dissabte, 21 de juliol del 2007

La naturaleza imita al arte.

Eso decía Oscar Wilde. Y la realidad queda mejorada, adornada, cuando se deja aprehender por el ojo del artista. Con autorización del autor, Quique Salgado, un impresionante (no impresionista) pintor argentino, reproduzco aquí un par de óleos suyos, que son como un manifiesto a favor de la nueva forma de la pintura figurativa, que resurge del tumulto del abstracto del siglo pasado con una regeneración de la percepción de la realidad que la convierte en eso tan extraordinario que es la visión creadora. ¿O no está claro que, al echarse estos cuadros a la cara tiene uno la sensación de que las luces y colores forman una armonía secreta cuya clave nos ha revelado el genio del artista con la misma clarividencia que la leyenda atribuía a los profetas ciegos de la antigüedad, capaces de explicarnos el destino?

Gracias, Quique.