Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Cataluña.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Cataluña.. Mostrar tots els missatges

dilluns, 31 d’octubre del 2016

La tertulia de Gràcia del pasado 14 de octubre



--------------------------------------------


Hubo problemas de sonido con el streaming y hasta hoy no ha estado disponible el vídeo que comparto. Recuérdese: es de hace 15 días y, a la velocidad que van la cosas, podrían ser 15 meses.



divendres, 28 d’octubre del 2016

Palinuro, hoy en Mollerussa

Y digo bien, Palinuro, porque los convocantes han tenido el detallazo de invitarlo a él también. A Palinuro, digo. Está en el cartel. Es la primera vez que le pasa. Casi rompe a llorar de emoción. Y yo muy contento de que mi otro yo tenga tan buena prensa. Troya puede esperar. Primero hay que hacer en Cataluña.

El acto consistirá en una animada charla con Josep Miquel Varea y Josep Labranya y todos cuantos quieran acercarse a compartir coloquio. El tema es una reflexión sobre la actualidad, el presente, de forma que ya sabemos más o menos de qué hablaremos: el gobierno del PP, con Rajoy siendo investido el día siguiente, el terremoto en el PSOE, el amago de divorcio entre el PSOE y el PSC, la llamada nueva ventana de oportunidad de Podemos, el proceso catalán (el político en el Parlamento y el judicial en los tribunales), el RUI, la DUI, la reacción del Estado español, la previsible desobediencia catalana, la correlación de fuerzas en el independentismo, con la CUP en el horizonte, la estatua der Franco en el Born y el nacimiento del partido de Colau - Comunes, así como su incidencia en el proceso, la República Catalana. 

Como siempre, nos faltará tiempo porque son muchos los temas. El presente, la actualidad, estan preñados de un futuro emocionante. Nunca estuvo tan claro que depende de que nos lo ganemos ahora.

A las 21:00 en el Saló d'Actes del Centre Cultural.   

dijous, 27 d’octubre del 2016

Palinuro mañana en Mollerussa

Y digo bien, Palinuro, porque los convocantes han tenido el detallazo de invitarlo a él también. A Palinuro, digo. Está en el cartel. Es la primera vez que le pasa. Casi rompe a llorar de emoción. Y yo muy contento de que mi otro yo tenga tan buena prensa. Troya puede esperar. Primero hay que hacer en Cataluña.

El acto consistirá en una animada charla con Josep Miquel Varea y Josep Labranya y todos cuantos quieran acercarse a compartir coloquio. El tema es una reflexión sobre la actualidad, el presente, de forma que ya sabemos más o menos de qué hablaremos: el gobierno del PP, con Rajoy siendo investido el día siguiente, el terremoto en el PSOE, el amago de divorcio entre el PSOE y el PSC, la llamada nueva ventana de oportunidad de Podemos, el proceso catalán (el político en el Parlamento y el judicial en los tribunales), el RUI, la DUI, la reacción del Estado español, la previsible desobediencia catalana, la correlación de fuerzas en el independentismo, con la CUP en el horizonte, la estatua der Franco en el Born y el nacimiento del partido de Colau - Comunes, así como su incidencia en el proceso, la República Catalana. 

Como siempre, nos faltará tiempo porque son muchos los temas. El presente, la actualidad, estan preñados de un futuro emocionante. Nunca estuvo tan claro que depende de que nos lo ganemos ahora.

A las 21:00 en el Saló d'Actes del Centre Cultural.   

dimecres, 26 d’octubre del 2016

Desobediencia civil

En Cataluña se dibuja un horizonte de desobediencia civil generalizada alimentada no tanto por el afán de la población por buscarse problemas como por la obstinación de la derecha de considerar que el independentismo catalán es un problema de orden público que se resuelve con cuatro guantazos o, como dicen en público, aplicando la ley. La ley de la porra, se entiende. En este actitud, tan autoritaria y absurda, la derecha cuenta con la entusiasta complicidad del PSOE, capaz de suicidarse al pie de la gloriosa nación hispana. O de lo que queda de ella después de que la la inepta y corrupta oligarquía española haya ido dejándose a lo largo de los siglos jirones del mayor imperio que vieron los tiempos, hasta quedar reducido a una parte de una península en la periferia de Europa y a punto, además, de perder su propia periferia. Porque "Castilla miserable ayer dominadora...", etc. De eso trata mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado, Comença el ball y cuya tradución al castellano viene a continuación.


Comienza el baile

Mientras en Madrid el PSOE obedecía al destino, en Vic, un concejal de la CUP obedecía a su conciencia. Por su parte Rajoy aseguraba que lo que hay que obedecer es la ley, de la que él es y será legítimo guardián.

Cualquiera ve que este es el inicio de una actitud colectiva que, probablemente, irá a más. Cuando un concejal actúa según su conciencia y, con ello, se sitúa fuera de ley despierta más simpatías que otro que, por ejemplo, se haya puesto fuera de la ley por haberse apropiado indebidamente unos cuantos millones. Con el primero se solidarizan muchos ciudadanos y algunos hasta lo manifiestan; con el segundo no suele solidarizarse nadie ni manifestarse, aunque a veces pasa, pues España es un país peculiar.

La insistencia de Rajoy en obedecer y hacer obedecer la ley es una perogrullada. Los gobiernos están para eso. Pero también están para aplicar soluciones políticas, negociadas que permitan mejorar la ley cuando esta es cuestionada por medios pacíficos por una colectividad con sus instituciones a la cabeza. De eso, sin embargo, no hay nada en el discurso de la derecha. Y no lo hay porque, para ella, los actos movidos por la conciencia independentista son un mero problema de orden público. Y el orden se mantiene con la aplicación estricta de la ley.

Este criterio convierte toda la política del Estado en relación al independentismo catalán en política represiva. Se moviliza la policía, los tribunales y, si es, necesario, se preparan las cárceles. En ese hilo procesal se encuentran ya un diputado de las Cortes, un expresidente y dos exconsejeras de la Generalitat y la actual presidenta del Parlament. Es difícil no ver que estas actuaciones son contraproducentes para el objetivo de hacer desistir a los independentistas. Cada nuevo acto de represión generará mayor respuesta de desacato y desobediencia, con más frecuentes llamadas a las fuerzas del orden autonómicas a desobedecer a su vez.

Teniendo en cuenta que el gobierno de la Generalitat tiene propósito de seguir con la hoja de ruta, como ha manifestado Homs al Rey y que el bloque independentista en el Congreso votará “no” a Rajoy, lo que se prevé es una escalada de acción (represión) – reacción (desobediencia) de consecuencias imprevisibles. Alguno de los posibles escenarios es que se produzca algún tipo de intervención exterior en forma de mediación, cosa que beneficiará a los independentistas y enfurecerá a los nacionalistas españoles.

De hecho, estos ya han cavado sus trincheras gracias a la abstención del PSOE y formado una línea defensiva de los partidos de la “unión nacional”. Una gran coalición disimulada como gobernabilidad de España. Y con eso se prueba que la situación está tan bloqueada como siempre. Esta vez no por un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda, sino entre España y Cataluña.
Imposible abordar esta cuestión con el código penal en la mano. No es un problema de legalidad, sino de legitimidad, que requiere soluciones políticas negociadas y pactadas. La más evidente de todas, la que lleva planteándose desde el inicio es la realización de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Es algo tan evidente, sobre todo después del ejemplo de Escocia, que no se explica por qué no se ha realizado ya.

Pero el hecho es que no se ha producido y la situación sigue tan bloqueada como antes. Hay una evidente crisis constitucional. Está claro que los políticos llevan el asunto a la confrontación. A lo mejor sería razonable que interviniera el Rey. Al fin y al cabo, está para eso, para arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones. Y quizá una buena forma de conseguirlo sea sugerir a los partidos nacionales españoles la idea de que es mejor un referéndum pactado que uno sin pactar.

dilluns, 24 d’octubre del 2016

Entrevista de Palinuro en "elMón.cat"

Esto de vivir en dos países tiene sus encantos y sus peplas. Se vuelve uno un poco esquizofrénico si uno quiere -y uno quiere- tomarse los dos países, España y Cataluña en serio, considerar como propias sus problemáticas, entender las situaciones y aportar lo que pueda de buena fe al bien común. Ver España con ojos de español y Cataluña con ojos de catalán lleva su esfuerzo. Pero tiene enormes compensaciones. La primera de todas, la libertad y la posibilidad de seguir aprendiendo en la vida y también la seguridad de que no habla uno a humo de pajas. Claro que el eco que se consigue es muy distinto en uno y otro lugares. Lo señala muy bien mi entrevistador, Bernat Vilaró,cuando dice que el que encuentro en Cataluña se corresponde con el silencio en España. Nadie es profeta en su tierra, de acuerdo. Pero si el profeta ha viajado a otras tierras y tiene noticias interesantes sobre ellas, negarse a saberlas, silenciarlas solo prueba el ánimo de los españoles de no darse por enterados del fenómeno más importante que llama a las puertas de Estado: la República Catalana, frente a la que no saben qué hacer. Es una actitud infantil y absurda: no otorgar carta de naturaleza a una realidad que es independiente de ellos.

Allá ellos.

Incluyo la entrevista en versión castellana:

Cotarelo: "Hay que llevar el proceso al Tribunal de La Haya para que quede salvaguardado"

Entrevista al escritor y politólogo madrileño, que acaba de publicar 'La República Catalana'. Defiende que una DUI "es más estratégica que el referéndum"

por Bernat Vilaró 23 / 10/2016

Ramón Cotarelo (Madrid, 1943) viaja de vez en cuando a Catalunya, a varias tertulias de televisión, hace conferencias que organiza la ANC, y en todas partes donde lo llaman da su punto de vista sobre el proceso soberanista, sin pelos en la lengua. En Madrid, sin embargo, los medios de comunicación no lo llaman. Catedrático emérito de Ciencia Política y de la Administración de la UNED, acaba de publicar La República Catalana (Ara Llibres, 2016). El politólogo también escribe en elMón.cat y en su blog Palinuro.

El título del libro es simple: La República catalana. Con la obra busca hacer pedagogía en España sobre lo que está pasando en Cataluña?
Sí. ¡Claro! Ya está, primera pregunta superada [ríe]. 

Y por qué cree que existe esta necesidad de hacer pedagogía?
La intención del título realmente es poner la palabra República. Los españoles no acaban de entender la cuestión catalana, en absoluto. Normalmente es que no quieren, pero es que aunque quisieran hacerlo, no podrían. Les falta perspectiva, datos, no conocen su propia historia ... piensa que las mejores historias de España las escriben ingleses! Y esto no es casualidad. Los historiadores españoles no construyen historia, construyen ideología. Y por eso los españoles no conocen su propia historia. Y cuando ésta engloba Cataluña, se nota que se desconocen las relaciones entre españoles. Se han tragado una ola de propaganda y mentiras. Y hay un orgullo herido en España de ver que "estos al final se lo han podido arreglar solos".

"En Cataluña se lo han podido arreglar solos y, encima, son republicanos". ¿Verdad?
Exacto. No sólo es una minoría nacional que aspira a ser reconocida como tal, y ejercer los derechos que tiene, sino que ¡además es republicana! A mí me interesa especialmente subrayar esto. En Cataluña no hay debate, no ha habido nunca monarquía. La emancipación de los catalanes es, además, un programa republicano. Y hay que remarcar que en España la República ha fracasado dos veces, y ahora están resignados a tener una monarquía eternamente. Y ningún proyecto español actual para impedir la independencia de los catalanes puede funcionar: no hay monarquías federales. Las federaciones que conocemos son todas republicanas.

Y ¿como sienta esto entre la gente española, republicana y de izquierdas? En Cataluña hay un proyecto para hacer una República, que además podría ser de izquierdas
No, es que las personas de izquierdas en España no entienden nada, en absoluto. Porque la izquierda española antes de que izquierda es española. Y tanto española que ni siquiera se plantea sus principios. Porque la condición nacional queda por delante de estos principios de la izquierda. Además, ¿de qué principios hablamos? ¡Si no se ha cumplido ninguna! "Mi partido respetará el derecho a la autodeterminación"? Esto ya lo decían los socialistas y los comunistas al principio.  Y ha desaparecido. Y no se ha vuelto sobre ello. La actitud de la izquierda y de la derecha, con respecto a Cataluña, es la misma. La derecha tiene claro que lo mejor que se puede hacer con los catalanes es ignorarlos, no escuchar lo que está pasando. Y si hay mucho ruido, se bombardea. Y esta no puede ser la actitud también de la izquierda ... pero es la que es. Primero, porque tampoco escucha. Y segundo, no se molesta por entender que, para una persona de izquierdas (que debería ser tolerante), debería estar claro que al menos habría que escuchar a quien diga que se siente parte de otra nación. Porque podría ser que en un mismo espacio jurídico estuvieran conviviendo varias naciones. Pero todo esto ni se ha planteado en la izquierda española.

 ¿Y por eso Ramón Cotarelo entiende el clamor independentista en Cataluña?
Sí, pero yo no soy independentista. Yo seré lo que diga la ciudadanía de la nación catalana que quiere ser. Suscribo lo que los catalanes hagan. Al principio de todo este proceso, cuando debatía con Pablo Iglesias hace cuatro años, él me decía que los nacionalismos periféricos deben ayudarse  entre ellos. Y yo le decía que no era partidario de la independencia de Cataluña, pero sí que estaba a favor de un referéndum, y que se aplicara el resultado fuera como fuera. Esto en 2012. Cuatro años más tarde, lo que decía yo cuatro años atrás es lo que dice él en 2016. Y yo ahora ya añado algo más: "Si yo fuera catalán, sería independentista, sin lugar a dudas". Pero como no soy catalán tampoco quiero meterme mucho. Pero es evidente. La independencia es el mejor para todos, y también para España.

Así, Podemos avanza poco a poco, pero avanza
Pero los de Podemos se han quedado atascados. Un referéndum, sí, pero decían que no se daban las condiciones legales, y ahora todavía se arrastran ... pero hay que tener en cuenta que, hoy en día, no está claro si los de Podemos apoyarían un referéndum en contra del gobierno español, es decir, un referéndum unilateral. Y el PSOE está claro que se ha rendido ya a dejar el gobierno en manos del PP por ninguna otra razón que a causa de Cataluña. 

Usted propone al libro un referéndum en toda España con una triple respuesta sobre la independencia de Cataluña: "Sí", "No", y "Que hagan lo que crean oportuno". Pero la izquierda española ni siquiera ha insinuado una propuesta como esta
Estoy convencido de que la tercera opción tendría muchos votos, y que podría ganar. La gente diría: "Mira, tú, sus razones tendrán ...". Lo que sería importante aquí es dejar claro qué pasa con los Síes y los Noes a la hora del recuento. Porque habría proporciones inversas. Quizás hay un 70% de “No” en España, y un 70% de “Sí” en Cataluña. El referéndum, de función orientativa, debería determinar qué hacer a continuación. No puedes seguir ignorando un territorio donde el 70% de la población vota al contrario de lo que vota el resto.

 Sea como sea, el presidente Puigdemont ha planteado la fórmula del "referéndum o referéndum". Sin acuerdo con el Estado, ¿el principal obstáculo es la validación internacional?
La comunidad internacional y la Unión Europea -o lo que quede- deberá involucrarse tarde o temprano. Esta situación puede ser involuntaria u obligada por las circunstancias. Y los procesamiento de Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau apuntan en esta línea. Es una situación diferente a que Europa intervenga por realizarse un referéndum unilateral. Son dos cosas diferentes: una intervención anterior o posterior al referéndum. Es muy diferente. Yo creo que la internacionalización del conflicto interesa mucho en Cataluña, pero no interesa nada en España, como es evidente. Todo el esfuerzo se debe poner en la internacionalización del proceso, por que aliados en España no habrá. Los de Podemos antes son españoles que de izquierdas. Pero es que ... [piensa] lo primero que hay que hacer es dilucidar si es mejor un referéndum o una declaración.

 Explíquese
Un referéndum unilateral plantea un conflicto interno. Y siempre habrá gente en Europa que dirá: "Bueno, esto sólo es un asunto interno". En cambio, si haces una declaración unilateral de independencia, y de inmediato la llevas a la Corte Internacional de La Haya, ya lo hasinternacionalizado de golpe. Y tienes muchas más probabilidades de ganar apoyos a la declaración si la gestiona un organismo jurídico y judicial internacional. Después ya se corroboraría la declaración con un referéndum. Pero si te enfrentas al Estado con un referéndum unilateral, mucha gente en el exterior dirá que nada, que esto es sólo un asunto interno de los españoles. El referéndum cede en importancia estratégica en comparación con la declaración de independencia. 
¿Aunque la declaración tenga lugar justo después del referéndum, en caso de victoria del Sí?
Ya, pero fíjate que el referéndum debe tener unos requisitos, y ya es evidente que no será acordado con el Estado. Y una declaración no podrá ser automática después del referéndum, porque habrá que hacer el recuento, realizar el escrutinio, depurar, llegar a acuerdos, recibir los recursos pertinentes del señor Xavier García Albiol, etcétera. Y pasará un cierto tiempo. Y, sobre todo, encontrarás que el Estado venderá que se ha cometido una ilegalidad, y pondrá en marcha toda la maquinaria administrativa, y si puede inhabilitará todas las instituciones catalanas, aplicará el artículo 155 de la Constitución, y sencillamente volverá a liarla. Y ¿qué haces? ¿A toda prisa declaras la independencia? ¡Pues más vale hacerla antes, y se acabó! 

Habría una tercera opción? El Gobierno apuesta por el referéndum unilateral, pero el embate del Estado contra las instituciones catalanas (antes del día del referéndum) empuja el ejecutivo de Puigdemont a  declarar la independencia
Sí, pero eso te lleva a una dinámica que no se controla. No sabes qué reacción tendrá el Estado, no se puede calibrar. Y pones a prueba la resistencia de la población catalana, sobre todo los funcionarios y las fuerzas propias de seguridad. Que yo sepa, los Mossos están divididos prácticamente al 50%. Habría un lío. Además, te saltas tu propia promesa de ir de ley a ley. Eh, que puede salir bien eh, pero también puede salir mal. Y no veo la necesidad de jugártela así, cuando tienes una vía más tranquila, la de la declaración unilateral de independencia, directamente. El referéndum no se podrá negociar, por lo que si lo quieres hacer te tienes que declarar en rebeldía. Y la convocatoria del referéndum ya está impugnada, desde el primer momento.

¿Y qué pasa después de declarar la independencia? Habrá ejercer de Estado, y que la gente se movilice de manera permanente para asegurar la independencia desde la calle
Sí, sí, pero si haces un referéndum unilateral todo esto también habría que hacerlo, pero en una situación peor, porque si haces una declaración tienes la vía de seguridad y amparo de llevar el conflicto a un organismo internacional. Que es el punto esencial de toda esta cuestión. Si llevas el conflicto al Tribunal de La Haya, la primera consecuencia es que se paraliza todo. Quedas salvaguardado. Todo está en suspenso hasta que haya una decisión. Hay una especie de tregua que evita un escenario de casi guerra civil. 

¿Qué papel tendrán los partidos no independentistas en el Parlamento?
Si el Parlamento hay una mayoría abrumadora que niega el desafuero de diputados para que puedan ser procesados, ya se niega el procesamiento. Por lo tanto, si realmente quieren insistir en procesamientos contra diputados, quienes deberán desobedecer las leyes serán ellos, en contra de la voluntad del Parlamento. Y la mayoría del No a estos hipotéticos procesamientos contra cargos electos ya está: JxSí y la CUP tienen mayoría absoluta. Y habría que ver qué hacen CSQP y el PSC
CSQP tiene la clave para que haya una mayoría aplastante contra la persecución de las instituciones
Sí, claro. Y esto es muy importante y significativo. Incluso el PSC, que a ver si finalmente se independiza del PSOE. Se calibrarán como están estos partidos, y los involucras en un proceso donde no quieren entrar. 

Pero estarán obligados a responder
Y tanto. Y deberán votar. También pueden abstenerse, y en eso los socialistas ya se están especializando [ríe]. Deben decir Sí o No en caso de procesamientos contra diputados, si llega el caso. Si CSQP y PSC votan No a estos procesamientos, habrá un frente común muy potente para trabajar a favor del referéndum. Parece que me contradiga, pero es diferente oponerse a un referéndum en Cataluña si la convocatoria la articula un 80-90% del Parlamento, y dejas fuera sólo C 's y PP. Esto es mucho más potente que un referéndum con el apoyo sólo de los 72 diputados independentistas. ¿Qué importancia tendría esto? Pues dependerá del momento político de aquel instante. Si todo el mundo está ya con las municiones a punto, no tendrá ninguna importancia. Pero si llega en un momento donde todo el mundo está todavía debatiendo y buscando soluciones, pues será un solución. Y gente de Podemos y el PSOE lo puede ver con otros ojos. Y, si me apuras, también gente del PP lo puede ver de otra manera. 

Por otra parte, ¿como ha de responder la ciudadanía el día del juicio a Mas, Ortega y Rigau?
Si ellos tres se niegan a asistir a su propio juicio entras en un territorio de imponderables, porque después llegaría un procesamiento por desobediencia. Es muy complicado. Los tres deben tener asumido que se les condenará. Si no hay vía de impedir legalmente el juicio, lo más sensato es que comparezcan al juicio, que se les condene, y que la gente reaccione de manera espontánea. Y no se puede desaprovechar la circunstancia de contar, como ya hace Carles Puigdemont constantemente, que en Cataluña hay siempre una actitud pacífica y democrática, y que el Estado responde con represión judicial. Hay que convertir esta represión en un instrumento de propaganda internacional. Y habrá más procesamientos eh, y atención porque en el caso de Carmen Forcadell habrá un auténtico choque institucional, porque es la presidenta del Parlamento.

Pero ¿hasta qué punto se ha de mantener la presión en la calle?
Mira, meses antes de que encarcelaran Arnaldo Otegi el debate que había era muy parecido. "No se atreverán a encarcelar Otegi, esto tendrá consecuencias", se decía. Y sí, sí, se atrevieron, lo encarcelaron, y no ha pasado nada. Es decir, que ... ¡cuidado! La población catalana lleva años movilizada, y les pides un sacrificio grande a lo largo del tiempo. Se ha mantenido una unión esencial, entre partidos, instituciones y sociedad civil. Esto ha permitido que el movimiento tenga esa fuerza. Pero si el Estado te introduce una fisura y alguien se separa, la población se asusta. Si las instituciones o los partidos se disgregan, se ha hecho un mal negocio. Por tanto, no se me ocurriría dar recetas sobre qué hacer. Sólo sé que hay que estar atentos y hacer dos cosas. 

¿Qué?
En primer lugar, recordar que el objetivo estratégico es esencial, y que se basa en la conservación de la unidad de acción, el carácter transversal y la movilización ciudadana. Y, por otra parte, es necesario que el destino de las personas que están dando la cara por la población sea lo más importante para la sociedad. Es necesario estar dispuesto a salvar y demostrar el apoyo a estos dirigentes. Porque se lo merecen y lo necesitarán. Hay que conjugar estos dos factores y hacerlos coincidir. Y no formular consignas que después te puedan maniatar: "Reuniremos la gente ante el tribunal ..."? No. Porque tendrás todo el Estado diciendo que están coaccionando a los jueces, que no hay respeto por la independencia judicial, etcétera. Y eso no es lo más interesante estratégicamente hablando. Se debe tener claro el objetivo, el procedimiento, el carácter unitario popular, y recordar que la gente es débil. ¿Cuánta gente se te desmovilizará al ver que el Estado es capaz de sentar en el banquillo de los acusados ​​todo un ex presidente de la Generalitat y condenarlo a una inhabilitación? Hay que tener en cuenta este peligro. Esto se puede aprovechar para hacer pedagogía en el exterior, sí, y se debe hacer y se está haciendo. Pero es mucho trabajo. Combates contra un enemigo extraordinariamente hábil. Y encima, todo esto es territorio nuevo, estamos abriendo camino. No sabes donde puedes poner un pie y encontrarte una mina. Pero al menos sabes que en algún lugar están, eso seguro. Nadie facilitará nada.





.

diumenge, 23 d’octubre del 2016

Cataluña en el fondo. La entrevista de "Gara"

Comparto con la peña la entrevista que me hizo el otro día Gara. Me rindo a la capacidad de síntesis de las preguntas del entrevistador, Alberto Pradilla.

«No se abre el camino al PP para cuatro años, sino para decenios»

ALBERTO PRADILLA|MADRID

Hoy se celebra un Comité Federal clave en el que el PSOE cambiará su «no es no» por una abstención que permitirá gobernar a Mariano Rajoy. ¿Es el inicio de la Gran Coalición?
De inicio nada, es una Gran Coalición disimulada. Es la formación de un Frente Nacional inconfeso. Lo de los catalanes les ha asustado y han decidido formar el Gobierno de Salvación Nacional con una oposición leal que será muy oposición en términos sociales y económicos pero muy poco en términos territoriales y nacionales. Los «superiores intereses de la patria española» justifican esta alianza vergonzante. Es lo que no se dice pero lo único real.

Una Gran Coalición funciona mejor cuando no es percibida como tal por los ciudadanos. ¿No puede ser una estrategia perjudicial para el turnismo?
Eso es para tiempos normales, tranquilos, y estos no lo son. Si hay nuevas elecciones –y esta es la verdadera razón por la que no quieren elecciones– muy probablemente no habría gobierno hasta dentro de seis meses. Mientras, los catalanes construyen su Estado. Al final, el Gobierno que entrase lo primero que se encontraría es una declaración unilateral de independencia. Hay una sensación de urgencia. Nadie habla de Catalunya en esta pelea, pero están formando un bloque. Lo van a disimular con una oposición cerrada en todos los demás, pero cuando se trate de decir que no a los catalanes van a estar juntos PP, PSOE y Ciudadanos.

Tanto los partidarios de Pedro Sánchez como los de Susana Díaz terminaron asumiendo que la ruptura se produce por el intento de acuerdo con el independentismo. ¿Cree que realmente lo intentó?
Pedro Sánchez empezó su mandato en una ortodoxia «rubalcabiana» total. Había que oírle. «Más España» era su grito electoral, salió con una bandera más grande que la de Aznar. No obstante, sin los independentistas catalanes, sin la minoría catalana, no se hace nada. Los catalanes no pueden imponer un gobierno, pero sí pueden impedirlo. El mandato del Comité Federal era que no querían el apoyo catalán ni directa ni indirectamente, ni siquiera a través de la abstención. Era una posición maximalista total que preanunciaba lo que iba a pasar. Sánchez probablemente inició tímidos contactos para ver si encontraba una solución y solo eso le ha costado la carrera.

El PSOE ha recurrido a Felipe González. ¿Es una demostración de la falta de líderes?
Felipe González ha dinamitado el escaso prestigio que le quedaba de rumiar las glorias del pasado. Ha perdido la vergüenza y animando a Susana Díaz, a la que le ciega la ambición, a lanzarse a un golpe de mano dentro del PSOE que prácticamente lo ha destruido. Esas teorías de Eduardo Madina y de otros demagogos de que van a hacer una oposición durísima y que van a tener atado en corto al Gobierno son mentira. Si no has sido capaz de atarlo cuando estaba en funciones, ¿cómo vas a ser capaz cuando gobierna con una posibilidad de chantaje que les aterroriza? A la primera que les molestes convoca elecciones anticipadas y les deja sin saber qué hacer. El PSOE hará la oposición que el PP le deje y en los asuntos llamados «nacionales», los de Catalunya, que son los que importan, harán piña.

¿Observa el riesgo de «pasokización», como han vaticinado algunos analistas?
No veo «pasokización» alguna. El PSOE no es el Pasok. El Pasok se fundó hace 40 años. El PSOE tiene una larguísima historia más que centenaria, hay muchísima gente fiel, miles de militantes sinceros... Resistirá como para poder ser partido bisagra. El problema es que la otra izquierda no va a conseguir nada, porque está mal planteada desde el principio. Esa identificación con el viejo comunismo anguitiano, esa agresividad, no les va a permitir llegar ni al 15%. Esta es la implosión de toda la izquierda, no solo del PSOE, sino también de Podemos, por la pura incompetencia de sus líderes. No es abrir el camino a un gobierno del PP para cuatro años, sino abrirlo para decenios.

¿Qué ocurre con los movimientos de las bases?
Si hubiera un dirigente... Pero no lo hay. Fíjate qué carentes están, cómo sienten la necesidad, que ha medioaparecido Borrell y se han lanzado todos en sus brazos como locos. Y todo porque ha medioaparecido otra gloria del pasado que no está tan emborronado, tan ensuciado y tan desprestigiado como la vieja guardia. Hay un sector del PSOE que conserva la vieja cultura izquierdista, obrerista... pero ni tiene dirigente ni es capaz de articular un proyecto, porque no entiende el país en el que vive ni emplea el lenguaje correcto para los tiempos que corren.

El siguiente paso es un congreso extraordinario para elegir nuevo secretario general. ¿Cree que el PSOE tiene alguna oportunidad de regeneración?
Depende de qué congreso vaya a producirse. Si es el de las bases rebeldes o el de la gestora. En todo caso, lo que me parece intuir, es que falta liderazgo. Pedro Sánchez entró como un criado de Rubalcaba y terminó pensando que podía resolver la crisis estructural del país. No hay liderazgo y tampoco proyecto. No saben qué hacer porque el problema principal, les guste o no les guste, está en Catalunya. Ya se han cargado al PSC, que era antes la segunda fuerza de forma que equilibraba a los andaluces. Ahora, sin el PSC es difícil que el PSOE pueda ganar elecciones. Además, el predominio de Andalucía es tan amplio que el PSOE corre el peligro de convertirse en un partido andaluz, con las rencillas que eso conlleva. Cualquier congreso que se produzca va a ser “La casa de tócame Roque”, porque no hay proyecto ni liderazgo, y Susana Díaz no tiene categoría. Van a acabar saliendo con una solución de parcheo que les permitirá sobrevivir en esa medianía en la que los cargos se mantienen, los sueldos se cobran pero no se hace nada.

¿Estamos ante un proceso de restauración del régimen de 1978?
Van a guardar las formas dentro de lo que Europa les exija, que va a ser poco, porque harán todos los recortes que pidan. Guardarán las formas para que el Consejo de Europa no les meta mano por ser lo que realmente son, una dictadura disfrazada de democracia.

Plantea que el nudo principal es la cuestión catalana. ¿No ve esperanza en que alguien plantee una solución democrática partiendo de la base de que sería positiva para el Estado?
La cerrazón es total, el miedo es absoluto, la actitud del independentismo catalán no ofrece ninguna duda y por la parte española no hay fondo del que sacar. ¿Pueden hacer alguna propuesta que interese a los catalanes tendiendo en cuenta que están a cuarenta cuerpos de distancia? Que les digan ahora eso del federalismo. Ni siquiera quieren confesar que hay un problema. Lo más dramático de esto es la pavorosa incompetencia de la dirigencia española. Es increíble. Todo el mundo dice que Rajoy es tonto, lo cual es obvio. Pero también pasa con los otros. Albert Rivera es un zascandil. ¿Qué era el pobre Sánchez? Un tío al que la Historia le puso ahí como la corriente del río arrincona una rama. Y Pablo Iglesias es un oportunista que ha creído que la salvación del país y la patria depende de él. Son incapaces de hacerse cargo de que en una situación así es necesario dar propuestas valientes e innovadoras.

¿Cómo explica estas tesis alguien que se ha definido como «nacionalista español»?
Probablemente, si me preguntaran otra vez ya no lo diría. Soy español por azares del nacimiento, si me dicen si estoy orgulloso, mi respuesta es que no. Estoy obligado a pertenecer a una nación que niega a otras el derecho a serlo. ¿Cómo podría sentirme yo a gusto en una nación española? En una que fuera respetuosa con el derecho de las otras naciones a independendizarse. Una nación que integrara a otras voluntariamente. Entonces sí, te haría sentir el orgullo de decir «pertenezco a la nación de la que nadie quiere irse». Mientras, estoy obligado a decir que pertenezco a una nación que tiene aferradas a otras naciones y no les deja articular su voluntad. Son nacionalista de un país que no existe.

Defiende que Catalunya es la verdadera amenaza para el «statu quo» en el Estado.
Creo que es la única oposición que hay. La única real, que preocupa, que les obsesiona.

En su libro «La República Catalana» plantea que mientras en el Principat existe un proyecto, el Estado carece de propuestas.
De Catalunya salen todas las iniciativas, tiene proyecto, presenta objetivos. España está a la defensiva. Y en política, como en todo en la vida, el primero que da un paso tiene ganada la iniciativa, que es esencial. Ha llegado un extremo en el que, realmente, el bipartidismo solo puede ser sustituido para la conservación del Estado por el monopartidismo. Eso es lo que intentó Rubalcaba en sus nefastos años de mandato, llevar al PSOE a la condición de partido dinástico, colaboracionista.

También hace mención a cómo la izquierda española niega la posibilidad de ser independentista y progresista.
Eso lo dicen los castellanohablantes, los españoles, para disimular que no les queda otro remedio que tragarse que se puede ser independentista y de izquierdas. Siempre sale el fondo de la cuestión. Aquí solo hay un país, una nación, «esto es España y esta la izquierda española». Y luego están estos tíos raros, de la periferia, que se empeñan en decir que son de izquierdas, pero ¿cómo pueden ser de izquierdas siendo nacionalistas? Esa tontería que dicen que los españoles no son nacionalistas... es que entra la risa.


Podemos defiende el derecho a decidir.

Tengo a gala decir que eso lo plantea porque yo se lo dije. Porque no era así. Y lo han aceptado a regañadientes. Segundo, no se lo cree nadie. Porque hasta ahora el derecho a decidir era pactado con el Estado. Y con el Estado no pactas el derecho a decidir. Ahora se lo han callado pero en el fondo es lo mismo, un derecho a decidir dentro del ordenamiento jurídico. Creen que la gente es imbécil, que se le puede decir a los catalanes derecho a decidir y luego por lo bajini, «qué derecho a decidir ni qué niño muerto». Suena novedoso pero es el mismo rollo de siempre.A.P.

divendres, 21 d’octubre del 2016

Franco se cae del caballo

Recuerdos relámpago de noches en los países comunistas, con derribo de estatuas de Lenin, Stalin... Vaya clima se está gestando en la tercera Restauración que ha resultado ser el postfranquismo o franquismo sin Franco.

Desde el principio del proyecto del Born se intuía que la autoridad municipal estaba errando a modo. Quizá por ingenuidad, con su punto de pedantería. Su intención podía ser buena, pero ha resultado la bondad del Alma buena de Sechuán. Estamos en una democracia moderna, debieron decirse, en una sociedad tolerante, culta, capaz de contextualizar o descontextualizar (que no estoy muy seguro de lo que los mozos proponen) los datos, los personajes y de relativizar las consecuencias del pasado.

Pero he aquí que la gente -esa de la que tanto hablan en Podemos- no está para refinamientos ni deconstrucciones derridanas. No quiere ver la estatua de Franco en las calles, con cabeza, sin cabeza o con tres cabezas, como la Gorgona. ¿Por qué? Sencillamente, porque está en todas partes, en los callejeros, en los nombres de los pueblos, los títulos honoríficos, la fundación de su nombre, el Valle de los Caídos, las misas por su eterna salvación y, si fuera posible, pronta resurrección, los cargos públicos del PP haciendo saludos fascistas, literalmente en todas partes. El dictador que murió en la cama después de cuarenta años de régimen inenarrable que muchos, demasiados, dieron por bueno porque los seres humanos se adaptan a todo, incluso a la esclavitud.

Franco se cae del caballo el mismo día en que el Tribunal Constitucional, algunos de cuyos miembros son aficionados a la Fiesta Nacional, prohíbe prohibir las corridas de toros en Cataluña. Cómo se nota que son todos de la generación del 68. Incidentalmente, un país que llama "Fiesta nacional" a las corridas de toros no está bien de su colectiva cabeza.

Palinuro volverá mañana sobre el derribo del Born porque tiene mucha más miga de lo que parece.

dilluns, 17 d’octubre del 2016

La República Catalana y Palinuro en TV3

Aquí está el vídeo del programa de TV3, Divendres, dirigido por Helena García Melero. Participaban Jaume Barberà, Àstrid Alemany, Vicent Sanchis, Tian Riba y Palinuro, además de la presentadora, claro. En él se habló de la República Catalana  y también de muchas otras cosas de rabiosa actualidad y de actualidad no tan rabiosa en un clima sosegado y afable. Todos los participantes se expresaban en catalán, excepto el invitado mesetario, Palinuro, que lo hizo en castellano sin que nadie se enfadara ni desde luego lo multara. Se expusieron interpretaciones y puntos de vista de interés, de los que Palinuro aprendió mucho. Fue un privilegio participar.

Merece la pena verlo para convencerse de que este tipo de programas de debate tienen una altura distinta en las televisiones españolas o estatales y la TV catalana. Son estilos diferentes, mundos diferentes, países diferentes. 

divendres, 14 d’octubre del 2016

Hoy, conferencia de Palinuro en Gràcia

Como siempre, viajo hoy a Barcelona encantado. Cataluña es mi tierra y los catalanes, mi gente. Por libre elección de mi parte y adopción por la suya. Aquí hay un proyecto, una idea en marcha, una lucha con sentido. Hay vida. Es un privilegio sentirse admitido por un poble tossudamente alçat. Justo lo que la leyenda venía diciendo del conjunto de España y los españoles: que es un pueblo bravo, orgulloso de sus libertades al que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros, según aquel gran poeta asesinado por el fascismo. Pero eso se quedó en leyenda. Cuarenta años de dictadura genocida y otros cuarenta de adocenada, paticorta, timorata y rácana democracia  han cambiado a los leones en zalameros gatitos, las águilas en sobresaltadas gallinas y los toros en mansos bueyes.  Y todos aterrorizados ante la aventura a que se han lanzado estos catalanes de emancipar su nación y dotarla de un Estado republicano.

Ayer mismo volvieron a resonar las fanfarrias conquistadoras, la unidad de destino en lo universal, la lengua del imperio y la habitual sarta de memeces de oropel y cartón piedra. Todo con lo que el franquismo destrozó dos o tres generaciones de infelices españoles y estos neofranquistas que gobiernan en los ratos libres en que no roban han tratado de enjaretarnos con la contumacia que caracteriza sus procesos diz que mentales. Pero, por fin, times they are a-changin, como cantaba ese al que dieron ayer el premio Nobel ante la indignación de los arzobispos de las letras, incapaces de entender el alma de la literatura si no viene encuadernada con las ordenanzas de rigor.

Y el cambio, aquí, se llama la República Catalana, la única esperanza de que algo se mueva en esta bloque monolítico de España que no es "neofranquista" porque le sobra el "neo", y no el de Matrix. Un país del siglo XXI gobernado por esta calaña de sujetos, constituidos en una presunta asociación para delinquir y mandados por un hombre responsable político de todos los gatuperios y cobrador él mismo de los sobresueldos en B de Bárcenas, en realidad, no es un país, sino una aberración. Y si a ello se añade que el principal partido de la oposición está dispuesto a mantener en el gobierno a la presunta asociación de delincuentes a pesar de las barbaridades que se oyen en sede judicial todos los días, se entenderá que una colectividad que puede organizarse de otra forma y librarse del abrazo de este absurdo ente agonizante (recuérdese a Valentí Almirall) lo haga, como lo está haciendo Cataluña.

El proceso que la ciudadanía catalana lleva adelante se acelera porque, por circunstancias de todos conocidas, en España hay un tremendo vacío de poder político. Nadie, ni un dirigente, ni un líder, ni un teórico, intelectual  o ideólogo es capaz de articular una iniciativa, un proyecto que pueda medirse con el catalán y servirle de contrapeso.

Con el procesamiento de Mas, lo único evidente es que en España ya solo funciona el aparato represivo y que su discurso es el de la policía, los tribunales, las condenas. Como siempre. 

De eso hablaremos hoy en Gràcia a las 20:00 en el local del orfeó gracienc, carrer Asturies, 83.

Allí nos vemos.

dimecres, 12 d’octubre del 2016

El vacío de poder en España

Dicen los medios imperiales que las autoridades, la clase política en su conjunto en Madrid hizo el vacío a Puigdemont cuando este llegó a la Villa y Corte a exponer su punto de vista y pedir una negociación sobre el referéndum catalán. No es del todo exacto. En Madrid hay un gobierno en funciones que no gobierna y una oposición provisional, a cargo de una Comisión gestora que no se opone. O sea, no hay gobierno ni oposición. Hay un vacío. La ausencia de miembros del gobierno y personalidades políticas simplemente intentaba trasladar al lugar de la conferencia de Puigdemont la situación en que vive el país desde diciembre de 2015. Y como ya se sabe que la naturaleza tiene horror al vacío, el lugar se llenó en cambio de una nutrida representación del cuerpo diplomático europeo (y no solo europeo) acreditado en Madrid. Según los nacionalistas españoles (del gobierno y de la oposición) a nadie interesa lo que venga a decir a la capital el independentismo catalán. Según los embajadores presentes sí interesa en Francia, Inglaterra, Holanda, Suecia, etc. A cualquiera se le alcanza que es una táctica verdaderamente inepta. De eso va mi artículo de hoy en elMón.cat, cuya versión castellana incluyo aquí:

La mejor defensa es una buena huida


La visita de Puigdemont a Madrid, nuevo episodio del desencuentro entre el gobierno español y el de la Generalitat. Más que con el gobierno, el desencuentro es con el sistema político español en su conjunto. En el auditorio, en la sala, ni un miembro del gobierno, ni dirigente de su partido, ni del PSOE, salvo Gabilondo, nadie de C’s y nadie de Podemos, aunque luego almorzaran juntos los jefes, a modo de desagravio culinario. Es como si, en lugar de llegar a la capital y corte un presidente de una Autonomía en la que hay un proceso independentista en marcha, fuera un leproso llamando a las puertas de una ciudad. Nada de recibirlo, nada de tocarlo, ni escucharlo.

Pero Puigdemont no fue a Madrid a predicar en el desierto. Aunque a las autoridades no parezca interesarles qué tenga que decir el presidente de la Generalitat sobre el contencioso territorial más grave a que ha enfrentado España en mucho tiempo, había una nutrida representación del cuerpo diplomático, tanto de la UE como de fuera de ella. Le habrá costado un berrinche al ministro de Exteriores, pero allí estaban los embajadores de Gran Bretaña, Francia, Irlanda, Holanda, Bélgica Dinamarca y Suecia y otros. Con ello se envía un delicado aviso a los gobernantes y a la clase política española, muy nacionalista: los países europeos están ojo avizor con lo que suceda en Cataluña. Será difícil que pretexten asuntos internos si el conflicto toma aires poco tranquilizadores. No estamos jugando al parchís; estamos jugando con la estabilidad y la seguridad de la gente. Ningún gobernante despreciaría la ocasión de informarse de primera mano de los planes de su adversario o de medirse dialécticamente con él en público. Bueno, si es español, quizá sí.

Esta estridente disonancia, esta falta de cortesía y de talante democrático es patente. La tradición en Madrid es que el poder no transige, no negocia, no pacta. Se impone y ya está. Para ello se invoca la ley que, aparte de ser interpretable, es un puro juguete en manos del poder político orientado en contra del independentismo catalán. El mensaje que envía esta ausencia, mezcla de desplante y huida es de inseguridad, desconcierto y soberbia herida. ¿Cómo vienen estos catalanes en el siglo XXI a agitar espantajos del XIX?

Justamente, esa deserción colectiva invita a la consabida comparación con el avestruz que esconde la cabeza bajo tierra ante el peligro, una historia muy injusta con las avestruces pues en modo alguno hacen esa tontería, como no la hace ningún animal, sabedores de que no interesa perder de vista al enemigo. Los animales, no, pero la derecha, sí. ¿Qué Puigdemont va a Madrid como Moisés bajaba del Sinaí con las tablas del referéndum de la época? Con no estar allí, ojos que no ven y oídos que no escuchan no tienen por qué darse por enterados de lo que aborrecen y temen o temen y aborrecen al tiempo.

Pero los diplomáticos tomaron buena nota y ya habrán informado a sus cancillerías de que el líder independentista catalán se ha presentado en Madrid con ánimo conciliador y una propuesta de negociarlo todo. Excepto la celebración del referéndum en sí misma. Es referéndum sí o sí y dentro de uno de los síes está negociar todos los aspectos de pregunta, cómputo de votos, requisitos de participación, plazo para la celebración de un referéndum subsiguiente, etc. Si no hay nadie del gobierno español, ni siquiera de la oposición para darse por enterado, está claro que la contestación a las propuestas de Puigdemont solo puede entenderse como un “no”. “No” por ausencia, por deserción, por huida, pero “no” al fin y al cabo. Y ese “no” quedará apuntado en el haber del independentismo y en el debe español a la hora de sopesar los argumentos de una y otra parte ante alguna instancia neutral.

En el proceso de internacionalización del conflicto, que los independentistas llevan muy adelantado, han ganado importantes bazas a la hora de suscitar opinión popular e institucional en los países europeos. Los independentistas catalanes suman; los nacionalistas españoles restan.

Al no haber asistido ningún miembro del gobierno, este no se sentirá obligado a hacer siquiera mención de la presencia del Presidente de la Generalitat en Madrid y menos una declaración. Puigdemont se ha presentado en el palenque, pero el adversario no ha comparecido. Es un misterio cómo piensa el PP y el gobierno de Rajoy si, por fin, los socialistas lo hacen presidente, que se recoge la información, se intercambian las opiniones y los criterios si no es dialogando siempre que se tenga oportunidad.
Ya se ve: no hay interés por saber, informarse, discutir, negociar, llegar a un acuerdo. Lo hay por vigilar estrechamente, reprimir, procesar, quizá encarcelar. Y así hasta el fin de los tiempos. Es obvio que ningún país puede sobrevivir a la larga con un enfrentamiento de este calibre en su interior. Es obvio para todo el mundo excepto para el nacionalismo español que hay se alimenta de sus dos fuentes principales, la derecha y la izquierda.


divendres, 7 d’octubre del 2016

La bronca socialista y el fondo catalán

El tiro del golpe está saliendo por la culata. Los conjurados no se esperaban esta reacción de las bases y esta sí que es espontánea y tiene un aire impecablemente democrático. Negarse a escucharlas, como hace la señora Díaz, no es buena práctica y pone más de relieve el autoritarismo que traspira toda la operación. Dice Díaz que es tan capaz de defender los intereses de España como los de Andalucía. Es un lenguaje caudillista. Nadie le pide tanto. Basta con que no estorbe y deje de hacer dislates, como ese de favorecer los intereses de España y los de Andalucía cargándose el PSOE.

No es exageración. Las colectividades, las asociaciones, y el PSOE es una, procuran siempre sobrevivir y se preparan para hacer frente a los peligros previsibles. Los imprevisibles son otra cosa. Que el PSOE dinamitara desde dentro su posición de relativa fuerza y mandara al ostracismo a su líder en mitad de la batalla era algo imprevisible. El desconcierto que reina ahora mismo en el partido es buena prueba de ello. Nadie sabe con certeza qué pueda hacerse. La comisión gestora, o sea, la junta de alzados, trae una misión a modo de mandato: el PSOE debe abstenerse y permitir un gobierno de Rajoy. Lo que no se sabe es quién le ha dado ese mandato, aunque se supone en dónde se ha urdido.

Pero la oposición interna está siendo muy fuerte y cuestiona la legitimidad de la gestora para negociar nada con el gobierno y menos que nada, la abstención. Esto pone de los nervios a los gestores que no saben cómo salir airosos. Por eso desbarran al reciente estilo andalusí y el presidente de ese dudoso órgano aclara para las almas cándidas que El PSOE podrá consentir la investidura, pero no va a proporcionar estabilidad. Es un modo tan inepto de plantearlo que cabe dudar de si hemos oído bien. Parte el señor Fernández de que el PSOE (o sea, él y sus amigos) podrá "consentir la investidura", un modo disimulado de darla por supuesta. Abstenerse, pero anunciar que no habrá estabilidad es algo incomprensible. Si no se quiere la inestabilidad solo hay dos posibilidades: o se abstiene uno y, si lo hace, obedece luego todo lo que se le ordene o bien no se abstiene uno, vota en contra porque  NO es NO y vamos a terceras elecciones.

Sin embargo, no será así. A pesar de la Gürtel, las black, la Púnica y demás tropelías, el PSOE dará el gobierno al PP porque la operación de salvación nacional está ya en marcha. Rajoy estaba informado de la operación tramada por PRISA, Felipe González y la taifa sevillana. La clase dominante, las empresas, la banca, la Iglesia o alguna de sus órdenes metomentodo, como el Opus, han decidido cortar el proceso independentista catalán antes de que la situación se ponga peor. Hay un interés de Estado y este exige que se acabe con la ingobernabilidad, con el vacío de poder, con la inestabilidad y que se forme un gobierno compuesto por los dos partidos dinásticos y, si no es posible, por uno con el apoyo del otro. Innecesario decir los nombres. Esa es la finalidad verdadera del golpe: unir los dos nacionalismos españoles como han hecho los nacionalistas catalanes y para combatir a estos.

En ese sentido debe interpretarse el impulso que se acaba de dar a la política represiva frente al independentismo catalán: se procesará a Homs por supuesta prevaricación y se pide el encausamiento de Carme Forcadell, presidenta del Parlament por desobedecer al Tribunal Constitucional. La nación española reacciona valiéndose de su Estado.

Se entiende que los nacionalistas españoles, habiendo comprendido que no están los tiempos para bombardear Barcelona, busquen otras vías para obstaculizar o impedir el proceso independentista. Y que recurran a las vías legales y las ilegales como, al parecer, hacen. De las últimas hay poco que decir si no es en los tribunales. De las legales, en cambio, cabe discutir. Legal es, sin duda, procesar a las autoridades catalanas de todo tipo y condición, parlamentarias, consejeras, expresidentes y lo que venga detrás, con pinta de ser bastante si la desobediencia se extiende. Pero que sea legal no quiere decir que sea inteligente. Europa está acostumbrada a ver en las cárceles de unos u otros países a delincuentes terroristas, muchos de los cuales invocan causas políticas. A lo que no está acostumbrada es a ver dirigentes políticos democráticos y pacíficos presos por sus convicciones. Será digno de ver cómo explicarán las autoridades en las cancillerías europeas la existencia de presos políticos en España. Cómo lo harán los socialistas que prefieren un gobierno del PP a cualquier otra opción.

El acuerdo bajo cuerda de salvación nacional insufla tal ánimo al mortecino patriotismo que el ministro de Exteriores se apresta a conquistar el Peñón. Por si alguien dudaba de las esencias de la raza. 

dimecres, 5 d’octubre del 2016

De mal en peor

Mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La legitimació de l'adversari versa sobre la petición de la fiscalía de 10 años de inhabilitación para Mas y nueve para las consejeras Ortega y Rigau. Todas por poner las urnas el 9 de noviembre de 2014 para consultar a la ciudadanía catalana acerca de su futuro por cuanto el Estado español se negaba -y se niega- a permitir un referéndum. La idea es sencilla: considero que en el conjunto de dislates que ha sido la política del Estado en relación con Cataluña, ya desde los tiempos de Zapatero pero muy acusadamente en los de Rajoy, el recurso a la vía represiva, sea administrativa, judicial civil o penal, es mayor desatino si cabe por dos razones: 1ª) porque da por agotada la vía del diálogo y la negociación cuando ni siquiera se ha iniciado; 2ª) legitima la figura de Mas, le presta la aureola simbólica del sacrificio por la Patria catalana. Como sabemos desde siempre, lo peor que puede hacer quien pretende sofocar un movimiento popular es proporcionarle un mito, un héroe que contribuya a crear un relato justificativo. Exactamente lo que hace el gobierno español instigando a la fiscalía a pedir el procesamiento del más significado independentista, y su condena. Desde los ámbitos gubernativos se nos dirá que en España la justicia es independiente y el gobierno no instiga en absoluto al ministerio fiscal. No es necesario siquiera tomarse en serio la enésima patraña de este gobierno de embusteros redomados. De sobra sabemos que, según su ministro del Interior, la Fiscalía afina por su cuenta lo que interesa al poder,

A continuación, la versión castellana:

La legitimación del adversario

La petición fiscal de diez y de nueve años de inhabilitación para Mas y Ortega y Rigau respectivamente es coherente con la actitud que el gobierno español ha adoptado frente al proceso independentista catalán. Invocado desde el principio el principio de que la soberanía nacional no se negocia, obviamente, no hay negociación posible. La soberanía reside en el conjunto del pueblo español, compuesto este por españoles iguales. Otro principio que tampoco se negocia, el de la igualdad hispánica. No hay nada que negociar Y, ante la porfía de los soberanistas catalanes solo queda la vía de la represión administrativa, judicial y penal si a ello ha de llegarse.
Eso en el ámbito de la legalidad. En el de la alegalidad y hasta la ilegalidad, la vía represiva toma tintes aun más sombríos. Las supuestas conversaciones grabadas al ministro del Interior con un hombre de su confianza en Barcelona con el objetivo de jugar sucio con los adversarios políticos, fabricando escándalos van en el mismo sentido. Como lo hacen las demás actividades, conocidas o por conocer de las cloacas del Estado, desde las cuales se puede destrozar el sistema sanitario del prójimo.

El proceso, a su vez, sigue su curso. Conseguida la confianza de la cámara, Puigdemont se ha comprometido a un calendario que se corona, más o menos en un año, en una República Catalana, Estado nuevo en Europa. Se estará o no de acuerdo con la razón de ser o la oportunidad del proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que se plantea como una transición de la legalidad a la legalidad. Pero no cabe duda de que es algo nuevo, que carece de precedentes y plantea el debate en términos políticos, esgrimiendo la legitimidad frente a la legalidad vigente.

Habiéndose perdido la opción de un gobierno de izquierdas en España, merced al golpe de mano de los barones del socialismo nacionalista español, solo se prevé el gobierno de la derecha. En el habitual contexto de rigidez y negativa a negociar nada, esto es, la confrontación con Cataluña. La idea, siempre la misma: mover al resto de España en contra de los catalanes. La dialéctica de la hostilidad que no soporta ni la conllevancia orteguiana. Un comportamiento que da réditos electorales al que se apoya en proclamas de amor a Cataluña mientras se aviva la catalanofobia por cualquier motivo, desde una reforma del Estatuto hasta el ejercicio de su derecho de autodeterminación.

Ahora ya no es solamente cuestión de la rígida negativa de la derecha, sino de la no menos rígida del nacionalismo español, porque se ha sumado el PSOE. El fin último del golpe de los diecisiete en Ferraz, es ajustar el paso del PSOE al del PP al abordar la cuestión catalana, cuyo punto de confrontación abierta se vislumbra en el horizonte. No es posible llegar a un gobierno de gran coalición como siempre había propuesto la derecha porque el PSOE se oponía. Los tiempos y las necesidades han cambiado. Ya no ha lugar a una gran coalición, pero sí a encontrar un terreno compartido de acción parlamentaria en lo que se refiere a Cataluña. Mostrar un punto de unión y acción común del nacionalismo español, sea de derechas o de izquierdas. El apoyo a distancia del PSOE permitiría al PP actuar como un gobierno de salvación nacional, dándole legitimidad a los ojos de los españoles.

El precio de todo ello está siendo la destrucción, la fragmentación del sistema político español: el PP, con su mayoría absoluta en Galicia y muy grande en Castilla y León, Murcia, MadridLa Rioja, etc, s prácticamnte extraparlamentario en Cataluña o País Vasco y es muy difícil que remonte en Andalucía. El PSOE, prácticamente extraparlamentario en Cataluña y Euskadi conserva mayorías substanciales, aunque mermantes, en el Dur peninsular. C’s solo puede tener presencia allí en donde el discurso anticatalanista tiene algún eco, esto es, Cataluña (curiosamente) y Madrid. El caso de Podemos aún no está claro. Si el PSOE termina de suicidarse, es posible que este otro se consolide. Si no, pasará a un segundo plano menos que discreto y los que iban a asaltar los cielos se quedarán en el purgatorio y los más infelices, en el limbo.

En Cataluña el proceso, además de la vertiente parlamentaria e institucional, tiene otra de carácter simbólico, emotivo. La movilización transversal de la sociedad ha aportado muchos elementos sentimentales para fortalecer el movimiento. La petición fiscal de inhabilitación de Mas es un paso decisivo en la construcción de un relato simbólico del nacimiento de la República Catalana. Es claro que el procesamiento del expresidente lo saca del segundo plano en que él mismo se había situado y lo empuja ya abiertamente hacia lo legendario. Al perseguirlo, el Estado español ha dado a Artur Mas la legitimidad que necesitaba para cambiar su figura mosaica de cuando era presidente que dirigía a su pueblo hacia la independencia por otra prometeica al encontrarse procesado, quizá condenado por haber dado la palabra a la gente, que es como quitar el fuego a los dioses.

El apoyo de que goce Artur Mas debiera dar al Estado una pista de en qué medida ha calado entre la población catalana el propósito de desobedecer al ordenamiento jurídico español. Porque el problema para este nacionalismo no está en los actos de los dirigentes sino en el respaldo que les dé la población.

dimecres, 28 de setembre del 2016

Vía libre a la independencia catalana

Hace un año, más o menos, cuando, a raíz de las elecciones de 27S los indepes catalanes se vieron en apuros para formar gobierno, las risotadas de los analistas políticos madrileños (que saben tanto de Cataluña como de la vida religiosa de las orugas) se oían en todos los confines de la Gran Nación. Los indepes tuvieron su gobierno en tiempo y forma y llevan ocho meses funcionando a pleno rendimiento. En España, en cambio, tras dos elecciones generales indecisas y diez meses de barullo, inepcia y parálisis, vamos camino de terceros comicios con muy escasas seguridades de que resuelvan la situación.

Es una burla del destino. A los muy y mucho españoles no les apura quedar en ridículo, siempre que no sea ante los catalanes a los que los muymuchos odian porque los envidian. Cataluña iba a vagar por espacios siderales, en ingeniosa expresión de uno de estos linces del gobierno de los sobresueldos. No sé cual porque todos se parecen mucho y dicen las mismas manidas gansadas. Es España la que vaga y no por los "espacios siderales" sino por el pudridero de una política corrupta hasta el alma, administrada por franquistas esencialmente contrarios a toda idea de libertad y democracia.

Cataluña sigue su hoja de ruta y va camino a la constitución de una República Catalana. Es decir, tiene via libre a la independencia y, a partir de hoy, cuando el Parlament otorgue la confianza al Presidente Puigdemont, esa vía libre se acelerará, mientras en España nadie puede darle réplica alguna porque no puede formarse gobierno.

Aquí, la versión castellana:

Vía libre

Pasadas las elecciones autonómicas gallegas y vascas, puede verse que las cosas no han cambiado nada en el conjunto del Estado, que Rajoy no está más cerca de formar gobierno ni tampoco Sánchez. Si acaso, este último, está más cerca del despido porque su voluntad de cerrar el paso al gobierno de la derecha, ha puesto histérico al establecimiento mediático. Lo atacan también los demás partidos, incluido Podemos, muy interesados en que el PSOE deje camino expedito a Rajoy para que haya un gobierno de la derecha. Es una actitud inmoral la de los dirigentes de la oposición, porque, al fin y al cabo, no son ellos quienes padecerán los resultados de las medidas reaccionarias de Rajoy. Las padecerá la gente de la calle, la que paga sus impuestos (no evade), no tiene chollos opacos con tarjetas black, ni cobra sueldos de ensueño, ni subvenciones otorgadas por enchufe, ni tiene pensiones altísimas garantizadas por vida.

Es imposible que los políticos españoles sean tan estúpidos que estén tirando piedras contra su propio tejado por no ser capaces de encontrar un acomodo que satisfaga al mismo tiempo su obligación y sus intereses. Apenas se entiende. Salvo que, en realidad, se trate de otra forma de actuar, esto es, los políticos españoles no llegan a ningún acuerdo de gobierno porque, en el fondo, nadie quiere ser investido ya que quien lo sea tendrá que bregar con la tropa independentista catalana y se puede encontrar en la desairada posición de presidir sobre la desmembración del país.

Porque la hoja de ruta del movimiento independentista sigue su curso a su ritmo, aplicada por un gobierno con voluntad de hacerlo y un presidente que ha resultado tener una cantidad de recursos que pocos le imaginaban. En el día de hoy se vota la cuestión de confianza. Antes de aquilatar su importancia, una sola reflexión: ¿se recuerda cuando se decía hace seis meses que llegaría un momento en que el gobierno catalán tendría firme base parlamentaria mientras que España carecería de gobierno y de ideas y/o planes para hacer frente al movimiento independentista? Aquel momento es este.

Superada la cuestión de confianza como es previsible que suceda, Cataluña inicia la desconexión de España. De hecho, ya se ha comenzado con el primer proyecto de ley de desconexión, que anula el conjunto de las actividades penales del franquismo. El mensaje que este proyecto -que también saldrá aprobado en su momento y ya veremos con qué voto del PSC, si a favor o en contra- envía a las autoridades del Estado, así como a su clase política, a los intelectuales y a todo el mundo consiste en probar fehacientemente que, para salir del franquismo hay que separarse de España. No merece la pena seguir discutiendo sobre si España es solo circunstancialmente franquista o el franquismo es condición esencial de lo español. Tiempo habrá der averiguarlo. De momento, romper por fin con el franquismo es romper con España.

Había poca duda de que la derecha sigue siendo franquista, a pesar de su desganado intento de disimularlo. Pero tampoco la había acerca del antifranquismo de la izquierda. Sin embargo, con esta primera ley de desconexión, es la izquierda la que tiene ahora que decantarse. Será cosa de ver qué votará el PSC cuando el proyecto esté listo para aprobación. Puede votar que sí, que no o abstenerse aduciendo, quizá, que la ley excede las competencias del Parlament. Pero una abstención equivale a un “no”, igual que una abstención en la investidura en España equivale a un “sí”. Y esa misma situación se repetirá con el PSOE en el caso de que sea necesario votar sobre esta ley de desconexión en el Parlamento español. El PSOE no puede votar que no. Pero si vota que sí, será como una enmienda a la totalidad de la transición y a su aportación en ella.

La confianza de la Cámara abre el último tramo de la hoja de ruta y lo hace de un modo demoledor pues, al declarar nulo lo actuado por el franquismo, se cuestiona la transición misma y se deja en el aire la propia situación actual ya que la legitimidad de las instituciones de hoy depende de lo actuado entonces. En otros términos si el franquismo es nulo, el Tribunal Constitucional actual es ilegítimo y carece de autoridad sobre el Parlamento. Este deriva la suya del Estatuto de Nùria, de 1932 ilegalmente derogado por un grupo de golpistas. El pasado no puede modificarse, desde luego, pero puede reinterpretarse y, en función de esta reinterpretación se actuará posteriormente.

Con la denuncia y anulación del franquismo –cuestión ante la que los demás partidos en España no pueden permanecer indiferentes- el independentismo catalán adquiere una legitimidad de origen que nadie puede negar. Lo que se actúe después, durante la hoja de ruta, dará la medida de la legitimidad de ejercicio. Al final de ese trayecto, de aquí a menos de un año, tiene que haber un referéndum vinculante. Si ese referéndum es o no pactado con el Estado, depende del mismo Estado. Y de que sea o no pactado dependerá que luego haya una declaración unilateral de independencia o no.

dimecres, 21 de setembre del 2016

Un tocomocho de un millón y medio

Hace un par de días, Miguel Ángel Aguilar informaba en Ahora de que el ministerio del Interior había hecho una de las suyas. Había pagado millón y medio de pavos de los dineros del contribuyente en septiembre de 2014 a un supuesto confidente a cambio de documentación sobre unas hipotéticas cuentas en Suiza de Xavier Trias, a la sazón alcalde convergente de Barcelona. Aguilar, un veterano periodista de probada profesionalidad, daba cuenta con fina e irónica prosa de la rocambolesca operación: un maletín con la pasta, un avión de la policía, una operación de alto secreto, un 007 de la Gran nación con la que se podría montar un escándalo a Trias, que hundiría su candidatura en las elecciones municipales de mayo de 2015. Una hábil operación de guerra sucia. Solo que los papeles entregados a cambio de la pastuqui resultaron ser falsos. Como los billetes de lotería del conocido timo del tocomocho. Más que un 007, un golpe de la T.I.A., la agencia de Mortadelo y Filemón, propio de la marca España.

No obstante su falsedad, la información se filtró a la prensa amiga y esta la utilizó para dinamitar la campaña electoral de Trias. Los demás candidatos se valieron de ella para atacar a su rival. Especialmente la candidatura de la señora Colau, la actual alcaldesa. CiU sufrió un descenso importante, con cuatro concejales y seis puntos porcentuales del voto menos. Trias no pudo repetir mandato. Perdió.

Nadie, que yo sepa, ha desmentido la información de Aguilar. Ni nadie se ha hecho eco de ella. Como si la crónica, a fuerza de esperpéntica, fuera un relato narrado en un limbo de García Márquez con unas gotas de Borges. Una información que en cualquier país del mundo produciría una crisis gubernamental, lost in translation.

A día de hoy, contamos con una querella de Trias contra El Mundo por la información publicada. No consta que nadie más haya hecho declaración alguna, que alguien haya pedido disculpas, cuando menos, por haberse valido de medios vituperables. Y menos que nadie, la señora Colau. Un silencio todavía más reprobable que el hecho de incurrir en guerra sucia y golpes bajos, aunque sea sin conocimiento pleno de los datos. Vieja política. Viejísima.

Pero aun produce mayor perplejidad que ninguna fuerza política de la oposición se haya manifestado al respecto. Que no haya una iniciativa para que Fernández Díaz dé cuenta en sede parlamentaria de esta enésima tropelía de un ministro del Interior,  no del Estado, sino del PP. Ya sé que el gobierno está en rebeldía frente al Parlamento, según caprichosa doctrina que el Tribunal Constitucional tiene previsto revisar en las calendas griegas. Pero por pedir, que no quede. Así, al menos, la gente (ese nuevo sujeto colectivo imaginado por Podemos para no hablar del pueblo) se entera. También es cierto que, al haberse pedido comparecencia del ministro por sus conversaciones grabadas con su hombre en Barcelona, seguramente se acumulará este otro motivo. Por supuesto, el ministro no comparecerá, así que donde no explicará las conversaciones, tampoco explicará los millones.

Sin embargo, la oposición debiera mostrar mayor energía si quiere que se la tome en serio. El gobierno se ha declarado unilateralmente en rebeldía, pero el Parlamento conserva la facultad de deponerlo mediante una moción constructiva de censura. Una opción que nadie parece contemplar, entretenidos como están los líderes en dialogar e insultarse de mitin a mitin. Supongo que los autores de la doctrina de la irresponsabilidad sobrevenida del gobierno aducirán que el Parlamento no puede censurar uno en funciones. El sentido común, sin embargo, dice que el gobierno puede ser censurado siempre y, en especial, cuando está en funciones. Caso de prosperar esta moción de censura, habría una crisis institucional paralela a la territorial que ya existe.

Si los partidos de la oposición, que suman 176 votos (PSOE, Podemos, Indepes catalanes y PNV), mayoría absoluta, no son capaces de arbitrar la fórmula de la censura, merecerán que les pase lo que les pase. Por ejemplo, que traguen con un gobierno cuyo ministro del interior parece haber perdido 1,5 millones de euros de los dineros de todos en un timo que es un posible delito y aun lo sería más de no haber sido falsos los papeles.

Iríamos entonces a las terceras elecciones. Pero Palinuro plantea que es imposible creer en la neutralidad y buen hacer de un ministro investigado bajo sospecha de imputar delitos falsamente a adversarios políticos y ahora de pagar por cometerlos él mismo. En román paladino: ninguna confianza en la gestión de las elecciones que haga ese ministro del Interior, a quien el principio de legalidad de la administración debe de sonar a chino. Nos jugamos mucho. Quienes han ganado al parecer elecciones ilegalmente financiadas no tendrán mayores escrúpulos en amañar los resultados. Por eso no es exagerado pedir observadores extranjeros. Lamentablemente, las cosas están así.

Homs en el Tribunal Supremo

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat sobre la justicia del Rey. El asunto va de que la justicia en España se imparte en nombre del Rey, pero este no parece interesarse en absoluto por la justicia que se imparte en su nombre. En el caso del procesamiento del diputado Françesc Homs y los de Mas, Ortega, Rigau y quizá Carme Forcadell, parece claro que se trata de la judicialización de un problema político. El Estado comienza a enseñar los dientes a los independentistas. Los dientes, no las razones. Y, detrás de los tribunales, quizá vengan las cárceles.

Está claro que tienen perdida la partida y que lo único que se les ocurre es reprimir y generar un contexto de violencia, a ver si la gente se amilana. Y no será el caso.

Aquí la versión castellana:

La justicia del Rey

En España, la justicia se administra en nombre del Rey. Esto es más que una mera fórmula protocolaria. Responde a una realidad. Donde hay un conflicto básico de legitimidad, que cuestiona el ordenamiento fundamental de la convivencia entre dos comunidades, ambas sometidas al mismo monarca, el nombre del Rey sirve para zanjarlo.

Pero zanjarlo ¿cómo? ¿Buscando un equilibrio, un entendimiento una fórmula entre las dos comunidades o imponiendo los intereses de una de ellas sobre la otra? Si es de la primera forma, el Rey serviría para arbitrar y mediar en los conflictos entre quienes están sometidos a su soberanía. Si es de la segunda, lo único que se hace es disfrazar una justicia de parte en nombre del Rey. Y, en el peor de los casos, identificar la justicia del Rey con los intereses de una de las partes.

El proceso que se sigue contra Francesc Homs por la consulta del 9N cae de lleno en el segundo supuesto. Homs, como Mas, Rigau y Ortega están imputados por presuntos delitos anejos a su propósito de consultar la voluntad popular el 9N de 2014 a la vista de que el gobierno español no autorizaba, ni autoriza, un referéndum ni siquiera consultivo.

Los hechos y resultados son conocidos. La consideración del acto en sí tiene dos facetas, una política, que es como la entendió la Generalitat catalana y otra jurídica, como la entendió el gobierno español. Para la Generalitat, la consulta fue un acto de soberanía en la que se pudo saber la voluntad del pueblo catalán. Votaron más de dos millones de personas y el porcentaje a favor de la independencia fue altísimo. Sus consecuencias políticas son necesariamente de largo alcance pues legitima la prosecución del proceso. Para el gobierno español, la consulta fue poco más que una verbena, sin consecuencia jurídica alguna, pues se hizo con menosprecio de la ley.

El hecho, sin embargo, es que desde el punto de vista político, la consulta del 9N tiene un valor simbólico, pues abre el camino al proceso independentista pero necesita una debida realización de un referéndum, mientras que los efectos jurídicos, los que no iban a tener más que un valor simbólico, lo tendrán muy real pues son los de carácter represivo que se materializan en el proceso de Homs y los subsiguientes a los otros encausados.

Para Homs y quienes lo han acompañado a las puertas del Tribunal Supremo, el proceso es un simulacro jurídico de un propósito político: los fiscales catalanes en su momento y por unanimidad no vieron razón alguna para procesar a las autoridades de Cataluña, pero su superior jerárquico, el Fiscal General del Estado, revocó esa decisión unánime y obligó a abrir causa contra las personas citadas. Dado que el Fiscal General del Estado es de nombramiento directo del Gobierno no es absurdo pensar que este presionó para imponer la decisión de procesar. Semanas más tarde se producía la dimisión de ese Fiscal General. De forma que el de ahora hereda la situación ante el TS que, en poco tiempo, tendrá que conocer seguramente de los otros procesamientos y que es quien debe dilucidar en sede jurídica actos y pronunciamientos de carácter estrictamente político.

Para el gobierno y sus innumerables terminales mediáticas, el proceso de Homs et al. es un asunto estrictamente jurídico que debe resolverse en sede judicial. Es más, alguno de sus representantes no se recata en comparar el caso de la imputación a doña Rita Barberá por un presunto delito común con el de Françesc Homs por otro supuesto delito pero de conciencia. La comparación solo puede mantenerse en el campo del más rabioso positivismo que renuncia a valorar la motivación de las personas. Las dichas terminales mediáticas no dudan en calificar de “desafío total a la justicia” la actitud de Homs quien ha comparecido en tiempo y hora a la citación del Tribunal y, en uso de sus derechos procesales, ha contestado a las preguntas del juez y de la defensa, pero no a las de la acusación. Ningún desafío ven los medios del nacionalismo español (entre ellos, los catalanes) al hecho de que la señora Barberá haya decidido burlar, aunque sea transitoriamente, la acción de la justicia mediante un uso torticero y presuntamente prevaricador de la institución del aforamiento, cosa que ha hecho con el apoyo directo del presidente del Gobierno. El mismo que probablemente presionó al Fiscal General para que revocara la decisión unánime de los fiscales catalanes y procesaran a Homs.

Esta desviación de un problema político a sede judicial por la absoluta incapacidad de los políticos españoles de enfrentarse al contencioso catalán, puede acabar con el escaso prestigio que queda a la justicia en España y con generar una situación de acción reacción de consecuencias que nadie en su sano juicio puede desear.

Sí, la justicia en España se administra en nombre del Rey. Pero no se administra por igual para todos. Para los catalanes, especialmente los republicanos, la justicia del Rey es justicia de parte. Y de parte contraria.