dimarts, 5 de novembre del 2013

Erasmo de Rotterdam.


Hay algo simbólico muy profundo en el nuevo latrocinio del ministerio de Educación de privar a los alumnos Erasmus de esos míseros 100 o 180 euros mensuales, con el curso comenzado. El significado obvio está rebotando por las redes y movilizando afectados y simpatizantes en el rechazo al nuevo tajo a la educación, perpetrado, además, con la felonía habitual en este gobierno, es decir, con retroactividad. Los alumnos ya habían incurrido en gastos que, si los dioses no lo remedian, ahora serán de su exclusiva cuenta. Y lo más obvio de todo: el gobierno, el ministerio, el ministro que ahorra en esto una cantidad x es el mismo que subvenciona las corridas de toros, obviamente más necesarias al progreso de la sociedad que el saber de las nuevas generaciones. No hay dinero para becas Erasmus pero sí lo hay para restaurar el Francoleo del Escorial o dárselo a manos llenas a la iglesia. Algún cínico llega a decir que para qué quieren los jóvenes ir a Alemania; ya irán a buscar trabajo cuando se licencien.

Son las críticas al uso. Pero el significado del nuevo tijeretazo va más allá. Más allá, incluso de otra crítica que denuncia la política del ministerio como clasista y contraria al acceso a la educación de las clases menos pudientes. Por ello se inventa requisitos caprichosos, disfrazados de eso que llaman "exigencia" como que solo obtendrán beca Erasmus los que tengan otra previa del ministerio. O algo así. Pura arbitrariedad.

Pero el significado profundo radica en otra parte. En el sempiterno odio de la derecha española a Europa y todo lo que Europa significa: tolerancia, convivencia, moderación, respeto, libertad de juicio, honradez en los tratos y sinceridad en los discursos. Todo lo cual está estupendamente representado en la figura que da nombre a las becas: Desiderio Erasmo de Rotterdam (1466-1536). Sin duda, Europa, que es bastante versátil, se identifica también con otras figuras y símbolos y les atribuye funciones ceremoniales de diferentes aires: Carlomagno, la coral de la IXª sinfonía. Pero Erasmo tiene un peso especialísimo porque es un simbolismo filosófico, teológico, literario y político.

Este monje agustino que jamás ejerció y vivió toda su vida como lo que hoy llamaríamos un "intelectual free lance" puede considerarse en gran medida el padre de la Europa contemporánea. Su traducción de la Biblia, rivalizando con la Vulgata, fue la base de las versiones de Lutero y del Rey Jacobo I; es decir, está en en el origen de la Reforma. Lutero lo consideraba su inspirador y él se llevaba a partir un piñón con el fiero monje de las tesis de Wittenberg, con el que se carteó largos años, hasta que al, final rompieron porque Erasmo se negaba a tomar partido entre católicos y protestantes. "O sea, un equidistante", rezonga el integrista español con la mosca detrás de la oreja. Si a eso se añade que Erasmo atacaba la autoridad de la iglesia, su corrupción, sostenía todo tipo de herejías (siempre intermedias) sobre el libre albedrío y otras complejidades, sin contar con su manía de glosar los textos santos y hacer que las gentes los leyeran o de andar burlándose de la necedad empingorotada del clero o su sinvergonzonería, se entiende que el bueno de Desiderio Erasmo no sea personaje grato al recio nacionalcatolicismo español.

¿Y qué? ¿Acaso no estuvo este agente del diablo a punto de pervertir la patria cuando el país se llenó de erasmistas, que vinieron con la corte de Carlos I o florecieron aquí alimentados por el espíritu humanista y renacentista de los flamencos? ¡Los erasmistas españoles! Tenebrosa secta simpatizante de las ideas de aquel extraño holandés enemigo de Roma, pero amigo de Tomás Moro. ¡Ah! Pero la Inquisición actuó a tiempo y, aprovechando una ausencia de Carlos en Italia que se llevó a los cabezas de fila, despachó la secta entera, repartiendo torturas, penas, multas, condenaciones, abjuraciones, encierros y destierros, hasta que el país quedó, como siempre, limpio cual patena. Y yermo.

Convertir a Erasmo en símbolo de Europa es una provocación al recio tradicionalismo de la carcunda hispana así que, en cuanto han podido, se lo han cargado. "Becas Erasmus, becas Erasmus... Lo que hacen falta son becas Torquemada", razona la fe de Trento. Esas podrían otorgarlas las señoras Sáez de Santamaría y Cospedal, tocadas con peineta y mantilla, prueba del gran papel que la iglesia otorga a las mujeres. 

Parece como si un ministro de Educación y Cultura debiera tener alguna sensibilidad para estas cuestiones. Prever, por ejemplo, la repercusión de sus decisiones que, si no están dictadas por un resentimiento primitivo contra los estudiantes, rebeldes por condición, lo están por los intereses más mezquinos y la más correosa indiferencia ante las cuestiones de justicia social o del significado de los símbolos que constituyen Europa.

Pero no hay cuidado. Dios protege a los suyos aunque no tengan ni idea de lo que dicen o hacen. A ver, ¿acaso no es Erasmo hijo natural de un cura católico y, al parecer, su ama de llaves? Sin duda, tuvo una educación privilegiada en colegios de élite, de los que gusta la derecha española. Pero no por eso dejaba de ser ilegítimo, imposible de ajustar al elevado concepto de estirpe que maneja Rajoy  con su profundidad de pensamiento. El tal Erasmo no era de los de toda la vida. ¿Y no protagonizó asimismo unos amoríos homosexuales, más o menos realizados en su juventud? Tenía que ser: hereje, luego gay.

Así que fíjese el lector cuántos bienes se derivan de una medida que la chusma considera inicua:

1.- Nos ahorramos unos dineros que podemos invertir en subvencionar las corridas de toros.
2.- Alejamos a nuestros jóvenes de los núcleos europeos de pensamiento peligroso.
3.- Eliminamos el riesgo de un renacimiento del abominable erasmismo español.
4.- Garantizamos que todos los hijos de españoles sean legítimos, habidos en católico matrimonio.
5.- Salvamos a los jóvenes del riesgo de infección de esa enfermedad del homosexualismo.

Supongo que es a esto a lo que se refiere la izquierda cuando acusa al gobierno de pretextar la crisis para imponer sus más reaccionarios criterios ideológicos.

(La imagen es un famoso cuadro de Hans Holbein "el joven", pintado en 1523, que se encuentra en el Museo del Louvre. Holbein, que adoraba a Erasmo, al que trató mucho tiempo en Basilea, pintó varios cuadros del humanista, todos de 1523, un par de años antes de marcharse a Londres. Tenemos la seguridad de que clavó al personaje porque estuvo años estudiándolo. Se conservan bocetos, dibujos, de las manos de Erasmo hechos por el pintor. Esas manos que aparecen en el cuadro. Se supone que Erasmo redactaba los comentarios al Evangelio según Lucas, patrón por cierto del gremio de Holbein). 

dilluns, 4 de novembre del 2013

La unidad de la izquierda.La derrota de la derecha.


Un grupo de trece personalidades más o menos vinculadas a IU ha dirigido una carta abierta a la Conferencia Política del PSOE mostrando su disponibilidad a formar algún tipo de unidad de la izquierda con el objetivo de derrotar a la derecha. Digamos de entrada (ya saben los lectores que Palinuro es tan feroz feminista que está incluso pensando en rebautizarse como Palinura) que, de los trece firmantes, una sola es mujer, Pilar del Río, la respetable y respetada viuda de Saramago y figura tan emblemática que aquellos han decidido ponerla en primer lugar, rompiendo el orden alfabético a que se someten todos los demás. ¿Caballerosidad a la antigua usanza o conciencia del tirón de publicidad? Me inclino por lo segundo. Lo avala el orden alfabético que pretende obviar el enojoso asunto de la preeminencia por razón de popularidad. Hay en ello unas gotas de narcisismo, una afección muy común en la izquierda. Liquidamos este tema previo: solo una mujer. Raro, ¿no? En realidad, con todos los respetos para los demás firmantes, los dos puntos fuertes son Del Río y Garzón, aunque por motivos distintos.

Según noticias, el PSOE ha saludado la iniciativa y el grupo epistolar está ya de hecho incorporado a la Conferencia Política, en donde seguramente se debatirá y aprobará su escrito, por lo demás con propuestas interesantes y un tono un poquito almibarado. Es el primer resultado positivo del espíritu con el que los socialistas han preparado su encuentro: apertura a la rosa de los vientos; todo el que tenga algo que aportar, militante, simpatizante, votante, podrá hacerlo. El partido parece mostrarse muy abierto a la perspectiva ecologista y la feminista, pero de estos dos campos, especialmente el primero, más o menos organizado en Equo, no acaban de llegar signos alentadores. Por eso, bienvenidos los trece de la izquierda. Todo el mundo habla de unidad de acción, de frentes, de foros. El PSOE quiere recuperar terreno electoralmente perdido. Aunque una encuesta propia le dé ganador en las próximas elecciones europeas, el ánimo general, reflejado en otra es que el bipartidismo se hunde e IU podría llegar a 50 escaños. Lo nunca visto, aunque de sorpasso no hay señal. Por eso, bienvenida la aportación de los trece. El PSOE puede convertirse en polo en torno al cual cristalice una unidad de la izquierda.

Pero es un recurso con sus peculiaridades. La primera de todas, la personalidad de Garzón. El ex-juez tiene mucho prestigio jurídico, a pesar de haber sido condenado en firme y apartado de la carrera judicial por un tribunal de justicia. Pero como político no es especialmente afortunado. Más bien catastrófico. Su primer paso por el PSOE en 1993 fue un desastre en todos los sentidos que más vale olvidar. Con posterioridad, a raíz de su exclusión, ha intentado varias orientaciones pero es evidente que no acaba de encontrar su sitio, muy probablemente por su excesivo personalismo. Hace poco acompañaba a Llamazares en el lanzamiento de una de esas plataformas-alianzas-frentes-foros de la que, si no recuerdo mal, no quedaba excluido el PSOE a pesar de aquello del PPPSOE, ya se sabe.

Creo haber leído en algún lugar que el propio Llamazares ya se ha pronunciado en negativo sobre la actividad epistolar de Garzón. El díscolo juez va demasiado deprisa con la retórica unionista del asturiano. Su gesto, al parecer, compromete el espíritu de la unidad de izquierda que preconiza la llamada Izquierda abierta. Vamos, que es una "garzonada", una muestra del endémico narcisismo de la izquierda. Llamazares tampoco está libre de él; ni Cayo Lara; y no hablemos ya de Anguita. La fragmentación de la izquierda no es de ideas sino de personas, de héroes, referentes, bellas conciencias, cadáveres exquisitos

En realidad, la expectativa de unos resultados electorales positivos para IU (y también para UPyD), hace imposible toda unidad de la izquierda que comprenda IU y PSOE. Por supuesto, también están los asuntos de principios, pero estos serían menos agudos si las perspectivas electorales fueran distintas. De hecho, muy probablemente, la iniciativa de los trece será presentada como una traición a la unidad de la "verdadera" izquierda. Nada nuevo. Traición sobre todo por la carga simbólica que lleva al legitimar el PSOE como un partido de izquierda.

Es que el elemento decisivo en el universo de la izquierda sigue siendo, guste o no, el PSOE. Las próximas elecciones, sin duda, serán decisivas para saber su futuro. Pero, de momento, está claro que tiene un suelo electoral seguro muy alto. Y, a partir de aquí, según como salga la conferencia política, ese suelo irá elevándose. Su conversión en partido dinástico, su manifiesta voluntad de gobierno mediante pactos de todo tipo, su propuesta de reformar la Constitución para federalizar el Estado, su promesa de recuperación del Estado del bienestar haciéndolo compatible con unas políticas económicas de raíz neoliberal (una verdadera cuadratura del círculo) son las líneas de su plataforma electoral. Si ello pudiera entenderse como una composición errónea, piénsese en que el PP obtuvo mayoría absoluta con una programa electoral en el que todo, de la cruz a la fecha, era mentira.

En fin, una unidad de la izquierda sin el PSOE es algo absurdo. Pero tampoco está mal que haya dos bloques de la izquierda compitiendo en las elecciones. Una vez cuantificadas las relaciones, cabrá empezar a pensar en pactos.



Dos observaciones sobre la tele de ayer: Salvados y Objetivo: la República.

Ver a Crespo soltando metralla no tiene precio. Anuncio de jugada: archivo de la causa de Bárcenas en diciembre. Eso no puede ser.

Ana Pastor está en Babia o nos toma por babiecos. Cifrar el coste de la Monarquía en España en 7,9 millones de euros que es solamente el dinero de bolsillo del Rey para sus chuches, ignorando las partidas de los distintos ministerios que sufragan sus aviones, sus comilonas, sus desplazamientos con sus infinitas comitivas, los actos oficiales, paradas, las revistas, el Patrimonio Nacional, etc., es literalmente ponerse el mundo por montera.

diumenge, 3 de novembre del 2013

El PSOE y la República.


Llevaba tiempo rumiándolo, iba soltando indirectas, tenía prohibido a sus seguidores hablar mal de Rey, intervenía siempre en favor del trono y se desvivía por conocer de primera mano el estado de salud de S.M. Juan Carlos; pero no soltaba prenda con claridad. Palinuro lleva un tiempo sosteniendo que el PSOE es un partido dinástico, el equivalente al Partido Liberal de la primera restauración y tan interesado como este en un sistema de alternancia bipartidista en el marco de una monarquía parlamentaria. Era una deducción extraída de los gestos y declaraciones, cautos, minimalistas, pero transparentes par un analista político de medios pelos. Ahora ya sí, Rubalcaba lo ha dicho con claridad y pocas palabras, esto es, que el PSOE aboga por mantener el pacto que hizo hace 35 años para que España siga siendo una monarquía parlamentaria

Dicho queda. No es que Rubalcaba sea personalmente monárquico (aunque no quede excluido) al modo que es del Real Madrid, o de algún otro equipo (no estoy seguro) por lo mucho que habla de futbol, o como podría ser vegetariano o miembro de la secta Moon. No. Ahora es pronunciamiento que vincula la acción del partido -y quién sabe si del gobierno si ganara las próximas elecciones- en un sentido dinástico. El argumento está claro: hace 35 años se hizo un pacto entre otros asuntos en favor de la Monarquía y el PSOE es de los de pacta sunt servanda.

Vale, pero es falso. Hace 35 años se aprobó una Constitución que incluía la forma monárquica de Estado y muchas otras cosas, fórmula tutelada por el ejército, albacea testamentario de Franco. El artículo 2º, como todo el mundo sabe, se redactó en los cuarteles. Así que el pacto o compromiso o acuerdo tiene una validez modesta por cuanto fue impuesto y es, a efectos políticos, nulo. Otra cosa es que, no siendo tal pacto, sea o haya sido eficaz para organizar la convivencia. Pero eso es otra cosa.La Constitución es un ejercicio de retórica profesoral progresista en un rígido marco institucional heredado del franquismo, cuyas previsiones sucesorias se cumplieron con algún leve retoque, como ese de substituir las Leyes Fundamentales por una Constitución. La Monarquía no fue nunca sometida a votación popular directamente sino un par de veces envuelta en el celofán de las libertades y el Estado de derecho. Su legitimidad de origen es la del 18 de julio, alzamiento militar en contra de la legalidad republicana. Ese supuesto pacto a la fuerza no merece mayor respeto.

Y aunque lo mereciera. Dos razones hay para no quedarse en él: a) nada nos obliga nunca a mantenernos inmóviles, a eternizarnos en una situación. Después de un tiempo, no es deshonroso salirse de un acuerdo y emprender un camino propio; b) la otra parte del pacto no ha hecho honor a sus compromisos: el franquismo campa por sus respetos en las prietas filas del PP por las villas y pueblos del reino. El gobierno ha dejado sin fondos la aplicación de la Ley para la Memoria Histórica y, además, se niega a cumplir la tarea que por ley le corresponde de borrar de los edificios públicos los símbolos y emblemas del bando ganador de la contienda. En estas condiciones, nada nos obliga a cumplir un pacto que la otra parte incumple.

Está claro; lo del pacto y los 35 años es pura retórica por si cuela a título de explicación acerca de cómo unpartido republicano se torna monárquico. Es cierto que, históricamente, el PSOE ha sido relativista o accidentalista en cuanto a la forma de Estado (incluso se acomodó con la dictadura de Primo) pero lo es más que luchó por la República y se identificó con ella. Aceptar la forma de Estado impuesta por las armas y cuarenta años de dictadura y represión no está ni medio bien.

¡Ah, que burro este Palinuro! No se da cuenta de que, en el fondo, se trata de una cuestión táctica. El PSOE quiere ganar las elecciones y necesita votos de todas partes. La cuestión Monarquía-República no es actual y menos urgente. La atención del partido (y del gobierno, si lo pilla) es la salida de la crisis y el retorno a la prosperidad. Además, si se plantean las cosas con esta crudeza, corre peligro el pacto de la transición.

En este punto, el razonamiento es circular: hay que respetar el pacto de la transición porque si no lo respetamos, lo destruiremos. Hasta ahí llega la profundidad del razonamiento y, como de lo que se trata es de ganar elecciones, esto se da por sobreentendido: si cuestiono la Monarquía, hoy por hoy, me arriesgo a perder votos y quedarme de oposición toda la vida. No hay que dejar al adversario las banderas que mueven el ánimo del pueblo votante. Somos monárquicos de conveniencia, como el pabellón de ciertos barcos que navegan al margen de la ley.

Sin embargo, la oposición República/Monarquía, se quiera o no, no es un asunto táctico sino estratégico. Es de principios. Da algo de vergüenza recordarlo pero la política, al menos la de la izquierda, no puede ser un asunto del día a día, de las medidas a corto plazo, sin un horizonte temporal más a medio plazo. Justificamos nuestras medidas de hoy en virtud de una idea de la sociedad futura. Y, en esa sociedad futura, orientada a los principios de libertad, igualdad y fraternidad, ¿qué lugar cabe a la Monarquía? Ningún socialista, entiendo, puede aceptar como justa una sociedad en la que domina la desigualdad por razón del nacimiento a la hora de acceder a las más altas magistraturas del Estado.

Y eso a pesar de todos los pactos que se hayan hecho o soñado.

Y queda por ver qué dirá la Conferencia Política del próximo finde en materia de separación iglesia-Estado. Hasta ahora, el secretario general, siguiendo inveterada costumbre, ha mencionado de modo ambiguo la cuestión un par de veces y conjugando los verbos en condicional: el PSOE podría denunciar los Acuerdos con la Santa Sede de 1979. Al loro de lo que diga la Conferencia. Veremos si tiene la infinita osadía de proclamar que España es un Estado laico (como afirma de Francia la Constitución francesa) o si sigue comportándose como hasta la fecha, es decir, no solo cual partido dinástico, sino firme defensor del trono y el altar.

Palinuro no ignora ni menoscaba la importancia de las aportaciones del PSOE al Estado del bienestar y otros campos de la convivencia en España. Llegada la crisis, no supo responder a ella y absorto ahora en la tarea de medidas a corto plazo, desarrolla un pragmatismo ciego que, a lo más, puede acabar llevándolo a un modelo de gran coalición a la alemana. Ahí se llega a base de pactar y de olvidarse de los principios. De ese modo, puede pactarse cualquier cosa.

Cualquier cosa, cuando se invoca, por ejemplo, la unidad de España. Que, por cierto, está simbolizada en la Monarquía y militarizada en el artículo 8 de la Constitución

(La imagen es una foto de Elena Cabrera, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 2 de novembre del 2013

El sentimiento nacional.



Nadie sabe con exactitud qué sea la nación; pero todo el mundo se siente parte de una, algunas veces de dos o más. La nación es un sentimiento, no un concepto racional y el nacionalismo, su forma de manifestarse. El nacionalismo, la última ideología política, superviviente de la época del fin de las ideologías, según se dice por ahí, pero extraordinariamente potente y universal. Forma parte de la construcción de las identidades de los seres humanos. El ser español, o catalán, o sueco o marroquí, es sentirse español y no razonarse español, catalán, sueco, etc. El punto de fusión colectiva de la identidad individual, allí donde la persona se ve reflejada en otras que son como ella, pues todas comparten ese imaginario colectivo de formar un grupo distinto de los demás grupos, culturalmente hablando. Se trata de naciones; no de razas. Todo el mundo tiene una nación, la siente como suya y, en consecuencia, es nacionalista.

En su forma más benigna, el nacionalismo es un sentimiento de pertenencia que habitualmente gusta de presentarse como patriotismo. La patria, el lugar de los padres, al que se quiere y con el que uno se identifica, sintiéndose orgulloso de él. La tierra de los antepasados, circunstancia que, según Kant, caracteriza a los españoles. España es tierra de antepasados. Y todos los demás países. En su forma más maligna este sentimiento roza lo delictivo porque exige que el individuo supedite su juicio moral a los intereses de la patria. La expresión es conocida: My country, right or wrong. Lo primero es mi país (esto es, lo que yo creo que es mi país) con razón o sin ella, como reza el "espíritu 4º" del Credo legionario de Millán Astray: A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio. Con razón o sin ella. Me niego a actuar sin razón, sea en nombre de lo que sea. No seré nunca, pues, un nacionalista maligno, uno de esos dispuesto  a matar en defensa de lo que ellos, y quienes son como ellos, juzgan que es la nación. Lo de  morir ya es otro asunto.

Con estos antecedentes, ¿qué puede decirse del choque de nacionalismos hoy a la orden del día en España? El nacionalismo español -que suele presentarse como no nacionalista-, se niega a admitir en España otra nación que no sea la española. Por qué se obstina  en presentarse como no nacionalista tiene dos causas: a) el nacionalismo español tiene mala fama incluso entre muchos nacionalistas españoles, en concreto los liberales y de izquierda que no se reconocen en la tradición nacionalista dominante de la derecha, de carácter autoritario, dictatorial, católico, excluyente, tradicionalista y clasista; b) el nacionalismo español se enfrenta a nacionalismos no españoles que le riñen el territorio, razón por la cual tiene que reprobarlos como nacionalismos; pero es muy difícil reprobar un nacionalismo en interés de otro. Por eso se afirma que los catalanes son nacionalistas (o los vascos, o los gallegos) pero los españoles, no.

La identificación que la derecha más reaccionaria y nacionalcatólica hace de la nación con su idea de la nación, que apenas cubre a sus votantes, ha desacreditado el nacionalismo español y le resta legitimidad para enfrentarse a los nacionalismos que lo cuestionan. Es entonces cuando surge el nacionalismo ilustrado, liberal, de izquierda que ha estado tradicionalmente preterido y perseguido en España. Ve llegado su momento ante el fracaso del nacionalismo cuartelario: España como nación en sentido moderno y abierto del término: un espacio liberal, laico de ciudadanos con iguales derechos, orientados por un espíritu de moral civíca de esencia republicana. Un ideario que jamás ha encarnado en España salvos los breves años de la II República, destruida a sangre y fuego por los depositarios de la esencia de la verdadera España, padres ideológicos (incluso biológicos) de la caterva reaccionaria que hoy desgobierna el país.

Ese nacionalismo de izquierda es un proyecto que pretende reconocer en los catalanes (y en quien se apunte) un elemento diferencial pero que cuenta con mantener integrada a Cataluña en la nación española, dada la fuerza de convicción de su propuesta. ¿Cómo no van a ver los catalanes y demás desafectos que hay otra España no torva, no reaccionaria, carcunda, centralista ni facha? ¿Cómo no van a sentirse solidarios y comprometidos con esa concepción liberal y tolerante de una nación española, madre de todos sus hijos y no solo de los militares, los curas, las tonadilleras y los fascistas del secarral?  Sin embargo,el mero hecho de que este nacionalismo de izquierda no admita el derecho de autodeterminación de otras naciones (pues ni admite que haya otras naciones) ya da una idea de la escasa fe que tiene en su proyecto, la nula confianza en la fuerza atractiva de esa nación que dice defender.

En resumen, ninguno de los dos nacionalismos españoles parece entender que es imposible decretar sentimientos. No se puede convencer a nadie de que cambie de sentir. El nacionalismo español tiene tanto derecho a imponerse al catalán como el catalán al español. Ninguno. Pretender frenar el nacionalismo catalán afirmando que hay una idea de España que, caso de imponerse, traería de nuevo los secesionistas voluntariamente al seno de la Patria común es legítimo, pero se convierte en algo injusto cuando esa propuesta excluye el derecho de los catalanes a no aceptarla. Porque entonces la idea ya no es tan noble: te quiero nacional español por la belleza de mi conciencia; pero, si no lo aceptas, bueno, entonces artículo 2 de la Constitución en conexión con el 8.

Y no solo son los catalanes (vascos, etc) quienen tienen derecho a no aceptar tan exquisitos como inanes discursos. Por extraño que parezca también lo reclamamos algunos españoles, como Palinuro, cuya falta de  respeto por el relato de la nación española liberal, progresista, tolerante es tan grande como la aversión que siente hacia el nacionalcatolicismo del hispánico rebuzno. El PSOE recurre a una propuesta federal que tenía abandonada. También es legítimo, si cree que con ella se resolverá el actual contencioso de España. Pero la cuestión palinuresca sigue siendo la misma: ¿está el PSOE dispuesto a admitir que los independentistas catalanes no quieran federarse con nadie sino, simplemente, independizarse? Ese es el punto crucial en tan enmarañada cuestión.

(La imagen es una reproducción de un cuadro de Friedrich Overbeck, titulado Italia e Germania (1815-1822) en la Neue Pinakothek de Munich, en el que Alemania es un autorretrato del propio Overbeck.

divendres, 1 de novembre del 2013

Asociación para delinquir.


La pasarela judicial por la que desfilan a puñados los dirigentes del PP (casos Gürtel, Bárcenas, Matas, Barberá/Camps, Fabra) pone otra vez de actualidad la cuestión de si cabe considerar el partido como una asociación para delinquir o asociación de malhechores. Por supuesto, todos ellos están encantados y felices de colaborar con la justicia. Pero un breve repaso a las vicisitudes procesales más recientes demuestra que esa felicidad, ese encantamiento, van acompañados de una risa sardónica, la que enmascara el sufrimiento.

Hace unas fechas, Cospedal estaba encantada de colaborar con la justicia y así negar que hubiera recibido dineros negros de Bárcenas. Ahora el encantamiento pasa a Esperanza Aguirre, citada como testigo a fin de aclarar si ordenó o no a su mano derecha en la Comunidad de Madrid hacer mangas capirotes con las adjudicaciones públicas con el objeto de forrarse. Seguramente aprovechará para remachar que fue ella quien destapó el caso Gürtel y adoptó contundentes medidas, destituyendo a dos consejeros por estar aparentemente pringados hasta las orejas. Pero ella, a su vez, tendrá que declarar por el oscuro asunto de la fundación FUNDESCAM a través de la cual, supuestamente, financiaba ilegalmente muchas de sus campañas públicas. ¿Y quién no recuerda fastuosas campañas de Aguirre inaugurando hospitales que los madrileños estarán pagando hasta el fin de los tiempos?

Como testigos igualmente ha sido llamada la inefable pareja Barberá/Camps, fraternalmente unidos en la ímproba tarea de entregar presuntamente la pasta pública de bóbilis a Urdangarin. Sospechosos de malversación a favor de ese mozo cuyo perfil comienza a desdibujarse detrás de los firmes trazos de su esposa quien ha pasado de ser una lela que no se enteraba de nada a un ingenio maligno, capaz de urdir tretas como la de alquilarse a sí misma un inmueble con el fin, según parece, de eludir pagos a Hacienda. Estos dos, no obstante, no pertenecen a la asociación de supuestos malhechores, al menos directamente. Pero lo son indirectamente. En este momento la cuestión, dicho crudamente, es si hay agallas para imputar a la infanta Cristina.

Citados asimismo a declarar ante el juez pero no como testigos sino como imputados, Lamela y Güemes, los dos consejeros que pusieron en marcha los procesos privatizadores de la sanidad pública hoy proseguidos con todo entusiasmo por el gobierno autonómico. Tienen que responder de diversos delitos que, en lo esencial, giran en torno al hecho de que, para ellos, la gestión pública parece ser un asunto de enriquecimiento personal. La política de privatizaciones empieza con la privatización de la política a cargo de estos mendas, artistas de la mamandurria que su jefa Aguirre condenaba con su habitual desparpajo. 

Fabra ha hecho las delicias de chicos y grandes, mostrando sus habilidades para apalear millones salidos de la nada. El conjunto de su proceso podría ponerse como caso práctico del funcionamiento de la oligarquía y el caciquismo como formas de gobierno  etc., de Costa. Un venero inagotable del que se benefician con ahínco otras autoridades autonómicas del PP (como Baltar) o alcaldes del partido de la gente de orden como ese de Cogolludo (Guadalajara), que suprime una calle de un plumazo para reunificar la finca de su hermano. 

Las Nuevas Generaciones también hacen méritos denodados para acabar ante el juez, como sus mayores. De momento, solo están los bravi que asaltaron la librería Blanquerna pero en poco tiempo habrá más, ya que la juventud es fogosa, y con otro tipo de hazañas. 

Para hazañas, la del presidente del gobierno que sigue siéndolo en mitad de un escándalo de corrupción y sobresueldos en B que lo apunta directamente como responsable y presunto beneficiado. La continuidad del presidente en un cargo que en cualquier país de Europa estaría ya vacante por dimisión expresa con toda claridad una vez más la sospecha de que España sigue sin ser verdaderamente europea. 

En Europa la gente no se deja gobernar por una asociación de presuntos malhechores.

(La imagen es una foto de Tim Evanson, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 31 d’octubre del 2013

El espía universal.


El general Keith Alexander, jefe de la Agencia Nacional de Seguridad de los EEUU, es lector de Palinuro. Ayer, en comparecencia ante la Cámara de Representantes dio por buena la afirmación palinuresca de que aquí todo el mundo espía, especialmente quienes más han protestado por el fisgoneo gringo, los franceses y también los españoles. Alexander explica que se trata de espionaje necesario para la defensa pero que se practica en el seno de la OTAN y todos tienen algo que rascar. España y Francia colaboraron con la NSA y le remitieron millones de datos en "zonas de guerra" y otros lugares del planeta. A la vista de la reacción de Rajoy de hacer que comparezca el director de la inteligencia española muy probablemente haya sucedido con él como con Obama: que no se enteró de la frenética actividad de espionaje en torno suyo.

Se non è vero, è ben trovato. Es una buena solución: todos a una, Fuenteovejuna. Si Francia y España no aceptan este recurso para salvar la cara, tendrán que admitir que los EEUU han estado espiándolas y no pueden hacer nada. Ahora andan los políticos españoles debatiendo si cabe firmar un tratado con nuestros aliados puesto que, como dice De Guindos, "se ha roto la confianza". La confianza, es posible, si alguna vez la hubo; lo que no se romperá serán los tratados. Europa depende de los EEUU, especialmente España. Una dependencia casi total. Hasta los alemanes, que se enfurecieron al enterarse de que los gringos los espiaban, han puesto sordina a su enfado y se niegan a blindar los datos de sus ciudadanos frente al espionaje. Probablemente con razón porque ese blindaje quizá sea imposible.

Aquí espía todo el mundo a todo el mundo, según su capacidad tecnológica de acopiar datos. El ciberespacio está lleno de vulnerabilidades. Un jovenzuelo falangista ha conseguido tumbar la web de Infolibre y si eso lo hace un informático autodidacta con dos computadoras portátiles en su casa, ¿qué no conseguirá la potente máquina de la NSA? Cómo será que cuenta con la colaboración voluntaria de gigantes como Yahoo, Google, Facebook, etc a través del programa PRISM, una refinada versión del "Gran Hermano". Y no acaba ahí la cosa. No fiándose de las grandes plataformas, la NSA se introdujo en sus servidores para hacerse con millones de datos de los usuarios. Es decir, espía a los espías.

Este asunto del espionaje pone el patio europeo ante el espejo de sus propias miserias: se indigna de que lo espíen, pero colabora directamente en el hurto y reparto de la información. Entre sí los paises se vigilan mutuamente y, en el caso de España, hay familiaridad con la práctica. Las aventuras de Alicia Sánchez Camacho con esa agencia de detectives, Método 3, que recuerdan algo las de Philip Marlowe, son la última manifestación de una tendencia que había apuntado con la famosa gestapillo madrileña. Espionaje en escala cutre, pero espionaje.



Leo que Guerra pide crear la marca blanca del PSOE en Cataluña y romper con el PSC. Suena a puñetazo sobre la mesa. Quienes no se preocuparon mucho por la S de socialista en las siglas, ni por la O de obrero, saltan muy preocupados por la E de España. El PSOE quiere ser un partido nacional y por eso mismo, dar la batalla al nacionalismo en su propio campo. Pero la exclusión, la expulsión, la escisión no es nunca una buena idea y no está en la tradición del socialismo democrático. Además, los socialistas catalanes no quieren romper, a pesar de su defensa del dret a decidir porque se consideran un partido español. Un partido español que defiende el derecho de autodeterminación. Me temo que es un discurso demasiado complejo para unas actitudes cada vez más maniqueas en la derecha y también en la izquierda. La Patria está en peligro; no ha lugar a medias tintas; o con nosotros o contra nosotros. 

El PSOE debe dos relatos a la ciudadanía: el relato sobre la crisis y el relato sobre España. De momento no los tiene. Pero ambos son esenciales para calibrar las posibilidades electorales de la izquierda en un momento especialmente difícil.

(La imagen es una foto de Terry Robinson, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 30 d’octubre del 2013

El PSOE y el derecho a decidir.


La votación parlamentaria de la moción no de ley de UPyD, negando el derecho a decidir sobre la organización territorial del Estado a todo aquel que no sea el conjunto del pueblo español, con 265 votos a favor, 48 en contra y 13 abstenciones del PSC, ya preavisa del resultado que en esa sede puedan tener los proyectos del nacionalismo catalán si incluyen el dret a decidir de los habitantes de la Comunidad Autónoma. Preavisa de más cosas; también de la contradicción en que vive el PSOE con el PSC desde que el soberanismo tomó nuevos bríos. Realmente, la cuestión del referéndum en Cataluña, de la consulta, prevista en principio para 2014, plantea una cuestión de supervivencia al PSOE. Si este, que ha votado a favor de la moción, aplica su principio, perderá votos en Cataluña; si no lo aplica, los perderá en España. Un panorama francamente difícil a la hora de ganar unas elecciones hoy por hoy en España y formar gobierno.

Quizá sea esta la razón por la que Rubalcaba prolonga el ejercicio de su cargo probablemente más allá de lo que la táctica electoral aconseja. Cerrado enemigo de toda veleidad autodeterminista, el secretario general no debe de fiarse de que, si abandona el puesto, el PSOE no se parta por la falla catalana. El problema es que, si se queda, esa posibilidad puede darse también. Es más, para algunos, si no se ha producido aún es porque el PSC desaparecería, repartido entre nacionalistas españoles y catalanes.

El derecho a decidir o derecho de autodeterminación tiene una enorme carga por sí mismo, ya que cuestiona la comunidad nacional en la que se plantea. El pronunciamiento parlamentario se limita a glosar la vigencia de los preceptos constitucionales al respecto, pero da una idea de la fuerza numérica del nacionalismo español: más de dos tercios. Los nacionalismos no españoles, que han votado en contra, no llegan a la séptima parte.  Para quienes creen que los conflictos políticos se resuelven siempre apelando a las mayorías, la cuestión está zanjada. Por eso, la moción no de ley reafirma la vigencia de la Constitución de 1978, que provee la base de essta posición.

 Pero en Cataluña las proporciones se invierten. El problema está territorializado, circunscrito a los límites de una Comunidad específica. No se trata de una minoría de ciudadanos mezclada con una mayoría y con expectativas razonables de convertirse a su vez en mayoría. Se trata de una minoría estructural que jamás conseguirá ser mayoría en el marco institucional. La consecuencia es obvia: la cuestión de si los catalanes tienen derecho a decidir por su cuenta seguirá planteándose en el futuro inmediato, tensionando la vida política española, obstaculizándola. Si la respuesta es que da igual y que España sobrevive siempre a los retos nacionalistas, hay poco más que decir. Pero si la respuesta es que debe encontrarse una solución acordada, que satisfaga a catalanes y no catalanes, habrá que actuar de otro modo y tomar en cuenta otras consideraciones.

Según los sondeos, más del 80 por ciento de los catalanes reclama el derecho a decidir y el 58 por ciento votaría a favor de la independencias. ¿Es posible ignorar estos datos? ¿Aplicar a los catalanes el rasero de la aplastante mayoría española? Palinuro entiende que debe encontrarse una fórmula satisfactoria mediante negociación. No le cuesta mucho, pues es partidario del reconocimiento del derecho de autodeterminación de las naciones.

Quien aparece atrapado entre dos ruedas de molino (y nunca mejor dicho) es el PSOE. En cualquiera de los dos casos puede ofrecer escasa resistencia frente al predominio de una sola opción.  Y sus expectativas de  conectar con la mayoría en España se diluyen. En un momento especial en el que la acción de ese partido es imprescindble para recuperar todo lo que la rapiña de la derecha ha aniquilado.

dimarts, 29 d’octubre del 2013

Lo que importa.


Pasatiempo. Para la gente más superficial, la política es cosa de dimes y diretes, de si tal ministro vive en el armario o tal ministra viste modelos exclusivos de un refinado modisto italiano; de si un director general se paga las juergas con la tarjeta de crédito del departamento o si un líder de la oposición se lía en una trifulca en Twitter por un comentario racista. Aquí lo importante es lo más trivial. 

Negocio. Para los ciudadanos atentos a las posibilidades de enriquecimiento rápido por medios cualesquiera, la política es el carro de la diosa Fortuna, caprichosa, escurridiza y calva. Está hecha de adjudicaciones dudosas, cohechos, malversaciones, estafas, comisiones, mordidas, sobresueldos; mucho, mucho dinero. Algún dirigente del PP considera su partido una empresa. Y en las empresas, lo importante es el beneficio corporativo y, con él, los sueldazos de los directivos. Sin contar con que la ética que aplican a su acción en el mercado es difusa, como la fuzzy logic que, según parece, rige el comportamiento de los mercados de valores. Fuzzy logic, fuzzy ethics.

Rutina. Para muchos gobernantes la política es la aplicación de la racionalidad weberiana, despersonalizada, burocratizada, a la gestión de la vida. "Pues claro que espiamos a nuestros aliados. Igual que a nuestros enemigos. Quizá más, primeramente porque es más fácil y, en segundo lugar, porque, a partir de cierto momento, a los enemigos los bombardeamos. Pero los aliados son también muy peligrosos. No se pretenderá que acordemos un tratado internacional con quien pretende engañarnos a las escondidas, ¿verdad? Por lo demás, ¿hay algún Estado que no espíe? "

Tragedia. Para otra gente la política es asunto de vida o muerte. Estar jugándose la vida puede ser cosa inopinada, repentina, inesperada o puede ser algo deliberado. Pero en ambos casos tiñe de tragedia lo que para otros es un pasatiempo, un negocio, una rutina. De los siete mineros fallecidos ayer a causa del grisú, uno de ellos había bajado a rescatar a sus compañeros. Igualmente había participado en la marcha minera en junio a Madrid. Un hombre valiente. Los mineros tienen que serlo para sobrevivir en unas condiciones que el ABC tachaba de privilegio hace unos meses, al informar sobre la citada marcha minera. Los mineros bajaban a Madrid, según el diario de la derecha "a defender sus privilegios". Sus privilegios. Parece mentira ¿verdad? Claro, como que lo es. Privilegio el del ABC, de mentir y difamar de esa forma.

En asunto de vida muerte entra también la huelga de hambre de Jorge Arsuaga en la Puerta del Sol en Madrid. Diecisiete días lleva el joven sin ingerir alimentos para conseguir la dimisión del gobierno. Hasta este momento se le han sumado dieciséis personas en diversas ciudades de España. Algún yayoflauta, un grupo de mujeres gallegas. El hecho tiene muy escasa repercusión en los medios convencionales. Mucha en Twitter y la blogosfera, que son quienes mantienen viva la noticia. Esta acabará emergiendo en los medios y el gobierno tendrá que pronunciarse y hacer algo. Y si el ejemplo cunde y ha de habérselas con más gente en huelga de hambre, el asunto será tan complicado como la cuestión catalana.

Los internautas tratan de viralizar la campaña de Jorge, que está muy bien pensada y es muy clara: son dos expresiones que nos interpelan directamente: no te pido que hagas huelga de hambre; te pido que luches y para que tú puedas jubilarte a los 65 yo llevo 17 días sin comer.. Esta claro, ¿no? Si tocan a Jorge, nos tocan a tod@s.

(La imagen es una foto tomada en Twitter de @shul_evolution).

dilluns, 28 d’octubre del 2013

¡Despierta, hierro! Vencedores y vencidos.


Regresando por la A-4 desde Chiclana, se pasa por Santa Elena, Jaén, a cuya vera la Junta edificó en los años 90 un Museo de la batalla de las Navas de Tolosa que es más bien un centro informativo de aquel decisivo hecho de la Reconquista española. Cuando se llevan 400 kms de monótona autovía, viene bien detenerse y sumergirse un momento en una lucha de hace ochocientos años que enfrentó una coalición de ejércitos cristianos (unos 70.000 hombres) al mando de Alfonso VIII de Castilla con otro muy superior de musulmanes almohades y confederados (unos 120.000), a su vez encabezado por el califa Muhammad An-Nasir, más conocido como Miramamolín. Tiene cierta gracia que el lugar esté a unos 30 kms de Bailén, lugar de otra batalla unos 600 años después tan decisiva para echar a los franceses de España como la de las Navas lo fue para acabar echando a los agarenos. El lugar es modesto, austero y relata el episodio a base de reproducciones de tapices y diversos objetos de los dos bandos: espadas, cascos, ballestas, arcos, lorigas, arzones y diversos tipos de utensilios. Porque la explicación de la batalla y su contexto, no solamente es objetiva (en cuanto no se incurre en alharacas propagandísticas), sino minuciosa. Se nos informa hasta de lo que comían las caballerías, solo para que nos hagamos una idea del prodigio de logística que supuso para los cristianos organizar las líneas de avituallamiento de aquella tropa en territorio enemigo. El centro tiene también una torre, llamada "Mirador" desde la que puede contemplarse el campo de batalla, cosa que hace uno dejando libertad a la imaginación para ver aquellos parajes de olivos y monte bajo las zonas de los ataques y contraataques, los avances de los peones y las infanterías, las maniobras de las caballerías, sobre todo la de la almohade, terrible heredera de los jinetes númidas. En fin, aunque parezca mentira, una distracción y un descanso para el espíritu.

Los dos bandos habían declarado la guerra santa. Inocencio III proclamó la Cruzada, una de verdad y no como la de la sublevación de Franco, proclamada tal por los obispos españoles pero no por el Papa de Roma, como lo fue esta del siglo XIII. Los musulmanes también habían proclamado la Yihad. Querían liberar de infieles Al-Andalus. Igual que los cristianos trataban de liberar de infieles la Hispania que había sido romana en sus tiempos. Guerra santa en ambos bandos. Algo que dejaría huella.

En el ejército cristiano, entre las tropas de Pedro II de Aragón, había un fuerte contingente de almogávares, catalanes y aragoneses, guerreros profesionales que no hacían prisioneros y atacaban al grito de ¡Despierta, hierro! y ¡Matad, matad! aunque en catalán, pues no hablaban castellano.

Esa exigencia de la manifa de la AVT de una paz con vencedores y vencidos me ha traído a la memoria el despierta, hierro de los almogávares. Indica el mismo tipo de extremosidad. El ánimo de los manifestantes era muy exaltado y, en su rabia, tiraba contra el Tribunal de Estrasburgo y contra el gobierno español, tildado de "traidor", exactamente lo mismo que Rajoy llamó en su día a Zapatero en sede parlamentaria al acusarlo de traicionar a los muertos. Así, los altos cargos del PP presentes en la manifa tuvieron que abandonarla escoltados por la policía entre insultos y abucheos. Poco después sonarían los acordes del himno nacional y muchos asistentes alzarían el brazo fascista en su mejor estilo fascista. Quizá todo esto haga ver a Rajoy los frutos de la demagogia de jugar con los sentimientos de las víctimas por intereses partidistas. Quizá.

Pero la extremosidad es aun mayor. El deseo de que haya, y sea manifiesto, vencedores y vencidos (cosa que contradice el saber convencional de que, para restañar heridas es mejor que no haya vencedores ni vencidos o se haga como si no los hubiera) está lejos de ser un ex-abrupto motivado por la indignación que se moderará así pasen unos días. Ni hablar. Es una actitud ante la vida. Es la actitud de quienes siguen considerando que en la guerra civil hubo vencedores y vencidos y conviene que así siga siendo, razón por la cual beatifican a cientos a sus mártires mientras se niegan a desenterrar de las fosas anónimas en las cunetas a las decenas de miles de asesinados. Esos brazos en alto, como las banderas franquistas, son el lazo que une el pasado con el presente con un fuerte elemento de venganza.

La exigencia de la AVT de que el gobierno no acate la sentencia del TEDH es inviable. Lo que se está pidiendo es que aquel incumpla un convenio internacional, en el que es parte sin reserva alguna, de protección de los derechos humanos. Porque por muy sanguinarios que sean los etarras, no se les puede negar un principio básico, universal como es el de la no retroactividad de las normas penales. Tampoco es avisada solución desprestigiar el TEDH como hace Esperanza Aguirre al sostener que no se trata de jueces sino de "políticos" por la muy elemental razón de que las reglas de juego se cuestionan antes de jugar, y revela bastante baja estofa cuestionarlas cuando se pierde.

En el terreno jurídico las habas están contadas. Se acata la sentencia del TEDH y se aplica a todos los casos como el de Inés del Río. Si ello suscita rechazo, como lo hace, la respuesta ha de articularse en el terreno político, en el legislativo. ¿De qué tipo? Deberán ser quienes solicitan la decisión quienes lo determinen. Aznar no asistió a la manifa. Pero es evidente que tampoco ve el mundo con los ojos del gobierno. Muchos -quienes le piden que vuelva y quienes están esperando a ver qué dice- confían en algún tipo de pronunciamiento del presidente del honor del PP que les aclare el camino.

Pero, entre tanto, ni la AVT ni todas las víctimas del mundo pueden imponer sus pretensiones y sentimientos, por profundos que sean, a la voluntad del legislador, que ha de atender al bien común y no al de una parte. Y el gobierno que envía a destacados miembros de su partido a manifestarse contra sí mismo y pedirse en la calle lo que de ningún modo puede hacer, jugando a un doble juego para tratar de evadir la responsabilidad que contrajo por su demagogia cuando estaba en la oposición, simplemente incurre en una mezcla de falsedad, hipocresía y estupidez. Como acostumbra.

(La foto está tomada de Twitter).

diumenge, 27 d’octubre del 2013

Una de espías.


Obama tiene hoy una valoración en la opinión pública mundial inferior a la de Rajoy y Rubalcaba en España. Ya en su primer mandato la esperanza negra del progresismo dio pruebas de su escasa talla y nos defraudó a todos. El comité noruego, seducido por el color de su piel, le otorgó el Nóbel de la Paz de 2009 y, para celebrarlo, el presidente ordenó que asesinaran al leader de Al-Qaeda y se metió en los habituales conflictos bélicos, en los cuales, además, se está ahora ensayando esa nueva modalidad de matar gente a distancia por medio de drones. Sobre todo, dejó intacta la vergüenza del campo de secuestro internacional de Guantánamo, en donde se pisotean desde hace años todos los derechos humanos.

No le queda ni un ápice de prestigio. Sobre todo cuando sale defendiendo el derecho de los EEUU a meter sus narices en las intimidades de sus "aliados" quienes, por supuesto, están indignados, como si fueran perroflautas que, en cierto modo, lo son. Su razonamiento se le antoja impecable: los imperios se mantienen precaviéndose frente a los ataques y, para eso, hay que espiar todo lo que se mueve y lo que no se mueve. Es un pretexto para ocultar que, muy probablemente, el buen hombre se ha enterado del espionaje por los periódicos o por Twitter, pues es un mandatario moderno. Los centros de espionaje son maquinarias que tienden a independizarse de todos los controles, a independizarse porque, piensan, si rinden cuenta de sus operaciones secretas a las autoridades legales, repletas de bocazas, dejan de ser secretas en cosa de minutos. Obama no sabía nada, es lo más seguro. Y no solamente eso sino que ahora, probablemente, está preguntándose si el CSN no lo habrá espiado a él también.

En cualquier tienda de artilugios de tecnologías de la información y la comunicación se pueden comprar aparatos y sistemas capaces de registrar lo que se dice, interferir, escuchar, desviar cualesquiera conversaciones o intercambios en cualquier lugar del planeta o de robar, copiar o substituir archivos informáticos de la más remota y mejor guardada base de datos. Hoy, lo difícil es no espiar. Los espías no tienen horario. Trabajan las 24 horas del día. ¿Por qué no van a espiar también al presidente que les ordena espiar a los aliados de la patria? Los espías tienden a escindirse y no son extraños los agentes dobles y hasta triples.

La doblez es tan consubstancial al espionaje como el pecado a la humana naturaleza. Mucha doblez hay en ese arrebato de las dos potencias europeas con ínfulas de líderes en el corral europeo: Alemania y Francia. Inglaterra, por eso de la special relationship o no sufre el espionaje del gringo o lo sufre y se lo calla como cosas de familia. Y así parece que los cinco english speaking peoples, EEUU, RU, Canadá, Australia y Neuva Zelandia, han pactado no espiarse. Ignoro si alguno de ellos respeta el pacto, aunque me malicio que no. En cuanto a España, su condición de chica de los recados no le permite hacerse ver protestando. Y así, Rajoy, en una muestra más de su portentosa inteligencia, empezó diciendo que no le consta el espionaje de los EEUU. Por supuesto, hombre. ¡Menudo espionaje si le constara a Mariano Rajoy! Como para jubilar a todos los espías gringos y con una pensión calculada por el propio Rajoy. Finalmente no ha quedado más remedio al gobierno que convocar al embajador estadounidense. Pero será para jugar al poker.

Y esos que protestan a voz en grito, Alemania, Francia, Brasil (sobre todos los primeros), a su vez, ¿no se espían entre sí y todos a los EEUU? La protesta ofendida ("eso no se le hace a los amigos") oculta una doblez. Los mandatarios tampoco se enteran, cosa poco creíble, al menos en el caso de la señora Merkel, quien vivió la experiencia de la República Democrática Alemana en donde espiarse unos a otros era tan frecuente como hacer la compra; o bien son todos una manga de troleros.

El mundo, el mercado mundial, es un bullir de todo tipo de espionajes, a su vez interrelacionados: espionaje industrial, comercial, científico, militar, tecnológico. Hay fortunas enteras en las carreras por las patentes, en el conocimiento de la estrategia de lanzamiento del competidor, millones en una estrategia para desprestigiar a quien no se puede batir.

El espionaje reina asimismo en los mercados interiores. Y no solo entre las empresas sino entre órganos o agencias de la administración pública. No son infrecuentes los casos de torpedeo de actividades entre fuerzas de seguridad distintas (como policía federal/estatal o policía naciona/autonómica/guardia civil), casos en que suele recurrirse a la ayuda de confidentes, otro subgénero del espionaje de rica trayectoria.  Y de los partidos políticos no hace falta hablar. En el PP se pasan media vida fisgando los unos en las vidas y conversas de los otros. ¡Hasta Alicia Sánchez Camacho anda entre micrófonos.

A veces un espía o funcionario al servicio de los espías, sale a la luz, revela secretos de su conocimiento y pone el servicio secreto de su país patas arriba. Parece ser lo que ha hecho Edward Snowden al revelar el programa PRISM por el que los EEUU han estado espiando a Dios Padre en sus charlas con San Pedro. Snowden es hoy, o está a punto de serlo, reo de alta traición en su país. No debe de ser agradable que la maquinaria más poderosa de matar que hay sobre la tierra esté detrás de ti. Tiene mucho valor ese Snowden. Los dirigentes europeos tan indignados con la doblez gringa, podían tener un gesto y ofrecer todos a Snowden asilo político. Probablemente no lo harán porque su indignación termina en donde empieza su miedo ante el gran amigo y aliado.

(La imagen es una foto de Richard Davie, bajo licencia Creative Commons y es una viñeta de la serie Spy vs. Spy que publicó Antonio Prohias en la revista Mad desde 1961).

dissabte, 26 d’octubre del 2013

La gran nación.


Parece que el primero en emplear esta expresión en la era contemporánea, España es una gran nación, fue Jaime Mayor Oreja, como título de un libro con un contenido fácil de imaginar. La secundó luego Rajoy, cuya capacidad para el pensamiento original es como la de la chicharra, asegurándolo en diversos foros: España es una gran nación. Ayer la repetía como un papagayo -de real alcurnia, ciertamente- el príncipe Felipe en la entrega de los premios que llevan su nombre, el único discurso, según el periodista que cubría el acto en el que verdaderamente habla él. Pues si así es cuando habla por sí mismo, cómo será cuando hable por boca de ganso. España es una gran nación dice S.A.R. con las mismas palabras y el mismo sentido, seguramente, que Rajoy y Mayor Oreja grandes expertos en el tema. Se dirá que Palinuro tiene ganas de fastidiar pues esa manida expresión la han soltado decenas de personajes y personajillos en los últimos tiempos. Vale. Sin problema. La originalidad nunca podrá ser cosa de masas y si uno dice lo que dice el rebaño, por muy alto y a la cabeza de ese rebaño que esté, rebaño será.

Es igual. Mi bronca no es por pequeñeces. Es por la cosa misma. Suponiendo que consiguiéramos ponernos de acuerdo acerca de qué sea una nación, cosa que juzgo imposible pero que, por fortuna, no es imprescindible para nuestros fines, quedaría la pregunta concreta: ¿qué quiere decir ser una gran nación? ¿Qué quiere decir gran o grande? ¿Es cosa de número de nacionales? Habiendo naciones -muchas- de 50, 60, 80, 100, 300, 1.000, 1.500 millones de pertenecientes a ella, España será si acaso una mediana nación. Cierto, pero no se trata de números. ¿De qué, pues? De valores morales, intelectuales, intangibles, aunque pueden -y suelen- traducirse en realidades materiales, palpables. A eso, imagino, se refiere el Príncipe cuando dice que vale la pena luchar por ella, porque es grande espiritualmente. Así un nacionalista que juzgue grande su nación por este motivo, luchará por ella aunque esté compuesta por cuatro pelagatos.

¿Hay posibilidad de mostrar esa grandeza moral, espiritual, intelectual? Más o menos. Basta con analizar serenamente la contribución de España a las artes, las letras, el pensamiento o la ciencia en los últimos trescientos años; incluso a la llamada arte militar ya que el país no ha ganado una sola guerra internacional en serio desde los tercios de Flandes. No es preciso contar premios Nóbel, ni patentes, ni descubrimientos; basta con echar una ojeada al acervo espiritual europeo en los últimos trescientos años y discernir la aportación española.

¿Da para hablar de una gran nación como sin duda se habla de Alemania, Italia, Francia o Inglaterra? ¿A su nivel? Se me hace que no. Y lo peor es que el asunto viene de antiguo. Ya lo planteó en toda su crudeza Masson de Morvilliers en la Enciclopedia metódica en la segunda mitad del XVIII con un articulo afirmando que la contribución cultural de España al mundo en cientos de años era nula. La acusación tenía raíces. A lo largo de las principales obras de Montesquieu se especula con las causas de la decadencia de España, no con el método que empleó para hablar de la decadencia de los romanos, pero sí con su espíritu. Desde el siglo XVII España es sinónimo de decadencia y de decadencia espiritual, cultural. Cierto, a Masson contestó con airado verbo Forner y, tras él, una serie de autores y literatos en defensa de la aportación de España al acervo de la civilización que culminó en la figura señera de Marcelino Menéndez Pelayo.

Pero la cuestión, obstinada, subsiste. Hubo un tímido renacer del espíritu creativo en la IIª República y fue ahogado a sangre y fuego. Se acabó, hasta hoy en que, como siempre en España, se substituye la cosa por el nombre de la cosa. Y todos tan contentos; se substituye la gran nación por la gran nación... y a vivir. Sospecho, además, que estos defensores de la gran nación, en realidad quieren decir "gran Estado" y, seguramente, "poderoso Estado". Pero esto es un tema que nos apartaría. Quedémosnos con la "gran nación".

Una gran nación da trabajo y vida digna a sus hijos. Da amparo y refugio a los perseguidos y exiliados. Trata a todos, hijos y asimilados, por igual, con igual dignidad y respeto. No los considera mercancías y los alquila o vende en el extranjero como mano de obra barata. Garantiza la igualdad de oportunidades de todos y ampara a los más débiles. Hace justicia sin distinciones ni miramientos de caudales, posición, alcurnia o privilegios. Protege a los menores y les allana el camino, defiende a las clases trabajadoras, especialmente necesitadas por su subalternidad en la sociedad y garantiza a los mayores una vejez tranquila. No impone ninguna creencia, dogma o fe, sino que las protege, y garantiza la libertad de ejercicio y culto de todas.

Una gran nación no tiene decenas de miles de hijos asesinados por sus convicciones políticas sepultados en fosas comunes y se niega a hacerles justicia mientras otorga todo género de franquicias, honores y glorias a los otros caídos en el bando de los asesinos. No conserva el espíritu de vencedores y vencidos salido de la guerra civil y resucitado en estos días con ocasión de la sentencia del TEDH. No espera a que sean algunos elementos de la jerarquía quienes empiecen a reconocer públicamente la complicidad de la iglesia con los crímenes franquistas y a insinuar que piensan pedir perdón. Lo que nos faltaba es que apareciera un nacionalcatolicismo bueno.

España podría aspirar a ser, quizá, una gran nación, si condenara unánimemennte los crímenes de la dictadura e hiciera justicia a las víctimas. Y, a tenor de ello, si hiciera una ponderación justa y equilibrada (y no bombástica, chillona y patriotera) de las aportaciones del país al acervo común, reconociera humildemente sus tremendas carencias, identificara las causas y aceptara ser en realidad una nación menos que mediana a estos efectos.

Dados esos pasos, producida una reconciliación de los españoles que no se ha dado de verdad aún, será el momento de elaborar discursos que no se limiten a los lugares comunes y topicazos que suelta el Príncipe en cuanto abre la boca y se pone a hablar de España como proyecto sin que jamás haya explicado ni por asomo en qué consiste el tal proyecto porque no sabe ni de lo que habla.

Y, mientras esos milagros se producen, retornemos a la España real, la del Lazarillo, Frascuelo y el Dioni: en una gran nación, el tele-prompter con el que el Príncipe estaba soltando su discurso no deja de funcionar. ¿O es que aquí alguien no ha cobrado su correspondiente comisión?

divendres, 25 d’octubre del 2013

¿Qué pasa en el PSOE?


Carme Chacón reaparece inopinadamente en Madrid para presentar a Tomás Gómez... en donde maldita la falta que le hace que lo presenten. ¿De qué se trata aquí? Probablemente de una campaña de lanzamiento publicitario. Ambos dirigentes, forzados a las penumbras del segundo plano por los decorados de la conferencia política o cónclave de los cabezas de huevo que ha escenificado Rubalcaba, quieren reemerger, recuperar protagonismo, que se hable de ellos porque, si nadie habla de ti hoy es que estás muerto; cuando menos, políticamente muerto. Hacen bien. Los dos tienen sus legítimas ambiciones y quieren que el aparato mediático tome nota de ellas y no se limite a mostrar una y otra vez los rostros de los otros aspirantes, López, Madina, García Page...

¿Y qué dicen presentadora y presentado? Que haya primarias a la voz de ya, antes de las elecciones al europarlamento en mayo de 2014. Parece bastante lógico, pero desbarata los planes de Rubalcaba y los suyos que, como todo el mmundo sabe, son postponerlas hasta poco antes de las generales de 2015 y (seguramente), presentarse a ellas. Es muy probable. Pero no es toda la historia. No basta. No convence del todo. Aquí hay más bacalao del que corta el furriel. Veamos:

El PSOE se ha olvidado de la moción de censura; no hostiga al gobierno, a pesar de su carácter corrupto, autoritario, embustero e inepto; vuelve a una oposición de mentirijillas y guante blanco; se desvincula de la calle; dobla el espinazo ante el Rey y se hace monárquico; marrullea con la iglesia católica; se pasa el día secreteando con Rajoy sin exigir su dimisión por corrupto y le chivatea todos los asuntillos que trata con los levantiscos catalanes.

¿A qué huele todo esto? Bingo, querido lector: a gobierno de gran coalición PP/PSOE, a la vista de la grave situación por la que atraviesa la patria, gravedad causada por estos dos grandes estrategas. Rubalcaba no quiere primarias porque aspira a consagrar por derecho el duunvirato que ya existe de hecho entre los dos dirigentes de los partidos dinásticos, hermanados por la circunstancia de ser los dirigentes peor valorados por la opinión pública de la breve historia democrática española. Chacón y Gómez quieren primarias porque, si se arma el tablao grancoalicionista, ellos se quedan para vestir los santos de la liturgia sociata.

Y esa gravedad ¿de dónde viene? La crisis, según los mentideros oficiales y los propagandistas de la fe, está ya semivencida. ¿De dónde, pues? Obvio: de Cataluña. Cierto que hemos llegado aquí por la especial incompetencia de los dos dirigentes. La de Rajoy es la habitual en la derecha cerril y no merece mayor consideración. La de Rubalcaba nace de su cerrado centralismo, su fobia al derecho de autodeterminación (al que teme porque, en el fondo, no cree en la Nación que ensalza) y su seguridad de que los demás son tontos y van a conformarse con la piruleta federal que acaba el mozo de sacarse de la faltriquera. Habiéndose, por fin, dado cuenta de que el señuelo no engaña ni a los más tontos de la batida, se ha presentado en Barcelona con una nueva (y astuta, cómo no) propuesta: que los catalanes voten, sí; pero solo sobre la reforma de la Constitución. Sensacional: no los deja votar en la autodeterminación para ellos solos (en donde, probablemente, los independentistas perderían) y los hace pronunciarse en solitario sobre un asunto que, según dicen las gentes de orden, compete a todos los españoles y donde, también probablemente, la opción reformista ganaría, abriendo un tiempo de incertidumbre en el país que, claro, gestionaría ese gobierno de gran coalición, sabiamente dirigido por estos dos padres de la patria.

Estarán los lectores de acuerdo en que a grandes males, grandes remedios. Llegar a las elecciones generales de 2015 con un gobierno de PP/PSOE (acerca de cuyas ventajas habrá Merkel aleccionado a Rajoy germanico more, es decir, a collejas) tiene la ventaja añadida de que quizá podamos ahorrárnoslas. ¡El terrible peligro de la escisión catalana todo lo justifica! Incluso la aceptación de esa feliz consigna expectorada recientemente por un militar: la Patria está antes que la democracia. ¿Está claro? 

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Luego, si tengo ánimos, subiré algo sobre esa Fundación Felipe González Márquez, dedicada, según tengo entendido, a investigar los arcanos de la gestión de aquel gran político que fue el sevillano, hoy, al parecer, aquejado de un proceso galopante de necrosis intelectual.

El wertedero de la educación y la cultura.


La huelga fue prácticamente general en la enseñanza pública en todos los niveles y de más de un 30 por ciento en la enseñanza concertada. Por supuesto, el aparato de propaganda del gobierno y sus innumerables voceros dirán que fue un día normal.

Cientos de miles de ciudadanos se manifestaron en toda España contra el proyecto de la LOMCE  aprobado con los solos votos del PP y contra la política educativa del ministerio; en muchos casos a pesar de la lluvia y en otros a pesar de la brutalidad policial, habitual ya en este gobierno. Todas las edades, todos los estamentos y condiciones -excepto los curas, por supuesto, los únicos a quienes beneficia el proyecto y la dicha política educativa-, todo el país salió a la calle a protestar contra estas imposiciones retrógradas e ideológicas.

Si en una democracia normal un proyecto de ley tropieza con un rechazo universal, en especial de los sectores a los que afecta directamente, el proyecto se retira y el ministro responsable se va a su casa entre la rechifla general. Pero España no es "una democracia normal", ni sus ministros tienen el decoro o la dignidad de dimitir y menos este, al que la gente ha calado desde el primer momento, razón por la cual lleva dos años valorándolo como el peor ministro del gobierno y, probablemente, de toda la democracia.

Esa opinión pública cerradamente negativa, hostil, se extiende también al ámbito cultural y artístico más amplio, de forma que no hay inauguración, gala, estreno o aparición pública del interesado que no suscite airadas reacciones en contra, abucheos, silbidos. Palinuro no se inventa nada. Es ya habitual ver cómo llega luciendo de ministro en su coche oficial, pero luego se transmuta en furtivo y entra en los locales por la puerta de servicio, para evitar la inquina popular.

Él mismo condescendía a explicarlo hace unas fechas: le reconcome ser el peor valorado del gobierno pero, dice, solo porque eso demuestra que la gente no entiende sus proyectos. Es decir, el 80 por ciento de ciudadanos que lo suspende carece de inteligencia. Su engreimiento no le permite entender la situación ni ver a un palmo de sus narices. Y, sin embargo, no es tan difícil. Así, a vuelapluma, pueden fijarse las causas siguientes de tan contumaz como notable desprecio popular hacia el ministro:
  • reintroduce la religión en la escuela como asignatura evaluable y entrega la enseñanza a la iglesia católica, cuya permanente injerencia parasitaria en los asuntos civiles y políticos es la plaga de España y la causa principal de su retraso;
  • subvenciona los centros que discriminan por razón de sexo, amparándose en un par de sofismas y el rodillo de la mayoría absoluta de su partido;
  • recorta y reduce todo tipo de becas y ayudas y endurece los requisitos para conseguirlas atacando la función compensatoria que debe tener el Estado en la garantía de la igualdad de oportunidades;
  • suprime la enseñanza de la educación cívica laica, argumentando que es ideológica en un caso claro de proyección por cuanto ideología es lo que él impone en la enseñanza; ideología retrógrada, elitista;
  • menoscaba, reduce, recorta o suprime la financiación de la enseñanza superior pública y favorece de mil maneras la privada, siempre en ese mismo sentido;
  • encarece el acceso a la enseñanza y pone la universitaria fuera del alcance de los trabajadores;
  • desinvierte -él y su gobierno- en investigación y desarrollo, sin tocar las cuantiosas transferencias a la iglesia, con una concepción tridentina del avance del conocimiento;
  • se recortan las subvenciones a los museos pero se declara que las corridas de toros (y, supongo, otros espectáculos taurinos aun más crueles y sangrientos) son de interés cultural o patrimonio espiritual o cualquier otra sandez de este tipo que se podía presentar a la UNESCO, a ver cuál sea su opinión;
  • se cierran bibliotecas y centros culturales de todo tipo, pero se subvencionan las corridas de toros; y no es un ejemplo, como se dice del romano pan y circo  pues en Roma, al menos desde César, el grano se repartía gratis entre la población y aquí cada vez es más caro. Es decir, hay "circo", pero no hay "pan". Los pobres han de ir a buscarlo a la basura y, si los pillan, los multan. Una actitud muy de la derecha para la cual la pobreza es producto de la gandulería o el delito y hay que castigarla;
  • es el espíritu que anima la política educativa y cultural de este gobierno. Pura ideología conservadora, rancia, anterior al positivismo del siglo XIX con una pátina de modernidad neoliberal. Su objetivo es retornar a una sociedad desigual, clasista, de privilegiados y desposeídos, patriarcal, seudomoralizante, autoritaria.
¿Qué tiene de extraño que lleve dos años siendo el ministro peor valorado de un gobierno en el que tiene una furibunda competencia para hacerse con el galardón? Lo extraño es que no lo esté aun más pues, a su carácter retrógrado, ese espiritu añade su absoluta inutilidad. ¡Tanto caudal para nada! La ley nace muerta. Va contra los tiempos.

(La primera imagen es una captura del vídeo de La Tuerka, subido a You Tube. La segunda es un tweet de Josep Maria Grau.)

dijous, 24 d’octubre del 2013

Tragicomedia de España.


"Usted traiciona a los muertos", dijo Rajoy en cierta ocasión a un atribulado Zapatero, presidente del gobierno, que no sabía en dónde meterse. No era cierto, como Rajoy, entonces en la oposición, sabía muy bien. Pero indiferente a toda cortesía, toda contención, toda ética y toda estética, lo soltó porque calculaba que venía bien a sus intereses, consistentes en llegar al poder al precio que fuese.

Ahora es de él de quien ya están diciendo las asociaciones de víctimas del terrorismo que traiciona a los muertos al acatar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en relación con la doctrina Parot. Lo que le exigen es que España denuncie el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que la sentenia invoca. Si no lo hace, estará traicionando a los muertos. Tiene su gracia que le suceda esto precisamente a él. Parecería un caso de alguacil alguacilado, algo simétrico, de no ser porque hay una diferencia fundamental entre las asociaciones de víctimas y este Rajoy a quien ahora presionan. En concreto, aquellas pueden ser radicales y extremas en sus peticiones, pero hay pocas dudas de que son genuinas. Las víctimas han sufrido injustamente y es comprensible que respiren por la herida y reaccionen con extremosidad, a veces demasiada, porque han sido heridas. Pero a nadie se le ocurre que estén fingiendo y que su dolor y su rabia sean impostados. 

No cabe decir lo mismo de Rajoy. Este no era ni es víctima ni allegado a víctima alguna. No estaba cegado por la indignación o el dolor; sabía que era mentira lo que afirmaba de Zapatero; pero le daba igual porque carece de escrúpulos y porque, por llegar al poder, está dispuesto a decir lo que sea: que bajará el paro, no subirá los impuestos, no tocará la sanidad, la educación ni las pensiones, dará siempre la cara, llamará pan al pan y vino al vino y Zapatero traiciona a las víctimas. Lo que sea. Si París bien valía una misa, La Moncloa bien vale un rosario de embustes que no le cuestan mucho porque el pájaro es un redomado mentiroso.

Quienes agitaron las calles contra ZP en su día se echarán a ellas de nuevo el domingo pero esta vez contra su sucesor que ahora no se atreve ya ni a esconderse, como es su inveterada costumbre. Y con el añadido de que se suman gentes muy significadas de su mismo partido. Gentes levantiscas que ya se la tenían jurada de antes por considerarlo demasiado blando con el secesionismo catalán. Él, que acusaba a Zapatero de romper España, se ve ahora acusado de lo mismo por su inactividad y negligencia. Al final parece que será el PP entero, como banda organizada que es, quien se sumará a la manifestación del domingo para evitar que esta se vuelva contra el gobierno.

Que en el siglo XXI un partido de gobierno de un Estado de derecho en un país civilizado se manifieste en contra de la sentencia de un tribunal de justicia es algo tan asombroso que parece un chiste. 

Las desventuras nunca llegan solas. El nombre de Bárcenas, tan obstinadamente silenciado, en lugar de sumirse en el olvido, está en todas las noticias todos los días, recordando perpetuamente que el caso Bárcenas es el caso Rajoy. A veces desde la severa austeridad de una sala de vistas judiciales, a veces en un escenario rocambolesco como de vodevil. Un intruso armado que, según la policía, no tiene bien la azotea, ha entrado en la vivienda del ex-tesorero, ha maniatado a su familia y ha exigido sus pen drives y discos duros portátiles. Venía el hombre medio disfrazado de cura, esgrimía un revólver de la guerra de Cuba y su ánimo era arreglar los problemas de España. Justo lo mismo que dice Rajoy, que no puede distraerse con habladurías pues está concentrado en resolver los problemas de España.

De momento no se le ha visto con alzacuellos ni portando un pistolón pero no es algo impensable.

Siempre que los necios al uso creen estar llamados a resolver los problemas de España solo se consigue que aumenten la confusión, la humillación, el desorden, la injusticia. Y, como directa consecuencia, la policía tiende a extralimitarse en sus funciones. En un par de días las agentes de servicio en el Congreso parecen haber vejado a una invitada obligándola a desvestirse, aunque sostienen que no es cierto; la policía ha entrado en el campus de la Completense en Somosaguas y el de la Autónoma sin permiso de la autoridad académica; unos seis u ocho mossos catalanes parecen haber matado a un hombre a patadas en plena calle. Todo esto para que vayamos enterándonos de cómo las gastan los matones y granujas de uniforme y con armas que pagamos todos con nuestros impuestos; incluidos los que mueren bajo sus coces.

Y así vamos a estar otros dos años. Arreglando los problemas de España.

dimecres, 23 d’octubre del 2013

Consigna: ¡recuperación!


La política es algo endiablado. El diablo, que todo lo añasca, está siempre por medio. Explican las autoridades el presente con datos y cifras (que muchas veces se inventan) y vaticinan de seguido un futuro mejor. Pero lo hacen con el mismo resultado que obtienen los magos cuando conjuran los espíritus en su auxilio y el de la tribu. De los rigurosos análisis del presente a cargo de lumbreras como De Guindos o Montoro se sigue un vaticinio con la fuerza de un conjuro mágico: toca recuperación. O sea, hay que ganar las próximas elecciones. Las justificaciones del conjuro son cada vez más alambicadas y llegan a tomar forma de sortilegios. Por ejemplo, De Guindos se apresta a explicarnos, cuando se conozca la EPA de septiembre, que el ascenso del paro es una buena noticia porque antes ascendía mucho más. No se le ocurre al hombre que cada vez hay menos de donde ascender. Además, da igual; la consigna es que estamos de recuperación. Seguro que está ya en esos argumentarios que elabora el PP para que sus militantes y defensores sepan qué decir. Lo que piensen importa una higa.

Consigna, pues: recuperación. La magia de los conjuros. Llega Mr. Gates y compra un mordisco de FCC, segundo solo al de las hermanas Koplowitz. O sea, Bienvenido Mr. Gates. Volvemos a Berlanga. Solo falta el blanco y negro y no se dude de que en él estaríamos si los colores pudieran privatizarse. No sé yo si es para estar contento. Parece que el país es una bicoca, un festín para los llamados fondos buitre y, sin duda, hienas y chacales. Recuperamos, pues, la mendicidad. Algo es algo. Lo explica muy bien siempre Montoro que es como Juan Crisóstomo, un pico de oro. La solución de España es la devaluación interna, esto es, se bajan los salarios (esos que hace dos días sunían moderadamente), se bajan los precios (las viviendas, los cines, por ejemplo) en una espiral negativa hacia lo hondo y acabamos convertidos en lo que Palinuro se atrevió a llamar (con escaso sentido de la corrección política), los chinos de Europa, sobre todo ahora, que los chinos de verdad (y, encima, comunistas) ya no se dejan robar y son una potencia. Devaluación interna. Ya lo avisaban algunos economistas al comienzo de la fase hispana de la crisis. Y eso, ¿cómo se hace? Con otro misterio: se consigue que el euro valga más en unos sitios que en otros. ¿Por qué? Porque depende de lo que haya que trabajar para conseguirlo o tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlo, como decía Marx. Pero da igual: señores, el empobrecimiento es la base de la recuperación.

Recuperación, trompetea a los cuatro vientos Cospedal, en lugar de dimitir. Se hace acompañar de un beatífico Juan Rosell, en clara demostración de que el PP es el partido de los trabajadores y, contundente como es, recién declarada "magnífica secretaria general" por Rajoy, explica que la fortuna de Bárcenas no tiene nada que ver con el PP. Seguro que la obtuvo jugando a las quinielas. Muy al estilo propio, además, afirma que el PSOE está hundiéndose mientras el PP remonta. Puestos a la recuperación ¿por qué no vamos a recuperar también los votos perdidos? ¿Acaso no ve la gente (porque oírlo, lo oye a todas horas) que estamos en plena recuperación?

Loco de alegría, Montoro afirma que ya estamos avistando el final del túnel, una expresión perfectamente inepta porque todo depende de a qué distancia esté ese final avistado. Si el túnel es recto podemos avistar el final al final de los tiempos. Si es curvo, puede estar a la vuelta misma. Da igual: estamos tocando la recuperación con la mano y si no se la ponemos encima la culpa será de Mas (sic). 

Así que Rubalcaba, indignado (nunca lo había visto tan indignado) pregunta de qué recuperación vamos a hablar a los pensionistas, los enfermos o los becarios. Y podría seguir con los jóvenes, las mujeres, los inmigrantes, los emigrantes, los funcionarios; en fin, todo dios excepto los banqueros, los grandes empresarios, los curas y los militantes del PP de cierto ringorrango. ¿Qué recuperación para el noventa y mucho por ciento de la gente?

Termino con una nota de incredulidad. ¿Cómo puede el presidente del gobierno ignorar al president de la Generalitat en la ceremonia del Mediterráneo del 5 + 5? ¿No sabe que en la comunidad autónoma catalana Mas es tan Estado como él? ¿Qué pretende? ¿Humillarlo? Nunca una causa tan ruin impulsó tan bombástico El Estado soy yo

(La imagen es una foto de Partido Popular de la Comunitat Valenciana, bajo licencia Creative Commons).