divendres, 7 de setembre del 2018

Marca España

Así administrada, la noticia provocará soponcios en el ministerio de Asuntos Exteriores español, también conocido como ministerio de Asuntos Catalanes. En realidad es menos y más de lo que parece. Se trata de una nota del ministerio de Exteriores alemán dirigida a sus cuidadanos que hagan turismo en Catalunya para que tomen precauciones ya que el conflicto político sigue sin resolverse.

Es menos porque no se trata de una posición política del ministerio ni del gobierno. No es una declaración, sino una especie de advertencia administrativa de las que suelen hacerse en todos los países, incluida España, avisando a los ciudadanos que viajan a unos u otros lugares sobre los riesgos que pueden correr por razones políticas o económicas o sanitarias, etc. No ha lugar por tanto a que el gobierno español se dé por aludido y formule algún tipo de propuesta. El ministerio alemán se limita a dejar constancia de una situación de hecho.

Es más porque precisamente esa situación de hecho proyecta una imagen exterior desastrosa de España como país en el que no solamente no reina la "normalidad" que predica el presidente Sánchez, sino que lo hace una manifiesta inestabilidad. 

En nada ayuda a presentar una imagen distinta la decisión del ministerio español del Interior de enviar 600 policías antidisturbios a Barcelona, o una nueva remesa de piolines. Sin duda el envío lo habrá sido a solicitud de la Consellería de Interior de la Generalitat que ejerce las competencias de orden público. Y, sin duda también, estos 600 efectivos traerán órdenes de apoyo a los Mossos y no de actuación autónoma. Pero, en todo caso, la impresión política del hecho es desastrosa. Conmemorar el primer aniversario del 1-O con 600 o 1.000 piolines otra vez prestos a la acción no es un acierto, sobre todo cuando se anda predicando el diálogo en todos los barrios. 

En la situación de desconfianza generada en los últimos tiempos, nadie está seguro de si esas unidades de intervención no contribuirán directa o indirectamente a generar los disturbios que teóricamente han de reprimir. Acantonarlas equivale a una provocación. 

Claro que el conflicto político con Catalunya, el más grave en España, sigue sin resolverse. Tiene razón el ministerio de Exteriores alemán en avisar a sus ciudadanos. Pero se equivoca al determinar la causa del posible riesgo que estos puedan correr.  Lo que pone en riesgo la seguridad de los turistas alemanes (y no alemanes) no son la Diada ni la conmemoración del primer aniversario del 1-O sino los preparativos del gobierno para contrarrestarlos.