dijous, 8 de desembre del 2016

Cataluña ya tiene su virreina

¿De qué se quejarán estos catalanes? Lo suyo es el puro victimismo. Todo el día lloriqueando por los rincones que los oprimen, los explotan, les roban. Y, sin embargo, poco a poco, van consiguiendo el restablecimiento de sus antiguas y queridas instituciones. Rajoy, cuya buena voluntad hacía Cataluña es proverbial, ha decidido restaurar la institución del virreinato, que estuvo vigente hasta la Guerra de Sucesión, cuando Felipe V arrebató sus leyes y libertades a los catalanes y, además, su querido virrey, sustituyéndolo después por un humillante Capitán General. Ahora, la marcha hacia la plena recuperación de la personalidad catalana ya no la para nadie.

Sáenz de Santamaría, que piensa pasar más tiempo en el AVE que en su casa, será la cabeza de puente de la Gran Nación en Cataluña, encargada de reconstituir esa fraternal unidad que tanta gloria nos ha traído siempre, como puede ver cualquiera que no tenga negros prejuicios antiespañoles. Obsérvese: apenas puesto pie en tierra, la ratita hacendosa se ha entrevistado con la representante de C's, Arrimadas y el PSC, Iceta, además de yantar con unos empresarios, como gesto significativo de qué intereses defenderá la señora en el Principado. 

Los eternos resabiados critican que la virreina haya dado audiencia antes a la oposición que al gobierno. Ganas de malmeter. Si fuera ese su propósito, habría empezado por entrevistarse con el dirigente de su partido en Cataluña. Lo más probable es que los dos recibidos, Arrimadas e Iceta, hayan sido los más madrugadores para ir a rendir pleitesía a la virreina, representante del poder español.

dimecres, 7 de desembre del 2016

Sigue la usurpación en el PSOE

En el PSOE está sucediendo algo insólito, algo que replantea mucho de lo convencionalmente admitido sobre los partidos y la política en general. De un lado, hace unos dos meses, se perpetró un golpe de mano contra el secretario general y su equipo que salió triunfante en su empeño de conseguir que el PSOE claudicara y permitiera un gobierno de la derecha. Según los golpistas ese gobierno quedaría rehén de la oposición al no tener mayoría absoluta.

 Hasta aquí nada que no haya pasado cientos de veces en conjuras y conspiraciones palaciegas, en luchas por el poder entre las oligarquías partidistas. Los golpistas han puesto una especie de Junta a la que llaman Gestora con la función de detentar el poder en el PSOE y prolongar la situación de incertidumbre. Quieren dar tiempo a que Susana Díaz, la inspiradora del golpe, se fabrique una imagen electoralmente aceptable haciendo olvidar sus maquinaciones e intrigas para defenestrar al secretario general con el secreto designio de ponerse en su lugar. De hecho ya va por el mundo usurpando la función y haciendo ver que es ella quien manda en la organización.

Lo verdaderamente insólito viene a continuación cuando se comprueba que, al estar el aparato y muchos de sus barones en la pomada golpista, las bases, la militancia se organizan de modo espontáneo para frustrar sus planes y devolver al PSOE su secretario general, aparte de su dignidad, perdida en la intriga del golpe del 1º vendimiario. Por lo demás, lejos de tener al gobierno como rehén, es rehén de ese mismo gobierno, al que basta con hablar de nuevas elecciones para que el PSOE enmudezca, aterrorizado.

La rebelión de las bases, algo con lo que los usurpadores de la Junta no contaban, plantea una situación inédita en Europa (en donde, generalmente, los militantes siguen fieles a sus mandatarios)  al mostrar que la democracia cala también en las formaciones políticas, al menos en algunas. La militancia no había significado mucho en el PSOE en el pasado y ahora se revela como su activo más firme y prometedor. Esa rebelión democrática tiene desconcertados a los de la junta golpista y los barones que parecen sumidos en un silencio temeroso, excepto Gullermo Fernández Vara, el auxiliar de campo de Susana Díaz que suelta doctrina de corte autoritario como corresponde a sus orígenes en Alianza Popular. 

Convencida Susana Díaz de que el mundo es de los audaces, sigue haciéndose su campaña electoral en el estilo Gran Dirigente hablando a cada vez más gente, más preparada y crítica. Es extraño que nadie le haya avisado de la negra sombra del hartazgo que se cierne sobre su  caso. Porque está bien claro en las encuestas: Pedro Sánchez triplica los apoyos de Díaz. Y más que lo hará de seguir las cosas como hasta ahora.

Los golpistas, acorralados por la movilización de las bases, tratan de postergar todo cuanto pueden, jugando con esa marrullería de tramposos, de hacer que un órgano anuncie sus actividades con un mes de anticipación o con varios, para dar la impresión de que se está actuando. Como hace el propio jefe, que sitúa el Congreso para "antes del verano", presentando así una vaguedad como una precisión. 

Al tiempo los golpistas tratan también de salvar su honor y buen nombre aduciendo que no hay alianza con el PP en modo alguno. Ciertamente, porque no es necesaria. El PSOE facilitó el gobierno de la derecha por la convicción (falsa, engañosa) de que, si se iba a unas terceras elecciones, el resultado sería una catástrofe. Eso no tiene por qué ser cierto pero lo que no deja lugar a dudas es que, si necesario era que gobernase el PP, necesario será que continúe haciéndolo. Y a ello se presta este miserable remedo de partido controlado por los golpistas. 

Lo nunca visto en el PSOE: la militancia, actuando por su cuenta requiere el control de la organización frente a unos golpistas y, al alzarse está defendiendo las normas más elementales de la democracia: diálogo, legalidad,  respeto y juego limpio. 

Reforma o revolución

Aquí, mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado "Café pa tós" una altra vegada. Versa sobre cómo se ha celebrado el aniversario de la Constitución de 1978 de una forma peculiar: en Cataluña, más de 300 municipios han considerado que no había nada que celebrar y un par de cientos de patriotas españoles, con la bicolor a cuestas, se han paseado por alguna céntrica calle de Barcelona. En España todos los que la celebran piden su reforma y algunos hasta su derogación. Incluso Rajoy y el PP admiten la posibilidad de que este texto sacrosanto (en contra del cual votaron sus predecesores ideológicos franquistas) se revise siempre y cuando sea por la mínima y sin abrir expectativas peligrosas que, para la derecha, son todas. Así pues, la reforma de la Constitución que ayer se celebró es deseo generalizado. Mi artículo sostiene que esa repentina fiebre reformista, azuzada en buena medida por el inesperado renacimiento de una conciencia nacional andaluza que, como el Guadiana, aparece de vez en cuando, lo que busca es enredar otra vez a los independentistas catalanes con una actualización del bonito cuento de federalismo. Desde el momento en que la Constitución blinda el Concierto vasco y el Convenio navarro pero deja la financiación de Cataluña al régimen común, hay dos conclusiones evidentes: a) fiscalmente hablando, Cataluña está fuera de la Constitución porque: b) es evidente que la pretendida igualdad de las personas y las tierras de España es una falsedad mientras existan los dos regímenes de privilegio vasco y navarro. A Cataluña no le interesa una reforma de la Constitución española, sino realizar un referéndum de autodeterminación y, si sale independencia, proceder en consecuencia. Porque eso es una revolución.

La versión castellana del artículo:

Café pa tós otra vez

El fallo más grave del llamado “Estado de las Autonomías” de la Constitución de 1978, cuyo aniversario se celebró ayer en España fue la generalización del régimen autonómico en condiciones de igualdad en todo el territorio español. La justificación, formulada por el entonces ministro adjunto para las Regiones, el andaluz Clavero Arévalo, fue que hubiera “café para todos”. La Constitución preveía un régimen extraordinario para Cataluña, el País Vasco y Galicia y un régimen común para el resto de los territorios, en la línea de la Constitución de 1931 y a semejanza de la vigente Constitución italiana de 1947. Pero la insistencia de Andalucía en ser tratada en igualdad de rango con las “nacionalidades históricas” (perífrasis de “nación” en el ánimo del legislador), movida por el PSOE y tácitamente aceptada por la UCD, la derecha de entonces, dio al traste con la intención del texto. Fue entonces cuando se impuso la idea de un régimen uniforme de autonomía para toda España, el “café para todos”.

De ese modo, al convertirlo en un problema de “todo el Estado”, se frustraba la pretensión original de las naciones catalana, vasca y, en menor medida, gallega de conseguir un tratamiento diferenciado en el seno del Estado español. Era una política de uniformación que todavía se quiso endurecer más con la extinta LOAPA (Ley Orgánica de Armonización de los Procesos Autonómicos), de 1982. “Armonización” era un término menos violento que la Gleichschaltung que aplicaron los nazis en Alemania pero compartía su espíritu: poner a todos al mismo nivel.

A esa doctrina igualadora, uniformadora, llamaban los glosistas, comentaristas y panegiristas de la Constitución de 1978, el “carácter federal” del Estado Autonómico. Según ellos, al haberse conseguido que las autonomías pudieran alcanzar todas el mismo máximo techo competencial, España había pasado a convertirse en una federación de hecho. No se usaba la palabra porque tenía mala fama, pero se daba la realidad.

Se trataba de una falsedad ideológica típica, como se ha demostrado posteriormente. Tanto el País Vasco como Cataluña han dado pruebas abundantes de querer mantener y agudizar su singularidad. Sobre todo Cataluña que es donde más ha avanzado la conciencia y voluntad nacionales, hasta el punto de plantear directamente la opción de la independencia. Frente a esa voluntad secesionista, parte del nacionalismo español, especialmente el PSOE y la izquierda en general, vuelve a agitar el señuelo federal.

Prueba evidente de que aquel federalismo que se decía condición material de hecho del Estado de las Autonomías era falso. El llamado “federalismo material” del Estado autonómico no lo era porque no consistía en una alianza y conjunción de territorios que estos hubieran acordado soberanamente por separado, sino de una imposición desde arriba por obra de un Estado que había decidido descentralizarse hasta cierto punto como podía y puede, y así lo hace cuando le viene en gana,, recentralizarse sin que las Comunidades Autónomas apenas puedan casi opinar.

El actual avance del independentismo catalán está generando reacciones similares a las de aquellos intentos “armonizadores” de los años ochenta. Tanto la moderación del nacionalismo vasco como la exacerbación del nacionalismo andaluz, ambos repentinos, en el fondo van dirigidos a remansar el independentismo catalán, unos por defecto y otros por exceso. Para los nacionalistas vascos carece de sentido la independencia frente a España, dado que ellos ya cuentan con un concierto que equivale a la independencia fiscal. Para los andaluces se trata de una nacionalismo “reactivo” cuyo único horizonte, como en los años ochenta, es no quedarse atrás en relación a Cataluña por más que ellos no hayan movido un dedo en estos treinta años por aumentar su autogobierno.

El terreno de la vuelta al café para todos está ya preparado: se trata de arbitrar una reforma de la Constitución que busque un nuevo “encaje de Cataluña en España”, en el entendimiento, ya claramente expuesto de nuevo en Andalucía de que ese “nuevo encaje” será también igual para todos. Porque, como dice el gobierno machaconamente: la reforma no puede romper la igualdad de las personas y las tierras de España, como si no fuera obvio que, con el Concierto vasco y el convenio navarro, esa igualdad no existe.

Cataluña no tiene nada que esperar de una reforma de la Constitución de 1978 y menos si es en un acuerdo con las demás comunidades del Estado. Cataluña solo puede llegar a un acuerdo bilateral con el Estado para la realización de un referéndum de autodeterminación en el que quede claro cuál sea el mandato de las autoridades catalanas y qué forma adoptará.

dimarts, 6 de desembre del 2016

La Constitución

Hoy se celebra el aniversario de la Constitución de 1978 que hace la número ocho del país, según el autorizado criterio del Congreso de los Diputados. Faltan en la enumeración, la non nata liberal de 1856 y la republicana de 1873. La explicación es que el Congreso solo reseña las constituciones que han estado en vigor y aquellas dos, la una por el golpe de Estado del general O'Donnell y la otra por el general Manuel Pavía y su famoso caballo, no llegaron a estarlo. No pasaron de proyectos. No obstante, algunas historias del constitucionalismo las consideran. Pero dejar en ocho las constituciones que han estado en vigor en España plantea otro problema: en vigor también estuvieron la Constitución de 1808 o Estatuto de Bayona y las Leyes Fundamentales de Franco, ninguna de las cuales aparece en la relación del Congreso.

La "ideología" constitucional española ignora la Constitución de 1808, sin duda por considerarla un texto extranjero impuesto por la fuerza del ocupante, y las Leyes Fundamentales de Franco por no ser democráticas. Ambos argumentos, sin embargo, son más que dudosos. El Estatuto de Bayona fue una carta otorgada por quien tenía autoridad para hacerlo, José I, nombrado Rey de las Españas y las Américas por su hermano Napoleon, en cuyas manos habían puesto la corona los dos reyezuelos felones, Carlos IV y su hijo Fernando VII voluntariamente. Que la conciencia generalizada ignore el texto de Bayona, no quiere decir que no estuviera en vigor. Lo estuvo desde 1808 a 1813, fecha de la abdicación de José I, tanto en España como en América. Las Leyes Fundamentales franquistas lo estuvieron entre 1937 y 1978 y generaron unos efectos que llegan al día de hoy, razón por la cual se sigue discutiendo sobre la memoria histórica.

Total, según el punto de vista que se adopte España ha tenido ocho, diez o doce Constituciones, siendo la de 1978 la octava, décima o duodécima, según nos dé.

No es la única paradoja del constitucionalismo español. Hay otras también curiosas. Y lo mismo pasa con la vigente, que llega a su 38º aniversario en mitad de un clamor casi general pidiendo su reforma, cuando no su derogación sin más. Prácticamente todos los partidos piden revisar su texto. Hasta el PP, adalid férreo de la intangibilidad constitucional, se muestra abierto a sugerencias reformistas siempre que no vayan muy allá. Lo curioso es que el PP es el heredero de Alianza Popular, el partido de la derecha franquista de entonces bajo la dirección de Fraga Iribarne cuyos diputados se dividieron en tres grupos a la hora de la votación parlamentaria de la Constitución: unos votaron sí, otros votaron no y otros se abstuvieron. Los sucesores de estos "noes" son los partidarios de la intangibilidad de la Constitución. No deja de ser gracioso y significativo.

El alcance de las reformas que los demás piden es muy variado y oscila entre asuntos de mayor y de menor calado. Pero, a su vez, el procedimiento de reforma constitucional previsto en la misma Constitución es tan complicado y difícil, impone tales requisitos y diferentes mayorías (según sea la entidad de lo que se quiera reformar) que en el fondo, dada la orientación política del electorado español y la composición de las cámaras, toda reforma suena a quimera.

La reforma que debiera considerarse más urgente es la de la organización territorial del Estado, porque es donde se concentra la iniciativa política independentista catalana. Pero esta es probablemente la revisión que menos posibilidades tiene de salir en el Parlamento español. A no ser que se negocie un referéndum de común acuerdo, cosa harto improbable, el independentismo no tiene más remedio que actuar a través de la unilateralidad. Y ello porque, lejos de reconocer su actitud intransigente, el Estado se limita a responder a las peticiones catalanas que hay que cumplir la ley. La ley que él mismo no cumple.

Siguiendo inveteradas prácticas, el PP está tratando de resolver el problema a su manera, esto es, pactando al margen de la Constitución con el PNV, cuyo apoyo necesita para los presupuestos. A cambio de conseguir nuevos favores y dádivas del gobierno de central, los nacionalistas vascos acabarán apuntalando el gobierno de Rajoy.

Eso deja el independentismo catalán como estaba porque ya el domingo Urkullu venía negando posibilidad de materializarse a la independencia. No es nuevo y confirma un entendimiento tácito del juego de la transición constitucionalmente consagrado. El País Vasco y Navarra tienen su soberanía fiscal reconocida en la Constitución. Cataluña, no. A estos efectos prácticos, Cataluña se halla fuera de la Constitución y así lo vienen entendiendo las instituciones catalanas que consideran a Cataluña fuera de la jurisdicción del Tribunal Constitucional. Nada de extraño, por tanto, que en Cataluña muchos, por no decir casi todos, piensen que el seis de diciembre no hay nada que celebrar.

Heroicas derrotas o el fin del Imperio

En 1945, bajo la dictadura franquista, Antonio Román, director de renombre y veteranía, rodó Los últimos de Filipinas, un film sobre el sitio de Baler, en Luzón, en donde cincuenta soldados españoles resistieron un asedio de más de once meses de los rebeldes filipinos, muy superiores a ellos en número. Lo asediados defendieron su posición (se habían refugiado en la iglesia del poblado) hasta mucho después del Tratado de París, que ponía fin a la guerra hispano-norteamericana y consagraba la pérdida de los últimos jirones del imperio, Cuba, Puerto, Rico, Filipinas, Guam, etc. De hecho, tanto los rebeldes como los yanquies ocupantes y los españoles con mando que quedaban en el archipiélago, enviaron diferentes mediadores a parlamentar con los sitiados, haciéndoles ver que su actitud carecía de sentido, pues el Estado español había entregado Filipinas a los vencedores yanquies. Pero sin conseguir nada. Los tozudos defensores, a las órdenes del teniente Saturnino Martín Cerezo, solo capitularon seis meses después (junio de 1899) cuando se convencieron directamente de que, en efecto, España había perdido las Filipinas en diciembre anterior y los rebeldes combatían ahora contra los ocupantes yanquies. De los cincuenta sobrevivieron 33. Doce murieron de beri-beri, dos fusilados por desertores. Bajas en combate, tres. Se calcula que los caídos filipinos fueron más de 700.

En 1945, la guerra mundial había terminado con la derrota de los nazifascistas aliados de Franco y, aunque el régimen empezó un viraje político subrayando ahora sus méritos anticomunistas, afrontaba lo que sería un largo periodo de aislamiento internacional. Como todo lo que hizo el franquismo, la película de Román, interpretada entre otros por Fernando Rey y Tony Leblanc, tenía una función legitimatoria y propagandista. La resistencia de Baler evocaba la "gesta" del Alcázar de Toledo y presentaba unos heroicos españoles luchando contra unos rebeldes que venían a ser, a su vez, trasunto de los comunistas. El film tuvo un éxito inmenso porque, contra lo que cabía esperar no era un españolada cutre al uso y contaba una historia que, dentro del desastre hispánico finisecular, tenía cierta grandeza. Se basó en un guión de Enrique Llovet, diplomático, intelectual y creador polifacético, dramaturgo, periodista, crítico, novelista, poeta. Un hombre del régimen de Franco, pero con categoría y nivel, y no un propagandista. La película dio título a la gesta filipina que hasta entonces se conocía solo como "el sitio de Baler" y pasó a llamarse Los últimos de Filipinas, expresión que ha enraizado en el acervo popular, aunque muchos que la usan no sepan ya de dónde viene. Igual que la bellísima habanera que escribió también Llovet, Yo te diré, que Nani Fernández canta en la versión de 1945 y en esta Alexandra Masangkay, copla muy conocida en España , aunque no se recuerde para qué fue escrita.

Esta versión de Salvador Calvo, con Luis Tosar de protagonista, reitera la historia de modo fidedigno pues actualmente contamos con bastante bibliografía y es un buen film del género guerra/sitio/heroica defensa. Los exteriores, rodados en Gran Canaria y Guinea con algunos planos aéreos son fascinantes, la tensión y el drama con su multiplicidad de peripecias (epidemia de beri-beri, deserciones, etc) está muy bien contados. La interpretación espléndida. 

La historia tiene también elementos críticos con España y su trayectoria que no podía haber en la versión de 1945 y ahora no sería admisible que no aparecieran. La idea de los oficiales y la tropa de estar defendiendo un reducto del imperio está matizada por la conciencia que tienen de ser parte -la más despreciada, ignorada y olvidada- de un engranaje que va camino al desastre por su propia inoperancia. Un diálogo entre el teniente y un soldado extremeño con ambición de llegar a pintor, resume el pensar de aquellos hombres en el que podemos reconocernos los que hemos venido después. "¿Quiere decir que estamos gobernados por traidores?" pregunta el teniente al soldado. "No, mi teniente", dice el soldado, "por traidores, no; por incompetentes".

Y esa es la cuestión. El imperio se perdió porque estaba gobernado por incompetentes. Y no solo en el llamado "desastre" de 1898, sino desde mucho antes, siglos antes. Incompetentes, corruptos, canallas, auténticos idiotas y todos ellos indiferentes a los derechos, la dignidad y el bienestar de los pueblos que una divinidad sardónica puso bajo su jurisdicción. Después de más de cuatrocientos años de echar la culpa del hundimiento del imperio y la decadencia de España a los piratas y bucaneros ingleses, los judíos, los franceses, los protestantes, los herejes, los masones, los comunistas, etc., no es demasiado tarde para que los españoles empiecen a aceptar que sólo ellos, su incompetencia, su autoritarismo, ceguera y orgullo, su falta de conciencia patriótica y nacional españolas, son los responsables de sus desgracias.  

1898: los últimos de Filipinas es una metáfora del desastre del 98 y el testimonio de la penúltima pérdida del imperio español... de ultramar. Queda por ver lo que sucederá con el peninsular. Pero lleva el mismo camino y por idénticas razones.

dilluns, 5 de desembre del 2016

Pugna de líderes

Estos datos coinciden con el espíritu que se respira en las redes. Hay una especie de movilización de las bases, que encadenan reuniones, asambleas, consejos para transmitir la exigencia de Congreso y primarias inmediatos. Nadie duda de que Díaz cuenta con muy altos y poderosos apoyos, la complicidad de los barones y la sumisión del aparato y su provisional órgano gestor. Pero es convicción general que eso no le servirá de nada porque en las primarias votan los militantes y, según los sondeos, el 70 por ciento prefiere a Sánchez y el 30 por ciento a Díaz.

Que esta situación debe de ser así se prueba a contrario viendo que el sector "susanista" o golpista o como quiera llamársele no ha publicado sondeo alguno, aunque lo tendrán. Pero no será bueno. Por lo demás, la táctica dilatoria, dejar pasar el tiempo por si así se calman los ánimos y Susana Díaz recupera algo de imagen, no sirve más que para encrespar los ánimos ya que la junta gestora está excediéndose en sus atribuciones manifiestamente. Y las intervenciones de la vieja guardia socialista en favor de Díaz, sobre ser escasamente convincentes y movilizadoras también producen efectos contrarios. 

No hay si no convocar congreso y primarias inmediatas, dejar de hacer trampas y de utilizar el PSOE como un casino privado. 

Tampoco es tan grave

Entre sollozos, il signore Matteo Renzi ha reconocido su derrota en la era de la posverdad. Y mucha gente se pregunta angustiada qué efectos tendrá esta derrota en la frágil UE, todavía recomponiéndose del Brexit. La tercera economía de la Eurozona, se dice. Y ahora, agudizada inestabilidad política. Como si Italia hubiera sido una balsa de aceite en los últimos cincuenta años. Como si no hubiera demostrado repetidas veces que, a pesar de todo, el país funciona en situaciones de interregno político y aun de caos.

A Renzi lo ha matado un cálculo psicológico erróneo. Grosso modo, la reforma constitucional propuesta en el referéndum, consistente sobre todo en acabar con el bicameralismo perfecto, estableciendo un monocameralismo de hecho, es sin duda más racional y eficaz. Eso está claro. Pero la cuestión es cómo lo explicas y cómo se lo toma la gente. Y es el caso que esta ha acabado creyendo que el referéndum es en realidad un plebiscito para fortalecer la figura del propio Renzi. Al fin y al cabo il signore Matteo no fue elegido por nadie, sino que se hizo con el cargo de primer ministro tras forzar la dimisión del anterior, Enrico Letta. Esa imagen de ambicioso que ha proyectado, con un partido hecho unos zorros, le ha hecho mucho daño y la gente no parece haberse parado a pensar en lo acertado o no de la reforma propuesta. Ha ido por alguien que ofrecía dimitir si perdía. Puede llamársele "posverdad". Y también error de cálculo.

Las dos formaciones que más han luchado por el "No" han sido el partido Forza Italia de Berlusconi y el Movimiento Cinco Estrellas, de Beppe Grillo. Las dos alimentan los miedos de los partidos tradicionales y las instituciones. Pero es exagerado decir que por esta situación, nada insólita en Italia, vayan a tambalearse (más) los cimientos de la UE,

Visión de la independencia de Cataluña

Albert Carreras (2015) Volem l'independència? Reflexions per al futur immediat. Barcelona: Base, 142 págs.
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La polémica sobre la independencia de Cataluña es la cuestión política de mayor envergadura que se debate hoy -y desde hace bastantes años- en el Estado español. No querer verlo es uno de los más claros síntomas de la incompetencia de la clase política estatal.  En efecto, es tema que se elude, no se menciona, se evade. El contencioso apenas cuenta con bibliografía en España, pero sí la tiene y abundantísima en Cataluña. Los políticos españoles no quieren encarar el problema. Sus intelectuales, que se piensan clase "universal", prefieren enmudecer antes que decidir entre su "universalismo" y su "nacionalismo".  La ciudadanía, abundantemente desinformada por unos medios sesgados a extremos inverosímiles, tiene un grado de desconocimiento asombroso. 

En Cataluña, en cambio, es al revés. La independencia es el "tema de su tiempo", la que orienta la actividad de sus instituciones, alimenta el debate público y es motivo de atención preferente en sus medios de comunicación Y muchos de sus intelectuales, directamente implicados, producen abundancia de libros desde todas las perspectivas y analizando todas las circunstancias, explicaciones, cálculos, previsiones y consecuencias.  Albert Carreras, catedrático de Historia de las Instituciones Económicas de la Universidad Pompeu Fabra y convencido independentista, aporta el suyo.  Es un libro breve, sucinto, que va al grano y expone en términos claros las razones del independentismo y los medios políticos de que ha de valerse para conseguir su objetivo. Es casi un libro programático.

Carreras sintetiza en tres bloques las razones de la independencia: 1) la identidad nacional; 2) los  agravios económicos; 3) la hostilidad del Estado español. La identidad nacional (la lengua, los usos, las costumbres, la cultura, etc) solo puede salvagardarse disponiendo de un Estado propio. Como historiador echa mano del conflicto de 1640 y concluye que a Portugal le salió bien lo que a Cataluña no y de ahí se siguen los acontecimientos posteriores hasta el día de hoy.

En cuanto al desequilibrio económico territorial, Carreras entra en un terreno que normalmente no se menciona por razones políticas tácticas. En efecto, además de señalar la desigualdad de trato en materia de déficit fiscal contemporáneo, como hace la mayoría de los análisis de este tipo, plantea a las claras la situación de privilegio del Concierto vasco y el Convenio navarro (p. 34), asunto en el que incide varias veces para llevar al lector a la convicción de que, en el fondo, la cuestión es de mala articulación del Estado español en su conjunto puesto que si el Concierto y el Convenio se extendieran a todas las Comunidades, el país sería inviable. El coste de hacerlo viable, viene a decir Carreras, es someter a Cataluña a un régimen de práctico expolio no reconociéndole derecho a concierto alguno.

Así, mientras el PV y Navarra son fiscalmente independientes, la financión de la Generalitat es siempre insuficiente (p. 51) porque los cálculos (las famosas cuentas territorializadas) son siempre perjudiciales para Cataluña y muy favorables para Madrid que se beneficia del efecto capitalidad. Y sobre todo por la permanente hostilidad del Estado hacia Cataluña, cosa que se observa en las prioridades de gasto, inversiones, obra pública, etc. Ejemplos recientes apabullantes, las decisiones de AENA respecto a los aeropuertos del Prat y de Barajas y el AVE (p. 64). 

La ruptura del "consenso de la transición" con la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, que niega la condición nacional a Cataluña y ya había comenzado con el hostigamiento desde el PP a partir de 2010 (p. 71), es el acicate que impulsa la nueva reivindicación independentista hasta acercarse al 50% del electorado. Parece un buen momento para conseguir el Estado propio. Y, justo ahora (el libro está escrito en 2015) las fuerzas independentistas se dividen. En la disyuntiva de primar el eje nacional frente al social, los independentistas, lamenta Carreras, prefieren el segundo al primero. Y sin unidad de esas fuerzas independentistas, tanto en las instituciones y partidos como en la sociedad civil, no habrá independencia ni, por tanto, Estado propio, ni cuestión social que atender.

A ese objetivo se dedica la segunda parte de su libro titulada "Estrategias de la independencia" y que, en realidad, se reduce a una sola recomendación: mantener la unidad, formar una sola candidatura en todos los procesos electorales: elecciones locales, autonómicas, generales o europeas. Hay que estar en las instituciones españolas pero hablando con una sola voz, la de la petición de un referéndum.

Después de una especie de digresión sobre la robusta historia del nacionalismo catalán, con expresa remisión a la obra clásica de Pierre Vilar Cataluña en la España moderna y una mención a las enseñanzas de la experiencia escocesa, el autor considera todos los procesos electorales mencionados uno a uno para argumentar que la unidad es indispensable en todos ellos. ¿Qué harán los catalanes en Madrid? Luchar por el referéndum. La voluntad independentista ha de mostrarse en todas las elecciones. Ganándolas todas. Hasta conseguir ese objetivo del referéndum (p. 132). El independentismo se presenta pacífico y democrático. Y viable.

En algún momento considera Carreras la posibilidad de que, por las razones que sean, el Estado se avenga a negociar y, al final, en efecto, se negocie algo, tipo Concierto, por ejemplo. Es una hipótesis que se maneja mucho, aunque con escasa base porque el Estado no ha mostrado hasta la fecha voluntad negociadora alguna. En todo caso, Carreras que, como economista, es hombre práctico, recomienda aceptar lo que se negocie. Como hombre realista, al mismo tiempo, también recomienda insistir en la reclamación del referéndum porque recuerda que los pactos con el Estado español deben blindarse ya que depender de su voluntad es, en realidad, estar vendido.

diumenge, 4 de desembre del 2016

El Desconcierto

Las relaciones entre el nacionalismo vasco y el catalán han sido siempre complicadas. Y, como se ve, seguirán siéndolo. Su sistema de alianzas es muy variable, según de qué asuntos se trate. Pero en el fondo de la cuestión se encuentra siempre la de la independencia. A pesar de los "años de plomo", el País Vasco no tiene una vocación tan independentista como Cataluña. En realidad es legítimo pensar que precisamente esos "años de plomo" fueron rémoras en las alas independentistas.

Ahora Urkullu sostiene que la independencia es imposible. En un mundo globalizado. Dicho así, en términos filosóficos, solo cabe asentir. En la globalización somos todos interdependientes y nadie puede ser independiente. Sí, es una verdad general; tan general que no significa nada. El significado está en el contexto: Urkullu avisa a los independentistas catalanes de que la independencia es una quimera y se ofrece como mediador entre las dos partes, el Estado -de quien espera una reconsideración drástica de su negatisvismo- y Cataluña -de la que espera acepte una solución no independentista.

La cuestión aquí es la de la propia autoridad de Urkullu para postularse como mediador. En realidad, a todos los efectos prácticos, el País Vasco y Navarra son independientes pues se autofinancian mediante el concierto y el convenio económicos respectivos. Regímenes de privilegio que todo el mundo evita mencionar como tal. Pero lo son y la prueba es que, si el concierto/convenio se generalizara a todas las CCAA, el país no podría financiarse.

Así que bienvenida sea la invitación al diálogo de Urkullu y ojalá convenza al gobierno de Rajoy de adoptar una actitud dialogante, pero no es realista que pida a los independentistas que renuncien a su objetivo en función de un criterio filosófico. Sobre todo porque él está instalado en una cómoda independencia de facto a la que otros han aspirado sin que se les haya permitido.

Aires de España

Tengo entendido que sobre esta película pesa un amago de boicoteo del público "nacional" a causa de unas declaraciones del director, Fernando Trueba, al recoger el premio nacional de cinematografía 2015: "Nunca me he sentido español". El dicho público "nacional" lleva esto siempre por la tremenda y las redes se llenaron de insultos, peticiones de boicoteo y recordatorios de que Trueba es un cineasta tan subvencionado por los organismos públicos como los demás. Es lo malo que tiene aceptar premios. Los artistas, los creadores no deben tener mecenas porque pierden libertad y, sin libertad, no hay creación. La cuestión de que el Estado tenga un "ministerio" de cultura es una polémica abierta. En todo caso, no cabe olvidar que mientras los escritores o los pintores pueden realizar sus obras con escasos medios, los dramaturgos y, sobre todo los cineastas, requieren capital, una estructura empresarial, producción industrial. Los músicos están en las dos condiciones. En estos casos, los patronazgos estatales tienen un interés económico nada desdeñable. El propio Trueba dice estar encantado con el premio porque viene acompañado de apreciable dotación económica. El hombre es sincero: no se siente español y le viene bien la pasta. Eso pone a cien a la brigada "nacional".

No seré yo quien opine sobre la "españolidad" de Trueba pero sí afirmo que quien ha hecho esta película conoce perfectamente España. O, si se quiere, una de las dos Españas. Y con eso, ya podemos hablar de la peli, de la que, por cierto, he leído críticas generalmente desfavorables ya en aspectos puramente cinematográficos. Pero me da la impresión de que ese rechazo oculta el desconcierto e la irritación de quien no acaba de entender lo que ha visto y le han contado. Porque la película es redonda, rapidísima, bien ensamblada, bien contada, trepidante, llena de ingenio (a veces algo basto), jugando magistralmente con la superposición de planos narrativos distintos del rodaje del film sobre Isabel I ("Reina de España") en la realidad de la España de los años 50. A más de esta complicada estructura, la película está plagada de claves de una España (la franquista), vista por la otra (los derrotados de la guerra y los clandestinos), de símbolos fuertemente anclados en las culturas de sus respectivas patrias. Ya solo la reproducción de la portada del NO&DO, el "noticiero"-parte semanal que todas las salas de cine tenían que proyectar- junto con otros documentales extranjeros requiere descodificacion. Y, por útimo, lo más complicado es que otras claves están fuera de la película. Una de ellas es el film "padre" de este, La niña de tus ojos (1998), también de Trueba, con algunas de las actrices, actores de este. La otra, el nudo mismo del argumento, la evasión de dos presos izquierdistas en trabajos forzados en Cuelgamuros, que reproduce la histórica real de la fuga de Nicolás Sánchez Albornoz y Manuel Lamana en 1948.

Empezando por la segunda. Fue un golpe de mano producto de la audacia, la juventud, la rebeldía de un grupo de jóvenes: Barbara Probst-Solomon y Barbara Mailer (ambas, por entonces de unos 18 años), la hermana de Norman, quien puso el dinero para comprar el coche, de acuerdo con Francisco Benet, hermano a su vez de Juan Benet. Lo planearon y lo ejecutaron. Cruzaron el país con los dos fugados. El coche se averió y tuvieron por mil aventuras, pero llegaron a la frontera y pasaron ambos a Francia. Lo contó luego años después Lamana en su novela Otros hombres y también lo ha contado muchas veces Probst-Solomon, que sigue activa al día de hoy. Y lo hizo en una película, Los años bárbaros Fernando Colomo en 1998, el año de La niña de tus ojos. De la película de Colomo, concebida como una comedia, arranca la polémica de si este episodio puede narrarse o no en clave burlesca. Probst-Solomon está en contra por parecerle falta de respeto. Pero la verdad es que esa visión cómica en los dos films, el de Colomo y el de Trueba es, en realidad, tragicómica. Por debajo de las chanzas y las burlas hay un fondo de crítica y amargura muy fuerte. La personificación final de Franco y el diálogo con Macarena Granada en La reina de España es la sublimación de los más ocultos deseos de una o varias generaciones de españoles.

Otro asunto merece la pena mencionar. Trueba atribuye al partido comunista la hazaña de la fuga de Cuelgamuros. Es muy libre puesto que narra un hecho inventado. Pero suena a propaganda y, lo que es peor, apoyada en hechos reales que aparecen así acreditados a quienes no corresponden. No consta que entre aquellos jóvenes intelectuales que realizaron el golpe hubiera comunistas. Los dos penados, Sánchez-Alboronoz (hijo del presidente de la República) y Lamana, habían sido condenados a 8 años por reconstruir la FUE. A lo mejor tuvieron algo que ver con los comunistas, aunque ninguno lo ha dicho y, desde luego, su fuga la organizaron las dos norteameamericanas y el español Benet por su cuenta.

Las otras claves externas son las de la peli anterior, de la que, por así decir, se "escapa" un personaje, Blas Fontiveros, que presta aventura a esta otra tras haber pasado por Mauthausen: una superproducción estilo Samuel Bronston en los años cincuenta, en pleno clima de bienvenido Mr. Marshall sobre la Reina Católica. Pura propaganda del régimen. La niña de tus ojos hacía burla de una película que rodaron los franquistas en la Alemania nazi, Carmen la de Triana de Florián Rey. Se decía entonces (1937) que para conseguir los extras había que echar mano de los gitanos. Lo que no se decía era que esos gitanos los sacaban de los campos de concentración.

En cualquier caso, la historia es estupenda y a ratos desternillante. Todo pasado por el tamiz de la burla de un director que junta un espíritu woodyallenesco con toques berlanguianos y, por supuesto almodovarianos. Aparte de ser él mismo de modo apabullante. Burla de los rodajes de las películas, burla de la cultura izquierdista de brigadistas internacionales y víctimas del macartismo, burla de los modos y usos de las gentes del cines mezcladas con las de la farándula. Burla de Hollywood, de España, de todo. El trasunto de John Ford que presenta roncando todo el rato con el parche en el ojo es divertido. Y burla sin límite de la España de Franco y, desde luego, del propio Franco.

Quien se quede sin ver la película por seguir el boicoteo se pierde una visión de España de ayer, de hoy y de mañana que mueve a risa y a llanto al mismo tiempo. Como siempre.

dissabte, 3 de desembre del 2016

La mística de los datos

El mismo día en que el país se entera de que el gobierno ha vuelto a darle un tiento a la hucha de las pensiones y ha arramblado con 9.500 millones de euros para sus francachelas (esa parada del AVE en un pueblo perdido de Zamora, creo, es una francachela) y que el paro sube una barbaridad por cuarto mes consecutivo aparecen estos señores del gobierno, como Jorgito, Jaimito y Juanito con corbatas en armonía de rojos a hacer reír a la concurrencia con una ocurrencia: a finales de 2019, el paro estará por debajo de un modesto 13%. Tomen buena nota. Son los mismos que en 2010 prometían reducir a la mitad la tasa de paro si ganaban las elecciones de 2011. Ganaron las elecciones y la tasa de paro sigue siendo la misma. Pero ahora la reducción se aplaza a finales de 2019. Ese toque de precisión temporal da mucha verosimilitud a lo que asegura este triunvirato de prestidigitadores. Cumplen su función de eludir toda responsabilidad por los datos reales, que son pésimos, sin perspectiva de mejora, señalando un nebuloso futuro de prosperidad que se cifra en el 13% del paro como podía cifrarse en el 18% o el 20% o el 5% y para finales o mediados de 2018 o de 2022. Realmente no tienen ni idea ni, aunque la tuvieran, tienen idea de cómo llegar a ella. Están superados por los acontecimientos y los datos les bailan. Andan calculando en público cuánto van a sacar a los fumadores y bebedores y las bebidas azucaradas, al parecer para fastidiar a la Hacienda de la Generalitat. Suman el pellizco que van a pillar a las empresas, le añaden los 9.500 millones que han birlado del fondo de pensiones y así va haciéndose un calcetín hasta el momento en que haya que negociar qué más se recorta.

O sea, no tienen ni idea de lo que va a pasar pero vaticinan un 13% de paro para finales de 2019. Más o menos, tres años, que es cuando calculan que convocarán elecciones

Un día grande

Grande, grande. De esos que los políticos llaman "históricos", pero de verdad. El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha rechazado el último recurso del gobierno del Reino Unido en contra de un decisión suya anterior que, por tanto, pasa a tener pleno efecto. Esa decisión fue requerir al gobierno del Reino Unido que ponga ipso facto en libertad a don Julian Assange, a quien mantiene ilegalmente detenido en la embajada del Ecuador desde hace seis años. Igualmente le ordena, así como al de Suecia que depongan su actitud de persecución del fundador de WikiLeaks y lo restablezcan en el pleno uso de todos sus derechos.

Histórico, verdaderamente histórico. Va a resultar que la ONU tiene una fuerza moral mayor de la que los llamados "realistas" le conceden. A ver cómo se zafa el RU de esta. Es miembro del Consejo de Seguridad y, obviamente, no puede desobedecer un requerimiento de un órgano de la Asamblea General. La excusa de poner en cuestión la fuerza de obligar de una decisión de un órgano de este tipo, queda desactivada dsde el momento en que RU aceptó el procedimiento e hizo uso de su derecho de recurso, aceptando con ello el resultado.

No hay sino poner en libertad a Assange. Mucha gente aduce que este asunto no es jurídico, sino político. Cierto, el asunto es puramente político disfrazado de judicial. Véase: Assange está practicamente secuestrado por el gobierno de su graciosa majestad en cumplimiento de un requerimiento de un órgano judicial sueco que quiere a Assange a declarar en un asunto de abusos sexuales. Pero: a) no formula cargos concretos, sino que lo requiere para indagaciones, y b) no se compromete a no extraditarlo a los EEUU si los norteamricanos lo solicitan. Y ¿para qué lo quieren los yanquies? Para averiguar algunas cuestiones secretas de WikiLeaks. Secretas porque no se especifican.

Es un caso político, obvio. Pero los políticos son los que se disfrazan de jueces. El otro es un perseguido. Un perseguido al que hasta ahora se ha respetado el derecho medieval de Santuario. Lo interesante es si pasamos de la Edad Media a la Moderna y reconocemos a los seres humanos como titulares de derechos. Todos los seres humanos. Siempre. Assange también. El hombre había aceptado ser interrogado por una comisión judicial sueca en la embajada del Ecuador y Suecia tardó cinco años en enviarla.

Esto es algo atroz. Piénsese en seis años en el espacio que pueda ser la parte que le hayan asignado de la embajada del Ecuador, que no es la Arabia Saudí. Cierto, peor hubieran sido las mazmorras del Conde de Montecristo o los ergástulos de la antigua Roma. Pero aun así, es inaudito que se pueda estar seis años encerrado, sin acusación concreta, como sucedía con los presos que iban a la Bastilla.

Está por ver qué hace el RU. Los tiempos no parecen acompañar a la idea de un cumplimiento de las normas del derecho internacional. La reciente elección de Donald Trump induce a pensar que se pondrá a soltar exabruptos si se le informa de que Assange es puesto en libertad.

Por eso es un día grande. Cuando se va a ver si todo cuanto enseñamos en las universidades, declamamos en el Parlamento, debatimos en los foros públicos, escribimos en los periódicos, alabamos y predicamos por el mundo es cierto o no. Cuando se va a ver si el respeto a los derechos del individuo se impone frente a la arbitrariedad del Estado.

La República Catalana en Barcelona

Allá vamos, a la presentación de La República Catalana, último libro de Palinuro que, por cierto, habiendo salido en septiembre pasado, ya lleva la segunda edición y creo que se considera una tercera. Como verán las amables lectoras y lectores, me he buscado un lugar de la presentación y un presentador de lujo. El lugar, el céntrico teatro Romea en Barcelona, en la calle del Hospital, un lugar emblemático del que guardo imborrable memoria desde que el gran Carles Canut me invitara hace ya dos años a compartir escenario con él para hablar del derecho a decidir bajo el título "la nación como espejo",  y cuando, además, me regaló el cartel anunciador en el que salgo muy favorecido con unas gafas negras estilo Ray Charles. Lo tengo colgado en la pared de mi despacho y siempre impresiona a los visitantes.

En el acto de presentación de la República introducirán el propio Carles Canut, director de la Fundación Romea, y el de la editorial, Ara Llibres, Joan Carles Girbés para presentar el acto, y luego intervendrá Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat. Con un trío de Carles, los adversarios, que los tenemos,aunque parezca mentira, hablarían de la cuarta guerra carlina si tuvieran algo de sentido del humor. Tengo muy alta opinión de la categoría de Puigdemont como hombre público de nivel europeo y por eso le pedí que me apadrinara el libro, cosa a la que accedió a la primera. Ya me diréis si es o no un lujo. Más tarde hablaré yo pero, a diferencia de los viejos romances españoles, no procederéis a a bien oír lo que diré porque no pienso soltar prenda hasta que me toque. Si lo hiciera, además, mi amigo Salvador Cot, director de elMón.cat que ha aceptado actuar como moderador, me acusaría de spoiler con su indudable olfato periodístico.

Una vez que están todos los intervinientes confirmados y la invitación impresa (o todo lo impreso que puede estar algo en las redes) me apresuro a difundirla porque, por razones de protocolo y necesidades logísticas del teatro (que tiene un aforo de 600 personas) se requiere inscripción previa en la cuenta de correo electrónico que figura en la invitación. Lo último que querría sería que mis amigos me acusaran de haberse quedado fuera por no haber andado yo diligente en la convocatoria y ello en especial por cuanto he visto que otros amigos ya lo han subido a Twitter y no puedo quedarme atrás.

Así que nos vemos el 12 próximo, a las 19:30 en el Teatre Romea de Barcelona per parlar de la República Catalana.

divendres, 2 de desembre del 2016

Querencia por la dictadura

La relativa ventaja de los tontos es que no saben que son tontos. Cuanto más tonto es alguien, menos se da cuenta de lo tonto que es. Es el caso de la vicepresidenta del gobierno. La cantidad de tonterías que lleva dichas y hechas esta ratita hacendosa en su interminable mandato daría para llenar bibliotecas enteras. Y ahí sigue, tan ufana, pensando que asombra al mundo con sus profundas ocurrencias. La última, anunciada ayer, es la intención de "regular" (léase suprimir) la libertad de expresión en la red porque, afirma esta lumbrera de la ciencia jurídica, "estamos absolutamente desprotegidos en digital".

Ni en digital ni en femoral o intestinal. No estamos "absolutamente" desprotegidos. Ni siquiera "relativamente". Si lo que esta pedante quiere decir es que en el ámbito digital hay más libertad para difamar, calumniar, atentar contra el honor, el buen nombre, etc, es falso de toda falsedad. Para eso está el Código Penal, tan vigente en lo digital como en lo no digital. Si esta señora cree que se mancilla su buen nombre (a la hora de reprimir y censurar los franquistas siempre están a vueltas con el honor y el buen nombre) solo tiene que acudir a los tribunales.

La desprotección frente al infundio, la calumnia, etc en relación al derecho al honor es mentira. Lo que estos franquistas quieren -como siempre- es censurar la esfera pública, impedir la libertad de expresión, criminalizar las opiniones políticas que no les gustan y que son todas excepto la de "Una, grande, libre", "Arriba España" y "Viva Franco", lo que llevan en el corazón. Quieren suprimir la libertad de expresión no en asuntos privados y particulares sino en el ámbito general: que nadie pueda criticar el gobierno o al rey o disentir de sus habituales monsergas. Quieren eliminar la discrepancia, la objeción, la crítica.

Quieren legislar el silencio.

Dice la enmienda 1ª de la Constitución de los Estados Unidos (ese país que los carcundas del PP tanto dicen admirar) que "El Congreso no aprobará ley alguna que establezca una religión, ni prohibirá la libre práctica de la misma; ni limitará la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni el de solicitar al gobierno una compensación de agravios". Si los tribunales españoles aplicaran esta sabia doctrina, todos los gobernantes del PP estarían en la cárcel, empezando por la ratita hacendosa, siguiendo por la señora Cifuentes y terminando en ese prodigio de veneranda tiranía callejera que es Fernández Díaz.

"Ninguna ley que limite la libertad de expresión y de prensa" quiere decir exactamente eso: ninguna ley que limite la libertad de expresión y de prensa. Ninguna. Y esa Constitución lleva casi dos siglos y medio en vigor sin necesidad de otra, sin que el país, "absolutamente desprotegido",  haya padecido jamás dictadura alguna como las que han soportado repetidas veces los "protegidos" españoles y la última, si Prometeo no lo evita, la que quiere implantar el PP, considerado por algún juez como una asociación de delincuentes.

De ahí se sigue que, como tantas veces se ha dicho, la mejor ley de prensa es la que no existe.

Ni en lo virtual, en lo digital o en lo celestial. La libertad de expresión no se puede limitar bajo ningún concepto salvo en los casos de conflictos de derechos entre personas privadas. Pero no es esto lo que estos franquistas quieren, sino que pretenden reprimir la libre expresión de las ideas, como han hecho siempre, como hicieron sus antecesores desde la Inquisición, organismo por el que sienten verdadera pasión.

No se conforman con la protección jurídica ordinaria que con tino y eficacia brinda el Código Penal. Quieren que se prohiban todas las manifestaciones públicas no solo los infundios, injurias y calumnias a los particulares, sino aquellas otras que los "ofendan" en sus convicciones políticas y religiosas. Quieren volver a condenar a la gente por faltar al "respeto a la autoridad" o por "blasfemar" o por burlarse de los sacrosantos símbolos de la Patria, la bandera o el chundarata ese que llaman himno nacional.  

Es decir, como siempre, quieren restablecer la dictadura que es lo que les mola.

Porque la cabra tira siempre al monte. Sobre todo, la de la legión.

Hoy: 500 años de utopías

Esta año se celebra el 500 aniversario de la publicación de la Utopia, de Tomás moro. Con tal motivo, el Departamento de Ciencia Política III de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense y la propia Facultad han organizado un acto conmemorativo para mañana a las 11:00 de la mañana con la presencia del Decano y un puñado de expertos en utopías de otras universidades de Madrid. Y han tenido la amabilidad de invitar a Palinuro, cosa que este agradece sobremanera porque espera aprender mucho de las intervenciones de los ilustres colegas.

La afición a las utopías le viene a Palinuro de hace tiempo. Allá por los años 1980 publicó un libro colectivo sobre las utopías en el mundo occidental y, desde entonces, siempre ha mantenido una llama de interés por el género que, al final ha cuajado en la dirección de una colección específicamente dedicada a las utopías en la editorial Akal. En esta hemos publicado algunas muestras del género no muy conocidas en general. El propio Palinuro se ha encargado de las traducciones, aparato crítico y estudio introductorio de algunas de ellas: Los viajes a los imperios del Sol y la Luna, de Cyrano de Bergerac (traducción, notas y estudio); Erewhon, de Samuel Butler (notas y estudio introductorio); El año 2440, de Louis Sébastien Mercier (traducción y notas). El catálogo se completa con El talón de hierro, de Jack London y Mirando atrás, de Edward Bellamy. Actualmente trabaja Palinuro en una traducción y estudio introductorio de la utopía feminista Herland, de Charlotte Perkins Gilman, un libro interesantísimo publicado en 1915.

Todos somos habitantes de la utopía. Basta con querer. No hace falta pasaporte ni DNI. Con la imaginación y el sentido crítico es suficiente.

Nos vemos en el salón de actos de Políticas a las 11:00

dijous, 1 de desembre del 2016

Operación Sultana

La campaña para hacer tragar al PSOE a Susana Díaz como secretaria general va a plena máquina. Lo que no quiere decir que esté cosechando resultados optimos. Ni siquiera aceptables. Hace unos días, su gabinete de relaciones públicas le organizó un viaje a Bruselas sin ningún contenido concreto ni asunto específico que tratar. Simplemente, un paseíto por Europa a cuenta del erario y a hacerse unas fotos con los políticos y dignatarios más sobresalientes para dar a la señora Díaz, cuyos viajes por el extranjero y aun España no parecen haber sido cuantiosos, unos aires cosmopolitas de los que carece en absoluto. Del aparato de propaganda para ensalzar su figura como estadista de proyección europea, bien se ve, se encargó la Junta de Andalucía que subió unos tuits haciéndose lenguas de la importancia mundial de su jefa. El viaje carecía de sentido y, de ser algo, tendría carácter de partido porque la señora Díaz fue a Bruselas a entrevistarse con los socialistas. En realidad, tampoco el PSOE hubiera podido dar cuenta de la visita porque la mentada es presidenta de la Junta de Andalucía y Secretaria General del PSA, pero no del PSOE, aunque actúe como tal, cual buena usurpadora. La cuenta de twitter que debió informar del viaje de la Sultana debía haber sido la del PSA. Pero eso le parecía poco a la interesada.

Es esta confusión permanente de papeles, son estos sobreentendidos, estos disimulos y suplantaciones los que están convirtiendo lo que, de hecho, es la campaña electoral de Díaz a la SG del partido que tiene dividido y paralizado por sus intereses, en un ejemplo de manipulación y abuso verdaderamente sórdidos a la par que cómicos. El presidente de la Junta de golpistas del PSOE, allanado en todo a los deseos de Díaz, ha aplazado a enero la reunión del Comité Federal prevista para diciembre con el solo objetivo de dar tiempo a la buena señora a hacer olvidar su golpe de mano del 1º vendimiario para desalojar a Sánchez con ayuda del escuadrón pepero del PSOE, González, Rubalcaba, Corcuera, Bono, etc). Y tiempo también para fabricarse una imagen menos odiosa y estúpida de la que tiene y se ha ganado a pulso.

Tal era el objetivo del paseo por Bruselas en donde, según anunciaban encantados sus servidores, sería recibida por Martin Schulz y hablaría en algún lugar de particular relumbre. Del hablar nunca más se supo; la prensa no dice nada y, de haberse producido la charla, habrá sido al grupo socialista español porque parece que, siguiendo inveterada costumbre de los políticos españoles, la Sultana no habla más que su propia lengua.

Y, del encuentro con Schulz, nada de nada. Lo cual es lógico para cualquiera que sepa cómo funcionan los asuntos públicos en Europa, en donde el personal no está para hacerse fotos que luego puedan los becarios de turno (estilo Sultana) lucir en el patio propio para apuntalar sus pretensiones de hacerse con un cargo que, a todas luces, le viene grande. Así que Schulz no recibió a Diaz en su despacho por falta de tiempo y, al final accedió a verse con ella en un pasillo para hacerse una foto y durante tres minutos. Si descontamos el tiempo de la pose para la foto y el de los traductores, es obvio que los tres minutos se fueron en saludarse y no del todo: "Buenos días./Guten Tag, wie geht's Ihnen?/¿Cómo? ¡Ah, si! Andalucía es una región de España..." Fin. Tres minutos (la Junta afirma que fueron 15) y a la calle. Debe de ser la foto más cara que haya pagado la Junta de Andalucia. Porque las que se hicieron los tres politiquillos (Sánchez, Iglesias, Rivera) que fueron a la base de Torrejón a que Obama les diera una palmada en el hombro a la puerta del WC, las pagaron los gringos.

En realidad este viaje era completamente innecesario y solo obedece a la obsesión de la Sultana por contraprogramar a Sánchez quien, sin ningún tipo de ayuda de su propio partido, goza de un apoyo entre la militancia que Díaz no tiene. Al contrario, por donde va tiene la virtud de encalabrinar a la gente con esa marrullería infame, consistente en postularse para la SG contando con todos los medios y apoyos del aparato, pero sin decirlo claramente. Está esperando que la propaganda y el juego sucio de sus seguidores consigan lo que, por ahora, parece harto difícil: que la militancia cambie de afición y, en vez de apoyar al defenestrado, apoye a la defenestradora.

La tarea es ardua y los propagandistas de la Sultana no paran barras en los mayores dislates. Uno de estos correveidiles de la jefa, un señor Jiménez, ha tenido la desvergüenza de pedir a Sánchez que congele su candidatura, por supuesto mientras él mismo y el resto de los mandados de la junta golpista publicitan por doquier la candidatura de Díaz y esta, como se ve, utiliza todos los medios válidos o inválidos para imponerse. Esa petición es tan miserable e inmoral como la de pedir a un corredor que se ate los pies antes de comenzar la carrera.

Lo que faltaba a esta operación de coronar el golpe de mano contra el PSOE con una candidatura que acabará de hundirlo en la pesadilla de la España cañí era ver a la jefa de los golpistas haciendo el ridículo en Bruselas. 

dimecres, 30 de novembre del 2016

La única solución es el referéndum catalán

Mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado Sí o sí. La evolucón política de España y de Cataluña no deja lugar a dudas. Por mucho que el nacionalismo español se obstine, por mucho que amenace y juegue sucio, llegará un momento en que tenga que negociar la realización de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. La presión internacional, el sostenido conflicto con las instituciones catalanes, la opinión pública y hasta es posible que un sector del PSOE (el baluarte del nacionalismo español de izquierdas) acabarán mostrando que no hay otra salida. Es un juego de las instituciones contra la ley, como el que imaginaba Saint Just al hablar de las Instituciones republicanas. Las instituciones simbolizan la legitimidad y la libertad. La ley, cuando es injusta, es la fuente de la tiranía, a la que hay que resistir. La permanente insistencia de Rajoy y el resto de sus conmilitones de que ante todo hay que obedecer la ley (la que ellos amañan, derogan, cambian, cuando les da la gana), no sirve sino para ocultar de hecho su incompetencia como gobernantes. Según ellos, el garante de la libertad es la democracia. Mentira: el garante de la libertad son las instituciones republicanas. La ley solo es la voz del poder y cuando, como es el caso en España, se trata de un poder arbitrario y presuntmente delictivo, la ley también es tiránica y habrá que desobedecer.

Sí o sí

Los líderes de JxS reducen la disyuntiva clásica del “sí o no” a la fatalidad del único “sí”. Cada uno en su estilo. Tardà habló en sede parlamentaria de “referéndum sí o sí” y con posterioridad, el expresidente Mas ha hablado de “negociación sí o sí”. En los dos casos habla la convicción de que las cosas serán así, quiera o no el gobierno español.

Mas suele poner una nota de cautela y prudencia. Recuerda la necesidad de allegar más apoyos a la independencia y ahora, al parecer, trata de tranquilizar al empresariado, aun reconociendo probable algún sobresalto en 2017. Habrá quien vea en esto una diferencia notable, aunque conocida, de contundencia política y señale el temor a un replanteamiento, incluso un retroceso en el proceso independentista a cambio de alguna etérea negociación. Sin embargo es obligado recordar que la fuerza de ese proceso radica en su unidad y transversalidad, aspectos imprescindibles en las circunstancias actuales. Es decir, interclasista. No es muy acertado aplicar al proceso independentista un esquema de lucha de clases en sentido amplio.
Tener fijada la fecha del RUI da solidez al proceso, pero no obliga a considerar exento todo el tiempo que media hasta su posible realización. Ese es el tiempo de las negociaciones “sí o sí”. No sería justificable rechazarlas sin más. Ya el solo hecho de que el Estado acepte negociar es un triunfo.

Luego se plantea el contenido y el resultado de las negociaciones., empezando por la necesidad de que el Estado suspenda la aplicación de sus medidas represivas hoy en marcha. No es creíble una negociación durante la cual el Estado sigue reprimiendo la actividad de las instituciones catalanas. A su vez, también el Estado planteará la simetría en la abstención, exigiendo que las instituciones catalanas suspendan su actividad durante la negociación. Esa es una muestra de la complejidad de los problemas que afectan a las negociaciones.

Mientras se inicia la negociación “sí o sí” van dándose pasos que condicionan las actitudes. Los comunes proponen constuituir una comisión parlamentaria para tratar de la “cuestión catalana”.No parece, desde luego, mucho, dada la composición del Parlamento español. Como iniciativa no molesta y apunta en una dirección correcta de convocar un órgano en el que puedan realizarse las negociaciones del “sí o sí”. Lo que sucede es que no puede ser de rango de Comisión parlamentaria. Tendría que apuntar más al tipo de Convención del máximo nivel parlamentario y convocada específicamente para la negociación.

El movimiento, por otro lado, básicamente la ANC, está articulando la “Asamblea de cargos electos” (AECAT) para que asuma los “poderes catalanes” en el caso de que el gobierno central suspendiera la autonomía de Cataluña. Parece bastante más eficaz que la Comisión parlamentaria sobre Cataluña. La AECAT es el germen de una institución que vendrá a substituir a las instituciones ordinarias catalanas caso de suspensión de la autonomía.

Pero, para que el gobierno suspenda la autonomía de Cataluña, en el caso de que pudiera hacerlo, que no está claro, las instituciones catalanas habrán dado algún motivo para ello, habrán adoptado alguna medida que justifique la suspensión a ojos del gobiern. El acto más evidente de este tipo es una DUI. Por esa declaración, el Parlamento catalán declararía a Cataluña fuera del ámbito de aplicación de las leyes españolas y, por supuesto, tendría que dar traslado de ello a la Corte Internacional de Justicia. En el interior, sin embargo, la suspensión de la autonomía carecería de efecto y el Estado tendría que echar mano de alguna figura de los estados de excepción.

Justamente es ante esa perspectiva muy verosímil cuando cobra todo su alcance la admonición de Mas: negociación “sí o sí”. Nadie está interesado en crearse más problemas de los que ya tiene. En el paquete de la negociación deberá entrar el otro enunciado de referéndum “sí o sí”.

Que el 75 por ciento de los catalanes sea partidario de un referéndum es una prueba empírica de que el referéndum es la solución al problema. Si la participación en él llegara al 75 por ciento, o lo sobrepasara, daría amplia legitimidad al resultado, fuere este el que fuere.

Desamordazando

La infausta X Legislatura con mayoría absoluta del PP entre 2011 y 2015 consagró una involución democrática en el país de tales dimensiones que muchos empezaron a hablar de la "ruptura de los consensos básicos de la transición". Arrullados por los años de bonanza y la legislación esclarecida y generosa del primer gobierno de Zapatero y su problemática continuación en el segundo, los españoles se despertaron de repente ante un intento de retrotraerlos al franquismo. El mandato de Rajoy, con sus 186 diputados le permitió ignorar de hecho al Parlamento y gobernar por decreto ley con un autoritarismo que no solo se evidenciaba en las formas sinbo también en los contenidos. Los cuatro años en cuestión abundaron en normas arbitrarias, reaccionarias y nacionalcatólicas, pero cuatro de ellas tenían una importancia especial porque respondían al sentimiento más profundo de la derecha tradicional española, hoy maridada con una corriente neoliberal de procedencia anglosajona. Los cuatro puntos eran: la reforma laboral (que permitiera aumentar la tasa de explotación de los trabajadores activos o en el paro); la reforma educativa (que aumentara los privilegios de la enseñanza concertada y diera a la Iglesia de nuevo el poder en el sistema educativo); la reforma del aborto (que devolviera a las mujeres a la situación de subalternidad en la sociedad patriarcal); y el orden público (que estableciera un régimen de "seguridad ciudadana" represivo). Se añade a esto la actitud de hostilidad cerrada hacia Cataluña y el carácter estructural y generalizado de la corrupción y ya tenemos un régimen que cabe calificar tranquilamente de neofranquista. El que el PSOE ha permitido seguir en el poder merced a su abstención.

Pero hasta el granito escurialense que compone la mentalidad de la derecha española acusa el paso del tiempo. No fue necesario que el PP perdiera su mayoría absoluta en 2015 y 2016 para que alguno de sus ataques a las libertades y derechos de los ciudadanos se estrellaran contra la realidad. Tal el proyecto de Ley que el ex-ministro de Justicia, Ruiz Gallardón perpetró en contra de los derechos de la mujeres so pretexto de "emanciparlas" prácticamente prohibiendo la interrupción voluntaria del embarazo. Era tan retrógado, tan misógino, tan clerical el proyecto que hasta los compañeros de Gallardón se lo boicotearon y lo echaron para atrás. Así, de paso, nos quitamos de encima a quien, por otro lado, estaba dispuesto a poner la administración de justicia fuera del alcance de los justiciables que no fueran millonarios.

La situación actual del gobierno en minoría parlamentaria ya ha tocado los otros puntales del régimen involucionista de 2011: la reforma laboral, la educación y la seguridad ciudadana. Sobre la reforma laboral tenemos dos opiniones de dos empresarios radicalmente opuestas. Una, un catalán del gremio de hostelería que pide que se derogue y otra del dueño de las pipas "Facundo" que pide que se quede como está. El tal Facundo, según parece, está o ha estado en deuda con la Hacienda Pública. Juzguen ustedes quién tiene más autoridad moral al pronunciarse.

Las barbaridades de la LOMCE están siendo ya atendidas en una comisión tripartita del PP, el PSOE y C's. Las reválidas han quedado sin efecto. En realidad, toda la LOMCE ha quedado en el basurero de la historia y la legislatura apenas ha empezado. El gobierno ha hecho algún amago de defenderla, pero sin auténtica convicción.

Ahora le toca el turno a la desgraciada Ley Mordaza que probablemente sea la más simbólica de esta derecha neofranquista. La cúpula del ministerio del Interior, que la alumbró, especialmente el ministro Fernández Díaz, no solamente no era competente para el cargo sino que su conducta, su incapacidad para distinguir entre sus deberes públicos y sus alucinaciones privadas, lo hacía más idóneo para pasar una consulta psiquiátrica. Es una norma que muestra un espíritu cerrado, autoritario, arbitrario, reacio a la misma idea de derechos y libertades públicas y un desprecio por la dignidad del ciudadano. Otorga todo tipo de facultades discrecionales a los policías y despoja de sus derechos y libertades a lo ciudadanos, a los que apenas deja margen de recurso y a los que multa por comportamientos prohibidos con cantidades inverosímiles. Ese espíritu es el que compartían por aquellos años el ministro en cuestión y la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, hoy presidenta de la Comunidad. La gestión de esta en orden público estaba a tono con lo dispuesto luego en la ley: la policía podía hostigar a los ciudadanos pacíficos en la calle, se reprimía a voleo, poniendo multas a los viandantes a ojo de los agentes a los que no se podía ni fotografiar.

En fin esa norma abusiva, dictatorial (y eso que ha sido muy dulcificada al pasar por el Parlamento) es la que se pretende ahora derogar con el muy encomiable fin de devolver a las personas que vamos por la calle la condición de ciudadanos titulares de derechos, entre ellos, el de no ser hostigados a capricho por los agentes de la autoridad. Hay quien dice que no se puede derogar por completo porque se generarían vacíos legales. No tiene por qué. Si se deroga la Ley Mordaza puede volver a entrar en vigor la anterior Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana que esta mordaza había sustituido. En todo caso, tampoco es imprescindible derogar. Bastará con que la comisión la reforme a fondo y elimine de ella todos los ataques a la seguridad jurídica de los ciudadanos, todas las posibles arbitrariedades de la policía y los poderes públicos y todo ataque a los derechos y libertades públicas de los ciudadanos.

Los otros dos asuntos fuera de programa, la cuestión catalana por un lado y la de la corrupción por otro, siguen su curso y no está claro que el Parlamento español vaya a hacer algo al respecto. La cuestión catalana depende casi exclusivamente de la iniciativa política del independentismo. La de la corrupción, de la acción judicial. En los dos casos, el gobierno tiene poco que hacer.

Las tornas han cambiado mucho entre la X y la XII legislaturas. Lo que esta augura es una derrota tras otra del gobierno en todos los asuntos excepto, probablemente, en la cuestión catalana en la que la oposición presumiblemente votará con el ejecutivo. Y no está claro que con su estilo soberbio y arrogante, Rajoy sea capaz de aguantar mucho la labor de deconstrucción de un parlamento con mayoría absoluta de la oposición. Acabará convencido de que, si no convoca elecciones, no podrá gobernar.

Pero la convocatoria de elecciones es arma de dos filos. La presunción de que, de convocarse, favorecerían al PP no se basa en nada y, en consecuencia, se tratará de estirar algo el tiempo, hasta tener más seguridad. Ese interés dilatorio es el que comparte el gobierno del PP con la junta golpista del PSOE que, saltándose una vez más su deber a la torera, ha aplazado la reunión del Comité Federal prevista para diciembre a enero de 2017. Es difícil hacer oposición a un gobierno con el que se tienen tantos intereses comunes.

Pero el mayor de todo y el que permite suponer que, aunque el cuerpo le pida otra cosa, Rajoy no convocará elecciones, vuelve a ser Cataluña. El nacionalismo español no puede permitirse el lujo de andar sin gobierno en 2017, mientras la hoja de ruta del independentismo va avanzando.

dimarts, 29 de novembre del 2016

La guerra sucia en el PSOE

En política, las casualidades no existen. Tras el doble resonante éxito de Pedro Sánchez en Xirivella y Sueca, su taimada rival, Susana Díaz, que quiere ser candidata a la Secretaría General pero sin decirlo todavía, aprovecha su posición institucional para obtener ventajas con trampas y juego sucio, en los que, como buena política profesional que no ha trabajado nunca en la vida civil, es muy ducha. Para oscurecer el posible acto de masas que Sánchez y los suyos pretenden organizar en Sevilla el 16 de diciembre próximo, el gobierno de Andalucía, presidido por esta oportunista sin escrúpulos, está organizando otro acto en Jaén el mismo día, aprovechando que es el 10º aniversario de la aprobación de la Ley de Dependencia por un gobierno socialista. Podía haberse valido de cualquier otra circunstancia. El caso es contraprogramar a Sánchez. En el acto de Jaén quieren los seguidores de Díaz matar tres pájaros de un tiro: 1º) montan un acto institucional con uso (y probable abuso) de los medios públicos para ello; 2º) también es un acto de partido en la federación jiennense -caninamente fiel a Sánchez- con los medios del propio partido que fletará autobuses de todas partes mientras que no dará ni un euro para Sánchez; 3º) será un acto a la mayor gloria del personaje, presentado como alguien con liderazgo y apoyo entre las bases y no solo entre sus clientes y paniaguados.

No, no hay casualidades. El interés de Díaz está claro: terminar la sórdida faena que empezó con el golpe de mano de 1º vendimiario para postularse a su vez como la única salvadora de un PSOE que ella misma ha destruido. No tan clara parece ser la participación de Rodríguez Zapatero en el acto de Jaén. La excusa oficial es que la dicha ley de Dependencia se aprobó en su gobierno pero parece más cierto que le mueve el despecho y la envidia personales. Zapatero está al servicio del descarado arribismo de la andaluza porque le fastidia que otro -Sánchez- sea mejor que él en todos los sentidos y trata de destruirlo como pueda. Obedece así también los designios del cogollo de ex-mandatarios del PSOE, los González, Rubalcaba, Leguina, Bono, Corcuera, etc., esto es, gente convertida en aliada objetiva (y también subjetiva) de la derecha, auténticos submarinos del PP en el PSOE, pero que no puede aparecer en público porque se notaría mucho que están todos movidos por igual odio a Sánchez y la pretensión de este de rescatar un PSOE de izquierdas.

No. no hay causalidades. La burócrata andaluza necesita tiempo para mostrar que también tiene apoyo de las bases antes de anunciar su candidatura a la SG. Y tiempo es lo que le dan los criados que tiene en la Junta de golpistas,  cuyo presidente ya ha aplazado el próximo Comité Federal, previsto para diciembre, a mediados de enero. Así. su jefa, dispondrá de un plazo mayor para seguir practicando el juego sucio institucional contra su rival, Sánchez, que no tiene los recursos de un gobierno autonómico y a quien el aparato del partido no quiere ayudar en modo alguno.

Es un juego sucio, un abuso de poder descarado y detestable, un desequilibrio tan evidente que será extraño no consiga lo contrario de lo que se propone, esto es, que la militancia cierre filas más estrechamente aun con Sánchez. 

En la actual crisis del PSOE emergen los habituales tres bandos en estos casos: los apoyos y partidarios de Díaz, clientes de sus prácticas de gobierno, cargos del partido directa o indirectamente dependientes de ella y paniaguados en general de la estructura del PSOE, también con intereses personales y materiales que guardar en otros lugares y gentes del aparato. Todos ellos en nómina de la habitual oligarquía coronada por las mencionadas viejas glorias, que son quienes mueven los hilos en las sombras. 

Por otro lado, los seguidores de Sánchez, sin una estructura a la vista, sin ninguna base de poder, perseguidos por el aparato, unidos por la indignación al ver que el "NO es NO" de la dignidad del partido se convertía en su contrario a cambio de un plato de lentejas. Gentes movidas por la indignación de verse burladas por una oligarquía partidista que, en el fondo, quiere ponerlo al servicio de la derecha y hasta ahora va consiguiéndolo. Y gente por tanto que quiere elegir un SG de izquierdas para dar un golpe de timón antes de que el PSOE se hunda del todo.

Por último, el habitual grupo de "equidistantes". Tengo buenos amigos entre ellos (y entre los seguidores de Sánchez y hasta algún "susanista") y escucho atento sus razones sensatas, equilibradas, amparadas en la experiencia, el sentido común y la preocupación por su partido. Pero no puedo por menos de observar que, si este ánimo podía ser razonable al comienzo del conflicto, cuando ambas partes estaban más o menos escindidas pero tenían similar poder, no lo es ahora, cuando una de las partes -la agresora- tiene medios en abundancia, recursos de todo tipo y a su exclusivo servicio. Decir que se es equidistante entre dos contendientes uno de los cuales tiene todo el poder, la institución detrás de  él y la fuerza de la costumbre y el otro nada, no es una posición éticamente sostenible. Por supuesto, el hecho de encontrarte en inferioridad de condiciones en una contendienda no te convierte en portador de la razón, pero sí en digno de que se te respete y no se abuse de ti y el hecho de combatir en manifiesta superioridad de medios materiales tampoco te priva de ella, pero sí te convierte en cómplice y quién sabe si beneficiario de una injusticia.

Es posible que la aventura de Sánchez falle, que le falten fuerzas o que no disponga de los recursos necesarios para hacer frente a la guerra sucia del aparato institucional, los intereses creados y el sistemático boicoteo a que ya lo están sometiendo. La injusta desigualdad de posibilidades es patente en la orientación de los medios. Casi todos apoyan a Susana Díaz a pesar de ser de la derecha (o quizá por ello)  y el resto a Podemos. Pero todos están unidos en la hostilidad hacia la candidatura de Sánchez, enfrentada a un escandaloso silencio mediático. Sin embargo, si el PSOE tiene alguna posibilidad de reconstruirse como un partido de izquierda hegemónico con vocación de gobierno será mediante el triunfo de esa candidatura. Cosa que se dará si se confirma la tendencia iniciada en Xirivella y Sueca, esto es, que cuenta con el apoyo de las bases.