dimecres, 10 de desembre del 2014

Las cosas de dentro.

Bueno, sin alharacas, sin ponernos estupendos ni darnos pote, de modo claro, directo y sencillo, hoy Palinuro tuvo un encuentro con el personal de administración y servicios (o sea, PAS) de su facultad. No estaba programado, no respondía a ninguna convocatoria, no lo había previsto nadie y, menos que nadie, él. Cuando me lo contó después todavía estaba emocionado.

- Fíjate -me dijo-. No estaba planeado, fuera del hecho, naturalmente, de que l@s participantes se habían puesto de acuerdo para coincidir en un sitio y a una hora determinados. Pero nadie me había prevenido´...

- Vale -le dije, viendo que no se le pasaba la emoción-. Tranquilízate, hombre. Eres un antiguo. Las cosas en el siglo XXI se hacen así...

-Ya, ya. No creas que, por venir de Troya, soy tan ignorante. Pero estarás de acuerdo en que toca un punto por dentro el hecho de que la gente que ves todos los días, con la que trabajas a diario, que tiene sus obligaciones, tareas y preocupaciones como tú tienes las tuyas, de pronto decida parar un instante y hacerte ver que, en contra de lo habitual en este perro mundo, sabe quién eres, te considera, te aprecia y te lo prueba.

- Bueno -respondí, viendo que se iba por las nubes, porque este piloto es un poco soñador excéntrico- eso te pasa a ti con ell@s.

- Claro -me contestó-. Pero eso lo sabemos tú y yo. Y raramente se te presentará la ocasión de hacérselo sentir... salvo que sean ell@s quienes tomen la iniciativa. De lo contrario, todo discurre como está administrativamente previsto. No eres tú quien decide lo que vales; son los demás. Y no hay duda alguna de que, si dan el paso y abren la vía, eso es una experiencia privilegiada.

- Pero hombre -le hice ver- que estás en una facultad de Políticas y Sociología sobre la que revolotea el espíritu de Max Weber, como el fantasma de Canterville, agarrado a sus cadenas del mundo legal-racional.

- Pues, por eso, por eso. Parece mentira que, tan listo como te crees, no hayas visto  que nada puede ese mandato legal-racional si no tiene una substrato sentimental. Los funcionarios y asimilados vivimos en un mundo de normas, reglas, códigos, claves, formas y reglamentos. Al extremo de que a veces nos miramos en el espejo y lo que vemos es un expediente. Pero de vez en cuando, como hoy, el corazón rompe los diques de la razón y muestra su señorío. Y es entonces cuando uno descubre que el sentido de la vida humana va por dentro.
 
Muchas gracias, Merche, Lola, María, Salva, Blanco, Isabel, Carmina, Mila y Nuria.

El gobierno, contra los jueces.

Y van tres. Primero fue Garzón, condenado por prevaricación y apartado de la carrera judicial por su forma de instruir el caso Gürtel. Luego fue el turno del juez Silva, igualmente inhabilitado por su forma de instruir el caso Bankia. Ahora le toca al juez Ruz por el caso Gürtel de nuevo y el de Bárcenas. No se le reprocha ilicitud alguna, pero se le aparta de hecho del caso con un pretexto puramente formal, legalista, contra todo sentido de funcionamiento racional de la administración de justicia y envuelto en explicaciones torticeras y engañosas. Mañana puede ser el juez Castro, instructor del caso Urdangarin y según lo que decida en cuanto a la infanta Cristina.
Ocuparse de los casos en los que el gobierno y su partido tienen un interés directo es una línea de peligro para los jueces. Aunque no para todos sino solamente para los independientes que proceden según criterio propio y no según órdenes de arriba o intereses extrajudiciales. Aquellos otros que exoneran a acusados a quienes tienen que volver a encausar, los que tratan a los corruptos con miramientos y privilegios, dan carpetazo a las causas o favorecen los indultos de los condenados, no padecen problema ni persecución ninguna.

La injerencia del poder político en la justicia es escandalosa. No solamente visible en el modo en que el gobierno y su partido ha poblado de militantes y simpatizantes puestos claves de la magistratura, del Tribunal Constitucional o del Consejo General del Poder Judicial sino en la forma beligerante en que arremeten contra los jueces incómodos e independientes. Se les busca las vueltas como sea, aprovechando las circunstancias que sean y, entre tanto, se los vapulea en los medios a cargo de tertulianos afines o también militantes, generalmente pagados con dineros públicos.

Todo el mundo sabe que no se respeta la independencia judicial y que el gobierno y su partido presionan a los jueces y los persiguen cuando no se doblegan. De los fiscales no es preciso ni hablar. Es lógico que se sepa porque es exactamente el fin deseado por el gobierno: que se sepa. Si un juez se pone escrupuloso, investiga en serio la corrupción y señala a los responsables en el gobierno y en el partido y al partido mismo como tal, se sabe que, probablemente, tenga los días contados como juez. Los escarmientos tienen un efecto paralizador sobre la voluntad del resto de la judicatura de cumplir con su deber de independencia. Para ello deben ser públicos y debe saberse, cuando menos intuirse, quién los ha impuesto. Basta con la sospecha: si te enfrentas al Príncipe, este, como Herodías, pedirá tu cabeza, juececillo.
Al mismo tiempo, el gobierno, su partido y su aparato de propaganda hablan sin parar de respeto a la ley, a la labor judicial, a la exquisita separación de poderes, a la legalidad escrupulosa de la acción del gobierno, a la transparencia, al principio de inocencia y al resto de piezas que componen ese delicado equilibrio del Estado democrático de derecho. Lo de social, que incluye la aclamada Constitución vigente, lo dejo fuera por pertenecer al reino de la fábula.

La conversión de la justicia en justicia del Príncipe, al servicio del poderoso, y en contra del débil destruye el fundamento mismo del Estado de derecho y la democracia que los gobernantes  dicen defender. Lo dicen y también sin mucha convicción porque no les hace falta. Que Cospedal salga por la televisión afirmando que el PP es el partido que más ha hecho contra la corrupción no puede refutarse en el terreno empírico de los hechos porque la buena señora se  obstina en asegurar que son lo contrario de ellos mismos con la misma cómica seguridad con que el Sombrerero Loco explica a Alicia que allí no se celebra una fiesta de cumpleaños sino de no-cumpleaños.

Paralizar el proceso de la Gürtel hasta después de las elecciones, como interesa al gobierno y su partido, presupone la idea de que, de aquí al día de la votación, la gente se olvidará de la corrupción y del hecho verdaderamente escandaloso de que sean sus responsables quienes le soliciten el voto. Suena absurdo, ¿verdad? Pero también suena absurdo que alguna vez haya podido oírse el grito de ¡vivan las caenas! Y se oyó. Él y alguna variante todavía más aleccionadora sobre la mentalidad del pueblo español como el de ¡Vivan las caenas y muera la Nación!

dimarts, 9 de desembre del 2014

Víctimas de tercera.


Cuesta creer que el 90% de los diputados no acuda a un acto en el Congreso sobre las víctimas del franquismo. Hay que frotarse los ojos y leer de nuevo. Pues no, al parecer no van a ir los diputados de CiU y los del PSOE. El partido que ha votado en el consistorio madrileño a favor de una placa conmemorativa del atentado de Carrero Blanco por considerarlo víctima del terrorismo.

Hay víctimas y víctimas. Viene a la memoria una noticia, probablemente apócrifa, atribuida a un diario barcelonés a mediados del siglo XIX que, al informar de un accidente ferroviario con muertos concluía: afortunadamente todos los muertos viajaban en tercera. Obviamente, las víctimas del franquismo son de tercera. Es más: no son. ¿Subleva esta diferencia de trato? ¿Por qué? ¿Por tratarse del franquismo? Nada de eso. Para la derecha gobernante todas sus víctimas son de tercera: las del 11M, las del Yak 42, las del metro de Valencia, las del tren de Angrois. No hay más que ver cómo se ha comportado con ellas. A todas las desprecia por igual. ¿No van a serlo las del alejado y cicatrizado franquismo que jamás ha condenado?

¿Y el PSOE? ¿Puede el PSOE explicar por qué habiendo avalado un reconocimiento a Carrero Blanco como víctima, no concurre a  un acto por las del franquismo? Según he leído, pretexta "problemas de agenda". Espero haber leído mal pues, si lo he hecho bien, además de una excusa, es una burla. ¿Forma parte de pacto de la transición no hacer justicia a las víctimas del franquismo?

A regañadientes el gobierno de Rodríguez Zapatero sacó adelante una timorata Ley de Memoria Histórica que, según parece, la entonces vicepresidenta del gobierno y muy católica señora Fernández de la Vega se encargó de emascular para que no sirviera para nada, como así ha sucedido. ¿Hay que entender por tanto que aquella ley era una hoja de parra y que, en el fondo, el PSOE está de acuerdo en volver a enterrar a los muertos en las fosas comunes? Sí, está de acuerdo, con gran contento de la mentada Fernández de la Vega, socialista leal a la memoria del fascismo redentor y sierva de la clerigalla.

Eso es muy fuerte. Requiere aclaración. Alguien dirá que Carrero y las otras víctimas a las que se honra lo fueron del terrorismo. Pero ¿acaso no fue el franquismo la forma más bestial, prolongada e inhumana del terrorismo? ¿No produjo cientos de miles de víctimas? ¿No ha pervertido y encanallado la sociedad española por entero? A la vista está en el comportamiento del PSOE, un comportamiento servil y cobarde. También se dice que no cabe asistir al acto porque en él se hablará de la solicitud de extradición presentada por la justicia argentina de unos ciudadanos españoles por unos presuntos delitos, lo que pone en cuestión la soberanía española.  Eso no es cierto, si se acepta, cual se supone que deberían hacer unos socialistas, el principio de la justicia universal. Y, aunque lo fuera, ¿qué? Son asuntos judiciales sobre los que no hay que pronunciarse. La cuestión es mucho más amplia y profunda: las víctimas del franquismo, ¿merecen justicia o no?

¿O son víctimas de tercera?
 
Si no lo son, si merecen justicia, déjese actuar a la justicia, que lo hará con plenas garantías para los justiciables. Y si no se quiere que intervenga la Argentina, hágase la justicia aquí.  Ábrase proceso a la Dictadura. Encárese la verdad.

¿Cuánta democracia admite la democracia?


Hugo Aznar y Jordi Pérez Llavador (Eds.) (2014) De la democracia de masas a la democracia deliberativa. Barcelona: Ariel (204 págs.)
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Hugo Aznar, uno de los editores de esta recopilación de textos explica su origen  en la introducción. Se remonta al IV Seminario interdisciplinar Crisis y revitalización de la ciudadanía: ¿de la democracia de masas a la democracia deliberativa? celebrado en la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia), al que los organizadores tuvieron le gentileza de invitar a Palinuro. El volumen recoge las ponencias que en él se presentaron y algún otro escrito y, como se ve por el título del libro, al haber desaparecido el interrogante del del seminario, parece damos por bueno que la democracia de masas deviene democracia deliberativa. Los trabajos aquí referenciados son muy interesantes y abonan esa impresión. Pero, antes de considerarlos por separado, tengo una querella previa con los nombres y cierta perplejidad que no afecta a los contenidos de aquellos sino a los términos que empleamos y no parecemos cuestionar. ¿Es acertado contraponer "democracia de masas" a "democracia deliberativa"? Esta última, ¿no es también de masas? Las masas ¿no deliberan? Se presume que no, y el término "democracia de masas", en realidad, quiere decir "democracia de élites" y, al llamarse "de masas", entiendo, está empleando el término en un sentido ideológico, de masas como rebaños. Esas masas aquí referidas presuponen las élites y como estas son las dirigentes y decisivas, la contraposición bien podría ser "de la democracia elitista a la democracia de masas deliberantes". De hecho me da la impresión de que es el espíritu que reina en el libro.

Los editores abren la recopilación con la ponencia de Palinuro, titulada Pasado y presente de una ciudadanía pendiente, sin duda por lo de poner el burro delante para que no se espante. No hablaré de ella por ser autoría de mi doble, quien siempre dice que no le gusta hablar bien de sí mismo y que, para hablar mal, ya están los amigos. Baste decir que se trata de entender la ciudadanía no como un estado o condición, sino como un proceso. La etapa en que encuentra ahora es la de las "muchedumbres inteligentes" y el reto siguiente, que ya se perfila, es el de la ciudadanía mundial, cosmopolita.

Jordi Pérez Llavador tiene un trabajo, "La no ciudadanía en la comunicación: opinión pública y propaganda" en el que traza de modo sintético y ágil el origen de los "muchos" como sujeto histórico en el desarrollo del capitalismo industrial del siglo XIX, con la extensión del sufragio universal, la aparición de unas masas que pusieron nerviosa a la burguesía, como se prueba por las teorías del liberalismo doctrinario que acabarían fraguando en las teorías de las élites de los primeros decenios del siglo XX. Hay un paso de la comunicación grupal de los antiguos públicos habermasianos a la comunicación de masas. Y, a partir de aquí, la propaganda. Aborda Pérez Llavador este asunto con especial referencia a Walter Lippmann. Lo mismo sucede con más autores del libro, pues participan en un proyecto de investigación que, entre otros asuntos, estudia la figura de este gran publicista estadounidense. Por el periodo que le tocó vivir, el de la Gran Guerra la entreguerra y los años posteriores a la segunda mundial, Lippmann comprobó cómo los medios de comunicación se convertían en vehículos de propaganda. Hablando del periodismo de guerra, Lippmann avisaba "el trabajo de los reporteros ha terminado así por confundirse con el de los predicadores, los misioneros, los profetas y los agitadores". La cita es de Pérez Llavador, pero la tentación salta de inmediato: ¿se habla de la guerra del 14 o de ahora mismo? A esa pregunta parece dar respuesta el párrafo de conclusión del autor: "El ciudadano, ante la propaganda, pliega su voluntad a designios ajenos. Muta para convertirse en súbdito de imágenes, sentimientos e ideas" (p. 66).

Rodrigo Fidel Rodríguez Borges tiene un interesantísimo capítulo titulado "las relaciones entre prensa, ciudadanía y democracia en Walter Lippmann. Un liberal en su laberinto", dedicado específicamente a desentrañar el sentido y contenido de la compleja, prolongada y muy influyente obra del afamado columnista. Entiendo que Borges explica la insistencia del Lippmann tardío en una forma de gobierno de técnicos y expertos, procedente de la idea platónica del filósofo rey (p. 87), como una especie de contradicción, si bien recuerda que  se defendía de la acusación de tecnocracia reafirmando su condición de "demócrata liberal" (p. 88), lo cual no le libraba de la acusación de Dewey de pretender despojar al ser humano de su dignidad en cuanto ser autónomo (p.91). Lippmann era un liberal en el sentido estadounidense del término, es decir, progresista. También lo era, a mi entender, en el sentido español, el del Siglo de Oro, como hombre magnánimo. Su conocimiento y gran admiración por Platón estuvieron presentes en su vida. La teoría del filósofo rey o el mito de la caverna. Jugando con ambos desarrolló su vida este gran periodista que intervino y definió momentos hitóricos decisivos, como los catorce puntos del presidente Wilson o la guerra fría en los cuarenta. Comenzó con unas expectativas éticas muy elevadas y, poco a poco, los acontecimientos lo fueron llevando a una actitud que sus defensores llaman "realista" y presupone un eclecticismo ético. Pero aquella actitud crítica y de principios se dio y sigue siendo un buen espejo de la profesión periodística.

El trabajo de Hugo Aznar, "De masas a públicos: ¿cambios hacia una democracia deliberativa?" me ofrece poco tema para considerar porque estoy de acuerdo en casi todo lo que dice. La desafección democrática (Norris et al.) es anterior a las NTICs (p. 97) y estas, internet, son una revolución similar a la de la imprenta, pues han traido un aumento exponencial de la autonomía individual (p. 99). Se añaden otras novísimas tecnologías, como la web 2.0 o el tráfico con dispositivos móviles y estamos en una era que Aznar caracteriza minuciosamente en doce factores, todos determinantes y entre los cuales subrayo como muestras la bidireccionalidad, la interconectividad, la intercreatividad y la velocidad (p. 102). Yo le añadiría "redes distribuidas" y "nubes", pero no sé qué nombres les daría. El tema central del trabajo es una comparación de caracteres de las masas (en su concepción tradicional) y los públicos en red. Equipara tres rasgos antropológicos, cuatro psicosociales y otros cuatro sociopolíticos y todos son pertinentes, desde la aparición de los prosumidores (p. 106) hasta la formulación de una ciberutopía (p. 118). La última parte del ensayo es una especie de visión metafórica de lo que las otras argumentan y así Aznar contrapone la célebre teoría de la aguja hipodérmica (p. 119), que suena un poco al huso y la rueca, a la posibilidad de una "especie de cerebro digital planetario" que suena otro poco a la máquina del tiempo (p. 120).

Manuel Menéndez Alzamora, en "Repensar la democracia: los retos de una ciudadanía cosmopolita", aborda el espinoso y huidizo tema de la globalización. La vieja raíz de la nación cívico-política y la nación cultural asoma en la polémica entre cosmopolitismo y comunitarismo (p. 131) y, aunque da la impresión de simpatizar más con el primero, siendo ambos formas del liberalismo, su máximo interés es que la democracia global sea deliberativa y superadora de su naturaleza "constitucional y normativa" (p. 134). Se apoya para proseguir en los importantes trabajos de Pogge y Nussbaum, pero sin duda es un territorio en el que queda mucho por indagar sobre todo en términos de factibilidad.

El estudio Pedro Jesús Pérez Zafrilla, "Génesis y estructura de la democracia deliberativa", es un buen trabajo introductorio al origen y situación actual de la democracia deliberativa. Frente a la hegemonía de la teoría elitista se alza en un momento dado una corriente "participacionista" (Bachrach, Macpherson, Pateman) (p. 145) que desemboca en la teoría de la democracia deliberativa con tres corrientes: a) republicana; b) rawlsiana; y c) discursiva (p. 150/152). Analiza luego sus elementos característicos que son participación, consentimiento y deliberación (pp. 155/157) y aclara las indudables ventajas de la deliberación. El autor concluye que la democracia deliberativa se revela como un nuevo modelo de acción política necesario para regenerar la vida democrática..., (p. 159). Y está en su derecho. Pero no acabo de ver que esos tres elementos de participación, consentimiento y deliberación sean ajenos a la democracia representativa tradicional. Otra cosa es que sean lo que nosotros quisiéramos que fuesen. La democracia es compromiso. 

El trabajo de Víctor Sampedro, "democracias de código abierto y cibermultitudes" es un muy estimulante ensayo, hecho con conocimiento de causa más que sobrado, para quienes creemos que el avance de lo digital no solo aumenta exponencialmente las fuentes de información, la capacidad y autonomía de los individuos sino que trabaja en un sentido progresivo de emancipación de la especie. El cambio social es impredecible y más con internet que, de nuevo, rememora a Gutenberg (p. 164) y lleva la imprevisibilidad al límite. Concibe el proceso en términos de guerra, con un intento de control estatal-corporativo del ciberespacio que amenaza la democracia (p. 169). Es el viejo dicho del complejo militar industrial actualizado. La resistencia viene hoy de los prosumidores o, mejor, de los tecnociudadanos que se valen del software libre o código abierto (p. 170). La lucha en la sociedad red, cuyo adelantado es WikiLeaks, aborda procesos "destituyentes" de los regímenes económicos y de representación (p. 173). La opinión pública digital y las cibermultitudes imponen hoy sus principios en la política (p. 178). Son todos postulados los de este análisis que pueden aplicarse con provecho al fenómeno de Podemos y sería interesante hacerlo porque así es como funcionamos en una dialéctica permanente de teoría y praxis.

Guillermo López Garcia titula su trabajo "Del 11M al #15M. Nuevas tecnologías y movilización social en España". Curioso título. Habrá colegas a quienes sea preciso explicar qué es un hashtag y qué función cumple. Los otros, los de las nntt, no lo necesitan pero podrán preguntarse por qué el 11M no lleva hashtag. Y la cosa tiene miga: porque el 11M no fue trending topic y el 15M, sí. Y no lo fue por falta de redes sociales, no por su importancia intrínseca como fenómeno. En marzo de 2004 hacía un mes que se había creado Facebook y Twitter no comenzó a funcionar hasta 2006. En términos de redes, el 11M pertenece a la edad de la piedra en comparación con el 15M. Y aun así uno de los aspectos más señalados de aquella fecha es que la movilización social contra el PP se convocara por SMS. Hoy, con Whatsapp, la cosa se habría triplicado. Con esto se da cuenta ya del contenido del trabajo, que está implícito en el título. Es curioso leer la observación de que en cuanto al movimiento del #15M, lo más llamativo es que surge "de la nada" (p. 196). Lo mismo que suele decirse de Podemos. Pero hay algo hasta ahora incontrovertible: de la nada no surge nada. Salvo el Ser, pero ese es otro asunto.

dilluns, 8 de desembre del 2014

¿Es usted comunista?

Si hace unos 60 años el Comité de Actividades Antinorteamericanas de la Cámara de Representantes de los EEUU (HUAC) te llamaba a declarar y te hacía esta pregunta: "¿es usted comunista?", tenías tres opciones: decir que sí y aceptar una pena de cárcel variable; acogerte a tu derecho a no declarar, bajo la Vª enmienda de la Constitución; o decir que no. Las dos últimas podían librarte de la cárcel, pero no del ostracismo social o laboral. Se calcula que, de las cien personas de Hollywood llamadas a declarar, menos del 10% recuperó su empleo después. A esta práctica durante la guerra fría se la llamó McCarthysmo, si bien es cierto que el senador McCarthy no intervino en la actividades del HUAC, aunque sí de un subcomité posterior del Senado y fue decisivo para mantener un clima de persecución de rojos y comunistas en los años cincuenta.

Si en los años setenta del siglo XX te llamaba a declarar una comisión del Parlamento de la República Federal de Alemania, te hacía la misma pregunta, respondías que sí y eras funcionario  publico se te había caído el pelo. Nueva persecución de comunistas en la Republica Federal, muy en guardia frente a las supuestas actividades de espionaje de la República Democrática.

En ambos casos se habló de caza de brujas y, aunque en los dos hubo abundante histerismo y se cometieron abusos que la propaganda comunista magnificó para desacreditar las investigaciones, lo cierto es que, en los episodios más sonados (como el caso de Whittaker Chambers o los esposos Rosenberg en los EEUU) estas permitieron descubrir y procesar a una serie de espías y agentes soviéticos. Porque, como sabemos hoy día, cuando se han abierto los archivos del Kremlin, el Partido Comunista de los EEUU funcionaba como una agencia de espionaje soviético. Como el de Gran Bretaña.

Si en los años diez del siglo XXI en España alguien te hace esta pregunta en público, no se seguirán consecuencias penales tan desagradables pero, desde luego, trata de crearte un problema y de ponerte en un brete.

El comunismo nunca ha tenido una buena imagen por entero sino, en el mejor de los casos, entreverada. Para unos, sus seguidores, era la promesa de la emancipación y la tierra prometida; para otros, sus adversarios, una conspiración para esclavizar el planeta entero bajo tiranías férreas. Para la inmensa mayoría de la gente, una ideología y un partido que habían escrito páginas heroicas en la lucha por la libertad, en Alemania, 1918; Rusia, 1921; España, 1936; Francia, 1945. Pero también páginas siniestras de la tiranía, en Cataluña, 1937; Rusia, 1936, 37, 38; Hungría, 1956; Checoslovaquía, 1968, etc. El parti des fusillés era también el parti des fusilleurs.

Con el hundimiento de la Unión Soviética y sus satélites europeos, el comunismo perdió su ambivalencia y, a la vista del desastre de todo tipo que dejó tras de sí en sociedades sometidas a la tiranía de un solo partido, su imagen se deterioró tanto que los antaño orgullosos partidos comunistas, prácticamente desaparecieron de la noche a la mañana. Unos se disolvieron sin más y otros, como en España o Italia, se camuflaron detrás de otras siglas, más inocentes, menos rechazadas que las comunistas. Izquierda Unida no es, ni ha sido nunca, algo substancialmente distinto del viejo Partido Comunista de España, salvo en el nombre.
 
Los nuevos revestimientos, las nuevas siglas, trataban de resolver el problema que ha aquejado al comunismo desde sus mismos orígenes: el hecho de que, salvas contadísimas ocasiones, que se cuentan con los dedos de una mano, ningún partido comunista ha ganado jamás unas elecciones democráticas en ningún país del mundo en casi cien años. La gente simplemente no vota a los comunistas. Nunca.
 
El intento de Podemos de articular un discurso político radical, de origen comunista o poscomunista, en un contexto demócratico y de ganar así unas elecciones, tiene el precedente de la Syriza griega y tanto en el caso de esta como de Podemos, su éxito depende de que, en efecto, no se los confunda con una marca comunista. Por eso ambos prefieren que haya un partido comunista más o menos tradicional a su vera que apenas coseche votos para diferenciarse de él y guardar distancias. Y ganar.
 
Así que la pregunta insistentemente dirigida a Pablo Iglesias  (la última vez, en en el bochorno de  TVE24h) de si es comunista trata de desbaratar su estrategia, descubrir su supuesto doble juego y hacerle perder las elecciones. No es el espíritu McCarthysta pero no le anda lejos y, conociendo la falta de escrúpulos de la derecha española y su jauría mediática, de obtener una respuesta afirmativa o ambigua, aprovecharían para echar sobre Podemos la responsabilidad por la matanza de Paracuellos.
 
Nada pues de medias tintas ni sentimentalismos inmerecidos en todas partes. La respuesta a esa pregunta debe ser un claro, rotundo e inequívoco "No".

(La imagen es una foto de Vilaweb, con licencia Creative Commons).

Sondeemos.


Encuesta de Metroscopia para El País. He intentado encontrar otra de Sigma dos para El Mundo con ánimo comparativo, pero no lo he conseguido. Hablo de la Metroscopia.

Ascenso del PSOE, moderado descenso de Podemos en relación con el mes anterior y caída libre del PP. Todo bastante lógico, vistos los acontecimientos.
 
Lo extraño es que el PP aun tenga una expectativa de voto del 20%. Uno de cada cinco electores daría su voto al gobierno más incompetente, irresponsable y corrupto de la historia de la democracia. Algo incomprensible. Cerca del 80% de los ciudadanos desaprueba la gestión de Rajoy. Descontando votos en blanco y abstenciones, resulta que lo desaprueban hasta los que lo votan. Ya es milagroso. Pero no hace falta recurrir a sondeos. Basta con escuchar a la gente, ver la televisión, leer lo diarios. Ni Rajoy ni ninguno de sus ministros tienen crédito alguno; nadie cree lo que dicen y la gente no los respeta. Es más, los desprecia y se ríe de ellos. Hace falta ser una cínica rotunda como Cospedal para salir por la televisión relatando las mismas apolilladas mentiras de hace tres años, y es preciso vivir en la estratosfera para pensar que alguien la escucha si no es para burlarse de ella o insultarla. Y no se hable de los otros, González Pons, Floriano, Arenas, el mismo Rajoy: gentes sin autoridad, verdaderos payasos que nadie se toma en serio. Este sondeo anuncia que el PP, como presunta asociación de malhechores, con su presidente a la cabeza, también conocido como el sobresueldos, obtendrá un resultado electoral ridículo y perderá por goleada. Ayuda, y mucho, que, según el CIS, la preocupación popular por los casos de corrupción haya subido veinte puntos porcentuales. Y en España, decir corrupción es decir PP.
 
El primero y segundo puestos en porcentaje de votos son para el PSOE y Podemos, por este orden. En otros lugares quizá vaya Podemos por delante de los socialistas. Lo que está claro, hoy por hoy, es que la gente quiere quitarse de encima esta plaga del PP y por eso vota a las dos opciones de izquierda que, sumadas, pasan holgadamente la mayoría absoluta y seguramente, se convertiría en aplastante en escaños.
 
Estos datos debieran invitar a ambas fuerzas a reflexionar y adaptar sus estrategias a las condiciones reales. Por más que Podemos insista en identificar al PSOE con el PP, la gente no lo ve así y favorece al primero. Empeñarse en lo contrario es absurdo, cuando no directamente neurótico. E irresponsable porque si hay una posibilidad real de desalojar del poder a esta derecha inepta, autoritaria, ultramontana y corrupta, es mediando una conjunción de fuerzas de la izquierda, PSOE y Podemos. A su vez, los socialistas no pueden seguir ignorando a la otra fuerza de la izquierda, ninguneándola y pensando que su veteranía y tradición, al final contrarrestarán los votos que la innovación y la originalidad darán a Podemos.
 
Estos datos deberían ser suficientes para que las direcciones de ambos partidos se sentaran a hablar y a tantear las posibilidades de un programa común de la izquierda. Palinuro está convencido de que, si se pusiera en marcha un proceso de este tipo, a pesar de todas sus dificultades, las expectativas de voto del bloque de la izquierda aumentarían sensiblemente.
 
Es verdad que la derecha contraatacaría de inmediato agitando el espantajo de la coalición social-comunista, pero ¿quién escucha hoy a la derecha?

diumenge, 7 de desembre del 2014

El petimetre y sus tiranosaurios.

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Luego de ver la entrevista que Sergio Martín propinó a Pablo Iglesias en TV24h subí el vídeo y un apunte a Facebook exponiendo mi punto de vista sobre el espectáculo bochornoso que dieron al país entero tres periodistas experimentados,  que debieran tener algo más de pundonor profesional, y un mequetrefe rebosante de petulancia.

Era indignante que, con el dinero de los impuestos de todos se montara una especie de linchamiento mediático de tan baja catadura intelectual y moral.

Trataré de exponerlo con claridad. Un hombre al que respaldan 1.250.000 ciudadanos con su voto expreso y que cuenta con simpatías y reconocimiento internacional y nacional, se sometía a las preguntas de cinco personas a quienes no ha elegido nadie para nada. Cinco inquisidores que no representan nada como no sean los intereses de las empresas para las que trabajan, que no se sabe quién ha seleccionado para estar allí y en función de qué exámenes o méritos, si no es el enchufe, la contratación a dedo y la amistad con el jefe de turno. Corríjaseme si me equivoco, pues no es asunto menor, ya que TVE no es una empresa privada.

La indignación que producía esta situación dictó a Palinuro el texto que subió a Facebook. Hoy, tras haber pasado dos días, con mayor desapasionamiento y distancia, habiéndolo pensado mejor, Palinuro lo reproduce tal cual, sin cambiar una coma:

Voy a ser suave y comedido. El intento de fusilamiento de Pablo Iglesias ayer en canal 24 es lo más estúpido, vergonzoso, miserable, vil y ruin que he visto en mi vida. Cinco tíos, por llamarlos de algún modo, cobrando dineros públicos, sin el menor sentido del juego limpio, mostraron su baja estofa tratando de acorralar a un hombre solo de modo provocativo y, en algún caso, chulesco. El petimetre del director, un zangolotino sin luces, lo saludó con una provocación insultante sobre ETA que muestra hasta qué punto estos cretinos confunden la profesión de periodista con la de sicario a sueldo. La presencia de un vividor del infundio y la calumnia como Rojo, muy bien señalada por Iglesias, daba al programa la bajura y el tinte múrido que lleva esta patulea. La insistencia en pillar al de Podemos en la trampa saducea del comunismo -quizá lo más hábil que se escuchó a esta partida de jayanes sin escrúpulos- solo prueba el interés por ganar puestos a ojos del amo que reparte los sueldos, las prebendas y las apariciones en TV. A fuerza de impresentable, el programa no contaba con ninguna mujer. Es decisivo por lo que significa en sí, no por la circunstancia pues los medios españoles cuentan con mujeres suficientes más indignas, bellacas y estúpidas que los machos que ayer creyeron llegada la hora de su vida destruyendo a Iglesias y consiguieron, como suele sucederles, que saliera fortalecido y con más partidarios que nunca. Y el tal Sergio Martín, ¿va a seguir ahí, cobrando de todos los españoles, incluidos los que creemos que estaría mejor de botones de La Moncloa?

¿Regeneración o degeneración?


El presidencialismo del PP, acorde con su tradición ideológica, presenta visos de arbitrariedad y dictadura. Rajoy tiene de los nervios a sus corifeos en las baronías autonómicas y en los consistorios al no dar el visto bueno a las candidaturas en las elecciones próximas. Pero él ya ha dicho que agotará la legislatura y será candidato a la reelección en 2015. Haz lo que digo y no lo que hago. El que manda es él. Punto redondo.

¿Y por qué se presenta de nuevo? Razones no parece haber ninguna. El candidato de 2011 que iba a dar la cara la ha ocultado; el que iba a llamar a las cosas por su nombre se ha negado a llamarlas por nombre alguno; el que iba a remediar el paro y resolver la crisis en dos años lo deja todo como estaba o peor; el que iba a gobernar como Dios manda ha provocado dos crisis de muy distinto calado: el sobresalto en el sistema de partidos con la aparición de Podemos y la probabilidad de una secesión territorial en Cataluña. Con razón es el dirigente peor valorado de la historia de la democracia, ahora que se ha ido Rubalcaba, y la intención de voto de su partido sigue cayendo en picado.

Entonces, en efecto, ¿por qué vuelve a presentarse? No hay nada que agradecerle y sus perspectivas son negras. No importa. Rajoy se presentará si el partido se lo pide y no hay duda de que se lo pedirá, pues las voces dicordantes, estilo Esperanza Aguirre, están ocupadas con su propia supervivencia. La única amenaza que podría cernirse sobre los planes presidenciales sería la del indómito clan de los Mac Aznar pero eso es de momento pura especulación.

Rajoy ha decidido nominarse a sí mismo para el cargo, autoungirse, designarse frente al espejo. Su partido se lo pedirá de rodillas y algún ministro impetrará la intercesión de una de esas Vírgenes tan cargadas de medallas y condecoraciones que parecen militares soviéticos. Su discurso sin duda será que necesita otros cuatro años para culminar la magna obra de regeneración iniciada en los primeros cuatro. Lo vestirá con abundantes referencias a los datos que prueban la recuperación económica, extraídos de unas cuentas que su gente manipula sin ambages y a los que nadie presta el menor crédito. Lo cual le es absolutamente indiferente mientras tenga la mayoría absoluta en el Congreso, en los medios, en el poder judicial, el Consejo de Estado y demás instituciones de menor rango. Esa foto de Rajoy venerado al alimón por el presidente del Tribunal Constitucional, el del Congreso y el del Senado es la variante española de la doctrina Montesquieu.

Como le es indiferente la pública comprobación de que carece de toda idea acerca de cómo abordar políticamente las dos grandes cuestiones enunciadas que, a su vez, se interrelacionan: Cataluña y la crisis del sistema político.

Frente a Cataluña, Rajoy se enroca en la cerrada negativa a dialogar con Mas, cosa tampoco tan extraña en un  hombre a quien todo diálogo le parece falta de firmeza en los principios, esos que no se negocian. En verdad no dialoga porque no tiene nada que decir en una situación que ni siquiera comprende. Sin embargo reconoce que el Estado debe ganar terreno en Cataluña, que debe recuperar presencia en Cataluña. Y esto, exactamente ¿qué quiere decir? ¿Está dispuesto a llevar La Moncloa a Barcelona? ¿El museo del Prado? ¿Las sedes de las embajadas? ¿Más compañías de la Guardia Civil? ¿Una bandera de la legión? Nada de eso. Probablemente el significado de la intención sea tan absurdo como el deseo de Wert de españolizar a los niños catalanes; doblemente absurdo porque, siendo él el jefe, se trata de españolizar a todos los catalanes. No vamos a andarnos con chiquitas.

Recuperar presencia del Estado en Cataluña. Pero, señores, ¿no dicen ustedes que Cataluña es el Estado? ¿Qué presencia tiene el Estado que recuperar en sí mismo? ¿O quieren ustedes decir presencia de la metrópoli en la colonia? No, de ningún modo, jamás de los jamases. Entonces, ¿quiere el señor presidente explicar qué significa recuperar presencia del Estado en Cataluña?

Por cierto ¿ha visto usted la marcha que lleva el País Vasco? Eche una ojeada a las encuestas que anuncian la apertura de un segundo frente soberanista.

Ante la segunda cuestión, la crisis del sistema de partidos y, por extensión, del sistema político, la actitud del presidente es otra rotunda negativa: no a la reforma de la Constitución Española (CE). Ignoremos el sobado asunto de que sea el único partido contrario a la CE el que ahora la quiere intocable. Además, alguno de la derecha admite la posibilidad de una reforma dejando muy marcados los límites y siendo estos angostos. El gobierno no quiere reformar la CE porque se la ha apropiado como instrumento de partido y no quiere perder sus privilegios.

La CE no es organización del Estado sino instrumento del gobierno y de su partido. Por eso reacciona Rajoy con virulencia frente a la propuesta de Sánchez de reformar la reforma del artículo 135 CE. Virulencia que pone de relieve la fibra moral de este presidente. Recuerda muy enojado al secretario general de los socialistas que la palabra se cumple. Y lo dice él, que comenzó su mandato reconociendo que había incumplido sus promesas, o sea, su palabra. Añadiendo, contra toda lógica que, en cambio, había "cumplido con su deber". ¿Estaría ahora dispuesto a reconocer que Sánchez incumple su palabra pero cumple con su deber? Sin duda, no. Al contrario, lo condena por ello, dando así muestra de cómo este presidente carece de todo principio moral, empezando por el universal de no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros.

La legislatura acaba en pleno desastre, literalmente inmersa en la corrupción. Pero en su tramo final el gobierno enarbola un proyecto de regeneración que debe impedir la determinación de responsabilidades políticas por los mayores casos de corrupción de la historia del país. De este modo, los principales responsables de la presunta corrupción pueden presentarse a revalidar sus cargos, para seguir haciendo lo que han hecho hasta ahora. O sea, el proyecto de regeneración apunta a la degeneración si todavía es posible.

dissabte, 6 de desembre del 2014

La Catrina garbancera visita Madrid.

Pero casi incognito. La embajada mexicana, sita en la Carrera de San Jerónimo, enfrente del Congreso de los Diputados, tuvo la buena idea de organizar una exposición sobre José Guadalupe Posadas (1852-1913) con motivo del centenario de su muerte. Viene con un año de retraso. Pero no es lo peor de este acontecimiento. Peor es su organización y contenido. El material exhibido es muy pobre. Consiste en 80 o 100 ejemplares de los miles de hojas volanderas y páginas de periódicos que Posadas produjo a lo largo de su fecunda vida. Sólo hay un ejemplar, y no de los mejores, de su celebrada Calavera catrina, y algunos grabados más. El resto, la inmensa mayoría de la muestra, son corridos, la forma que toma el romance en México, de su autoría con ilustraciones suyas.

Tampoco esto es lo peor. La muestra es pobre, pero el visitante puede hacerse una idea, aunque no por entero, del genio de este mexicano tan famoso en su país como desconocido fuera de él. Siempre que vaya por la mañana porque, aunque la publicidad de la embajada afirma que la exposición puede verse por las tardes, no es cierto. Al parecer por falta o escasez de personal, se cierra al mediodía. Habiéndonos presentado allí exprofeso para visitar a Posadas, no aceptamos ser víctimas de tanta desidia, protestamos y conseguimos que nos abrieran y pudimos ver la exposición. Quien quiera hacer lo mismo, ya sabe, va por la mañana o monta un pollo por la tarde. La alternativa es sórdida pues consiste en pasear por la zona del Congreso atestada de antidisturbios, prueba de la confianza que los diputados tienen en el pueblo al que dicen representar. La plaza de las Cortes luce también una estatua de Miguel de Cervantes probablemente para que sirva de inspiración a los actuales tribunos quienes, siendo herederos de oficio de Donoso o Castelar, cumbres de la oratoria parlamentaria, no saben escribir y tampoco hablar.
José Guadalupe Posadas es un caso de manual de artista salido del pueblo. Nacido en Aguascalientes de familia muy modesta, no tuvo formación escolar ni académica algunas sino solamente el aprendizaje del oficio de dibujante y grabador al que dedicaría toda su vida. Un hombre con una visión dura y descarnada de la existencia, pues así había sido la suya, muchos señalan en él la influencia de Goya, cosa que es patente. A semejanza del pintor aragonés, reflejó la vida cotidiana de México durante los 35 años de la dictadura de Porfirio Díaz, el Porfiriato y los muy primeros de la revolución. Con sus grabados y dibujos en hojas sueltas o humildes cuadernillos, al estilo de los almanaques finiseculares en España, fue dejando testimonio de los acontecimientos que sacudían la vida de su país: terremotos, incendios, asesinatos, hundimientos, parricidios, secuestros, accidentes, persecuciones. Todos con títulos melodramáticos, oportunas ilustraciones y narrados en rima asonante, como si fueran coplas de ciego. Y ese espíritu tenían. Casos sangrientos y espantosos, como el de un padre que se come a su hijo, eco lejano de la Teogonía y la maldición de los Átridas. Un tipo de narración morbosa que goza de universal aceptación. La mayor parte de la exposición está dedicada a este género.
También se muestran estampas religiosas, figuras de devoción popular a que es muy dada la supersticion católica, especialmente vírgenes como la de Guadalupe, santos y Cristos, todo lo cual se vendía muy bien. Es fama que todos los hogares de México mostraban alguna estampa de Posadas, que venía a ser como el Épinal de América. Su embrujo e influencia acabó traspasando los límites sociales e impregnó la posterior generación de espléndidos muralistas mexicanos, Orozco, Siqueiros, Rivera.
Ya en su madurez, Posadas dio con  la figura de la calavera catrina y se encontró de golpe con un filón inagotable. La calavera adquirió pronto una extraordinaria popularidad que se consagraría años después cuando el citado Rivera la incluyó en su célebre mural, interpretación de conjunto del ser mexicano,  Sueño de una tarde de domingo en la Alameda central. El pintor la representa ya consagrada como el símbolo patrio por excelencia y la adorna con la serpiente emplumada, animal totémico nacional, al tiempo que se figura a sí mismo, de pantalón corto, como si fuera su hijo, y dándole la mano. Con este impulso, la calavera se constituyó en emblema del país y perdió se sentido originario, del que ya nadie se acuerda. En esa calavera tocada con el estrafalario sombrero de plumas, abalorios y telengues, Posadas concentraba su crítica a los sectores sociales enriquecidos bajo el Porfiriato, por eso la bautizó como Calavera catrina garbancera. En su conversión en símbolo de la patria, la catrina se ha dejado lo garbancero.
Pero el mismo Posada se dio cuenta de que, con la Calavera, había entrado en un terreno de infinitas posibilidades y lo aprovechó a fondo. Estuvo años dibujando, grabando e ilustrando todo tipo de asuntos y personajes, mexicanos o no, presentados como esqueletos. Igual que, mucho después, Botero representa todos sus tipos obesos, hasta los caballos o los toros, Posadas los imagina siempre como esqueletos interactuando entre sí, incluidos también los caballos y los toros. El esqueleto de don Quijote arremete contra los malandrines jinete sobre los huesos de Rocinante. Esqueletos son los participantes en bailes y fiestas populares; esqueletos los curas en los velorios; esqueletos las damas de sociedad, los presidentes, los militares y jueces. Una sociedad, un país de esqueletos, especie de socialización de las danzas medievales de la muerte, al estilo de Wolgemut, o Holbein. Pero vistas por un mexicano natural del Estado libre y soberano de Aguascalientes.

Vuelve Gran Hermano.


No basta con que esté todo petado de cámaras de vídeo, fisgando los menores movimientos del personal en cualquier parte, incluidas las excusadas. Los gobernantes no se conforman con vernos hasta en cueros como un ubicuo panopticón benthamiano, sin duda por nuestro bien. Ahora quieren también escucharnos, saber qué decimos, a quién, por qué. Reforman la normativa vigente para ampliarla y, de paso, permitir al ministro y al ministro del ministro escuchar conversaciones privadas sin previa autorización de un juez. Eso ya puede hacerse en casos de terrorismo y la nueva demasía se refiere ahora a los delitos de especial gravedad. Esta calificación queda al arbitrio del ministro y el ministro del ministro, dos personalidades compulsivamente autoritarias con tendencia a considerar delito toda manifestación de disconformidad, aunque sea en susurro.

Es una decisión contraria a varios derechos como la libertad de expresión y el carácter secreto, reservado, de las comunicaciones privadas que solo puede romperse por decisión judicial. Eso es obvio y hay que ponerlo en perspectiva de una política de orden público de tono fuertemente represivo. Espiar impunemente a los ciudadanos es otra actividad típica de un Estado policía como el que lleva armándose en España en los últimos tres años. Se comenzó obstaculizando el acceso a la justicia a base de subir las tasas judiciales, de forma que la gente de medios escasos no pueda defenderse. Se siguió con una interpretación restrictiva de las normas de orden público y la adopción de tácticas de control policial preventivo que, en la práctica, sirven para hostigar y amedrentar a la ciudadanía. Se persigue y castiga toda manifestación pública con sanciones administrativas que la policía reparte por las calles casi a la pedrea. Se coartan otros derechos como el de información, a través de una nueva Ley de Seguridad Ciudadana, verdadera Ley Mordaza, que prohibe y pena fotografiar o grabar a los policías durante las actuaciones en caso de manifestción. Y se arrebatan competencias a los jueces para dárselas a la policía. En este clima autoritario de represión, acudir a la escuchas subrepticias es lo más lógico del mundo.

La represión, la vigilancia, la persecución, la criminalización son las pautas más consistentemente seguidas por la derecha gobernante. Su reiterada voluntad de proceder a una regeneración democrática que nunca se ha materializado en nada deja paso a una contrapartida cara a todo temperamento autoritario: tener preparadas las fuerzas represivas. La represión parece ser el único recurso del gobierno frente al descontento y la protesta sociales a causa de la corrupción y las políticas antisociales, así como frente al proceso soberanista catalán. Un ejemplo simple: si al ministro le da por decir que el supuesto delito de desobediencia que, según parece, la fiscalía achaca a Mas reviste especial gravedad, la policía escuchará las conversas de este con Junqueras, por ejemplo.
 
Son prácticas represivas, policiales, arbitrarias, intolerables en una sociedad democrática. Hay que impedir que prosperen porque encanallan la vida social. Y no perder de vista que, en el ámbito digital, estas prácticas represivas están a la orden del día. La policía rastrea las redes y extrae la información que juzga relevante por varios motivos, entre ellos los políticos. Ahora se apresta a dar un salto cualitativo. Igual que quiere escuchar las comunicaciones de la gente entre sí, pretende también espiar lo que cada cual se cuenta a sí mismo en la reserva de su ordenador. Los mecanismos de control remoto permiten a la policía entrar en los archivos de los particulares sin el permiso de estos, incluso sin su conocimiento y apropiarse de su información, de sus claves, de sus textos.
 
El Gran Hermano quiere vigilarlo todo otra vez, así que cuidado con lo que se dice al vecino, incluso por guasap.

Sorolla hizo las Américas.

Muy buena idea de la Fundación Mapfre de traer la exposición de Sorolla y los Estados Unidos organizada por el Meadows Museum, el San Diego Museum of Art y la propia fundación. Determinante ha sido, claro, la colaboración de la Hispanic Society of New York (HSNY), entidad que está en el origen de estos dos momentos decisivos en la vida del artista, los dos viajes a los States en 1909 y 1911. En ambas ocasiones el pintor valenciano causó verdadero furor en los círculos artísticos y de la alta sociedad estadounidense tanto por su arte, entonces en su mejor momento, como por sus buenas relaciones con círculos influyentes.

Cuando Archer Milton Huntington, un millonario con una pasión por la cultura española, lo invitó a exponer en Nueva York en 1909 por haber visto obra suya expuesta en Londres en ese año, Sorolla es ya un pintor reconocido, aclamado y muy bien relacionado socialmente. Veranea con la corte en Zarautz y es retratista de la alta sociedad, retrata incluso a los Reyes, Alfonso XIII y Victoria Eugenia precisamente para la exposición de la HSNY. Al mismo tiempo produce obra propia casi de modo compulsivo, retratos de su familia, jardines, escenas de playa, que son las que causaron mayor impacto en los Estados Unidos. Fiel a sí mismo, a sus origenes humildes, de cuando el contenido social de su pintura y al luminismo, el nombre que se quiso dar a su estilo una vez pasado por París y contemplado la pintura impresionista que es eso, básicamente, luminismo. Comparte con los impresionistas el rechazo a la pintura de estudio y el gusto por los exteriores. Solo que los suyos son más de por aquí. Los bosques impresionistas de Boulogne o Bougival y los prados de Louvenciennes son en Sorolla jardines del sur, de la Alhambra, el Generalife, el Alcázar de Sevilla, que luego reconstruyó en su casa de Madrid, convertida hoy en Museo, en Martínez Campos, 37. Y las playas de Deauville o Trouville, las de la Malvarrosa.

Éxito como artista y como hombre de mundo, cosa poco frecuente. Por mediación de su protector y mecenas Huntington, retrató a las gentes más importantes de los EEUU, incluido su presidente, William Howard Taft, numerosos prohombres y sus esposas y algunos colegas de éxito. Como retratista es excelente ya que la rudeza tradicional española aparece modulada por cierta influencia de su amigo, el muy elegante John Singer Sargent, sobre todo en los retratos femeninos.

Excelente exposición porque permite ver producción sorolliana casi desconocida a este lado del Atlántico y que allí abunda pues vendió toda la obra que llevó en ambos viajes  y estuvo ocupado luego varios años realizando las numerosas comisiones que se le hicieron. De todo hay abundante y muy grata muestra en la exposición, incluidos retratos de su esposa Clotilde, aportados por el Museo Sorolla, una señora dotada de fuerte personalidad que se adivina decisiva en la vida del artista.

Entre los encargos que el autor de ¡Y aun dicen que el pescado es caro! trajo figura uno magno, esencial: pintar una Visión de España, cosa que se materializó en los 14 cuadros de grandes dimensiones que hoy adornan la Sala Sorolla de la HSNY, con tipos y paisajes de todas las partes del país. Allí están esas telas que condensan la visión de España de un artista que viajó por ella un año entero haciendo bocetos y documentándose. En realidad son una parte más de esa curioso museo de la cultura española, sito en la calle 155W, que corta Broadway a la altura de los últimos altos de Washington. Un edificio impresionante cuyas puertas de bronce ostentan sendos mediorrelieves con los Reyes Católicos y en cuyo patio de entrada se yergue una muy airosa estatua ecuestre del Cid. Por cierto, obra de Anna Hyatt Huntington, esposa del millonario y escultora afamada.

Huntington fundó la HSNY en 1904, seis años después de la guerra hispano-norteamericana. Los reyes españoles precisamente se hicieron retratar como muestra del ánimo de recomponer las relaciones con aquella poderosa nación que nos había vapuleado, arrebatado los restos del imperio y confrontado con la triste imagen de nosotros mismos. Hay algo extraño en esta historia y es que nadie habla de ella. Unos estadounidenses ricos deciden erigir una especie de monumento a la cultura de la nación que su país acaba de derrotar en una guerra humillante. Porque la HSNY no solo tiene Sorollas; también muestra obra de Goya, de Velázquez y muchos otros pintores españoles, y alberga una riquísima biblioteca de temas españoles con algunas joyas como una edición príncipe del Quijote. Sin embargo, no es propiamente un museo, ni un centro de investigación, ni una fundación. Tiene cierto aire de mausoleo. Es como un monumento funerario a una vieja nación europea, rebosante de cultura, derrotada por una joven potencia industrial. Y tiene algo de metafórico que el símbolo iconográfico más representativo de España como nación en su pluralidad, la Visión de España del artista, esté al otro lado del Océano.

La exposición contiene asimismo una serie de apuntes en hojas de menú de los restaurantes, guaches en los cartones de la lavandería del hotel en que Sorolla se alojaba en Nueva York, a la entrada de Central Park. Son instantáneas, escenas callejeras en contrapicado, como si tratara de captar el bullicio de la 5ª Avenida, al modo que lo quería Boccioni. Pintar al aire libre en Nueva York, cuando se está de visita y de negocios con galerías y marchantes debe de ser complicado. Pero estos bocetos juntamente con las obras acabadas componen el material de esta exposición que podría llamarse pintor en Nueva York de no ser porque Sorolla, en realidad, fue a hacer las Américas.

divendres, 5 de desembre del 2014

España: modo reinicio.

La última bomba de Bankia revive el Celtiberia Show, del llorado Carandell, la Corte de los milagros valleinclanesca, el patio de Monipodio cervantino. Esto no tiene arreglo. Un país gobernado por una oligarquía política, empresarial, financiera, compuesta por una variada mezcla de incompetentes y ladrones tiene que acabar en el desastre. Lo que hay ahora mismo. Es descorazonador comprobar que una de las entidades financieras mayores del Reino estuvo más de década y media gobernada por presuntos estafadores y lo es también revivir en el recuerdo a Rodríguez Zapatero hace menos años asegurando que las cajas eran un sistema financiero recientemente saneado y sólido. El péndulo oscila entre la granujería de unos gestores delincuentes  y la inepcia de unos políticos estúpidos. Ni los gobernantes de derecho ni los de hecho tienen una mínima idea del desbarajuste que han sembrado. No se dan cuenta de que se han cargado el país y que la única solución es de estilo informático: apagar y volver a encender. Modo reinicio.

Los dos principales responsables de lo que parece ser la mayor estafa corporativa de la historia de España andan en libertad, van y vienen a sus cosas mientras que el juez que investigó sus presuntos delitos ha sido apartado de la carrera judicial. Igual que lo ha sido el que investigó las estafas de la Gürtel y como puede serlo, si se descuida, el que investiga ahora los papeles de Bárcenas. El poder judicial está siendo sistemáticamente presionado y manipulado para orientar sus decisiones en sentido favorable al poder político y, si resiste, es gracias al espíritu heroico de algunos jueces independientes. Pero no es únicamente el poder judicial. Todo está hecho unos zorros. Los medios públicos de comunicación son una vergüenza. La actividad parlamentaria, una burla. El diálogo político inexistente o enconado. La economía no levanta cabeza. El tejido social está deteriorado y hay una amenaza real de secesión territorial.

Es absurdo, pura propaganda huera, asegurar que aquí y ahora España es una gran nación, como repiten todos los dirigentes del PP bajo la batuta del presidente del gobierno más incompetente de toda Europa, así como todos los miembros de la casa real, ilustrados por el lumbreras. También lo es la pretensión más moderada de considerarla un país normal, equiparable a otros países europeos.

De ningún modo. España sigue siendo excepcional por muy diversos conceptos. Para no perdernos en disquisiciones de valoraciones muy distintas, procedamos con los criterios de medición que los neoliberales aplican a base de entender la gestión pública con criterios de empresa privada. Pues bien, con esas pautas, los tres años de la legislatura de Rajoy han sido un  fracaso. El país no ha remontado; el paro no se ha mitigado; la población se ha empobrecido; los servicios no funcionan; los niños pasan hambre; la gente se suicida;  la emigración ha aumentado; y las desigualdades de todo tipo, también. Los valores nacionalcatólicos hasta en la sopa, los curas por doquier y la Iglesia parasitando al Estado. La corrupción campa por sus respetos y ha inficionado el conjunto del sistema político. El partido de la derecha está metido en ella de hoz y coz, como lo está su presidente y presidente del gobierno. La deuda pública es superior al PIB. No hay nada que hacer. En términos empresariales, el gobierno del PP es un fracaso y debiera cerrar la tienda. Si no lo hace es porque la asociación de malhechores en la que se sustenta sigue robando.
 
Hace mucho que Rajoy debió dimitir. Al no hacerlo se ha configurado como el único responsable de este desastre sin paliativos, que viene acompañado de una probabilidad real de separación de Cataluña. Resulta así que los herederos ideológicos de quienes hicieron una guerra civil para impedir una hipotética separación catalana son los que han provocado la escisión actual. Los nacionales se han cargado la nación.

El sueño de la razón...


... produce monstruos, reza el capricho nº 45 de Goya. Monstruos repulsivos, muchas veces odiosos, repugnantes; seres fantásticos, amenazadores, agresivos. Pero no siempre. La fantasía carece de límites y abarca todo, lo odioso y lo amoroso, lo repulsivo y lo atractivo. Hasta se permite el lujo de mezclarlos y hacer atractivo lo repulsivo u odioso lo amoroso. Pocos versos más citados que el odio y amo. Monstruos, la creación de la fantasía, seres que no se atienen a la norma. Pero ¿qué norma? En la naturaleza no hay normas y todo es monstruoso porque nada lo es. La erupción de un volcán es tan monstruosa como una aurora boreal. Las normas son invenciones de los seres humanos, que solo conocen una universal: ellos mismos. El hombre es la medida de todas las cosas, dice el filósofo. El hombre es la norma. Y todo lo que no se ajuste a ella es monstruoso. El mundo es monstruoso. En el fondo, lo más monstruoso de todo quizà sea misma razón.

La exposición de la Casa Encendida "Metamorfosis. Visiones fantásticas de Starewitch, Švankmajer y los hermanos Quay" es una exhibición de monstruos en todos los sentidos del término, desde los amables y poéticos hasta los repulsivos y criminales. Es una muestra muy completa y muy bien concebida, sobre todo porque se apoya en una serie de actividades complementarias a lo largo de varios días, con proyecciones de películas relacionadas con el tema, seminarios, lecturas, etc. Todo ello es muy meritoria labor de la comisaria Carolina Pérez, experta en animación, acreedora de muy efusivos parabienes. Enhorabuena.

El material expuesto son piezas, diseños, artilugios, cámaras, sombras, mecanismos, ilustraciones, films que utilizaron estos genios del cine de animación desde los orígenes. Starewitch, que era entomólogo, se valió de sus especímenes para rodar películas, varias de ellas, célebres como la que representa un pelea entre escarabajos de los llamados "rinocerontes". Porque, puestos a buscar monstruos, el mundo de los insectos los conoce de todo tipo y condición.

Las explicaciones que se ofrecen al visitante (pues el catálogo está agotado) dan suficientes pistas para entender el espíritu de estos cineastas tan peculiares, con tan poco acceso a los circuitos comerciales. El mismo caso de los hermanos Quay que tienen un elemento propio del género que cultivan, pues son gemelos univitelinos y han alcanzado un éxito considerable, es paradigmático. Pero tampoco son necesarias las aclaraciones. Quien se sumerja en la exposición muy bien montada y se pare a considerar las piezas, irá identificando poco a poco a los referentes, unas presencias a veces solo insinuadas y otras explícitas que componen una especie de universo pictórico del que dependen muchos de los elementos de estas películas. De hecho tanto Starewitch como Svankmajer se sitúan en la tradición pictorialista. Pero es una pintura con un hilo conductor: lo irracional, lo onírico y, por supuesto, lo surrealista. Presentes están de una forma u otra Monsú Desiderio (alguno de los que se engloban en este nombre), Goya, los goyescos Lucas Velázquez y Leonardo Alenza, Dalí, Ensor, Kubin y en buena parte de la obra de los Quay, reina incontestable Arcimboldo.

Pero se trata de cine, de fotografía en movimiento, de cine de animación. No de dibujos animados, sino de objetos, de figuras, guiñoles. Y, en una forma de sinestesia, a los referentes pictóricos, se unen los literarios. La versión del Roman de Renart, que saluda al visitante nada más entrar, lo avisa de que este cine explotará la rica tradición occidental de cuentos, fábulas, relatos en los que los animales, los objetos, los árboles, los ríos, los juguetes y artefactos hablan y actúan. Las mismas orientaciones de la pintura, el romanticismo, el simbolismo, el modernismo, el absurdo, lo onírico, lo fantástico, dan pie o adornan los relatos. Presentes de muchas formas están, además del Roman de Renart, Carroll, E.T.A. Hoffmann, Poe, Kafka, Gogol, Ghelderode, Walpole, Buñuel, los hermanos Kapek, el surrealismo o el inclasificable Robert Walser.

El ruso Starewitch (1882-1965), el primero de todos, es el que más trata los temas fabulísticos, dentro de la tradición de Lafontaine, la cigarra y la hormiga, la reina de las mariposas, el león y la mosca, sin abandonar otros temas fantásticos o misteriosos. Svankmajer recurre más a los motivos literarios y su abanico es enome: lo absurdo y fantástico en Alicia en el país de las maravillas, el increíble Jabberwocky de Al otro lado del espejo; lo terrorífico con la caída de la casa Usher; lo gótico, con el Castillo de Otranto, etc. Sin desdeñar los montajes animados tradicionales, ni los insectos o los objetos, Svankmajer se mueve en un universo más denso, más construido, con referencias literarias más claras. Su última producción, que se estrenará el año próximo, 2015, es una versión de las imágenes de la vida de los insectos, de los hermanos Kapek que, por supuesto, trae a la memoria la Metamorfosis kafkiana. Los hermanos Quay, también activos hoy y, como ya iniciara Svankmajer, acentúan el orden sinestésico al versionar obras de compositores famosos como Stravinsky o Leo Janascek. Toda su obra, sembrada de homenajes a sus predecesores, como Svankmajer o fuentes de inspiración, como el dramaturgo Ghelderode, está marcado por dos influencias notables y manifiestas, la del polaco Walerian Borowczyk, gran maestro del cine francés que, sin embargo, está ausente en esta exposición y la pintura de Arcimboldo.
 
Merece la pena pasear por este territorio oculto, fantástico, inquietante, de alucinación, fascinación y espanto porque es lo que alienta en muchas narrativas literarias, pictóricas, musicales, lo que pervive en las tradiciones artísticas occidentales generalmente despojadas de estos efectos ambiguos, a veces siniestros, amenazadores o angustiosos. La corriente de miedos y temores que mana por debajo de la débil capa de la civilización racional y muestra que basta quizá un pequeño twist in the tale para enfrentarnos a eso, al sueño de la razón, a lo monstruoso, a los Freaks,  de Tod Browning, el locus solus de  Raymond Roussel, las obsesiones meticulosas de Piranesi, la angustia de Klinger, los temores de Spilliaert, ninguno de los cuales está físicamente en la exposición, pero sí anímicamente, como si se encontraran en su territorio encantado.
 
¿Es ocioso recordar que muchos de estos creadores de la animación, el misterio, lo absurdo, lo surrealista son eslavos (checos y polacos sobre todo, pero también rusos como Gogol o Maiakovsky) y centroerupeos, holandeses, belgas, alemanes como Ensor, Spilliaert, Ghelderode, Klinger, Kafka, los Kapek, Hoffmann o Walser?  Seguramente sí; pero tiene su punto.

dijous, 4 de desembre del 2014

Consejas al PSOE.

Como Palinuro carece de ciencia infusa, no está en posesión de verdad absoluta alguna y carece de títulos para ir por ahí repartiendo credenciales de nada, considera que el PSOE es un partido de izquierda. Quizá no sea tan de izquierda como otros, pues en esto de la ideología, como en todo, hay gradaciones. Pero de izquierda. Se basa para ello en el hecho de que los propios socialistas afirman serlo y parece razonable iniciarse en lo debates otorgando algún crédito a lo que dicen las partes interesadas. Si duda, cuando afirman ser de izquierda, los socialistas pueden estar mintiendo. La mentira es uno de los atributos que definen a los seres humanos como racionales. Pero también pueden estar mintiendo quienes les niegan tan codiciada condición izquierdista y se la reservan para sí. Aunque se tipifique como un mal, la mentira es una forma de bien público en el sentido de los economistas, esto es, algo que pertenece a todos y de lo que nadie puede ser excluido.

En los últimos años se ha producido un cambio en la actitud general del PSOE que ha inducido una creciente opinión popular de que el partido ha dejado de ser de izquierda. Cuántos años en concreto en cosa sujeta a las exigencias de cada cual. Hay quien dice que tres, otros diez, otros, cuarenta. Va en pareceres. En todo caso los suficientes para que haya crecido llamativamente la intención de voto de una izquierda más a la izquierda y se equipare con frecuencia al PP con el PSOE.
 
Ahora el PSOE muestra clara voluntad de enderezar entuertos, disipar dudas, recuperar su discurso genuino, mostrar su rostro de izquierda. Es más o menos creíble pero Palinuro aplica aquí el mismo criterio de conceder un voto de confianza a lo que se dice. No siendo, además, sectario, sostiene que lo importante es que haya un voto mayoritario de izquierda. No es de recibo que gobierne la derecha porque aquella es incapaz de ponerse de acuerdo.
 
Con ese espíritu constructivo, Palinuro aconseja al PSOE recuperar el crédito perdido mostrando que se toma en serio la tarea. Para ello debe marcar distancias nítidas con el PP en todos los terrenos, incluido el de la organización territorial del Estado; o sea, Cataluña. El PSOE no puede decir que en esto está detrás del PP  sin fisuras. La gente no es tonta y puede entender que entre la independencia y la represión sin más hay posiciones intermedias de negociación que posibiliten acuerdos en los que no se menoscaben los justos derechos de nadie. Los justos. No lo injustos.
 
Ese distanciamiento debe ser total. No cabe seguir actuando como comparsa en un esperpento en el que se hace pasar como política la actividad de un gobierno apoyado por un partido que los jueces consideran una posible organización de malhechores y presidido por alguien bajo acusación de haberse lucrado con la corrupción.
 
Y también tiene que marcar las distancias por el otro lado con Podemos, que representa un reto de absorción de votos socialistas tradicionales mucho más fuerte de lo que nunca fue IU. El hecho de que los novísimos se apropien de la bandera de la socialdemocracia debiera suscitar una respuesta rápida del PSOE. Al fin y al cabo, están arrebatándole la marca de fábrica, normalmente un activo muy importante en toda empresa colectiva. ¿Qué debería hacer? Es obvio: elaborar un relato sucinto y claro de lo que la socialdemocracia ha hecho en España de bueno, reconocer lo que haya hecho de malo y proponer enmiendas creíbles. Y atenerse a él. Y difundirlo. Está en su derecho. Como lo está Podemos en dudar de su sinceridad. Y vuelven a estarlo los socialistas cuando dicen que, pues lo mejor resulta ser la socialdemocracia, socialdemocracia por socialdemocracia, más vale apostar por la auténtica que por la prometida.
 
Dos últimas cuestiones. La izquierda socialdemócrata no tiene por qué ser antimonárquica. Los partidos socialdemócratas nórdicos y de otros países europeos conviven con la monarquía. Pero tampoco tiene por qué ser solo monárquica y menos en España. También puede ser republicana. En gran medida lo es y, por tanto, el PSOE debe matizar su reciente monarquismo para reconocer la legitimidad de la república y el derecho de la gente a decidir entre una y otra.
 
La segunda cuestión, la Iglesia. No hay ninguna razón para que el PSOE no se comprometa ya a denunciar los Acuerdos con la Santa Sede y separar de una vez eficazmente la Iglesia del Estado para que aquella deje de ser un Estado dentro del Estado y admita su condición de asociación privada.


(La imagen es una foto del PSPV-PSOE, con licencia Creative Commons).

Cataluña: las formas de la unidad.

Cataluña se ha convertido en un bullicioso laboratorio político que tiene absorbidas a sus fuerzas sociales y concita la atención del extranjero, aunque no tanto de España probablemente porque no se considera "extranjera" de Cataluña en la medida de Finlandia o el Canadá. El proceso soberanista se ha alimentado sobre todo de su propia savia, su tradición y su visión del presente y también de la pasmosa incompetencia del gobierno central a la hora de elaborar políticas, policies en el sentido anglosajón, capaces de acomodar la situación que, de una reforma del Estatuto ha pasado a un horizonte de declaración unilateral de independencia..
 
En este momento, administrando el resultado de la consulta del 9N, el bloque soberanista parece dividido y debate no sobre el próximo paso, que son unas elecciones anticipadas, sino sobre la forma de darlo, si con una lista única o con varias de partidos. La lista única tiene más carga simbólica, es más solemne, pero menos práctica, sobre todo a la hora de constituir el gobierno. La pluralidad de listas es menos simbólica y pomposa, pero más práctica si lo que se pretende y enuncia es un gobierno de concentración en el que cada cual debe estar representado según su apoyo electoral.
 
Razones se escucharán muchas y es de esperar que no subidas de tono. Pero al final es muy probable que se adopte una solución de equilibrio, beneficiosa para todos en el sentido clásico de que, quien la rompa, saldrá perjudicad@. 

dimecres, 3 de desembre del 2014

Mundos aparte.


Ahora mismo España es un rompecabezas. O un puzzle, como dicen quienes celebran Halloween porque son unos cracks. Hay piezas nuevas imposibles de encajar en el dibujo. Incluso hay dos dibujos distintos. Muy distintos. El de tema catalán y el de tema español. Son como dos realidades diferentes, cada vez más separadas, mundos aparte.

Cataluña muestra un sistema político de hegemonía soberanista con una dinámica propia, decididamente orientada a la construcción de un Estado independiente y en conflicto, relativamente controlado de momento, con el Estado. El proceso prescinde de la dinámica del sistema político español desde el momento en que se postula por igual frente al inmovilismo del PP o el cauto reformismo más o menos federalizante del PSOE, dándoles a ambos por superados en Cataluña. La hegemonía es patente. El bloque soberanista debate sobre las formas electorales, pero no sobre la decisión de convocar elecciones anticipadas. Sin duda estas no son inevitables, dado que CiU todavía puede mantenerse en el gobierno en alianza con un PSC que estaría encantado con ello. La cuestión es si al nacionalismo burgués le merece la pena retrasar un año las elecciones a cambio de una pérdida de imagen soberanista fuerte. La opción conservadora, la lista única, quiere acentuar el carácter nacional al estilo bismarckiano, garibaldino; la nación por encima de sus facciones. La opción de izquierda, las listas separadas, quiere subrayar más el carácter social. Es republicana, pues lo lleva en el nombre, y decididamente radical. El gobierno de concentración, se entiende nacional, es una figura conocida aplicada en situaciones de emergencia. Y ¿qué emergencia hay mayor que la del nacimiento de un Estado? Por otro lado, es difícil imaginar qué gobierno podría constituirse a partir de una lista única trufada de nombres personales sin traducción partidista.

Lo que está claro es que ese debate es puramente catalán. En Cataluña hay también otras fuerzas políticas. Es la comunidad autónoma con mayor índice de pluripartidismo. Hay siete partidos en el Parlament, frente a cinco en el País Vasco y menos aun en las demás comunidades autónomas. La hegemonía es catalanista. Las fuerzas puramente españolas, el PP y Ciutadans, son minoritarias, marginales. Las dos intermedias, PSC y ICV-EUiA, eso, intermedias; más inclinada al soberanismo la segunda que la primera. Nada que pueda oponerse con eficacia a la mayoría absoluta soberanista en la cámara. Esta tiene fuerza de atracción pues sus resoluciones suelen ir firmadas también por alguna de las fuerzas intermedias y hasta por las dos. Mientras que lo contrario no se da. Cataluña no se mueve en clave española. Pero España sí se mueve en parte en clave catalana.

La posibilidad de una gran coalición, lanzada ayer como una pedrada en el estanque por mi señora Aldonza Lorenzo de La Mancha para garantizar, dice, la gobernabilidad ha puesto a croar a todas las ranas. Nada de gran coalición rechazan indignados los socialistas, cuyo secretario general acaba de afirmar que podía llegar a acuerdos puntuales con el PP y con un sentido de la diplomacia que los dioses le conserven. En todo caso, de grosse Koalition, ni hablar. Se entiende el escándalo en un partido al que se presenta en la izquierda como la otra pata del banco de la restauración, la transición y el fementido "régimen", como PPPSOE. Sin embargo, Alemania se gobierna con una grosse Koalition y no parece haber un descontento masivo marcado. Aquí, se argumenta, eso es imposible porque las diferencias entre PP y PSOE son antagónicas. Véase por si había dudas el artículo 135. No, no y no a la gran coalición. ¿Se mantendrá ese criterio si, complicándose los asuntos catalanes, el PP hace a su vez una llamada al patriotismo del PSOE y propone otro gobierno de concentración como el catalán? Dos gobiernos de concentración en España y enfrentados entre sí. El SPD alemán, además, no tiene un Podemos pisándole los talones. Pero Cataluña es decisiva.

De Cataluña no hay discurso claro en Podemos. A falta de ver qué resultado obtendría en unas elecciones y qué actitud adoptaría en la política específicamente catalana, a día de hoy, según sus declaraciones, Podemos se situaría en el campo intermedio, obstaculizando o apoyando la opción hegemónica, pero sin capacidad de configurar una propia.

Podemos es una fuerza decididamente española e inserta en la dinámica del sistema político español. Una vez fagocitado el apoyo electoral de IU y mantenido esta como opción perdedora con la sola función de evidenciar que Podemos no es una fuerza comunista o poscomunista, toca ahora absorber la base electoral del PSOE hasta pasokizarlo. La declaración de Pablo Iglesias de que su programa económico y supongo que todo él es socialdemócrata revela astucia. La utilización de un término denostado hasta la fecha a base de precisar que se trata de la verdadera socialdemocrcaia, la que el PSOE ha abandonado vergonzosamente por un plato de lentejas de las migajas capitalistas. Podemos recoge bravamente una bandera abandonada en el fango y la enarbola, al tiempo que empuja a la derecha a su abanderado tradicional, el socialismo democrático, el PSOE. Esa es la gran apuesta, la misma que había hecho Carrillo en lo años setenta del siglo XX, cuando se sacó del magín el eurocomunismo, que era el viejo progama comunista dulcificado y aplicado mediante elecciones democráticas.

La cuestión es si la socialdemocratización de Podemos tiene mayor éxito que el eurocomunismo del PCE.