divendres, 10 de juny del 2016

Entrevista: el comunismo de Podemos


Siempre he nadado contra corriente.  Ahora, también. Cuando el CIS condena al PSOE al baúl de los recuerdos en beneficio de esta adorable tropa tan consistente y responsable; cuando todo el mundo se rinde a la evidencia de que la razón asiste a quien ninguna prueba de ello tiene salvo su desparpajo; cuando el gobierno, secretamenete satisfecho de que el CIS siga garantizándole el primer puesto contra todo sentido común, pero muy a favor del sentido de la propia conveniencia, se regocija del triste sino de los socialistas; cuando los medios entonan el gori-gori del partido del viejo Iglesias y los laudes del del nuevo Iglesias; cuando los finos analistas advierten de cómo el viento de la historia se ha rejuvenecido y limpia los hediondos establos de la "vieja" izquierda mientras deja incólumes los de la no menos vieja derecha; cuando los profetas del pasado anuncian un porvenir que nace muerto; cuando todo eso pasa, encuentro razonable publicar esta entrevista que me hizo un medio andaluz hace un par de días.

La musique qui marche au pas, cela ne me regarde pas, que decía Brassens. Moi, non plus.

La entrevista es esta. Ya sé que no va a ganarme muchos amigos entre los prebostes de la nueva situación, especialmente los que predican hoy con la seguridad que da haber sido hasta ayer partidarios acérrimos del neoliberalismo de C's.

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No es sospechoso de derechista precisamente. Fue ideólogo del PSOE en la época de Felipe González. Luego apoyó a Podemos, pero ahora es el primer gran disidente de la formación morada. Desde hace algún tiempo el catedrático de Ciencias Políticas es el azote de Pablo Iglesias, al que acusa de desleal y de ser el instrumento con el que Julio Anguita se cobra sus venganzas del pasado. “¿Va quedando claro que este hombre además de narcisista es tonto?”, le soltó al líder podemita en Twitter.

Cotarelo, recordemos, fue ideólogo de González y apoyó la entrada de España en la OTAN. Hace un par de años se ilusionó con la creación de Podemos, pero fue de los primeros en caerse del caballo. Su diagnóstico: es el viejo comunismo de siempre. “Pablo Iglesias nunca quiso pactar con el PSOE”, dice como quien muestra la prueba del algodón.

Nadie está exento de contradicciones, y este profesor universitario se considera “nacionalista español”, al tiempo que es partidario de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Pero diga lo que diga, ya es un maldito para los podemitas que caen en aluvión sobre él cada vez que incendia Twitter con sus reflexiones sobre el partido morado, del que dice que tiene un apoyo mediático exagerado. Aún así -o precisamente por esto- asegura que “a Iglesias le molestan los periodistas que no lo ensalzan. Lo de siempre en España”.

¿Qué es lo que ha cambiado en Podemos?
No me parece correcto que un proyecto que pretendía ser autónomo entre las dos izquierdas tradicionales -la comunista y la socialdemócrata- en lugar de mantener su autonomía se haya fusionado con IU. Si uno critica el régimen de 1978 debe saber que tan régimen son los socialistas como los comunistas.

¿Quizá esperaban mejores resultados el 20 de diciembre?

Tras el 20-D les entró miedo porque se dio cuenta de que las cosas no son tan fáciles, que no iban a barrer. Bajaron en las encuestas, se asustaron y se abrazaron a los comunistas. Al echarse en los brazos de IU lo que está diciendo es que ellos también son comunistas. Que digan ahora que no hay que asustar hablando de ‘que vienen los comunistas’ ya quiere decir algo.

¿Acaso no es la alianza de Podemos con IU más natural que con el PSOE? Ambos son comunistas, ¿no?

Totalmente. Pablo Iglesias militó en las Juventudes Comunistas, es amigo de Anguita y ahora éste lo usa como instrumento para sus venganzas.

¿Y por qué Iglesias niega ser comunista?

Unas veces sí lo reconoce y otras no. Claro que es comunista, hace tres años lo decía abiertamente. Pero son tácticas que no engañan a nadie. En estos tiempos no puedes decir algo falso cuando llevas hablando no sé cuántos años en televisión porque viene alguien y lo demuestra. Lo que muchos creemos es que Iglesias, que pretendía hacer algo nuevo, al final no lo ha logrado.

¿Fue un error que Iglesias no quisiera llegar a un acuerdo con el PSOE?

Fue una sinvergonzonería. Él nunca tuvo intención de llegar a un acuerdo con el PSOE porque Anguita no le iba a dejar, volvió a engañar a todo el mundo. Por su culpa tenemos nuevas elecciones generales y cuatro meses más de gobierno brutal de la derecha y la amenaza de que además haya otro Gobierno del PP cuatro años más. Lo que ha hecho Iglesias es de una inmoralidad y una irresponsabilidad tan absoluta que merecería la reprobación pública de toda la izquierda, es una traición.

¿Es Julio Anguita la persona que tiene mayor influencia sobre Pablo Iglesias?

Sí. Desde siempre. Lo ha tenido oculto, pero siempre ha sido así. Incluso Iglesias ha dicho que Anguita es su referente intelectual… ¡imagínese, Anguita intelectual!

¿El Pablo Iglesias del discurso de la cal viva es el más auténtico?

Fue una provocación típicamente comunista con manipulación, infundio y engaño, porque eso se lo dijo a quienes no tienen nada que ver con aquello.

¿Quizá usó palabras tan gruesas para bloquear el acuerdo con el PSOE y al mismo tiempo mandar un mensaje interno a los que en Podemos, como Errejón, querían el pacto?

No creo que llegara a tanto, me da la impresión de que se le calentó la boca. La consecuencia fue lo que transmitió a la gente más razonable de Podemos: que abandonen toda esperanza de pacto. La intención de Podemos de fagocitar al PSOE es lo que ya intentó Carrillo en los años 70 con el eurocomunismo y Anguita en los 90. Quítate tú para que me ponga yo.

Se habla mucho de Venezuela. ¿Nota influencia chavista en Podemos?

No tengo ni idea. En términos prácticos no lo sé, porque de Venezuela lo ignoro todo. En términos teóricos sí tengo un poco más de idea: me da la impresión de que al tratar de fabricar una renovación ideológica han cometido el típico error de los movimientos de izquierda de las sociedades industriales europeas, que es rendirse a las elucubraciones teóricas tercermundistas, en el caso de España las latinoamericanas.

Entonces, ¿han copiado el modelo chavista?

Están siempre dispuestos a importar las formas que vengan de América Latina porque les parecen innovadoras. No se dan cuenta de que hay dos factores que destruyen esa pretensión: primero, los discursos latinoamericanos no son más que los discursos europeos mal copiados; segundo, lo que tenga de genuino el discurso teórico latinoamericano no es extrapolable a Europa. No hay más que escuchar a Errejón (especialmente cuando habla de “la gente”) para darse cuenta de que es un intento de importación de unos elementos teóricos populistas que aquí no encajan.

¿Qué va a suceder el 26-J? ¿Habrá sorpasso?
El porcentaje de indecisos es altísimo. Y esto cambia mucho día a día. Parece que hay un interés en que se produzca un sorpasso controlado, algo que persiguen medios como La Sexta, que es un canal de Podemos, o digitales como Público o Diario.es, que son el BOE de Podemos. Coinciden con la derecha en lo del sorpasso. Podemos dice que va contra el PP, pero no es verdad: va contra el PSOE. No digo que las encuestas estén falsificadas, pero sí clarísimamente cocinadas. Además hay un dato que ignoran: el PSOE tiene mucho voto oculto.

¿No le parece llamativa la sobreexposición mediática de Podemos?
Es un bullying mediático. La presencia permanente de Podemos en los medios es un abuso. Roures reconoció el otro día que su cadena, La Sexta, ha aupado a Podemos. Podemos es un producto de la televisión igual que Bertín Osborne.

¿Qué efecto va a producir en la campaña?

Es contraproducente para Podemos porque ya han aparecido mucho. Me gustaría saber cuáles son las cifras de audiencia del debate del domingo pasado entre Rivera e Iglesias porque no conozco a nadie que lo viera. Sería cuestión de comparar la audiencia con la del primer cara a cara entre ambos en octubre. Si mi hipótesis es correcta, ha habido un bajón fuerte de Podemos que anuncia una tendencia de hartazgo. En mayo leí que Pablo Iglesias había aparecido 16 veces en televisión, Rivera 14, Sánchez seis y Rajoy una.

dijous, 9 de juny del 2016

Los intelectuales contra Podemos

Es curioso. De un tiempo a esta parte vengo leyendo artículos de intelectuales reconocidos que comparten un punto crítico muy fuerte hacia Podemos. Que yo recuerde y sin esforzarme mucho, por lo cual me estaré dejando muchos nombres fuera, me vienen a la memoria Félix de Azúa, Javier Marías, Antonio Elorza, Santos Juliá y ahora esta última pieza de Alberto Corazón. Alberto Corazón viene a ser aquí lo que se llamaba un pentito, aunque en sentido muy, muy amplio. Votante de Podemos, se desengaña y escribe una crítica demoledora contra la organización, a la que como muchos otros intelectuales, acusa de haber traicionado sus orígenes y haber evolucionado en un sentido partidista, oligárquico y autoritario. Rechaza igualmente el carácter caudillista del liderazgo de Iglesias. De nuevo, coincidencia con los otros intelectuales.

Reconozco en estos un gran trabajo y el hecho de haber de haber sido capaces de poner en marcha un aparato de juicio crítico que será muy útil a mucha gente. Por supuesto y como a todo el mundo, estos intelectuales me merecen juicios muy diversos pero todos ellos tienen una obra respetable y reconocida en diversos campos. No son unos cualquiera en el ámbito del pensamiento y la creación y da que pensar que gente dedicada al mundo de las ideas, los  conceptos las teorías, etc, no se tomen en serio las de Podemos, que consideran como un batiburrillo de trivialidades, acumuladas de prisa y corriendo para hacerlas pasar por un programa de partido. 

Se trata de una oganización fundada básicamente por profesores universitarios, convencidos de estar elaborando una nueva orientación  política a base de una renovación teórica de calado. Sin embargo, curiosamente, es recibido por un bloque de animadversión entre los intelectuales que debieran sus referentes intelectuales. En cambio tienen muy buena acogida en el ámbito mediático y se entienden a la perfección con algunos periodistas   de esos que tienen nombre y proyección propia. Estos han puesto a su servicio un formidable aparato mediático que convierte a Podemos prácticamente en un espectáculo televisivo. Le han dado una voz y una resonancia que los demás partidos no tienen. Si se recuerda que un saber convencional generalizado en nuestra sociedad sostiene que la televisión es el medio por el que la inmensa mayoría de los ciudadanos se informa y se forma una opinión política, la conclusión es obvia: habiendo conquistado los medios audivisuales, Podemos debe tener garantizado el triunfo electoral.

Desde luego, Podemos es un fenómeno mediático, aupado por lo medios con el objetivo de establecer su hegemonía en la izquierda y de conquistar el alma de nuestros conciudadanos. Los medios están claros. ¿Y los contenidos? Ahí el asunto es distinto. Por mi parte considero que Podemos no es otra cosa que una organización de oportunistas que, habiendo llegado en un momento feliz por coincidir en él una aguda decadencia del PSOE con el auge de los movimiento contestatarios relacionados con el 15, pretende abrirse un  hueco en el sistema español de partidos, sosteniendo que representa una nueva izquierda, sin las viejas ataduras del comunismo y la democracia. En un primer momento, mucha gente, entre ella el propio Palinuro, prestó oídos de buena fe a este proyecto de renovación pero en muy poco tiempo, su fabulosa miseria intelectual quedaría clara en un discurso abigarrado, confuso, lleno de simplezas y ambigüedades cuya vaciedad conceptual pone de manifiesto la intención casi obsesiva de ganar votos al precio que fuera.

Esa misma convicción anidó pronto en las esferas dirigentes de Podemos que, asustadas ante la perspectiva de una decadencia prematura, decidieron retornar al seno nutricio del viejo comunismo de IU que, en un principio, habían despreciado y a la que se aferraban ahora como medio de establecer un  nuevo espectáculo que fuera de debate social.

Esa recuperación de los viejos postulados comunistas, en los que los fundadores de Podemos militaron en su día, se complementaba con otra tendencia inherente a la formación: la del plagio. Prácticamente ninguna de las innovaciones, lemas, consignas o formas de la organización es propia u original; todo está copiado o plagiado. La ironía de la historia quiere que hasta el nombre del máximo líder esté plagiado del del venerable fundador del socialismo español; el nombre de la organización es una traducción del yes we can de Obama que, a su vez lo había copiado del del líder sindicalista chicano, César Chávez en los ochenta; el concepto de casta procede de un periodista italiano; las lucubraciones teóricas están saqueadas de Laclau; la petición de sonrisas viene de Rodríguez Zapatero y de la "revolució de les somriures" del independentismo catalán y ahora acaban de sacar un programa plagiando el de Ikea.

¿Puede ganar las elecciones una agrupación de gente tan vacía y liviana por mucho que quieran ocultar sus raices comunistas? En mi opinión, no. Por no debe olvidarse que esto es España.

Mañana, Palinuro entrevista a Puigdemont

Pues, sí, ya ven en qué momento crucial. La idea fue de Salvador Cot, el director del elMón.cat, periódico en el que colaboro y a quien se le ocurrió que lo acompañara. De este forma, me tienen mañana, viernes, en el Palau de la Generalitat, a ver qué cuenta el MH sobre esta situación generada por la CUP. Y que tiene a mucha gente indignada en Cataluña. Por supuesto, a la hora de explicar la motivación de su rechazo a los presupuestos, hay una batería de argumentos que suscitan contraargumentos del mismo valor así como una verdadera andanada de improperios e insultos, algunos francamente inadmisibles.

No obstante, hay un punto de vista que no parece haber entrado en las consideraciones de los cupaires cuando quizá hubiera debido hacerlo, aunque solo fuera para evitar caer en el descrédito público como lo han hecho. Estoy seguro de que, si ahora hubiera elecciones, la CUP tendría un resultado ridículo. El punto de vista que todos entendemos sin mayores problemas es que el maximalismo no es bueno. Sobre todo si se pretende tomar una decisión que mantenga a quien la adopte un margen de acción. Porque, obsérvese bien: gracias a ese bloqueo de los presupuestos y la fulminante reacción de Puigdemont de plantear la cuestión de confianza en septiembre, dando por roto el acuerdo de legislatura, la CUP se ha quedado sin iniciativa política y sin margen de maniobra. Pudieron influir en las decisiones del gobierno en sentido favorable a sus objetivos; ahora no pueden hacer nada, salvo juntarse con la oposición y esperar a la cuestión de confianza en septiembre, en donde a lo mejor acaban votando con el señor Albiol para terminar con el primer gobierno netamente independentista que ha tenido Cataluña en esta Restauración.

Y eso no es un timbre de gloria.

dimecres, 8 de juny del 2016

Las 1001 doctrinas del caudillo

La fusión de IU y Podemos hace diez días fue un espectáculo mediático pensado para impactar en la opinión pública, ganar el alma de los medios, deprimir la moral de los adversarios y dar la impresión de que echaba a andar un tiempo nuevo, lleno de promesas. Reapareció un flamígero Anguita que retrotrajo el "histórico" momento a una remake del 77 entre los sollozos de un transido Iglesias. Echenique saludaba la llegada del radiante amanecer con la misma emoción con que hace tres años defendía el neoliberalismo de C's y la democracia en el Oriente Medio gracias a los carros de cambate yankies. Unidos Podemos tenía algunos problemillas de encaje de egos en las listas de cremallera pero, al final, todos los jefes y jefezuelos conseguín su puesto en el próximo reparto de cargos al que estarán llamados los justos en el festín de los restos del régimen del 78.

En realidad, esta fusión respondía a necesidades más básicas, perentorias e inconfesables: los resultados del 20 de diciembre habían sido modestos, los sondeos estaban dando descensos alarmantes de Podemos en intención de voto y la valoración popular de Iglesias estaba al nivel de la del Sobresueldos, con razón porque la gente está igual de harta de ambos. IU, sin embargo, conservaba un goloso millón de votos que Podemos ambicionaba; a cambio solo tenía que hacerse cargo de las deudas que asfixiaban a los comunistas después de su derrota el 20 de diciembre.

O sea, la fusión se daba por pura necesidad de supervivencia. Pero, una vez hecha, el aparato de agitprop -siempre el más poderoso en toda constelación comunista- empezó a crear la leyenda de que había nacido una estrella o la alternativa al podrido régimen del 78 un sintagma tan vacío (todos los sistemas políticos son "regímenes") como malintencionado, ya que se trata de identificarlo con el franquismo.

El único problema: a los comunistas se les veía la oreja. De nada les servían los treinta años de camuflar las siglas del PCE, su martillo de herejes y su hoz de cortar gaznates, y de perder elecciones, disfrazado de IU. Todo el mundo veía la fusión como el abrazo de los comunistas vintage y los neocomunistas de Podemos.

Otra vez se hablaba de comunismo en España, lo cual no es recomendable cuando uno se presenta a una votación porque, sabido es, los comunistas no han ganado nunca unas elecciones libres en ningún país del mundo. Así que, para contrarrestar, la nueva sociedad Unidos Podemos sacó a sus intelectuales orgánicos y algún que otro majadero del mundo del espectáculo a criticar el "anticomunismo" que nos invade. Es la resurrección de un éxito de la propaganda comunista de la guerra fría: todo anticomunista tenía que ser necesariamente un macartista agente de la CIA o, si vivía en la URSS, un psicópata al que encerraban en un manicomio. Los comunistas se ocultaban, se disfrazaban de demócratas e izquierdistas (como los de IU) y quien se negaba a aceptar la superchería y hablaba de comunismo era tachado automáticamente de anticomunista "visceral". Esto de visceral es muy socorrido, a veces se lo dedican los enfurruñados comunistas a Palinuro cuando, por equivocación, lo leen.

Nerviosos porque estas campañas de intimidación ya no funcionan, no han tenido más remedio que declarar lo que son: Garzón salió reconociendo que es comunista y su secretario general, Centella, que no hace honor a su apellido en ningún sentido, ha tardado más de una semana en afirmar en público también su orgullo de ser del mismo partido que Lenin, Stalin, Pepe Díaz, Dolores Ibarruri y otros demócratas de este jaez. Sus partidarios tratan de engrasar tanta herrumbre afirmando que estos comunistas de hoy no son los de antaño pero, en verdad, no lo demuestran y no lo demuestran porque no pueden. Confrontados con el hundimiento del comunismo "realmente existente" en el mundo entero por su pura incompetencia no pueden reconocer que lo que allí se hundió fue, en efecto, el comunismo porque, en tal caso, deberían explicar por qué siguen siendo comunistas. Y, lo dicho, no pueden. Pero si ellos no, nosotros sí: son exactamente los mismos comunistas de antaño, piensan los mismo, creen lo mismo y, si pueden, lo pondrán en práctica, pero, de momento, tienen que disimular porque la gente no vota así como así a favor de la dictadura del proletariado; hay que hacérsela tragar a tiros.

Alarmado por la reaparición de la medusa comunista, Iglesias imaginó un medio de contrarrestarla y, como Perseo, se armó de la égida socialdemócrata para protegerse de las asesinas miradas del monstruo. Nada, nada, Podemos, Unidos y lo que fuera, son "socialdemócratas". Eso sí, verdaderos socialdemócratas. Recordó que ya Marx y Engels lo eran, haciendo a un lado que, como miembros de la "liga de los justos", ambos hubieran escrito un famoso Manifiesto del Partido Comunista que Iglesias no puede ignorar. De lo que se trataba era de sembrar confusión y liarla exactamente con el mismo espíritu con que sus antecesores los comunistas de los años treinta -tan empeñados como los de Podemos en destruir a los socialistas- pedían a los militantes socialistas que se pasaran al comunismo, abandonando a sus jefes, a los que llamaban socialtraidores. La misma OPA hostil que hace hoy Podemos al PSOE, diciendo a los "socialistas de corazón" que voten por ellos, por los comunistas, porque sus jefes son "neoliberales", fórmula actual de la socialtraición. 

Así que ya tenemos dos poderosas ideologías, la socialdemocracia y el comunismo, confluyendo felizmente en el mismo cuerpo, el de Podemos, cuyo eclecticismo teórico y ausencia de aburridos prejuicios de congruencia lógica lo llevan a haber superado asimismo el viejo hiato entre la izquierda y la derecha, igual que lo hicieron los falangistas en su día y también las viejas determinaciones clasistas. Hoy carece de sentido hablar de clases sociales, pues si te diriges a una, antagonizas a las otras y pierdes votos, que es lo único que importa. Por eso es más sensato interpelar a la gente, a los problemas de la gente, las aspiraciones de la gente, porque, a ver ¿quién no es gente? Y no hablemos ya del "pueblo" que los de Podemos quieren construir, como el que construye un acueducto. ¿Quién igualmente, no es "pueblo"? ¿Quién no es popular? En España, por ejemplo, tenemos un partido y un banco populares.

En esa ropavejería ideológica faltaba el florón principal y allá fue a plantarlo el caudillo Iglesias, flanqueado por su flamante escudero comunista, Garzón, en el hotel Ritz: además de comunista y socialdemócrata y de la gente, Podemos es patriota. Se lo dijo a los empresarios y al auditorio de postín sin miedo a que nadie confundiera los patriotismos de unos y el otro. El de los primeros es un patriotismo suizo, de Guillermo Tell y la pasta en los bancos al borde del lago Leman; el del segundo es el de los cholos bolivianos de los boliches de Santa Cruz, una importación reciente de las especulaciones ideológicas del altiplano andino que ya se habían intentado en España hace treinta años con el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) que tanto éxito tuvo y tanto hizo avanzar la causa de la revolución en España. Y eso por no hablar de cómo sonará ese único patriotismo a oídos de la España plurinacional. ¿O se tratará de un pluripatriotismo?

Es imposible tomarse en serio este caudillismo mediático, líquido, postmoderno y trivial. 

Cataluña: lección aprendida

Nadie dijo que la revolución catalana sería fácil; nadie que la República Catalana estuviera a la vuelta de la esquina; menos que la independencia fuera a caer como una fruta madura. Pero muchos se ilusionaron al ver el resultado de las elecciones del 27 de septiembre. El chantaje esgrimido por la CUP hasta el último minuto, que obligó a prescindir de Mas contra toda justicia puso a bastante gente en guardia. Otros, en cambio, pensamos que, resuelto aquel asunto, el resto haría justicia a las aspiraciones ciudadanas y se caminaría hacia el objetivo esencial y fundamental en Cataluña de poner en pie una República Catalana. Nos equivocamos. Palinuro había apoyado a la CUP en un primer momento. También se equivocó. Fue un error de juicio. Pensó que los ácratas pesarían más en el espíritu de la organización asamblearia que los comunistas; que el espíritu libertario predominaría sobre el doctrinario y, desde luego, que la independencia sería la opción prioritaria y esencial. Un error de juicio que espera no repetir.

Ahora está claro que la independencia de Cataluña depende de los independentistas catalanes, entendiendo por tales quienes anteponen esta idea y realidad a cualquier otra consideración. Y solo de ellos. También ellos han aprendido una dura lección: solo pueden confiar en sí mismos y es un error acortar caminos con alianzas con gentes que anteponen otros intereses al objetivo prioritario de poner en marcha una República Catalana. De eso va mi artículo de hoy en elMón.cat, escrito horas antes de que la Asamblea de la CUP mantuviera el veto a los presupuestos de la Generalitat.

Vivo en Madrid. Escuché a los nacionalistas españoles de derechas y de izquierdas aplaudir la "entereza", la "bravura" de los "verdaderos" revolucionarios catalanes. En Madrid siempre se imparten vitolas de "verdadero" esto o lo otro por razones a menudo innobles. Y así se sigue.

Pero pensé: ¿y qué haría yo? Sencillo. Habiendo aprendido la lección y deshecho el acuerdo con la CUP, gobernar en minoría con los presupuestos prorrogados, siguiendo la hoja de ruta hasta que me tumbaran el gobierno con el voto favorable de la CUP. Y, entonces, con las cosas ya bien claras de qué lado está cada cual, convocar nuevas elecciones plebiscitarias.

Si los españoles pueden hacerlo con muchos menos motivos, también los catalanes.

Aquí, la versión castellana del artículo:

La encrucijada catalana

A la hora de escribir este artículo no se sabe si la CUP mantendrá su veto a la totalidad de los presupuestos en la asamblea de la tarde. Doy, no obstante, por supuesto que no será así y la formación lo levantará, pendiente de posteriores negociaciones y de un debate final el 20 de julio. Es decir, doy por supuesto que habrá una prórroga de un mes y medio para regresar al punto de partida de hoy y saber si hay o no presupuestos; si hay o no gobierno; si hay no vía a la independencia que, en definitiva, es de lo que se trata.

La democracia es así. La regla de la mayoría puede dar un poder absoluto (y, por tanto, injusto) a una minoría de bloqueo. Así, el resultado depende de la buena o mala voluntad de quien puede bloquear la decisión de la mayoría sin ser ella misma mayoría ni tener posibilidades de serlo. Eso se llama “tiranía de la minoría”, algo tan detestable en sí mismo como la “tiranía de la mayoría” de la que, por cierto, los catalanes son víctimas en el Estado español.

Así se llega a una enseñanza vieja como la humanidad misma: le eficacia de la extorsión. No es posible gobernar sometido a amenaza permanente de un aliado que puede volverse en tu contra en cualquier momento por las razones que le parezcan justas. No se puede gobernar sometido a extorsión. No se puede ni vivir. La extorsión mata.

Un proyecto común requiere una gradación de preferencias común. Salvo que se trate de una mera coincidencia táctica de proyectos distintos con estrategias distintas e inconfesas, esas preferencias deben concitar una lealtad común por encima de cualquier otra consideración. Al menos en la primera preferencia. En el resto puede y hasta es conveniente que haya más flexibilidad.
¿No es el primer orden de preferencia de todas las fuerzas que apoyan al gobierno de la Generalitat el proceso a la independencia? Si es así, a él deben estar supeditadas todas las demás diferencias en preferencias inferiores. Entiendo que es lo que hace ERC pero no la CUP que, en mi opinión, está instalada en un maximalismo extorsionador y suicida.

Es lógicamente imposible avanzar en el logro del primer orden de preferencia si se supedita a exigencias de niveles inferiores. Salvo que aquella coincidencia en el primer orden, la independencia, hubiera sido falsa desde el comienzo y hubiera ocultado la intención de instrumentalizarla para conseguir otros resultados que solo ahora aparecen como inexcusables.

Y esta enseñanza no solo es válida para la situación actual. Lo es para las que se reiterarán en años posteriores, pues los presupuestos son anuales. No es posible gobernar bajo la exigencia, siempre imprevisible de que determinadas opciones más o menos justas (eso no está en discusión) tienen arbitraria preferencia sobre el primer orden del acuerdo común.

Porque, si no hay presupuestos, Cataluña entra en una encrucijada con dos opciones malas: gobierno de minoría con presupuestos prorrogados o elecciones anticipadas. Dos opciones malas, fatales, para el proyecto independentista que aparece cuestionado en su interior por una poderosa coalición de fuerzas que van desde el PP hasta la marca catalana de Podemos y una circunstancia exterior aun más peligrosa, una posible gran coalición del nacionalismo español. En cualquiera de los dos casos, el proyecto entraría en una crisis imposible de prever pero que, sin duda, generaría una frustración que duraría generaciones.


dimarts, 7 de juny del 2016

El oso sigue vivo

No es que ahora Palinuro conceda mayor crédito a los trabajos del CIS. Ningún trabajo de un organismo dependiente de este gobierno de mangantes y falseadores sin escrúpulos, por muy autónomo que sea, merece el menor crédito. Unos payos capaces de falsificar los datos del paro, el empleo y ls estadísticas oficiales, ¿van a arredrarse ante un barómetro de opinión?

Pero sí parecen haberse corregido un poco. Desde luego ese 27,4% del voto a la banda de malhechores no se lo cree ni el Sobresueldos. Pero eso no es ahora lo importante.

Lo importante es que es preciso reconocer un suelo del PSOE de más de un 20%. Y digo suelo porque si, con la que está cayendo, con una reedición reforzada de la pinza comunistas/PP (más abajo daré alguna explicación más), con todos los medios en contra y ninguno -ninguno- a favor y con la incompetencia de sus dirigentes el PSOE se mantiene en ese 20% declarado, el asunto es asombroso. Recuérdese que, por experiencia histórica, subalternidad de sus bases, etc, los socialistas tienen mucho voto oculto que aflorará el 26 de junio si saben movilizarlo.

Se dirá que este análisis pasa por alto que, al haberse hecho antes de la fusión IU-Podemos, no contabiliza juntos los resultados de Podemos (17,7%) ni los de IU (5,4%), pero que sumándolos, el sorpasso ya se ha producido y el PSOE está en tercera posición tras Unidos Podemos. Sí eso es lo que van sus dirigentes anunciando por ahí según su costumbre de vender la piel del oso antes de matarlo. La encuesta se hizo antes de la fusión y refleja los resultados por separado en vez de ocultarlos con los de la confluencia, como hacen los propagandistas de Podemos. ¿Por qué ocultarlos? Porque vistos por separado se aprecia claramente la urgencia de la fusión y su razon de ser: el voto de Podemos estaba  cayendo (y sigue cayendo) a la par con el juicio que merece su caudillo, mientras que el de IU estaba subiendo. Solución de urgencia: enturbiar las aguas, que nadie pueda ver la realidad, los fracasados "pitufos gruñones" de ayer son camaradas de lucha de hoy, nuestros hermanos comunistas de trinchera, ese mito incorruptible de la revolución que es Anguita y vamos a comernos al PSOE.

Yo no compraría esa piel de oso. No sé cómo quedará el asunto al final pero me juego algo a que el ardid de los neocomunistas con su pavorosa miseria teórica fracasará.

Su única razón de ser no es desplazar al PP y sustituirlo por una gobierno de izquierda. Si hubiera sido así, no habrían torpedeado el gobierno de coalición con PSOE y C's con los más absurdos y nimios pretextos. Su verdadera razón de ser es destruir al PSOE, el viejo sueño anguitiano del sorpasso. Llevan desde el día memoriable de la fusión haciendo todo tipo de demagogia: que si son sociáldemócratas  porque Marx y Engels lo eran (guiño a los comunistas), que si son patriotas (guiño a la derecha más cavernícola), etc. Mañana dedicará Palinuro un post a un análisis de este mejunje doctrinal e ideológico  que ya bordea el ridículo de la "parte contratante" de los Hermanos Marx y son olvidar el viejo apotegma de Samuel Johnson de que "el patriotismo es el último refugio de un canalla".

Pero eso será mañana. Hoy concluimos la reflexión con la prueba de que el móvil detrás del bloqueo al gobierno de colición y a la demagogia actual es el odio al PSOE y la intención de acabar con él. Que este es el sempiterno objetivo de Anguita, quien ha regresado a la vida activa para propiciar la confluencia y destruir al PSOE es obvio. Para ello ha obligado al garzón Garzón a ir en humillante 5º puesto y actuar de telonero del amado líder, siendo así que él tiene una valoración popular muy superior a la de Iglesias a quien el personal ya ha empezado a tomar la medida.

Pero no basta. Ya lo intentaron los comunistas en los 90 y no pudieron. Necesitaban algo más. Y lo han encontrado. Lean la entrevista de "El Confidencial" a Jaume Roures hace unos días. Puro odio a González (PSOE) y a PRISA (Cebrián). Ahi está el alma gemela de Anguita. Pero mucho más eficaz porque es un empresario, un capitalista; el dueño de la 6ª y del diario Público, o sea, los dos medios al servicio de Podemos, su BOE y su centro de agitprop. Podemos es un producto fabricado y mantenido en la 6ª. Lo único bueno es que este Roures, al ser catalán, ha obligado a sus chicos de Podemos a corregir su punto de vista sobre la autodeterminación catalana, más cercana a la derecha española que al sentido común y la decencia. Como es el de la pasta, le han hecho caso. Pero un caso relativo. No por cálculo sino por pura estulticia: ¿cómo creen que suena en Cataluña uno de Vallecas o de Pozuelo de Alarcón hablando de patriotismo?

Ahora sí que creen haber matado al oso. Los anticapitalistas alimentados con el pábulo del capital y contando historias para consumo de las clases "populares".

¿Resultado? Si la sociedad española reacciona, como parece que lo está haciendo, destapando la nueva superchería de los comunistas, un fracaso estrepitoso. Los comunistas no han ganado nunca unas elecciones democráticas en ningún país del mundo en casi 100 años. Aquí tampoco. Nunca. Y lo más probable es que ahora, ocultos tras logos de colorines estilo la abeja Maya y un poderoso grupo mediático detrás, tampoco.

Pero sí conseguirán quizá que el PSOE no gobierne y lo haga el PP. En el fondo, a ellos no les importa. Los empresarios y capitalistas viven bien con el gobierno de la derecha y los dirigentes, en la medida en que tienen sus jugosos escaños garantizados, también.


Su único problema será en donde poner la piel del oso que no han cazado. A la gente, que le den.



Santuario

El otro día, al ir a ver la exposición sobre Carmen en el Matadero, nos pasamos a ver otra de muy distinto carácter: se llama Sin filtros, está organizada por Médicos Sin Fronteras y es una serie de cincuenta fotos de la autores más variados así como algunos vídeos también correspondientes al drama humano que, desde la invasión del Irak y muy especialmente, el de la guerra de Siria, se desarrollan en nuestras fronteras. Las riadas humanas que tratan de llegar a Europa procedentes de esas imprecisas regiones en las que, en la mayoría de las veces, las intervenciones europeas han desatado conflictos armados, guerra civiles de las que aquellas tratan de escapar. Columnas interminables de niños, viejos, mujeres, hombres que, más que nuestros territorios, atraviesan nuestras conciencias en busca de un refugio, un lugar en donde asentarse y reconstruir sus casas, sus vidas pues, con la guerra, lo han perdido todo.

Hay fotos impresionantes: primeros planos de gentes de gran belleza sumidas en la desesperación, campamentos en tierras de nadie, solanas, tiendas entre barrizales, camiones, carreteras interminables, fronteras, alambre de espino, patrullas, perros abozalados, letreros en lenguas extrañas. O es la inmensa vastedad de la mar por la que vagan pateras cargadas de multitudes, muy por encima de la línea de flotación y que probablemente naufragarán en algún punto, quizá a la vista de la costa, o sea, rocas sobre las que se deshacen las olas entre espumas. Chalecos salvavidas, mantas térmicas, voluntarios, primeros auxilios.

Rostros asustados, atemorizados, miradas cansadas, angustiosas, niños que lloran, viejos con la mirada ida, hombres desolados. ¿A dónde va toda esta gente, miles y decenas de miles con sus ropas de vivos colores compradas en algún almacen de Alepo que quizá ya no exista? ¿De dónde vienen? ¿Qué quieren? ¿Qué hacemos con ellos?

Hemos visto las fotos docenas de veces con el rabillo del ojo, y hemos pasado página o pantalla porque no es un problema nuestro y no podemos hacer nada. Bueno, quizá sí sea un  problema nuestro o de nuestros gobiernos, pero no podemos hacer nada. Es  verdad que a nuestros gobiernos los elegimos nosotros, pero seguimos sin poder hacer nada. En fin, quizá sea verdad que podamos hacer algo. Pero, ¿por dónde empezar? Y ¿no será más sensato empezar por nuestra casa? Estos acaban de llegar mientras que los nuestros llevan años aquí, durmiento en cartones en los parques o en los cajeros automáticos. Pero no son lo mismo: los de aquí son infraclases, muchas veces verdaderos detritus de esta civilización high-tech, wi-fi y top manta que nos hemos fabricado. Los que vienen son gentes trasversales, como quieren ser hoy todos los partidos políticos, de todas las edades y condiciones: abuelos, nietos, jóvenes, estudiantes, peritos, oficinistas, maestros, enfermeros... Y ¿qué hacemos con todos ellos?

Exactamente, eso, ¿qué hacemos? Nada, no podemos hacer nada, que se vayan, aquí no pueden quedarse, somos demasiados, consumen nuestros servicios y recursos. Al rebufo de estas situaciones, van ascendiendo electoralmente los nuevos caudillos. La experiencia nos dice que, para luego, es tarde. Nadie quiso reconocer que las banlieus, los barrios de inmigrantes eran bombas de relojería. Pero lo de ahora es mucho peor; la angustia que todo lo invade, la frustación, el fracaso. Y sobre este trasfondo de humillación, ¿vienes tú ahora de no se sabe dónde?

Antes lo veíamos con menos sobresalto: eran desplazamientos y expulsiones en lugares remotos que había que localizar fuera, en Biafra, el Congo... Y ahora llegan a Europa, a la vieja Europa. 

A la entrada de la exposición hay un cartel explicándonos muchas de las cosas que se dicen. Y se nos recuerda, a efectos de abrir nuestro corazones, que empecemos por abrir la cartera porque esto "podría pasarnos a nosotros". Es la base del intento pascaliano de tranquilizar nuestras conciencias.

A nosotros nos ha tocado muchas veces, aunque no queramos reconocerlo: con el fin de la guerra civil, más de 500.000 personas cruzaron la frontera con Francia y feron internadas en campos de concentración  vigiladas por soldados senegaleses que robaban a los reclusos. También pasó en Alemania, con el asunto de los Sudetes.

Si no hacemos más no es por ignorancia; es por egoísmo.

dilluns, 6 de juny del 2016

Los medios y los fines

No vi el debate de ayer. En general, no veo la televisión. Así que imagínense el pasmo que me produjo encontrarme también ayer un tuit de un tal Guillermo Toledo metiéndose conmigo diciendo que me imaginaba viendo con envidia a mis "amigos" Corcuera y Leguina en 13TV porque por lo menos alguien se acuerda de ellos. Insisto: no veo la tele; menos 13TV; cuando me han llamado, me he negado a ir; y Corcuera y Leguina no son amigos míos. Así que ese tal Toledo está en Babia; pero mala Babia.

No vi el debate Iglesias-Rivera porque, además de no mirar la tele (aseguro que no hace falta, que se gana mucho tiempo y se está mejor informado) tenía cosas importantes que hacer. Según opinión generalizada, no me perdí nada. Los cachorros de la nueva política son tan livianos, carentes de ideas y escurrajas como los de siempre pero más gallitos y pisaverdes. También en opinión general, Rivera se comió a Iglesias y le ganó el debate. Claro, todo el día dando la matraca de plató en plató, no te queda tiempo para prepararte nada con mínima seriedad. O quizá no haya nada que preparar. Podemos es un bluff cuyo gancho callejero reside en que las demás opciones son todavía más aburridas, mientras que ella  trae aires de renovación. Aires o más bien soplos que no mueven ni las hojas de los árboles. Porque, en fin, por lamentable que sea el encelafograma programático de Podemos, que no dé ni para imponerse dialécticamente a esta especie de broker de Rivera quiere decir que no andan muy duchos de retórica y no dominan los temas, lo cual es muy significativo del respeto con que tratan a sus seguidores y votantes.

La idea de que la acción política se realiza en los medios es un principio esencial del catón de Podemos. Si nuestra sociedad es una sociedad mediática, de audiencias, como dicen los textos de comunicación, lo que corresponde es juntar la teoría con la praxis, llevar el debate político a la televisión y, por tanto ajustarse a aquellas. El éxito de Podemos aquí ha sido espectacular: lanzado a todo trapo por la Sexta de TV, sus dirigentes se quejan continuamente de tener a todos los medios en frente y de que hay una campaña contra ellos. Es una mentira que se revela al ver el trato de excepción que reciben dirigentes de Podemos, a todas horas del día en todos los medios de comunicación. Compárese con los demás. En el mes de mayo pasado, Iglesias apareció 16 veces en la tele; Rivera, 14; seis Sánchez y una el Sobresueldos.

A rajatabla llevan la idea de colonizar los medios. Otra cosa es el contenido de lo que largan por ellos. Porque, entre la frecuencia de apariciones que los medios imponen y la lentitud conceptual e intelectual de sus líderes, las intervenciones se convierten en aburridas y repetitivas monsergas sin tino ni tasa. Resulta así que posiblemente la saturación de los medios acaba produciendo el efecto contrario. Es una especie de bullying mediático Los espectadores están hartos de encontrarse a alguien de Podemos a todas horas y en todos los programas y diciendo siempre lo mismo, o sea, nada (lo de la sonrisa, copiado Rodríguez Zapatero y la necesidad de desempatar cuando no ha habido un empate) ya que la consigna de la cúpula es que nadie diga nada para evitarse crisis como las de IU antaño.

Quienes de verdad no disponen de ningún medio a su favor y siempre ha sido así, son los socialistas. Ya quisieran estos contar con periodistas tan entregados como Ferreras y su esposa a la tarea de conseguir el "sorpasso", capaces de tomarse en serio la iconocgrafía de la campaña electoral de Podemos, que parece diseñada por Walt Disney, interpretando la imagen incorfomista de Podemos como si fuera la abeja Maya. Precisamente la sobresaturación de los colorines de la abeja Maya es lo que puede causar el efecto boomerang, esto es desmovilizar el voto y que acabe ganando la derecha.

Que, en buena medida, es lo que los autores de Podemos ya sabían desde un  principio. Pero todo se entiende, si no hay sorpasso quedará Izquierda Unida-Podemos para los siguientes doscientos años. No pasa nada.

Carmen, mito de España

En el Matadero de Madrid hay una fabulosa exposición sobre Carmen, la heroína de la novela de Mérimée y la ópera de Bizet; la Carmen de España, el genio de la raza: gitanos, toreros, bandoleros, contrabandistas, flamenco, amor loco, celos, navajas, crimen pasional: todos los rasgos (o sea, los topicazos) de la imagen de España desde el siglo XIX. Y la famosa habanera que Bizet le medio robó a Sebastián Iradier, El amor es un pájaro rebelde...

La expo está comisariada por Luis F. Martínez Montiel y José Luis Rodríguez Gordillo y tiene un contenido amplísimo. Hay objetos: facas, abanicos, capotes, cigarros, máquinas de liarlos (no se olvide que Carmen es una trabajadora de la fábrica de tabaco de Sevilla). vestidos de faralaes, peinetas, crucifijos, etc. Hay abundancia de obra gráfica: muchísimas fotos, fotogramas de infinidad de películas, figurines para las representaciones operísticas, dibujos, bocetos, acuarelas, grabados, pinturas. Hay cuadros de Lucas Velázquez, Jenaro Villaamil, Raimundo de Madrazo, por supuesto, Julio Romero de Torres, etc y contemporáneos como Juan Gris, Francis Picabia, Eduardo Arroyo, dibujos de Antonio Saura, ilustraciones dee Picasso (y otras del propio Mérimée y de Sáez de Tejada) y obra exprofesso para la exposición de Luis Gordillo.

El impacto de la historia en el cine es enorme. ¿Quién no ha visto alguna versión cinematográfica de Carmen? Las actrices más famosas probaron su mano: las "fatales" Theda Bara y Pola Negri, Dolores del Río, Rita Hayworth (con Glenn Ford de don José), Imperio Argentina, Carmen Amaya, Sara Montiel y hasta una Carmen negra en la versión que hizo Otto Preminger de Carmen Jones (Dorothy Dandrige) con el relamido Harry Belafonte de don José y hasta una burla de Charles Chaplin. Por supuesto, en ópera y artes escénicas en general, aluvión de versiones de Carlos Saura, Martín Patino, Vicente Aranda, Antonio Gades, por no hablar de los históricos Florián Rey, Quintero-León y Quiroga y Federico García Lorca.

Todo en loor de Carmen, mito de España. Mujer bravía, amor desgarrado, pasión y muerte.

Vale. Pero obsérvese un hecho curioso: es un mito español fabricado por dos extranjeros, dos franceses; de un lado Prosper Mérimée, publicó la novela corta Carmen en 1845, que no encontró buena acogida hasta que Georges Bizet compuso la ópera de igual nombre en 1875 con libreto de Ludovic Halévy y Henri Meilhac sobre la novelita de Mérimée. Tampoco aquí sonrió la fortuna; Carmen aguantó poco en el escenario y Bizet murió ese año a los 30 de edad. Fue el posterior estreno en Viena el que marcó el comienzo de la fama mundial: Carmen, revolucionaba el género operístico, abría paso a la ópera italiana, recordaba al mundo que al sur de Europa había un exótico y fascinante país que tiempo ha había sido un imperio y ahora era un lugar de aventura y misterio y su símbolo era ese, Carmen.

El mito de España se forjaba fuera de ella y como uno de los primeros ejemplos de lo que Edward Saïd ha calificado después como Orientalismo. España era en sí misma un poco oriental, tierra extraña y atormentada de gente pasional, fanática, clima extremo y costumbres semi bárbaras. Victor Hugo, Borrow, Manet, Washington Irving y otros viajeros por estas agrestes latitudes, puerta al aun más misterioso Oriente a través del África, dejaban este testimonio que aparecía condensado en la obra de Mérimée y se convertía en tema mundial, con la ópera de Bizet. Esta sigue el relato del novelista, pero introduce cambios substanciales que han facilitado el simbolismo de Carmen-amor-toreros-pasión como genuinamente español en detrimento de otro que está en la novela de Mérimée pero en la ópera se esfuma. Un tema interesantísimo sobre el que volveré al final del post. Paciencia.

Dícese que Mérimée se inspiró para tan rotundo tema en un poema de Puchkin, Los gitanos que él mismo tradujo del ruso. Cierto, algo ayudaría: Carmen de Triana es gitana, rumí, bohemia. Pero el antecedente real del personaje está en otra novela anterior de Mérimée, publicada en 1840, Colomba, una historia de pasión, venganza y muerte situada en Córcega con una protagonista, Colomba della Robbia, mujer temperamental que busca a toda costa vengar el asesinato de su padre. Carmen tiene mucho de Colomba.

Reiteremos: el mito de España no es autóctono. Autóctono sería, y es, el Cid Campeador, el Gran Capitán, Roger de Llúria o, si de mujeres vamos, Agustina de Aragón. Carmen refleja una mirada extranjera: la del civilizado europeo que viaja por la Andalucia de los bandoleros y queda prendado del exotismo y, claro, primitivismo, de este pueblo noble, feroz, sanguinario. Es un mito foráneo impuesto a una sociedad como la española del XIX desestructurada, acosada por guerras civiles, incapaz entonces (y ahora) de elaborar un relato propio de su "ser" colectivo, si tal cosa existe. Es decir, en el siglo XIX, cuando las naciones europeas se vuelven sobre sí mismas y buscan en ellas su esencias, su Volksgeist y ensalzan sus héroes/heroínas patrios en muchos y muy diversos órdenes (Nelson, Wellington, Wellesley, Napoleón, Garibaldi), en España nos fabrican una heroína de folklore que no solo no es símbolo de nación alguna sino que, por ser gitana, carece de ella, es, en realidad, apátrida.

Aquí quedaría mi interpretación de Carmen, mito de de España, pero no nacional, si acaso reiterando las variantes entre el libreto de la ópera y la novela de Mérimée. En aquella, la protagonista absoluta es, desde luego, Carmen, pero su contraparte es el torero Escamillo, mucho más importante que don José. En la novela, sin embargo, es al revés: la heroína es, sí, Carmen (aunque a veces entren dudas porque la narración es un relato en primera persona que hace don José antes de que lo ejecuten, al viajero/arqueólogo, francés que ha venido buscando unas excavaciones de Munda, de las que nadie parece saber nada), pero su antagonista es, definitivamente, don José y el drama es pasión, celos, muerte. O sea un caso de violencia de género como los vemos hoy.

Pero hay más. Hay otro elemento decisivo en la novela que apenas se menciona en la ópera y ha desaparecido de la leyenda posterior: Carmen, siendo gitana, no es española... y don José, a pesar de su nombre, tampoco. Es vasco, navarro, de Elizondo, en el valle del Baztán. Y habla euskera. 

Colomba era de ambiente corso y el relato enfrenta la minoría corsa, con brava conciencia nacional, con Francia. Mérimée había encontrado un filón en esos pueblos fieros y orgullosos de su personalidad que se resisten a ser integrados en el mainstream del nacionalismo dominante decimonónico. Y eso es Carmen. Don José lo tiene muy claro: es soldado del ejército español, pero no es español. Es vasco y, precisamente, lo que le hace faltar a su deber y liberar a Carmen a la que lleva prisionera, lo cual desencadena toda la tragedia, es que ella dice ser gitana, pero haber nacido cerca de Elizondo y llamarse Carmen de Etxalar. Sea ello cierto o no pues Carmen no es personaje que pare mientes en verdades o mentiras cuando se trata de asuntos graves, sí lo es que habla algo de euskera y, al hacerlo, acaba de abrir el corazón de don José y el cierre de sus grilletes. Los dos son miembros de minorías que luchan por su existencia.

O sea, Carmen,  es el mito de España, pero no por ser español sino, precisamente, por no serlo.

diumenge, 5 de juny del 2016

¿Por qué no hay gobierno en España?

Aquí está la segunda parte del artículo/entrevista del ABC. Quien la lea observará que el periodista, Enrique Delgado Sanz, se ha documentado bien antes de hacerla. Entre otras cosas, encuentra paralelismos entre la situación actual y la que se dio entre 1993 y 1996 cuando Anguita creyó que, por medio de aquella su lamentable pinza con el PP, conseguiría el sorpasso al PSOE que era, y es, lo único que le interesa. Lo ha visto en un programa de Jesús Hermida en la tele en 1993, en la que un grupo de periodistas y politólogos, hablábamos con Julio Anguita durante más de una hora. En ese programa, que dura una hora y cuarto o algo así, se produjo un diálogo entre Anguita y yo muy revelador. De él extrae Enrique Delgado ese párrafo mío de que el programa económico de Anguita para las inmediatas elecciones era una mezcla curiosísima entre el despilfarro verdaderamente alegre y un programa miserabilista del tercer mundo

Lo curioso es que algunos militantes comunistas, siguiendo la inveterada costumbre de su partido -hoy heredada por Podemos- de manipular y falsificar la realidad para confundir a la gente, han extraído unos ocho minutos de ese vídeo en los que el entonces coordinador de IU se expresa con su habitual vaciedad y facundia. Y eso es lo que han subido a Youtube anunciando a trompeta abierta cómo ya en los años 90, Anguita triunfaba y me propinaba un soberano varapalo dialéctico. Yo no diré nada porque ese estilo de infundio y propaganda no es el mío. Me limito a poner el enlace al programa íntegro de Hermida, sin extraer ni manipular nada, a fin de que cada cual tenga fundamento para hacer su composicion de lugar y emitir su juicio. Que ya somos mayores de edad para que vengan estos Torquemadas de vía estrecha a engañar con trozos manipulados. Cosa, por lo demás que colgaron igualmente de mil amores en su página los de La Tuerka, cuya afición por censurar, engañar y difamar es análoga a la de sus camaradoskis y por eso se han unido.

(Quien tenga curiosidad por ver la primera parte de la entrevista, la tiene aquí).

Contra la corriente

No pongo en duda la profesionalidad de Metroscopia ni el crédito de sus sondeos. Si la empresa dice que al PP lo votará el 28,5% de la ciudadanía, a Podemos el 25,6%, al PSOE el 20,2% y a C's el 16,6% no desconfío en absoluto de que eso es lo que los ciudadanos han contestado a las preguntas del sondeo. Lo que no creo es que el 26 d junio voten de acuerdo con lo que dicen ahora. En absoluto. Lo que sucede, probablemente, es que la ciudadanía está harta de que la mareen unos políticos que no sirven ni para atarse el cordón de los zapatos y son incapaces de hablar entre ellos y llegar a un acuerdo factible; y, para no colaborar al desbarajuste general, ha decidido decir a los encuestadores lo primero que se le pasa por la cabeza.

Es verdad que el electorado de la derecha es fiel, bovinamente fiel. Pero no tanto que la banda de ladrones bajo fianza judicial vaya a mantener sus siete millones de votantes, después de lo que ha sucedido desde el 20 de diciembre en que prácticamente no quedan cargos del PP que no estén en prisión. El propio Sobresueldos sabe que su presencia en los mítines del PP, más que incorporar voluntades o lealtades, las espanta. Si todavía no tiene un sustituto en el PP se debe a que los demás son peores que él, lo cual es maravilloso pues no parece posible. El hombre nunca defrauda. Ha vuelto a recurrir a su único recurso metafórico, acusando a los demás de sacarse conejos de la chistera. Con esa misma necedad trató de parar hace años el pacto antiterrorista que proponía Rodríguez Zapatero y del que, como siempre, se ha adueñado ahora. La derecha lo hace sistemáticamente: boicotea la ley de divorcio y luego es la gente que más se divorcia; vota contra el aborto y lo práctica después; contra el matrimonio gay y son los primeros en beneficiarse de él.

A su vez, el llamado emergente, ahora asociado con el pecio de IU, disfruta de la popularidad que le da el hecho de qus dirigentes estén perpetuamente en la TV y nos los encontremos ya en todas partes, como al gran hermano orwelliano. Tienen un estilo gótico-flamígero de celebrar sus aparentes triunfos y encargan a sus legiones de trolls en los medios que repitan incansablemente sus consignas que, habitualmente, están plagiadas. Así como el "Podemos" está plagiado de una consigna yanqui en las elecciones de Obama de 2008, lo de las "sonrisas" está plagiado de la campaña independentista catalana de la revolución de los somriures. Echan las campanas al vuelo en elecciones que, como las europeas de mayo de 2014, no significaban gran cosa o lanzan trinos de satisfacción ante los buenos vaticinios de las sondeos. Esa cifra de 25,6% del voto que le augura Metroscopia todavía es menos del más de 28% que le adjudicaba en enero de 2016 y luego se quedó en la mitad. Por fastidiar, la gente dice cualquier cosa, sobre todo la que está harta. Pero luego hará algo distinto. Porque una cosa es escuchar a estos zangolotinos largando todo el día por la televisión y otra muy distinta, votar para administrar un  país a quien no está preparado para gobernar, ni siquiera para gobernarse a sí mismo. 

Por último, ese 20,2% del voto al PSOE tampoco es correcto. En el PSOE se concentra siempre el voto del miedo, el que se explica por la espiral del silencio. Ha sido así siempre y seguirá siéndolo. El PSOE tiene un voto oculto muy numeroso y, al final, comparecerá para evitar el sorpasso. Tiene una clientela muy fiel, histórica, que acaba siempre votándolo, aunque diga que no va a hacerlo. Y es así porque este partido se  configura como la única opción de centro izquierda válida, entre los dos extremos de los insoportables de la derecha y los advenedizos de la izquierda. Si el PSOE no tiene un porcentaje mucho más alto de votos se debe a la fabulosa incompetencia de sus dirigentes actuales, a su ineptitud para generar relatos que interesen, a su incapacidad para entender sus propias miserias y hacer crítica realista. Se debe igualmente a la corrupción que ha prendido en su baluarte andaluz y a la presencia asfixiante de los llamados barones territoriales. Al PSOE lo salvan sus afiliados y votantes y lo condenan sus dirigentes. Sin embargo, está claro que, después del 26 de junio, le tocará reinventarse o incluso, refundarse si quiere sobrevivir.

No es frecuente que en unas elecciones haya tanto indeciso, tanto voto oculto, tanta espiral del silencio, tanto ruido mediático irrelevante. Estos vaticinios no sirven para nada.   


La humanidad no progresa

Juli Gutiérrez (2015) La matemàtica de la història. Alexandre Deulofeu o el pensador global. Lapislàtzuli (233 págs)
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Hay peripecias curiosas en la vida. Hace algo más de un mes, un cineasta, David de Montserrat, me contactó para pedirme que presentara un libro en Blanquerna sobre un sabio historiador catalán hoy olvidado, Alexandre Deulofeu. En el siglo pasado y, gracias a su filosofía de la historia, Deulofeu había profetizado el fin del imperio español para el año 2029. Eso daba morbo a la cuestión. El libro es obra de un  nieto de Deulofeu, Juli Gutíérrez quien, fascinado por la personalidad de su abuelo, había decidido seguir sus pasos. Así pues, plantó su puesto de trabajo en una sucursal bancaria, se retiró a practicar el cultivo ecológico en su huerto y a estudiar y dar a conocer la obra de su venerable antepasado, cuya vasta teoría de filosofía de la historia, llamada la Matemática de la historia, abarcaba nueve volúmenes y eso sin contar otros estudios del autor de otros temas. singularmente de filosofía del arte, en concreto el románico. Y no solamente se dedicó Gutiérrez a rescatar del olvido a su abuelo sino que prácticamente se identificó con él, como si fuera su alter ego o su sosias. Las dos contrasolapas del libro, la primera y la última atestiguan lo que digo. En la primera se ve a Deulofeu en su huerto allá por los ños 30 o 40, portando un cubo y una lechera. En la última se ve al nieto en idéntica posición, con los dos consabidos cubos.

La presentación del libro venía a ser como una especie de pretexto porque lo que De Monserrat está haciendo es un programa de televisión sobre la vida y el impacto de Deufoleu. El productor, Ferrán Cera, se puso en contacto conmigo, confirmándome este extremo y mandándome un guión para que cumpla lo que se espera de mí. Se supone que he de tener un gesto de escepticismo e incredulidad durante la presentación. No me será difícil ya que soy escéptico por naturaleza y mucho más ante la pretensión de Deulofeu de elaborar una filosofía sistemática de la historia, nítidamente dividida en fases de idéntica duración, que le permitirá hacer profecías (por ejemplo, la citada del fin del imperio español en 2029) y predecir el curso de los acontecimientos. 

Respeto mucho estos vastos frescos del proceso civilizatorio (como lo llamaba Norbert Elias) típicos del historicismo y valoro el trabajo que sus autores suelen darse para realizarlos. El de Deufoleu se parece bastante al de la evolución propuesto por Fourier para el establecimiento de sus falansterios. Pero, en todo caso, aun siendo cómplice de los autores del reportaje y el propio Gutiérrez, que me parecen personas encantadoras, mi escepticismo es absolutamente pirrónico. Creo que el devenir de la especie humana es imprecedible por definición y esencia, ya que el ser humano es libre y ni él mismo sabe lo que hará en las próximas dos horas. Todo y nada es posible en la historia. Si el porvenir de los seres humanos fuera predecible, los seres humanos no seríamos seres humanos, sino hormigas o abejas o cualquier otro insecto social sometido al instinto. 

Esto no quiere decir que tenga en menos los trabajos de Deulofeu y mucho menos la figura de su autor, por quien siento viva simpatía: farmacéutico de un pueblo del Ampurdán, químico igualmente, fue alcalde republicano y en el 39 hubo de cruzar la frontera para que no lo asesinaran los que hicieron la guerra en nombre de Dios. Regresó en 1947, recuperó su profesión y se dedicó a cultivar su obra espiritual y la material en forma de huerto. La obra espiritual, como digo, tiene dos puntos esenciales: el macrocuadro de la matemática de la historia y el interés de nuestro hombre por demostrar que el románico es un arte autóctono del Ampurdán, que no lo importó de la Lombardía como se ha dicho y cuya manifestación más acabada es el monasterio de San Pedro de Roda (p. 171), al que Deufoleu dedicó un interesante estudio. La Edad Media, muy maltratada durante el Romanticismo, era un momento de extraordinario vigor en Europa y de altísima espiritualidad. No se daba entonces, según Gutiérrez la "absurda" idea del arte por el arte. Es posible que no, pero de absurda la idea no tiene nada. Fue, si no estoy equivocado, Baudelaire quien la acuñó para defender el arte de las interpretaciones que  instrumentalizaban las manifestaciones artísticas en pro de unos u otros objetivos ajenos al arte  (p. 169).

En realidad, todas las grandes filosofías de la historia son complicadas construcciones que suelen agradar el oído del señor terrenal al que se le recitan: Vico, Hegel, Marx, Morgan. Spencer, Comte, Maine, Spengler, Toynbee, etc, que han trazado el decurso de la historia, lo han hecho con un punto teleológico de probar que la contemporaneidad de que se tratara era el estadio superior de la civilización humana: el Estado prusiano en Hegel, la sociedad sin clases en Marx, el estadio industrial en Spencer, el positivo en Comte, etc. Deulofeu no iba a ser distinto, así que, según su concepción, Cataluña era el origen de la cultura europea, y eso que aseguraba que ninguna cultura es superior a otra (p. 152)  

Según Deulofeu en el gran examen que hace Gutiérrez, las civilizaciones son procesos biológicos que duran 5.100 años repartidos en 1.700 años cada uno, con tres épocas: aristocracia feudal-sacerdotal, aristocracia de la riqueza y democracia (p. 89). Cada época, a su vez, tres fases: la fragmentación demográfica, la fase de unificación  demográfica, los procesos imperiales y la evolución del espíritu creador (p. 92-94). Como se ve, un cuadro de la evolución del espíritu humano muy impregnado del positivismo europeo décimononico. 

Se habla continuamente de leyes  históricas comprendidas dentro de una también reiterada matemática de la historia. Pero, para ser matemática, no hay una sola fórmula, ni un mero número, con lo cual el escepticismo de Palinuro alcanza regiones sublimes. Europa, decía Deulofeu, crecerá a la sombra de Alemania. Se trata de una ley histórica. La verdad, mis convicciones ecológicas me impiden aceptar ley histórica alguna y más bien creo que podría hablarse de una evolución cíclica si no queremos hablar del eterno retorno como filosofía frecuente.  Como todo historicismo, el de Deufoleu solo admite un curso civil del mundo si este sigue sus leyes, pero, si no lo hace pude haber algún baño de sangre que otro (p. 46).

Hay un capítulo titulado "la lucha de los imperios", en el que se vierten juicios muy perspicaces sobre los distintos imperios a día de hoy: los EEUU, Rusia, el Japón y la China, a la que el autor considera un imperio jovencísimo (p. 99) porque, obviamente, sitúa su origen en la victoria de Mao Tse Tung sobre Chang Kai Chek, pero si nos remontamos a los tiempos de las primeras dinastías, el imperio es antiquísimo

Gutiérrez cita y repite una creencia de Deufoleu en el sentido de que "la humanidad no progresa" (pp., 100, 168, 217). Es de suponer que espiritualmente porque técnica y materialmente, el progreso es apabullante. Tanto que, cuando llegue el año 2029, es posible que no haya Estados en Europa. En varias ocasiones señala Gutiérrez que Europa se organizará políticamente por imperativo alemán, con Francia e Inglaterra pasando a segundo término y de España ni hablamos. 

Pero hay algo que el historiador, el filósofo de la historia, el joven político o el perroflauta deben tener en consideración: tanto Inglaterra como Francia tienen la bomba atómica. Alemania, no. Y eso tiene consecuencias.

dissabte, 4 de juny del 2016

La Internacional etílica y psicodélica de Podemos


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Podemos es esto.

Sin palabras.

Beodos.

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Y ahora esto:

El comunismo vestido de seda

Resumen de la entrevista que publicará mañana ABC completa. Aquí se han concentrado en el aspecto que más les interesa y que es la cuestión del comunismo de Podemos. A mí también. No me gusta un pelo la gente que da gato por liebre. Desde que los líderes de Podemos decidieron poner las cartas boca arriba, esto es, sacar a Anguita de la trastienda (o quizá sin poder impedirlo, pues menudo es el hombre para privarse de las luces del proscenio) se ha avivado mucho este debate sobre si se trata de un retorno de los viejos comunistas o están aggiornati. El comunismo, como el dogma católico, al que tanto se parece, no puede actualizarse, está fijado de una vez por todas en el llamado "temple bolchevique", que es como el Credo de Nicea del llamado marxismo-leninismo.

Por qué se ha producido este "desvelamiento", que diría Heidegger, esa revelación del alma comunista, hasta hace poco celada, es cosa opinable. Hay quien lo achaca a los mediocres resultados electorales en las pasadas elecciones y los peores vaticinados por los sondeos; quién a la estrategia humilde y fabiana de Alberto Garzón de ir conquistando posiciones en Podemos haciéndose el simpático y sin despertar las iras del liderazgo supremo; quién a la incapacidad de este de resistirse a los halagos de Anguita; quién a la pura querencia de la militancia sectaria.

Sea como sea, el hecho es que el intento de constituirse en tercera fuerza de la izquierda, entre los foscos comunistas y los descoloridos socialdemócratas se ha agotado en sí mismo. Podemos se ha identificado con sus orígenes y su esencia y, con ello, prueba más aun su naturaleza comunista: el enemigo por batir es el PSOE (cuando se acuerdan y tienen cerca una cámara de TV dicen que no, que es el PP; pero esto es falso y está a la vista todos los días), la socialdemocracia. Es su pretensión desde el giro eurocomunista de Carrillo en los años 70 del siglo pasado. Hacía falta desplazar a los socialdemócratas para ponerse en su lugar porque hasta a los comunistas se les alcanzaba entonces que en las sociedades industriales y más o menos democráticas no hay sitio para dos partidos de izquierda, el radical y el moderado. Por eso, se trataba de empujar a los socialistas democráticos a la derecha (acusándolos, de paso, de todo lo imaginable, modelo cal viva) para ponerse en sus zapatos.

A eso aspiran ahora con la fusión a bombo y platillo de IU y Podemos. Lo llaman "sorpasso" y quieren decir lo anterior: derrotar al PSOE, reducirlo a las dimensiones del PASOK aprovechando todos los intersticios, desde el uso masivo de medios de comunicación incondicionales a las martingalas teóricas de cualquier calaña. Podemos es la catedral de la más confusa ambigüedad conceptual y política. Su capacidad para entintar las aguas del debate público es la estrategia del calamar. Traten de sacar a uno de Podemos un pronunciamiento claro sobre la República/Monarquía, la Memoria histórica, el aborto, la Iglesia y la religión, las corridas de toros o la República Catalana..., cualquier cosa que encierre el más lejano peligro de mermar votos.

Por descontado, esta táctica es legítima porque en política, como en la guerra, vale todo. Y, de acuerdo con el pragmatismo que anida en el corazón de los dirigentes de Podemos si, al final, ganan las elecciones, además de legítima, será verdad, autenticidad, ciencia pura. Si los socialistas son "sorpassados" solo podrán culparse a ellos mismos, por inútiles, incapaces de elaborar un discurso triunfador frente al de Podemos y por arrastrar un pasado (sobre todo reciente) hecho de corrupción, burocratización y caciquismo. Si el PSOE pierde la culpa será suya y solo suya. Los de Podemos hacen muy bien arrebatándole el sitio. Es competencia en el libre mercado de la política en el que los clientes son los electores que unas empresas ganan y otras pierden

Como era de esperar, tratándose del comunismo, el aparato de propaganda se ha puesto en marcha a todo rendimiento. Docenas de artículos de "intelectuales orgánicos" (lo entrecomillo porque un intelectual orgánico no es un intelectual) avisando del feroz y "visceral" anticomunismo que nos invade, como si el anticomunismo fuera una plaga cual la de la langosta y no una opción política perfectamente legítima; como si los anticomunistas fueran todos agentes de la CIA (el equivalente comunista de la conspiración judeomasónica de los franquistas); como si el anticomunismo fuera una especie de desvarío.

Y no. Mientras los comunistas sigan ocultos, sin presentarse claramente a las elecciones con su nombre y siglas (y sin renunciar a ellas en secreto) pero creyéndose mejores que los demás, los "puros", electos y selectos, cual cree al pie de la letra Anguita, es obligado que los analistas y observadores ejerzan su oficio. Que revelen lo que se oculta tras los colorines de las presentaciones y la hojarasca de unas doctrinas apelmazadas que quieren vestirse de seda.

Mucha gente da crédito a ese argumento de que los comunistas de hoy no son como los de ayer, que están adaptados a la democracia que, como decíamos más arriba, se han actualizado. Bueno, quien quiera creer, que crea; la fe es libre. Pero pruebas de ello no hay ninguna: los comunistas no han gobernado jamás en ningún país democrático del mundo porque nunca han ganado unas elecciones libres, salvo lo que les tocara en algún escuálido lapso de frente popular. Sí han gobernado durante decenios en la Unión Soviética, en las democracias populares, en la China hoy todavía y en algunos otros lugares. Y siempre, siempre, han establecido dictaduras totalitarias y violado todos los derechos humanos. Siempre.

Podemos se ha convertido en la nueva vestimenta de la fracasada IU que, a su vez, era el disfraz del fracasado Partido Comunista de España. Que ahí sigue. Al fondo de la matrioska.

El cinismo del Arzobispo

Utilizo el término "cinismo" no con mucha seguridad. No estoy enteramente cierto de que quepa calificar la actitud del Cardenal Cañizares de "cínica". Quizá, casi seguro, es algo mucho peor. Pero no sé cómo calificarlo. Me viene a la cabeza el "sepulcro blanqueado" del Evangelio; pero no me parece suficiente. La "falsedad" es demasiado unilateral. Se amontonan las posibles expresiones: ignorancia, provocación, estulticie, arrogancia...

Vayamos al relato de los hechos. El clérigo se despacha en dos ocasiones en dos púlpitos distintos llamando a los católicos a desobedecer las leyes vigentes porque son fiel reflejo de lo que considera "ideología insidiosa de género, la peor de la humanidad" y el "imperio gay", que suenan como la trompeta del Apocalipsis y la llegada del imperio del Mal, Gog y Magog. Lo comenta Palinuro en un post titulado Delirios patriarcales.

Llamar a la desobediencia a la ley vigente por razones de conciencia, o sea, incitar a la desobediencia, puede ser algo moralmente muy puesto en razón (y según la moral de cada quién), pero jurídicamente es inadmisible. El Arzobispo no entiende (o, si lo entiende, no lo admite) que, en un Estado de derecho, la supremacía de la ley no admite supeditación a nada que no sea ella misma. No entiende (o no admite) que la Iglesia, como asociación civil que es, está sometida a las leyes del territorio y que sus feligreses, uno a uno, sin importar su rango interno y todos juntos están en igual situación de sujeción al ordenamiento jurídico.

Y las leyes vigentes se acatan, obedecen y cumplen, por muy insidiosas que le parezcan al clero o a la parte más cavernícola de este, por muy inaceptables que a este iluminado y el resto de sectarios le parezcan los derechos de los gays y el principio de igualdad activa de las mujeres y los hombres. Otra cosa, insisto, es si ese clero está dispuesto a llevar su desobediencia hasta el sacrificio, como hicieron los antiguos mártires, de los que tanto se enorgullecen. Pero no veo al Cardenal Cañizares, con lo que le gusta el boato, vistiendo uniforme de recluso y mucho menos siendo pasto de los leones.

Doña Mónica Oltra, muy en su función de gobernante democrática, le recuerda al prelado que las leyes se cumplen y pide que intervenga la Conferencia Episcopal. Buena idea, aunque delata cierto poso de respeto humano cristiano. Quien debe intervenir es la Fiscalía, si ha lugar a actuación judicial. Si no lo hay, debe responderse en clave política desde el gobierno valenciano. La Conferencia Episcopal, que haga lo que quiera.

No ha dado tiempo: monseñor Cañizares ha acusado a Oltra y al gobierno valenciano de ser como los franquistas y querer censurar las homilias.

Bueno, aquí es donde salta mi perplejidad. ¿Es cinismo? ¿Es estupidez? ¿Es provocación? ¿Qué es esto? ¿Ignora Cañizares que la Iglesia católica fue el más firme puntal de la dictadura franquista, junto al ejército y la policía política? ¿No se acuerda de que el dictador entraba en las iglesias bajo palio? ¿Que nadie jamás censuró una homilía de cura alguno? ¿Que, al contrario, la censura de todos los demás estaba a cargo de los curas? ¿Que los curas prohibían libros, revistas, películas, piezas teatrales, todo lo que no les cuadraba? ¿Que fueron delatores, espías del régimen y que, en bastantes casos colaboraron directa y físicamente en la represión, en los asesinatos de la postguerra? Ya solo falta que nos acuse a los de la "ideología" de género, o sea, a l@s feministas de nazis, como hacen sus trolls en las redes.

Se entiende el torcido propósito del clérigo: salvar a la Iglesia del baldón del colaboracionismo con el régimen de Franco hasta el final a base, supongo, de generalizar a todo el clero español y a la iglesia en su conjunto, el comportamiento de algunos contados curas que en el franquismo tardío de los setenta colaboraron con la oposición.

Es un intento cínico de falsificar la historia. Y estos predican que, según mandamiento de su dios, no se puede mentir.

Un cine médico

Esta es la segunda película del médico francés Thomas Lilti. La primera, Hipócrates de hace unos años, fue un éxito en Francia y esta otra parece haberlo sido más. Un millón y medio de espectadores o algo así. Un éxito bien merecido. Aquí debiera serlo también, pero no estoy seguro. Hay dos factores que debieran ayudar: en primer lugar, es una película francesa. Se espera un mínimo alto de calidad y, de ahí, para arriba. Será, y es, un film realista, que habla a la gente de su vida, de la vida cotidiana, de una forma que la inmensa mayoría siente como propia. No hay peleas a puñetazos, ni edificios de 100 plantas convertidos en teas, ni persecuciones de bulldozers, ni hombres que vomitan rayos verdes, ni ciudades invadidas por dragones voladores metálicos. Una historia normal, con algún tipo de interés literario (pero de eso, luego) con gente normal, que conduce coches con abolladuras, calienta el café en el microondas, va a su trabajo y tiene una vida familiar y asiste a los festejos municipales.

En segundo lugar, es una película hecha por un médico que quiere hablar de su profesión y hace casi un documental sobre un médico rural. Obvios, todos los subtemas de esa realidad: la relación médico-paciente es cercana, humana y con muchos matices; el contraste con la medicina hospitalaria es agudo y conflictivo; el médico rural no tiene horarios ni guardias, no ejerce la medicina sino que la vive y más cosas, por supuesto. Tiene, pues, corte realista, muy directo, casi seco... Pero es también una historia de ficción, un relato inventado, con sus claves y su ilusión. En cierto modo, este cine es literario, en la tradición de esa mezcla de mundos, el médico y el literario, que se ha dado desde siempre en la historia. De hecho, Jean-Pierre, el protagonista, recomienda a Nathalie, una joven doctora que se le incorpora como refuerzo, alguno de los Relatos del joven médico, de Mijail Bulgakov, el de El maestro y Margarita.

Desde siempre ha habido médicos literatos, tantos que los muy meritorios esfuerzos críticos por encontrar alguna motivación o vinculación específica entre la vocación médica y la literatura tienen jardines enteros para solazarse. Médicos fueron Rabelais, Schiller, Chejov, Conan Doyle, Axel Munthe, Carlo Levi, Pío Baroja, Somerset Maugham y el innombrable Louis-Ferdinand Céline, así, por citar los más conocidos y seguro que se me escapan otros no menos eminentes. Pero todos los géneros, los estilos, los temas, específicos y no específicos. Los médicos son moradores permanentes del universo creador, de ficción, de la Dichtung que dicen los alemanes. Y ya no hablemos de la filosofía y, por supuesto, la teoría política; solo el nombre de Locke es timbre de gloria para la profesión.

Pero la película, muy elegante y discretamente narrada, con un notable buen gusto a la hora de mostrar la cruda realidad del ser humano como paciente sin regodeos gore, se mueve en esa dimensión puramente literaria. Echa mano de dos elementos narrativos con cierta prosapia, que funcionan como dos subrelatos: el tumor cerebral inoperable que le diagnostican al protagonista al comienzo del relato y el desarrollo de una relación maestro-discípulo a lo largo de toda la historia.

El primer subrelato, el tumor cerebral, introduce un elemento de incertidumbre y angustia que el espectador comparte en secreto con el protagonista porque este decide no contar su enfermedad a nadie, ni a su ayudante. Eso condiciona su vida y también nuestra visión de ella, pues "estamos en el ajo". Que yo recuerde, es la situación de Blaise Meredith, el cura de la novela de Morris West, El abogado del diablo, con un cáncer incurable al comienzo del proceso; o la del abuelo de la novela de José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca. Cómo encara la vida alguien que debe compartirla con un enemigo interno que terminará por vencerlo. Hay diálogos en la película que se entienden en esa clave.

El segundo, el maestro y la discípula, da también mucho juego. Es una relación compleja, entre dos adultos inteligentes, apasionados de su profesión y que, además, tratan de entenderse el uno al otro y varían sutilmente su respectivos conceptos en una filigrana de estudio psicológico de los personajes que es de quitarse el sombrero. Y, además, relación discipular: el maestro que ilumina el camino del discípulo, una relación cuyo origen es remotísimo pues viene de Oriente, pasa por todos los estadios de la civilización y llega al día de hoy. Rousseau con el Emilio sienta cátedra en Francia de un género que en la literatura serán las llamadas "novelas de formación", (Bildungsromane). Función que también es la del guía que muestra y explica al pupilo el mundo en que se encuentran: la Divina Comedia, por ejemplo. Prácticamente todas las utopías tienen el mismo plantemiento: un guía que familiariza al recién llegado con el lugar en el que está y los seres que lo habitan, con sus usos y costumbres.Como Jean-Pierre a Nathalie.

En resumen, que me parece una gran película, una película encantadora. Un bálsamo.