real a cada una de las opciones que se presenten por separado. Pero, a partir de ese momento, con esos datos firmes, es preciso sentarse a formular una oferta unitaria de la izquierda que a) frene el ataque de la derecha y b) restaure los amplios sectores sociales perjudicados en la situación ex ante.

En el fondo, el propósito es bien simple. Al margen de otras consideraciones -que puedan ser objeto de acuerdos de diversos tipos- ese programa común de la izquierda debe tener un punto primero consistente en la promesa firme de devolver a los trabajador@s sus derechos, a l@s pensionistas sus pensiones y a toda la población lo que se le ha arrebatado en este aciago año y medio. La justificación es muy sencilla y debe explicarse con claridad señalando cómo, igual que quienes declaran las guerras no van a ellas, quienes recortan los ingresos de los demás no reducen los suyos sino que los aumentan; quienes merman los ahorros ajenos no reducen los propios; quienes escamotean las pensiones del prójimo, blindan y engordan las suyas.

Hay dos vías para la unidad: el programa común de los dos partidos mayoritarios (y los que quieran sumarse) y el frente amplio que englobe a la mayor cantidad de formaciones de izquierda, los dos partidos grandes, los más pequeños, los movimientos reivindicativos, las iniciativas sociales, los foros, las plataformas, etc. Ambas tienen ventajas e inconvenientes: el programa común es más concreto y factible, pero quizá menos ambicioso y más proclive a los parches, acuerdos y cesiones institucionales. El frente amplio tendrá más alcance, será más radical, afectará más a cuestiones de reforma constitucional, pero será más difícil de gestionar y más sensible a la acusación de ser un confuso batiburrillo.

Son los políticos, los dirigentes, los militantes, los que deben debatir este asunto y pronunciarse por la forma que sea más eficaz. Me atrevo a decir que, en las circunstancias actuales, ante el ataque de la derecha, con lo que nos estamos jugando, nadie entenderá que no haya ni siquiera un intento de ofrecer un programa común a un electorado de izquierda que quizá sea mucho menos sectario que sus representantes.

(La imagen es una reproducción de la obra de Giusseppe Pellizza da Volpedo, titulada el cuarto estado,  (1920), que se encuentra en  Wikimedia Commons, en el dominio público).

dissabte, 25 de maig del 2013

De la ceca a la Meca.


Está muy bien puesto el nombre de la crisis actual: crisis financiera; no mera crisis económica, sino específicamente financiera, de finanzas, presupuestos, déficit, cotizaciones, tipos, crédito; en definitiva, de dinero. El dinero se ha soliviantado y como los tornados del desierto o los tifones de la mar, volatiliza lo que encuentra en su camino. El dinero se ha alzado como déspota universal de comportamiento imprevisible. El dinero que se cuenta en varias monedas existentes o inexistentes (euros, dólares, pesetas); que toma todos los colores, blanco, negro; que se consigna en A, en B y en todas las letras del alfabeto; que se presenta en sobres, en maletines, en cuentas opacas; que viaja a la velocidad de la luz, se ingresa, se transfiere, se malversa, se declara, se oculta, se evade. De cada diez noticias, ocho tienen que ver con el dinero.

En una sociedad que ha perdido de vista otros valores, religiosos, culturales, sociales, ecológicos, el dinero se ha erguido como faro único y justificación de todos los anhelos, capaces de llevar a los seres humanos a verdaderos extravíos. El dinero impera absoluto, y no por delegación de derecho divino, ya que él mismo es Dios, el becerro de oro, Mamón. Y lo es en su característica esencial: la cantidad. Hay una contradicción siniestra entre la persistente escasez de dinero real, la sequía de crédito y liquidez que está ahogando la economía y la sobreabundancia de dinero nominal, las cifras astronómicas que se manejan al hablar de pérdidas bancarias, rescates a la banca, ahorros por los recortes, subvenciones en favor de instituciones privilegiadas, como la Iglesia. La cantidad desata la codicia, cuyo carácter irrefrenable es en parte culpable de la crisis. Basta con recordar las pensiones y compensaciones que se autoasignan los gestores de las cajas en quiebra.

Por supuesto todo ello  en un clima de corrupción generalizada que, por fin, ha escalado un segundo puesto en las preocupaciones de los españoles. Ha tardado porque el país está acostumbrado a la corrupción desde tiempo inmemorial. Prácticamente toda la dinastía de los Borbones ha convivido con ella: Fernando VII, Isabel II, la Restauración y la regencia del turnismo, la dictadura de Primo. En cuanto al franquismo, la época apacible, pura corrupción. Esa noticia de que el MI6 británico, que era un nido de espías soviéticos, tenía sobornados a los generales de Franco para que España no entrara en la guerra del lado del Eje prueba que el franquismo estuvo corrompido desde el inicio.

La corrupción es endémica y tradicional en España, de acuerdo. Y está bien señalar cómo la sociedad que la padece también incurre en ella. El tema del con IVA o sin IVA, para simplificar. Está bien, pero no es enteramente justo. La sociedad recurre a las corruptelas en muchos casos para sobrevivir y, en otros, porque carece de aliciente para comportarse otro modo y, por supuesto, de capacidad material para cambiar las cosas. Ese aliciente tiene que venir dado por la autoridad y los medios que, sin embargo, suelen ostentar comportamientos corruptos.

Por paradójico que pueda parecer, el gobierno de una democracia debe ser siempre una aristocracia, en el sentido etimológico del término. Debe ser el gobierno de los mejores, los que dan ejemplo de integridad, clarividencia y altura intelectual. ¿Sobre qué, si no, va a fundamentarse la función de liderazgo? Una sociedad no puede estar gobernada por unos pícaros, en cuya palabra y honradez no cree nadie, rehuyendo las explicaciones a la ciudadanía, abroncándola cuando las cosas se ponen feas y haciendo juegos malabares con sus declaraciones de la renta, -ahora la muestro; ahora, no- en medio de confusas pero muy engoladas declaraciones sobre la licitud de sus ingresos.

Y lo mismo sucede con los medios. En principio, al ser estos empresas privadas, no tienen por qué ajustarse a ningún código ético que no sea el marco legal. En este sentido no hay nada que decir de la decisión de Cebrián de autoasignarse un salario de un millón de euros al mes en PRISA. Es obvio que se encuentra en la franja alta del escalafón de codiciosos del país, pero ese es un asunto suyo de él con su conciencia. Al mismo tiempo, no puede olvidarse que los medios y especialmente El País, se ven en buena medida como censores, conciencias críticas de la sociedad y vigilantes del gobierno. Su función ejemplificadora es aquí bien clara. Sin embargo, también ellos se han plegado al predominio de dinero.

dijous, 23 de maig del 2013

Las cosas que dicen y hacen

"
LO QUE DICEN.

Conócete a ti mismo es un antiguo adagio que procede seguramente del saber de la especie que lo condensa en fórmulas rotundas, como esta, tan cierta cuanto imposible. Véanse algunos ejemplos empíricos recientes:
  • Aznar habla del odio que otros le profesan.
  • Rajoy habla de dar la cara y llamar al pan, pan y al vino, vino.
  • Cospedal llama nazis a los demás.
  • Los obispos niegan legitimidad democrática a los otros y los acusan de totalitarios.
  • Aguirre. Habla de mamandurrias refiriéndose al prójimo.
  • Ruiz Gallardón habla de violencia estructural ajena.
  • Botella se siente ofendida por la duda.
  • Cifuentes quiere garantizar la seguridad ciudadana.

LO QUE HACEN.

Sembrar la incertdiumbre y la inseguridad ciudadanas con medidas arbitrarias, sobre todo en orden público. Hasta parecer que instigan a la policía y fuerzas de seguridad a comportamientos de acoso, de exceso de violencia represiva. Azuzar el desprecio y el odio hacia colectivos concretos, como los funcionarios, los médicos, los profesores o los catalanistas. Bloquear la información, censurarla, obstaculizar la libertad de expresión y convertir los medios públicos en comisariados políticos. Negarse a rendir cuentas y al escrutinio de la opinión pública ante la que se comparece a través de una pantalla de plasma, como si se fuera el oráculo de Pontevedra. Imponer a machamartillo la religión en las escuelas, de forma totalitaria, sin ningún respeto a la democracia. Saquear la administración y el erario públicos de modos legales e ilegales y llenar aquella de enchufados y cargos de libre designación, familiares y compañeros de partido; es decir, patrimonializarla. Despojar a las mujeres de sus derechos y someterlas a la violencia estructural de una doctrina sectaria.

PUNTO Y APARTE.

Aznar profirió todo tipo de infundios y amenazas sobre El País en su autoentrevista televisada y amenazó jupiterino con los rayos de sus querellas de las que espera ingresos ingentes solo porque el diario dijo que Correa (o sea, Gürtel en alemán) había pagado 32.000 euros para iluminar la boda de su hija. ¿Pues qué hará ahora que el mismo diario dice que, además, el tal señor Gürtel le pagó actos multitudinarios que contabilizaba como "regalos" y "pérdidas" y de las que se reponía después esquilmando los dineros públicos ,inflando las facturas de los contratos que trincaba gracias al PP? Realmente, lo han dejado sin habla. Recordemos la explicación de Aznar sobre el regalo a la boda: ¿qué cosa más natural que se hagan regalos en las bodas? Trasladémosla a la otra situación: ¿qué cosa más natural que se hagan regalos al presidente del gobierno? ¿Cuál habría de ser la respuesta?


PUNTO FINAL

¿Es verdad que hay dos periodistas detenidos? ¿Que fue la policía a buscarlos a sus casas? ¿Que se les acusa de agresión a la fuerza pública? Esto es una escalada de intimidación y violencia estructural. Los ciudadanos estamos viendo cómo un chaval puede pasar un par de meses en prisión bajo una vagarosa acusación policial mientras que un banquero, imputado en un delito concreto y con 2,5 millones de euros de fianza, sale a la calle en veinticuatro horas. Cómo se recortan los ingresos de todos excepto los de la iglesia católica. Cómo quienes han cobrado sobresueldos durante años, reducen y merman los infrasueldos de los demás. Cómo quienes defienden el derecho a la vida del embrión se lo niegan a los extranjeros indocumentados, a los dependientes, a los enfermos crónicos y llegan a la ignominia de discriminar negativamente a los desempleados, dando prioridad a los que cobran subsidio sobre quienes no lo cobran para ahorrarse un dinero a costa como siempre de los más castigados.

La indignación está generalizándose. Y la única respuesta del gobierno es aumentar la represión: moler a palos a la gente en la calle, hostigarla e impedirle el ejercicio de sus derechos constitucionales. ¿Cuánto puede durar esto?

diumenge, 19 de maig del 2013

La vida en un paraíso fiscal.


Los paraísos fiscales son las válvulas de seguridad del capitalismo. Si la pequeña Suiza pudo mantener su neutralidad durante la segunda guerra mundial no fue gracias al poder de su ejército. Los alemanes, que habían engullido Francia y estaban haciendo lo propio con la Unión Soviética, hubieran tardado horas en invadir y controlar el país. Suiza salvaguardó su neutralidad escudándose en el poder invisible del dinero. El capitalismo necesita un punto de seguridad en mitad de la vorágine que provoca su propensión actuar sobre bases crediticias. Cuando dos Estados se enfrentan en guerra tratan de destruirse mutuamente pero hay algo en lo que ambos están interesados para garantizar sus transacciones y sus suministros y aprovisionamiento, que es el valor del dinero. La independencia de la banca es el aspecto fundamental. Es la doctrina alemana en materia de bancos centrales que, en el orden internacional, adquiere su manifestación en la existencia de un pequeño país alpino que en realidad, es un banco.

Al poco tiempo se haría evidente que la base del éxito no radica en el hecho de ser o no un banco, sino en cómo se maneje. El negocio está en el secreto bancario. A partir de aquí, el mundo se ha llenado de Suizas. Solo en Europa ha de haber más de una veintena. Debido a su carácter abstracto y su intangibilidad, las mayores cantidades de dinero caben en los espacios más angostos. En un disco duro, que hasta puede ser portátil. Dadas las circunstancias, es extraño que nadie haya inventado todavía el paraíso fiscal ambulante, por ejemplo, una furgoneta VW, al estilo de las de los hippies de los setenta, que recorra los países del viejo continente ofreciendo secreto bancario a quien pueda interesarle.

Los paraísos fiscales absorben cantidades astronómicas de dinero que, invertido en sus países de origen, garantizarían su avance. Un billón de euros acumulan los europeos, esto es, el PIB de España. En todo el mundo, al parecer, se escamotean 23 billones de euros. Cantidades ingentes. Pero lo que no se ve con claridad es cómo pueda ponerse coto a esta situación, por mucho que pública y reiteradamente se comprometan a hacerlo el G-20, la UE o el sursum corda. ¿Cómo va a hacerse? ¿Suprimiendo la libertad de circulación de capitales? No suele proponerse porque se considera un gran avance y, sobre todo, porque el propio capital sanciona a quien no la respeta privándole de su presencia. Lo primero que exige el capital en esas a modo de cartas internacionales para garantizar las inversiones mundo adelante es, precisamente, la seguridad de repatriación de beneficios o del principal de la inversión, incluso en condiciones leoninas.

Parece como si el único modo real de combatir los paraísos fiscales fuera convertirse en uno.  Si no puedes combatirlos, únete a ellos, reza el viejo proverbio. Y, al final, prácticamente todos los Estados recurren a los paraísos fiscales. Pues ¿qué otra cosa son esos fondos, esos bonos de bajísima rentabilidad que todos ofrecen y cuyo máximo atractivo es el hecho de ser opacos al fisco? Efectivamente, si se quiere combatir la fuga de capitales en un país, una de las formas es garantizarles la misma intangibilidad e inmunidad que si no estuvieran. Esa voluntad, tan reiteradamente expuesta como escasamente aplicada, de combatir los paraísos fiscales parece cumplir la función de una jaculatoria. 

La única forma real de combatir los paraísos fiscales es eliminar el secreto bancario, implantar una autoridad internacional capaz de obligar a terceros a hacer diáfanas sus transacciones financieras. Cosa que será muy difícil cuando los mismos Estados que quieren eliminar los paraísos fiscales acogen y amparan el secreto bancario en su jurisdicción. Entre otras cosas, porque suelen estar gobernados por gentes y organizaciones que suelen ser buenos clientes de los paraísos fiscales. Y sobre todo porque es muy difícil, si no imposible, combatir la esencia misma del sistema, consistente en la búsqueda de beneficios privados al coste que sea, y querer que el sistema siga intacto.

dimarts, 14 de maig del 2013

El miedo.

El miedo no es categoría que abunde en los análisis políticos, en los que se echa mano de cosas menos molestas como la ideología, la lealtad partidista, el abstencionismo, la disciplina, etc. Sin embargo el miedo está decisivamente presente en muchas ocasiones y contribuye a explicar abundantes fenómenos políticos. Lo sabemos muy bien desde el famoso "que me odien mientras me teman" de Calígula. En un plano más teórico, Hobbes situaba el pacto social y la legitimidad del poder político en el éxito de este de eliminar el miedo que nos tenemos unos a los otros. El Estado absorbe todo el miedo del que la sociedad se libera. Si lo consigue o no es ya otra cuestión. Pero el miedo es universal y de esa nesesidad se hace virtud -ramplona, como muchas virtudes- cuando se dice que "el miedo guarda la viña". En El miedo a la libertad, que dejó mucha huella, Fromm achacaba al miedo (a ese miedo al que atacaba Kant cuando nos exigía que nos atreviéramos a saber) el origen de la personalidad autoritaria y la servidumbre. Y con Miedo a volar, Erika Jong tocaba un tabú que aún no está muy claro en el moviminto feminista.

El miedo, inspirar miedo, en mayor o menor medida, es el objetivo de todo poder político. El miedo garantiza la obediencia acrítica. Sembrar el miedo, hacérselo padecer a la población fue la finalidad esencial del régimen nacionalcatólico de Franco. Había que hacer un escarmiento que la población no olvidara, como decía a las claras el general Mola. Había que llevar a los impíos de nuevo al temor de Dios por los medios que fuera, aplaudía la Iglesia católica. Ambos empeños, muy bien recogidos en el último libro de Julián Casanova, España partida en dos que Palinuro comentará en breve. El miedo presidió la transición española y explica bastante su carácter contradictorio. Miedo -aunque con distinta intensidad- en los dos bandos: la derecha temerosa de perder sus privilegios y de que se le exigieran cuentas por los 40 años; la izquierda, asustada ante la posibilidad de volver a la persecución, la clandestinidad, el exilio. El miedo tiró al suelo a los diputados del Congreso aquella aciaga jornada del 23-F, con las tres excepciones de todos conocidas y el miedo mantuvo a la población paralizada en las primeras horas del golpe.

Uno de los rasgos más característicos de la nueva forma de insurrección social que vivimos a través del M15M, a punto de celebrar su segundo aniversario es la idea de que el miedo está cambiando de bando. El mensaje es muy claro: estaba instalado en los de abajo y se está desplazando hacia los de arriba. En sí misma, la idea es atractiva y suena verosímil cuando se contempla qué impacto y alcance tiene este movimiento que empezó siendo algo desdeñado por todos los analistas y expertos a causa de su carácter horizontal, asambleario, no jerárquico, sin estructura orgánica y, por ello,  se presumía, sin efectos prácticos. Resulta sin embargo que, a través de su naturaleza imprevisible, no institucionalizada, proteica, el movimiento ha acabado determinando parte importante del debate y la acción públicas.

Quizá sea cierto que el miedo esté cambiando de bando. Sería revolucionario. No obstante, conviene ser precavidos y recordar que las clases dominantes enseguida tienen miedo, que el capital es muy asustadizo. Y no perder de vista que, para liberarse de ese miedo, las clases dominantes cuentan con las fuerzas de seguridad de cuyo empleo sistemático, con fines crecientemente autoritarios y represivos es un buen ejemplo este gobierno.

Inspirar miedo es lo que persigue esta crisis económica, hacer vivir a la población en condiciones de inseguridad e incertidumbre que susciten el miedo. Su función es propagar el miedo. Miedo igualmente lo que hay detrás del repentino monarquismo del PSOE y, por supuesto, miedo detrás de la cerrada negativa de ese partido (o quizá de su dirección) a reconocer derecho alguno de autodeterminación. Pero de eso hablará Palinuro mañana, que tiene una imagen que mola mazo.

(La imagen es una foto de robinsoncaruso, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 11 de maig del 2013

Fracaso absoluto, total.


La semana pasada, con el paro disparado en 1.200.000 personas más y todos los indicadores por los suelos, el gobierno reconocía paladinamente el fracaso de sus políticas al admitir que concluiría la legislatura en 2015 con una tasa de desempleo superior a la que había heredado. La población será en conjunto más pobre de lo que era cuando Rajoy tomó posesión. El PIB cae más de lo que había caído antes. Un fracaso rotundo en el orden material, económico frente al cual el gobierno ha reaccionado como cabía esperar: negándolo. ¿Cómo puede negar lo que acaba de confesar? Muy sencillo, con la retórica estilo Báñez que el presidente maneja con igual soltura: es verdad que estamos mal, pero podíamos estar peor; es verdad que hay más de un millón de parados nuevos, pero podía haber dos millones; es verdad que aumenta el desempleo, pero lo hace con más lentitud. Todo esto es lo que el gobierno llama "signos esperanzadores". Unos signos que solo ve él.

Esta semana, además del fracaso material, económico, el gobierno ha encajado el fracaso ideológico, espiritual. En un solo día ha tenido que retirar los dos anteproyectos legislativos que iban a ser los pilares de la contrarrevolución: la ley de educación y la del aborto. Los ha retirado porque hasta él, con su talante autoritario, se ha dado cuenta de que levantan una fuerte oposición social mayoritaria. Ni sus propios votantes ni militantes están de acuerdo con esos dos ataques reaccionarios a los derechos de las gentes, el aborto por un lado y la educación por otro. Y lo mismo acabará pasando con la sanidad. La privatización es tan expolio que hasta puede no salir.

Es curioso que se hayan retirado los dos proyectos acariciados por dos de los ministros más reaccionarios y que muestran un rasgo en común: la altísima consideración en que se tienen a sí mismos, no compartida por nadie más. Dos sectarios altaneros que creen saberlo todo y los prejuicios no les dejan ver ni en dónde están. Sus compañeros de gobierno, más simples, tienen sin embargo más olfato político. Estos dos, con su soberbia y su pedantería, son dos verdaderos metepatas. La inauguración de Wert pidiendo españolizar a los niños catalanes ha hecho más por el soberanismo catalán que todas las esteladas juntas. Su idea de lo que deba ser la educación es perfectamente compatible con la que pueda tener Esperanza Aguirre, que no conocía los horarios laborales del profesorado al que gobernaba. 

Los espectáculos de Ruiz-Gallardón teorizando sobre la condición femenina y la esencia de la maternidad son cómicos y se convierten en hilarantes cuando el ministro -quien, al parecer, pasaba por ser persona equilibrada en no sé qué círculos- se empeña en justificar su legislación represiva con argumentos emancipadores poco menos que sacados de mayo del 68. No es cosa de cebarse con esta pareja de fatuos majaderos pero su caso sirve muy bien para entender la razón profunda de sus políticas. Si no se impide que la mayoría de la población disfrute de sus legítimos derechos, entre ellos, singularmente, la educación, acabará probándose que solo el dinero permite que individuos tan estúpidos como estos dos lleguen a alguna parte a extremo de amargar la vid a sus semejantes.

Porque el resto del gobierno, desde los aristócratas tipo Morenés hasta los plebeyos enriquecidos como Cañete o las tontas pijas estilo Mato, ya sabe que no pasa de ser un puñado de inútiles cuyo único mérito es haber sido muy amigos de Rajoy (quien tampoco se hace notar por la profundidad del concepto) y, en algunos casos, haber trincado los dineros que esta pandilla reparte entre los suyos para "compensarlos" por el ímprobo trabajo de hacer las cosas rematadamente mal. 

Fracaso en lo material, fracaso en lo ideológico y bajo sospecha de corrupción: ¿sirve para algo este gobierno?

(La imagen es una caricatura mía por el procedimiento de "animalización" a partir de una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 8 de maig del 2013

Sr. Rajoy: toca hablar de Bárcenas.


De nada sirvió el conjuro de las meigas de no mentar la soga en casa del ahorcado. El nombre de Bárcenas se filtra por las rendijas de las puertas, relumbra en las pantallas de los televisores como un fuego de San Telmo, resuena en los ecos de los valles alpinos. Suiza investigará los papeles de Bárcenas. La supuesta corrupción barcéniga se internacionaliza. No es impensable que un juez helvético envíe una comisión rogatoria preguntando por las relaciones entre Rajoy y Bárcenas, a tenor de lo que se desprende de los papeles que habrá que poner a su disposición. Y ya tenemos al presidente del gobierno abriendo portadas de todos los periódicos del mundo como presunto corrupto, cual ya lo estuvo en el New York Times hace unos días.

Realmente la situación era insostenible cuando se remató con el informe que la UDEF (la policía) ha remitido al juez, documentando un latrocinio tremendo, continuado en el tiempo, que afecta a los gobiernos del PP y al propio PP en todos sus niveles pero especialmente en los más altos. Según la policía, determinados empresarios recibieron adjudicaciones públicas ilegales por valor de 12.281 millones de euros y, a cambio, los beneficiados ingresaban de modo irregular 4,6 millones de euros que luego el partido se encargaba de camuflar con destino a gastos de campañas o las faltriqueras de los más altos dirigentes. El trinque y la malversación como formas de gobierno muy lucrativos también para esta pandilla de pomposos mangantes.

La situación que pinta el informe de la policía no es llevadera en ninguna democracia del mundo. El gobierno no puede estar pendiente de las revelaciones que se hagan en un proceso penal en el que está implicado indiciariamente. Es más, ante los nuevos descubrimientos su presidente está obligado a comparecer en sede parlamentaria y dar las explicaciones pertinentes sobre su comportamiento. Porque los años que el informe policial abarca son de 2001 a 2012, cuando Rajoy llevaba algunos de presidente del partido y, por lo tanto, responsable político último de cuanto en él se haya hecho.

Y toca hablar de Bárcenas. Llegar al Parlamento y explicar cuáles fueron las relaciones del hoy presidente del gobierno con el entonces tesorero del partido y que duraron cuatro años. Explicar a cuánto ascendieron en total los supuestos sobresueldos y, dado que se cobraron en mitad de lo más agudo de la crisis, con qué autoridad se pedían sacrificios a la gente del común al tiempo que se cobraban sobresueldos de dudosa legalidad y cierta inmoralidad e, incluso, se incrementaban en porcentajes escandalosos, de más del 20 por ciento.

Si realizada esta comunicación pública, el gobierno de Rajoy sigue al mando, después de haber confesado paladinamente su fracaso en el último consejo de ministros es porque el PP está desorientado y no sabe qué hacer pues no cuenta con un recambio para Rajoy. La insistencia de Esperanza Aguirre de postularse como candidata solo arrastra a su fiel infantería en los medios que le son adictos, pero ni un dirigente de relieve. Al contrario, los espanta con esa especie de catón neoliberal que recita en cuanto le ponen delante un micrófono como si fueran los pensamientos del Rey Salomón.

Hay que hablar de Bárcenas y aceptar las responsabilidades. No rehuir el bulto. Dimitir de plano y convocar elecciones podría ser una solución. Algunos la tacharán de imprudente y precipitada pues pilla a los dos partidos dinásticos en situación calamitosa. Tampoco hay gran inconveniente. Las elecciones pueden retrasarse un tiempo prudencial -tampoco mucho, pues lo que no se arregla en tres meses tampoco se arregla en seis- y, entre tanto, encargar a una comisión gestora interpartidista la tarea de la gobernación.

Son muchas las cuestiones. Algunas, peliagudas. Eso es la política, habérselas con circunstancias peliagudas, y no de mero trámite. Pero el gobierno, presidido por un presunto trincasobres, no puede seguir ni un día más. Tanto él como toda la panda, parecen llevar años pillando sobresueldos con los más peregrinos nombres, desde "compensación" a "gastos de representación", pero todo dinero negrísimo que, aplicado también al partido, permitía a este ganar elecciones con mayorías absolutas absolutamente tramposas.

(La imagen es una caricatura mía por el procedimiento de "animalización" sobre una foto de IgnisFatuus, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 4 de maig del 2013

Cospedal y la vaca que mea.


El PP ha organizado un akelarre sectario en un hotel de San Sebastián, al que han llevado sus huestes donostiarras a que las adoctrine un selecto ramillete de la fiel infanteria franquista, encabezada por Dolores de Cospedal y el monaguillo jurídico Ruiz-Gallardón, cada vez más parecido al repelente niño Vicente. De vez en cuando hay que hacer catequesis en provincias para que todo vaya sobre ruedas y ellos puedan seguir trincando sobresueldos mientras imponen sacrificios a la colectividad que es lo único que les importa. El gatuperio versaba sobre la Representación, tema que da para mucho, incluido el sentido del humor gallardoniano cuando el ministro de la presunta Justicia augura que algún día se valorará el "ingente esfuerzo que ha hecho el gobierno de Rajoy" para resolver la crisis. Puede ser. Algún día. De momento, la imagen que de Rajoy tiene el mundo con rara unanimidad es la de un incompetente absoluto, embustero contumaz, marrullero y cobarde.

Pero la palma de la impertinencia, la demagogia y la irresponsabilidad, como siempre, se la lleva Cospedal. El movimiento 15-M no la representa y ella lo reta a convertirse en partido y defender sus ideas por las vías institucionales. Exactamente esas que el PP ha prostituido a base de ganar elecciones mintiendo desvergonzadamente, de gobernar por decreto, ignorando el parlamento y la oposición y en interés de un puñado de banqueros, curas y empresarios y, por supuesto, en beneficio directo de sus propios bolsillos y de los de sus enchufados, clientes y amigos (como en el caso de presidente de Madrid, González, quien tiene enchufada a casi toda su familia, incluido su octogenario padre) todo ello con cargo a los dineros de los contribuyentes.

Carece de sentido debatir con Cospedal sobre el alcance de sus afirmaciones. Esta señora no habla para intercambiar juicios, pareceres, para deliberar y llegar a alguna conclusión. La emplean para arremeter contra los adversarios agrediéndolos de palabra, sin parar mientes en lo que dice, mintiendo y deformando la realidad a extremos insólitos. Tomarse en serio lo que dice, querer refutarla, es perder el tiempo. Ni a ella ni a nadie le importa el contenido de sus juicios con tal de que sean suficientemente brutales. Su misión queda cumplida faltando, mintiendo, injuriando lo suficientemente alto para que se olvide cuántos sueldos y sobresueldos trincan ella y los suyos por destruir el país.

Ya sé que la imagen es un poco pintoresca pero faltaría a la verdad si no dijera que, cada vez que la oigo hablar recuerdo el ruido que hace una vaca al mear.

(La imagen es una caricatura mía sobre una foto de www_ukberri_net, bajo licencia Creative Commons).

Ayer y hoy o la iconografía de un engaño.


El 30 de enero de 2011 El Mundo sorprendía a los lectores con una rotunda proclama del candidato del PP a la presidencia del gobierno: Arreglaremos la economía en dos años. Ahí era nada: arreglar un desastre colosal en dos años y se empezara cuando se empezara. Claro que veinte días antes, el mismo candidato, a la vista de un nuevo dramático aumento del desempleo sostenía no menos rotundo: Cuando gobierne bajará el paro, según se aprecia en la otra portada de El Mundo. Palinuro ya comentó el contenido de esta aseveración a la luz del último y espeluznante aumento del desempleo a seis millones de personas por obra y gracia del que lo iba a reducir, en una entrada titulada: La decencia de dimitir, con escaso éxito hasta la fecha. Lo que se pretende ahora es centrar la reflexión en los aspectos iconográficos de la campaña del PP y los mensajes políticos que contienen en una vertiente muy simbólica.

Empezamos con la ilustración del paro. Un primer plano de Rajoy frente a una oficina del INEM, vestido para tiempo inclemente, con gesto serio pero decidido. Sabe lo que dice. Sabe a dónde va. Así puede entenderse que la fila de parados detrás de él cuyas proporciones realzan la figura dominante, sobrehumana, de Rajoy se apresta a seguirle a ese horizonte de disminución del paro. Ya nadie se atrevía a prometer el pleno empleo. Un descenso del paro era un señuelo suficiente para encandilar a la gente y llevarla a su perdición pues, más que como conductor de su pueblo, Rajoy ha actuado como el flautista de Hamelin, tratándolo como si fuera de ratas y llevándolo a más desempleo. Hazaña solitaria por cuanto la promesa está en primera persona del singular: es Rajoy quien se compromete personalmente a hacer lo contrario de lo que ha hecho, aumentar el paro en lugar de reducirlo.

La otra imagen, la de arreglaremos la economía en dos años es también muy curiosa. De entrada la intención se formula en primera persona del plural: somos nosotros quienes arreglaremos la economía, un equipo. Ese es el texto, pero la imagen simboliza lo contrario. Vuelve a ser el egregio Rajoy quien arreglará él solo la economía, sin duda por obra de su potente brazo. Para ese empeño se requiere un Hércules, así que Rajoy vuelve a ser representado en proporciones sobrehumanas, en el centro de un semicírculo de profesionales cuyos problemas se supone que arreglará el gran hombre en dos años. "Llegado el momento, votadme y en dos años vuestras cuitas habrán desaparecido". Han pasado quince meses desde la votación, quedan siete para el cumplimiento del vaticinio. La imagen daba cuenta de la condición de las seis personas del común: un pintor, una pensionista, un empresario, un taxista, un médico y una estudiante. Ni un agricultor, por cierto. Pero, en fin, eso es trivial y solo muestra que los gabinetes de comunicación trabajan contra reloj y a veces meten la pata.

¿Y cuál ha sido el destino de estas seis profesiones y parece seguirá siéndolo hasta la consumación de la promesa? Uno por uno.

El pintor ya no tiene nada que pintar y probablemente esté en el paro y eso con suerte.

La pensionista ha visto bajar de hecho su pensión y subir sus gastos de todo tipo, empezando por los médicos y ahora se enfrenta a un futuro incierto respecto al conocimiento de la cuantía de su jubilación que el gobierno quiere hacer depender de cálculos políticos.

El empresario está encantado con la situación laboral, facilidad de despido, contratación precaria, salarios de hambre pero, al mismo tiempo, tiene que cerrar la empresa porque no hay crédito ni demanda, ya que la gente está en el paro.

Respecto a los taxistas no sé mucho porque es un grupo reducido. Pero si lo ampliamos a transportistas autónomos, están que echan las muelas por todo: el precio de los carburantes, el aumento del IVA, la red viaria, etc.

De los médicos mejor no hablar. Es una profesión en pie de guerra contra un gobierno empeñado en liquidar el sistema público de salud para entregárselo a las empresas privadas. Más o menos lo mismo que quiere hacer con las pensiones, privatizarlas. Porque tanto las pensiones como la salud son fabulosas posibilidades de negocios.

En cuanto a la estudiante, fácil colegir el desastre. Si consigue terminar sus estudios -pues aumenta mucho la cantidad de jóvenes que abandonan por las subidas de tasas y los recortes en las becas- su salida será la emigración.

Los programas electorales no son contratos ni se pueden hacer valer ante los tribunales de justicia. Pero a veces la prensa actúa como una especie de fedataria pública. Esas dos portadas de El Mundo son dos documentos incriminatorios del PP y de Rajoy que ponen en evidencia de modo fehaciente y palpable cómo ambos mintieron para llegar al poder, cómo hicieron demagogia y prometieron lo imposible. 

Son dos documentos que piden a gritos la dimisión de su protagonista.

dimecres, 1 de maig del 2013

El hotel al borde del abismo.


El gráfico de la izquierda pone los pelos de punta. Lo reproduce gurusblog que da como fuente una publicación digital estadounidense, The Atlantic la cual la trae, en efecto, y trae, además, dos todavía peores referidos a Andalucia a la que el autor del artículo, Matthew O'Brien, llama la España de España (Spain's Spain por lo que se refiere al paro, especialmente el juvenil. The Atlantic, a su vez, cita como fuente el Instituto Nacional de Estadística español en su página en inglés. Es de suponer que hay suficientes garantías. Lo dramático del gráfico de España es que el paro de larga duración experimenta un crecimiento exponencial; algo que permite al articulista hablar de generación perdida.


La pregunta es: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? A continuación, algunas breves respuestas con la pretensión de indagar en las claves de nuestro predicamento actual, con una conciencia de catastrofismo que recuerda la del 98.

Atado y bien atado. A lo mejor hay que dar otra vuelta a la transición. Franco nombró a Juan Carlos sucesor a título de Rey. Y ahí sigue el nombrado. Franco unció el Estado a la Iglesia con el Concordato de 1953 y ahí sigue uncido gracias a los Acuerdos con la Santa Sede de 1979 que expresamente declaran vigente el Concordato. Franco organizó una administración territorial politizada (pues coincidía con la organización del Movimiento) una policía política para su seguridad y un poder judicial también politizado (y cristianizado) y ahí siguen todos ellos en mayor o menor medida, como lo prueba el hecho de que el único condenado por el caso Gürtel hasta la fecha sea el juez que quiso investigar los crímenes del franquismo. Por último, Franco creó lo que se llamó el "franquismo sociológico", lo dotó de una partido-movimiento que era una organización clientelar y ahí sigue, el partido fundado por un ministro de Franco.

La organización clientelar del franquismo sociológico. Si algo dejan en claro las investigaciones judiciales es que ser del PP es un chollo, sobre todo, en estos tiempos de penuria. En los niveles más bajos proliferan las corruptelas por las que innumerables cargos públicos locales y autonómicos y sus clientes y amigos se han enriquecido a lo largo de los años. En los niveles más altos y hasta los altísimos, proliferan los sobres, los sueldo, sobresueldos, gastos de representación, compensaciones, contrataciones diferidas y demás embellecimientos para hablar de cobros de dudosa legalidad e indubitable inmoralidad. ¿Ser del PP? Lo dicho, un chollo. Ser "patriotas", para estos, es un negocio, como prueba Juan Torres López en un gran artículo. Probablemente por eso tiene unos 800.000 afiliados al panal de rica miel mientras que los sociatas, menos opulentos, se han de conformar con unos 200.000. Para los militantes del PP, sus allegados, familiares, amigos y clientes, no hay crisis. Se nombran entre sí y sus deudos asesores a cientos con sueldos astronómicos a costa de los contribuyentes. Sobresueldos, enchufes, financiación irregular a tope. Todos estos fastos parecen sostenerlos empresarios sin escrúpulos que luego reciben fabulosos contratos públicos ilegales. Una financiación por todo lo alto que pone al PP muy por encima del PSOE por la misma razón por la que Armstrong se imponía siempre a sus rivales: porque hacía trampas. Como el PP al que, por lo demás, no parece importarle que estas prácticas destruyan la democracia que descansa sobre el juego limpio.

El expolio continúa. Además de financiarse irregularmente, esquilmando los recursos públicos, llegado al poder el PP intensifica el expolio. A la primera oleada de recortes, restricciones, privaciones y privatizaciones que ha levantado una indignación general en España, sigue de inmediato otra a la que Rajoy se ha comprometido en Bruselas: otro recorte de 3.000 millones que saldrán de eliminar (casi) las políticas activas y pasivas de empleo, al tiempo que se prorrogan subidas de impuestos que eran transitorias, como el del IRPF o el IBI, un nuevo atraco directo al bolsillo de los ciudadanos que se encuentran en un estado de creciente insurrección cívica a la que el gobierno reponde intensificando la represión policial.

La secesión catalana. Después de haber hecho todo tipo de demagogia contra el gobierno de Zapatero a quien Rajoy acusaba de romper España, viene a resultar que a quien se le rompe es a él. Y aquí sí que no es cosa de invocar la herencia recibida. La incapacidad del nacionalismo español (el de derecha y buena parte del de izquierda) de entender el carácter plurinacional de España y la habilidad del nacionalismo catalán de aprovechar la postración del Estado, permiten augurar un futuro poco apacible.

Frente a todo lo cual la cuestión es: ¿qué hace la oposición?

El PSOE vuelve a ofrecer "grandes pactos de Estado". No está mal. Es correcto mostrarse responsable. También debe reconocerse que parece recobrar fuerzas y llevar a los tribunales todas las medidas de la derecha que están haciendo tabla rasa de derechos de la ciudadanía de carácter social y económico, pero también cívico y político que creíamos firmemente consolidados en nuestra sociedad. Todo eso está muy bien. Pero no basta. El PSOE debe exigir responsabilidades políticas por la corrupción generalizada, la política de mentira sistemática y el paladino fracaso de la política económica. Responsabilidades políticas que lleven, de entrada, a la dimisión de Rajoy.

IU va más allá. Pide dimisión del gobierno y elecciones anticipadas. Palinuro tiende a coincidir con esta reclamación. Pero no le parece bastante. A su juicio, esta IU, presa de la esperanza de un "sorpasso" en España, una Syriza o algo parecido, desconoce la urgencia del momento. La solución no es dar de nuevo la victoria a la derecha frente a dos (o más) minorías de izquierda que, en conjunto, sigan siendo irrelevantes como lo son ahora. La solución es forjar una unión de la izquierda lo más amplia posible con un programa común de mínimos, alternativo al neoliberalismo salvaje, factible y con un compromiso jurídico, contractual, de llevarlo a la práctica. Un programa que lleve a la izquierda al poder. Ese es el reto, amig@s.

Entre tanto, sigue la movilización popular con tintes cada vez más insurreccionales y conviene no perderla de vista en primer lugar porque es un producto popular genuino y hay que protegerlo de los desmanes del poder y, en segundo, porque de él emanan las inspiraciones concretas, prácticas que, les guste o no, cada vez influyen más en los partidos tradicionales y los obligan a cambiar.

Continuaremos...

dissabte, 27 d’abril del 2013

La única salida, la dimisión.


La comparación de internet con el ágora clásica se queda corta. Es mucho más. En ella se cruzan diariamente millones de datos, aludes de información, a toda velocidad. Los juicios son rápidos y contundentes. Las maniobras dilatorias o diversionistas de los poderes públicos denunciadas antes de ser operativas. El tiempo real no perdona. El silencio se hace insostenible y, por último, hay que dar la cara, aunque sea por medio del plasma.

Este cartel, encontrado en la red, resume a la perfección las razones por las que Mariano Rajoy debe dimitir. Palinuro viene enunciándolas hace tiempo: a) ilegitimidad de origen; b) ilegitimidad de ejercicio; c) recurso sistemático a la mentira; d) corrupción estructural. Con todo esto a su espalda el gobierno debiera haberse ido a su casa hace tiempo. Pero no ha sido así. Rajoy ha empleado una táctica doble: de un lado silencio sobre la corrupción. De Bárcenas, el innombrable, no se habla. De otro, venga, a concentrarse en los datos, las cifras y la ímproba tarea de sacar a España de la crisis.

Pero no le ha funcionado. De Bárcenas no para de hablarse y el único que no se da por enterado es Rajoy siendo así que la autenticación de sus papeles lo pone más cerca de ir a declarar ante el juez si recibió o no esos dineros en negro que en ellos se consignan. Y en cuanto a los datos y cifras, el consejo de ministros de ayer y la inenarrable comparecencia de tres de ellos, han sellado el fracaso total del gobierno. El que iba a reducir el paro cuando gobernase reconoce ahora que, a la hora de irse, en 2015, habrá más desempleo que al comienzo. De brotes verdes, nada. De recuperación en 2014, menos. Y, además, sus previsiones más optimistas sobre la reducción del déficit son falsas porque, aunque parezca increíble, siguen partiendo de la mentira de que el de 2012 fue del 6,2% del PIB cuando la Comisión ha dicho que es del 10,2%. Solo este hecho da una idea del valor que el gobierno concede a sus propias predicciones.

Fracaso rotundo en todos los frentes que los tres ministros comparecientes se encargaron de subrayar para regocijo de las redes sociales utilizando formas de neolengua verdaderamente cómicas para disimular más incumplimientos de promesas, más exacciones, más restricciones. Y eso que no tuvieron que disimularlo todo pues, al vivir pensando en los medios, probablemente se han dejado lo más duro para la semana que viene, a fin de no encender más el próximo 1º de mayo. Todo lo cual explica la bajísima valoración ciudadana de este gobierno en su conjunto y sus ministros individualmente (muy mal) considerados. Realmente, el crédito y el prestigio de la autoridad son inexistentes.

No es de extrañar que la petición que circuló hace unas fechas por las redes pidiendo la dimisión de Rajoy fuera la que más y a mayor velocidad creciera, llegando a alcanzar más de un millón de firmas en una semana. Entre ese más de un millón habrá algunos cientos de miles de votantes del PP. El país está harto del presidente, de sus marrullerías, sus silencios, sus embustes. 

Hasta los suyos lo abandonan. La portada de El Mundo es elocuente. Viene a decir que el gobierno tira la toalla a dos años y medio del fin de la legislatura. El hombre providencial que iba a restaurar la confianza del extranjero en España ha perdido la de sus compatriotas; el malévolo ministro que pedía dejar caer a España que ya la levantarían ellos no levanta ni su ánimo; la encargada de materializar el milagro de 1.500.000 de empleos gracias a la Virgen del Rocío y por intermedio de Pons, manda al paro a otro 1.500.000 de personas. Y todos ellos reunidos en consejo no tienen la menor idea de qué quepa hacer.

El gobierno ya solo cuenta con el apoyo de las fuerzas de seguridad del Estado y las está empleando a fondo contra la disidencia que, por otro lado, se extiende y multiplica a ojos vistas. Represión, endurecimiento del código penal son las únicas respuestas de la derecha autoritaria ante un conflicto social amplio y profundo motivado por sus medidas de tipo claramente antipopular, hechas de recortes, restricciones y privatizaciones. Un expolio.

A todo esto hay aquí una noticia especialmente desagradable. Según parece, el gobierno paga dietas de unos 85 euros diarios a los antidisturbios a los que emplea para cargar contra la gente, hostigarla, identificarla arbitrariamente. Esto plantea un problema ético muy serio que debe tratarse en el parlamento, esto es, el hecho de que la autoridad pueda estar empleando la fuerza pública como una guardia pretoriana y de carácter mercenario. Eso es muy fuerte.

Añádase que los gobernantes proceden de un partido literalmente minado por la corrupción. Prácticamente ya todos los dirigentes reconocen que estuvieron años cobrando jugosos sobresueldos que, si no son directamente ilegales, son inmorales. Hasta Aznar, que se puso bravo cuando El País dio a entender que había cobrado sobresueldos y se querelló contra él, ahora da la callada por respuesta cuando el dato concreto parece ser que sí, que cobró substanciosos sobresueldos disfrazados con nombres caprichosos como "gastos de representación". Y ya no hablemos del presidente, bajo sospecha de haber participado en el generoso reparto de fondos B de Bárcenas. Es inconcebible que siga siéndolo del gobierno alguien en tales circunstancias.