
En este momento, administrando el resultado de la consulta del 9N, el bloque soberanista parece dividido y debate no sobre el próximo paso, que son unas elecciones anticipadas, sino sobre la forma de darlo, si con una lista única o con varias de partidos. La lista única tiene más carga simbólica, es más solemne, pero menos práctica, sobre todo a la hora de constituir el gobierno. La pluralidad de listas es menos simbólica y pomposa, pero más práctica si lo que se pretende y enuncia es un gobierno de concentración en el que cada cual debe estar representado según su apoyo electoral.
Razones se escucharán muchas y es de esperar que no subidas de tono. Pero al final es muy probable que se adopte una solución de equilibrio, beneficiosa para todos en el sentido clásico de que, quien la rompa, saldrá perjudicad@.