dilluns, 6 de juliol del 2015

NO.

La crisis griega es la crisis europea. El 61º% del "no" frente al 38% del "sí", hace sonar lo que El País llama la hora de la verdad en Europa. Es la expresión que suele emplearse para liquidar una tanda de mentiras y´quizá para iniciar otra. Durante muchos años se ha criticado la Europa de los bancos y se ha propugnado la de los pueblos. Pues ha llegado la hora de la verdad: un pueblo ha dicho "no" a los bancos. "No" a los bancos, pero sí a Europa como ha señalado Tsipras al decir que interpreta el "no" como una autorización a negociar de nuevo, no como una orden de ruptura. Negociar con Europa, negociar en Europa, sin salir del euro.

Pero la UE lo tiene ahora mucho más difícil. Nadie sabe nada de las consecuencias. El intento de imposición de un plan económico venía apoyado por los razonamientos incontrovertibles de toda clase de expertos que, a su vez, se enfrentaban a otros no menos expertos a favor del "no". Porque, en el fondo, ninguno de ellos tenía la menor idea de lo que iba a pasar o pueda pasar ahora. No era cuestión de cuentas y economías, sino de voluntad política. Y así sigue, después del referéndum pero con los griegos fortalecidos. Porque hoy hay tanta incertidumbre como ayer, pero ya sabemos cómo piensa el pueblo soberano. Por eso, en realidad, nunca quisieron referéndum (el poder nunca quiere referéndums, excepto cuando los organiza él para perpetuarse), como no lo quiso y a él renunció cobardemente Papandreu.

Los banqueros y los bancarios sonreirán con escepticismo reconociendo que se trata de una victoria de la dignidad pero que la dignidad no se come y habrá que sentarse a hacer números. Cierto. Pero habrá que sentarse de nuevo, con nueva voluntad, nuevas propuestas, porque la situación así lo exige. La Troika llevó al máximo la presión para chantajear por el sí en la esperanza de sentar de nuevo a la mesa a Grecia pero aun más debilitada. Se ha encontrado con una Grecia fortalecida, pero sin que ella haya aumentado su capacidad de acción. Al contrario.

La UE no puede permitir la salida de Grecia del euro porque ignora qué consecuencias pueda tener para toda la zona y, por extensión, la UE. Pero tampoco puede dejarla en dónde está porque carece de planes para ella, al haber fracasado el propuesto. Parece una mala posición pero, si se mira bien, todavía puede encontrarse en otras peores. Por ejemplo, la situación de contagio. No se podía acceder a las peticiones griegas de quita y reestructuración por el temor al posible contagio de otros países, España, Portugal. Y ahora resulta que el temor es a que se contagie el "no" de los pueblos a los esquemas de la troika. Aparte de la mala imagen que el episodio ofrece de la UE, club de banqueros codiciosos, políticos serviles, extorsionadores financieros, tampoco el resultado trasluce habilidad o inteligencia aceptables.

A ver cómo estos banqueros y financieros, cuya voluntad europea es nula, según se ve en los secreteos del TTIP, pueden salvar su negocio ante la amenaza de que el ejemplo griego, que es como el 15M de Europa, encienda un movimiento de reconsideración de la misma UE que se obstina en hacer pagar a los pueblos las consecuencias de sus colusiones a espaldas de ellos.

Paradójicamente, España recogerá consecuencias beneficiosas del zaska heleno a la banca, a pesar de que tres de los cuatro políticos cabezas partidos españoles, propugnaron el "sí". "Grecia no es España", decía hace unos años el bueno de Sánchez. No lo será, pero el ganador del referéndum griego de ayer fue Iglesias y no él, Podemos y no el PSOE. De los otros dos poco cabe decir. Rajoy, en su cabal función de furriel del capital, pedía el "sí" con su habitual fuerza de convicción y Rivera, más dado, si cabe, a marear la perdiz que el señor de La Moncloa, también pedía el sí para que los griegos pudieran seguir siendo "compatriotas".

La competencia está entre Podemos y el PSOE. Podemos ha pedido el "no", como se esperaba y ha ganado muchos puntos, no solo por aparecer del lado triunfador sino porque ese triunfo consolida su imagen interna en España. Manteniendo las "nombres paralelos", Podemos/Syriza, toma cuerpo y verosimilitud una opción de izquierda radical no comunista. La lectura es obvia: "sí se puede plantar cara a la troika".

El patinazo lo ha dado el PSOE. Sánchez se arrancó al comienzo reconociendo el derecho de los griegos a hacer un referéndum que, recuérdese, fue rechazado en todas partes. Pero pidió el "sí" sin necesidad alguna y aunque, posteriormente, matizó dejando el asunto en que los griegos actuaran "con responsabilidad", sobre todo Tsipras era evidente que su idea seguía siendo el "sí", una metedura de pata considerable. Encontrarte entre los perdedores cuando, por tu tradición y espíritu, debieras estar entre los vencedores quiere decir que algo no te funciona.

Me atrevo a hacer una conjetura de esas llamadas contrafácticas: si Zapatero, en su día, se hubiera atrevido a hacer lo que ha hecho Tsipras en lugar de conchabarse con el PP para una vergonzante reforma constitucional, a lo mejor la crisis sí que era ya historia. En qué medida aprende el PSOE de los errores del pasado se ve en que ha vuelto a equivocarse de bando. 

El cortijo de los indeseables.

Wert debe de llevar todos los números para ocupar el puesto de peor ministro de Educación y Cultura de la democracia y hasta es posible que de la dictadura que, en el fondo, debe de ser su régimen preferido. Ha destrozado la enseñanza pública en todos los niveles, como si de una enfermedad se tratara. Ha abandonado las universidades, expulsado de ellas a los sectores menos favorecidos de la población, ha hundido la investigación y el desarrollo y hecho trizas los planes de estudio de los demás niveles educativos. En cambio, ha privilegiado la enseñanza privada, acumulado las ventajas y favores en especial sobre la iglesia. Ha autorizado la apertura de "universidades" privadas, chiringuitos en donde inútiles parecidos a la ministra Báñez van a comprar sus títulos que luego no ejercen porque ni saben cómo. Ha implantado de nuevo la religión católica en los colegios y eliminado la formación para la ciudadanía con el argumento de que es doctrina, sabiendo perfectamente que la única doctrina es la católica, que él dice profesar. Ha intentado provocar en varias ocasiones a los nacionalistas catalanes, dentro de la actitud de hostigamiento al catalanismo del gobierno de franquistas al que perteneció, con expresiones tan estúpidas como hay que españolizar a los niños catalanes. Ha perseguido la libre creación en la red, un régimen justo de derechos de autor y tratado de imponer una censura a raíz de su reforma de la ley de propiedad intelectual. Ha destinado millones de euros a las corridas de toros, euros necesarios en un país en el que la gente pasa hambre, incluidos los niños, catalanes o no, por las políticas disparatadas, abusivas y corruptas del partido de presuntos ladrones al que pertenece. Además de subvencionar las corridas con cargo al erario, ha mostrado su cociente intelectual y fibra moral sosteniendo que esta salvajada infame, coreada por energúmenos, tiene algo que ver con el arte y la cultura.

Este personaje fascista, reaccionario, nacionalcatólico ha resultado insoportable hasta para el sufrido pueblo español acostumbrado a aguantar políticos tan tiránicos como imbéciles, el pueblo de ¡vivan las caenas!, que le ha venido atribuyendo la valoración más baja de todos los políticos de la democracia. Inferior hasta a la de Ana Mato. Lo profundo del desprecio de la gente por el pájaro viene compensado, supongo, por su capacidad para mentir y hacerse pasar por lo que no es, dando a entender a los gestores de la SER y otros medios del grupo Prisa, que era hombre moderado, medido, tolerante y abierto y no la especie de tarugo cuartelario que es. Claro que, a lo mejor, tampoco es engaño, sino complicidad. La SER necesitaba un franquista que hiciera las veces de demócrata y dieron con este ambicioso patán.
 
Ya a punto de vencer la legislatura, Wert ha aprovechado su boda con su propia Secretaria de Estado de Educación, Monserrat Gomendio, para huir con el rabo entre piernas de un ministerio en el que no ha hecho nada más que destrozos. Es decir, huir como ha estado entrando y saliendo durante estos cuatro años en todos los recintos a los que acudía oficialmente: a hurtadillas, por la puerta de atrás, sin avisar, oculto porque dondequiera que iba todos los estamentos docentes y discentes lo silbaban, abucheaban y escracheaban. Porque se lo merecía.
 
Ahora se casa con la citada Gomendio. Es un asunto privado sobre el que aquí no se dirá nada, salvo señalar que a la boda acudirá Mariano Sobresueldos Rajoy. Pero sí se comentará algo de la novia/esposa, Gomendio que, hasta hace poco era número dos del ministerio de Wert y corresponsable de sus estupideces.
 
Gomendio era la primera o la segunda fortuna del gobierno de Rajoy, con unos 14,5 millones de euros declarados. Una millonaria entre los millonarios. Como puede apreciarse en la información de la revista Mongolia esta fortuna no se origina en ninguna actividad empresarial propia, en ningún esfuerzo ni trabajo que haya realizado la propia interesada, sino que es un dinero heredado. Y heredado de fuentes hediondas. Parte procede de los enchufes y privilegios que el primer Gomendio tuvo con Franco, de sus dudosos pelotazos y asuntos judiciales que no le supusieron perjuicio (pero sí al conjunto de la población española) porque estaba protegido por la  corrupción franquista. La otra parte viene del general Kindelán, uno de los facciosos que se sublevó contra la República y, gracias a eso, hizo su fortuna y la de su bisnieta Monserrat Gomendio Kindelán, con las normas y formas que se verán a continuación. Kindelán fue, al parecer, corresponsable del bombardeo de Gernika, una de las mayores atrocidades de los fascistas durante la guerra. Ahí es nada lucir como timbre de gloria haber masacrado a miles de víctimas indefensas para aterrorizar a la población. O sea, el timbre de gloria de ser un verdadero terrorista a cuyo lado muchos de la Yihad son aprendices. Gernika es hoy un símbolo doble, de barbarie y de gloria. La barbarie a cargo de quienes, como Kindelán, asesinaron a sus semejantes. La gloria a cargo de quien, como Picasso, inmortalizó esa barbarie. Picasso y Kindelán, el bien y el mal, el genio y la inmundicia.
 
Pero no acaban ahí las andanzas del antecesor de Gomendio. Kindelán fue también uno de los generales de Franco sobornados por el Foreign Office para que aconsejaran al dictador no entrar en la guerra del lado del eje. Según parece, los ingleses entregaron al "héroe de Gernika" (a quien ellos mismos consideraban en sus documentos como una granuja) 1,5 millones de dólares de la época, equivalentes a 18 millones de euros de hoy, a cambio de que trabajara por sus intereses, cosa que el granuja parece haber hecho a entera satisfacción de sus amos. Es decir, y para terminar la semblanza, el criminal que planeó el bombardeo de Gernika era el mismo sinvergüenza que hablaba en tonos líricos de la Patria, España, el Imperio mientras se enriquecía con los sobornos. Un estilo habitual en la casa, entre la derecha nacionalcatólica. ¿O no están los nacionalcatólicos peperos con España a vueltas todos los días mientras la esquilman y se llevan el producto de sus latrocinios a Suiza o las islas Caimán?
 
Desde luego, los hijos no heredan los pecados de los padres y menos de los bisabuelos. Aunque el dinero, sí. Y precisamente porque esta señora recién casada heredó una fortuna de tan siniestra procedencia y jamás ha dado un palo al agua para ganar algo, sino que ha estado siempre enchufada en actividades de la supuesta organización de delincuentes a la que pertenece el matrimonio, resulta la menos apropiada para ejercer a lo bestia la teoría y la práctica del más cruel neoliberalismo desde el ministerio de educación. Esta señora es la que ha justificado las políticas de recortes, privaciones, mermas y sisas de la educación pública a favor de la privada, las políticas de impedir que los menos favorecidos tengan opciones con discursos falsos, hipócritas, indignantes acerca de que los estudiantes deben pagar el coste real de las tasas, que el que quiera estudiar que se lo pague, que hay que acabar con la cultura de las subvenciones y aceptar el libre mercado, etc.,. Discursos glorificadores de la ideología yanqui del hombre/mujer hechos a sí mismos que, en su boca de heredera del latrocinio y el expolio sin haber trabajado en nada útil en su vida, son una burla, una hipocresía, una muestra de la mala ralea de estos neofranquistas. Más que nada teniendo en cuenta que no todo el mundo tiene un abuelo que hiciera negocios con la corrupción de la dictadura ni un bisabuelo que mandó bombardear Gernika y cobraba sobornos de potencias extranjeras.
 
Decíamos que la boda se verá agraciada por la presencia del Mariano Sobreueldos Rajoy. No es de extrañar, cuenta habida de que esta pareja de tunantes millonarios ya se ha preparado la vida en París, en sendos puestos de designación del gobierno, para los que no tienen la menor preparación, pero que pagaremos todos los contribuyentes.
 
Sus antepasados fueron unos granujas y ellos siguen en su huella viviendo opíparamente a cuenta de lo público porque, al igual que el resto de franquistas y presuntos ladrones del PP, creen que este país es un cortijo. El suyo.

diumenge, 5 de juliol del 2015

La mar cambiante.

Comparaba ayer Palinuro la opinión pública con el movimiento continuo de la mar. (Por cierto, se me pasó mencionar el nombre de mareas que, muy apropiadamente, han empleado varios movimientos de protesta). Y tan continuo. Hoy trae Público un análisis electoral hecho por el estudio de Jaime Miquel y Asociados que ofrece una interpretación algo distinta de la que se desprende del CEO de ayer, no porque los datos sean muy discrepantes, sino porque lleva intencionalidad. La interpretación recoge la división de CiU y también el apoyo de Ómnium y la ANC a la lista única por la independencia. Luego los datos son valorados con perspicacia y rigor por Carlos Enrique Bayo que empieza y acaba su pieza de modo lapidario. Al inicio: La estrategia de Rajoy para negar los derechos de soberanía y de autodeterminación de Catalunya ha sido un auténtico desastre... para su partido. Al final: Más aun, Rajoy ha conseguido tamaño desastre (para el PP) casi sin hacer nada... o precisamente por ello. Entre medias, la demostración con las cifras en la mano.

Palinuro suscribe el juicio de Bayo con una pequeña precisión. El desgobierno no ha sido solo desastroso para el PP sino, sobre todo, para el país, España, esa que Rajoy no para de llamar gran nación según la empequeñece. Hay una trágica ironía en este desastre del modo de enfocar la cuestión catalana. Los herederos ideológicos de los de antes roja que rota, de los que hicieron una guerra para evitar ambas cosas, no la dejan muy roja, pero sí rota.

Los datos más apabullantes del estudio son que la DUI se queda a un escaño de la mayoría absoluta y que los partidarios del derecho a decidir llegan al 70% de los escaños. Ambas cosas coinciden algo más con el clima que se respira en Cataluña. Ahora considérese la elección en sí misma. Los soberanistas la quieren plebiscitaria; sí o no. Por eso propugnan una lista única por la independencia. Pueden ganar o no. El estudio da ganador seguro al bloque autodeterminista, del que incluso fija números: 96 escaños de 135, un 71%. Aunque sean algunos menos, pues no es claro que todos los de Barcelona en Comú simpaticen con el derecho a decidir, serán más de dos tercios, mayoría más que suficiente para lo que quieran.

En definitiva, el ganador es el bloque independentista porque gana incluso cuando pierde. Quizá la DUI no tenga mayoría absoluta. Pero la tendrá el bloque autodetermista, que es su segunda opción en preferencia. Porque si los partidarios del derecho a decidir son más de dos tercios del Parlamento catalán, ¿qué otra cosa harán sino pedir un referéndum de autodeterminación? Y ya está la situación igual que cuando la cogió Rajoy, ese prodigio de gobernante.

Bueno, igual, no. Mucho peor para el nacionalismo español. Porque al gobierno que salga de las urnas en noviembre va a tocarle enfrentarse a una situación muy complicada. Aunque las elecciones de septiembre no sean plebiscitarias, está claro que los catalanes deciden por amplia mayoría que tienen derecho a decidir. Y lo primero que querrán sus representantes, en efecto, será decidir.

Habrá que ver cómo reacciona un gobierno nuevo, probablemente de coalición, en Madrid. La frecuente invocación de una reforma constitucional de calado, de carácter federal, muy probablemente no contará con las supermayorías que la Constitución exige para tramitarla y mucho menos para sortear todos los obstáculos que la rigidez del texto opone a las posibles revisiones. Es decir, aunque se iniciara alguna de estas, se eternizaría, como se ha eternizado la absurda reforma del Senado.

Visto lo cual, los más animosos, estilo Podemos, invitan a ignorar la vía reformista e ir directamente a un proceso constituyente. La posible confluencia de Podem con el procés constituent de Forcades puede darle votos en Cataluña, sobre todo si, al final, montan otro ómnibus con Catalunya en Comú. Pero en España, el proceso constituyente no despierta pasiones y no es probable que consiga una mayoría parlamentaria capaz de arrastrar a los demás a juramentarse en el jeu de paume.

Así que, tarde o temprano, el gobierno español tendrá que autorizar la celebración de un referéndum de autodeterminación de los catalanes, como han hecho sin mayores problemas los quebequeses en el Canadá y los escoceses en el Reino Unido. Y tendrá que hacerlo por tres motivos:

Primero, porque los catalanes han demostrado una firme voluntad sostenida de nación y de ser tratada como tal, hasta sus últimas consecuencias. Esto no es una algarabía (según Rajoy), ni un capricho, un acto de demagogia, una manipulación o una conjura identitaria propia de nazis. Es una movilización popular que arrastra al sistema de partidos y a sus dirigentes, especialmente, claro, los nacionalistas. Lo adecuado es calibrar qué alcance tenga esa movilización y actuar en consecuencia.

Segundo, porque el gobierno central no ha sido capaz de resolver el problema ni parece estar en su mano (o interés) hacerlo. Ni un gesto de negociación en cuatro años. Rechazo, altanería y desprecio. Recurso permanente a la represión, agravada con el insulto de que es preciso cumplir las leyes, dicho por alguien que, como Rajoy, las cambia de veinte en veinte cuando le interesa a través de su sumisa mayoría parlamentaria. Ni un gesto de entendimiento. Conflicto abierto, incluso por la vía penal.

Tercero, porque la opinión pública internacional, incluidos gobiernos, parlamentos y hasta el Consejo de Europa presionan para que haya una solución negociada del contencioso catalán y será imposible negociar nada ignorando la voluntad de dos tercios del Parlamento.

Y así nos encontramos como al principio, habiendo perdido años tratando de evitar lo inevitable. Ese referéndum debió hacerse cuando se planteó por primera vez. Todo hubiera sido más fácil. Aun así, tampoco está mal hacerlo ahora. Porque esa consulta sí puede abrir un proceso constituyente en España.

dissabte, 4 de juliol del 2015

Flujo y reflujo.

La opinion pública es como el mar. Nunca está quieta. Hasta cuando parece inmóvil, como la calma chicha, contiene fuerzas actuando. Llega la pleamar casi inadvertida y se va luego como vino. La opinión se encrespa, recede, se agita, se solivianta, se aplaca.

El resultado de la segunda oleada del CEO, Centre d'Estudis d'Opinió, correspondiente al mes de junio pasado, es un jarro de agua fría sobre los ardores independentistas. La prensa de Madrid ha mandado heraldos con clarines: los partidarios del "no" a la independencia de Cataluña llegan al 50%, mientras que los del "sí" se quedan siete puntos por detrás, en un mísero 42,9%. Con esto, obviamente, no cabe una Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Las intenciones de voto a los partidos son, respectivamente, un 34,2% a favor de los independentistas, CiU, ERC y CUP (en el momento de la encuesta, CiU aún existía) y un 29% a favor de los no independentistas, Podemos, PSC, C's y PP. Los votos de EU-ICV, 3,5% podrían distribuirse a partes iguales, pues la organización se divide por la mitad en achaques de independencia. Convertidos en escaños, esos resultados están lejos de garantizar una mayoría parlamentaria suficiente para la DUI.
 
Calma chicha que pudiera preceder a la tormenta. Suele señalarse que el CEO es un "CIS catalán", pero con eso no está diciéndose nada. Los datos sorprenden por lo negativos que son para la Generalitat. No faltará, sin embargo, quien argumente con algún retorcimiento, que los malos augurios están "cocinados", para enardecer los mustios ánimos independentistas. No parece muy probable, entre otras cosas porque esos ánimos tienen poco de mustios. Entre los resultados del sondeo y el espíritu nacionalista, catalán que los españoles consideran hegemónico, hay cierta disonancia.
 
Por ello, el propio CEO se siente obligado a contextualizar el sondeo, recordando que el trabajo de campo se hizo antes de la escisión de CiU y la consiguiente resurrección de la lista única civil por la independencia que Mas quiere encargar a la Assemblea Nacional Catalana. Es posible que estos movimientos cuenten, pero también pueden ser pura espuma de los días, marejadilla sin consecuencias. Por mucha lista única o lista país o lista patria que se presente, si, como parece, el electorado se inclina por votar más en clave social que nacional en septiembre, el carácter plebiscitario de las elecciones quedará muy deslucido.
 
En definitiva, esto no es un drama. Si la lista única no se presenta o pierde, los soberanistas mantendrán su derecho a seguir exigiendo la consulta de autodeterminación de modo pleno y no de tapadillo, a  través de unas elecciones pensadas para otra cosa. Y, a la hora de negociar con el nacionalismo español, el catalán tendrá una posición quizá no muy sólida, pero sí muy clara.
 
Por supuesto, el resultado también puede ser muy diferente al previsto por el sondeo. Hay fuerzas ocultas en el fondo que mantienen en tensión la opinión independentista. Los partidarios de la independencia (37,9%) no son mayoría absoluta pero sí una potente mayoría simple. Y apoyada en un sentimiento más amplio puesto que el 63% de la población cree que Cataluña no ha conseguido un grado suficiente de autonomía.
 
Terminado el tiempo de la ambigüedades, Podemos aparece firmemente anclado en el campo español de rechazo al Estado catalán independiente. Un 70,4% de sus votantes no lo quiere. Son menos que en el PSC (85,5%) y que en C's (94%) o el PP (97,8%), pero son más de dos tercios de sus apoyos. El bloque españolista en Cataluña, a su vez, compite en el eje izquierda/derecha, de forma que, ya lo dijimos, Podemos riñe el lugar al PSC, como al PSOE en España, y como en España, parece estancado, mientras asiste a la recuperación del PSC.
 
La más curiosa es la disonancia que se produce entre la intención del voto en las elecciones autonómicas y en las generales. Ha sido siempre un rasgo de Cataluña, pero ahora parece hacerse más visible. Así como el electorado vota mayoritariamente por opciones nacionalistas en la Comunidad, al Congreso manda un nutrido frente de izquierdas, con Podemos en primer lugar, ERC en segundo y el PSC en tercero, relegando a los burgueses de CiU a un cuarto puesto. Se denota aquí una intencionalidad diferenciada. Los analistas políticos hablarán de la sabiduría del electorado catalán, que prima el nacionalismo en su casa y la izquierda en la de todos. Hasta en eso van a parecerse el PSOE y Podemos, en que los dos derivarán del contingente catalán buena parte de la fuerza de sus grupos parlamentarios en el Congreso, que auguran ser numerosos.
 
Para los nacionalistas más exaltados, cualquier cosa que no sea la independencia será un fracaso. Para los posibilistas, que son un buen puñado, la situación es halagüeña pues el haber llevado la iniciativa política los ha puesto en posición  ganadora suceda lo que suceda ya que solo es previsible el triunfo de su programa máximo, la independencia, o del mínimo, una reforma constitucional de carácter federal.  
 
Ambas opciones son, en principio, posibles. Pero la independentista pasa por reflujo. La necesidad de articularla ahora como lista patriótica, al haber desaparecido CiU, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La ventaja principal -y también su mayor inconveniente- es dar a Mas una base política de acción interpartidista, transversal, incluso aunque él mismo decida quitarse del primer plano. Eso da al voto un carácter caudillista que suele inspirar miedo en los sectores más conservadores de la opinión que no tienen por qué ser necesariamente los de la derecha burguesa.
 
Además, esos sectores no carecen de opciones alternativas que les mitiguen la mala conciencia nacional. Podem y el PSC son el puente de plata del reformismo que todavía puede tener a Cataluña unida a España, la última esperanza, el último tren en el que muchos querrán acomodarse. Con ERC en el parlamento, habrá un bloque catalán de izquierda que velará por el respeto a la condición nacional de Cataluña dentro de una España reformada. O eso se dice.
 
Suena a previsible. De hecho, Errejón lo ha formulado con su habitual contundencia gracianesca que saca a muchos de quicio pero es cristalina:  "Cuando aparece la posibilidad de reformar el Estado, se reduce la voluntad de construir otras repúblicas”. Obvio, ¿no? Una vez construido el Pueblo, ¿quién va a querer independizarse?
 
Oriol Junqueras suele explicarse igualmente como un libro abierto y avisa de lo improbable de que, pasadas las elecciones de noviembre, haya una mayoría en las Cortes para acometer reforma alguna de la Constitución. Y no se hable ya del proceso constituyente, una figura que comparten hasta las monjas.

Lectura veraniega y refrescante.


Ramón Cotarelo y José Manuel Roca (2015), La antitransición. La derecha neofranquista y el saqueo de España. Valencia: Tirant Lo Blanch.
___________________________________________

La antitransición es un balance crítico de la legislatura de Rajoy desde noviembre de 2011 a su conclusión de hecho en el verano de 2015. En estos casi cuatro años, España ha vivido una involución en todos los terrenos y se ha visto anegada por una oleada de corrupción protagonizada por el partido del gobierno, al que los jueces consideran una presunta asociación criminal organizada para enriquecer a sus miembros. El empobrecimiento de la población en general, condenada a pagar injustamente los costes de la crisis, el aumento de la emigración de los jóvenes, sin trabajo en el país, la pérdida de derechos y libertades ciudadanos, el aumento de la explotación de los trabajadores y la expansión de los privilegios de la Iglesia, que vuelve a ser un puntal del sistema político tan importante como en tiempos de Franco o más, permiten a los autores hablar de la derecha neofranquista, pues los gobernantes son herederos ideológico y biológicos de la dictadura, a la par que del saqueo de España por ella perpetrado. No se trata de una “segunda transición”, sino de una negación evidente del espíritu de la primera, de un intento de aniquilarla y retornar a los tiempos del franquismo. Con abundancia de datos y referencias y en un estilo ameno, los autores concluyen que esta legislatura es una Antitransición.

El libro se encuentra aquí.
 
 

divendres, 3 de juliol del 2015

El frente (constitucionalista) del Ebro.

Los almuerzos en La Moncloa a raíz de las elecciones del 24 de mayo demuestran que Rivera es un político veloz. Su objetivo, según parece, era forjar un frente constitucionalista en Cataluña, eso que los soberanistas llamarán indefectiblemente frente unionista o españolista. Su visión estaba puesta en las elecciones autonómicas catalanas de septiembre. No habiendo obtenido ningún alcalde en Cataluña, C's pretende volcar sobre la Comunidad el notable apoyo de que goza en España. Quiere consolidarse en el Principado. El gobierno no se entusiasma con la idea porque ve que C's absorbe su apoyo electoral. Pero, al mismo tiempo, no puede rechazar una alianza nacional-española. Conclusión: da el caso por perdido, deja la cuestión a las escasas habilidades de Sánchez Camacho y se concentra en ganar las elecciones de noviembre. Pero puede suceder que el resultado de estas esté condicionado por el de las catalanas en medida que no le agrade,

Esa idea del "frente constitucionalista", que trae efluvios del que se articuló en el País Vasco hace años, tropieza, sin embargo, con el rechazo del PSC. Habiendo este renunciado previamente al dret a decidir, su marchamo español está fuera de toda duda. Si hubo un "frente constitucionalista" en Euskadi fue porque ETA asesinaba. Pero el independentismo catalán es pacífico y, por tanto, se responde con una oferta de reforma constitucional. Esa opción del PSC de reforma constitucional con modelo federal que reconozca el carácter nacional de Cataluña es tan legítima como cualquier otra. Lo importante es ver cuánta gente la apoya. Y cuánta gente apoya las demás. Lo importante es que haya elecciones y todo el mundo acepte el resultado.

Luego lo interpretaremos sin duda de formas diversas. De momento, hay un dato llamativo: tanto C's como el PSC y Podemos se han visto obligados a acompasar sus discursos con la peculiaridad catalana. El PP se deja por imposible.  El PSC es quien parece haberlo hecho de modo más claro y sin alteraciones: es la versión catalana de un partido socialdemócrata español con un avanzado programa federalizante pero no independentista. Si esta actitud tiene mayor o menor apoyo electoral se sabrá en septiembre. Pero algo queda claro ya: sea cual sea el resultado, tendrá un efecto beneficioso en el empeño del PSOE de presentarse a su vez como partido consecuentemente español en España.

Cataluña es una china en el zapato de Podemos. Su deserción del frente del Ebro es lógica ya que resulta impensable alianza alguna con el PP. Pero también parece serlo con Convèrgencia. Iglesias tiene tan mala opinión de Rajoy como de Mas. Quizá peor, porque abarca incluso a quienes lo abrazan. Así se ve obligado a encontrar una equidistancia entre el nacionalismo español y el catalán. Las equidistancias son malas y, en la medida en que presentan algún rasgo positivo, alabando la centralidad, el carácter de puente, ya está el PSC con su dorada oferta federal-nacional. Nada de extraño que Podemos no dé con el discurso propio en Cataluña. En especial porque descubre que su pelea es, como la que tiene en España, con la socialdemocracia.

Algo similar con C's. Si el frente constitucionalista no incorpora al PSC, el partido de Rivera quizá considere menos interesante la formación de una aliana a solas con el PP. Si C's no obtuvo ningún alcalde en Cataluña en las pasadas municipales, el PP consiguió uno. No suena a coalición de vencedores. El Partido Popular no es popular en Cataluña y, verlo del brazo de C's puede redundar en un mal juicio sobre estos especialmente a cuenta de la lucha contra la corrupción.

Si, al final, el PP se hunde en la marca catalana, como vaticinan las encuestas más solventes y lo hace a favor de un robusto C's, como vaticinan otras encuestas, aunque no tan solventes, es ingenuo pensar que ello no se hará sentir en el resultado de las elecciones de noviembre. La lectura obvia será que trae más cuenta una derecha neoliberal pero civilizada y decente que otra ultramontana, cerril, que no conoce más medios que los autoritarios y represivos. Y de ahí se seguirá un poderoso trasvase de votos del PP a C's. Ese trasvase se dará probablemente si, como también es muy posible, los dos partidos de la derecha españolista, PP y C's se dan el batacazo. De todas formas, la valoración de Rivera es muy alta, incluso como candidato a la presidencia del gobierno, mucho más que la de Rajoy. Claro que eso tampoco tiene mérito. Mejor valoración que Rajoy tendría la momia de Tutankamon que, encima, es más comunicativa que él.

Héroe y villano.


Por fin se presenta en la palestra el campeón del PP, el héroe de La Moncloa, presto a dar la batalla en las elecciones de noviembre. Viene esgrimiendo el arma que mejor maneja: su fabulosa capacidad para no decir nada. Adelanta la reforma del IRPF de 2016 a este año. Dado que acabamos de hacer la declaración de la renta, la rebaja se materializará dentro de otro año. Es decir, no es una realidad tangible, sino una promesa. De Rajoy. Igualmente ha decidido elevar la previsión de crecimiento unas décimas. Dado que lo que se eleva son sus previsiones, pero no el crecimiento, resulta insólitamente moderado. Por elevar podría hacerlo dos o tres enteros.

La sola presencia del héroe cambia nuestra percepción de la realidad. Bajar el IRPF dentro de un año y elevar a placer la previsión de crecimiento sirven, entre otras cosas benéficas, para que no se hable de que los datos del paro son malos cuando, por la estación, debían ser buenos y que, para pagar la deuda, el gobierno ha vuelto a meter la mano en el fondo de reserva de las pensiones. Y no en un futuro incierto sino aquí y ahora. Decir que eso contrasta con la promesa con la que Rajoy engañó a la gente en televisión para ganar las elecciones de 2011, asegurando que no tocaría las pensiones, es aburrir al lector.

La otra cara de este héroe tan cómico es la del villano. Bárcenas insiste por escrito en el proceso que se le sigue en que el PP se financió ilegalmente desde 1982, con Fraga, Aznar y Rajoy y acusa específicamente a Rajoy de haber recibido donativos de empresarios, entre otras barbaridades. Realmente, de la lectura de la deposición del extesorero se sigue no que Rajoy sea un villano, sino que es el jefe de una partida de villanos. Cuando Rivera afrma que, si los papeles de Bárcenas son ciertos, Rajoy queda inhabilitado como candidato a la presidencia del gobierno se queda muy corto. Está inhabilitado para ser ahora presidente del gobierno de España. Eso debió pasar hace mucho, de haber sido España un país normal. Así como hace mucho que la oposición debió haber presentado una moción de censura, de ser verdadera oposición.

dijous, 2 de juliol del 2015

El PSOE, camino de La Moncloa

Las campanas repican en Cataluña, pero suenan con alegría en toda España. Fin de la ambigüedad. Se acabó el oportunismo y la indecisión. Decidido queda que no se decide. El PSC renuncia al derecho a decidir y se alinea con la propuesta del partido nodriza de una reforma de la Constitución, seguramente federalista. Además, irá a las elecciones con sus siglas; nada de convergencias. Ahora vendrán los cálculos de cuánto voto unionista o españolista absorberá la clarificación. Porque se orienta a esa franja del electorado y puede recoger parte del voto unionista que, por unos u otros motivos, era para Podemos o alguna forma de Catalunya en comú. Esos son los que van a pagar el precio de la ambigüedad, algo inconveniente en un escenario polarizado. Y puede ser una merma importante porque el voto unionista al PSC es ahora una forma nueva de "voto útil" pues, aunque no vaya a ganar en Cataluña, contribuirá a afianzar la victoria en España que, en definitiva y, de momento, es donde se parte el bacalao.

La victoria del PSOE en el escenario nacional español fue evidente en el fogonazo patriótico del acto de la banderaza rojigualda. Tampoco aquí haya ambigüedad ni duda alguna. El lema de la campaña será Más España. Ahorro los chistes fáciles con el apellido del Molt Honorable. Esa curiosa y taxativa exigencia suscita perplejidad. Cuando se pide más suele ser de algo concreto, tangible o, en todo caso, factible. Como quien pide más dinero, o más cañones, o más sacrificios, o más paciencia. Pero España es una entidad territorial que, en principio, no puede aumentar ni disminuir. Es un ente abstracto y absoluto que tampoco puede crecer o engordar. Es la Patria, una en esencia y potencia. "Más España" solo puede significar "más una España". En el fondo, algo no muy lejano al propósito de "españolizar a los niños catalanes", pero dicho de forma mas dinámica y sutil, y menos cuartelera. "Más España" por la vía civilizada, dentro de la lógica del poder suave, es algo bien visto por los españoles. Héteme aquí que el PSOE ha robado un discurso ideológico de la derecha, ha socialdemocratizado la ambición nacional española. Frente a ello, la reciente conversión de Podemos a la socialdemocracia (la auténtica, claro) no compensa la desconfianza que su ambigüedad nacional despierta en el electorado español. Eso de la nación de naciones es sugestiva metáfora, como la de asaltar los cielos, el régimen del 78 y su candado, la casta, los referentes, etc., pero no acaba de convencer a los votantes. Y con razón. Teóricamente parece resolver con energía el viejo contencioso aceptando que en la nación española coexisten varias naciones reconocidas sin ambages como tales. Pero solo lo parece porque subsiste la pregunta de si la entidad "nación española" es distinta a todas o solo a algunas, esto es, la pregunta de si la nación castellana (por llamarla de alguna forma) coexiste con la catalana, la vasca, la gallega en pie de igualdad o si es coincidente con  la española que engloba a las otras en su seno.
 
El paso del PSOE a la unión nacional, integrada también por el PP y C's, pero formando gobiernos por doquier con Podemos, dibuja una ingeniosa balanza en la que los socialistas ocupan la centralidad simbólica y práctica. Son los abanderados de la Patria. Las acusaciones de radicalidad y entrega a los separatismos no se compadecen con el tremolar de la bandera nacional española, incluso en Cataluña, y la unidad de mando. Enfrente Podemos no consigue trasmitir una imagen de unidad de propósito y, al contrario, aparece asendereado por discrepancias internas y críticas y reclamaciones externas de las otras fuerzas de la izquierda con las que mantiene relaciones de amor/odio, las más difíciles de conllevar. La doctrina del partido instrumento para ganar choca con la correosa realidad de una democracia de base que pusieron en marcha los mismos a quienes ahora molesta.
 
El último favor que los dioses hacen al PSOE en su triunfal camino a La Moncloa es el estado casi cataléptico del PP. Ahogado en la corrupción, destartalado y desconcertado en los temas de su discurso, abroncado en el capítulo doctrinal por su presidente de honor, a punto de que le caiga encima otra oleada de corrupción según los nuevos gobiernos empiecen a abrir cajones, examinar archivos de los discos duros, levantar alfombras y auditar, realmente no está para encarar una campaña electoral en la que, encima, no podrá disponer de financión ilegal.
 
En el PP comienza a abrirse paso la sospecha de que el problema principal es el propio Rajoy. Resulta inverosímil que, quien ha ocasionado este desastre (ayer mismo pegaron otro mordisco al fondo de reserva de las pensiones), el presidente peor valorado de la historia de la democracia, con una intención de voto ridícula, desprestigiado y sin crédito alguno, pueda ganar unas elecciones. Quizá por eso -así como por su proverbial necesidad de hacerse notar- Esperanza Aguirre pide adelantarlas y hacerlas coincidir con las autonómicas catalanas de septiembre.
 
Sí, en efecto, suena a último y desesperado intento de salvar los muebles y, en todo caso, acortar la agonía. Pero tropieza con un fenómeno de la naturaleza, un elemento ctónico, algo inconmensurable: la capacidad de Rajoy para ignorar la realidad y, por ello mismo negarla. Afirma estar muy a gusto en el liderazgo del PP y no se siente cuestionado.
 
Si nada se tuerce, el PSOE parece ir a toda máquina a La Moncloa en noviembre.

dimecres, 1 de juliol del 2015

La Ley Mordaza.

La enmienda primera de la Constitución de los Estados Unidos (la que encabeza su declaración de derechos) dice: "el congreso no aprobará ley alguna para imponer o prohibir ninguna religión; ni para restringir la libertad de expresión o de prensa; o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y pedir al gobierno que atienda a sus agravios" (Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press; or the right of the people peaceably to assemble, and to petition the Government for a redress of grievances).
 
A tenor de esa Constitución vigente en los Estados Unidos, la Ley Mordaza que entra hoy en vigor en la gran nación española, sería nula por inconstitucional. Aquí, no se sabe, porque dependerá de la decisión de un Tribunal Constitucional presidido por un militante (o exmilitante) del partido del ministro que la ha hecho aprobar. Esta norma retrotrae el Reino de España no a los tiempos del franquismo, como suele decirse con razón, sino al siglo XVIII, antes de las revoluciones burguesas; al siglo XVII, antes de la llamada "gloriosa" británica. Es una ley que consagra la arbitrariedad del poder despótico frente a los derechos de los ciudadanos.
 
En la neohabla del autoritarismo gubernamental, la ley se llama de seguridad ciudadana, pero, en realidad, produce inseguridad desde el momento en que arrebata a los jueces la competencia para sancionar determinados comportamientos. Se la otorga a las autoridades administrativas y, en realidad, a las fuerzas de orden público, que actúan como juez y parte y aparecen protegidas no por la presunción de legalidad sino por la de infalibilidad e impunidad. Cosa que se ve por  cuanto se considera punible la demostración gráfica de su comportamiento. ¿Por qué motivo se prohíben las fotos de los agentes de la autoridad en sus actuaciones públicas si no es porque se pretende garantizarles impunidad?
 
Esa ley no protege a los ciudadanos sino que trata de amedrentarlos e impedir, con sanciones arbitrarias y abusivas, que hagan uso de sus derechos. Es una ley tiránica que ampara el hostigamiento de la ciudadanía para yugular todo intento de crítica o protesta por los medios que sean. Con esta ley, de contenido franquista, como sostiene el New York Times, pretende despedirse este gobierno nacionalcatólico, autoritario y acosado por la corrupción, o sea, neofranquista. 
 
Una ley de este alcance, aprobada con los votos de un solo partido, habrá de ser derogada en su integridad por cualquier otro gobierno sin duda con los votos de los demás partidos.

Sobre la vejez II.- Las bocas inútiles.


(Continúa la serie sobre la vejez, que empezó con Molon Labe.)

Hay que proponer una segunda Ley de Godwin. Si la clásica dice que "a medida que se alarga un debate online, la probabilidad de una comparación con los nazis o con Hitler tiende a 1", la nueva diría: "a medida que se alarga un debate online en el que haya algún viejo la posibilidad de que se le llame senil tiende a 1". La primera fórmula se usa para explicar cuándo una discusión ha alcanzado un momento en que es inútil proseguirla. Lo  mismo pasa con la segunda.
 
Es muy frecuente que, allí donde jóvenes o adultos maduros discuten con gente mayor, traten de zanjar las diferencias hablando de los años, de que el adversario chochea o está gagá. Esta generalización, como todas, tiene su punto cierto: con la edad suelen darse manifestaciones diversas de pérdida de facultades mentales que, de modo precipitado, abusivo y por lo común insultante, se resumen como senilidad. Es un abuso que solo podría admitirse si quien invoca la condición posee pruebas empíricas de que se da en el caso invocado. De no ser así, no pasa de ser un exceso, un insulto, parecido al que emplean a veces los viejos tachando a los jóvenes de ilusos, precipitados o inexpertos, si bien esta actitud no es tan injusta ni denigrante.
 
En realidad, el trato a la vejez en la sociedad, habiendo mejorado mucho desde las costumbres nómadas de sacrificar a los ancianos que ya no podían desplazarse o eran un estorbo, sigue siendo cruel y, a veces, inhumano. El gran fallo del Estado del bienestar, suelen decir muchos responsables políticos, es el aumento de la esperanza de vida. En otros téminos más llanos, dichos por la señora Lagarde, baranda del FMI, que los viejos viven demasiado y son muy caros. Con igual carga de desvergüenza y estupidez, una alto cargo del gobierno del PP se preguntaba en público si tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del sistema. Obviamente, aunque esta señora no lo crea, eso dependerá de qué sentido se dé al término "sentido".
 
Se trata de una actitud muy extendida, producto de los prejuicios y de la ceguera pues parece partir del principio de que quien considera a los viejos un estorbo o bocas inútiles, no lo será a su vez, llegado su momento. Todas las formas de discriminación son crueles, inhumanas y estúpidas. Pero la discriminación por razón de la edad es la más estúpida de todas. En efecto, el blanco que discrimina al negro, el machista que lo hace con la mujer, etc., saben que, salvo milagro, nunca serán víctimas de esa discriminación mientras que quien maltrata a un anciano es un imbécil que piensa que él no lo será.
 
Porque de discriminación se trata. Y aceptada y legal. ¿Cómo? ¿Acaso no prohíbe la Constitución toda discriminación por cualesquiera razones? Sí, cierto. ¿Y no incluyen estas la edad? También cierto. Pero no lo es menos que existe algo también legal que se llama la jubilación forzosa, allí en donde se da. Y ¿acaso no es la jubilación forzosa una discriminación por razón de edad para quienes, estando en posesión de sus facultades físicas y mentales, quieran seguir trabajando? Evidentemente lo es. Transcurridos determinados años -algo de lo que la persona directamente interesada no es responsable- el individuo en ciertas situaciones (en la función pública, por ejemplo) se ve obligado a retirarse, quiera o no y a cambiar el conjunto de sus existencia en contra de su voluntad. Es una obvia discriminación por razón de edad y carece de toda justificación.
 
Por supuesto, no se está diciendo aquí que la jubilación deba desaparecer o alargarse. Se está diciendo solamente que, llegada la edad determinada, se jubile quien quiera hacerlo y quien no quiera, pueda seguir en su quehacer como sucede de hecho en las profesiones liberales. Que nadie pueda obligar a otro a trabajar más allá de la fecha límite, pero que nadie tampoco pueda obligar a otro a dejar de trabajar si no quiere y está en condiciones físicas y mentales de hacerlo.
 
Ahora que se eliminan muchas formas de discriminación tradicionales, emboscadas en los pliegues más profundos de los prejuicios y estereotipos sociales, sigue dándose una discriminación odiosa e imbécil. Odiosa porque afecta negativamente a una colectividad de personas que tiene una capacidad de respuesta y rechazo muy limitada e imbécil porque la sociedad prescinde de sectores enteros de gentes que poseen la sabiduría, la experiencia y, cuando así lo quieren, la capacidad para ser útiles a la colectividad.
 
Esto tiene que cambiar. Los ancianos, los jubilados son un potencial político numérico considerable en nuestra sociedad. Pero, por el sistemático abandono, la ignorancia y el desinterés de los demás sectores, no disponen de la influencia que les corresponde. Si los más de ocho millones de jubilados que hay en España se organizaran políticamente, tendrían un potencial tremendo. En una época en que los discursos políticos apuntan al "empoderamiento" (o sea, en castellano, la "habilitación") de los sectores más perjudicados, proceder así con los jubilados, sin duda, cambiaría el panorama español. Por ejemplo, consiguiendo que, quienes toman decisiones sobre la cuantía, duración y circunstancias de las pensiones en el sistema público, no sean los pájaros de mediana edad que creen que con ellos no va a rezar.
 
Dada la base de solidaridad intergeneracional del sistema público de jubilaciones en España, es obvio para todos -excepto para quienes quieren reventarlo a fin de favorecer los muy dudosos planes privados de los bancos- que las pensiones no son mercedes o gracias que el Estado otorga a los jubilados sino que estos se las han ganado como un derecho a lo largo de su vida activa. Los jubilados son los únicos que carecen de opción a defender sus derechos.
 
Y el asunto es, además, más grave cuando se recuerda que, en condiciones de crisis como las actuales, en una infinidad de casos, las pensiones no solo sirven para mantener a los jubilados sino también a sus familiares en el paro o a los dependientes a su cargo y eso sin contar que también mueven demanda que tira de la economía. 
 
Los viejos no son bocas inútiles sino que deben ser bocas que hablen y, si es necesario, que muerdan. Por eso seguiremos con la serie sobre la vejez.
 
(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dimarts, 30 de juny del 2015

Referéndum griego: fuego graneado.

Supongo que en Grecia hará tanto calor como en España y con algunos grados más por lo agitado del momento. Un referéndum es una decisión límite, equivalente a un ultimátum en diplomacia. Algo de trato diplomático hay en las negociaciones de Grecia con la troika pues, si bien la UE no es una mera organización internacional en donde los gobiernos negocian mediante embajadores, tampoco es un Estado en el que los distintos poderes  territoriales negocian con sus pares. Un referéndum es un ultimátum consistente en referir la ley o el pacto a la voluntad del pueblo, a quien se otorga la última palabra. En teoría, claro. En la práctica, ya se verá.

Mientras se decide la consulta, se decreta fuego graneado. Todos opinan, apremian, aconsejan, advierten, amenazan a los griegos. Todos disparan. La clase de tropa, los comunicadores, analistas y publicistas con toda pasión a favor o en contra. Igualmente la oficialidad, los expertos incluso los de allende los mares, los comunicadores y futurólogos. También el generalato, los gobiernos, con independencia de su cercanía. Rajoy tranquiliza a los españoles ante el temor al contagio del corralito con el argumento de que en España, al haber un gobierno serio (no uno de adanes y ocurrentes) está todo bajo control. Lo mismo que decía Zapatero al comienzo de una crisis que se lo llevó por delante. El gobierno alemán y el francés juegan a policía bueno y policía malo. El de Obama, muy preocupado por la solidez del euro, que es la del dólar, piensa,  da consejos salomónicos mientras, de paso, Puerto Rico quiebra con una deuda impagable de 44.000 millones de $. Hasta los rusos y los chinos han asomado entre bambalinas por si cabe pescar algo en las aguas revueltas de la zona euro y la UE. Por disparar o pronunciarse, disparan también los bancos, los medios, los partidos políticos, los sindicatos, los empresarios, los financieros. Unos a favor y otros en contra. ¿De qué? Primero, de que se celebre el referéndum y, segundo, de que se vote "sí" o "no".

En cuanto a la consulta en sí, el fuego graneado es mayoritariamente negativo. Los partidos dinásticos en España, los gobiernos europeos, las grandes familias políticas, las gentes de orden consideran disparatado y peligroso el referéndum. Los partidos a la izquierda de la socialdemocracia lo aprueban y, en el caso español, se meten en un lío al verse obligados a explicar por qué apoyan un referéndum en Grecia pero no en Cataluña. El referéndum griego reverbera aquí en todos los ámbitos y eso que ya Sánchez explicó con gran clarividencia hace meses que "Grecia no es España". Ni las peras, manzanas, completaría la señora Botella. Hay que saber distinguir, amigos. Los catalanes no son griegos.

En ese fuego graneado, tupido, denso, se ha escuchado todo tipo de argumentos. Hay quien recuerda el siglo de Pericles y comprueba dolorido cómo la democracia, nacida en Grecia, en Grecia encuentra su tumba. La Hélade vuelve a ser ese fulgor casi místico que atrae a los espíritus románticos. Leo que un conocido político de las nuevas hornadas anuncia su viaje a Atenas el domingo, quizá con el ánimo con que Byron fue a terminar sus días en Missolonghi, luchando por la libertad de los griegos. Porque la libertad de los helenos es la de Europa. Hay también quien recuerda con amargura cómo Grecia condonó la deuda que por reparaciones de guerra había contraído Alemania. Los nazis, para ser más exactos, cuyas responsabilidades y obligaciones heredó la República Federal. Tal es la gratitud prusiana. Otros recomiendan, casi ordenan, a los griegos que el domingo voten "sí" a la oferta de la troika y devuelvan hasta el último céntimo. Porque aquí, como en Puerto Rico, sucede que el país no puede pagar sus deudas. Es entonces cuando otros aconsejan también votar "sí" porque saben de buena tinta que, asustada la UE de las posibles consecuencias de la quiebra, está dispuesta a suavizar sus condiciones y, quizá, aceptar una quita, como urge Obama.

Todo ese fuego graneado, esas advertencias conminatorias, esos dictámenes de expertos, consejos e institutos, esas consecuencias inevitables, son pura confusión y puro ruido pues, en el fondo, nadie sabe qué pueda pasar. Nadie, tampoco, cómo se ha llegado hasta aquí y cómo quepa salir. En las últimas horas, Tsipras ha hecho dos declaraciones aparentemente contradictorias pero ambas orientadas a influir en el resultado del referéndum a favor del "no", con todas las fuerzas. De un lado da a entender que, si triunfa el "sí", él tendrá que dimitir , lo cual es una advertencia/amenaza similar a la que formuló Felipe González para conseguir el "sí" a la OTAN en España de que él él no gestionaría el "no". Tsipras viene a decir que no gestionaría el "sí". Por otro lado afirma que, en ningún caso saldrá Grecia del euro, lo que pretende quitar el miedo al voto "no". Ambas afirmaciones tratan de fortalecer su posición en las negociaciones. Pero el resultado está abierto: puede salir "sí", puede salir "no" y las consecuencias de ambas opciones son imprevisibles. Afirmar que el "no" significa la salida de Grecia de la zona euro, o el fin de la zona euro o el de la misma UE es tan verosímil como afirmar lo contrario. Tsipras cree aducir una razón de hecho al negar la salida del euro debido a su coste excesivo. Pero ¿y si la UE llegara a la conclusión de que mayor es el coste de mantener a Grecia dentro? ¿Y si estuviera tratando de reducirlo empujando a los griegos para que se vayan, dando un portazo? Si Tsipras se va, se convocarán nuevas elecciones, pero ¿qué valor tienen las elecciones griegas si un consorcio de países amigos puede anularlas? Para eso casi es mejor que se nombre un gobierno títere. Que quizá sea lo que se busque con las nuevas elecciones.

En todo caso, algo está claro: nadie sabe qué va a pasar porque todo depende de decisiones imponderables con consecuencias imprevisibles. En esas condiciones es imposible que nadie, ni siquiera el más poderoso think tank, pueda elaborar planes de contingencia para una serie infinita de posibilidades con días, quizá horas de antelación. Planes que implican la colaboración de megainstituciones financieras, bancos, complejas maquinarias burocráticas, cuya lentitud es proverbial. Y eso para atender a asuntos de urgencia. De vida o muerte.

Sigue la cleptocracia.

Mientras Grecia se debate en la agonía de la deuda que sus ladrones nativos (banqueros, financieros, políticos, empresarios y otras gentes honorables) le han dejado, la policía en Valencia detiene al enésimo presunto mangante, prohombre de la banda de malhechores del PP. Es expresidente de la Generalitat valenciana y de no sé cuántos bancos más en todos los cuales se dedicó presuntamente a robar a manos llenas, para él y para sus amigos. Recuerden el nombre, José Luis Olivas, porque viene a añadirse a la ristra de supuestos chorizos del PP: Aznar, Rajoy, Cospedal, Arenas, Matas, Mato, Granados, Camps, Fabra, Baltar...y Olivas. Otro molt honorable, dedicado, según parece, a estafar a los ciudadanos de cuyos impuestos vive. Otro probable ladrón, alabado en su día por Rajoy, quizá puesto como ejemplo por Aznar. Todos de la misma cofradía pepera, organización dedicada al sistemático saqueo de España. Columna vertebral de este sufrido país, gobernado por cleptócratas compulsivos.

Y mientras la policía se llevaba detenido al tío Olivas, Mariano Sobresueldos Rajoy se reunía a comer con Nicolas Sarkozy en algún restaurante de Madrid y lo celebraba subiendo unas espantosas fotos en Twitter, empeoradas por unos comentarios suyos que revelan la profunda estupidez del perillán. Y eso en lugar de aprovechar la detención de su correligionario Olivas para dimitir de una vez, que es lo que debió habr hecho hace tres años y medio, ahorrándonos el trance de vernos gobernados por un auténtico sinvergüenza, solo válido para el embuste, la patraña y el mangoneo de los sobresueldos, amén de un clericalfascista que trata de imponer en España los métodos de su referente ideológico Fraga/Franco. Un chupacirios al servicio de los curas y dispuesto a acallar toda crítica o protesta por medios dictatoriales.

Si alguien cree que exagero, que eche una ojeada al editorial del New York Times hace escasas fechas, titulado la ominosa ley mordaza de España en el que se llama "ley mordaza" a la ley mordaza, se la considera dictatorial, propia de Franco y se pide a la Unión Europea que intervenga y la frene en protección de los infelices españoles. Que tampoco serán tan infelices cuando once millones de ellos votaron tan contentos a una partida de granujas, ladrones y franquistas porque, supongo, esperarían pillar algo del saqueo. Y eso en el New York Times, que es un periódico conservador. De siempre los conservadores han detectado el olor a fascista mucho mejor que algunos elementos de la izquierda.
 
Por lo demás, ahí arriba tiene el lector el resumen de la herencia que deja esta cuadrilla de presuntos ladrones asaltacaminos, disfrazados de partido político. Mírese bien porque pone los pelos de punta. Ese es el balance de este expolio monumental celebrado y negado al tiempo por los tertulianos peperos, los asnos, los chulos y los sicarios pagados a precio de oro con el dinero de los contribuyentes. Seis millones de parados. 1.700.000 familias sin ingresos. Añadan los niños que pasan hambre. Añadan los jubilados a los que se les sisa la pensión con la que, además, tienen que dar de comer a esos niños y las familias sin ingresos y se irán acercando al cuadro espantoso de un país destrozado por una cuadrilla de sinvergüenzas, ladrones sin escrúpulos que en su afán de rapiña, no han dejado ni la cera de las velas.
 
Después de Grecia, será Portugal, o Irlanda o España. ¿Por qué no? Gobernada por una manga de presuntos ladrones, ¿cómo va a pagar el billón de euros de deuda?

dilluns, 29 de juny del 2015

Las razones de Podemos.


El aplastamiento final de IU bajo las ruedas del Moloch Podemos ha dejado el escenario como en las tragedias de Shakespeare, lleno de cadáveres. Del elenco de la vieja federación restan dos o tres almas en pena que, por diversas razones, aún tienen acogida en la unidad popular del partido de los círculos si la piden a título estrictamente individual. Los demás, viejas y nuevas glorias, quedan tildados de cenizos en el basurero de la historia.
 
El anticlimax ha sido a cargo de Pablo Iglesias con un rechazo irritado a las humildes peticiones de convergencia. Algo tan desabrido que ha sonado a venganza a muchos. Así cabe colegir del brillante reportaje de Elsa García de Blas en El País y en el que se exponen los tiras y aflojas de unas negociaciones entre IU y Podemos que tienen un largo pasado y pueden haber dejado cicatrices. Al negarse a la convergencia, Iglesias parece devolver el rechazo de IU a sus previas y reiteradas solicitudes de unidad de acción.
 
No sería justo ni acertado que esto terminara así y, en efecto, leo un artículo de Pablo Iglesias en el mismo número de El País, titulado Izquierda, en el que aduce sus razones de forma más matizada. Da su versión de los intentos de acercamiento originarios de Podemos a lo que él llama la izquierda (básicamente IU), concluidos en ruptura porque, a su juicio, la izquierda ha interiorizado la función histórica de perdedora, siendo así que, como ha repetido muchas veces, él quiere ganar.
 
Para que no haya duda sobre la sinceridad con que ha vivido ese desgarro dedica parte considerable del artículo a probar que él, personalmente, así como sus padres, abuelos y todos los bípedos implumes que lo han rodeado de siempre, son de izquierda. Desde la primera comunión. A machamartillo. Pero la izquierda (siempre básicamente IU) no es capaz de comprender que su electorado no se reduce solo a ella misma, sino que debe ampliarse a quienes quieren cambios, reformas, pero no son de izquierda, o sí lo son, pero no lo saben o no lo son pero es como si lo fueran.
 
La izquierda en la visión paulina no entiende que su solo nombre provoca reparos y, si se le añade el calificativo de comunista, los reparos se convierten en una estampida. Iglesias sí lo ha entendido por fin. Le ha costado dos elecciones en las que los resultados, sin ser clara derrota, marcaron mala tendencia. Y ha reaccionado. Quizá sobreactuando, pero de modo esencialmente correcto si de lo que se trata es de ganar las elecciones de noviembre. La izquierda es una rémora. Lo mejor es no contaminarse con ella.
 
Posición tácticamente correcta. Pero no tanto estratégicamente. Ese concepto paulino de "izquierda" es angosto y no permite a Podemos articular una opción convincente. Es un concepto de izquierda formulado dentro de los parámetros con que esa izquierda, a la que se critica, se define a sí misma y al resto de las fuerzas políticas. Estando dentro de la tribu, ve el mundo con los ojos de esa tribu y no de otra. En ningún momento se cuestiona en este discurso el hecho de que, cuando se habla de "izquierda", no se incluya al PSOE, a la otra tribu. Es más, se da por supuesto implícitamente que el PSOE no solo no es de izquierda, sino que es la misma derecha del PP y, por tanto, tan adversario como este por batir.
 
Pero esa conclusión es falsa, cual se ve cuando, para justificar el portazo a los pedigüeños de IU, se afirma con orgullo que Podemos quiere representar los intereses de sectores movilizados de la sociedad, aunque no sean de izquierda.  Justamente eso es lo que pretende el PSOE que se configura como un partido interclasista, moderado, de centro izquierda, monárquico y (últimamente) nacional español. Y dice ser de izquierda. Izquierda socialdemócrata, que todo el mundo reconoce como tal, incluso en España, de vez en cuando.
 
Entre la "izquierda" de IU y lo "no izquierda" del PSOE que, sin embargo, es la que Podemos apoya en varios gobiernos autonómicos y locales, Iglesias se encuentra con la dificultad tradicional conocida como tercera ley universal del pensamiento, esto es, la ley del tercero excluido. Dé gracias a que la relación IU/PSOE no es tan nítida como las dos primeras leyes (identidad y principio de no contradicción) exigen. De serlo, no tendría posibilidad alguna de elaborar una tercera opción creíble entre el comunismo y la socialdemocracia. En el ámbito de la lógica difusa de la política es posible que lo consiga. Pero será a base de seguir cerrado a la convergencia comunista y asomarse a una reconsideración del concepto de izquierda en una sociedad conflictiva, sí, pero abierta y muy compleja, lo que presupone un replanteamiento estratégico de las relaciones con el PSOE, si quiere que lo tomen en serio. Algo duro, por cuanto significa cuestionar creencias que vienen de la infancia, amor a la familia, respeto a los padres y lealtad a la basca. Las creencias, los prejuicios, son la verdadera cárcel interior de las personas. Estas deben liberarse de ella si quieren entender el mundo, lo que parece ser un requisito insoslayable para transformarlo.
 
En cuanto a la "izquierda" sobrante, tanto IU como las pequeñas formaciones que, con diversos atributos, forman un séquito de satélites, lo más sensato, dicho sea sin ánimo de ofensa, es que se integren todas en la unidad popular de Podemos, negociando con estos una especial atención a los objetivos que les sean más caros. Pero lo más sensato, por lo general, no es lo más frecuente. Es difícil que los cabezas de ratón que lucen en estas formaciones se resignen a perder el ralo halo de gloria que los rodea. La "izquierda", esa que habla de las fuerzas de la historia y la función subordinada del individuo, está poblada de dirigentes con un altísimo concepto de sí mismos, abrumados por la carga de su narcisismo.

Lo más probable es que haya tres opciones de izquierda en las elecciones de noviembre. Las dos mayoritarias, PSOE y Podemos y una presencia testimonial de una tercera posibilidad cuyo nombre aún está por determinar pero que irá seguramente por la línea del foro o el frente o la mayoría de origen divino. A su vez, la relación numérica entre PSOE y Podemos, dependerá de la forma en que este último enfoque su competencia electoral con el primero.

La herencia de la banda de presuntos ladrones.

Cuando Mariano Sobresueldos Rajoy llegó a La Moncloa a lomos de once millones de votos que, en realidad, estafó, pues no pensaba cumplir nada de lo que había prometido, invocó en tono trágico "la herencia de Zapatero" para excusar sus mentiras, sus engaños, sus desaguisados, estropicios y destrozos.

El país lleva casi cuatro años gobernado por una presunta asociación de malhechores que ha descubierto el chollo de organizarse para robar, pero decir que es un partido político. De este modo, los supuestos delincuentes no solo no tienen que temer a la policía sino que pueden valerse de ella para cometer sus fechorías y eso es lo que están haciendo y por eso han puesto el ministerio del Interior en manos de dos elementos con tendencias psicopáticas, Fernández Díaz y Cosidó, cuya sola obsesión es que los supuesto trincones -especialmente los curas- puedan seguir forrándose, mientras persiguen a los ciudadanos que denuncian y protestan por el expolio a que España ha sido sometida.

En estos cuatro años, y con el cuento de reponer caudales en unas arcas que han vaciado por entero a base de una serie de estafas a la que llaman "crisis", han subido los impuestos, especialmente los que gravan a los más pobres, han dejado sin servicios sociales a la población, han privatizado cuantos servicios públicos han podido para quedárselos ellos mismos o entregarlos a los deudos y allegados, han mermado la financiación de esos servicios (por ejemplo, la educación) para despilfarrar recursos públicos a favor de los privados, también de ellos o de los curas que son tan ellos como ellos mismos. Igualmente han privado de subvenciones a los desempleados, reducido a una miseria los salarios medios, eliminado la protección del trabajo, empujado a los jóvenes a marchar al extranjero, sisado el dinero de los pensionistas a base de reducir las pensiones y saquear el fondo de reserva, arrebatado a los inmigrantes la atención sanitaria, han empobrecido, desahuciado, empujado al suicidio a muchos privados de vivienda, han condenado a la desnutrición a una cuarta parte de los niños del país y, cuando han podido, han metido la mano en la caja y se han llevado la pasta cruda. Toda.
 
A eso lo llaman crisis. 

Este enorme expolio se ha cometido a la vista de todo el mundo. Saquearon a conciencia la 3ª entidad financiera del país, Cajamadrid, en la que una pandilla de presuntos chorizos, estilo Blesa o Rato, se pegó el vidorro, dando rienda suelta a sus gustos de macarras cursis a costa del prójimo. Y los demás lugares públicos o parapúblicos, Comunidades autónomas, ayuntamientos, empresas públicas, asimiladas, planes y proyectos siguieron similar suerte: donde había un euro público, llegarían los pájaros peperos con una trampa, un ardid o con el simple morro, y se lo llevarían.

Así, veinte años. Veinte años de robo a mansalva. Veinte años de sobresueldos, comisiones, mordidas, desfalcos, adjudicaciones fraudulentas. Veinte años de ladrones. Veinte años de Borbones, Aznares, Rajoys, Blesas, Aguirres, Ratos, Urdangarines, Camps, Fabras, Matas, Baltares, Granados, Gonzáleces, Arenas, Cospedales y demás tropa de presuntos mangantes. Y, claro, el país está quebrado. La deuda nacional supera el 100% del PIB, más de un billón de euros que, como los griegos, tampoco podremos pagar. Solo las administraciones públicas que esta banda tiene que desalojar por haber perdido las elecciones arrastran una deuda de 77.000 millones de euros. Las demás magnitudes son iguales y la que más importa, el paro, es superior a la que dejó Zapatero y la segunda de Europa, después de Grecia.

Tal es la herencia real de la banda de presuntos forajidos, a las órdenes de ese bochorno del género humano, Mariano sobresueldos Rajoy, un hombre que ha roto todas sus promesas, que está bajo sospecha de ilegalidad , que no sabe hablar, que desconoce el abc de la democracia, que se niega a dar explicaciones, que ignora el Parlamento y desprecia a la oposición la cual, a su vez, lo trata con inmerecido guante de terciopelo, alimentando así las sospechas de complicidad con la granujería del gobierno de España.

Pero el desastre no acaba en el saqueo a que la banda de supuestos malhechores ha sometido al país. Tampoco ha dejado títere con cabeza en otros órdenes del gobierno. Tras haber destruido la educación pública en todos sus niveles, hundido la investigación, privilegiado a la Iglesia católica, consolidado la bestialidad taurina, ahogado la cultura y permitido la censura en la red, el ex-ministro de Educación, un tipo arrogante, prepotente e ignaro, se prepara un retiro dorado en París con su ligue de turno, los dos a cuenta del erario. El ministro del interior, un alucinado supersticioso que condecora trozos de mandera pintarrajeada a los que adora, hace promulgar una ley de represión, hostigamiento, persecución e inseguridad juridica de los ciudadanos a la que llama "ley de seguridad ciudadana". El ministro de Industria, un fabuloso incapaz que ignora por dónde pasa el meridiano de Greenwich, multiplica los beneficios abusivos del oligopolio eléctrico al tiempo que persigue las energías renovables y el autoconsumo ciudadano. La exministra de Sanidad, una analfabeta que arrebató el derecho a la salud a decenas de miles de personas, sigue chupando del bote como cargo, es decir, carga pública.

Y así es todo. Como colofón de la herencia, esta banda de inútiles, farsantes y mangantes que, al llegar al poder recibió en herencia un país maltrecho y, aunque incómodo, relativamente unido, se va dejándolo al borde de la escisión, gracias a su estupidez y su evidente incapacidad de entender cualquier complejidad superior a la suma de dos más dos. El ejemplo vivo, el propio sobresueldos Rajoy para quien la movilización de millón y medio de catalanes pidiendo la independencia en la Diada de 2012 era una algarabía. ¿Cómo puede un país sobrevivir al gobierno de tamaño imbécil?
 
Esta es la verdadera herencia de Mariano Sobresueldos Rajoy y la presunta banda de ladrones. Y, sobre esa herencia, viene Aznar a verter la hiel de sus habituales consideraciones ácidas, encizañadoras y, en buena medida, falsas, acomodadas a sus intereses. Sostiene el héroe de las Azores en su comic preferido, el ABC, y con el fin de meter el dedo en el ojo de Rajoy, que los peligros de España hoy son el populismo, el secesionismo y la crisis del sistema de partidos. Como siempre, puro delirio: si hay alguien populista en España es su partido que, además, se llama partido popular; el secesionismo lo ha alimentado su ungido, Mariano Sobresueldos Rajoy, cuya capacidad mental es similar a sus dotes oratorias; la crisis del sistema de partidos viene movida porque el suyo -y también el otro dinástico, el PSOE, aunque a bastante distancia- es un foco de corrupción, un nido de ladrones y sinvergüenzas, de chorizos presuntos, ya condenados o a punto de condenar, una asociación, según presumen los jueces, con ánimo de delinquir, de la que él fue presidente, sigue siendo presidente de honor; él, quien nombró a Mariano Sobresueldos Rajoy y Blesa, el supuesto ladrón responsable directo del desaguisado del que él es responsable indirecto.

Sí; esta es la herencia de la banda de presuntos ladrones.

diumenge, 28 de juny del 2015

Estrategias.


La encuesta de Invymark que publica la Sexta, también conocida como telepodemos, parece inaugurar un tiempo nuevo de ascendencia consolidada de los dos partidos dinásticos, en especial el PSOE que se recupera a ojos vistas de las horas bajas zapateriles y postzapateriles. Y eso que seguramente el trabajo se hizo antes de que Sánchez sacara a pasear la banderaza rojigualda. Lo esperable es que la lluvia de oro y sangre haya insuflado anhelos patrióticos por doquier excepto en las tierras irredentas, como Cataluña.

La consolidación del PSOE como fuerza más votada contrasta con el bajísimo porcentaje de voto que se adjudica a Podemos, un insignificante 4,1%, casi para quedarse fuera del Parlamento. Los españoles no elegimos presidente del gobierno sino representaciones de partidos. Pero el significado viene a ser el mismo. Igualmente el gráfico representa lo que los españoles piensan que va a suceder, no lo que quieren que suceda. Si esa es la pregunta, las proporciones son sensiblemente distintas. Más de un 20% quiere ver a Iglesias de presidente, casi a la par con el actual, pero once puntos por debajo de quienes prefieren a Sánchez. Y también Rivera es menos deseado que Iglesias aunque, a la hora de decir quién ganará, esos mismos ciudadanos le den ventaja sobre Podemos.

Esta disonancia entre lo que la gente dice querer y lo que piensa que va a pasar es muy curiosa y seguramente se explica porque todo el mundo nos vemos como más abiertos, innovadores y partidarios del cambio pero no juzgamos por igual a los otros. La oscilación más pronunciada entre el deseo y la realidad (16 puntos) afecta a Podemos. Y es también Podemos quien aparece más entretenido perfilando su estrategia. El peligro de contaminación de los cenizos de IU se ha conjurado, aunque a costa de emplear un término que tiene escasa justificación desde un punto de vista ilustrado. Sobre todo porque quien llamaba cenizos a los de IU se quedaba luego colgado en un ascensor.
 
La estrategia apunta ahora al bipartidismo, término que cada vez se escucha menos. La pugna será con el PSOE por la hegemonía de la izquierda. Y es de esperar que en términos civilizados, sin ataques fuera de lugar ni juego sucio. Se trata de unas elecciones y lo lógico es que quienes a ellas concurren quieran ganar, superar a las otras. Así lo formula Podemos, que pretende superar al PSOE para llevar a cabo cambios históricos. Será más o menos realista, dada la facilidad con que los políticos se ven ya en la historia, pero es legítimo. Como legítimo es que el PSOE no se deje superar y se adjudique la tarea de realizar los cambios y, ¿por qué no? también históricos.
 
Lo curioso es a dónde ha ido Iglesias a situar la vía de superación del PSOE, a la cuestión nacional.  Era imposible que Podemos no señalara el carácter grandilocuente, aparatoso, falso del patriotismo del abanderado. El patriotismo de tambor y estandarte. Pero este territorio es resbaladizo. ¿Cuál es, entonces el "verdadero patriotismo"? Aquí la respuesta puede ser doble: una, que no hay "verdadero patriotismo" y todo patriotismo es falso; dos, que sí, hay un "verdadero patriotismo".  Este consiste en un proyecto plurinacional.
 
Y ¿qué es un proyecto plurinacional? Uno que emane del reconocimiento de España como nación de naciones. La determinación, incluso en esa forma de resonancias bíblicas, no goza de universales simpatías. Subsiste, además,  el problema de cómo hacer realidad práctica, en el campo de la organización política y las normas jurídicas, esa alambicada fórmula de la nación de naciones. Los socialistas traen bajo el brazo una propuesta federalista que no saben ni como articular. Los de Podemos lo fían a un proceso constituyente para el que, como se ve, disponen de un apoyo entre el cuatro y el veinte por ciento del electorado y cuando llegue. Entre tanto, la legalidad vigente no permite autodeterminación alguna. La propuesta parece pensada para disgustar a los dos bandos en lid, el nacionalismo español (en cuyas filas está ya firmemente encuadrado el PSOE para terror del PSC) y el catalán en donde Podem es considerada como una fuerza netamente unionista.
 
Es posible que Podemos cumpla el viejo sueño de superar a los socialistas. Pero no será en el terreno nacional, en donde la más mínima ambigüedad se paga muy cara. La nación no admite reparos ni escrúpulos. Se está con ella o contra ella.