dissabte, 18 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (II). En el templo de Mammon..

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Preparándose para el gran día, el showdown, del momento, la manifa del 19-J. Los indignados reiteran su pacifismo en términos casi angélicos, aunque no carentes del sentido del humor. Los indignats catalanes piden a los provocadores que se abstengan de ir. Eso recuerda la famosa anécdota según la cual cuando el ministro de la Gobernación de Franco llamó al embajador británico preguntándole si quería que le enviara más policías para contener una manifestación frente a su embajada, el diplomático, con flema, le dijo que prefería que enviara menos manifestantes.

El Gobierno, esto es, el ministro del Interior, que es ya el que habla por todos, anuncia que habrá firmeza si "alguien lo hace mal". Está claro, es una amenaza, pero es una amenaza prudente. Nadie está interesado en que en la manifa del 19-J en Madrid pase algo. Rubalcaba se juega su candidatura a la presidencia del Gobierno y el 15-M la legitimidad de su actuación.

En algún lugar he leído (cuando lo encuentre, pondré el enlace) que los indignados valencianos planean una marcha a pie hasta Madrid supongo que con fines de presencia mediática que, con su intensa vida y capacidad de improvisación el movimiento tiene asegurada. Por cierto, al hilo de la crónica, a lo mejor estoy equivocado pero en el País Vasco no veo indignados, seguramente porque los indignables vascos llevan indignados desde los tiempos de Sabin Arana.

Pero lo más notorio que este cronista debe reseñar es el hecho de que los indignados leyeran un manifiesto durante la reunión de la junta de accionistas del Banco Santander; un manifiesto en el que se acusa a los banqueros de destruir los sueños de la gente. ¿No es hermoso? Nada de ir allí en plan de experto, economista, sabelotodo, a explicar a estos tiburones por qué no deben seguir zampándose los peces más pequeños, sino en plan indignado, poético, radical. Lo bueno es que la intervención se ha producido porque un accionista ha cedido a un indignado su derecho de palabra. Eso es pragmatismo típicamente bancario. Hay que escuchar a todos. Luego se hará lo que nos convenga. Los políticos podrían aprender. ¿Qué costaría invitar a algún representante del 15-M a hablar en alguna comisión del Congreso? Se convoca a todo tipo de personas, ¿por qué no a un indignado?

Y dicen que no es una revolución. No hay más que ver la reacción de los partidos. Los de la izquierda extraparlamentaria (por ejemplo Izquierda Anticapitalista) pero también sectores de Izquierda Unida quieren sumarse a ella, si no dirigirla y eso provoca continuos conflictos. El PSOE no sabe qué hacer, entre otras cosas porque tiene la responsabilidad del orden público en buena parte del territorio. Y el PP y la derecha mediática están furibundamente en contra. O sea, es una revolución.

La derecha compara el 15-M con Hitler, Mussolini y Franco. Lo de Hitler es un obvio tributo pagado a la Ley de Godwin, lo de Mussolini debe de ser por la marcha sobre Madrid y lo de Franco es asombroso teniendo en cuenta que según la Real Academia de la Historia fue un gobernante autoritario, no totalitario y, además, católico, inteligente y moderado. Cunde el nerviosismo mientras los indignados apuntan ahora a la Monarquía.

(La imagen es una foto de RinzeWind, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 17 de juny del 2011

Francisco Camps da una lección de democracia.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Francisco Camps, aquel a quien un amigo del alma al que no conoce de nada llamaba El curita, fue ayer formalmente investido como President de la Generalitat de Valencia en un clima muy hosco y encendido con cientos de indignados llamándolo más o menos directamente "corrupto". Así que su discurso fue igualmente encendido, crítico y hostil con quienes se le manifestaban en contra.

Habitualmente los alegatos de Camps son de una retórica barroca, a veces por lo gótico: sus adversarios quieren verlo paseado en una cuneta (¡ay, el subconsciente!) y el gobierno socialista es antiespañol y quiere instaurar un Estado de terror; a veces por lo glorioso: Valencia es, gracias a él, fórmula uno en lo terrenal, marítimo y celestial, cosa que ha certificado el Santo Padre en visita que hizo rico a más de uno en dones del Señor. Y Camps se expresa sólo con discursos pues hace ya tiempo que no responde a las preguntas de los periodistas cuando le mientan la bicha, la Gürtel.

En esta ocasión Camps se ha despachado por la vía de la teoría política y ha tenido a bien explicar a la chusma del 15-M que democracia es esto: votos y escaños lo cual es estrictamente cierto y no creo que los indignados ante portas fueran tan mastuerzos de ignorarlo. Es que estaban allí por otro motivo, porque ese concepto de democracia es insuficiente. Porque democracia es, ciertamente, votos (y escaños) pero, si solamente es esto, también puede ser demagogia, populismo plebiscitario y tiranía... de la mayoría que no es menos odiosa que la de la minoría.

Y es que en otro momento de su arrebatada filípica, Camps afirmó emocionado que su sistema de autogobierno está basado en la Constitución y la Constitución no dice que España (y, por ende, Valencia) sea una democracia sino que es un Estado social y democrático de derecho, de cuya definición Camps deja caer lo de Estado social (obviamente, porque es de derecha) y lo de Estado de derecho y esto ya no está tan claro ni es tan permisible. Para que la democracia no se corrompa en tiranía o demagogia, tiene que regir el imperio de la ley, esto es todos están sometidos a la ley, sean o no presidentes, los voten muchos, pocos o ninguno. Eso es el Estado de derecho y la ley dice que no se defrauda, no se malversa, no se practica cohecho, no se financia ilegalmente nada, etc, etc.

Así que a la lección de democracia de Camps le faltaba una segunda parte que era por lo que los indignats estaba allí con tarjetas rojas y guardando estrictamente las formas para no dar pretexto, como en Barcelona, a que se les eche encima el orden constituido, desde sus profetas hasta sus corchetes. De forma que la lección de democracia, entera, con su dimensión moral, la dieron los del 15-M.

(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

Crónicas de la revolución indignada.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Llamar revolución a lo que está pasando en España hace un mes quizá sea mucho o quizá sea poco; nadie lo sabe. O sea que cabe llamarlo revolución igual que otros lo llaman gamberrismo, totalitarismo, chantaje y qué sé yo cuántas lindezas más. Qué sea en realidad dependerá de lo que sus protagonistas hagan de ello. Debe recordarse que no tienen plan, proyecto, guía o programa, ni organización allende la red ni, según parece, ganas de tenerlos.

Para Palinuro, es la revolución indignada o revolución de los indignados que son abrumadoramente jóvenes pero están apoyados por una proporción abrumadoramente grande de viejos, viejos del 68 y viejos del 56; su emblema es Sampedro (José Luis). Una pinza generacional contra un sistema que ambos rechazan. Unos porque no los dejan entrar en la vida laboral, que es la forma de realizarse, y otros porque los han echado de ella, en muchos casos prematuramente. Una combinación explosiva: el ímpetu juvenil y la sabiduría de la experiencia.

Se cometen errores, pero se subsanan a toda prisa. En Barcelona hubo violencia, rápidamente condenada y con mucha sensatez moral y prácticamente ya que la violencia tapó la protesta por los recortes presupuestarios, que era lo importante. En Madrid alguien agredió al alcalde, Ruis-Gallardón que, como persona, merece respeto al margen de la opinión que se tenga sobre su gestión. Hay más y debe reseñarse. Los indignados han metido la pata una vez y quieren hacerlos morder el polvo. La policía lo ha hecho tres veces (Madrid, el 15-M, que inaugura la protesta, Barcelona el 27 y Valencia unos días después) y no ha habido una sola excusa sino advertencias y amenazas.

El movimiento es totalmente nuevo. Nunca se había asistido a un intercambio tan intenso de reflexiones y propuestas desde muy distintas posiciones políticas. El debate está siendo muy interesante. Lo de la no violencia es un ejemplo. Se aboga expresamente por una resistencia pasiva. En realidad, es un movimiento de desobediencia civil de muy amplio espectro pues cuestiona la justificación de muchas facetas distintas del orden constituido. No hace falta recordarlas pues están en la mente de todos.

Y a veces esa reflexión lleva al movimiento a actividades típicas de la desobediencia de los años sesenta. Por ejemplo, los sit in, el último de los cuales se dio ayer en la bolsa de Valencia. Doscientos cincuenta jóvenes sentados en el parqué. Van a la bolsa, al Ayuntamiento, a la Generalitat, seguramente incordiarán cuando venga el Papa a reunirse con los boy scouts and girls de Dios. Estos no respetan nada. Parece como si quisieran hacer realidad aquel viejo lema revolucionario de Georg Büchner, ¡Paz a las chozas y guerra a los palacios!. ¿Y qué hago con la hipoteca? dicen las masas. Hay que frenar los desahucios, dice el movimiento.

Otro problema para la policía. Los indignados son decenas, quizá cientos de miles, están comunicados en tiempo real, son competentes y pueden multiplicar sus acciones no en forma de guerrilla urbana, como trata de encasquetar el conseller de Interior de Cataluña, sino en forma de mosaico de resistencia: doscientos a la bolsa, ciento cincuenta a los desahucios, trescientos a las subastas judiciales, doscientos a cada acto público de las autoridades, desfiles, inauguraciones, conmemoraciones, premios y galardones. No hay fuerza de policía que pueda controlar un movimiento así.

Por eso insiste Palinuro en que las autoridades dejen de considerarlo exclusivamente como un problema de orden público y traten de encarrilarlo por la vía política del diálogo. Habrá quien diga lo de siempre, que no cabe pagar precio alguno porque otro deje de protestar pero sí que hay que pagarlo sobre todo si quien lo hace reconoce, como reconoce hoy en España casi todo el mundo, que muchas de las protestas son justas. ¿O no es justo protestar por la corrupción de los políticos y sus privilegios, por la codicia sin freno de los mercados y sus principales beneficiarios, bancos, fondos de inversión, especuladores, por la prepotencia de la Iglesia, los atentados al escosistema o la cobardía de los partidos de izquierda?

Primera crónica de la revolución de los indignados.

(La imagen es una foto de Motarile, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 16 de juny del 2011

L@s violent@s eran provocador@s de la policía.


Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia



Comienzo con una vulgaridad: la fuerza del 15-M reside en que su protesta es fundamentalmente moral y en que se manifiesta de modo pacífico. Los indignados llevan un mes de asambleas y debates públicos mejor o peor argumentados pero en los que van fraguándose unas reivindicaciones que, en buena medida, gozan de un apoyo generalizado entre una población atribulada que tiende a verlas como deseables pero utópicas. Y la verdad es que hay de todo, pero no es este el momento de ponerse a examinarlas. Basta con señalar que son propuestas reformistas políticas, sociales, económicas que, al tiempo, ponen en evidencia el grado de corrupción de un sistema para el que están acuñando un término de malas asociaciones en España: el régimen.

En cuanto a la violencia, la actitud es rotunda: nada de violencia. Es asunto en que va la legitimidad de un movimiento que tiene amplia aprobación a pesar de las molestias que inevitablemente ocasiona aquí o allá. Con la violencia los indignados son como el alcalde Giuliani de Nueva York: tolerancia cero. Tanto es así que están dispuestos a ampliar su concepto que no reside sólo en el empleo de la fuerza bruta en contra de algo o de alguien sino que puede darse también de otras formas: el ruido, la suciedad, la ocupación abusiva de espacios públicos son formas de violencia. Aunque sobre esto siempre se podrá discutir porque los límites no están claros. Ocupar una emisora de radio y leer un comunicado es violencia, pero ¿puede tratarse como el incendio de un autobús?.

Por eso los vemos barrer sus acampadas, mantener silencio, esforzarse por no estorbar. Esta es una revolución hecha por gente con altura de miras y muy civilizada. No hay barricadas, ni destrozos, ni rotura de mobiliario urbano; no hay atropellos ni agresiones personales. No se da un mínimo pie a que haya represión policial violenta. Los policías, en general, aplican un protocolo de contención. La revolución tiene ribetes versallescos.

Pero, claro, en estas condiciones puede eternizarse. Ahora llega el verano, las acampadas resultan más fáciles pero, por corteses y cívicas que sean, las autoridades de toda índole las ven como un verdadero incordio con el que quieren acabar. Porque de lo que se trata es de que personas como Francisco Camps puedan tomar posesión de cargos representativos por el hecho de haber sido elegidos. Como si eso quisiera decir algo respecto al civismo del electo cuando de todos es sabido que, puesto a elegir el pueblo entre Cristo y Barrabás, eligió a Barrabás, resultado que debiera decir algo al muy cristiano Camps. Así que violencia de los indignados, ninguna y, si alguna se da, como se ha dado por desgracia en Barcelona, es de inmediato reprimida, criticada y condenada en los más duros términos por las comisiones de comunicación del 15-M que se desmarcan de ellos.

Parece así que la derecha, las autoridades y, sobre todo, la policía han descubierto que lo inteligente es minar la base de legitimidad del movimiento, la no-violencia, la resistencia pasiva. Y como éste no acaba de estallar, recurren a los agentes provocadores. El visionado del vídeo deja pocas dudas. Por supuesto, lo trataremos siempre como presunto. Pero ¿hay acto más abominable que la policía delinca? Si los responsables del orden lo son del desorden, con el fin tácito de restablecer el orden al estilo del famoso ¡El orden reina en Varsovia! no hay Estado de derecho. Esos provocadores tienen que ser identificados. En el vídeo son muy fáciles de reconocer. Alguien los ha identificado ya, sin duda alguna. Bastaba con ver por lo demás que no iban vestidos, sino disfrazados. La cuestión es que eso es ilegal y delictivo y, por tanto, los provocadores deben comparecer ante la justicia.

¿No es evidente que el movimiento 15-M actúa desde una posición fundamentalmente moral y que así consigue poner de relieve la podredumbre del sistema? Lo que se ha hecho en Madrid de impedir (por ahora) un desahucio habla por sí mismo cuando los dos partidos mayoritarios bloquean todo proyecto de ley de dación. Y si la policía actúa como bandas de matones queda ya poco por decir y menos que poco, nada, a ese consejero de Interior de la Generalitat, Puig, que utiliza con descaro lo que los ingleses llaman un innuendo al observar, al parecer irónicamente, que fue el único que entendió lo del 27 de mayo, cuando los mossos repartieron estopa con saña. Sí, lo entendió perfectamente. Ahora busca un pretexto y, si no lo tiene, lo fabrica a base de mandar a sus policias a provocar tumultos como verdaderos sicarios. Presuntamente, desde luego.

Una última cuestión sobre las descalificaciones intelectuales del 15-M. Gonzalo Anes, que sigue sin dimitir, dijo en algún momento que lo del 15-M quedaría en la historia como una nota a pie de página o algo así. Y, si de él depende, así será ya que no es un historiador sino un trujimán del Rey que lo ha hecho marqués de su propio apellido, creo. Savater llama a los indignados de Barcelona hatajo de mastuerzos. Si estamos de acuerdo en el alcance del término la verdad es que hay muchos mastuerz@s, pero no más que en otras clases de personas, políticos, periodistas, profesores, curas, empresarios, sindicalistas. Mucha gente cree que la dirigente de UPyD, Díez, es un@ de ell@s. Su intervención ayer en el Congreso culpando a Rubalcaba, el ministro que más cerca de su fin ha llevado a ETA, de ser el responsable de que los proetarras estén en las instituciones muestra gran mastuercez y abundante mala baba. En España los derechos los protegen o deniegan (los denegable) los jueces. No el ministro del Interior. Y hay más: por supuesto que los indignados tienen derecho a que se les escuche, sean cuatrocientos, cuarenta o cuatro en los términos que les parezcan, siempre que eso no redunde en perjuicio de terceros. Los derechos de los ciudadanos son originarios y su ejercicio, responsabilidad de cada cual. ¿O van a tener que pedir permiso a los censores de turno para ejercerlos?

El punto está aquí en ese perjuicio. Uno puede argumentar que la ocupación de la vía pública para asuntos particulares, por muy pacífica que sea, es siempre un perjuicio. Pero es difícil sostenerlo en un país en el que la Iglesia ocupa miles de espacios públicos con sus procesiones y los taurófilos llegan a vedar el tránsito por determinadas calles en época de encierros para poder torturar civilizadamente a las bestias sin muchos riesgos. Se dirá que lo importante no es cuántos son los que ocupan los espacios públicos de hecho sino cuántos apoyan que lo hagan. Cierto. Ese es precisamente el punto de vista de los indignados que de mastuerzos tienen lo que todo el mundo. En la calle siempre hay cuatrocientos, sean indignados, meapilas o falangistas. Y los socorridos cuatrocientos mil que se quedan en sus casas apoyan a unos o a otros. Basta con ver los resultados electorales y los barómetros de opinión. Querer ignorarlo no sólo es inmoral; es también estúpido.

(El vídeo de cabecera es de Xartigas, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 15 de juny del 2011

Cuando no hay futuro, hay presente.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Y un presente que se enseñorea del futuro porque lo están moviendo los jóvenes. Basta ver las fotos. Media de edad, veintitantos años. ¡Que bien lo decía Serrat en los sesentas! : Ara que tinc vint anys, ara que encara tinc força, que no tinc l'ànima morta, i em sento bullir la sang. Siempre son los poetas los que definen los tiempos y todos los tiempos. Porque ese bullir la sang no es privativo de los veinteañeros. La sangre bulle siempre. Al que le bulle. Al que no le bulle, tampoco le bullía cuando tenía vint anys.

Un momento, pero ¿estos de ahora no eran los jóvenes ni-ni, los que no tenían futuro, la "generación perdida"? Y perdida no en el sentido de la lost generation de mis amores sino en el más puñeteramente real del término: perdida de haber perdido el camino, de haberse perdido a sí misma y no en el aspecto moral porque son jóvenes muy formales, sino en el esencial, el laboral, que es donde se hacen las personas. La generación de las no-personas que, vaya ironía, es la mejor formada de la historia del país.

Pues estos perdidos, convertidos en indignados, han ido a encontrarse en la vía pública, en el espacio común, y lo han convertido en un ágora, trasladando un debate sobre los rasgos morales de nuestra democracia que no se da en ninguna otra parte y para el que el sistema no tiene respuesta porque él mismo reconoce estar corrompido hasta la inacción y la parálisis. Lo que acaba de suceder con el Tribunal Constitucional es una prueba irrefutable.

En esta situación el movimiento del 15-M, que lleva la iniciativa de modo sistemático, se ha convertido en una revolución que ya nadie puede detener. Ni quienes la pusieron en marcha. Y no puede detenerse porque, al no tener estructura política, nadie da las órdenes y con nadie cabe negociar nada. Tampoco se puede detener policialmente porque, al carecer de estructura orgánica, no hay nada que se pueda desmantelar y sólo cabe encarcelar a cientos y miles de personas, lo que no es ni imaginable.

Así que cuanto antes comprendan los partidos, los políticos, que no pueden seguir ignorando el fenómeno porque ya ni los deja trabajar, mejor será para todos. Cierto, cabe decir que lo que el 15-M tiene que hacer es dejar trabajar a los políticos (se refiere a los diputados del Parlament en Cataluña, que no pueden recortar a gusto con tanto alboroto), pero la verdad es que tienen escasa legitimidad. Lo han hecho muy mal; lo saben; lo confiesan; pero quieren seguir haciendolo peor. En el PP dirán lo que quieran pero un país en el que un ciudadano como Camps toma posesión de un cargo público tiene un grave problema moral. Lo sabemos todos. Pero los del 15-M lo dicen y, además, se han plantado. Es posible que parte del discurso de los políticos sea razonable: que no sea momento de andar con experimentos de envergadura como están las cosas por ahí fuera. Posiblemente. Pero si la observación no llega muy tarde de forma que la riada va a llevarse por delante los remilgos, será cosa que podrá negociarse con los indignados, que están indignados pero son muy razonables. Es más: están indignados porque son muy razonables.

Lo mejor que puede hacer el sistema (para entendernos) es dar estado a la cuestión, designar una comisión parlamentaria o algo así como interlocutor con el 15-M y negociar. Es difícil porque muchos vienen pidiendo un proceso constituyente y eso son palabras mayores. Pero como de algún modo habrá que decidir qué hacemos, si es que queremos hacer algo, alguien habrá de dar el primer paso para hablar. Porque la política es eso, hablar, entenderse, ponerse de acuerdo. Puede que la teoría sea excesiva pero es que la praxis no lo es menos.

Los partidos, en especial los de izquierda, parlamentarios o no parlamentarios, sienten una especie de fuerza que los arrastra a hacer causa común con los indignados, en algunos casos intentando convertirse en la vanguardia de estos, pretensión fracasada hasta la fecha, por lo que he podido ver. Pero está bien que la izquierda se mire en espejo del 15-M porque las reivindicaciones de este son en un noventa por cien las clásicas suyas que se habían ido quedando por el camino.

La derecha querrá llevar el asunto al territorio del enfrentamiento y la guerra. ¿Hablar? ¿Hablar con una manga de desharrapados que cultivan marihuana por las esquinas? Aquí hablan las urnas, los partidos, las instituciones. La gente, a callar. Sobre todo porque, puestos a movilizar gente, la derecha puede echar muchedumbres a las calles. Lo que no puede conseguir es que se queden de acampada una quincena en una plaza pública.

La derecha soporta también un serio handicap a la hora de hablar y es que tiene muchos asuntos por indiscutibles. Realmente muchos: la Constitución, la Monarquía, la unidad de España, la religión católica, la familia. Indiscutibles en sus peculiarisimas concepciones entre las cuales está que Franco no era un dictador. En cambio, Negrín, sí. Poco más o menos, entiendo, como el 15-M es el precursor de un movimiento totalitario. Nada menos. Y habrá que reconocer que, en cosas de totalitarismos, la derecha sabe lo que dice. Dice, por ejemplo, que el régimen de Franco no era totalitario.

¿Cómo parar una revolución pacífica que se hace por motivos morales invocando la conciencia cívica y el respeto a unas instituciones a las que literalmente se ha hecho trizas, como el Tribunal Constitucional, por ejemplo?

dimarts, 14 de juny del 2011

Evviva Italia!

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


La gente va despertando en todas partes; en los países árabes, en España, en Italia, parece que en China también en donde miles de trabajadores llevan días enfrentándose a la policía y al ejército. La aldea global se pone en marcha. La multitud está harta de que la mangoneen, la lleven de aquí para allá, le digan lo que tiene que hacer y pensar, la estafen, la opriman, la apaleen y encima se rían de ella. Gracias a las tecnologías de la información y la comunicación todos estamos relacionados con todos y nos enteramos de todo si nos interesa. Cada vez hacen falta menos intermediarios: políticos, comunicadores, periodistas, profesores, no digamos tertulianos que normalmente no tienen ni idea de lo que hablan. La gente está, estamos, porque nos afecta a todos, recuperando el principio de la autonomía kantiana que nos había sido arrebatado por unas organizaciones complejas políticas, económicas, mediáticas, cuyo primer objetivo era mantener en la sumisión infantil a aquellos a quienes servían y que, paradójicamente, eran su única razón de ser. Todo eso parece estar acabándose. La gente, la multitud, quiere decidir por su cuenta, sin escuchar ya las "explicaciones" de cientos y miles de expertos responsables de una crisis de la que saben tanto como Palinuro del cultivo de angulas en criaderos.

El ejemplo más reciente que hay que aplaudir a rabiar es ese maravilloso voto/bofetada que el electorado italiano ha propinado al imbécil del bunga-bunga. Hace años que los italianos arrastran una situación lamentable, habiéndose puesto en manos de un menda tan ridículo como despreciable pero con su voto en los cuatro referéndums han recuperado no solamente la dignidad colectiva sino el lugar que les corresponde en la avanzada de los países desarrollados. Una vez más se comprueba que controlar las televisiones y los audiovisuales hasta la extenuación, como hace este pavo, no sirve para nada si la gente no quiere. Hay que corregir por tanto ese insulso saber convencional que siempre ha irritado a Palinuro de que los medios manipulan. Es verdad, los medios manipulan a quienes quieren dejarse manipular que, a veces son muchos, a veces pocos. Pero no pueden hacer nada si la gente decide tomar su destino en sus manos, que es de lo que se trata hoy. ¿Es imaginable que alguien se acerque a Intereconomía, por ejemplo, con ánimo distinto a que le calienten los cascos con una sarta de disparates? Son los medios que no informan pero adoctrinan. Esos conservan su influencia sobre auditorios irredentos cada vez más exiguos. Los otros pierden audiencia a chorros. La información circula por la red y, aunque gran parte de esta procede de los medios de comunicacion, va reduciéndose.

Ya empiezan a aparecer teorías no de la conspiración sino de los mismísimos sabios de Sión que explican con gran facundia cómo estos movimientos, el del 15-M en España, por ejemplo, son turbias maniobras del imperialismo yankee. Prestémosles la atención que merecen, que no es mucha, vive el cielo, y vayamos a lo que importa: la revolución que no ha hecho más que comenzar es mundial y tiene que serlo necesariamente porque, en la situación de globalización en que nos encontramos, es muy difícil que ningún país pueda encontrar soluciones como si fuera el Estado comercial cerrado de Fichte. A veces se señala como ejemplo el caso de Islandia pero esta isla y sus dependencias, con una población similar a la de Córdoba capital en España, carece de relevancia en el orden internacional y no es en modo alguno comparable a un país de cuarenta y cinco millones de habitantes. Es muy envidiable lo que allí se hace, sí; pero es como si se hiciera en Córdoba. Cuando hay que movilizar a cuarenta y cinco millones (y no hablemos de doscientos o de mil doscientos) lo de Islandia queda algo pequeño.

Definitivamente esta revolución sólo puede triunfar a escala global. Ella misma se expande de forma reticular. Lo ha hecho en España; tendrá que hacerlo en Europa porque muchos destinos españoles se cuecen en Bruselas; y tendrá que hacerlo en el mundo porque muchos destinos europeos se trajinan en Washington o en Pekín. Entre tanto felicitemos a los italianos por haber hecho un corte de mangas a este engominado majadero.

(La imagen es una foto de doenner 232000, bajo licencia de Creative Commons).

Fascionario de la Academia o de cómo se marea la perdiz.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


El ministro de Educación y Ciencia se reunió ayer con el director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, principal responsable del golpe de mano de los fascistas residuales en el Diccionario Biográfico Nacional y que ya debiera haber dimitido si tuviera un ápice de honrilla y dignidad intelectual. El motivo de la reunión era trasladar al franquista la exigencia del Gobierno de que se revise el fascionario de la RAH. Nada más. Nada de retirar la edición ni de plantear la dimisión de Anes. Eso fue todo. No está ni siquiera claro que Anes se haya comprometido a hacer algo concreto y, conociendo el país, apuesto a que el diccionario no se toca, los franquistas se quedan en sus madrigueras tan contentos y el gobierno se olvida del asunto.

El ministro es de una credulidad sin límites. Piensa que la RAH atenderá el mandato del Gobierno. Bienaventurados los pobres de espíritu. Los franquistas de la RAH no tienen intención de hacer nada. Dejarán que amaine la tormenta y seguirán a lo suyo: los panegíricos de Franco que pasan por ser historia en España. Y se habrá perdido otra ocasión de oro para informar a la juventud española y contribuir al renacer de la patria. Las excusas del ministro acerca de que la Real Academia de la Historia sólo tiene una relación administrativa con su departamento suenan a canguelo. ¿Qué tienen los franquistas que inspiran tanto temor en los demócratas? ¿No ve el ministro que, ante lo excepcional del caso, lo único que cabe hacer es echar a puntapiés a los nostálgicos de la dictadura de la Academia? ¿Cree el ministro que en Alemania o Italia alguien hubiera puesto estos lamentables pretextos a la hora de tratar con apologetas de la dictadura? ¿Cuál es la extraña enfermedad de la izquierda española? ¿Es miedo?

(La imagen es una foto de UNED, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 13 de juny del 2011

Un buen camino.


Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia

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Cuando las instituciones están podridas porque en ellas prevalecen los que Lorca Y Dalí llamarían putrefactos (con cierta variante semántica) lo mejor que puede hacer la gente decente es marcharse de ellas. Exactamente lo que han hecho los dos concejales de Esquerra Unida de Valencia, quienes han desalojado el pleno del Ayuntamiento de Alacant apenas comenzó a hablar la nueva alcaldesa, Sonia Castedo, imputada en uno de los más malolientes procesos de que está salpicada toda la Comunidad Valenciana que con mano firme dirige el curita, a su vez implicado en otros procesos de no menor relevancia.

Los dos concejales, Miguel Ángel Pavón y Ángeles Cáceres, han salido con gran dignidad del pleno y se han sumado a los manifestantes del 15-M(véase el vídeo a continuación)

en un acto pleno de significado político y que, en su aparente modestia tiene un gran alcance. Los dos concejales son en este momento la lanzadera que une dos mundos opuestos: la política parlamentaria (representada por unas instituciones bastardeadas por los corruptos) y la política extraparlamentaria (representanda por los indignados del 15-M) en una dinámica que no se sabe a dónde irá a parar aunque, desde luego, dependerá en buena medida de la valentía de la izquierda.

Parafraseando a Henry David Thoureau, Cáceres y Pavón podrían decir que hay momentos en la vida en que el lugar apropiado para una persona decente es la cárcel; aquí no es la cárcel, pero sí la exclusión de las instituciones y la unidad con la actividad extraparlamentaria. Sin duda es una decisión estupenda, una que devuelve la pelota de la corrupción, la mentira y el engaño al tejado de unos políticos que han prostituido de tal modo sus cargos que sólo parecen querer estos para seguir delinquiendo y blindarse frente a la justicia.

Creo que sería lo que tendría que hacer la izquierda, toda la izquierda, en casos clamorosos, como el de Francisco Camps: abandonar sus escaños como protesta y unirse al 15-M, que está cargado de razón. Alguien podrá decir que es una decisión tácticamente errónea porque se deja el terreno libre al curita, que podrá hacer mangas capirotes. Es verdad. Pero es lo que hace incluso con la oposición presente porque emplea su mayoría absoluta para cometer sus fechorías y la oposición es impotente. Hasta seis sentencias judiciales acumula Camps que le ordenan facilitar información a la oposición y sigue sin hacerlo. ¿De qué le sirve a la oposición mantener su política parlamentaria sino es para legitimar un sistema podrido por el predominio de una clase política corrupta? De nada. ¿Por qué no atreverse a dar ese paso, a comenzar una unidad de acción con los indignados? ¿Por temor a lo que diga la derecha? Pero ¿hay alguna duda de que la derecha siempre dirá lo más dañino y que si no lo tiene se lo inventa? Regla general para el comienzo del saneamiento de las instituciones: allí en donde haya imputados y estos gobiernen con mayoría absoluta o mediante un pacto con su marca blanca, UPyD, lo que la oposición debe hacer es despejar el campo y unirse al 15-M en la denuncia de la corrupción.

Dimita, don Gonzalo. Es lo mejor para todos,


Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia
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Al estallar el escandalazo del Diccionario Biográfico Nacional (DBN) de la Real Academia de la Historia (RAH) el solemne acto con los Reyes se convirtió en un guirigay de recriminaciones al descubrirse que el producto que los monarcas avalaban estaba agusanado, carcomido, lleno de ratas ditirámbicas de la memoria del criminal Francisco Franco. Desde entonces el Director, Gonzalo Anes no ha hecho otra cosa que balbucir falacias y sofismas a cual más pintoresco e inmoral para defenderse frente a la muy legítima y extendida demanda de que dimita por obvia falta de competencia en la materia

Palinuro ha tenido la paciencia de ir recogiendo uno a uno sus subterfugios, hipocresías, justificaciones, según iban sabiéndose más datos del atropello y las trae ahora a colación sucesiva para trazar el cuadro de una trayectoria de ignominia y abyección intelectual y moral.

Creyendo al principio que el escándalo no iría muy lejos, Anes se permitió el lujo de regañar a los españoles por su acendrado vicio de no reconocer nada nacional bueno y tirar siempre contra lo propio por asuntos menores.

Cuando ya se cruzó con el primer dato turbador, la biografía de Franco perpetrada por Luis Suárez, quiso defender a éste asegurando que era un hombre "liberal" pues en tiempos del Caudillo había votado a cátedra a un aspirante a pesar de que estaba afiliado al Partido Comunista. Es un razonamiento realmente inadmisible al que es muy aficionada la derecha: los demás tenemos que celebrar en ella y hemos de agradecerle que cumpla con su deber, como si esto fuera algo graciable y no obligado entre gente de bien. Recuerda mucho el repugnante argumento de que los españoles teníamos que agradecer a Fraga Iribarne que hubiera "civilizado" la derecha, como si fuera de recibo una derecha "sin civilizar" o un catedrático que vote por preferencias partidistas.

Visto que Suárez ya no era salvable, Anes se apresuró a dejarlo caer con escasa elegancia, diciendo que él no lo había escogido para hacer el panegírico de Franco, sino que el medievalista se había ofrecido. Suárez, a su vez, dice lo contrario. Así las cosas, resulta que el director de la academia o uno de sus más distinguidos académicos, miente. ¿No es esto ya suficiente para que una persona de honor se vaya a su casa?

Tratando de ennoblecer su posición, ante la insistencia de las críticas que ya mostraban que el desbarajuste no acababa en Franco, Anes se puso lírico, asegurando que en la RAH no se censura a nadie. Al margen de si esto es verdad o no, cosa de la que, tratándose de Anes, no podemos estar seguros, corregir los evidentes desatinos sectarios que contienen varias entradas no es censura en modo alguno sino pura actividad de lo que los ingleses llaman editing y que el señor Anes desconoce por entero o, lo que es peor, no creyó necesario realizar con entradas que hablan de la cruzada, el Alzamiento, los nacionales o que Franco era católico, inteligente y moderado.

Ya lanzado por la vía demagógica, añadió después Anes que el diccionario es un monumento a la libertad de expresión, como si en lugar de tratarse de un Diccionario de una Academia, que tiene que estar sometido a unos controles estrictos de veracidad, imparcialidad y calidad, se tratará de una serie de panfletos en una controversia política, único caso en que cabe invocar el derecho a la libertad de expresión irrestricto.

Convencido por fin de que lo suyo era un solemne patinazo que hará historia, pensó que haciendo una pequeña reformita podría capear el huracán. Reunió a sus fieles (entre los que se cuenta gente tan pintoresca como el Cardenal Cañizares, cuyos méritos para ocupar un sillón en la casa son un misterio tan insondable como el de la Trinidad en el que cree a pies juntilla) para alcanzar una solución inteligente. Se reformaría la edición online cuando estuviere, pero no la de papel, aunque quizá sí en futuras ediciones. Un obvio intento de tomar al auditorio por imbécil una vez que ya no ha quedado más remedio que confesar que la brillante obra ni es brillante ni es obra. Porque ¿cómo puede decir alguien en serio que un organismo como la Academia dirá cosas distintas sobre el mismo personaje, según que el soporte sea papel o virtual?

Anes coronó este conjunto de penosas excusas con otra más que es un ataque a todos los demócratas. Sostuvo que, en el fondo, en la dictadura, todos fuimos colaboracionistas porque, para tomar posesión como funcionario, había que jurar fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional. Es difícil encontrar un argumento más abyecto, aunque, tratándose de Anes, será cosa de esperar poco tiempo por cuanto oculta deliberadamente que dicho juramento, al ser obligatorio, carece de valor, como enseñan todas las doctrinas morales del mundo excepto la que profese el señor Anes, sea cual sea.

(La imagen es una foto de FDV via Wikimedia Commons).

diumenge, 12 de juny del 2011

Luz y sonido.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia
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La solemne toma de posesión de las autoridades locales se vio ayer animada por la presencia de los indignados en casi todas partes con sus pancartas, su cacerolas, sus gritos, sus protestas. En Sevilla, en Valencia, en Madrid y en un sin fin de otras plazas hubo boicoteo activo a las ceremonias que los del PP llaman chantaje (esto es, extorsión), ellos y sus conciencias sabrán por qué. En varios casos hubo cargas o desalojos policiales con alguna violencia, aunque no mucha porque las autoridades tratan de evitar una dinámica de acción-represión-más acción cuyos efectos han visto y están viendo muy de cerca en los países árabes y ahora es posible que también en Turquía.

Los medios, el principal aliado, quieran o no, del 15-M, están encantados. Hay noticias por todas partes. Y cuando no son de los indignados, son de otra fuente: Álvarez Cascos en Gijón, el poderío de Bildu en el País Vasco, rematado con la joya de la corona, el ayuntamiento de Donostia. Pero lo esencial es la intervención del 15-M que es como la enojosa presencia de aquella parte del pueblo que no se siente representada en el establecimiento político y ha decidido pasar a la acción a su modo. Supongo que los alcaldes y concejales que han tomado posesión en el tumulto estarán deseando que pasen estos momentos, este movimiento, para volver a sus negocios habituales. Pero el movimiento parece ser duradero.

Y lo es porque las causas que lo pusieron en marcha siguen ahí y agravadas si cabe. En primer lugar, la política entendida como cabildeo de partidos. IU se abstiene en muchos municipios y da de hecho el gobierno al PP; en algunos casos, incluso, lo vota. En otras partes, el acceso del PP lo facilita UPyD. Pero hay muchos otros municipìos en los que gobierna el PSOE con los votos de IU. Con los votos de CiU gobiernan varios alcaldes del PP en Cataluña, incluido uno caracterizadamente xenófobo. Y es la CiU cuyo líder, Mas, acudió en cierta ocasión al notario para certificar que jamás pactaría con el PP. Retorna la teoría de la pinza y las amargas recriminaciones de una izquierda que, por lo que se ve, es incapaz de hacerlo mejor. Es fácil que las componendas entre partidos tergiversen el sentido del voto que han recibido, si se considera que el voto es como una especie de mandato. ¿Quién se atreverá a afirmar que la protesta de los indignados con su consigna de ¡No nos representan! esté fuera de lugar?

Todavía peor es el asunto de la corrupción. Más de cien imputados en procesos penales han conseguido acta de concejal o vara de alcalde. Admitido que esto de retirar sin más a los imputados en un país en donde se puede recurrir a la denuncia falsa a adversarios políticos es complicado. Pero aceptando esta complicación, cien imputados tomando posesión de cargos públicos en los que se administran dineros públicos son un espectáculo deprimente. Imputados y procesados por malversación, cohecho, tráfico de influencias, jurando y prometiendo, presidiendo comisiones. Barberá agradeciendo a Camps no su amor al dinero, al boato y al despilfarro sino ¡a Valencia! ¿Cómo afear al 15-M que ponga de manifiesto lo ridículo de esta farsa?

La mirada vacía.

El Museo Arqueológico Nacional tiene una exposición de retratos de Fayum que merece mucho la pena ver. Son trece piezas procedentes del British Museum de llamados retratos de momias de El-Fayum y pintados entre el siglo I a.d.C. y el III d.d.C. Y no deja de ser curioso que vienen en el marco del certamen anual de PhotoEspaña que, al parecer, los considera antecedentes remotos de la fotografía. Retratos son, desde luego, y con algo de ironía, teniendo en cuenta que se pintaban con fines directamente comerciales, como tareas de pintores artesanos greco-romanos en talleres egipcios, pueden asimilarse a retratos de Photomaton. Son tablas de madera pintada a la encáustica o al temple (en esta exposición son todas encáusticas) que representan del modo más fiel y realista posible a una persona concreta que hacía de modelo póstumo. Pretenden ser reproducciones exactas de lo que era alguien en vida y en la flor de la edad (básicamente la treintena) dado que su finalidad era que cada alma pudiera encontrar su cuerpo luego de la muerte para hacer juntos el viaje del más allá. Son retratos de ciudadanos del Imperio romano, personas privadas que, por vivir en Egipto, se hacían momificar. Porque ahí es donde está el meollo del cruce de tres culturas, tres civilizaciones, la griega, la romana y la egipcia.

En Egipto está el misterio, en ese Egipto que es el verdadero inventor de la inmortalidad del alma y en el que se buscan mil habilidades para hacer que cada cual, provisto de su respectivo ka se reúna con ella y parta al largo viaje de la noche del que no se vuelve. Pero, materialistas como eran al mismo tiempo (si no, no dejarían alimentos junto a los cadáveres y momias para que estos pudieran alimentarse en el más allá) y desconfiando de las potencias del alma, le proporcionaban estos retratos para que no se equivocara fatalmente en la elección pues no creían que el alma fuera omnisciente. Así que estos retratos de Fayum, que tanto recuerdan la retratística renacentista (bastante de ella también póstuma, por cierto) con la modestia de su soporte en madera, son en el fondo la pintura más metafísica que quepa contemplar.

Todos los retratos están de frente, tienen los ojos abiertos y nos miran. Pero no nos ven porque sus ojos no están abiertos para ver, pues el modelo está muerto, sino para ser vistos e identificados por un alma que antaño podía salirse por ellos. De ahí que su mirada esté vacía. Son los ojos de los muertos, que miran pero no ven.

dissabte, 11 de juny del 2011

Petición al Congreso.

Ayer presenté en el registro del Congreso de los Diputados la petición para que éste inste al Gobierno a retirar el diccionario franquista de biografías y a pedir la dimisión del director de la Real Academia de la Historia, don Gonzalo Anes. El contenido textual de la petición se encuentra en Palinuro, Petición al Congreso de los Diputados. Lo hice a título personal y como administrador de la página de Facebook Retirad el libelo franquista de la Academia, que ya cuenta con 1676 adhesiones. Quien quiera sumarse puede hacerlo en la página. También se agradecen adhesiones de gente que ayude a difundir la petición para que tenga mayor respaldo. La intención es escribir otra petición al Rey puesto que, según la Constitución, ejerce el "alto patronazgo" de las Reales Academias. Quiero oír al Rey diciendo si cree o no que Franco era "católico, inteligente y moderado", como lo define su biógrafo, Luis Suárez, en un alarde de objetividad y neutralidad o de libertad de expresión, según sentencia el director de la Academia, Gonzalo Anes en otro de lo que me parece cinismo. Porque significa que lo que dice la Academia es cosa de opinión (terreno en el que debe respetarse la libertad de expresión) y carece de toda base científica (terreno en donde la libertad de expresión está limitada por los hechos) con lo que es de preguntarse qué clase de Academia es una de opinión y en qué se diferencia de una tertulia de la radio.

A algunos, esto de ejercer el derecho de petición les parece una filfa porque presuponen que la democracia española no funciona. Y es posible que sea así; pero no se podrá saber si no se utilizan los medios que los ciudadanos tenemos a nuestro alcance para hacerla funcionar. Las quejas sobre la falta de democracia en España, que Palinuro comparte en buena medida, tendrán más peso cuando se compruebe que la ciudadanía ha agotado las posibilidades de hacerse oír sin conseguirlo. ¿Cuántas veces se ha utilizado el mermadísimo derecho de iniciativa popular? ¿Cuántas peticiones de alcance nacional se han dirigido al Congreso? Y hay motivos sobrados.

Por ejemplo, hay por lo menos un partido legal que se llama Falange. La Falange era el partido único y oficial del franquismo, del que Franco era el Jefe Nacional en ausencia del Ausente, el equivalente del Partido Nazi en Alemania o el Fascista en Italia. En ninguno de estos países es legal un partido nazi o fascista. En España, sí. Y, siendo legal, se querella por lo criminal contra un juez de la Audiencia Nacional por razones políticas, y la querella prospera. ¿No deberían los ciudadanos demócratas pedir al Parlamento que inste al Gobierno a que solicite la ilegalización de la Falange, con independencia de que sea o no aquella a la que pertenecía Aznar? Y como éste hay cientos de ejemplos. Palinuro no puede presentar docenas de peticiones pero brinda la idea de que los ciudadanos demócratas creen una central de peticiones, por así decirlo. Si no lo hacen, que no se quejen luego de que los políticos van a lo suyo, que sólo cortejan la voluntad del pueblo cada cuatro años y que el resto del tiempo se dedican a desmovilizar la ciudadanía.

Nos guste o no sólo la ciudadanía moviliza la ciudadanía y eso significa compromiso, trabajo, molestias y cierto riesgo. Quien no esté dispuesto a afrontarlos, que no se queje de falta de oportunidades para participar en las decisiones que le conciernen. Y sobre todo que no incordie enturbiando las cosas y entorpeciendo la movilización ajena. Por ejemplo, desanimando con el cuento de que, como "todos los políticos son iguales", no merece la pena hacer nada. Ese es un discurso falso que cala bien en el movimiento del 15-M y que lo hace irrelevante porque le permite formular sus agravios y sus propuestas de soluciones pero no proponer los medios prácticos de ponerlas en práctica.

Bastantes de las muy razonables reivindicaciones del movimiento 15-M pueden ser objeto de petición y no solamente al Congreso. Otras requerirán proposiciones o proyectos de ley que el Parlamento tendría ya que estar negociando con el movimiento. Pero este no tiene órgano negociador alguno que lo represente ni las autoridades han constituido comisión o comité que pueda recibir las propuestas y debatirlas con los proponentes. Pongo un ejemplo suficientemente claro: ¿no debería el movimiento 15-M estar presente de algún modo en las negociaciones tripartitas entre los sindicatos, la patronal y el gobierno? ¿Es razonable que quienes más han padecido la crisis y los que padecerán las reformas que los negociadores acuerden, los jóvenes, no puedan decir nada al respecto?

Palinuro sostiene que la consigna de Democracia real ¡ya! es muy deseable y así lo ha dicho. Pero no es un conjuro, a su enunciado no cae la democracia real del cielo como el maná sobre el pueblo elegido, sino que hay que conseguirla, ganarla, conquistarla y para eso no basta con deliberar en las asambleas con todo y ser las deliberaciones imprescindibles porque están constituyendo un ejemplo práctico de la teoría habermasiana de la democracia discursiva o dialógica.

Suele invocarse el ejemplo de Islandia. Pero las diferencias son abismales. Al margen de muchas otras hay una decisiva: los islandeses eligieron un nuevo Parlamento con mandato constituyente. Para hacer eso en España falta un trecho.

divendres, 10 de juny del 2011

Escucha, izquierda.

El movimiento M-15 es una realidad multifacética, casi proteica, muy extensa... e imprevisible. Nunca se sabe qué forma tomará o en dónde se manifestará. Se coordina por el "todos y ninguno" que decía Palinuro ayer a través de asambleas y en la gran asamblea virtual de internet que tiene un ámbito de debate teórico en profundidad, con documentos, citas, pruebas, controversias en Facebook y una brigada de intervención ligera en Twitter, mediante la cual se transmiten consignas a toda velocidad en un sistema de red que carece de una pauta de organización, una jerarquía y, por tanto, no se puede desorganizar ni descabezar.

El movimiento es un fenómeno nuevo y obliga a considerarlo con mente abierta, alejada de esquemas y fórmulas. Además hay que tratarlo con la dignidad que merece, como un acto de recuperación de la voluntad popular y dejar de considerarlo un mero problema de orden público. Pasar la interlocución del ministerio del Interior al Congreso. Es el Congreso el que tiene que hablar con el M-15; no los antidisturbios.

Porque, además de no ser un peligro de orden público dado que se ajusta a un estricto pacifismo, tiene, en parte por ese mismo pacifismo, un enorme apoyo en la opinión pública. Me atrevería a decir que, a estas alturas, hay tanta gente que se siente representada en las acampadas como en el Congreso, si no más. Para probarlo bastaría un sencillo experimento: póngase a referéndum alguna de las propuestas del 15-M, por ejemplo, luchar contra la corrupción y que, entre otras cosas, los imputados no puedan ir en listas electorales. ¿Cuál se cree que sería el resultado?

Es obvio, la fuerza moral del 15-M es su sólido respaldo en la gente que se mantiene por el pacifismo a toda costa y porque no responde a las provocaciones. Sin embargo la fuerza moral no es todo. Falta la material. Desde luego que ocupar la calle es mucho. Es acabar con el monopolio del espacio público de los medios de comunicación, los partidos, las instituciones y las grandes organizaciones, desde la banca a los sindicatos, pasando por la iglesia. Por cierto, ¡qué callados están los curas! Hasta la fecha sólo se ha oído a monseñor Rouco decir que los jóvenes de hoy tienen problemas con su alma que es como decir que, si vives, respiras. Me da que están asustados con la que se puede montar en la venida del Papa si el 15-M sigue hasta julio, que tiene toda la pinta y más. Porque el Papa viene a encontrarse con la juventud. Precisamente. Mira que si llegan aquí decenas de miles de jóvenes del mundo entero y deciden montar un consejo mundial de la juventud a su modo. La Spanish Revolution irradiando al mundo entero. Pero ocupar la calle, sobre todo civilizadamente, por sí solo no hace cambiar las cosas. Para eso hace falta más fuerza material.

Aunque no mucha. El sistema político que se encuentra el 15-M está muy podrido. Es una democracia formal, sí, pero no real. Esto de la democracia real, que figura como emblema iniciático del movimiento (DRY) no hace referencia a la vieja distinción izquierdista entre democracia formal (burguesa) y democracia material (socialista) sino a la mucho más pedestre entre las formas y los contenidos. Se guardan las formas, pero se quebrantan los contenidos. El sistema no obedece a la voluntad popular sino a la de los partidos políticos que tampoco se refieren a aquella sino que son la voluntad de una oligarquía que conforma una clase política atenta a sus intereses como clase antes que a los de sus representados.

El sistema está corrupto a extremos bíblicos. ¿Cómo puede Juan Cotino poner un crucifijo en la mesa de les Corts valencianas cuando en ellas se sienta lo más granado de la imputación del caso Gürtel? ¿Cómo diantres pone a su Dios a presidir un patio de Monipodio? Porque todo da igual y el crucifijo pinta aquí tanto como lo hace en los colegios en los que los curas abusan de los niños.

¿Y cómo puede la Real Academia de la Historia publicar una biografía de Franco en la que se le tilda de "católico, inteligente y moderado", "autoritario pero no totalitario", poco menos que providencial y en modo alguno un dictador o un represor? Porque la corrupción del franquismo ha contagiado las instituciones democráticas. A propósito, séale permitido a Palinuro recordar que tiene abierta una página en Facebook con la causa Retirad el libelo franquista de la Academia, que tiene 1.618 adheridos y por si alguien quiere firmar.

La clase política en general es honrada pero hay un buen puñado de excepciones que clama al cielo y en el que se encuentran presidentes autonómicos, consejeros, decenas de alcaldes, concejales. Asimismo esa clase política disfruta de escandalosos privilegios y sin excepción alguna: los alcaldes los presidentes de comunidades autónomas se ponen los salarios que quieren, muchas veces estratoféricos. Y toda la clase disfruta de privilegios de pensiones, jubilaciones, retiros, compensaciones que nadie traga con gusto. Y por si esto fuera poco, Bono suprime un día de trabajo de sus señorías. Muchas veces lo más irritante de los privilegios no son los privilegios en sí sino la falta de sensibilidad para verlos.

La podredumbre del sistema es tan clara que son los mercados quienes gobiernan, quienes imponen sus decisiones a los órganos políticos que hace tiempo que no representan la soberanía popular. Por eso no es muy delirante considerar que el 15-M va adquiriendo modales y conciencia de poder constituyente que es lo que, en definitiva, corresponde a una revolución. De ahí que en el curso de los debates de los acampados suenen voces que piden eso, una nueva Constitución.

Llegados aquí es evidente que la izquierda, toda la izquierda, tiene que reaccionar haciendo suyas las reivindicaciones del 15-M que siempre lo fueron hasta que por los compromisos con el orden capitalista fueron abandonándolas. La única objeción que se me ocurre que pueda esgrimir la izquierda para seguir tan claramente alejada del 15-M es la necesidad de tener en cuenta el impacto de las reformas que se piden sobre el crédito del país y, en definitiva su estabilidad económica y financiera. Pero ese es un argumento en el que es perfectamente posible ponerse de acuerdo. El movimiento no niega que haya que hacer sacrificios; si hay que hacerlos, se hacen. Lo que el 15-M exige es que se repartan con equidad. Lo que no puede ser es que multitud de estadísticas muestren que es la renta salarial la que viene bajando desde hace veinte años mientras que los beneficios crecen, que el índice de Gini revele desigualdades crecientes, que los responsables directos de la crisis no solamente salgan indemnes de ella sino que, además, se enriquezcan con la penuria pública. Por eso esto es una revolución.

(La imagen es una foto de Brocco Lee, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 de juny del 2011

El rojo y el negro

Esto que se está produciendo bajo nuestras narices es una revolución. Una que no sigue ningún modelo conocido pero que incorpora tácticas de otras varias aparte de las propias y originales. Es una revolución roja y negra. Roja porque muchas de sus reivindicaciones son de la izquierda de toda la vida; negra porque su modo de formularlas y organizarse es espontáneo, no premeditado o programado, al estilo anarquista. La revolución va desarrollándose según se producen los acontecimientos de la vida colectiva. Las asambleas se han convertido en un parlamento ciudadano interconectado entre barrios, entre ciudades mismas a través de las redes sociales. Las redes son el programa. Todos y nadie.

Así, todos y nadie han decidido trasladar la asamblea de Sol al Congreso de los Diputados. Las decisiones asamblearias recuerdan siempre los soviets de la revolución bolchevique, aunque su composición humana era muy distinta pues consistían en obreros y soldados. Pero el traslado a la Carrera de San Jerónimo actualiza las imágenes de la Revolución francesa con la Asamblea Nacional legislando bajo presión de los sans culottes que habían tomado las galerias de la augusta sede.

Es como una escalada de la revolución que viene en cierto modo caldeada por la muerte del joven a causa de la carga de los Mossos d'Escuadra en la Plaza de Cataluña. (Corrección del día 8: esta noticia de la muerte parece haber sido un bulo). La cuestión es si el Congreso puede legislar bajo la presión de la calle. Si pueden hacerlo las asambleas de las Comunidades Autónomas.

En el fondo la cuestión es si el Estado español (en realidad, cualquier Estado) puede enfrentarse a una contestación ciudadana masiva pacífica, en buena medida movida por un sector de la población que tiene tiempo para movilizarse precisamente porque está en paro. El enfrentamiento que mediante tácticas políticas de color negro (de movilización colectiva espontánea anarquista) se abre ahora tiene un intenso color rojo porque se trata de saber si hay alguna posibilidad de evitar el despido libre y gratuito, que es lo que los empresarios exigen ante una situación de tan elevado paro. El paro es la causa de la revolución y su medio de lucha.

Cuanto más se enconen las cosas, más difícil será llegar a acuerdos. Palinuro cree que le falta ya tiempo al Parlamento para debatir en uno de los plenarios que tan oportunamente quiere suprimir Bono cómo reaccionar frente a la revolución de los indignados. La verdad no se comprende que todavía no haya ni una miserable comisión parlamentaria ad hoc para establecer cómo tratar con la revolución. Y la tienen encima.

(La imagen es una foto de sergi MD, bajo licencia de Creative Commons).

Semprún: puro siglo XX.

Se lee mucho que Semprún es un autor de la memoria y que es la memoria del siglo XX. Ambas cosas a la vez no pueden ser y no son. No es solamente el escritor de la memoria; es imposible porque, aparte de revivir la memoria, escribe el presente, su presente, que duró la última mitad del siglo XX. Memoria y presente dan una mezcla explosiva en la que se fragmenta el autor para alcanzar de forma muy distinta una cantidad sorprendente de vidas ajenas en las cuales sus presentes son a su vez memorias; o también presentes, pero de otros. Hay que ver cuánta gente y de cuántas andaduras de la vida se siente interpelada por la existencia de Semprún. Unos hablan, otros callan, pero a nadie ha dejado indiferente. Amores y odios suscitó; a veces en la misma persona. Los del Holocausto lo cuentan entre los suyos. Cierto que con sus más y sus menos. Pero eso pasa con todas las asociaciones que se hagan con Semprún. También los literatos de las nuevas formas de narrativa y los intelectuales comunistas y los políticos españoles y la intelligentsia del Quartier Latin y los comunistas no intelectuales y los españoles y los franceses y su propia familia y hasta él mismo. Siempre aparecen sus más y sus menos.

Como escritor, que es lo que fue toda su vida, además de otras aficiones a las que le llevó un espíritu aventurero, lo equiparan con Camus, con Malraux y cabe encontrarle otros parangones, Silone, Koestler, escritores marcados por su experiencia con el comunismo y que también habían participado en conflictos sociales, políticos, militares. Al respecto tiene asimismo un toque estadounidense, entre Hemingway y Nelson Algren. Pero, incluso como escritor, no se asemeja solamente a escritores; por ejemplo, tenía una relación muy estrecha con Yves Montand, del que fue biógrafo y al que se parece bastante. Semprún se permite el lujo de ser muchos otros autores (lógicamente coetáneos) porque, en cambio, su objeto es siempre el mismo: él. Tantos él que da la impresión de que el tema de fondo de su obra, y de su vida, es su identidad. La identidad del hombre con muchos atributos.

A Semprún lo expulsa Carrillo del Partido Comunista en 1964 junto a Fernando Claudín. Algunos que entonces teníamos veinte años nos habíamos radicalizado a la izquierda, haciendonos pro-chinos y la escisión claudinista nos parecía derechista. Sin embargo no pasaría mucho, un par de años, para que quedara claro, al menos para mí, que los claudinistas tenían razón. Y su crítica era muy pertinente, le gustara o no al aparato anquilosado del PC o a los frenéticos maoístas. La escisión produjo dos testimonios: un pesadísimo informe de Claudín con todo tipo de documentos y una película de Alain Resnais con Yves Montand, cómo no, y Semprún en el guión. Una película impresionante, la película de Federico Sánchez y su desencantamiento del PC. Los prochinos aparecen fugazmente, como un revoloteo de gauchistes de café.

Me gusta más Semprún como guionista que como novelista. El largo viaje y Autobiografía de Federico Sánchez (el otro Federico Sánchez se despide de ustedes no es literatura sino una especie de ajuste de cuentas) están bien, pero no alcanzan la fuerza, el dramatismo de La guerra ha terminado y, sobre todo, de Z. Claro que esta última, que es un pedazo de peli, es como una confluencia de genios: Costa Gavras en la dirección, Mikis Theodorakis en la música, Yves Montand, Jean-Louis Trintignant, Jacques Perrin y Renato Salvatori como actores. Pero todo eso se convierte en lo que es gracias a la historia del asesinato de Lambrakis contada por Vasilis Vasilikos de la que Semprún sacó un guión impresionante. Esa es una película inolvidable.

Todo el mundo recuerda que Semprún era noble, descendiente de Antonio Maura y de una familia de senadores, alcaldes, etc., pero no he visto citada (lo que no quiere decir que no lo haya sido) una relación muy interesante en su vida: la de Constancia de la Mora Maura que no estoy seguro de si era su tía o su prima. Le sacaba veinte años y podía ser su tía pero también su prima. En todo caso, su pariente. De la Mora publicó un libro muy significativo antes de morir prematuramente en un accidente con 44 años más o menos, Doble esplendor, un libro que fue durante muchos años un texto canónico de la interpretación comunista de la guerra civil que traía dos luceros añadidos: era la historia contada por una mujer y de la clase alta. En realidad, un libro de propaganda que, según parece, no escribió ella, sino una novelista del Partido Comunista de los Estados Unidos, como parte de una opeación de propaganda de la Komintern. En ese mundo de compromiso político más allá del juicio moral, de conflicto militar, de desarraigo familiar, de constitución de una vanguardia revolucionaria que se le fue entre los dedos como el agua de los líquidos de Bauman, de fidelidad a una idea en cuyo triunfo definitivo se había dejado de creer, se agita la vida y la obra de Semprún que es como la parábola de la izquierda europea en el siglo XX. La parábola en busca de la identidad que parece recalar en la convicción europeísta.

(La imagen es una foto de Frachet (Own work) , bajo licencia GDLF).

dimecres, 8 de juny del 2011

¿Y aquí no hay disputa de los historiadores?

En los años ochenta del siglo XX en Alemania se dio una disputa o controversia de los historiadores (Historikerstreit) en la que participaron muy ilustres historiadores, como Ernst Nolte o intelectuales de la talla de Jürgen Habermas. En esencia el punto en debate era la naturaleza del nazismo, si podía o no considerarse algo propio de Alemania y su tradición o era producto de influencias exteriores, ajeno al "espíritu germánico" y, en definitiva, si cabía dar por cerrado ese episodio de la historia que pesaba (y pesa) como una losa sobre la conciencia alemana o si había que seguir manteniendo el recuerdo para que aquella monstruosidad no se repitiera. Por supuesto el asunto se debatió con la seriedad y la Gründlichkeit o meticulosidad que caracteriza a los alemanes y también con la sinceridad y la honradez que a su vez distinguen los debates intelectuales en Europa. No hubo una solución definitiva, ni siquiera salomónica, porque esas cosas son imposibles en las ciencias sociales, históricas, del espíritu o idiográficas (como las llamaba Rickert), pero sí se consiguió que las gentes interesadas pudieran forjarse un juicio fundado acerca de un fenómeno que afectaba a su pasado y, en buena medida, condicionaba su futuro por cuanto determinaría la memoria que transmitirían a sus hijos.

Al margen del punto concreto en cuestión (que, por lo demás nos es cercano a los españoles dados los amores primeros de Franco hacia Hitler) es obvio que este episodio apunta a una necesidad que experimenta toda colectividad, toda comunidad (Gemeinschaft, en el sentido de Tönnies), en cuanto sujeto colectivo: la de encontrar un terreno común de entendimiento en el juicio que les merece el pasado, especialmente si es conflictivo, la posibilidad de constituir un imaginario colectivo en la tradición lacaniana.

Sirva esto como introducción para enfrentarnos al último golpe de mano por el que un sector de la historiografía española, probablemente minoritario, amparado en una posición institucional de poder a la que llegó mediante las prácticas de la dictadura, ha intentado imponer con engaños y a la fuerza, en forma de trágala, un juicio de parte sobre nuestro pasado reciente, en concreto la dictadura de Franco, pretendiendo que los españoles aceptemos como cierto un dictamen exculpatorio de aquel criminal, sino claramente ditirámbico. Algo parecido a lo que, por medios más nobles, desde luego, intentaron los historiadores conservadores alemanes con el nazismo.

Se trata de un atentado, uno más, de los herederos y admiradores del fascismo español a la memoria democrática del conjunto de la comunidad (Gemeinschaft) nacional, como los franquistas hicieron siempre durante cuarenta años y, muy especialmente, una afrenta a aquellos historiadores españoles y extranjeros que no solamente no comparten esta visión parcial y militante, sino que están enfrentados a ella.

El choque tiene una importancia difícil de exagerar para la conciencia colectiva y es una llamada de atención al sentido de la responsabilidad de los historiadores que no comulgan con la visión fascista de la historia que la Real Academia pretende imponer en lo relativo a la guerra civil y el franquismo así como en algunos otros puntos controvertidos de nuestro pasado. Es cierto que algunos de estos historiadores, los más prestigiosos y/o combativos en defensa de la verdad, han escrito artículos manifestando su oposición a esta visión falsaria de la historia. Pero han sido voces aisladas, independientes, que honran a quienes las han alzado mas hacen poca mella en el conjunto del conflicto.

Y lo cierto es que éste no puede quedar así. El ataque proviene de un baluarte institucional, financiado con el dinero de todos, un lugar amurallado en el que juegan influencias, prebendas, privilegios y desde el que se ha perpetrado un secuestro organizado de la verdad, en beneficio de la minoría de siempre y que requiere una respuesta condigna en el mismo terreno.

Es hora de que los historiadortes demócratas y liberales, sorprendidos en su buena fe por esta agresión desde la caverna ideológica, se organicen, se coordinen y pongan en marcha una respuesta institucional al nivel del ataque. La respuesta no puede descansar exclusivamente sobre los hombros de una ciudadanía crítica pero lega en historiografía. Palinuro está encantado de dar la cara como ciudadano demócrata, pero los profesionales de la historia no pueden seguir ausentes de algo que los concierne como personas y como especialistas. Además solamente así podrán servir de garantía para que otros colegas quizá más jóvenes, con menos influencia, pero con igual amor por la verdad se sumen al empeño sin miedo a las represalias que este manojo de curas, semicuras y fascistas revenidos puedan ejercer y que, a no dudar, ejercerán porque está en su torcido espíritu.

Es hora de que se responda al reto que este franquismo redivivo ha lanzado con su habitual petulancia cuartelaria y de que se abra en España -quizá también en Europa- una Historikerstreit sobre las consecuencias de la única dictadura fascista que las potencias democráticas toleraron inmoralmente para desgracia del pueblo español. Nos la deben.

dimarts, 7 de juny del 2011

Petición al Congreso de los Diputados.


PETICIÓN AL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

En ejercicio del derecho de petición, reconocido en el artículo 29 de la vigente Constitución española, desarrollado por Ley Orgánica 4/2001, de 12 de noviembre, reguladora del Derecho de Petición, un grupo de ciudadanos eleva esta petición al Congreso de los Diputados a través de sus grupos parlamentarios excepto el del PP en nombre de la página de Facebook Retirad el libelo franquista de la Academia/Withdraw the Francoist libel from the Academy, que cuenta con 1.152 adherentes por el momento:

Petición al Congreso de los Diputados en nombre de la página de Facebook Retirad el libelo
franquista de la Academia/Withdraw the Francoist libel from the Academy.


Excmo. Sr.:

Como bien se sabe, en un golpe de mano perpetrado en la oscuridad y la manipulación de las covachas, la Real Academia de la Historia (RAH) ha publicado un sedicente Diccionario Biográfico nacional (DBN) que es un ataque a las convicciones morales hoy imperantes en la Humanidad. Constituye asimismo una agresión a la memoria democrática de nuestro pueblo que tuvo que soportar casi cuarenta años de tiranía impuesta por un militar perjuro y felón convertido luego en dictador sanguinario y genocida. Por supuesto, las consideraciones que siguen se refieren a las entradas profranquistas del DBN y no afectan a las que han escrito otros muchos historiadores honrados y colaboradores intachables que han padecido el descrédito provocado por un puñado de propagandistas sin escrúpulos.

El escándalo producido por semejante tropelía ha puesto de manifiesto que esa decisión se tomó con conocimiento de causa en un intento deliberado de falsear la historia de España al estilo orwelliano que hace bueno el famoso apotegma de que la historia la escriben los asesinos. Sólo así se explica que la biografía del criminal Francisco Franco se encargara a un rendido admirador de éste quien ha declarado que siente un profundo desprecio hacia la democracia, que la ha plagado de falsedades y que en otros casos se han seguido iguales criterios de manipulación propagandística que desprestigia un empeño colectivo.

Ante la indignación de la opinión pública, el escándalo de los profesionales de la historiografía y de reputados intelectuales españoles y extranjeros, los académicos, en una vergonzosa Junta Extraordinaria, han aceptado a regañadientes enmendar estas demasías pero con medias tintas, haciéndolo sólo en la edición digital pero no en la de papel. Con ello añaden a la falsedad el ridículo al permitir que una obra historiográfica diga cosas distintas acerca del mismo objeto según el soporte en que se haga.

Los mismos académicos han negado a la opinión pública la necesaria explicación sobre sus mentiras al respecto ya que, cuando el Director de la Academia afirma que fue Luis Suárez quien pidió hacer la biografía de Franco y el mismo Luis Suárez asegura que fue la Academia quien se la encargó, prima facie uno de los dos miente, quizá los dos. ¿Merece nuestro país una Academia cuyos académicos mienten en público? ¿No debiera dimitir uno de ellos, quizá los dos?

Es evidente que la citada indignación pública ha obligado a estos admiradores de la dictadura a reconocer parcialmente su fechoría. Pero sólo parcialmente porque la indignidad de los servidores del despotismo es coriácea. Es, pues, necesario dar un paso más y obligarlos a retirar ese atentado contra la objetividad histórica y las convicciones morales de la mayoría de la gente.

El Congreso de los Diputados que, con el Senado, es el depositario de la soberanía popular no puede permanecer indiferente ante este desafuero y debe, a nuestro juicio, implicarse en la lucha por el restablecimiento de la verdad falseada por los secuaces y herederos de quienes hace setenta años anegaron España en sangre y le impusieron un régimen de terror totalitario que duró cuarenta.

Por esta razón, la página de Facebook Retirad el libelo franquista de la Academia/Withdraw the Francoist libel from the Academy que, en este momento cuenta con 1.153 adherentes solicita de los representantes populares que apoyen la iniciativa de Izquierda Unida de forzar una retirada del DBN mediante una moción parlamentaria no de ley que inste al Gobierno a pedir a la Real Academia de la Historia que recoja la edición en curso y rehaga las entradas franquistas, antidemocráticas o simplemente falsas, al tiempo que solicita la dimisión del señor Gonzalo Anes quien, obviamente, no está a la altura de su misión.

Dado que, según la Constitución de 1978, corresponde al Rey el alto patronazgo de las Reales Academias, la citada página de Facebook, como paso siguiente, escribirá al Monarca pidiéndole respetuosa pero firmemente que haga frente a este atentado a la justicia y a la verdad histórica como un día lo hizo contra las pretensiones golpistas de un sector de las Fuerzas Armadas. Al fin y al cabo, la sedición de estos académicos es el equivalente ideológico de un nuevo golpe de Estado que pretende imponer una versión de la dictadura a imagen y hechura del dictador.

Madrid, 7 de junio de 2011

Ramón Cotarelo.

Quien quiera adherirse puede hacerlo en:

Retirad el libelo franquista de la Academia/Withdraw the Francoist libel from the Academy

dilluns, 6 de juny del 2011

Cautivo y desarmado...

Hace unos años, mi amigo José Manuel Roca publicó un interesante libro titulado La derecha furiosa. Se quedó corto. Tratándose de la española, tendría que haberlo titulado La derecha rabiosa que es como está ésta después de encontrarse ocho años en la oposición y alejada del poder que considera suyo por derecho divino, de sangre, hereditario mientras que todos los que lo ocupen sin ser ella son unos usurpadores a los que hay que exterminar. Rabiosa como se demuestra por el clima de odio, insultos, agresiones, calumnias que ha creado en España desde entonces a base de emplear a sus perros mediáticos y sus políticos más coriáceos, como María Dolores de Cospedal. Ahora por fin esta derecha frenética cree ver las luces de un nuevo amanecer y, confiada, muestra la estameña cuartelaria que la caracteriza.

¿Acaso es casualidad que unos días después de su triunfo en las urnas, el director de la Real Academia de la Historia, el neofranquista Gonzalo Anes, presente a bombo y platillo un Diccionario Biográfico Nacional que está abarrotado de ditirambos hacia la dictadura de Franco y que trata a este criminal y genocida de hombre cristiano, inteligente y moderado? No no lo es sino que se trata del preludio por el que el la derecha calcula escenificar su retorno al poder (o eso cree ella) al más puro estilo franquista. En fin, como antídoto contra el franquismo rampante que invade el país, con el genocida del Pardo ganado batallas contra la conciencia democrática después de muerto, me permito recomendar mi libro recién publicado y en el que se da cuenta de cómo el verdadero lastre de la democracia española es el franquismo incrustado en las instituciones y en el alma misma de tanta gente. Algo sorprendente porque este fenómeno de la servidumbre voluntaria o de los "esclavos felices" que explicaba la permanencia de la tiranía en vida del dictador resulta que vale también para cuando el tirano ha desaparecido. Por eso se cita al comienzo del libro el famoso poema de Heinrich Heine, El déspota muere sonriendo....

Tampoco es casual que María Dolores de Cospedal haya dado orden de entrar a saco en el traspaso de poderes en Castilla-la Mancha, amenazando con no pagar las nóminas, con poner a la gente en la calle, al más puro estilo con que los falangistas entraban en los pueblos conquistados durante la guerra civil, amenazando y... cumpliendo sus amenazas.

Entre tanto, semifurtiva y clandestina, la justicia sigue su curso y destapa ahora el caso Brugal, el enésimo ejemplo de corrupción con lo que se demuestra que, en efecto, el PP es el digno sucesor del caudillo que había erigido aquel sistema que un embajador calificaba con ironía como una dictadura temperada por la corrupción. Fiel sucesor del ejemplo del adelantado de la cristiandad, el PP no es otra cosa que una organización de presuntos corruptos y chorizos... a los que, incomprensiblemente, la gente vota... hasta ahora. Resta la esperanza de que, cuando termine de ver lo que trae preparado el fascio victorioso, cambie el voto y Rajoy vuelva a perder las elecciones.

(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons).