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diumenge, 18 de desembre del 2016

Entrevista a Palinuro en Vozpópuli

El joven periodista David Martínez se presentó puntual en mi despacho, como habíamos acordado. Lo hizo en compañía del  fotógrafo Antonio Liñán, de quien son las estupendas fotos que adornan la entrevista. Apenas instalados y empezado a hablar se estableció una corriente de simpatía creo que mutua que convirtió la conversación en un tiempo muy agradable.

Es curioso, suelo congeniar con los periodistas que envían los medios más conservadores (incluso reaccionarios), que son los únicos que me entrevistan. Los de izquierda no quieren saber nada de Palinuro. No me extraña. Los motivos son tan fáciles de adivinar que no merece la pena entretenerse ellos.

Transcribo la entrevista íntegra.

"Aburrirse es besar a la muerte". Lo escribió Ramón Gómez de la Serna en una de sus célebres greguerías y parece tenerlo siempre presente otro Ramón, Cotarelo (Madrid, 1943), politólogo y referente intelectual de la izquierda española durante décadas. Su extensísima producción académica y literaria sumará un nuevo capítulo en enero, con la publicación de una obra sobre el ciberactivismo -“donde se hace la política hoy en día”- a la que se ha entregado los últimos meses.

Gran estudioso de la Transición, primer crítico y último defensor del felipismo, espectador de excepción en el nacimiento de Podemos… Cotarelo acumula una trayectoria variopinta, con algunas contradicciones, muchos desencuentros personales y un denominador común: la claridad expositiva. “La crítica es un arma fundamental del filósofo”, aduce a modo de justificación de esos dardos dialécticos que a diario pueden leerse en su blog o en sus perfiles de las redes sociales, esos que cultiva con afán casi adolescente. Conversando en persona es menos ácido, aunque igual de polemista y socarrón. El “comunismo anquilosado” y la “derecha autoritaria” son sus dianas predilectas, pero no las únicas.

Tiene también para el grupo fundador de Podemos, con quien compartió proyecto y horas de tertulia en La Tuerka y con quien ahora es muy crítico. A Monedero le dirigió la tesis doctoral, a Iglesias y Errejón les vio formarse los corpus ideológicos que ahora los enfrentan... Todos se unieron para construir una izquierda alternativa capaz de ocupar, o eso creyó leer Cotarelo, el espacio que hay entre la “socialdemocracia desnortada” y la bandera roja desfasada. Decimos “eso creyó leer” porque con el tiempo ve cómo aquel movimiento asambleario deviene en la enésima máscara del mismo comunismo que “lleva cien años perdiendo elecciones por todo el mundo”. O se alejan de esa línea, asegura, o jamás serán decisivos.

El profesor se explica desde su despacho de la UNED, en cuyas paredes destaca una lámina del cuadro con que Gutiérrez Solana inmortalizó una tertulia muy distinta a la de La Tuerka, la del Café Pombo, con Gómez de la Serna en posición preeminente. “Soy un gran admirador de él”, asegura antes de citar algunas greguerías y empezar a responder a Vozpópuli con numerosas referencias a autores y episodios políticos de otras épocas, tejiendo una sugerente colección de analogías. Ya lo escribió don Ramón: "Futuro, plagio del pasado".

Acaba un año ciertamente inédito en la política española: el de la parálisis institucional, la irrupción del multipartidismo, la abstención del PSOE para permitir gobernar al PP…

Tú mismo lo has dicho, es una situación inédita, insólita, pero al mismo tiempo tiene algo de reedición en lo que se refiere al PSOE. La historia del PSOE está llena de estos encontronazos, de hecho el Partido Socialista contemporáneo nació de uno ellos. Felipe González hizo con Llopis lo mismo que ahora se ha hecho con Pedro Sánchez: defenestrarlo. Y eso es una constante en el PSOE: Largo Caballero no podía ni verse con Indalecio Prieto, ni ninguno de los dos con Negrín… Lo que sucede es que eso hoy se cruza con la aparente demolición del bipartidismo, con la emergencia de una fuerza potente por la izquierda. La inestabilidad podría tener consecuencias más graves que en otras ocasiones, pero no es tan fácil tumbar un sistema de partidos. Por lo general son sólidos. Miremos a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, incluso Francia, donde a veces hay movimientos por la derecha… Siempre hay un polo de la derecha y de la izquierda que a lo sumo alguna su vez se subdividen en dos bloques. Los sistemas de partidos son resistentes, más de lo que estamos acostumbrados a pensar. Fuera de eso, al PSOE le pasa lo de siempre, que tiene dos almas: una más izquierdista y una más moderada. Llevábamos un tiempo de afirmación del alma más conservadora, la etapa Rubalcaba fue paradigmática en eso. Rubalcaba no hizo oposición a la mayoría absoluta del PP. Y es que entre él y Rajoy hay menos distancia que entre él y sus propios militantes. Luego se intentó un viraje y acabó en lo que todos sabemos.

¿La teoría de las dos almas sirve para explicar lo vivido con Sánchez? Eso situaría a él en el polo izquierdista y a Madina, por ejemplo, en el moderado. ¿No tuvo más que ver con una gestión rechazada por casi todo el que es o fue alguien importante en el PSOE, consideraciones ideológicas al margen?

Esa es una imagen que se maneja mucho, que forma parte de la doctrina de la gestora. A Sánchez lo pusieron ahí porque pensaban que no valía un pimiento y lo podrían manejar, sí, pero el transcurso de los acontecimientos fue girando posiciones. Sánchez empezó siendo un hombre del aparato, del orden constituido, pero terminó como el suplantador del general Della Rovere: creyéndose el personaje y llegando hasta el final. Es lo que le pasó, como a Marx: venía de un sitio, se encontró de repente en otro y asumió el papel.

¿Puede resurgir?

Vamos a ver si es capaz, está ante una peripecia casi de cuestión personal, que a veces la gente olvida que eso impregna los partidos. Los partidos son lugares donde se hace carrera política. Mira la señora de Andalucía, que está impulsada por un doble interés: el de la vieja guardia por conseguir un segundo PP, una segunda pata del bipartidismo tradicional, y el de esta señora por acceder a la secretaría general por la vía rápida. Una confluencia de intereses personales, como lo que mueve a Sánchez.

Aunque se presentara a las primarias, ¿no cree que las bases votarán muy condicionadas por los aparatos de cada territorio, haciendo imposible la victoria de Sánchez?

Esa es la esperanza de los susanistas: que los cuadros intermedios metan en cintura a las díscolas bases. Pero las díscolas bases han descubierto algo que los de Podemos han puesto de moda. Porque todo esto viene de Podemos, si ellos no estuvieran con los círculos, las asambleas y la política participativa, las bases del PSOE estarían calladas. Pero han descubierto su poder. La esperanza de los susanistas es que los que tienen el látigo metan en cintura a los muchachos que ahora revolotean. Un látigo que descansa sobre intereses, como siempre. ¿Qué puede resultar? No se sabe. En la guerra sabes cómo entras, pero nunca cómo saldrás.

Hay quien ha hablado de riesgo de escisión.

Puede ocurrir. Ya ocurrió, de hecho, en el pasado. Este PSOE es una escisión. Cuando defenestraron a Llopis, los dos sectores fueron corriendo a registrar la marca, llegaron primero los de Felipe y al otro le obligaron a poner una infamante hache en las siglas, PSOE (H). Lo que pasa es que uno quedó laminado y ya no se acuerda nadie. Puede haber escisión ahora, y puede ser que el PSOE de Andalucía evolucione hasta convertirse en un partido estrictamente autonómico, al margen de todo lo demás.

Susana Díaz tiene el apoyo de la gran mayoría de líderes regionales…

Sí, y de las viejas glorias, de los bonzos, de los medios de comunicación, de la derecha, del PP y probablemente también de la Iglesia católica, porque es una señora que suele ir a las procesiones con un cirio en la mano. Pero, ¿eso quiere decir mucho? Vamos a verlo.

¿No debería Sánchez apoyar otra candidatura si de verdad quiere cerrarle el paso a Díaz? El parece amortizado…

Tiene mucho tirón, y es importante. Pero no lo sé. A mí me da la impresión de que el hombre es más bien flojo, y que no tiene las cosas muy claras. Empezó con un españolismo militante superior al de Rubalcaba, envolviéndose en una bandera más grande que la de Aznar y con el lema “Más España”, que a mí me recordaba al “más madera” de los Hermanos Marx. Luego giró, hasta apostó por un entendimiento con los réprobos catalanes que estaban allí deseando comerse a los niños crudos… Yo creo que el hombre mucho fondo no tiene. Tiene mucho encanto, tirón, y es la víctima propiciatoria. Es el Isaac al que su padre cruel iba a sacrificar y eso despierta mucha simpatía. Tiene ese relato.

Si al final Susana Díaz llega a la secretaría general, ¿qué futuro cree que le espera al PSOE?

No tengo ni idea. Susana Díaz es un misterio. No sabemos nada de ella. ¿Cuál es su ideología? Tiene un españolismo andaluz tradicional, un discurso muy anticatalán que le puede dar votos en una parte de España y hacérselos perder en otra. Sus relaciones con el PSC no pueden ser peores, y las aportaciones del socialismo catalán a las mayorías parlamentarias del PSOE han sido fundamentales… Es impensable, por ejemplo, una alianza de los socialistas con Podemos si manda Susana Díaz, que mantiene una pelea personal con Teresa Rodríguez… Lo cierto es que no sabemos nada de ella, porque no tiene obra escrita ni obra hablada, ni tiene nada más que 20 años de servicios al partido, pasando por puestos burocráticos donde se ha hecho una política profesional.

El nacimiento de Podemos

Decía antes que Podemos ha condicionado al PSOE. También al país, alterando el sistema de partidos y condicionando la agenda política y mediática. Usted vivió en primera fila el surgimiento del proyecto, que lanzaron antiguos alumnos suyos, y ahora se muestra crítico con él…

Yo no es colaborara con ellos, es que La Tuerka salió con una importante aportación mía. Eso es verdad. Yo no sabía que estaban montando un partido político, no tenía ni idea. Creía que eran chicos de izquierdas que estaban articulando una acción crítica frente a la izquierda establecida, el PSOE e Izquierda Unida. Y probablemente ellos tampoco sabían que acabarían en esto. Mi relación ha sido buena, aunque ellos están ahora un poco rebotados… Tienen que admitir que la crítica es un arma filosófica fundamental. Las relaciones las mantengo con algunos, como los anticapitalistas, también con los de Errejón. Los de Pablo son un poco más duros, más bolcheviques, pero ya reflexionarán. De hecho, hemos gastado muchas bromas sobre esto y yo les he dicho que Podemos está reproduciendo el segundo congreso del Partido Obrero Socialdemócrata ruso, con la división entre blocheviques y mencheviques.

¿Le pareció buena idea el paso que dieron en 2013-2014?

Su proyecto me pareció bien. Siempre he sostenido que había hueco en la izquierda al margen del comunismo anquilosado que no tiene nada que ofrecer. No tiene nada que ofrecer hasta el punto de que no se atreve a presentarse a las elecciones con su propio nombre. ¿Cuánto hace que el PCE no se presenta a unas elecciones con sus siglas? Se ocultan detrás de otras organizaciones, monta camuflajes, como la matrioska que está montando ahora Podemos. No tiene discurso. Esto se lo he dicho yo a Pablo: “O te separas del comunismo o no tenéis nada que hacer”. Es imposible que gobiernen así. Es que los comunistas no ganan elecciones en ningún país del mundo. En los últimos cien años, ¿en qué país con elecciones libres han ganado? Y las hay cada cuatro años en 200 países, eh. No ganan nunca.

El PCE e IU parecen que van camino de fusionarse o disolverse dentro de Podemos. ¿Otra operación de camuflaje?

Eso forma parte de la doctrina leninista y la gente no es tonta. El partido revolucionario como instrumento pata la lucha, partido vanguardia, pero él solo no puede conseguir los objetivos. Entonces hay que crear una organización de masas, pero controlada férreamente por el partido. Ese discurso no tiene ningún sentido.

Decía que veía hueco en la izquierda al margen del comunismo. Y también al margen de la socialdemocracia, del PSOE.

De una socialdemocracia aburguesada, desnortada, que mantuvo una posibilidad de transformación muy interesante en los años de oro del Estado del Bienestar, tras la Segunda Guerra Mundial. Tuvo una hegemonía tremenda, funcionó, pero no ha sabido reaccionar frente al ataque neoliberal y la globalización. Entre esos dos espacios, el del comunismo anquilosado y el de la socialdemocracia que no sabe dónde está, hay un campo grande. Un campo que tienes que definir, porque las cosas no te las dan hechas. La gente no viene y dice “oye, hay esta necesidad, fabrica este producto”. Hay que ofrecérselo, incluso convencer a la gente de que esa necesidad existe, elaborar esa doctrina, una tercera vía siempre añorada en la izquierda, que trata de revertir la escisión de principios del siglo XX. Pero hay que ser capaz de hacerlo. ¿Puede ofrecer Podemos un proyecto de izquierdas creíble acorde al mundo contemporáneo o tiene que ir a buscar los ejemplos a Bolivia y Argentina? Ese es el problema. No tienen la capacidad y van al populismo sudamericano o al 15M o a echarse en brazos de los comunistas, que es lo que están haciendo al final.

Respecto a eso mantienen una fuerte discusión interna. Conociendo a los, ¿cree que es una lucha ideológica o de poder?

Por supuesto que hay diferencias ideológicas, y personales también. Las dos cosas. Están unidas.

Cuando le preguntan a Iglesias, dice que antes de entrar en política Errejón era el radical y él, el moderado.

Sí, como puedo yo decir que los gatos tienen siete colas. Más radical que Pablo es prácticamente imposible. No en el sentido de extremismo en las posiciones, sino en el sentido de dogmático. Es mucho más inflexible que el otro. No puede olvidarse tampoco que vienen de familias muy distintas que les han dejado una huella muy distinta.

El año pasado, en una entrevista en La Tuerka, Iglesias le pidió a Monedero que definiera brevemente a una serie de personajes. Entre ellos, usted, Ramón Cotarelo, quien le dirigió la tesis doctoral. La respuesta de Juan Carlos fue: “Una gran inteligencia traicionada por un partido equivocado, una Transición acomplejada y la mediocridad real y profunda de su generación”. ¿Qué le parece?

Una definición demoledora (risas). Me quedo con lo de la gran inteligencia… Tiene el valor que tiene. Lo del partido equivocado, pues yo no tengo partido…

Bueno, lo dice por el PSOE…

Claro, yo en un momento determinado, en aquellos años 90, fui el único de la izquierda que defendió a Felipe González. Sí, sí, efectivamente, le defendí de lo que creía que era una conspiración para sacarlo del poder por la vía de la conjura. Pero yo venía de un enfrentamiento durísimo con el PSOE, pedí la dimisión de Alfonso Guerra en un artículo cuando no la pedía nadie, pedí en 1988 que se investigaran los GAL cayera quien cayera… Todo eso ha desaparecido y resulta que estoy al servicio de Felipe González. Persona a la que detesto. Pues bien, lo único que demuestra quien dice eso es que no tiene las ideas muy claras, pero estoy acostumbrado... ¿Partido equivocado el PSOE? Lo será, pero no es el mío. Ahora, más equivocado es el Partido Comunista al que está Monedero mucho más cercano, aunque no haya sido nunca comunista, a diferencia de Pablo. Ha sido más lo que los anticomunistas de antaño llamaban de modo acertado “el compañero de viaje”, o “el tonto útil”, como prefieras. Estos intelectuales a los que los comunistas halagan, les cultivan el ego y eso les encanta, porque fuera de ahí nadie les hace ni caso.

¿Todos los partidos están equivocados?

Todos, porque si no no serían partidos. No estarían “partidos”, que de ahí viene el término: son partes de una totalidad, donde lo único cierto es el conjunto. Como decía Hegel: “La verdad es la totalidad”. Al decir que hay un partido equivocado, ¿qué quiere decir Monedero? ¿Qué hay uno que no está equivocado? Claro, el suyo, ¿no?

La Transición

Sobre la Transición tiene usted mucho escrito. Y en cualquier caso se aprecia una evolución entre lo que decía en los 80 y lo que dice ahora. ¿Porque su ideología es otra o porque ahora pueden darse batallas que hace 40 años no?

Las dos cosas. El tiempo pasa y te cambia, quieras o no. Y si no cambias, tienes un problema.

Pero la evolución antropológica suele ser la contraria: de posturas más rupturistas a otras más conservadoras. En su caso ha sido al revés…

Sí, en asuntos concretos cambio de opinión según voy adquiriendo más información y voy viendo con más perspectiva las cosas, como todo el mundo. Y si no, es que no te funciona el caletre. El tema de la Transición es que se repite con el bueno de Juan Carlos desde hace 30 años y ya me aburre. Yo no la hice, yo era espectador, como ahora, no soy responsable de nada. Y los trabajos que tengo sobre ella son de dos tipos: unos académicos donde se guardan las composturas; otros más polemistas, de opinión. Y aquí me limito a constatar un hecho: la Transición ha salido bien, ha sido un éxito en el sentido de que no se ha producido el temor que había de despertar viejos demonios de enfrentamientos civiles, de violencia. Pero no recuerdo haber dicho jamás que fuera un proceso modélico. Sí que salió bien la fórmula elaborada por los franquistas reformistas y los izquierdistas moderados, con amplísimo apoyo social. Con el tiempo, lo que veo distinto es que sí, salió relativamente bien, pero no impidió la vuelta a una tradición autoritaria de la derecha que es lo que se ha manifestado con este Gobierno. La derecha tiene incluido un factor de rigidez, de autoritarismo, que no vale para los nuevos tiempos.

Usted es partidario del Estado plurinacional.

Ese artículo 2 se va a cargar la Constitución. Lo de las regiones y las nacionalidades. Ya se dijo en los debates de entonces, con López Rodó, por ejemplo, que es mentira. Se puso eso para no llamar nación a Cataluña y el País Vasco. Siempre que la gente está dispuesta a no entenderse reduce el debate a lo nominal.

El problema es que “nación” en la doctrina soberanista va aparejada a ruptura de la soberanía, a reivindicar la autodeterminación.

Claro, y yo lo defiendo. Eso de distinguir entre nación cultural y política es una vieja historia de los alemanes, que siempre han tenido mucho problema con eso mismo, aunque demostrando mucha más inteligencia que nosotros para resolverlo. Es inane, no tiene operatividad. ¿Qué significa que reconoces a una colectividad como nación sin reconocer derechos? ¿Lo haces en términos folclóricos? Si reconoces la condición de nación la reconoces como titular de unos derechos, el primero de los cuales es aspirar a tener su propia organización política. Un Estado, claro que sí, es un derecho que tienen. Negárselo no lleva a ningún sitio y de hecho no van a poder negárselo. El referéndum en Cataluña es inevitable, como sabemos todos, salvo que envíen al Ejército.

En 2014 ya se hizo una consulta como la que planean organizar ahora. De nuevo vuelven al mismo punto.

El 9N se hizo en contra de la voluntad del Gobierno…

Y de la inmensa mayoría del Parlamento.

Sí, se hizo, y eso quiere decir que el Estado no pudo reñirle la soberanía a un trozo de su territorio que la quiso ejercer.

O no quiso provocar un problema mayor, optó por permitirla como mal menor para evitar imágenes de agentes retirando urnas y alimentar el victimismo de los independentistas.

No pudieron evitarlo. El Estado español ya no puede hacer lo que estaba acostumbrado a hacer, empezando por chanzas como aquella de Peces Barba recordando lo de que cada 50 años hay que bombardear Barcelona. La consulta no se les permitió en absoluto, pusieron todos los palos que pudieron en las ruedas y aun así se hizo. No enviaron al Ejército porque no se puede.

El tema es que no hay cobertura legal para un referéndum de independencia, o así lo entiende una inmensa mayoría del Parlamento. Aun así, la Generalitat está dispuesta a caminar hacia una independencia que no solo no tiene cobertura legal, tampoco apoyo internacional, ni siquiera cuenta la apoya una mayoría de la sociedad catalana…

Es que eso viene después. Ahora la bronca es el referéndum, si se celebra o no el referéndum. El resultado es otra cuestión. Cobertura legal nunca hay. Tampoco la hubo en Canadá, cuando el referéndum de Quebec, pero se dijo que aunque no lo amparara la Constitución había que dar alguna respuesta a los millones de personas que lo pedían, lo dijo el Tribunal Supremo con mucha sensatez. Lo mismo que aquí decía Rubio Llorente. Es todo voluntad política.

dilluns, 12 de desembre del 2016

La izquierda está por hacerse


Los editoriales de El País toman siempre partido por una línea política que cabe situar en algún nebuloso lugar entre el neoliberalismo y la socialdemocracia más reaccionaria, estilo Felipe González o Rubalcaba, ambos muy influyentes en el periódico. A veces lo hacen en un estilo tronitoso, en el espíritu de Cebrián, acostumbrado a que todos los auditorios se le prosternen, a veces con veneno disimulado, estilo Rubalcaba o a veces acumulando vulgaridades ramplonas como en esta ocasión. Pero siempre van en contra de la izquierda y, por supuesto de la unidad de esta, fenómeno que el diario considera el peor de todos los males. Probablemente lo único que ponga más de los nervios a estos ideólogos del periódico de PRISA es la idea de la independencia de Cataluña y la República Catalana. Ahí ya, directamente, los plumíferos muerden.

En esta ocasión, de lo que se trata es de meter la hoja del cuchillo en la herida del enfrentamiento entre Errejón e Iglesias, que ambos ocultan con un celo e insistencia que pregonan lo contrario. Como siempre en los partidos. Por cierto, empìeza a ser aburrido el recuento de los factores que prueban hasta qué punto este de Podemos es idéntico a los que pretendía desmantelar: misma mentira sistemática, ocultación, fabulación de realidades internas, propaganda, arbitrariedad en las decisiones, oportunismo y absoluta carencia de principios. E iban a comerse el mundo con promesas salvíficas y milenaristas que han quedado ridículas ante la gris realidad de pasarse los próximos cuatro años calentando el asiento y enfrascados en peleas de hemiciclo que solo interesan a los que opinamos en público.

Pero ese dato es irrelevante. La finalidad del editorial de El País, como dicho más arriba, es ahondar en la fractura de Podemos y apoyar a Errejón a pesar de que hable catalán. Apoyarlo ¿en qué? En la formulación de una línea más abierta, moderna y moderada de la izquierda. Frente ¿a qué o quién? Frente a una visión anquilosada, jerárquica y autoritaria del partido que tiene Iglesias que es una visión leninista. Cuando se ve el partido con los ojos de Lenin (que luego heredó Stalin), se ve del mismo modo todo lo demás: la democracia, la libertad, el debate, etc. La lucha de que habla el editorial de El País, aunque sin mucha idea, es la tradicional en la izquierda entre el socialismo democrático o socialdemocracia y el autoritario o comunismo. Es verdad que, según parece, Iglesias abandonó hace años su militancia comunista y que algunos de sus seguidores no son ni han sido nunca comunistas. Son algo peor, si cabe: compañeros de viaje o tontos útiles. Eso es lo que los lleva a considerar al iluminado Anguita un "referente intelectual".

La finalidad de El País es meridiana: cargarse a Podemos, alimentando las esperanzas de Errejón y los suyos para dejarlos luego en la estacada porque lo que no está dispuesto a admitir es una unión real de la izquierda. Si España fuera un país europeo normal, las broncas y/o desaveniencias internas que hay en los dos partidos de la izquierda podrían resolverse creando un tercero a base de sumar los militantes de izquierda de un PSOE convertido hoy en una banda de usurpadores y los democráticos de un Podemos, anclado en la inopia mental de un comunismo que está tan obsoleto como oculto. 

Pero en ambos casos es preciso que los políticos que podrían tomar la iniciativa de explorar un territorio nuevo y prometedor pierdan el miedo a romper las estúpidas ortodoxias que las burocracias partidistas tejen siempre en su propio interés.

dissabte, 10 de desembre del 2016

La mona vestida de mona

Los partidos son instrumentos para alcanzar el poder. La política es lucha por el poder. Por supuesto, nadie lo deja ahí. Todos añaden que lo quieren en beneficio de otros, por el bien del pueblo, o del orden, o la ley. Por lo que sea, pero quieren el poder, luchan por él. Y en esa lucha vale todo. Por lógica, en los partidos, los instrumentos para alcanzar el poder, también vale todo. El PSOE está dando buena prueba de ello estos días. Y ahora se apresta a hacerlo Podemos que quiere sustituir al PSOE también como espectáculo. Los socialistas están en una gresca con tintes personalistas. Podemos abre el fuego en un plano superior: no se enfrentan personas sino concepciones, ideas, proyectos. Y eso, dice la doctrina oficial, lejos de dividirnos nos une más.

Las cosas que se dicen en política. Porque serán ideas, teorías, concepciones del mundo o de más mundos, pero están enfrentadas, están en lucha por prevalecer. En lucha por el poder dentro de la organización que lucha contra otras por el poder del Estado. Los partidos son campos de luchas de facciones, grupos, familias, escuelas, personas. Es inevitable.

Lo que aquí parece dilucidarse es una antigua polémica de la izquierda entre un sector más reformista, gradualista y posibilista que generalmente se ha identificado con la socialdemocracia y otro mas rupturista, revolucionario, doctrinario que suele identificarse con el comunismo y la doctrina leninista del partido. Esto es una simplificación, es obvio. Sobre todo porque los dos sectores apelan a una concepción nueva de la izquierda (tan nueva que ni se reconoce como izquierda), mezcla de concepciones populistas de carácter latinoamericano engranadas en las experiencias asamblearias del 15M.

En el fondo, la tradicional "tercera vía"que nunca cuaja, la "nueva izquierda", que sigue llamándose "nueva" cuando es vieja. Era la promesa inicial de Podemos, que la evolución del partido y el duro principio de la realidad obligó a olvidar. En efecto, al abandonar el curso medio entre la socialdemocracia y el comunismo y escorarse del lado de este en su fusión con IU, organización pantalla del PCE, Podemos reconocía su fracaso. Lo que ahora se pretende con ese congreso de Vistalegre es convertir el fracaso en rutina. Porque rellenar el vacío con más vacíos como el populismo y el asamblearismo no da juego.

Entre la socialdemocracia aburguesada y el comunismo anquilosado sigue habiendo un amplio campo que debieran ocupar los socialdemócratas de Podemos y los socialistas de izquierda del PSOE.

dilluns, 28 de novembre del 2016

Entrevista a Palinuro en "Ara Balears"

Había un resol tremendo y parezco medio cegato, pero no es así. Tengo buena vista.

El título, "El triunfo de la extrema derecha es la derrota de la globalización" está acertadamente escogido. La extrema derecha es nacionalista también extrema, excluyente, nada partidaria del multilateralismo, menos del multiculturalismo y lleva muy mal la globalización. Admito, claro, que esto debe matizarse mucho.

Releyendo la entrevista solo matizaría otra respuesta. A la pregunta de si preveo una legislatura corta respondo "cortísima". Demasiado contundente para un vaticinio. También puede ser larga y, ¿quién sabe? hasta completarse. El inicio augura mucha turbulencia parlamentaria, pero todo dependerá de cómo los actores la gestionen. Teniendo en cuenta que uno de ellos, el PSOE, atraviesa una crisis profunda y otro, Podemos, es novato. Además, en el horizonte está la cuestión catalana, que no sabemos en qué sentido influirá. Así pues, matizada queda la respuesta. Casi me atrevería a decir, anulada. 

El resto de la entrevista está aquí

Sigue la traducción al castellano:

¿Tiene futuro la socialdemocracia?
Por supuesto. Es la doctrina política más rica y más integradora. La prueba es que está en la centralidad política.

¿Hablamos de una socialdemocracia teórica o de lo que tenemos ahora, algo más diluida?
Siempre lo ha sido. Quizás al principio hubo un excesivo optimismo por la parte más radical de la socialdemocracia. Pero el capitalismo probablemente no es superable porque no es un modo de producción que se haya sacado alguien de la cabeza, como le ocurre al comunismo; es una forma natural de organización de las sociedades humanas desde hace cientos de años. Es un sistema muy injusto y requiere reformas y hay un sector de la socialdemocracia que dice que lo que hay que hacer es ordenar el capitalismo, en un sentido de igualdad. Y esto tiene muchísimo futuro porque al capitalismo también le va bien.

Más allá de la socialdemocracia, la izquierda europea está cambiando.
No hay una izquierda europea, hay muchas. El mismo enunciado de izquierda europea te desconcierta un poco porque ... ¿De qué Europa estamos hablando? Hemos tenido la izquierda espartaquista, la revolución alemana, la soviética, 68 ... Ahora mismo, en el Bundestag alemán hay un partido de izquierdas que se llama Die Linke, La Izquierda. Claro, es el eterno problema: los de Podemos también dicen que los del PSOE no son de izquierdas y los de PSOE dicen lo mismo de los comunistas. Creo que las izquierdas europeas están estupendamente. Por otra parte, esta reacción de la derecha, este desbarajuste de la extrema derecha triunfante demuestra el fracaso de la ideología de la globalización. Quién se cargará la globalización serán Le Pen, Trump ... Han puesto en marcha un monstruo y ahora se los comerá porque la globalización es el fin del estado nacional. Nos harán el trabajo.

Sigue habiendo quien reivindica la internacionalización de la izquierda, como Varoufakis. ¿Es un acierto?
Esto es antiquísimo, ya sale al Manifiesto Comunista. La idea era que la clase obrera se internacionaliza, pero finalmente lo que se ha internacionalizado es el capital. Seguimos pensando en los límites de las fronteras de nuestros Estados y esto es un fracaso para la izquierda.

¿Lo que es nuevo es la forma de hacer política, quizás ahora sí que traspasa fronteras y interpela más directamente a la gente?
La ciberpolítica afecta a todos los países. Las redes dan voz a los ciudadanos y obligan a la clase política a actuar en un contexto de constante acción-reacción. Los políticos están en las redes por obligación, como Pedro Sánchez, quien tuitea todos los días. Y claro, cuando uno tuitea se expone a que cualquiera le conteste. Las redes han establecido un diálogo o "multílogo" entre políticos y ciudadanía.

Mencionaba a Pedro Sánchez. ¿Qué ha pasado con él?
Demuestra que alguien stá vivo, que reacciona. Yo lo comparo mucho con la fabula del General della Rovere. Los alemanes están luchando contra la resistencia italiana y matan a su jefe, el general della Rovere. Ven que han metido la pata porque han matado una fuente de información y deciden encontrar a alguien que se le parezca, meterlo en la cárcel y hacer que él dirija la resistencia desde allí para pasarlos información. Hacen el trato con un estafador, que va a la cárcel y poco a poco va viendo que la resistencia tiene una fibra moral muy fuerte. Acaba convirtiéndose en el General della Rovere de verdad y, incluso, se deja fusilar por los alemanes. Esto es lo que le ha pasado a Pedro Sánchez. Entró de la mano de Rubalcaba y cuatro más que querían tapar el camino a Madina, pero se ha ido incorporando al papel del general. Es el momento en que el defenestrado se crece.

De hecho, ya comenzó su campaña hablando de los poderes fácticos la misma semana que le hicieron dimitir
Dijo otras cosas ...! Le preguntaron si Cataluña era una nación y él dijo "sí". Se ha lanzado a una piscina llena de tiburones!

Puede haber un presidente del gobierno que defienda el derecho a la autodeterminación?
Claro. Es lo que pasa, pero no se atreven a decirlo. Es obvio que Cataluña es una nación: el 70% de la población quiere un referéndum y el 50% quiere la independencia. Si no es una nación, qué es, ¿una pedanía?

Sánchez también decía que debería haber pactado con Podemos. ¿Le habría beneficiado?
Sí, pero no era posible. Podemos nunca ha buscado la alianza con el PSOE, sino destruirlo. Y esto es un error.

Hay territorios donde gobiernan juntos, como en Mallorca. Podría funcionar a nivel estatal?
Mientras la cuestión sean peculiaridades locales es posible, pero hay un eje central, que es la concepción leninista que late en el fondo de las propuestas de los dirigentes de Podemos, básicamente el sector que dicen pablista. Ahí hay una idea centralista, bolchevique, jacobina que desde el primer momento vio el PSOE como algo por destruir

Ha criticado abiertamente la figura de Iglesias, ¿es él la gran error?
Si caes mal a la gente cuando le pides el voto, la culpa es tuya y un 50% de la población dice que nunca votaría a Podemos. Pero el error principal está en la misma constitución de Podemos, basada en el oportunismo de tratar de constituirse en los herederos del 15M para luego recuperar el viejo discurso comunista leninista. Además, Podemos es fruto de una casualidad. Si en las primeras elecciones a las que se presentaron no hubieran sido las europeas, no habrían salido. En las europeas hay colegio nacional y la gente vota para fastidiar. Como eran los freakies, los votaron y ellos, a pesar de ser politólogos, acabaron pensando que tienen un soporte que no tienen.

Los ha visto nacer. Fue profesor de Iglesias, Errejón y Monedero. ¿Qué les hizo lanzarse a por las europeas?
La idea de que tanto la izquierda comunista como la socialdemocracia habían fracasado y que ahora venían ellos a dar una respuesta que aún está pendiente. La respuesta podría salir del PSOE. Si Sánchez demuestra tener valor, puede plantear una lucha por las siglas y reorientar el PSOE o formar un partido como Die Linke. Creo que no tiene capacidad, pero se está rodeando de gente que sí la tiene. Hay un aburguesamiento de la socialdemocracia muy claro: falta significarse.

En la última campaña, Podemos se definió como socialdemócrata ...
Sí, pero era una mentira pablista. La socialdemocracia tiene una capacidad para tejer entendimientos en las sociedades que no tienen otras ideologías. Pero no deja de ser una impostura, sobre todo si dices que tu referente intelectual es Anguita.

Politològicament ¿tenía sentido querer crear un movimiento aglutinador y populista, de las clases populares?
Ya estamos con el populismo. Populista era Vera Zasulich, Theodore Roosevelt, Berlusconi, Perón ... ¿Qué tienen en común? Nada. ¿Qué es el populismo? Nada. Un cajón de sastre. Funciona allí donde, como y cuando funciona. No se pueden trasplantar los modelos como quien trasplanta geranios.

¿Prevé una legislatura corta o larga?
Cortísima.

Y ¿qué pasará en las nuevas elecciones?
Depende de cuando se convoquen. Si el PSOE se recompone y lo hace bien (con una secretaría general que dé seguridad y confianza, con un programa claramente de izquierdas ...) veo un resultado bastante aceptable para el PSOE, un estancamiento del PP y un retroceso de Podemos.

¿Volveríamos al bipartidismo?
Nadie quiere salir del bipartidismo. Los de Podemos, que se lo quieren cargar, en realidad quieren cargarse el PSOE y ser ellos la segunda pata del bipartidismo. Pero ¿qué tiene la gente contra el bipartidismo? ¡Hay que ser ignorante! Algunos de los países más importantes del mundo son bipartidistas. En un país multipartidista puedes tener un partido donde todos piensen como el jefe, pero en un país bipartidista tendrás dos partidos que en realidad serán dos conglomerados. La riqueza de las manifestaciones políticas no tiene nada que ver con el número de partidos.

dimarts, 22 de novembre del 2016

Abrirse hacia dentro

Los de Podemos siguen en su imparable deriva hacia el pasado que los llama con ecos de revancha. Ahora se trata de que el binomio Unidos Podemos, incómoda alianza electoral, se funda en un abrazo y un solo partido. IU y Podemos se absorben mutuamente, conservan el nombre, UP, y recuerdan que vienen de la idea de la unidad popular. Puede parecer contradictorio tanto respeto con las bases asamblearias para fundirlo todo en un solo partido que, inevitablemente, se considerará instrumento de tales bases.

La cuenta no está mal pero no cuadra del todo. Disolver IU en Podemos, en función de este espíritu de partido único constituyente presenta dos paradojas. La primera es que la desaparición de IU para evitar los riesgos de la doble militancia obvia el hecho de que, en realidad, ya la hay con las gentes de Anticapitalistas. La segunda es que, según parece, la disolución de IU en Podemos no va acompañada del correspondiente cambio de estado del PCE, al que Garzón, el adalid de la fusión IU-Podemos pertenece. Ese es un asunto siempre pertinente y siempre silenciado. Merece la pena, sin embargo, escuchar la opinión del PCE al respecto, saber qué piensan los comunistas. Si también apoyarían una disolución del PCE en Podemos y, de no ser así, qué actitud adoptarían.

Por mucho que el comunismo "realmente existente" haya fracasado, afortunadamente, los comunistas españoles se niegan a seguir su camino y se obstinan en un comunismo "idealmente inexistente". Pero, mientras llega el milenio, seguirán actuando como un "partido de vanguardia" en una organización de masas, Podemos, al estilo leninista. Así que la conversión de Podemos en un partido único de resonancias bolcheviques, plantea el problema principal: ¿seguirá el PCE como un partido dentro del partido o se disolverá? Mientras eso no esté claro, lo demás son fuegos de artificio.

dilluns, 21 de novembre del 2016

El laberinto del PSOE

Los dioses del Olimpo lanzaron a Teseo Fernández al laberinto del PSOE, a acabar con el izquierdista Minotauro Sánchez. Realizada la faena, Teseo no consigue salir del laberinto y, aunque Ariadna Díaz le dio un hilo, se lo ha cambiado varias veces y él lo ha perdido otras tantas.

La situación del principal partido de la oposición es calamitosa. Como oposición y como partido. El sentido común manda poner témino cuanto antes a este desbarajuste. Pero justamente ese no parece ser el criterio de la junta, sino todo lo contrario: hay que dilatar los tiempos. Nadie sabe quién toma las decisiones en el PSOE, aunque parece que son cosa de dos, Díaz y Fernández, con ocasional intervención de un tercero y el amparo simbólico del gran jarrón parlante.

Todo es confusión. Hay una movilización de la militancia en las redes con exigencia de congreso y primarias ya. Lo que no está claro es su envergadura. Los de El Plural sostienen que no es mucha, por la escasa asistencia a las reuniones. Por eso es bueno que Sánchez inicie ya su cabalgadura por los páramos de España, a ver cuántos apoyos suscita. Pero no solo a su persona sino a la propuesta que traiga, a su programa. Eso es inexcusable. Ese programa tiene que trazar una línea entre el caracter dinástico del PSOE y el ultraizquierdismo de Podemos. Tiene que ser el programa clásico de la socialdemocracia, de izquierda reformista. Y tiene que decir qué se propone reformar. Lo primero de todo, el tabú de que en España haya asuntos de los que no se puede hablar: la monarquía, la Iglesia y la unidad nacional. El relato propio de la izquierda consiste en proponer alternativa republicana a la primera y solución negociada de común acuerdo a las otras dos cuestiones. Por supuesto, se incluye la defensa del Estado del bienestar a ultranza pero con flexibilidad para las transformaciones. La izquierda debe incidir en una reforma contitucional específica, una del título VII entero, que no suele mencionarse, para sustituirlo por una verdadera "constitución económica", en la estela de la de la Constitución de Weimar de 1919 que, en cierto modo, dio origen al derecho del trabajo. Con mayor razón ahora en que el concepto mismo de trabajo está cambiando (y más que lo hará con la robótica) y hay que regular jurídicamente nuevas relaciones laborales que afectan al conjunto de la sociedad civil, al capital y al trabajo.

Ignoro si alguien en el PSOE apostaría por un programa así e ignoro igualmente si Sánchez tiene algo parecido en sus propósitos porque, de momento, estos son desconocidos y solo consisten en espórádicos tuits. Pero lo que tengo claro es que una opción de este tipo, entre el PSOE y Podemos existe y, en el caso de que no se reintegre en su partido (bien porque haya triunfado como variante o porque haya claudicado) podrá ejercer como polo de atracción para la fracción de Podemos que se resiste a la guerra de trincheras con el PSOE. Una hipotética fusión entre la "izquierda" del PSOE y la "derecha" de Podemos es un capítulo de política-ficción o utopía. Pero recuérdese eso tan famoso de que las utopías son verdades prematuras.

diumenge, 20 de novembre del 2016

No se quieren

Entre Podemos y el PSOE saltan chispas. Las mismas que saltaban entre el PSOE y el PCE, entre los socialistas y los comunistas. Las mismas. Vamos a ahorrarnos las habituales explicaciones de la visceralidad aquí y allí, del mayor peso de la ideología al contrario de la derecha en la que priman los intereses, de la lealtad a unos u otros valores. El hecho resumido es que saltan chispas. Las izquierdas no pueden verse. Ni en el Estado ni en sus pedanías. Puede haber algún gobierno de coalición subestatal, autonómico, municipal, pero es inseguro y siempre sobresaltado por la mucha inquina que ambas se profesan.

Sin embargo, si quieren llegar unos al gobierno y otros repetir en él, tendrán que ponerse de acuerdo. De seguir las cosas como hasta ahora, ninguno de los dos tiene perspectivas reales de ganar las elecciones. Podemos porque se ha fusionado o va a fusionarse con IU y, aunque no lo crea, comienza su retorno a los porcentajes de voto de la antigua IU. Las imágenes duran más que las realidades. El PSOE porque se encuentra en estado comatoso y de ningún modo puede afrontar unas elecciones anticipadas. Pero, al mismo tiempo, la lentitud de la junta y su creciente irrelevancia  como oposición claudicante, contribuyen más a que los socialistas no se recuperen.

La idea de mantener la hostilidad en Podemos para asestar el golpe definitivo al PSOE tiene pinta de ser un espejismo. Podemos despierta mucho rechazo en la opinión. Y este no disminuirá por el hecho de que radicalice sus actitudes. Al contrario. Hasta los desencantados del PSOE prefieren marcharse a su casa antes que cambiar su voto.

El mantenimiento de la antigua ojeriza entre las dos izquierdas es tan suicida como siempre. Pero ahora es peor ya que la pérdida de Cataluña supone una merma considerable en los apoyos electorales del PSOE de forma que es probable que ni sumando sus votos a los de Podemos lleguen a la mayoría absoluta. No se sabe qué puede salir de la confrontación de las dos izquierdas. Quizá una reacción en el PSOE que lo haga recuperarse, aunque, a día de hoy, no se vislumbran sino chispas. Quizá también, ¿por qué no? una escisión del PSOE. De hecho, los socialistas no se miran entre sí con mejores ojos que a los de Podemos. Y muchos de los actos de la junta parecen provocaciones que buscaran constituir un grupo escisionista en el partido. Probablemente para ponerle puente de plata, sobre todo si estuviera encabezado porr Pedro Sánchez.

divendres, 18 de novembre del 2016

El rosario de la aurora roja

Muy bueno el artículo de Ibon Uría en Infolibre: Palinuro lleva un mes preguntándoselo también: ¿quién toma las decisiones en el PSOE? Hay quien dice que Felipe González y, según parece, hasta él lo cree. Respalda a su paisana Díaz, pero vergonzantemente, como si no lo hiciera. Mal debe ver las cosas la pretendienta para recurrir a un jarrón cuyo prestigio ha caído en picado en los últimos años.

Otros aseguran que manda la gestora, cuya gestión, dicho sea de paso, ha sido ya impugnada ante los tribunales. Y bien impugnada porque es un atropello desde el principio, no ya a los estatutos de su partido, sino a las normas más elementales de la educación y el buen trato entre gentes que profesan idénticos ideales. Amenazas, destituciones, represalias, arbitrariedad, hostigamiento. Es una purga colectiva con aromas de otros tiempos.

Pero, ¿quien es la gestora, o sea la junta, para tomar medidas disciplinarias? Y no preguntemos ya quién para invitar a un proceso de reflexión teórica de meses para aplazar el congreso que, por cierto, es el único punto de su mandato y el único que no cumple.

Tienen al partido en ascuas, en práctico estado de insurrección y se empeñan en actuar como un sucedáneo, no solo arrogándose competencias que no poseen sino también capacidad para llevarlas a cabo que aun poseen menos. El resultado es una parálisis que amenaza con hundirlo todo, grupo parlamentario y partido. Unas elecciones anticipadas, posibles en cualquier momento, podrían aniquilar al PSOE o reducirlo a la irrelevancia, dejando libre un considerable sector del voto de la izquierda.

Y justo ese es el momento en que, según parece, Podemos decide radicalizarse, absorber a IU, endurecer su actitud y descartar toda relación con el PSOE que no sea la confrontación. Chapeau. Porque si algo puede revitalizar a un PSOE languideciente, quizá incluso a dos, es esa radicalización del mensaje de un partido que es un conglomerado de facciones.

divendres, 11 de novembre del 2016

Están en las nubes

O quizá no estén en las nubes, donde suelen habitar los poetas, sino en la tierra y muy en la tierra, pendientes de cosas terrenas, prácticas, inmediatas, este comité, aquella mayoría, tal convocatoria, aquel estatuto. Hacerse con el partido. Medrar. Colocar a los propios, fastidiar a los otros.

Mientras tanto, han dado el gobierno a la derecha, después de innúmeras promesas en contrario y muy frecuentes bravatas. No son oposición. Realmente, no son nada. Justo en el momento en el que la derecha arremeterá vigorizada con ese soplo de aire fétido que llega de los Estados Unidos, la oposición socialista no existe. El partido está convulso y pendiente de una solución que, cuanto más se retrase, más traumática será.

Del otro lado de la banda de la izquierda, Podemos no está en situación de hacer realidad su anuncio al producirse la abstención del PSOE: "ahora Podemos será la única oposición parlamentaria". Pero resulta que está tan inmerso en sus trifulcas internas como el PSOE. Mañana se conocerán los resultados de las primarias, sobre todo las de Madrid, símbolo del enfrentamiento entre las dos alas que, para entendernos, pueden llamarse "radical" y "moderada", pero también "sectaria" y "realista", que esto de los nombres son arenas movedizas. La insistencia en negar esta fractura (alimentada por la negativa imagen que la formación y su líder están proyectando) demuestra a las claras su existencia y su importancia.

La desarticulación de la oposición parlamentaria, viene acompañada por un clima de pesimismo en la opinión de la izquierda. Así como la derecha civilizada ve con preocupación el triunfo de Trump, la izquierda lo considera heraldo de tiempos negros y trasmite incluso una sensación de pánico. Justo en el momento en que la izquierda institucional no sabe por dónde tirar.

PS: los catalanes reciben una ayuda inesperada y a contrario de la elección de Trump. En California se ha reavivado la llama independentista. Y miran a Cataluña

diumenge, 6 de novembre del 2016

La situación de la izquierda, I

La sociedad mediática vive a velocidad de vértigo. El "caso Espinar", del que aún nadie sabe en qué consiste en concreto, aparece ya cerrado para siempre, como el caso Madoff o el crimen de Cuenca. Lo interesante ahora no es si hay tal caso o no, sino los efectos en cascada que ha producido y que revelan las turbulencias de fondo en la gran alianza de IU y Podemos. Juicio condenatorio de Cayo Lara; réplica destemplada de Pablo Iglesias; contrarréplica indignada de Alberto Garzón. Y, de momento, nos quedamos aquí. La nueva política es idéntica a la vieja, al menos, la tradicional de IU: bronca a todas horas.

El señor Martínez Pujalte, exdiputado del PP, acaba de ser imputado por un juez por sendos presuntos delitos de falsedad y cohecho. Algo mucho más definido que "el caso Espinar". ¿Espera alguien escuchar a algún cargo del PP condenando al imputado? ¿Espera alguien siquiera un rumor de descontento? Esa es una diferencia marcada entre la derecha y la izquierda. En la izquierda, un indefinido "caso Espinar" que ni está ni es probable que esté en los tribunales, provoca un terremoto interno y saca a luz fracturas ocultas con amago de posteriores enfrentamientos. En la derecha algo mucho peor no suscita ni un suspiro.

Ese exagerado sentido crítico consigo misma de la izquierda es una de sus perdiciones. Sentido crítico no demasiado realista porque si hay algo humanamente probable es que la fuente del "caso Espinar" esté en el propio campo, en la candidatura que se enfrenta a la de Espinar por el Podemos de Madrid. Por supuesto, tal cosa ni se menciona directamente, pero se da a entender si, como dice Iglesias, se trata de una campaña de El País para hacerle daño a él, pues la candidatura de Espinar es la que él apoya. En el otro lado se hará caso omiso de la atribución de responsabilidad, pero habrá enfado por el hecho de que el líder se haya decantado públicamente por la candidatura de Espinar y quizá se pida un apoyo explícito de Errejón. Con lo cual ya tendremos montada un pelea de líderes por el mando, por equipos interpuestos, pero exclusivamente personal. La política aquí no cuenta y la ideología ni se sabe lo que es. Se trata de una lucha por el poder. ¿Qué otra explicación tiene montar una especie de primarias no de candidatos sino de programas dentro del mismo partido?

dimecres, 2 de novembre del 2016

La izquierda y sus medias verdades

La palinodia que cantó Sánchez en Salvados fue seguida sin solución de continuidad por una glosa coral en el programa de Ana Pastor, El objetivo. Seis miembros de distinto relieve de las principales fuerzas políticas se lanzaron sobre las revelaciones de Sánchez para ponerlo de chupa de dómine y ensalzar sus formaciones. Hasta el representante del PSOE, delegado de la Gestora, y comisionado para justificar lo injustificable. Seis políticos ejercientes contra uno al que han obligado a volver a la casilla de salida y amaga con salir. Lo que allí se dijo explica las posiciones más o menos oficiales de los partidos. Nos interesan las izquierdas porque, en definitiva, ya ha quedado claro que si gobierna la derecha es por la incapacidad de la izquierda para ponerse de acuerdo.

Empiezo con la izquierda independentista. El celebrado discurso de Rufian no fue adecuado. El recurso sistemático a la anáfora es desesperante y, en general, el tono y la actitud no son correctos. Otra cosa es el contenido. Los socialistas lo merecen. La forma no es afortunada; el fondo, sí. Garzón considera "hipócrita" el discurso de acusar en Madrid a alguien por hacer lo que el propio acusador, ERC, hace en Cataluña, esto es, aliarse con la derecha reaccionaria. El dirigente de IU no entiende el factor nacional en la política catalana, cosa habitual. No es habitual, sin embargo, faltar tan clamorosamente a la verdad: todo el mundo sabe que la derecha catalana no es ni de lejos la española.

Llamativa ha sido la reacción unánime de Podemos a las semirrevelaciones de Sánchez. Estas avalan su interpretación de que no fueron ellos quienes impidieron un gobierno de izquierdas a raíz del 20D sino las oscuras fuerzas que no se presentan a las elecciones. Ellos están libres de responsabilidad. Esto no es enteramente cierto. Es una media verdad. Es cierto que las fuerzas actuaron, como ya se sabía desde la famosa decisión del CF de confiar en Sánchez con dos condiciones prohibitivas (hoy llamadas "líneas rojas"): nada de alianzas con Podemos y menos con los indepes catalanes; de estos, ni la abstención. Así fue. Pero también fue cierto que Podemos no quería un gobierno de izquierdas sino que, como todos, según dijo Sánchez en la entrevista, prefería segundas elecciones. Esas segundas elecciones traerían el sorpasso, la hegemonía de Podemos en la izquierda. Es más, hay una razón irrefutable: si Podemos hubiera querido un gobierno de izquierda, no habría votado en contra de Sánchez sino, al contrario, hubiera debido ir con él, precisamente para desbaratar el plan de la derecha.

No se olvide que ese plan no era impedir un gobierno con (o de) Podemos, sino asegurar el mantenimiento del gobierno del PP. Y así, Podemos, votó que no, haciendo justo lo que la derecha quería. Una metedura de pata colosal que no se desvanece porque una u otra profecía se hicieran realidad pues afecta al resultado. En lugar de reconocer el perjuicio causado por sus medias verdades, Podemos parece haber encontrado un nuevo motivo para intensificar su hostilidad al PSOE. Cuando el empecinamiento doctrinario quiere que las personas se estrellen, les hace creer que la realidad demuestra lo acertado de sus (pre)juicios.

Nunca había estado la izquierda más lejos de conseguir sus objetivos; nunca tan dividida.Tanto que, una vez investido, Rajoy ya ha hecho realidad el vaticinio de los contrarios a la abstención: abstenerse era constituir al PSOE en rehén del PP. O se vota a favor de lo que el gobierno quiere o se convocan elecciones anticipadas. Y allá va el PSOE -que no puede permitirse unas elecciones- uncido al carro de la derecha, por lo menos hasta el congreso y las primarias pendientes de convocatoria.

Este es el momento que Sánchez ha escogido para hacerse las fundaciones, en busca de una legitimidad cuasiplebiscitaria que lo sostenga en su postulación como candidato a la SG. Se dibuja aquí un relato romántico de cómo un líder elegido por el pueblo es descabalgado por las potencias oscuras con ayuda de los poderes mediáticos y el auxilio ejecutor de sus compañeros de partido. Una vez lanzado al ostracismo, el líder emprende la heroica tarea de reinventarse y proponerse de nuevo con un discurso distinto y cuenta algunas medias verdades en un programa de TV a modo de lanzamiento. Las medias verdades (por ejemplo, lo relativo a la Telefónica) harán más daño que beneficio, como siempre. El carácter distinto del discurso se refiere a las dos condiciones prohibitivas: Podemos y los indepes catalanes y, entre medias, el referéndum. El riesgo es que ahora le digan lo de las buenas horas mangas verdes.

Saben los dioses que tal fue siempre la idea de Palinuro, esto es, el entendimiento entre el PSOE, Podemos y los indepes catalanes. Resulta lamentable que todos, indepes catalanes, Podemos y PSOE, reaccionen con hostilidad creciente entre ellos. El camino que habrían de llevar es el inverso. Según parece, el que propone ahora Sánchez. El socialista ha dado un giro fenomenal y, aunque sigue siendo confuso en ciertos aspectos e iluso en otros, quizá merezca un voto de confianza.

La cuestión es si ese cambio de Sánchez obtiene el apoyo de su propio partido, cosa nada clara. También es cuestión si Sánchez tiene la consistencia, el temple y demás condiciones para liderar ese proyecto hasta el final. La impresión que ha dado hasta ahora es que no las tiene. Es de suponer que habrá otras candidaturas en competencia con la suya y el electorado tendrá tiempo de hacerse una idea sobre sus respectivos méritos y posibilidades. Al fin y al cabo esto es y no es un asunto de personas.

dimarts, 20 de setembre del 2016

No estaría mal

La entrevista a Luis Villares, cabeza de lista de En Marea en las elecciones gallegas del próximo día 25 que aparece hoy en Público tiene mucho interés. Su punto central es el agudamente sintetizado en el titular: "Si En Marea gana en Galicia, no habrá terceras elecciones en España". A primera vista, este vaticinio parecería contradecir el post de Palinuro de ayer, Sin novedad en el frente por cuanto dice que el resultado de las elecciones gallegas tendrá una incidencia directa en la política española, al punto de evitar las temidas terceras elecciones. Palinuro sostenía que tanto las elecciones gallegas como las vascas del mismo día no alterarán la situación política general, de acuerdo con los vaticinios demoscópicos. Esto es, que los resultados autonómicos no posibilitarían (ni dejarían de posibilitar) unas u otras coaliciones electorales en el Estado. O sea, que estas elecciones están ya descontadas, son escaramuzas colaterales y no tendrán mayor relevancia.

Pero esa opinión quizá sea errónea. Hasta el domingo no lo sabremos. Palinuro podría estar equivocado. En realidad confieso que si la equivocación fuera en el sentido que señala Villares, esto es, que el PP perdiera la mayoría absoluta en Galicia, nada le agradaría más y lo celebraría con pitos y flautas. ¡El PP a la oposición en Galicia y los gallegos con un gobierno de coalición de izquierda En Marea-PSOE! Un sueño. Ojalá.

Villares hace otras consideraciones en la entrevista verdaderamente enjundiosas. Insiste en distinguir En Marea de Podemos y da a entender que el mando corresponde a En Marea frente a un Podemos más subalterno. Cualquiera que conozca la política en España y las naciones que alberga sabe el alcance de esta afirmación: en concreto que, si en Galicia pierde el PP la mayoría absoluta y cabe formar un gobierno de izquierdas, ese gobierno se formará porque la decisión será del sector por así decirlo "cívico" de En Marea y no de los seudobolcheviques de Podemos que tienen aquí una posición subordinada. Recuérdese que la formación del partido instrumental estuvo a punto de fracasar por la habitual intransigencia y arrogancia de Podemos y que, si se salvó, fue por la intervención del líder Iglesias en el último momento forzando una unidad de acción en contra de la voluntad diz que democrática de las bases y de los entes negociadores de su partido. De no pasar por el aro, Podemos se hubiera quedado fuera de En Marea y, aunque eso refleja mejor su voluntad permanente de dividir la izquierda que no puede controlar, hubiera descubierto demasiado su juego y lo hubiera llevado a la irrelevancia.

Así que, en efecto, es una muy buena noticia que en En Marea haya una voluntad mayoritaria de ir a una alianza de izquierdas y no la vieja obesesión comunista de acabar con el PSOE al precio que sea, incluso de gobierno de la derecha.

Una muy buena noticia que puede luego extrapolarse a la política del Estado en alas de un cálculo inteligente como hace el juez Villares: si hay alianza de izquierdas en Galicia, como de hecho ya la hay en Valencia, habrá gobierno de izquierdas en España. Es casi como un guiño dirigido a los analistas: si en Marea gana en Galicia, en las negociaciones para formar gobierno en Madrid Podemos pintará menos, será marginal la presión anguitiana del sorpasso y hasta es posible que manden a los que lo propugnan (con el sempiterno fin de impedir un gobierno de izquierdas) a escardar cebollinos, que ya va siendo hora.

Así que, en efecto, la entrevista tiene fondo y es muy interesante. Y ojalá se realicen los deseos del juez Villares. Tanto si la fuerza mayoritaria de la izquierda es En Marea como si es el PSGa. Los dos parecen tener claro que el objetivo esencial, fundamental, primordial de la izquierda en España ha de ser poner fin a este atropello, esta vergüenza de un gobierno de ineptos, presuntos corruptos y ladrones y franquistas.

De ser esto así, también Palinuro aplaudiría formar ese gobierno en España (pendiente de resolver el contencioso catalán según el ideario de la izquierda, con un referéndum de autodeterminación) y evitar así las terceras elecciones.

Pero, si no lo fuera, no se olvide. Las elecciones son el mejor modo de encauzar los problemas en las sociedades democráticas.

dissabte, 10 de setembre del 2016

No pueden evitarlo

Carece de sentido ponerse en plan de Pedro y el lobo con la bronca que se dibuja en el horizonte madrileño de Unidos Podemos, porque tal es el estado permanente de los morados desde los felices tiempos de Vista Alegre. Mejor o peor resueltas, de mayor o menor calado, más o menos ocultas o silenciadas las desavenencias internas, caldo ordinario de IU, han estado siempre presentes en Podemos. Algo sin duda muy frecuente en casi todos los partidos políticos, pero que en la "verdadera" izquierda han tenido y tienen carácter endémico.

Tampoco es relevante tratar de comprender cuáles sea los motivos concretos de este enésimo enfrentamiento. Que si los "errejonistas" o los "pablistas", los supervivientes del naufragio de IU/Madrid o los damnificados por la última dimisión en bloque de unos u otras por discrepancias tácticas, etc. En el fondo, puras luchas personalistas por el poder. Fulanismos y menganismos, que diría Unamuno. Hay algún vago intento de dar a la querella mayor envergadura teórica. Las cabezas Adelante Podemos, Rita Maestre y Tania Sánchez, invocan un feminismo militante que, en realidad, agudiza el enfrentamiento más que lo mitiga. Porque, si bien es cierto que UP desprende un aroma patriarcal y hasta algo machista, jamás aceptará una crítica feminista pues sostiene tener hechos esos deberes. Igualmente se señala que, al fin y al cabo, UP es una formación de nuevo tipo, capaz de funcionar en un régimen de auténtica democracia y que los portavoces mantienen una actitud de neutralidad en los debates. Sin embargo eso no reza con el secretario general, que ha salido al paso del Adelante Podemos prácticamente en apoyo de una candidatura opuesta.

En definitiva, cuestiones personales, de egos, de cargos y puestos, de políticos profesionales o velozmente profesionalizadas. Lo de siempre. Lo que cabía temer por la forma en que se desarrolló Podemos, y se convirtió en certidumbre cuando admitió en su seno a la jaula de incompatibles de IU, y hasta selló luego un pacto con el pecio. Nunca se voló tan alto y se cayó tan bajo en España en menos tiempo.

Lo curioso es cómo, al cabo de tantos años de esperar e intentarlo, tanto tiempo abrigando la esperanza de un sorpasso a la aburguesada socialdemocracia, anhelando ser la fuerza hegemónica de la izquierda, los antiguos y los nuevos comunistas todavía no han entendido las razones de su fracaso. Y, sin embargo son dos y muy sencillas:

La primera: a fuerza de orientar su acción exclusivamente al "desenmascaramiento" y consiguiente destrucción del socialismo democrático, los antiguos y los nuevos comunistas han cambiado tantas veces de doctrina que se han quedado sin ninguna. Hoy nadie sabe qué significa ser comunista, en la versión clásica o en la postmoderna. Ni ellos mismos que, además, huyen del nombre como de la peste. "¿Comunistas nosotros?", dicen los morados, "en absoluto. Eso es una antigualla, un recordatorio malévolo." Y lo dicen quienes llevan en sus listas candidatos pertenecientes al Partido Comunista, empezando por el cabeza de lista de IU y quinto en la de UP por Madrid. Y en donde no hay doctrina, ni ideología, no puede haber un partido. La prueba es que la otra fuerza también sin doctrina ni ideología, puro oportunismo, el PP, no es un partido sino, según la judicatura, una presunta asociación para delinquir.

La segunda: es cierto que al PSOE puede haberle pasado lo mismo con el desbarajuste de la crisis y su proclividad hacia soluciones neoliberales, es decir, que se haya quedado sin doctrina y sin ideología. Pero en su día las tuvo, durante muchos años y eso le dio su condición de partido histórico. El PSOE no es el PASOK, tiene 135 años y es un partido de memorias, de tradición de generaciones, un partido con una tradición democrática. Un partido. Y eso se acaba de ver al comprobar cómo Sánchez ha ganado la batalla del NO es NO con el exclusivo apoyo de sus militantes y votantes. En contra de una presión universal e inmensa procedente de los demás partidos (Podemos incluido), los medios, la empresa, la Iglesia y hasta las potencias celestiales, comandadas por el ministro del Interior.

Esa es la doble razón por la que tampoco ahora hay ni habrá sorpasso: a Podemos le falta teoría y partido para enfrentarse al PSOE que, aun sin tener el acceso privilegiado a los medios que tiene aquel, sigue por delante en intención de voto de la ciudadanía. Le falta sentido de comunidad, cohesión, tradición y cultura política democrática. Y le sobra narcisismo.

dimarts, 30 d’agost del 2016

La única alternativa a Rajoy son las elecciones

Retornan los de Podemos, hasta ahora silentes por si el PSOE, al abstenerse y facilitar un gobierno de Rajoy, les sacaba las castañas del fuego. ¿No era el PSOE la misma mierda que el PP? Pues le correspondía abstenerse, según el manual de marxismo-leninismo, para que Podemos brillara como la "verdadera" y la "auténtica" oposición. El NO es NO del PSOE no se lo esperaban. No les dio tiempo a cambiar su discurso y, al retorno del bronce, hace un par de días, Iglesias hacía una de sus habituales declaraciones en las que va de sobrado y muy siete machos, diciendo que en el PSOE había tres o cuatro corrientes internas y que se dejara de marear, supongo que la perdiz.

Hoy, con la votación de investidura ante las narices, está ya todo claro. NO es NO. Y Podemos viene, como siempre, hablando de mano tendida y "alternativa de izquierdas" para convencer a un secretario general contra cuya candidatura votó hace unos meses junto al PP. Se entiende que salga Errejón a echarle voluntad al asunto, a ver si convence. Pero no sirve de nada porque el que manda en Podemos es Iglesias, tanto que Anguita ha decidido abandonar la política, habiendo dejado, eso sí, a su discípulo Monereo de intelectual orgánico de guardia para que no haya sucias componendas con la banda de la cal viva. La pregunta es obvia: ¿qué crédito tiene Iglesias? Y la respuesta no lo es menos: ninguno. El hombre no es leal, no es claro, dice una cosa y hace otra y está siempre animado del revanchismo de los viejos comunistas frente a los socialdemócratas aburguesados y poltrones.

Además, como siempre, vende la piel del oso antes de cazarlo. Afirma Errejón que hay una alternativa de izquierdas, pero no es cierto. Sus votos tampoco dan. Solo lo harían contando con los indepes catalanes. Pero estos exigen un referéndum que los socialistas no van a autorizar en ningún caso. Por eso, Tardá, de ERC, ha anunciado ya su voto "no" a Sánchez. ¿De dónde saldría la alternativa? De que creyéramos que Podemos podría convencer a los indepes, dado que admite el referéndum. Cualquiera que tenga idea de política catalana sabe que los indepes desconfían igual de Podemos que del PSOE.

En consecuencia, la solución más cómoda y democrática es ir a terceras elecciones. Palinuro se pasó meses desgañitándose por la unión de la izquierda, PSOE y Podemos (con muchos listos de Podemos diciéndole que era de bobos considerar al PSOE de izquierdas) con los indepes catalanes. Pero ya no lo considera viable, vista la mala fe de Podemos. La mejor alternativa son las elecciones que no tienen por qué ser en Navidad si el Parlamento se pone de acuerdo en reformar la LOREG, según iniciativa del PSOE y celebrarlas el 18 de diciembre.

Esas elecciones prometen ser muy reveladoras. Es del dominio común que serían un fracaso para los dos partidos emergentes y consolidarían a los dinásticos, dejando una situación más favorable a un posible gobierno de coalición. ¿De que coalición? Eso es lo que decidirán los  ciudadanos en su momento.

dimecres, 24 d’agost del 2016

A una semana del fin de la plaga

Los dirigentes del PP, en ánimo ya tumultuario, presionan a Sánchez, le exigen que el PSOE se abstenga por sentido de Estado y, salidos ya de todo tino, llaman a los barones socialistas a sublevarse contra la dirección de su partido. Entre tanto, el presidente de los sobresueldos sigue recorriendo as Rías Baixas con ese estilo Forrest Gump que lo caracteriza y mueve más a risa, incluso, que oírlo hablar. Él está igualmente indignado por la irresponsabilidad de Sánchez. Tanto que también se abstiene de telefonearlo, para que aprenda. Pero Sánchez no puede aprender nada porque abstenerse es lo único que Rajoy ha hecho desde que se encaramó en el puesto de su máxima incompetencia: abstenerse de cumplir su palabra, abstenerse de dar cuenta de sus actos, de comparecer en el parlamento, de denunciar y perseguir todo tipo de corrupciones en todo el país, de gobernar con eficacia y justicia; abstenerse de trabajar para formar gobierno, esperando que se lo hagan los demás. Por tanto, ahora, también se abstiene, pero sigue haciendo esquinadas referencias hostiles al socialista pero intenta colgarle la responsabilidad de unas posibles elecciones el 25D que es la fecha que él ha provocado. Solo los más lerdos o más carotas de su partido lo han seguido en esta acusación que provoca la hilaridad general. Los demás, silencio muy molesto ante la profanación electoral de una fiesta de contenido religioso. No sé qué pensarán el arcángel Marcelo, Santa Teresa y las once mil vírgenes asesoras de los ministerios... 

Los periodistas y analistas afines, tras mucha resistencia, han tirado ya la toalla y admiten que Rajoy no será investido presidente en primera ni segunda vueltas. No querían creérselo, pero ya lo dan por descontado. Tanto que han empezado a hacer las habituales cábalas a lo loco: Rajoy no saldrá ahora pero, luego de las elecciones gallegas y vascas, la situación puede cambiar y podría presentarse de nuevo con una mayoría suficiente.

Para ello es imprescindible que al fracaso del 31 de agosto próximo se presente con 170 votos, no los míseros 137 de ahora. Es fundamental que C's se preste a esta operación y C's lo hacen encantado. Es más, baja las condiciones referidas a la corrupción hasta un punto que ni los corruptos esperaban. En un país en que la mayor parte de la corrupción se da en los ayuntamientos, C's se conforma con hacer saltar a los corruptos a nivel estatal. O sea, media docena y gracias, sobre todo porque también está dispuesto a restringir el término corrupción prácticamente a los casos de atraco a mano armada. El resto, pelillos a la mar.

Todo eso está muy bien y seguramente sea lo que piense Rajoy entre carrera y carrera. Pero olvida un dato decisivo: cosechado su segundo "no", el de los sobresueldos tendrá que ir a ver al Rey, a confesarle su fracaso y devolverle la iniciativa. Y será el Rey quien decida. Nueva ronda y el encargo puede recaer sobre Sánchez si este se muestra favorable. Y aquí es donde va a comenzar una interesante batalla, ante todo en la izquierda, por ver si puede constituirse un gobierno de esta orientación.

Sánchez no ha dicho esta boca es mía ni ha revelado sus posibles planes. Solo sabemos que no concede crédito a Podemos. Pero eso es un juicio que comparte con muchísima gente: los de Podemos no son leales ni de fiar. Ya votaron que no junto a Rajoy en diciembre y nada garantiza que no vuelvan a hacerlo ahora, aunque se pasen el día hablando de un gobierno de izquierdas. Mayoral dice que está cansado de llamar a la puerta del PSOE y solo recibe bufidos. Una afirmación tan sincera como la de que el PSOE es culpable de las elecciones el 25D. Podemos forzó las segundas elecciones confiando en el sorpasso que avizoraba el inefable Anguita. Perdieron más de un millón de votos y, de sorpasso, nada. Como unas terceras elecciones se presentaban muy foscas, empujaron al PSOE a la abstención (por la vía crítica, claro). Al ver que no había tal, que NO es NO, comenzaron a hablar de nuevo de gobierno de izquierdas. Pero todo el mundo sabe que el sector anguitista de UP, con Monereo y, sobre todo, el más fiel discípulo del viejo comunista, Iglesias, son contrarios a toda alianza con el PSOE. Prefieren al PP. A la vista está.

Con extraordinaria habilidad, Podemos ha conseguido situarse en una posición perdedora absoluta. Haga lo que haga, no saldrá bien parado. Si se alía con el PSOE (llevando este el asunto a través de notario), irá de segundón y el resultado será malo porque los segundones tienen siempre la culpa de todo, de lo suyo y lo del jefe de filas. Si no se alía con el PSOE y se va a unas terceras elecciones, acabará seguramente instalado en los mismos porcentajes electorales de IU. 

Nadie creía que Sánchez aguantara. Ha aguantado. Nadie que aguantara el PSOE. Ha aguantado, al menos de momento y cada día que pasa es más y más obvio que esta posición es la única correcta porque es la única digna: NO es NO. Queda por resolver ese incidente del diputado Císcar, pero es de esperar que se aclare cuanto antes. 

Iglesias lleva todo el mes de agosto callado. Sánchez también. La diferencia es que todo el mundo quiere que Sánchez hable, que se retrate, y nadie se acuerda de Iglesias. 

La decisión, por reconocimiento abrumadoramente mayoritario, es de Sánchez. Y esa decisión tiene un objetivo evidente e inmediato: Rajoy no. A continuación, entramos en turbulencias. Pero algo está ya claro: aquí hay un lider que se ajusta a lo que una mayoría de españoles quiere: NO a Rajoy.

NO es NO.

dijous, 18 d’agost del 2016

Un gobierno de izquierdas, desde luego

Han sido necesarios ocho meses de chantaje a cargo de ese prodigio de incompetencia, chulería, embuste y estulticia que es el de los sobresueldos para que la izquierda entienda que la unidad es la única vía. Ocho meses soportando la fanfarria franquista de esta banda de delincuentes dedicados a esquilmar un país entero. Ocho meses soportando también las graves necedades de esos fantasmones del pasado con su insoportable petulancia, los González, Bono, Leguina, Guerra, Corcuera y otros excedentes de cupo. Todos tratando despectivamente a Sánchez para que se pliegue a sus turbios designios igual que el pobre Rivera ha tragado los desprecios del Sobresueldos.

La revelación, la sorpresa del verano ha sido Sánchez. Hasta Palinuro debe confesar haber infravalorado su entereza que ahora aplaude sin reservas y más desde que ha rechazado el chantaje del Sobresueldos y lo ha puesto con elegancia en su miserable sitio. Ese es el camino, el mismo que Palinuro viene recomendando desde el comienzo: un gobierno de PSOE + Podemos con otros añadidos; luego veremos cuales.

El valor, la decisión de uno despeja las brumas que la miseria moral del Sobresueldos y la estúpida arrogancia de Podemos vienen esparciendo desde hace meses. La disyuntiva no es el Sobresueldos o nuevas elecciones, como trata de colar la derecha. Existe la posibilidad del gobierno de izquierdas. Posibilidad que se da porque los de Podemos ya no pueden seguir siendo desleales, dado que, si hay terceras elecciones, no van a quedar de ellos ni las raspas. Como tampoco de C's dado su invertebrado oportunismo.

Así que el gobierno de la izquierda debe articularse en torno a la alianza PSOE - Podemos con este de adjunto. Ambas partes deben domeñar las fuerzas contrarias al pacto en sus respectivos senos. El PSOE debe ignorar la falsa retórica de los viejos peplas que tratan de colar su venta al neoliberalismo como la razón en la historia. Podemos tiene que apartar ese núcleo de paleocomunistas al estilo Anguita o su replicante Monereo, cuya obsesión es impedir toda alianza con el PSOE, todo gobierno de izquierda, aunque sea al precio de que siga gobernando la delincuencia organizada.

Ambas fuerzas deben refrenar asimismo su tendencia al personalismo y su narcisismo. Sobre todo Iglesias, cuya agresividad dialéctica solo es comparable a su falta de sinceridad y sentido de la lealtad. Gobierno de izquierda, sí, pero no a cualquier precio.

El núcleo debe a su vez aglutinar todo cuanto pueda en su entorno. Nada sobra en el intento de librar al país de esta banda de delincuentes y parásitos. Si C's corrige por fin el tiro y abandona el intento de ir de bufón de la derecha, sea bienvenido a la alianza y que todos dejen a la puerta unas incompatibilidades que son puros pretextos.

Y lo mismo sucede con los independentistas. El PSOE debe abandonar su absurda intransigencia frente a ellos. Los indepes son gente bregada y pragmática y, desde luego, pueden dar lección y media de política y capacidad de negociación a este hatajo de fantoches españoles que llevan ocho meses paralizados por pura incompetencia. Están también interesados en tener un interlocutor mínimamente razonable en Madrid y no un puñado de franquistas. Y su derecho a pedir la independencia de Cataluña es irrefutable y no los convierte por ello en apestados con quienes no se pueda contactar. Al contrario, los muestra como gente con principios y dignidad. Algo de lo que los de por aquí pueden aprender bastante. 

De todos los demás puede dudarse legítimamente. De lo que no cabe duda es de que el independentismo catalán es la única oposición real que ha habido al neofranquismo imperante en España en los últimos cinco años y que, si hay hoy posibilidad de librar al país de esta plaga, es gracias a él.