diumenge, 9 de setembre del 2018

El futuro del pasado

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En la colección de utopías que dirijo en Akal acabamos de publicar esta curiosa novela de anticipación de Julio Verne, prácticamente desconocida.  Hay un par de ediciones en papel (Planeta, RBA) y hasta una edición digital en Geocities. No obstante, no ha alcanzado ni con mucho la difusión de sus otras obras en su tiempo. Precisamente porque este ya no es su tiempo. Y, sin embargo, es una obra muy interesante, como trato de probar en el estudio introductorio que he tenido la desfachatez de escribir, amparado en mi condición de voraz lector de Verne en tiempos ya remotos.

La novela es muy interesante por tratarse de una ucronía (se escribió cien años antes de los acontecimientos que relata) al tiempo que una distopía, es decir, una utopía negativa, como fueron las grandes utopías escritas en el siglo XX. Solo que esta lo fue en el XIX y, por tanto, se adelanta a todas. Y lo es también por la propia aventura del manuscrito, que casi parece otra novela de nuestro autor. Ambas razones, su estructura y contenido y su peripecia "biográfica" la han convertido en un gran gran hallazgo para los círculos vernianos, muy abundantes y activos. 

A raíz de su primer gran éxito, allá a los comienzos de los 1860, Cinco semanas en globo, el joven Verne se presentó a su editor, Hetzel, con el manuscrito de París en el siglo XX. El editor, quien llegaría a ser como un padre para él, rechazó la obra y justificó su rechazo en una carta demoledora, en la que le requería quitarse de la cabeza este tipo de obras. Verne obedeció y el manuscrito desapareció físicamente y no apareció ni a la muerte del autor, al hacerse inventario de los inéditos. Reapareció casi milagrosamente en 1994, gracias a los trabajos del mayor experto en Verne, Piero Gondolo della Riva. 

Al margen de sus mayores o menores méritos como novela romántica, el escrito abre dos vías de curiosidad. La primera es la habitual: siempre que una utopía o ucronía está datada y el tiempo ha vencido es entretenido contrastar las predicciones con las realidades posteriores. ¿En qué se parecía el París de 1960 al que se predice en 1860? Y digo "se parecía" porque, a su vez, también 1960 resulta casi brumoso pasado. 

La segunda vía de curiosidad consiste en comparar el espíritu de París en el siglo XX con el resto de la obra de Verne. Nada que ver. Si el autor de Veinte mil leguas de viaje submarino dudó alguna vez de los beneficios de la ciencia o puso en cuestión sus principios positivistas, lo ocultó muy bien. Tan bien que hizo desaparecer la prueba manuscrita hasta muchos años después de su muerte. Pero la prueba reemergió de entre los muertos. En París en el siglo XX aparece un Julio Verne convencido de que los avances científicos estupidizan a la gente, la deshumanizan y crean órdenes sociales absurdos, crueles, ridículos. Es un discurso romántico y ferozmente antipositivista.

Los lectores de Verne recordarán que en algunas de sus últimas obras, ya independizado de la tutela de Hetzel y más seguro de su posición, aventura juicios e ironías que ponían en cuestión la versión conservadora del orden social. Pero París en el siglo XX supera todos los límites e inaugura el género distópico que, en efecto, caracteriza buena parte del siglo XX.

Llega la Diada

El viernes era Albert Rivera atacando TV3 y a sus profesionales y mintiendo sobre la cadena. Ayer, Pablo Casado en Barcelona soltaba una arenga a los suyos y los no suyos, daba pintorescos vivas al Rey, a cuyo poder taumatúrgico atribuía incluso el sistema público de pensiones, y exigía del gobierno la adopción de nuevas medidas excepcionales para, según él, restablecer la legalidad en Catalunya. Porque, para Casado y el PP, la legalidad solo es pensable si se suspende la Constitución.

En verdad esta paradoja es habitual en la política española. Solo así cabe entender que los fastos previstos con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución coincidan con su suspensión de hecho mediante el art. 155. Algo intrínseco a la política española y que le da ese aspecto irremediablemente ridículo, berlanguiano: el PSOE llega al gobierno merced a una moción de censura al anterior por considerarlo indigno de seguir gobernando y una de sus primeras medidas es condecorar a los miembros de ese indigno gobierno. 

Están tan asustados con la Diada que llevan las contradicciones y los errores al grado superlativo. ¿Acaso el envío de los 600 nuevos piolines a Catalunya es encajable en la cacareada política de diálogo del gobierno? Como tampoco lo es la campaña en los medios y las redes tratando de difundir la especie de que la Diada será un fracaso.

Desde el principio estuvo claro que los unionistas no sabían a lo que se enfrentaban. Hoy es una claridad cegadora: no tienen ni idea. Si piensan que una Diada con presos y exiliadas políticos va a ser un fracaso realmente no saben ni en dónde están. 

La Diada -y prepárense vuestras mercedes- es el comienzo de la reaparición del protagonista del movimiento: la gente. Ha pasado un año desde el mandato del 1-O. El resultado está a la vista. Todos hemos cumplido. Las cosas han salido. Se han rendido cuentas. Corresponde a la gente abrir una nueva etapa en el proceso, renovando el mandato en los mismos o en diferentes términos. 

Ya pueden los provocadores de C's llenar las calles de matones con cutters o el camarada Casado reclamar la ley marcial para Catalunya. La independencia les pasará por encima. Y al PSOE y a Podemos.

Hasta el final.

dissabte, 8 de setembre del 2018

La lucha de los liberales contra la libertad

Con toda desfachatez Rivera ha ido a TV3 a insultar al medio y mentir sobre su profesionalidad. Tanta que hasta los avezados en el cinismo de C's se han sorprendido. Desfachatez y desvergüenza. Rivera sabe que miente al acusar a TV3, la única televisión que se salva en España en el ranking de organizaciones internacionales. Sabe que miente y sabe que sabemos que miente. Eso es lo que quiere. Lo suyo no es convencer; es atemorizar. Algo así como: "sí, miento, pero, si llego al poder, ya sabes lo que te espera". 

Culmina así por ahora la deriva fascista de C's, organización que inspira, alienta y comparte las actividades de provocación callejera de las bandas agresivas contra los lazos amarillos. Arropan estos peculiares ciudadanos su talante y actividad intimidatorias con una reflexión sobre el concepto de "espacio público". Este espacio debe ser neutral, entendiendo por neutralidad lo que a ellos les dé la gana. Y para demostrar su razón se lanzan a las calles en bandas, con palos y cutters, enmascarados o disfrazados de marcianos, a arrancar lazos amarillos y provocar altercados. A coartar o reprimir la libertad de expresión ajena.

El meollo mismo del espacio público es la TV y ahí, las derechas mandan a los jefes que, como se ve, atacan y mienten sin límite alguno. Rivera no ha hecho nada en TV3 que no hiciera hace un tiempo Cospedal en circunstancia parecida, atacando injustamente a una periodista y a la cadena del programa. La misma desfachatez y desvergüenza o superiores incluso por tratarse de una gobernante del partido con el cual RTVE era una miserable charca de ranas croando loas al régimen.

Porque las derechas consideran que el espacio público debe ser el que ellas decidan y ninguno más.  Es el supremacismo propio de la carcunda hispana. España es católica o no será; es de derechas o no será. Cualquier otro modo de concebir el espacio público es un error, un pecado o un delito; o las tres cosas a la vez.

El supremacismo intrínseco alienta en el fondo de ese nacionalismo español, tan cierto de sí mismo que comienza por negar su propia existencia. Así, desde la suprema altura de un no nacionalismo por superación, los españoles hacen de menos los nacionalismos ajenos, formas de identidad lamentablemente provincianas o xenófobas. 

Ese es el verdero supremacismo. El nacionalismo español solo se diferencia de los otros en que está sostenido en el uso de la violencia militar, policial, judicial, mediática, económica y religiosa. Pero eso explica la desfachatez y desvergüenza con que Rivera o Cospedal o cualquiera de estos va al espacio público a mentir y amenazar. Porque se saben impunes.

Añádase a ello que esa impunidad se emplea asimismo para favorecer una táctica de desestabilización de Catalunya a base de provocar como sea actos de violencia que deslegitimen la reivindicación independentista. Es algo que les urge. La asistencia a los actos públicos de unos y otros revela a las claras los respectivos apoyos sociales. Mientras que a la próxima Diada irán millones de personas, al último acto público de C's en Barcelona acudieron cien, según su propio cómputo.

Hoy, Palinuro en Terres de l'Ebre

Y en la cofradía de pescadores de L'Ametlla de Mar. Una jornada organizada por el Círculo de pensamiento crítico de Ametlla de Mar, con la colaboración de las entidades que aparecen al pie del cartel. Y un programa todo él bien interesante. Se trata de una visión filosófica sobre esa extraordinaria realidad que es el proceso independentista catalán desde una perspectiva crítica.

El tema monográfico es la resistencia. Es patrimonio de los filósofos sintetizar la parte más importante de un problema: su nombre; o sea, como se dice, poner el dedo en la llaga. 

Porque la cuestión hoy no es la proclamación o consolidación de la República Catalana. Sobre eso hay acuerdo en lo esencial. La cuestión es qué instrumento se empleará para esa consolidación. Y hay poca duda de que este habrá de ser la resistencia. Es bueno, por tanto, indagar en su naturaleza como derecho, su ejercicio, sus límites, sus posibilidades. 

Entrada libre. Nos vemos en Ametlla de Mar.

divendres, 7 de setembre del 2018

Marca España

Así administrada, la noticia provocará soponcios en el ministerio de Asuntos Exteriores español, también conocido como ministerio de Asuntos Catalanes. En realidad es menos y más de lo que parece. Se trata de una nota del ministerio de Exteriores alemán dirigida a sus cuidadanos que hagan turismo en Catalunya para que tomen precauciones ya que el conflicto político sigue sin resolverse.

Es menos porque no se trata de una posición política del ministerio ni del gobierno. No es una declaración, sino una especie de advertencia administrativa de las que suelen hacerse en todos los países, incluida España, avisando a los ciudadanos que viajan a unos u otros lugares sobre los riesgos que pueden correr por razones políticas o económicas o sanitarias, etc. No ha lugar por tanto a que el gobierno español se dé por aludido y formule algún tipo de propuesta. El ministerio alemán se limita a dejar constancia de una situación de hecho.

Es más porque precisamente esa situación de hecho proyecta una imagen exterior desastrosa de España como país en el que no solamente no reina la "normalidad" que predica el presidente Sánchez, sino que lo hace una manifiesta inestabilidad. 

En nada ayuda a presentar una imagen distinta la decisión del ministerio español del Interior de enviar 600 policías antidisturbios a Barcelona, o una nueva remesa de piolines. Sin duda el envío lo habrá sido a solicitud de la Consellería de Interior de la Generalitat que ejerce las competencias de orden público. Y, sin duda también, estos 600 efectivos traerán órdenes de apoyo a los Mossos y no de actuación autónoma. Pero, en todo caso, la impresión política del hecho es desastrosa. Conmemorar el primer aniversario del 1-O con 600 o 1.000 piolines otra vez prestos a la acción no es un acierto, sobre todo cuando se anda predicando el diálogo en todos los barrios. 

En la situación de desconfianza generada en los últimos tiempos, nadie está seguro de si esas unidades de intervención no contribuirán directa o indirectamente a generar los disturbios que teóricamente han de reprimir. Acantonarlas equivale a una provocación. 

Claro que el conflicto político con Catalunya, el más grave en España, sigue sin resolverse. Tiene razón el ministerio de Exteriores alemán en avisar a sus ciudadanos. Pero se equivoca al determinar la causa del posible riesgo que estos puedan correr.  Lo que pone en riesgo la seguridad de los turistas alemanes (y no alemanes) no son la Diada ni la conmemoración del primer aniversario del 1-O sino los preparativos del gobierno para contrarrestarlos.

Mañana, Palinuro en las Terres de l'Ebre

Y en la cofradía de pescadores de L'Ametlla de Mar. Una jornada organizada por el Círculo de pensamiento crítico de Ametlla de Mar, con la colaboración de las entidades que aparecen al pie del cartel. Y un programa todo él bien interesante. Se trata de una visión filosófica sobre esa extraordinaria realidad que es el proceso independentista catalán desde una perspectiva crítica.

El tema monográfico es la resistencia. Es patrimonio de los filósofos sintetizar la parte más importante de un problema: su nombre; o sea, como se dice, poner el dedo en la llaga. 

Porque la cuestión hoy no es la proclamación o consolidación de la República Catalana. Sobre eso hay acuerdo en lo esencial. La cuestión es qué instrumento se empleará para esa consolidación. Y hay poca duda de que este habrá de ser la resistencia. Es bueno, por tanto, indagar en su naturaleza como derecho, su ejercicio, sus límites, sus posibilidades. 

Entrada libre. Nos vemos en Ametlla de Mar.

dijous, 6 de setembre del 2018

Más ecos del discurso de Torra

Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Institució i moviment, con ánimo de seguir sacando punta al discurso del MHP Torra. Por cierto, muy bueno el de Jordi Galves al respecto. Buena valoración de Quim Torra.

Guste o no a los unionistas, la política española se hace en Catalunya. Una hora o dos después del discurso de Torra salta la noticia de la dimisión irrevocable de Xavier Domènech que parece haber sorprendido a todos con la guardia baja. Tanto que llevan ya dos días buscándole una explicación, pues la motivación familiar no es convincente.

Y, sin embargo, resulta bastante lógica atendiendo a una causación de sentido, como corresponde a un político de valores y principios. Domènech había anunciado que los Comunes no irían a escuchar al MHP porque su discurso iba dirigido a los independentistas. De aquí se deducía que los Comunes no son independentistas, cosa bien sabida. Lo dice Ada Colau y lo subrayaba Domènech con el plante a Torra. Pero la propuesta de este es un referéndum de autodeterminación pactado con el Estado, vinculante e internacionalmente mediado. Exactamente la misma que propugnan los Comunes. O los comunes son indepes o los indepes son comunes, pero la incomparecencia fue una decisión absurda y contraproducente. El PSC, al enviar a una representante, cuando menos salvó la negra honrilla de la cortesía parlamentaria. Los Comunes aparecen ahora en el frente de la oposición unionista más cerril. Lo lógico, en efecto, era dimitir. Sobre todo si, como es de sospechar, el propio Domènech no compartía la decisión de no asistir. No es su estilo.

En todo caso, el discurso de marras seguirá trayendo consecuencias.

Aquí el texto castellano.

Institución y movimiento

La palabrería retórica del presidente Sánchez sobre autogobierno y referéndum, independencia y convivencia muy a tono con el barroquismo latinoamericano, quería ser su respuesta a la exigencia de los presidentes Puigdemont y Torra de plantear alguna propuesta concreta para Cataluña. La huera retórica unionista se acorazaba con la promesa de aplicar el art. 155 en el caso de que los independentistas no se avinieran a aceptar como solución un retorno a la vía estatutaria. Así se calmaba igualmente al sector más fascista de la derecha española,en el que figura en lugar prominente el actual ministro de Asuntos Catalanes, José Borrell.

A continuación, todas las miradas convergieron en el Teatro Nacional de Catalunya, en el que pronunciaría un discurso sobre “nuestro momento”, el presidente Torra, del que se esperaba una respuesta al presidente español. Sin duda recordando que Sánchez había calificado sus declaraciones de “retórica inflamada”, el MHP articuló una intervención en tono moderado pero contenido radical. Suaviter in modo, fortiter in re.

Hablaba el presidente de la Generalitat, la más alta institución catalana, pero también el político independentista que, junto a los de su generación, ha dado el paso decisivo de convertir el catalanismo clásico en independentismo y de formular un proyecto y programa hacia la República Catalana Independiente. Su discurso fue una respuesta a las naderías confusas y las amenazas concretas del presidente español y, desde el principio, dejó claras tres cosas: no se aceptará la estafa (cabe calificarla así) de un nuevo estatuto de autonomía, no se acepta la existencia de presos/as y exiliadas/os políticos y no se abandona el objetivo de la independencia.

Eso era el campo de los “noes” que arrancó intensos aplausos entre un numeroso público identificado con el objetivo independentista. En el campo de las propuestas (en dos ocasiones insistió Torra en que no hablaba para presentar una protesta, sino una propuesta), una estuvo presente del principio al final: ánimo negociador para buscar una solución negociada con el Estado español cuya fórmula ha de ser lo que siempre ha reclamado el independentismo catalán y algún grupúsculo de la izquierda española: un referéndum de autodeterminación vinculante en Catalunya con mediación internacional.

Dicho en otros términos: el independentismo no se arredra ante las engañifas estatutarias ni ante las amenazas y mantiene firme su posición.

Como presidente de la Generalitat era suficiente para clarificar la situación. Como político de compromiso independentista y larga trayectoria, añadiría algo más. El presidente habló de las instituciones, el govern, el Parlament. El político del movimiento, de la gente, de él mismo. Y también aquí el discurso –que fue un discurso a la nación catalana en un momento crucial- expuso la situación en toda su complejidad y perspectivas. El independentismo, dijo, descansa sobre tres pilares: las instituciones, los partidos y asociaciones y la ciudadanía.

Con la vista puesta en las próximas convocatorias del 11 de septiembre y el 1 de octubre, confirmó que estos aniversarios señalan la hora de la gente. Fue la gente –es la gente, el pueblo catalán- quien ha encendido este movimiento, lo ha llevado adelante, lo ha sostenido, ha defendido la República con su sacrificio frente a la barbarie represiva del Estado español. En este año, cada cual ha cumplido su deber. Hay gente en la cárcel, gente en el exilio, centenares de personas represaliadas, procesadas, perseguidas, por defender el derecho de autodeterminación de los catalanes.
Y ahora, ¿qué? Preguntó el presidente en un par de ocasiones. Ahora vuelve a ser el momento de la gente. Como si fuera una carrera de relevos. En la Diada, en el 1-O y el 3-O y también en la gran marcha cívica por los derechos políticos y sociales que el Presidente convoca con un eco de la famosa a Washington en tiempos de Martin Luther King se da el reconocimiento de que es el pueblo quien debe mostrar el camino, en la seguridad de que su nuevo mandato se llevará a la práctica como se llevó el anterior.

Sería bueno que los demócratas españoles –que alguno quedará- escucharan la voz del MHP cuando los anima a seguir el ejemplo catalán. Pero no es imprescindible.

Claro en un discurso templado pero emocionado se ha visto que nadie flaquea en el logro del objetivo de una República Catalana independiente en el seno de una Europa que habrá reconocido y amparado la justicia de su lucha por la libertad.

Hoy en Falset

En un acto organizado por Falset Acció, a las 19:30 en el teatre l'Artesana, para hablar de un tema de cierta actualidad: la República catalana vs. la Monarquía española. La emergente República catalana frente a la declinante Monarquía española. En realidad, una confrontación de espíritus. Porque República y Monarquía no solamente son dos formas de organización institucional, sino dos estados de ánimo, dos formas de pensar y de vivir. Las personas somos de espíritu republicano, esto es, igualitario, crítico, participativo y democrático; o de espíritu monárquico, o sea jerárquico, sumiso, inactivo y autoritario.

Pero, en fin, supongo que lo interesante ahora es cómo conseguimos hacer efectiva la República catalana frente, contra, a pesar de la Monarquía española.

Nos vemos en Falset.


dimecres, 5 de setembre del 2018

El discurso del curso

Terminaba ayer Palinuro su post El Restatuto asegurando que el discurso del presidente Torra sería seguido con gran atención en La Moncloa, la Zarzuela y muchas cancillerías extranjeras. Porque, en efecto, la "cuestión catalana" es la "cuestión española" o, dicho más crudamente: España se gobierna contra Catalunya.

Me quedé corto. Tanta era la atención que, a los cinco minutos de terminado el discurso del MHP, ya poblaban el ciberespacio declaraciones al respecto de distintos líderes políticos. El gobierno elevó el rango de la respuesta a categoría de rueda de prensa a cargo de su portavoz, Isabel Celáa. Avisa al presidente de la Generalitat de que las sentencias de los tribunales hay que cumplirlas. A lo que aquel contestará que no las sentencias injustas. 

Esos son los términos del conflicto: el Estado se empeña en aplicar una legalidad cuya legitimidad es negada por la Generalitat.

Al día de hoy, los medios estarán saturados de análisis del discurso de Torra. La opinión general (en unos alegre, en otros triste) será que el presidente ha moderado el tono, guardado las formas, suavizado el mensaje, manifestado su carácter contradictorio al pedir un referéndum pactado con el Estado al tiempo que se dice haberlo hecho ya el 1-0. 

Pero todo en un batiburrillo no cuela. Formas suaves; fondo, duro. Puño de hierro en guante de terciopelo. Los principios y finales se mantienen: derecho de autodeterminación, independencia y, por el camino, liberación de los presos políticos. 

El discurso se ha pronunciado en el Teatro Nacional de Catalunya. No en el Parlament, que está cerrado, ni en el Palau de la Plaza de Sant Jaume. Hay un elemento de comunicación iconográfica muy evidente. El enorme lazo amarillo que copreside el escenario con la cuatribarrada y el MHP tiene un poder simbólico enorme en el momento en que el Defensor del Pueblo español quiere que los lazos desaparezcan de los edificios públicos mientras que el Sindic des Greuges catalán piensa de otro modo. Y el gobierno y el Parlamento andan pensando sin prohibirlos o no. Su sentido de la autoridad se lo pide; su sentido del ridículo se lo impide.

El acto todo tiene un elemento simbólico grande y al haberse realizado en un teatro, es decir, haberse escenificado, se ha materializado como una etapa nueva en el proceso a la independencia. Aquel en el que, mediando la Diada y el primer aniversario del 1-0, las instituciones y los políticos devuelven la voz a la ciudadanía para que esta renueve su mandato en los términos en que se produzca. La verdadera propuesta de Torra es un recurso a la gente que es la verdadera protagonista del proceso.  Por si alguien tiene alguna duda, él mismo visualiza ese recurso como una gran marcha por los derechos civiles y políticos, inspirada, probablemente, en las grandes marchas de los tiempos de la lucha por esos derechos en los Estados Unidos. 

Hoy en Sitges

En el Teatro Prado, carrer Francesc Gumà, 6-14, a las 19:00. Organiza la Assemblea.cat Sitges como parte de un ciclo titulado "Hola, nou país!"

El título respira optimismo y alegría que, como siempre, es contagiosa. Hay una conciencia de impulso colectivo, generacional, que se vive como una experiencia única, histórica. Un país, un país entero está alumbrando una República en el erial monárquico. De una forma democrática, civilizada, pacífica, en lucha por el derecho individual y colectivo a la libre determinación que, por supuesto, incluye la independencia. 

Me atrevería a matizar el título de la xerrada, que no sería la república que ve, sino la república que és, porque Catalunya vive cada vez más en forma de república de hecho. 

Nos vemos en Sitges.

Mañana, en Falset

En un acto organizado por Falset Acció, a las 19:30 en el teatre l'Artesana, para hablar de un tema de cierta actualidad: la República catalana vs. la Monarquía española. La emergente República catalana frente a la declinante Monarquía española. En realidad, una confrontación de espíritus. Porque República y Monarquía no solamente son dos formas de organización institucional, sino dos estados de ánimo, dos formas de pensar y de vivir. Las personas somos de espíritu republicano, esto es, igualitario, crítico, participativo y democrático; o de espíritu monárquico, o sea jerárquico, sumiso, inactivo y autoritario.

Pero, en fin, supongo que lo interesante ahora es cómo conseguimos hacer efectiva la República catalana frente, contra, a pesar de la Monarquía española.


dimarts, 4 de setembre del 2018

El restatuto

Ya tienen los dos presidentes de la Generalitat la propuesta concreta para Catalunya que pedían al presidente Sánchez. Ofrece este un referéndum, nada menos que un referéndum, término satánico, no sobre la independencia, sino sobre el "autogobierno". Y cuando los dioses sean servidos. 

Es pura retórica de ocultación. Se trata de ofrecer otro estatuto por el procedimiento ordinario de referéndum autonómico. O sea, todo se queda como está, con algunas prebendas añadidas. Porque todo se hará dentro de la Constitución y la ley y los usos y costumbres del reino, que no menciona pues vive en ellos, como cuando se confiesa republicano-monárquico.

Y retórica de dilación. Esa es la esencia de la propuesta: un "hecho" en diferido. Él mismo avisa de que la solución a la "cuestión catalana" será a medio plazo, medido en años. Y eso es lo que pretende: iniciar un proceso largo y complicado de redacción de un nuevo estatuto que se prolongará con los trámites posteriores de aprobación hasta vaya uno a saber cuándo. Suena a tomadura de pelo. En los negros años del franquismo conocí a un alto funcionario, muy considerado por tener un gran historial de eficacia gestora, quien me confesó el criterio que aplicaba al abordar las cuestiones que resolvía. Hacía triaje: a) asuntos que el tiempo resolverá; b) asuntos que ni el tiempo resolverá; y c) asuntos de cojón de mico. El Estatuto del eterno retorno seguramente pertenece a esa tercera y misteriosa categoría. 

Y es también retórica de confusión. En una entrevista en la SER, Sánchez ha desplegado todo el abanico de fantasías, puras trolas y sofismas sobre Catalunya de su propia y de ajena cosecha. Lo que está allí en juego, dice, no es la independencia sino la convivencia. Es falso. La amenaza a la convivencia no la trae el independentismo ni está en Catalunya sino que viene con las bandas fascistas que atacan a la gente, inspiradas y orientadas por C's y toleradas, sino alentadas, por el gobierno. Las demás falsedades vinieron en cadena. La más socorrida, la de los "dos bloques", sobre los cuales pretende él ejercer una autoridad de mediador imparcial cuando es parte de uno de ellos y parte beligerante. La realidad es una mayoría suficiente para la independencia y más que suficiente para la autodeterminación, tan negada por este gobierno "dialogante" como la independencia.

Todo eso da igual. Como cuando Sánchez califica de "retórica inflamada" las afirmaciones de Torra en respuesta a su amenaza de aplicar el 155 que es, como todo el mundo sabe, un mensaje de buena voluntad.

No quiero especular sobre lo que pueda decir hoy el presidente Torra en su conferencia, que escucharé con gran atención, como sin duda harán en La Moncloa, la Zarzuela y muchas cancillerías extranjeras. 

Porque, en efecto, la "cuestión catalana" es la "cuestión española".

Mañana, en Sitges

En el Teatro Prado, carrer Francesc Gumà, 6-14, a las 19:00. Organiza la Assemblea.cat Sitges como parte de un ciclo titulado "Hola, nou país!"

El título respira optimismo y alegría que, como siempre, es contagiosa. Hay una conciencia de impulso colectivo, generacional, que se vive como una experiencia única, histórica. Un país, un país entero está alumbrando una República en el erial monárquico. De una forma democrática, civilizada, pacífica, en lucha por el derecho individual y colectivo a la libre determinación que, por supuesto, incluye la independencia. 

Me atrevería a matizar el título de la xerrada, que no sería la república que ve, sino la república que és, porque Catalunya vive cada vez más en forma de república de hecho. 

Nos vemos en Sitges.

dilluns, 3 de setembre del 2018

Estrategas

El conflicto España-Catalunya se vive en términos bélicos metafórica y no tan metafóricamente. El gobierno tiene presto un plan de acción, probablemente en respuesta a la exigencia de los presidentes de la Generalitat de anunciar hechos. Es un plan de ataque. El artículo de Lola García habla de "desembarco" con ecos del de Normandía.

Los otros, sin embargo, tienen las defensas preparadas y, además, contraatacan, según lo que en su día anunció el presidente Torra de "atacar el Estado injusto". Ante esa eventualidad el gobierno blande la amenaza del 155 o contraataque al contraataque. Son planes de una politica que quiere ser continuación de la guerra por otros medios, pero no lo consigue.

El error está en el planteamiento de base, mejor dicho, los planteamientos de base, pues no coinciden en los de las partes. El gobierno tiene excluido el nivel de los principios, los derechos, la legitimidad y solo atiende al de las políticas públicas. El independentismo, sin desatender el nivel de las políticas públicas, insiste en que el de la legitimidad es prioritario y se condensa en la liberación de los presos políticos y la aceptación de una negociación España-Catalunya de igual a igual.

En resumen, tiene razón Sánchez cuando dice que la “cuestión catalana” no se debe judicializar porque solo puede arreglarse políticamente. El problema es que su nivel de “política” no alcanza el orden constitucional y por tanto constituyente. Para Sánchez, como para el unionismo en general, la Constitución está fuera de la política. Es el límite de la política. Más allá, la guerra.

El unionismo no entiende ni puede entender que no hay una “cuestión catalana”, como no hay una “cuestión vasca”. Hay una “cuestión española”. Pero el sistema político español, el convencionalmente llamado “régimen del 78”, no puede resolverla, pues lo que está en juego es su propia razón de ser.

A su vez, también la estategia está en debate en el independentismo, puesto que lo están los medios que la constituyen. La proximidad de la elecciones municipales, el debate lista única o no, la cuestión de ampliar la base, la política de alianzas, forman un bullir de vivas discusiones que no tendrán mayor importancia (aunque se expresen con apasionamiento y hasta cierta desmesura) mientras se mantenga incólume el objetivo estratégico de consolidar la República catalana.

Lo determinante en ambas partes del conflicto es el apoyo social real que tengan. No el que se inventen. Sánchez y su gobierno quieren “desembarcar” en Catalunya para reforzar a la mayoría de los catalanes que pretende seguir con el modelo estatutario. Los indepes son una minoría mayoritaria. Los “no indepes” son mayoría absoluta. Eso es mentira y Sánchez y los suyos lo saben. Por ello se oponen a realizar un referéndum de autodetermación que aclararía la cuestión de una vez por todas. Porque lo pierden. Tienen mayoría y abrumadora en España, pero no en Catalunya, en donde, si se trata de independencia, son una minoría ciertamente numerosa, pero minoría; y, si se trata de referéndum, son una minoría escuálida.

El independentismo tiene el apoyo mayoritario social y parlamentariamente. Lo lógico, lo democrático y lo legal es que pueda aplicar el mandato recibido en las urnas: la independencia y la República Catalana. Preferiblemente por medios pacíficos, negociados, de común acuerdo y, si necesario fuere por la vía unilateral.

Es obvio que entre gentes civilizadas la actitud de la otra parte no debe ser el uso de la violencia. Pero eso no quiere decir que no pueda ser.

diumenge, 2 de setembre del 2018

Hoy, reflexión




Después del pedazo congreso que se marcó ayer la Xarxa Republicana en Celrà, al que asistí casi en su totalidad, me ha quedado poco tiempo para enterarme de las quisicosas que llamamos del mundo real, como si el mundo virtual no fuera real. Ya se sabe: declaraciones de unos u otras políticas; el presidente Sánchez haciendo las Américas con ritmo de amenaza caribeña; el tsunami amarillo del Estado; la hospitalidad de los participantes en la Diada que ofrecen alojamiento a los peregrinos de la libertad  el 11-9 en Barcelona;  las negociaciones sobre unos presupuestos que nadie sabe si se acordarán, menos si se aprobarán y aun menos si se ejecutarán; el encuentro entre la ministra Calvo y la consellera Artadi, que los medios llaman "secreta", cuando no puede serlo pues es pública, aunque, eso sí, a puerta cerrada; el presidente Torra preparando su conferencia del martes con su espíritu churchilliano que algunos medios le habían detectado y aprovechado para interpretarlo torcidamente. Es el espíritu del célebre "sangre, sudor y lágrimas" resumido en el "sacrificios" del MHP.

Pero por la independencia. De eso iba el Congreso de ayer. (Reitero mi felicitación a los organizadores porque ha sido una genialidad que abre todavía más caminos). De eso y de la República Catalana. De hecho, el título oficial del evento era I Congrés de Piulaires per la República Catalana. Lo dijo el presidente Puigdemont, en calidad de "Piulador a l'exili" y todas y todos más o menos coincidimos, incluidos otros exiliados, como Valtonyc y Carrasco. El congreso hace visible el impacto de las redes en la revolución catalana en marcha y, entre las redes, claro, tuiter que está en primera línea de la batalla mediática. Su misión: contrastar en tiempo real la información, verificarla o desmentirla, contextualizarla y difundirla. Un tiempo real a veces de minutos. Se tarda menos en detectar un fake que en fabricarlo. Y todo eso en un clima de amenazas, agresiones, insultos, calumnias paara generar "ruido" e impedir una comunicación emancipadora sin conseguirlo porque enfrente tienen un movimiento social muy amplio, estructurado y coordinado de modo flexible en una simbiosis entre las redes virtuales y las relaciones a través de las asociaciones. Algo así es indestructible.

Porque, además, es nuevo. Los distintos debates que hubo ayer se vivieron como especie de asambleas espontáneas de tuiteras que provechaban la ocasión para interactuar con sus referentes y con los políticos. Y, en general, creo que el criterio que espontáneamente más se respaldó fue el de unidad. Fue una jornada en la que se hizo realidad aquello tan trillado pero tan cierto de "no preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregunta qué puedes tú hacer por tu país."

(El vídeo recoge, me parece cuatro horas. Hay cuando menos otros tres en la dirección de You Tube de la Xarxa Republicana.)

dissabte, 1 de setembre del 2018

El discurso del matón

Cuando se cumplen los cien días de cortesía con el nuevo gobierno que, por supuesto, nadie respeta nunca y, menos que nadie, el propio gobierno, está claro ya que Sánchez es mucho peor de lo que su pasado de arribista y oportunista sin escrúpulos hacía prever. En realidad, es una especie de Rajoy II, algo más sonriente y hablando inglés, pero con la misma mentalidad autoritaria, nacional española y reaccionaria de su antecesor. Al igual que el  pontevedrés, no ha cumplido sus promesas en la oposición y trata de ocultarlo suscitando otros debates que, sin ser menores, desvían la atención de asuntos de calado. Así resulta que, mientras se discute qué hacer con la momia del genocida Franco, no se toca la reforma laboral del PP con la que este incrementó la explotación de los trabajadores a extremos cercanos a la esclavitud, no se recupera el poder adquisitivo de las rentas salariales ni las pensiones, no se limitan los privilegios de la iglesia o los militares, no se deroga la ley mordaza, se pagan 500.000 euros para defender a un “juez” franquista que tiene presos y rehenes políticos, etc.

La igualdad, la identidad con Rajoy y el PP son absolutas cuando se toca Catalunya. Las mentiras, las falacias, las amenazas del socialista son las mismas que las del pepero; incluso superiores. El punto decisivo ha sido la de volver al 155 en caso de desacato, tanto más creíble cuanto que ya apoyó en su día este infame artículo, verdadero estado de excepción encubierto. Amenaza formulada desde Latinoamérica en el mismo espíritu de maltratador de que hacía gala el de los sobresueldos: depende de Torra y el independentismo que se aplique o no el 155, igual que depende de la mujer maltratada que su marido la forre a hostias o no. Solo tienen que cambiar: la mujer, someterse; Torra y el independentismo, también.

Sánchez repite las falacias de los neofranquistas porque, en el fondo, lo es: la misma idea de España, de las relaciones territoriales y muchas otras cosas. La Constitución y la ley, como si ambas fueran constructos inamovibles y perfectos y no dos realidades impuestas por la fuerza y especialmente sesgadas e inicuas en relación con Catalunya. Cuando se cansa, delega en el cipayo que tiene en Barcelona, para que siga diciendo estas sinsorgadas de súbdito colonial.

Él, en cambio, en parte motu proprio y, en parte, asesorado por los catalanófobos del gobierno, como el catalán Borrell, cree elaborar un discurso algo más refinado que las tonterías de Iceta sobre la ley que, en realidad, no es más que un conjunto de sofismas.

Insiste Sánchez en que en Catalunya hay una ruptura, una fractura de la convivencia. Lleva años diciéndolo. Es una mentira patente para quien conozca el país y la prueba a contrario más fuerte es que es el discurso que también elaboran los fascistas de C’s, con los que Sánchez coincide. Son estos quienes tratan de sembrar el odio y la discordia entre catalanes sin conseguirlo. Probablemente, dentro de poco, se les sumarán los socialistas. Borrell está en ello.

Además de la mentira de la ruptura , Sánchez, se lanza ya a la fabulación. Asegura que la mayoría de los catalanes no es independentista sino partidaria del autobierno y de lo que a él se le ponga en las narices. Pero, por si acaso, impide que se haga un referéndum para saber a ciencia cierta quién es mayoría y quién minoría. La mayoría es la que Sánchez dice que es y, si alguien se empeña en contar a la gente, ya sabe: 155 al canto.

¿Se puede ser más cínico?

Sí, se puede y Sánchez lo consigue cuando, tras mentir, amenazar y volver a mentir, se permite el lujo de recomendar al presidente Torra que inicie un diálogo “entre catalanes”. Pasa siempre con los matones y maltratadores, que luego son perdonavidas. Un político español, incapaz –como todos ellos- de dialogar ni con su sombra, receta diálogo a una gente que no hace otra cosa.

No es de extrañar que Torra le haya respondido con la claridad que merece, pidiéndole por enésima vez que haga alguna propuesta para Catalunya y que sea sin amenazas. Pero, como pedir a un matón que no amenace es como pedir a un burro que trine, ya advierte de que los catalanes/as tendrán que hacer grandes sacrificios para consolidar la república.

Los harán. Los haremos. Y la República Catalana se consolidará.

Hoy en Celrà. Piulaires


Me encanta el verbo catalán "piular", que da "piuladas" para los tuits y "piulaires" para quienes trinan. He sido cupaire, cantaire y ahora soy piulaire. Un orgullo.  El castellano no da tanto juego. Piar tiene un doble sentido poco agraciado, pío y pitido no son precisos, así que la lengua de Cervantes se queda con tuitear, tuit y tuitero que ni de lejos tiene el donaire de un piulaire.

Se celebra el primer congreso de Piulaires per la República Catalana, un acontecimiento movido por la associació per la cultura digital de Catalunya-Xarxa Republicana, bajo patrocinio de una serie de entidades que figuran en la convocatoria. Fecha: 1 de septiembre en Celrà, (c/La Fàbrica, 26). Entrada, dos euríviris. Los organizadores explican que uno va a la caja de resistencia y el otro a pagar partes de la organización. 

El Congreso es un acontecimiento, una originalidad, un acierto que pone en evidencia en dónde está la iniciativa y la creatividad política en el Estado español. Porque, si algo está quedado claro es que el impacto de las redes y, en especial, tuiter, sobre el proceso político es enorme. En el congreso, por cierto, de muy denso contenido, se lanza la pregunta sobre si el ejército piulaire es ya una "estructura de Estado". Espero impaciente la conclusión. 

Hay debates, mesas, intervenciones, diálogos sensacionales que durarán todo el día; un reto para el pobre Palinuro, que lleva un mes pegado a la tierra, desbrozando maleza en sentido literal y, sin solución de continuidad se zambulle de lleno en un debate de primeras figuras sobre las tormentas en la nube de la alta tecnología, en la que el rayo jupiterino es hoy un cegador algoritmo; un buscador potente ilumina en segundos el espacio que el carro de Helios tardaba veinticuatro horas en recorrer; un ataque DoS es como cuando Gulliver queda clavado al suelo e inmovilizado por la maña de los liliputienses que aquí se llaman bots, especialmente peligrosos cuando actúan distribuidos; un grafo de tráfico te hace visualizar lo que los antepasados llamaban la mente, la conciencia y hasta los sentimientos "colectivos".

Los organizadores me han concedido el honor, absolutamente inmerecido, de presentar una especie de ponencia. Cualquiera de los demás participantes lo hará mejor que yo. Y para mí lo interesante es lo que digan ellas/ellos. Es fantástico interaccionar personalmente con gente con la que uno se relaciona en lo virtual y con la que tanto coincide.  Me toca hablar después del presidente Puigdemont, que intervendrá en vídeo como representante de los piuladors a l'exili. Una de las razones del independentismo catalán es abandonar también ese irritante uso español de que siempre haya alguien en el exilio por sus ideas.

Nos vemos en Celrà. 

divendres, 31 d’agost del 2018

Contra el fascismo

Bastó que saliera a la calle Arcadi Espada a pintar rojigualdas (también llamadas "estanqueras") y quitar lazos amarillos para que la pareja que lidera esa formación tan claramente neofascista, C's, decidiera asimismo pasar a la acción contra los lazos. Bastó que Arrimadas y Rivera hicieran lo que El Plural llama un posado quitando lazos para que el mundo entero se tornara amarillo. Cristina Fallarás acuñó el hashtag ##RiveraQuitameEste, convertido de inmediato en TT mundial.

Están histéricos. Andan provocando por donde pasan (dejándolo todo lleno de basura, por cierto) para conseguir respuestas violentas y justificar así la represión que pretenden. Como no las consiguen (ni las conseguirán), se las inventan. La única violencia la traen ellos (y ellos se la llevan); las únicas agresiones son las suyas, al extremo de que, a falta de gente a la que atacar, se zurran entre sí. Es lógico: neofascistas, ultras de vox, agentes de policía de paisano (a veces con banderas de la policía), delincuentes, nazis europeos y españoles, nostálgicos del KKK, tabarnios y claque autobusera de bocata. Lo raro sería que no se liaran a mamporros entre ellos mismos.

Y ¿qué pretenden? No solo van en contra de la opinión del 77% de los catalanes que repudia la existencia de presos políticos, sino que lo hacen abusiva y agresivamente, con chulería e intolerancia, atacando la libertad de expresión de tres cuartas partes de la población. Si no se tratara de descerebrados y desalmados sería cosa de reír ante el ridículo en que han quedado a ojos del mundo entero.

El lazo amarillo es una centenaria costumbre  que simboliza el anhelo de reunirse con los seres queridos ausentes. Algo tan respetable y noble que lo ha convertido en emblema de otras causas también justas. En principio, en Catalunya se empezó a emplear para pedir la liberación, la vuelta a casa de los/as presos/as políticas. Algo dentro de la tradición más popular de la Yellow Ribbon. La ferocidad, la rabia, la saña con la que C's se ha lanzado al ataque contra los lazos, seguramente refleja su profunda mala conciencia: no quieren recordar que España tiene presos políticos y, por tanto, no es un Estado de derecho. No quieren recordarlo y pretenden impedir por la violencia que otras lo recuerden

El caso de Sánchez es más cínico. No tiene inconveniente en decir que, si hay presos políticos, el Estado que los tenga (hablando de Venezuela) no es una democracia. En España la cuestión no se plantea porque aquí no hay presos políticos, sino políticos presos. Doctrina oficial del unionismo, contraria a la buena fe, el sentido común y la mera decencia. Todo eso da igual a Sánchez. Como le da igual dilapidar medio millón de € del erario en defender a un juez presuntamente prevaricador o amenazar con volver a emplear el art. 155 en Catalunya, como ya hiciera M. Rajoy con su aplauso, si el presidente Torra pone en práctica su programa.

Es que el gobierno del PSOE, con el apoyo de Podemos, es de izquierda.

Tanta belicosidad, tanta provocación, tanto abuso de C's en connivencia activa o pasiva con el gobierno español, sus fuerzas y cuerpos de seguridad y sus jueces únicamente hace más ridículo el fracaso de estos desestabilizadores y sus cómplices. Sus provocaciones quedan sin respuesta, pero, apenas desaparecen de la escena de los hechos, los vecinos, la gente, reponen los lazos amarillos en cantidad superior. A la táctica conocida como “Tortosa”, esto es, hacer el vacío, ignorar a los/as provocadores/as, se suma ahora la “Alella”, es decir, reponer los lazos indebida, ilegalmente arrancados.

La campaña de odio, prepotencia, autoritarismo e intolerancia de C’s ha conseguido despertar un movimiento general de solidaridad con Catalunya en todo el Estado. En Bilbao, en Granada, en Madrid, en Sanse, por doquier. Y en el extranjero, en París, Londres, Nueva York. Hasta en el PP rechazan la crispación de C’s; y ya es decir.

Mira por dónde, el humilde lazo amarillo que empezamos a llevar en exigencia de la liberación de unas personas injustamente encarceladas, se ha convertido en el símbolo de la lucha contra el fascismo en el Estado español. Los únicos que no se han enterado son los medios unionistas que siguen falseando la realidad en naranja y azul. Pero las bestialidades que no han podido ocultar, como tampoco el resurgir del fascismo, los abusos de la oligarquía, el patriotismo corrupto, pueden hacer que la gente abra los ojos al color amarillo y comprenda que esto no solo va de la independencia de Catalunya, tratada, hoy igual que ayer, como una colonia. Esto va también de democracia en todo el Estado.

Y de lucha contra el fascismo.

Demà a Celrà, piulant


Me encanta el verbo catalán "piular", que da "piuladas" para los tuits y "piulaires" para quienes trinan. He sido cupaire, cantaire y ahora soy piulaire. Un orgullo.  El castellano no da tanto juego. Piar tiene un doble sentido poco agraciado, pío y pitido no son precisos, así que la lengua de Cervantes se queda con tuitear, tuit y tuitero que ni de lejos tiene el donaire de un piulaire.

Se celebra el primer congreso de Piulaires per la República Catalana, un acontecimiento movido por la associació per la cultura digital de Catalunya-Xarxa Republicana, bajo patrocinio de una serie de entidades que figuran en la convocatoria. Fecha: 1 de septiembre en Celrà, (c/La Fàbrica, 26). Entrada, dos euríviris. Los organizadores explican que uno va a la caja de resistencia y el otro a pagar partes de la organización. 

El Congreso es un acontecimiento, una originalidad, un acierto que pone en evidencia en dónde está la iniciativa y la creatividad política en el Estado español. Porque, si algo está quedado claro es que el impacto de las redes y, en especial, tuiter, sobre el proceso político es enorme. En el congreso, por cierto, de muy denso contenido, se lanza la pregunta sobre si el ejército piulaire es ya una "estructura de Estado". Espero impaciente la conclusión. 

Hay debates, mesas, intervenciones, diálogos sensacionales que durarán todo el día; un reto para el pobre Palinuro, que lleva un mes pegado a la tierra, desbrozando maleza en sentido literal y, sin solución de continuidad se zambulle de lleno en un debate de primeras figuras sobre las tormentas en la nube de la alta tecnología, en la que el rayo jupiterino es hoy un cegador algoritmo; un buscador potente ilumina en segundos el espacio que el carro de Helios tardaba veinticuatro horas en recorrer; un ataque DoS es como cuando Gulliver queda clavado al suelo e inmovilizado por la maña de los liliputienses que aquí se llaman bots, especialmente peligrosos cuando actúan distribuidos; un grafo de tráfico te hace visualizar lo que los antepasados llamaban la mente, la conciencia y hasta los sentimientos "colectivos".

Los organizadores me han concedido el honor, absolutamente inmerecido, de presentar una especie de ponencia. Cualquiera de los demás participantes lo hará mejor que yo. Y para mí lo interesante es lo que digan ellas/ellos. Es fantástico interaccionar personalmente con gente con la que uno se relaciona en lo virtual y con la que tanto coincide.  Me toca hablar después del presidente Puigdemont, que intervendrá en vídeo como representante de los piuladors a l'exili. Una de las razones del independentismo catalán es abandonar también ese irritante uso español de que siempre haya alguien en el exilio por sus ideas.

Nos vemos en Celrà. 

dijous, 30 d’agost del 2018

Idea de la tolerancia

El Mundo es beligerante a favor de la campaña de intolerancia y odio que han desatado los de C's y organizaciones afines con la obvia intención de provocar un conflicto violento que justifique la intervención de Catalunya. La fraseología delata el mismo recurso a la mentira que se hace en la campaña anti-lazo, calificada como "imposición". ¿Quién impone qué a quién? Ya la idea de llamar "rebelión cívica" a los actos ilegales de unos grupos de provocadores sin control alguno es irrisoria.

Las imágenes de esos individuos disfrazados de KKK y portando palos y armas blancas están calculadas para intimidar a la gente. Los propios líderes de C's, siguiendo el ejemplo de Arcadi Espada, han bajado a la calle a arrancar lazos amarillos entre los aplausos de los pelotas de turno. No se consigue reacción violenta alguna, ni más atención que unas fotos en los medios bastante lamentables. Se corona todo con una manifestación en protesta por las agresiones independentistas a los unionistas aun sabiendo que son falsas y, al final, hay que desconvocarla porque, aparte de partir la cara a un cámara de Telemadrid, empezaban a pegarse en entre ellos. 

Toda esta parafernalia fascista acaba siempre en un miserable ridículo más grueso que el anterior. A los minutos de abandonar la calle los dirigentes de C's, los/as vecinos/as vuelven a poner los lazos. Este ridículo evidencia el absurdo de estos neofalangistas de los "puños y las pistolas" o "del Ulster que os vais a cagar", algo más modernizado.

El absurdo procede de su teoría fascista del "espacio público". El espacio público, dicen campanudos, "debe ser neutral". Y ¿quienes son ellos para definir la "neutralidad"? Y ¿quiénes para arrogarse el derecho a invadir a su  vez el espacio público, eliminando lo que no les gusta, directamente, sin emplear medios legales, como en el Far West o en La naranja mecánica? Ya no hablemos de agredir a la gente o allanar propiedades particulares. 

La raíz de estee comportamiento agresivo, fascista, está en su concepción del espacio público monopolizado por una única opinión (por ejemplo, sobre qué sea neutralidad) y ninguna tolerancia hacia las demás. El fascismo de C's precede de su incomprensión de la idea de tolerancia, básica para la existencia de sociedades democráticas, libres. 

La tolerancia es la actitud que se espera de quien dice respetar la libertad de expresión ajena. Libertad de expresión no es solo libertad de conciencia, culto o idea, sino derecho a expresar estas en público siempre que no sean delito por muy desagradables y repugnantes que parezcan a otros. Y, obviamente, los lazos amarillos expresan un deseo de liberación de los presos políticos, pero no son delito. 

Delito es arrancarlos, coartar, suprimir la libertad de expresión ajena. Si tanto les enojan los lazos amarillos, que pongan ellos pulseras moradas o corazones verdes, pero no ataquen la libertad de expresión de la gente. Por lo demás, la desproporción del empeño es abrumadora: varios cientos, miles quizá, de unionistas furiosos no pueden imponerse a la voluntad de millones de catalanes, contrarios a la existencia de presos políticos.  

No pueden... salvo que tengan la fuerza coercitiva del Estado detrás. 

¿La tienen?