diumenge, 5 de desembre del 2010

Cielos tormentosos.

Todo fue muy rápido y perfecto, casi como si estuviera preparado. Y quizá lo estuviera. En menos de cuarenta y ocho horas ha quedado resuelto uno de los conflictos laborales más agrios y de más ruinosas consecuencias de los últimos años. La prensa internacional se hacía cruces de lo que estaba pasando en España. En el plano simbólico el asunto tiene su ironía. Todos los periódicos decían que se decretaba el estado de alarma por primera vez en democracia. No decían que lo hacía el PSOE por primera vez en su historia. Y puro simbolismo ya: ver el ejército ocupando instalaciones a las órdenes del poder civil para preservar el Estado de derecho; algo sin precedentes en España. La democracia es firme en el país. Nadie en el extranjero ha hecho un mal chiste.

Pero eso es en el orden simbólico. En el real los hechos se sucedieron a toda velocidad, como si hubieran sido ensayados previamente, como si respondieran a un guión. Ya hace días que los controladores venían amenazando con paros en las Navidades dentro de su tradicional política de presión y práctica extorsión que aplican en momentos cruciales. Pero el acto desencadenante fue la aprobación del nuevo régimen retributivo de estos trabajadores en el Consejo de ministros del viernes que también dio paso a la privatización de la gestión de Barajas y El Prat, cosas que están claramente relacionadas.

Entendiéndolo como una provocación (y todo hace pensar que lo fuera) los controladores respondieron de la peor manera posible cesando en la prestación del servicio sin previo aviso, sin declarar conflicto laboral y cerrando de hecho los cielos al tráfico aéreo en el momento en que cientos de miles de ciudadanos iban a volar en un puente. Fue una respuesta temperamental, probablemente dictada por la soberbia que no calibró el desastre que provocaría no solamente a esos 600.000 pasajeros, sino a la industria hotelera y de turismo en general, sin contar con el deterioro de la "marca España".

Los huelguistas de hecho no se dignaron dar explicación alguna probablemente por pensar que, al encontrarse en una situación límite, el Gobierno cedería como han hecho todos los gobiernos anteriores. Su sindicato, USCA, en otro alarde de cinismo, no se responsabilizaba de nada ya que, aseguraba, no había una huelga sino una revuelta popular y decía estar pidiendo a sus afiliados que volvieran al trabajo como si no fueran ellos mismos sino marcianos. Así pues sólo cabía suponer que el motivo del plante fuera el decreto ley que modificaba las condiciones salariales de los controladores. Vino a confirmarlo en un primer momento Mariano Rajoy quien, atrapado en Tenerife antes de sus vacaciones, hizo gala de sus habituales escasas luces dando a entender que condonaba la actitud de los huelguista y culpando, como siempre, al Gobierno por la inoportunidad de la aprobación del citado decreto. Es decir el PP sabía de antemano lo que se venía enima y consideró que era buena ocasión para sacar ganancias electorales del cabreo de la gente por sus vacaciones rotas. Más tarde, debidamente aconsejado, Rajoy ya no hablaría más del "cambio de medidas" y se limitaría a atacar al Gobierno.

Los controladores, pues, saltaron como fieras, entraron al trapo seguramente alentados por sus previas conversaciones con el PP sin calibrar las consecuencias ni tampoco el hecho de que, para bien o para mal, tienen muy mala fama en España en donde muchísima gente piensa, sea ello correcto o no, que se trata de privilegiados con sueldazos y condiciones laborales excelentes debido a que tienen gran capacidad de presión sobre el Gobierno y la usan siempre para apalancar sus privilegios. Así que en veinticuatro horas el Gobierno decretó el estado de alarma y los militarizó, igual que hizo Reagan en 1980. Una operación contundente que da la impresión de haber estado preparada y que ha cortado de raíz la protesta de los controladores por el momento y para las fechas que vienen. Eso no se lo esperaban los controladores, acostumbrados a ver claudicar a la autoridad ante su arrogancia y sus exigencias.

Ahora se abre el tiempo de las responsabilidades. Muchos controladores pueden haber cometido delitos, de sedición u otros, por los que tendrán que responder ante los tribunales. Y van a pasarlo mal porque hay mucha animadversión hacia ellos y porque es de justicia que el país exija castigos ejemplares para quienes no tienen inconveniente en causarle enorme quebranto, sabotear su recuperación y destrozar las expectativas de cientos de miles de sus ciudadanos sólo para engrosar sus nóminas. Y no solamente castigos ejemplares: ya hay 2000 ciudadanos constituidos en plataforma de damnificados que van a llevar a los controladores a los tribunales por la vía penal y civil en exigencia de daños y perjuicios. Como debe ser. Que estos desaprensivos no se vayan de rositas y respondan con su patrimonio del desbarajuste ocasionado. Porque, por muchas y razonables que sean sus reivindicaciones (que no lo son), no puede tolerarse que un puñado de trabajadores con ínfulas de aristócratas se valga sistemáticamente de la población como rehén para obtener desorbitadas condiciones salariales, muy superiores a las de sus colegas europeos.

Pero la responsabilidad de más envergadura que será preciso aclarar es esa acusación de Gaspar Zarrías de que el PP está detrás del plante a raíz de unas reuniones que hubo en las semanas previas entre el partido de la oposición y los controladores. Habrá que saber qué se dijo en esas reuniones, pero está claro que Rajoy lo sabía. Y en todo caso, cabe pensar que este plante repentino traiga causa de lo hablado con el PP, partido cuya lealtad a la democracia y al Estado de derecho termina el día en que pierde unas elecciones. A lo mejor por eso hablaba la USCA de "revuelta popular". Este extremo es de averiguación imprescindible porque, de haber delito de sedición, el PP sería cómplice y debe pagar por ello ante los tribunales ya que, como se demuestra con la corrupción que lo mina, su electorado no le tiene en cuenta los desmanes.

(La imagen es una foto de Vte.Moncho, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 4 de desembre del 2010

Revelaciones y revoluciones.

Cuando Reagan militarizó a los controladores aéreos

(Gracias, Félix)

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Los papeles de Assange son como esos almacenes de productos de pirotecnia que un buen día se incendian y los artificios empiezan a estallar uno tras otro con los más diversos efectos. Hoy te enteras de que la vicepresidenta del Gobierno socialista, la que parecía levitar en presencia de los dignatarios de la Iglesia, se comprometía a intervenir en procesos judiciales para favorecer a los Estados Unidos y mañana de que el señor Aznar no desecha la idea de volver. Necesita, sin embargo, que España lo necesite. No es para menos en quien dio en considerarse a sí mismo como un milagro. Son tracas, petardazos. No llegará la sangre al río; pero lo curioso es comprobar la mentalidad providencialista del personaje cuyo altísimo concepto de sí mismo no conoce límites. Ni los del ridículo.

En fin los papeles de WikiLeaks suponen tal sacudida de los pilares del mundo que la imagen más apropiada es la de Sansón derribando el templo, pero no vista como se acostumbra desde el lado de Sansón, que está ciego, sino del de los filisteos, a los que se les cae el templo encima. Assange viene a ser Sansón, aunque no dé mucho el tipo.

Por cierto que ya se ha puesto en marcha el procedimiento legal y Scotland Yard, que tiene localizado a Assange o eso dice, espera que los suecos cursen la orden de extradición. Seguramente sea el primer paso del final para este hombre al que Palinuro, en una entrada del 24 de octubre calificaba de Un héroe de nuestro tiempo. De Suecia lo extraditarán a los Estados Unidos y, una vez ahí, desaparecerá en alguna prisión federal del interior. O quizá no porque provoca auténtico entusiasmo en amplios sectores de la opinión y habrá escándalo. Lo que nos jugamos aquí es la libertad de expresión.

Porque los cientos de miles de cables filtrados son una revolución.Tanto que ya han comenzado a aparecer explicaciones por la habitual vía conspirativa. WikiLeaks y Assange están, dicen algunos, al servicio del Imperio, son hechura de la CIA o quizá algo peor: un intento de Israel y el Pentágono de azuzar contra sus enemigos, acabar con ellos y alcanzar el control absoluto de internet, eliminando toda opinión crítica. Este tipo de disparates son muy frecuentes, sobre todo dada la paranoia de cierta izquierda dizque pensante. Siempre hay alguien que sabe que el atentado de las torres gemelas lo perpetró el Pentágono o algo así. A esto suele llamarse teoría de la conspiración, lo que es injusto para las conspiraciones, de las que ha habido muchas y muy sonadas en la historia, desde la que acabó con la vida de Julio César hasta la que estuvo a punto de hacerlo con la de Hitler con la Operación Valkiria. Estas otras no son conspiraciones; son disparates, generalmente producidos por alucinados.

En España se producen también otras revelaciones sensacionales al haberse levantado el resto del secreto del sumario de Gürtel. Por lo que se sabe ahora, los imputados hasta la fecha parecen haber tenido montada una empresa para realizar sus latrocinios. Una empresa con una contabilidad minuciosa que ha ayudado mucho a la investigación. Lo más llamativo a la par que condenable es que la red empresarial estaba imbricada en la del partido. Que no solamente se beneficiaban presuntamente los empresarios civiles sino también los cargos públicos y, por último, el propio partido, al que se le financiaban las campañas electorales en dinero negro. Debajo de cada tarima a la que se haya subido la sandunguera señora Aguirre a mitinear en unas elecciones había jugosas operaciones mercantiles que luego repecutían en los generosos mecenas en forma de muchos contratos con la administración pública, otorgados a dedo por el procedimiento fraudulento del troceado de presupuestos. De ser cierto este relato, la imagen que proyecta es la de la España eterna.

Por último, unas palabra sobre la supuesta sedición de los controladores aéreos que obligó a cerrar el espacio aéreo al comienzo del largo puente de la Constitución. El gabinete de comunicación de la organización de estos presuntos huelguistas, que más parecen extorsionadores, debe de estar de vacaciones. La opinión que merecen los controladores es muy mala y, con esta agresión a los usuarios y a los intereses generales seguramente no va a mejorar. Lo de meter a los militares es una prueba más de la importancia que el Gobierno da a la decisión en el actuar. Ha sido una enseñanza de la crisis: que hay que proceder con contundencia frente a la prepotencia de los privilegiados y aplicar la ley sin miramientos cuando, además de la prepotencia se cometan delitos como parece ser el caso con esta sedición que está perjudicando a medio país.

(La imagen es una foto de Gobi, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 3 de desembre del 2010

Wikileaks: el Imperio contraataca.

Lo siento pero Wikileaks es lo más importante que ha pasado en el mundo en mucho, mucho tiempo. Sobre la crisis económica hay ahora una crisis política que, como aquella, es global. Sólo que en la política la crisis es una guerra: las fuerzas revolucionarias están organizadas, son eficaces, saben lo que quieren y van por ello. Al contrario que en la económica en donde la situación es de marasmo.

Más que una crisis, es una convulsión. El mundo entero está convulso. Dar un paseo por los cinco medios en posesión de los 250.000 papeles es presenciar un espectáculo realmente grotesco. No por lo que hacen los medios, que están mostrando gran profesionalidad, sino por los disparates que perpetran a diario las autoridades, sus trapacerías, servidumbres, salidas de tono. Y los medios tienen todavía material para seguir poniendo en solfa el orden internacional y los Estados.

El punto más sorprendente, me parece, es cómo la comprobación de que la realidad es lo que todo el mundo sabía aunque no lo dijera, ha provocado auténticas iras. ¿Alguien dudaba de que Afghanistán funciona merced a la corrupción? ¿Que Rusia es un Estado mafioso y que produce temor su bien llevarse con Italia porque al parecer Putin y Berlusconi hacen negocios sucios con el gas ruso? ¿Alguien ignoraba que a Berlusconi un día le da algo en sus orgías, que Brown cae mal a todo el mundo, que Sarkozy se cree Napoleón y que Karzai es un paranoico? ¿Alguien dudaba de que Marruecos es una monarquía basada en la corrupción, con el rey a la cabeza? Es de esperar que, con esta noticia, el Gobierno español se arme de valor y, confiando en el apoyo de la Unión Europea, plante cara a Marruecos de una vez, en lugar de escurrir el bulto y reprimir a los que protestan. La condena del Congreso a lo sucedido en el Sahara es todo menos una condena y, a pesar de eso, Marruecos se permite el lujo de presionar a los parlamentarios anunciando que piensa revisar sus relaciones con España, cosa que pone de los nervios a los timoratos que gobiernan el país. Porque la respuesta del Presidente de ofrecer diálogo no es precisamente gallarda. Claro que no conviene olvidar que Ceuta y Melilla quedan fuera del paraguas de la OTAN.

De cualquier modo, todo lo que está sucediendo hoy en el mundo se debe a Wikileaks. Los casos concretos, específicos, de gobernantes, gobiernos, países, son muy numerosos y tienden a serlo mucho más. Alguien ha puesto ya en marcha un buscador especial para los 250.000 cables.

Los árboles no nos dejan ver el bosque y el bosque es que Wikileaks es un ataque premeditado y en toda regla contra el principio, la base misma del orden internacional, fundamentado en la soberanía de los Estados, en la razón de Estado. A su vez, el meollo, causa y efecto de la razón de Estado es el secreto de Estado. Si éste se pierde, los Estados entran en aguas turbulentas. De ahí que todos prevean penas de prisión para quien revele secretos oficiales, un delito cercano al de alta traición.

Así que se ha desencadenado un contraataque en todos los frentes para acabar con Assange y Wikileaks. Palinuro los ha relatado en entradas anteriores. Lo más grave es que haya una orden de busca y captura contra él de un tribunal sueco por un presunto delito de violación y abusos sexuales. Si comparece ante la justicia sueca porque lo encuentre la Interpol o se entregue él mismo, en el tiempo del proceso es posible que la fiscalía estadounidense decida acusarlo de revelación de secretos de Estado y pida su extradición a los EEUU. Y aquí tienen Suecia y la Unión Europea un dilema porque una cosa es procesar a Assange por un supuesto delito común y otra hacerlo por el de revelación de secretos que, en su caso, es un típicamente político, de desobediencia civil. Al fin y al cabo, es uno de los nuestros. ¿O piensan los EEUU poner precio a su cabeza?

Los EEUU no quieren limitarse a capturarlo y procesarlo (si deciden hacerlo) sino que pretenden expulsar a Wikileaks de la red, sacarla del ciberespacio como lo han hecho de Amazon, cerrar la boca al portal y retirar su imagen misma de la red, y esto es ya otro asunto. La pretensión es, en la práctica, una condena de excomunión, más propia de la Iglesia católica que de un senador de trayectoria demócrata como Joe Lieberman. Hay aquí dos preguntas: ¿se debe hacer algo así? ¿Es moralmente aceptable callar y hacer desaparecer de la red, o sea, del mundo, páginas web, portales, plataformas, etc? ¿Vamos a restablecer el Índice? ¿Y hacerlo sin resolución judicial, mediante actos administrativos? ¿Puede haber una resolución judicial por la que se prive a alguien del acceso a la red? ¿No atenta eso contra la libertad de expresión? Cierto que esta libertad no puede ser absoluta; pero que sea limitada no quiere decir que pueda no ser

La segunda pregunta es: ¿se puede hacer? ¿Tenemos los medios para desaparecer a alguien del ciberespacio? Entiendo que sí pero la cuestión es cómo se arbitran esos medios y quién controla el proceso. Supongo que el organismo competente para entender será la ICCAN, la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números. Es un organismo internacional que en principio no depende de ningún país pero en el que, por lo que yo sé, la influencia estadounidense es determinante.

El interesante problema ahora es averiguar si la ICANN cede a las presiones yankies y expulsa de la red a Wikileaks o demuestra ser independiente de verdad. Cuestión de esperar un poco. Pero el problema es curioso. Si la ICANN cierra el ciberespacio a Wikileaks, tendrá que cerrárselo a otras plataformas que hagan algo similar, como Ushahidi. Y por cada Wikileaks o Ushahidi que se cierre se abrirán cien; entre ellas Wikileaks con otro nombre. Porque expulsar páginas, portales, plataformas de la red es como prohibir asociaciones, partidos. Y todavía más interesabte es averiguar si, en esta guerra digital es posible generar un segundo ciberespacio, dotado de otra ICANN en el que se pueda navegar de modo alternativo a internet. Si esto fuera posible, que no lo sé, el dominio occidental y, en último término, yanki de la red se habría acabado a manos, por ejemplo, de otro administrado por la China, y si alguien fuera expulsado de un ciberespacio, podría navegar por otro. Se trataría de una proyección del sistema de Estados de Westfalia al mundo virtual, en donde continuaría una guerra que ya no puede librarse en el mundo real .

De no ser así, el camino de servidumbre en nombre de la seguridad parece trazado: se empieza coartando la libertad de expresión (siempre por causas muy nobles, claro es, como la defensa nacional, la pública moralidad, etc), se sigue con la libertad de asociación y se acaba con la libertad a secas. Entonces la seguridad será máxima. Pero ¿para quién?


(La imagen es una foto de New Media Days, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 2 de desembre del 2010

La ciberrevolución.

La historia se les repite a los estadounidenses como una pesadilla: un solo menda, oculto en Dios sabe dónde, está ganándoles una guerra. Julian Assange, refugiado en algún lugar desconocido, se encuentra presente permanentemente en la red en todos los rincones del planeta con bastante más eficacia que el otro terrorista solitario, Ben Laden, en el supuesto de que exista. De que Assange exista a su vez, de que lo haga WikiLeaks, nadie tiene duda alguna y todos miran en torno suyo como los paseantes en una ciudad sorprendida por un terremoto. Caen cascotes por doquier: la Argentina y las Malvinas, Putin y el Estado mafioso, algún sátrapa periférico cometiendo masacres, los ministros, fiscales y altos mandatarios españoles en muy desairada posición de menestrales obsequiosos del Imperio. Es más de lo que el orden internacional, un poco pantouflard desde el fin de la guerra fría, puede soportar.

Tras el pasmo inicial que dejó a todos los dignatarios balbuciendo incoherencias se han desatado las furias de los cielos y los avernos en rugiente coyunda en contra del querubínico neozelandés. Después de que algunos miembros del Partido Republicano pidieran que se declare terroristas a Assange y WikiLeaks, el presidente Obama nombra a un supercomisario de protección de datos para que no vuelva a pasar lo que ha pasado. Al mismo tiempo, las autoridades estadounidenses están viendo por dónde pueden encausar criminalmente al ciberactivista. De momento tiene la Interpol detrás en cumplimiento de una extraña orden de busca y captura de la justicia sueca a causa de una muy poco clara denuncia por abuso sexual y violación interpuesta, al parecer por dos ciudadanas. Incluso me parece haber visto que los tribunales suecos archivaban el caso. Tiene toda la pinta de ser un montaje de los servicios secretos más que nada por lo inverosímil, pero a Assange no le quedará más remedio que responder ante la justicia. Por supuesto, si se declara en rebeldía, el ritmo de esta revolución se acelerará, pero es de temer que su protagonista corra mayores peligros.

Su ataque a los Estados lo ha colocado en el punto de mira de los más poderosos que están dispuestos a recurrir a los métodos que precisamente ha revelado el dumping de WikiLeaks. Escuchando al asesor del gobierno del Canadá, un científico, pidiendo que alguien asesine a Assange es evidente que el contenido de los 250.000 cables se queda corto. Y nadie, al parecer, se acuerda de que incitar a la violencia contra las personas es delito. No quiero ni pensar en lo que se estará proponiendo en el ciberespacio de la derecha: que lo troceen por lo menos. El cielo y el averno.

Amazon ha echado a patadas la web de Assange de su servidor y Assange se ha ido a Suecia país en el que se le busca por la mencionada denuncia. Esto cada vez se parece más al peregrinar de Trotski de exilio en exilio. Pero como Assange tiene sentido del humor, el twitter de WikiLeaks resumía la situación con una chanza: si Amazon está tan a disgusto con la primera enmienda (libertad de expresión entre otras) debiera dejar de vender libros. Además, el mismo Twitter de WikiLeaks colgaba una declaración por la que se ve claramente que este terremoto lo está provocando una organización (cuya cabeza visible es Assange); una organización que considera estar haciendo una revolución: WikiLeaks es el primer movimiento Samizdat global. La verdad emergerá incluso ante la amenaza de una aniquilación total. Es fuerte, ¿verdad? A los de mi generación esto nos recuerda mucho los años sesenta. Por ejemplo, el Ejército Simbiótico de Liberación, de Patricia Hearst, que nadie sabía a quién quería liberar. Samizdat es el símbolo de la revolución antisoviética. Un blog, este blog, es parte del Samizdat global. Y hay millones, cientos de millones de blogs. Ahora el desconcierto es todavía mayor. El sistema internacional parece estar entrando en una fase de locura cuando todo el mundo sabe cuáles son las intenciones que animan a los demás y cuán poco cabe aquí fiarse de nadie.

Los poderes de la tierra, los políticos, los económicos, los religiosos tienen que encontrarlo porque, si no lo hacen, este hombre y su organización revolucionan el mundo. Al mismo tiempo no pueden ser tan estúpidos que ignoren que acabar con Assange no es acabar con el problema ni mucho menos en una era en que nada ni nadie puede ya contener la difusión universal de la información. De toda la información. Hay cientos de gentes y sitios en todo el mundo que pueden hacer, y lo harán, lo que hace Assange. Eso habla en pro de que se sosieguen los ánimos y de que no sirve de nada perseguir al activista (salvo que las acusaciones de delitos comunes sean ciertas).

Porque, aunque lo persigan y lo encuentren, el problema tampoco se resolverá. Vamos a suponer que la justicia encuentra a Assange antes de que lo hagan los servicios secretos o una organización de killers profesionales y que, para procesarlo y por su propia seguridad, van a encarcelarlo. Tendrá que ser en un penal especial porque mezclado con otros reclusos ese hombre está en peligro. Y ¿de qué sirve tenerlo en la cárcel? ¿Van a prohibirle el acceso a internet? ¿Eso es admisible?¿Estamos dispuestos a restaurar la Inquisición para proteger lo que creemos que son nuestros intereses?

(La imagen es una foto de adamfeuer, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 1 de desembre del 2010

Realidad dos punto cero.

Hay que seguir hablando de WikiLeaks porque el asunto lo requiere. Público saca en portada a Julian Assange diciendo que Clinton debería dimitir. Y es verdad. Pero como Clinton deberían dimitir todos los políticos, dignatarios, cargos públicos que han hecho o dicho algo vergonzoso, incluso delictivo. Y en el mundo encarna la utopía anarquista porque los gobiernos se desmoronan.

Es muy interesante el caso de Julian Assange. La imagen de la izquierda reproduce su rostro sobre la leyenda que está siendo ya el símbolo mismo de este movimiento y de la propia WikiLeaks: la verdad saldrá a la luz. Una afirmación en la línea de la vieja tradición del radicalismo liberal de Stuart Mill cuando mostraba su fe en que la verdad se impondrá sobre el error siempre que se puedan cotejar libremente. Lo que Assange está mostrando es que eso sucederá incluso aunque, por obra de la censura y el secretismo, los gobiernos traten de impedirlo. La lucha continúa. La lucha entre la razón de Estado de las grandes medianas y pequeñas potencias (que en esto todos los gobiernos del mundo forman una piña de intereses solidarios, desde los EEUU hasta Vanuatu) y la humanidad por su derecho a saber.

Humanidad va a hacerle falta porque truena ya sobre su blonda cabeza y su rostro casi albino. Miembros del Partido Republicano en los Estados Unidos piden que se declare terroristas a Assange y WikiLeaks. Que te declare terrorista el baranda del cotarro debe de ser un plato tan de gusto como cuando algún clérigo iraní de furibunda mirada y poblada barba te lanza una fatua; salvando las distancias, naturalmente, cada vez más cortas.

La entrevista a Time de la que habla Público se celebró por skype desde algún "lugar desconocido", dice la revista. Es como Ben Laden, que también vive en lugares desconocidos. Todo muy natural. Es la guerra digital, que se libra en el ciberespacio. Assange está en todas partes y en ninguna. Sus armas son archivos, en el fondo, bytes. Pero tiene revolucionado el planeta.

Preguntan mucho a Assange que si está en desobediencia civil y dice que no, que él es un obediente civil que quiere que la ley se cumpla. Él dirá lo que quiera pero es obvio que lo suyo es desobediencia civil de manual: alguien que quebranta la ley pacíficamente por razones morales. Porque ley, la hay. En todas partes hay ley de secretos oficiales y violarla está muy penado. Los gobiernos van en principio siempre contra los desobedientes civiles. Luego, si la causa de la desobediencia se extiende, pueden volver sobre sus pasos. Los ejemplos morales suelen tener mucho apoyo social, arrastrar a las masas, como Gandhi o Martin Luther King. En este caso, era digital, esa etapa se ha cubierto ya. Assange es conocido en el mundo entero y proceder contra él despertaría el rechazo de muchísima gente. WikiLeaks es una empresa sin ánimo de lucro y eso da a la actitud de Assange mayor valor moral: está jugándose la vida por una creencia. No por dinero. Y a estas alturas podría tener el que quisiera. Pero no lo hace y pone su codiciado material en manos de medios que son serios, sí, pero tienen ánimo de lucro, porque a la postre son empresas mercantiles. Estos medios han empezado a hablar de cuestiones deontológicas de donde se sigue que se han puesto de acuerdo para no publicar lo que juzguen que puede poner en peligro la vida de personas y no sé si algo más. En definitiva, a censurar, aunque por una noble razón. Claro que no conozco censor que no invoque razones nobles.

El dumping de informaciones revela un mundo por debajo del mundo, una realidad dos punto cero que lo que tiene de más asombroso es cuánto coincide con la imagen que todos teníamos de ella. ¿Alguien se extraña de que el embajador gringo sea un presunto espía? Los embajadores de los Estados Unidos parecen actuar como 007. Pero eso sucede con todos los embajadores del mundo en cuya nómina entra acceder a la mayor información posible del país ante el que están acreditados, sin ser muy delicados en cuanto a las vías. La diferencia está en el poder que tienen. En el caso de los yankies el embajador, además de espía, puede actuar tranquilamente como procónsul imperial. Y así lo hace cuando lo cree conveniente. Esa advertencia de uno de ellos de "se me está acabando la paciencia" en relación con un caso judicial español suena a mafia.

Porque si la actitud de los gringos es eso, imperial, la de sus interlocutores en diversos ámbitos de las instituciones soberanas del Estado es servil. Que parezca que los fiscales reciben órdenes del procónsul produce una impresión lamentable que tiene de uñas al establishment liberal nacional español. Y dentro de lo que cabe, al ser España un aliado clave, al decir del embajador yanki, Mr. Solomon, el trato que recibe el país es de mucha consideración. Donde tienen los estadounidenses un verdadero carajal es en la zona del Irak, Pakistán, Afganistán. Y ahí es en donde le dicen al Jefe del Estado lo que tiene que hacer o lo hacen por él. La vergüenza la ponen de nuevo esos países musulmanes dispuestos a pactar con el Imperio contra otros países musulmanes.

A vista de pájaro, el dumping de WikiLeaks nos ha dejado a todos en plena realidad dos punto cero.

(La primera imagen es una foto de R_SH; la segunda de biatch0,ambas bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 30 de novembre del 2010

El ratón y el elefante.

Ayer fui víctima de un arrebato de patriotismo. Estaba pendiente de lo que sucedía con WikiLeaks, pero me sentí en la obligación de subir una entrada sobre las elecciones catalanas. No obstante, no pude contenerme y escribí un artículo para Insurgente, titulado (WikiLeaks: el derecho a saber). Porque, con todos mis respetos a Cataluña, al lado del zambombazo de wikileaks sus elecciones son como el ratón a la montaña.

Este Julian Assange (por cierto, rara vez se le ve sonreir como en la foto), con esa pinta entre efebo y querubín, está poniendo patas arriba el mundo entero. Ha creado, además, un formidable estado mayor mediático con las cinco cabeceras de prensa más significativas de Occidente (NYT, The Guardian, Le Monde, El País, Der Spiegel) puestas a administrar la potencia de fuego de los 250.000 cables secretos de los EEUU en los que se pasa revista al mundo entero. Y ahí están las redacciones, presas del pánico escénico, muy conscientes de su responsabilidad, soltando cañonazos contra países (la China, la Argentina, Turquía), contra organismos (la ONU), contra personas (Sarkozy, Gadaffi, Berlusconi, Putin). Lo que esos 250.000 cables revelan es la realidad de la realidad. Y todavía le falta un pedazo. Los más avispados ya han visto que no hay nada gordo en los papeles. Me refiero a secuestros, asesinatos y cosas así. Es lógico: son cables de las embajadas que han pasado por la base de datos de SIPRNet, que es un protocolo entre el ministerio de Defensa y el de Exteriores. No está la CIA. Cuando salgan sus papeles se cubrirá la laguna y es de esperar que no de cadáveres.

Cada uno de los periódicos citados dedica la primera a Wikileaks y piensa seguir haciéndolo; cada uno a su modo. Casi no he visto opinión. Sólo he encontrado un artículo, magnífico por lo demás, de Heather Brooke en The Guardian titulado WikiLeaks: the revolution has begun – and it will be digitised, que es de donde he sacado el enlace al SIPRNet. Y me parece magnífico porque dice lo mismo que yo o yo lo mismo que ella, que da igual, esto es, que la existencia de Wikileaks es el anuncio de la revolución digital en marcha, algo completamente nuevo. Se acabó el secreto de Estado, la razón de Estado, el Estado. Internet nos ha conectado a todos a la globalización, no sólo a los Estados; a todos. Nos ha puesto en un continente nuevo en el que está todo por hacer.

Lo de menos es ahora que se compruebe que el comportamiento de los EEUU es como todos lo imaginamos, al margen del derecho, de la justicia, de la sensibilidad. Las revelaciones corroboran lo que ya sabíamos y ya nos permiten hablar claro en lugar de tenernos rezongando para nuestro coleto. Porque cuando decían que en el Irak había armas de destrucción masiva todos sabíamos que mentían, ellos los primeros; pero no podíamos decirlo por falta de pruebas. Cuando dicen que no apoyan a tal o cual tirano seguimos sabiendo que mienten y lo hacen. El mérito de Wikileaks es sacar esas mentiras a la luz. Ahora tenemos las pruebas.

Lo de más son las reacciones. El ministerio de Exteriores de los EEUU dice que se trata de un ataque a la Comunidad internacional, cosa sólo admisible si se acepta que la Comunidad Internacional son los Estados Unidos y, puestos a seguir aceptando, también se acepta que son los Estados Unidos quienes deciden qué es y qué no es un ataque a la Comunidad Internacional. Dicho con más claridad: invadir un país, arrasarlo, asesinar y torturar a sus habitantes en contra de la voluntad de la Comunidad Internacional no es un ataque a la Comunidad Internacional. Denunciar el atropello sí lo es. Añaden los gringos por boca de la incalificable señora Clinton que se trata de un delito grave. Ya lo creo: revelación de secretos de Estado, un tipo de delito relativo a ese bien público de imprecisa formulación que se llama la defensa nacional, en cuyo nombre muchos piensan que puede hacerse todo, incluso delinquir. Pues nada, que pongan en marcha los procedimientos judiciales pertinentes, que van a cubrirse de gloria.

Al margen de las cuestiones jurídicas, la repercusión política es inmensa. Los diplomáticos han perdido sus exquisitas maneras y están que se suben por la paredes. Claro, quedan bastante mal parados, como gentes sin escrúpulos y su oficio se ve seriamente cuestionado. ¿Qué tirano te hará hoy una confidencia sabiendo que mañana puede encontrársela en los kioscos del ciberespacio?

Wikileaks es un arma en el ciberespacio, digna hija de Wikipedia que, en el fondo, es otra Wikileaks sólo que lo que Wikipedia filtra son conocimientos. En lo demás, son iguales: difusión de información en el ciberespacio.

Porque tal es el segundo aspecto de Wikileaks cada vez más claro: esto es una guerra, una guerra en el terreno de la información y en la que no hay frentes ni modo de distinguir al amigo del enemigo. Hemos reventado las claves del enemigo (los poderes de la tierra) y está a nuestra merced. La transparencia mata el poder. Ahora hay que pensar por dónde llegará el contraataque y qué forma tendrá. En el artículo citado Brooke se pregunta si podemos tener por delante una forma nueva de totalitarismo. Es posible. Pero también lo es lo contrario. La guerra no ha hecho más que comenzar.

(La imagen es una foto de andygee1, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 29 de novembre del 2010

Cataluña se euskalduniza.

(Wikileaks: el derecho a saber)

Estos títulos de Palinuro siempre me desconciertan un tanto. Luego, cuando se desarrollan, quedan algo más claros. En este caso la cuestión es que el Parlamento salido de las elecciones de ayer ya iguala en cantidad de partidos representados al vasco, que era el más fraccionado del Estado, fuera del del propio Estado. Pero esto es novedad. El aumento de multipartidismo en Cataluña ha sido progresivo. En las elecciones de 2006 apareció un partido nuevo, Ciutadans (Cs), y en las de ayer, otro, Solidaritat Catalana per la Independència (SI). En total son ya siete partidos. Igual que en la cámara vasca. Y con ciertas correspondencias, siempre aproximativas, por supuesto: CiU equivale al PNV; el PSC al PSE-PSOE; EB-B a ICV; Cs a UPyD; ERC a Aralar; y SI a EA. Admitido, las dos últimas equiparaciones podrían ser a la inversa.

La euskaldunización de Cataluña es clara, al menos parlamentariamente hablando. Pero no es aventurado decir que la mayor fragmentación parlamentaria traduce mayor fragmentación social. Con algún dato de interés como que UPyD, que tiene un diputado en el parlamento vasco, se ha quedado en décimosexto lugar en Cataluña. Obviamente su hipotético electorado prefiere votar a Cs. En ninguno de los dos parlamentos hay representación verde autónoma. Lo verde aparece en las siglas de ICV y EB-B(erdeak). Quizá obtengan representación en las próximas elecciones.

Cataluña y el País Vasco son dos territorios especialmente inquietos y revueltos porque en ellos se cruzan dos cleavages, dos conflictos: el nacional y el de izquierda/derecha. Si añadimos que, al no ser Estados independientes, su política no es soberana sino que está fuertemente condicionada por la del conjunto de España, se verá que ambos sistemas políticos, el catalán y el vasco, son muy complicados.

El Tripartito ha sido un desastre en los dos hiatos. En el nacional le ha caído sobre la cabeza la maza del Tribunal Constitucional con la sentencia sobre el Estatuto. Un Estatuto que, para mayor bochorno del PSC, Zapatero había acabado negociando con Mas. Precisamente el Estatuto hijo de las entretelas de Maragall, el estatuto de afirmación nacional del socialismo catalán, el que le permitiría competir en condiciones de igualdad con CiU como "padre de la Patria". Y se lo echan abajo. En el frente ideológico (izquierda/derecha) le ha caído el diluvio de la crisis y las medidas neoliberales del Gobierno de España. En ambos casos las bofetadas las ha llevado el PSC, internamente descuajaringado entre su alma catalana y su electorado español.

La pasada legislatura de via crucis del tripartito, en permanente conflicto con el Gobierno central, se convirtió en parte en una curiosa kermesse soberanista con el rosario de consultas sobre la independencia que se hizo en diversos lugares con una cobertura mediática muy superior a la importancia numérica de los participantes. No obstante, el solo hecho de que se celebraran bajo la presidencia de un Montilla firme opositor al derecho de autodeterminación da una idea de la idea que daba el Tripartito. Porque parece que el voto ha sido contra el Tripartito; al menos son los únicos partidos que han perdido votos. Da la impresión de que, al final nadie lo soportaba más; ni siquiera él mismo, a juzgar por las promesas de nunca jamás que soltaba Montilla.

El ascenso del PP es sorprendente. Se confirma la idea de que la corrupción en su partido no hace mella en el electorado de la derecha. Creyendo lo contrario, el PP envió a todos los presidentes autonómicos y secretarios generales de autonomía a apoyar a Sánchez-Camacho, Feijóo, Aguirre, Cospedal, Arenas; todos menos Camps. Se temían lo peor y mira por dónde podían esperar lo mejor. Si hubiera ido Camps, quizá hubieran sacado un diputado más. Además de inmune a la corrupción el electorado catalán también lo parece a la ejecutoria anticatalanista, algunos dicen que anticatalana, del PP. Con razón festejan los conservadores. Tienen un futuro prometedor.

La presencia de Laporta pone una animada nota berlusconiana en Cataluña. Será de ver cómo evoluciona ya que sigue sin estar muy clara la motivación del ex jefe del Barça para meterse en el Parlament.

Gobernará Mas con un Estatuto cuestionado y tendrá que hacerlo honrando algunas de las bravatas soberanistas que se han pronunciado en la campaña: desde la exigencia del concierto al referéndum de autodeterminación.

El resultado de las elecciones de ayer apunta novedades en las sobresaltadas relaciones de Cataluña con España y ello en un horizonte de pacificación definitiva en el País Vasco. Veremos muchas cosas. Y sublimes.

Aunque no tanto como el bombazo que ha metido wikileaks al orden constituido internacionalmente. Si no lo digo, reviento.

diumenge, 28 de novembre del 2010

¿Qué les ha hecho la República?

El Partido Comunista de España celebró ayer una Conferencia republicana en Madrid bastante sorprendente. En principio no hay nada en contra de la idea y menos en un blog como éste en el que ondea la tricolor. Tampoco hay nada que objetar a que lo haga el PCE, al que, ahora, parece ser suficiente etiquetar la república como república democrática. No socialista ni comunista ni bolchevique. República democrática. O sea, la vieja república burguesa a la que el señor Anguita, en una larguísima e interesante entrevista en Público (Parte I y Parte II) convierte en custodia de la Declaración Universal de Derechos.

Pero todo esto huele un poco a chamusquina y más cuando se ve que se invoca la forma republicana a lomos de una falacia: que la república es más adecuada para salir de la crisis económica que la monarquía. Eso no es cierto. No lo avala la experiencia, ya que Alemania y Francia, que padecen la crisis como nosotros y los Estados Unidos que son quienes la iniciaron, son repúblicas. Y tampoco lo avala el sentido común. Por más que el señor Centella acentúe los aspectos radicales de la república, ésta es un régimen político y, como tal, ajeno a la implantación de opiniones económicas que apunten a una transformación del, para entendernos, modo de producción. La república no es la palanca de la revolución. Le sucede lo que decía Azaña de la libertad: que no hace felices a los hombres sino solamente hombres. Asimismo la república no hace la sociedad más justa o más socialista o más soviética sino más republicana. Esos "valores" que invoca el señor Centella tienen el mismo valor que los que invoquen los conservadores.

Muchos (no sé cuántos) de quienes queremos una república en España la queremos como un fin en sí mismo; no como un instrumento para otro fin, se llame como se llame. Y aquí es donde se entiende el sentido de la falacia republicana del PCE: seguir buscando vías para no rendir cuentas de la situación del comunismo en el mundo y dar con un propósito que rellene el vacío de propuestas estratégicas que ha quedado.

Sin embargo, el asunto es meridiano: el comunismo fracasó estrepitosamente a fines del siglo XX y la caída de los llamados "países del Este", con la Unión Soviética a la cabeza, como solía, se llevó por delante prácticamente a todos los partidos comunistas de Occidente. Nunca habían ganado unas elecciones competitivas (salvo algún caso marginal y excepcional) y, con el fin del bloque comunista, sus expectativas electorales se redujeron tanto que algunos de ellos se disolvieron sin más, otros se escindieron en varios grupúsculos y otros, entre ellos el PCE, iniciaron una andadura de camuflajes bajo organizaciones de masas y de refundaciones, como la que está en marcha en España y de la que esta pintoresca conferencia es buena muestra.

Los dioses me libren de insinuar que los comunistas estén tratando de hacer con la república lo que habitualmente han hecho con todo lo demás a lo largo de su historia: instrumentalizarla para sus fines. Porque cuando se dice algo así de inmediato se oye a alguien hablar del terrible anticomunismo visceral, misteriosa enfermedad que padecen todos cuantos dicen algo sobre los comunistas que no es del entero agrado de estos. Pero el hecho desnudo es que el PCE dice anhelar la república como un subterfugio con el que pretende rellenar el tremendo vacío conceptual que ha quedado tras el hundimiento del comunismo.

El señor Centella, más habilidoso, ornamenta muy bien su objetivo final en el citado artículo. En cambio, el señor Anguita, más elemental en sus planteamientos, expone el objetivo comunista de forma paladina. Tras afirmar que hemos hecho muchas revoluciones y no nos hemos dado cuenta: la libertad en la elección de pareja, las bodas homosexuales (como si las hubiera hecho él y no ese PSOE que, según él, está en la derecha), añade que ahora quiere la igualdad económica porque, dice, no me interesa una República que no haga que la riqueza esté al alcance de todos. Esta claro: la república tiene que hacer la revolución socialista. Ya digo que no veo porqué. A mí me interesa la república como sea, sin condiciones. Lo que suceda después, ya se verá. Al señor Anguita sólo le interesa la república que haga lo que él diga.

Y ¿cómo llega esta república que el señor Anguita quiere para España? Pues, según dice, mediante un proceso constituyente. Palabras mayores que no sé si son apropiadas para el miembro de un partido que cuenta con un diputado en el Congreso y que, si la ley electoral fuera más justa, contaría, quizá con ocho o diez, que tampoco son como para sacar a la calle a millones de hombres y mujeres republicanos que asuman esa tarea de saneamiento político y moral de la sociedad. El discurso del señor Anguita suele ser proceloso y barroco. Pero esta vez se le ha ido el estro a la Revolución de octubre. Cuando el entrevistador, Juanma Romero, a la vista del Moloch proceso constituyente le recuerda tímidamente que la Constitución habla de un consenso previo, después la disolución de las Cortes, elecciones, un referéndum..., Anguita estalla como si estuviera en el Instituto Smolny: ¿Quién dice que la Constitución tenga que permitir o no? ¡Si para mí es como si no existiera!.

¿Queda claro? Proceso constituyente, diga lo que diga la Constitución que "es como si no existiera"; proceso constituyente, que es la actualización de un poder supremo, originario, por encima de la Constitución: la revolución.

Como es el arma de la revolución, la república tiene que venir de la revolución. Lo demás son historias. A esta consigna, Palinuro, republicano, no se apunta.

El jardín de la vida.

La exposición de paisajes impresionistas en el Museo Thyssen, que aguanta hasta febrero, está muy bien. Tiene una prodigiosa variedad de piezas de las procedencias más diversas, un montón de ellas dificilísimas de ver. Además está bien pensada, con el texto imprescindible y muestras de antecedentes y consecuentes muy reveladores. Es un placer encontrar obra de tantos y tan variados genios unidos por un tema común: Renoir, Monet, Manet, Pissarro, la escuela de Barbizon, Van Gogh, Nolde, Sorolla, Darío de Regoyos, Anglada Camarassa, Cassat, Gauguin, etc.

El jardín es tema típico del impresionismo. La explicación de los manuales es que, por falta de medios, por no poder pagar modelos ni estudios, los pintores de la época tenían que salir al exterior y allí descubrieron la maravilla de la luz y sus hijos los colores; quedan deslumbrados y gran parte del impresionismo consiste en trasmitir ese deslumbre. Así da el impresionismo en el puntillismo a lo Sisley.

Pero no es cierto que sean los primeros en salir. Los pintores han pintado siempre también en el exterior. Desde los primitivos flamencos y los renacentistas (por ejemplo, Giorgione) en todas las épocas ha habido magníficos paisajistas, como Claudio de Lorena en Francia, y Hobbema en los Países Bajos (los dos siglo XVII), Constable en Inglaterra (siglo XVIII), Friedrich en Alemania (XIX), los norteamericanos al estilo Bierstadt o Church (también XIX). Pero esa es la diferencia: pintan paisajes; no jardines.

El jardín es un paisaje reducido, humanizado. Y no sólo porque lleve figura humana (muchos paisajistas lo venían haciendo), sino porque el propio objeto está humanizado. El jardín tiene setos, caminos, arriates, arbustos ornamentales. Es más, la exposición incluye algunos floreros de diferentes autores (recuerdo uno de Renoir) y, jugando con la idea, cabe decir que el florero es un jardín aun más humanizado.

Porque es eso, se trata de pintar un exterior que es "nuestro". En muchos casos el pintor pinta su jardín, el que él mismo ha trabajado con vistas a pintarlo. De este modo, a veces, el jardín impresionista podría clasificarse como autorretrato, en la medida en que el trabajo retrata al trabajador.

También en este aspecto simbólico son los impresionistas seguidores de una tradición: la del hortus clausus medieval, el jardín cerrado que simboliza el paraíso terrenal y la vida, en el que suelen habitar animales legendarios como el unicornio y objetos milagrosos como el manantial de la eterna juventud. No, en lo simbólico, el impresionismo no gana la batalla a la Edad Media.

Los impresionistas causaron una ruptura con el tranquilo mundo de la pintura academicista, una revolución, un escándalo, como pasa siempre con las vanguardias, por su uso de los colores, la luz y su incidencia en las formas. Es una rebeldía formal que rápidamente se convierte en una de contenido. La primera imagen es un cuadro de Klimt titulado La avenida del parque del castillo de Krammer (1912), en la Galería Austriaca, en Viena. La segunda es otro de Maximilien Luce titulado Calle de París, mayo de 1871 (1902) en el Museo d'Oray, París. El tema ahorra todo comentario acerca del cambio de contenidos. Un cambio revolucionario. Si alguien lo duda, que compare el cuadro de Luce con el de un contemporáneo, Meissonier, magnífico pintor "del régimen" por lo demás, titulado El asedio de París, 1870(1891), también en el Museo d'Orsay.

Me he alejado un poco del asunto jardines pero espero quede claro que pintar jardines es pintar el interior aunque sea en el exterior.

dissabte, 27 de novembre del 2010

Los españoles no hablan lenguas.

La inquina de los españoles a las lenguas extranjeras es proverbial. Los españoles no hablan idiomas y cuando lo hacen, lo hacen muy mal, con un terrible acento que todos reconocen. Los franceses lo han clavado en su parler français comme une vache espagnole. Hasta hace poco tiempo aquellos no sólo no hablaban lenguas, sino que se jactaban de ello ya que aquí se habla la lengua del Imperio, el español o castellano de Nebrija, con algunas variantes producto del paso del tiempo.

Desde luego hablar la lengua de otro pueblo no es garantía de que lleguemos a conocerlo mejor. Pero si se ignora la lengua no es que no se le conozca; es que no se le entiende. Sin embargo, los españoles tenemos que tratar con nuestros vecinos para lo cual, al desconocer sus lenguas, hemos de valernos de traductores. Es triste la imagen de nuestros gobernantes en las reuniones internacionales en donde quedan aislados mientras todos los demás hablan animadamente en inglés y francés y, cuando intervienen, han de hacerlo con intérprete porque sólo hablan español, idioma que, por muy imperial que sea, en Europa es minoritario y marginal.

De tal país, tales gobernantes, porque es el país entero el que necesita traductor. Las películas vienen dobladas, los periódicos suelen traer muchos artículos de extranjeros, todos traducidos. El país vive de traducción, no de conocimiento directo del medio en que se halla. Por eso no entendemos que los llamados ataques de los mercados a España no tienen un motivo financiero real. Es inútil, en consecuencia, que el Gobierno se empeñe en desmentir con datos económicos fehacientes. Todo el mundo sabe que la situación española es relativamente sana, tanto al menos como la de otros países de la Unión sobre los que no pesan dudas, que nuestro déficit es menor que el de otros Estados, que nuestra deuda es inferior a la alemana. Los mercados no castigan a España por sus cuentas sino por lo que suponen que somos los españoles. Hay en esa imagen mucho de prejuicio, pero España no puede refutarlo porque no habla las lenguas en las que se expresa.

El prejuicio dice, entre otras cosas, que los españoles somos indolentes; que no trabajamos y que, cuando lo hacemos, la productividad reside en la picaresca; que somos tan poco de fiar como los otros países meditarráneos; que estamos mal avenidos y ni siquiera hemos llegado a aquel conllevarnos por el que abogaba Ortega; que vivimos en el barullo y la confusión y no tenemos unidad nacional de propósitos; que en cualquier situación de crisis somos incapaces de ponernos de acuerdo y aunar esfuerzos. Y así no se sale de las crisis. Los prejuicios aciertan, como puede verse a las claras a nada que se considere la situación actual española. Por eso son tópicos.

Por si alguien tiene dudas, ahí está el señor González Pons dispuesto a sembrar muchas más sobre la viabilidad económica internacional de España. El señor González Pons debiera saber que en toda lid, por dura que sea, rige el principio de que los golpes bajos están prohibidos. Las dudas del portavoz de la derecha son un golpe bajo, juego sucio. Es obvio. Pero no hay nada que hacer porque ni por asomo piensa el señor González Pons ni nadie en su partido que se haya excedido. No menos obvio es puesto que, como puede verse, no se ha conseguido sacar a Rodríguez Zapatero de La Moncloa, que es lo único que importa a la derecha, más, incluso, que lo hace el hecho de que España supere las dificultades.

También cabe seguir la cuestión de la inquina de los españoles hacia las lenguas extranjeras en el interior de España. Se puede decir, creo, que lo que más molesta de Cataluña y el País Vasco es que tengan lengua propia y se obstinen en emplearla; subsidiariamente también Galicia. La prueba es que de los muchos conflictos autonómicos, los lingüísticos son los más frecuentes, los que provocan más enfrentamientos, los más amargos. Que si el empleo de una u otra lengua en los procesos educativos, que si se rotula en una u otra lengua en los comercios, que si la administración se relaciona con los ciudadanos en una u otra lengua. Y tienen que acabar interviniendo los tribunales porque las fuerzas políticas no consiguen concertarse. Razón por la cual se propone resolver el problema a base de legislar sobre aquello en lo que no hay acuerdo, en lugar de permitir que la población se acomode como mejor le parezca. Uno de los espectáculos más regocijantes es la furia con que los neoliberales de las dos orillas de la falla nacionalista, que dicen que hay que dejar a la gente en paz, se lanzan a legislar sobre cuestiones acerca del modo en que cada cual bautiza su tienda o cómo extiende una receta de cocina.

Se comprende la amargura de los hablantes de la lengua imperial al ceder terreno ante las vernáculas de la periferia. Pero por mucha que sea ésta no creo pueda llegar a la que sentirían aquellos otros, hablantes de sus propias lenguas, a quienes durante años, decenios, se dijo que hablaran en cristiano, como si lo estuvieran haciendo en sarraceno.

El día en que los españoles se esfuercen por entender a quienes hablan otras lenguas (y, por tanto tienen otra mentalidad) habrá comenzado de verdad la normalización del país.

(La imagen es una foto de Biblioteca Colmenarejo, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 26 de novembre del 2010

Meditación sobre la crisis.

El capitalismo es un modo de producción que se caracteriza por sus crisis periódicas; que sean o no cíclicas es asunto discutible; pero, desde luego, son recurrentes. Es uno de los aspectos en que la historia ha dado la razón a Marx. Esas crisis, seguía diciendo Marx, son de exceso de producción. Algo que ya había él intuido cuando se hacía lenguas de la capacidad productiva del capitalismo en El manifiesto del partido comunista. El exceso de producción obliga a recortar gastos, entre otros, los salarios. Los salarios más bajos contraen más la demanda y ahí comienza el vértice del tifón contra el que sólo Keynes encontró una solución duradera.

De esas crisis solía salirse por el expediente de una guerra, en aplicación extrema de la doctrina de la destrucción creativa que se asocia normalmente a Schumpeter aunque la cosa viene de antes, por ejemplo de la obra de Werner Sombart, La guerra y el capitalismo y en general del marxismo. Al principio eso era relativamente fácil porque la guerra se usaba para abrir mercados que daban salida a los excedentes de las metrópolis. Inglaterra conquistaba la India y los Estados Unidos abrían a cañonazos el mercado del Japón para que sus respectivas poblaciones pudieran mantener altos niveles de vida, albergaran lo que los marxistas llamaban "aristocracia obrera".

Pero este expediente bélico ya no puede emplearse al menos en las proporciones que serían necesarias. Sin duda el mundo está sembrado de guerras, pero son de baja intensidad. Hoy todo lo que no sea nuclear es de baja intensidad. En todo caso no se puede recurrir al expediente bélico por dos razones: En primer lugar la guerra extrema es imposible debido al overkill existente en unos silos nucleares que abrigan una cantidad de bombas atómicas capaz de destruir el planeta varias veces. Ya lo era durante la guerra fría que precisamente se llamó fría porque no podía ser guerra. Hoy con más razón cuando las armas nucleares han proliferado.

Además, aunque la guerra fuera posible, no cumpliría satisfactoriamente la tarea de destruir para volver a crear porque el excedente contemporáneo es inmaterial ya que es dinero. La crisis es financiera (la industrial es su reflejo, no su causa) porque lo que el capitalismo ha producido en demasía es dinero, valor nominal, no de uso. Y eso no se puede bombardear. El dinero es indestructible por la vía material. Hay que destruirlo en la simbólica. Por eso el elemento definitorio de la crisis actual gira en torno al crédito, a la confianza, que son elementos morales, extraordinariamente subjetivos. Porque ¿qué juzga la confianza? El grado de creencia que se tenga en la capacidad de alguien de cumplir sus compromisos. Es decir, no es un juicio de hecho sino de futuro. Si se le aumentan los tipos de interés de la deuda se le crean dificultades que a su vez debilitan su capacidad de cumplir los compromisos lo que es también el comienzo de otra espiral.

La segunda razón de la imposibilidad del expediente de la guerra es la globalización. Lo más obvio de ella es que ya no quedan mercados cerrados por abrir o vírgenes por descubrir y conquistar. El mundo entero es un mercado, un libre mercado, sin fronteras, sin límites, sin barreras. Aunque sobrevivan aquí o allí prácticas proteccionistas, el comercio mundial está arbitrado por la Organización Mundial del Comercio, firme partidaria del libre cambio.

La globalización hace añicos las teorías de la conspiración del tipo de "ataque de los mercados contra el euro" o contra España, o lo que sea. No hay ataques concertados. No hay un centro mundial de operaciones. El mundo es un sistema en el sentido de Luhmann, autopoiético, esto es, que se crea a sí mismo, no está dirigido desde parte alguna. El orden (o desorden) mundial es el resultado espontáneo de la confluencia de trillones de trillones de decisiones que se toman en todo el planeta de modo autónomo e independiente. Eso no hay quien lo controle. Nadie puede prever nada (y mucho menos prevenir) cuando las decisiones, todas (las de previsión también), se toman al unísono en virtud de una información en tiempo real y que llega a todas partes en el mismo instante y en la misma cantidad. Es decir, no hay nadie más o mejor informado que otro si el otro no quiere. La carrera por la información es frenética y de ahí que no se opere sobre los datos que hay sino sobre las expectativas. Son los mercados de futuros.

Por estas razones esta crisis financiera es una crisis capitalista, sin duda, pero no tiene precedentes. Además el capitalismo carece de alternativas. El socialismo fracasó y todo indica que, si se reprodujera, fracasaría de nuevo si cometiera el mismo error de suprimir el mercado. Y, si no se suprime el mercado, el modo resultante podrá llamarse socialismo pero seguirá siendo capitalismo. Por eso había sido tan ingeniosa la fórmula socialdemócrata de intervenir en los mercados sin abolirlos, esto es, de domesticar a la fiera. Pero ahora, en esta crisis, la fiera se ha soltado y se ha comido al domador puesto que los partidos socialdemócratas se han convertido todos, más o menos declaradamente, al evangelio neoliberal. Ya puede Alfonso Guerra pedir a la izquierda respuestas a la crisis. Ni siquiera se atreve esa izquierda a defender el Estado del bienestar porque se ha tragado el dogma neoliberal de que es un cobijo de vagos y defraudadores. ¿Cuándo no han dicho los ricos que los pobres lo que son es unos vagos y unos delincuentes? Así que esta crisis lo es del Estado del bienestar. También lo es del euro y, por extensión, de la Unión Euopea, pero ese es rollo aparte. Aquí lo importante es el ataque al Estado del bienestar que viene a ser un bocatto di cardinale como la galera capitana en la flota de las Indias, una nao cargada de tesoros: los ahorros presentes y futuros de nuestras sociedades.

Y la cosa es complicada porque, siendo la crisis global, las medidas que se toman son de carácter nacional, lo cual es perfectamente inútil, dicho sea sin desdoro de las meritorias pero harto insuficientes decisiones de la Unión Europea de alcance colectivo. Tomar medidas de alcance nacional para atajar una crisis global es algo inútil salvo que sean las medidas que precismente exige esa crisis global interpretada por los organismos financieros internacionales. Sólo un dato para la memoria: ¿nadie se acuerda de la dureza de las medidas impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a los países latinoamericanos con motivo de la crisis de la deuda de los años ochenta? ¿Quién iba a decir a los países europeos que a ellos se les aplicaría la misma medicina por el mismo motivo: la deuda?

dijous, 25 de novembre del 2010

Oigo, patria, tu aflicción.

Sale la patria a relucir, cosa que sucede en España con harta frecuencia, y los españoles pierden el oremus. Pues naturalmente que, en las circunstancias actuales, el Gobierno (que es gobierno porque lleva el gobernalle de la nave, guste o no) debe reclamar lealtad y esfuerzo mancomunado de todo el pasaje y no sólo de la tripulación del buque. Y naturalmente que aquella ha de dárselas sin escatimar nada, orillando cualquier agravio o rencilla si no es por solidaridad, cuando menos por interés propio, ya que viaja en el mismo barco.

Lo que no puede ser es que, acto seguido, salga el portavoz de la oposición conservadora lanzando un torpedo a la línea de flotación del crédito del Gobierno. Y en momentos en que las bolsas rugen como Escila y Caribdis. Eso es una felonía. En momentos de zozobra tenemos parte del pasaje amotinada y saboteando cuanto puede: hoy el señor Pons, ayer la señora de Cospedal, mañana, quizá, doña Esperanza Aguirre. Cada vez que hablan abren una vía de agua y tiembla el Ibex.

Es en ese escenario de bolsas, parqués, cotizaciones, deuda, valores en donde el presidente Zapatero ha decidido llamar a parlamentar a los treinta capitostes de la empresa española, algo así como cuando un sitiado manda llamar una delegación de los sitiadores para saber las condiciones de una rendición; una delegación de la gran empresa constituida en consejo áulico de un gobernante socialista. Mientras los sindicatos, con casi cinco millones de parados en el país, apenas saben a quién defienden. Mirada con perspectiva histórica la imagen enseña mucho sobre el paso del tiempo y las cambiantes circunstancias del mundo.

Pero el patriotismo es eterno, es una vivencia permanente del hombre y cuando uno lo siente de modo tan ardoroso como el señor Aznar, quien dimitió del Consejo de Estado para trabajar a sueldo de un magnate internacional de los medios, da clase en una universidad extrajera y acaba de incorporarse a la dirección de una extraña empresa también extranjera dedicada a combatir el cambio climático o algo así, no puede menos que irrumpir en la arena nacional para exhibirlo y expulsar del lugar al usurpador, esto es, cualquier gobernante que no sea él o el que él haya decidido..

Rechaza el señor Aznar que el presidente Zapatero pida patriotismo a los demás cuando él debiera ser el primero en practicarlo. Que el señor Zapatero ejercite la noble virtud del patriotismo, según el señor Aznar, quiere decir que dimita y convoque elecciones anticipadas. Patriótico es, por tanto, sumir un ya muy atribulado país en la incertidumbre de un proceso electoral que puede durar varios meses durante los cuales el gobierno y la administración quedarán prácticamente paralizados e inermes frente a los temibles mercados. Es posible que esto parezca a alguien patriotismo; para mí es una felonía cabal. Es dividir, encizañar, fraccionar el país justo cuando la supervivencia de éste depende de la fuerza de su unidad interior. Como se le alcanza a cualquiera que recuerde la célebre máxima ignaciana de no hacer mudanza en tiempo de turbación.

Los dos expresidentes del Gobierno que mantienen actividad pública, Felipe y el señor Aznar, son tan distintos hoy como lo eran cuando ambos dirigían sus respectivos partidos. Felipe que publica algún artículo ocasional en El País conserva intactos su carisma y su prestigio, acrecentado por su evolución manifiesta hacia la figura del abuelo Cebolleta, papel por lo demás ejercido con admirable discreción. Apenas se hace notar, no acumula vanidades mundanas, doctorados honoris causa por universidades de catequesis, no se obstina en dar consejos a los gobernantes de medio mundo y en anatematizar a las del otro medio, no dirige think tanks con mucho de tanks y poco de thinking; no presume de abdominales ni da collejas a su sucesor.

Aznar, por el contrario, está permanentemente en los medios, viajando por el mundo, heraldo de esa alianza neoneo (neoliberales-neoconservadores) , ocupa el proscenio con un discurso radical y estridente, repleto de milagrosas recetas que han fracasado ya en todas partes, empezando por su propio país. Se multiplica en todo tipo de acontecimientos oscureciendo la figura del candidato de su partido con manifestaciones hoscas, hostiles, cuando no agresivas o de ataque, con un retorno a su vieja táctica del "¡váyase señor González!". Este correoso ex falangista piensa que respetar el mandato otorgado por la mayoría democrática y esperar su turno cuando no es él quien gobierna es una pérdida de tiempo y un atentado a los intereses de España. ¡Qué gloriosos días aquellos en que podía pasarse por encima de las urnas cuando se trataba de salvar a la patria! Ahora hay que pedir al gobernante legítimo que se vaya. Pero ¿es necesario hacerlo varias veces al día todos los días desde que se perdieron las últimas elecciones?

(La imagen es reproducción del cuadro del alicantino Antonio Gisbert, El fusilamiento de Torrijos, pintado en 1888 que se conserva en el Museo del Prado). Dominio público.

dimecres, 24 de novembre del 2010

Un poco de autobombo.

Quizá algún amable y desocupado lector recuerde que cuando un 29 de noviembre del año pasado, con gran dolor de mis entretelas, cerré Palinuro, decía que el blog me llevaba mucho tiempo, que estaba escribiendo dos libros y temía no poder terminarlos. Asimismo decía que "Ello no quiere decir que el cierre sea definitivo sino transitorio y durará el tiempo que tarde en acabar las dos obras en cuestión; pueden ser meses y pueden ser años.". Al final fueron meses; exactamente nueve meses y veintiún días. El cómputo exacto trasluce que, como buen bloguero, siento la lejanía del blog como una enajenación, un exilio de mi reino, de mi doble Palinuro, a quien tanto debo. Alejar a un bloguero de su blog es como separar dos amantes, esa tragedia que tan morbosa como lúcidamente analiza Igor Caruso; en el extremo, motivo de muerte. Por suerte o por desgracia ese rasgo de pasión y genio me ha sido negado así que en lugar de suicidarme aproveché para reflexionar sobre el bloguerío y dentro de poco emborronaré una entrada con mis últimas meditaciones sobre el susodicho.

Se cumplió por fin el propósito de la separación y escribí los dos libros, al tiempo que traduje otros dos. De los dos escritos por mí, uno de ellos está ya en la calle y es el de la imagen. Sus detalles pueden ir a verse en la güeb del editor, Tirant lo Blanch, en donde cabe leer algunas páginas de la edición que se encuentra disponible en papel y como descarga en la red. La obra trata de lo que dice el título y mi propósito ha sido sistemático: la incidencia de internet en las instituciones y actores de la política contemporánea; la relación entre la red y los demás medios de comunicación; y el replanteamiento de las grandes cuestiones políticas (la guerra, el feminismo, el ecologismo, el multiculturalismo y el individualismo) en el ciberespacio, que es un supraespacio público en el que lo colectivo se mezcla con lo particular y privado para dar una mezcla de incalculables consecuencias. Sería estúpido que hablara de la calidad de la obra, de forma que aquí dejo el asunto.

El otro libro, Memoria del franquismo, está en imprenta y tiene prevista salida en la editorial Ramón Akal en febrero de 2011. Ya hablaré más por entonces. Además de éste también se han publicado las dos traducciones, ambas asimismo en Tirant lo Blanch, Introducción a la Teoría Política, de Andrew Heywood y La transformación del Estado, de Georg Sorensen, dos muy apreciables textos de distintas materias que vienen muy bien en la Universidad. El baranda de Tirant, Salvador Vives, es el editor con el que sueña todo escribidor: toma decisiones, corre riesgos, es académico y expeditivo.


EL PAPA EN VALLEKAS

El otro día participé en el debut de un programa político de Tele K llamado La tuerka en formato tertulia. Pero no de esas tertulias de cadenas consagradas y TDTs de lujo en las que corre el vino y el verbo incendiario, sino más de tipo tele marginal con sillas de sky y mejor voluntad que comodidades. Por no tener no tienen ni maquillaje con lo que los cinco que intervinimos estuvimos al crudo natural. Menos mal que, como los focos tampoco eran muy potentes, la cosa no ofende. Aparte del presentador, Pablo Iglesias, un joven profesor de Políticas de fuerte espíritu fáustico, los participantes éramos Leo Bassi, el bufón al que quieren triturar en los



tribunales los sólitos furibundos defensores de Covadonga, Roncesvalles y el 18 de julio; Rosario Segura, representante de Europa laica; Alberto Hidalgo, de la Federación estatal de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (FELGTB); y yo, que sólo me represento a mí mismo y no siempre con gran convicción.

El caso es que lo pasé muy bien. Desde que, al ganar las elecciones el PP en 1996, me echaron de todos los medios por abominable felipista, no había vuelto a pisar un plató, de esos desde los que ahora se lanzan procacidades. Y aunque el de Tele K es más plato que plató, fue un interesante reencuentro.

El programa era muy ágil, estaba muy bien cronometrado, Pablo lo llevaba como si no hubiera hecho otra cosa en su vida, hubo vídeos simpatiquísimos, y mis contertulios dijeron cosas muy sensatas y verdaderas, de esas que no se escuchan por las teles al uso. Lástima que Tele K sea tan insignificante ante la gran tanga mediática como Joseph K ante su proceso. El programa debería llegar al Vaticano. El Papa debiera visionarlo. Tendría otra idea de su misión en la tierra. Respetuosa pero crítica.

dimarts, 23 de novembre del 2010

Las elecciones catalanas.

En esta sociedad del espectáculo de la que habla todo el mundo (Debord, el inventor del término, pero también Baudrillard, Lipovetsky, etc), ¿qué tiene de raro que las elecciones catalanas sean también un espectáculo? Y un requetespectáculo. Muy de ver a doña Esperanza Aguirre afirmando impertérrita que Cataluña necesita un gobierno liberal; liberal como el de Islandia, el de Grecia, el de Irlanda. Pues pobre Cataluña y pobre España. Y más de ver aun cómo la misma doña recitaba un dicho de Josep Pla, gran escritor catalán franquista de primera hornada, és deixen de collonades! Admirable cómo esta derecha dice siempre lo mismo; al caso, Berlusconi llamando collione a los que no le votan. Siempre pensando en lo mismo y siempre igual: los demás son gilipollas y deben dejarse de gilipolleces. Eso se llama hoy liberalismo.

De todas formas el Principado ya es espectáculo sin añadidos foráneos. Cosa obvia cuando se ve que la campaña electoral se ha avivado con cuatro vídeos subiditos de tono aunque por motivos distintos. En el primero, del PP, Alicia Sánchez-Camacho, o un avatar suyo, candidata del partido, cazaba y abatía inmigrantes ilegales e independentistas. Tuvieron que retirarlo aduciendo que era un error de fábrica, como cuando Toyota retira series de vehículos por defecto de fabricación. En realidad los racistas nunca se ven como racistas cuando se manifiestan como tales; se lo tienen que decir los demás.

El segundo, de las juventudes del PSC presentaba a una joven experimentando el placer del orgasmo al votar es de suponer que a Montilla. Después de la propuesta del Increíble hombre normal este otro golpe muestra una juventud educada en la vía del comic, incluido el sexual. Es interesante comprobar que no ha provocado el mismo rechazo que el del PP lo que hace pensar que quizá la sociedad no sea tan pudibunda como se piensa.

Pero el vídeo rompedor en este territorio del espectáculo es el de Laporta starring María Lapiedra, que es una señora verdaderamente voluptuosa:



Supongo que habrá críticas por lo que tiene de tomarse la política como una revista teatral; la banalización de que suelen hablar los curas. Y las críticas serán más encendidas desde las posiciones feministas, que no tendrán fácil justificar su queja. En todo caso, se piense lo que se piense, hay un elemento espectacular muy fuerte. María Lapiedra no es Cicciolina, que se presentaba por partidos verdes y ecologistas, pero está en su línea.

El cuarto vídeo, de la siempre moderada CiU, el del espanyol envuelto en la rojigualda robando carteras por la vía Layetana está hecho con el mejor ánimo de contribuir al entendimiento entre catalanes y españoles, al estilo de Cambó, no trata de ofender a nadie y si alguien lo hace será porque está animado de un anticatalanismo visceral.

Los sondeos vienen a ser otro espectáculo: pronostican triunfo holgado (quizá con mayoría absoluta) de CiU y hundimiento del PSC, con distintas fortunas a los demás. Pero lo más llamativo es el altísimo porcentaje de posible abstención así como, y ello es digno de nota, voto en blanco que viene a ser una protesta ciudadana contra el conjunto del sistema.

Suponiendo que parte del electorado (algunos dicen que todo él) vota según la valoración que le merezca el mandato pasado, lo primero que se hace es ponderarlo. El tripartito ha sido un gobierno más que aceptable para Cataluña, pero la reforma del Estatuto le ha reventado entre las manos y ha comenzado una gresca y un guirigay que ha oscurecido sus méritos. Lo cual no deja de ser injusto para los únicos partidos, sobre todo el PSC, que se atrevieron con lo que CiU tuvo más veinte años para hacer y no hizo: la reforma del texto catalán. El pintoresco resultado es que, entre otras cosas, Cataluña se rige hoy por un Estatuto parte del cual es inconstitucional.

Del guirigay ha salido un fuerte rebrote del soberanismo y el independentismo. Laporta empuja a ERC, ERC empuja a Artur Mas, quien comprueba a su costa que el truco del nacionalismo es que no tiene más límite real que la independencia. Por otro lado CiU había venido pactando con Zapatero hasta que, la proximidad de las elecciones catalanas y la incertidumbre sobre los resultados, aconsejó a la coalición poner tierra por medio. En definitiva, la valoración media tiene que ser mediocre y ello probablemente explica la alta abstención y el voto en blanco. Aunque puede que parte de ese voto al final vaya a Ciutadans o UPyD.

Si, por el contrario, se piensa que el voto es prospectivo, esto es, que los electores votan un nuevo gobierno o la continuación del que esté, lo que corresponde es considerar las múltiples posibilidades de gobiernos del Principado. Pero especular sobre eso sin datos firmes en la mano es perder el tiempo porque, según sean estos, así será el gobierno catalán y aquí, digan lo que digan los dirigentes, caben todas las posibilidades por inverosímiles que parezcan y aunque unas sean más probables que otras. Cabe hasta lo que ya se ha bautizado como sociovergencia, nombre que ahorra preguntarse por qué partidos la integrarían.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 22 de novembre del 2010

Irlanda. Soldados del destino.

La prensa de hoy viene tocando a difunto por Irlanda y a rebato por los PIGS restantes, Portugal y España, lugares a los que los inversores dirigirán ahora sus codiciosas miradas por tratarse de países extraordinariamente endeudados. Y todo mientras Zapatero se desgañitaba ayer en una interesante entrevista en El país afirmando que aquí no serán necesarias nuevas medidas de ajuste, nuevos recortes sociales. Algo sobre lo que parece haber acuerdo general, avalado por los organismos internacionales más imponentes como el Fondo Monetario Internacional (FMI), es que España no era Grecia ni es Irlanda. Tendemos pues a quedarnos tranquilos porque, siendo como somos ingenuos, seguimos creyendo que, contra toda evidencia en contrario, el FMI sabe de lo que habla. España no es Grecia, Portugal ni Irlanda pero los fementidos mercados, los insaciables inversores no acaban de creerlo y se remueven inquietos. ¿Por qué será?

De entrada debe aclararse, porque es decisivo, que si se trata de la segunda quiebra-país de la eurozona, es sin embargo la tercera en Europa pues antes de la de Grecia se produjo la de Islandia, de la que todo el mundo parece haberse olvidado. Que Islandia no pertenezca a la UE no quiere decir que no sea Europa. Pero, desde luego, no es un PIGS; al contrario, pasaba por ser uno de los países más prósperos del mundo con un PIB por habitante altísimo y que en 2006 ocupaba el 5º lugar en el Índice de libertad económica, justo el lugar que ocupa hoy la desgraciada Irlanda. Hoy Islandia está en el lugar decimoctavo en ese índice, cosa nada de extrañar si se tiene en cuenta que ha tenido que nacionalizar toda la banca para salir de la catástrofe en que se había metido.

El término PIGS, como todos los dictados más por los prejuicios que por el sentido común no da cuenta del riesgo real de España puesto que, en efecto, no es una de ellos. Quedó suficientemente claro con las pruebas de stress de los bancos hace unos meses. La banca española es de fiar. Pero ¿y si no fuera esa la cuestión que preocupara a los innombrables?

Lo que une a los tres países quebrados, PIGS o no PIGS es el haber sido los tres escaparates y modelos de políticas neoliberales, aplicadas con el rigor del converso por los tres partidos de la derecha neoliberal que los gobernaron en los años anteriores a la crisis: el sempiterno Partido de la Independencia en Islandia (desde siempre hasta 2009), la Nueva Democracia en Grecia (de 2004 a 2009) y el Fianna Fáil (Soldados del destino) hoy junto a los verdes en Irlanda (desde 1997 hasta la fecha). En esos años pasados se vivió una época dorada en estos países: tasas de crecimiento entre el 4 y el 6 por ciento del PIB, el doble o más del doble de la media de la UE, crédito fácil a tipos bajos, reducida presión fiscal; en algún caso escandalosamente reducida como en ese 12,5 por ciento de impuesto de sociedades en Irlanda, uno de los más bajos de la UE, solo superior al de Bulgaria, Chipre y Letonia, la mitad de la media europea, en donde hay países como Francia, que tienen el 33,33 por ciento o Alemania, con un 30 a más de un 33 por ciento. Sin duda por todas estas fascinantes virtudes, Irlanda era todavía hace unos meses un modelo, faro y guía para Rajoy quien afirmaba que era la economía que tiraba de Europa, junto a la del Reino Unido mientras que las de Alemania y Francia se habían "anquilosado". Todo un ojo clínico u otro que tampoco sabe de lo que habla. Ni siquiera en dónde están sus querencias porque también recientemente ponía de ejemplo el plan de Cameron, tan contrario a las alegrías financieras de Irlanda como Calvino al banquete del Rey Baltasar.

En resumen, son las políticas neoliberales las responsables de la crisis, su fabulosa capacidad para generar burbujas especulativas que no en todos los lugares se manifiestan de igual modo. En Irlanda, parcialmente en el Reino Unido y, desde luego en España, la burbuja ha sido la inmobiliaria y ahí es donde las pirañas especulativas hincarán los dientes porque no se trata solo de la garantía del endeudamiento público sino de la del privado también, lo que es mucho más problemático.

Por eso la situación de España es muy delicada. Porque no tiene nada que ver con el llamado "contagio" sino con la desconfianza neoliberal acerca del efecto de las políticas neoliberales. ¿Una prueba? Islandia, la próspera Islandia, de la que hoy emigran las gentes a miles y que está considerando el ingreso en la Unión Europea, la Islandia que tenía un impuesto de sociedades de un 18 por ciento, el paraíso neoliberal, tuvo que devaluar la moneda en un 66 por ciento y subir los tipos de interés a un 18 por ciento (hoy está en el 7 por ciento). Si en la eurozona subieran los tipos al 18 por ciento la catástrofe estaría asegurada y de España no quedaría piedra sobre piedra.

(La imagen es una foto de Hryck, bajo licencia de Creative Commons).