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diumenge, 14 d’octubre del 2007

Los maestros pintores.

El Thyssen tiene una buena exposición del Renacimiento flamenco. Hay mucho Durero y mucho Cranach, tanto pintura como grabado y dibujo y hasta un gran tapiz que cuelga en la sala de exposiciones del Cajamadrid en la Plaza de Celenque, pues esta es una actividad compartida entre el Museo y la Caja. Y también hay obras de Wogelmut, algún Holbein, un par de Bellinis (Giovanni), que debían de pasar por allí, bastante Altdorfer, Baldung, etc. Pero el grueso de la exhibición recae sobre los dos que enuncia el prospecto, Durero y Cranach.

Renacimiento flamenco y alemán, vale decir Renacimiento protestante, que es una perspectiva que a veces se olvida, al tener más presente el Renacimiento italiano, siempre católico. Por ejemplo, son muy de ver las caricaturas que Cranach hace del Papa, León X con cara de cerdo y rodeado de cardenales, también con cabezas de gorrinos. Cuesta identificar en él al hijo de Lorenzo de Medici El Magnífico que lo hizo cardenal a los trece años, el León X para el que Rafael terminó de construir la loggia cuyo segundo piso decoró con frescos bíblicos y al que también retrató en su orondo, refinado y erudito esplendor con algunos cardenales. Las dos miradas de Europa, la reformada y la católica concentradas sobre el mismo personaje. Sólo que para nosotros es menos frecuente la reformada. Y precisamente uno de los puntos fuertes de la exposición es un par de retratos de Martin Lutero, incluido uno que no conocía del rebelde monje agustino con su esposa, bien curioso. Y con los de Lutero, uno muy conocido y notable de Phillip Melachton, pues la Reforma vino acompañada y precedida por el Humanismo. El único Holbein que detecté era precisamente uno de sus retratos de Erasmo.

La exposición merece la pena ya sólo por ver las láminas del Apocalipsis de Durero,. un tema favorito del pintor de Nurenberg que consiguió trabajándolo figuras que han quedado como símbolos para las generaciones posteriores, como los jinetes del Apocalipsis. La que hay a la derecha representa a San Miguel y parte de las legiones celestiales combatiendo con el dragón, con Satán y su caterva de diablos. Esos ángeles y arcángeles de largas cabelleras rizadas, contrapuestos a la odiosa fealdad serpentina del dragón simbolizan el ideal nórdico de belleza masculina, que el propio Durero se había aplicado a sí mismo en sus autorretratos, uno de los cuales, el de 1526 figura en la exposición. El visitante podrá ver también el célebre rinoceronte y la no menos célebre ala de pájaro, las dos procedentes de los fondos de la Galería Albertina, en Viena. Especial interés tiene el impresionante grabado que ilustra el séquito triunfal del Emperador Maximiliano. También son muy de notar los dos óleos que representan a los apóstoles San Felipe y Santiago el Mayor, que siempre me han parecido una exquisita rareza en el conjunto de la obra del pintor de Nurenberg.

La presencia del Imperio es constante en la exposición. Se exhiben muy bonitas y bruñidas armaduras y algunas armas blancas finamente trabajadas. La finalidad debe de ser recordarnos que todo aquello del Humanismo, la Reforma, el comercio y la banca estaba fundamentado en la supremacía militar del Imperio, ya por entonces desafiado por otras potencias, entre ellas Francia.

Me produjo gran placer encontrar el fabuloso Retrato de dama, de Altdorfer, uno de los pintores más interesantes y menos difundidos del Renacimiento flamenco, todavía muy influido por la estética gótica, pero con un registro tan amplio que abarcaba desde escenas bíblicas al gusto medieval hasta un retrato como éste, cuyo uso del color permite equipararlo a la pintura del siglo XX, como una especie de antecedente remoto del expresionismo. Altdorfer que también cultivaba con mucho primor el estilo epopéyico y el alegórico tenía, como se ve, un fortísimo sentido del realismo. Vaya, la de tonterías que pueden llegar a hilvanarse por no decir simplemente que el cuadrito en cuestión (pues es de no muy grande tamaño) me encanta. Además, me recuerda a Zurbarán.

Como hablo de memoria, no recuerdo el tema concreto de un par de desnudos de Baldung; moralizantes, desde luego, o aparentemente moralizantes porque, con el pretexto de la moral, lo que aparece son desnudos femeninos, que nos dan el canon de belleza femenina flamenca, de siempre muy distinta de la latina.

En fin, que merece la pena la exposición.

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dissabte, 29 de setembre del 2007

El arte y la banca.

Con motivo de su sesquicentenario, el BBVA ha abierto una exposición de arte latinoamericano procedente de sus fondos en la sede del Palacio del Marqués de Salamanca en Madrid. La exposición está bastante bien, pues abarca desde las cerámicas precolombinas hasta la pintura y escultura más avanzadas del siglo XX.

El propio palacio merece ya la visita por sí solo; es una majestuosa construcción neoclásica que se abre a un peristilo rodeado de inmensas columnas de mármol donde los cuadros y piezas en exhibición parece como si estuvieran perdidos. Con un edificio de estas características el Banco tiene asegurado el éxito de cualquier exhibición, incluso aunque no exhiba nada.

Más si lo hace y con tal amplitud y variación de temas. Hay una abundante muestra de pintura colonial, como ese Calvario anónimo de mediados del siglo XVIII. La imagen, que elabora modelos europeos (Cristo en la cruz, con María y San Juan) lo hace mezclándolos de tal modo que dan composiciones originales, como la de más arriba, muy representativos de la pintura virreinal cuzqueña. El firmamento de santos en medallones sobre tela damasquinada es una especie de santoral reducido y rematado al pie por San Nicolás de Bari y San Jacinto. Típicamente europeo parece el trompe l'oeil de los dos floreros sobre las volutas que rematan la base del crucifijo, dando a entender que se trata de una figura en tres dimensiones, como un altar, por ejemplo.

El siglo XIX, también abundantemente representado, tiene un enfoque menos religioso, más cívico, folklórico y "nacional", en los comienzos . El continente, que vio cómo florecían algunos pintores europeos, especialmente alemanes que lo recorrían impulsados por la lectura de los relatos de Von Humboldt, se abrió a las principales corrientes artísticas de la época, desde el realismo y el naturalismo al academicismo y el impresionismo. Pero la variante, en efecto, es la temática. Las nuevas clases dirigentes criollas posteriores a la independencia se hacen retratar o protagonizan algún tipo de pintura de género, habitualmente unos u otros tipos de cabalgadas o ceremonias de boato social.

De esta época encontré muy interesante este retrato de Simón Bolívar, obra del venezolano Martín Tovar y Tovar, que había estudiado en España, bajo el magisterio de los Madrazo, cosa que se aprecia en la naturalidad y el realismo de la expresión del libertador que parece escudriñarnos acerca de nuestras intenciones con unos ojos despiertos e inquisitivos.

Por último, la exposición incluye bastante obra del siglo XX, de valor muy desigual pero que atestigua también la influencia de las escuelas artísticas en la pintura latinoamericana. Hay igualmente representación de la pintura indigenista y algunas piezas producidas por dos de los tres grandes muralistas mexicanos, los políticamente enfrentados David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera si bien en ambos casos se trata de pintura de caballete. En concreto un magnífico Retrato de mujer de Rivera que los comisarios de la exposición han decidido emplear como imagen de ésta.

Por mi parte, ilustro con una obra de la muy sorprendente Leonora Carrington, pintora inglesa que debe de contar como noventa años y está radicada en México desde los años cuarenta, huyendo de la guerra europea y se titula The Spheres Themselves, de 1965. Carrington que se inició en la pintura con Marx Ernst, cosa que todavía se le nota en el cromatismo setenta años después, ha cultivado siempre el surrealismo con una fuerte impronta personal que muestra grandes concomitancias con el de su gran amiga Remedios Varo, la pintora española también afincada en México hasta su muerte en los años sesenta.

dilluns, 24 de setembre del 2007

El paisaje interior.

El domingo, entrada libre a la exposición de Patinir que hay en el Museo del Prado, así que allí nos fuimos, a ver al padre de la paisajística flamenca y no flamenca. El paisaje es el marco de diferentes acciones humanas y motivos generalmente religiosos pero, al mirar con mayor detenimiento, se ve que es mucho más que un marco pues tiene vida propia y narra su historia, habitualmente muchas y en el que las figuras principales son como pegotes. En este "Descanso en la huida a Egipto" esa virgen que tanto recuerda a las de Van der Weyden o Gérard David, aparece como sobrepuesta en un escenario que tiene sus proporciones y su armonía sin ella . Una vez que el paisaje atrapa la atención se abre como una historia de forma que en este descanso vemos a un hombre arando, otro segando, varios más patrullando, otros degollando inocentes, etc, todos ellos dedicados a múltiples actividades en un mundo que aparece como suspendido, con el tiempo detenido, en el sosiego de la paz interior.

También se expone aquí "Caronte cruza la laguna Estigia" en el que el paisaje no es solamente ya marco, sino el elemento decisivo, la frontera y, por lo tanto, lo que separa y une a dos partes, el bien y el mal, en este caso, el cielo a la izquierda y el infierno a la derecha, en cada una de las cuales hay actividades propias de su condición: las bienaventuranzas de los justos, los ángeles por doquier, los dulces meandros de los ríos de la vida que van al común desembocar y los horribles tormentos de los condenados, los monstruos y las entrañas ardiendo de la tierra. El paisaje adquiere una condición metafísica porque se vincula como escenario a los momentos trascendentales de la existencia.

La exposición está muy bien. Reúne casi todas las obras de Patinir, como treinta, e ilustra acerca de sus antecedentes, esto es, los pintores que más influyeron en él, así como consecuentes. Las influencias más notorias proceden del Bosco, al extremo de poder confundirlo con él en algún momento. Pero Patinir tiene un un espíritu más sosegado. Incluso tratando las postrimerías, las composiciones crean un mundo mágico, como encantado, raramente apocalíptico.


divendres, 31 d’agost del 2007

De mujeres.

Doña Rosa Díez y doña Rosa Regás, cada una en su estilo, están armando sendos buenos jaleos. Ignoro si alguien pondrá en relación la llegada de las mujeres a los cotos tradicionalmente masculinos como la política con la peripecia de la salida de la señora Díez del PSOE y la de la señora Regás de la Biblioteca Nacional. Si lo hace puede que lo tilden de machista. Y sin embargo hay algo llamativo en ambos casos y común a los dos, esto es, lo vistosos que están siendo, insisto, cada uno en su estilo.

Era muy de ver a la señora Díez de riguroso y entallado rojo, sonriendo a las cámaras en augusta soledad en un hotel bilbaino luciendo el carné del PSOE, que no piensa romper. Naturalmente, ¿por qué iba a hacerlo? Los carnés, como todos los bienes, tienen un valor de uso y un valor de cambio. Realizado el de cambio, siempre quedará el de uso, por ejemplo, como abrecartas; otros los usan para preparar las rayas de coca y otros para abrir puertas de cerradura de resbalón sin llave.

Es el caso que me vino a la memoria aquel malévolo epíteto que dedicó a la señora Díez el señor Arzallus de pizpireta. Imagino que saldrá de nuevo porque efectivamente la señora Díez es pizpireta. Lo de menos es aquí cuál sea su congruencia o coherencia y si se va del partido por despecho al no ser elegida secretaria general del País Vasco ni de España. La señora tiene perfecto derecho a hacer lo que quiera y explicarlo como le dé la gana. Se presenta a las elecciones y ya dirán los electores qué crédito le otorgan.

Con el nuevo partido aún pendiente de explicar cuál será su ideario, su rumbo, sus políticas, la señora Díez ya ha adelantado que ella, al menos ella, sigue siendo socialista, una "verdadera" socialista en el concepto de la derecha. Corresponde al partido aclarar si es de derecha, de izquierda o no es de lo uno ni de lo otro, como decía de sí mismo José Antonio Primo de Rivera; o de centro, que es otra forma, más moderna, de soslayar la definición.

De momento lo que preocupa por doquier es a quién restará votos el nuevo partido, al PP o al PSOE. También hay quien apunta que a los dos por igual. Posible es, como también lo es que no se los quite a ninguno porque no obtenga resultado electoral apreciable. Todo dependerá del propio partido y de cómo encare la campaña electoral ya que los votantes sólo tendrán ésta para hacerse un juicio.

Así que la pizpireta tendrá que convertirse en una hoplita.

Y con la otra Rosa, la señora Regás, voto a bríos que se veía venir. Definitivamente la señora Regás no da un ochavo por las convenciones y reglas no escritas de los nombramientos digitales ("digital" quiere decir aquí "analógico"), la primera de las cuales reza que, cuando te cambian al baranda, debes poner tu cargo a disposición del sustituto y ya verá éste si te confirma en él o no. Si es que no, se hacen las maletas y el nombrado no confirmado retorna a sus ocupaciones civiles o a seguir intrigando para que lo nombren algo, aunque sea de Marina.

Lo que sucede es que el Ministro, según dice la señora Regás, le ha reprochado no haber hecho nada en tres años y eso debe de haberla ofendido mucho. En su comparecencia parlamentaria el ministro ha dado a entender que la dimisión de la directora se debía al robo de los dos incunables y la calificó de "sana". Pero la "sana" señora Regás insiste en que ha sido víctima de un atropello y lo atribuye a su condición de mujer. Eso es bastante fuerte.

Leo en el InSurGente que el Partido Comunista de España ha emitido un comunicado en el que acusa al PSOE y al Gobierno de haber perseguido a la señora Regás por roja, no por mujer; en concreto:

"Sus declaraciones a favor de la República, su crítica a los medios por la manipulación contra el gobierno de Hugo Chávez, y su independiencia, han condenado a una de las más valiosas intelectuales de izquierda de este país, cuyo compromiso con la verdad y el progreso ha puesto en evidencia a políticos, medios e intelectuales del "régimen".
Eso del "régimen", la verdad, me ha gustado. ¿Debo entender que la señora Regás, cuando era directora de la Biblioteca Nacional no era una intelectual del "régimen"? Y ¿qué era, pues?

No digo que la hipótesis del PCE sea incierta, todo es posible; pero me parecen más verosímiles motivos personales, rencillas o ignorancias mutuas. Al fin y al cabo, la señora Regás es veinte años mayor que el señor Molina, el ministro. Y entre intelectuales esto de las generaciones (o promociones) es sacrosanto.

(Las ilustraciones son dos célebres cuadros de Toulouse-Lautrec que se encuentran en The National Gallery, en Washington, la primera, Marcelle Lender dansant dans le "Chilpéric" (1896) y la segunda Commencement de la Quadrille)


¿Qué fue de Baby Jane?

Esto sigue yendo de mujeres. En el Muñoz Seca de Madrid están representando Tras las huellas de Bette Davis, una obra de Eugenio Arredondo dirigida por Joaquín Vida e interpretada por Nati Mistral y Paca Gabaldón en los papeles estelares y José María Barbero y Carmen Serrano en los de apoyo. Es una obra curiosísima porque es una remake total de ¿Qué de fue Baby Jane?, una peli de los años cincuenta, dirigida por Robert Aldrich con Bette Davis y Joan Crawford, la de Johnny Guitar. Hay una versión de los años noventa dirigida por no sé quién y con Vanessa Redgrave y su hermana Lynn Redgrave, que lamento no haber visto porque esta pieza es un trabajo para maestras de la interpretación que si además son hermanas, como lo son los personajes, pueden resultar inolvidables. Pues como Bette Davis, Vanessa Redgrave y Nati Mistral; si bien la Davis ni la Mistral actúan con sus hermanas. De hecho, una de las cosas más llamativas de la obra es la gran diferencia de edad entre Mistral y Gabaldón, que hace inverosímiles sus recuerdos comunes de la infancia. Con todo, a sus ochenta y cuatro años, Mistral, que es ya un monstruo en el sentido artístico del término borda el papel de Jane Hudson (aquí Aline Duvalier); mejor dicho, borda el papel de Bette Davis siendo Jane Hudson. Porque la obra es una repetición episodio por episodio y personaje por personaje de la peli de Aldrich. Es una obra de teatro en homenaje a una película que había salido de una novela de Henry Farrell. Pura sinestesia.

Baby Jane/Bette Davis es una historia montada sobre la capacidad escénica de dos actrices de primera, un espectáculo para que se luzcan dos mujeres, una psicópata y una cuerda que, en el fondo, es otra psicópata, que llevan conviviendo veinticinco años, cociendo en su salsa y prácticamente sin salir de casa pues una de ellas está parapléjica en una silla de ruedas. Es una fábula moral: la vejez trata de recuperar la infancia, la única etapa hermosa de la vida porque ésta está abriéndose, descubriéndose, es nueva y fascinante. A partir de ahí, todo es odio y resentimiento.

También puede ser una fábula ilustrando la admonición bíblica de "quien a hierro mata a hierro muere", más o menos. O la idea de que la vida está condicionada por el pasado; cuanto más pasado, más condicionada. Y en el caso concreto de esta versión también puede entenderse como un bucle: los personajes no interpretan su propia histoira como las dos hermanas Duvalier en un pueblo de Suiza sino que reviven la película de Bette Davis y Joan Crawford.

La obra está muy bien montada y ayuda a la sensación de agobio casi asfixiante que ha de respirarse que el ecenario sea pequeño porque lo es el propio teatro que tiene aspecto casero. Es grato pasear por los pasillos y las galerías exteriores. Hay una especie de culto a Alberto Closas que da nombre a una de las entradas al patio de butacas. Por cierto, conocí al director del teatro, Enrique Cornejo, que es un factótum de las artes escénicas en Madrid. Ya tiene mérito, que alguien se dedique a producir arte.

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dimarts, 14 d’agost del 2007

A mayor gloria del Rey (el bel canto).

El domingo acudimos al auditorio de El Escorial, a ver El viaje a Reims, una ópera bufa de Rossini, que no conocía. Y la verdad es que fue todo un espectáculo: un Rossini espléndido, en lo mejor de su arte. La obra se abre con varios de esos "crescendi" que lo hicieron famoso, chispeantes, ingeniosos, llenos de elegancia y termina en un final larguísimo, que es un canto al canto en el que los personajes han de interpretar diferentes aires o himnos propios de sus países (Alemania, España, Francia, Italia, Polonia y Rusia, si no recuerdo mal), pero con una tonalidad prefijada. Ahí es el lucirse de un manojo de bajos y de sopranos y mezzos, algunos de los cuales ya lo hicieron en duetos a lo largo de la obra.

El montaje está muy bien, pues aprovecha las posibilidades del auditorio; los actores se pasean entre el público y la orquesta está en el escenario, lo que posibilita que, en algún solo, el solista salga al proscenio e interprete su parte en diálogo con la voz humana, como cuando el Milord inglés recita sus ansias amorosas y le responde la flauta. La interpretación del director del Teatro Mariisky, de San Petersburgo, que es el de la orquesta, Vasily Georgiev, es muy ágil y cumple a la perfección su tarea, consistente en realzar las virtudes (no me gusta eso de "virtuosismo") de la voz.

La obra es un encargo del Rey Carlos X (o de algún edecán) para celebrar su coronación en Reims y se estrenó en 1825. Tiene un tiempo inverosímil pues se trata de un grupo de viajeros que coinciden casualmente en un albergue camino de Reims, para asistir a la coronación, cosa que no pueden hacer porque no tienen en qué ni con qué, por una serie de accidentes. Pero al final se les cita a una ceremonia de festividad en París con el mismo objetivo: ensalzar a Carlos X que era el que pagaba. Es cierto que se le loa en la interpretación final, la más difícil, que corresponde a la heroína, la poetisa Corina, quien debe hacer una improvisación con pie forzado en do. Y ahí se dice que :

Cento anni e cento - ognor protetto
dall'immortale - divin favor,
viva felice - il prediletto
Carlo, de' Franchi - delizia e amor!

Pero tengo tendencia a pensar que eso no importa mucho porque, según se ve en la obra, el tema de la improvisación se confía a la suerte y por suerte de sorteo sale como tema Carlos X de Francia, un rey, por cierto, bien antipático para mi gusto, absolutista, muy amigo de Fernando VII, a quien, de hecho, loa en la obra un inefable don Álvaro, espadachín. Un rey que saltaría en la Revolución de 1830, la primera y más genuina revolución burguesa-liberal, la que inmortalizó Delacroix en su famoso cuadro, La liberté guidant le peuple, que se encuentra en el Louvre, y donde el autor se autorretrató favoreciéndose de tal modo que estaba seguro, supongo, que todos los jóvenes que en el mundo han sido y visto el cuadro se han identificado con él. La imagen que representa a la burguesía revolucionaria del romanticismo.

La ilustración del comienzo es un cuadro de Élisabeth Vigeé-Lebrun, en el que se ve a Mme. de Staël interpretando el papel de Corinna, porque la ópera de Rossini saca el libreto de una historia Corinne ou l'Italie de la ilustre escritora, hija del banquero Necker que, al parecer, tuvo algún asuntillo con su retratista.

Da gusto ver un trabajo tan bien hecho en todas las manifestaciones de ese arte tan compleja que es la ópera; tanto que todos los actores y actrices me parecieron bellísimos, y los figurines, de fábula. Salí muy contento de la representación...y me encontré con la desagradable sorpresa de la realidad en forma de imposibilidad de acceso a la red por caída general de ésta en la zona en la que vivo. En telefónica (véase el post de ayer más abajo) lo llaman "incidencia masiva", que me suena a rayos, como las "armas de destrucción masiva" esas que las hay o no las hay según sople el viento.

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dilluns, 6 d’agost del 2007

Ladrones de cuadros.

Hay cosas que maravillan, suspenden el ánimo y lo dejan a uno perplejo. Ayer domingo, cinco sujetos enmascarados como si fueran el Subcomandante Marcos entraron arma en mano en el Museo de Bellas Artes Jules Cheret, en pleno centro de Niza, en la Riviera francesa, y se llevaron cuatro cuadros. Uno de Alfred Sisley (a la izquierda), de título Allée de peupliers de Moret, (Alameda de Moret), por cierto bien bonito, otros dos de Jan Brueghel el viejo, también llamado "Brueghel de Velours", el hijo de Pieter Breughel y titulados Alegoría del agua y Alegoría de la tierra. No he podido encontrarlos porque el Museo Jules Cheret tiene "en construcción" la página digital en que habrían de exhibirse. Pero no son difíciles de imaginar. Este Brueghel de Velours, de quien hay algunas obras en El Prado de Madrid, era un pintor barroco que lo llenaba todo de flores, guirnaldas y coloridas aves exóticas, lo cual me ha parecido siempre bastante difícil de soportar. Rubens le encargó mucho relleno en sus obras y, aunque no solamente trabajó este tipo de temas, son por los que es conocido.

El cuarto cuadro robado (a la derecha; lamento que la reproducción sea de baja calidad) es uno de Claude Monet titulado "El acantilado cerca de Dieppe" y del que hay más versiones, una en el Hermitage de San Petersburgo. (Tampoco estoy seguro de que sea ésta la versión robada ya que la he encontrado en la red con localización indefinida, y no he podido cotejarla con la que se exhibía en el museo porque pertenece al piso, rez de chausée, que está "en construcción"; pero, si no lo es, se le aproxima mucho). Lo curioso del caso es que tanto el de Sisley como el de Monet ya los robaron en 1998 en el mismo museo y aparecieron días después en un barco abandonado. Y, todavía más insólito, el de Monet lo habían robado por primera vez en 1978. Es desconcertante que una tela que tampoco es tan extraordinaria dentro de la producción del impresionista francés levante tal pasión entre los ladrones. Por cierto, Yahoo! daba ayer la noticia diciendo Four priceless paintings stolen in brazen French museum heist. El propio museo valora los cuatro cuadros en unos 50 millones de dólares. Eso del valor/precio de las obras de arte es cosa muy elástica. Hace dos años se vendió otra versión del mismo tema de Monet (Acantilado cerca de Dieppe) en una subasta de Carmes en Rouen por 400.000 euros. Los conservadores del museo dicen que serán difíciles de vender porque son muy conocidos. Seguramente tratan de consolarse pero me malicio que hay mercado para todo ya que éste no parece arredrarse ante las normas morales Lo que me llama la atención es que el arte convertido en mercancía encuentre su valor de uso (y entre así en el circuito de compraventa) a través del robo. No sé, es como una parábola. Igual que hubo unos Robber barons en el origen del capitalismo estadounidense, a lo mejor hay unos Robber thieves en el capitalismo globalizado.

dimarts, 24 de juliol del 2007

Blogorismo VI. Rectificando.

Quique Salgado me escribe precisando un par de datos de su biografía que yo tenía mal en mi post: no es argentino sino nacido, casi por casualidad, en Caracas y residente desde siempre en Madrid.

Le dije que con mucho gusto rectificaría el dato porque eso me daría pie para colgar aquí otros dos de sus soberbios óleos.

El de más arriba, un puente en el que la combinación cromática produce un juego de espejos, con un cielo que se baja al río y un río que nos lleva al vanishing point de la ciudad apenas columbrada, representa en el arco superior y su porción refleja algo así como un misterioso huevo primigenio que hay que atravesar para llegar a la realidad. Si tengo el permiso del autor, quisiera utilizar la imagen para ilustrar un ensayo que estoy escribiendo sobre los puentes, el arte y la vanguardia. Me gustaría cerrar con él un periplo que va desde el Pons Milvius, de Piranesi hasta el puente Langlois, de Van Gogh.

En esta otra imagen hay tanta tensión concentrada en los desperfectos que parece como si estos tuvieran vida propia y en cierto modo se desprendieran de los elementos que los sujetan. La obra de Quique Salgado tiene fuerza y se impone por su destreza, su elegancia y su seguridad. Me dirán que soy parcial. Pero es que el arte es eso: pura parcialidad.

dilluns, 23 de juliol del 2007

Uclés.

De vuelta de Valencia hicimos escala en Uclés para visitar al priorato de la orden de Santiago; bueno, el monasterio de Santiago que se construyó en parte de donde estuvo el castillo de la orden, que ésta había recibido de manos del Rey Alfonso VIII, de construcción musulmana. Menudo lugar. De aquí se extendió la orden de Santiago por el SE de España y luego saltó a América, al menos en efigie. En una capilla de la nave central se encuentran los escudos de todas las "Santiagos" que hay en América del Sur (me aplico desde ahora la requisitoria que hace Saramago en su obituario de Polanco), que si Santiago de Chile, Santiago de Guayaquil, Santiago de Cuba, Santiago del Estero, Santiago de Compostela (en México), etc. Hay, precisamente, un texto de Claudio Sánchez Albornoz, allí expuesto, en el que defiende la idea de que la conquista de América fue resultado, continuación, efecto, como se quiera, de la Reconquista.

El monasterio es renacentista, tiene una fachada herreriana (lo llaman "el Escorial de La Mancha") y una increíble portada plateresca, coronada con un Santiago Matamoros, del que también hay un oleo de Francisco de Rizzi presidiendo el altar mayor. Realmente, Santiago Matamoros está por doquier. Se respira en el lugar una mecla de sacerdocio y milicia. La orden de caballería. En esta iglesia, perdida en la mancha conquense, a noventa kilómetros de Madrid y como siete de la autovía de Valencia, está enterrado don Jorge Manrique, se presume que a los pies de su padre, cuya muerte tanto sintió, pero no se sabe de cierto porque se ignora la ubicación exacta de los cuerpos de ambos. El padre, don Rodrigo Manrique, era Gran Maestre de Santiago y el hijo, caballero elector. Jorge vino a ser enterrado aquí, aunque murió a ochenta kilómetros, en Santa María del Campo Rus, a dónde fue trasladado, tras ser mortalmente herido en la batalla frente al Castillo de Garcimuñoz. El poeta defendía la causa de Isabel frente al Marqués de Villena, quien sostenía a la Beltraneja.

Al salir del convento y atravesar los restos de los recintos amurallados que se yerguen en mitad de la empinada ladera, oye uno el fragor de las batallas, los sitios, las defensas, las cargas y el entrechocar de las armaduras, el piafar de los caballos, los ayes de los heridos, los gritos de los vencedores bajo un sol de justicia que hace destellear las corazas entre el polvo salpicado de sangre. Hay que echar imaginación.

Poco se figuraba don Jorge Manrique, un "hombre que ha dejado nombre", como dice la leyenda que, andando el tiempo, esa misma Isabel en cuya defensa murió, se presentaría un buen día, grávida, ante el capítulo de la orden, presto a elegir un nuevo Gran Maestre, y exigiría para su marido el Rey Fernando todos los maestrazgos de todas las órdenes militares.

Aquí, parece, comenzó la decadencia de la de Santiago, convertida ahora en mera distinción cortesana. Noble, desde luego, pero cortesana, no guerrera. Bien es cierto que la regla a que se había acogido era más liviana que la de Calatrava y Alcántara. No obstante, hubo de llegar un tiempo en que la fortaleza que rigiera el Gran Maestre y Condestable de Castilla, don Álvaro de Luna, serviría de prisión para Quevedo.

diumenge, 22 de juliol del 2007

Adiós a Valencia.

Terminé ayer el curso sobre Fomento de la lectura y edición en la UNED de Valencia cantando las excelencias de la blogosfera y explicando lo poco que sé acerca de buscadores y de clasificación de la información en muy diferentes campos. La verdad es que lo pasé muy bien en la clase, los medios técnicos del centro son extraordinarios, el propio centro está en un lugar muy grato, en la llamada Casa de la Misericordia, y los asistentes, todos/as ellos/as licenciados/as, gente muy motivada. Así da gusto trabajar. Espero que lo encontraran tan interesante como yo.

Empleamos luego la tarde en visitar el museo de cerámica, que se aloja en el palacio del Marqués de Dos Aguas, contiguo a nuestro hotel y cuya historiada y alabastrina portada figura en la fotografía superior. En verdad es un edificio notable por varios conceptos, tanto por las piezas en exposición como por el mobiliario y distribución de la vivienda. Como no tengo aquí "scaner" no puedo reproducir algunas de las habitaciones que más me impresionaron, y quizá lo haga cuando lleguemos a Madrid. Hay una especie de gabinete de té, decorado al gusto de la chinoiserie propio del siglo XVIII que es de flipar, con muebles lacados y taraceados en nácar, jarrones chinos y decoraciones de seda que son un primor. U otra habitación toda ella provista de muebles recubiertos de porcelana de Dresde, procedentes de la Real Fábrica de Berlín y adquiridos en una subasta en París a fines del dicho siglo que debió de costar una fortuna.

Antes hicimos una obligada visita al Museo de Bellas Artes, en el Palacio de San Pío V que alberga una estupenda colección de retablos del gótico valenciano y esta vez mostraba también una exposición temporal de la retratística española que hay en el Museo de El Prado. Precisamente una de las piezas en exposición es la llamada "Barbuda de Peñaranda", en la imagen de la derecha, un magnífico retrato de una mujer del XVII llamada Brígida del Río, en el espíritu de los "fenómenos de la naturaleza" en que Velázquez representó a los numerosos enanos y bufones de la corte de los Austrias o Carreño de Miranda a Eugenia Martínez de Vallejo, llamada "la monstrua", tanto vestida como desnuda, también aquí en préstamo de El Prado. El autor, Juan Sánchez Cotán, pintor de mi predilección, es un apreciado bodegonista, pero no sólo eso. Buena parte de su obra se exhibe hoy en la Cartuja de Granada, en donde el hombre profesó y donde también puede comprobarse que era igualmente un gran pintor de temas religiosos.

Los retratos, una selección de todos los que hay en la pinacoteca madrileña, abarcan los siglos XVII al XIX (Pantoja, Carreño, Velázquez, Sánchez Coello, Murillo, Mengs, Van Loo, Bayeu, Goya, etc) y permite apreciar muy bien la evolución de la retratística cortesana española, desde el formalismo de las obras sobre los Austrias hasta el naturalismo y el psicologismo de los Borbones. Es una buena exposición, aunque confieso que me hubiera gustado ver el retrato ecuestre del infante Baltasar Carlos, de Velázquez, por el que tengo devoción desde niño.

dissabte, 21 de juliol del 2007

La naturaleza imita al arte.

Eso decía Oscar Wilde. Y la realidad queda mejorada, adornada, cuando se deja aprehender por el ojo del artista. Con autorización del autor, Quique Salgado, un impresionante (no impresionista) pintor argentino, reproduzco aquí un par de óleos suyos, que son como un manifiesto a favor de la nueva forma de la pintura figurativa, que resurge del tumulto del abstracto del siglo pasado con una regeneración de la percepción de la realidad que la convierte en eso tan extraordinario que es la visión creadora. ¿O no está claro que, al echarse estos cuadros a la cara tiene uno la sensación de que las luces y colores forman una armonía secreta cuya clave nos ha revelado el genio del artista con la misma clarividencia que la leyenda atribuía a los profetas ciegos de la antigüedad, capaces de explicarnos el destino?

Gracias, Quique.

dimarts, 10 de juliol del 2007

Las siete maravillas que, como el G7, son ocho.

No se crea que voy a lamentar nuestra mala suerte y triste sino, que no ganamos una ni a tiros. Estoy de acuerdo con la UNESCO en que esta votación no tiene valor. Claro que tampoco me parece que si la hiciera la UNESCO sería más válida. Objeto al hecho en sí de elegir "maravillas" del mundo y más en número de siete. ¿Por qué siete? Entre otras cosas debieran ser seis pues, existiendo aún la pirámide de Gizeh, queda una de las maravillas y, por lo tanto, hoy hay ocho o bien una del mundo antiguo y siete del mundo contemporáneo. Pero nos pongamos como nos pongamos, ocho.

Todo el mundo entiende que el valor estético no puede decidirse por mayoría. Pero eso no importa. Lo que importa es que en algún sitio se diga cuáles son las siete maravillas porque así se podrán confeccionar viajes organizados consistentes en recorrer las siete maravillas del mundo. Y las agencias que los organicen se forran. Es curioso que de las siete que han salido (con cien millones de votantes, el 9% de la población china) seis se encuentren en países en desarrollo o de bajo nivel y sólo una sea del siglo XX. A la hora de pensar en "maravillas", la Humanidad se va a siglos pasados, a veces muy pasados. Uno pensaría que hay otro tipo de maravillas más acordes con los sentimientos que pudieran darse en la era industrial y postindustrial. Se me ocurren varias, la Torre Eiffel, que ha sido candidata, el ferrocarril transiberiano, la carretera Panamericana, el canal de Suez, el de Panamá, alguno de esos puentes increibles que hay por el mundo, el chunnel del Canal de la Mancha, el Voyager, etc. Pero tampoco hay que quedarse ahí, faltan muchas otras posibles maravillas, como los leones alados de Nínive, la piedra Rosetta, los guerreros de Xian, la catedral de Milán o la ciudad de San Petersburgo o Venecia. En fin, práctica inútil. La Humanidad ha ido dejando un rastro de maravillas. Porque ¿qué pasa con la música de Mozart o la gran "conurbation" que es el Este de los EEUU, entre Washington y Nueva York?

En realidad, lo que me llamó la atención es que en suelo español estuviera una de las candidatas con mayores posibilidades. No sé si eso se hace a propuesta de los países o por un comité pero, sea como sea, los españoles nos lo hemos tomado a pechos por lo de la negra honrilla nacional. Todos apoyando la Alhambra. Sin duda, sin duda. Pero la Alhambra es un palacio árabe, es arquitectura, escultura, arte musulmán. Puro. Tiene gracia que la nación en cuyo proceso legiferante creen poder intervenir los obispos católicos vaya de premios internacionales con una muestra pura del más sublime arte nazarí. Los obispos católicos ¿no van a decir nada al respecto? Sin duda la nación española se nutre de diversos veneros y uno de ellos es el árabe y/o musulmán. Por eso el enrocamiento de la jerarquía católica está fuera de la realidad.

dissabte, 7 de juliol del 2007

El lago de los cisnes.

El Ayuntamiento de Pozuelo, que debe de ser del PP desde el treinta y nueve, tiene una interesante oferta cultural de verano, con espectáculos de teatro, ópera, ballet, solistas, etc. Ayer vino una Compañía de Ballet Clásico del Volga con El lago de los cisnes, de Tchaikovsky y decidimos ir a verla. Bueno, bueno. Auditorio al aire libre, libre para que los aviones lo surquen sin problemas. Multitud de criaturas de todas las edades, que siempre animan mucho. Familias enteras pasándose las bolsas de patatas fritas. Abigarrado espectáculo. Y lo de espectáculo a medias porque, aunque haya gradas, en cada una de ellas instalan tres filas de sillas de plástico, con lo que el de la tercera fila tiene un campo de visión reducido. Para compensar, y porque las filas se extienden en la explanada casi a la distancia de un campo de fútbol, hay dos grandes paneles de televisión o televideo de circuito interno a ambos lados del escenario, pero las cámaras enfocan lo que les place en cada momento, la resolución de las pantallas es bajísima y la imagen está teñida de azul. O sea que quien diga que ayer vio El lago de los cisnes estaba sentado en la primera fila, es un exagerado o miente como la luna lunera.

El ballet me pone un poco nervioso porque nunca sé en que concentrarme, si en la vista o en el oído. Lo que todo el mundo dice es que hay que combinarlos. Pero a mí me parece imposible. Si uno está escuchando música, según qué música, claro, uno deja de mirar con atención; muchos incluso escuchan música cerrando los ojos. Del otro lado, si uno se concentra en mirar, en seguir algo con la vista, uno deja de escuchar. Todos los que leen y escriben mientras escuchan música saben que es imposible prestar atención a dos sensaciones simultáneas procedentes de sentidos distintos.

Tampoco es que hubiera mucho que ver. La Compañía del Volga hace lo que puede y representa la obra entera. Desde que hay reproducción mecánica de sonido, los espectáculos de ballet se han abaratado mucho y son más frecuentes. Reunir una compañía de ballet de un lado y una orquesta de otro es difícil. Por eso se recurre a la música grabada, la música "enlatada". Lo que sucede es que el espectáculo no es el mismo. El ballet de música grabada es más artificioso, más mecánico, porque está basado en la interpretación que de los tiempos hacen los bailarines, no en una mutua compenetración de músicos y bailarines como en el ballet con orquesta.

En todo caso, entre el alegre bullicio de las comadres, las criaturas y los compadres veraniegos y la música enlatada, los bailarines se defendieron, aunque algunos tenían tanta elegancia y flexibilidad como un hoplita griego. Y no ayuda a la cosa que la composición tenga tan amplia variedad de números, algunos especialmente desafortunados, como el de la danza española en la que se oyen unas castañuelas que los danzarines no llevan en las manos.

Siempre es un placer ver ballet. Sosiega el espíritu, al menos estos ballets románticos. La vieja leyenda del amor que ha de servir de antídoto para deshacer un encantamiento, la imposibilidad de la felicidad y el triunfo definitivo del bien sobre el mal, aun cuando ya sea tarde será siempre de mucho interés. No es lo menos interesante de esta obra que sea tan misteriosa. No está clara la procedencia del tema (la hermosa convertida en cisne), que se pierde en la noche de los tiempos de la canción épica y tampoco está clara la procedencia de los temas musicales porque en la coreagrafía ha metido mano un puñado de personas, antes y después de la muerte de Tchaikovsky. Es una obra particularmente deslavazada y esa ha sido siempre una de sus gracias, que permite muy variadas interpretaciones. De hecho tiene hasta dos finales distintos, uno en el que los amantes mueren y otro en el que no. Que yo sepa, hace un par de años se representó una versión en que los danzarines son todos hombres.

A mí me gusta en especial porque tiene un elemento de doble, que es tema de predilección. El malvado mago Rotbarth trata de endilgar al príncipe Sigfrido a su hija Odile, siendo así que éste está enamorado de Odette. El truco de Rotbarth es convertir a Odile en una réplica exacta de Odette, una doble. Tchaikovsky era lector atento de Hoffmann (el Cascanueces es de un cuento del autor prusiano) y esta duplicación de la hija recuerda un episodio del Hombre del saco, de Hoffmann.

Frida.

Se celebra un centenario de Frida Kahlo. Supongo que de su nacimiento. Me uno a la celebración. Interesante pintora. Mezcla explosiva de pintura naif con pensamiento mitológico precolombino y su angustiosa circunstancia personal, sin olvidar su no menos explosiva vida sentimental con y contra Diego Rivera. Es magnífico ese cuadro de 1949, que se llama Abrazo amoroso: el universo, México, yo y el señor Xolotl. El título ya lo dice todo y unido a la imagen también lo explica todo: el universo abraza amorosamente a una Frida Kahlo sentada en el regazo de una especie de pacha mama de ubérrimo pecho, que es México y en cuyo regazo, a su vez, está Diego Rivera, que luce en la frente el tercer ojo de la iluminación. La vegetación de nopales y yucas es mexicana a más no poder y sólo queda por explicar que el señor Xolotl, el que se revela desde el nuboso cielo por detrás de México, es una especie de Caronte mexicano. Es más cosas, pero para entendernos.

dimecres, 4 de juliol del 2007

Los dibujos de Bagaría y el misterioso Cravan.

La Fundación Mapfre tiene en marcha en Madrid una exposición con dibujos de Bagaría, el hombre que con su estilo inconfundible se encargó de ilustrar la actualidad política a través de sus viñetas en los periódicos españoles del primer tercio del siglo XX, en especial, El Sol. Para quien conozca los entresijos de la política de la Restauración, la Dictadura de Primo de Rivera y la República, estos dibujos son una fuente de regocijo porque incorporan una visión fresca, desinhibida de los acontecimientos del momento, las vicisitudes de la Primera Guerra Mundial, la guerra del África, el desastre de El Annual, el informe Picasso, etc.

El periodismo gráfico, generalmente considerado de importancia menor, tiene muchas veces una calidad y una resistencia muy superiores a su hermano de género, el periodismo literario. Al día de hoy, confieso que lo primero que miro del periódico, después del repaso a los titulares, son las viñetas de sus dibujantes o las cartas de los lectores. Así como cada diario tiene los dibujantes que le van, también en él escribe un tipo de lectores. Pero en el caso de los dibujantes, pueden llegar a impregnar el periódico, a darle parte de su estilo. Piénsese en Mingote en el Abc o Peridis y El Roto en El País

Bagaría había empezado su vida artística en Barcelona de la mano de Santiago Rusiñol, de quien nos dejó fantásticas caricaturas. Su trazo seguro, limpio y elegante es bastante típico de la época y se da un aire a las creaciones de Penagos y, en mayor medida porque, además, coincidía en cierto modo con su visión de crítica social, a Castelao. Pero su carácter inquieto y su deseo de más amplios horizontes hicieron que se trasladara pronto a Madrid y se metiera de lleno en la justa política de gobiernos entrantes y salientes, crisis ministeriales y conflictos sociales de los últimos años de la alternancia, para entrar de inmediato en combate con la censura que estableció el general Primo de Rivera. La censura obligó al dibujante a aguzar su ingenio para comunicar su generalmente poco acomodaticio punto de vista. Y es conocido que fue en esa permanente lucha contra la censura en donde dio con alguna de sus más celebradas fórmulas, como los famosos dibujos "de almohadón" o su viaje a Marte, un planeta sospechosamente igual a la España de Primo de Rivera. De ambas líneas de expresión hay bastante representación en la exposición de Mapfre. Y también la hay de las célebres caricaturas del autor.

La exposición ha tenido el acierto de incluir un gabinete con un "homenaje a Bagaría", de Eduardo Arroyo. La línea que une a Arroyo con Bagaría es la afición de ambos por el boxeo. Son conocidas las obras de Arroyo de tema pugilístico, con interpretaciones de diversos boxeadores. Lo que yo no conocía y he descubierto en esta exposición, es su serie de dibujos sobre Arthur Cravan que pertenecen a su colección particular. El homenaje a Bagaría arranca probablemente de la imagen de éste celebrando la llegada del boxeo a España, que Arroyo tiene asimismo en su colección particular y en el que vemos a los dos púgiles materialmente destrozados, con los rostros tumefactos y sangrando por la nariz.

Por su parte, Arroyo ha hecho varias versiones también del estado en que supone él que debió de quedar Cravan cuando se enfrentó a Jack Johnson, por entonces campeón del mundo en 1916, en la plaza de toros de Barcelona. Cravan resistió cinco asaltos y se embolsó una bonita suma.

A mi vez, me emociona especialmente que Arroyo haya trabajado la figura de Cravan, un interesantísimo personaje de comienzos del siglo XX, poeta y boxeador, bohemio y editor de una revista literaria, Maintenant, en la que publicaba sus producciones, muy en la línea dadaista y luego surrealista. Arthur Cravan que, en realidad, se llamaba Fabian Avenarius Lloyd, estaba lejanamente emparentado con Oscar Wilde, a quien él llamaba familiarmente "tío" y con quien llegó a presumir de haber estado en contacto, aun después de que se le diera por muerto, siendo así que ambos no llegaron a conocerse.

Arthur Cravan, hombre culto, viajado, refinado, dotado para las artes, llevó una vida aventurera en Europa y América, se casó dos veces, en sus últimos tiempos residió en México, de forma tan bohemia como había vivido hasta entonces y se supone que se ahogó navegando por el Golfo de México en un trayecto que pretendía hacer hasta Venezuela, a reunirse con su mujer que un tiempo después, daría a luz a una hija póstuma.

Me ha gustado mucho encontrarme con Cravan, uno de mis personajes favoritos, en esta exposición de Bagaría y no menos enterarme de que, entre las últimas especulaciones que se han producido sobre su destino, hay una que dice que no murió, sino que continuó viviendo en México, de incógnito, bajo el nombre nada menos que de B. Traven, el gran novelista, autor de El Tesoro de Sierra Madre y algunas otras novelas, como Gobierno, que hicieron las delicias de mis años mozos. Espero que esta teoría tenga mayor fundamento que el hecho de que entre Cravan y Traven haya cierto parecido fonético. Digo esto porque, hasta la fecha, la explicación más verosímil, a su vez, de la identidad del no menos misterioso Traven es la que lo hace alemán, huido de la represión que se produjo a raíz de la revolución consejista de Munich.

dimarts, 3 de juliol del 2007

Gordillo en el Sofidú.

Se acaba de estrenar una exposición de Luis Gordillo en el Reina Sofía que está muy, muy bien. Si no me equivoco, la mayor parte de la obra escogida para mostrar es de los años setenta y está tan bien organizada, con tal variedad de emplazamientos y tanta armonia entre las obras y su medio más inmediato que la exposición misma es una obra de arte. Sin duda, también a cargo del propio Gordillo, que parece haberse preocupado de todo, incluidos los tonos de las paredes y la geometría del suelo. Hay que ver el partido que le ha sacado a la deconstrucción de la fotografía de Peter Sellers, con la que ha empapelado una sala y un pasillo.

Gordillo me parece un artista puro, un creador capaz de absorber todos los elementos en torno suyo, las teorías, las ideas, las imágenes, las formas, los colores, de mezclarlos en amalgamas personalísimas sobre las que vuelve una y otra vez y que, al final acaban teniendo esa impronta cuya originalidad reside en que a uno le parece que ya las ha visto antes sólo para caer en la cuenta de que, sin grandes alharacas, son absolutamente originales.

Y desconcertantes. Resulta imposible encasillar a Gordillo en un estilo porque se encuentra a caballo de varios y el que más suele asignársele, el abstracto, aparece en su obra como una prolongación, como lo posabstracto. De hecho, la variedad de materiales que utiliza, óleo, acrílico, lienzo, panel, plástico, dibujo, fotografía, no solamente revela su espíritu inquieto, en busca permanente de formas, sino que convierte cada obra suya, tanto las que tienen existencia individual como las que vienen en forma de series en una experiencia única. Porque ya hace falta tener arte para convertir en única muchas veces formas de expresión cuyo encanto descansa en la repetición (véase la primera imagen, "A través de dos A, B", de 1979) y en la reiteración. Quizá sea la peculiar mezcla de pintura y fotografía lo más característico de Gordillo. Es un fotógrafo contumaz y minucioso, que juega con formas, volúmenes, luces y plasma luego muchos de estos en collages sorprendentes.

Un hombre con tantos recursos acumula también un gran depósito de influencias que él mismo se encarga de subrayar. Una de las más decisivas en su obra es el expresionismo abstracto de Pollock. Confieso que una de sus ideas que más me gustan es la que llama "Blancanieves y el Pollock feroz".

El sentido, el sentimiento que Gordillo plasma es el precipitado de una vida riquísima presidida por la obsesión de la expresión artística como aquella trasmisión de contenidos que fuerzan su presencia a través de la repetición, de lo fragmentario, de los mecanismos de reproducción mecánica de las obras de arte que tanto interesara a Walter Benjamin y que en Gordillo adquiere el carácter de estilo artístico a través de múltiples manifestaciones, desde los fotogramas del celuloide a las impresiones fotocopias o los trabajos mediante ordenador. El arte de Gordillo está vivo y se manifiesta en una variedad de procedimientos. Tómese como ejemplo la última imagen (La pareja americana, 1974). Si se considera con atención el mosaico no solamente se descubren las muchas veces sutiles relaciones entre las imágenes en los cuadrados y muchas otras cosas. Es como si la obra nos obligara a mirarla leyéndola, yendo de un cuadrado a otro, a través de asociaciones de sentido que emanan de ella misma, que también hay elementos de "op art" en la obra de Gordillo. Igualmente también hay muchos elementos figurativos; la segunda imagen, ("Asténica entrando", de 1971) es buena prueba de ello. Como también lo es, en esta imagen y en general en toda su obra, la presencia casi permanente del psicoanálisis. El mismo autor dice que ha estado psicoanalizándose cuarenta años. Hay mucho efecto psicoanalítico en la obra de Gordillo. No pretende representar la realidad, sino interpretarla. Claro que eso es lo que hacemos todos. Pero unos, como Gordillo, mejor que otros.

Esta exposición viene a ser la del reconocimiento de un maestro que ha alcanzado la plenitud en cada una de las etapas de su desarrollo.

dijous, 28 de juny del 2007

La cosa de la vivienda.

Estaba pensando escribir un post sobre esto de la paternidad sexagenaria que me asalta últimamente pero me di cuenta de que aún no lo tengo claro. Como si alguna vez se tuviera algo claro, en especial en asuntos de paternidad, pues nunca se sabe de cierto qué se ha de hacer con los hijos. Así que mejor se calla uno porque de uno mismo lo mejor es callar o bien en virtud de ese otro viejo adagio que ordena "calla, a no ser que lo que tengas que decir sea mejor que el silencio" y, claro, muy presuntuoso ha de ser quien juzgue lo que tiene que decir mejor que el silencio.

Porque mira que el silencio es hermoso cuando se consigue escucharlo que en una ciudad es difícil. Aunque hermoso sólo en su terreno de sonido, de no-sonido. Porque, pasando a otros cauces sensitivos, ¿qué pinta tiene el silencio? ¿Cómo se pinta el silencio? ¿Cómo se escribe? Y realmente lo de pintar admite alguna propuesta. Por ejemplo, se me ocurre que Hopper (más arriba) lo ha pintado. ¿Cómo? Haciéndonos ver que por ahí pasa un tren de vez en cuando y ahora NO pasa. ("Casa en la vía del tren", 1925) Se piensa en el silencio que rodea la casa.

Otro que pinta el silencio es Delvaux ("lazos rosas", 1937) a fuer de reflejar escenas oníricas a la luz plata de la luna, esa luz que Van Gogh estaba empeñado en plasmar. Pero ¿cómo se escribe el silencio? Imagino que dejando la página en blanco, o en negro, como se hace en la famosa novela de Laurence Sterne, es decir, dejando de escribir. La escritura sólo puede plasmar el silencio dejando ella misma de existir. El silencio es la nada literaria y por eso el escriba está siempre emborronando cuartillas. Ahora, los felices blogueros decimos colgando posts, que es mucho más cool, si se me permite.

Y ya es difícil ser cool en una ciudad que alberga lo más cool del universo mundo, a saber, unos díitas del Europride, o Eurogay o ambas cosas a la vez, Europridegay o Eurogaypride en la muy madrileña plaza de Chueca, maestro de zarzuela. A mí, esas manifas del orgullo gay no me seducen en especial por lo estridentes que son. Esos sí que no saben lo que es silencio, porque no lo aprecian. Al contrario, están siempre armando bulla, cosa que me parece bastante cansina.

Puestos a retratar el silencio es inevitable el famoso "El grito", 1893, de Munch. Un grito helado, que suena en el interior de la cabeza y se exterioriza en el gesto; el grito del silencio. Tómese nota de los encarnados del cielo para dar forma a la idea del crepúsculo. Pues ¿qué mayor silencio espera al hombre que el de la muerte?

Lleva lejos la reflexión sobre el silencio que venía de la paternidad sexagenaria. En realidad, ninguna de las dos cosas es cierta. Me había propuesto escribir un post sobre la vivienda, lo titulé "La cosa de la vivienda", como se ve, y pensé en el cuadro de Hopper para ilustrar una vivienda. Pero en cuanto lo vi, se me fue el estro. Mañana posteo sobre la vivienda, porque el asunto tiene bemoles: un derecho cuyo ejercicio hipoteca la vida de generaciones enteras. Ya sé que no es un derecho fetén, positivo, de los que se alegan ante los tribunales, pero es un derecho en sentido moral; tanto que no sería de extrañar que los tribunales, actuando como legisladores, ordenaran al verdadero legislador proteger y garantizar el derecho a la vivienda digna. No se olvide lo de digna porque podemos acabar midiendo los pisos de oferta pública no en metros cuadrados sino en centímetros cuadrados. Pues eso, mañana toca vivienda.

dijous, 21 de juny del 2007

Carmen, destino de un género.

El martes se estrenó en el Reina Victoria de Madrid el espectáculo "Carmen de Bizet", a cargo del Ballet flamenco de Madrid I. O sea que faltando a la costumbre hemos visto una primicia, con la compañía "fresca" por así decirlo.

Está claro que si una ópera se puede contar en flamenco es ésta de "Carmen" porque los personajes, los episodios se prestan al género. Lo que consigue la veterana bailaora Sara Lezana, directora artística del Ballet Flamenco, es una pieza sorprendente. Ignoro cómo será la otra pieza que tiene el Ballet en repertorio, "Carmina Burana", pero ésta es una "Carmen" flamenquizada con intermedios de flamenco puro. La propia Sara Lezana tiene una actuación estelar con un zapateado durante la "Chanson Bohême", de Bizet. A sus cincuenta y nueve años esta mujer es un torbellino que eclipsa a toda la compañía.

Las escenas de puro flamenco, que tienen seguiriyas y tarantos y hay guitarra y cante y palmas, me parecen espléndidas en mis cortas entendederas del género y son en las que la compañía se luce. Las escenas propias de la ópera, las "flamenquizadas" resultan más apagadas. Al haberse suprimido todo recitativo, las escenas se conciben como ballets y tienen un aire más suave, que contrasta con el carácter desgarrado de las escenas puramente flamencas. No sé por qué, el conjunto me recordaba algo a "El amor brujo".

La historia de la ópera de Bizet, que la interpretación de Sara Lezana sintetiza y resume en el episodio amoroso del ciclo pasión-celos-muerte, a su vez, era una síntesis y resumen de la obra de Prosper Mérimée. Bizet se concentró en la historia de amor, pasión, delincuencia, rivalidad entre hombres, crimen pasional y supo clavarlas en partituras que nos son familiares. Pero se dejó fuera una historia paralela que recorre la obra de Mérimée: Carmen, la protagonista, es gitana y don José, su enamorado, el que por ella delinque, es un vasco de Elizondo, Navarra, que habla euskera y se llama don Jose Lizzarrabengoa. A Mérimée le interesaban mucho los asuntos de minorías étnicas de acusada personalidad porque los encontraba muy exóticos. "Colomba" es una narración en ambiente sardo. Pero en Carmen, el autor riza el rizo al narrar una historia en la que dos minorías étnicas marginadas, vascos y gitanos, entran en contacto. El conflicto personal se desarrolla en un determinado contexto cultural.

Desde luego, eliminar este aspecto y reducir la historia a la "mujer fatal" y el crimen pasional la hace más clara y ello ha contribuido al éxito mundial de la ópera de Bizet. Pero el dato étnico es un factor muy curioso que da un patetismo particular a los amores de carmen y don José.

Otra cosa desde luego es cómo se trata ese crimen pasional, de acuerdo con las pautas románticas, como algo que tortura a don José y no a Carmen. Violencia de género, vamos, elevada a la categoría de obra de arte.

La verdad es que es todo un espectáculo.

dijous, 14 de juny del 2007

Blowin' in the past.

Tenía pensado callarme, pero ¿cómo voy a hacerlo cuando dan el premio Príncipe de Asturias de las artes a Bob Dylan, el grande, el único? Comprendo cómo se sienten los seguidores de Elvis, los de Frank Sinatra y hasta los de Engelbert Humperdinck, voto a tal; espero comprendan ellos cómo nos sentimos los de Dylan. ¿Qué voy a decir? He corrido a escuchar Hurricane y Highway 61 revisited y, al final, en mitad de la fabulosa Balada de Frankie Lee y Judas Priest, me decidí por lo primigenio y genuino, Blowin'in the wind. Es lo que oí a mediodía que hacían los de "Clásicos Populares" en Radio Nacional, que pusieron una versión magnífica. Fernando Argenta hizo un análisis de eso que podríamos llamar "el sonido de los sesenta", recordando que incorporaba un sueño, una visión utópica que "desgraciadamente, no se ha realizado". ¿Cómo que no? Escuchen esto. Por cierto, las palabras del presentador son excelentes: "No hay mejor manera en el mundo de conocer un país y a su gente que escuchar su música".

Yes 'n' how many times must a song be sung before we get to its heart?

diumenge, 10 de juny del 2007

El surrealismo.

La exposición que hay en el Reina Sofia y que se llama algo así como "se buscan ojos", no es muy allá. Trae algunas fotos de Man Ray (aunque no la famosa del "violín de Ingres" de la izquierda) y de dos o tres surrealistas menores. Claro que tampoco le hace mucha falta a este museo que tiene una magnífica exposición permanente de surrealismo. En realidad, merece la pena visitarla sólo por el placer de deambular por las galerías y el claustro del antiguo hospital de San Carlos, obra de Sabatini, el de los jardines.

Además, para llegar a alguna de las salas en que han puesto la exposición, hay que pasar por delante del Guernica, que siempre impresiona mucho, esa especie de mural en gama de grises que sobresalta de forma que no es posible fijar la mirada en ninguna de las figuras, sino que se va de una a otra, al azar, comprobando que todas ellas tienen un registro del horror, hasta los quinqués.

Por cierto, parte de la exposición es una serie de fotografías de Juan Pando del Madrid sitiado y bombardeado durante la guerra civil. Algunas también son impresionantes, las que retratan aspectos de la vida cotidiana, comercios, una farmacia bajo las bombas. Curiosas tres fotografías de niños jugando a ser voluntarios en un descampado en 1939. Si bien se mira, verdaderamente surrealista.

Lo mejor de la exposición, a mi gusto, es la posibilidad de ver El perro andaluz y La edad de oro, que se proyectan ininterrumpidamente. La edad de oro se puede ver íntegra en You Tube, basta con pinchar en el enlace L'Âge d'Or.La calidad de la copia deja bastante que desear aunque es una obra digna de verse. Dura una hora pero como hoy es domingo, se puede dar por bien empleada. Además, tiene momentos extraordinarios, como era de esperar cuando se pone a dos genios, como Buñuel y Dalí a trabajar juntos. Es una película de 1930, sonora, con una banda musical espléndida: hay Beethoven, Schubert y Mendelssohn, que yo haya reconocido, aunque suenan fatal, y por supuesto la última parte, siempre la más noble porque es la que acompaña el desenlace de la obra (aunque, al tratarse de una surrealista, no tenga trama), con los tambores de Calanda. Por cierto que esa última parte es una mezcla de las 120 jornadas de Sodoma, del divino marqués y la figura de Jesucristo, todo mezclado en una blasfemia, que es lo que viene a ser la película.

Adelantados en todo como son Buñuel y Dalí también se adelantan en asunto de violencia contra la mujer. No es Gilda, de Charles Vidor, la primera película en que un hombre (Glenn Ford) propina una bofetada a una mujer (Rita Hayworth), sino ésta de L'Âge d'Or, en que el protagonista (por llamarlo de algún modo), atiza un tortazo a la que me parece que es la madre de su novia.

La peli encaja muy bien en el título de "se buscan ojos" en la escena de un ciego pateado por el protagonista en mitad de la calle. Y de los ojos en El perro andaluz, ¿para qué hablar? Todavía no aguanto mirar el plano del globo ocular sajado con la navaja de afeitar. En fin, esto de los ojos me recuerda siempre al Dr. Coppelius de Hoffmann que para surrealista...

divendres, 1 de juny del 2007

Rostros de mujer.

Merodeando ayer por la red encontré este sorprendente video que es un recorrido por la pintura occidental de los últimos quinientos años a base de retratos de mujer tratados con ordenador. He contado unas 92 composiciones, pero puedo haberme equivocado y quizá sean 100 y he reconocido (es un buen ejercicio) unos cuarenta pintores, desde Leonardo (el video empieza con un fresco del gótico tardío que creo sea anónimo) a Picasso, pasando por Rafael, Giorgione, Van Eyck, Durero, Memling, Greco, Rubens, Reynolds, Gainsborough, Ingres, Manet, Renoir, Dalí, etc, etc. Es fascinante porque la técnica aprovecha los gestos y movimientos naturales del rostro (parpadeos, sonrisas, muecas, mohínes) para transformar una madona en una Diana y ésta en la esposa de un pintor. No me extraña que cuente ya con medio millón de visitas en algo más de un mes. Es un viaje por eso que los cursis llaman "el eterno femenino".