dilluns, 17 de març del 2008

El derecho a decidir.

Toda la prensa del finde se hacía eco del notición: en su discurso ante la Asamblea Nacional del PNV, celebrada en Sabin Etxea al objeto de evaluar las consecuencias del varapalo electoral de los nacionalistas el nueve de marzo, Iñigo Urkullu, presidente del PNV sostuvo que existe una oportunidad para un nuevo acuerdo. Por fin algo se mueve en el País Vasco en donde todos parecían haberse enrocado en sus peculiares disparates, desde los tiros en la nuca de ETA a la bulla unagrandelibre del españolismo del PP, pasando por las cada vez más vergonzosas complicidades de la izquierda abertzale con la banda de asesinos y el juguete único (y roto) de Ibarretxe de un referéndum en el otoño.

Casi todos los analistas coinciden en afirmar que el tropezón electoral del PNV lo ha obligado a ser más realista y a buscar un modo de salir airoso del dislate referendario de Ibarretxe. Es posible, aunque yo prefiero creer que el señor Urkullu y algunos otros (supongo) con parecido criterio y similar sentido de la decencia, han aprovechado el mal resultado electoral para tirar al basurero de la historia el inmoral proyecto del señor Ibarretxe y de sus amigos, al estilo del señor Egibar, tan carentes de escrúpulos y sobrados de hipocresía como él.

Explicación al canto. Quienes defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos de España, al menos en lo que a mí respecta, hemos dicho siempre que lo defendemos para el País Vasco con dos condiciones: 1ª) no puede ser una consulta unilateral y 2ª) mucho menos puede ponerse en práctica mientras exista ETA que impone un clima de terror en el País Vasco que convertiría en una farsa tal consulta.

Originariamente, cuando el señor Ibarretxe presentó su plan, se comprometió a no aplicarlo en tanto no hubiera condiciones de ausencia de violencia. Y por tal se refería, como es lógico, a la de ETA. Al señor Ibarretxe, a diferencia de algunos deficientes morales que pasan por intelectuales en el País Vasco, no se le ocurre elevar el "y tú más" a categoría filosófica, ni recurre a la típica amalgama estalinista de sostener que allá va violencia por violencia, la de ETA y la del Estado. El señor Ibarretxe puede ser más o menos taimado con algo de hipócrita, pero no es un cretino estrictamente hablando.

Héteme aquí, sin embargo, que por alguna razón aún no explicada, el señor Ibarretxe prescindió del requisito de la ausencia de violencia y, bajo la especiosa "razón" de que ETA no iba a determinar el calendario político en el País Vasco, anunció el referéndum para el próximo mes de octubre, tanto si ETA asesina ciudadanos indefensos como si no.

A partir de ese momento, el plan del señor Ibarretxe, que ya era arriesgado y un pelín rupturista, pero podía recabar apoyos, se convirtió en un acto de hipocresía, un intento de ventajismo, de sacar partido político del terror etarra; es decir, algo inaceptable.

Si lo dicho el sábado por el señor Urkullu implica el entierro definitivo de esa monstruosidad de un referéndum en una sociedad atenazada por el miedo y la voluntad del PNV de encontrar una nueva vía de entendimiento con el conjunto del Estado a través de la vía estatutaria, será un triunfo general que todos deberíamos celebrar porque significará el retorno a la sensatez y el sentido común y a la esperanza de la erradicación del terrorismo etarra.

Ciertamente para ser eficaz tal acuerdo no puede dejar totalmente satisfechas a todas las partes, cosa que entiende cualquiera que no reduzca su capacidad mental a lo que lea en los Zutabe. Los más nacionalistas y, por supuesto, los independentistas, seguirán considerando que el marco estatutario es inaceptable porque no responde a las aspiraciones de libertad etc, etc. Otros, en cambio, dirán que ese nuevo marco estatutario es una pasada y que da al País Vasco más independencia de hecho de la que tienen muchos Estados por ahí, como Lichtenstein, por ejemplo y sin ánimo de ofender. Esas controversias son la sal misma de la política. Y cuando la política esté firmemente asentada de nuevo en el País Vasco, las pistolas lleven tiempo suficiente en silencio y la gente haya recuperado la libertad y la seguridad, será el momento de plantear de nuevo el derecho a decidir de los vascos y, en general, el de autodeterminación de los pueblos de España. Antes, jamás.

(La foto es de inmamesa bajo licencia de Creative Commons).

El tiempo que huye.

Interesante ensayo de Josetxo Beriain (Aceleración y tiranía del presente, Barcelona, Anthropos, 2008) sobre uno de los infinitos aspectos de ese misterio inasible e incomprensible en el que vivimos inmersos, del que dependemos, que nos ha sacado de la nada, organiza nuestra existencia y nos ignora olímpicamente, antes de devolvernos de un puntapié a esa nada de la que nos sacó: el tiempo. El aspecto de esa mar océana que el autor aborda con singular fortuna es el de nuestras representaciones del tiempo, cómo éstas han cambiado a partir de la modernidad hasta el día de hoy y cómo afectan a nuestra existencia.

Distingo tres partes en el libro a efectos expositivos. Una primera se refiere a las representaciones conceptuales del tiempo en un plano más filosófico; una segunda trata sobre las representaciones iconográficas del mismo tema en una vertiente estética o de teoría del arte; y una tercera sobre las repercusiones sociales de la aceleración del tiempo (esto es, de nuestra percepción de la la aceleración del tiempo), en una perspectiva más sociológica.

En la primera parte condensa Beriain su discurso sobre la representación del concepto del tiempo en las tres figuras del círculo, la flecha y el punto. Las dos primeras, círculo y flecha, corresponden a una metáfora del tiempo como ritmo regular y su ejemplo más típico es la idea china del Tao como unidad de los dos principios esenciales del Yin y el Yang (p. 38). El punto, en cambio, representa las características de la época actual en la concepción del tiempo, el "presente omnipresente", la aceleración del tiempo, la experiencia de la simultaneidad de lo no simultáneo (pp. 50/55) hasta llegar a ese hiato tantas veces señalado en el pasado y tan agudamente sentido en el presente entre la evolución material y la espiritual de la civilización, lo que ha producido los hechos contemporáneos de la Shoah, las matanzas de Rwanda o los campos de la muerte de Pol Pot (p. 62) y a partir de lo cual se plantea el autor el estudio del impacto social de esta representación filosófica del tiempo.

La segunda parte es una especie de intermedio con la que, como aficionado a estos menesteres del arte, he disfrutado mucho, esto es, la representacón iconográfica del tiempo. Beriain echa mano de varios programas iconográficos de diversas tradiciones (la identificación entre Saturno y Cronos, el triunfo de la muerte (p. 79), el triunfo del tiempo en Petrarca y Breughel el Viejo (p. 81), el Tiempo, padre de la verdad en Tiépolo y Bacon (p. 87), el patético Padre Tiempo de Hoggarth y Benjamin (p. 94) y la maquinización del tiempo en Dalí y Heidegger (p. 98). Un panorama muy abigarrado en el que el autor abandona pronto toda pretensión de imponer algún orden sistemático porque es imposible. La interpretación misma de las variaciones en los atributos del tiempo a lo largo de los siglos es tarea fútil. No obstante, las consideraciones de Beriain -con frecuentes referencias a la obra de José María González García- son siempre pertinentes y enriquecedoras. Trae además, abundantes ilustraciones. Es una lástima que los usos editoriales contemporáneos no permitan su reproducción en cuatricromía ya que en blanco y negro pierden bastante. Para compensar -ésta es una de las numerosas e innegables ventajas de la red- incluyo varias, unas más conocidas que otras, que no están en el libro pero apoyan su discurso de la abundancia de mensajes y empleos a que se ha prestado la representación del tiempo a lo largo de los siglos; no siempre del tipo memento mori, sino también con contenidos optimistas propios de la mentalidad progresista.

La tercera y última parte del libro, que es la más extensa, contiene un agudo análisis de las consecuencias de la aceleración (y escasez) de tiempo de la vida contemporánea bajo tres grandes aspectos: la aceleración técnico-científica, la aceleración de la tasa de cambio social y la del ritmo de vida social (p. 113). Dice el autor: Por citar sólo unos casos muy conocidos, con el motor de combustión, con la comida rápida y, más recientemente, con la "revolución digital", representada por el PC, se ha disparado la aceleración social, sin embargo no ha desaparecido la sensación de escasez de tiempo.(p. 140).

En esta tercera parte hay una referencia permanente a la obra de Georg Simmel, muy especialmente a su monumental Filosofía del dinero, de lo que me alegro sobremanera no solamente porque es filósofo de obligada referencia cuando se trata, como lo hace el autor, de las cuestiones del "acrecentamiento de la vida nerviosa y la ansiedad" en todas las manifestaciones de la existencia, sino porque veo que maneja la traducción al español que tengo el orgullo de haber hecho allá por 1975 y que se ha reeditado en 2003. De hecho, son tres los autores con los que Beriain mantiene un fructífero diálogo, Simmel, Virilio y Ramón Ramos, sin olvidar a otros, como Rosa o Durkheim. Buena compañía.

Tras hacer una sucinta consideración del tema clásico del "tiempo es dinero" en Weber y del más novedoso y original del "imperativo dromológico" de Virilio, Beriain aborda algunas consecuencias de la aceleración social de nuestro tiempo y se detiene en especial en dos, que son lo que llama "identidades cambiantes" (que no requiere mayor elucidación pues, para sobrevivir a ritmos acelerados, tenemos que acostumbrarnos a ser muchas cosas), así como un acusadísimo sentido de la contingencia (p. 159), también de fácil comprensión y hasta representación visual en la época del reinado de las agencias de "trabajo temporal". La segunda consecuencia es la que llama "la de-construcción de la política" (p. 165) y en ella encuentro uno de mis motivos de querella con el autor que parece dar por bueno ese ideologema de la indiferencia entra la derecha y la izquierda del modo siguiente: Hoy, irónicamente, si la distinción entre Izquierda y Derecha conserva algún poder discriminatorio, los "progresistas" tienden a simpatizar con aquellos que propugnan la des-aceleración (apoyando el localismo, un cierto control político de la economía, la protección del medio ambiente, etc.), mientras los "conservadores" se han convertido en fuertes defensores de la necesidad de una aceleración ulterior (abrazando las nuevas tecnologías, los mercados rápidos y la rápida toma de decisiones administrativas.) (p. 165) No sé, creo que hubiera merecido la pena reflexionar algo más sobre esto antes de lanzarse alegremente a la piscina de "ya no hay izquierdas ni derechas". En concreto, el ejemplo puesto recuerda mucho aquellos análisis de fines de los años 80 y primeros 90, cuando se decía que la "derecha" en la agonizante Unión Soviética era la izquierda comunista y la "izquierda", la derecha neoliberal. Y eso sin necesidad de traer a colación (cosa que hace Beriain, in embargo, aunque no lo relaciona) el brillante análisis de Marx sobre el carácter mudable, cambiante, inestable, acelerado del modo de producción burgués. No, no es tan fácil este asunto.

La aceleración del tiempo es el rasgo distintivo de la modernidad y Beriain tiene páginas de gran interés sobre las reflexiones de Goethe (el Goethe de Fausto, el de "todo lo sólido se desvanece en el aire") acerca de las paradojas del tiempo acelerado. Es tiempo lo que Fausto compra a Mefistófeles y de ahí ese trasparente neologismo del gran poeta alemán que nuestro autor aporta como nota crítica de la modernidad de "veluciferino" (Veluziferisch), mezcla de velocidad y luciferino, maldición del hombre contemporáneo que, según se acelera en la vida descubre que tiene menos tiempo.

Beriain dedica un último capítulo a singularizar algunos aspectos de los ritmos temporales de las que llama "sociedades modernas avanzadas", en el que se mezclan observaciones algo convencionales y aceptadas sin demasiado esfuerzo crítico (por ejemplo, las relativas a la fast food, los deportes, los transportes o la bolsa hoy día (pp. 184/187) o el impacto de las desregulaciones (p. 193) con otras mucho más sugestivas y muy prometedoras para posteriores investigaciones, como las referidas a l "comprensión" (p. 190), la "desincronización" y, por supuesto, la "individualización", con nueva y definitiva aparición de Simmel que lleva a Beriain a pronunciarse de un modo que no cabe sino aplaudir: Casi podemos decirlo axiomáticamente, las culturas que favorecen la individualización se mueven más rápido que aquellas que dependen de un círculo concéntrico dominante. (p. 200).

Vive el cielo que ningún tiempo pasado fue mejor y que, al fin y al cabo, esto de la velocidad y la aceleración no está tan mal. Dígalo de nuevo el propio autor: La modernidad, en este sentido, significa una universalización de la herejía, de la capacidad de elegir, mientras antes Dios elegía a su pueblo, hora somos nosotros los que elegimos a nuestros dioses, en medio de una cosmovisión politeísta y pluralista. (p. 201)

No hay duda: seremos como Dios cuando, al igual que éste, estemos más allá del tiempo.

Un mal día en la oficina.

Si cree que va a tener un mal día en la oficina, especialmente siendo lunes, eche una ojeada a este video. Descansa mucho. Algunas escenas me recordaron de inmediato los planos que acompañaban a los títulos de crédito de Morgan, un caso clínico, una peli de 1966 dirigida por Karel Reisz e interpretada por David Warner y una debutante Vanessa Redgrave, filme típico del swingin' London de los sesenta y que junto a Pierrot le fou, de Jean-Luc Godard, fueron mis prefes de aquellos años; tanto que no he querido volver a verlas porque estoy seguro de que, si lo hago, me llevaré una desilusión y para eso ya tengo la prensa diaria; así que prefiero verlas en mis recuerdos, con mis ojos de entonces, mucho mejores, más nobles, más puros que los de hoy. Quien recuerde los primeros planos de Morgan o los de Highgate, qué caramba, que levante el puño.

Volviendo a lo de hoy, lo dicho, un día malo en la ofi lo tiene cualquiera.

Gracias, Tom.

diumenge, 16 de març del 2008

Blogorismos de domingo.

No todo han de ser sesudos análisis. Venga, vamos a entretenernos un rato el domingo leyendo la prensa del finde, que está sembrada. Según dice el 20 Minutos El PSOE logra el doble de votos que el PP entre los residentes en el extranjero. Efectivamente, siempre se ha dicho que eso de viajar espabila mucho. Recuérdese que ya desde los siglos XVII-XVIII no podía tomarse a nadie por verdaderamente ilustrado si no había hecho sus viajecitos, que le permitieran ampliar horizontes y relativizar las maravillas del terruño. Hay incluso quien afirma que viajando puede curarse ¡hasta el nacionalismo! por extraordinario que parezca, si bien no puedo dar fe de este portento porque nunca lo he encontrado.


Enlazando con lo anterior según cuenta Libertad Digital, a doña Marta Ferrusola, esposa don Jordi Pujol le "molesta mucho" que el presidente de la Generalidad "sea un andaluz con nombre en castellano".¡Collons! piensa uno, era de suponer que la esposa del president de la Generalitat hubiera visto algo más de mundo que El alt Ampurdá sobre todo para tomar nota de que la gente por ahí se llama de formas muy distintas. En todo caso, ha faltado tiempo a su señor marido para rectificar a su esposa en público, afirmando que el hecho de que el señor Montilla se llame José habla "positivamente" de Cataluña y de Montilla. Así que ya tenemos montada una gresca matrimonial. No creo que por una observación racista más o más de la señora Ferrusola el asunto vaya a mayores, pero no descarto la posibilidad de que esta noche se ponga estupenda y obligue al ex-presidente a elegir entre Montilla o ella. El despecho y la pasión ciegan.


De hacer caso a El Plural, al decir del señor Jiménez Losantos, cuya palabra mañanera parece ser maná para un par de millones de españoles y azufre y hiel para otro par, "El PP no tiene ni media docena de diputados del nivel de Zaplana". He aquí una forma contundente de comentar lo que todo el mundo (menos el señor Losantos, al parecer) interpreta como el comienzo del esperado viaje del señor Rajoy al centro, consistente en deshacerse de sus arietes más ultras, broncas y que más rechazo generan en la opinión pública. Se rumorea que, con el señor Zaplana, se irá también el señor Acebes. Esa si que es grave, caramba. ¿Y que va a hacer ahora este menesteroso partido? Nunca pude imaginar que la situación en la bancada popular fuera tan crítica. Y no creo que se arregle organizando viajes para todo el grupo parlamentario pues, para compensar, habría que llevarlos a Marte, ida y vuelta.


Para terminar de fastidiar esta situación, según LIbertad Digital Zapatero omite la derrota de ETA entre los objetivos de su próximo gobierno. ¿Y eso? A lo mejor está esperando que ETA vote a su manera para garantizarle la investidura. Habrá que preguntar al señor Alcaraz quien dijo en su día, y no se ha desdicho hasta hoy, que sabía muy bien que ETA iba a tener un gesto de apoyo a Zapatero antes de las elecciones del nueve de marzo. El gesto lo hizo sin duda: asesinó por la espalda a un compañero de partido del señor Zapatero. ¿Quién sabe si todavía comete alguna otra canallada que los arúspices antizapateristas interpretarán como signos inequívocos de apoyo al gobierno claudicantegenuflexonegociante del PSOE? Calle Vd., hombre, que acabo de caer en la cuenta de que el señor Rodríguez Zapatero ha omitido lo de la derrota de ETA porque ETA está ya derrotada. Cuatro años para escenificar esa derrota final: el peor escenario posible para la derecha. ¿Qué derecha? La del Imperio Carolingio,claro está.

(Las imágenes son dibujos de Leonardo da Vinci).

Arrepentíos, pecadores.

Hace unos días, la prensa traía un notición revolucionario que capaz de poner la dogmática católica patas arriba. Según algunos medios La Iglesia difunde una lista de pecados modernos, nada menos, y hasta los periódicos más serios se sumaban con cierta algazara a tan sonado aggiornamiento vaticano de forma que El País, por ejemplo, interpretaba que la Santa Sede había sacado una edición aumentada de los mandamientos que el Innombrable entregara a Moisés hace algún tiempito en el Sinaí, Los mandamientos pasan de diez. "¡Pucha!" pensé (pues cuando algo me asombra pienso en rioplatense), "Benedicto XVI ya no pudo reprimirse más y ocupó el lugar del buen Dios." Tampoco sería tan extraño porque, desde el merito comienzo vengo diciendo que el rasgo definitorio de este Papa Ratzinger es la soberbia, como todos los intelectuales.

Según cumplidos informes, Monseñor Gianfranco Girotti, director del penitenciario apostólico, organismo que supervisa la confesión y las indulgencias plenarias de la Iglesia, elaboró una nueva lista de pecados capitales, más acorde con la época, cosa que los periodistas y sus lectores encuentran muy razonable hoy día pues cualquier cosa que tenga más de un año y medio ya es una antigualla, rabiosamente necesitada de actualización. Si cada dos por tres se actualizan Firefox, Explorer, Mac, Windows, Acrobat e tutti quanti, ¿por qué no la venerable lista de los siete pecados capitales? Así, al recibir al fiel en confesión, el cura podría preguntarle: "a ver hijo/a, ¿qué versión de los Pecados Capitales (PC) tienes?" Y la respuesta podría ser "PC 2.0, pater", lo que significaría que, además de buscar los tradicionales pecados de lujuria, gula, ira, etc, el creyente tendría que confesar si había atentado contra el medio ambiente, consumido drogas, acumulado "excesiva" riqueza, hecho manipulaciones genéticas o experimentos científicos dudosos u ocasionado pobreza, injusticia o desigualdad social.

Francamente extraño. Que la Iglesia, organización conservadora por excelencia, se atreviera a meter mano a la lista de los pecados capitales que estableció San Gregorio Magno en el siglo VI, redujo a siete Santo Tomás, cantó Dante en La divina comedia y pintó el gran Jerónimo Bosco en la mesa que vemos más arriba y puede contemplarse en el Museo del Prado era extraño.

Tanto que no era. Nada de nuevos pecados que serían dificilísimos de aquilatar. Por ejemplo, "consumo de drogas". ¿Qué son drogas? Desde mi punto de vista, además de las que todo el mundo tiene por tales, el tabaco y el alcohol lo son clarísimamente. Resultaría así que la comunión instituida por Cristo sería pecado. Demasiado hasta para esos herejes que sostienen que Dios y el diablo son la misma persona. En fin, que no haya duda, pues la autoridad eclesiástica ya ha dejado claro que Nessuna nuova lista di sette peccati mortali da parte del Vaticano. Pecados, lo que se dice pecados, los de toda la vida a mucha honra. Los otros... (¡la excesiva acumulación de riqueza santo cielo!) están por ver. Por lo demás, imagino que, aunque llegaran a ser pecados "mortales", bastaría con confesarlos, como los otros, para irse de rositas con una buena lluvia ácida, un colocón de tripies o la compra de un piso de VPO en el poblado dirigido del Caño Podrío, signo evidente de ostentosa acumulación de riqueza.

dissabte, 15 de març del 2008

El sistema electoral.

Leo que IU ha presentado denuncia ante el juzgado de guardia contra la ley electoral española por considerarla anticonstitucional dado que viola el derecho a la igualdad porque no respeta la proporcionalidad entre votos y escaños, lo cual es estrictamente cierto en perjuicio de IU y de UPyD así como también en menor medida (y no siempre) de los partidos nacionalistas que concentran el voto en algunas circunscripciones.

Al margen de que el procedimiento elegido sea o no el más adecuado, cosa que es indiferente y ya se resolverá, el asunto es bastante complejo. La desproporcionalidad del sistema electoral español es enorme. De hecho es más desproporcional que algunos sistemas mayoritarios, por ejemplo, el australiano. Y eso es injusto, obviamente porque es injusto (además de estúpido) que un sistema proporcional sea más desproporcional que uno mayoritario. El problema es que, además, es doblemente desproporcional, esto es, con respecto a los territorios y con respecto a los partidos y, aunque ambas desproporcionalidades estén conectadas, no son lo mismo.

Más problemático es que resulte anticonstitucional. La vigente Constitución señala (art. 68, 3) que "La elección se verificará en cada circunscripción atendiendo a criterios de representación proporcional" que es estrictamente lo que se hace en España elección tras elección. La desproporción resulta escandalosa cuando se agregan los resultados nacionalmente y se dividen los votos por los escaños obtenidos. Pero es que la Constitución ya se preocupa por excluir esa posibilidad de recuento nacional y taxativamente afirma (art. 68, 2) que "La circunscripción electoral es la provincia" y, con mucha astucia, para torcer la proporcionalidad de esa determinación en un país en que los pesos demográficos de las distintas provincias son extremadamente variables, asigna "una representación mínima inicial a cada circunscripción", con lo que, de hecho, en un número considerable de provincias, la representación personal queda viciada en favor de una representación territorial.

Aquí está el origen de la primera desproporcionalidad, la que hay entre territorios. Tómese un ejemplo de cualquiera de las provincias de baja demografía, por ejemplo, Teruel. En Teruel, 86.238 votantes (de un censo de 110.971) han elegido tres diputados (dos de adscripción directa y uno por población), lo que quiere decir que cada diputado turolense "cuesta" 28.746 votos mientras que en Madrid, con un censo de 4.343. 002 y 3.510.681 votantes para 35 diputados, cada diputado cuesta algo más de 100.000 votos, esto es, casi cuatro veces más que en Teruel.

Es decir, la Constitución es la primera en consagrar un sistema electoral que es de hecho desproporcional en cuanto a los territorios (y, por ende, en cuanto a los partidos; pero esto es más largo de explicar) con lo que se da la paradoja de que es la Constitución la que es inconstitucional. A ello se añade luego la vigente Ley 5/1985 de 19 de junio de Régimen Electoral General (LOREG) que fija en dos los diputados adscritos a cada circunscripción (LOREG, 162, 2) y uno a Ceuta y Melilla respectivamente, aumentando la desproporcionalidad territorial, al tiempo que determina que para la distribución de escaños a los votos obtenidos se emplee el método de los divisores de Victor d'Hondt (art. 163) que favorece claramente a los partidos mayoritarios, lo que incide en la desproporcionalidad por partidos.

Resumiendo, hay varias causas de desproporcionalidad, unas se encuentran en la Constitución y otras en la LOREG. Reformar el sistema electoral, en consecuencia, no será fácil. Tocar la parte de la Constitución (circunscripción provincial y atribución mínima de representación por provincia) requerirá, cuando menos, mayoría de 2/3 del Congreso, siempre que la reforma tenga mayoría absoluta en el Senado (CE, 167, 2); es decir, esta reforma es imposible sin el acuerdo de los dos partidos mayoritarios que son los que más se benefician del actual sistema electoral. Lo veo crudo. Cabría, sí, reformar la LOREG, sin olvidar que, por tratarse de una ley orgánica, necesitará la mayoría absoluta del Congreso, que tampoco es cosa sencilla, pero esa reforma no podría tocar las paredes maestras del edificio.No obstante, podrían introducirse algunas modificaciones que corrigieran bastante la desproporcionalidad del sistema, haciendo algo más de justicia a quienes ahora se ven discriminados. Hay tres posibles medidas que cambiarían bastante el resultado sin necesidad de revisar la Constitución: a) reducir a uno el número de diputados de adscripción automática por provincia; b) elevar a 400 la cantidad de diputados del Congreso; c) substituir el método d'Hondt por algún otro que haga algo más de justicia a las opciones minoritarias, como el Hagenbach-Bischoff, el Saint-Laguë, que dan más posibilidades a los partidos pequeños, aunque presentan otros inconvenientes.

Conviene no olvidar que un sistema electoral contiene las reglas básicas del juego democrático y la prudencia manda no tocarlas con frecuencia so pena de incurrir en graves problemas de gobernabilidad como sucede en Italia. Todos los sistemas electorales traducen opciones políticas y todos son más injustos para unos u otros. Obviamente, en el caso de España puede darse un acuerdo general respecto a la necesidad de reformar el sistema para hacerlo verdaderamente proporcional. Pero, insisto, esa es una opción tan legítima como cualquier otra. Por ejemplo, los sistemas mayoritarios (el más típico, el británico) son mucho más desproporcionales que el español. Por eso son mayoritarios. Ese menoscabo que sufre IU en España viene sufriéndolo el Partido Liberal en Gran Bretaña desde hace decenios y multiplicado por diez sin que parezca que los británicos consideren que su país deje por ello de ser una democracia. Su opción política no es conseguir una representación proporcional de las distintas fuerzas políticas, sino mayorías parlamentarias sólidas que no hagan precisos gobiernos de coalición. Y así lo han hecho. En España podríamos pronunciarnos por un sistema mayoritario (seguramente más desproporcional que el que tenemos) o uno proporcional. Lo irritante, creo, es lo que tenemos, un sistema proporcional desproporcional; irritante y absurdo.

Así están las cosas. Por último se me ocurre que, si hay una opinión suficientemente amplia, con bastante apoyo parlamentario para establecer un sistema proporcional de verdad, a lo mejor lo más sensato es echar una ojeada por ahí fuera, a ver qué sistemas consiguen esa proporcionalidad ideal y aplicarlo aquí sin más, en lugar de andar haciendo experimentos que pueden abrir un periodo de incertidumbre. Sin ir más lejos, el sistema alemán (mixto mayoritario/proporcional) es uno de los más proporcionales del mundo. Bastaría con copiarlo. Pero copiarlo bien, no como lo han hecho los italianos.

(Las imágenes son carteles electorales de distintas elecciones en España -1982, 1986, 1989 y 1996- que reproduzco aquí con permiso de mi tocayo y amigo Ramón Argilés).

divendres, 14 de març del 2008

Las cuitas de (parte de) la izquierda.

Durante su comparecencia pública para valorar el resultado electoral de IU el señor Llamazares adujo tres razones que a su juicio explican el acusado descenso de representación parlamentaria de la coalición que nació en 1986 en torno al PCE y como rechazo a la integración de España en la OTAN. A saber:

a.- El injusto sistema electoral.

b.- La dinámica fuertemente bipartidista del sistema político español.

c.- Los enfrentamientos internos en IU.

A estas razones, muchos de los analistas profesionales u ocasionales que en estos días aportan sus reflexiones para entender el fracaso electoral de la formación añaden una cuarta: la presencia del propio señor Llamazares en la Coordinación General de IU.

En un post anterior, del once de marzo, titulado Resaca I, trataba yo de aclarar por qué no eran convincentes las dos primeras razones del sistema electoral y la dinámica bipartidista. Quisiera ahora referirme a la tercera y la cuarta (enfrentamientos internos y presencia del señor Llamazares) que en el fondo son una y la misma, y añadir una quinta que los comentaristas suelen soslayar o mencionar sólo por sus aspectos más adjetivos y laterales.

La cuestión de los enfrentamientos internos tiene cierta importancia. Es difícil que el electorado confíe su voto para gestionar la cosa pública a quienes no son capaces de ponerse de acuerdo entre sí. Cierto que este estado desunión es endémico en una izquierda que, paradójicamente, se adjetiva "unida". Y también lo es que ello es herencia de la historia de la fuerza política, el Partido Comunista de España (PCE), en torno a la que cristalizó originalmente IU. Quien conozca la historia del PCE sabe que el partido nació de una escisión del PSOE y su historia ha sido una de escisiones, depuraciones, separaciones, divisiones y exclusiones, casi siempre al grito de "unidad". De hecho, el "argumento" que culpa al señor Llamazares de los malos resultados de IU es una enésima variante de este espíritu cainita.

Hay quien dice que esta observación no es cierta dado que en 1996 IU consiguió su mejor resultado electoral y su interior no era una balsa de aceite. Es posible que no, ya que las organizaciones comunistas o nucleadas en torno al comunismo pueden parecer balsas de aceite pero raramente lo son. Pero en 1996 no había ni punto de comparación con la majestuosa bronca montada en la organización desde hace meses. Ni punto de comparación.

A mi modo de ver el verdadero motivo del fracaso de IU es la carencia de un proyecto político, social y económico claro y distinto. Por supuesto, muchos dirigentes y militantes de la organización hablan de su "proyecto" al que suelen calificar de "ilusionante", "atractivo", etc, pero que jamás explicitan. A veces pretenden dibujarlo a contrario, como opuesto al de la denostada "socialdemocracia" y al PSOE. Como quiera que la socialdemocracia no pretende acabar con el capitalismo sino reformarlo, paliarlo, controlarlo, hacerlo más justo, la otra izquierda cree que resuelve el problema de su indefinición sosteniendo que es una "verdadera" izquierda (la otra no lo es, claro) porque es anticapitalista. Sin embargo, a estas alturas, a casi veinte años del fracaso de los sistemas comunistas, esto no quiere decir nada. No basta con afirmar que uno es "anticapitalista"; a continuación hay que exponer qué sistema pretende uno erigir en lugar del capitalismo.

Esa es la pregunta a la que IU no da respuesta porque no la tiene. Basta con mirar sus objetivos programáticos para darse cuenta de que son los mismos que los de la socialdemocracia, presentados en un lenguaje algo más izquierdista o radical. Nadie propone sustituir el libre mercado por la archifracasada economía de planificación centralizada; nadie la democracia "burguesa" por la dictadura del proletariado a la que en el colmo del delirio los comunistas de antaño llamaron "verdadera democracia". Todo eso se acabó y ahora las diferencias entre socialistas y comunistas son de matiz.

Al negarse a abordar este problema en su raíz los analistas y comentaristas de IU no consiguen aclarar la cuestión y toman los síntomas por la causa. Unos lamentan la posición subalterna de IU en relación con la socialdemocracia, como si pudiera ser de otra forma cuando se carece de un territorio específico y propio. Otros creen que el problema reside en que IU no sabe comunicar a los ciudadanos su "ilusionante" proyecto cuando es obvio que no se puede comunicar lo que no hay. Y otros, por fin, vienen a decir que la singularidad de IU reside en la pluralidad de sus corrientes, citando, entre otras, la ecologista, la pacifista y la feminista como si éstas, a su vez, fueran: a) perfectamente integrables entre sí, que no es el caso; y b) específicamente inherentes a la izquierda "anticapitalista", que tampoco lo es. Los ecologistas alemanes acaban de firmar un pacto de gobierno en un Land de la República con la Democracia Cristiana y si alguien ha hecho algo en España en pro del feminismo y la emancipación de las mujeres, ha sido la socialdemocracia. Los demás, hablan.

Por último, los más negados de todos, los más obstinados de la tradición anguitista, los de la teoría de las "dos orillas", pretenden fabricar un espacio específico para IU a base de sostener, contra toda evidencia, que la socialdemocracia y la derecha son lo mismo, es decir, a base de desplazar a la socialdemocracia hacia la derecha... en su imaginación pero no, rotundamente claro está, en la voluntad de millones de electores. Es cierto que la derecha y la socialdemocracia (la derecha e izquierda reales en las sociedades de hoy) son dos formas alternativas de gestionar el mismo modo de producción capitalista que ninguna cuestiona pero también lo es que reconocer este hecho no abre sin más un espacio nuevo para una hipotética fuerza de la izquierda no socialdemócrata sino que lo único que hace es dejar a ésta en una especie de limbo, oscilando entre la subordinación (pues son sus programas los que no se distinguen claramente mientras que sí se distinguen y mucho los de la derecha y la socialdemocracia) y la irrelevancia de la frase revolucionaria vacía.

¿Sangre nueva?

Uno de los resultados más llamativos y menos comentados de las elecciones ha sido la entrada de un partido nuevo, Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en la Carrera de San Jerónimo. Trátase de un partido "reactivo", organizado por quienes, insatisfechos con lo que juzgan escaso nacionalismo español del PSOE y el carácter reaccionario de las políticas del PP, han acometido la nada fácil tarea de poner en marcha un partido nuevo.

UPyD ha enviado al Congreso a la que junto al señor Savater, que no se ha presentado, es su cara más conocida, doña Rosa Díez. Ésta ha culminado su sueño de llegar al Congreso en una trayectoria inversa a la que siguen muchos otros políticos que empiezan en el Parlamento nacional y pasan luego amortizados a descansar a Bruselas. Da prueba así de enorme tesón y gran fuerza de voluntad. Otra cosa es que su peso real en la cámara (1/350) sirva para algo distinto que para mantenerla en un discreto ámbito público durante los próximos cuatro años en los que, en algunas ocasiones (investidura, debates sobre el Estado de la Nación, plenarios con explicaciones de voto) tendrá la oportunidad de hacer llegar su mensaje a la ciudadanía. La cuestión es ahora si ese mensaje tiene la consistencia precisa para que los ciudadanos acaben visualizándolo como algo distinto al "partido de doña Rosa Díez".

A los efectos me ha parecido interesante una aportación de don Euclides Perdomo acerca de las concomitancias del ideario de UPyD con las formaciones fascista y nazi de los años veinte y treinta del siglo pasado. Es una tesis provocativa y bien argumentada. Juzguen Vds. mismos si es convincente leyendo el texto de La Caudilla. "Euclides Perdomo" es un seudónimo. Sé muy bien a quién corresponde y no soy yo, que escribo mucho peor, ni lo revelaré por nada del mundo, salvo que él me pida que lo haga.

(La foto es de jmlage bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 13 de març del 2008

Resaca III. Los nacionalistas, a verlas venir.

Además del PP y de IU, los otros dos grandes perdedores de las elecciones del domingo pasado fueron Esquerra Republicana de Catalunya(ERC) y el PNV. Los de ERC en concreto sufrieron una mordida colosal de más de 355.000 votos, la mayor de todas las fuerzas políticas; se le ha ido más de la mitad de los votantes. ¿A dónde? Es un poco pronto para decirlo. Según el señor Acebes, al PSOE versión catalana. Pero según el señor Del Pino en su blog en Libertad Digital que, muy lógicamente, se llama Los enigmas del 11M en un post primero de una serie sobre los trasvases de votos, en realidad, de ERC sólo se han ido al PSOE unos 60.000 votos, otros 50.000 se han ido a CiU y casi 100.000 a la abstención. En fin, que conviene esperar; no tanto como hasta desvelar los enigmas del 11-M, pero si un tiempo prudencial.

Lo interesante de ERC no es a dónde se le han ido sus disconformes sino por qué se le han ido. Imagino que es lo que estará intentando averiguar el señor Puigcercós, quien ha abandonado el govern de la Generalitat para, dice, concentrarse en el partido al que, según otros, falta "liderazgo". No sé. Me da la impresión de que, en realidad, le sobra. El señor Carod Rovira es tan "previsible" como el señor Rajoy aunque en otro sentido, obviamente. Si el señor Rajoy se va siempre a lo más moderado, el señor Rovira se va a lo más antiespañol. Tengo para mí que muchos votantes de ERC están desconcertados con el carácter errático de la política de ERC. El nacionalismo de izquierda presenta dificultades conceptuales que no se disipan con consignas. Pronunciarse en favor de los desfavorecidos y, al mismo tiempo, en favor de la patria, con los favorecidos y los desfavorecidos no es fácil de argumentar. Y, si además de izquierda y catalanista, el partido es republicano al modo en que lo fue el viejo Maciá, el de la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica tiene uno que confesar que está uno lejos de su objetivo: aquí hay una monarquía y el Rey es Conde de Barcelona.

De momento, ERC ha perdido el grupo parlamentario en Madrid y será menos visible en la política nacional (o estatal) lo que, entre otras cosas, supongo querrá decir que el señor Carod Rovira tendrá que ir olvidando el referéndum de autodeterminación para 2012 entre otras cosas porque puede que para entonces el señor Carod Rovira tenga el peso político de Juan Español.

El otro partido hermano que se ha dado una chufa fenomenal es el PNV. Mucho más fenomenal de lo que parece a simple vista pues que haya perdido unos 115.000 votos quiere decir que ya no trae todos los votos que antes obtenía de una izquierda abertzale que tenía prohibido presentarse a las elecciones en 2000 y 2004, lo que les permitía tener siete diputados (y sin contar con el sempiterno señor Anasagasti, hoy aparcado en el Senado) que han quedado ahora en seis. Grupo parlamentario propio. Ya están mejor que IU.

A propósito de la izquierda abertzale, un pequeño comentario al margen. Los concejales de ANV en Mondragón han vuelto al consistorio, no condenan el atentado contra Isaias Carrasco, pero se solidarizan con su familia y enmarcan su sufrimiento en el que padece el pueblo vasco a cuenta del estado de excepción español. De verdad cada vez tengo más claro que el problema de los nacionalistas independentistas es de meninges. ¿Por qué no dicen, por ejemplo: "Vale, condeno el atentado de Mondragón y condeno igualmente el abominable estado de excepción español sobre mi amada patria."? Está claro, ¿no? porque quieren armarla. Quieren desobedecer la ley porque es "española" y no admiten que se les castigue por ello. Como, a pesar de todo se hace, supongo que están muy contentos teniendo mártires en las cárceles. Francamente lamentable.

Vuelvo a lo mío. Los socialistas vascos están crecidísimos: no solamente han ganado casi 100.000 votos y dos diputados, llegando a nueve, sino que son el único partido que sube en votos; todos los demás bajan: el PNV pierde unos 120.000, el PP unos 30.000, IU casi 50.000, EA 30.000 y Aralar 10.000; en total 240.000 votos que parte habrá ido a los socialistas y mucha más a la abstención. Atribuir ésta al llamamiento de ETA es como atribuirla a la Virgen de Fátima. Pero que no quede por el ánimo. En todo caso, como los sociatas están crecidos, el señor Ibarretxe tendrá que hacer con su referéndum de autodeterminación lo mismo que el señor Carod con el suyo, esto es, comérselo con patatas o posponerlo ad calendas. Mira por donde a lo mejor, gracias a la victoria del señor Zapatero, podemos pasar cuatro años sin que nos estén frotando las naciones por las narices de continuo. Sería fabuloso: los del PP berreando sobre la Nación Española, los de Batasuna sobre la Nación Vasca, los de ERC sobre la Catalana y los demás, a gobernar el Estado que es lo que nos interesa a todos, sin entrar al trapo de las naciones, dicho sea sin ánimo de ofender a bandera alguna.

(las imágenes son una foto de Eduardo Peiró y la de Ibarretxe de Inmamesa ambas bajo licencia Creative Commons).

El lado salvaje del capitalismo.

Siempre que pillo una peli de Loach la veo. No es que las haya visto todas porque tiene un montón, pero sí algunas, como La canción de Carla, Pan y Rosas, Mi nombre es Joe, Tierra y libertad, en fin... Es un hombre que tiene una claridad de juicio sobre la realidad de nuestras sociedades, sobre las condiciones reales de vida de la gente y lo expone de forma tan acertada, con tal epíritu cinematográfico, con historias reales que lo dejan a uno impactado. Esto reza con todas excepto Tierra y libertad, en la que me parece que toma partido en los acontecimientos de Barcelona de 1937 por un bando equivocado en definitiva, por puro romanticismo. Esto es, por razones románticas yo también puedo creer que, al machacar a los anarquistas y a los trostkystas, los comunistas reventaron toda posibilidad de revolución en la zona republicana. Pero no se me oculta que, si el enfrentamiento lo hubieran ganado los partidarios de la revolución, no habría zona republicana porque la guerra se habría perdido. La guerra se perdió de todos modos porque era una guerra de una milicia contra un ejército, pero se demoró dos años más; si ganan los de la revolución, duran tres meses.

Las demás películas de Loach retratan la realidad. Ésta, por ejemplo, pone al desnudo el carácter inhumano de la acumulación capitalista. Sólo es posible hacer fortuna explotando a nuestros semejantes, especialmente si son inmigrantes ilegales a los que podemos contratar por nada y, encima, no pagar cuando no nos dé la gana. Los seres humanos en el libre mercado, desamparados por la ley, incluso perseguidos por ella al tratarse de ilegales, no valen nada. Este "mundo libre" es un lugar inmundo en el que el lujo se asienta sobre la explotación de mano de obra en condiciones de esclavitud, circunstancia de la que se aprovechan mafias, delincuentes que explotan la mano de obra a través de agencias de contratación temporal, empresas que han florecido como campo de mayo al amparo de la práctica desregulación del mercado laboral en los viejos Estados del bienestar, en los que apenas queda ya protección jurídico-laboral.

La historia es muy dura y tiene a veces cierto toque melodramático con esa historia del niño que va haciéndose más y más increible hasta culminar en un secuestro inverosímil; el resto por lo demás es, como diría algún protagonista de Loach, fucking real.

Es muy de reseñar una conversación que se da en un banco de un parque entre un padre, honrado trabajador jubilado que vive decorosamente en su modesta jubilación y la hija treintañera, madre soltera que ha hecho de todo en la vida, en todo tipo de trabajos temporales, intermitentes, de mierda en una palabra. Ahí es además donde empieza a verse una trampa perversa en el capitalismo por la cual incluso quien va animado con las mejores intenciones acaba poniendo en práctica las peores sin poder evitarlo. Es cosa de supervivencia.

La historia es muy rápida y está muy bien contada. Los tipos procedentes de los más diversos países. Y un galimatías lingüístico entre el broken english de los inmigrantes y el cokney o semicockney si existe este término de los nativos.

Llama la atención con qué facilidad puede hacerse dinero en nuestra sociedad explotando a los demás. Este Loach es un puto rojo.

dimecres, 12 de març del 2008

Resaca II. Rajoy se queda.

Los resultados de las elecciones no habían sido nada malos para el PP. En realidad fueron excelentes para lo que cabía esperar de su lamentable ejecutoria de cuatro años; más que excelentes, casi milagrosos. No es fácilmente comprensible que haya más de diez millones de compatriotas que voten una opción hecha de agresividad, intemperancia, demagogia, embustes y opciones retrógradas. Pero los hay y el señor Rajoy es su hombre, igual que el señor Zapatero lo es para otros once millones que piensan de forma distinta. La misma noche del nueve de marzo, ya con los resultados, no me parecía que el señor Rajoy tuviera que plantearse necesariamente su dimisión como dirigente del PP al igual que anunciaba la suya el señor Llamazares como dirigente de IU.

Pero la percepción dentro del PP y especialmente en sus medios de comunicación y entre sus periodistas adictos era distinta y bastó que el dubitativo señor Rajoy vacilara algo más de la cuenta y se despidiera de sus partidarios con un ominoso "adiós" para que se pusieran en marcha dos frenéticos envites, uno para empujarlo a abandonar del todo y otro para conseguir que se quedara. Entre los primeros, los más señalados periodistas del PP. El Mundo traía un editorial al día siguiente titulado El PP debe renovarse (no pongo enlace pues es de pago) en el que se defendía la substitución del señor Rajoy por el señor Rato, la señora Aguirre y ¡hasta el señor Gallardón! Mal tenía que estar viendo las cosas el diario de la derecha para apuntar la candidatura del alcalde de Madrid, a riesgo de que le diera un soponcio al señor Losantos, pendiente de una querella por injurias y calumnias que le ha puesto el primer edil madrileño. En la COPE también se pedía la "renovación" en el PP.

Todavía después de conocerse que el dicho señor Rajoy había optado por seguir en su puesto, en mitad de los fervorosos y unánimes aplausos de los asistentes al Comité Ejecutivo Nacional del PP, convocado al efecto, el señor Anson, Presidente del recientemente fundado El Imparcial, en un artículo titulado Rajoy, con honor, a la reserva, pedía la retirada del Presidente del PP para dejar paso a alguien nuevo. Igualmente también ayer en una conferencia de prensa del siglo XXI, el señor Ramírez calificaba de "gran equivocación" la decisión rajoyiana de quedarse "por el bien de España" y para ganar las elecciones de 2012.

Estos movimientos no son sino las primeras escaramuzas. Aunque el Comité Ejecutivo Nacional se convocó, en principio, para analizar los resultados de las elecciones, no analizó nada ni hizo autocrítica alguna sino que se limitó a cerrar filas tras su jefe y todos los llamados "barones" le prestaron su apoyo entusiasta, desde el "tapado" Francisco Camps hasta la Thatcher española, señora Aguirre, pasando por la promesa truncada de Pizarro y todos los demás. No oí nada de los señores Fraga y Aznar, aunque supongo que el señor Rajoy habrá consultado previamente su decisión con ellos. La idea del Presidente del PP es adelantar el congreso ordinario del partido a junio y presentarse allí a revalidar su posición en el entendimiento, que él mismo ha mencionado, de que cualquiera puede presentarse también. Aunque sea poco probable que lo haga alguien, cuenta habida del cerrado apoyo que ha recibido su candidatura.

¿O sí? La divisoria es clara: el partido está con el señor Rajoy; los periodistas, sobre todo los más influyentes, de El Mundo y la COPE, en contra. No obstante, como la derecha es menos suicida en estos asuntos que la izquierda, es muy probable que, si los periodistas ven que el partido cierra filas tras el señor Rajoy, ellos lo hagan también pues saben que lo importante es mantener la unidad. Compárese de paso esta actitud con la que prevalece en el seno de IU.

Ahora bien, aunque los partidarios del señor Rajoy señalen que ha mejorado los resultados de 2004 y que ha mantenido unido al partido en estos cuatro años y aunque los periodistas que piden su relevo también reconozcan sus muchos méritos, lo cierto, el hecho desnudo, es que el PP dirigido por el señor Rajoy ha perdido las elecciones. Y eso no hay modo de minimizarlo o ignorarlo. La conclusión que me parece más clara es que la táctica de la agresividad, la bronca permanente, la descalificación, la demagogia y los embustes no da buenos resultados. Dado que esa línea política del PP se ha elaborado sobre todo en la red de medios a su servicio quienes debieran dimitir en lugar de pedir la dimisión de los demás son quienes como el señor Ramírez y el señor Losantos llevan años marcando la línea ideológica y política del PP. Y, con ellos, debiera irse la guardia pretoriana que ha rodeado al señor Rajoy estos años, especialmente los señores Acebes y Zaplana, por citar a los dos que más reacciones de rechazo suscitan.

No sé si el señor Rajoy conseguirá llegar políticamente vivo al año 2012 y menos sé si por entonces ganará o no las elecciones, pero me atrevo a pensar que, si lo hace, esto es, si llega políticamente vivo y gana las elecciones, no será repitiendo el modelo de estos últimos insufribles cuatro años.

Pero nunca se sabe. Al fin y al cabo, diez millones de votos avalan esa forma de hacer política. En el PP, en consecuencia, se abren paso dos interpretaciones: la de quienes piensan que hay que moderar el tono y abrirse al centro político, evitando la identificación con la derecha bronca y la de quienes creen que el único error ha sido no armar más bronca, no ser más intransigentes y agresivos. Según quién gane esta pelea al interior del partido así serán los próximos cuatro años.

(La imagen es una foto de Movimente bajo licencia de Creative Commons).

EEUU. La pugna sigue.

Las recientes elecciones españolas no pueden hacernos olvidar las otras de los EEUU que están produciéndose simultáneamente y que también tendrán considerable impacto en nuestro país y en el mundo entero en los próximos cuatro años. El sábado pasado el senador Barack Obama ganaba el caucus de Wyoming por 61% contra 38% de la señora Clinton y ayer, martes, triunfaba en las primarias del Estado de Mississippi (que envía treinta y tres delegados a la convención) por 59% contra 43%. Por cierto, que todas las pautas de estas elecciones se han repetido. Mississippi tiene un 36% de población negra y nueve de cada diez negros demócratas han votado por Mr. Obama mientras que siete de cada diez blancos también demócratas lo han hecho por Mrs. Clinton. En el campo republicano, el sábado no hubo nada en Wyoming en donde ya se habían celebrado las convenciones para decidir candidato el cinco de enero, pero sí hubo primarias ayer en Mississippi que ganó John McCain con el 79% del voto, cosa lógica dado que el señor Huckabee se ha retirado. Los republicanos no presentan ya mayor interés. De hecho hasta es posible que McCain se presente en la convención de su partido con su ex-rival Mitt Romney de candidato a vicepresidente.

El lío sigue estando en el campo demócrata. Al margen de los 33 delegados de Mississippi, los números son los siguientes: el señor Obama cuenta con 1369 delegados y 247 superdelegados mientras que la señora Clinton tiene 1226 delegados y 211 superdelegados, claramente por detrás. No extrañará pues que Mr. Obama haya rechazado una oferta de Mrs. Clinton de formar equipo con ella como vicepresidente asegurando que no se presenta a vicepresidente sino a presidente. En verdad, es una oferta un poquito altanera, teniendo en cuenta que es la señora Clinton quien va perdiendo. No obstante recuérdese que los partidarios de que haya un ticket único, Obama/Clinton o Clinton/Obama mantienen viva la esperanza que, por cierto, cuenta con el apoyo de Fidel Castro que lo considera "ticket ganador".

De aquí a finales de abril, en que se producirán las primarias de Pennsylvania, con 151 delegados demócratas, ya no hay más contiendas electorales, pero tendremos ocasión de hablar de la campaña porque raro es el día en que no sucede algo. Lo último esta vez han sido las declaraciones de la que fuera candidata a la vicepresidencia con Walter Mondale en 1984 en el sentido de que la expectación que levanta la candidatura del señor Obama se debe a que es negro. Al señor Obama le ha faltado tiempo para protestar y pedir que se desautorice a la señora Ferraro, que hace campaña a favor de Mrs. Clinton. Esta última, en efecto, ha dicho que rechaza las observaciones de la señora Ferraro. No estoy muy seguro y es posible que se me escape algo pero no acabo de ver qué tiene de condenable el juicio de la señora Ferraro. Me parece evidente que parte del impacto de la campaña de Mr. Obama se debe a que es negro igual que parte del de la de la señora Clinton se debe a que es mujer. ¿O no?

Da la impresión de que se estén desorbitando las cosas.

dimarts, 11 de març del 2008

Cuarto aniversario.

Se cumple hoy el cuarto aniversario del mayor atentado terrorista en la historia de Europa. Un atentado de tal impacto que llevó al entonces gobierno del PP, responsable de haber metido al país en una guerra sumamente impopular en el Irak que lo había provocado, a la convicción de que, si se probaba que el crimen era obra de terroristas islamistas, perdería irremisiblemente las elecciones. Y de esta convicción saltó a la muy insensata conclusión de que tenía que escamotear los hechos a la opinión pública, mentir a ésta, engañarla, insistir en que lo que a todas luces parecía ser "A" porque era "A", en realidad era "Z". Un empeño tan inmoral como estúpido que no solamente le costó perder las elecciones sino que tuvo atrapado a su partido, el PP, durante cuatro años en una maraña de fabulaciones, embustes, más mentiras, delirios y puras mentecateces, tratando de ocultar su embuste originario y de dar un vuelco a la situación, desalojando al PSOE del gobierno.

Hoy, cuatro años después, los tribunales han hablado dejando clara la autoría de los crímenes de Atocha y enviando a los culpables que aun están vivos a la cárcel con largas condenas. Al mismo tiempo, el PP ha vuelto a pagar en las urnas el precio de haber pasado los últimos cuatro años dando pábulo a las estupideces de la llamada "teoría de la conspiración", es decir, ha vuelto a perder las elecciones.

Pues bien, los principales fabuladores de las patrañas sobre la "verdadera" autoría de los atentados de Atocha, siguen en sus trece si bien su eco es hoy infinitamente menor. No obstante, no tengo claro que, en una última pulsión suicida, el PP no se decida a alinearse de nuevo con estos charlatanes de crecepelo. Al fin y al cabo, algunos de los principales responsables del gigantesco intento de fraude de 2004, los señores Rajoy, Acebes, Zaplana, siguen en sus puestos. Que sigan.

Mientras tanto, los demás rendimos homenaje a las víctimas de aquellos crueles atentados.


Resaca I.

Silenciadas las fanfarrias, acallados los clamores, apagadas las luminarias, después de una noche de reparador descanso, se impone una reflexión más serena sobre lo sucedido el domingo pasado. A las elecciones les ocurre como a los terremotos que primero te sacuden y sólo más tarde vas tomando conciencia del alcance del desastre. Al día de hoy, en que ya se han anunciado movimientos en tres de las fuerzas políticas que han salido descalabradas, puede verse mejor cuáles son las posibilidades de cada uno.

Aunque por razón de su importancia numérica correspondería tratar en primer término al PP, el hecho de que esté prevista para hoy una "importante" declaración de su líder, señor Rajoy, que ya parecía la dueña dolorida la noche del domingo, aconseja aplazar el comentario a mañana y comenzar el de hoy con IU y el señor Gaspar Llamazares.

La coalición de izquierda fundamenta su agravio en dos tipos de consideraciones: uno de carácter "técnico" y otro más de "fondo". En cuanto al técnico, la crítica se dirige a la injusticia del sistema electoral y la necesidad de reformarlo. Sin negar que el sistema electoral es bastante absurdo ya que, siendo oficialmente proporcional, tiene efectos más desproporcionales que algunos sistemas mayoritarios, la pretensión de reforma es endeble por varios motivos. En primer lugar es poco viable ya que la reforma del sistema necesitaría el acuerdo de los partidos que se benefician de él, lo que es poco probable. Téngase en cuenta además que se benefician prácticamente todos los partidos excepto los pequeños de ámbito estatal, esto es, los grandes de ámbito estatal y algunos pequeños de ámbito autonómico, mientras que otros se ven perjudicados pero no tanto como IU y UPyD. Perjudicados, pues, claramente IU y UPyD, en total, tres diputados, poca cosa para presionar a la cámara.

Pero es que, además, está por ver que sea conveniente reformar el sistema en un sentido que favorezca a los pequeños partidos de ámbito estatal, lo que podría llevar a un multipartidismo atomizado que haría el sistema ingobernable, como sucede en Italia. Porque supongamos que el sistema permitiera que el 3,8% del voto de IU se convirtiera en el 3,8% de los escaños, esto es, 13/14 diputados. Tampoco esa cantidad de escaños avalaría los discursos algo grandielocuentes de la izquierda "transformadora". Con 12/13 diputados se "transforma" poco. ¿Por qué no consigue IU el 35/40% del voto, lo que le daría una representación que le permitiría actuar con eficacia? Porque tendría que pasar de un discurso minoritario a otro mayoritario, y no quiere; quiere seguir siendo minoritaria (porque se ve más auténtica) pero también condicionar las decisiones mayoritarias y eso no suena bien, ¿verdad? Acusar a la "socialdemocracia" de aguar su discurso izquierdista para satisfacer a las masas y ganar elecciones, y pretender luego que esa socialdemocracia aplique las medidas que propone la minoría "transformadora", incluso "revolucionaria", no es congruente.

Ello nos lleva a las cuestiones del "discurso", las que llamábamos antes "de fondo", lo que obliga a empezar por el sedicente "voto útil". Esa es queja frecuente de IU que ayer vino avalada por el señor Acebes cuando, con su habitual objetividad, dictaminó, prácticamente sin saber de qué hablaba, que muchos electores socialistas habían votado al PP mientras que los de IU y los nacionalistas radicales lo habían hecho al PSOE. Pruebas no presentaba ni una. De ese modo lo mismo puedo decir yo (y hasta me parece más lógico) que los electores socialistas pueden abstenerse o no, pero no votan al PP; en cambio, sí veo a muchos electores de IU, de esos que dicen que PP y PSOE son lo mismo y que heredan el tradicional odio de los comunistas a la socialdemocracia, votando al PP antes que al PSOE. Así que lo del voto útil vamos a esperar un poco para aclararlo.

Pero es que hay más. Esa permanente acusación de IU y su entorno en el sentido de que el PSOE no es la "verdadera" izquierda sino que es, en el fondo y la forma, la cara amable de la derecha, presupone que IU sí representa un genuino contenido de izquierda y pienso que sería bueno que, de una vez por todas lo especificara. A los diecisiete años del estrepitoso hundimiento de los sistemas comunistas (por cierto, sin que los comunistas hayan dado una explicación aceptable de tan portentoso hecho) exactamente ¿en qué consisten las propuestas comunistas ahora y para el futuro? ¿En qué se distinguen de las socialdemócratas? La fórmula de la campaña de IU nos da la clave: "más izquierda"; esto es, no hay diferencia alguna con la socialdemocracia sino solamente una cuestión cuantitativa. Que yo sepa, la izquierda de IU, el PCE, no propugna la socialización de los medios de producción, ni el establecimiento de la dictadura del proletariado, acepta la democracia formal ("burguesa") y hace muchos años que no habla ya de "expropiar a los expropiadores".

Si la diferencia entre la "izquierda de la izquierda" y la mera "izquierda" es cosa cuantitativa pero no cualitativa, ¿qué de extraño tiene que IU carezca de un perfil nítido, claro, diferenciable del de la socialdemocracia? No voy a recordar cómo cuando la socialdemocrcia europea (junto a otras fuerzas políticas democristianas y hasta liberales) erigió el Estado del bienestar, la "verdadera izquierda", el comunismo, lo rechazaba considerándolo una artimaña de la burguesía para engañar al proletariado y seguir explotándolo. Hoy esas misma izquierda pretende dar lecciones a los demás acerca de cómo proteger y conservar las grandes conquistas del Estado del bienestar como los sistemas públicos de pensiones, la seguridad social universal pagada con cotizaciones y no por capitalización, la contratación colectiva, el seguro de desempleo, la educación universal y gratuita. Ha pasado de atacarlos por falsos a defenderlos por verdaderos y a acusar a quienes los pusieron en marcha de traicionarlos. En verdad es demasiada suficiencia.

La izquierda tiene que aclararse y resolver esa división entre la comunista y la socialdemócrata que no lleva a ningún sitio. Y, probablemente, lo más sensato para resolverla sea la configuración de una organización unitaria que forzosamente habrá de hacerse bajo la hegemonía socialdemócrata que tiene mucho más apoyo que la izquierda comunista. Aquí surge de nuevo la última crítica que estos días ha venido formulando el señor Llamazares y que viene a ser su último refugio: el bipartidismo tendencial de la sociedad española niega, agosta su natural pluralismo. Dicho así, parece verdad; pero sólo lo parece, ya que es una falacia. Los EEUU son un país bipartidista estricto: ¿cree el señor Llamazares que la sociedad estadounidense (que comprende muchas razas, religiones, culturas) es menos plural que la española? ¿Lo es la sociedad inglesa, también básicamente bipartidista? El pluralismo social y el sistema de partidos no tienen mucho que ver.

Mañana examinaremos la resaca del PP y, al día siguiente la de ERC, la otra gran perdedora del domingo pasado.

(La foto es de Jaume d'Urgell bajo licencia de Creative Commons)


¿Qué decís que sos?

Última entrega de la prolífica obra de Mario Benedetti; reflexiones en prosa poética y aforismos a la altura de sus ochenta y ocho años de mirada irónica, comprometida con su ya largo tiempo, lúcida, compasiva y de buen talante. En verdad es extraño cómo un hombre que lleva tantos años escribiendo literatura (fundamentalmente novela, narración corta, poesía, teatro y ensayo) que tiene un amplio reconocimiento en el mundo de habla hispana y ha sido traducido a más de veinte lenguas, no ha obtenido mayor reconocimiento público en un ámbito en el que, con muchos menos merecimientos, otros acumulan premios, incluso no solicitados. Quizá se deba a la personalidad del autor, concentrado en su obra y en su actitud de izquierda, consistente pero poco publicitada; quizá se deba al carácter de su literatura, sólida, pero no deslumbrante, pulcramente escrita, pero como familiar, cosmopolita y, al mismo tiempo, anclada en una mirada castizamente montevideana.

Si tuviera que buscar paralelismos a las obras de Benedetti, por los temas que trata, los personajes que crea, las situaciones que imagina, me iría sin dudarlo a la mejor tradición de la literatura rusa, especialmente a Gogol y también a Dostoievsky, aunque sin el patetismo del autor de Karamazov. Por formación de joven, educación y afición, Benedetti retrata magistralmente la vida cotidiana de la gente anónima, oficinistas sobre todo, clases medias urbanas que luchan por mantenerse a flote a veces en condiciones difíciles y en cmplicadas situaciones anímicas que Benedetti suele describir con maestría.

Buena parte de la obra de nuestro autor muestra frecuentes destellos autobiográficos, reflexiones sobre la vida, especialmente el paso del tiempo que, a estas alturas de su existencia, se ha convertido en una comprensble obsesión, balances del recorrido, las inevitables comparaciones entre los propósitos iniciales y los resultados, el decaimiento y el valor de la experiencia. Un mundo rico y abigarrado que no puede resumirse en unas líneas, salvo que lo intente el propio autor, como hace con esta obra, especie de quintaesencias de sus preocupaciones.

Vivir adrede consta de tres partes, una primera que se llama "vivir", una segunda de nombre "adrede" y una tercera, "cachivaches". Las dos primeras, entre las cuales no percibo diferencias de forma ni de contenido, forman el grueso de la obra, especialmente la primera, "vivir". Son relatos breves de una cara o cara y media y temática ensayística muy variada tratada con originalidad: ("Todo mandante, ya sea el mandamás como el mandamenos, se afana (sobre todo cuando afana) en no ser sencillo." -pág. 1); a veces con un giro filosófico ("En primera instancia somos un desatino y en última instancia un disparate. No sé quién se habrá ocupado de crearnos, tan indefensos, tan soberbios, tan inauditos, tan curiosos.-pág. 55); a veces crítica política ("Una loca ambición del miserable suele ser el poder".-pág. 64); reparación de injusticia ("Ah desaparecido, parecido, sido, ido. Nunca más te esfumes, por más que el tiempo pase, no vamos a perdonar lo imperdonable. Mientras tanto, confiemos en que cada uno de los desaparecedores reciba el castigo de su propia conciencia); o perspectiva metafísica ("De la nada a la nada pasa una historia efímera, esa imitación del algo que se llama vida, un lapso en el que amamos, respiramos, creemos y descreemos, repartimos semillas en los surcos que esperan y asumimos proyectos a largo o larguísimo plazo.-pág 8).

La tercera parte del libro, Cachivaches es una colección de aforismos, género difícil ya que se trata de ser breve y profundo al mismo tiempo; género muy difícil como se ve también aquí, por cuanto unos le salen y otros, no. Es imperdonable escribir: "Mi economía es lo contrario de la econotuya." (pág. 139) o que "Los pordioseros piden por Dios y por Eros" (pág. 137). En fin, a propósito de lo que se puede perdonar y lo que no, queda bien saber que "En los perdones siempre hay una pizca de hipocresía."

dilluns, 10 de març del 2008

Victoria de ZP.

¡Qué noche la de aquel día y qué patinazo pegaron las encuestas israelíes, las que se hacen a pie de urna!. (Traigo un resumen aquí que saco, creo, de 20 Minutos, aunque no estoy seguro porque en el frenesí de la noche, perdí el dato). Los sondeos a pie de urna levantaron clamoroso entusiasmo al principio que luego se fue aguando según llegaban los resultados firmes, especialmente a partir del 40% escrutado, cuando el portaaviones del PP, la CA de Madrid, empezó a disparar diputados. A más de uno casi le da un soponcio. Por supuesto, mismos sentimientos pero inversos en la otra sede del otro partido. Una vez más se cumple que los resultados empiezan dando más votos al PSOE de los que luego serán reales proporcionalmente.

En fin, las "israelíes" no dieron ni una. Todas sobreestimaron el voto PSOE y subestimaron el del PP. Hay que preguntarse por qué siguen haciéndose cuando está visto que si el personal miente en general, al pie de urna lo hace a mansalva; espiral del silencio, voto oculto del PP. La mentira ordinaria ya suele ser gorda: recuérdese que en un sondeo de la Cuatro con motivo del asesinato de Isaias Carrasco, el 95% del personal decía que tenía ya decidido ir a votar. Menos de cuarenta y ocho horas después votaba el 75% y quedaba la participación a la altura de la de 2004, que tampoco estuvo mal para las pautas españolas.

El caso es que el PSOE ha ganado limpiamente las elecciones, obteniendo cinco diputados más que en 2004, pero no la mayoría absoluta. Sorprendentemente, al menos para mí, al PP le ha ido muy bien ya que ha aumentado otros cinco diputados. La distancia entre ambos partidos sigue siendo de dieciséis escaños, lo que quiere decir que es y no es lo mismo, ya que, con cinco diputados más, el PSOE necesita menos para la mayoría absoluta, en concreto, siete donde antes eran doce. Aquí se plantea una nueva política de alianzas, sobre todo porque los aliados de los sociatas en Cataluña (ERC y EU-LV) se han hundido en Madrid. Por contra, CiU ha mejorado sus resultados con once escaños (uno más que en 2004). No los suficientes para dar mayoría absoluta al PP, pero sí al PSOE.

La política de alianzas es interesante. Dícese que los partidos nacionalistas vuelven a ser claves. Si es así, será milagroso. Ni sumando los escaños de los dos partidos nacionalistas de la derecha (CiU y PNV) alcanza el PP la mayoría absoluta, así que los nacionalistas son claves (en especial CiU) para que haya o no gobierno en España, pero no para que el gobierno sea del PSOE o del PP. O gobierna el PSOE o no gobierna nadie porque, de momento, España no es Alemania ni Austria y la idea de una gran coalición no está en el ámbito de lo factible, al menos a corto-medio plazo. Por eso es cómoda la mayoría del PSOE. Parece como si el electorado hubiera dado al señor Zapatero lo que este pidió: una mayoría amplia. A lo mejor, si la hubiera pedido absoluta también se la hubieran dado. Nunca se sabe.

Por lo demás, los bastiones de ambos partidos están claros: para el PP Madrid en primerísimo lugar (por cierto, de "efecto Gallardón", cero) que hay que ver quién te ha visto y quién te ve. Del ¡No pasarán! a votar a Esperanza Aguirre, una especie de Antipasionaria. Luego Valencia, de luenga memoria republicana y socialista, sede que fue del Gobierno de la IIª República en guerra. Escaso valor el de las leyendas. El PP sube también en Andalucía (gana dos diputados, hasta 25) y acorta distancias con el PSOE que pierde otros dos (queda en 36). El PSOE, a su vez, al tiempo que mantiene el baluarte andaluz, pega un subidón en Cataluña hasta los veinticinco diputados (cuatro más) y en el País Vasco donde aumenta en dos, hasta nueve, superando al PNV. La lectura que habrá tendencia a hacer de esto será que el PSOE gobierne España en interés de Cataluña y el País Vasco.

También en el Senado ha mejorado el PSOE su posición. El PP pierde un senador, quedando en 101, a cuatro de la mayoría absoluta, mientras que el PSOE gana ocho, hasta 89 que, junto con los 12 del grupo de PSC-ICV-ERC hacen empate con el PP, con lo que éste tiene muchas menos posibilidades de bloquear la acción de gobierno en la Cámara alta puesto que los votos que han de jugar al respecto sólo pueden provenir de CiU y el PNV, ya que la Coalición Canaria ha sido barrida del Senado. Puede ser que alguna vez resulten determinantes los dos senadores del PNV, pero lo más probable es que resulten irrelevantes, dado el nulo impacto político de la Cámara alta.

Cierto, cierto, estas elecciones han exacerbado la tendencia al bipartidismo español. Es la amarga queja de IU y el señor Llamazares que ya ha anunciado que se retira, vistos los malos resultados. Habla de tsunami bipartidista y considera que el sistema electoral es terriblemente "injusto". Pues sí, es obvio. Dividiendo votos por escaños resulta que a IU cada uno de sus dos escaños le ha costado casi medio millón de votos mientras que al PSOE ha sido unos 63.000 y por ahí también, 63.000, al PP (aún no tenemos datos exactos). Una injusticia de la que solo es víctima IU y ya empieza a serlo UPyD que ha entrado en el Congreso con el sonoro verbo de doña Rosa Díez quien, si sigue largando en Telemadrid, modelo de TV sectaria, hará que se la oiga mucho más que en el Parlamento.

Como se ve en el cuadro de más arriba, las dos opciones mayoritarias prácticamente monopolizan el Congreso. De hecho, la tendencia a la concentración del voto en las dos es imparable y como puede verse en el gráfico de más abajo, en los últimos treinta años ha aumentado en diez puntos porcentuales, del 81,4% al 92% de los escaños del Congreso de los Diputados. Bipartidismo imperfecto por cuanto no se prodigan las mayorías absolutas y el partido de ámbito estatal que gana las elecciones tiene que pactar necesariamente con algún otro, generalmente alguno nacionalista, generalmente también CiU. El sistema español de partidos ya es de hecho bipartidista. IU se refunda o perece o ambas cosas al mismo tiempo. Otra cosa son los subsistemas catalán y vasco.

Algo más sobre el triste sino de IU. La verdad, me fastidia ver que el señor Llamazares se va, aunque entiendo que su posición es insostenible y lamento el más que previsible ocaso de la coalición IU pero la idea de que esta coalición sea víctima del "voto útil" al PSOE, al igual que le haya sucedido a ERC no es fácil de probar con los datos en la mano. Cierto que IU ha perdido unos 300.000 votos y ERC unos 250.000, pero está por ver que se hayan ido al PSOE ya que éste sólo ha aumentado unos 37.000 votos, mientras que el PP lo ha hecho en unos 400.000. Puede argumentarse que, en realidad, muchos votantes sociatas se han abstenido y los huecos se han llenado con votos de IU y ERC pero eso puede ser tan cierto como que esos electores hayan votado al PP. Esto de las distancias ideológicas entre partidos es más complejo de lo que parece. Conozco a más de un votante de IU que, si no vota a su coalición, se abstiene o vota al PP porque es mayor el odio que tiene a los "socialdemócratas".

Un parrafito sobre la abstención en el País Vasco, la arriesgada y revolucionaria propuesta de ETA y de la que se hace lenguas la izquierda de la izquierda, los que en tiempos del 68 se llamaban gauchistes. Como puede verse, la evolución de la abstención en el País Vasco es más o menos la misma que la media española y es que la política vasca es más o menos la española, como se prueba por el último atentado de ETA que es su forma cruel y tosca de significarse en las elecciones, igual que los críos cuando quieren hacerse notar berrean o rompen algo. La abstención es de un 35%, esto es, diez puntos por encima de la de 2004 pero un punto por debajo de la de 2000 (36,2%), así que tampoco es para augurar el advenimiento de la Gran Pascua Vasca.

Por lo demás, eso no quiere decir nada. En primer lugar, la abstención en el País Vasco es siempre superior a la media española, diga lo que diga ETA; como también lo es la de Canarias, Cataluña, Galicia, etc; en segundo, yo tampoco contabilizaría la abstención restante al seguimiento a las consignas de ETA. En muchos pueblos y lugares de Euskadi, si ETA pide la abstención, la gente no va a votar por miedo a que la maten, un miedo muy real y verosímil, visto el comportamiento de los patrióticos asesinos. En el fondo, la existencia de ETA falsea bastante los resultados electorales en el País Vasco.

Por último, habría que hacer alguna valoración sobre el porvenir de los dos partidos de ámbito nacional, cosa muy problemática. El PSOE ha salido muy bien librado y de él sólo se espera que apoye al Gobierno que forme el señor Zapatero. Es de suponer que habrá aprendido de los errores, esos que siempre reconoce su Secretario General pero nunca especifica. En lo que yo veo, errores de comunicación, errores de funcionamiento (especialmente el clientelismo y el amiguismo) y errores de decisión política. En la legislatura anterior ha faltado claridad y contundencia en las relaciones con la Iglesia católica, a la que hay que poner en su justo lugar (no más ni menos), en acometer la legislación sobre el aborto, en ser contundente con la Ley de la Memoria Histórica y en obligar al cumplimiento de la la restante legislación (desde la Ley de Dependencia a la de lucha contra el tabaquismo); el resto de la acción de Gobierno ha sido, a mi entender, muy pertinente.

Tampoco es necesario que en el PP se toque zafarrancho de limpieza. El señor Rajoy no ha ganado las elecciones, pero ha estado mejor que el señor Rajoy en 2004, aunque sin superar a la rutilante estrella Aznar en 2000. Mientras los dos tigres de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid no provoquen una crisis sucesoria el señor Rajoy estará seguro en su puesto. Pero también puede saltar todo en pedazos. El asunto dependerá de cómo interpreten los resultados electorales los duros señores Acebes y Zaplana y la señora Aguirre que, con el señor Aznar, forman "la banda de los cuatro". Si llegan a la conclusión de que la política de la bronca y la crispación paga, habrá que esperar más de aquella, lo que es un panorama desolador. No sé por dónde se inclinarán.

Por dónde lo harán los gurús mediáticos de la derecha ya está claro mirando el amenazador titular de Libertad Digital, La victoria del PSOE aboca a España a otra legislatura inestable en plena crisis. Es obvio que será la propia LIbertad Digital y entes afines quienes tratarán de hacer inestable la legislatura. Distinto será que lo consigan. El problema de mentir es que el mentiroso acaba enredado en sus mentiras y se hace la trompa un lío porque no puede ser otra legislatura inestable ya que ésta no lo ha sido; al contrario, ha sido una legislatura muy estable, que se ha acabado cuando correspondía, no antes. No ha sido inestable, ha sido pintoresca en lo que respecta al comportamiento de la oposición y su frente mediático que, como se ve, se apresta a seguir siéndolo.