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diumenge, 15 de maig del 2016

El pasado presente

La maldita, la traidora, la cobarde, la miserable transición vuelve una y otra vez en los discursos de la izquierda, como un recuerdo constante. Un pasado del que unos reniegan y otros se avergüenzan, está siempre presente en los momentos decisivos como un modelo. ¿Explicación? Ninguna. Simple oportunismo. Ni la transición fue un fracaso, traición o rendición ni fue un triunfo o un modelo. Esos términos, aplicados a un hecho histórico, con su carga valorativa, carecen de sentido. Aplicados a las luchas políticas del presente, en cambio, tienen todo. Se trata de instrumentalizar una visión de la transición y la memoria para justificar una posición política actual, para dar mayor empaque y dimensión "histórica" a un giro táctico en uno u otro sentido.

Pedro Sánchez reivindicó ayer la figura de Adolfo Suárez para apuntalar su actual apuesta por el centro, ahora que el PP en la extrema derecha y Unidos Podemos pegados al comunismo le ofrecen en bandeja la oportunidad de hacerlo. Da algo de grima ver a un dirigente de la izquierda reivindicar la figura de un político franquista, falangista para más señas, un hombre del régimen de Franco. Carente de todo principio -típico producto de la carrera política del personal franquista- Suárez se prestó a hacer lo que el Rey le dijera. Era un hombre flexible. Se le encargó desmantelar una dictadura sin romper la legalidad y erigir sobre sus ruinas una democracia más o menos aparente, más o menos homologable con las del entorno. Y eso es lo que hizo. Para realizar el encargo, montó un partido, la Unión de Centro Democrático (UCD), juntando para ello grupos políticos procedentes de múltiples lugares, liberales, democristianos, socialdemócratas, etc y jugando con la idea del centro, término que goza del máximo prestigio en los electorados occidentales en los que la inmensa mayoría se sitúa voluntariamente en ese lugar en las escalas de autoubicación ideológica. Da grima, digo, ver a Sánchez reivindicando la figura de Suárez, pero se entiende muy bien: tampoco él tiene muchos principios y los que tiene no parecen demasiado firmes. De lo que se trata es de aprovechar la oportunidad que la polarización del sistema de partidos ofrece: entre los neofranquistas y los comunistas, se dibuja un nuevo centro y, para darle verosimilitud, se instrumentaliza la figura de Suárez. No debiera hacerle falta si Sánchez supiera argumentar su posición de forma más convincente, pero no es el caso. Por eso habrá más Suárez en las elecciones, sobre todo cuando Rivera se dé cuenta de que están intentado robarle su campaña de imagen a medio camino en lo iconográfico entre Primo de Rivera y Suárez.

A su vez, en un mitin de ayer, entre abrazos, sollozos y emoción, Anguita le dijo a su discípulo Iglesias ¡Este es el año 77, Pablo! Tal cual. Ello da idea del sentido de la nueva política, la innovación y la visión de futuro de Podemos: ir para atrás, hacia el momento del inicio otra vez, al año 1977, cuando la mayoría de los afiliados a Podemos no había nacido.

Modernidad y progreso en la propuesta. Ya solo falta que Anguita y los anguitillas echen también mano de aquella teoría (por llamarla de algún modo) de "las dos orillas", en una los comunistas y en la otra, la derecha, cuerpo bicéfalo con una cabeza del PP y otra del PSOE. La necedad de la teoría se echa de ver en que, en realidad, las "dos orillas", lo que suscitaba en la cabeza de las audiencias era el efecto contrario: las dos orillas y en el centro, caudaloso y apacible, como el Don de la novela, el PSOE. Es difícil ser más negado.

Hubo un tiempo en que Podemos permitió abrigar la esperanza de constitución de una izquierda independiente de la socialdemocracia repantingada y el comunismo momificado. Pero ese tiempo pasó. La pavorosa falta de capacidad teórica de los anguitillas no daba pie a la elaboración de una doctrina de este carácter, Así que, por incompetencia teórica y urgencias por alcanzar el poder al precio que sea, Iglesias se he echado llorando en brazos de Julio Anguita, su referente intelectual, el hombre que vive instalado en un huero rencor y un ansia de revancha.

La campaña electoral de los demás, especialmente de C's y el PSOE machacará el factor comunista en la oferta de Podemos. Y, antes de caer en la tentación de acumular otra mentira de estos afirmando que lo de comunistas es una invención, que miren, bajo qué nombre y autoridad, han puesto un proyecto democrático, asambleario que quería ganar desde la base y la renovación. 

dissabte, 14 de maig del 2016

"Unidos Podemos"... ¿quiénes?

El nombre elegido merece glosa. Está a tono con esta moda de evitar toda definición, toda determinación. Se evita concretar. Se emplean términos genéricos de connotación positiva, pero sin especificar: Unión, Progreso y Democracia, Ciudadanos. La palabra "partido" no aparece. Se dicen "movimientos" o, más el hilo del instante, "mareas". Este nombre riza el rizo de lo etéreo Unidos Podemos, dos verbos, ningún sustantivo; pura acción, sin objetivo. Con un lejano recuerdo al viejo dicho de que la unión hace la fuerza. La unión da el poder. Porque poder es el infinitivo de "Podemos". No está mal para una organización de izquierda que le riñe el predominio a otra organización de izquierda con el ánimo de sustituirla. Se trata de una demostración a posteriori de la razón de quienes decían que era Podemos quien no quería la unidad de acción.

Pero hay más en el análisis. La expresión Unidos Podemos plantea de inmediato la pregunta del título: Podemos, ¿quiénes? La respuesta lleva a una exégesis curiosa. El nombre elegido suscita tres observaciones.

En primer lugar, que se trata de una alianza de comunistas del PCE y/o a través de IU con diversas formas de neocomunistas. Garzón es militante del PCE, pero no quiere que salgan sus siglas. Las prefiere secretas. Militar en un partido pero no decirlo abiertamente en las elecciones y ocultarlo, ¿no debiera de ser causa para dejar de militar? ¿O se quiere ocultar con el fin de manipular, presentándose con algún disfraz?

En segundo lugar también se esfuma hasta la condición de izquierda. Según parece ello se debe a la intención de acentuar la transversalidad. Esto debe de ser lo que queda de la vieja idea de Kirchheimer de los "partidos atrapalotodo": lo "atrapalotodo". Lo de "partido", fuera. Movimiento, marea, pero no de izquierdas; la transversalidad no lo permite. Luego, Pablo Iglesias dice en las entrevistas en los medios que él personalmente, es de izquierdas. De nuevo, ¿por qué ocultarlo? Pues para engañar. Si hay alguna otra razón para ocultar lo que se dice que se es, sería bueno conocerla. Mientras tanto, pedir el voto para algo que oculta lo que se es, es un engaño.

En tercer lugar se invisibiliza simbólicamente a las mujeres. No tuvieron el valor de poner Unidas Podemos. Probablemente ni se les pasó por la cabeza. Simplemente, reproducen el patriarcado. Se han dado cuenta (tarde) y tratan de resolverlo clamando en las redes "todos y todas", sin percatarse de que precisamente esa corrección subraya lo inadecuado del título. Además, cada minuto que pasa sin que se reforme el Unidos Podemos más se deslegitima el espíritu feminista que la organización dice llevar en el fondo de su corazón. Eso ya no se puede resolver salvo reconociendo que se ha metido la gamba y sacándola tan airosamente como se pueda

Si yo fuera del PSOE estaría bailando sobre un solo pie. El PP por un lado y la alianza comunista por el otro le han dado la campaña hecha: al centro a toda máquina, entre el inmovilismo neofranquista y el taimado comunismo de Podemos. El PSOE se sitúa así en el "justo medio", esa posición que tanto gusta a la gente que ve en ella sensatez y equilibrio. Solo debe cuidarse de subrayar de vez en cuando que jamás pactará con el PP, aunque se desaten los elementos. Y señalar también con frecuencia su firme propósito de no entenderse en nada con Podemos. Aquí, aparte del discurso anticomunista que la unión de Podemos con IU le ha puesto en bandeja se añaden sus trémolos en defensa de la unidad de la Patria y en contra del derecho a decidir de los catalanes, actitud que, se supone, coincide con la opinión general. 

dimecres, 11 de maig del 2016

Una propuesta de izquierdas

El PSOE es el partido que más tiempo ha estado en el gobierno durante la tercera restauración borbónica. Unos veintiún años. En ese lapso ha hecho cosas bien, incluso muy bien y cosas mal, incluso muy mal, desde una perspectiva de izquierdas. Comprimir veintiún años en unas líneas y un juicio sumario es absurdo e injusto. Que ese juicio sea todo él positivo, es de papanatas y tiralevitas; que lo sea todo negativo, de falsarios y envidiosos. En ambos casos, los responsables debieran avergonzarse, pero eso es difícil en este país en el que el halago pero sobre todo el infundio, pasan por sana crítica.

El juicio negativo, absolutamente negativo. es muy frecuente tanto en la derecha, que lo hace por obligación laboral, como en las demás izquierdas que lo hacen por resentimiento. Ambas líneas coinciden en un punto llamativo: el odio al PSOE, que tiene cultivadores por doquier, a fuer de competidores políticos y de españoles, dispuestos siempre a no reconocer a nadie sus méritos. Sobre todo si tiene la desfachatez de poseerlos en justicia.

Ese odio al PSOE procedente de la otra izquierda es tanto más injustificable cuanto que a ella no se le puede acusar de nada dado que jamás ha gobernado ni ostentado responsabilidad alguna, salvo la de largar por la boca. En eso de hablar es muy competente, atacando a su adversario o supuesto adversario y soltando ditirambos sobre sí misma, llamándose "verdadera" y "transformadora" izquierda con la misma justificación con que yo puedo considerarme el Marqués de Carabas.

La deriva del PSOE hacia un partido mayoritariamente conservador, dinástico y neoliberal se inició en la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero y alcanzó su culminación con la desastrosa secretaría general de Rubalcaba, cuya actitud de sumisión, cuando no complicidad con todos los desmanes del gobierno de neofranquistas y presuntos malhechores fue vergonzosa. Rubalcaba probó en vivo lo cierto del famoso dicho arreglado por la ironía popular de que el poder corrompe, pero más corrompe no tenerlo. Y esa actitud de servilismo a la derecha más corrupta y autoritaria de este país fue continuada por Pedro Sánchez, alter ego de Rubalcaba. Ninguno de los dos se atrevió a presentar una moción de censura a un gobierno prepotente y antidemocrático que la estaba pidiendo a gritos,  probablemente porque, con la corrupción que el PSOE ha acumulado en Andalucía, no se sentía con fuerza moral para hacerlo.

Ahora bien, ese partido socialista, con sus 137 años de historia es casi una institución en España y conserva una militancia fiel, básicamente de izquierda que no puede confundirse con la orientación monárquica, centralista, en buena medida clerical y neoliberal que se ha apoderado de la organización. Hacerlo es también injusto y estúpido porque divide a la izquierda y no conduce a nada positivo, al menos mientras el PSOE conserve un suelo respetable en intención de voto.

Ahora, después del fracaso de la izquierda en la constitución de un gobierno y cuando se afrontan unas nuevas elecciones que solo una mezcla de oportunismo e ignorancia puede llamar "segunda vuelta", conviene ver en qué circunstancias nos hallamos por si podemos hacer alguna propuesta que ayude a tener un gobierno de izquierdas a partir del 26 de junio. De entrada conviene echar llave a las pendencias sobre los meses de negociaciones, y no buscar culpables. Culpables han -hemos- sido todos. Vayamos ahora a ver si cabe aprovechar la nueva situación y sacar de ella el mayor rendimiento posible cuyo objetivo esencial, primordial y fundamental debe ser echar a la derecha expoliadora, autoritaria, antipopular y anticatalana. 

IU y Podemos sellaron el jueves un acuerdo saludado con alharacas por todo el mundo y criticado por Palinuro (Un pacto para menos que nada) por entender que se trata de un pacto en contra del PSOE y que, en consecuencia solo conseguirá dividir a la izquierda y que siga gobernando esta derecha impresentable. ¿Que no es así? ¿Que la presencia de Anguita en el cartel del pacto no significa que este seguirá por su odio al PSOE y podrá llegarse a algún acuerdo con este? Perfecto: pruébenlo y pruébenlo del único modo posible, esto es, llegando a un acuerdo con el PSOE.

IU y Podemos han incluido en su pacto la realización del referéndum en Cataluña. Eso merece el aplauso de Palinuro. Al mismo tiempo, han propuesto al PSOE listas conjuntas al Senado en donde sea posible para desalojar a la derecha. También algo digno de aplauso y de crítica: si se hace la propuesta para el Senado, ¿por qué no para el Congreso? Ya sé que las listas son diferentes, como lo son los sistemas electorales de ambas cámaras, pero, ¿por qué no buscar una fórmula similar como, por ejemplo, un acuerdo de mínimos entre las dos fuerzas del pacto Podemos-IU y el PSOE de forma que, cuando el elector de izquierda fuera a depositar su voto por uno de los tres partidos supiera que estaba votando un gobierno de izquierdas de Podemos, IU y PSOE? 

Tengo para mí que el resultado electoral de esta oferta sería abrumador y proporcionaría un gobierno de coalicion de izquierdas con mayoría absoluta en las Cortes. 

Queda por averiguar qué puede hacer el PSOE. En primer lugar y sin perder tiempo, mostrar su disposición a este gobierno de coalición de la izquierda, explicando de paso por qué motivo se opone a las listas conjuntas en el Senado. Al margen de si su pacto anterior con C's fue razonable o no, este ya no funciona ni obliga una vez convocadas las elecciones, por lo tanto, está de más. El PSOE tiene absoluta libertad de elección y lo razonable es que elija el pacto de izquierdas.

Este pacto que debe garantizar un gobierno de progreso y cambio cuyo alcance y profundidad se verá tras las elecciones pero que obtendría una mayoría aplastante, solo tiene dos cuestiones previas por resolver para las cuales Palinuro cuenta con dos respuestas, a su vez interrelacionadas, que somete a otras mas razonables:

1ª) ¿Quién preside el gobierno? El partido que tenga un escaño más.

2ª) ¿Qué sucede con el referéndum (que es el verdadero escollo a la formación del gobierno)? Exactamente lo mismo. ¿Podemos-IU favorecen el referéndum y consiguen ser mayoría? Orgánicese la consulta y sin duda los diputados catalanes de ERC y DiL facilitarán la labor con su abstención o voto favorable.  ¿El PSOE, que se opone al referéndum, consigue ser mayoría? No habrá referéndum. Me temo que será inútil advertir a los socialistas de que, aunque se opongan, ese referéndum acabará haciéndose. Pero, por lo menos, habrá un gobierno de izquierdas en España. En cuanto a los catalanes, a los que he aprendido a conocer y valorar, estoy seguro de que tirarán hacia delante, hacia la República Catalana. Y yo con ellos.

divendres, 6 de maig del 2016

De la mentira en política

Dicen los críticos que la política mediática -producto sin duda de la sociedad del espéctáculo- es mala. Es un error. La política es comunicación, y la comunicación depende en gran medida de los medios que la administran. Los políticos deben estar en los medios de comunicación, entre otras cosas, porque, si no están, otros estarán en su lugar, colocarán su mensaje y dejarán el suyo a los pies de los caballos. Si Sánchez y Garzón, que ganan en valoración ciudadana a Pablo Iglesias, estuvieran más en los medios, salieran en tertulias y programas de esos de presentadoras endiosadas, seguramente tendrían mejores fortunas electorales.

Lo que no debe hacerse en política es mentir. Ciertamente si, como piensa Palinuro en la estela de Foucault, la política es la continuación de la guerra por otros medios y en la guerra vale todo, también valdrá mentir. Sin duda. Mintiendo se puede ir muy lejos; se ganan elecciones. Recuérdese cómo ganó el Sobresueldos las de 2011: mintiendo como un bellaco. Pero eso no vale para la izquierda. La izquierda no puede mentir porque se rige por un código ético exigente, se ponga como se ponga doña Esperanza Aguirre que de esto, como de casi todo, no entiende nada. La izquierda no puede mentir porque hacerlo es tratar a los demás como medios o instrumentos para conseguir tus fines y eso no es de recibo pues, para nosotros, los individuos son fines en sí mismos y lo más importante que hay. El mentiroso, como los jesuitas, cree que el fin justifica los medios y está dispuesto a engañar con tal de alcanzar el poder. Y, si lo alcanza, será un tirano.

Viene esto a cuento porque en una entrevista en Radio Nacional, Pablo Iglesias ha reconocido que hablar de la cal viva en el congreso fue un error y no querría repetirlo. Fue más que un error; fue un infundio, una mentira. Y reconocerlo ahora forma parte de otra mentira. La de añadir que le parece un error atacar a los socialistas, cuando es obvio que no ha hecho y sigue sin hacer otra cosa. Del mismo modo corona esta entrevista con otra mentira desvergonzada, la de decir que el sorpasso no trata de superar a los socialistas, sino al PP y que el PSOE es ahora, según los nuevos embustes, un "aliado". El sorpasso fue un intento de los comunistas italianos de ganar las elecciones a la democracia cristiana. Su empleo en España corrió a cargo de Julia Anguita quien expresamente lo configuró como la tarea de que IU ganara al PSOE y le arrebatara la hegemonía. Y Julio Anguita es el gran muñidor de esta operación de "unidad" de la izquierda dejando al margen al PSOE; es decir, una unidad de la izquierda en contra del PSOE.

En sí mismo, este propósito no es condenable. Ya hemos dicho que en la guerre comme en la guerre y si la confluencia IU/PCE y Podemos arrebata la hegemonía al PSOE será porque este se lo ha ganado a pulso por su inoperancia. Carece de sentido reprochar a los comunistas y sus aliados que pretendan alcanzar lo que llevan cien años intentando sin conseguirlo. Hacen bien. El PSOE se ha derechizado tanto que esto es lo menos que puede pasarle. Lo reprochable es que, para conseguirlo, aquellos mientan de forma tan descarada. No, el PSOE no es aliado de Podemos e Iglesias miente cínicamente y con absoluto descaro. Si el PSOE fuera el aliado de Podemos (desde el punto de vista de Podemos) no habrían boicoteado el posible gobierno. Que el PSOE también haya saboteado el intento de ese gobierno es aquí indiferente. Lo que estamos enjuiciando es el recurso de Podemos a la mentira y el engaño. Si el PSOE fuera su aliado, la unión de la izquierda lo habría incluido. No lo hace porque lo que quiere Iglesias, a las órdenes de Anguita, es destruirlo.

En esto de la mentira la izquierda debiera ser más vigilante. Ayer salió IU celebrando por todo lo alto que el 85% de las bases hubiera aceptado el plan de unidad con Podemos propugnado por la dirección. Hasta El País picó en el engaño. Afortunadamente, Infolibre precisó luego que el 85 % había votado a favor pero que era el 85% del 28% del censo, que fue la participación que hubo. Es decir, IU mentía en el porcentaje porque la unión la aprobaba el 24% del censo. Por supuesto, los "verdaderos creyentes" que hay siempre en estas formaciones se apresuraron a señalar que por el "no" había votado el 4%, mucho menos y que el que calla otorga, etc. Posiblemente, pero la mentira es la mentira.

Y no se queda ahí. Aún hay una mentira mayor, al decir que ha votado el 85% del 28% del censo, IU oculta (o sea, miente) cuántos de estos votantes del censo son afiliados-militantes y cuántos simpatizantes. De momento, ese dato sigue sin saberse; o sea, está oculto. Lo que es cierto es que en Madrid votaron 1802 personas, militantes y simpatizantes juntos, lo cual es una cifra ridículamente baja.

No, la mentira no es de izquierda y la izquierda que miente estará muy unida, pero no es izquierda.

dissabte, 30 d’abril del 2016

Palinuro entrevistado en una TV venezolana antichavista


El medio era hostil, pero me entrevistaba a mi solo y tenía garantías de que no habría censura, así que accedí hace unos días y el resultado no está del todo mal. Al final de la entrevista hay un par de intentos de hacerme hablar de Venezuela, pero no se consiguió porque conozco algo del país, pero no lo suficiente para pronunciarme sobre él. Y de lo que no sé, no hablo. Quedaba así también salvaguardada mi prevención respecto  a los medios reaccionarios: no soy partidario de participar en ellos. Si te llaman es para instrumentalizarte para sus fines. Y para eso ya tienen una legión de antiguos izquierdistas, muchas veces resentidos con sus antiguas organizaciones y dispuestos a ir a estos medios a largar contra aquellas, generalmente pago mediante. No es mi caso.

Esto de los medios está de gran actualidad, debido a los últimos acontecimientos. Los medios son empresas y se rigen por la lógica del beneficio privado. Esto tiene unas consecuencias evidentes. Luego están los medios públicos. Lo ideal sería que todos fueran ecuánimes, justos e imparciales. Pero eso es imposible en el caso de las empresas privadas que en muchos casos basan su negocio en su falta de imparcialidad y objetividad y están en su derecho. Decir la verdad solo es jurídicamente obligatorio para los testigos en los procesos judiciales. Los demás pueden mentir descaradamente y es lo que muchos hacen para enriquecerse. A su vez, los medios públicos debieran ser de gestión democrática pero lo frecuente es que no lo sean y, al contrario solo sirven de centros de agitprop de los partidos de la derecha.

Y ¿de qué manera se consigue democratizar los medios? En el caso de los públicos, obligando a decisiones de consenso para el nombramiento de cargos directivos. Se trata de un criterio poco firme porque los enemigos de la libertad de expresión harán como hizo el PP al comienzo de su legislatura, esto es, reformar la ley de RTVE para nombrar un comisario político de su estricta obediencia como director, comisario que cumplió su tarea de convertir la RTVE en una basura y que su audiencia cayera en picado.

En el caso de los medios privados, Podemos propone democratizarlos fraccionando sus capitales y forzando que estén divididos en varias manos. No está claro que esto sea viable o si nos pondremos de acuerdo en cómo se arbitra y cómo se ejecuta el proyecto. Asimismo conviene recordar que ya los primeros socialistas habían legislado en un sentido similar, esto es, limitando la propiedad de los medios y forzando la creación de alianzas que funcionaran como checks and balances, para la garantía del pluralismo, lo que es algo equivalente. Fraccionar los capitals es lo mismo que limitar el acceso a la propiedad (siempre con la intención de hacerlos más plurales) y presenta sus mismos inconvenientes: el capital dispone de mil medios para burlar las regulaciones, desde testaferros a sociedades ficticias.

Realmente, la única posibilidad de democratizar los medios, como pasa siempre, es la educación de las audiencias. Justo lo que nadie toca. ¿Por qué los medios de los países escandinavos son mejores, menos agresivos, estúpidos y detestables que los españoles? Pues, como sabemos todos, porque el nivel eduactivo y la capacidad crítica consiguiente de los lectores nórdicos son superiores a los de los españoles, lo que hace que el público nórdico no compre ni vea ñordas. Y, mientras eso no pase en España, no habrá gran cosa que hacer. Estas medidas que se proponen son puramente cosméticas. Nadie se atreve a propiciar el comienzo del cambio que sería, sí, eficaz, porque es una inversión y una medida a muy largo plazo y a los izquierdistas de salón les consume el mismo deseo que consume los demás políticos: el de obtener réditos rápido, en menos de cuatro años, para lucir un espíritu reformista que, en el fondo, no tienen. Porque, también en el fondo (y sin que se nos oiga mucho) ellos son tan público como el público para el que legislan, ven los mismos programas y leen la misma basura. No hay más que oírlos a todos, a absolutamente todos, hablando de fútbol.

Bueno, en realidad, el vídeo va de otra cosa.

diumenge, 17 d’abril del 2016

España siglo XXI (y II)

Aquí lo tienen ustedes, inasequible al desaliento con el espíritu falangista que, según Carrillo, lo animó en su juventud: mitad monje y mitad guerrero. Aquí está él, dispuesto a dar la enésima batalla para impedir que el nefando enemigo de la verdad y la luz revolucionarias, la podrida socialdemocracia, pueda gobernar en España. Dispuesto a derramar hasta la última gota de nuestra paciencia para que el PSOE no llegue al poder, aunque sea dividiendo a la izquierda, enfrentándola entre sí y provocando otro gobierno del PP. Ya lo hizo en 1996, trayendo ocho años de aznarismo a España y está dispuesto a hacerlo otra vez porque los viejos guerreros nunca descansan.

Aquí está el referente intelectual de Pablo Iglesias, la luz de la nueva política, al frente de una mendaz quimera llamada "Foro cívico-somos mayoría", dispuesto a engañar a quien se deje con su verbo flamígero de Bautista de secano. Aquí el defensor de la "nueva política" con la rompedora propuesta de aglutinar a los novísimos albaceas del 15M, entre los cuales se cuenta, aunque oculto, claro está, algo tan original e innovador como el Partido Comunista de España, un partido que hace treinta años que no puede presentarse con su nombre a unas elecciones libres porque no lo votan ni los que militan en él.

Aquí está el original y revolucionario adalid de la renovación hispánica y la tormenta de ideas que no ha tenido una sola desde que hizo la primera comunión como no sea la de impedir que el socialismo democrático llegue al poder y trate de reformar y mejorar el destino de sus paisanos. Aquí el que lleva cuarenta años acaudillando una izquierda que se autodesigna "verdadera" y "transformadora" pero que jamás ha transformado nada ni ha servido para nada.

Aquí el que ha saltado como una araña sobre los intentos de organizar una izquierda, nueva, radical e independiente, libre de las ataduras a la socialdemocracia y al comunismo para disfrazarse con sus hopalandas y parasitarla, convirténdola en lo contrario de la que hubiera podido ser. Y ello gracias al narcisismo y la vanidad de sus dirigentes que solo son inferiores a las suyas propias.

Aquí tienen ustedes la izquierda española del siglo XXI, el irrisorio "socialismo del siglo XXI" a la española.

Cuatro años más de gobierno de la derecha.

diumenge, 27 de març del 2016

La izquierda cavilosa

Hace ya mucho tiempo, largos años, que la izquierda no pasa por su mejor momento y, lánguida como una novicia mística, arrastra su desconcierto y perplejidad de problema en problema. Aproximadamente desde la caída del muro de Berlín, cuando el neoliberalismo triunfante se hizo con la hegemonía del pensamiento político y social en nuestro tiempo, el panorama se ha vuelto confuso. En lugar de los viejos y rotundos dogmas de las dos vertientes de la izquierda, la economía planificada del modelo comunista y la economía social de mercado de la socialdemocracia, aparecen ahora titubeos, ambigüedades, mezcolanzas ideológicas que, como las "terceras vías" inglesas, los "nuevos centros" alemanes y el "republicanismo cívico" español, carecen de toda proyección teórica y no son más que consignas electorales ayunas de toda reflexión. Por no hablar del "socialismo del siglo XXI" o el "empoderamiento de los de abajo". Pura palabrería huera.

Así las cosas era fatal que, ante el frustrante resultado de las elecciones del 20 de diciembre, las distintas fuerzas de la izquierda española se llamaran a sí mismas a capítulo para entender en qué habían fallado y cómo poner remedio. Y así ha sido. Con la llegada de la primavera en que los cristianos celebran la muerte y resurrección de su dios en un lejano eco del mito de Osiris y los paganos festejamos con los misterios eleusinos, cuando Perséfone es devuelta a su madre, Démeter, para traer de nuevo la vida a la tierra, las tres principales fuerzas de la izquierda estatal han puesto en marcha sendos proyectos de refundación.

En primer lugar, el joven e incansable Garzón quiere que IU supere a IU, algo que la federación hace una o dos veces al año, cada vez que se embarca en alguna de sus interminables peloteras que acaba siempre como el rosario de la aurora. No hay expulsión, escisión, purga o extrañamiento que no se haya hecho en nombre de la unidad y con el fin de convertir a IU verdaderamente en el alma y la voz de esas mayorías sociales que dice representar con la misma autoridad con que Palinuro podría representar un cuerpo de la guardia civil. Sin duda, sobre el papel, la propuesta de Garzón es plausible y muy oportuna: un reformismo radical, cierto prudente anticapitalismo, un keynesianismo inconfeso, el ecologismo y el feminismo. Cualquier demócrata de izquierda firmaría eso. Incluso Palinuro si se le añade la reivindicación de la República y la necesidad de poner a los curas en su sitio.

Pero, por desgracia para Garzón, IU no es solamente una federación de partidos, grupos y gentes más o menos razonable. También es, sobre todo, una pantalla del Partido Comunista de España (PCE) que no se atreve a presentarse a las elecciones con su propio nombre porque teme, con razón, que no lo vote nadie. Y si superar o trascender a IU que es un ente magmático parece tarea fácil, la cosa se pone chunga cuando se trata de que el  PCE pierda relevancia ante las nuevas realidades. Los viejos comunistas que vigilan de cerca el flirteo con IU no están dispuestos a abandonar sus dogmáticas creencias que dan sentido a sus vidas. Hace unos días, el camarada Centella, secretario general del PCE publicaba una carta en la prensa dirigida a la militancia, un texto que venía del frío de Siberia y de la apelmazada mentalidad estalinista. Por fortuna para IU es de suponer que este escrito carezca de todo efecto porque, de tener alguno, acabará consiguiendo que a IU no la voten ya ni sus dirigentes.

A su vez, Podemos, igualmente afligido por sus magros resultados en las elecciones del 20 de diciembre, quiere recuperar la iniciativa y reafirmar su propuesta con una ambiciosa campaña de refundación que podría llamarse Vista Alegre Revival. A diferencia de lo que sucede con IU, el problema de Podemos es la inexistencia de una columna vertebradora orgánica o de pensamiento y el riesgo de que la organización se diluya en una impreciso régimen de confluencias, articulaciones y asambleas. Una vez que la organización morada se haya librado de los elementos que ha ido plagiando de aquí y alla, empezando por el nombre del partido y terminando por las opciones de unidad popular, copiadas de la CUP catalana, parce bastante claro que no le quedará gran cosa. La lucha entre partidarios de la estructura jerárquica y los de la asamblearia no lleva a ningún sitio porque es ficticia. A Podemos no le queda otro remedio que terminar de integrarse en el sistema qe venía a combatir como un partido más y esos llamamientos a los círculos inevitablemente traen a la memoria los círculos viciosos.

Si los dos anteriores, IU y Podemos presentan síntomas de agotamiento, del PSOE puede decirse que está en la UVI. Los debates de las otras dos fuerzas pueden ser más o menos pertinentes y razonables, pero son. En el PSOE no hay debates sobre teorías, formulaciones estrategias sino exclusivamente sobre asuntos de poder e influencia, sobre maniobras orgánicas para controlar tal comité o tal otra comisión, sobre la influencia de un barón o la de otro, sobre acuerdos de las dirigentes entre bambalinas de los que el pueblo se entera  a toro pasado, como dicen los amantes de las corridas. Aquí solo se habla de intereses, enchufes, baronías y ambiciones personales. Esta señora Díaz que, al parecer, quiere reñir el puesto a Sánchez, una cagacirios, amante de las corridas de toros y nada competente y eficaz en la lucha contra la corrupción, revela hasta qué punto el PSOE se encuentra en una deriva hacia la derecha, que solo se podrá atajar si el conjunto de la oposición, formando un bloque, expulsa al gobierno corrupto mediante una moción de censura que podría dar lugar a un régimen "transitorio"cuya única finalidad sería convocar nuevas elecciones.

Porque, en definitiva, así parece que será: habrá elecciones nuevas. Al menos, todos los partidos se preparan para ellas ya sin ningún recato. Podemos insiste en vetar a C's y C's avisa de que un pacto con Podemos que incluya el referéndum de autodeterminacion de Cataluña, no será aceptable. Si ninguno de los dos cede, no habrá acuerdo y será preciso ir a elecciones en junio. Hasta qué punto puede llevar este fracaso a la degeneración de cualquier ideal de izquierda lo da la reciente reaparición del reaccionario Rubalcaba, auténtico submarino del PP en el PSOE, postulando la gran coalición. Su falaz argumento es que, si el PP vuelve a ser el partido más votado, los españoles lo habrán amnistiado y eso justificará una gran coalición en la que el PSOE apoye al PP e incluso se admita a Ciudadanos. Desde luego que los electores de la derecha votarán al PP, pero no para amnistiarlo sino porque les parece de perlas votar a un partido de ladrones y corruptos. Quienes amnistiarían al PP en ese caso serían el propio Rubalcaba y los electores socialistas quienes, creyendo votar a la izquierda, se encontrarían votando a un partido franquista gracias a las habilidades dialécticas del carcunda del exsecretario general.

dimecres, 24 de febrer del 2016

El gobierno de izquierdas es posible si...

... los dos principales interlocutores, PSOE y Podemos, juegan limpio el uno con el otro en lugar de hacerse trampas e ir de farol.

Un pacto de gobierno de toda la izquierda deberá asentarse sobre dos palabras: respeto y lealtad.

Nos explicamos de inmediato, pero, antes algunas consideraciones para ponernos en situación:

El cacareado "pacto" de PSOE y C's no es nada. Reducir la cantidad de figurones del Consejo General del Poder Judicial; revisar (o sea, nada) los aforamientos; reducir a dos los mandatos presidenciales (otra bobada innecesaria); "blindar" los derechos sociales mediante reforma del art. 135 (cosa que no pueden hacer por falta de votos). Una futesa anunciada a bombo y platillo para impresionar a otros posibles interlocutores a ver si se avienen a razones. C's necesita demostrar al PP que tiene autonomía. Sánchez, demostrar al PSOE que puede conseguir un gobierno antes de la noche de los cuchillos largos que están preparándole los shogunes de baratillo, y demostrar asimismo a Podemos que puede ir adelante sin ellos pues, para impedirlo, tendrán que votar con el PP y reeditar la pinza anguitiana.

Muy interesante, pero inútil porque lo que verdaderamente urge, es imperativo e inexcusable, es echar al PP con el Sobresueldos a la cabeza. Y para eso tiene que haber un gobierno con apoyo suficiente y margen de acción. O bien ir directamente a unas nuevas elecciones.

Para lo primero, los dos partidos, PSOE y Podemos, deben renunciar a las condiciones y requisitos intangibles y pactar un gobierno presidido por los dos rasgos antes enunciados: respeto y lealtad.

Respeto: no es imprescindible que Podemos renuncie al referéndum catalán ni que el PSOE tenga que admitirlo. Carece de sentido que Podemos se empeñe en imponer una condición que, en caso de que se la aceptaran, tampoco se cumpliría porque no tiene los apoyos necesarios. Y carece de sentido que el PSOE obligue a los morados a renunciar expresamente a lo que no pueden imponer. Por eso, lo sensato es aplazar de momento la cuestión. Construir sobre lo que pueden acordar y dejar en suspenso el terreno de la discrepancia, respetando cada uno el derecho del otro a seguir defendiendo lo que cada uno cree: PSOE que no debe haber referéndum y Podemos que debe haberlo. En todo caso, reconocer que España tiene, como es frecuente, un problema de organización territorial y que ambos partidos deberán trabajar por resolverlo, manteniendo su legítimo derecho a defender sus posiciones sobre el referéndum que, de todas formas, guste o no al PSOE, acabará imponiendo la UE. Respeto.

Lealtad: Podemos debería abandonar ya de una vez esa prepotencia, esa soberbia y chulería tan impropias como desagradables y comprender que, pues es el socio menor de una coalición, su función no es imponer nada, sino negociarlo todo con el mayor interés en defender su posición pero, sobre todo, el resultado final. Y aquí es básico que el PSOE y la opinión pública en general confíen en la lealtad de Podemos, cosa que hasta ahora no está muy clara, dada la presumible tendencia leninista de los morados a instrumentalizar el gobierno democrático para alzar luego bandería supuestamente revolucionaria. Lealtad al acuerdo y por ambas partes. Esa es la mejor forma de estabilidad. Lealtad.

Para que la lealtad sea evidente desde el primer momento, ambos partidos deben dejar de insultarse, sobre todo Podemos, que es el que más lo hace. Empiezo a pensar que, además de inexperiencia y cierta mala idea, Iglesias padece una incontinencia verbal bastante cursi y no especialmente brillante que da mucho que pensar respecto a sus verdaderas intenciones.

Quizá sean estas impedir los pactos a toda costa y provocar elecciones en la esperanza de salir bien parado de ellas. También es legítimo, pero, en el fondo, será asimismo el reconocimiento de un fracaso: que la izquierda es tan estúpida que no sabe gestionar una victoria.

dilluns, 22 de febrer del 2016

No quieren unidad. Quieren elecciones

Estos se reían de los catalanes porque, a los tres meses de las elecciones, no habían conseguido formar gobierno y solo en el último momento consiguieron pactar y evitar unas elecciones que ninguna de las formaciones independentistas quería. Ahora están ellos en la misma situación. Las izquierdas no consiguen ponerse de acuerdo para la formación de un gobierno de progreso.

Todos los que llevamos meses pidiendo la unidad de la izquierda y, especialmente la coalición de PSOE y Podemos, habíamos advertido de buena fe contra los elementos que dificultarían este proyecto de unidad. Habíamos advertido frente al narcisismo de los líderes, su falta de consistencia, su actitud insolidaria y revanchista, su incapacidad para negociar, su precipitación, su demagogia. Pero no habíamos tomado en cuenta su indecisión, su ambivalencia, su incapacidad para mantener una línea de acción, su afición a la ambigüedad.

Porque ¿qué es exactamente lo que impide que las izquierdas se entiendan? Parece bastante claro: que, al menos por parte del PSOE y de Podemos no hay voluntad de entendimiento. Ambos ponen dificultades y obstáculos para impedir el acuerdo pero sin decirlo claramente. De un lado, el PSOE juega con la posibilidad de la cuadratura del círculo, sosteniendo que puede haber algún tipo de coalición que lo incluya a él, a C's y al resto de la izquierda, cosa que este resto no da por posible. A su vez, Podemos insiste en mantener sus exigencias, sabiendo que el PSOE no las considera asumibles.  Y los dos se dispensan un trato mutuo bastante inaceptable.

En el fondo, los dos partidos, PSOE y Podemos, que andan buscándose las cosquillas recíprocamente, no están interesados en que se llegue a un acuerdo de gobierno del tipo que sea. Al contrario, están más interesados en la convocatoria de nuevas elecciones, pero sin que parezca que las han provocado ellos porque temen, con cierta razón, que el electorado castigará al partido que se vea como responsable. En realidad, los dos partidos están enfrentados en una pugna interna por la hegemonía de la izquierda, cosa que, es de esperar, podía dilucidarse en otras nuevas elecciones. Por eso es bastante probable que las haya, sobre todo habida cuenta de que el PP parece dispuesto a suicidarse presentando como candidato al hombre más desprestigiado del Reino, el Sobresueldos.

El PSOE se presentará como partido responsable, con sentido de Estado, centrado, que es capaz de forjar acuerdos con el centro derecha y de tender la mano a la izquierda. Así pretende  utilizar la famosa centralidad política que Podemos quiso arrebatarle sin conseguirlo. A su vez esta formación calcula llegar a las elecciones sosteniendo que estas han sido inevitables porque el PSOE tiene más puntos en común con la derecha que con la izquierda.

Como suele suceder siempre que hay una posibilidad de entendimiento entre PSOE y Podemos, se oye la voz de Anguita (el referente intelectual de Podemos según confesión del propio Iglesias) con ánimo de aniquilarla. El único PSOE bueno para Anguita es el PSOE muerto y a esta tarea de aniquilar a la fementida socialdemocracia española ha dedicado el veterano líder comunista su muy poco fructífera existencia. Ahora dice con toda claridad que Pablo Iglesias ha conseguido lo que yo quería: crecer a costa del PSOE y, con ello, obviamente, aspira a ahondar el abismo entre el PSOE y Podemos, de forma que no haya unidad de la izquierda. En eso, Podemos lo seguirá como un monaguillo pues está dispuesto a sacrificar sus urgencias por remediar la calamitosa situación de España a cambio de conseguir lo que siempre ha pretendido: destruir al PSOE para ponerse en su lugar.

Es muy probable que, no siendo catalanes los españoles, y no teniendo capacidad, temple y experiencia suficientes para ello, no pueda constituirse gobierno de la izquierda y sea preciso ir a nuevas elecciones. Entre tanto, a la gente, que le vayan dando.

Volveremos a hablar de ello llegado el caso.

dimarts, 16 de febrer del 2016

Entendámonos

Los amigos de Trasversales, buena gente, organizaron ayer un encuentro de izquierdistas de toda condición y convicción en el Centro Cultural de la calle Galileo de Madrid. Palinuro lo había publicitado en el post del domingo pasado y ayer se dejó caer por allí. Había pleno de asistencia, como 150 personas, coordinaba José María Roca y en el escenario se sentaban cuatro militantes de diversas izquierdas más o menos conocid@s. Después de sus intervenciones, dieron la palabra al público y la gente, la sal de la vida, fue pasándose el micro y soltando sus reflexiones en voz alta, más o menos en el espíritu abierto y medio asambleario que se puso en marcha un ya lejano 25M.

El encuentro era una especie de recapitulación y llamada al entendimiento de las distintas fuerzas de la izquierda que están en este momento negociando alianzas en un clima de incertidumbre e inseguridad que contrasta mucho -como señalaron algunos intervinientes- con el hecho de que las izquierdas hayan ganado las elecciones del 20D con casi doce millones de votos. El ánimo general fue que era preciso aprovechar esta ocasión para echar a esta derecha de carcundas y robaperas presidida por el Sobresueldos y constituir un gobierno de progreso. La tónica general era de cierta urgencia y temor de que, por unos u otros motivos, esto pudiera no pasar.

La reunión aprobó el manifiesto que reproduzco y, por supuesto, comparto. Comparto no solo la solicitud de entendimiento sino también las prudentes consideraciones acerca de la pluralidad y divergencias de las fuerzas cuyo mutuo entendimiento pedimos. En el ambiente revoloteaba el fétido ángel de las tradicionales peleas cainitas de la izquierda. Nadie le dio pábulo pero, en algunas intervenciones saltaron chispas de hogueras no enteramente apagadas, de las viejas rencillas de las que, con el permiso de l@s lector@s, Palinuro está hasta más arriba de la coronilla. ¡Que hasta en momentos como este haya quienes sigan chinchorreando es descorazonador! Pero, en fin, para lo que está uno acostumbrado a escuchar por ahí, prevaleció la importancia del momento y la conciencia de la necesidad de unidad de acción de la izquierda.

Unidad de acción, que no quiere decir que nadie tenga que arrepentirse de supuestas maldades pasadas o deba comulgar con los preceptos de quienes pretenden forjar la unidad a base de insultar a aquellos con quienes quieren unirse. Algo obvio, ¿no?

Aplaudo la reunión. Fue un buen ejercicio de entendimiento y hago mío el escrito. 

Solamente una observación que puede parecer trivial y no lo es. Yo no hubiera titulado el escrito Entendeos sino Entendámonos

Por razones evidentes. 

diumenge, 14 de febrer del 2016

Pleno del soviet de Las Rozas

Consciente de su responsabilidad ante los dioses de la historia, el soviet de Las Rozas se reunió ayer en animada sesión para deliberar sobre la coyuntura del país. En el habitual guirigay en el que cada cual defiende vehementemente sus posiciones, llegóse a la conclusión de que urge la formación de un gobierno de izquierda en España sin dilaciones ni titubeos. Urge desalojar a esta banda de malhechores que lleva años cometiendo fechorías y esquilmando el país. Urge acabar con esta involución neofranquista y devolver al país al contexto democrático de derechos y libertades, del que el PP le ha privado.

 También se llegó a la conclusión de que, cuando hay voluntad de hacer las cosas, pueden hacerse sin mayores problemas, incluso con gentes de muy diversas adscripciones ideológicas. El requisito es muy sencillo: basta con que dichas gentes se conozcan y se aprecien. El mutuo aprecio, la amistad, el respeto son factores que allanan todos los caminos. Por eso, cuando vemos a las delegaciones de los respectivos partidos aprestarse a negociar con rostros enojados, ademanes bruscos, miradas torvas y propósitos muchas veces insolentes solo nos queda recomendarles limar asperezas según el acreditado método del Soviet de Las Rozas: amistad, buen trato, distensión, llegar a conocerse, entender al otro. El tiempo dedicado a desbrozar el camino se gana luego transitando por uno más grato. Hágannos caso: búsquense, siéntense, rompan las barreras y descubrirán que tienen muchas cosas en común.

Por cierto, aprovecho para trasladar al amable público la convocatoria para el próximo martes que, bajo el título ¡entenderos! promueve la revista Trasversales y José María Roca, uno de los asistentes al Soviet de ayer. Es a las 19:00 del martes, 16 de febrero en el Centro Cultural Galileo, calle Galileo, 39, Madrid. Y responde al mismo ánimo que embargaba ayer el soviet: queremos un gobierno de izquierda en España. Y lo queremos ya.

divendres, 29 de gener del 2016

Palabras mayores

¡Qué vergonzoso senado el de esos antiguos socialistas apoltronados en sus privilegios, sus miedos y sus miserias! Menos mal que Susana Díaz ha tenido la rapidez de reflejos de distanciarse de este tanatorio ideológico, de este puñado de pretenciosos cobardes. No hace falta seguir con los calificativos. Basta con los nombres y apellidos: González, Guerra, Leguina, Rubalcaba, Corcuera, Barrionuevo, Solana, Bono, Almunia, Chacón, etc.

Hace decenios que no pisan la calle, ni tratan con la gente del común; que deambulan por los consejos de administración, los cargos sin cargas bien pagados, con sus suculentas pensiones. Hace decenios que no saben cómo las está pasando la inmensa mayoría de la gente, sin trabajo o con trabajo precario, sin futuro, sin vivienda, teniendo que marchar al extranjero o exprimir sus magras pensiones para sacar adelante a hijos y nietos.

Por eso presionan desde sus mullidos sillones para que el PSOE permita un gobierno del PP de una forma u otra. La derecha, claro, aplaude a rabiar su "sentido de Estado" y ellos, ansiosos por conservar sus ganancias y beneficios, se prestan a engañar a la buena gente, valiéndose de los restos de un prestigio que algunos -no todos, ni por asomo- tuvieron hace mucho tiempo y han perdido ya, sacrificado en el altar de Mamón.

Engañar a la gente para que permita la continuidad de este gobierno de sinvergüenzas y corruptos, apoyado en un partido de ladrones y mandado por un embustero y presunto mangante sin escrúpulos. Su ejecutoria es que, en cuatro años, España es el país más corrupto de Europa, el penúltimo en igualdad en la OECD (en el que el 1% de la población acumula más riqueza que el 99%), con los salarios más bajos y los impuestos más altos, cuya tasa de paro (¡y sin prestaciones!) dobla la media europea, cuya fuerza de trabajo tiene que emigrar, con una deuda pública que es el 100% del PIB, cuyos funcionarios tienen los sueldos congelados desde hace seis años y a los pensionistas les han subido un 0'25 (¡lineal!) la pensión, amén de haberles robado el 60% de la caja de reserva. Un país, roto, desmoralizado, con las cunetas aún llenas de asesinados de la pasada dictadura cuyos herederos, hoy en el gobierno, impiden que se los desentierren pero entregan miles de millones a la banca y la Iglesia. Un país con decenas de miles de niños en la pobreza, que no tienen para comer y en el que hay gente que pasa hambre y ha de buscar la comida en la basura, debido a que los gobernantes llevan años expoliando el erario.

Parece mentira que haya que recordar esto a gentes que dicen militar en un partido socialista. Si el PSOE escucha a estos tipos, cavará su tumba. Y merecida. Porque una cosa es patente hoy día en España para quien tenga un mínimo de dignidad y vergüenza: bajo ningún concepto puede el país estar ni un minuto más en manos de esta mezcla de ladrones, franquistas, chulos y meapilas. 

Si aquí quedara un ápice de vergüenza habría una alianza de todos los partidos, incluido C's, para echar a la banda de malhechores del PP de todas las instituciones, premisa indispensable para que pueda regenerarse el país. Pero no es el caso porque los corruptos han cooptado con tarjetas black o block, enchufes y canonjías, a muchos que se dicen demócratas y progresistas pero están interesados en el mantenimiento de esta situación. Piden estos pájaros un gobierno del PP y C's con la abstención del PSOE. A la gente, que le den. Ellos a lo suyo que, curiosamente, es lo de todos, pero nos lo han quitado.

Palinuro lo dijo ayer y lo repite hoy. Si tan interesados están en que haya un gobierno estable en España, ¿por qué no uno del PSOE con Podemos y la abstención de C's para lo cual bastará con que  el Ibex 35 se lo ordene? Porque eso no interesa a estos cómplices de la derecha.

Pero es lo único que todavía puede garantizar la supervivencia del PSOE. Eso o nuevas elecciones.

Y aquí entramos en otro asunto de las relaciones entre la izquierda en el que también conviene hablar sin tapujos. Nadie sabe de cierto lo que busca Podemos, si un verdadero gobierno de izquierda para el cambio o el sorpasso anguitiano del PSOE. Ambas cosas son legítimas, quede claro, y si al PSOE le pica que quieran desplazarlo por la izquierda y pasokizarlo, que espabile, que hubiera espabilado antes, que no se hubiera dejado mangonear por esa gente con sentido de Estado.

Repito, ambos proyectos -formar gobierno de coalición o machacar al PSOE- son legítimos. Pero no compatibles. Hace falta ser literalmente un imbécil pagado de sí mismo para pretender que otro vaya contigo mientras lo acosas, lo atosigas, lo insultas y lo ridiculizas. Y hace aun más falta ser un petulante engreído para pensar que la gente no se percata de que tienes un grupo cogido con alfileres que se te va a fragmentar si sigues con exigencias absurdas.

Tambièn parece mentira que sea necesario recordar cómo el enemigo de Podemos no es el PSOE, sino el PP, igual que el del PSOE tampoco es Podemos, a pesar de todo y diga lo que diga, sino igualmente el PP. El enemigo de la izquierda (que no tiene fuerza suficiente si no se une) es la derecha, la cual nunca se ofusca ni se equivoca. Cuando Aznar dice que Podemos son diablos bolcheviques, como cuando el tabernario Hernando los llama "golpistas", solo atienden al que consideran el enemigo principal. Si Podemos desapareciera volverían a decir que el PSOE es una banda de radicales. 

Del mismo modo, cuando González llama "leninistas" o algo así a los de Podemos, está haciendo más el juego al PP, si cabe. Aunque lo sean. 

En resumen, en esta situación de emergencia, el PSOE y Podemos tienen el deber moral de aparcar sus diferencias por una larga temporada  y gobernar en interés de la gente del común, sin zancadillas, sin juego sucio, sin líneas rojas, verdes o negras, sin reservas y con la plena responsabilidad que estas circunstancias dramáticas del país exigen.

Y, si eso no es posible, el PSOE debe jugar su gran baza: no al PP en todo caso y nuevas elecciones porque, en contra de lo que los pusilánimes, titubeantes y entreguistas presumen, saldrá fortalecido.

dijous, 28 de gener del 2016

El garrapata

La primera línea del famoso libro de Jean François Revel, El conocimiento inútil, publicado en 1988 reza: La mentira es la primera fuerza que dirige el mundo. Una verdad como un castillo que, en el caso del Sobresueldos se convierte en una montaña. La mentira rige la vida de Rajoy las veinticuatro horas del día. Vive mintiendo. Vive para mentir. No hace otra cosa que mentir. Ganó las elecciones de 2011 mintiendo como un bellaco y mintiendo ha seguido hasta el día de hoy. Es tan obvio y evidente y hasta tal punto del conocimiento general que nadie da crédito jamás a lo que dice y por eso su calificación es la más baja de todos los presidentes democráticos.

Un mentiroso compulsivo que miente incluso cuando no sería necesario, que es bien pocas veces, quizá cuando le pregunten por el tiempo. De este modo, las entrevistas que se le hacen -y en las que ahora se prodiga, tras haber pasado cuatro años sin darlas, sin contestar a las preguntas de los periodistas e, incluso, sin dejar que las hicieran- no son otra cosa que retahílas de mentiras, de mentiras desvergonzadas, mentiras patentes. Miente. La gente sabe que miente. El sabe que la gente sabe que miente. Pero le da igual. Lo suyo es mentir y mentir a ver si consigue continuar al frente del gobierno para seguir destruyendo y esquilmando el país al frente de un partido que no es otra cosa que una banda de ladrones. Para seguir empobreciendo a la gente, desahuciándola, dejándola sin trabajo, sin ingresos, sin pensiones, en beneficio del 1% de la población, en pro del que gobierna.

La entrevista de la TV de ayer, una pura antología de la mentira: el PP no está imputado (dice), cuando sí lo está; todas las empresas borran los discos duros de los ordenadores (dice), cuando es mentira y muy probable que ni siquiera sepa qué quiera decir "disco duro"; Barberá y Camps están "limpios" (dice) cuando están de lodo de corrupción hasta las cejas; no sabe nada de Rato (dice) y era su amigo del alma y lo puso él en Caja Madrid.

Podríamos seguir. No merece la pena. Un tipo indigno y despreciable que, viéndose ya en la puerta de la calle, se arrastra implorando una investidura que ni el país puede permitirse ni los españoles tolerar. Después de cuatro años de autoritarismo, chulería, trágala e imposición de leyes retrógradas como la Ley Mordaza, la reforma laboral o la LOMCE que hace una semana no estaba dispuesto tocar, ahora ofrece modificarlas en lo que sea a cambio de pacto. Está dispuesto a ofrecer un riñón para seguir desgobernando España y no ser el único presidente que no ha repetido mandato.

Y está también dispuesto a instrumentalizar las instituciones al servicio de sus indignos fines, bloqueando el sistema democrático, como ha hecho siempre que le ha convenido, como tuvo bloqueado el Tribunal Constitucional durante años, como retrasó la aprobación del presupuesto de 2012 para no perder las elecciones de Andalucía. Un caradura que de todo se aprovecha para mantenerse en el poder como las garrapatas se aferran a los perros.

Hay que decir que le ayuda mucho una parte de los socialistas. Imbuidos estos de un falso sentido de Estado, sostienen que, debiendo haber un gobierno en España, el PSOE ha de posibilitar a la banda de mangantes seguir con sus latrocinios. Ese grupo de viejos dirigentes, todos correosos reaccionarios, solo miran por sus intereses personales e ignoran -o simulan ignorar- que este gobierno que quieren perpetuar ha sido un ataque sistemático a los derechos y el bienestar de la gente, una agresión franquista y nacionalcatólica a las libertades públicas, un indignante atropello de la dignidad de las personas, un insulto constante a los catalanes y un saqueo universal del erario, en provecho de auténticos truhanes militantes y dirigentes del partido del gobierno, empezando por su presidente.

Ignoran que este, el mentiroso compulsivo presidente de los sobresueldos suscita no ya rechazo general sino auténtico odio.

Pero ellos no lo ven porque no saben cómo lo está pasando la gente en la calle. Si no están en las puertas giratorias, cobran saneados emolumentos por cargos públicos y desconocen la situación real del país. Solo cuenta su egoísmo. Y por eso pueden hacerse propuestas moralmente tan repugnantes como la de que el PSOE (que, de todas formas, no ha sido capaz de oponerse a los atropellos de los últimos años) permita con su abstención un gobierno del PP, el partido de la corrupción, en alianza con C's, el partido del programa últraliberal para terminar de arrebatar a los trabajadores sus últimos derechos.

Si tanto preocupa a estos padres de la patria, empezando por Felipe González, la gobernación de España, les propongo otra fórmula: un gobierno de PSOE y Podemos con la abstención de C's. Para garantizar esta basta con que los magnates que pagan a los Gonzáleces llamen a Rivera y le den la orden. Fácil, ¿verdad?

No querrán, claro, porque, en el fondo, prefieren a los franquistas. Pero, por si acaso se impusiera esta opción, un último ruego a Podemos: estaría bien una cura de humildad, después de llevar meses haciendo el ridículo, el pedante y el prepotente. Si quieren sobrevivir, tienen que aliarse con el PSOE, bajar sus estúpidos humos y garantizar un gobierno serio y responsable a la par que radical en las medidas en favor de la regeneración democrática y la recuperación de los derechos arrebatas por esta derecha a las gentes del común.

Y si no lo hacen y siguen tratando de destruir al PSOE con tácticas de catón de tercera, nuevas elecciones, en las que desaparecerán porque no podrán reproducir sus franquicias ni siquiera en Andalucía. No darse cuenta de esto ahora que están a tiempo y esperar a hacerlo tardíamente será dar la razón al Revel con el que empezaba este post cuando, en el libro citado, señalaba que comprender las cosas tarde equivale a no comprenderlas.

La propuesta de Felipe González

Entiendo perfectamente la propuesta de González de que gobierne el PP con C's y la abstención del PSOE. Es una sugerencia de estadista, de hombre que se preocupa por el destino de su país y no por intereses de partido. Es un ejemplo de mesura y prudencia. Al fin y al cabo, el PP es el partido más votado y C's, una organización nueva (no tanto en Cataluña) de carácter regeneracionista. Sin duda actuará de contrapeso a la propensión del PP al robo, el fraude y la corrupción. Además, para mayor seguridad, Rivera pedirá la retirada de Rajoy, principal responsable de este gatuperio. Sin duda la propuesta tiene el aval de Rubalcaba, Bono y Zapatero, tres políticos de fuste. Y el apoyo de Susana Díaz y Carme Chacón, dos socialistas de empuje y brío y, par dessus le marché,  mujeres, lo que da a la idea un aire transversal en cuestión de género. Muchos de los barones la verán también con agrado, García Page o los de Extremadura, el que fue, Ibarra, y el que es, Fernández Vara. Definitivamente, un acierto en punto a contener la locura secesionista catalana y mantener la unidad de España. Y no solo eso, también está llena de razón y enjundia para dar una lección a estos advenedizos pretenciosos de Podemos que se han creído que todo el monte es orégano y han faltado al respeto a las venerandas barbas del abuelo Iglesias Posse; que no se conforman con los trasportines que les han asignado en el Congreso y pretenden primera línea de proscenio, bajo los focos, porque les pierde la vanidad y la petulancia. Es igualmente una propuesta sensata, que tranquilizará a los mercados internacionales y a la Gorgona germánica, Merkel, así como la arpía del FMI, Lagarde, y mirará por la prosperidad de España. Y no solo eso: también es una propuesta moderada y templada, que pretende reconciliar a los españoles de una vez, ahora que andan los bolcheviques cambiando los nombres de la calles y, sobre todo, dar una segunda oportunidad a la derecha del PP, en donde todavía quedan militantes que no han robado lo que podían robar y a otros no les ha dado tiempo de destruir las pruebas de sus latrocinios. Sí, definitivamente, es una propuesta sensata que trata de evitar el caos que se desataría en España con un gobierno de coletas, bebés, núcleos irradiadores, ogros catalanes, y socialistas díscolos de los que todavía quedan algunos en las periferias de las ciudades e instituciones. Una propuesta que Sánchez debiera hacer suya por el bien de la "gran nación" y esperar a tiempos mejores.

Desde luego, merece todo el apoyo de los analistas y comentaristas independientes de esos que sueltan estopa en televisiones de la Iglesia, radios de la Iglesia, medios de los magnates y canales públicos repletos de esbirros a suculentos sueldos. Sin duda.

Pero ¿sabe usted qué, don Felipe? Métasela en donde le quepa. Usted y todos sus amigos de derechas, los meapilas y cómplices con esta degradación a que ha llegado este desgraciado país. Sigan ustedes rezongando su envidia y su odio a la nueva izquierda y al independentismo catalán, que son las únicas puertas que se han abierto en esta situación de agobio, abuso y corrupción a que la incompetencia de la vieja oligarquía nacionalcatólica, con su ayuda, ha condenado a este país. Y la única -y última posibilidad- de que el PSOE se levante de ese cenagal en que lo han arrojado todos ustedes y pueda recuperar algo de su dignidad perdida.

Siga haciendo propuestas. Llegará usted a ser más inmundo que el Sobresueldos.

dimarts, 26 de gener del 2016

Sin referéndum no hay salida

Por enésima vez: no hay una "cuestión catalana"; hay una "cuestión española".

Como sabíamos desde el inicio de 2015, un año con cuatro consultas electorales, lo decisivo en todas ellas sería Cataluña. Así ha sido y sigue siendo. Y agravado. Sin resolver el problema en Cataluña, España no es gobernable. Y ahora, para mayor claridad, desde las elecciones del 20D, el gobierno del país depende de los partidos independentistas catalanes, ERC y DiL. Hace cuatro o seis años, esta situación no hubiera sido un problema grave porque los nacionalistas  no eran entonces tan claramente soberanistas. Los últimos cuatro años del infame desgobierno de una partido corrupto, dirigido por una persona a todas luces indigna de ocupar el cargo, han convertido a los nacionalistas en independentistas y aumentado la cantidad de estos en Cataluña hasta la mitad del electorado. Antes los catalanistas solían achantarse. Ahora, no; ahora no se achantan; ni se callan. Piden un referéndum de autodeterminación. Y van a hacerlo.

Sin en ese referéndum, España es ingobernable.

¿Cómo hemos llegado aquí? Por la fabulosa incompetencia de una clase política que, una vez más, está a la bajura de la tradición histórica de la oligarquía española, cuya estupidez, egoísmo y ceguera son proverbiales. Todo este vodevil de los pactos y las coaliciones; todas las triquiñuelas de registrador de Rajoy, las ansias de niñato de Iglesias, los titubeos de burócrata de Sánchez, sirven para que los periodistas se las den de enterados sin que sepan de la misa la media, como los mismos protagonistas ya que, si los 17 diputados de Junts pel Si, votan en contra, en España no puede haber gobierno de izquierda alguno, pues no da la aritmética y solo unos gobiernos de derecha que llevarían al sistema al colapso.

Con el voto en contra del independentismo catalán solo hay cuatro fórmulas posibles y todas de derechas: un gobierno de gran coalición (PP y PSOE), uno de "concentración nacional" (PP, PSOE y C's) y dos minoritarios de la derecha (uno del PP y otro del PP y C's) y estos dos últimos, solo contando con la abstención del PSOE. Los cuatro simbolizarían el colapso de la segunda restauración por la desnaturalización de la política parlamentaraia, la falta de perspectivas y la incapacidad de evitar el choque con Cataluña que España no puede reprimir porque la UE no la dejará.

Mientras PP, PSOE y C's sigan aferrados al "no" al referéndum catalán, la única alternativa al escenario anterior serían nuevas elecciones. Según los gurús al uso estas serían desaconsejables porque su resultado no diferiría de la situación actual. No sé de dónde sacan esa conclusión. El resultado puede ser mucho peor que el actual. El partido de Iglesias puede estallar. Los andaluces no quieren ser menos que los catalanes de En Comú Podem y también piden "voz propia" en el grupo parlamentario de Podemos. O estos entran pronto en el gobierno (de ahí sus prisas frenéticas por pillar ministerios) o, al final, a Iglesias le va a quedar un grupo de cuatro incondicionales.

La pregunta obligada es: ¿por qué se empecina el PSOE en negar el referéndum catalán que, sin embargo, es compatible con sus antiguos documentos programáticos de la época anterior a Suresnes? A estas alturas del debate, vistos todos los argumentos doctrinales, políticos, jurídicos, históricos, etc, está claro que la única razón por la que el PP, C's y el PSOE se oponen al dicho referéndum es la razón de la fuerza. No porque no.

Debiera darles vergüenza, al menos a los socialistas. ¿No creen estos que España es una nación y, probablemente, muchos  ellos coincidan con el de los sobresueldos en que es una "gran nación"? Pruébenlo. Una gran nación, como el Canadá o la Gran Bretaña, no tiene miedo a reconocer el derecho de autodeterminación de sus naciones integrantes. Y estas, pudiendo decidir, no se separan. ¿Por qué no puede ser igual en España? Porque los nacionalistas españoles, en el fondo, desconfían de la nación que predican, no creen en ella y se malician que perderían el referéndum. Son falsos e hipócritas. Por ello prefieren mentir y obligar a las naciones del Estado español a permanecer en él en contra de su voluntad antes que correr el riesgo de que se descubra su superchería, que dura siglos.

Esa desconfianza, ese miedo cerval a quedarse sin un país heredado, tradicionalmente maltratado y administrado como un cortijo, los lleva a creer que, si se presentan a las elecciones en España con el referéndum catalán en el programa, las perderán. Tienen miedo. No se atreven. 

Las naciones no se han hecho nunca con cobardes. Confíen en el electorado español que es mayor de edad, demócrata e ilustrado. Incluyan el referéndum catalán en sus programas. Pruebe Podemos y haga pedagogía de la necesidad del referéndum. Ojalá el PSOE se liberara del peso muerto de sus dirigentes más reaccionarios y tuviera el valor de incluirlo igualmente, con la misma pedagogía. De ser eso así, esas elecciones serían tan plebiscitarias como fueron las del 27 de septiembre de 2015 en Cataluña; serían ese referéndum a nivel de toda España sobre la autodeterminación de Cataluña que los nacionalistas españoles (esos que dicen no ser nacionalistas) usan siempre para boicotear una salida civilizada y democrática a la cuestión catalana  que, repito, es la cuestión española. 

De esta forma también se desbloquearía la situación y se abriría la posibilidad de un referéndum vinculante catalán con una pregunta negociada con el Estado. Dicho sea, de paso, en memoria del recientemente fallecido jurista Francisco Rubio Llorente, quien aconsejaba asimismo la celebración de ese referéndum.

Y esto no sería una "segunda transición", esa tontería que repiten los políticos españoles incapaces de ver un palmo más allá de sus intereses personales. Sería algo mucho más profundo y duradero. El comienzo de la solución del viejo contencioso territorial que tiene al país postrado hace 300 años.

dilluns, 25 de gener del 2016

IIª transición: el carcunda, el petulante y la cínica

La transición, la famosa transición, como todos los empeños humanos, no fue modélica, pero acabará reconociéndosele tal condición si siguen los desaforados ataques que sufre y se continúa propugnando su superación no a base de enterrarla bajo el manto de la crítica y el olvido sino, paradójicamente de propugnar una reedición en forma de IIª transición. No sé si quienes la postulan tienen base lógica para criticar la primera cuando quieren repetirla.

He oído invocar la necesidad de la IIª transición a tres personas muy significativas: Aznar, Pablo Iglesias y María Dolores Cospedal.

Aznar, desde su espíritu de carcunda, falangista independiente y franquista por convicción y destino, estuvo siempre en contra de la primera transición. El Estado autonómico le parecía una charlotada y, para mostrar su apego al franquismo se afilió a Alianza Popular, luego PP, un partido fundado por el ministro de propaganda de Franco, Fraga Iribarne. Para acabar con la democracia de la Iª transición se inventó una IIª que solo existía en su cabeza y en la de su aliado en los años noventa, Anguita, con quien fraguó una pinza que trataba ante todo de destruir a Felipe González y al PSOE, al que ambos odiaban. Como sé que quedan algunas gentes aún convencidas de que no hubo aquella más que evidente pinza, les aconsejo escuchar la entrevista de 2012 de Periodista Digital a Cristina Almeida, por aquel entonces afiliada al PCE y a IU que lo explica con toda claridad en el minuto 28:20.

Dispuesto a tomar el relevo de Anguita (no en la pinza pero sí en el deseo de aniquilar al PSOE por sorpasso), Iglesias habla de otra IIª transición. Es imposible saber si es la de Aznar porque ninguna es real sino un mero flatus vocis demagógico, pero sí apunta a su objetivo: la Iª transición, que ahora es el régimen turnista. Las propuestas del líder de Podemos rebosan petulancia, pedantería, bisoñez y afán por desplazar al PSOE. Algunos dirigentes de este se han sentido molestos y hablan de "humillación" y "chantaje". Son vagidos de impotencia. En la política no hay sensiblería (salvo si da votos) y los de Podemos hacen bien en apretar. Es su derecho. Y el PSOE, en lugar de quejarse, debe responder ganando a su adversario, cosa que se consigue con relativa facilidad. Basta con decirle que respete los tiempos antes de aplicar su receta de un descarnado "quítate tú para que me ponga yo".

Recientemente, Cospedal ha enarbolado la misma bandera de Aznar e Iglesias de la IIª transición. Por supuesto, es un ejercicio de cinismo que supera el que la señora se ha gastado en estos atroces cuatro años que ha infligido a los castellano-manchegos. IIª transición, en realidad como recuperación de la primera, con su espíritu de diálogo, consenso y acuerdo. Es imposible imaginar cara más dura cuando se recuerda cómo ha tratado a patadas a todo el mundo en la región, ha menospreciado a la oposición, dejado sin servicios sociales a los más necesitados, amparado todo tipo de chanchullos y presuntas corrupciones, protegido una pandilla de auténticos facinerosos que pasaban por periodistas, regiamente pagados con el dinero de todo pero a su exclusivo servicio.

Ninguna de las tres peticiones de una IIª transición pasa de ser una consigna para fieles pero las dos últimas, la del petulante y la cínica tienen un elemento en común: las dos tratan de forzar la mano al PSOE que, guste o no al heredero de Anguita y la heredera de Aznar, es el partido de la centralidad política y el que, a pesar de su desastroso resultado electoral del 20D es imprescindible en cualquier fórmula de gobierno. Y ninguno de los dos atina ni de lejos con el tono que debería utilizar para convencer a quien necesita de que se avenga a ir a su lado: el petulante menosprecia, insulta y provoca y la otra, adula, miente y amenaza. Los dos dicen querer gobernar con el PSOE, pero lo que en el fondo quieren los dos es destruirlo.

Ignoro si el PSOE "estará a la altura" (que no es la que Iglesias le señala con aviesa intención) porque en él proliferan los barones y gerifaltes de antaño, todos con más conchas que los galápagos, empeñados en batallas internas, sin proyecto, sin ideas, sin respuestas y que pueden hacer mucho daño. Sobre todo a una estructura de dirección que ha improvisado bastantes soluciones pero arrastra un complejo agudo por su falta de audacia en los cuatro años pasados en una oposición subalterna y que se hacen notar hoy en su carencia de originalidad e iniciativa.

No habrá IIª transición pero sí es posible que haya nuevas elecciones para resolver una disfunción temporal de la Iª.

diumenge, 24 de gener del 2016

El gobierno español depende del independentismo catalán

Ironías de la vida. En mi artículo de elMón.cat de hoy trato de demostrar que la combinación de un posible gobierno de la izquierda en España depende del voto favorable o, cuando menos, la abstención de los nueve diputados de ERC y los ocho de Democràcia i Llibertat. Palinuro lo anunció ya en la noche del 20D, Todos pierden menos los catalanes y ahora eso es patente. Cuando Tardá (ERC) dice que no hay posibilidad de gobierno de izquierda en España si no reconoce la soberanía del pueblo catalán, igual que cuando Homs (CDC) anuncia que no regalarán su abstención al gobierno de Madrid, están poniendo un dogal muy estrecho en el cuello de la hipotética coalición izquierdista española. Por ahora es inimaginable que el PSOE admita ese principio de soberanía catalana y también que acepte referéndum de autodeterminación. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que eso pasara. Y, si los dos partidos independentistas se obstinan en mantener sus exigencias, está claro que no podrá haber gobierno de izquierda en España. Podría haber uno de gran coalición (PP - PSOE y, quizá, C's) que el PSOE no admitiría en ningún caso, o nuevas elecciones.

El problema para los partidos españoles reside en ese escenario de elecciones nuevas. Nadie las quiere, pero es una amenaza de los independentistas catalanes con mucha fuerza porque es muy verosímil ya que a ellos les interesa por cuanto mientras no haya gobierno en España ellos podrán poner en marcha con nás tranquilidad su hoja de ruta,

A continuación, la versión castellana del artículo:

El gobierno del Estado depende de ERC

Hace mes y medio, en España había un gobierno con una amplia mayoría parlamentaria y en Cataluña no había gobierno, pero que lo hubiera o no, no dependía de los partidos españoles. Hoy, hay un gobierno en Cataluña con mayoría parlamentaria y no hay gobierno en España y si va a haberlo o no depende en buena medida de los partidos independentistas catalanes.

La derecha no ha renunciado a gobernar España. Es que no puede. Su renuncia no es tal sino una aceptación de los hechos porque su corrupción, su autoritarismo neofranquista y carcunda la ha dejado aislada, incapaz de conseguir un solo apoyo. Cuatro años de trágala involutivo, de negación de derechos, de atropellos, catalanofobia y estúpido centralismo la ha llevado a la ridícula situación de haber ganado las elecciones pero no poder formar gobierno.

Rajoy, a quien solo mueve el pavor de ser el único presidente español que no repite mandato, trata de ocultar este cómico resultado formulando la situación al modo católico con una trinidad de posibilidades: 1ª) Él al frente de un gobierno con el PSOE y C’s; 2ª) el caos de un gobierno del PSOE con “fuerzas radicales e independentistas”; y c) nuevas elecciones. Es obvio que la tercera es la que él prefiere y por eso prepara su candidatura en el seno de su partido y no entre los grupos parlamentarios cuyo común denominador conoce muy bien: “no a Rajoy”. Prefiere la tercera opción, pero dice preferir la primera en parte por su inveterada costumbre de mentir y en parte porque sabe que es imposible dado el general “Rajoy no” que comparten en España hasta los de su partido, que están deseando perderlo de vista.

El resumen de todo ello es que la formación y estabilidad del gobierno en España depende de los partidos independentistas catalanes y, en lugar secundario, de C’s, la derecha menos cavernícola. Es complicado, pero es real. Por supuesto, esos partidos independentistas sopesan mucho las circunstancias para obtener el mejor rendimiento de una situación casi surrealista a fuer de complicada.

Rajoy advierte a Sánchez de que ser presidente no consiste en humillarse y de que será víctima del chantaje de Podemos. Es un golpe bajo, dirigido a la autoestima de su contrincante con escasa pegada por venir precisamente de quien lleva cuatro años gobernando a las órdenes de la troika y la oligarquía española, sin dignidad y sin vergüenza, amparando la corrupción y destruyendo el país. Pero, sobre todo, es, como suele pasar con las advertencias de este hombre, una estupidez, propia de quien no entiende la realidad en que vive.

El problema de Sánchez no es Pablo Iglesias. La oferta de coalición de este –por cierto, comunicada al Rey, no al interesado, como buen cortesano- incluye exigencias, y bravuconerías para ocultar el hecho de que ha girado ciento ochenta grados, pasando de excluir tajantemente su integración en un gobierno del PSOE a pedirse la vicepresidencia, porque lo necesita. Recién pasadas las elecciones del 20D era evidente que a Podemos le interesaba su repetición. Con sus 69 diputados y los 90 del PSOE, parecía que el ansiado sorpasso solo dependía de un segundo asalto y así lo confirmaban los sondeos. Pero, al constituir los grupos parlamentarios se descubrió la superchería de que Podemos en sentido estricto no tenía 69, sino 42 diputados, siendo los otros 27 los de las “confluencias”, y era dudoso que pudiera repetir los resultados. Ya no interesaban nuevos comicios; había que constituir gobierno y con Iglesia de vicepresidente.

Aunque los analistas aún no lo hayan visto, en el propuesto gobierno PSOE – Podemos – IU, no es Podemos quien tiene la fuerza, sino una parte de él, en concreto En Comú Podem. Según los requisitos de formación del grupo, esta “confluencia” catalana tiene libertad de voto y voz propia y, por tanto, podría votar en contra de un gobierno de coalición español que ignorara o se opusiera al referéndum en Cataluña, pieza indispensable para ella pero inadmisible para los socialistas

El Podemos castellano está pillado entre los dos bloques, el del PSOE y el de En Comú Podem y sin margen de maniobra. Su propuesta, como suele pasarle, es grandilocuente y en voz tonante: queremos un ministerio de la Plurinacionalidad, como si esto fuera algo más que puro gesto para la galería. Pero, en realidad, quien decide es En Comú Podem porque, si Podemos renuncia al referéndum y estos doce diputados votan en contra (quizá con los seis de la En Marea), el efecto sería catastrófico, pues el gobierno de España no tendría 157 diputados en su arranque, sino 137. Francamente ridículo.

Sin embargo, tampoco En Comú Podem decide en este asunto con autonomía plena. El juego político en Cataluña le obliga a contar con el boque independentista de Junts pel Sí y, de hecho, ya ha solicitado una reunión formal con ERC la semana entrante. ¿Con qué objetivo? Resulta obvio: tantear las posibilidades de apoyo de los dos grupos independentistas en el Congreso, el de ERC y el de DiL a un posible gobierno de coalición PSOE – Podemos y en qué términos. Si ERC exige un reconocimiento de la “soberanía del pueblo catalán”, como hace Joan Tardá y el PSOE no lo acepta, el gobierno de coalición solo podrá salir adelante si cuenta con el apoyo de C’s en las cuestiones en que se jueguen intereses nacionales catalanes.

Desde el punto de vista español, esta solución sería aceptable pues dibujaría una gobierno con alianzas puntuales en el parlamento según geometría variable pero lo dejaría siempre a merced de dos fuerzas que no puede controlar: C’s y ERC. Lo que, en definitiva, lleva a la paradójica conclusión de que ERC tiene la llave de la gobernación del Estado español, a reserva de unas nuevas elecciones que nadie quiere excepto, quizá, la propia ERC a los efectos de garantizarse dos o tres meses más de vacío de poder en el Estado mientras acomete la hoja de ruta catalana.