dimarts, 4 de setembre del 2018

El restatuto

Ya tienen los dos presidentes de la Generalitat la propuesta concreta para Catalunya que pedían al presidente Sánchez. Ofrece este un referéndum, nada menos que un referéndum, término satánico, no sobre la independencia, sino sobre el "autogobierno". Y cuando los dioses sean servidos. 

Es pura retórica de ocultación. Se trata de ofrecer otro estatuto por el procedimiento ordinario de referéndum autonómico. O sea, todo se queda como está, con algunas prebendas añadidas. Porque todo se hará dentro de la Constitución y la ley y los usos y costumbres del reino, que no menciona pues vive en ellos, como cuando se confiesa republicano-monárquico.

Y retórica de dilación. Esa es la esencia de la propuesta: un "hecho" en diferido. Él mismo avisa de que la solución a la "cuestión catalana" será a medio plazo, medido en años. Y eso es lo que pretende: iniciar un proceso largo y complicado de redacción de un nuevo estatuto que se prolongará con los trámites posteriores de aprobación hasta vaya uno a saber cuándo. Suena a tomadura de pelo. En los negros años del franquismo conocí a un alto funcionario, muy considerado por tener un gran historial de eficacia gestora, quien me confesó el criterio que aplicaba al abordar las cuestiones que resolvía. Hacía triaje: a) asuntos que el tiempo resolverá; b) asuntos que ni el tiempo resolverá; y c) asuntos de cojón de mico. El Estatuto del eterno retorno seguramente pertenece a esa tercera y misteriosa categoría. 

Y es también retórica de confusión. En una entrevista en la SER, Sánchez ha desplegado todo el abanico de fantasías, puras trolas y sofismas sobre Catalunya de su propia y de ajena cosecha. Lo que está allí en juego, dice, no es la independencia sino la convivencia. Es falso. La amenaza a la convivencia no la trae el independentismo ni está en Catalunya sino que viene con las bandas fascistas que atacan a la gente, inspiradas y orientadas por C's y toleradas, sino alentadas, por el gobierno. Las demás falsedades vinieron en cadena. La más socorrida, la de los "dos bloques", sobre los cuales pretende él ejercer una autoridad de mediador imparcial cuando es parte de uno de ellos y parte beligerante. La realidad es una mayoría suficiente para la independencia y más que suficiente para la autodeterminación, tan negada por este gobierno "dialogante" como la independencia.

Todo eso da igual. Como cuando Sánchez califica de "retórica inflamada" las afirmaciones de Torra en respuesta a su amenaza de aplicar el 155 que es, como todo el mundo sabe, un mensaje de buena voluntad.

No quiero especular sobre lo que pueda decir hoy el presidente Torra en su conferencia, que escucharé con gran atención, como sin duda harán en La Moncloa, la Zarzuela y muchas cancillerías extranjeras. 

Porque, en efecto, la "cuestión catalana" es la "cuestión española".