dimecres, 2 de maig del 2012
La guerra de Aguirre y la derecha contra los sindicatos.
La nao España.
La política internacional es el campo típico de la Realpolitik, en donde la importancia política de los países viene determinada no por lo que estos dicen de sí mismos sino por su peso económico y también, según las épocas, por su potencial militar.
La marca España, según dice El País, no vende, la nave no tiene rumbo, el timonel no sabe a dónde va, a la tripulación solo se le ocurren jaculatorias pues es muy devota. El navío se hundirá pero en él no se aborta, los gays no se casan, los extranjeros no nos chulean, los funcionarios no se escaquean, los pobres no se empeñan en estudiar, los enfermos no dan la vara y los pensionistas no viven por encima de sus pensiones.
En cuanto aparece un problema, o varios, los pusilánimes buscan soluciones excepcionales. En la actual conciencia de naufragio, alguno, como José Bono, postula un gobierno de concentración nacional, pues la Patria está en peligro. Llámase "concentración nacional" a la forma más dictatorial del gobierno democrático. En España, por lo demás, es imposible dado que, al estar compuesto por PP y PSOE tendría enfrente a todas las comunidades nacionalistas y no solo a ellas. La alternativa de integrar los partidos nacionalistas en ese gobierno de unión nacional no sería viable porque tal gobierno carecería de estabilidad. Estas son predicciones, suposiciones, barruntos. Sería posible que el tal gobierno funcionase, cosas más extrañas se han visto. Pero, antes de echar mano a una solución tan insólita (y que, muchas veces, solo encubre el deseo personal de las gentes vacilantes por mantener un difícil equilibrio entre los dos adversarios) convendría agotar otras posibilidades. Por ejemplo, ¿que tal si la derecha se acostumbra a los usos democráticos cuando está en el gobierno y cuando en la oposición en lugar de creer que gobierna por derechgo divino? Porque eso de apuntarse los éxitos y cargar siempre las culpas sobre el otro, infantil como es, no convence ni a los niños
Los evidentes preparativos del gobierno para reprimir el ejercicio de derechos fundamentales, además de una función intimidatoria, muestran claramente qué concepto tiene aquel de los efectos políticos que su actuación suscita: todos se tratarán como problemas de orden público (lucha contra el "gamberrismo", por ejemplo). Es tradicional: la derecha pretende de salir siempre de las crisis castigando y reprimiendo a su propio pueblo.
(La imagen es una foto de Aloriel, bajo licencia de Creative Commons).
dimarts, 1 de maig del 2012
La lucha semifinal.
Público)
Periodismo y democracia.
La intangibilidad de la Monarquía española.

dilluns, 30 d’abril del 2012
El PSOE no está a la altura.
diumenge, 29 d’abril del 2012
La batalla ideológica.
Ahora una evidencia: cuando la derecha se ve obligada a traicionar sus principios, nadie se le subleva; alguna débil voz doctrinaria en contra, pero el conjunto se hace cargo de la situación, comprende y apoya. Prueba, entre otras cosas, de que los principios (los valores esos que no se le caen de la boca a Aguirre) no son muy profundos ni muy recios. En cambio, cuando es la izquierda la que traiciona sus principios, todo el mundo se le echa encima, empezando por la propia izquierda, por sí misma, se le retiran los apoyos por millones y se le hace morder el polvo electoralmente hablando. Ahora una pregunta: ¿sabe Esperanza Aguirre por qué sucede esto? Si lo sabe, sabe la razón de la superioridad moral de la izquierda. Cuestión de principios y valores de verdad, no de boquilla. Si no lo sabe, probablemente no entienda nunca aquello contra lo que lucha.
El odio a mayo del 68, núcleo del neoliberalismo más agresivo, es el odio a una revolución de la vida cotidiana expresada con tanta profundidad y belleza que hasta sus enemigos quedan subyugados. El odio a mayo del 68 refleja una frustración, una envidia y una venganza. En este punto, el debate ideológico, que Aguirre ya tenía perdido en el frente de la superioridad moral, pasa a ser cuestión del psicoanalista. Acabar con el "espíritu del 68" cuarenta y cuatro años después es propósito tan racional como terminar con el espíritu del protestantismo, la leyenda de Avalon o la "cosa en sí" de Kant. Es decir, un disparate. La primera en entender (mal) la fuerza revolucionaria del prohibido prohibir es Aguirre. Y de ahí arranca esa irritación casi neurótica que le hace plantear tal dislate reiteradamente. He de decir, con todo, que prefiero 1.000 veces a Aguirre que sufre con estas paradojas y las lleva al campo de batalla, antes que a Ana Botella o Dolores de Cospedal, que no se enteran porque la cabeza no les da para más.
dissabte, 28 d’abril del 2012
La conquista del Estado.
¿Cómo explica el gobierno esta lamentable circunstancia? Señalando el carácter excepcionalmente grave de la situación en la que el país vive bajo la amenaza de la quiebra y la intervención. Es decir invocando lo que puede llamarse un estado de excepción económico que, en último término no es más que una variante del estado de excepción de Agamben y los suyos. La forma de dominación de la burguesía es convertir en normalidad el estado de excepción, acostumbrarnos a ello. Puede ser. Hay mucho que discutir en esa idea.
divendres, 27 d’abril del 2012
El periodismo en el ciberespacio.

dijous, 26 d’abril del 2012
Ayudando con la memoria.
Del autoritarismo al fascismo solo hay un paso.
dimecres, 25 d’abril del 2012
¡Ay, ay, Andalucía!

Primeras jornadas de ciberpolítica en España.
dimarts, 24 d’abril del 2012
La extrema derecha avanza y trae otros aires.
Cabe decir que la verdadera triunfadora de la primera vuelta en las presidenciales francesas es Marine Le Pen. Con su 17,90% del voto ha superado todas las marcas anteriores de su partido, incluso el 16,86% de su padre en 2002, que le permitió pasar a segunda vuelta contra Jacques Chirac. Incluso supera el 17,79 de su progenitor en aquella segunda vuelta. Y desde luego, deja muy atrás el pobre 10,44% de Jean Marie Le Pen en 2007, cuando Ségolène Royal le sacó 15 puntos de ventaja y hasta un triste François Bayrou le ganó por ocho. Los demás partidos han estado en el muy fluctuante margen de las elecciones en primera vuelta, cuando el voto se fragmenta mucho. Los dos mayoritarios, UMP y PS, dentro de lo razonable, si bien Sarkozy se ha venido tan abajo que es el primer presidente en el cargo que pierde una primera vuelta, lo que debe de escocerle. El Frente de la Izquierda, encabezado por Jean-Luc Mélenchon, que despertaba aquí grandes entusiasmos en IU por verlo parecido a ella, ha conseguido un 11,10% del voto. Por cierto, muy por encima de las múltiples izquierdas anteriores, que se movían en el rango entre cero y cinco por ciento; es, además, una cantidad con dos dígitos, el objetivo de Mélenchon, pero lo es en la parte inferior. En el fondo, un resultado decepcionante para el Partido Comunista, que es el alma del Frente de la Izquierda como aquí lo es de IU. Ese 11,10% parece un techo.
El Frente Nacional de los Le Pen ha cambiado de imagen, cuestión nada desdeñable en una sociedad definida como sociedad del espectáculo. La representación de la extrema derecha a través de señores adustos, algo agrios, como Le Pen, con bigotito, como el innombrable o con gestos de energúmeno, como Benito Mussolini, ya no pega. Hay en marcha una adaptación de esta ideología a los nuevos tiempos. Los líderes de la extrema derecha pueden ser hombres agraciados, con simpatía personal y costumbres digamos libres, como Jorg Haider en Austria o incluso abiertamente homosexuales, como Pym Fortuyn en Holanda. ¿Por qué no una mujer? La identificación de la extrema derecha con el patriarcalismo, la homofobia y la misoginia puede estar en cuestión. Igual que otros filones o tabúes, por ejemplo, el antisemitismo. Fortuyn acusaba a Le Pen de antisemita y él presumía de simpatías hacia Israel. Pero en lo que ambos estaban de acuerdo era en que había que mantener el islamismo a raya.
Así que una mujer. Relativamente joven y atractiva. Se la puede identificar simbólicamente con La France, ya que no directamente con La Pucelle, al menos mucho más que al cuarteto de anodinos varones del terno gris, líderes de los partidos mayoritarios . Ya se había intentado hace unos años en Italia con Alessandra Mussolini, quien tiene la ventaja de ser nieta de un auténtico. Pero su carácter explosivo y las peculiares circunstancias políticas italianas la han dejado reducida a un oscuro puesto de eurodiputada por una asociación de fuerzas de extrema derecha. Nada comparable a Marine Le Pen que tiene un dominio magistral de su imagen pública. Quien la haya visto en un evento multitudinario de su partido con un bebé en los brazos sabrá de lo que se habla aquí.
Preocupa en todas partes este renacimiento de la extrema derecha xenófoba, nacionalista, racista y radicalmente neoliberal. Y preocupa que esté en ascenso. Los distintos partidos de la corriente tienen representación parlamentaria no desdeñable en muchos países de Europa y en alguno, por ejemplo, Holanda, han sido partidos de gobierno. Y apoyan y fuerzan políticas excluyentes, autoritarias, intolerantes, contrarias a la tradición de Europa como cuna de los derechos humanos.
Las dos razones que suelen aducirse para explicar esta resurrección del Satán político, entrelazadas, son muy convincentes. De un lado, hay una crisis económica de ciclo largo que produce, según los lugares, paro, inseguridad, recesión y alimenta posiciones políticas extremas, como ya lo hizo en los años treinta. De otro lado, concomitantemente, se da un problema de inmigración masiva que la crisis se encarga de hacer más visible aun. Las dos parecen ciertas en efecto y vienen avaladas por experiencias anteriores. Pero no son suficientes. El renacimiento procede de otro origen, que es el nuevo enemigo exterior. En efecto, el nacionalismo, la xenofobia necesitan siempre una amenaza concreta frente a la que todos los verdaderos nacionales se unen (en Finlandia, el partido de extrema derecha en el parlamento se llama los verdaderos finlandeses). Ese enemigo exterior no pueden ser los vecinos, ni siquiera los judíos pues el racismo no tiene ya seguidores; esa forma de racismo. El enemigo exterior ahora somos nosotros mismos, es Europa, Bruselas, la burocracia comunitaria, el euro, en definitiva una Gleichschaltung hitleriana so capa de la democracia. La extrema derecha es rabiosamente antieuropeísta y tiene amplia audiencia, sobre todo en los países al norte del Rin. Y cuando estos se ponen en marcha en defensa de la autenticidad no ya de la raza sino de la cultura amenaza turbulencia en el horizonte.
(La imagen es una foto de Minamonoch, bajo licencia de Creative Commons).
dilluns, 23 d’abril del 2012
Un día en la vida de Rajoy.
"La actividad política es trepidante, agotadora, imprevisible y hay que prestarle la máxima atención. No caben descuidos. Vienes de inaugurar algo; te has despachado bien, todo a pedir de boca y, cuando vas de retirada, te enteras de que te han cazado por micrófono abierto diciendo una barbaridad, de esas que obligan a invocar rápidamente el consabido contexto. Hay que hablar siempre como si hubiera micrófonos abiertos, lo cual acaba siendo ridículo, sobre todo al hablar con los hijos o con la santa. Hay que estar a todas. En cada instante te llegan informaciones, ideas, propuestas, críticas que requieren tu atención y yo hay veces que ya no sé ni lo que digo. Si acaso me entero después por la prensa. Cuando puedo leerla o no viene algún asesor a decir que la prensa del día ya está anticuada porque las versiones digitales traen actualizaciones. ¡Qué tiempo! Ni desayunar te dejan. Vengo de visitar un par de países latinoamericanos, de los que apenas sé nada, pero teníamos como tema común de charla el atropello de Cristina Fernández con Repsol. Tanto el mexicano como el colombiano se han pronunciado en contra y asegurado que en sus países no hay nacionalizaciones. Ese es el problema: ellos, no; te animas, inviertes y luego llega otro y te nacionaliza. ¡Es que ya no se respeta aquí ni el Consenso de Washington! Me hicieron Doctor Honoris Causa por una universidad bogotana que, al parecer, tiene lazos con la FAES, lo que es una garantía de calidad intelectual. En el Consejo de Ministros disparamos a matar al Estado del bienestar. Les quitamos los 10.000 millones a Educacion y Sanidad. Precisamente los que dije que no tocaría. La vida política es así. Lo saben todos. Lo habitual es decir una cosa y hacer la contraria. También los sociatas iban a crear 800.000 empleos y terminaron con cuatro millones de parados. Lo del paro me dio mucho juego pero ahora lo padezco yo y no tiene gracia. Hasta el Rey dijo que el paro juvenil le robaba el sueño y se fue a buscarlo a Botsuana. Las cosas no son nada sencillas y es injusto lo mal valorados que estamos. Ni uno solo de mis ministros aprueba. Que Báñez no llegue al 3,6 no me extraña; no llega en la vida normal, pero que Wert esté en 3,7 es sorprendente, sobre todo por el alto concepto que tiene de sí mismo. La intención de voto sigue descendiendo. Y es que nos embarcamos en peleas por razones infantiles y damos la impresión de estar improvisando, cosa que la gente no perdona. Y es verdad. No hacemos si no improvisar. ¿Quién iba a suponer que esto es tan rematadamente difícil? Hace mucho que no hago plan alguno; es perder el tiempo porque llega luego la realidad y lo desbarata. Encima lo del trabajo en equipo es una quimera. Aquí va cada cual por donde quiere. No sé qué urgencia entró a Gallardón para hablar del aborto. Debió de ser Rouco, que lo maneja como si fuera un guiñol. Me puso al género femenino enfrente, menos las beatas, claro. Mientras pienso cómo domeñar el celo gallardónico me entero de que hay unos españoles declarando sobre el franquismo ante una jueza argentina. Estos no van a parar hasta desenterrar a todos los muertos. No sé si no valdría la pena favorecer su empeño para terminar con él de una vez. Claro que luego me llaman Maricomplejines y ahora vendrá el ministro del Interior a decirme que va a detener a los declarantes a su regreso a España. A saber qué delitos querrá imputarles. Este hombre me resulta algo prusiano. Tiene la idea de que toda persona es culpable en tanto no consiga demostrar lo contrario y los transeúntes, potenciales presos preventivos. Y encima estoy obligado a vigilar el conflicto latente entre Cospedal y Soraya Sáez de Santamaría que menudas son las dos. Tener cerca mujeres valiosas es muy conveniente. Pero el problema se plantea cuando surgen los celos que son típicamente femeninos o eso he pensado yo siempre en mi lejana Pontevedra, mientras me preparaba para ser registrador de la propiedad y padre de la Patria. El caso es que, si pudieran se sacarían los ojos mutuamente. El indulto a los dos últimos condenados del caso Yak42 nos ha costado una oleada de indignación. Menos mal que los socialistas habían indultado unos meses antes a un banquero. Aun así, un escandalazo. Pero yo lo tengo claro: prefiero un escándalo a tener a Trillo todos los días al teléfono pidiendo el indulto para sus dos exsubordinados y recordando los servicios prestados en cuanto a obstaculizar y enredar los procesos judiciales en materia de corrupción, que no nos deja vivir porque parece ser la esencia misma de este partido que heredé en mala hora y, claro, no vas a regatearle satisfacciones al que te libera de tu esencia pecaminosa. Porque no me parece mal que el personal se busque un arreglito para compensar sus magros ingresos como político. Pero no es fácil. La Ley de Incompatibilidades de los socialistas revela su mentalidad calvinista estrecha. Hay que ser magnánimos, si bien es cierto que los arreglitos suelen ser latrocinios monstruosos de millones de euros. Ni Cospedal, prodigio de mendacidad que siempre me asombra por lo pétreo de su rostro, puede cambiar esa percepción que los ciudadanos tienen de nosotros, en tanto que partido nacionalcatólico, franquista, autoritario y corrupto. Pero lo más gordo ha sido la tele. Querían que respetáramos la ley de los socialistas que obliga a pactar el nombre del presidente de la Corporación Radio TVE. ¡Qué pacto ni pacto! Con mi mayoría absoluta en el Congreso impongo el presidente. Ya se verá que no será un hombre de partido. Seguiré en esto el ejemplo de Aznar y a ver si se resuelve pronto porque de esta decisión dependen muchas cosas y no estoy dispuesto a que se pierdan por un falso prurito de objetividad. Los medios tienen que adoctrinar en interés de la mayoría de la población, que somos nosotros. Si la tele estuviera en manos de fiar, no habría hecho la sesgada presentación que se hizo de las las presidenciales francesas en favor de la izquierda, que casi sirvió para que ganara Hollande. Por fortuna había ganado el Real Madrid. A veces la vida tiene momentos buenos. Pero duran poco. Rápidamente se te echan encima otros asuntos igualmente urgentes y decisivos. El Rey me trae de cabeza. ¿No podía el abuelo este haberse quedado en su casa que tiene que andar haciéndose el gallito por el África? Ahora está en un lío fenomenal, sobre todo porque se ha descubierto el quid de la cuestión que, como siempre con los Borbones, es un asunto de faldas. Ya me lo decía mi abuela en su casa de Porriño: los Borbones se van por los calzones. Encima no puedo prestarle atención cuando me anuncian una huelga para el próximo 29. Menos mal que cae en puente. Parece como si los sindicatos colaboraran conmigo. A todo esto, a ver qué pasa con la prima de riesgo y las finanzas del país. Guindos inspira confianza, me parece; al menos, más que yo, aunque no acabo de entenderlo. Habrá otros que sí lo hagan. Yo solo entiendo ya de prima de riesgo, pago de la deuda, recorte del déficit. Es decir, los deberes que me han puesto en Alemania para cumplir con las exigencias de los mercados, mi máxima prioridad que es también la guía de mi vida: si no tienes fuerza para ir por tu cuenta, búscate una buena sombra. Apenas puede uno respirar y viene alguien del sur a decir que el Comité Central del Partido Comunista de Andalucía se pronuncia por un gobierno de coalición de PSOE e IU. Al fin y al cabo en Andalucía queda algo de cordura porque en Asturias están locos. No sé qué manía ha entrado a Paco Cascos. Supongo que es envidia. En cuanto a Andalucía, habrá que echarles a Montoro y, desde luego, será cosa de sacar del baúl el estigma aznarino de la coalición social-comunista. A Aznar querría yo ver aquí, administrando lo que en el fondo es su herencia más que la de los socialistas. Me largo a vigilar los diferenciales porque, como esto siga así, nos intervienen".
(La imagen es una foto de La Moncloa, en el dominio público).
diumenge, 22 d’abril del 2012
Tiens! La gauche!
¡Quién lo iba a decir! Después de cinco años de vapuleo ideológico sistemático, de saqueo insaciable de los bienes públicos, de estafa sin precedentes a los pueblos de Europa, de amenazas sin cuento; después de cinco años de machacona propaganda neoliberal a través de sus think tanks en los que unos engolados necios vaticinan desastres sin cuento si la gente no se aviene a que la exploten y la opriman; después de un quinquenio escuchando el contrapunto inquisitorial de ese pájaro de mal agüero instalado en el Vaticano que pretende reevangelizarnos a cristazos; después de cinco años aguantando que los políticos más retrógrados del continente (Berlusconi, Merkel, Sarkozy, Cameron, etc) con sus fórmulas sacadas del almanaque zaragozano, vayan de desastre en desastre, hete aquí que en Francia vuelve la izquierda. Y vuelve con fuerza. Hollande va ganando en intención de voto en la primera vuelta de hoy y seguramente ganará en la segunda, si no cae en alguna de las trampas y provocaciones televisivas en las que Sarkozy es maestro.
Hollande representa una esperanza au delà de la France, para otros países que, como España, están sufriendo los rigores teutones a los que se someten con las orejas gachas los gobernantes españoles, carentes de toda entereza nacional. Es una izquierda socialdemócrata -la única que tiene un palmarés de resultados en Europa- alejada del poder hace ya 17 años, que parece haber aprendido la necesidad de reformular el socialismo democrático radical y de no caer más en las añagazas edulcoradas de las terceras vías, nuevos centros y otras logomaquias similares; la necesidad de enfrentarse al capitalismo en los términos que este entiende: tocándole los beneficios. Hay voluntad de ganar y ojalá lo haga Hollande en donde su exmujer fracasó hace cinco años. ¡Qué gran ocasión perdida!
Supuestamente a la izquierda del PS y de Hollande llega a primera vuelta un Frente de izquierda, presidido por Mélenchon, un antiguo socialista, exministro de Jospin. Se presenta como una ruptura, una innovación, la nueva esperanza de la izquierda frente a un Partido Socialista entregado al neoliberalismo, como el eco francés de la Izquierda Unida en España. Pero no es otra cosa que la vieja táctica de los comunistas de ocultarse tras una organización de masas, frentista, etc, para no comparecer con su nombre a unas elecciones que, como acostumbran, perderían. Así que, de nuevo, el Front de la Gauche no tiene nada y François Mélenchon es el habitual compañero de viaje de los comunistas, es decir, el sempiterno "tonto útil", esa figura en la que suele escudarse el Partido Comunista, pero que ella misma no es comunista ya que, evidentemente, nadie es perfecto. Pero hace lo que le dicen, que es lo importante. ¿Su utilidad? Morder un 10 o 15% del voto a la izquierda, a ver si esta fracasa y, si no, si precisa de ese porcentaje para gobernar, se le pondrá caro. Esta posibilidad no existe en las presidenciales, pero la costumbre deja huella. Claro que si, producto de las amargas experiencias del tiempo, Mélenchon consiguiera entre el 15 y el 20% del voto en la 1ª vuelta podría darse la pintoresca circunstancia que se apunta al final de esta entrada.
A la derecha de Hollande, los conservadores llegan a las elecciones desarbolados. La crisis ha dejado al descubierto que sus discursos, sus fórmulas, sus propuestas, son una mezcolanza de lugares comunes, falsedades y puras fantasías que sólo encubren su deseo de retrotraer la marcha de la sociedad a los tiempos de las leyes de pobres. La derecha francesa ha quemado todo el tren y llega a la primera vuelta con el furgón del carbón vacío. Sarkozy lo ha intentado ya todo para seducir a los franceses: les ha hablado mal de España, que siempre vende en Francia, de la grandeza de la nación, de su firme voluntad de acabar con todos los peligros: los inmigrantes, los islamistas, los terroristas y los voleurs de montres (o ladrones de relojes) y los comunitarios que llegan a Francia a vivir del cuento. Incluso ha dejado sin discurso a la hija de Le Pen, cosa por otro lado poco difícil porque no lo tiene.
Hollande es hombre prudente y sensato. No ha pronunciado la palabra revolución. Pero, si gana, eso es lo que tiene por delante: una revolución en la Unión Europea que replantee los fundamentos del capitalismo ya que, con toda evidencia, las cosas no pueden seguir así.
Y un vaticinio tout à fait drôle: ¿y si a segunda vuelta pasan Hollande y Mélenchon? Mais voyons, ça serait la folie, non? A ver por quién votan los gaullistas, los lepenistas, la derecha liberal y la France de jadis en la segunda vuelta. No lo tengo claro porque las gentes somos un saco de sorpresas. Todo el mundo recuerda qué bien se llevaban los gaullistas y los comunistas durante la guerra fría y qué mal los socialistas y los comunistas de siempre. Por otro lado, el lepenismo es un vivero de votos nacionalbolcheviques. Alucinante, ¿verdad? Pero es de esperar que salga Hollande, por el bien de todos.
(La imagen es una foto de xavier buaillon, bajo licencia de Creative Commons).
Futuro... ¿perfecto o imperfecto?
Este diario, La Razón, al que muchos quitan la tilde para emparejarlo con el apellido de su fundador que pasó de ser Ansón a ser Anson, La Razon, pues, es un producto peculiar. Empezando por su propio nombre que, aunque no lo parezca, es una declaración de guerra.
En efecto, habitualmente manejamos dos significados de "Razón", uno abstracto y otro concreto. En el abstracto por razón entendemos una facultad humana capaz de reconocer las leyes del universo e, incluso, de crearlas; es el significado cartesiano, sublimado que, al no poder dar cuenta de Dios, acaba por suplantarlo, en alguna ocasión de forma práctica, como cuando los revolucionarios franceses entronizaron la diosa razón. No parece que sea este el significado de "razón" al que aluda el título de un periódico tan profundamente religioso que publica semanalmente un trozo de L'Osservatore romano, el periódico del Papa.
El significado del título es el concreto: no se trata de una facultad sino de un pronunciamiento. Se trata de la razón como aquello que se lleva en un debate, cuando se dice que fulano lleva razón, queriendo decir que su argumento es mejor que el del otro. Así que La Razón no es el periódico de los ilustrados, descreídos y racionalistas sino el del nacionalcatolicismo más acrisolado, el que lleva la razón. Y cuando uno está convencido de llevar la razón uno se pone, por lo menos guerrero y así el título es una especie de declaración de guerra: guerra a los progres, los republicanos, descreídos, masones, socialistas, comunistas, librepensadores, herejes, cismáticos, darwinianos y demás morralla. Defensa del trono y el altar, la familia cristiana (clara redundancia pues, si no es cristiana, no es familia), el orden público, la tradición, la autoridad, la jerarquía social y la sumisión de las clases subalternas. La Razón es un periódico de combate.
La portada de hoy sale en defensa de la Monarquía afirmando que tiene futuro, sin caer en la cuenta de que, si algo en verdad tiene futuro, no hace falta salir en su defensa. Salvo si uno quiere que lo hagan duque. Estaría bien un Duque de la Razón, un hallazgo. Pero hay más. Esto de "vender" la Monarquía como se vende un detergente o una energía alternativa pone el producto a la altura de los mencionados y lo fuerza a competir con otros. Por ejemplo, un periódico imaginario que se llamara La Sinrazón podría titular en portada La República tiene futuro, abriendo una comparación imposible ya que la monarquía no se puede comparar con nada pues tiene un carácter casi divino al tratarse de una magistratura personal, intransferible, una unción.
Y todavía hay más en esa pintoresca portada. Es posible que la Monarquía tenga futuro. Hay mucha gente en España empeñada en ello al considerarlo lo más patriótico, ignoro porqué. Pero convendría que aclarara si el futuro es perfecto o imperfecto, ya que hay una sutil diferencia. Si es imperfecto, la Monarquía tendrá futuro; si es perfecto, lo habrá tenido. Porque el futuro de la Monarquía depende del presente, como es obvio y no al revés como pretende establecer La Razón, saliendo al quite del difícil predicamento de la Corona en la hora actual, pretendiendo que el presente se justifica en función del futuro. La Monarquía tiene que justificarse aquí y ahora, no en el largo plazo. Y ha de hacerlo con arreglo a las ideas y valores de hoy, no los de los Trastámara.
Un último apunte en relación con ese ente bicéfalo que los cortesanos de La Razón han llevado a portada. Recuerda aquellas imágenes medievales del misterio de la Santísima Trinidad que se representaban como un Cristo con tres cabezas, una especie de repugnante versión de cristiana del mito griego de las Graiai, con un solo diente y un solo ojo. No recuerdo qué Papa mandó destruir todas estas representaciones y prohibió que se hicieran otras, razón por la cual no quedan Cristos tricéfalos en Europa; pero sí en América Latina, a dónde no llegó el rescripto papal o en donde no le hicieron caso alguno. Bueno, en América Latina y en La Razón en donde, más papistas que el Papa, han sacado un Rey con dos cabezas, también reminiscente del famoso "las edades del hombre", del Tiziano, aunque el cuadro del veneciano tenía tres figuras: juventud, madurez y vejez mientras que la portada del diario solo aparecen la madurez y la vejez. O la monarquía no se libra de la ley general de envejecimiento de la población o los de La Razón no dan una. O ambas cosas porque, aunque uno sea redactor de La Razón o, lo que es menos grave, lector, estará uno de acuerdo en que lo que verdaderamente tiene la Monarquía es pasado.