dilluns, 6 d’agost del 2007

Ladrones de cuadros.

Hay cosas que maravillan, suspenden el ánimo y lo dejan a uno perplejo. Ayer domingo, cinco sujetos enmascarados como si fueran el Subcomandante Marcos entraron arma en mano en el Museo de Bellas Artes Jules Cheret, en pleno centro de Niza, en la Riviera francesa, y se llevaron cuatro cuadros. Uno de Alfred Sisley (a la izquierda), de título Allée de peupliers de Moret, (Alameda de Moret), por cierto bien bonito, otros dos de Jan Brueghel el viejo, también llamado "Brueghel de Velours", el hijo de Pieter Breughel y titulados Alegoría del agua y Alegoría de la tierra. No he podido encontrarlos porque el Museo Jules Cheret tiene "en construcción" la página digital en que habrían de exhibirse. Pero no son difíciles de imaginar. Este Brueghel de Velours, de quien hay algunas obras en El Prado de Madrid, era un pintor barroco que lo llenaba todo de flores, guirnaldas y coloridas aves exóticas, lo cual me ha parecido siempre bastante difícil de soportar. Rubens le encargó mucho relleno en sus obras y, aunque no solamente trabajó este tipo de temas, son por los que es conocido.

El cuarto cuadro robado (a la derecha; lamento que la reproducción sea de baja calidad) es uno de Claude Monet titulado "El acantilado cerca de Dieppe" y del que hay más versiones, una en el Hermitage de San Petersburgo. (Tampoco estoy seguro de que sea ésta la versión robada ya que la he encontrado en la red con localización indefinida, y no he podido cotejarla con la que se exhibía en el museo porque pertenece al piso, rez de chausée, que está "en construcción"; pero, si no lo es, se le aproxima mucho). Lo curioso del caso es que tanto el de Sisley como el de Monet ya los robaron en 1998 en el mismo museo y aparecieron días después en un barco abandonado. Y, todavía más insólito, el de Monet lo habían robado por primera vez en 1978. Es desconcertante que una tela que tampoco es tan extraordinaria dentro de la producción del impresionista francés levante tal pasión entre los ladrones. Por cierto, Yahoo! daba ayer la noticia diciendo Four priceless paintings stolen in brazen French museum heist. El propio museo valora los cuatro cuadros en unos 50 millones de dólares. Eso del valor/precio de las obras de arte es cosa muy elástica. Hace dos años se vendió otra versión del mismo tema de Monet (Acantilado cerca de Dieppe) en una subasta de Carmes en Rouen por 400.000 euros. Los conservadores del museo dicen que serán difíciles de vender porque son muy conocidos. Seguramente tratan de consolarse pero me malicio que hay mercado para todo ya que éste no parece arredrarse ante las normas morales Lo que me llama la atención es que el arte convertido en mercancía encuentre su valor de uso (y entre así en el circuito de compraventa) a través del robo. No sé, es como una parábola. Igual que hubo unos Robber barons en el origen del capitalismo estadounidense, a lo mejor hay unos Robber thieves en el capitalismo globalizado.