divendres, 27 d’abril del 2018

Esto no tiene arreglo

La sentencia sobre La Manada ha soliviantado al país de modo tan fulminante como multitudinario y por primera vez ha puesto a todos los políticos a largar lindezas más o menos acicaladas sobre los jueces navarros; hasta los de C's, que siempre esperan a ver de dónde sopla el viento para adoptar una posición de principios, han mostrado su consternación. También han salido los habituales maestros ciruelos a avisar de los peligros de la ley de lynch y lo que llaman los "juicios paralelos". Así razonan también los tres jueces que, sin duda, se sienten víctimas de un atropello por haber aplicado escrupulosamente la ley, sin atender a las pasiones del momento. Raro será que no pidan amparo al Consejo General, que se lo concederá encantado. 

La reacción social, además de multitudinaria, ha sido muy meticulosa en fundamentar el encendido rechazo con razones de peso. Los medios y las redes se han llenado de copias de los documentos procesales, sobre todo los hechos que se dan como probados. Múltiples juristas los han analizado, escandalizados. Algunos no han podido terminarlos. Y, ¿por qué indignan los "hechos probados"? Según entiendo porque reflejan, muestran, evidencian la presencia de violencia y la violación. Si hay violencia, hay violación. Pero el tribunal ha descartado la segunda porque no encuentra la primera.  No hay violación en donde no hay violencia.

Y ya estamos en el tema de nuestro tiempo, el de la violencia y sus interpretaciones. Si el tribunal navarro hubiera querido informarse habría podido preguntar al juez Llarena, que ve violencia incluso en la no-violencia. Pero esto no sería oportuno. En un caso se trata de asegurar que hubo violencia en donde no la hubo y en el otro, todo lo contrario, que no hubo violencia en donde la hubo. 

Al margen de la cuestión en sí misma de la violencia, que es interesante, resulta patente la pauta que sientan los tribunales: la existencia o no de violencia depende de quién sea el acusado, si indepes pacíficos o una manada de jóvenes borrachos entre los cuales había un guardia civil y un militar. Es decir, violencia es lo que los jueces dicen que es, aunque no coincida con la ley ni con el sentido común. Esta situación solo sería admisible en el caso de que los jueces fuesen justos e infalibles.

Pero no es así. Para demostrarlo basta mirar el juicio de Altsasu que tiene toda la pinta de ser un proceso amañado, cargado de pruebas falsas y prácticas dudosas con una petición fiscal desmesurada y una acusación de terrorismo a unos chavales por una pelea de un bar realmente absurda e inhumana.

Seguimos con la portada de El País. Sube el paro; baja la población activa. Radiografía de la recuperación que vende este gobierno de incompetentes y corruptos. El último en la lista de imputados ayer mismo, el ex-ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón.

Y, para ennegrecer el horizonte resulta que el PP se hunde en intención de voto por el inenarrable episodio de Cifuentes que deja detrás dos bombas de relojería: la corrupción en la URJC y el departamento de juego sucio interno al PP. Un hundimiento que, para desesperación general, favorecerá a C's. El joven partido de extrema derecha (según la prensa francesa) que, con reminiscencias falangistas, aspira a la conquista del Estado. O de lo que quede después del paso del PP.

La izquierda, irrelevante. Tan irrelevante que no merece comentario. Ni crítico. 

dijous, 26 d’abril del 2018

Sobre el periodismo

Los de El Hurón, periodismo de investigación han hecho una entrevista a Palinuro para hablar de los asuntos que les son caros: la corrupción de la política española, la triste función de los medios de propaganda de la oligarquía y las condiciones de explotación del neoliberalismo. Todos temas que también preocupan a Palinuro y sobre los cuales lleva este años trabajando.

Diría que el momento está muy bien escogido, cuando el país asiste atónito a: 1) la dictadura del 155 en Catalunya y el conjunto del Estado; 2) la existencia de presos y exiliados políticos; c) la negación de la libertad de expresión (casos Valtonyc, Pablo Hasel, Pesarrodona, etc); d) las farsas judiciales estilo "manada" o "jóvenes de Altsasu" que llevan casi dos años en la cárcel acusados de un delito fabricado por los acusadores; e) toda la farsa judicial anti-independentista, causa político-inquisitorial; f) la vergonzosa alianza nacional-española (o sea, franquista) entre PP, PSOE, C's y Podemos en lo tocante a Catalunya; g) la dimisión de la falsaria Cifuentes; h) la citación como imputado al presunto ladrón Ruiz-Gallardón; i) la próxima sentencia en la que se condena al PP por lucrarse de un delito; j) el apogeo de un periodismo infame hecho por esbirros y pistoleros al servicio de la oligarquía nacional-católica, etc., etc. 

La defensa exterior de Catalunya

Aquí, mi artículo de elMón.cat de ayer, titulado La necesaria comisión Chomsky. Hace unos días, Noam Chomsky y un centenar de académicos de varias universidades occidentales publicaron una carta-manifiesto pidiendo la inmediata liberación de los presos políticos en España. Me pareció tan importante que la comenté en dos posts, (Cosmópolis el 22 de abril y Contra Catalunya vale todo, el 23) porque es una vía espléndida de seguir internacionalizando el conflicto España-Cataluña y darle visibilidad no solo en Europa sino en todo el mundo. Una carta de intelectuales con gran audiencia por el peso de sus firmantes. Los medios españoles, alineados con quienes tienen a la gente encarcelada por sus opiniones políticas, la silenciaron. Hacían lo mismo que los intelectuales y académicos del país, ninguno de los cuales ha estampado su firma en el documento.

Sigo pensando que es un hecho importante que invita a los firmantes y al propio Chomsky a dar un paso más, vista su falta de eco en España, y convertirse en un organismo, a modo de comisión internacional, que defienda la causa catalana, víctima de un tratamiento inicuo en España. Una "Comisión Chomsky de defensa de Catalunya", en la línea del famoso Tribunal Russell durante la guerra del Vietnam. Su cometido, en el que Chomsky es autoridad, sería, entre otros, el análisis de los medios en los conflictos políticos. Por eso, el artículo de elMón.cat.

Desde ayer se han producido tres hechos nuevos que han de tenerse en cuenta al leer el artículo: 1º) el gobierno puede, en efecto, llevar su ineptitud a verse obligado a rechazar a Puigdemont a una semana de que venza el plazo de las nuevas elecciones que quiere evitar. 2º) C's recurrirá la delegación de voto de Comín (y Puigdemont) ante el Tribunal Constitucional. El resultado, de prosperar el recurso, será el mismo: elecciones. 3º) la Universidad Politécnica, realiza un acto en defensa de los derechos civiles en Catalunya con el apoyo de la ANC, Ómnium, UGT y CC.OO que es de esperar se extienda en ámbitos académicos e intelectuales.

La versión castellana

La necesaria comisión Chomsky

El otro día fue noticia que Noam Chomsky y cien académicos de muy diversas universidades habían firmado un manifiesto pidiendo algo de justicia elemental como la libertad de los presos políticos catalanes en España. No la busquen en los medios españoles, esos que tanto jalean al profesor emérito del MIT cuando habla de Vietnam, los medios y la censura en los EEUU. La ocultaron, la censuraron, como hacía Franco, del que han aprendido comunicación democrática. Es tal su servilismo al corrupto gobierno de la derecha que censuran incluso las noticias que aumentarían sus ventas.

La noticia también traía una lección moral para los intelectuales españoles, ese gremio de siervos abajo firmantes, capaces de protestar hasta de las más alejadas injusticias en el planeta, pero no de la que se está dando en Catalunya ante sus narices y en beneficio de su mediocre condición. Ayer mismo estaba una nutrida representación de estos farsantes babeando la mano del rey y haciéndose mieles con Cifuentes a costa de la memoria del pobre Cervantes. Un patio de monipodio de estos lacayos de unos gobernantes ladrones. Ni uno ha tenido el valor de protestar por la dictadura del 155 en Catalunya; ni uno por la violación de los derechos humanos a los presos políticos; ni uno porque haya presos y exiliados políticos.

Es más, los que han hablado ha sido para afirmar su sumisión a la arbitrariedad de los franquistas y humillar el gesto de quienes tienen mil veces más valor e integridad moral que ellos. Una docena de cantantes, músicos, escritores, comediantes, cineastas vomitando su envidia y odio en contra de las víctimas y a favor de los victimarios. Los demás, vergonzoso silencio. En la lista encabezada por Chomsky, ni un español, ni un catalán, ni una universidad española, ni una catalana. Estadunidenses, mexicanos, ingleses, alemanes, franceses y ni un español o catalán. De nuevo las brigadas internacionales solo que esta vez no hay ya nadie en la península que defienda la libertad y la dignidad.

En la situación actual necesitamos de nuevo esta generosa y esclarecida ayuda exterior en pro de la causa democrática en Catalunya. Necesitamos que se expanda, que resuene por doquier y, sobre todo, que se institucionalice. Es urgente que esa carta se convierta en el germen de una comisión permanente de personalidades de la talla moral de Chomsky que sirva para amparar y dar a conocer la lucha de un pueblo por su libertad. Necesitamos que un foro internacional de proyección mediática no deje que la dictadura franquista española del 155 con el apoyo de los cuatro partidos dinásticos del congreso, ahogue la voz de la revolución popular de nuevo tipo que está dándose en Europa gracias a Catalunya.

Lo necesitamos para contrarrestar la propaganda del régimen monárquico y oligárquico español en todos los frentes. Este Estado corrupto hasta la raíz, vive de saquear y reprimir a Catalunya como una colonia, dedica recursos ingentes a la guerra sucia criminal contra los catalanes, a comprar esbirros mal llamados periodistas para mentir a la opinión, y tiene a los jueces sumisos a su servicio. Asimismo, emplea enormes cantidades de dinero en sobornar publicistas, políticos, funcionarios, lobbies extranjeros para conseguir pronunciamientos favorables a la dictadura española; manda a sus ministros al exterior a mentir y amenazar a las autoridades extranjeras con dineros públicos, como ese Dastis, capaz de decir al fotógrafo que tomó imágenes de la represión en España que esa imágenes son falsas. Manda igualmente a los líderes de la oposición de “izquierda” en giras de propaganda por Europa en la esperanza de que las mentiras sobre Catalunya contadas por un oportunista y arribista sin escrúpulos como Pedro Sánchez tengan más efecto en la opinión pública internacional que las mentiras habituales de su propia fabricación.

Se trata de la guerra sucia de un Estado neofranquista en pleno proceso de fascistización, sostenido por los cuatro partidos dinásticos españoles, PP. PSOE, C’s y Podemos, pues, al tratarse de la unidad del régimen heredado, no hay diferencias ideológicas entre españoles. Y eso es lo que un referente intelectual y moral de nuestro tiempo como una Comisión Chomsky de apoyo a la libertad y la democracia en Catalunya tiene que contrarrestar. Como lo hizo la Comisión Russell con el Vietnam. Un foro internacional que sirva como vigilancia de las barbaridades y sevicias que el franquismo español comete con el independentismo catalán. Y demuestre por fin que no se ha perdido la dimensión moral y crítica de los intelectuales a pesar de la pocilga española.

Dictadura de hecho con ley de plenos poderes (art. 155) a favor de un tirano ignorante; procesos políticos arbitrarios a cargo de jueces prevaricadores; castigos y penas inhumanas y crueles (torturas, vaya) a los presos políticos; castigos a sus familias obligadas a desplazarse miles de kilómetros a verlos; opresión de los detenidos; supresión de libertades públicas; guerra sucia contra el independentismo; impunidad y amparo de las provocaciones fascistas muchas veces iniciadas por la misma policía más o menos disfrazada; castigos y penas desmesurados; supresión de la libertad de expresión; persecución ilegal de manifestantes; amenaza, chantaje, latrocinio y crimen.

Dictadura, en definitiva, la vieja querencia de la derecha nacionalcatólica española apoyada (como siempre lo ha estado) por una seudoizquierda anticatalana y unos intelectuales egoístas y cobardes.

Necesitamos una comisión Chomsky.

dimecres, 25 d’abril del 2018

Puigdemont, president

La decisión de la mesa del Parlament de admitir la delegación del voto de Comín ha provocado un auténtico guirigay. El País, fervoroso defensor de M. Rajoy, se lanza al panegírico: "El PP ayuda a la formación de un gobierno en Cataluña". Sería la primera vez. Añade el diario que ni PP ni Cs ni PSC impugnarán la delegación de voto, segunda después de la de Carles Puigdemont. Y esgrime una poderosa razón: hay que evitar nuevas elecciones.

Pero nada de eso es seguro. El Confidencial avisa de que Rajoy estudiará "acciones legales" por el voto delegado de Comín. Tanto no parece dispuesto a ayudar a la formación de un gobierno catalán. A su vez, el PSC también anuncia que recurrirá la delegación de voto de Comín y anima al Tribunal Constitucional a actuar de oficio para impedirla. La tal delegación resulta problemática. Quizá los de C's la acepten, pero no encaja tampoco en su ánimo normal.

Puede que la finalidad esgrimida por el B155 de evitar las elecciones sea inalcanzable si quienes quieren descartarlas hacen todo lo posible por traerlas. Estos recursos postergarán el pleno de investidura y harán perder un tiempo precioso. Recuérdese, queda un mes para la convocatoria automática. En el ínterin, el pleno abordará el próximo 3 de mayo la reforma relámpago de la Ley de la Presidencia para posibilitar la investidura a distancia de Puigdemont. A favor de ese paso vota todo el bloque indepe, incluida la CUP. Mayoría absoluta. 

Cuando falten quince días para la convocatoria automática, el gobierno de España se encontrará con una decisión del Parlament por mayoría absoluta de investir al "prófugo" Puigdemont. Puigdemont o elecciones. La ineptitud del gobierno español lo obliga a elegir entre dos formas de derrota. Tolera la investidura a distancia y desactiva toda su política represiva, incluido el frente judicial,  o se arriesga a una victoria independentista abrumadora en lista de país que solo podría evitarse convirtiendo las elecciones en la misma farsa en que se ha convertido la acción de los tribunales. 

dimarts, 24 d’abril del 2018

Hay que hacer trampas

Ya es extraño el titular del periódico de La Moncloa: "Rajoy se resiste a profundizar el 155 aunque haya elecciones". Está repleto de sobreentendidos y subentendidos. Si "Rajoy se resiste" es porque alguien le presiona en un sentido que a él no le gusta; indudablemente, el de "profundizar el 155". ¿Quién puede ser? Indudablemente, el propio El País, fiero guerrero de la unidad de España; pero seguramente no en nombre propio sino de los "halcones" del gobierno, sobre todo las "halconas".

Porque ¿qué diantres quiere decir "profundizar el 155". Aparte de la detestable sintaxis, ¿qué significa "profudizar" un artículo de una ley? Está claro, endurecerlo, hacerlo más exigente, más restrictivo. ¿Cómo? Varias formas son evidentes: intervenir y censurar TV3, ilegalizar organizaciones sociales y/o políticas independentistas. Y, por esa vía, hasta el destino de tropas en Catalunya. ¿No está ya la guardia civil, que es un cuerpo de naturaleza militar? 

De esa forma se hará realidad la mentira propalada por Pedro Sánchez en el extranjero de que, siendo España un Estado de derecho, cabe defender todas las opiniones políticas. Mentira. Las independentistas no se pueden mantener. Son tratadas como delitos. Aquí ya son delito hasta los colores.

El titular aun es más perverso y amenazador. La conjunción adversativa, "aunque" delata la intencionalidad. Rajoy se resiste a aumentar su dictadura, aunque haya elecciones. Esto es, la cercanía de elecciones parece a El País motivo suficiente para intensificar la dictadura. No le da vergüenza alguna porque pertenece a esa  corriente "democrática" que solo convoca elecciones si las gana al precio que sea, incluso al de hacer trampas. Está en juego la unidad de la patria y, ya se sabe: con razón o sin ella. De ahí que estos paladines del tongo patriótico se escandalicen de que M. Rajoy "se resista" a "profundizar" (o sea a reprimir más y más injustamente) el 155, el artículo de plenos poderes.

Eso pasa hoy día por periodismo serio.

Gràcies!

Viure una diada de Sant Jordi és un privilegi. No descubro nada, ya lo sé, pero dejo constancia de mi agradecimiento. A los/as lectoras de Palinuro en primer lugar, que hicieron cola para la firma. Breves instantes: sonrisa, libro, nombre, firma, fugaz comentario (hay que dejar paso a los demás), una noticia, una identificación, quizá una historia del pasado, familiar, una emoción, una sonrisa, una foto. Queda un sentimiento grato, que va creciendo y creciendo, a lo largo del día, brillante, soleado. De parada en parada, más lectores/as con sus sonrisas, sus rosas, sus manos que se quedan en las tuyas. Y tú no puedes olvidar que firmas libros para ausentes porque la fiesta es también regalo y muchos compran los libros para regalar. Un desfile de padres, madres, hermanos, maridos, esposas, hijos, amigos, evocados con dos trazos apresurados: no puede venir, está trabajando (este Sant Jordi es laborable), vive en otro lugar, es una sorpresa. Al final hay una red de cercanía múltiple a la que cumple decir: gràcies!

Y también a todos/as las paseantes que abarrotan las ramblas, con las rosas encelofanadas y sus bolsas con un libro, mirando las paradas, hojeando aquí y allá las publicaciones. En este día, según parece, editoriales y librerías facturan entre un 35 y un 40% del total del año. Negocio y solidaridad. Muchos, muchísimos lazos amarillos, camisetas, pañuelos, gorras, todo de amarillo pacífico.

Y satisfacción personal. España quedó atrás quedó muy delante; tercero en ventas en castellano y no ficción. El editor (Ara Llibres) estaba encantado. Tenía dos autores en primera fila: Jordi Borràs, con Dies que duraran anys y servidor. Y el dire de mi periódico, Salvador Cot (elMón.cat), tuiteaba enardecido que tenía a cinco de sus periodistas entre los triunfadores de la jornada: Jordi Borràs, Quico Sallés, Martí Gironell, Palinuro y Liz Castro.

Doncs això, gràcies a tots. Seguim.

dilluns, 23 d’abril del 2018

Contra Catalunya vale todo

La tercera pata del triunvirato del 155, Pedro Sánchez, anda de gira por Alemania para difundir el discurso represivo, falaz, de la derecha española (PP y C's) sobre Cataluña, probablemente por encargo directo de M. Rajoy (a) Sobresueldos, aprovechando que habla a sus congéneres socialistas alemanes. El mismo M. Rajoy cuya dimisión sería lo primero que pensaba Sánchez pedir si ganaba las primarias. No solo no pide su dimisión sino que es su más firme apoyo para seguir desgobernando el país y que su partido, el PP, continúe expoliándolo. Como el PSOE en Andalucía, por lo demás. La fraternidad es evidente.

La misión de Sánchez en Europa es mentir a los europeos sobre el conflicto España-Catalunya y descaradamente. Sostiene el secretario general que en el PSOE ofrecimos el diálogo repetidamente al independentismo catalán, pero no recibimos respuesta. Hace falta tener morro. Lo siento; no hay otra expresión: morro, caradura, desfachatez. Este payo debe pensar que los alemanes son imbéciles, como los que le aplauden sus embustes. ¿Diálogo con los catalanes? Jamás, como todo el mundo sabe. A él lo echaron precisamente por haber amagado algo parecido. Recuperado su puesto, demostró haber aprendido la lección, se sometió a los arribaespañistas de su partido, los Rubalcabas, González, Bono, etc y se opuso y se opone siempre con uñas y dientes a todo diálogo con los independentistas. No quiere ni sus votos, aunque sean sin condiciones. No está dispuesto a hablar con ellos en absoluto. Lo ha dicho, redicho y requetedicho porque piensa que eso le dará votos en España.

¿Por qué, pues, miente como un bellaco en Alemania, aparte de porque es un oportunista y un embustero? Porque comparte el orden de prioridades de los otros políticos del cuadrilátero hispánico de la desvergüenza política, M. Rajoy, Rivera e Iglesias. Primero es España, la nación española de la derecha nacional-católica que todos comparten; luego sus opciones políticas particulares.

Y hay más en el programa de propaganda y mentiras que lleva este hombre por Europa. También afirma con idéntico descaro que "España, es una "democracia sólida", donde impera el Estado de derecho y se respeta "la pluralidad". La doctrina oficial de los intelectualess españoles y su panfleto de cabecera, El País: España, la democracia homologable en Europa y blablabla. Un país en estado de excepción con el 155, en donde hay presos, exiliados y embargados políticos, un país en el que se apalea a la gente por querer votar, se la encarcela por rapear y se la despoja de sus prendas de vestir arbitrariamente; un país gobernado por ladrones, con un partido de facinerosos, unos tribunales al servicio del gobierno y unos medios que son puros aparatos de propaganda, es un "Estado de derecho a nivel europeo", según la manga de ideólogos al servicio de este régimen neofranquista al que apoya la oposición en pleno, por activa o por pasiva, cuando se trata de Cataluña.

Añade Sánchez de colofón que la situación sería muy distinta si gobernara el PSOE, como queriendo marcar unas distancias inexistentes con el PP. Porque es otra mentira. En primer lugar, estamos así precisamente porque el PSOE de Zapatero comenzó una reforma del Estatuto en 2006 que luego no tuvo la inteligencia ni el valor ni la honestidad de mantener. En segundo porque el PSOE carece de todo proyecto catalán (ya ni menciona las bobadas federales o de reforma de la Constitución con que amenizaba las fiestas del partido) y prefiere apoyar el del PP y, sobre todo, su modo de resolverlo a palos. En tercero porque un partido que tiene en su historia los GAL es posible que hubiera hecho algo distinto que el PP y probablemente peor y más sucio.

Quizá no han encontrado a otro más vacuo y vanidoso que Sánchez para encargarle estas mentiras en el extranjero. Si España fuera un Estado de derecho no sería necesario asegurarlo en todos los foros. Es inimaginable que un político alemán o francés o inglés o del resto de los homologables vaya por ahí tratando de convencer a otros de que su país es un Estado de derecho. ¿No?

Frente al nuevo propagandista de la fe, Chomsky y cien académicos internacionales más, reclaman la libertad de los presos políticos y, por ello mismo, denuncian la falta de garantías de Estado democrático de derecho en España. Por supuesto, la prensa de este país "libre" difunde profusamente las mentiras de Sánchez, mientras que oculta la exigencia de Chomsky y sus colegas.

¿A quién piensan los lectores que hará más caso la opinión pública internacional, a Sánchez o a Chomsky?

Hay que poner en marcha cuanto antes una Comisión Chomsky que bien puede llamarse "Comisión de la verdad sobre Catalunya" o "Comisión de apoyo a la democracia catalana".

La necesitamos para contrarrestar las falacias y los engaños de estos siervos de la derecha muy y mucho española.

Hoy, Sant Jordi, firmas de Palinuro

Hoy, lunes, 23 de abril, Palinuro firmará ejemplares de España quedó atrás en las paradas que figuran en el cartel. El libro salió el mes pasado, ha estado muy alto en los más vendidos en castellano y mañana los ejemplares a la firma serán de la segunda edición.

Los escritores suelen decir que, cuando firman libros, es cuando conocen a sus lectores y es verdad. Los lectores toman cuerpo de repente, rostro, gestos y muchos, fotos. Es un momento de cordialidad. No conozco de ningún caso en que alguien se haya aproximado a que un autor le firme un libro mientras le dice que lo odia, que escribe como los asnos y que debiera dedicarse a la filatelia. 

Además de las galeras de la firma, Sant Jordi son muchas otras cosas: risas, paseos, flores, libros. 

Que ustedes lo disfruten.

Destino: el exilio

La Palma de Cervelló es ya casi una segunda casa. Después de pasar aquí la mítica noche del 1º de octubre y la conferencia de ayer en el Teatre de l'Aliança Palmarenca, hoy hemos vuelto al local, pero como espectadores de la obra que presentaba el grupo Terra Teatre, Els darrers dies de la Catalunya Republicana. Es adaptación del diario de Antoni Rovira i Virgili, periodista, escritor, político y diputado catalán de ERC, en los días finales de enero de 1939, cuando el gobierno de la Generalitat, el parlamento y mucha otra gente emprendieron el camino del exilio a Francia.

Un episodio conectado con los acontecimientos de los últimos meses aquí, que repiten el patrón: exilio, cárceles, represión de catalanes. En la obra hay una dimensión aun más trágica, pues ese exilio de unas personalidades no era sino una parte mínima del éxodo masivo que provocó el desmoronamiento del frente del Ebro, en donde realmente la República perdió la guerra. Cosa que se evidencia en el discurso escenificado, cuando el peregrino Rovira i Virgili dice que la guerra se hizo contra Catalunya y Catalunya la ha perdido.

Quienes conocen el trayecto final de esa escapada, atravesando Figueres y La Jonquera hasta la salida de Le Perthus quedan impresionados recordando que por la vía central de ese pequeño pueblo, el Carrer Mayor que es, en realidad, muy angosto, pasaron en breves días 450.000 refugiados, hombres, soldados, mujeres, ancianos, niños, carros, maletas, colchones. Un río humano de angustia y desolación. Camino del exilio. 

Ese sentimiento en eco colectivo y angustia personal es el que se refleja en la adaptación de Jordi Hervás en un magnífico monólogo de una hora de duración, con música de Edmond Bosch y bajo la dirección de Marc Hervás, hermano del actor. La caída de Cataluña, el sentido de la guerra, la peripecia personal y familiar de los exiliados, muchos, muchísimos de los cuales no volverían a ver su tierra. El drama de una generación que ha marcado a las posteriores. 

Esta obra es una gran experiencia.

diumenge, 22 d’abril del 2018

Cosmópolis

Dos observaciones inmediatas sugiere la carta de 100 académicos con Chomsky a la cabeza exigiendo la libertad de los presos políticos catalanes: a) No hay una sola firma ni universidad españolas ni catalana; b) Los medios la han ocultado salvo alguna desmayada noticia como la de diario.es. Cada cual saque sus conclusiones.

El silencio de los intelectuales españoles y catalanes y de la izquierda española en general sobre el proceso de fascistización de España es impresionante. Que nadie proteste por la injusticia de los presos políticos y el atropello de los derechos de todo tipo en Catalunya hace augurar lo peor: no hay dique a la oleada de represión que se avecina. El dique está fuera. Es el impacto en la opinión pública mundial de hechos como esta carta. 

El bloque del 155 reaccionará del modo habitual. Pondrá en duda la autoridad intelectual de Chomsky y se burlará de los cien académicos. Modelo: si ellos tienen ONU, nosotros tenemos DOS, ya ensayado con éxito en tiempos anteriores y más obscuros. Los menos nacionalcatólicos y más de espíritu falangista tronarán contra la intolerable injerencia  en los asuntos internos patrios. Y los demócratas moderados del no-nacionalismo español ilustrado se quejarán de que Chomsky y otros científicos despistados se dejen manipular por los de siempre contra un Estado democrático de derecho como España, plenamente homologable con las democracias circunvecinas.

Todos ven, hasta quienes lo ocultan, el impacto de este pronunciamiento de un centenar de académicos de múltiples universidades encabezados por Chomsky. Cometerían un grave error los independentistas si no aprovecharan la circunstancia y la proclividad del maestro para invitarle a presidir un Comité de Apoyo a Cataluña, versión europea del Tribunal Russell. La disposición, como se ve, existe; solo sería cuestión de articularla para dar a la causa independentista un apoyo más permanente que una esporádica carta.

El aparato del régimen responderá esgrimiendo el fantasma de la leyenda negra. Y los adversarios le recordarán que aquella leyenda se nutrió fundamentalmente de relatos y testimonios españoles. Como hoy. Los intelectuales, ahora sí, se sentirán heridos en su esencia patria por entender que la arrogancia de los occidentales los lleva a tratar a España como una país de tercera o de cuarta, cosa intolerable. Intromisión dictada por la soberbia en un Estado de derecho homologable, etc. 

Un Estado de derecho con presos políticos, por razones de conciencia encarcelados por unos jueces que tratan de inventarse unos delitos y ni eso pueden.

Estaría bien que arrancara una "Comisión Chomsky".

dissabte, 21 d’abril del 2018

El silbo terrorista

Se disponía Palinuro a subir un post sobre los silbidos, pitidos y estruendos que se escucharán hoy cuando se encontró con un artículo de Albert Pla en Público, Copa ¿del Rey? que en verdad le ahorraba la faena. Pla es músico y escribe como los ángeles, cristalino y elegante. Y recomienda aquello que es el secreto de la música: silencio. Calle el himno y callarán los silbos. Y se oirá el juego de los niños. Entre el punto de silencio y el contrapunto del juego de los niños brillan como gemas consideraciones sobre el título de la copa del rey, sobre el rey de la copa y el generalísimo de la copísima. Un tratado de hartazgo de esa estúpida y arrogante bambolla empeñada en provocar con un himno que solo puede oírse a golpe de máximos decibelios para sofocar el silbo terrorista.

La subida del volumen del son patrio se da ya por descontada pues, según parece, TVE ha comprado la exclusiva de trasmisión. Aquí el personal escuchará el himno aunque le revienten los tímpanos. Quizá quepa considerar esta medida como terrorismo auditivo. Y aun podía ser peor si suena con la letra que le ha colgado recientemente Marta Sánchez. Sería sadoterrorismo.

En todo caso, el independentista catalán va camino de convertirse en el silbo terrorista. El inenarrable ministro Zoido que lo es de Interior pero, por deformación profesional, se considera de Justicia, ya ha interpretado el silbo como violencia. Es un ministro ágil al husmear lo que el poder necesita: violencia. Hay que echar una mano a Llarena y Lamela, que no la encuentran; hay que orientar a los fiscales afiladores. El defecto es calificar los actos después de cometidos. ¿A quién se le ocurre? Luego aparecen vídeos que lo desmienten todo, documentos contrarios. Un desastre. Lo que hay que hacer, según el ministro-juez, es calificar los hechos antes de que se produzcan. Así, quienes silben hoy aunque sea a su perro, serán violentos. El silbo violento, ya se sabe; si puede ser gomero, si también vulnerado, ¿por qué no violento? A veces los silbidos y las chirigotas son más destructivas que la dinamita. 

Aun su calificación parece poco a este genio de la hermenéutica jurídica. Quizá sea la razón por la que el ministerio del Interior, el suyo, reproducía ayer en su cuenta de Tuiter el desgraciado artículo 573 del Código Penal (CP) sobre delitos de terrorismo con un comentario que es un insulto y una amenaza al mismo tiempo. Asegura que el CP "concreta" el delito de terrorismo cuando lo que hace es expandirlo en todas direcciones y dejarlo a difusas apreciaciones subjetivas de los que mandan. Esto es el insulto. La amenaza que lanza el ministerio de Zoido, el que multa a la gente por "comer pipas en actitud chulesca", es "por si alguien necesitara reflexionar este fin de semana". Más chulesco y amenazador, imposible. 

Pero ya tenemos el silbo delictivo intensificado de grado de "violencia" a "terrorismo"

Y esta gente pretende que los europeos la tomen en serio. Supongamos que Zoido en persona pilla a un silbador in fraganti y ordena a los jueces que lo procesen por terrorismo; que los jueces aceptan; que el silbador se va al extranjero. ¿Cursarán los tribunales una euroorden con acusación de terrorismo por silbar el himno en un partido de fútbol? 

Hagan caso a Pla: supriman el himno y suprímanse a sí mismos. Eso no quitará que los catalanes realicen alguna otra afrenta sonora o visual. Pero ya no será al sacrosanto himno. Al fin y al cabo la gente lo que quiere es jugar con la pelotita. No den más la brasa y vayan a presidir a Tabarnia o, mejor, a Sant Esteve de les Roures

Hoy, Palinuro en La Palma de Cervelló

Guardo un recuerdo imborrable de La Palma de Cervelló. Estuve allí con mi familia el 1º de octubre. Pasamos la noche en un polideportivo para mantenerlo abierto y, por la mañana, nos quedamos a defender las urnas. Estaba casi todo el pueblo, pacífica, alegremente, esperando a la policía y la hora de abrir los colegios electorales. Llegaron unos mossos que levantaron acta de que el colegio estaba abierto y no podían entrar porque los vecinos y allegados como nosotros, ocupábamos la puerta. Se retiraron unos veinte o treinta metros y allí se quedaron civilizadamente por si era necesaria su intervención; que no lo fue porque la ciudadanía votó tranquilamente.

En otros lugares no tuvieron tanta suerte y sufrieron unas cargas abominables de una fuerza bruta disparatada, mandada por auténticos psicópatas llenos de odio. Puertas destrozadas; gentes apaleadas sin miramientos; abuelas ensangrentadas; jóvenes arrastradas por los suelos. Los ingredientes con los que un gobierno de delincuentes franquistas escribió el relato de su propia ignominia y se descubrió como lo que era, puro fascismo, a ojos del mundo entero.

Ahora llevan seis meses tratando de sepultar su barbarie por todos los medios: negándola, echando la culpa a los manifestantes, premiando a los aporreadores, subiéndoles el sueldo, haciendo todo tipo de trampas judiciales con jueces que en cualquier país del mundo serían tratados como delincuentes por sus prácticas procesales. Empujando a sus esbirros en la prensa para que mientan y mientan y mientan y llamen "violencia" a la no violencia y malversación al uso escrupuloso de los fondos públicos. Gobernantes ladrones, jueces prevaricadores, periodistas embusteros, políticos fulleros. Y es inútil. Las imágenes están ahí; los relatos, también y, aunque en esto de ocultar el 1º de octubre y la cuestión catalana en su conjunto, el gobierno cuenta con toda la oposición, Podemos incluido, el mundo ha visto la verdad y esto ya no lo para nadie.

Fue una noche muy larga y guardamos todos muchos recuerdos. Así que estoy agradadecidísimo y me siento muy honrado de que la assemblea.cat de La Palma me invite a presentar mi último libro, España quedó atrás que, en buena medida, empezó a escribirse allí, sentado en mitad de la calle, mientras se abría el colegio electoral. No me lo invento. La foto de la derecha es la de la calle que da acceso al polideportivo. 

Y, como la realidad se mueve sin parar, la presentación de mañana irá seguida de una cena solidaria con los/as presos/as politicas. Sí, esos/as que están injustamente en donde debieran estar quienes los han enviado allí.

Porque la lucha continúa.

divendres, 20 d’abril del 2018

La Hacienda de Sant Esteve de les Roures

Primero fue rebelión; luego, sedición; ahora, malversación. En un par de semanas, una multa de tráfico. Es poco el lío organizado en el exterior y completan con uno interior tan típico que dan ganas de reír. 

El juez Llarena es hombre de recursos. La parte sorprendentemente declarada secreta de la instrucción versaba sobre dineros. Cosa imprescindible cuando se quiere acusar a alguien de malversación. Hay que aportar las cuentas, cifrar los caudales malversados, aunque sean unas perrillas. El juez sabe de buena y secreta tinta que los indepes se gastaron dineros públicos en organizar el referéndum. La base documental es un informe de la Guardia Civil detallando los gastos por partidas al céntimo (en total 1.947.697,84 euros, ni uno más ni uno menos), aunque ninguna es fehaciente ni está comprobada y son meras estimaciones y suposiciones. 

Aun así, el informe de la benemérita resulta bastante prudencial. En uno anterior comunicaba todos los datos pertinentes de un acto de violencia en un pueblo inexistente, Sant Esteve de les Roures. La aparición de este nuevo topónimo ha sacado lo mejor de las redes y, a estas alturas, el pueblo tiene todos los servicios, vecinos ilustres, un claustro románico y hasta un ayuntamiento, con cuya cuenta en tuiter se ha relacionado la propia Guardia Civil. Figura literaria conocida: la del autor que dialoga con sus personajes.

Así que las cifras secretas de Llarena son las de la malversación en Sant Esteve de les Roures. Suficientes, según parece, para que el juez se cargue de razón. Sorprendido de que el ministro de Hacienda afirme que la Generalitat no pagó un solo euro para el referéndum le pide pruebas documentales de sus palabras. El informe de la Guardia Civil de Sant Esteve de les Roures contra los expedientes de control del gasto de Hacienda. Algo insólito. 

Otro contencioso con ribetes de ridículo. El juez pone en cuestión la eficacia del ministerio de Hacienda en su labor y eso si no le da por sospechar que no se trata de ineficacia bienintencionada sino de colaboración con el independentismo. El ministro ya queda como incompetente o como cómplice. Y, mientras ambos personajes, juez y ministro, dirimen sus diferencias, merece la pena recordar que la petición de extradición se basa en tres presuntos delitos de los que dos no califican y el tercero, la malversación, no se puede probar, ni siquiera indiciariamente. 

Los informes de Hacienda siempre tendrán más fuerza que los de la Guardia Civil de Sant Esteve de les Roures. Si no en España, sí en el extranjero. 

dijous, 19 d’abril del 2018

El camino recto es el más corto

Aquí mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Contraatac. Tiempo nuevo. Nuevas esperanzas.

Un orgullo escuchar y leer a los presos y presas políticas catalanas afirmar alto y claro ante el juez Llarena sus convicciones independentistas, su compromiso con la República Catalana, su propósito de seguir luchando por ella en el ejercicio de sus derechos. Un orgullo y un alivio.

Han sido meses tragando, disimulando, haciendo de tripas corazón a causa de una táctica procesal de defensa errónea. Meses diciendo que unas gentes injustamente encarceladas por sus convicciones políticas tienen sus derechos intactos, esos que los jueces injustos no les respetan, aunque no haya sentencia firme. Todos. Intactos. Incluso el derecho a desdecirse, a retraerse, a negarse. ¿Y qué? decíamos con cierta amargura de fondo. ¿No negó Pedro tres veces al Señor? Y aun así, fue cabeza de su iglesia.

Pero había un fondo de amargura que no se exteriorizaba por no intensificar los sufrimientos de las víctimas. Esta revolución es tan nueva y original que no quiere víctimas. Ni siquiera entre los revolucionarios. Pero había amargura porque se seguía una táctica de defensa procesal sin duda muy honesta y bienintencionada, pero errónea. Partía de la idea falsa de que todas las partes en el conflicto van de buena fe. Grave error. Con Catalunya, el Estado no ha jugado limpio nunca. Y con el independentismo, menos. A golpe de mala fe, juego sucio, chantaje, amenaza y represión. Quienes llegan a gloriarse de haber destrozado el sistema sanitario a otros (¡y un ministro!) no han ido de buena fe jamás en su vida en lo político, en lo judicial, en lo económico, en lo educativo y hasta en lo religioso. Pero esto último con su pan se lo coma la banda de fariseos y mangantes.

Cero buena fe cabía esperar en los tribunales de justicia, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Y desde el principio. Este proceso es una evidente causa general política contra el independentismo movida desde el gobierno e implementada por la judicatura. Se añade el ataque por vía lateral del Tribunal Constitucional que mejor se llamara "gabinete de alguaciles del gobierno" pieza esencial en este vergonzoso espectáculo de una persecución política disfrada de proceso judicial. Algo que tiene a los europeos -alemanes, suizos, escoceses, finlandeses, belgas- estupefactos. Sobre todo cuando estos jueces se envalentonan y leen la cartilla a los tribunales extranjeros.

La táctica de apaciguar al fascismo no dio resultado en los años treinta del siglo pasado. Y siguió sin darlo en todas las ocasiones en que algo así ha vuelto a plantearse. No dio resultado con el franquismo. No lo da nunca con la tiranía y la dictadura como la que ahora se perfila al amparo del 155, legitimada por una actuación judicial de manifiesta mala fe. Cuanto más se acepta el marco de referencia del tirano (esa ley que el gobierno de la Gürtel invoca de continuo) y más concesiones se le hacen, más concesiones exige y cuantas más renuncias, más renuncias pide. Y mayor es la arbitrariedad que se aplica al caso. 

Solo la denuncia de ser víctimas de un abuso de poder y de un atropello político disfrazado de procedimiento judicial y la reafirmación de las convicciones, los principios y los propósitos, claros, diáfanos, da la base para una deslegitimación política y jurídica de esta causa general.  El acertado cambio de táctica, sin duda también un alivio para los propios interesados, insufla nueva energía al movimiento indepe y le remoza la estructura trinitaria: los/as presas, las instituciones aquí o en el exilio y la gente. 

Y además, caramba, es la forma más rápida, por ser la más recta, de sacar a los presos/as de la cárcel. 

El caso de Mireia Boya lo había dejado muy claro.

Aquí, la versión castellana:

Contraataque

Hay un evidente cambio de táctica procesal de defensa en el caso del proceso político que el régimen neofranquista está siguiendo contra el independentismo catalán. Los presos y rehenes políticos han abandonado las habituales técnicas defensivas de perfil bajo, de no provocar las iras de los inquisidores, de ceder en unos puntos u otros, de guardar las formas para suavizar las consecuencias.

Ya era hora. Nada de lo anterior sirve ante el ánimo vindicativo de unos jueces movidos no por el deseo de justicia, sino por el odio y la venganza en un contexto represivo que aplica a Catalunya el castigo penitenciario añadido del injusto alejamiento de los presos. Es decir, la criminalización del independentismo catalán, el intento de presentarlo como terrorismo por analogía con el País Vasco es política de gobierno desde el comienzo y a él se han plegado gustosos los jueces que no son verdaderamente tales sino agentes del poder político y de su partido, el PP.

Y no solo se han plegado, sino que han endurecido las condiciones penitenciarias de los rehenes hasta un punto sádico (casos de los presos con hijos pequeños, como Junqueras o Forn) o las han llevado más allá, impulsados por sus convicciones franquistas. Así en la desgraciada ejecutoria de la instrucción de Llarena que algún día le pesará sobre la conciencia, si la tiene, resaltan en especial las inquisitoriales exigencias de arrepentimiento y abandono de las convicciones personales de los acusados a cambio de promesas de libertad que luego se cumplían o no, según le daba al juez.

Una vez más se ha demostrado que en situaciones de injusticia, iniquidad y arbitrariedad, la táctica de apaciguamiento de la víctima es un grave error. El victimario se crece y, cuanto más cede y concede aquella, más tiene que ceder y conceder, hasta negarse a sí misma. Afortunadamente, esta errónea estrategia de defensa procesal que, además, tiene un efecto demoledor sobre la moral de quienes apoyan y secundan el movimiento, parece haberse terminado y ha sido sustituida por lo que se debe: la firme defensa de los presos de sus convicciones independentistas y la negación de que el movimiento independentista pacífico sea un delito. El delito, a nuestro entender, están cometiéndolo quienes se enfrentan a él con la fuerza arbitraria del Estado y un torcido código penal en la mano.

Al fascismo no se le derrota nunca haciéndole concesiones. Ni una. Cediendo se han perdido seis meses.

Las últimas declaraciones de los presos políticos ante el citado juez son lo que debieron ser en un principio: reivindicación del derecho de autodeterminación del pueblo catalán, defensa de las convicciones independentistas de los presos, compromiso firme, pacífico y democrático con la república y la emancipación del pueblo catalán. Afirmación del derecho de los injustamente presos a las convicciones independentistas, guste o no guste a estos jueces franquistas y monárquicos.

Es obvio que unos jueces, cuya inclinación por la justicia está sometida a un ideario nacional-católico, jamás admitirán que el derecho de los catalanes a la independencia nacional es igual al de los españoles. No mayor. Pero tampoco menor. Jamás tampoco que no son nadie para juzgar en un pleito político en el que lo que está en juego no es la legalidad, sino la legitimidad. Confiar en que rebajando las aspiraciones de los rehenes y ocultando sus convicciones se ablandará el propósito de unos jueces era iluso y contraproducente. Los presos son rehenes de la arbitrariedad represiva; su destino es ejemplificador e intimidatorio; no tiene nada que ver con la justicia; trata de desmovilizar a la población castigando con crueldad a sus representantes democráticamente elegidos.

La única vía de acabar con la vergüenza de esta causa general contra el independentismo es la que, por fin, se ha tomado en los últimos días: una unidad firme del movimiento en todos sus aspectos: firme defensa del derecho de Catalunya a la independencia ante los jueces inquisitoriales del Estado español; firme y masivo apoyo de la sociedad catalana a sus representantes encarcelados y en el exilio; y firme voluntad de los dirigentes legítimos en el exilio de proseguir la construcción de una República Catalana en los foros internacionales.

La única forma de acabar con la represión de un Estado fallido es obligarla a mostrarse como es a los ojos del mundo entero.


dimecres, 18 d’abril del 2018

"Masacre"

Dislate tras dislate. Esto empieza a ser alarmante. El desprestigio de las instancias judiciales supremas españolas es galopante. Si anteayer parecían autoritarias y ayer incoherentes, hoy resultan ser pueriles. 

El último auto de la sala de lo penal del Supremo, con un motivo colateral, se permite enjuiciar la decisión del tribunal alemán de dejar en libertad a Puigdemont. Lo hace ex abundantia cordis, no porque deba o a ello tenga derecho. Su juicio, por supuesto, negativo, hosco y hasta paternalista: el tribunal alemán se ha precipitado, no ha reflexionado bien ni ha calibrado las pruebas. Así mismo. Cabe imaginar la respuesta: ¿qué pruebas? Si han tenido que ir los fiscales españoles hace unos días a llevárselas a los alemanes, fuera de tiempo, claro, y sin más garantía que los "informes" de la guardia civil. 

Pero no es esta arrogante mpertinencia lo peor. Lo peor está en el meollo del argumento de por qué los teutones yerran al negar que hubiera una violencia de la intensidad suficiente para doblegar la voluntad del Estado a la hora de aceptar el delito de rebelión. En este terreno, las razones jurídicas que aduce el alto tribunal no pueden ser tales porque padecen uno de los peores vicios de la lógica, esto es, el anacronismo. Y algo que no es lógico, no puede ser jurídico. Razonan los jueces la obviedad de aquella violencia de intensidad suficiente ante el aplastante dato de dos millones de votantes. Si no se llegó a ese extremo, si se evitó una masacre  (sic), fue precisamente porque no se dispusieron todos los medios necesarios para enfrentarse a dos millones de personas. 

Patente, ¿verdad? ¿Cuándo se toma la decisión de asignar efectivos a una jornada que se sabe problemática? ¿Antes o después de los hechos? Da algo de vergüenza seguir. El Estado no se esperaba los dos millones porque creyó que, desplegando 10.000 efectivos sin límites en las cargas, la población se amilanaría y no sería necesario llegar a masacre alguna; o, en todo caso se evitaría una masacre provocando otra por la misma razón por la que cabe apagar un fuego con una explosión. 

Pero la gente no se amilanó y fue necesario suspender el asalto por el efecto demoledor para el prestigio de España que las imágenes estaban teniendo en el extranjero. La primera orden a los efectivos de emplearse violentamente a fondo provocó una reacción de defensa pacífica masiva que mostraba cómo la única violencia que había en Catalunya era la del Estado. 

El razonamiento del Supremo es pueril por anacrónico. No se tomó la decisión de evitar la masacre a la vista de los dos millones de votantes (que lo fueron a lo largo de la jornada), sino que los dos millones de votantes surgieron para parar la masacre que se pretendía provocar con la desaforada violencia de aquella mañana de un 1º de octubre que dejó unos mil heridos en el curso de cuatro horas de intervención policial. 

El terreno para esta desgraciada decisión se preparó cuatro días antes, cuando pueblos enteros del sur despidieron a dotaciones de la guardia civil destinadas a Catalunya al grito de "¡Apor ellos!".

Repito. No hay rebelión, no hay sedición, no hay terrorismo. No hay causa judicial.

dimarts, 17 d’abril del 2018

Error 404

La guardia civil no se caracteriza por su sentido del humor. Los jueces tampoco mucho y, al parecer, menos El País. A ninguno se le ha ocurrido que ese informe del benemérito cuerpo, de probable deliciosa lectura, cuando menos podía haber inventado o documentado una cantidad distinta de actos violentos menos chistosa. Porque ese 404 es el símbolo www para lo no encontrado, lo inexistente. 

Tan inexistente como la violencia que tratan todas las instancias de encasquetarle al procés con ánimo de extirparlo a sangre y fuego. Todas son las fuerzas de seguridad, el gobierno, los tribunales, los partidos políticos españoles, los medios. A veces se les dispara la escopeta, como cuando tratan de colgar terrorismo a actos de desobediencia civil pacífica. De momento reculan, pero acabarán haciéndolo porque no tienen otra salida. 

El peso de este informe de la guardia civil obviamente, será el que cada cual quiera darle y él mismo pruebe. Va por delante que, con declaraciones como las del jefe político del cuerpo, Zoido, según las cuales el 1 O la violencia fue obra de los votantes y no de los que los aporreaban, el informe será inenarrable. Y, al tiempo, inútil en la era del vídeo universal. En uno de esos 404 episodios de violencia, según la guardia civil, un señor mayor tropezó y cayó al suelo. Según un par de vídeos desde ángulos distintos, el señor mayor, un alcalde, cae porque es golpeado por el escudo de un agente. 

404 not found.

Necesitan que haya violencia para aplicar la plantilla represiva del País Vasco porque no se les ocurre nada más. La manifestación del domingo es la prueba de que el encarcelamiento, el exilio, el embargo de los dirigentes independentistas mantiene movilizada a una sociedad hace meses en una actitud masiva, democrática, pacífica, que se ha desplegado a los ojos de todos el mundo. Intentar "batasunizar" el independentismo catalán es algo tan repugnante como estúpido. 

Porque todo el mundo ve que no hay más violencia que la que aplica el Estado en sus innumerables variantes: aporreamiento con uniforme o sin uniforme, medidas arbitrarias, procesamientos, encarcelamientos, intervención económica, prohibiciones caprichosas, restricciones de todo tipo. El movimiento es unitario y pacífico y, por mucho que fabulen los medios unionistas, seguirá siéndolo. 

No hay rebelión, no hay sedición, no hay terrorismo. No hay causa judicial. Falta y faltará la violencia que los medios no podrán inventarse ni los jueces fabular.

Los CDR no son violentos. Son una respuesta de la autoorganización popular al incremento de la represión del Estado. Se orientan hacia la desobediencia civil pacífica. Sin duda toda desobediencia civil implica incumplimiento de alguna ley y llevará el correspondiente castigo. El desobediente civil no lo rehúye porque su acción tiene un valor ejemplificador, para conseguir un cambio del legislador. Se desobedece la ley por razones de conciencia como se ha hecho tantas veces antes, cuando los insumisos en el ejército español o la oposición a la guerra del Vietnam en los EEUU.

Llamar terrorismo a eso es lo verdaderamente terrorista,

Hoy, Palinuro entre abogados en Girona

Entre los actos con motivo de la festividad de Ramon de Penyafort, patrón de su profesión, el Col.legi d'advocats de Girona ha invitado a Palinuro a exponer su punto de vista sobre el tema Violencia institucional en el marco del 1º de octubre. Allá irá el mítico nauta, muy orgulloso de la invitación de los abogados de su nueva ciudad a aportar sus escasos conocimientos en una materia, la de la violencia que, ¿quién iba a decirlo? ha resultado ser casi una quimera conceptualmente incomprensible, una aporía metafísicamente incomprensible. 

Las gentes nomales creen que este asunto es sencillo y se reduce a averiguar si cualquier tipo de interacción humana se mantiene en el orden del diálogo civilizado o se obliga a las partes mediante la fuerza bruta. Grave error cuando intervienen instancias políticas, judiciales, mediáticas españolas. En este caso el concepto de violencia comienza retorcerse, a mutar, a sufrir extrañas alteraciones, a convertirse en un ente amorfo que encaja en cualquier casuística típicamente jesuítica al servicio de los que mandan. Cuando los jueces españoles hablan de violencia, dibujan una figura  parecida a la de  Valentin "le desossé", de Toulouse-Lautrec. Así, el ministro del Interior, jefe de la policía que, en sus tiempos mozos fue juez, descubre violencia durante las cargas policiales del 1º de octubre de 2017 pero, en contra  de lo que las gentes vulgares vieron "con sus propios ojos", como diría Groucho Marx, según el ministro-juez, la violencia la sufrieron los policías que aporrearon y la ejercieron los aporreados que, luego, solo para fastidiar, llenaron los hospitales. 

A su vez, el juez del Supremo, Llarena, quien, por la marcha que lleva por rutas imperiales, puede llegar también a ministro del Interior y hasta presidente del gobierno, refina el concepto y llega a calificar de violencia la no violencia expresa de los rehenes que tiene a buen recaudo en las mazmorras. Que una cosa sea al tiempo ella misma y su contraria es un secreto que Aristóteles debió de explicar en confianza al señor juez en unos ejercicios espirituales.

El acto de mañana intentará aclarar en qué territorios nos movemos cuando hablamos de violencia. 

Así que allí nos veremos.

dilluns, 16 d’abril del 2018

La calle, los presos y el eco berlinés

Bueno, pues jornada de alfa y omega. Empezamos el día en la calle, en la mani por la libertad de los presos políticos y lo terminamos tragándonos íntegra la entrevista que le hacía después Vicent Sanchis, el director de TV3,  a Puigdemont en Berlín pasmados ante el arrojo del entrevistador sobre quien pesa un 155 mediático que ahora se recrudecerá vía tribunales.

La avenida del Paralelo presentaba este aspecto, más o menos hacia su mitad, quizá en Poble Sec. Hacia delante, el puerto. Hacia atrás, desde aquí, en dirección a la Plaça d'Espanya, otro tanto. En realidad, la foto está tomada a la altura de la cabecera, de la que acompaño también una imagen más abajo. La multitud era impresionante. Por la cantidad y la civilidad. Las papeleras a rebosar al final, pero ni un papel en el suelo.

La guerra de cifras acostumbrada se mueve en una gama de 315.000 según la guardia urbana y 910.000 según el CEEC, Centro de Estdudios Estratégicos de Catalunya. Tómese la cantidad que más plazca. En todo caso, cientos de miles. Cientos de miles de ciudadanos se echan a la calle un domingo por la mañana y la tiñen de amarillo para reclamar la libertad de sus presos políticos. Ya tiene mérito y es una prueba de fuerza pacífica y democrática. El amarillo ese que, en forma de lazo, parece ofensivo a no sé qué ministro. Pues ahí iba una ofensa casi como un dragón chino con un lazo a modo de veneranda imagen.

La cabecera es un programa: Por los derechos, las libertades, la democracia y la cohesión. Os queremos en casa. Vertiente política y vertiente humana de una formidable acción colectiva que ha tenido amplia cobertura internacional. Una movilización en masa coordinada por las asociaciones, ANC, Ómnium, los CDR, que el Estado pretende criminalizar convirtiendo la desobediencia civil en terrorismo y por la voluntad de auto-organización de la gente, patente a nada que se miren las redes virtuales en conexión con las materiales. 

Si el Estado cree contener y menos reprimir o extirpar este movimiento considerándolo como un problema de orden público reservado a la policía, los jueces y las cárceles, vive en otra realidad paralela. 

Por la noche, la entrevista de Sanchis a Puigdemont, absolutamente recomendable. Una hora y cuarto de un recorrido exhaustivo de la cuestión España-Cataluña en serio. Entre la multiplicidad de asuntos tratados que iban de lo general a lo concreto, de lo teórico a lo práctico, cabe trazar una distinción: los ideológicos, estratégicos y los tácticos, de cálculo. Estos últimos, muy variados (si elecciones sí o no, govern y 155, relaciones internas al bloque indepe, etc) son, por naturaleza, opinables, unos más convincentes que otros y no hacen aquí al caso.

Lo esencial de la entrevista afecta al terreno más declarativo, ideológico, estratégico, que se formula entreverado a lo largo del discurso presidencial. En concreto en manifestaciones consecutivas: el principio de legitimidad y el toque gaullista. Puigdemont deja claro repetidas veces que es el presidente legítimo de la Generalitat, ratificado por el Parlament. Esa legitimidad le viene dada, a su juicio, por el mandato popular formulado el 1-O y el 21 de diciembre e interpreta varias veces la manifestación por la libertad de los presos políticos como una reafirmación de dicha voluntad. La legitimidad tiene una base popular que sus adversarios tachan de populista con escasa razón.

Esa legitimidad adquiere un tono gaullista cuando se especifica el sistema dual de la Vª República francesa organizada según quería el general De Gaulle: una jefatura de Estado, aquí llamada Consejo para la República, obviamente presidido por Puigdemont, y un govern  para los asuntos internos en el arco estatutario... hasta donde se pueda. En realidad, el toque gaullista brotó ya en el momento en que, siendo Catalunya invadida por el 155, Puigdemont y su gobierno se exiliaron. Luego no ha hecho sino consolidarse. Hasta el punto de que sus enemigos lo acusan de bonapartismo, algo en la tradición gaullista. Por la vía metafórica, esa riada pacífica, democrática, cívica, viene a ser como los poderes de esa legitimidad. Puigdemont la personifica, pero no la agota porque emana de un entramado común y unitario de acción de organizaciones sociales, partidos políticos, instituciones, sectores profesionales, todo tipo de asociaciones.  

Por eso insiste el entrevistado en que siendo el movimiento unitario pero plural en su interior, así lo será el Consejo para la República. 

Porque esto va de República. 

diumenge, 15 d’abril del 2018

Libertad de los/as presas/os políticas/os


Mi tocayo, Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882), madrileño como yo, además de muy estimable escritor, era un tipo inquieto y por eso firmaba a veces como el curioso parlante. Anduvo curioseando por muchas partes para escribir sus interesantísimas Escenas y tipos matritenses, fuente de documentación sobre cómo eran Madrid y los madrileños a mediados del XIX y como son ahora en buena medida. Algo parecido me pasa con Barcelona. Pero confieso que, si hubiera de escribir unas Escenas barcelonesas, lo tendría más fácil que Mesonero porque hace años que Barcelona ha sustituido a Madrid como manifestódromo. Si no en cantidad, sí en calidad. No porque las barcelonesas sean mejores que las otras en ningún sentido sino porque son las más reiteradas y frecuentes en el ámbito político decisivo hoy en España: independencia de Catalunya sí o no. Manifestaciones, movilizaciones, concentraciones en favor y en contra de la independencia con evidente frecuencia. 

Un juego interesante luego es comparar las manifestaciones pro y contra la independencia respecto a varios asuntos: cantidad de asistentes, organizaciones convocantes, violencia sí o no, agresiones a viandantes sí o no, limpieza y cuidado del mobiliario urbano sí o no, agresividad y amenazas en los discursos sí o no, tratamiento equilibrado en los medios sí o no. Y, con eso, cada cual saca luego sus conclusiones.

Hoy hay una enésima manifestación independentista en Barcelona específicamente dedicada a reclamar la libertad de los presos, los exiliados y los embargados por razones políticas. Promete ser un acto de enorme asistencia y seguro que es de muy civilizado recorrido y sin incidentes, salvo los que puedan seguirse de provocaciones externas. Es una manifestación con un doble mensaje: al interior y al exterior. Al interior va directamente a Bassa, Forcadell, Junqueras, Forn, Turull, Rull, Romeva, Sánchez y Cuixart, sobrevolando los cientos de kms que los separan de su casa y haciéndoles sentir al cariño y el aliento de un pueblo. Al exterior se dirige a Gabriel, Rovira, Puigdemont, Ponsatí, Borrás, Comín, Serret y Puig con el mismo significado y también a la comunidad internacional. Es una manifestación para hacer ver al mundo la falta de libertades en una España que dice ser Estado de derecho pero funciona como una dictadura de hecho.

Una manifestación gigantesca, probablemente como no la haya habido hasta ahora, con dos consecuencias una dependiente de la otra. La primera la unidad del movimiento independentista es tan fuerte como siempre y eso se observa en que no hay diferencias entre detenidos y represaliados: son gentes de PDeCat, JxC, ERC y CUP. Todos. Unidad que hace gala de un apoyo social inmenso, un grado de implicación de la sociedad civil (la de verdad) nunca antes visto y un compromiso que garantiza la solidez del movimiento (incluso económica porque funcionan a todo meter las cajas de resistencia) y su reproducción en la medida en que cada lugar que quede vacante por procesamiento será cubierto por otra persona hasta que el Estado acabe negociando una solución a la desobediencia civil que no sea acusarla de terrorismo. Cosa que ya ha visto que no puede hacer.

La segunda consecuencia: el fracaso rotundo del plan gubernativo de represión. El bloque del 155 aplicó este artículo ilegalmente y convocó elecciones creyendo que las ganaría los llamados "constitucionalistas", o sea, unionistas. Las perdieron. No quieren reconocerlo ninguno, ni PP ni C's ni PSOE; pero las perdieron y, mientras no lo reconozcan, la situación no tendrá arreglo. 

Además de este fracaso se da el mucho más sonoro del plan de sofocar el independentismo a sangre y fuego, aplicando aquí la plantilla del País Vasco. Dijeron (lo dijo Sáez de Santamaría) que, encarcelando a las "cabezas" del independentismo, no pasaría nada: un par de semanas de algaradas y luego tranquilidad, como en el País Vasco. Llevamos cinco meses y la presión y movilización sociales no solo no disminuye sino que aumenta. Fracaso absoluto.

Tan absoluto que ahora lo han intensificado, aplicando a Catalunya la plantilla País Vasco/ETA y por eso el fiscal empezó la tirada pidiendo imputación de terrorismo para Tamara Carrasco, miembro de un CDR. El intento de criminalizar a los CDR e imputar al conjunto del movimiento una violencia inexistente pero que necesitan todos como agua de mayo, sobre todo los jueces, para poder construir unos imaginarios delitos de rebelión y disfrazar de judicial una decisión puramente política: encarcelar a los adversarios del gobierno.

Tampoco van a conseguirlo, como se verá por la manifestación de hoy en Barcelona, masiva y pacífica y su eco en el extranjero.

dissabte, 14 d’abril del 2018

Daos por degollados, rebeldes

Ayer se estrenó el drama de Marcel Vilarós El meu avi va anar a Cuba en el Foment Mataroní, de Mataró. Me parece que fue un éxito para como anda el teatro hoy, pero no me corresponde juzgar. Palinuro pronunció una breve arenga al tomar posesión como Valeriano Weyler, capitán general de Cuba al comienzo de esa guerra que condujo a lo que la historia de la Gran Nación de la banda de ladrones llama El Desastre, origen de la generación de 98, timbre, al parecer, de gloria patria. Las excelentes fotos son de Joan Safont. Palinuro había escrito el prólogo al libro que contiene drama íntegro de Marcel y un estudio histórico de Victor Camprubí, esencial para entender el contexto de aquella guerra. Y en un aspecto que el público español no suele tener en cuenta: que en el siglo XIX, por razones que son conocidas pero largas de explicar, hubo una especial relación entre Cuba y Catalunya. Una relación también comercial que tuvo un elemento turbio en el asunto de la trata de esclavos pero que no se agotaba ahí.  Dejando volar un poco la imaginación podría decirse que, en cierto modo, Catalunya heredaba para gestionar los últimos jirones del perdido imperio colonial español. Jirones que también desaparecieron en aquella guerra indescriptible, dirigida por imbéciles como este tal Weyler. El binomio nace aquí: Catalunya gestiona lucrativamente una colonia (al margen de consideraciones morales que nosotros hagamos ahora) y los ineptos de los españoles la pierden, a pesar de que allí fueron a luchar voluntarios catalanes. El "desastre" explica dos cosas, siempre en alas de la especulación e imaginación: de un lado, el impacto de la pérdida en Catalunya y, de otro, la indiferencia con que España reaccionó ante la pérdida de Cuba. De ahí sale una visión alternativa de la historia.

En todo caso la obra está muy bien y sigue tejiendo hilos sutiles relacionando la lucha por la independencia de Catalunya hoy día con la de Cuba antaño. Seguro que tendrá muchos más éxitos.