dimecres, 6 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada (XVII).


¿Partido?


El debate sobre partido sí o no viene dándose desde el comienzo del 15-M. En la medida en que éste consiguió dejar algunas cosas claras, una de ellas fue que como movimiento se consideraba ajeno a los partidos y sindicatos y sin deseo de crearlos. Muchos hemos sostenido que los movimientos pueden nacer espontáneamente pero no es probable que se conserven sin organización y que la más eficaz, hasta la fecha, es la de los partidos. No sólo el modo más eficaz de conservarse sino también el único de actuar en la esfera pública para propiciar cambios del sistema de gobierno, del económico, etc.

La crítica a la política institucional, uno de cuyos elementos es que la democracia ha degenerado en una forma de partitocracia, hace al movimiento casi apolítico y contrario a la idea de configurarse como partido. Pero en un movimiento como el 15-M, que es espontáneo, plural, policéntrico, es imposible conseguir unidad de criterio al cien por cien. Así, ya hay indignados que han registrado un partido político del 15-M, de los indignados. Son valencianos y, aunque parecen que han sido ya desautorizados por el 15-M y DRY (Democracia Real Ya) es más que dudoso que esas desautorizaciones tengan efecto práctico pues no hay relación orgánica de dependencia. Los destinos de este partido dependerán de su apoyo electoral. De momento el nombre parece de broma: MAC 2012, esto es Movimiento Anti Crisis 2012. Suena a una mezcla de MacDonald's y MacIntosh y la fecha es tan a corto plazo que mueve a risa. Parece un partido concebido como cartel electoral para las legislativas de 2012 y nada más y, según interesante investigación hecha en el blog de Hugo Martínez Abarca Quien mucho abarca, dirigido por un menda, de nombre David Enguita, que trabaja en es.radio, una emisora de Libertad digital y que parece tener tanta idea de política como del imperio incaico. Debo esta información a Gustavo García Espejo, quien me ha alertado de que se trata de una maniobra entre la necedad y la provocación. Gracias, Gustavo porque yo también estaba tomándomelo en serio.

Da la impresión de que MAC 2012 es es una bobada de niñato con ganas de notoriedad (en el blog citado aparece en una foto con Belén Esteban) o un grupo que sirva para fines personales de ultraderecha, como el partido Regeneración del periodista de Intereconomía Enrique de Diego, que lo emplea para montar altercados con el PSOE o tratar de colarse en el 15-M, pero pone de relieve una carencia del 15-M: la falta de una estructura orgánica que le permita alcanzar sus objetivos de la única manera en que esto es posible en democracia, esto es, mediante la representación parlamentaria. Un partido político o coalición electoral. Porque, si no lo crea el propio movimiento, se arriesga a que lo haga algún freak de los que nunca faltan en una sociedad tan abigarrada como la nuestra y es posible que a alguno le salga bien la operación como en su día les salió a tipos de historieta que en circunstancias normales nadie hubiera tomado en serio, como Hitler o Mussolini.

(La imagen es una foto de El coleccionista de instantes, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 5 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada. (XVI)


Los contraindignados


"¡Pero cómo! -clama la ultraderecha de Provida furiosa- ¿Es que la calle es solamente de la ultraizquierda? También estamos nosotros". Héteme aquí que ahora mismo hay un par de docenas de jóvenes contrarios al aborto y a la ley de la muerte digna acampados en el propio lugar que los indignados convirtieron en emblemático de su revolución durante un mes.

A estos se les ve de inmediato su carácter político de respuesta de la derecha y también su ignorancia pues sostienen que, como la calle es del ministro del Interior (que no sé de dónde lo han sacado), eso quiere decir que volvemos a los tiempos de la dictadura. Ignoran que el ministro del Interior que dijo lo de la calle fue Fraga, el fundador del PP, pero lo ligan a la dictadura, que no está mal traído ya que aquel fue ministro del dictador autoritalitario. Estos grupos de la derecha muestran escasa imaginación como activistas porque suelen plagiar los métodos de la izquierda (y lo siento por los indignados pero están más a la izquierda que Marat, quien sucumbió al puñal justiciero del catolicismo defensor de la vida): manifestaciones multitudinarias y, ahora, acampadas. Intergestualidad, dirían los que disimulan los plagios. "¡Ah! -exclaman los provida-. Nosotros somos los verdaderos indignados; llevamos tres años indignados con el aborto." Y es cierto. Pero les faltaba la palabra porque, como toda la gente supersticiosa, creen que la magia reside en la palabra. Ellos también están indignados. Ahora se trata de que la sociedad se vuelque en su apoyo como ha hecho con los otros, los pulgosos.

Al margen de la cuestión de plagio que en política cuenta poco porque todo el mundo copia todo, la acampada provida representa un verdadero problema para el 15-M. El problema de un enfrentamiento que los indignados primeros trataron de evitar a toda costa y quizá por ello eran mudos respecto a la Iglesia y la omnipotencia del catolicismo en la sociedad española. Pero la Iglesia no pacta salvo que no pueda imponer su criterio. Con frecuencia cree que puede y no le falta razón. Y, si cree que puede, cree que debe, con lo que al 15-M no le ha servido de nada omitir toda referencia a la Iglesia. Ya está ésta aquí con un movimiento indignado fabricado desde las sacristías. Sin duda cabe esperar unos días a ver cuál sea el respaldo social de este contramovimiento porque una cosa es que veinticuatro jóvenes acampen en Sol y otra que sean cientos, semanas, en toda la geografía nacional y que, además de acampar, hagan asambleas y dialoguen con la sociedad cuya reforma proponen.

Al margen de la cuestión numérica, el 15-M hará bien en calibrar el riesgo de implosión del movimiento si éste no articula sus discrepancias con el contrario que pretende ocupar su sitio pero con objetivos distintos. Entiende Palinuro que el 15-M tendrá que decir qué opina del aborto y del derecho a la muerte digna y, ya de paso, sería recomendable que también se pronunciara sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la financiación de la Iglesia, el Concordato, los Acuerdos de 1979, los privilegios eclesiásticos de todo tipo y la próxima venida del Papa con cargo al erario público.

Que los objetivos son distintos es patente. Los provida pretenden la derogación de dos leyes (por lo menos) en vigor, sustituidas por nada, por lo que hay ahora: nada en cuanto a la muerte digna y muy poco en cuanto al aborto y esto también quieren derogarlo los provida que pretenden que toda interrupción voluntaria del embarazo sea delito. Los indignados del 15-M tienen un abanico mucho más amplio y más abstracto: quieren cambiar el modo de gobernar, hacerlo más trasparente, más democrático, más proporcional, menos corrupto. Hay propuestas legislativas concretas, de aprobar o derogar normas específicas, bastantes. Pero lo esencial es que es un movimiento de amplio vuelo que afecta a cuestiones de legalidad y de legitimidad.

Siendo así no entiendo que el 15-M no aclare que está en contra de que se nieguen derechos a determinados seres humanos porque sobre ellos pese una circunstancia involuntaria que merma su condición humana: ser mujer o moribund@. En realidad esto sólo puede sostenerse cuando se piensa que la vida misma es intangible porque es un don de Dios. Pero esta es una creencia filosófica que no todo el mundo comparte. Hasta hay quien cree que es un don del diablo y otros, lo que es peor desde el punto de vista dogmático, piensan que es un producto del azar que se ha vuelto sobre sí mismo mediante un bucle reflexivo que es incapaz de explicar. Vamos que Kant tenía razón al despedirse de la metafísica; o Shakespeare en el célebre apotegma de Macbeth: "la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que no significa nada".

En fin, no creo que el 15-M deba ponerse shakesperiano pero sí que tendrá que explicar en qué se diferencian las indignaciones de los veteranos y las nuevas generaciones de indignados.

(La imagen es una foto de simplifica, bajo licencia de Creative Commons).

El pandemónium extremeño
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Hace unos días Santiago Carrillo dictaminaba que Cayo Lara tiene una escasa autoridad política, previendo que no conseguiría imponer su criterio, el de los órganos federales, a la díscola federación extremeña. Es un buen comienzo para considerar el enésimo conflicto interno en IU. Y menos mal que ésta se refundó hace un año, demostrando así la insuficiencia del viejo dicho de renovarse o perecer. También cabe renovarse y perecer.

Carrillo, el príncipe maquiavélico por excelencia porque es viejo zorro y viejo león, pone el acento en la autoridad. Sus orígenes bolcheviques salen a relucir y habla de príncipe jubilado a príncipe en activo. Pero la federación extremeña contrapone la voluntad democrática (esto es, mayoritaria) de los militantes. Los tres diputados ejercen aquí como aquellos "poderes intermedios" de las doctrinas políticas del XVII, los hugonotes, los jesuitas. Los poderes intermedios se interponían entre el pueblo y el príncipe y tenían reservado el derecho a declarar a éste tirano, lo que en una época en que muchos consideraban el tiranicidio un deber moral, no era algo cómodo para el declarado.

La mala uva política presume en estos tres representantes abstencionistas algún fin no declarado, alguna esperanza de ventaja personal, lo que tampoco es condenable en sí mismo. Nadie hace nada por nada ¿o es que los demás perjudican sus intereses cuando se presentan voluntariamente a unas elecciones? La única objeción válida a la decisión de los extremeños es queno se haya consultado a los votantes porque lo que estos votaron era que ni por pasiva ni por activa IU dejará que haya acuerdos con el PP. Sí, es un argumento fuerte y me temo que, frente a él, sólo cabe recurrir a la vieja conseja de que "el hombre propone y Dios dispone", de no ser porque la izquierda es atea.

Se dice que el problema es que las relaciones de los militantes de IU en Extremadura con los del PSOE han sido muy malas debido a la prepotencia de los sociatas. Debido a lo que sea pero la verdad es que esa ha sido siempre la situación entre comunistas y socialistas desde que existen los primeros y en todos los países. En Europa central y meridional (los países nórdicos son otra cosa) en noventa años de existencia de la división entre socialistas y comunistas, ¿cuántos frentes populares ha habido? ¿cuántas unidades de acción? ¿Cuántos programas comunes de la izquierda? Los comunistas se quejan de que los socialistas normalmente prefieren aliarse con la derecha pero el comportamiento parlamentario de los comunistas alemanes en Weimar y, por supuesto, el pacto germano-soviético, muestan a unos acusadores acusados y acusados de algo terrible.

El caso extremeño tiene una relevancia especial. Puede que eso sea injusto y que, mientras se pone en solfa el supuesto acuerdo PP-IU en Extremadura, nadie habla de otros entre el PSOE y la derecha en otros lugares. Es muy posible pero es lo que hay. Extremadura es noticia; Navarra, no. Y eso es por algo y no por la conspiración de los medios. Exactamente ¿qué? Exactamente la pelea de la izquierda. En toda pelea hay que preguntar quién va ganando y parece claro que el PSOE que puede mostrar en Extremadura con la eficacia plástica de la propia doctrina de IU que es ésta la que está en la misma orilla que el PP. Tanto que los órganos federales están pensando qué tipo de sanción aplican a un comportamiento que no autorizan. En el horizonte, las elecciones generales de 2012 y la decisión que, a la vista de Extremadura, vayan a tomar los votantes socialistas cabreados, que son muchos.

(La imagen es una foto de Izquierda Unida, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 4 de juliol del 2011

Dos mujeres más asesinadas.

¿Qué tiene que cambiar para que cese este horror? Una nadería, una bagatela: tenemos que cambiar a los hombres. Pero no en eso tan socorrido de las pasiones, el temperamento que, en el fondo, es un eco de la teoría del "crimen pasional", siempre visto con condescendencia porque afecta a un "no sé qué" (¡qué razón tenía el Padre Feijóo al atacar esa fórmula del "no sé qué" que oculta indigencia mental o moral!) que los hombres no pueden controlar porque está por encima de sus fuerzas: razón por la cual, en el fondo, no son responsables.

Sin embargo la experiencia muestra que quienes terminan las relaciones amorosas asesinando a su pareja son normalmente los hombres. Hay quien dice que eso es fortuito y que las mujeres matarían más si no fueran el sexo débil. Para matar la fuerza ayuda, sin duda, pero no es imprescindible y, además, hay cosas quizá peores que matar. Un frasco de vitriolo, como se hacía en el siglo XIX, destroza la vida de una persona. Sin embargo, a la vista está que las mujeres no atacan físicamente. Lo hacen de otra forma, ya que en este mundo no hay ángeles, pero no físicamente que es de lo que se trata aquí.

Es que no son los instintos lo que hay que cambiar en los hombres sino sus estructuras mentales y para eso no basta con la educación, como creen las almas generosas convencidas de que la educación puede hacer milagros. Y no basta con la educación porque ésta se proporciona con unos materiales y en unos contextos que condicionan la mentalidad de cada cual. No se trata de lo que piensa cada hombre sino de lo que piensan los hombres con un lenguaje cuya misma estructura es misógina; dentro de una confesión religiosa (de cualquier religión) que menosprecia invariablemente a las mujeres; en una tradición filosófica antifeminista de más de dos mil años, si no rabiosamente misógina, como en el caso de Schopenhauer; con un arte y literatura que glorifica el patriarcado y justifica los "crímenes pasionales". Se trata de cambiar la mentalidad de unos hombres que, desde niños, vienen escuchando a los gramáticos, los curas, los filósofos, los artistas y literatos, que las mujeres son seres inferiores y que la autoestima del varón radica en que esos seres inferiores acepten resignadamente su inferioridad y sus consecuencias.

Recuérdese: los asesinos de mujeres son de todas las nacionalidades, clases, colores, religiones, edades, profesiones y estado civil.

El candidato
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La foto del tarjetón es muy mala. El truco de ocultar la calvicie de Rubalcaba dejándolo sin cráneo, a él que pasa por ser y en buena medida lo será, la eminencia gris del gobierno, es lamentable. Lo más criminal es esa sotabarba colgante en la izquierda del rostro. ¿No tienen photoshop en el PSOE? Ya sé que estas cosas son de mera imagen. Pero la imagen es esencial y hay que cuidarla. ¡Esa raya que le apunta directamente al gaznate, como si fuera una guillotina! En fin, que hay que esforzarse algo más en lo iconográfico.

En lo lingüístico tampoco hemos empezado muy bien. Rubalcaba es un hombre inteligente, mide sus palabras y sus tiempos; no es un bocazas como son muchos políticos; transmite la impresión de sinceridad, no parece el menda que vaya a tratar de venderte un pepla; tiene sentido del humor, rasgo importantísimo, y lo que dice suele ser razonable. Por eso ese deseo formulado recientemente de que quiere que la gente lo conozca como "Alfredo" y ya no como "Rubalcaba", lo que traduce una intención de proximidad, es audaz, desde luego, pero muy arriesgado. En el siglo XX sólo dos políticos han sido conocidos por su nombre de pila: José Antonio y Felipe. El primero no cuenta, pues no ejerció gobierno; queda sólo Felipe, en un país que ha tenido cinco Felipes reyes y un Felipe príncipe. Es el modelo de Rubalcaba pero me temo que no va a salirle. Y menos con la fórmula que han encontrado los genios del tarjetón de Alfredo P. Rubalcaba, que parece de gobernador de Nuevo México.

Salvando estos defectos de comunicación, el PSOE tiene un candidato muy sólido, seguramente el mejor. Por eso interesa que hable y explique su programa y no haga declaraciones sonoras como la de que sabe lo que que tiene que hacer para crear empleo, si no puede demostrarlo fehacientemente y eso sin contar con que alguien le diga que, si lo sabe, cómo es que no lo ha hecho ya desde el Gobierno. Sin duda Rubalcaba está al mando pero da la impresión de que tiene razón Felipe: cuanto antes salga del Gobierno, mejor para él. Más tiempo para preparar su campaña.

Porque lo que tiene enfrente son dos baterías que no van a parar de machacarlo, la batería de la derecha (gobierno de izquierda radical, del paro, de la deuda, de la crisis y de la recuperación de ETA) y la batería de la izquierda (gobierno de derecha, neoliberal, al servicio de los empresarios y el capital, antisocial) enfiladas sobre su posición. Y ninguna de ellas va a perder un tiempo precioso cañoneando a la otra. En el discurso del PP, IU no existe y en el de IU, en el fondo, el PP, tampoco. El enemigo común es el PSOE. En este caso, Rubalcaba, probablemente el mejor ministro del Interior de la democracia, a quien la izquierda acusa de los GAL y la derecha de amigo de ETA.

Además de todo lo anterior Palinuro cree que a Rubalcaba hay que reconocerle valor.

diumenge, 3 de juliol del 2011

Lo recto, lo torcido y lo retorcido.

El poder ciega. Está la Iglesia tan acostumbrada a tratar de pecado lo que condena y, cuando puede imponerlo, también como delito, que el solo hecho de dejar de hacerlo le parece una magnánima concesión por la que todos debemos estar agradecidos. Agradecidos de que a algunos ciudadanos ya no se los considere delincuentes por su opción sexual y no se los condene a penas de cárcel. Agradecidos de que no se use la ley para imponer opciones subjetivas.
Nada de agradecimiento; al contrario, suscita irritación comprobar que esa misma Iglesia decida reciclar a los antiguos pecadores y/o delincuentes en enfermos invocando para ello su magisterio. Declarar a otro "enfermo" por razones morales es algo atroz y no deja de serlo porque el que comete la demasía diga, como dice el Obispado de Alcalá de Henares, que lo hace desde el más exquisito respeto hacia todas las personas. Todas, no; a los homosexuales, no. Y no sólo a los homosexuales masculinos, tampoco a las femeninas, aunque éstas no cuentan para la Iglesia porque no cuentan para la Biblia. El patriarcado asoma siempre la pelambre. Hasta para delinquir hay que ser varón.
Sostener que una opción sexual es una enfermedad es, lo sabemos desde Foucault, una forma de represión. La enfermedad preferida para estos fines represivos es la mental. La Unión Soviética, presumiendo que los opositores políticos eran unos dementes, utilizaba la psiquiatría como un arma de represión, cosa que escandalizaba a los psiquiatras occidentales. Decretar como enfermedad mental una opción sexual no es menos escandaloso.
Sin embargo, este criterio puede no ser solamente un error y una agresión; puede ser también un cálculo interesado, un cálculo retorcido. Si la opción homosexual es una enfermedad, la pederastia también. La paidofilia puede ser una enfermedad o no; eso ahora no importa. Pero, desde luego, es un delito. Por eso sabemos que la hay, porque las víctimas denuncian, porque hay víctimas. En cambio no sabemos cuántos curas y monjas son homosexuales porque la homosexualidad, al ser comportamiento privado entre adult@s que consienten, no es un delito. No hay víctimas. Hacer pasar por enfermedad un delito es inmoral como también lo es tachar de enfermo el comportamiento que, sin perjudicar a nadie, no aprobamos por razones morales.
Con esta obsesión por fiscalizar lo que hace la gente en la intimidad, la Iglesia muestra ser en verdad muy de este mundo. En tiempos del nacionalcatolicismo de Franco se encerraba a los homosexuales (es decir, a los más indefensos) en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes de la República. En algunas partes del planeta la homosexualidad se castiga con la muerte y en muchas otras con penas de prisión. La ONU propone despenalizar la homosexualidad en todo el mundo, cosa a la que, por supuesto, se oponen varios países musulmanes y el Vaticano. Una coincidencia de religiones muy reveladora.
Y ya, puestos a razonar con sentido común, eso del celibato del clero, ¿es enteramente sano? ¿No produce desequilibrios? ¿Obsesiones quizá? En todo caso es algo coherente con el odio de la Iglesia a la sexualidad, disimulado bajo la celebración de ésta en el terreno exclusivamente reproductivo cuyo símbolo máximo es la madre de dios, que cumple la función reproductiva sin perder la virginidad. Un odio sublimado en un absurdo: la sexualidad es santa cuando es reproductiva; pero la perfección se alcanza no ejérciéndola, manteniendo la castidad que es la no-reproducción Y quienes creen y viven en este mundo de delirio osan llamar a otros enfermos.

dissabte, 2 de juliol del 2011

Dos casos de manual.


I.- Strauss-Kahn en el Ox-Bow Incident.

Cuando estalló el escandalazo de Dominique Strauss-Kahn (DSK) Palinuro mantuvo un prudente silencio a riesgo de que los críticos, que no pasan una, lo acusaran de no mencionarlo debido a sus supuestas simpatías sociatas. No había tal. Antes bien, había que el caso era demasiado típico, casi perfecto, evidente. Tanto que suscitaba sospechas razonables. De un lado podía construirse una historia melodramática muy convincente y que suele ser ideal para consumo de masas, siempre dispuestas a soliviantarse moralmente con las perversiones de los ricos, famosos, poderosos. El caso del gran banquero (aunque sea por delegación), acostumbrado a hacer lo que le da la gana y la oscura y modesta camarera, inmigrante para más señas, víctima de las demasías de los crápulas de las alturas. De otro lado se añadía que DSK, el modelo de triunfador, es socialista y se aprestaba a subir más en la jerarquía social presentándose candidato a la presidencia de la República francesa. Dos datos que añadían picante y morbo a la truculenta historia.
En cuanto al primer aspecto, el señor y la plebeya, el asunto recordaba las indignantes aventuras del malvado baronet y la infeliz huérfana a su merced, típicos de los melodramas de Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca con las que se amenizaban y moralizaban al tiempo las tristes vidas de los españoles en los años pre-televisivos del Invicto. Podía ser y, en verdad, puede seguir siendo cierto mientras las cosas no se aclaren del todo. Pero resultaba demasiado tópico, demasiado perfecto. Era tan increíble que obligaba, cuando menos, a suspender el juicio y esperar para no parecer los honrados ciudadanos de Bridger's Wells, en la magnífica peli de William A. Wellman, The Ox-Bow Incident, sobre la aun mejor novela de Walter Van Tilburg Clark. Unos adeptos a la ley de Lynch cuelgan a tres presuntos asesinos y cuatreros sin darles la oportunidad de defenderse ante un tribunal de justicia.
Pero en contra de esa restricción hablaban los dos datos picantes mencionados: un socialista y probable candidato a la presidencia de la République en lid con el hombre de la derecha, Sarkozy. Demasiado fácil: no se puede presentar a un violador como candidato a nada honorable. La derecha respiraba tranquila porque DSK era una amenaza cierta. Ahora sólo tendría que vérselas con alguien como Martine Aubry de quien se ha llegado a decir que quizá quedara en tercer lugar en la primera vuelta de las presidenciales, por detrás de la hija de nacional Le Pen, cosa tampoco tan extraña pues ya le sucedió a Lionel Jospin con el propio Le Pen.
En la izquierda, esa que se ve a la izquierda de la socialdemocracia, la cuestión era evidente en sí misma: el afán socialdemócrata de contemporizar con los ricos, los capitalistas, corre parejo con la perversion e inmoralidad de su comportamiento que reproduce el de estos, con su tradicional desprecio por las clases populares, a las que someten a todo tipo de sevicias, incluidos los asaltos sexuales. El asunto no puede ser más absurdo porque implica extraer consecuencias morales de cuestiones políticas sin que haya base alguna para hacerlo. La sola insinuación de que la opción política determina un tipo de comportamiento moral personal es tan disparatada que no merece ni comentario. La base de todas las opciones políticas es el ser humano y el ser humano es igual (y distinto) en todas partes. Pero que sea disparatado no quiere decir que no sea útil. Porque, al fin y al cabo, si la derecha quiere cerrar el camino de DSK a la presidencia, la izquierda "izquierdista" también quiere sacar tajada: que la socialdemocracia desaparezca para ocupar su lugar, y puede caer en la tentación de emplear este medio tan falso para conseguirlo.
En el caso de que haya caso penal contra DSK, que está por ver y hasta hay quien dice que no lo habrá, el acusado lo será por su comportamiento personal, no por su opción ideológica directa o indirectamente. Y por lo tanto, a juicio de Palinuro, lo correcto, en todos los sentidos del término, hubiera sido callar y esperar. Puede que, después de todo, efectivamente, DSK sea culpable; pero no es seguro y hasta es posible que no lo sea en cuyo caso el tremendo daño que se le habrá infligido como persona ¿no dará que pensar? ¿O es que por ser socialista y/o rico ya no es persona?
II.-Teddy Bautista y la presunción de inocencia.

Menuda primera de Público. Está claro que tiene una finalidad connotativa que lleve a asociar la SGAE con ETA o, cuando menos, con la mafia. "Desmantelar" y "cúpula", dos términos de resonancias tremendas. Es un reflejo de la animadversión que concitaba Bautista en sectores amplísimos de la población; más concretamente, tod@s los obligad@s a pagar un canon que no tiene niguna justificación moral y que ha sido desautorizado. Pero no sé si ello puede llevar a poner al acusado desde ya mismo en la picota.
La SGAE se ha convertido en los últimos años en el adalid de los derechos de autor frente al gratis total de la red. Y en eso cuenta también con mucho apoyo. Palinuro, por ejemplo, cree que los creadores tienen derecho a vivir de su trabajo, a cobrar por sus obras. Pero no cree que ese derecho deba imponerse a base de cánones o de convertir en delincuentes sin más a quienes piratean contenidos. Parece razonable pensar que el derecho de propiedad intelectual debe adaptarse a las condiciones del mundo digital y de la red y redefinirse de forma que una mayoría social lo apoye y no se imponga por vía de decreto o de ley que pueda considerarse razonablemente injusta.
El percance judicial de Bautista suena muy verosímil pero también era muy verosímil la primera versión de la historia de Strauss-Kahn. Los delitos societarios, como los sexuales, tienen una especie de prima de crédito, esto es, se creen antes y más simplemente porque coinciden, al parecer, dando razón a un prejuicio: que a los hombres se les va siempre la mano sobre las mujeres y sobre la caja.
Es difícil pedir respeto a la presunción de inocencia para alguien que ha conseguido enemistarse con medio país o más. Pero hay que hacerlo y no dejarse llevar por pasiones que obnubilan el juicio. Bautista está en buenas manos, en manos de los jueces. Serán estos quienes decidan si es culpable o no y en qué medida. Pero sea lo que sea, inocente o culpable, es obvio que lo es con independencia de sus convicciones acerca del derecho de propiedad intelectual. Habrá quien diga que esas convicciones son fingidas. Es posible, pero ello no afecta al derecho en sí, sino al fingidor. No hay relación de causa efecto alguna entre la defensa del derecho de propiedad intelectual y una probabilidad de llevárselo crudo a casa distinta de la de la defensa de los derechos de los animales o de los gays a que los obispos no los llamen pervertidos, precisamente los obispos.

divendres, 1 de juliol del 2011

El ataque al Estado del bienestar.

Allá por 1984 Palinuro publicó un libro, Del Estado del bienestar al Estado del malestar, (Madrid, Centro de Estudios Constitucionales), que se reeditó en 1991, cuando la Unión Soviética estaba viniéndose abajo. Su contenido era el que preanunciaba el título, que resultó profético. A raíz de la crisis del petróleo de 1973 (precedida por la supresión de la convertibilidad del dólar en 1971) se desencadenó un ataque contra el Estado del bienestar en cuatro frentes: teórico, político, jurídico y económico. En el teórico se argumentaba que el Estado del bienestar era insostenible y que había que volver a la teoría clásica, enterrando el keynesianismo (en esencia, la llamada revolución neoliberal; en el político, el hundimiento del comunismo dejó a la izquierda en los países capitalistas sin su "última razón", sin su apoyo empírico; en el jurídico, se puso freno a la juridificación y constitucionalización de los avances en derechos y políticas sociales, a lo que Elías Díaz llamaba la "juridificación de la transición al socialismo"; en el económico, el proceso de globalización ha fortalecido el capital, que se ha internacionalizado, pero no el trabajo, que no lo ha hecho.

Este dato es más importante de lo que parece y permite al capital, en una posición de fuerza, replantear el pacto social-liberal de la postguerra, el del Estado del bienestar y los acuerdos de Bretton Woods. Desde el momento en que una parte importante del antiguo Tercer Mundo, China y el sudeste asiático, pero no sólo ellos, pasa de ser mercado de productos occidentales a convertirse en productor que invade los mercados de las antiguas metrópolis, éstas están sometidas a una competencia feroz que no pueden resistir porque el viejo recurso del proteccionismo ya no se puede emplear. Ha sido el capital internacionalizado en busca de mayor rentabilidad el que, al deslocalizarse, ha puesto en marcha la maquinaria que trae la crisis a los países en los que se originó.

Para poder sobrevivir en una competencia en la que los antiguos mercados se han convertido en potencias financieras y son las que invierten ahora en los países occidentales, bajo sus condiciones, el capital exige la reducción de costes en todos los órdenes, públicos y privados. Esa exigencia, contra la que los Estados del bienestar están política y jurídicamente desarmados (además de deslegitimados por la tremenda ofensiva teórica neoliberal), puede ser la sacudida definitiva para que el edificio se desmorone.

Lo único que puede parar esta destrucción es la movilización de las poblaciones con los consiguientes riesgos de conflictos, disturbios, trastornos sociales, turbulencias de todo tipo. Lo que sucede es que esa movilización no es muy plausible, habida cuenta de que carece de una clara proyección en el futuro. Ningún partido con relevancia política y parlamentaria en Europa propone la socialización de los medios de producción. De todos. Sin embargo, esa práctica es la única alternativa visible al capitalismo que descansa sobre la propiedad privada de tales medios. Y si alguien quiere calibrar en qué medida el capital está ganando la guerra, que considere cómo la consigna del tiempo es privatización y consiguiente desaparición de cualesquiera sectores publicos.

Sin orientación estratégica, la movilización ciudadana (el 15-M, por ejemplo) se limita a proponer reformas tácticas. Estas pueden ser muy importantes; por ejemplo, pueden plantearse como un control democrático de los mercados y del uso de los medios de producción. Así se soslayaría el inconveniente de la socialización. Pero lo que ésta tenía de erróneo lo tenía de claro mientras que es posible que lo que la democratización tenga de acertado, lo tenga de confuso ya que la democracia es término muy contestado. La prueba: la frecuente crítica de que las democracias representativas no son verdaderas democracias. Razón por la cual, se dice, la democracia está ahora en la calle, en la lucha por el Estado del bienestar.

Crónica de la revolución indignada (XV).

Indignados con los indignados

El 15-M es un movimiento multifacético en el que se escuchan propuestas muy diversas y en bastantes casos, contradictorias. No tiene un programa sino una especie de fogonazos, de ideas que lucen como estrellas aisladas entre sí; el 15-M es un mosaico o una especie de cielo estrellado. No tiene un único criterio. Esto es algo lógico: es imposible que dos seres humanos tengan convicciones idénticas, mucho más un conjunto de ellos, reunido de modo espontáneo al calor de una pasión humana, la indignación. Podían haberse reunido al calor del amor o del odio o de la juerga. Pero lo han hecho a la de la indignación. Tod@s están indignad@s pero luego, cada cual es de su padre y de su madre.

Esta circunstancia produce cierta irritación en la gente que quiere saber, como se dice, a qué atenerse. Pero no es para enfadarse. Palinuro, por ejemplo, que está muy mosca con la ausencia de referencias a la Iglesia en el 15-M, reconoce que, dado lo abigarrada de la composición del movimiento, habrá gente de activa confesión católica y hasta meapilas y quizá no convenga enfadarse por esa causa. No es muy convincente pero se puede admitir.

La desconfianza es compatible con el apoyo al 15-M; es lo que se llama eufónicamente apoyo crítico, que se suma al muy extenso apoyo social de que goza el movimiento. Lo curioso son las discrepancias que generan tanta irritación en el discrepante que éste pasa a indignarse con los indignados. A medida que discurren los días y se remansan las aguas del primer choque del 15-M, proliferan estas críticas indignadas. Un bloque de ellas procede de militantes y seguidores de partidos tradicionales que se indignan de no poder defender sus opciones partidistas en el seno del movimiento sobre todo cuando éste subraya una y otra vez, que no es ni quiere ser un partido. Para estos militantes es impensable no poder hacer propaganda de su partido y no parecen caer en la cuenta de que si la hicieran todos los que pertenecen a otros partidos el 15-M se convertiría en un batiburrillo insoportable. Por supuesto es impensable que cualquier partido que se acerque al 15-M por la afinidad que sea no trate de orientar el movimiento en el sentido de su programa. En su extremo más delirante este intento quiere hacerse mediante la infiltración de militantes de esos partidos en los organismos del 15-M.

El otro grupo son los analistas que, por carecer de vinculaciones orgánicas con partidos se piensan au dessus de la mêlée, lo que no es enteramente cierto porque, aunque no militen, suelen comulgar con determinadas opciones políticas amplias, normalmente los partidarios del sistema democrático actual, tanto en su variante maximalista (tenemos la mejor democracia que cabe pensar) como en la minimalista (tenemos la menos mala). En cualquiera de los dos casos, los indignados suscitan indignación, a su vez, por su insistencia en no hacer las cosas según las reglas del juego.

Esta indignación se justifica con poderosas razones numéricas: los diputados, por ejemplo, representan a cientos de miles, millones de ciudadanos mientras que, por todo lo que sabemos, los indignados se representan a sí mismos y si acaso. Pero es innegable que tienen un amplísimo respaldo en la sociedad, incluso entre aquell@s que votan partidos políticos tradicionales. Lo que dicen los indignados de los indignados es que eso está muy bien, pero que se demuestre de la única forma admisible en democracia, que es a través de partidos que se presentan a eleciones. El error está en admitir esta afirmación sin matizarla: los partidos no son los únicos medios de acción política democrática. La Iglesia, la banca, la patronal tienen un enorme peso político y orientan la acción del gobierno sin ser partidos. Pueden estar más cercanos a unos que a otros pero ellos mismos, como actores con influencia, no son partidos. ¿Por qué no va a tener incidencia política real, práctica, el 15-M aunque no se constituya en partido? La lucha contra el sistema no tiene por qué hacerse en los términos del sistema mismo, puede probar con otros. La calidad de la democracia se medirá según cómo ésta consiga integrar esa lucha y esa crítica. Indignarse con los indignados reconociendo que tienen razones para estar indignados pero negándoles crédito porque no pongan en práctica esas razones es confundir la salva sea la parte con las témporas.

(La imagen es una foto de cris_gn, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 30 de juny del 2011

Grecia: la de Troya.

¿Podría estar pasando en Madrid lo que está pasando en Atenas si Zapatero no hubiera tomado las duras medidas en mayo de 2010 que tan caras han costado al PSOE un año después? Se trata de una típica cuestión contrafáctica, de esas que, siendo puramente hipotéticas, no tienen respuesta. O, mejor dicho, tienen varias, no necesariamente coincidentes y una de ellas, sin duda, es "sí", claro que podría estar pasando. La oposición de derecha hizo lo que estuvo en su mano para que sucediera cuando cuestionó la capacidad del gobierno y de España en su conjunto para afrontar el pago de la deuda, cuando Aznar recorría el mundo como el agorero de la catástrofe, hablando pestes de su propio país, a ver si lo hundía y todos afirmando siempre medazmente, como puede verse ahora, que España estaba como Grecia. En esto la derecha coincide con esa izquierda sedicentemente radical que cree que si no hay un estallido revolucionario violento ella no tiene nada que hacer y es muy posible que tenga razón.

Pero no ha pasado; España no ha seguido el rumbo de Grecia como sí lo han seguido parcialmente Irlanda y Portugal. Las duras medidas de ajuste de Zapatero le volvieron la opinión en contra, le encresparon a sus propios votantes, permitieron que se dijera que el PSOE había dejado de ser socialdemócrata como si fuera una traición cuando ya los guardianes puros de las esencias revolucionarias venían diciendo desde los años veinte del siglo XX que ser socialdemócrata era en sí mismo una traición, de forma que la acusación ahora sería el haber traicionado la traición. Todo para acabar con esa fórmula ridícula de que el PP y el PSOE son lo mismo con lo que resulta incomprensible por qué la derecha está loca por echar a los socialistas y ocupar el poder de nuevo.

Tales duras medidas provocaron en parte el movimiento de los indignados. Pero los indignados españoles, a diferencia de los griegos, son pacíficos. En España no hay violencia. ¿Por qué no? ¿Es que los griegos son genéticamente más dados a la bronca que los españoles? La diferencia radica en las medidas de ajuste en sí mismas. En España han sido muy duras y han recaído preferentemente sobre los sectores menos favorecidos de la población; pero es que en Grecia han sido durísimas, verdaderamente abusivas, despiadadas, afectan también a l0s menos favorecidos pero los maltratan mucho más. Tanto que no han podido aguantarlo y ha intensificado la violencia que ya venía de atrás.

En ambos casos, Grecia y España y, en general, en todos los países capitalistas, se da la certidumbre de que la crisis beneficia a los ricos, perjudica a los pobres y está consiguiendo desmantelar el Estado del bienestar. Sin duda. Pero en Grecia esta situación es más grave: la conciencia de los griegos de haber sido estafados por sus bancos, sus financieros, sus empresarios, sus políticos es tan patente como en Islandia, pero de consecuencias mucho más dramáticas. Y la idea es clara: los griegos tienen que ser la cabeza de turco en la que el capital europeo pueda imponer sus condiciones. Con cierta ingenuidad, El País lo dice sin sombra de duda: Grecia evita el caos en la zona euro al aprobar duros recortes. O sea, los griegos van a pagar por todos y sobre sus espaldas caerá la tarea de que el Deutsche Bank o la banca francesa (los más expuestos a la deuda griega) no mermen sus beneficios. Grecia hizo Europa en la época clásica y Europa se lo paga arruinándola y poniéndola de rodillas.

Un movimiento de solidaridad con Grecia, que ya ha comenzado entre los indignados, pero no es suficiente debiera recorrer Europa. Los europeos debiéramos exigir a nuestros representantes en Bruselas que aprueben de una vez una tasa sobre las transacciones financieras que ahora parecen estar considerando, cuando llevan años negando la conveniencia de la famosa tasa Tobin, que inspiró el nacimiento de Attac. Y que con esa tasa se rescate Grecia. Sería lo justo. Que pague el capital la catástrofe que el capital ha provocado.

Crónica de la revolución indignada (XIV).


Unos debaten, otros se infiltran.


Los indignados llevaron el debate sobre el estado de la Nación a su foro habitual en la Puerta del Sol con lo que Esperanza Aguirre, que asistió al del Congreso el martes, podrá comparar los dos. Hubo varios cientos de personas que debatieron sobre cuestiones de economía e hicieron algunas propuestas tan razonables que cualquiera las suscribiría, como abolir los paraísos fiscales, cosa que ya había dicho, entre otros, Sarkozy. Según los economistas, muchas de esas propuestas son realizables. Por supuesto, seguramente todas. La dificultad no es de carácter económico, sino político. Los ricos no quieren, y son los que mandan.

En su fulgurante evolución, el 15-M está realizando un curso de aprendizaje revolucionario. Empezó con una proclamada vocación apolítica, apartidista, asindical y a ella sigue remitiéndose, aunque cada vez con menos intensidad porque la realidad le demuestra tozudamente que, quiera o no, su combate es político y tendrá que librarlo en sede política e institucional. De lo contrario, además del peligro de la irrelevancia, correrá el de caer víctima de alguna manipulación de infiltrados en su seno procedentes de otro partido. De eso venimos hablando hace días. Hasta la fecha, la izquierda se ha mantenido en una actitud prudente: quisiera integrarse en el movimiento, orientarlo, pero sabe que no debe hacerlo y, además, los indignados no se dejan.

Pero la maniobra puede salirle a otro partido. Por ejemplo, según se denuncia en Kaosenlared, una manipulación mediante infiltración es lo que han pretendido los republicanos de ese inenarrable personaje que es Trevijano, el viejo inspirador de la conspiración republicana de los años noventa (Lo sentimos chicos del MCRC, habéis sido descubiertos: O de cómo DRY empieza a desmarcarse de los infiltrados), una oscura maniobra en la que participaban otros aficionados a las conjuras de opereta cuyo eje suele ser El Mundo. El MCRC es el Movimiento Ciudadano por la República Constitucional que, según el artículo, está conectado a un partido de extrema derecha de un periodista de Intereconomía que ya ha intentado en otra ocasión acaudillar a los indignados en favor de sus postulados y, por otro lado, a UPyD. Una infiltración en toda regla para orientar el 15-M en una dirección delirante que recuerda la Conquista del Estado, de Ledesma Ramos o el Estado libre de Fiume, de Gabriele d'Annunzio, aunque con un lenguaje mucho más pedante y relamido.

Por esto DRY (Democracia Real Ya) se desmarca de la propuesta de Referéndum para el 15 de octubre que Palinuro consideraba poco viable en un post anterior. Y lo hace al caer en la cuenta de que ha estado a punto de ser instrumento de un grupo de conjurados compulsivos que quiere instaurar una República mediante un golpe de mano en el tiempo que le deja libre su incansable búsqueda de los verdaderos autores de la matanza del 11-M.

(La imagen es una foto de sergi MD, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 29 de juny del 2011

El debate de los adioses.

Muy curioso el debate de ayer. Zapatero se despide y Rajoy, que aspira a sustituirlo, no llega. En el medio, la incógnita de qué suerte deparará el destino a Rubalcaba, el gran ausente presente. Su jefe no se refirió a él en ningún momento, quizá por prudencia y porque el sentido común ordena que se configure como figura autónoma, con proyecto propio, a la sombra de nadie. El líder de la oposición mayoritaria tampoco lo mencionó lo que no solamente es una imprudencia y un error garrafal, sino una prueba de que su discurso carece de sentido.

Zapatero, libre como los pájaros, trazó el cuadro de la crisis, explicó la necesidad de las duras medidas adoptadas y afirmó que, a pesar de todo, se habían mantenido las políticas sociales. Al margen de que se esté o no de acuerdo con el carácter de las medidas, lo que es indudable es que, al adoptarlas, España se salvó de algo parecido a una catástrofe. Han caído Grecia, Irlanda y Portugal. España, no. Eso lo ve todo el mundo. Lo del mantenimiento de las políticas sociales es más discutible y de hecho la izquierda lo discute mucho. Pero sus propuestas concretas en una situación tan endiablada como la actual no son convincentes. El Pacto del Euro seguramente es un trágala pero, aparte de la indignación que suscita, deja bien claro que el margen de los gobiernos nacionales para arbitrar políticas económicas autónomas es casi inexistente. Cierto que en unos casos más inexistente que en otros, pero en el español inexistente de todo punto.

La oposición -toda- mostró carecer de alternativas reales y practicables (Durán enumeró algunas pero son más a beneficio de inventario e inferiores a las que anunció el propio Zapatero) limitándose a cuestionar al Presidente en lo personal la derecha y en lo ideológico la izquierda, ambos disparos muy acá o muy allá del blanco. Esto permitió a Zapatero dominar el debate en su conjunto porque allí se habló de lo que él quería, de forma que pudo desarrollar su discurso íntegro aprovechando las réplicas, muy contundente con Rajoy y más dialogante y hasta comprensivo con los demás grupos. Es la enésima escenificación de ese clima de la cámara cuya labor descansa sobre las negociaciones entre el Gobierno y la oposición excluido el PP. Es incomprensible que la derecha se deje arrinconar siempre en esa imagen hosca, aislada, incapaz de acordar con nadie salvo, ocasionalmente, con UPyD.

Pero es así y en parte porque los discursos de Rajoy son siempre el mismo discurso desde hace cuatro años: Zapatero debe convocar elecciones anticipadas que presupone que ganará él. Y esta será la garantía de que España saldrá de la crisis que Zapatero es incapaz de vencer. Es un discurso lógicamente absurdo porque da como causa lo que, de ser algo, será efecto. Es decir, porque el PP tiene la fórmula para salir de la crisis es por lo que Rajoy ganará las elecciones y no al revés, esto es, porque Rajoy ganará las elecciones es por lo que el PP tiene la fórmula para salir de la crisis. Y esto también lo ve todo el mundo que todavía no ha escuchado propuestas razonables de la derecha excepto su sistemático niet.

El estribillo de "elecciones anticipadas ya", una especie de remedo quejumbroso del estentóreo "¡váyase seor González!", y la ausencia de todo tipo de propuestas prácticas producen una sensación de hastío que no beneficia nada a la imagen de un Rajoy que tiene un carisma parecido al de las acelgas. Pero, además, en este último debate de la legislatura muestra una falta tal de reflejos de todo tipo que resulta increíble. Pedir elecciones anticipadas cuando faltan ocho meses para la celebración de las ordinarias con un verano por medio equivale a repetir el discurso del debate del año pasado con 12 meses de anticipo menos, una muestra de impotencia. Tres años, casi cuatro, pidiendo adelanto de las elecciones sin una sola moción de censura es una verdadera filigrana de irrelevancia parlamentaria.

Pero hay más y es peor: pedir elecciones anticipadas con el seguro candidato socialista sentado a escasos metros a la izquierda y no mencionarlo ni una vez, aunque sea para hablar bien de él, es prueba de que, al preparar sus discursos, Rajoy no mira la realidad sino que solo escucha sus obsesiones. La más importante de todas: ver si consigue, por fin, ganar unas elecciones, no vaya a ser que este debate no sea sólo el del adiós sino el de los adioses.

Crónica de la revolución indignada (XIII),


Sigue el silencio y el eco.


Palinuro está cada vez más mosca con el silencio del 15-M acerca de la Iglesia. Ahí están en la foto los indignados acampados ante la fachada del obradoiro en Santiago y podrían pasar por peregrinos. Esto huele a chamusquina. Se acerca el momento de la llegada del Papa contra cuya visita se agitan las aguas en la red y no sólo entre los habituales ateos sin redención posible sino también entre muchos católicos que ven con escándalo evangélico que, en tiempos de crisis, de penurias, recortes y precariedad, se haga un dispendio de esta magnitud con un motivo propagandístico y bastante insulso. Y un poco ridículo. Reunir a cientos de miles de jóvenes de todo el mundo en agosto en Madrid a que el Papa les diga que son la luz y la esperanza del mundo, que no usen condón, que cuidado con las manos y que recompongan su alma, pues monseñor Rouco asegura que, al menos los del 15-M, la tienen rota, es algo tan irreal como esa religión, empeñada en organizar la vida de todo el mundo según las convicciones de unos cuantos que dicen interpretar unos escritos sagrados.

Y el 15-M, mudo al respecto. ¿Pederastia en la Iglesia? ¿Lujo, boato, despilfarro? ¿Glorias mundanas? ¿Olvido del espíritu evangélico? ¿Parasitismo de los fondos públicos? ¿Injerencia en asuntos políticos? ¿Oscurantismo? ¿Misoginia? ¿Negación de derechos de las minorías? ¿Intolerancia? ¿Manipulación? ¿Colonización del Estado? Realmente el 15-M ¿no tiene nada que decir sobre todo esto? No me lo creo.

Porque el discurso del 15-M llega a todas partes. Ayer estuvo presente en el debate sobre el estado de la Nación. Lo sacó la izquierda en la oposición y lo recogió la parte más a la izquierda del presidente del gobierno que llegó a reconocer -punto esencial- que el sistema electoral es injusto con IU. No sólo con IU, pero es importante que se diga en la cámara y que lo diga el presidente del gobierno. Ahora sólo falta que sea consecuente y dedique parte de lo que queda de legislatura a reformarlo. Si esto sucediera -y debiera suceder- se probaría que el 15-M, sin necesidad de ser partido ni tener organización allende la que da la red, ha obtenido un exitazo parlamentario.

El discurso del 15-M está también presente en esa plataforma de intelectuales y artistas que salieron ayer a pedir... ¡la reconstrucción de la izquierda! Varios de los allí presentes hace un año refundaban IU con tanto éxito que ahora quieren reconstruirla porque reconocen que la IU refundada no ha dado resultado en términos electorales. Puede que hasta haya sido contraproducente. Y ¿cómo se reconstruirá ahora? Según parece, recuperando ilusión, mucha ilusión y escuchando las proclamas que lanza un sector de la intelectualidad, mayoritariamente ligado a la IU refundada. Da la impresión de que el mensaje de fondo es que la izquierda se reconstruirá vertebrada por las reivindicaciones del 15-M. Pero esto es más que dudoso.

En términos teatrales (y la política es básicamente una acción escenificada) , familiares a muchos firmantes, el 15-M es el coro de los dramas griegos clásicos. Su función es avisar a los personajes y explicar al público, pero no es un personaje específico ni público sino un algo intermedio, oscilante, que ejerce influencia pero no sabe la influencia que ejerce. Es imposible que los partidos se identifiquen con el 15-M o, incluso, lo dirijan porque en éste hay clientela de partidos muy distintos y hasta de ninguno. La única posibilidad es dejar de ser partidos, fundirse por un proceso osmótico con el movimiento. Quizá por eso los intelectuales -que tienden al ideal platónico- dicen que quieren reconstruir la izquierda. No ya IU u otro partido sino la izquierda, que son ganas de nombrar la soga en casa del ahorcado en la que hay una pelotera permanente acerca de quién es de verdad de izquierda, quién de mentira, quién traidor, quién vendido, quién falsario. En todo caso, cada cual propone lo que le parece bien. Lo único que aquí puede decirse es que esa comparecencia pública parece haber equivocado el escenario ya que no deja claro a quién representan esos cineastas, escritores, profesores, jueces y qué quieren hacer con las firmas que están recogiendo. ¿Han probado a ir a leer su comunicado a una asamblea de indignados? Sería interesante asistir al debate. Porque, en fin, veremos qué da de sí el duplicado del del estado de la Nación hoy en Sol.

(La imagen es una foto de xornalcerto, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 28 de juny del 2011

Fascistas, genocidas y roba-niños.

Una Gran Nación


(A propósito de la petición de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de que el Congreso condene la sublevación fascista del 18 de julio de 1936).


Se alzaron en armas contra el gobierno legítimo que habían jurado defender.

Hicieron una guerra civil de tres años con ayuda militar de las fascistas Alemania e Italia y el empleo de regulares de África, contra su propio pueblo. La única guerra que el ejército español ha ganado en trescientos años... contra su propio pueblo.

Procedieron a un exterminio sistemático de los adversarios desarmados por razones políticas, o sea un genocidio.

Trataron a los vencidos con crueldad inaudita, persiguiéndolos, encerrándolos, torturándolos, asesinándolos, aterrándolos durante años; a ellos y a ellas.

Depuraron y represaliaron todos los cuerpos de la administración y las profesiones liberales y confiscaron o simplemente robaron los bienes, tierras y patrimonios de los vencidos.

Impusieron una dictadura totalitaria y terrorista de delincuentes con plena complicidad de la Iglesia.

Establecieron un régimen de corrupción generalizada en que los adictos a los delincuentes en el gobierno se enriquecían robando a la Administración mientras la gente pasaba hambre.

Sus generales y altos mandos eran sobornados por los ingleses y los aliados en general para que no entraran en la guerra mundial del lado de Alemania.

Enviaron una división a luchar contra los soviéticos con uniforme alemán y bajo mando alemán.

Robaron decenas de miles de niños de rojos para entregárselos como hijos adoptivos, criados o esclavos a las familias adictas al régimen, bendecidas por los curas.

Dieron muchos gritos pero dejaron Gibraltar como estaba por miedo a los británicos.

Vendieron la soberanía nacional en lo territorial a los Estados Unidos y en lo espiritual al Vaticano a cambio de leche en polvo y unas medallitas.

Enviaron a los trabajadores españoles como emigrantes en condiciones de miseria por cientos de miles a los países europeos para financiar con sus retornos el desarrollo español.

Siguieron robando niños con los mismos fines que antes, aunque no ya solamente a los rojos sino, en general, a los pobres.

Reprimieron toda manifestación de libertad, creatividad cultural o folklórica popular ensalzando el fútbol, los toros y el flamenco como la esencia de la raza.

Se tragaron todas las humillaciones militares en el norte del África, incluido el expolio del Sahara.

Se tragaron todos los desprecios internacionales, incluido el aislamiento en Europa como régimen apestoso.

Su sanguinario caudillo firmó las últimas penas de muerte un mes antes de morir él mismo bajo el manto de una Iglesia cómplice de la dictadura y genocidio.

Por entonces España no sólo era conocida en Europa por ser exportadora de mano de obra barata sino también por ser un lugar donde podían comprarse niños ya que su robo se había convertido en un negocio redondo.


A esto es a lo que Rajoy llama una gran nación y este es el régimen que su partido se niega a condenar, en el que sus capitostes vivían con extraordinaria placidez a los gritos de ¡Una, grande libre! y ¡Franco, Franco, Franco!

El problema de autoestima en el imaginario colectivo que aqueja a los españoles no es un invención sino que tiene raíces muy profundas y no se resolverá en tanto no se afronte la verdad.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell que muestra republicanos fusilados por los franquistas, bajo licencia de Creative Commons).

Crónica de la revolución indignada (XII).

En medio de los medios.



Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Se ha dicho muchas veces: el movimiento 15-M es muy mediático. Y no se ha dicho tantas, pero sus relaciones con los medios son muy difíciles porque los acusan de manipular, de falsear la realidad, de mirar por los intereses del amo y no por los de la verdad. Y hay mucho de eso, en efecto: esos medios generalmente de la derecha que no informan pero sí insultan, mienten, tergiversan, borran imágenes, manipulan y falsean los sacan de quicio. Quizá les interese saber que eso es lo que habitualmente hacen con todo lo que recuerde la izquierda: periódicos, radios, televisiones de la derecha que son de trinchera, dedicados a lanzar basura sobre lo que no sea el PP. El 15-M no es una víctima especial o singular. Por ello a lo mejor empieza a distinguir algo entre la derecha y la izquierda, en lugar de ofrecer esa imagen tan pasada y falsa de "no ser lo uno ni lo otro", como José Antonio Primo de Rivera.

No obstante, quizá para no verse forzados a reconocer que no todos los medios son iguales, así como tampoco lo son los políticos, los indignados suelen lanzar andanadas contra los medios más equilibrados y profesionales, acusándolos asimismo de manipulación. Estos se ponen nerviosos y acusan el golpe con mala conciencia. Así, la defensora del lector de El País dedicaba su reportaje del domingo al problema bajo el título Indignados con los medios en el que recogía las acusaciones "genéricas" del 15-M y, a modo de respuesta, pedía la opinión de tres personas cuyo criterio considera "de referencia", siendo dos directamente de la redacción de El País y el tercero columnista habitual del medio. Tiene gracia la cosa porque ¿qué van a decir los escogidos? Lo que la articulista quiere escuchar, una mezcla de simpatía paternalista con el movimiento, con una pizca de crítica por sus exageraciones y una clara seguridad de que el asunto no va con ellos que, aunque no lo parezca, están por encima de toda sospecha. ¿Autocrítica? Cero. ¿Sospecha de que la complaciente (y aburrida) imagen que tienen de sí mismos no sea ampliamente compartida? Ninguna. Estos chicos del 15-M no son pulgosos, como dicen los brutos de la derecha, pero les falta un hervor y, sobre todo, carecen de contactos, de solvencia (¡cómo les gusta esta palabra que tanto traiciona!) en los círculos mediocráticos que ellos controlan.

Eso no es manipulación; es análisis. Y, por si fuera poco, para hoy ya se anuncia una profunda reflexión del estamento pensante del medio que seguramente deslumbrará a la concurrencia a través de un análisis de la "transparencia" que, por supuesto, nada tiene que ver con las reivindicaciones en el mismo sentido del 15-M.

Deslumbrar es también lo que pretende hacer la academia a la que el mismo periódico ha ido a interrogar siempre en búsqueda desinteresada de la verdad, y a ver si le coge el tranquillo a esa hirsuta desconfianza de los indignados para con los héroes de nuestro tiempo (Difícil democracia sin líderes) y que parece haberse puesto de acuerdo para repetir, salvo contadas excepciones, como si fuera una novedad la cantinela que Palinuro viene entonando hace semanas: que si quieren ser eficaces, los indignados tendrán que adoptar formas orgánicas representativas. Lo de los líderes ya me parece patinar de plano.

La verdad es que, puesto a soltar vaciedades, el estamento profesoral tiene poco que envidiar al periodístico. Todo lo que no encaje en las pautas que juzga inamovibles no existe; o, si existe, no sabe lo que quiere; o, si sabe lo que quiere, no lo conseguirá porque no se adapta a lo que los opinantes tienen en la cabeza de antes de la llegada de internet. Sabemos que la nueva Constitución islandesa está haciéndose a golpe de mensajes en las redes sociales, pero no importa. Islandia no es España, cosa que es obvia y, por tanto, no tiene nada que enseñarnos, cosa que no lo es en absoluto.

El 15-M es pura esencia mediática, es espectáculo, es imagen, es el discurso del tiempo, es la masa organizada a través de las redes que genera su propia información y la hace circular allende las fronteras interiores (los intentos de exclusividad de los medios) y las exteriores. La red es lo real, es la redalidad si se permite el neologismo, que abarca lo visible y lo invisible y esta última parte, la invisible, es la que los análisis de los periodistas y los profesores olvidan precisamente por eso, porque es invisible. Pero es y constituye el mecanismo de seguridad más potente que tiene el 15-M: el amparo de los anonymous, ese entramado capilarizado en todo el tejido social, compuesto por gente desconocida, aparentemente anodina, pero que puede estar y de hecho está en todas partes, silenciosa, observando, gente que tiene acceso a todo tipo de información que las instituciones y las empresas consideran vital y reservada, conserjes, limpiador@s, secretari@s, oficinistas, becari@s, viej@s emplead@s de las casas de toda la vida. ¿Cuántos Bradley Manning hay en los ejércitos, en los centros de inteligencia, en los bancos y las grandes instituciones financieras? Ese intento de la policía de vincular Anonymous con el 15-M muestra que aquella no es tonta y sabe por dónde tiene que ir para resolver el problema: hay que buscar una cabeza al 15-M (¿no dicen los profesores que el problema es la falta de líderes"?) para poder servírsela en bandeja al poder político. Lo malo de la cabeza que ha encontrado es que no es una sino centenares, miles, y no hay bandeja en la que quepan todas.

Los indignados, el 15-M, es el aspecto visible, festivo, pacífico, mediático de un movimiento de hartazgo cebado en las catacumbas del nuevo imperio del capital. Reducir esto a un problema de falta de estructura orgánica de los indignados es padecer una miopía ideológica grave.

Especialmente cuando se observa una firme voluntad en el 15-M por no dejarse instrumentalizar por los partidos políticos que está empezando a sacar a estos de quicio. Los comunistas, los falangistas, todos creen que estos chicos del 15-M están repitiendo sus respectivos programas sin saberlo y se mosquean de que no les dejen guiarlos por los vericuetos de sus complejos razonamientos. Pero sobre esto se hablará mañana.

Por cierto, el 15-M sigue sin decir nada de la Iglesia, ¿no? Esto huele cada vez peor. A ver si lo de las catacumbas no va a ser sólo una metáfora. Dicen los indignados que hay que controlar, fiscalizar y reducir las subvenciones públicas a los partidos y los sindicatos. Y a la Iglesia, que es el partido de Dios, ¿no? Los cincuenta millones de euros que va a costar la visita del Papa, ¿están bien gastados cuando equivalen a los recortes en educación en Madrid?

(La imagen es una foto de Mataparda, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 27 de juny del 2011

Crónica de la revolución indignada (XI).


¿Qué pasa con la Iglesia?


Palinuro, que es un mal pensado, llamaba la atención en el post de ayer sobre la ausencia de cuestiones religiosas y/o eclesiásticas en el discurso del 15-M. Sobre éste se viene diciendo de todo y aquí se recoge buena parte de ello: que es un movimiento espontáneo, de la base social, por así decirlo; pacifista, democrático, con pizcas de desobediencia civil, asambleario, antipartidista o, cuando menos, apartidista; que funciona en las redes, que practica la ciberpolítica en un contexto postmoderno, que su organización es líquida en la idea de Baumann. También se oye decir que es un movimiento manipulado desde instancias conspirativas superiores, de las que no suele andar alejada la CIA. El villano preferido para esta función es la Fundación Everis, cuyo documento, Transformar españa quiere verse como un blueprint del movimiento indignado. Pero también suenan otros círculos diabólicos, como el club Bildelberg, que ocupa el lugar que dejaron vacante los sufridos sabios de Sión, ya que los seres humanos aman las "explicaciones" esotéricas. En esta perspectiva a pesar de todo teórica se me ocurre preguntar cómo encaja la revolución indignada, cada vez más extendida por Occidente, con la teoría del estado de excepción permanente de Agamben y compartida, si no me equivoco, por Zizek. No me parece que encaje en absoluto porque si cabe organizar acampadas, manifas, marchas, asambleas, sit ins, huelgas, referéndums, etc en un estado de excepción, ¡qué será cuando éste se levante! Fue cierto mientras duró; luego, la acción humana, impredecible e incontenible, se llevó por delante los esquemas teóricos.

Igual que está poniendo en tela de juicio, instituciones, convenciones, sabidurías admitidas que ya no se cuestionaban y en todos los órdenes sociales. En todos menos en el eclesiástico/religioso. ¿Por qué si el 15-M habla sobre cualesquiera aspectos públicos en España, desde la moral de los políticos a la Ley Hipotecaria, desde el sistema electoral hasta los beneficios de la banca, parece mudo en todo lo tocante a la Iglesia? Ayer Palinuro avanzaba la hipótesis de que, entre los muchos infiltrados en el 15-M (entendiendo por tal a todo aquel que participa en el movimiento pero tiene su lealtad última puesta en otra parte, en un partido, una asociación, una secta, etc) quizá los que hayan tenido más éxito sean los de la Iglesia. Pero esta es una explicación burda. No creo que la Iglesia envíe infiltrados al 15-M.

Otro intento podría ser que el 15-M se ocupa de cuestiones políticas, económicas y sociales y la Iglesia queda fuera. Pero esto es falso. La Iglesia es en España una potencia política (no hay real separación entre ella y el Estado), económica (sigue financiándose, contra lo acordado hace años, en cantidades astronómicas con fondos del Estado, sin contar el pico que recibe de la declaración de la renta) y social (controla mentes desde la educación en todos los niveles a los medios de comunicación que gestiona por su cuenta) y corresponsable por tanto de la situación en esos tres ámbitos al igual que las instituciones con las que colabora o a las que parasita.

Un discurso regenerador del sistema político español no puede ignorar el problema de la implicación política de la Iglesia. Y no puede porque esta Iglesia es muy militante y ultramontana y tiene pronunciado el vade retro a una serie de cambios sociales que forman parte del 15-M: el divorcio, el aborto, el control de la natalidad, la igualdad de derechos de las minorías, el matrimonio homosexual, la ley de muerte voluntaria asistida, la ley de libertad religiosa que los sociatas retiraron vergonzantemente amparados en la crisis, etc. Sin embargo, cualquier observador de los debates del 15-M podrá ver que estos avances tampoco se mencionan en el discurso de los indignados que, al parecer, no lo están con que se restrinjan derechos o se discrimine por razón de la opción sexual. Y eso no es posible. Es verdad que hay, a veces, alguna declaración de feminismo en el contexto del 15-M, pero ni por asomo tiene la importancia cuantitativa y cualitativa que tienen las reclamaciones más correctas, a pesar de tratarse de la perspectiva de género.

Son asuntos delicados en los que quizá no se cuente con la unanimidad con que se cuenta para las cuestiones políticas o económicas más tradicionales. A lo mejor no hay unanimidad entre los indignados en lo relativo al aborto. Y quizá tampoco acerca de si el movimiento debe meter a la Iglesia en el paquete de instituciones que hay que remodelar, junto al Parlamento, los tribunales de justicia y hasta los medios de comunicación. Sobre los medios, que ya comienzan a acusar recibo de las andanadas que lanza el 15-M, hablaremos mañana. Ahora estamos con la Iglesia, por cierto, el medio de comunicación más poderoso y permanente que han visto los tiempos.

No, no creo que la Iglesia necesite enviar infiltrados al 15-M como si fueran mossos disfrazados. No le hace falta. Probablemente muchos de los indignados son católicos que saldrán en su defensa. Tengo entendido, aunque es una información de oídas y sin confirmar, que en Sol no se aprobó una propuesta de Estado laico porque fue vetada por alguien de los acampad@s. En todo caso, la Iglesia que, de aquí a la visita del Papa va a hacerse cada vez más visible, audible y palpable (también habrá que hablar del alcance y significado de esa visita que tiene a monseñor Rouco a punto de levitar) no se priva de opinar sobre el 15-M. El mismo monseñor Rouco ha dicho en un par de ocasiones que los jóvenes del 15-M tienen problemas con su alma porque no conocen a Cristo. Curiosamente tampoco estas declaraciones, tan sorprendentes y pintorescas, han provocado respuesta indignada. En fin, es de esperar que no se hagan unos cursillos de cristiandad en Sol.

El 15-M ha explicado detalladamente por qué reduce sus reivindicaciones a un puñado de cuatro o cinco: por eficacia mediática (el personal no retiene los discursos prolijos) y por seguridad democrática, ya que son puntos que gozan de amplísimo apoyo, cuando no unanimidad. Pero todo es discutible en esta vida, incluso las propuestas de los indignados con tanto derecho a ser escuchadas como las de Palinuro que, muy escamado con el silencio eclesial de los indignados, brinda su propuesta en cuatro puntos tan claros como los del 15-M:

  • Reforma del sistema electoral.
  • Nueva Constitución.
  • Consulta popular acerca de la Monarquía o la República.
  • Denuncia del Concordato y separación definitiva de la Iglesia y el Estado.

Es un programa de mínimos máximos en un tiempo de crisis estructural.

(La imagen es una foto de Imamon, bajo licencia de Creative Commons).

Carta abierta al Rey.

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia



Señor: el artículo 62, j de la Constitución Española dice que usted ejerce el "Alto Patronazgo de las Reales Academias", entre ellas, claro es, la de la Historia. No queda claro el alcance de esa expresión de "alto patronazgo" pero es de suponer que no será tan alto que no pueda ver lo que acaece en la tierra. Es de suponer asimismo que comportará una misión de velar por el lustre y el buen nombre de estas reales instituciones que para eso nacieron bajo la advocación de sus antepasados en el trono de España y para eso a su vez ellas dan "lustre" a la materia de la que se ocupan, sea la lengua, las ciencias morales y políticas, las Bellas Artes o la Historia. Y estará usted de acuerdo con nosotros en que según un principio de lógica universalmente admitido, nadie puede dar lo que no tiene. Lo deslustrado no puede dar lustre y la Real Academia de la Historia ha perdido el suyo.

Ese "nosotros" del párrafo anterior no es un plural mayestático como el que usted puede utilizar sino que se refiere a la colectividad de quienes componemos la página de Facebook Retirad el libelo franquista de la Academia, con 2.247 adhesiones hasta la fecha. En dicha página pedíamos que la Real Academia de la Historia retirara el Diccionario Biográfico Nacional por enaltecer la dictadura de Franco y que su director dimitiera. Elevamos una petición al Congreso solicitándolo. El Congreso detuvo el diccionario y obligó al nombramiento de una comisión de historiadores con inclusión de un independiente externo para revisar las entradas más claramente encomiásticas y hagiográficas de Franco y sus secuaces. Pero no pidió la dimisión del director de la Academia don Gonzalo Anes.

Sin embargo, en la página de Facebook arriba mencionada creemos que la primera consecuencia de la decisión de retirar el diccionario y enmendar la plana a unos historiadores y biógrafos que han actuado como sectarios debiera haber sido la dimisión del director de la casa en la que se ha perpetrado el desaguisado. Y ello no es un capricho de obstinación e injusticia de quienes son incapaces de entender los muchos méritos del señor Anes en otros momentos de su vida o bien tan inmisericordes que no les importe arruinar una reputación a causa de un accidente o error fácilmente enmendable. Nada de eso.

Desde el comienzo del escándalo de ese malhadado Diccionario, el señor Anes salió en defensa del producto y de los autores de las entradas ideológicas, minimizó las críticas, se mofó de los críticos, afirmó incluso con petulancia las virtudes del diccionario del que llegó a predicar las más absurdas como que su contenido se acogía al derecho a la libertad de expresión, sembró dudas sobre el compromiso democrático de quienes lucharon contra el franquismo. Es decir, desde el principio hasta el final, el señor Anes se ha hecho responsable del diccionario y, aunque haya acatado la decisión del Parlamento porque a la fuerza ahorcan, aún no se le ha escuchado una sola crítica al hacer de unos historiadores que faltaron tan clamorosamente a los deberes de su oficio.

Es evidente, por el comportamiento del señor Anes, que el Diccionario, lejos de ser una obra bienintencionada en la que se hubieran colado algunas erratas, formaba parte de un proyecto deliberado de re-escribir la historia de España en clave de los sublevados en julio de 1936, de los vencedores de la contienda civil y de los responsables de una dictadura que duró cuarenta años. En clave favorable, partidista. En clave de sectario de un régimen que muchos consideramos asesino y genocida.

Como sabe usted hace años que se ignora y aún hoy, con una Ley de la Memoria Histórica en vigor, sigue sin reconocerse enteramente el derecho a la memoria histórica de los descendientes de los vencidos en la guerra civil. En ese contexto es más que una broma de mal gusto, entra en la provocación pretender consagrar la memoria de los vencedores en un documento público sufragado con el dinero de todos; de los vencidos también. Al respecto, el Diccionario incorpora un atropello similar al del Valle de los Caídos, perpetrado medio siglo después. Y el responsable último de esa provocación es don Gonzalo Anes.

Por todas estas consideraciones solicitamos de usted que tenga a bien ejercer su facultad como Alto Patrono de la Real Academia de la Historia e indique a su director que interesa al buen nombre y lustre de la Academia su fulminante salida de un puesto que no ha sabido desempeñar.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 26 de juny del 2011

Crónica de la revolución indignada (X).

Más sobre la movilización permanente.

La revolución del 15-M sigue su curso en pro de un objetivo estratégico claro y rotundo de cambio del sistema político condensado en la expresión Democracia real ¡Ya! Pero con tácticas cambiantes, espontáneas, improvisadas, muchas veces producidas por una acción de la autoridad y siempre decididas y organizadas en las asambleas y en la red. Un solo objetivo estratégico y tácticas postmodernas. Lo único seguro, fijo y cierto en éstas es su carácter pacífico. Como en tiempos de Gandhi o de Martin Luther King, la enorme fuerza moral del movimiento, radica en la no violencia. El espíritu de David H.Thoreau revolotea sobre España de la mano de ese viejo combatiente por la France libre, Hessel.

La no violencia permite plantear los debates de más enjundia en el foro público. Como en todo proceso revolucionario (así sucedió en la revolución inglesa del siglo XVII y en la americana y francesa del XVIII) los indignados son una máquina de formular propuestas, cuestiones, consideraciones. Han inundado el país de declaraciones y manifiestos y han mostrado el rostro de los adversarios que pretenden reducir: los mercados, los organismos financieros internacionales, la Unión Europea del capital, los banqueros, los políticos y unas leyes e instituciones que permiten injusticias tan flagrantes como que la entrega de la vivienda no cancele la hipoteca.

Curiosamente, por cierto, no se ve ni escucha nada en relación con la Iglesia, con la aconfesionalidad del Estado, con las relaciones entre éste y la Iglesia. ¿Me lo malicio sin motivo o el 15-M es mudo en asuntos religiosos? No he visto indignados en las increíbles procesiones del Corpus en las que el Estado pasea por las calles del brazo de los curas en celebración de la fiesta sacra de la Iglesia por excelencia. Y eso que según nuestro patriarca Max Weber ya en su época habíase dado el desencantamiento de nuestras sociedades. En España la sociedad sigue tan encantada como en los tiempos de la batalla de Clavijo, prez y honra de la Raza. Aquí, en donde, con un gobierno socialista, sigue en vigor el Concordato de Franco de 1953, aunque es anticonstitucional. Y no recuerdo haber leído nada de los indignados acerca de esta situación. A ver si resulta que la Iglesia tiene infiltrados en el 15-M y con más éxito que los de los partidos políticos.

La revolución indignada procede mediante lo que Palinuro ha llamado movilización permanente. Los indignados saben que en la sociedad mediática tienes que asegurarte la primera de los periódicos y la apertura de los telediarios si quieres sobrevivir. Cuentan con los recursos humanos necesarios para hacerlo porque se trata de jóvenes voluntarios que, sin duda, en su mayoría están en el paro, con lo que disponen del tiempo necesario para hacer marchas de meses o acampar en quincenas. Esta es claramente una consecuencia no querida de la existencia del paro en la sociedad capitalista. Mientras los parados son el "ejército de reserva", sirven para presionar los salarios a la baja y están en interés del capital; pero si se convierten en indignados, que proponen un cambio de sistema político y, en parte económico, el asunto ya tiene otra pinta.

La acción revolucionaria del 15-M requiere tiempo, que muchos jóvenes tienen en abundancia para proceder así al montaje de acciones contestarias que dupliquen la realidad. Si los candidatos electos acuden a solemnes tomas de posesión, los indignados las escenifican en las calles en esos mismos momento. Si el Congreso se dispone a celebrar el debate sobre el estado de la Nación (o del estado del Estado) los indignados preparan un debate alternativo en la vecindad del Legislativo. Esta práctica recuerda los foros sociales alternativos de los alterglobalizadores: happenings a las puertas de un cónclave, con efecto mediático acentuado por la frecuente irrupción de la violencia, cosa que el 15-M ha conseguido eliminar. Lo bueno de tratar la realidad como si fuera doble es conseguir que el adversario juegue en nuestro campo. Será imposible que los diputados puedan eludir la cuestión del 15-M durante el debate. Y si no lo eluden tendrán que decir qué les parecen las propuestas de los indignados, singularmente la de reforma del sistema electoral.

El movimiento no sólo es proteico, sino que como la Hidra de Lerna, tiene múltiples cabezas, si bien no son venenosas. Ayer salió de Barcelona la columna de indignados que planea recorrer a pie la distancia hasta Madrid para llegar a la capital el día veintitrés de julio en confluencia con otras tres columnas desde otros puntos de la geografía. Quien diga que la política es aburrida no sabe lo que dice. A ver quién hace el primer chascarrillo sobre la quinta columna, que ya empieza a asomar la cabeza en Facebook, como los pacos lo hacían en los tejados de las casas del Madrid de la guerra, aunque ahora las tornas se han cambiado: los que vienen son los míos. Los setenta u ochenta caminantes de la columna (que esperan incorporaciones por el camino) invertirán un mes lunar en recorrer los 600 kilómetros a razón de veintiuno diarios. Este es un gesto lleno de simbolismo indignado.

El signo del siglo es la velocidad, la rapidez, lo instantáneo. Los gobiernos tratan de abreviar los tiempos de desplazamiento, especialmente entre Madrid y Barcelona: la autopista A-2 con su variante de peaje hasta Guadalajara, el puente aéreo, el AVE. Se trata de ir por la mañana y regresar por la noche del mismo día, en el último vuelo de la jornada al que llaman el golfo, adivínese por qué. Pues los indignados, que a todo ponen reparos, invierten una luna en llegar a la Corte. Si el debate alternativo en Madrid es un sit down típico de los sesenta, las columnas convergentes son marchas como las de los derechos de los negros, por ejemplo, también de aquellos años, una muestra de la política on the road. El 15-M aborda la acción política con unas dosis de imaginación e inventiva que están interesando a todo el mundo en el debate público que, hay que repetirlo, es el caldo de cultivo de la democracia.

Hasta la fecha sólo se ha negado a debatir nada la derecha, especialmente la extrema derecha, para la que los indignados no son más que una cuadrilla de delincuentes pulgosos. Además de agredir verbalmente, la reacción trata de empantanar la acción política del 15-M en enredos judiciales, a base de querellas. Será interesante ver cómo se hostiga procesalmente un movimiento acéfalo, espontáneo, anónimo, cambiante y cómo este movimiento se defiende y contraataca si cree que merece la pena hacerlo.

(La imagen es una foto de Mataparda, bajo licencia de Creative Commons).