dissabte, 21 de juliol del 2007

¿De qué hablan?

Tras la sustitución del señor Piqué por el señor Sirera en el PP catalán, muchos comentaristas dijeron ayer que se cerraba la crisis de este partido. Añadieron que es hombre de talante moderado y centrista, y él mismo, en su primera comparecencia pública fue suave, lució maneras, sonrió civilizadamente en lugar de mostrarse agrio y despreciativo como muchos de su tendencia y hasta dio las gracias al terminar la rueda. Hasta aquí, nada que objetar. Es más, a la vista de la foto de la izquierda, cabría pensar que, de objetarse algo, podría ser a una tendencia criptonacionalista del valor emergente en el PP catalán.

Grave error. El señor Sirera tiene un blog, cosa que lo hace cercano a mi corazón de impenitente bloguero, que él titula Daniel Sirera y en el que, como nos pasa a los del gremio, se retrata. Leánlo; lean el post titulado "Mentiras tripartitas" y ya me dirán qué tiene de moderado y centrista un pavo que ataca sin piedad el estatuto de Cataluña en el primer párrafo por unos motivos y en el tercero por los contrarios y, de paso, descalifica todo lo que se mueva y no sea el PP. Quien no tenga paciencia para leerlo, que atienda a sus brillantes declaraciones de ayer en la rueda de prensa, que suenan como la melopea genovesa de Rajoy en estado puro o las vaciedades altisonantes de la derecha de siempre. Dice que está "aquí para solucionar los problemas reales de los ciudadanos, no para los problemas ficticios, los problemas falsos que sólo sirven para justificar sus irresponsables (de otros, claro) actuaciones políticas. Nosotros estamos para lo que tenemos que estar, para resolver los problemas reales de la gente y no para crear poblemas donde no los hay." ¿Está claro? No se meta Vd. en política, joven.

Del otro lado, del PSOE, la cosa no fue mucho mejor. En su comparecencia tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta del Gobierno, de quien tengo buen concepto, estuvo inaceptable. Habiendo admitido que la crisis del PP es un asunto interno de otro partido en "el que el Gobierno no debe ni puede entrar", hizo exactamente lo contrario, esto es, entró, dijo que el PP se encuentra en horas muy bajas y que se encamina hacia una radicalización de la derecha nada conveniente. Conste que no digo que, en efecto, el Gobierno no pueda ni deba "entrar" a juzgar a otros partidos; no veo por qué no siempre que lo haga con temperancia y consideración. Lo que me parece inadmisible es que, se haga lo que se niega que se va a hacer. Es una actitud ventajista de gente que no juega limpio. Y espero poder decir esto sin que venga alguno de los esbirros del Gobierno, que alguno tiene, a llamarme "equidistante".