dimarts, 5 de juliol del 2011

El pandemónium extremeño
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Hace unos días Santiago Carrillo dictaminaba que Cayo Lara tiene una escasa autoridad política, previendo que no conseguiría imponer su criterio, el de los órganos federales, a la díscola federación extremeña. Es un buen comienzo para considerar el enésimo conflicto interno en IU. Y menos mal que ésta se refundó hace un año, demostrando así la insuficiencia del viejo dicho de renovarse o perecer. También cabe renovarse y perecer.

Carrillo, el príncipe maquiavélico por excelencia porque es viejo zorro y viejo león, pone el acento en la autoridad. Sus orígenes bolcheviques salen a relucir y habla de príncipe jubilado a príncipe en activo. Pero la federación extremeña contrapone la voluntad democrática (esto es, mayoritaria) de los militantes. Los tres diputados ejercen aquí como aquellos "poderes intermedios" de las doctrinas políticas del XVII, los hugonotes, los jesuitas. Los poderes intermedios se interponían entre el pueblo y el príncipe y tenían reservado el derecho a declarar a éste tirano, lo que en una época en que muchos consideraban el tiranicidio un deber moral, no era algo cómodo para el declarado.

La mala uva política presume en estos tres representantes abstencionistas algún fin no declarado, alguna esperanza de ventaja personal, lo que tampoco es condenable en sí mismo. Nadie hace nada por nada ¿o es que los demás perjudican sus intereses cuando se presentan voluntariamente a unas elecciones? La única objeción válida a la decisión de los extremeños es queno se haya consultado a los votantes porque lo que estos votaron era que ni por pasiva ni por activa IU dejará que haya acuerdos con el PP. Sí, es un argumento fuerte y me temo que, frente a él, sólo cabe recurrir a la vieja conseja de que "el hombre propone y Dios dispone", de no ser porque la izquierda es atea.

Se dice que el problema es que las relaciones de los militantes de IU en Extremadura con los del PSOE han sido muy malas debido a la prepotencia de los sociatas. Debido a lo que sea pero la verdad es que esa ha sido siempre la situación entre comunistas y socialistas desde que existen los primeros y en todos los países. En Europa central y meridional (los países nórdicos son otra cosa) en noventa años de existencia de la división entre socialistas y comunistas, ¿cuántos frentes populares ha habido? ¿cuántas unidades de acción? ¿Cuántos programas comunes de la izquierda? Los comunistas se quejan de que los socialistas normalmente prefieren aliarse con la derecha pero el comportamiento parlamentario de los comunistas alemanes en Weimar y, por supuesto, el pacto germano-soviético, muestan a unos acusadores acusados y acusados de algo terrible.

El caso extremeño tiene una relevancia especial. Puede que eso sea injusto y que, mientras se pone en solfa el supuesto acuerdo PP-IU en Extremadura, nadie habla de otros entre el PSOE y la derecha en otros lugares. Es muy posible pero es lo que hay. Extremadura es noticia; Navarra, no. Y eso es por algo y no por la conspiración de los medios. Exactamente ¿qué? Exactamente la pelea de la izquierda. En toda pelea hay que preguntar quién va ganando y parece claro que el PSOE que puede mostrar en Extremadura con la eficacia plástica de la propia doctrina de IU que es ésta la que está en la misma orilla que el PP. Tanto que los órganos federales están pensando qué tipo de sanción aplican a un comportamiento que no autorizan. En el horizonte, las elecciones generales de 2012 y la decisión que, a la vista de Extremadura, vayan a tomar los votantes socialistas cabreados, que son muchos.

(La imagen es una foto de Izquierda Unida, bajo licencia de Creative Commons).