dimecres, 4 de juliol del 2012

Banqueros, políticos y ladrones.

Los banqueros no suelen meterse a políticos. Casos como el de Nelson Rockefeller son extremadamente raros. Saben que tienen el poder real y no necesitan aparentarlo. Son en cambio los políticos, habitualmente unos muertos de hambre (desde el punto de vista de los magnates de la banca), los que tratan de aprovechar su posición para meterse a banqueros. Estos, habitualmente, los desprecian pues una cosa es administrar el dinero que uno posee y otra muy distinta el que le han confiado. En el primer caso se es un banquero, un potentado, un hombre (o mujer, aunque, de estas, pocas en la banca) poderoso; en el segundo se es un cantamañanas, un piernas, un pringado, aunque, a ojos del vulgo, pase uno por ser alguien.
En el caso de la banca pública o semipública, se da una forma de maridaje entre la política y las finanzas rayana en la promiscuidad y fácilmente conducente al delito. Por ejemplo, lo sucedido con las cajas de ahorros en España. ¿Cree alguien casualidad que los gestores de las cajas hayan empezado a formar la fila que los llevará a los tribunales, primero unos, luego otros y, al final todos? Hace años que los partidos, especialmente el PP y CiU, pero también el PSOE e IU, aunque en menor medida, han descubierto el chollo que es disponer de esas entidades de ahorro que, siendo del común, no pertenecen a nadie y pueden ser objeto de instrumentalización política para los más diversos fines. Hace años, pues, que las cajas vienen siendo objeto de codicia y rapiña de los políticos para financiar sus campañas electorales, disponer de dinero a precios bajos tanto para actividades partidistas como para sus jubilaciones y pagas particulares, para enchufar a amigos y parientes, conseguir todo tipo de favores y enriquecerse. La contraprestación era facilitar por influencias y gestiones que las cajas pudieran beneficiarse del despendole del ladrillo en provecho de sus gestores, que cobraban primas estratosféricas, porque, no siendo banqueros de verdad, ni potentados, sino unos cagatintas enriquecidos, se dejaron llevar por la codicia de los advenedizos.
El desastre llegó con el estallido de la crisis y la burbuja inmobiliaria que dejó al descubierto el entramado de caciquismo, corrupción, delincuencia y saqueo en que se habían convertido las cajas administradas durante años por esta casta de parásitos. Y este es el núcleo de la cuestión de la crisis española, sobre el que los jueces han puesto, por fin, la lupa y que va a dejar al descubierto las tramas y componendas de una mafia de políticos corruptos, empresarios ladrones, seudobanqueros defraudadores y funcionarios estafadores que ha plagado la política del país, especialmente en Madrid, Valencia y Cataluña en los últimos años y no solamente en esos lugares.
Y, con un poco de suerte, es posible que la gente despierte, se dé cuenta del gigantesco expolio a que la ha sometido la casta de mangantes que esquilmaba sus ahorros diciendo que los administraba y exija cuentas. Y lo haga con la contundencia que la situación requiere.
(La imagen es una foto de Владимир Вяткин, bajo licencia de Creative Commons).

El maquinista de La General.

A pesar de haber insistido hasta la saciedad en que es una persona previsible, el presidente del gobierno es de una imprevisibilidad sorprendente. No habla cuando se supone debe hacerlo y lo hace cuando lo prudente fuera estar callado; va a dónde no se le espera y se hace esperar en donde se le espera; niega cuanto afirma y afirma cuanto niega con una tranquilidad tan desconcertante que ni los mejores analistas consiguen averiguar el sentido de su acción; probablemente ni él.
El gobierno está obsesionado con la política de comunicación. Tiene ya preparada la artillería audiovisual que viene a incorporarse a la fiel infantería de la prensa no para informar sobre la realidad sino para interpretarla en el único sentido posible, esto es, el triunfo incuestionable de las políticas del gobierno en el interior y en el exterior. El exterior, de todas formas, está crudo porque fuerza es competir con medios independientes que se empeñan en llamar rescate al rescate en lugar de alguno de esos eufemismos tan del agrado del gobierno, como línea de crédito o préstamo en condiciones muy ventajosas.
La figura de Rajoy en la cumbre de Bruselas era borrosa, más como la de un antihéroe. Presenció el impecable triunfo de la selección española mientras el país era consciente de que en Bruselas se repartían sus pertenencias. Y Rajoy, en el fútbol. Desde luego, un antihéroe. Porque le guste o no le guste a quien habla siempre de la gran nación, España está de hecho intervenida pues su destino se decide en otro sitio, no en Madrid. Pertenece al grupo de los países rescatados, en crisis. Es difícil cohonestar el discurso de la gran nación con el hecho de que este pelotón de rescatados esté provocando una verdadera sublevación de los países ricos de la UE en contra de la ella misma. Y el colofón, como siempre, lo pone Inglaterra en donde se plantea restringir la entrada a naturales de los países en crisis. Originariamente el Mercado Común se había creado para alcanzar la libre circulación de bienes y personas en Europa. Pero ya se ve que no es así. Europa pasa por muy malos momentos.
La estatura europea de Rajoy aparece muy disminuida, casi podría hablarse de una altura negativa, en imitación de De Guindos. Y a eso conviene poner coto de inmediato, piensan los asesores de comunicación, contraponiéndole una imagen de una talla crecida, grandiosa, de estadista con visión de futuro. En España eso quiere decir normalmente acordarnos de la misión imperial, la hazaña transatlántica para compensar por el mal tratro que habitualmente padecemos de Europa en donde nos resulta tan difícil encajar. La Hispanidad, en una palabra, y sus viejas monsergas. Siempre que hay un desencuentro entre España y Europa, el fascio español vuelve a ponerse en marcha por rutas imperiales" aunque sea a pie y con las suelas rotas.
Y efectivamente, aquí tienen ustedes a Rajoy con unas declaraciones grandiosas acerca de cómo a Portugal, Iberoamérica y España nos une el futuro. Por supuesto, también nos une el pasado y el presente pero lo esencial es el futuro, según el orador ejerciendo de estadista. Y ¿con qué motivo sale de pronto el imprevisible Rajoy diciendo estas retóricas simplezas? Pues, según reza la explicación de La Moncloa, orgullosamente expuesta en su página web, con motivo de la celebración de la XXII Cumbre Iberoamericana que se celebrará los días 16 y 17 de noviembre en Cádiz. Tal cual, con motivo de la celebración de un hecho que se celebrará dentro de cinco meses. No había nada más importante ni actual en la agenda y no iban a sacar al presidente hablando del fuego en Valencia, sobre el que da la impresión de no haber dicho nada todavía. Es Rajoy en estado puro, pronunciándose engoladamente sobre una nadería para la que faltan cinco meses, con la actitud de estar haciendo historia. Así intentan los dichos asesores de comunicación de vender la imagen de un Rajoy que cuenta en el mundo, no el cero a la izquierda a quien todos ningunean en Europa y que va luego por ahí farfullando cantos de victoria.
Por lo demás y a la vista del futuro que prepara para los españoles, de ser latinoamericano o portugués, no me haría nada feliz saber que el mío está ligado al de los infelices españoles, gobernadoscomo Dios manda.

En cambio expedientan a Juan Morano por desobediente en el asunto del carbón. Conozco a Morano hace mucho tiempo y me parece un hombre honrado, condición no muy extendida, y un poco terco. Aunque imagino que la terquedad es una virtud política. El caso Morano pone de relieve el problema de los lìmites de la acción individual en el seno de un partido. Muy estrictos en el caso del PP, mucho más que en el PSOE o la izquierda en sentido amplio. La derecha no tolera desviaciones de la Línea General.Los diputados y senadores representan al pueblo español pero no se supone que actúes según su conciencia, sino según las directrices de su partido que es quien paga sus nóminas. Desde este punto de vista, Morano es un traidor. Justo por actuar de acuerdo con su  conciencia.

dimarts, 3 de juliol del 2012

Una cuestión de crédito.

Según se disipan las sombras que suelen rodear los hechos y dichos de Rajoy vamos viendo qué hubo de verdad y qué de farol en la cumbre comunitaria del viernes y exactamente qué función le correspondió en ella, además de la del pintoresco español que no entiende nada pero habla demasiado alto. Aquella famosa reunión de dura negociación hasta la madrugada no concluyó con una victoria del eje hispano-italiano. Ni siquiera con la del italiano amenazando dimitir. Según los expertos acabó con otra victoria de Merkel pues las cosas siguen más o menos como estaban: no habrá eurobonos "mientras ella viva" y no se comprará deuda pública italiana o española, al menos de momento. Solo se admite la recapitalización directa de la banca pero sometida a vigilancia de un órgano especial de supervisión (o sea, la troika) y con unas contraprestaciones aún por determinar.
Aquí es donde los asesores de Rajoy, al parecer, insisten en que no haga declaraciones pues suelen irritar a los socios comunitarios. Se le autorizan y hasta sugieren proclamas solemnes siempre que sean vagarosas y no comprometan a nada. Así, dice Rajoy que el último Consejo Europeo ha dado una respuesta "clara y rotunda" al principal objetivo común de los Estados que es la "irreversibilidad de la moneda común", como si algo así estuviera a su alcance. Por eso, la página web de La Moncloa titula la información en términos victoriosos: El euro es el gran triunfador de este Consejo Europeo. Sin duda, gracias a la acción de Rajoy.
Por lo demás el presidente del gobierno sigue diciendo a quien quiere oírle que la línea de crédito no traerá contraprestaciones de ningún tipo, prueba palpable de que su contacto con la realidad es problemático o de que vive en un mundo de fantasía infantil en el cual las cosas no son como son sino como queremos que sean.
Hay algo más que su irrefrenable tendencia a la mentira en la actitud de Rajoy; está también su insospechada afición al aislamiento, la ocultación, la soledad casi cenobítica. Es como si padeciera agorafobia. Habla poco y, cuando lo hace, viene siendo de fútbol. Ese persistente silencio, ese no querer responder, ese negarse a comparecer, ese fiarlo todo ciegamente al futuro, delata una personalidad autoritaria, imbuida de un mesianismo ilusorio. Un caudillo, vamos, en una tierra pródiga en ellos. En fin.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

El primero de todos.

Llevo unos días pensando decir algo sobre la nueva imagen de cabecera del mes de julio. En primer lugar porque, siendo una obra tan excelsa, he tenido que mutilarla, sobre todo por arriba, para encajarla en las dimensiones de la plantilla de blogger. Cayó prácticamente todo el cielo. Ciertamente, este, así como el paisaje, se atribuyen a Tiziano, quien completó la obra a la muerte de Giorgione. Por eso tenía la obligación de ofrecer el cuadro en toda su belleza que en verdad cautiva. El paisaje armoniza a la perfección con la Venus y podría perfectamente ser obra del propio Giorgione. En la escasa producción que se conoce de él hay algún paisaje análogo, lo cual tampoco es mucho decir pues Giorgione adaptaba los paisajes al contenido simbólico y a veces críptico de sus temas humanos. Por ejemplo, el paisaje de Il Tramonto recuerda el de la Venus, sobre todo por el arbolillo solitario; pero el de Los tres filósofos no tiene nada que ver con él y no se hable ya del de La tempestad, probablemente su obra más extraña. En fin, la autoría es irrelevante. Tiziano conocía muy bien a Giorgone del que era compañero y había sido ayudante. De hecho, hay dudas acerca de la atribución de alguna de sus respectivas obras. De Giorgone suele decirse que tenía una visión más filosófica, metafísica, mientras que Tiziano era más pintor de retratos, autoridades, hechos históricos, interpretaciones bíblicas, cosas más concretas.
La Venus de Urbino de Tiziano es, en realidad, la de Giorgione, aunque en un contexto distinto, el de una narración misteriosa de la que el paisaje está por completo ausente excepto un árbol y una maceta en una ventana. La actitud de Venus es la misma, aunque esta nos mira mientras la otra duerme y nos ignora. El misterio radica en el contraste entre el desnudo y la escena del fondo. ¿Es mejor, es peor la Venus de Urbino que la de Dresde? Es el mismo tema tratado por dos genios distintos. En el primero nosotros miramos a la Venus; en el segundo es ella la que nos mira.
Algo, sin embargo, es incuestionable: Giorgione fue el primero que se atrevió con un desnudo de estas características. No con un desnudo a secas, pues los flamencos, Holbein o Memling, los habían pintado, sino con el que enlaza con la tradición clásica y le dota de una sensualidad explícita que hará escuela en la pintura hasta nuestros días, de forma que a la memoria se vienen las otras Venus de Tiziano, la de Reni, la de Velázquez (si bien, claro, siendo España, de espalda), la maja de Goya y la Olympia de Manet. O sea, el arte de Giorgione se convirtió en arquetipo y, de ahí, en estereotipo. Pero si se quiere ver la diferencia que hay entre un estereotipo tratado por un genio o por un mediocre relamido, basta comparar la Olympia de Manet con El nacimiento de Venus, de Cabanel, ambas pintadas en el mismo año 1863.
Giorgione era un portento.

dilluns, 2 de juliol del 2012

La censura y la agresión católicas al programa La sexta columna.

Hay que tomarse muy en serio el boicoteo que la organización ultrarreaccionaria y carcunda Hazte oír está haciendo a la 6ª de TV y, en concreto, el programa La sexta columna so pretexto de que vilipendia a la iglesia y hiere a los católicos. Para ello desde su página anima a sus seguidores (fáciles de imaginar) a que bombardeen con cartas, mails, llamadas telefónicas a las empresas que patrocinan el programa para que dejen de hacerlo. Es la clásica táctica de estrangular económicamente la disidencia. Si estos meapilas y sus secuaces se salen con la suya, los españoles perderemos una posibilidad de escuchar algo distinto a las monsergas de Rouco y adláteres; es decir, seremos menos libres. Al presionar a las empresas para que retiren la publicidad, lo que Hazte oír está atacando es la libertad de expresión y de información.
Y lo conseguirá si no actuamos. Los empresarios, es de suponer, se resistirán a tomar decisiones empresariales por razones ideológicas; pero, si ven que la resistencia les sale demasiado cara y que nadie los apoya, acabarán cediendo para no perder clientela. De hecho, ya varias empresas, como Ariel, Braun, Cervezas San Miguel (toma nota, lector, de los nombres y no compres sus productos) han retirado la publicidad y la campaña amenaza con seguir.Nuestra única posibilidad consiste en hacer ver a los empresarios que ceder al fascismo catolicarra es más caro que no hacerlo. Es decir, si ellos retiran la publicidad, los consumidores no compramos sus productos. Verás qué rápido vuelven a insertarla.
Se dirá que los empresarios hacen con su dinero lo que quieren y pueden no destinarlo a patrocinar causas con las que no comulguen. Pero eso no es cierto. No es su dinero, sino que es el de los consumidores el que están empleando para sus sórdidos fines, arrogándose una facultad de decisión moral en campos absolutamente ajenos que no es de recibo. Algo muy típico de la hipocresía católica. Si los empresarios pueden ahogar económicamente un programa libre de TV crítica por razones nacionalcatólicas o sea, en el fondo, fascistas, los consumidores tenemos la obligación de organizarnos para defender nuestros derechos y arruinar a los empresarios que secunden el atropello.
Ese es el punto central: organización. Espero que algún partido de izquierda alce la bandera, publicite los nombres de los empresarios censores y organice la campaña de boicoteo a sus productos. Si lo hace, ganamos.
(La imagen es una foto de IsaacMao, bajo licencia Creative Commons).

Grandeza y miseria.

Del Bosque lo ha dicho como siempre con prudencia y rigor: el triunfo de la Roja es el de todo un país. Es verdad. El fútbol es un deporte enormemente popular. Los jugadores, los equipos, los entrenadores, los seleccionadores, sus vicisitudes, querellas, amoríos y desamoríos, forman parte de la vida cotidiana de millones de personas. Los equipos están encarnados en la gente y es el aliento de esta el que lleva la selección nacional a la gloria, como dice también Del Bosque. Y ahí es donde el nacionalismo español estalla por las costuras y se hace irresistible. En los demás deportes, los deportistas también simbolizan la nación en el extranjero, pero de un modo mucho más distante, meramente simbólico. En el fútbol el símbolo es realidad palpitante porque el personal lo vive como propio. Esa es la grandeza del fútbol que reconocemos hasta quienes no nos interesamos por él. Pero somos capaces de reconocer que conseguir dos Eurocopas seguidas y un mundial en medio es una hazaña.
Según me pareció leer en Twitter, unos neonazis barceloneses aprovecharon el jolgorio nacional para apalear viandantes mientras los mossos miraban como si la cosa no fuera con ellos. De ser cierto (Twitter es una fuente inigualable de información pero también de rumores y falsedades) seguramente hoy sabremos la identidad de los apaleados, probablemente inmigrantes o gays o perroflautas o nacionalistas o gentes de izquierda. La Roja, el fútbol, los aficionados pacíficos no tienen la culpa de estos comportamientos tan detestables. Su grandeza no queda empañada. Como tampoco por el tono general de los comentarios en la red que suelen ser injuriosos, insultantes, groseros y zafios. Lo fueron con Francia, con Portugal y lo eran con Italia ya antes de comenzar el partido. Si algo hace repelente el fútbol es la grosería de muchos de sus seguidores.
La miseria de la situación la pondría el presidente del gobierno quien ha vuelto a dar una muestra no ya solo de sus escasas luces sino de su reducida talla moral, yéndose a Kiev mientras en Valencia el fuego devoraba por tercer día consecutivo una superficie similar a la de Ibiza, miles de personas eran evacuadas y cientos lo perdían todo. Lo acompañaron en su indiferencia los ministros Cañete (Agricultura) y Morenés (Defensa), aunque se quemaba la provincia y ya había unidades militares colaborando en la extinción.
Todo el mundo estableció de inmediato la relación causal entre el incendio valenciano y el recorte de medios materiales y humanos en las tareas de extinción que ha hecho la Generalitat. Han ahorrado tanto que ahora no hay medios para apagar los fuegos con lo que el ahorro resultó ser un dispendio. Y eso sin ponerse a averiguar cómo fue la política de prevención de incendios de la Generalitat en los años recientes pues ahí está la otra razón del carácter devastador de este fuego. Es decir, el gobierno de la Comunidad Autónoma recorta medios de un servicio que tampoco prestaba.
Y ya en el colmo de la miseria, hete aquí que la ministra Báñez parece haber filtrado a la prensa amiga datos secretos del ERE del PSOE con el fin de dañarlo políticamente. Es inconcebible que el PP siga recurriendo al juego sucio incluso habiendo ganado las elecciones y gobernando. Pero sucede. Báñez asegura que ella no filtró nada pero la filtración salió de su correo electrónico. El asunto es tan ruin y tan miserable que solo cabe contemplar dos opciones: la ministra Báñez explica convincentemente lo ocurrido o la ministra Báñez dimite.
Pero no quepa duda. Rajoy no irá a Valencia sino con el incendio bajo control. Sí lo hará, en cambio, hoy mismo Rubalcaba quien tampoco ha estado muy rápido. La diferencia que hay entre actuar de inmediato o esperar a que te empujen las redes es la que hay entre dirigir y que te dirijan. Nadie dimitirá en la Generalitat, como no lo hará la ministra Báñez, quien tampoco dará explicación alguna.
La Roja es grande pero muchos de sus seguidores son pequeños, diminutos.

La inquisición capitalista.

La organización Hazte oír, dedicada al activismo cristiano y conservador, ha lanzado una campaña para presionar a las empresas a fin de que estas retiren la publicidad de un programa de la 6ª llamado Sexta columna por considerar que en él se vilipendia la Iglesia y se ofende a los cristianos. Según parece algunas empresas ya han retirado la publicidad: cervezas San Miguel, Ariel, Braun, Securitas Direct y otras están pensándolo. Las que lo hagan estarán adoptando una decisión empresarial en función de un criterio ideológico, lo cual no suele ser recomendable.
Los de la ideología contraria, sobre todo contraria a toda forma de censura, también tenemos un medio de responder a ese activismo de la derecha: dejar de comprar los productos de empresas que imponen la censura ideológica. Hay más cervezas en el mercado y más productos de limpieza. El inconveniente de esta estrategia radica en que es mucho más difícil movilizar la voluntad de cientos de miles, quizá millones, que la de un consejo de administración de una empresa. Pero es la única vía que hay de hacer comprender a estos carcundas que no están legitimados para tomar decisiones empresariales por móviles ideológicos.
Por esto en la izquierda pedimos control democrático de las empresas. De trabajadores y consumidores.
(La imagen es una foto de Habladorcito, bajo licencia Creative Commons).


diumenge, 1 de juliol del 2012

El fuego y la moral.

Enésima prueba de que no existen las catástrofes naturales. Son catástrofes producidas por la injusticia y mala gestión humanas a causa de algún fenómeno natural. El incendio de Valencia no habría alcanzado las proporciones que tiene si la Generalitat -en prosecución de su política de esquilmar los bienes públicos y expoliar a la población en beneficio de los corruptos- no hubiera reducido estúpidamente los recursos de lucha contra los incendios. Igualmente tampoco lo hubiera hecho si el gobierno de España, en lugar de dedicarse a empobrecer a la población y enriquecer a la iglesia y los bancos, reaccionara con mayor rapidez a estas circunstancias excepcionales en lugar de tardar veinticuatro horas en moverse. No, no hay catástrofes naturales. Hay fenómenos naturales convertidos en catástrofes por la crueldad, la codicia o la imbecilidad del ser humano.
En Valencia la situación es de llorar: decenas de miles de hactáreas calcinadas, miles de personas evacuadas, riquezas naturales y humanas abrasadas, vidas rotas, ruina, desolación. Coincide este drama con la final de la Eurocopa en Kiev. Supuesto que Rajoy -o alguien en su entorno- tenga una capacidad mínima de discernimiento moral, la pregunta es, ¿en dónde debe estar el presidente del gobierno de España?
Y la respuesta es fulminante: en Valencia.
Pero no será lo que suceda. Ya cuando el otro desastre que vivió Rajoy, el del Prestige, agravado al máximo por la fabulosa incompetencia del ministro Cascos, a quien el asunto pilló cazando, en emulación de su modelo Franco, ningún gobernante creyó necesario alterar sus planes (generalmente de jolgorio) por el hundimiento del barco.
Y ahora pasa lo mismo. Un incendio, último broche por ahora de casi veinte años de gobierno del PP en la Comunidad Valenciana caracterizados por la corrupción, el saqueo de los fondos públicos, el empobrecimiento masivo de la población, el fraude, la malversación, el expolio, no conseguirá que el presidente del gobierno altere su propósito de pasar un rato agradable y muy patriótico mientras cientos, miles de sus conciudadanos se abrasan las cejas tratando de atajar un incendio que está devorando el sustento vital de una parte antaño próspera del país.
¿Puede haber alguna duda respecto al deber moral perentorio del gobernante de estar con los que padecen y no con los que se divierten? ¿Puede haberla respecto al de todos los demás ciudadanos? ¿Tan hondo ha calado la enajenación y el encanallamiento moral que la gente haga caso omiso del sufrimiento de sus compatriotas para evadirse con el futbol?
Efectivamente, así es. A la derecha y a la izquierda. Es la condición hispánica.
(La imagen es una foto de Velo Steve, bajo licencia Creative Commons).

La incomprensible homofobia.

El carácter pacífico y poco amigo de pendencias del ser humano hace que, cuanto más violenta e irracional sea una actitud, más en el fondo se la respete, antes por temor que por convicción. Esas ejecuciones públicas de homosexuales en el Irán con grúas no son peculiaridades culturales o religiosas sino simples crímenes inhumanos que debieran mover a las naciones civilizadas de la tierra a romper relaciones con bárbaros de tal calibre.
Pero eso no sucede porque, en realidad, la homofobia es una actitud mucho más extendida de lo que parece. No tan extrema como entre los iraníes, más suave, pero también muy injusta y dañina para la concepción de la dignidad de la persona. Las intervenciones públicas de la jerarquía católica, sus diatribas contra la homosexualidad disfrazadas de paternal congoja por los destinos de los homosexuales como ovejas desviadas carecen de fundamento evangélico.
No obstante, los católicos son muy libres de seguir las enseñanzas de sus obispos y adecuar a ellas su comportamiento. Pero esa forma concreta de proceder respecto de los homosexuales no tiene por qué extenderse más allá de los límites de su religión. Los homosexuales no católicos no tienen por qué tolerar que los traten de desviados, de enfermos o de pecadores. Ese es un problema exclusivo de los homosexuales católicos.
La homofobia, una actitud que considero incomprensible, lo impregna todo. Eso se ve en la cuestión del matrimonio gay. El Tribunal Constitucional parece a punto de darle el visto bueno. Los sectores conservadores, probablemente, presionarán en favor de una nueva ley que lo haga imposible. El discurso justificatorio es siempre el mismo: "no tengo nada contra los gays ni contra que vivan en pareja con iguales derechos que los heterosexuales, pero que no le llamen a eso matrimonio". Luego sí tiene algo contra los gays, pues los limita en sus derechos.
La mentalidad homofóbica no puede admitir una familia gay porque cree estar en posesión de la verdad en lo que a la familia se refiere: una unión de un hombre y una mujer con fines de procreación. Pero la historia registra otras formas de familia y en la actualidad también las hay, como la poligamia entre los musulmanes. Está bien que sea la idea católica de familia, pero los católicos no tienen más derecho a imponer a los demás su idea de familia que los demás a imponer la suya a los católicos. 
La homofobia es incomprensible.

dissabte, 30 de juny del 2012

La brigada de agitprop desembarca en RTVE.

Palinuro lleva una temporada pensando en escribir un librete que se llame algo así como Se puede vivir sin ver la tele y hasta supone que podría ser un éxito de ventas. Cree que lo comprarían todos, aunque pocos lo confesaran. Igual que sucede con la TV. Nadie reconoce mirarla de seguido (otra cosa, claro, es echarle una ojeada de vez en cuando) y, sin embargo, el Estudio General de Medios dice que el consumo de TV en España es de 238 minutos por persona y por día. Es decir, cada español pasa cuatro horas diarias delante del televisor. La sexta parte de su vida. ¡Y dicen que no la ven! Sobre todo los sectores cultos y avanzados de la sociedad, algo abochornados por la ordinariez, la zafiedad y la estupidez que destila el medio. Pero ellos, como los otros: cuatro horas diarias.
De momento la TV es el medio de comunicación más poderoso que hay y desde el que cabe adoctrinar con mayor eficacia a la población: adoctrinarla, manipularla, engañarla, desinformarla. No hay nada parecido en la sociedad, salvo internet y cuando se consolide y haya abolido la "brecha digital" .Más del 85% de los españoles reconocen formarse su opinón política a través de la TV.
A esta conclusión han llegado también en el PP, en donde han decidido no andarse con remilgos y cargarse la legislación de la época de Rodríguez Zapatero, romper las reglas del juego que obligaban a consensuar los cargos para garantizar que la TV fuera objetiva y no estuviera al servicio del partido en el gobierno. ¡Leyes blandegues y seudodemocráticas! Lo mejor es imponer unilateralmente los esbirros ideológicos del partido que eliminarán todo resquicio de objetividad e independencia y convertirán el medio en una caja de mentiras al servicio del PP.
Dos conclusiones se extraen de la caradura con que la derecha ha asaltado la RTVE. La primera la candidez del PSOE, quien creía que la derecha iba a respetar las reglas democráticas de juego. Esto de la ingenuidad en política empieza a parecer sospechoso porque siempre acaba beneficiando a la derecha, suscitándose la pregunta: el PSOE ¿es un partido de izquierda o su función es torcer esa izquierda y permitir que la derecha gobierne también cuando pierde las elecciones? La TVE, el caso Dívar, la renuncia al laicismo, etc, ¿son muestras de ingenuidad y debilidad o vías deliberadas por las que el PSOE regala parcelas del poder a la derecha en detrimento de los intereses de sus propios votantes?
La segunda conclusión es el afán totalitario del PP: copa (con CiU) todos los puestos del consejo de administración y los cargos con incondicionales y sectarios y se apresta a hacer de la tele la máquina de mentiras y propaganda que necesita, siguiendo el ejemplo de Telemadrid, un comité de propaganda del PP pagado con el dinero de todos los españoles. Por eso ha puesto al frente de los informativos a un pavo, un Somoano que ha sacado de los de Telemadrid; o sea un siervo seguro. El tal Somoano se presenta como autor de un panfleto que pasa por ser tesina de Máster de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre la estrategia del PP para ganar las elecciones, un escrito falto de toda calidad teórica y empírica, un prontuario de consignas de la falsedad y la manipulación . Un hombre a tono con el fiel criado del PP al que este ha confiado la presidencia de la TVE, González Echenique, que no sabe nada de audiovisuales, pero tiene muy claro que su función es que el PP gane las próximas elecciones. Para eso los han puesto a todos ahí.
Los televidentes van a tragarse tres años y medio de NODO franquista a cuyo lado las memeces de Urdaci van a resultar muestras de agudo ingenio.
Creo que Palinuro, al final, escribirá el libro.
(La imagen es una foto de oddsock, bajo licencia Creative Commons).

Supermario vence.

Traduzco: Tiene la cresta y los pendientes de Balotelli (el delantero de la selección nacional italiana) y el abrigo loden y la cara de Monti; el "morphing" que junta en una única criatura el delantero azul y el primer ministro italiano lleva la firma del usuario "emmanueledc" y en este momento tan divertida imagen recorre las redes sociales. Hasta ha llegado a España. Al menos, hela en Palinuro.
El mensaje del ingenioso photoshop es claro: ayer, Mario Monti salvó el euro, Europa, Italia y, de paso, España (de la que llevaba dos semanas hablando pestes) con la supuesta grandeza del civis romanus sum, capaz de dimitir. Hoy, Mario Balotelli deberá coronar la hazaña consiguiendo la Eurocopa para Italia... Pero ahí, en el tramo final, la toma de la última cota, la octava colina de Roma, le espera la temible Roja. El. duelo final por la corona europea será entre el andrajoso hidalgo y el furbo arlecchino. Monti tuvo la grandeza de amenazar con dimitir ante una jefa germánica cuyas hordas bárbaras acababan de morder el polvo frente al imbatible calzio imperial. Ahora le corresponde aniquilar a los rojos celtíberos. Pero estos, al grito de no hay dos sin tres, llegan como un huracán y pueden alzarse con su tercera victoria.
Más complicado lo tiene Rajoy a la hora de convencer a sus compatriotas de que ha sido él quien ha torcido el brazo de la canciller de hierro. Sin duda, los fulminantes ceses y nombramientos en la TV se orientan a constituir ya el grupo de aedas que entonará la epopeya de cómo el caudillo ibérico restauró la Monarchia Hispanica. Pero, de momento, la cosa está complicada. La portada de La Razón, dedicada al humanismo, cede por la banda de la vanagloria personal. Es comprensible: resulta difícil ensalzar la escurridiza actuación de Rajoy. Por lo demás, muy razonable porque ¿qué hubiera pasado si él también hubiera amenazado con dimitir? Que a lo mejor alguien se aprovechaba de la ocasión de deshacerse del "lider más incompetente de toda Europa", al decir de un eurodiputado británico y euroescéptico. Y, sin embargo, es lo más sensato que puede hacerse, como se ve por ekl hecho de que el hombre no puede resistir su patológica tendencia a la mentira y ya está diciendo que el préstamo a España no tiene condiciones cuando todo el mundo sabe que las tiene.
En fin, la batalla europea ha tenido su dramatismo. Pero el héroe ha sido Monti; no Hollande, aunque la presión de este resultó decisiva también pues dejaba a Frau Merkel en la única minoría posible en un comité de cuatro: la de uno. Los diputados de Merkel ya están rezongando por los pasillos del Bundestag  y ya veremos qué pasa con la coalición negra-amarilla.
Pero esos son los problemas de Merkel. El triunfo de Supermario ha dejado clara de nuevo la superioridad del Imperio sobre las colonias y, por supuesto, las tribus germánicas allende las fronteras. Europa, se dice, ha triunfado una vez más de la mano de la latinidad. El galo Hollande se frotaba las manos mientras los teutones deponían su fiera actitud ante la supremacía eterna de Roma. Europa vuelve a ser el Imperio Romano Germánico .


Por cierto, hablando de Roma, ¿han echado una ojeada a la web de maspublico.com, el proyecto en el que participa Palinuro? Está muy bien. El reportaje que trae sobre el VatiLeaks es impresionante. Desde que los preconciliares recuperaron el solio de San Pedro, el prestigo moral de la Roma vaticana, que nunca muy fue muy alto, descendió a los niveles de una secta tenebrosa. Eso es lo que revela el VatiLeaks. El Imperio es Románico Germánico, pero ya no es Sacro.

divendres, 29 de juny del 2012

MásPúblico en la calle.

No todo han de ser malas noticias. También las hay buenas. Aunque esto de bueno y malo depende de quien hable. Sé de gente a la que la aparición de MásPúblico parecerá mal, un horror, quizá un delito contra la salud pública mental. Palinuro la tiene como buena, muy buena noticia. Otro periódico de izquierda. Un lugar en donde escribir.Bueno, a partir de septiembre que es cuando tiene prevista su andadura después del fiasco de la subasta de la cabecera de publico.es.
No he entendido bien la explosión de Público. Del cierre por fin de negocio han surgido tres proyectos distintos y, en cierto sentido, interconectados: www.publico.es, maspublico.com y eldiario.es en distinto estado de gestación. publico.es se mantiene como versión digital de Público que ya no existe como prensa de papel. Pero comparte algún columnista con maspublico.es y hay trasvase de personal. A su vez, el director de eldiario.es, Escolar, escribe en maspublico. No hay sentido de la competencia, al menos, tradicional. Quizá sea la nueva forma de los medios: organizaciones esponjosas que en parte se valen de recursos en común.
Bueno, el hecho es que Palinuro publica una columna en el MásPúblico de papel y habiéndola leído y no considerándola carente de interés, me pide reproducirla aquí y, por mí, de mil amores. Dice así:


La dura mano de Europa



Europa es una realidad política y económica, mucho más económica que política y por eso la crisis actual es europea, no mundial; y, dentro de Europa, de su parte más ligada económicamente, la zona euro. Un mercado sin un Estado detrás, pues tener muchos es no tener ninguno, un mercado sin límites, algo explosivo.
El contexto internacional está claro: no existe. El G-20 ha hablado mucho pero no ha hecho nada y Europa tiene que rescatarse a sí misma, como el Barón de Munchhausen, tirándose de sus propios pelos. Es preciso encontrar una fórmula que ponga fin al efecto dominó iniciado con la crisis griega y que quizá no se detenga en España. A cambio ya hay diversas propuestas de avanzar en la unidad política, lo cual debe entenderse como cesión de soberanía, terreno de suspicacias.
A los efectos de legitimidad es vital respetar el principio de igualdad política; pero es difícil mantenerla con unas desigualdades económicas tan acusadas que permiten hablar de economías dependientes por no decir coloniales. La realidad se impone. La insistencia internacional en que España baje los salarios (privados y públicos) y recorte gastos sociales tiene como finalidad generar un territorio productivo devaluado en la periferia de la Unión desde el que competir con los BRICs, especialmente los asiáticos.
Esa será la forma de salir de la crisis de los españoles, mediante una devaluación interna. En realidad es la respuesta a la proposición de aquí hemos “ vivido por encima de nuestras posibilidades”. A cambio de aceptar la merma, España se beneficiará de una afluencia de capital exterior con el que primero pagará la deuda y luego podrá financiar alguna vía de desarrollo autóctona, alguna forma de productividad que no sea el ladrillo y no la condene a ser una sociedad de servicios turísticos.
Paradójicamente, la esperanza de la derecha española está en que prosperen las tesis de la socialdemocracia francesa, opuestas a las que ella aplica aquí.

dijous, 28 de juny del 2012

Pobre, pedigüeño, pesado y panoli.

Ya está el prodigio de clarividencia, el señor de los hilillos, el hombre previsible en Bruselas diciendo esas altisonantes vaguedades y perogrulladas que nadie escucha en Europa y que La Razón vende en España como si fueran la milenaria sabiduría de Confucio. Como siempre, sus declaraciones desconciertan a quienes recuerdan las anteriores. Por fortuna para él eso solo pasa con sus incondicionales de la prensa carcunda en España porque, fuera de ella, que Rajoy hable o deje de hacerlo es indiferente. De tal modo acabamos de enterarnos de que ahora se opone a que haya una inyección directa de fondos europeos en la banca española, cosa por la que parecía dispuesto a partirse el pecho hace 24 horas. Le ha llevado más de una semana comprender que la idea no es del gusto de Merkel, su faro, luz y guía.
Va de estadista decidido y hombre de ideas pero nadie ignora que carece de ellas y expone confusamente las escasas que tiene. Su posición en el cónclave europeo es harto incómoda. O lo sería para alguien que tuviera algo más de sensibilidad: representa un país arruinado por la torpe y delictiva gestión de sus élites dominantes; es pobre. Acude de solicitante a una reunión de Epulones que lo miran con desconfianza porque están hartos de no saber qué quiere; es pedigüeño. Es insistente y contumaz, o sea difícil de soportar; es pesado. Y, por último, no sabe ni lo que dice; es un panoli. La prueba del nueve es sencilla: invoca el discurso de la austeridad germánica que gusta a Merkel, pero está interesado en que triunfen las tesis de Hollande a las que, sin embargo, él se opone en España, de forma que aplica exactamente las políticas contrarias a las que su propia acción exterior demuestra que son las convenientes para su país.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

La ilusión y la realidad.

En los años 80 del siglo pasado, cuando ya empezaba a considerarse en serio la posibilidad de la reunificación de Alemania, dividida primeramente en cuatro y luego en dos durante la guerra fría, circulaba uno de aquellos sarcásticos chistes de los países comunistas. Se decía: Alemania se reunifica todos los días a partir de las 7 de la tarde frente al televisor. Todos los días, a partir de las siete de la tarde los alemanes del Este y los del Oeste sintonizaban los canales de TV del Oeste. Algo parecido podría decirse de España, entroncando con una vieja leyenda: las dos Españas se unifican ante el televisor siempre que juega la selección española de fútbol.
El Kaiser Guillermo arengaba a las tropas alemanas preparadas para ir a los frentes en la Iª Guerra Mundial diciendo: Ya no conozco izquierdas ni derechas. Solo conozco alemanes. Es la fuerza de la nación; al fin y al cabo, una idea. Por las ideas mueren y matan los hombres. Y también hacen otras cosas pues las ideas son proteicas, toman muchas formas, encarnan en figuras distintas. El Rey de España podría igualmente arengar a quienes vayan a competir por la Eurocopa y quienes los apoyan viajando junto a ellos o palpitando con ellos frente al televisor, diciendo: Ya no conozco dos Españas. Solo conozco españoles apoyando la Roja. Es la misma idea nacional pasada de lo militar a lo deportivo/espectacular. Importante aquí es lo nacional.
¿Seguro? Desde luego. El nacionalismo es una idea fortísima y muy absorbente. Los nacionales llevan como un plus de legitimidad en su nombre. Por eso quienes puedan ser considerados no nacionales tratan siempre de mostrar su propensión al nacionalismo y el deporte, en concreto el fútbol, les ofrece una buena oportunidad. El fútbol es el encauzamiento del nacionalismo español porque en todos los demás ha fracasado estrepitosamente y donde más estrepitosamente justo en el fútbol cuando se juega de puertas para adentro, es decir, no compite la selección nacional sino los distintos equipos españoles. Los pitidos a la bandera y al himno hace escasa fechas son la prueba palpable.
El fútbol es quintaesencia del nacionalismo español y los otros nacionalismos no españoles. Pero tampoco son originales en esto. También lo es del resto de Europa y del mundo. El fútbol debe de ser el deporte más seguido del planeta. La razón estará, supongo, en las virtudes intrínsecas del juego que desconozco, porque en todo lo demás, es como otros. Por qué es el fútbol el rey y no el baloncesto, el balón volea o las regatas tendrá muchas respuestas. Para algunos será un deporte que pueden practicar las gentes sin medios; para otros su origen se pierde en la noche de los tiempos, pues ya los mayas, etc. Por lo que sea, es el fútbol.
Pero del fútbol se ha dicho siempre que es un medio de desviar la atención de la gente de los problemas graves, una maniobra de distracción, en definitiva, una evasión. En tiempos de Franco era artículo de fe. La derrota de la Unión Soviética en la final de la Eurocopa frente a España en 1964, justo cuando esta celebraba los 25 años de Paz del Caudillo, se leyó como el colofón de la derrota del comunismo, primero en el campo de batalla en 1939 y luego en el deportivo. Probablemente los comunistas de la época aplaudían a España, aunque no se atrevieran a hacerlo ante sus camaradas ya que la derrotada era la patria de su credo. Hoy, las dos Españas jalean a la Roja.
Y se olvidan de todo lo demás. Se evaden de una situación angustiosa, en mitad de una crisis como no se ha conocido otra en décadas, una crisis de empobrecimiento, de incertidumbre, que tiene el ánimo del país literalmente por los suelos. Uno de los datos incontrovertibles de esa crisis es la responsabilidad que en ella cabe a Alemania, con su negativa cerrada a transferir los préstamos directamente a los bancos españoles, como quiere Rajoy y a autorizar los eurobonos como quieren Hollande y Rajoy a pesar de ser de partidos opuestos. Esa situación plantea un conflicto entre España y Alemania alimentado a base de prejuicios de los unos respecto a los otros. Si los dioses, con esa tendencia suya a burlarse de los humanos, hacen hoy perder las semifinales a Italia, la final del domingo será entre España y Alemania y ahí se oirá de todo. Media hora después de la derrota de Portugal la red rebosaba de insultos a los portugueses (gitanos, vendedores de toallas, mujeres bigotudas). No quiero pensar a la media del posible partido con Alemania. De nazis no baja la cosa.
Pero, además del fútbol, España se la juega hoy en un terreno mucho más importante y de consecuencias infinitamente más graves. Realmente el titular de Público hablando de cita con la historia es hiperbólico en lo deportivo pero no en lo económico. En eso, es realista. Además de la Eurocopa, en estos días se decide el destino de Europa, la conservación del euro, el mantenimiento de España dentro de él, las dimensiones del rescate español que puede hipotecar el país por generaciones. Y no es broma. Cuando el eurogrupo dijo aprestar 130.000 millones de euros, las gentes del común, siempre ingenuas, hablaron de un Plan Marshall europeo, hasta que alguien les explicó que 130.000 millones eran calderilla, la tercera parte del monto total del rescate a la banca española. No volvió a hablarse de Plan Marshall.
Cunde el desánimo porque es opinión compartida que España va a esa cumbre con el eurogrupo a perder de fijo el partido. Por eso es comprensible que las dos Españas se evadan y se concentren en la final del domingo en donde España puede ganar. El fútbol es un ersatz, un sucedáneo, un placebo, reuna ilusión. Pero la izquierda debe saberlo pues el combate de España no es el fútbol sino las escuelas, los hospitales, la igualdad, el empleo, la estabilidad, algo de lo que no es posible evadirse ni distraerse. Porque, mientras uno se distrae, se da una batalla campal en Oviedo por evitar un desahucio, el gobierno nacionaliza Bankia en donde hay un agujero de más de 13.000 millones de € y retira la subvención de 426 medicamentos, lo cual supone un ahorro doble: en medicinas y en años de vida de los pacientes.

dimecres, 27 de juny del 2012

Esto no es un gobierno sino una estafa más.

Antes de que el país entero se arracime para ver las hazañas de su selección de futbol merece la pena hacer una recapitulación de cómo van las cosas en los otros terrenos no deportivos y, por tanto, de menor importancia, como el político, el económico y el social.
Es imposible olvidar la insistencia, la pesadez, la contumacia, la agresividad, el mal gusto, la falsedad y la bronca con que el PP pasó los años de la segunda legislatura de Zapatero (2008-2011) atacando en todos los frentes, sin dar respiro, negando toda ayuda, toda colaboración, boicoteando todos los esfuerzos, paralizando todas las renovaciones, empantanando todas las inciativas, insultando, injuriando, calumniando (basta con recordar a Cospedal un día tras otro hablando del "Estado policial"), exigiendo dimisiones y elecciones anticipadas. Hasta que, con la ayuda de Cebrián, lo consiguieron en julio para el 20-N de 2011.
¿Con qué resultado? Con el que se ve desde hace siete meses. Todo era mentira, engaño deliberado, estafa. Los impuestos que no iban a subir, han subido y siguen subiendo; las pensiones que no se iban a tocar, han sido y son mermadas día a día; la educación que tampoco se vería afectada, está bajo mínimos y la otrora magnífica sanidad pública, hecha unos zorros en manos de una fabulosa incompetente solo interesada en cerrar servicios, atenciones, hospitales. La confianza internacional no solo no ha vuelto, sino que ha descendido. Los bancos, las CCAA, el país entero está a nivel de bono basura, la prima de riesgo jamás subió tanto y la ruina y la quiebra de la economía nacional son una perspectiva tangible. Rajoy no tiene otra idea que mantenerse en el poder a costa de lo que sea. Su papel en el extranjero está por debajo del ridículo y avergüenza a cualquiera con dignidad ver cómo lo abronca la señora Merkel, lo obliga a hacer lo que no quiere y él después, balbucea incongruencias de vuelta a casa; y eso cuando se atreve a salir y no manda a ese ser indescriptible llamado Guindos incapaz de no decir mentecateces. El país entero está sumido en el descrédito y somos el hazmerreír de Europa. La falta de dignidad ha llegado a tal extremo que Aguirre dice al pavo del proyecto de Eurovegas que, si es preciso, ya se encargará ella de derogar la legislación antitabáquica. El Parlamento, la legislación, la voluntad popular, la ley como mandato de la recta razón, etc, todo eso son pamplinas para estos sinvergüenzas que andan siempre con el España en la boca pero son un@s vendid@s a la pasta, se consiga como se consiga: si es cambiando la ley como si es financiándose ilegalmente, robando a mansalva en las cajas de ahorros o en las administraciones públicas, en definitiva, estafando sistemáticamente a los ciudadanos cuyo voto se pide y, asombrosamente, se consigue.
Por eso, Palinuro lo repite: tenemos los gobernantes que nos merecemos, un puñado de granujas mentiros@s y aprovechad@s que llevan al país a la ruina a base de saquearlo y, para salir airosos, encima, los muy neci@s, pretenden engañar a los europeos.
Y ahora que cada cual vaya a dónde lo guien sus gustos: unos al futbol, encabezados por el puñado de pícaros que los están arruinando mientras dan gritos patrióticos y otros al cine o al teatro (que hoy estarán literalmente vacíos) o a pasear por las desiertas calles de las ciudades, reflexionando sobre la desgracia de un país cuyos gobernantes suelen ser sus peores enemigos, aparte de un@s imbéciles.

Víctimas y victimarios


Vamos a robar unos minutos a la obsesión colectiva con la nueva catástrofe del 98 y considerar un problema de índole moral muy profunda que agita los corazones. Hay en marcha una confusa experiencia gubernativa de poner en contacto las víctimas de ETA con sus victimarios con intenciones nada claras sobre las consecuencias de la práctica en el destino de los presos etarras. A ella dedicaba un artículo en El País Jorge M. Reverte, titulado Las lágrimas de 326 verdugos según el cual no es defendible otorgar gracia alguna a los presos si no median arrepentimiento y delación. A ese artículo responde al día siguiente Euclides Perdomo en su blog AMANADUNU con una entrada titulada Víctimas, presos y chivatos defendiendo lo contrario con duras descalificaciones de Reverte. Creo que, a pesar de todo, Reverte haría bien en contestar para aclarar la cuestión. Puede decirse que no merece la pena porque AMANADUNU es un modesto blog mientras Reverte publica en El País. Pero eso no nos dice absolutamente nada sobre el asunto de fondo. Y suponiendo que nos pongamos de acuerdo sobre cuál sea este.
Conozco a ambos autores, aunque no sé si ellos se conocen entre sí, pero imagino que podrían encontrar estimulante darse réplica y contrarréplica. En cuanto a mí respecta, considero el razonamiento de Reverte vigoroso, claro, pero no convincente. Me inclino más del lado de Euclides, aunque yo no lo pondría en términos tan agresivos, si bien comprendo que, como víctima del franquismo, se sienta personalmente interpelado en la refriega.
Yo tampoco entiendo cómo ha podido Reverte escribir esta pieza. Desconozco su última obra y quizá esté a tono con ella, pero no me parece justa. Euclides predica aquí su indignación como un profeta bíblico por el clamoroso olvido de las víctimas del franquismo, tan víctimas como las de ETA, los GAL, los GRAPO, lo que sea. Porque están desaparecidas. Parecería decirlo Reverte: hay miles de personas en España que no saben ni quién mató a sus familiares ni por qué. Y vuelve a decirlo: Hay miles de personas en Euskadi y también en el resto de España que quieren saber quién mató a sus familiares y por qué. Pero un error de cálculo delata enseguida la desaparición de las víctimas del franquismo: no son miles, Jorge, son decenas de miles, más de un centenar de miles que llevan setenta años esperando saber "quién mató a sus familiares y por qué". Eso, me temo, no se puede olvidar ni hay derecho a pretender imponer el olvido a las víctimas, nos pongamos como nos pongamos. Pero pasa. Y, por donde pasa, lo envenena todo.
Habrá quien diga que esto no vale pues los conflictos morales deben resolverse aquí y ahora; no en el pasado. Hasta cierto punto. Un sistema basado en la amnistía de cuarenta años de dictadura terrorista no tiene la legitimidad intacta. A pesar de todo, puede abordarse como un problema concreto, de hoy. Veamos: ¿se puede negar el derecho de las víctimas a la reparación? No. El problema reside en qué se entienda por "reparación". Según Reverte, se entiende arrepentimiento y delación. Es lo que llama "reparación moral". Lo demás es una burla a las víctimas. No estoy seguro; quisiera escucharlas directamente.
Arrepentimiento y delación son requisitos muy serios en lo jurídico y en lo moral. Además, externamente se da la impresión de imponer condiciones de imposible cumplimiento e, internamente, la de tratar de conseguir la quiebra de la personalidad del etarra que no pueda volver a su pueblo o caserío como un héroe sino como un delator. Y no es de consuelo alguno que quepa la vía de la mentira o el fingimiento pues en cualquiera de los casos la obra destructiva ya está hecha ya que opera sobre la conciencia del sujeto. Delatar a un muerto, como aconseja el pragmatismo, no es válido pues siempre será acusar falsamente a alguien de un delito; o sea, otro delito.
Es un requisito cruel. Innecesario decir que no lo es menos porque el preso lo sea más. La delación que se exige no es la de un delincuente común por otro a quien no conoce, sino algo más: se trata de delatar a alguien con quien se ha tenido una comunidad de espíritu e idea (falsa o errónea es irrelevante), con quien se ha luchado por la misma causa con clara conciencia de sacrificio. Convertir a alguien en delator es, para mucha gente ligada por códigos del honor (o deshonor) del guerrero, matarlo en vida; hacerle comprar su libertad al precio de la de un compañero.
Cabe eludir la cuestión y sus aristas morales llevándola a la del mero cumplimiento de la ley, al margen de las intenciones de cada cual: hay obligación de denunciar los delitos que se conozcan. Punto. Cierto. Pero para castigar el incumplimiento fuerza es probarlo. No hacerlo equipararía el procedimiento penal a una ordalía medieval. Euclides se refiere a la época de Franco con experiencia propia y tiene razón. Pero no es necesaria aquí. Todo Estado democrático reconoce el derecho del acusado a no declarar y hasta a mentir en su propia defensa. Una confesión obtenida bajo amenaza y con el añadido de una delación de terceros no puede servir para condenar a nadie. Eso si se quiere ser justo.
Al tratar de la justicia, reaparecen las víctimas, rodeadas del cariño de la sociedad.  Y ¿cuáles son sus derechos? Exactamente los que diga la ley. Si esta es clara, se aplica; si no lo es, que decidan los jueces y, si no pueden decidir los jueces, a lo mejor es una buena idea promulgar una ley particular, especial para regular las gracias y concesiones que el Estado pueda otorgar a los reclusos condenados en firme por delitos violentos siempre que se dé una circunstancia nueva de cese el fuego total, definitivo, comprobable y disolución de la banda armada. Así obtiene un título más general una ley pensada para el caso vasco, igual que se hizo con la famosa Ley de partidos políticos de 2003.
Lo que no parece prudente es dejar el destino de los victimarios en manos de las víctimas y menos de quienes las apoyan o dirigen. Es más, si la nueva ley recurriera a esa práctica sería inconstitucional por llevarnos a un sistema penal bárbaro de expiación de la culpa a manos de las víctimas que impondrían su justicia a la de la voluntad general.
(La imagen es una foto de VinothChandar, bajo licencia Creative Commons, titulada: United Support For Victims Of Torture - June 26th, 2011, en honor del millón y pico de tamiles asesinados en Sri Lanka).

dimarts, 26 de juny del 2012

Las declaraciones las carga el diablo.

Sendas declaraciones de la ministra Mato y la paraministra Cospedal levantaron ayer la rechifla general de la red. Sobre todo Twitter, un lugar de chismorreo lleno de sarcasmo, estuvo todo el día hablando de la intención de la ministra de sustituir los fármacos que pueda por una cosa natural. Y no digo nada de Cospedal anunciando que España cuenta hoy en Europa gracias a Rajoy. La presidenta de Castilla La Mancha, bien se ve, en lugar de viajar, lee La Razón, el ABC y El Mundo, y con eso le basta. Al fin y al cabo, según la filosofía social contemporánea, la realidad es una construcción cultural. Se ve muy bien en el caso de Ana Mato.
Muchas veces, la prudencia aconseja mantenerse en silencio; quizá las más, siendo rigurosos. Pero el tiempo es de mucho ruido, de agitación, de continuas declaraciones, manifestaciones al bajar de un avión o tomarse un perrito caliente, de canutazos, frases pilladas al voleo en micrófonos indiscretos, peroratas, interpelaciones. En fin, ruido. Pero hay cosas que acallan el ruido, como clarines angélicos: decir que España cuenta en Europa gracias a Rajoy es como un aldabonazo en el sentido de la realidad de los españoles. Estamos adormecidos, caramba. ¿No vemos al ínclito Rajoy emulando al emperador Carlos en la batalla de Mühlberg?
Pues, no; no lo vemos. Ni ella tampoco. Otra cosa es lo que diga. Pero eso, tratándose del discurso de la derecha, es irrelevante: cualquier cosa con tal de enaltecer lo propio y rebajar lo adversario sea o no justo. Da igual. A la vista está que Rajoy en Europa no está a la vista. Es más, muchos europeos empiezan a dudar de su existencia en carne y hueso y en España el personal ya le ha diagnosticado una mezcla de agorafobia y miedo escénico (vulgo, cobardía) que le impide comparecer en el parlamento o ante la opinión pública como no sea en contactos casuales y fortuitos más parecidos a productos de paparazzi que de reporteros.
Todo el mundo se queja de las incomparecencias de Rajoy, de su negativa cerrada a dar cuenta de sus actos. Él mismo se ha encargado de decir que no merece la pena por cuanto nunca sabe cuáles serán sus actos. Depende de por dónde sople el viento. Nos quejamos de vicio. Porque, cuando habla, lo hace con tal vagarosidad que nadie, ni él mismo, sabe qué haya querido decir. Así, mejor el silencio. Es convencido partidario de la vieja sabiduría del calla a no ser que lo que has de decir sea mejor que el silencio. Nunca tiene nada que decir mejor que el silencio. Preferiría callar. Pero no lo dejan, le exigen que hable, se pronuncie, diga algo claro. Y le hacen sufrir porque todo el mundo le frota por el morro sus incumplimientos, embustes o demagogias, sus "no subiré los impuestos", "no tocaré la educación", "no tocaré la sanidad", "no congelaré las pensiones", "seré previsible", "no haré amnistías fiscales", "diré siempre la verdad", "llamaré al pan, pan y al vino, vino", "no subiré el IVA". Es un sufrimiento, desde luego, porque son mentiras flagrantes.
Él se siente a gusto en las reuniones de los suyos, los empresarios. No es fácil imaginarlo en una reunión de los sindicatos. En el Parlamento, dicho se está, es il solito ignoto. En ese cónclave de amigos, de los que, según él, crean empleo en lugar de destruirlo, Rajoy, fiel a su costumbre ha dicho que el próximo Consejo Europeo debe dar "una respuesta contundente a la crítica situación de Europa". Nada menos. Admírese el truco retórico de la "crítica situación de Europa". En situación crítica hay algunos países europeos, entre ellos el que él representa, pero no Europa; en absoluto. Dicho aquí, suena bravo y por eso Cospedal se enciende y dice lo que dice. Pero dicho en Bruselas suena chusco, a bravuconada de muerto de hambre del Tercio. Por si acaso, los empresarios, a quienes lo de la "crítica situación de Europa" suena a chino mandarín, le han pedido algo bien concreto, un pájaro en mano en lugar de los ciento volando por la cabeza del registrador de la propiedad: otra reforma laboral. Sin duda para seguir creando empleo.
Lo peor no es que nuestros vecinos más industriosos, más laboriosos, mejor organizados, menos corruptos, más ingeniosos y políticamente más afortunados desde tiempos inmemoriales tengan que rescatarnos. Lo peor es que el presidente del gobierno o el ministro de Economía vayan de perdonavidas por Europa, haciendo honor a la mala fama de los españoles: matasietes de ceñudo gesto que no tienen en dónde caerse muertos.
Cabe preguntarse si una gente así puede gobernar. Pero eso ya no tiene remedio.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dilluns, 25 de juny del 2012

Recordatorio mesa redonda sobre herencia de Zapatero.


Con motivo del libro compilado por César Colino y Ramón Cotarelo
España en crisis. Balance de la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero
la editorial Tirant Lo Blanch y el Departamento de Ciencia Política y Administración de la UNED invitan a usted a la mesa redonda
España en crisis. La herencia de Rodríguez Zapatero
Intervendrán: Esther Jaén (periodista)
Antonio Papell (periodista)
César Colino (autor)
Ramón Cotarelo (autor)
María José Gálvez Salvador (Tirant lo Blanch)
José Antonio Olmeda (decano y moderador)
Lugar: salón de actos, Rectorado, UNED (Bravo Murillo, 38).
Fecha: martes, 26 de junio
Hora: 18:30
Entrada libre. Al finalizar el acto se servirá un cock-tail.
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¿De Guindos o De Risa?

Primer párrafo de la carta con que De Guindos pide el no-rescate financiero. Ejemplo sublime de la primera parte contratante de la primera parte...:

"Tengo el honor de dirigirme a Usted en nombre del Gobierno de España, para solicitar formalmente asistencia financiera para la recapitalización de las entidades financieras españolas que así lo requieran. Esta asistencia financiera se enmarca dentro de los términos de la ayuda financiera para la recapitalización de las instituciones financieras. La elección del instrumento concreto en el que materializará esta ayuda, tendrá en consideración las diferentes posibilidades disponibles en la actualidad y aquellas que se puedan decidir en el futuro."


El resto de la carta, no menos desternillante, en El País

(La imagen es una foto de World Economic Forum, bajo licencia Creative Commons).

Mato y Cospedal son lo natural.

¡Qué lunes! De Guindos manda una misiva a Juncker, presidente del Eurogrupo, el de la pasta, en plan oficio franquista de los de dios guarde su vida muchos años, pidiendo dinero estilo Rinconete y Cortadillo: sin especificar cantidad, sin detallar condiciones, plazo de devolución ni interés. Primer Año Triunfal del Nuevo Régimen de Rajoy: suelten la guita, roñosos, calvinistas, protestantes, masones, que viene la grandeza del imperio. Lo irritante de los prejuicios europeos sobre los gobernantes españoles es que son ciertos: bombásticos, pretenciosos, gritones, harapientos, obtusos y sin hablar más lengua que la suya y esa no bien del todo. Le va a caer una chufa a este pintoresco ministro que, si fuera de otro país, dimitiría. A nadie le gusta que lo tomen por tonto y mucho menos, un tonto. De momento ya le han contestado que espere, que le mandarán el pliego de condiciones. Y será entonces cuando este esperpéntico De Guindos encuentre ocasión de explicar (sic) las cosas a Juncker, que ya hace falta ser petulante.
A su vez, Rajoy ha ido a mover el rabo ante el sanedrín de la patronal y por eso ha advertido ya que se avecinan nuevas reformas económicas "difíciles". No dice cuáles porque las desconoce hasta que los empresarios se las dicten. Pero ya se malicia él, no siendo tan negado como su ministro De Guindos, que no serán plato de gusto. A la gente nos sobra el dinero. Si no, ya habríamos incendiado el país, protestando contra los 100.000 millones de no-rescate que tendremos que pagar a la banca. Por tanto, es lógico que, además de pagar el no-rescate, nos rasquemos el bolsillo para que los empresarios aumenten sus ya escandalosos márgenes de beneficios.
Mientras los hombres del gobierno andan en la ruda pendencia con los pérfidos enemigos de España, en honor al principio de igualdad de género, la función de bufonas corresponde a las mujeres. ¡Gran conquista! ¿Por qué el oficio de bufón ha de ser una reserva machista cuando algunas damas lo bordan? Vean a Ana Mato diciendo ante selecta concurrencia de su partido que se proponen sustituir fármacos por "algo natural". Ella podría empezar por zamparse kilo y medio de zanahorias, a ver si le mejora la vista y se percata de que hay un jaguar en su casa. En cuanto a los demás, es muy sencillo. ¿Que le duele a usted la cabeza? Nada de aspirina, que es cara. Salga al campo y dé un mordisco al primer sauce que vea. Ya verá cómo se le pasa.
La otra, que es como Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno en una sola persona, sostiene que gracias al PP se ha salvado o se salvará la sanidad española. Es muy sencillo: se procede por el inteligente sistema ideado por los franceses durante la primera guerra mundial, llamado triage y que hoy se ha recogido en algunas urgencias españolas, aunque con buen tino. Consiste en dividir los pacientes en tres grupos: a) los que sanarán aunque no se haga nada; b) los que no sanarán, se haga lo que se haga; c) los que sanarán o no, según lo que se haga. A los a) se les da algo matosamente natural; para los b) se preparan buenos tanatorios de gestión acelerada; es en los c) en donde se concentrará la acción de las administraciones del PP que la entregará en manos de amigos, allegados, parientes y enchufados que quizá no tengan mucha idea, pero sabrán rezar. Y así se salvará la sanidad española, hace un par de años una de las mejores del mundo y hoy camino de ser una de las peores.

(La primera imagen es una foto del PP de Madrid, y la segunda una de Chesi - Fotos CC, ambas bajo licencia Creative Commons).

Hoy: petición de rescate. Eso sí, neoliberal..

Según Cospedal, Rajoy puede ir con la cabeza bien alta porque gracias a él España vuelve a contar en Europa. Sí, trolas. Rajoy no ha parado de contar trolas dentro y fuera de España. Y la gente lo ha calado fuera y dentro de España. Ya el hecho de ser un ídolo para Cospedal daba una pista.
Pero el personaje supera su fama. En la cumbre de Río+20 sobre el clima lo presentaron como el Primer Ministro de las Islas Salomón. Ya es mala suerte. No podían confundirlo con el PM del Canadá, por ejemplo. Lógico, en la lista del presidente, Solomon Islands van delante de Spain y pudo confundirse. Tampoco es extraño que Rajoy no rectificara al tomar la palabra. Probablemente no se enteró porque no entiende inglés.
Al fin y al cabo, América no es Europa. Allá no es muy conocido. Por eso, seguramente, llevaba preparada una trola de campeonato. Abogó Rajoy en esa cumbre sobre el clima por la economía verde para combatir la pobreza y fomentar la inclusión social. Así, como suena. A lo mejor se ha hecho de Equo pero es poco probable cuando aquí sus ministros recortan el presupuesto de energías renovables, economía verde, recursos alternativos y se lanzan a las nucleares. Suelen justificar estas decisiones fiando en su competencia empresarial. En efecto, es muy de ver lo bien que les salieron las autopistas. En sus discursos Rajoy dice siempre lo que supone que la gente quiere oír, sin preocuparse gran cosa por la congruencia con otras manifestaciones suyas anteriores o posteriores. Está siempre en campaña electoral.
Hoy se inicia una semana importantísima para España en lo económico y lo deportivo. En cuanto a lo deportivo ya hay quien ha sacado punta a la situación de las semifinales: Portugal, Italy, Germany, Spain. PIGS. Ahora la cosa puede ponerse al rojo si la final es entre Alemania y España. Ahí sonará el patriotismo. Los pusilánimes querrán dejar ganar a los alemanes para que no se enfaden y no nos nieguen la pastuqui. Otros, más en la línea del patriotismo español de la derrota, el de honra sin barcos, abogarán por la victoria incuestionable sobre los tedescos y salga el sol por Antequera, pues más se perdió en Cuba.
En cuanto a lo económico la petición de rescate promete ser una aventura dialéctica y diplomática. Una vez sabidas las necesidades de la banca española (a las que ahora se suman los concesionarios de autopistas por si cae algo), se procederá a librar el dinero que Rajoy llamará "línea de crédito" y los demás, "rescate". La cuestión estará en las condiciones y en la primera de todas: saber quién se hace cargo de la deuda. Como buen neoliberal, cuando le interesa, Rajoy sostiene que es deuda de la banca, no del Estado el cual ha actuado aquí como mero intermediario. Como buena socialista, también cuando le interesa, Merkel entiende el préstamo al Estado español y el garante es el Estado. 
El neoliberalismo es así: todos los males provienen del Estado y cuando hay un problema de supervivencia, se recurre al Estado. Pero no por eso deja el neoliberalismo de condenar toda intervención estatal; al contrario, también condena la que se hace a petición de las empresas o los bancos. 
Es una teoría perfecta; lo explica todo porque no explica nada. Es como un discurso de Rajoy.   Anda por ahí una interpretación neoliberal de la crisis según la cual el detonante de esta fue el excesivo intervencionismo estatal. Había una "excesiva intervención estatal" después de treinta años de desregulaciones, privatizaciones, flexibilizaciones, rolling back the State y desmantelamiento del Estado del bienestar. Es verdaderamente sorprendente, casi milagroso. En otro asunto la teoría muestra la misma alegre depreocupación por el rigor de los enunciados: no ha sido la intervención del Estado la que ha generado la crisis sino que esta es la que ha pedido la intervención estatal, imprescindible si queremos retornar a un orden civilizado.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

diumenge, 24 de juny del 2012

El fascismo rampante

Las reiteradas amenazas a la diputada de IU en la Asamblea de Madrid, Tania Sánchez, son la muestra evidente del sentimiento de impunidad con que actúan sus autores. Están perfectamente identificados a pesar de que,  como buenos cobardes, las profirieran anónimas y la denuncia está presentada, pero no se ha hecho nada porque no hay la menor voluntad política de acabar con el fascismo, que es el trasfondo ideológico de la derecha española, desde el falangista Aznar al nacionalcatólico Wert.
Al no salir ipso facto a condenar las últimas amenazas de Tomás Santos, visitante ocasional de Intereconomía. Aguirre se hace cómplice de ellas. Y no en un sentido figurado sino real y penalmente relevante. Como diputada de la Asamblea de Madrid, Tania Sánchez está bajo el amparo y la responsabilidad de la presidenta Aguirre. Cuando esta no condena las amenazas las está condonando y quién sabe si no animando. Aguirre, como toda esta derecha heredera de Franco cuyo régimen les parecía a los más tontos de ellos de una "extraordinaria placidez", tiene un rasgo fascista muy acusado. Si no fuera así no habría nombrado director de TeleMadrid a ese animal que se dirige a una diputada del PSOE en masculino porque es transexual. El fascismo es eso:  meterse con las cosas íntimas y privadas de los demás y hacerlo en el estilo de este menda: rebuznando. Menos mal que no pueden ya detener arbitrariamente, dar palizas, pelar al cero, hacer tragar aceite de ricino o simplemente asesinar. Ganas no les faltan.
Aguirre todavía no ha dicho nada sobre las amenazas a Sánchez no solamente porque, en el fondo, las comparta sino como actividad estratégica. Sabe que si los poderes púiblicos callan ante las provocaciones fascistas, estas aumentarán y sabe también que las víctimas, sintiéndose desamparadas cederán. Y eso es lo que buscan los dos: los fascistas rabiosos que amenazan y los oficiales de cargo público que, al no condenar, toleran y amparan.
(La imagen es una foto de quapan, bajo licencia de Creative Commons).

El neoliberalismo y el socialismo se necesitan

Gran editorial de El País, titulado El deber de Rajoy. Esto del deber suena algo fuerte pero no lo será para quien, como el Presidente, se pasa la vida presumiendo de hacer los deberes. El número de la palabra no es mero accidente. El País habla en singular, del deber de cada cual en ejercicio de esa función de Catón el censor que se arrogan los medios. Rajoy habla en plural, de los deberes, en fiel reflejo de la imagen infantil que tiene de sí mismo y de los demás.
Las propuestas concretas del editorial suscitarán mayor o menor apoyo pero el mérito del escrito, a mi juicio, es bosquejar un plan de acción estratégica a medio plazo, a tres años bastante razonable. Solo le veo un inconveniente: la propuesta parte de suponer honradez, buena fe, sinceridad y juego limpio en el gobierno español. Y eso es mucho suponer. Hasta la fecha el gobierno del PP ha dado muestras de lo contrario; ha intentado engañar a la opinión presentando un rescate como una exitosa operación crediticia en condiciones muy favorables;  lo ha intentado con los socios extranjeros, jugando a no revelar datos o revelarlos contradictorios. Y ha conseguido exasperarlos con esa retranca de Rajoy de acordar algo con Merkel y decir luego lo contrario a los medios.
También confía la propuesta del editorial en la eficiencia del gobierno español y me temo que eso es como confiar en su veracidad. Pero no se deben cerrar puertas a la esperanza. Quien hasta ayer mintió, mañana puede arrancarse por verdaderas; quien gestionó ruinosamente puede hacerlo acertadamente. ¿Quién sabe?
Sin embargo, lo más interesante del editorial es el mensaje subyacente, no expreso, no resaltado, pero muy presente. La abundancia del término "plan" (cinco veces aparece la sospechosa palabreja, incluida la entradilla) da una pista: se está hablando, en realidad, de una economía planificada con planes trienales. No son forzosos, ya se sabe, sino indicativos; pero son planes.
Planes que suponen injerencias brutales del Estado en los mercados, justo la bestia negra del neoliberalismo. Sin embargo, la propuesta se hace con la finalidad de estabilizar los mercados para mantenerlos cumpliendo una función constructiva y no destructiva. El neoliberalismo más extremo tampoco admite esta disculpa. Los mercados concentran la sabiduría de la especie y si los mercados destruyen algo, será por el bien del conjunto y es preciso dejarlos.
El neoliberalismo dominante, sin embargo, no es el extremo, sino uno posibilista,  pactista pues es consciente de que, cuando el mercado, además de destruir, se autodestruye, la intervención del Estado es inevitable. Nueve de cada diez neoliberales quieren que los bancos se salven con dinero público y no quiebren libremente en aplicación de la ley de la oferta y la demanda. Es decir, el neoliberalismo tiene un componente socialista que solo suicidándose puede eliminar.
A su vez el socialismo reconoce en los mercados la función de previsión racional que realizan y adjudica al Estado una remedial, de asistencia para los fallos del mercado, sobre todo en lo que hace a los derechos de las personas a la educación, la vivienda o la salud. Pero no se le pasa ya por la cabeza abolir el mercado sin más, como hicieron los bolcheviques el siglo pasado. El mercado es el elemento neoliberal con el que el socialismo tiene que convivir. Como suele pasar, los contrarios excluyentes se necesitan porque, como dice el poeta, son complementarios.