divendres, 13 de febrer del 2015

La nave de los necios.


Es el nombre con que se vertió al español la sátira alemana del siglo XV, Das Narrenschiff, que parece más adecuado traducir por la nave de los locos porque el término "necio" tiene una connotación excesivamente despreciativa y ambas acepciones fueron moneda corriente en los siglos posteriores. Cualquiera que haya visto las figuras de Durero de la edición original de Brant y, sobre todo, la tabla del Bosco, coincidirá en que se trata de locos antes que de necios.


Viene a cuento el cuento de la agitación desencadenada en el Partido Socialista de Madrid con la fulminante destitución de Tomas Gómez quien, si se demora diez minutos, no hubiera podido ni recoger sus pertenencias en su despacho, tal fue la prisa de la autoridad por mandarlo a las tinieblas exteriores. Y esas tinieblas envolvieron su espíritu por lo que comenzó a desbarrar, atribuyendo su destitución a fuerzas extrañas, influencias malévolas, miserias humanas, en vez de a su propia incompetencia.

La decisión fue tan drástica, provocó tal enfado en los seguidores del defenestrado, que se hizo necesario pretextar razones de peso para justificarla, al margen de cuestiones personales. Correspondió la tarea a Simancas quien, en estilo profético, justificó la destitución en la seguridad de que Gómez llevaba a los socialistas a una derrota inmensa. Es tradicional atribuir a los locos y los ciegos la capacidad de prever el futuro. Al margen de si se trata de una verdad científica, está claro que a más segura e inmensa derrota llevaba Rubalcaba al PSOE en 2011 y nadie le quitó las llaves del despacho. 

Sin ambages y aunque parezca una perogrullada, Gómez ha sido sustituido porque es sustituible. En definitiva, el último responsable de una derrota, sería Sánchez. Poner luego a reconstituir un PSOE victorioso en Madrid a una comisión gestora curtida en derrotas puede no parecer muy brillante pero tiene su medida de prudencia para evitar una fractura de la organización. Simancas y Lissavetzy son dos perdedores. Cierto que en el caso de Simancas por poco y a traición, pero perdedores. Pero son perdedores de la casa.

Ayer se daba por seguro y creo era hasta oficial, que Ángel Gabilondo sería nombrado candidato a la Comunidad. Al menos, Palinuro lo dio por cierto. No es así. En medio se coló el otro Gabilondo, Iñaki, en su videoblog, avisando de que nadie inteligente se metería en la boca de este lobo, el PSOE. Bueno, tampoco es un lobo, sino una nave de locos y meterse en ella a lo mejor es lo apropiado. Parece, pues, que Ángel da un paso atrás y se lo piensa y, carente de otra excusa, afirma que solo aceptará la nominación si no hay primarias. Tiene su gracia presentarse a unas elecciones pero sin elecciones previas. Ante el escaqueo del exministro, la dirección federal anda buscando un candidato y parece que Trinidad Jiménez lleva muchas papeletas. Otra perdedora. Lo del PSOE parece masoquismo. Perder o ganar la Comunidad de Madrid puede que no sea la cuestión, sino refundar el partido. ¿Sobre qué bases?

El hombre fuerte resulta ser Carmona, ayer revelación en El Intermedio, del Gran Wyoming. Gabilondo, Wyoming, los periodistas hacen y deshacen políticos. Carmona se creció. Su discurso fue electoral y orgánico, mirando hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera, en clave electoral, no dejó de hablar de "los madrileños y las madrileñas"; hacia dentro, en clave de conflicto interno, puso de nuevo las dos manos en el fuego por Gómez, pero aclaró que gozaba del pleno respaldo de Sánchez por quien, llegado el caso, haría lo mismo. Es una actitud inteligente porque siempre le quedará una mano ilesa con la que empuñar la vara de alcalde. Carmona ha demostrado que Duguesclin no optimizaba sus posibilidades. Puede ser el próximo secretario general de los socialistas madrileños.

Fuera del barco ha quedado Susana Díaz, pero porque navega con otro por el Guadalquivir. En ese navío se juega una parte importante de las fortunas del PSOE en las que, sin embargo, las posibilidades de intervenir de los órganos federales son menores, por no decir nulas. Las elecciones importantes, también para Madrid, son las de marzo en Andalucía. Importantes para España, para la izquierda por partida doble y para el PSOE por partida triple. Por eso es esencial abordarlas teniendo Madrid bajo control. 

El piloto y las multitudes.


Estuvo bien la conferencia de la UOC, aunque no me corresponda a mí decirlo. En todo caso, dio lugar a un animado coloquio que duró más que la propia conferencia, lo cual es siempre buena señal porque quiere decir que el auditorio no está deseando perder de vista al conferenciante.

Como no parece razonable ponerse a explicarla aquí, he decidido transcribir mi esquema-guión. Falta, por desgracia, el apoyo de las imágenes, siempre muy ilustrativas, pero, al menos, puede seguirse el hilo del razonamiento.


El piloto.
La definición de política de Easton sigue siendo válida: distribución social de valores materiales e inmateriales realizada por quien tiene autoridad para ello. La autoridad recae en los gobernantes. Es la división clásica y esencial de la política: gobernantes y gobernados. Entre el piloto y la tripulación y el pasaje. Es la idea platónica del filosofo rey.

El piloto está en posesión de un saber superior, generalmente arcano, monopoliza la información, lo que le permite orientar a los demás.

Los órdenes políticos se representan siempre como pirámides. Como jerarquías. Moisés: el líder por antonomasia, caudillo de pueblos, el héroe, ocupa la cúspide de la pirámide.

Todos los órdenes políticos son piramidales: la República Romana, el orden medieval, el Estado de derecho.

Las multitudes.
En la Edad Moderna, que arranca con la imprenta, se rompe el monopolio de la información y esta se difunde. Y con la ilustración, hija de la imprenta,surge una situación distinta. El ser humano titular de derechos emerge como un sujeto colectivo, la ciudadanía. Spinoza ya había hablado de multitudes. La forma política de la ciudadanía es el sufragio universal, lo que levanta la polémica sobre la capacidad de las masas para gobernarse. Surgen las teorías de las élites (Pareto, Mosca, Ortega). Una versión radical constituye a una parte de las masas, la clase obrera, en sujeto de la historia. El sujeto colectivo ¿es la clase o es la nación?

Pero ¿hay sujetos colectivos? ¿Hay conciencia de clase o espíritu del pueblo? Parecen constructos de la nueva élite: los intelectuales. Karl Mannheim y las ideologías. El intelectual orgánico gramsciano. La emancipación ¿de clase, racial o nacional?

Articulación de las multitudes en redes (Castells). Redes distribuidas: democracia deliberativa, horizontalidad y organización espontánea. Internet como segunda revolución de la imprenta y universalización de la información, gratis y en tiempo real. Las multitudes inteligentes (Rheingold) son el relevo por el fracaso de los sujetos colectivos.

Información y comunicación.
La universalización de la información se sigue en la de la comunicación con la supresión de las barreras lingüísticas y la gestión de una información cada vez más compleja.

El cruce de cibernética y redes da la ciberpolítica en donde la información, su correcta interpretación es básica, apoyada en la Teoría General de Sistemas y los sistemas autopoyéticos. Basta con ver la expansión por etapas, según se ampliaron los medios de comunicación: 1) organizaciones sociales civiles; 2) nuevos movimientos sociales; 3) multitudes inteligentes en procesos des autoorganización y conservación.

La comunicación alcanza niveles exponenciales con la universalización de las redes sociale, que son el banco de prueba de la teoría habermasiana de la acción comunicativa. La cuestión de si esta ha sido validada o falsada queda abierta.

La capacidad de asimilar información de complejidad creciente, la acción política digital, la viralización de la política 2.0, la coordinación a través de las redes distribuidas, configuran las multitudes inteligentes como confluyendo en una inteligencia colectiva, supuestamente propia de una sociedad emancipada. El inconveniente es que la inteligencia es siempre un atributo del individuo y que, el hecho de que hayan fracasado todos los sujetos colectivos propuestos a lo largo de la historia (creyentes, pueblos, proletarios, razas) no da mayor sustancialidad a una inteligencia colectiva que, aunque simulada como tal, seguirá siendo pura agregación de inteligencias individuales. El avance es que, ahora, en principio, contamos con todas.

Futuro.
¿Autogobierno de las multitudes o seguirán siendo necesarios los pilotos y de qué tipo?

Sueño kantiano de una cosmópolis con una opinión pública mundial.

dijous, 12 de febrer del 2015

Empezar por Madrid.

Destitución fulminante. Sorpresa general. Reacciones en cadena. Contrarreacciones. Cruces de acusaciones y palabras subidas de tono. Algunas tan subidas que se gritaron ante la sede del PSOE en Ferraz en una manifestación espontánea de medio centenar de socialistas gomecistas, muy enfadados con la dirección federal.

Respetando las distancias y las diferencias, algo parecido al guirigay montado en IU de Madrid hace unos días. Podemos, que sigue haciendo destrozos en las aguas estancadas de los partidos de la izquierda, se configura más como imperativo del verbo podar que como presente de indicativo de poder. Según se dice, la derecha se frota las manos. Pero será de frío porque, al menos en Madrid, se encuentra en situación de similar desconcierto, sin candidatos a las municipales y autonómicas de mayo. En este momento, ningún partido tiene candidato a la Comunidad Autónoma salvo, precisamente, el PSOE. Sorprendente. Pero, cierto, el espectáculo están dándolo las izquierdas.

Los problemas de los partidos tienen componentes externos que todo el mundo puede valorar, como los procedimientos judiciales o los procesos electorales, y otros internos, de información reservada a los militantes y dirigentes, sobre todo dirigentes, que, muchas veces, solo disponen de parte de ella y no muy sana. Es decir que, cuando estalla uno de estos problemas es muy difícil que la ciudadanía pueda hacerse una idea de lo que está pasando, de quién tiene razón y quién no. Las acusaciones mutuas lo embarullan todo. Y así resulta que, no ya la gente, sino muchos militantes no saben por qué lado inclinarse. Una prueba es ese manifiesto del grupo Socialismo Democrático, de Alberto Sotillos, titulado Comunicado sobre la situación del PSM del que lo único que se saca en claro es que los autores no tienen nada claro qué está pasando en su partido y no saben por quién pronunciarse. Por eso se lamentan de la situación y proponen unas medidas exquisitamente democráticas pero que, supongo, no hay tiempo ya de articular antes de las elecciones. Y a las elecciones tiene ese partido que presentarse.

Quizá la dirección pudo haber hecho las cosas de modo más versallesco. Es de suponer que su decisión será legal desde el punto de vista de sus estatutos. Pero a lo mejor era recomendable guardar más ciertas formalidades, reunir algún órgano colegiado y tomar una decisión con un debate. Esto quizá le hubiera dado más apoyo. Pero tampoco el afectado se ha andado por las ramas. Ha convocado una rueda de prensa y ha cargado contra Sánchez, proclamándose desobediente, rebelde y amenazando con ir a los tribunales en defensa no de su honor, que da por supuesto, sin o de su cargo. A su lado estaba Carmona, candidato a alcalde de Madrid, quien reiteró que ponía la mano al fuego por Gómez, gesto noble, pero no muy hábil.

La línea de fractura está clarísima. Fractura irremediable. Es la confrotación. Pero en ella, los gomecistas, por numantinos que sean, llevan las de perder. No estaban preparados y sus compañeros de la dirección, sí. Ha sido una serie de golpes fulminantes que estaban programados: a) destitución de Gómez; b) nombramiento de una comisión gestora a cargo de Simancas y Lissavetzky, dos históricos, uno de ellos víctima directa del tamayazo; c) designación del candidato a la Comunidad, Ángel Gabilondo.

Un golpe de efecto, un golpe de autoridad que, con mayor o menor razón, ha sido bien recibido por los militantes y los ciudadanos en general, de acuerdo con un sondeo de urgencia de Metroscopia para El País, según el cual, la intención de voto del PSOE remonta en 8,2 puntos y consigue el milagro de superar a Podemos. Muchos dirán que, en realidad, esas son las ganas de El País de que eso suceda pero, en cualquier caso, Pedro Sánchez estará exultante porque ha probado que, como dijo, no le tiembla la mano y que en el PSOE manda alguien: él. Los barones han aceptado todos la medida, con alguna suave queja en cuanto a las maneras, en cerrado asentimiento. El PSOE muestra unidad interna y eso, hoy, es un enorme activo. Solo Susana Díaz se mantiene en el fiel de la balanza. Será acertado o no, pero las circunstancias objetivas han cambiado: tomar Andalucía desde Madrid no es lo mismo que tomarla desde Ferraz.

Sánchez se ha consolidado despidiendo a Gómez. Si es justa o no la medida es cosa que se verá según avancen las investigaciones sobre el caso de Parla; pero, desde luego, es ejemplar y, según se ve por las reacciones, ejemplaridad es lo que la gente busca, harta de corrupción. La bronca que le han montado los diputados díscolos a cuenta del pacto antiterrorista y la cadena perpetua disfrazada es más ideológica y, por lo tanto, manejable. Andalucía está fuera de cuentas con las elecciones de marzo. ¿Qué queda por hacer tras haber demostrado que el PSOE es un partido fuerte, capaz de tomar decisiones drásticas, como destituir a un barón y nombrar un candidato nuevo en horas mientras los demás dan vueltas al atajo?

Seguir demostrándolo y, una vez que ha marcado las distancias con el resto de la oposición, Podemos y el pecio de IU, marcarlas ahora con el gobierno y demostrar a este que está en condiciones de sustituirlo. Que está en condiciones de desmentir a Rajoy cuando le vaticina que no llegará a ser presidente del gobierno. Habiéndolo predicho el presidente lo más probable es que suceda lo contrario, pero no estaría mal que Sánchez mostrara en este empeño tanta autoridad, audacia y tesón como en el de conquistar Madrid.

Para ello, lo único eficaz es presentar la moción de censura.

A lo mejor, además de Madrid, conquista España.

Mirada a la mirada.

La Fundación Canal acaba de abrir una exposición de la obra de Giacometti en colaboración con la Fundación que lleva el nombre del artista. Es como la continuación del éxito general de la línea de El hombre que camina ("L'homme qui marche"), universalmente famosa, con piezas por todo el mundo, algunas de las cuales han alcanzado precios de vértigo en las subastas de arte. Con razón, en mi experiencia, siempre que se acepte poner valor dinerario al arte. La primera vez que ve uno alguna de esas estatuas tan escuetas, finas y mínimas que parecen de perfil hasta cuando están de frente y supera el sobresalto que producen, queda uno cautivado por ellas para siempre. Al menos así me pasa a mí. En esas figuras enhiestas, alígeras de tamaños variables, desde las diminutas hasta las de proporciones humanas y algo más que humanas, que parecen desplazarse deslizándose, se concentra la esencia de la escultura desde los colosos egipcios hasta los bronces de Rodin. Y es como si ese largo discurrir representara hoy la culminación del proceso de hominización, el "caminar erguido del ser humano". Allí en donde, en su mínima expresión, la escultura, el arte, se hace filosofía.

En algún lugar, Giacometti dejó escrito que "Soy de la opinión de que, se trate de escultura o de pintura, en realidad lo único que cuenta es el dibujo. Hay que agarrarse única y exclusivamente al dibujo. Si se domina un poco el dibujo, todo lo demás será posible." Y lo es. El artista lo demuestra. Esta exposición podría llamarse El dibujo de la mirada. O cómo se reproduce la mirada que es la esencia del ser humano. Lo que se muestra es un recorrido por la última parte de la obra de Giacometti, de los años 50 y 60, cuando esta convicción suya fue acentuándose y estilizándose hasta resumirse casi en una insinuación. Una insinuación en bronce.

La preocupación con la mirada tomó forma a partir del interés de Giacometti por representar la cabeza, en la que aquella está alojada. Ese interés por las cabezas lo llevó a romper a comienzos de los años 30 con el surrealismo y con Breton, quien desdeñaba el empeño del artista por entender que era una vulgaridad, ya que, a su juicio, "todo el mundo sabe lo que es una cabeza". Como el artista no lo sabía y pretendía averiguarlo, recuperó su libertad e inició su andadura. Paralelamente a su producción de las estatuas de cuerpo entero, fue haciendo indagaciones, reduciendo progresivamente su objeto. No haciendo las cabezas más pequeñas, sino despojándolas de lo que consideraba accesorio. Así, en 1958, realizó una impresionante cabeza sin cráneo que podemos admirar aquí. Luego continuaría en su empeño, llegando a prescindir de todo lo demás y dibujando solamente un ojo, el soporte de la mirada.

Entre tanto produjo una gran cantidad de retratos, imaginarios o a partir de modelos vivos, todos como si fueran bocetos de esculturas, en los que lo esencial, lo dominante, es la mirada, son los ojos, a veces desmesurados, siempre abiertos, a partir de círculos concéntricos que nos miran con una intensidad indescifrable. Es, de nuevo, una evolución. En un autorretrato de los años 40, igual que en los de Henri Matisse, Jean Paul Sartre, los ojos, la mirada, son importantes, pero no el eje de la composición. En los dos de la mujer de Sartre, Simone de Beauvoir, (por cierto, el primero, magnífico, representa a la escritora con la apariencia de una emperatriz bizantina), la mirada apenas cuenta. Esto apunta a otro elemento en la obra del escultor, referido al lugar de la mujer. Él mismo decía: A una mujer siempre la hago inmóvil, a un hombre siempre lo hago caminando. Podría parecer que es una infravaloración. Sería cuestión de indagar más y ser más justos con su visión de lo femenino y no es este el lugar. Ayuda poco y escandaliza a muchos que Giacometti fuera con frecuencia a los prostíbulos, tuviera amantes ocasionales y hasta una fija hacia el final siempre con conocimiento de su mujer.
 
De vuelta a la mirada es imposible no quedarse pasmado ante un autorretrato en un espejo en la temprana fecha de 1935. Aparece él con su mujer, Annete, que lo abraza por detrás cariñosamente. Pero él ha tenido buen cuidado de borrar su propio rostro que había dibujado previamente, como si no quisiera verse, no quisiera ver su mirada. Una imagen sin imagen. Es tentador fabular que a partir de aquí comenzó la fascinación de Giacometti con la mirada ajena. Obviamente, no quiso dejar rastro de la suya.
 
La exposición, abundante, con unas 100 piezas, lleva su tiempo. Conviene ir provisto de él, no pase como con Palinuro, que la visitó un día y tuvo que volver otros dos después porque la impresión que produce en un primer momento es muy fuerte y desconcierta. Está dividida en siete temas, muy bien organizados: el hombre que mira, cabeza, mirada, figuras de medio cuerpo, mujer, pareja y figuras en la lejanía. Y, cuando el visitante, a fuerza de ver miradas, ya no sepa a dónde mirar, puede ir los otros bronces, las figuras de medio cuerpo, las mujeres y las representaciones de la pareja en donde encontrará de todo para su solaz y todo tipo de reminiscencias y referencias, algunas explícitas, como una copia de Venus y Adonis, de Tiziano o las influencias totémicas africanas en el temprano bronce de La Pareja, que ilustra la publicidad de la exposición y, a juicio de Palinuro, desorienta por cuanto, tratándose de una obra de 1927, del periodo presurrealista, despista respecto al carácter de la obra del artista.

Al final del recorrido, en la zona abovedada tan curiosa del canal, se concentra la parte de mayor impacto de la obra a nuestro entender, tanto en dibujos y bocetos como en bronces. Son estos cinco piezas dispuestas en hilera, en vitrinas, mostrando cinco estatuas, cinco desnudos de mujer que van reduciéndose de tamaño, como si el comisario hubiera querido escenificar una de las preocupaciones esenciales de Giacometti, esto es, la representación de la figura humana en la distancia. Pero, aparte de perder en dimensión y volumen, las figuras van perdiendo atributos. La cuarta es una especie de esencia de Venus, pues no tiene brazos y la quinta es solo una figura humana por insinuación pues prácticamente nada delata su condición; de no ser por la que el visitante le atribuye a través de su mirada, que viene de ejercitarse en la exposición. Si un día se hiciera la prueba de comenzar el recorrido en sentido inverso, de forma que la primera figura que aquel viera fuera la última, muy pocos dirían que se trata de una representación de un ser humano.

Tenía razón Giacometti. La mirada enseña a ver.

dimecres, 11 de febrer del 2015

Palinuro sobre Palinuro.


Bueno, no es exactamente así. Palinuro no va a largar sobre Palinuro. Para narcisistas ya están los políticos de la izquierda. Es una pequeña broma que los lectores seguramente disculparán.
Palinuro acude a la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) a una conferencia sobre lo que anuncia el enuncio: el arte del piloto y las multitudes inteligentes. Son unas jornadas sobre estos asuntos del internet, la política, la ciberpolítica y sus cuestiones y quisicosas. En concreto, cómo se perfila la tradicional relación piramidal de la política configurada desde hace siglos bajo la forma de un caudillo, jefe, mando, líder al que siguen las masas en la época en la que la universalización de la información hace que el dueto tradicional,élite/masa se rompa porque ya no es posible sostener frente a esta que aquella esté en posesión de un saber superior, secreto, indescifrable. Y, lo que es más grave, acceder a la información es hoy prácticamente gratis, al alcance de todo el mundo.

¿Son hoy necesarios los líderes, los caudillos? ¿Avanzamos hacia formas de autoorganización de la gente? Los nuevos movimientos, ¿preludian una forma nueva de hacer política, comunicación y, por lo tanto, emancipación? ¿Hay que jubilar a los pilotos?

No sé si sabré contestar a estas preguntas, pero, al menos, se me da bien plantearlas.

Como indica el cartel, la conferencia es a las 18:00 del jueves, 12 de febrero, en la sala W. Mitchell del Barcelona Growth Center (C. Roc Boronat, 117, planta 7. Barcelona).

Entrada gratuita. Aforo limitado. Tod@s bienvenid@s. Hay que rellenar un papelito.

El narcisismo de la izquierda.


Comencemos con un topicazo: la izquierda está dividida y la derecha, no. Sigamos con tópicos: ello se debe a que en la derecha priman los intereses y en la izquierda, los ideales; a que aquella es jerárquica y autoritaria y esta, democrática y libertaria; aquella, dogmática y esta, crítica; conservadora la una, innovadora la otra. Conformismo frente a rebeldía; orden y obediencia frente a desorden y desobediencia.

Al ser tópicos, aburren. Tienen su parte de verdad y también de mentira. Por eso son tópicos o lugares comunes. Pero no agotan el asunto. Casi nunca o nunca se menciona el narcisismo que es sin embargo un factor característico de la izquierda, ausente en la derecha. Puede entenderse como causa o efecto de la situación.  El hecho es que se da. ¡Y de qué forma!

La derecha actúa como una falange macedónica, en formación cerrada. Nadie se sale del bloque a guerrear por su cuenta, salvo que lo hayan pillado llevándose la pasta a Suiza, en cuyo caso, la formación lo abandona a su suerte. En la falange hay líderes, pero estos son fácilmente sustituibles. Se mantienen mientras valen. Si no valen, los sustituyen sin contemplaciones. Caso Hernández Mancha. En la izquierda, en cambio, se guerrea en desbandada, sin formación, al estilo de las tribus bárbaras. Y los líderes perduran aunque no valgan. Caso Rubalcaba.

El narcisismo es prevalente en la izquierda, casi se diría inherente a ella. Suelen gastarse chanzas del estilo de "Frente judaico de liberación" para aludir a su fraccionamiento. Pero como si fuera un fenómeno independiente de la voluntad humana, casi telúrico, y no el claro resultado de una pulsión narcisista a extremos a veces patológicos.

Obsérvese la provincia de la izquierda a vista de pájaro. ¿Qué se ve? Una colección de personalidades, personajes, figuras y figurones que darían para una nueva Commedia dell'arte, todos pugnando por sobresalir, por aparecer en los medios, descalificar al vecino y colocar su discurso. Pedro Sánchez, Susana Díaz, Edu Madina, Carme Chacón, Julio Anguita, Cayo Lara, Alberto Garzón, Gaspar Llamazares, Tania Sánchez, Pablo Iglesias, López de Uralde y me dejo algún otro emergente, seguro. Es decir, un corral lleno de gallos con alguna "galla"; pocas porque el narcisismo es una neurosis predominantemente masculina. Los hombres parecen gustarse más a sí mismos que las mujeres; ignoro por qué. Y encuentran incomprensible que ese gusto no sea compartido por la Creación entera.

Ese acuerdo entre fuerzas de izquierdas que, según Raimundo Castro, teme el PP, no está más cercano antes de las elecciones que el retorno del Rey Arturo desde Avalon. Por eso lo usa el PP como una amenaza para después. Pero es innecesario. Las izquierdas ya hacen lo posible por evitarlo antes o después. Para cerciorarse, alguna afirma con énfasis que la disyuntiva izquierdas y derechas es irrelevante. De esto se sigue que tanto da entenderse o desentenderse con las unas o las otras. Ahora o mañana.

Todos los estudios de estrategia aplicados a la guerra, a los juegos, al mercado, a la vida, a la política coinciden en que la unión en el propio campo y la desunión en el de enfrente es una fórmula prácticamente segura de victoria. Eso es de universal conocimiento. Y también que la derrota y la victoria en estas condiciones son siempre dobles. El vencido no pierde una batalla, sino dos: la que él ha perdido y la que el adversario ha ganado. Como en los juegos de suma cero. Para fastidiarlo más, el perder y el ganar tienen carácter acumulativo y la izquierda amarga experiencia en acumular derrotas.

Arrasa Podemos, aunque ya no tanto, al romper con el discurso conformista. Salimos, dicen, a ganar. Se trata de ganar, viejos pantouflards; quitaos del medio, estantiguas, no estorbéis, que arrollamos. Se acabó la melancolía de los beautiful losers. Ahora llegamos los beautiful winners. Muy probablemente esta arenga despierta la ilusión colectiva que los medios creen haber detectado y quienes la sienten predican por doquier con un estilo un poco de testigos de Jehová.

Muy bien. ¿Y si no ganan? El discurso de acabar con la resignación de los eternos perdedores tiene trampa. Va dirigido a toda la izquierda, pero su destinatario especial es IU, no el PSOE que no solamente no ha perdido sino que ha ganado muchas veces, más que el PP, y no tiene por qué darse por aludido. Sí, sí, debe darse, razonan los de Podemos, porque ganó pero hizo lo contrario de lo debió hacer, mientras que nosotros no fallaremos. Esto último es un futurible y ya se verá, si se ve. Pero lo otro es opinable. Es legítimo que el PSOE tenga su opinión sobre su propio pasado y lo interprete en sentido positivo.
 
¿Y si no ganan? ¿Si se da otra variante del huerto de los narcisismos? Convendría haber llegado hasta ahí sin mandarse los padrinos cada fin de semana. Moderar el lenguaje, concentrarse en el enemigo común y no perder fuerzas en peleas internas de egos en estado de soufflé. Y ello no solamente por la conocida opinión de Palinuro de que no hay motivo alguno -fuera de los personalismos narcisistas- para no llegar a un acuerdo electoral de mínimos de la izquierda sino por otra razón de mayor alcance. Si llegamos a la elecciones en estado de enfrentamiento total entre el PSOE y lo que concurra a su izquierda, se dará la razón y la justificación a la tendencia más conservadora del socialismo para pactar una gran coalición con el PP, sobre todo ahora que en aquel renace el recio espíritu del nacionalismo español.
 
La idea de un gobierno de coalición de la izquierda es hoy una quimera. Las izquierdas tienen nueve meses para conseguir que deje de serlo. El tiempo de gestación de una niña.

Los barrotes de la celda del ser.


El autor de esta foto, Leontopodium Alpinum, es hermano mío en FB como los apóstoles lo eran entre sí en JC.
 
Un día de estos, Leonto, te disuelves en el éter. Solo entonces recuperaremos algunos la palabra y saldremos del gozo y el grito. Aunque eres capaz de fotografiarlo desde dentro con lo que el grito y el gozo dejarán el sitio al silencio.
 
¿Cómo se puede representar el silencio en movimiento? ¿Cómo el tiempo y su irreversibilidad, predicada no solo de sí mismo, sino del objeto que lo hace visible?  El hielo, el puñal del tiempo que se deshace en él.

Y no hablo de colores porque no soy Goethe.

Ni de armonía porque no soy nadie.
 
Tres, son tres. Como la Trimurti y las Parcas y una sola como la Trinidad, porque solo la unidad puede ser secuencia. Por eso es y no es. Como todos. Como todo.
 
Juro, Leonto,  ante los dioses que perecerán en el Ragnarok, que la utilización de la imagen  persigue un fin innoblemente publicitario y comercial: el de dar pote a Palinuro con algo tuyo.

(La imagen es una foto de Leontopodium Alpinum, con licencia Creative Commons).

dimarts, 10 de febrer del 2015

¡Desperta, testaferro!

La Lista Falciani tiene pinta de ser el sumidero por el que se van a ir los últimos restos de la autoestima colectiva. Y la indignación subirá varios enteros. Es lástima que no cotice en bolsa. Pero es visible, palpable. Por eso quienes poseen esta preciada información -hasta ahora bajo secreto en poder del ministro de Hacienda- están dosificándola para aumentar la tensión y el suspense. Dejan caer un par de sonoros nombres y cuelgan el cartel de continuará, como en las antiguas tiras de los periódicos.

El difunto señor Botín, al parecer, tenía unos 2.000 millones de euros a buen recaudo. Habiéndonos acostumbrado a apalear miles de millones ajenos o propios, pero enajenados por arte de birlibirloque, nadie observa que se trata de una fortuna. O al infeliz de Palinuro se lo parece. Sobre todo comparándola con sueldos de 500, 600, 1000 euros mensuales brutos. Un mileurista necesitaría trabajar 166.666 años para reunirla. Eso es igualdad. No hace falta recordar la relación entre el tiempo y el dinero. El tiempo es oro. Unos no tienen nada. Tienen que comprar su vida a base de venderla porque venden su tiempo. Los otros, los que lo compran, tampoco tienen más tiempo que el común de los mortales, como acaba de demostrar fehacientemente el señor Botín. Pero ese es otro asunto.

El mismo Botín que, hace poco, besaba caballeroso la mano de la presidenta de Andalucía,  manejaba esas ingentes sumas a través de testaferros, o sea, gente que gestiona dinero ajeno en circunstancias irregulares. Siempre me he preguntado cómo evitarán los ricos las traiciones de los testaferros. Pero lo hacen. Obviamente, si algún testaferro defrauda a su mandante, a nadie le interesa divulgar la noticia. Aun así los testaferros son sumisos, están atados por cadenas de oro. No se les puede gritar ¡desperta testaferro!, como los almogávares gritaban ¡desperta ferro! cuando se sentían traicionados y eran capaces de cualquier cosa.

Capaces de cualquier cosa no parecen los testaferros pero sí quienes están encargados de velar por la ley y su recto cumplimiento. Cada vez que se manifiesta el ministro de Hacienda da la impresión de amenazar a unos, avisar a otros y repartir dones y favores entre los demás. Eso es posible porque, a diferencia de otros lugares civilizados, los datos fiscales de los ciudadanos en España son secretos. Se pretextó el terrorismo para hacerlo así. El terrorismo pasó, pero los datos siguen siendo secretos. Y posibilitan que el ministro salga haciendo algo parecido a un uso indebido de información privilegiada.

Dos declaraciones suyas muestran que España es un país peculiar. De un lado sostiene el ministro que la lista Falciani es un asunto antiguo y, de otro, que es solamente el "aperitivo" de lo que hay en Hacienda. Es antiguo, ciertamente, pero el propio Montoro lo es en un ministerio en el que lleva más de tres años con la lista sobre la mesa. Lo del aperitivo, aparte de una metáfora de cafetería, suena a baladronada. También de cafetería.

Lo que tiene que hacer el ministro es publicar la lista de defraudadores. Y dejarse de amenazar a la gente de una forma innecesaria y estúpida. Si he leído bien, insta a Podemos a que presente declaraciones de todos sus dirigentes. Es absurdo. Eso tiene que hacerlo Podemos, No podemos y todo el mundo. Incluido el señor Montoro. Todos. Luego, corresponde al señor Montoro investigar si se ha hecho y cómo se ha hecho. Pero carece de sentido advertirlo antes. Es como si la autoridad competente nos comunicara que tenemos que cumplir la ley. No hace falta. La ley ha de cumplirse incluso aunque se desconozca. ¿A santo de qué prevenir de la necesidad del cumplimiento? Pues para intimidar.

En esto de la caja común, las fortunas volanderas, los fraudes domésticos, los latrocinios desmesurados de mangantes que apandaban aquí e iban a depositar sus ahorros en nido suizo, toma fuerza el discurso de Podemos de la Patria que todo el mundo detecta como nuevo y difícil de refutar por vergüenza torera. La Patria no es la bandera, ni el himno, ni la monarquía, la religión, la lengua o el territorio. La patria son los cuartos y en dónde se tengan.

La cuestión es que existe libertad de circulación de capitales y el patriotismo de sus propietarios los lleva a apacentarlos en predios más ricos que aquel del que surgieron. Querer restringir esa libertad apelando al patriotismo puede ser una forma de acicatearla. Y, en definitiva, el dinero que se va, legal o ilegalmente, es dinero que no se invierte aquí. 

dilluns, 9 de febrer del 2015

Vuelve Max Weber.

Podemos cerró ayer la campaña de primarias previa a las autonómicas de Madrid en la Plaza del Reina Sofía. Hacía frío y los cronistas señalaron que la asistencia no fue la de otras veces, unas doscientas personas. El día anterior había hecho cierre la candidatura alternativa, encabezada por Miguel Urbán en el Ateneo de Madrid en donde probablemente hay un aforo similar, aunque sin duda la temperatura era más agradable.

En su discurso en el Reina Sofía, Iglesias, que ya tiene maneras de candidato a presidente del gobierno, interpeló directamente a Rajoy pidiéndole elecciones anticipadas y no mencionó siquiera al PSOE. Cuando se piden elecciones anticipadas uno quiere ganarlas y cree que puede hacerlo. Oposición frontal al gobierno. Elecciones anticipadas es lo primero que pidió el PP nada más perder las de 2008. Porque siempre se actuará en oposición al gobierno sin compromiso alguno. Igual que Podemos: quiere quemar etapas; llegar cuanto antes a la confrontación electoral y sustituir a los que mandan. Frente a esto, el PSOE sigue ofreciendo un aspecto desmadejado. En Baleares, en una convención de su partido, Sánchez aseguró que el PSOE es el que mejor sabe cómo ganar a la derecha y que es al PSOE a quien el PP verdaderamente teme, aunque no se ve por qué pues no pide elecciones anticipadas ni presenta moción de censura. Y si tanto le temen, es incomprensible que la señora Aguirre, entrevistada en Salvados (ver más abajo) no lo mencionara y, en cambio cerrara contra Podemos.

A su vez Podemos tampoco lo menciona, pero carga contra el PP. Aquí alguien está descolocado y da la impresión de ser Sánchez.

No obstante, el discurso de Iglesias tuvo también una faceta muy digna de mención y fue su duro ataque a IU, ahora que esta se ha escindido por enésima vez. La crítica señalaba que “se vive muy cómodo en el 12% siendo un partido bisagra del PSOE, siendo fiel a tus principios, sabiendo que vas a ser minoritario". Es una crítica al apoltronamiento, la indolencia, los intereses creados de IU. Pero tiene un elemento muy característico que habla más del crítico que del criticado y se observa en esa indirecta referencia a Max Weber.

Cuando el PSOE ganó las elecciones de 1982 traía en la mochila una promesa de convocar un referéndum para sacar a España de la OTAN. Al llegar al poder, sin embargo, los socialistas empezaron a ver las cosas de otro modo. Gobernar no era discursear en la oposición sino que implicaba tomar decisiones en una sociedad conflictiva, sometida a presiones de todo tipo, tanto internas como externas. En poco tiempo cambiaron de parecer y lo que en un principio iba a ser un referéndum para sacar a España de la OTAN se convirtió en otro para dejarla dentro de ella.

Los socialistas justificaron este giro de 180º echando mano de la famosa distinción de Max Weber en El político y el científico entre la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. La disyuntiva es clara: llegas al poder imbuido de tus convicciones pero, luego, la realidad te obliga a hacerlas a un lado porque se espera que aceptes la responsabilidad que implica gobernar y lo hagas con el más amplio beneplácito posible.

Pero esa observación reza siempre para quienes están en el poder. No se predica de quienes todavía están luchando por llegar a él. Y, sin embargo, es ahora el caso con Podemos, que critica la fidelidad de IU a las convicciones por entender que es un subterfugio para la inacción y, en consecuencia, hemos de entender que él ejerce la ética de la responsabilidad, es decir, las convicciones pasan a segundo plano. Da la impresión, sin embargo, de que el ataque tiene otra finalidad, en concreto, evitar toda fusión entre IU y Podemos a fin de que este no pierda votos de los electores que, siendo de izquierda, no votarían nada relacionado con el comunismo. De ahí el refugio en la ambigüedad y la renuncia a hablar de la organización territorial del Estado, la Iglesia, la República o la oposición izquierda-derecha.

Al margen de si es más o menos justo acusar de pereza y conformismo a quienes ponen por delante sus convicciones a su conveniencia, queda por considerar si la prevalencia de la "responsabilidad" sobre los principios y las convicciones no nos deja en el pragmatismo y el relativismo más absolutos. ¿Quién ha dicho a los de Podemos que la falta completa de principios que no sean ganar conduce a algún sitio distinto de la justificación del poder por sí mismo y de su ciega reproducción también en interés de sí mismo, con olvido de las gentes en cuyo nombre se decía actuar?

Contraataque.

En un post anterior, titulado La honorable orden de la parrilla Palinuro anunciaba su intención de no perderse el Salvados de esta semana, que estaba consagrado a Esperanza Aguirre. Efectivamente se corrobora la noticia: no pondría la mano en el fuego por Rajoy. En cambio sí la pondría por ella misma. Lo dice. Palinuro no atinó. Aguirre se considera por encima de toda sospecha.
 
Este es el aspecto más característico de la entrevista. La expresidenta de la Comunidad de Madrid tiene un dominio y unas tablas que dejaron a Évole descolocado en más de alguna ocasión. Su objetivo era triple: exculparse de toda acusación de corruptelas en su gestión, atacar a Podemos y postularse como candidata a la alcaldía de Madrid. Y los tres los coronó pasando por encima de las interrupciones de Évole y, salvas dos o tres excepciones, dominando la conversación.
 
En cuanto a la corrupción, respondió rotundamente a las preguntas directas sobre su posible implicación personal (cuentas en Suiza, comisiones, etc), negó tener relación alguna sobre las prácticas corruptas de las que su gobierno estuvo plagado y afirmó que las personas encausadas por aquellas la habían defraudado y decepcionado. La habían engañado. Por supuesto, mientras ellas fue presidenta de la Comunidad de Madrid, no hubo financiación ilegal del PP, lo cual contradice directamente lo que afirma el juez y hay que creerla bajo palabra. Évole no cuestiónó -o se me pasó- el turbio asunto del Tamayazo y el balance general de esta cuenta fue positivo para Aguirre, aun  reconociendo que la corrupción es un problema y que en su partido la hay abundante.
 
El segundo objetivo era atacar a Podemos. Aguirre volvió una y otra  vez sobre el asunto, viniera o no a  cuento. Cuestionó la integridad moral de los principales dirigentes de la organización con referencia a las cuestiones de sus ingresos y criticó en el plano teórico sus postulados, un terreno este, el ideológico, en el que la expresidenta se considera con capacidad y claridad de ideas para medirse con cualquiera. Inclusó retó personalmente a Iglesias a través de la cámara a renunciar a su aforamiento a los efectos de que ella también pudiera querellarse contra él por llamarla corrupta. Acusó a los de Podemos varias veces de comunistas, castristas y chavistas, los presentó como radicales y repitió, sin duda por considerarlo un hallazgo, que Podemos no propone cambiar el gobierno, sino el sistema.
 
Tocaba la tecla del miedo y, en cierto, venía de justificarse como candidata a la alcaldía mostrando su capacidad dialéctica, como si estuviera diciendo a Rajoy, a quien mencionó un par de veces, que la suya sería la opción más prometedora para el PP. Este era su tercer objetivo y también lo abordó sin vacilar. Se considera la mejor candidata a la Alcaldía madrileña y dio a entender cuál sería su línea esencial de campaña: atacar directamente a Podemos sin darle tregua y ningunear al PSOE, al que no sé si llegó a mencionar alguna vez en el programa. El candidato Carmona, como si no existiera.
 
Ignoro cuál habrá sido la audiencia de la entrevista, pero está claro que, como cabía esperar, Aguirre salió muy bien parada de ella.

diumenge, 8 de febrer del 2015

El biograma dominical.

Humo están echando ya los medios y esta noche habrá fuegos de artificio en esas tertulias en las que tanto se aprende. En las resacas de los amargos reproches y las dulces esperanzas se toman las decisiones que determinarán el futuro. Sobre el despecho o la embriaguez de un momento apenas entrevisto en una hoja volandera que refleja el humor de la gente en una fría y soleada mañana de invierno.

El PP se mantiene gracias a la mezcla de choriceo e incompetencia que constituye su acervo; el PSOE sigue su largo lamento de Dido a ritmo de pasokización y distribuye suaves reproches de acero bruñido; IU y UPyD compiten por las llaves del sótano y en cualquier momento los desahucian del gráfico porque ¿de qué sirven partidos que no alborotan el café con churros de los lectores? Podemos tropieza con el cielo que quiere asaltar y cada vez toma un color más bacalao: ya son más quienes no lo quieren que quienes lo quieren, según van descubriéndolo. Y Ciudadanos se apunta todos los bailes en el carné, gracias al talle juncal de su fundador, una especie de virgen vestal sobre el fondo del recio macizo de la raza.

Y todo eso para hablar de seis meses. Échese la vista un poco más atrás, pues siempre es bueno
tomar distancia para ver el conjunto. A la derecha, un gráfico de servidor con los resultados de las elecciones desde 1977. Es lo mismo y no es lo mismo. Podría haberlo hecho desde las elecciones de primeros del siglo XX y, salvo el paréntesis de la apacible época de la dictadura, en la que gobernaron los parientes, amigos e ideólogos de quienes lo hacen ahora, el resultado también habría estado lleno de enseñanzas. La primera de todas, que solo figuraría una línea: la del PSOE.

Todo esto es un texto alusivo a la que debiera ser la reacción de los socialistas, que es de quienes, en el fondo, se narra aquí la fábula, de cuyos tristes destinos, de cuyo probable aciago final. El atribulado viandante al que, por motivos muy distintos, todos se remiten, todos atacan, todos tienen en mente.

Palinuro no necesita aclarar que no es del PSOE ni lo ha sido nunca. Pero tiene una especial debilidad por las causas perdidas y le resulta imposible no inmiscuirse siempre que ve a alguien acosado por fuerzas superiores. Como es el caso. En el fondo, toda esta historia es un retrúecano del famoso lema de Alejandro Dumas, "todos contra uno y uno contra todos". Si non è vero... y justo el tipo de situación que encanta al piloto bloguero.

Tres consideraciones a partir de una hipótesis de partida: en esos lamentables resultados del PSOE hay mucho voto oculto en la espiral del miedo. Hagan una prueba: vayan a una barra de un bar  lleno de clientes y anuncien que van a votar al PSOE si se atreven. A ver si salen vivos.

Las consideraciones:
  • Pertenecer, hablar y actuar en nombre de un partido centenario que ha sido decisivo en la configuración de la España actual (y que, precisamente por su éxito pasado, tanta hispánica envidia despierta) implica una responsabilidad muchísimo mayor que los empecinamientos, los chanchullos de rebotica o las astucias para auparse a donde los propios méritos no impulsan. Una responsabilidad contraída no solo frente a los militantes y votantes, sino frente al conjunto de la población y, por supuesto, ante la propia conciencia, si se tiene.
  • El patriotismo, a juicio de Palinuro, es normalmente una estafa y el patriotismo de partido también. No es lo que los demás hayan hecho de lo que debes ufanarte, sino de lo que tú hagas, cuando te toque. Es si estás a la altura de lo que las circunstancias te exigen o, simplemente, vas de cuentista por la existencia para satisfacer tus intereses o tu ego. En cuyo caso, quizá debieras considerar la posibilidad de largarte a tu casa o a donde hagas menos daño.
  • Quien no reacciona ante la amenaza de catástrofe no lo hará cuando esta llegue. La actual dirigencia del PSOE deberá decidir si quiere pasar a la historia como quien permitió que un Pablo Iglesias destruyera el partido de otro Pablo Iglesias. Si quiere eso o reacciona. Y reaccionar es algo bien claro: dejar de hacer el imbécil con rencillas de corrala, con medros personales de cortijo, con ambiciones de gran estadista de pacotilla, con venganzas personales, jugarretas de internado y maledicencias de pensionista de pueblo. Significa, en una palabra: hacer autocrítica por el pasado, proponer enmienda, ejercer como partido de oposición y no como muleta del gobierno de la corrupción, articular un discurso socialdemócrata claro, poner a punto una estructura de partido que es su principal activo y está hoy abatida y desorientada, proponer ideas para los grandes temas de Estado y no excusas, y actuar, conjuntamente, coordinadamente (no monolíticamente; eso es para otros), sabiendo que, por encima de los mezquinos intereses personales están los del partido y por encima de los mezquinos intereses del partido, los de la gente sin más cuya confianza se solicita.
Y se tendrá. Si se merece.

El elefante en el ascensor.

Anda gozosa la legión de comentaristas y analistas políticos del país revelando la nueva a sus lectores: la razón profunda del éxito de Podemos consiste en haber conseguido el dominio indiscutible de los actos de habla en la esfera pública. Podemos ha impuesto sus términos, sus expresiones, decide de qué debate todo el mundo, dicta las palabras de la tribu, ha coronado la hegemonía gramsciana. Establece los "marcos o encuadres de referencia", dicen los más avezados mientras reprochan a los dos partidos dinásticos su crasa ignorancia de la pragmática de Lakoff (quien recomienda no pensar en elefantes), tan familiar para ellos como el padrenuestro.

No será Palinuro quien defienda la retórica de los políticos, desde Pedro Sánchez hasta Rajoy o desde el lugar común a la pura idiotez. Pero tampoco se dejará llevar por esas conclusiones precipitadas y vacuas según las cuales Podemos tiene el triunfo a su alcance porque ha ganado ya la guerra de las ideas ganando la batalla de las palabras. De eso, ni hablar.

Tómese el caso más patente, el que está en el ánimo colectivo, la oposición izquierda-derecha, válida en todos los sistemas políticos del mundo, que sirve para clasificar los partidos, los resultados electorales, para explicar y hasta predecir el comportamiento de los electores. Nada, nada, ahora carece de toda utilidad, es un engorro y cosa del pasado, asunto de trileros, un engañabobos. Esa dicotomía anticuada y horizontal debe ser substituida por otra vertical mucho más cierta y prometedora que ya no es "izquierda" y "derecha" sino "arriba" y "abajo". Palinuro propone llamar al hallazgo la teoría del ascensor por razones obvias.

Austin se remueve inquieto en su tumba. Claro que pueden hacerse cosas con palabras. Pero no cualquier cosa y no con cualesquiera palabras. La substitución de la escala horizontal izquierda-derecha por la teoría del ascensor es una estupidez. La escala tiene imprecisiones pero, al ser subjetiva, da libertad a la gente para autoubicarse en donde quiera y permite afinar en los matices: centro, centro izquierda, izquierda de la derecha, etc. La oposición arriba-abajo es mecánica y, al ordenar por la riqueza objetiva sin más, no tolera libertad de elección. Refleja el autoritarismo de una atribución (no autoubicación) y carece de posibilidad de matices y puntos intermedios, como no sea el bajo y el ático.

Y si de la representación gráfica pasamos a lo subjetivo, el asunto es peor. Que unas gentes que hasta ayer  militaban en el partido comunista o aledaños y que se aprestan a recibir comunistas rebotados de otros lares digan no ser de izquierda ni de derecha resulta incomprensible para la mayoría. No tanto para Palinuro, quien siempre ha tenido serias dudas sobre si los comunistas son de izquierda por más que la adjetiven de "verdadera" o quizá por eso mismo. Pero escuchar a unos profesores universitarios en buena medida privilegiados, viajados, con estudios en el extranjero, decir que son los de abajo sí que no tendría precio. Quizá por eso no lo dicen. Con lo cual, si no son de izquierda ni de derecha,  de arriba ni de abajo, no son nada.

Y de la nada no sale nada. Mucho menos un cambio de hegemonía discursiva, de marcos o encuadres de referencia. Nada. Sale palabrería, agitación y propaganda. Puro embeleco sostenido en un andamiaje de fórmulas copiadas de otros, de expresiones plagiadas y manidas: Podemos viene del Yes, we can de Obama; la sonrisa en respuesta a los insultos del talante de Zapatero; los círculos, de los círculos bolivarianos, etc. Aquí, genuino, original, propio, no hay nada.
Y menos que nada esa liebre que han echado a correr por el barbecho a la que llaman Patria y que apesta literalmente al peor oportunismo.
Por más que metan el elefante en el ascensor y le den al botón de asaltar los cielos es imposible que un empeño tan antiguo, tan visto, tan reiterado, tan poco original, coja vuelo ni siquiera al socaire de los vientos de la muy justa indignación ciudadana. Para eso, hay que hacer algo más que sonreír por consigna, aparecer en la tele, cambiar los "marcos de referencia", justificar el objetivo con toneladas de pragmatismo y tratar de colar de matute una idea y realidad del poder basada en la ocultación de intenciones y la buena fe de la gente.

dissabte, 7 de febrer del 2015

La honorable orden de la parrilla.


El Salvados de Jordi Évole el próximo domingo huele a pólvora. Y no del Rey sino de la que corren o corrían los árabes disparando sus espingardas al galope. Sin duda tendrá una audiencia inmensa y habrá que ver si supera el top alcanzado por Iglesias en una versión anterior.

Esperanza Aguirre no pone la mano en el fuego por Rajoy. Hace bien. Como norma general, no es avisado poner la mano en el fuego por ningún ser humano. Además, Rajoy no es solamente un ser humano o por tal lo tenemos, sino que es el presidente de su partido y ella lo conoce bien. Por supuesto, si no pone la mano en el fuego por él, sobra preguntar por el resto de los miembros de la organización que muchos conceptúan como una asociación de pillastres y, en este aspecto concreto, parece una cofradía de miembros de la orden de la Parrilla de San Lorenzo, achicharrado por un costado y por el otro. No pone la mano en el fuego por Rajoy y, claro, menos por Cospedal, Arenas, González. Son las enseñanzas de Blesa, Rato y otros quemamanos. Un cínico diría que los políticos quieren tener las manos salvas y, sobre todo, libres.

¿Y por ella misma? ¿Pondría Aguirre la mano en el fuego por ella misma?

No sé si le habrán hecho esta pregunta. Parece que la grabación del programa ha terminado con cierta agitación. Espero con interés ese Salvados por ver si, aunque no le hayan hecho la pregunta, ella la ha contestado. A veces decimos cosas distintas de las que queremos decir.
 
Las entrevistas en televisión, sobre todo a cargo de gente con tantas tablas, tantos recursos, tanta retranca, tan competente como Évole, son una verdadera aventura para los entrevistados, un adentrarse en territorio no cartografiado, una jungla opaca en la que seguro se dan situaciones inesperadas. Con esto en mente debe reconocerse el valor de la señora Aguirre.
 
Valor o desesperación, que suelen estar próximos.
 
Los políticos son personas construidas que estudian sus comparecencias, preparan sus parlamentos, administran sus entrevistas, ensayan gestos y ademanes, proyectan una imagen,  tienen asesores, escuchan sus consejos, recitan sus juicios.  Pero si entran en diálogo con alguien tan inocentemente peligroso como Évole, pueden encontrarse en un proceso fulminante de deconstrucción y salir de él desplumados como pollos.
 
Aguirre cultiva una leyenda de experimentada política, de dilatada y muy diversa carrera, expeditiva, clara, decidida, maestra de la comunicación. Añade un carácter mezcla de refinada educación, señorío y pulsiones castizas, casi populacheras, al estilo de la recién finada Cayetana de Alba. Nadie duda de su eficacia en el logro de sus objetivos, pero sí de su eficiencia y no sienta plaza de gestora especialmente buena, si bien parece que su proverbial simpatía compensa por esta carencia.
 
Sin embargo, nada de lo anterior obsta para que haya presidido el gobierno de la comunidad en el que se han dado más casos de corrupción a lo bestia, que ha involucrado al partido también presidido por ella, y una serie de cargos de su gobierno, incluidos consejeros de su absoluta confianza de los de no poner ni la mirada en el fuego, mucho menos la mano. Un gobierno de un partido que, al parecer, se ha financiado ilegalmente y, por lo tanto, ha ganado las elecciones de modo fraudulento. Una mafia, vaya. Esa presunta realidad es la deconstrucción de la señora Aguirre.
 
Hace bien en no poner la mano en el fuego ni por ella misma. 

A salvo en sus cámaras de alabastro.


Si en este Madrid de la contaminación, el ruido, los desahucios, la circulación enloquecida, las manifestaciones, los mentideros y las luchas por el poder se anuncia una exposición de la silenciosa, minimalista, limpia y lejana Roni Horn en la Caixa Forum, hay que encontrar un momento y verla. No es tan caro como ir al psiquiatra y tiene efectos más tranquilizadores y duraderos. El misterio del artista consiste en invadirte de paz y sosiego mostrándote su universo de inquietud, incertidumbre y maravilla.

El título de la exposición, escogido por la autora, programático en realidad, procede del Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa, una de las obras más fascinantes e inagotables del siglo XX, quizá de siempre. La cita, en la traduccción de Ángel Crespo, el gran especialista en el poeta portugués, reza: Dormía todo como si el universo fuese una equivocación y concluye y el viento, fluctuando indeciso, era una bandera sin forma desplegada sobre un cuartel sin ser. Muy adecuado que Pessoa sirva de introducción a la obra de Horn pues comparten inquietudes, obsesiones, desasosiegos. En lo esencial, dos, el lugar del artista en el mundo y su identidad. Las series de fotos, magníficas series de fotos, con variaciones mínimas, de tú eres el tiempo y también las de Ella, ella y ella inciden directamente en la cuestión de la identidad con la misma insistencia con que lo hace el poeta de los heterónimos. Y el Libro del desasosiego está escrito por uno de esos heterónimos, Bernardo Soares. Mejor dicho, según aclara Crespo, no se trata de un heterónimo al estilo de Álvaro de Campos o Ricardo Reis sino, en realidad, de una configuración literaria del ortónimo, el propio Pessoa, porque, como señala el crítico, la obra en cuestión es una especulación sobre la doble personalidad, al estilo del romanticismo alemán. Una especulación que duraría desde 1913 hasta 1935, hasta la muerte del poeta, que la dejaría inacabada, desordenada, inédita y prácticamente imposible de publicar. Veintidós años materializados en un montón de cuartillas desordenadas, con frases, reflexiones, sentencias, pasajes a veces contradictorios y escritos en un lenguaje propio que los especialistas llaman un idiolecto. Toda una vida para conseguir no entenderse.

Por eso se remite Horn a Pessoa, porque su obra plástica es asimismo fragmentaria, dispersa, incomunicada, múltiple. Dibujos, fotografías, composiciones, "situaciones", esculturas, libros, escritos, de todo lo cual hay abundante muestra en la exhibición, por cierto montada con indudable gusto y en un espíritu próximo al de la artista: mucha luz fría, mucho blanco. Porque en esta abundante e inconexa obra hay un hilo conductor que es la permanente presencia de Roni Horn en Islandia, en donde lleva más de veinte años pasando temporadas y de cuyos rostros, paisajes, luz y colores se sirve para sus creaciones.

Lo líquido, el agua, es un elemento esencial en la obra de la artista neoyorkina. Y aquí aparece la segunda referencia literaria en el quehacer horniano, la de otra escritora, también del mundo lusófono, aunque proveniente de la penúltima diáspora judía: la de Clarice Lispector y especialmente, su Água viva, publicada en 1973, también extraña como la de Pessoa, aunque por otros motivos, por su estructura narrativa líquida y reiterativa, como con ritornelli. La idea de exponer las citas de Lispector en el suelo, en forma de espirales de goma, como remolinos acuáticos, que nos obliga a dar vueltas para leerlos es un acierto.

El espacio Blanca Dickinson ("White Dickinson") nos lleva a la tercera referencia literaria/poética de Horn, Emily Dickinson, tan minimalista como ella, pero con una vitalidad exterior muchísimo más reducida y más perplejidad y obsesión con la propia identidad que Pessoa y Horn juntos. Esas barras solitarias que se apoyan en las paredes con las citas de los versos de la poeta de Nueva Inglaterra sintetizan su visión de una obra única, solitaria, indiferente, sin referencias ni clasificación y que a punto estuvo de quedarse sin lectores. El encabezamiento del post es una aportación de Palinuro a esta concentración de criaturas nada mundanas, es el primer verso de uno de sus breves poemas "A salvo en sus cámaras de alabastro,/intactos por la mañana e intactos por el mediodía,/duermen los mansos miembros de la resurrección,/madera de satén y techo de piedra". Si el poeta es un fingidor, según Pessoa, que finge hasta el dolor "que de verdad siente", ¿qué sucede con la ausencia que se irradia sobre ese mismo universo que pudiera ser un error? En otro lugar dice Emily Dickinson: "Largas calles de silencio/llevaban a vecindarios de intervalo;/aquí no había señal, ni discusión,/ni universo, ni leyes".

Un remanso de paz en la zozobra del yo esta exposición.

divendres, 6 de febrer del 2015

La izquierda, el pluralismo y la teoría del ascensor.


Llena de asombro la capacidad de ruido mediático de una formación de tan escaso impacto real como IU. No suele ser noticia por sus actividades de gobierno, que apenas las tiene, pero sí por su abigarrado historial de enfrentamientos, escisiones, separaciones y expulsiones. IU es cualquier cosa menos unida.
 
Sus miembros y militantes viven en un permanente clima de confrontación y mutuas exclusiones con el fatalismo con que los héroes de las tragedias clásicas caminan hacia su destrucción como arrastrados por una terrible Ananké. Los hitos de esa pendiente son las elementales doctrinas maniqueas de un personaje como Anguita, cuya reaparición en esta crisis prueba lo hondo que pueden calar en las almas simples las dicotomías elementales.
 
Porque esta es la doctrina que vuelve a estar presente: nada de complejidades, medias tintas, matices o posiciones intermedias. El maniqueísmo de los fanáticos: la doctrina de las dos orillas, convertida hoy en Podemos, trasunto del anguitismo, en la teoría del ascensor: arriba y abajo.
 
Arriba –o en una orilla- el PP-PSOE; abajo, en la otra orilla, en la buena, claro, los puros que siempre son los menos pero ahora, gracias a la “ventana de oportunidad” de la crisis, según la jerigonza de los teóricos de Podemos, pueden aspirar a ser mayoría. A propósito y de pasada, esa “ventana de oportunidad” no es otra cosa que la “oportunidad” de toda la vida y la oportunidad es la base del oportunismo.
 
Esta mentalidad simple, dicotómica, es la responsable del desastre mantenido por esa izquierda, la comunista, la poscomunista y la neocomunista, desde hace decenios, incapaz de comprender que la realidad es siempre compleja, matizada, contradictoria, sutil. Y, de paso, incapaz de comprenderse a sí misma. Porque, precisamente la izquierda es discutidora, matizadora, crítica por naturaleza.
 
La izquierda es plural, cosa que IU, Anguita y, según se ve, Podemos, no entienden ni, al parecer, entenderán nunca. Por eso el PSOE se mantiene con vida aun en sus peores momentos y no desaparecerá por más que sus sepultureros quieran enterrarlo bajo toneladas de infamia. Porque es un partido plural, en el que caben gentes que piensan de formas distintas en un montón de asuntos, pero son capaces de convivir porque practican las virtudes del diálogo, el respeto mutuo, la tolerancia, la democracia. Algo de lo que los demás presumen porque carecen de ello.
 
Si el PSOE no existiera, habría que inventarlo.
 
Enfrente, en la otra orilla, el erial de las organizaciones piramidales, jerárquicas, autoritarias, basadas en la unanimidad y coincidencia o en la desbandada, incluso cuando afirman funcionar con respeto a la opinión libremente expresada por las asambleas de democracia de base lo cual, a la vista está, no es cierto: IU, Frente Cívico, Podemos, Unidad Popular.
 
Puro sectarismo que cree posible presentarse como lo que no es.

Enésima manifestación de este absurdo sectario que se presenta como la razón en marcha: esa tránsfuga que rompe la ficticia unidad de Izquierda Unida so pretexto de buscar la "verdadera" unidad con otra fuerza que, a su vez, no quiere la unidad con la primera, y todo ello por razones personales. 

La mona y la seda.

Según parecer generalizado, el gran éxito de Podemos se ha debido a su magistral empleo de los medios y las redes y a la novedad de su discurso. Lo primero es importante, pero lo segundo lo es más. Podemos habla un lenguaje nuevo, de ruptura, regeneracionista. Trae un espíritu orteganiano de lucha contra la "vieja política". El "régimen del 78" está en descomposición por numerosas razones. Se necesita gente nueva, discursos nuevos, ideas nuevas.

Podemos los aportaba y por eso se ganó la confianza de mucha gente. La de todos los que no se sentían representados en las instituciones y querían encontrar un espacio en la vieja política, sobre todo uno entre las dos opciones tradicionales de la izquierda. Por eso Podemos armó un partido casi de la nada, obtuvo un resultado brillantísimo en las elecciones y se dispuso a asaltar los cielos impulsado por el fervor popular.

Pero, de tanto mirar al cielo, comenzó a dar tropezones en la tierra. En el mitin de Vista Alegre, en el de Barcelona, en el de Sevilla y por distintas razones, hubo gestos, expresiones, ademanes del pasado, de la vieja política. Palinuro los puso en evidencia, en especial el insulto a la izquierda, llamándola "trilera". Lo hacía de buena fe, pero ello no le evitó las habituales acusaciones de criticar por fastidiar o por razones inconfesables. Paciencia.

Esta bronca de IU en Madrid y su impacto en Podemos ya no es solo un tropezón. Es un caerse por el barranco y con todo el equipo. Lo de menos es si IU da el enésimo espectáculo de confusión, enfrentamiento, faccionalismo y cainismo. Business as usual. Lo de más es que afecte directamente a Podemos y revele en este proyecto un trasfondo hasta ahora oculto.

La señora Sánchez que, en definitiva, es una tránsfuga, por las razones que sean, ha decidido renunciar a su acta, abandonar su partido, si es que solo pertenece a IU y no también al Partido Comunista, y fundar uno propio con un proyecto de convergencia asambleario y de democracia de base con Ganemos y quien sabe si también Podemos. Se trata de alguien que puede calificarse como política profesional pues lleva toda su vida laboral en cargos públicos y/o de partido. Su carácter se refleja en esa rotunda afirmación de No, punto. No vamos a entrar en Podemos. No por la verosimilitud del contenido, que es escasa, sino por la atribución de sujeto. ¿Quiénes son esos nosotros que no vamos a entrar en Podemos? Obviamente, quienes la siguen. Pero entre estos hay quienes han roto con IU, como ella y quien, como Garzón, quiere la convergencia pero no ha roto con IU. En este lío, ¿no sería conveniente preguntar cuando se quiere converger con gente asamblearia? Y sobre todo porque entre quienes la acompañan, según leo, está el Partido Comunista de Madrid, que anhela la convergencia (aunque manteniendo cada cual sus siglas) por lo que ha roto con IU. Una IU que, al decir de un lacrimógeno Cayo Lara. se siente huérfana y abandonada por Tania a quien siempre ha respaldado.

¿Cómo, cómo? ¿Que el PCM ha roto con IU? Ha roto, entonces, con su criatura, con su disfraz. ¿Y de qué se disfrazará ahora? Está claro, de Podemos.

Es el efecto sifón. Un exitazo. Si más del 40% del electorado de IU vota a Podemos, nada tiene de extraño que los elegibles también se hagan Podemos incluido el Partido Comunista. Pero esto es precisamente lo que menos interesa a los novísimos. El cuadro que se quería para España reproducía el de Grecia: Syriza se presentaba a las elecciones como una fuerza de izquierda auténtica, pero no comunista. La prueba, que también se presentaba el KKE, el Partido Comunista griego, cuya misión era perder las elecciones. En España, lo mismo: por un lado Podemos, una izquierda nueva, sin compromisos ni ataduras, nada que ver con los partidos del régimen, incluido el comunista e IU. La misión de estos es seguir presentándose como una opción distinta, aunque se hayan quedado sin electores. ¡Pero no converger, por favor, porque entonces no hay modo de distinguirse!

La convergencia, a la que Pablo Iglesias dice tener tendida la mano, significa que desembarca en Podemos un contingente de vieja política de comunistas y militantes de IU (siempre tan difíciles de distinguir), de esos de zancadillas, conflictos, escisiones y práctica profesionalización de la política de cargo público en cargo público como el resto de los beneficiarios del "régimen". Políticos, a la vista está, de un insufrible personalismo. A consecuencia de ello, el crédito de Podemos en su discurso de innovación, regeneracionismo y ruptura con la llamada casta se vendrá abajo. Al final podría ser que hubiera intentado vestirse con la seda del nuevo espíritu de pueblo empoderado jamás será engañado, apareciendo luego el feo rostro de la mona bolchevique.

Ponderando lo que llevaba escrito más arriba, Palinuro cayó en el timeline de FB de su amigo Joaquim Pisa, en donde leyó que, al parecer el periodista Ricardo Martín había explicado en 24h de TVE que todo el asunto de la convergencia era una maniobra del PCE para hacerse con el control de Podemos y añadía que detrás de esta maniobra se encuentra una vez más un personaje incombustible y conspirador nato, el hombre que maneja a Alberto Garzón como a una marioneta y por el cual Pablo Iglesias dice sentir devoción: Julio Anguita.

De ser así el asunto, la decepción de la gente es para imaginarla, sobre todo contando con que, con estas joyas "convergentes", hasta es posible que el partido no llegue ni a mayo. Y, desde luego, se trata de una típica operación de entrismo que no sé cómo sentará a los de Izquierda Anticapitalista, quienes se han disuelto en Podemos.

Según esto, con Podemos, Anguita conseguiría lo que nunca consiguió con IU, la niña de sus ojos, el ansiado sorpasso, su victoria sobre la traidora soialdemocracia, su venganza. De ser Anguita, en efecto, uno de los muñidores de estos planes, lo que llama la atención de Palinuro es el hecho de que quienes han llenado campos y plazas predicando el relevo generacional tengan como referente a quien podría ser su abuelo. Salvo que no se dé el caso porque en realidad sean coetáneos.

dijous, 5 de febrer del 2015

Punto de fuga.


Ayer el foro se vio agitado por tres noticias de grueso calibre cada una de las cuales provocó un tumulto y entre las tres poblaron el escenario, el cuadro. El pacto entre PP y PSOE soliviantó a las bases del último. El barómetro del CIS cargó más de razón a los soliviantados que ya ven otro sondeo posterior de desplome estilo PASOK. Además elevó a Podemos a la condición de segundo beneficiario del fementido bipartidismo, causando seguramente alarma en las cancillerías extranjeras. Por último, la ruptura de Tania Sánchez que, como una nueva Clelia, cruza las líneas para reunirse con los suyos, podrá leerse de muchas maneras y se hará. Pero una es segura: los comunistas parecen a punto del ansiado sorpasso, de ganar el viejo contencioso con los socialdemócratas por el apoyo de la gente, pero a costa de dejar de ser o llamarse comunistas. Incluso izquierdistas.

Todo eso está muy bien y es muy entretenido, pero no nos deja ver por encima de nuestras narices, nos oculta el punto de fuga del cuadro, allí en donde de verdad se deciden los destinos de nuestro país. Más concretamente, en Grecia. Y aun más concretamente, entre Bruselas, Berlín, Frankfurt y París. Un lío, sí, sobre todo para gente poco ducha en lenguas. Pero un lío más importante para nosotros que los nuestros. En un post del 31 de enero, La vorágine, Palinuro decía que las fortunas electorales de Podemos dependerán de cómo resulten las negociaciones de la Troika, o la UE o la señora Merkel con Grecia. No se olvidará que Pablo Iglesias (y no sé si los mismos griegos) planteó las elecciones griegas como una opción entre Syriza, la soberanía, y Merkel, subyugación. Nueva Democracia no contaba. Después, en la manifa del 31 de enero, sacó a relucir repetidas veces la Patria, la Patria española. A Palinuro esto le suena un poco a la Gran nación de Rajoy y le da más o menos el mismo valor, aunque reconoce que las motivaciones son distintas.

Lo primero que ha hecho Syriza, sin duda, ha sido poner en práctica tres o cuatro medidas de justicia social de urgencia para los más necesitados y, a continuación, ha ido a negociar con la UE, el BCE, Alemania, o sea con Merkel, que le dejen gobernar. Según el simil anterior, el partido victorioso pide condiciones al partido derrotado. En realidad, Syriza, Grecia, depende de la UE como el rey Yugurta de Roma y, aunque no sea de esperar que acabe ejecutada en la cárcel Mamertina, tampoco lo es que vaya a conseguir facilidades.

De la Gran nación de Rajoy, compatible con todo tipo de subalternidad, cabe esperar poco. Pero si en la izquierda y entre el pueblo prende la reivindicación de la Patria y, al final, la Patria consiste en negociar otro rescate, habrá una generalizada sensación de frustración. Entre el inmovilismo de la Gran nación, que manejará sin tapujos el discurso del miedo, y la ilusión encendida de la Patria, sobre el trasfondo cárdeno de la crisis griega, ¿qué votará la gente, llegado el momento?

Ese es el punto de fuga, el punto al que nadie mira porque los pactos, los sondeos, las broncas, el frente judaico de Palestina y el efecto sifón de Podemos lo ocultan. Como si, efectivamente, fuéramos soberanos.

Y el que menos mira, el PSOE que, sin embargo, tiene la posibilidad de instalarse en el punto de fuga. En otro post de ayer, titulado Esto es lo que hay, Palinuro veía al PSOE ante otra disyuntiva, tirar hacia el centro o tirar hacia la izquierda como posibles vías para remontar los malos augurios de los sondeos y ganar las elecciones. En cierto modo, puede hasta combinarlas: tirar hacia la izquierda lo suficiente para frenar el efecto sifón de Podemos, mucho más débil que en IU, y sin dejarse absorber por él; y tirar hacia el centro lo suficiente para garantizar la estabilidad pero poner coto a los desmanes de corrupción y desmantelamiento del Estado del bienestar. Esto de garantizar la estabilidad suena algo extraño, pero se entiende: ¿cuál es el sentido de la alianza de Syriza con un partido nacionalista medio xenófobo pudiendo haberla hecho con otro de izquierda? Lanzar un mensaje de amor a la estabilidad. Cierto, con un componente patriótico, pero probablemente irrelevante.

Para ganar las elecciones se precisa convencer a la gente. El PSOE dispone de dos mecanismos para conseguirlo que puede poner en práctica tanto si opta por tirar hacia el centro como a la derecha.

El primero es la moción de censura que Palinuro no deja de reclamar. Se perderá. Pero dará una ocasión única y legítima al PSOE de aparecer como un partido recuperado, serio, con un proyecto concreto y viable que se expondrá ante la opinión pública española y sin duda será seguido con atención en el extranjero. Pedro Sánchez es el líder de un partido parlamentario. Está bien que vaya por la agrupaciones los fines de semana, pero en donde tiene que hablar es el Parlamento, en donde tiene que exponer su política, su proyecto, su programa, es en el Parlamento. Y, si no le dejan, que no le dejan, hágalo por la vía de la moción de censura.

El segundo mecanismo, nada desdeñable, es el hecho de que, si es necesario negociar o renegociar con la UE, el PSOE está en buena posición por cuanto es también partido de gobierno en Alemania a través del SPD, que tiene seis ministros en el gabinete. Los dos son miembros del Partido de los Socialistas Europeos en donde ambos deben acordar políticas que puedan defender en sus respectivos países.

Y ahí es donde el PSOE tendrá que demostrar que no es igual al PP.