divendres, 15 d’abril del 2016

Papá, volvemos a casa

Leo que está en marcha un proyecto de alianza de Podemos e IU. Como lo leo en Público, que es el BOE del partido morado, no sé si es una noticia o un deseo, pero, por si acaso, lo enjuicio con toda consideración: si Podemos se une, alía, federa, junta o asocia con IU, ese será el fin de su periplo; su hundimiento definitivo. Es posible que esta intención venga dictada por el temor que suscita la comprobación de que , además de la bajísima valoración popular de Iglesias, el apoyo a su partido esté disminuyendo a chorros. Si es así, el remedio no puede ser más desatinado.

Escribo esto en mitad del periodo habilitado para esa pomposa consulta a las bases sobre lo que debe hacer Podemos y que no es otra cosa que un plebiscito para respaldar las decisiones del jefe quien, por si acaso, ya ha amenazado veladamente con irse si le votan en contra. Ignoro cuánta gente votará en este paripé, por utilizar la cursi expresión de Echenique, pero barrunto que no mucha. La asistencia ayer al mitin/encuentro de la plaza de Reina Sofia para animar a la participación fue menor que la de las concentraciones de españolistas en Barcelona, tan menguada, escasa y rala, que no la tuitearon ni una vez. Es más, los únicos tuits eran de los adversarios, que mostraban una plaza vacía. Los dirigentes (casi más que los asistentes) hablaron todo el rato de sus imaginarios cinco millones de votos, pero allí no había más que tres o cuatro de docenas de oyentes. Estamos de acuerdo, en estas condiciones desesperadas, hay que hacer algo, lo que sea, menos echarse en brazos de los zombies de IU, sobre todo cuando uno lleva ya en su seno un tropel de tránsfugas de esa asociación de perdedores.

El proyecto de Podemos, originariamente tan brillante y novedoso, ha sido tan mal gestionado por su dirigencia, con tanta ineptitud y tan cargante prepotencia que se ha desinflado como un globo de verbena. El insólito narcisismo de su secretario general y la incompetencia para gestionar los conflictos en su seno lo han llevado a una situación sin salida en que tiene que elegir entre ir a unas elecciones en donde prácticamente va a desaparecer o sumarse a una alianza con PSOE y C's casi como chico de los recados. En cualquier empresa, el consejo de administración hubiera ya puesto de patas en la calle al consejero delegado que hubiera ocasionado tal desastre. Aquí, no, sobre todo mientras Público siga inventándose unas encuestas que prometen a Podemos unos resultados inalcanzables en especial porque ya las confluencias le han dicho que no repetirán experiencia de franquicias provinciales pues irán a las elecciones por su cuenta.

Para acabar de destruir sus escasas expectativas, Podemos vuelve a la casa del Padre o al redil, que parece más propio. Hubo un tiempo en que un Podemos rozagante fagocitó a IU y puso sus golosos ojos en PSOE con el fin de aniquilarlo.Pero todo eso parece ya de otra era: la IU fagocitada a su vez fagocitó a Podemos a base de tránsfugas que ahora ven con horror cómo se les pone al pairo el viejo navío de IU, reflotado por Garzón, cuando ellos lo habían abandonado para pasarse a los morados pensando que aquel se hundía. Y aquel no se hundió. El Partido Comunista, su columna vertebral y verdadero sujeto de la criatura, no puede prescindir de ella porque, si lo hiciera, tendría que presentarse a las elecciones con su nombre y ya me dirán ustedes qué porcentaje del voto obtendría el Partido Comunista de España en unas elecciones libres.

Bueno, pues ese es el que va a obtener Podemos si se alía con IU o sea, con el Partido Comunista.

La piedad de Aquiles

La Joven Compañía, un grupo teatral compuesto por muy meritorios primerizos de entre 18 y 26 años, escenifica la Ilíada en el Conde Duque de Madrid. Son gente magnífica, muy entregada y vocacional. Hace unos meses pusieron una versión de el señor de las moscas que estaba muy bien y de la que Palinuro dio cumplida cuenta. Se ve que, además de jóvenes y prometedores, les encantan los retos porque si versionar la obra de William Golding ya era difícil, atreverse con Homero es rizar el rizo. Sobre todo porque, además de la Ilíada, versionada por Guillem Clua, traen la Odisea, en versión de Alberto Conejero, aunque temo que esta no podremos verla porque nos pilla por tierras catalanas. 

Meter los más de 15.500 versos de Homero en hora y media de representación teatral y no dejarse nada en el tintero tiene su mérito. El relato se hace en varios planos: con diálogos directos entre los personajes en los enfrentamientos más célebres de la epopeya, Patroclo-Héctor, Paris-Menelao, Héctor-Ayax, Aquiles-Héctor o en algunas de las escenas más conmovedoras, como el diálogo entre Andrómaca y Héctor o entre Príamo y Aquiles o más duros, como los de Paris y Héctor o Agamenón y Aquiles. Incluye asimismo relatos corales, que reproducen las historias homéricas en boca de algunos de los personajes más característicos, como Nestor, Ulises o Casandra, sin olvidar, claro está, a Helena.  Y una especie de metarrelato en el que se hacen abundantes interpretaciones y se explican significados con mayor o menor fortuna.

En buena medida, la narración está entreverada de consideraciones personales y de actualidad y da la impresión de que Clua la ha concebido como un alegato en contra de la guerra y de los males que acarrea hasta hoy. El mero hecho de que, ya desde el comienzo, se oiga el viejo apotegma del tiempo de la primera guerra mundial de que "la primera víctima de la guerra es la verdad" así lo confirma y, de paso, envía la imaginación por derroteros erróneos ya que el poema en sí no tiene nada que ver con los problemas de la verosimilitud o la falsedad. Confieso que este propósito antibélico me desconcierta un poco. No tengo nada en contra de una proclama antiguerrera pero no estoy seguro de que colgársela a una epopeya como la Iliada esté puesto en razón. La actitud de Homero hacia la guerra, muy compartida por el  mundo griego, era de ambigüedad y fatalismo, destino fatídico de los hombres, sobre todo teniendo en cuenta que en ella participan los dioses y que ninguno, mortales o dioses, puede librarse del hado. Dar una visión pacifista o antibélica de la Iliada me parece empobrecerla. No anda lejos de ella la convicción de Heráclito, mucho más compleja y terrible de que "la guerra es el padre de todas las cosas". Siendo esto así, la visión helénica de la guerra es mucho más matizada y compleja de lo que se pueda reflejar en un alegato de este tipo. Es como la cuestión muy griega también de la inmortalidad/mortalidad. La búsqueda de la gloria y la memoria imperecedera en Aquiles se hace sobre un fondo de conciencia de la mortalidad como condición humana normal. La piedad del peleida no puede ser como la de San Francisco de Asís. Es imposible. No tiene mucho sentido pasar lista al futuro a lo personajes de la Iliada pues estarán todos muertos, pero no como merecimiento o demerecimiento  de sus actos sino como destino de sus vidas, hayan hecho lo que hayan hecho.

Los actores, muy bien dirigidos, hacen un gran trabajo, aunque aconsejaría un poco más de temple y menos gritos. Tampoco estoy muy conforme con que suenen hits de Edith Piaf en algunos momentos decisivos. Es más, creo que no le hace falta la música.

dijous, 14 d’abril del 2016

Un día en la vida de España

Hoy, 85º aniversario de la IIª República, último régimen legítimo que ha habido en España, merece la pena honrar su memoria y ver cómo lo llevamos los republicanos que queremos volver a traerla para dejar de ser súbditos de una monarquía borbónica impuesta por decisión de un dictador genocida. 

Porque, a ver, ¿en qué se diferencia la situación en el Estado español de la que había en la dictadura, cuando el padre del actual Rey, Felipe V + I, juró fidelidad a los principios del Movimiento Nacional? En nada salvo en que, por la existencia de la libertad de expresión y los medios de comunicación (los privados, porque los públicos son máquinas de propaganda de la derecha) ahora las barrabasadas, los latrocinios, las corrupciones de los gobernantes se saben. 

Se saben. Pero nada más, no pasa nada. Nadie dimite. Ninguno de estos ladrones devuelve lo robado y se marcha a su casa. Incluso cuando entran en la cárcel quieren seguir dando lecciones. Como ese Mario Conde, el Beau Brummel de la derecha española, que estaba blanqueando dineros robados, según parece, mientras daba lecciones de moral y savoir faire desde uno de esos canales de TV en que unos tipos encorbatados y engominados enhebran unas estupideces que abochornarían a los chimpancés.

¿Se acuerdan del Texas ranger, Ansar, diciendo que el PP "era incompatible con la corrupción"? Le han pillado haciendo trampas para ahorrarse unos euros en impuestos. ¿A ver si le van a decir a él los impuestos que tiene que pagar? Eso es cosa de comunistas totalitarios. Lo que hacen los neoliberales es no pagar. Para eso están los pobres, los que no tienen la suerte de relacionarse con regidores y políticos de talla, como Botella, la esposa del incorruptible, capaz de vender la Cibeles a un fondo buitre por veinte euros sosteniendo que es un buen negocio para las arcas municipales. Ya, es obvio que se trata de un caso de estupidez profunda pero, caramba, está claro que no lo es de corrupción. Ningún político se ha quedado un dinero que jamás se ingresó en el Ayuntamiento, gracias a la fabulosa gestión de la esposa del hombre-milagro.

Los ayuntamientos son lugares ideales para que los peperos practiquen su más profunda vocación de robar hasta el ultimo ochavo que encuentren. De otro modo, no merecería la pena sacrificarse por la patria o la tierruca. La administración municipal hace más humanos a los políticos, los acerca a los ciudadanos y pueden deplumarlos con más eficacia. Escuchar a Rita Barberá es escuchar al eslabón perdido con un bolso de Louis Vuitton. En los círculos del hampa, frecuentados por gente de sangre azul, ya se había corrido la voz de que un mozo bien plantado podía sacarle 400.000 eurosal eslabón perdido siempre que fuera convincente.

El alcalde de Granada, trece años en el cargo y ahora, víctima de una persecución política, probablemente de la Mano Negra, entra en prisión con el fatalismo del último Abencerraje. Es de esperar que se haga justicia y resplandezca la verdad, mostrando la acrisolada honradez de este regidor municipal que tiene pinta de no haberse llevado jamás una cucharilla. Podía aprovechar ahora que Marhuenda acaba de ascender de la condición de chivato a la de comisario honorífico para encargarle la investigación. Seguro que en esa acción de la Mano Negra está la de Podemos, que quiere desviar la atención de los bolívares de la vergüenza arrastrando por el lodo el buen nombre de un caballero nazarí.

En la época de internet y la sociedad mediática, los gobernantes deben estar siempre en pantalla, siempre dispuestos a facilitar el trabajo de los periodistas. El ministro Soria, por ejemplo, en cuanto se le acerca alguien con una grabadora le cuenta una historia que no tiene nunca que ver con la anterior. Es consciente de la importancia que tiene la novedad y la originalidad para que prosperen los reporteros. Si los políticos siempre contaran la misma historia, ¿de qué iban a vivir los periódicos? 

Lo esencial son las historias, los relatos. Es lo que dicen los postmodernos. Por eso tenemos a Esperanza Aguirre con un libro bajo el brazo, largando a los cuatro vientos, como si viviera en una corrala. Ella no se calla. No, desde luego, lleva veinte años sin hacerlo. Hace falta, dice ideología porque sin ideología, un partido está en crisis. Otro cualquiera, menos inteligente que Aguirre pensaría que el PP está en crisis porque anda sobrado de ladrones. Pero ese no es el problema. El problema es la falta de ideología. Nadie sabe si Rajoy es liberal o conservador. Nadie se explica cómo hemos podido sobrevivir cuatro años sin averiguar tan fundamental extremo.

Definitivamente, esto no es el franquismo, en donde los gobernantes robaban a manos llenas pero nadie se enteraba de nada. Con lo que nos gusta a la gente saber cómo nos roban, con qué mañas o artes, si conservadoras o liberales. Menos mal que la transición nos trajo la democracia y la comunicación. 

Quizá cuando se acabe este ciclo de la tercera Restauración de Mackie "el Navaja", el país tendrá la República que se merece. Bastará con que copie la que hayan puesto en marcha los catalanes. A los españoles siempre se les ha dado bien copiar.

Por cierto, menuda foto la de Sánchez en El País. Lo que hay que hacer en precampaña electoral.


Aporías jurídicas

Jorge Cagiao y Conde y Gennaro Ferraiuolo (Coords.) (2016) El encaje constitucional del derecho a decidir. Un enfoque polémico. Madrid: La catarata. (270 págs.)

------------------------------------------

Un libro muy interesante y muy oportuno. Hace justicia a su subtítulo, pues es polémico y, a pesar de estar escrito por académicos, siempre moderados y bonancibles, tiene garra y nervio. Probablemente porque los autores son jóvenes y, además de su probada competencia profesional, parecen tener una causa por la que luchar, aunque no todos lo hagan desde la misma perspectiva: el derecho a decidir de los catalanes. Quizá les convendría repasar algo más los textos que escriben. No para enfriarlos, por cierto, pero sí para mejorarlos gramaticalmente. En algunos casos, la pasión va en detrimento de la elegancia y el afán clarificador resulta excesivamente repetitivo.

Desde el punto de vista del contenido, hay un punto central y es el decidido propósito de limitar el tratamiento del espinoso asunto a la perspectiva jurídica. Los demás enfoques se tienen muy escasamente en cuenta (aunque asoman a veces la oreja) y hasta son tratados con cierto desdén. Los politólogos no salimos especialmente bien parados. Y es curioso porque, al poner en marcha su prístina intención y no poder llevarla a cabo, algunos participantes contradicen a otros y no solo en aspectos conceptuales sino en la recepción de enfoques complementarios. De esta forma, un libro que comienza con el trabajo de Boix poco menos que excluyendo del horizonte cognitivo a politólogos y políticos (tampoco se invierte mucho tiempo en hacer distingos) termina en el de Bastida haciendo justamente lo contrario, esto es,  sosteniendo que, dadas las circunstancias, los  juristas deben enmudecer porque es es " el momento del político" (p. 268).

Con una pizca de sano humor, el título pudiera ser el encaje de bolillos constitucional del derecho a decidir. En principio, se trata de fundamentar y legitimar este supuesto derecho, del que se reconoce que es nuevo, de difícil precisión conceptual y equivalente, cuando no sinónimo, según algunos de los participantes al derecho de autodeterminación, lo cual contradice esa deseable unidad doctrinal en la que el saber académico suele depositar sus esperanzas. Con todo, la complicada pasamanería no vendría de la citada distinción entre dos derechos que se parecen como dos gotas de agua, sino del empeño, a veces francamente trabajoso, de ahormarlo en el contexto constitucional español .

En el capítulo 1, de Andrés Boix Palop, (La rigidez del marco constitucional español respecto del reparto territorial del poder y el proceso catalán de "desconexión") parte de una reconsideración crítica de la transición ("transaccionada") se ilustra el objeto de forma poco al uso en los textos de dogmática jurídica con una referencia a dos de las más conocidas novelas del recientemente fallecido Rafael Chirbes,  valenciano, como el autor del trabajo. Se trata de Los viejos amigos y La caída de Madrid y se agradece a Boix que haya escogido esta vía literaria e indirecta para trasmitir al lector su criticismo a la transición, si bien, siendo justos con la literatura de Chirbes, no se trata tanto de una visión de la transición como de lo que la traidora vida ha hecho después con quienes la vivieron. En todo caso, el "genio" (diríamos, un poco a lo Chateaubriand) de la transición española viene de la frase "de la ley a la ley", de aquel remedo de príncipe florentino que fue Torcuato Fernández Miranda (p. 14) El modelo que salió fue muy rígido y a mediados de los 70 se condensaron varias líneas de fractura (p. 23). De aquellos polvos, estos lodos.  Procès en fase Beta: reforma estatutaria catalana de 2006 y famosa sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010 desmochándola; sentencia que viene a ser como el payaso que recibe las bofetadas de los autores del libro, pretendiendo ser moderada sin serlo (p. 38). La sentencia ciega toda pretensión de innovar y hacer evolucionar nuestro ordenamiento jurídico, que se había logrado mediante una interpretacion flexible y sin que en esto haya gran diferencia entre la izquierda y la derecha (p. 41). Considera Boix con razón esperpéntico que el TC niegue valor jurídico a la idea de Cataluña como nación en el preámbulo cuando su propia jurisprudencia ya rechaza que los preámbulos tengan validez jurídica y queotros artículos anulados sigan en vigor en otros estatutos (p. 43). Es imposible un referéndum pactado. Por tanto, procès 2.0 vía a la consulta no pactada, convertida en proceso participativo ciudadano (p. 49), elecciones plebiscitarias y estado actual de la hoja de ruta para la desconexión (p. 53). Resumen ceñudo del autor: la insólita rigidez constitucional es uno de los incentivos para la ruptura y la independencia (p. 59).

Mercè Corretja Torrens (El fundamento democrático del derecho de los catalanes a decidir), parte de las elecciones de 27 de septiembre de 2015 y juzga que en ellas, los catalanes y catalanas "han podido ejercer su derecho a decidir, de forma pacífica y democrática, y manifestar su apoyo mayoritario a favor de la independencia". (p. 63) Pero, ¿es cierto que han ejercido el derecho a decidir? Sostiene la autora que este derecho, que empezó siendo una mera reivindicación política, "se ha ido configurando como un nuevo derecho democrático a partir de la práctica seguida en otros Estados y de elementos presentes tanto en el derecho constitucional como en el derecho internacional y ha ido adquiriendo unas características propias que lo distinguen frente al derecho de autodeterminación de los pueblos" (p. 65). Será verdad, pero hay que creerla bajo palabra, porque no lo demuestra conceptualmente. Sí lo muestra citando los ejemplos de creación de Estados en Europa en el siglo XX (Islandia, Noruega, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovenia, Croacia, Montenegro, etc) que no encajan en el derecho de autodeterminación porque no son excolonias ni pueblos oprimidos (p. 69). Este crítico no tiene inconveniente en ver en ellos la realización del derecho de autodeterminación o, si se quiere, del derecho a decidir. Pero se trata de pruebas empíricas, no teóricas y, por tanto carecen de fuerza de refutación de la aporía jurídica, igual que el hecho de que Diógenes caminara de un extremo al otro de una sala dejaba frío a Zenón de Elea. Lo mismo sucede con el caso de Quebec, muy bien interpretado por Corretja como resultado de la aplicación de tres principios: 1) el federal; 2) el democrático y 3) el constitucional (p. 71). En el Canadá la gente es de espíritu libre. A su vez el derecho a decidir de los catalanes dependería de que se hiciera un interpretación ponderada y evolutiva de los principios constitucionales (p. 73), algo muy en la línea de lo que en otras partes ha defendido Josep María Vilajosana, voluntarioso adalid del derecho a decidir como distinto del de autodeterminación.  Este viene a recogerse en la STC 42/2014 (por la que se anula la Declaración de soberanía y derecho a decidir del pueblo de Cataluña) (p. 74). Otros autores, sin embargo, la contradirán en otros trabajos esgrimiendo otras decisiones posteriores del mismo órgano. Ella lo ve relativamente  fácil, pero no lo es tanto. Cierto, el "demos" son los catalanes y el procedimiento, el art. 92.1 de la CE, pero, ya se sabe, el gobierno, que algo tiene que decir al respecto, está cerrado en banda. Verdad es, para terminar, y muy prometedora sin duda, que el derecho internacional ante un proceso de secesión unilateral (caso de Kosovo) facilita mucho las cosas pues, como dice la Corte Internacional de Justicia, se trata de un asunto fáctico (p. 80). Los puristas del integrismo soberanista verán en esta decisión la sombra del taimado Poncio Pilatos, pero la autora hace bien en señalarla. Puede que sea decisiva para Cataluña en un no lejano futuro.

Laura Carpuccio, (Los modelos de articulación territorial de los poderes públicos. Reconstrucciones (teóricas) y tendencias (concretas) en la jurisprudencia de los jueces constitucionales: el caso del Tribunal Constitucional español) estudia el origen y evolución del concepto de soberanía que entiende como un "concepto difícil de definir, ambiguo y sin duda huidizo" (p. 93). El tribunal constitucional sostiene que la autonomía no es soberanía, cosa archisabida, y que la soberanía popular (nacional, dice la Constitución) se funda para justificar la superioridad de ella misma (p. 99). Reflorecen en el trabajo las ilusiones de la STC 42/2014 (p. 102) y se conectan con la propuesta de la función de los tribunales constitucionales como tribunales in-políticos según la teoría de Gustavo Zagrebelsky, para quien lo "in político" significa tanto la no-política como el interior de la política (p. 105), cuestión que convendría matizar más para no sacar la conclusión de que quizá se trate de algo tan vagaroso como la in-mortalidad del alma.

Gennaro Ferraiuolo, en un encendido y escueto trabajo (Tribunal Constitucional y cuestión nacional catalana. El papel del juez Constitucional español entre la teoría y la práctica), alancea ferozmente el moro muerto de la STC 31/2010 por considerar (como ya hicieron dues vegades los juristas catalanistas de la Revista de Dret Públic) que el alto tribunal: 1º) interviene a lo bestia sobre un texto aprobado con mayorías reforzadas en el Parlamento de Cataluña y aprobado también en referéndum por el pueblo; 2º) sigue un tortuoso y no convincente camino para dictar su sentencia al final; 3º) pierde de vista su condición de "poder constituido" y se erige en "poder constituyente o sobrevenido", es decir, actúa ultra vires; 4º) recurre en exceso y muchas veces forzadamente a la interpretación conforme (p. 117). Nuevo repaso a la STC 42/2014 que, tras considerar la resolución 5/X del parlamento catalán y anular su referencia a la soberanía, hacía un tímido reconocimiento del derecho a decidir (p. 128). Ferraiuolo reproduce el sabio cuanto resignado texto de Rubio Llorente que preside todo el libro para justificar su pretensión que, en el fondo, es la de la mayoría de los autores aquí presentes: el derecho a decidir es "una aspiración política susceptible de ser defendida en el marco de la Constitución" (p. 129) ¡Ah, pero esta puerta de ilusión se cerró enseguida! La STC 31/2015 que anulaba Ley 10/2014 de "consultas populares no referendarias y otras formas de participación ciudadana" y el Decreto del Presidente de la Generalitat 129/2014, ambos impugnados ipso facto por el gobierno, vuelve a negar el derecho a decidir y retorna a la posición intransigente de la STC 103/2008 sobre el llamado "Plan Ibarretxe" (p. 131). Así se llega al nuevo 9-N (p. 132). Ferraiuolo trae su indignación al momento presente  y mira torvamente la Ley orgánica 15/2015 que reforma las facultades del TC con aviesas intenciones (p. 139).

Jorge Cagiao y Conde (¿Es posible un referéndum de independencia en el actual ordenamiento juridico español? El derecho explicado en la prensa) hace una aportación muy brillante al debate y de amplio vuelo.  Basándose en Kelsen distingue entre interpretación científica del derecho, que corresponde a los constitucionalistas y la "auténtica", que corresponde a lo jueces. Habrá que ver qué sucede si discrepan. Sin mencionarlo más que de pasada entra en el fascinante asunto de la crítica de la ideología y, más allá de este, se asoma a un ejemplo práctico de la pragmática de la comunicación dialógica que haría las delicias de Habermas. La mayoría de los constitucionalistas españoles considera inconstitucional la posibilidad de un referéndum de independencia en Cataluña por varias razones. Dicen que la Constitución y los estatutos no prevén un referéndum pactado (aunque sí la hay en los arts. 92 y 149.1.32 que admiten un referéndum consultivo (p. 157)). Coincide aquella mayoría con la STC 103/2008 fulminando la Ley Vasca 9/2008 ya referida como "Plan Ibarretxe", que concentra la competencia referendaria exclusivamente en el Estado y deja fuera a los legisladores autonómicos (p. 159). Para Cagiao el enfoque de los constitucionalistas es más ideológico que político (p. 161). No le falta razón. Lo que sucede es que, en el fondo, y dado su planteamiento originario, al suyo le pasa lo mismo. A su juicio se puede defender un referéndum pactado. Así lo intentó la Ley catalana 10/2014 de Consultas no referendarias, distinta de la vasca (p. 165). La STC que la anuló podía haber encontrado otros argumentos. Entiende que cabe defender la constitucionalidad de un referéndum consultivo o de una consulta no referendaria  con buenos argumentos jurídicos (p. 174). Cita algunos:  la presunción de constitucionalidad (p. 177); su carencia de efectos jurídicos por ser consultivos; la preservación por ello mismo de la titularidad de la soberanía en el pueblo español (p. 178); la posibilidad de una reforma de la constitución para admitir el referéndum (p. 179). Todo muy justo y este crítico lo suscribe. Pero opinable e interpretable y, si acepto que los requisitos de la comunicación habermasiana de normatividad y de validez frente a facticidad se cumplen con la interpretación auténtica del Tribunal, me queda poco que decir. Puedo consolarme, como hace Cagiao, sosteniendo que esa interpretación no resta fuerza a mi razonamiento (p. 181), pero hay poca diferencia entre esta actitud y la del autor de un voto particular. Es lo que podría llamarse la conversión del derecho a decidir en "derecho a discrepar".

Lucía Payero López (¿Por qué Cataluña no puede autodeterminarse? Las razones del Estado español) se mueve en un territorio más abiertamente político e, incluso, de comunicación política. Gran parte de lo que argumenta podría encajarla en las teorías cognitivas del encuadre (o frame theories) y quedaría bastante bien caracterizada. Los fundamentos teóricos de la estrategia del "No" residen en una concepción unitaria de la nación española del art. 2 con una concepción muy estricta jurídico-política de "nación" (p. 189). Pues sí, es cierto. Absurdamente monolítica. Payero afirma a continuación con cierta solución de continuidad que algunos autores distinguen el derecho a decidir como un derecho individual y el de autodeterminación que es colectivo (p. 191), pero se trata de una pura digresión. Repasa de nuevo el discurso político de la estrategia del "No", basada en la primacía de la ley (p. 194) y la argucia retórica de identificar democracia y Constitución como está, sin tocarla y sin que quien la propugna, esto es, básicamente Rajoy y la derecha española, haga referencia a la posibilidad de entenderla de otra manera (p. 200). Estaría bueno. No va el neofranquismo que se ha encontrado una Constitución como un deus ex machina militar, a ponerla en peligro con ilusiones hermenéuticas. La reforma constitucional es imposible (p. 203). Si alguien tiene dudas, que recuerde que esta "gran nación" descansa sobre una gloriosa historia centenaria en común como pináculo de otros valores suprapositivos (p. 211).

Xacobe Bastida Freixedo (El derecho de autodeterminación como derecho moral: una apología de la libertad y del deber político) elabora un texto brillante y feliz, elegante, culto y, en cierto modo, gótico. Se apoya en Weber (político y científico) para distinguir dos enfoques, el del político y el del jurista (p. 219). Por eso decíamos al principio que el libro terminaba como empezaba, pero, en cierto modo, upside down. Según Bastida, la vía del jurista (ese ser que solo emerge donde hay una norma previa) consiste en que la cuestión nacional no se cuestiona. Pero hete aquí que la construcción nacional española "es la historia de un fracaso" y por eso surgen hoy las reclamaciones del derecho a decidir o derecho de autodeterminación (p. 226). El autor, por cierto, no los distingue, pero eso es, a estas alturas, poco relevante. Frente a ello, la vía del político, el que se lanza in media res y luego busca una norma para legitimar sus barrabasadas sí cuestiona la cuestión nacional (p. 233). El derecho a decidir que reclama el Parlamento catalán puede encontrar acomodo por la vía de la interpretación (p. 241). No estoy muy seguro de que la conclusión provisional de que "un derecho a decidir si otro puede puede disfrutar de la autodeterminación ridiculizaría el concepto" (p. 244) . Es brillante, pero, lo siento, no absurdo jurídicamente. Él mismo invoca a Sir Ivor Jennings y no se ve qué haya en contra de que todo el pueblo decida cual es la parte del pueblo que puede decidir. Concluye Bastida, y coincido, en que el derecho de autodeterminación puede justificarse en el terreno moral apelando al respeto a la libertad individual (p. 255). Todo el universo kantiano aplaude. Pero si este enfoque fracasa, habrá que dar paso a la vía de hecho, al reconocimiento del hecho revolucionario (p. 261). "Es el momento del político" (p. 268). Q.E.D.

dimecres, 13 d’abril del 2016

El policía bueno y el policía malo

Todo el que haya vivido algo del franquismo sabe que una de las tácticas de aquellos delincuentes de la brigada político-social de la policía era la del "policía malo/policía bueno". Cuando estabas detenido venía un policía desencajado, echando lumbre por los ojos y espumarajos por la boca y te amenazaba con patearte los higadillos (a muchos se los pateaban) si no les contabas lo que querían saber. Y se iba. Luego venía otro mucho más calmado, sonriente, te daba un cigarrillo y te decía que más te valía hablar porque, total, ya lo sabían todo y a su compañero (el energúmeno que acababa de salir) le podía dar la pájara y atizarte una mano de hostias.

El truco era patente e ignoro si les funcionaba, aunque supongo que sí porque, de otro modo, no lo emplearían.

Es exactamente el mismo que están hacendo Íñigo Errejón y Pablo Iglesias para forzar la voluntad del PSOE a un pacto bajo sus condiciones. Primero viene el secretario general insultando, difamando y acusando a los socialistas de tener cal viva en la manos y luego el afable Errrejón diciendo que no pasa nada y que todas la puertas siguen abiertas y las manos tendidas al diálogo y el entendimiento. Llega de nuevo Iglesias -que, en interin ha desplazado al otro de la jefatura de la misión negociadora- y vuelve a acusar a los socialistas de no tener libertad, de estar presos, de no querer la formación de un gobierno fetén, como el que él propone y de estar mareando la perdiz.

Hagamos breve pausa para lamentar amargamente la pobreza de metáforas de esta muchachada. Lo de marear la perdiz es un manido simil cinegético. Lo de las puertas abiertas y las manos tendidas empieza a ser alarmante; a ver si les va a dar una tortícolis o una paralís, como dice la gente del pueblo. Y en cuanto a eso que repiten para señalar su mucho interés en algo de que "van a dejarse la piel en ello", convendría que la preservaran sobre sus carnes antes de que los llamen el partido de los San Bartolomés.

En fin, que Errejón va de policía bueno e Iglesias de policía malo y los dos quieren lo mismo: que el PSOE se les someta.

Pero va a resultarles muy difícil, por no decir imposible. Errejón borda el papel de policía bueno, de niño bienintencionado, sin dobleza, con sinceridad y autenticidad. Y hasta puede que realmente se lo crea y que esté genuinamente interesado en un acuerdo con el PSOE en el que ambas partes se verán obligadas a hacer concesiones. Pero ahí no acaba la historia. Es imposible creer que Iglesias actúe de buena fe. Todo cuanto ha hecho ha sido torpedear cualquier acuerdo con el PSOE sin que lo parezca, a los efectos de frustar cualquier alianza echando la culpa a los socialistas. Él rompe las negociaciones pero pretende descargar la responsabilidad sobre el PSOE. Lamenta amargamente que Sánchez este preso en la jaula de C's, con lo que justifica que no haya acuerdos y lo insulta otra vez haciéndolo pasar por un chisgarabís o un pusilánime que se deja engañar por el petimetre Rivera cuando es al contrario.

Conviene tener claros los factores psicológicos individuales que intervienen en toda decisión colectiva. Errejón, más leído que se jefe, seguramente quiere el pacto porque sabe o barrunta que si lo hace imposible el electorado no se lo perdonará. Iglesias, más falso y oportunista, dice querer la coalición con el PSOE, pero, en el fondo, a lo que aspira es al muy hispánico "quítate tú para que me ponga yo". Está poseído por el viejo espíritu vindicativo de su "referente intelectual", Anguita, consistente en destruir a la fementida socialdemocracia traidora, aunque haya que pagarlo al precio de repetir las elecciones. En el fondo, el viejo espejismo comunista con aires no tan nuevos. No se trata de sacrificar planes personales al bien común, sino al revés, el bien común a la satisfacción de un ego ilimitado.

Y cuando alguien está tan ciego que no ve sino lo que le interesa ver es inútil advertirle de que, si hay elecciones nuevas, Podemos podrá, sí, ser barrido del mapa.

Vacío de poder en España

Mi artículo de hoy, en elMón.cat, que me lo han trasladado del finde a la mitad de la semana, el miércoles, que es el día dedicado a Mercurio, un metal líquido. Tengo simpatía por ese dios, el Hermes de los griegos, a su vez un tipo polivalente: mensajero de los olímpicos, patrón de los ladrones, los comerciantes y los mentirosos (sans blague!) y de muchas otras cosas y presente en muy diversos momentos de capital importancia en la historia de la humanidad. Por ejemplo, es el encargado por los dioses de llevar a Paris la manzana de Eris y decidir el famoso juicio con el que empezó la guerra de Troya. Tuvo amores con Afrodita (¡afortunado inmortal!) de los que nació, lógicamente, Hermafrodito, alguien muy peculiar y que yo convertiría a mi vez en patrón/a de la autarquía o el autoservicio de no ser porque, por otra parte, ligando a la vieja usanza se conoce gente y se hace uno una culturita. En su encarnación como Hermes Trismegistos, da origen al conocimiento hermético que viene a ser una contradicción en los términos y a la hermenéutica o métodología científica que nos enseña cómo siempre cabe entender las cosas de una forma que no se le había ocurrido a nadie antes.

Bueno, lo dicho, sans blague, al grano: el artículo pretende demostrar que España vuelve por donde suele: el vacío de poder como el que hay ahora en el Estado, en el centro de la Península en donde reina un tirano o no manda nadie y el gobierno está en sede vacante. La idea es que los independentistas catalanes aprovechen el momento y aceleren la hoja de ruta. Todo lo que hagan es lo que llevarán ganado cuando los partidos consigan componer un gobierno medio viable en Madrid.

El texto castellano:

El vacío del vacío.


El vacío de poder es condición endémica española porque, cuando no hay vacío, tampoco hay poder. En España no hay nada ni funciona nada, como no sean las organizaciones de delincuentes, desde las redes de trata de mujeres hasta los partidos políticos formados por presuntos malhechores y las burocracias corruptas. La única diferencia entre el gobierno en plenas facultades, que no hacía nada, y el gobierno en funciones, que aun hace menos, es que este último, además, se ha declarado en rebeldía y se niega a rendir cuentas al Parlamento. Ya puede la Cámara pedir la comparecencia del ministro Soria por los papeles de Panamá. Antes comparecerá en el Parlamento de Panamá. O en el de Marte.

Según todos los pareceres, es posible que este gobierno de la derecha ultramontana gane las próximas elecciones con una mayoría holgada en lo que resultará ser un caso único en la historia de masoquismo colectivo. Gente que vota a quien la desprecia, la explota y la esquilma. Incomprensible, pero cierto. Es muy posible que haya cuatro años más de corrupción, de saqueo, de sobresueldos, de chulería españolista, de ley mordaza y franquismo por doquier. Muy posible que el país siga paralizado a merced de la absoluta incompetencia de estos gobernantes. Muy posible que la “gran nación” de Rajoy siga sin pintar nada en los escenarios internacionales.

Frente a este gobierno no hay oposición; no existe un terreno común entre los otros tres partidos institucionales desde el que oponerse. Los tres mosqueteros con un mandato clarísimo de constituir un gobierno como fuera han fracasado en su empeño. Los mismos que se reían de los catalanes porque no componían gobierno a raíz de las elecciones de 27 de septiembre se encuentran ahora en la misma situación, pero con peores perspectivas y una evidente falta de capacidad para resolverla. Se intercambian acusaciones, no proposiciones. Como el gobierno al que se oponen, tampoco sirven para nada. 

En este momento, la única oposición real que hay al gobierno en funciones es Cataluña. El único territorio que marca distancias y tiene a raya al nacionalismo español es Cataluña. Las relaciones entre el gobierno del Estado y la Generalitat no solo son inexistentes sino de abierta confrontación… por parte del gobierno central. Rajoy llega a Cataluña y no se entrevista con el presidente de la Generalitat que es tan Estado como él, sino que se limita a proferir amenazas en tono apocalíptico y tonterías en clave castiza. Como si esto fuera el backyard del decrépito imperio español.

Por lo demás, a Cataluña, como única oposición del régimen de la derecha neofranquista, le da igual que el gobierno del Estado esté en manos de la derecha o de la izquierda en la medida en que las dos son nacionalistas españolas y contrarias no solo a la secesión de Cataluña sino a la mera idea de un referéndum consultivo, no vinculante, con el fin de aplicar el principio democrático. Solo Podemos parece aceptar la idea de un referéndum catalán y no está muy claro en qué términos.
Siendo el único contrapoder real al gobierno del Estado, la Generalitat no puede esperar ayuda de ninguna otra parte, sino, al contrario, reproches, críticas y amenazas. Cuando no meras provocaciones, como suele suceder en las redes en donde se vierte el mayor porcentaje de catalanofobia imaginable. Solo puede contar con sus propias fuerzas, sus instituciones, su sociedad civil y su gente. Y con la simpatía que pueda despertar en la comunidad internacional por su carácter abierto, democrático y pacífico.

La minoría nacional catalana en España tiene derecho de autodeterminación diga lo que diga el Tribunal Constitucional español y todas las autoridades del Estado, pero ningún gobierno español permitirá su ejercicio. Siendo como es una minoría nacional estructural en el conjunto del Estado, no puede esperar que funcione en su caso el principio democrático porque los catalanes nunca serán una mayoría dentro de España y no les llegará solidaridad de ninguna de las partes que extraen beneficios del sojuzgamiento catalán.

Por eso, lo mejor que puede hacer es aprovechar ese vacío de poder que hay en España para llevar adelante su hoja de ruta y proceder a la desconexión cuanto antes.

dimarts, 12 d’abril del 2016

El fracaso

No pueden ni verse. Ninguno. Y eso se nota. A la legua. Y como no pueden ni verse no les importa fracasar en la tarea de componer gobierno. Así no tienen que aguantarse en el consejo de ministros. Tampoco les va a suponer perjuicio alguno. Piensan volver a presentarse y como el sistema electoral es de listas y ellos van los primeros, están seguros de que saldrán elegidos. Conservarán el escaño. Y el salario. Y las prebendas. Y seguirán impartiendo doctrina por las televisiones, concediendo entrevistas y poblando los medios digitales con sus necedades. Con un poco de suerte, tambièn saldrán elegidas y elegidos sus amigos, compadres, "compis". Todos a vivir del cargo. La oligarquías partidistas en plena función. Todas iguales. Con diferencias de atuendos, pero idénticas en el porte. Todas monolíticas, apoyando al jefe. Incluso cuando te maltrata. Sin una discrepancia, sin una crítica. Peligra el escaño, el cargo, el sueldo. ¿Qué más da? Han fracasado, pero repiten. Ninguno, me juego el cuello, se retira. Ni uno. Todo sigue igual.

¿Todo? Bueno, los parados están más parados y llevan más tiempo; los puteados, más puteados. Los jóvenes no tienen futuro; las mujeres tan machacadas como siempre; los inmigrantes en situación de penuria; los niños en barracones como escuelas; los trabajadores, cada vez más precarios. Pero esos no importan, no cuentan, no salen en la tele. Por la tele salen estos inútiles, repitiendo sus monsergas, encantados de haberse conocido.

Mientras tanto, en efecto, es posible que Rajoy repita mandato, con o sin ayuda de C's. EL peor presidente, el más antipopular, el más agresivo contra la gente, el peor valorado en la historia de la democracia, puede quedarse otros cuatro años. A terminar su tarea de la involución democrática, llevando a España a niveles de desarrollo muy bajo en las escalas mundiales. Todavía le queda Estado del bienestar por destruir. Y fomentando y extendiendo en la sociedad los modelos y pautas de comportamiento de la banda de presuntos ladrones del partido del gobierno. En el horizonte cuatro años más de franquismo, de expolio, de robos sin tasa, de corrupción, de imbecilidad, de leyes mordaza, de imperio de los curas y parásitos del clero. Cuatro años más de chulos y vividores, de corruptos y mangantes.

Andan culpándose unos a otros del fracaso. El PSOE a Podemos y Podemos al PSOE. Los partidarios de los otros y los unos, los de Iglesias y los de Sánchez, los fulanistas y menganistas de turno, repitiendo como papagayos las mentiras y tonterías que sueltan sus líderes, por los que se dejarían matar antes que enterarse de lo que sucede en realidad. Los socialistas son unos burócratas acríticos, dispuestos a pactar con quien les digan, sobre todo si es bien de derechas. No tienen arranque, ni empuje, ni valor para hacer una oposición digna de tal nombre. Los de Podemos son unos mastuerzos pagados de sí mismos, exhibicionistas sin capacidad real de liderazgo, repletos de soberbia injustificada y consumidos por un odio al PSOE que los va a llevar a la tumba. 

Las consecuencias de esta incuria, de esta incapacidad para reaccionar y hacer algo que no sea atornillarse en la poltrona vamos a padecerlas todos. 

dilluns, 11 d’abril del 2016

Ténganse todos, malandrines

De aquí al dos de mayo, Jauja. El presidente de los sobresueldos se ha ido a Barcelona a tranquilizar a la mayoría silenciosa asegurando que jamás tolerará que quiebre la soberanía nacional y lo que haya de ser España lo decidiremos todos los españoles. O sea, de referéndum catalán, nada. A propósito se me ocurre cogerle la palabra: vale, que todos los españoles decidan en referéndum qué ha de ser España. Luego echamos cuentas de lo que hayan votado en Cataluña y tendremos una idea aproximada de cómo está el apoyo a la independencia. ¡Ah! Que eso tampoco. Lo que haya de ser España lo decidiremos todos los españoles, pero solo cuando el sobresueldos lo diga. Antes, ni hablar. Es decir, en realidad, los catalanes no pueden decidir y los españoles, tampoco. Es la mejor manera de acabar con la pesadilla esa del derecho a decidir. Breve y claro: los catalanes no tienen derecho a decidir y los españoles, tampoco. Buena gana de estar creando problemas continuamente.

Ayer o antes de ayer, El País traía en portada una noticia prospectiva, esto es, daba cuenta de algo que no se había producido pero podría producirse. Se decía que Sánchez reconsideraba su negativa a negociar nada con el PP. Con la ensaimada del desayuno atragantada en el gaznate, César Luena o alguno de esos mozos que tienen el oído del líder, desmentía de modo rotundo: con el PP, ni a cobrar. O sea, El País podía haberse inventado la noticia. El Mundo hace ahora lo mismo y trae a portada una noticia de la semana que viene: Rajoy ofrecerá una vicepresidencia a Sánchez y pactará con él una reforma de la Constitución. Eso no es informar sino profetizar. Y entra muy dentro de lo posible dado que Rajoy tiene, según él, mucho sentido común, pero ningún sentido del ridículo.

Aunque nunca se sabe. Hace una semana, Sánchez se veía presidente. Ahora, de seguir las cosas así, no se ve ni de cesante. Su porvenir es oscuro y, antes de volver al anonimato del que lo sacaron unas primarias muy contestadas en cuanto a su limpieza, a lo mejor no hace ascos a que lo nombren algo en el gobierno de Rajoy. Esto quiere decir que las reformas urgentes de las que tanto esperábamos se postponen a un incierto futuro. Víctima del despecho, al verse negado por Iglesias, el socialista Hernando le manda una carta de recriminaciones en estilo amante frustrado, reprochándole frialdad, alejamiento, escaso interés. Él, que hubiera hecho lo imposible por satisfacer a Podemos comprueba con amargura que son otros quienes tienen la atención del líder.

Los de Podemos, de vuelta de todo, valientes guerreros, ridiculizan el paripé de los sociatas y, muy al cabo de la calle y experimentados negociadores, los ponen en su lugar, demostrando que en el fondo, coinciden con C's mucho más que con una posible combinación de izquierda. En la izquierda, pura e incontaminada están ellos, como siempre arropados por el multitudinario entusiasmo que supieron despertar hace dos años que suenan ya a dos siglos. La distancia en tiempo nos la da la consulta que la dirección plantea a los círculos a los que, con un poco más de camándula (término que ofrezco a Echenique por si quiere cambiarlo por ese tan cursi del paripé), acabarán convirtiendo en círculos viciosos de consultas al democrático estilo búlgaro. 

Lo anterior puede parecer algo estrafalario pero, ¿qué me dicen ustedes de un país en el que la gente no se manifiesta cuando la insultan, la oprimen, la explotan, la engañan o le roban, pero sí cuando se trata de salvar a no sé quién de un programa de TV llamado, creo, Gran Hermano?


Una ciudad solar

Al día siguiente de la visita a Itálica, rumbo de vuelta a Madrid, escogimos la ruta de la plata y fuimos a parar a Mérida, la Augusta Emérita de los romanos, ciudad de legionarios jubilados que habían combatido en las guerras del norte, mandada construir por Augusto, que llegó a ser capital de la Lusitania y alcanzó una gran prosperidad hasta nuestros días, en que es capital de Extremadura. El inmenso legado romano constituye un conjunto arquitectónico impresionante, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO con toda razón. Imposible de visitar en un solo día, es forzoso hacer una selección en la que no puede faltar la visita al Museo de Arte Romano que, además de los tesoros que contiene, es una obra de Rafael Moneo muy digna de admiración porque está concebida para dignificar aquello que exhibe y es como una especie de resumen de la civilización romana, desde columnas colosales a alfileres, fíbulas, juguetes o cientos de monedas; desde frescos e inscripciones y estelas funerarias a mosaicos de muy variada traza; desde estatuas de divinidades o personajes a pórticos y arquitrabes de diversa procedencia; desde el peristilo de una vivienda a un mausoleo en la cripta que alberga el museo. Un museo que no cansa a pesar de sus enormes salas y estancias y que sorprende por la mucha diversidad de las piezas y su notable refinamiento.

Hay una abundante presencia mitraica tanto en el museo como en los espacios del conjunto arquitectónico exterior. Un edificio de este, de inexcusble visita por ser una domus romana de lujo en magnífico estado de conservación se llama  casa del mitreo, si bien parece que impropiamente porque toma el nombre de un probable santuario de Mitra que hoy está bajo la adyacente ciudad de Mérida. Pero, sea o no justo el nombre, es una prueba más de que hasta esta ciudad de mílites jubilados había llegado este dios solar de origen persa. Lógico, por lo demás porque Mitra tauróctonos (pues siempre se le representa con un gorro frigio y degollando un toro), aparece en el Imperio romano en el siglo I como culto más o menos mistérico probablemente traído por los legionarios que habían servido en el Oriente. Incidentalmente, no deja de tener su gracia que el mitreo real probablemente esté bajo la plaza de toros. El culto estaba basado en estrictas cofradías masculinas de las que se excluía a las mujeres, a las que consideraban, al parecer, "hienas". El mitraísmo, muy extendido en el Imperio entre el siglo I y el IV, llegó a tener ascendiente entre los emperadores pero estaba ya en decadencia cuando fue proscrito por el emperador Teodosio (el de Itálica), confundido con una divinidad sincrética pero desvaída llamada sol invictus. Hoy puede resultarnos extraño, pues nuestra visión del imperio está muy influida por el espíritu cristiano, pero durante siglos el mitraísmo compitió  con el cristianismo por el alma de los romanos. Curioso que fueran dos cultos con dioses procedentes de los confines más o menos bárbaros del imperio los que rivalizaran por imponerse en la capital del orbe civilizado y, al final, uno de ellos lo consiguió. Del mitraísmo resta hoy poco al margen de las diatribas de los padres de la Iglesia. Pero queda una abundantísima iconografía en todo el Imperio, en Roma y, por supuesto, en Augusta Emérita, entre otras. varias estatuas mitraicas del museo.

El teatro, el anfiteatro, el circo, los acueductos (especialmente el llamado "del milagro"), todas las obras públicas, el templo de Diana, el foro, etc., todo da para perderse entre piedras venerables y maravillas arquitectónicas. Pero, lo dicho, hay que seleccionar y nos fuimos directamente al teatro, ese lugar en donde se celebran hoy los afamados festivales. La maravilla que puede contemplarse en la foto, con su columnata, el dintel sobre el que hay una estatua de Némesis. Si uno no siente que algo inefable lo embarga, dé la vuelta y busque la estatua de Margarita Xirgu que hay en la parte posterior del teatro. Al parecer, otra gran actriz, María Guerrero, había intentado representar en este incomparable escenario, pero el celoso conservador de la época, alarmado por los decorados que traía aquella, lo impidió. Sin embargo, donde Guerrero fracasó, triunfó la Xirgu, gracias a su minimalismo, pues prometió no llevar decorado alguno, ni siquiera iluminación. Y así, en 1933, por primera vez en más de mil años, se representó en vivo en Mérida la Medea de Séneca, en traducción de Miguel de Unamuno y bajo la dirección de Cipriano Rivas Cherif, el cuñado de Azaña, quien ha dejado escrito un recuerdo imborrable de aquel acontecimiento. Margarita Xirgu, claro, interpretó a Medea y Enric Borrás, a  Jasón. Una prueba más de lo que fue la República. Luego vino la guerra civil y la barbarie fascista. Pero desde hace años las gentes podemos ver teatro en Mérida en esos magníficos festivales que, en realidad, inauguraron Xirgu, Unamuno, Rivas Cherif y, por supuesto, Séneca. 

diumenge, 10 d’abril del 2016

Caramba con el bipartidismo

Los decían mucho gentes de la izquierda y se coreaba en las manifas: PSOE y PP, la misma mierda es. Pues, no; no lo parece. Si fueran la misma mierda, gobernarían juntos. Pero no lo hacen. Antes revientan. Y no es solo por fastidiar a los creyentes en la unidad, sino porque, en realidad, no son lo mismo ni pueden ponerse de acuerdo en nada. Salvo que se considere acuerdo a lo que llamaba Carlos V, cuando decía que "mi primo Francisco I y yo estamos de acuerdo: los dos queremos Milán".

No siendo eso, el bipartidismo quizá no valga ya para gobernar, pero parece valer para no dejar gobernar. Siempre es más fácil ponerse de acuerdo en contra de alguien que a favor de algo. Eso parece un rasgo de la naturaleza humana, tan operativo en la península ibérica como en el Canadá.

Realmente, son los dos partidos dinásticos los que tienen la llave de la gobernación del Estado. Si uno de ellos se abstiene, el otro puede gobernar en alianza con Ciudadanos. O sea, hay solución sin necesidad de pasar por nuevas elecciones. Si tan horrible es el panorama de votaciones, puede probarse una fórmula que propongo con ánimo constructivo:

Cuenta habida de que los dos partidos dinásticos no pueden ni verse, podría probarse el sistema de la abstención alternativa. Esto es: dos años de gobierno de la derecha con C's y la abstención de PSOE y, luego, cambiando el sujeto de la abstención, el PSOE en coalición con C's. Dos años de gobierno a cada partido dinástico y cuatro a C's, mientras Podemos se queda en dique seco, lo cual sería justo pues todos echan a Iglesias la culpa de que haya elecciones nuevas. 

Esta fórmula daría también cuerpo a la teoría de la derecha de que el electorado lo que quiere es la colaboración entre las dos grandes opciones. Una colaboración consecutiva no es más que una colaboración simultánea, pero tampoco es menos. Satisfaría todos los egos, bastante desatados, por cierto, y no empeoraría sensiblemente las cosas.

Al quedarse fuera de las instituciones solo Podemos, seguramente recurriría a algún procedimiento para evitarlo. La cuestión es si lo hay y a qué precio. Se oyen con simpatía las voces en Podemos que dicen que aun hay tiempo para llegar a un acuerdo con los socialistas, pero esto más parece un deseo que una realidad. Salvo giro de 180º el rumbo de Podemos es hacia nuevas elecciones.   La guerra no es con el PP sino con el PSOE.

La ciencia y la fe

Buena, moderadamente buena, la peli de Hugh Hudson sobre el descubrimiento de las pinturas rupestres de Altamira, con Antonio Banderas de protagonista, interpretando a Marcelino Sanz de Sautuola, el acomodado aficionado a la arqueología que las dio a conocer. La cueva había sido descubierta por Modesto Cubillas en 1868. Sanz de Sautuola la visitó en 1875 y fue su hija María, entonces de nueve años, la primera en avistar las famosas pinturas.

La historia está bien ambientada en una ciudad pacata de provincias española en el XIX, aunque vista con los ojos de un anglo-escocés. Es como una intuición. Si me obligaran a especificar en qué diferencio una ambientación del XIX hecha por un inglés o por un español, no sabría bien cómo hacerlo. Pero tengo la sensación de que esas diferencias existen, son palpables. Son modos distintos de presentar las relaciones humanas, las de las personas con los paisajes, los diálogos, todo. No tiene mayor importancia, pero se hace sentir. Y mucho más cuando se nos trasmite parte de la crispación y el conflicto social vivido por el descubrimiento a través de noticias de prennsa local, El observador imparcial, en inglés.

El relato es fiel a la historia del descubrimiento y posterior peripecia: el enfrentamiento del arqueólogo aficionado a dos bandas. Por un lado con la religión y, por otro, con la ciencia y, en concreto con aquella a la que él se había dedicado. Ambos dibujan un conflicto que destrozó la vida del personaje y, aunque con tintes convencionales, están bien tratados en la película, si bien quizá un poco caricaturizados. No obstante, puede que no sea culpa del guión sino del hecho de que cierta literatura del siglo XIX es tan dominante que influye en toda narrativa posterior. La mujer de Sautuola tiene un toque de Ana Ozores y el fanático cura algo del magistral de La Regenta y hasta del arcediano Frollo, de Nuestra Señora de París. El oscurantismo de la Iglesia católica y sus malas e inhumanas artes está bien captado.

Mucho interés tiene asimismo el otro conflicto, el que opone el gran descubrimiento hecho por un aficionado (pero de una importancia colosal para la historia de la ciencia y de la humanidad) con el sistema de prestigios y honores establecidos en el mundo académico que, con una falta de rigor y de verdadero espíritu cientifico, desprecian el hallazgo de Altamira, se niegan a reconocer su valor e importancia e incluso lo atribuyen a engaño y superchería. Y todo porque, cosa habitual en las flaquezas del intelecto humano, este tiende a sacralizar su propia y maravillosa aventura, convirtiéndola entonces en un dogma. Eso es lo que estuvo a punto de pasar con la teoría darwiniana de la evolución que, de perseguida, casi pasa a perseguidora. Que el catolicismo está contra la ciencia es la evidencia misma desde hace dos mil años. Que también lo esté la ciencia en la medida en que se adocena y pierde su espíritu inquisitivo y libre es tremendo. Lo único que dignifica al hombre frente a la abyección de la creencia en dioses es la sinceridad y la veracidad del espíritu científico. Si estos se corrompen se pierde la última esperanza de libertad del ser humano. Algo peor que la superstición religiosa. 

En un orden de cosas más sociológico, histórico, inmediato, no deja de escocer que, aunque la cueva reciba la visita del Rey Alfonso XII, nada en la España de entonces se movía sin la autorización intelectual francesa. Actualmente, según se dice, hemos progresado mucho: ahora esa autorización, a modo de supervisión de gentes más adelantadas, nos viene de los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y, cómo no, Francia.

España es una "gran nación". Ya lo era cuando apareció lo que después se llamó "la capilla sixtina del arte rupestre". Pero la "gran nación" no fue  capaz de descubrirla por entero, exhibirla en toda su magnificencia, estudiarla y ponerla al servicio de la humanidad mientras los franceses no nos dieron permiso. Y les llevó veinte años.

dissabte, 9 d’abril del 2016

El triunfador, Rivera

¿Quién es el responsable de lo que, de momento, parece un fracaso de las negociaciones? He aquí tres citas recientes de los tres líderes. Rivera: "todo acuerdo con Podemos es imposible". Iglesias: "Sánchez y Rivera no quieren moverse. No quieren pacto." Sánchez: "Iglesias no quiere pacto; quiere elecciones nuevas, como Rajoy".

¿Responsable (s)? Está claro: Rivera, Iglesias y Sánchez.

Ayer, Mónica Oltra, que es una líder de talla, decía que, si ha de haber elecciones, no se permita que se presenten a ellas quienes han fracasado en la negociación. Me parece muy bien. Yo mismo lo propuse unos días antes. Pero no es viable. ¿Quién impedirá que estos cuatro botarates (preciso es sumar al Sobresueldos) se presenten de nuevo? ¿Los militantes de sus partidos? Esos están entregados. ¿Sus votantes? Los votantes somos peores que los votados. ¿La opinión pública? Eso aquí no existe. Los cuatro inútiles, incapaces de ponerse de acuerdo en nada, volverán a presentarse acusándose unos a los otros, esperando que seamos los electores quienes les saquemos las castañas del fuego y gastándose unos cientos de millones de euros más en la campaña ya que, evidentemente, nos sobran.

Palinuro sigue prefiriendo como gobierno la alianza PSOE, Podemos, IU, CC, a ser posible PNV y también los independentistas catalanes. El principal enemigo de esta opción es el PSOE, casi todo el PSOE y muy especialmente ese mucho español Pedro Sánchez. El referéndum, por encima de su cadáver. Y por eso, por su oposición al referéndum, parece dispuesto a una Gran Coalición con el PP, el partido neofranquista, nacionalcatólico, el partido de la corrupción, del engaño, la mentira, la persecución de los disidentes a través de la Ley Mordaza; el partido del expolio a los jubilados; el de la explotación de las trabajadores por su reforma laboral. Esa alianza, a la que el PSOE se asoma empujado por Ciudadanos, por mucho que en el PP quiten al impresentable del Sobresueldos y lo sustituyan por otro impresentable, será el comienzo del fin del histórico socialismo español. La guinda que culminará la copa del fracaso, el histriónico fracaso, de ese Don Nadie de Sánchez, incapaz de tener una idea, proponer una visión del país, decir algo nuevo u original. Pudo haber aceptado el pacto del gobierno de izquierda con sus 185 diputados; suficientes para cambiar España. Pero no se atreve. Como no se atrevió a presentar una moción de censura a este gobierno de corruptos, incompetentes y en rebeldía frente al parlamento. No se atreve a un referéndum en Cataluña. Nadie parece haberle informado de que la petición goza de un apoyo cada vez mayor entre los españoles que ya empiezan a estar hartos de la incompetencia de sus políticos.

Podemos tiene una trayectoria similar. Iglesias no ha querido nunca el pacto con PSOE a secas; no con el PSOE y C's sino simplemente con el PSOE. Ha simulado quererlo para que no se culpe a su partido de provocar nuevas elecciones pero, en realidad, lo ha dinamitado desde el primer momento, cuando el infundio de la cal viva, luego desplazando al mucho más flexible y posibilista de Errejón y, por último, dando por imposible el pacto con el PSOE y C's y simulando que son ellos quienes no lo quieren. En el fondo, Podemos es un remake de Izquierda Unida, esta infiltrado por los tránsfugas de IU y el referente intelectual de Iglesias -confesado por él mismo- es Julio Anguita. Así que Podemos, que ha hecho lo que Anguita siempre quiso hacer (según declaró el propio cordobés) no tiene otro objetivo que el de los comunistas de toda la vida: acabar con la socialdemocracia. En mi opinión, tampoco esta vez lo va a conseguir porque la gente no es tonta, aprecia el socialismo democrático y ya tiene muy calado el cargante hiperliderazgo de Iglesias, como se ve por el hecho inapelable de que sea el líder político peor valorado solo por encima de Rajoy, que es como decir que la gente te aprecia más que a una boñiga de vaca. Añado una sola consideración a esa ridícula consulta con la que quiere blindar su jefatura: dos preguntas en un dilema absolutamente tramposo, de auténtico trilero: la 1ª cosechará un "no" que seguramente llegará al 120% y la 2ª un "sí" clamoroso del 150%, como todo el mundo sabe de antemano. He visto muchas manipulaciones en mi vida, pero nada tan descarado y sinvergüenza como esto. 

Parece increíble pero, si se piensa bien, el verdadero ganador de esta situación ahora y de esas elecciones si se producen será Rivera. Que este atildado mozalbete, barbilampiño, carilindo, pisaverde, melifluo, zangolotino, ambiguo, inconsistente, frívolo, de ademanes y conceptos falangistas, sea el líder más valorado en España demuestra, de nuevo, que en el país no hay una opinión pública digna de tal nombre. Que acabe imponiendo su criterio siendo el menos votado de los cuatro partidos mayores demuestra también que los otros líderes no le llegan a la altura del zapato.

Y ya es triste.

El aliento de las ruinas

A nuestra vuelta de Sevilla, de escuchar las sesudas razones de mis colegas para seguir ignorando el problema más acuciante que tiene eso que llaman su patria, paramos a visitar las ruinas de Itálica. Fundada en el 209 a. d. C., al final de la segunda guerra púnica, fue la primera ciudad romana en lo que luego sería España y, se dice, la primera fuera de Italia. Sobrevivió a Roma, a los visigodos y solo fue abandonada en tiempos de los musulmanes, hacia el siglo XII.

La ruinas son impresionantes y se conservan, mejor o peor, las de muchas edificaciones públicas y semipúblicas, como el anfiteatro, el teatro, los acueductos, las termas, el foro, un cardo impresionante que cruza lo que es el actual conjunto arqueológico de la "ciudad nueva" que  se encuentran fuera de la villa de Santiponce, actual población bajo la cual se supone yace el resto de la antigua ciudad, la "vieja" o vetus urbs. En el conjunto exterior hay numerosas villas privadas, muchas de ellas con bellos mosaicos en buen estado de conservación pero que dejarán de estarlo porque se exhiben sin protección alguna contra las inclemencias del tiempo. Aunque claro, eso les da un aire mucho más próximo, cercano, rodeado de ese hálito de melancolía que tienen siempre las ruinas de civilizaciones idas pero en las que nos reconocemos. Esa melancolía que destilan las estrofas del poema de Rodrigo Caro, de imborrable memoria bachillera, que saluda al visitante en la misma entrada: "Estos, Fabio ¡ay dolor! que ves ahora/Campos de soledad, mustio collado,/Fueron un tiempo Itálica famosa;/Aquí de Cipión la vencedora/Colonia fue; por tierra derribado/Yace el temido honor de la espantosa/Muralla, y lastimosa/Reliquia es solamente/De su invencible gente."

Famosa, desde luego, debió de ser Itálica que, según parece, comenzó como "colonia latina", al decir del poeta y fue luego ascendida por César a "municipium civium romanorum", esto es, a la dignidad de ciudadanos romanos. Luce su gloria haber sido la cuna de Adriano, Trajano y Teodosio, como recita Caro en su poema llamándolos honor de España, por esa tendencia, perfectamente comprensible por lo demás, de los habitantes de las provincias a equipararse con las grandes urbes, las metrópolis y a ufanarse de su aportación a la magnificencia del conjunto. Se conservan estatuas y vestigios adrianeos y trajaneos, incluso, hay un "traianum", restos de un templo posiblemente dedicado a Trajano. Pero si resulta extraño pensar en Trajano como "español" (por lo mismo que rechina pensar en Séneca o Marcial también como españoles, salvo para quienes creen que los españoles estamos aquí desde el paleolítico), fácil es calibrar cómo suena considerarlo rumano. Y el hecho es que, al haber conquistado -y romanizado- Trajano la Dacia, actual Rumania, los rumanos lo veneran como un verdadero padre de la patria. Padre de la patria lo llama también Caro, pero penando en España. Y los dos hablamos lenguas romances gracias, entre otros, a Trajano. Así pues, no extraña ver en Itálica pruebas de ese amor de los rumanos por Trajano, entre ellas, un trozo de la columna Trajana, regalo de aquel país eslavo, un tramo perfectamnte reproducido de  esa pieza de 30 metros de alta que está en Roma y en la que el emperador mandó perpetuar sus hazañas en bajorrelieve.

Itálica la fundó Publio Cornelio Escipión, llamado "el africano" por haber vencido a Aníbal en la batalla de Zama. Y la fundó para albergar a los soldados heridos en su campaña de la segunda guerra púnica, que le tuvo muy entretenido en la peninsula hasta llegar al momento de su más señalada victoria, producto de su ingenio, audacia y sentido de la oportunidad, cuando conquistó Carthago Nova, hoy Cartagena. y quebró el espinazo del poderío cartaginés. Siempre me han caído simpáticos los Escipiones, militares, políticos y gente ilustrada. Este Africano "mayor", fue  abuelo de Publio Cornelio Escipión Emiliano, también llamado Africano "menor" por haber terminado la tercera guerra púnica y también muy relacionado con Hispania porque fue el que conquistó Numancia, otro símbolo del orgullo español. Los escipiones formaban un círculo de literatos, filósofos, poetas que en nada tenían que envidiar a los de la rive gauche parisina. Por entonces Roma era una república que se disponía a conquistar el orbe conocido. Al círculo de los Escipiones pertenecieron, entre otros, Panecio de Rodas y el gran Polibio, que había llegado como esclavo griego y se convirtió en el gran historiador de Roma y todo a base de una enorme tolerancia y sincretismo, que les permitía acoger dioses extranjeros, divinizar a los emperadores y hasta integrar ideologías opuestas. Los Escipiones, gente de armas y orden, eran amigos de los Gracos. Escipión "numantino" estaba casado con su prima Sempronia, hija de Tiberio Sempronio Graco.

De todo ello, dice Caro, Solo quedan memorias funerales/Donde erraron ya sombras de alto ejemplo.

divendres, 8 d’abril del 2016

El color del cristal

Lo que va de un punto de vista a otro. Los de Podemos fueron a la reunión tan contentos, pensando que habían hecho 20 generosas concesiones y se encuentran que los de C's no quieren ni oír hablar de ellas, que les parecen un insulto y que con Podemos no van ni al rellano de la escalera. Les ayuda generoso El país que tilda las propuestas de los morados de inasumibles para Rivera. Añade el diario que la primera reunión de negociación de ayer será la última, que el intento ha fracasado.

Supongo que es lo que quiere C's: cortar con Podemos y llegar a un acuerdo con el PP. Y, según se ve, El País también. Recuerda la actitud del matón tabernario que se niega a considerar ninguna oferta de negociación que no sea la sumisión más absoluta. ¿Que el gasto público propuesto por Podemos les parece excesivo? Propongan ustedes otro más a su gusto. Hagan contraofertas. Toda negociación es un tira y afloja y solo los prepotentes dan un puñetazo sobre la mesa y se cargan las reuniones. En su celo anti-Podemos, El País miente bellacamente afirmando que los morados piden la autodeterminación de Cataluña. Lo que hacen es diferir el asunto a una reunión de Domenech (que es de los suyos) con Iceta, un socialista catalán y se comprometen a aceptar lo que salga que será más bien una birria. Estando Iceta, nada de autodeterminación, así que el periódico podía dejar de mentir.

En fin, los de C's muestran su pelambre de la derecha pepera y tras haber incumplido ya ese pacto con el PSOE que, sin embargo, frotan por los morros de Podemos, carecen de autoridad para imponerlo  a lo bruto, sin negociación de ningún tipo.

El PSOE, a su vez, está en posición de  hacer un gobierno de izquierdas: PSOE, Podemos, IU, CC, voto favorable del PNV y abstención de la minoría catalana. 168 escaños. Tendría 185 votos si aceptara el referéndum. Y eso sería lo que habría que hacer para recomponer el panorama español porque tarde o temprano, ese referéndum va a celebrarse.


El pito del sereno

Estos del Parlament tienen dos cosas que faltan en el orgulloso cogollo mesetario: ideas claras y sentido del humor. No crean que son tan dispares. Las ideas están claras: el Parlament se reafirma en la declaración independentista del 9 de noviembre pasado. Quiere la independencia. Pero no aturulladamente, así que la cámara ha votado afirmativamente la propuesta de la CUP, pero quitándole dos astas peligrosas que podían dar pie a que las autoridades españolas empurasen a los votantes por incitacióna la desobediencia, o sedición. Una, el propósito de no obedecer las decisiones de las autoridades legales españolas y otra el de inducir a los funcionarios armados de la Generalitat a no realizar las funciones que esas autoridades les encarguen. Supongo que desde el exaltado punto de vista de la CUP, esta prudencia demuestra el carácter burgués y timorato de los otros independentistas de ERC y CDC. Es posible. Todos tienen sus puntos de vista y el miedo guarda la viña.

Además, la decisión parlamentaria muestra sentido del humor. El Tribunl Constitucional había anulado la primera declaración independentista del 9 de noviembre y ahora tendrá que anular está también y por los mismos motivos, porque el Parlamento ha decidido ignorar la presencia del dicho Tribunal. Puede parecer un poco estrafalario que un Parlamento ignore un Tribunal Constitucional. La verdad es que ese Tribunal Constitucional en concreto no goza de especial simpatía ni autoridad o prestigio en Cataluña. Su actividad se ha limitado a cumplir diligentemente los deseos del gobierno que, careciendo de iniciativa política frente al nacionalismo catalán ha preferido hacer como que judicializaba el conflicto, lo cual es falso porque el Tribunal Constitucional no es un órgano judicial, sino político.

El sentido del humor de los parlamentarios catalanes que, al parecer, se toman las decisiones del dicho tribunal por el pito del sereno, adquiere su auténtica dimensión cuando se observa que, a diferencia del catalán, el Parlamento español ve con gran respeto el Tribunal Constitucional y acude a él en un conflicto de competencias con el gobierno central que, a su vez, se toma el Parlamento por el pito del sereno y sabe que ese conflicto no va a parte ninguna porque el Tribunal Constitucional imparte la justicia que place al príncipe.

Porque, en el fondo, el Parlamento y el Tribunal Constitucional españoles son dos pitos del sereno.

dijous, 7 d’abril del 2016

Los vídeos de Sevilla. Cataluña/España/UE

Por fin, aquí están los vídeos de la Conferencia y mesa redonda que sobre el tema Cataluña, España en el 30 aniversario de la adhesión de España a la UEE se celebró el pasado 1º de abril en la Universidad de Sevilla y en la que me cupo el honor de participar. Con sonido, para que se sepa qué dijo cada cual. Tratándose de esta cuestión del proceso independentista catalán, saber lo que piensan los intervinientes es básico.

Hemos tenido que subir una grabación bastante artesanal que debemos a los desvelos de mis amigos Víctor y Antonio. ¡Gracias a ambos! No obstante, la grabación presentaba muchas dificultades de audición, no solamente por los ruidos sino también por los "ecos" y los acoplamientos. Por fortuna, merced a los ímprobos esfuerzos de mi amigo Bernat, experto informático (¡gracias, Bernat!) la banda sonora está bastante depurada y se escucha razonablemente bien.

Espero que tengan buena acogida entre el público, dado que es el tema más importante de la política del estado español al día de hoy.

-------------------------------------------------------------------------------------------

--------------------------------------------------------------------------------------------



----------------------------------------------------------------------------------------------


-----------------------------------------------------------------------------------------------

La política del robo y el robo de la política

Nadie ignora que la Xª Legislatura, el gobierno de Rajoy al frente del PP, ha sido la época de más desaforado latrocinio de la historia de España. La era del expolio, del robo a mansalva, del trinque sin miramiento. Los años de los ladrones sin escrúpulos que, desde las más altas a las más bajas instituciones del Estado han saqueado los fondos públicos, los han malversado, han estafado, engañado a la gente y se han llenado los bolsillos sin tasa ni tino, con una codicia que casi parece legendaria.

En la Casa Real y sus aledaños hay dos o tres presuntos ladrones que son el pasmo del mundo entero porque ¿qué necesidad sentían estos pájaros de cometer tropelías si tenían todo garantizado gracias a la necia generosidad del pueblo?

El presidente del gobierno lleva cuatro años acusado de haber cobrado dineros en B y de haber dejado que una trama de sinvergüenzas y ladrones le pagara sus ternos y sus viajes y no ha hecho ni ademán de dimitir. Es más, reconoció los sobresueldos y reconoció haber enviado SMSs de apoyo a un supuesto chorizo encarcelado como si fuera de la misma mafia y ahí sigue, como si fuera presidente democrático y legítimo del gobierno. Que no lo es pues, no pasa de ser un okupa en rebeldía.

El partido del gobierno tiene a casi todos sus tesoreros procesados por presuntos mangantes. El propio partido como persona jurídica está acusado de robar. Varios presidentes de Comunidades Autónomas (los de Madrid, el de Valencia, el de Baleares, por cierto en el trullo) están acusados de relaciones directas o indirectas con una amplia gama de delitos en relación con la propiedad (ajena) y los caudales públicos. Alcaldes (y alcaldesas, como Botella en Madrid), consejeros, concejales, diputados del partido del gobierno a lo largo y ancho del país, todos robando o permitiendo que otros -siempre los suyos, claro- roben sin tino ni tasa.

En España, la política de la derecha es puro robo.

Y no solo eso: quienes practican con fruición la política del robo también están empeñados en robar la política, hacerla desaparecer, que no haya política, esto es, debate, negociación, acuerdo, conflicto, discusión. Solo anhelan el silencio de quienes se resignan a ver cómo una banda de ladrones que se constituye en partido político, controla todos los mecanismos del Estado e instala una cleptocracia con la bendición de los curas. Es el clero uno de los estamentos más beneficiados o quizá el más beneficiado por esta política de ladrones, esto es, una mezcla de cleptocracia y hierocracia o gobierno de ladrones y curas.

Este robo de la política, este intento de suprimir toda crítica, toda interpelación, participación y control de los poderosos fue evidente desde el primer momento del gobierno de la derecha en 2011. Por entonces quedó claro que el presidente de los Sobresueldos no estaba dispuesto a dar cuenta de sus actos, ni explicación alguna, ni a comparecer en ruedas de prensa ni a admitir preguntas y que pretendía limitarse a aparecer en pantallas de plasma, como si fuera el Gran Hermano.

Esa actitud refractaria a todo talante democrático, a toda política de entendimiento y negociación se vio claramente en la entrevista de Évole al Sobresueldos hace una fechas. Difícil encontrar un ejemplo más claro, evidente, palmario y en primer plano de lo que es un caradura, esto es, alguien que no escucha lo que no quiere oír, que miente con absoluto desparpajo, falta al respeto al auditorio y cree que este es imbécil y se le puede colocar cualquier patraña. Dos o tres perlas de este ejemplo de robo literal de la política y escamoteo del derecho de los ciudadanos a estar informados de lo que sus gobernantes hacen con sus votos y, sobre todo, con sus dineros:

Rajoy se equivocó en los SMSs a Bárcenas. Pero no hay consecuencias de su equivocación.

Él no es responsable de que haya un montón de corruptos y ladrones en todos los puestos del PP, a pesar de ser el presidente del gobierno y el del partido. 

Él no es responsable de que el independentismo catalán se haya multiplicado por dos, a pesar de haberse mostrado radicalmente catalanófobo desde su primer momento, un provocador y un absoluto incompetente en las relaciones entre Cataluña y España.

No le consta que en España haya más de 110.000 personas asesinadas por los fascistas de Franco (su antecedente ideológico) y enterradas en fosas comunes.

Su gobierno en funciones no tiene por qué ser controlado por el Parlamento porque, según la ratita hacendosa que funge como vicepresidenta y tiene una visión del mundo de eso, de ratita hacendosa, al tratarse de un Parlamento nuevo no ha lugar justo cuando más lugar hay.

Su empeño es que no pueda formarse gobierno a los efectos de ver si, con unas nuevas elecciones y una mayor abstención es posible una nueva mayoría absoluta del PP que permita ambas cosas:

1) una política de robo a la ciudadanía; 

2) un robo de la política a la ciudadanía. 

dimecres, 6 d’abril del 2016

Desobediencia civil

Esto es de manual.

La alcaldesa de Berga, de la CUP, desobedece una citación judicial y argumenta que lo hace porque su organización propugna la desobediencia a las decisiones de las autoridades españolas. Para el próximo 7 de mayo, la misma organización ha convocado una manifa en apoyo de los cargos imputados-investigados. Porque ya prevé que habrá más. Y, en efecto, sin duda los habrá. La desobediencia civil es un comportamiento contagioso y que tiene un valor de estímulo o incitación moral. Empieza uno en un pueblo; siguen tres en dos plazas; se suman 14 en varios campos y paseos; acuden doscientos en diversas localidades.

Imparable.

¿Para qué queremos gobernantes, a ser posible que se enteren? Muy sencillo porque, en nuestras sociedades muy complejas y fragmentadas, nadie es responsable del conjunto de la acción salvo, precisamente, el gobernante. La juez solo puede volver a citar a la alcaldesa de Berga; el policía solo podrá detenerla o acompañarla; el carcelero, chaparle la puerta; el periodista, únicamente dar la noticia; la gente, limitarse a mirar y, quizá, prepararse para seguir su ejemplo. Nadie tiene ni puede tener una visión de conjunto, que entienda todas las facetas; nadie es responsable de la totalidad; solo de la parte que le corresponde.

Únicamente el gobernante tiene una visión de gran angular, es responsable de lo que suceda, debe considerar todos los aspectos, sopesar todas las circunstancias y tomar la decisión más acertada para el conjunto.

El gobernante, la persona con visión, decisión y liderazgo.

No un botarate bulbuciente que no entiende nada ni se considera responsable de ninguno de los desastres que ha provocado con su incompetencia.