dissabte, 9 de juliol del 2011

La izquierda.


El que lo hace no lo dice y el que lo dice no lo hace.


Se atisban elecciones en un horizonte impreciso que, incluso cuando es lejano, es cercano porque el más largo plazo ya no llega a ocho meses y cuando es cercano, es inmediato porque pueden convocarse a la vuelta de las vacaciones. Esto hace que cunda el nerviosismo en los partidos que se preparan para la campaña y la votación. No es el caso de la derecha cuyo partido lleva preparado para las elecciones desde 2006 y desde entonces no ha dejado de pedirlas. Pero sí lo es para la izquierda que se encuentra en este momento en una situación calamitosa. El PSOE acaba de perder unas elecciones estrepitosamente y su expectativa de voto es mucho más baja de lo acostumbrado. IU, aunque ha mantenido el tipo el 22 de mayo, aparece sumida en la acostumbrada crisis interna y de identidad que merma mucho sus posibilidades electorales. Y, en torno a IU, un puñado de partidos sin representación parlamentaria que aspiran a tenerla manteniendo sus respectivas posiciones cuyas diferencias resultan muy difíciles de entender para amplios sectores de la sociedad. Por ejemplo, ¿cuánta gente, cuántos votantes, serán capaces de explicar las diferencias que haya entre Izquierda Anticapitalista e IU?

En estas condiciones la izquierda parece invadida de nuevo por la fiebre de la refundación, la necesidad de una revisión a fondo de sus postulados, sus programas, sus formas de acción y organización. Y ello por la de presentarse a esas elecciones con una oferta atractiva para un electorado que, pese a sufrir mucho por la crisis económica, parece inclinado a votar a la derecha. Pero no proceden del mismo modo. Unos, los socialistas, van a una refundación sin decirlo y los otros, los de IU dicen que van a la refundación pero no lo hacen. Y en ambos casos no creo exagerado afirmar que el movimiento del 15-M actúa como catalizador.

Empezamos por los socialistas con un recordatorio, el de que Palinuro no acepta el argumento frecuentemente esgrimido de que el PSOE no sea un partido de izquierda. Si la expresión izquierda plural quiere decir algo, será que no hay una izquierda única y que nadie puede arrogarse el derecho a decir qué sea y qué no sea la izquierda. La izquierda reformista es tan izquierda como la revolucionaria que, por no asustar, se llama "transformadora" y si ésta sostiene que aquella no es verdadera izquierda porque reforma pero no transforma, aquella puede decir que quien no lo es es ésta porque no reforma ni transforma.

La izquierda socialista va escenificar hoy esa refundación de la que no habla pero quiere hacer a través del muy esperado discurso de Rubalcaba. Ayer Palinuro ya señalaba que anunciar este discurso como si fuera un hito en la historia del país es un error. Ya tiene el discurso que ser innovador, creativo, verosímil, audaz factible y razonable, cosa difícil en las actuales circunstancias. Si no lo es, el batacazo puede ser mayúsculo. Ayer se decía que la repentina salida de Rubalcaba del Gobierno se debe a la necesidad que tiene el saliente de concentrarse en la campaña electoral. Es cierto, pero aun me parece más cierto que su permanencia en el Gobierno haría inverosímil su discurso porque, ¿cómo va a resultar verosímil que el portavoz, vicepresidente y ministro del Interior del actual gobierno diga que la política del gobierno que él presida será distinta de la del actual que, sin embargo, es muy correcta porque para eso habla el portavoz, vicepresidente y ministro del Interior?

Aun fuera del gobierno, el margen de maniobra de Rubalcaba es muy estrecho. No parece vaya a anunciarse una política económica diferente de la de ahora, de carácter neoliberal. De haber cambios habrá de ser en la decisión de quién haya de pagar los costes y aquí el margen también es angosto. El capital está protegido por la globalización que le da una capacidad de presión sobre los gobiernos inmensa y estos, los gobiernos, están maniatados por la obligación de jugar con las reglas de los ricos en el selecto club de la Unión Europea. El mayor campo para explayarse lo tendrá Rubalcaba en la política social y la de ampliación y consolidación de los derechos. Pero eso se da ya por descontado y hay una impresión muy extendida de que, antes que seguir por ese sendero, hay que salir de la crisis. Lo que vuelve el discurso al fastidioso campo de la política económica.

Por otro lado, IU se abre ahora a la constitución de frente con las otras izquierdas, la enésima refundación o intento de dar con una forma viable o, cuando menos, reconocible, por los votantes. Pero ya en el momento mismo del anuncio de la disposición a una especie de frente amplio de la izquierda han surgido las discrepancias en torno a lo de siempre: ¿quién lidera el frente? IU no tiene duda: el liderazgo le corresponde porque es la fuerza mayoritaria. En realidad esto equivale a decir que corresponde el liderazgo al Partido Comunista, que es la columna vertebral de IU. Pero ya hay otros partidos, necesarios en esa alianza o convergencia, como Equo, que cuestionan el liderazgo de la coalición.

Si a esto añadimos que, además de aglutinar a otras fuerzas políticas, el proyecto de IU incluye también variadas iniciativas en torno a manifiestos, declaraciones, mesas de convergencia así como el parecer del movimiento 15-M, no es difícil concluir que este esfuerzo no se verá coronado por el éxito. Las elecciones son procesos de simplificación; el voto se concentra en las opciones más nítidas, unitarias, y huye despavorido de las confusas, montadas sobre alianzas de todo tipo y género, con un perfil impreciso que aboga, por ejemplo, "por dar una salida de izquierda a la crisis" pero es incapaz de ponerse de acuerdo acerca de qué sea la izquierda. Y eso sin contar con el resultado catastrófico que puede IU esperarse a raíz del incomprensible asunto de Extremadura.

(La imagen es una foto de HowardLake, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 8 de juliol del 2011

El candidato. Ahora sí, chic@s

Pareciera como si los responsables o encargados de imagen en el PSOE hubieran tomado en cuenta el post de este blog hace unos días (El candidato) porque han corregido todos los errores que señalaba Palinuro en el cartel/tarjetón anterior, aquella espantosa sinfonía en rojo: han devuelto la cabeza a Rubalcaba, le han quitado la papada y la guillotina apuntando directamente al cuello. Además hacen valer un rotundo apellido, frente a la extraña fórmula gringa del Alfredo P. Rubalcaba. Asimismo, le han borrado el gesto adusto de la primera foto, de ministro de la cachiporra, y lo muestran sonriente y afable, como candidato cercano. Sólo hay un defecto nuevo: ese puño es muy forzado, no tiene nada que ver con el emblema naïf del PSOE y parece que el retratado esté dándose una puñada para obligarse a sonreir. Si su función es ocultar la sotabarba colgante, es mejor recurrir a photoshop, pero fuera el puño, a ver si van a llamarlo Rubalcaba "puñoenrostro".

Los tres infinitivos dentro de la semillave que apunta a su cabeza, escuchar; hacer; explicar están bien elegidos y son fuertes. Palinuro también insistía en la tarea de "explicar". El PSOE tiene mucha pedagogía por delante y Rubalcaba puede hacerlo porque le sobra cabeza para ello. Por eso era importante que se la devolvieran. Es su tarea pendiente. En los otros verbos, "escuchar" y "hacer" ha mostrado suficiente dominio. Rubalcaba ha sido y es un político dialogante y ejecutivo al tiempo; sabe escuchar, se forma una opinión y la aplica de modo expeditivo. Por eso Palinuro tiene dicho que le parece el mejor ministro del Interior de la democracia. Los ha habido muy buenos, pero éste es el primero que puede haber acabado con ETA y eso le da una dimensión difícil de calibrar. Palinuro hubiera hecho las cosas de otra manera pero reconoce que la de Rubalcaba ha dado un resultado óptimo hasta la fecha, lo cual demuestra que en política nunca hay una sola forma de proceder sino varias. Lo esencial es que sean sinceras. Y Rubalcaba, a quien sus enemigos equiparan con Maquiavelo, Fouché o Rasputin, inspira confianza. ¿La prueba? Es el ministro mejor valorado popularmente desde tiempo atrás y siempre por encima del aprobado, cosa que poquísim@s logran.

Los dos menús de redes son un acierto. Quien no está hoy en Facebook, Tweeter, Youtube y Flickr, no está en el mundo. En cuanto a los programas en el otro menú, vídeo, PDF, Slideshare (mucho más potente que powerpoint) y el podcast, también muy bien. Ahora lo esencial es que toda esa coraza tecnológica funcione con espíritu 2.0; es decir, que sea interactiva. No hay nada que desanime y/o cabree más a los internatuas que las páginas mal trabajadas, mal enlazadas , que no se actualicen o que no respondan. Lo esencial en la red no es abrir un blog sino mantenerlo a un nivel aceptable de interés. Excuso decir los vídeos, especialmente los vídeo-blogs o las presentaciones.

Explicar es la tarea pendiente y supongo que Rubalcaba lo hará bien: trae ideas, sabe exponerlas, no pierde la compostura, es rápido y tiene fondo. Pero su gente no está ayudándolo mucho (y eso que se ha rodeado de comités y comisiones repletas de expert@s y gentes en el ajo) porque ese anuncio del discurso del sábado a bombo y platillo, sublimado como el gran momento, el del giro de España entera, con un antes y un después (¡por favor!) es un error de principiante. Nunca hay que levantar expectativas desmesuradas que siempre empequeñecerán el resultado que al final se obtenga. Porque si el discurso está a la altura de las expectativas, parecerá no estarlo; si está por encima, quedará a la par. Y que los dioses le libren de estar levemente por debajo.

Además explicar no es suficiente; hay que convencer, cosa mucho más ardua. Por eso es muy buena noticia (ahora no sé si la he inventado o está, porque no la encuentro para enlazar) de que Rubalcaba abandonará el gobierno la semana que viene. Eso era obvio. Desde el Siglo de Oro se sabe en España que casa con dos puertas mala es de guardar y cualquier estratega de medios pelos os dirá que si tenéis dos frentes abiertos os atacarán por los dos a la vez. El ministro Rubalcaba ha dejado el listón muy alto. El que tiene que hacerlo ahora es el Rubalcaba candidato. Y tiene que hacerlo él.

La izquierda de la izquierda está a la derecha

No hay modo de justificar esa abstención de los tres diputados extremeños de IU que ha dado el gobierno de Extremadura a la derecha. Se puede decir que igual hace el PSOE aquí o allá y que para pinza la del PSOE con el PP y otras formas más o menos toscas del argumento "y tú más" que nadie de izquierda puede aceptar pues el error del vecino no justifica el mío. También se pueden invocar falacias, como que son los electores quienes han decidido que sea el PP el que gobierne cuando lo que los electores han decidido es que gobierne una unión de la izquierda. Igualmente cabe recurrir a subterfugios más o menos ladinos como que fueron las bases las que pronunciaron cuando también hubieran debido decidir los votantes, votantes cuyo voto ha ido a parar al PP. Se puede decir lo que se quiera pero, al final, el hecho desnudo es que IU ha propiciado un gobierno de la derecha en Extremadura.

¡Y qué gobierno! El señor Monago suena a veces como el Che Guevara con un sentido de la oportunidad inversamente proporcional al del ridículo. Dígase si acaso no resulta ridículo elaborar un discurso tecnocrático en la región más pobre de España y una de las más pobres de la Unión Europea, cuya pobreza echa raíces en una estructura social injusta que se pierde en la noche de los tiempos. Un discurso tecnocrático cuyo eje es negar que haya diferencias entre la derecha y la izquierda, algo que la derecha invoca cuando le conviene. Cuando no le conviene dice que Zapatero es un radical de izquierda. Y no se descarta la posibilidad de que diga ambas cosas al mismo tiempo si también le conviene. La ideología, qué caramba, es un batiburrillo incomprensible y aquí lo único importante es conseguir el poder porque es con él con el que se transforma la realidad en un sentido o en el otro. Y eso es lo que IU ha posibilitado en un caso que va mucho más allá de los ajustes de cuentas porque tiene un gran valor simbólico.

Que esto es así se sigue de que la dirección federal de la coalición abra expediente informativo a los tres diputados extremeños. Por cierto que es de esperar que esta decisión del conjunto de la organización haga reflexionar un poco a los energúmenos que se dedican a insultar a quienes sostenemos que esa abstención no es aceptable. Porque eso es exactamente lo que dicen los órganos federales de IU que declaran a los responsables extremeños literalmente fuera de la política de Izquierda Unida. A ver si se enteran de que no somos los analistas o comentaristas los que lo hacemos (cosa además imposible pues no somos quiénes), que son sus propios órganos federales quienes añaden que no se responsabilizan de lo que suceda en el futuro en Extremadura. Así pues, si no pueden dejar de insultar (vaya izquierda), que insulten a sus representantes.

Ya sé que lo que más irrita al personal es la obvia conclusión de que si los órganos federales de IU dicen que propiciar un gobierno del PP no es de recibo (de donde se sigue que habría que propiciar el del PSOE) es porque, diga lo que diga la teoría de las dos orillas, no son lo mismo. Porque si lo fueran daría igual el uno que el otro y no sería necesario abrir expediente informativo a nadie.

Además de lo anterior IU debe encarar el hecho de que ya está metida en otra de sus habituales broncas en las que los estatutos suelen utilizarse como las mazas medievales. Broncas que suelen provocar escisiones, abandonos, recriminaciones, plantes que dan una imagen de gallinero a un año de la solemne refundación y ocho meses de las elecciones cuyo efecto sobre la intención de voto de los electores es devastador. Cuanto más unida dice estar la izquierda más desunida está y puede llegar un momento en que sus miembros sólo puedan hablarse en la Comisión Federal de Garantías. Francamente, de pena.

(La imagen es una foto de iuelviso, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 7 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada (XVIII).


Lo que piensa el pueblo.


Muy oportuno el último barómetro del CIS, correspondiente al mes de junio. Tiene mucha miga. Por cierto, hay que felicitar a la casa por tener la flexibilidad y sensibilidad precisas para preguntar por el 15-M que no es otra cosa que un movimiento puesto en marcha por un estado de opinión, al fin y al cabo el material con el que trabaja el CIS: la opinión. Podían haberlo omitido pretextando que es muy reciente, muy impreciso o que puede ser efímero. Pero no lo han hecho y han levantado acta de lo que la gente piensa de él, lo que es muy útil.

Algo más de la mitad de la población dice haber seguido el 15-M con mucho o bastante interés y un cuarto con poco interés. El otro cuarto no ha tenido ninguno. Entre los interesados el 70 por ciento tiene una impresión positiva del movimiento y sólo el 12 por ciento la tiene negativa. Esto coincide con lo que es perceptible en la calle: la gente simpatiza con el 15-M y, cuando se le ha pedido que muestre esa simpatía, lo ha hecho masivamente, como en la manifa del 19-J. Además, cerca del 40 por ciento cree que el movimiento perdurará y otro 20 por ciento piensa que desaparecerá pero volverá a surgir.

En definitiva, el 15-M tiene un grado alto de apoyo social, lo que significa que tendrá que acometer la tarea de su progresiva institucionalización. Ya sé que esto fastidia mucho a quienes confían en las virtudes de la espontaneidad y desconfían de toda forma de organización, especialmente de los partidos. Pero no se me ocurre de qué forma puede ser eficaz el 15-M si no es organizándose. (Por cierto, ya ha quedado claro que el 15-M se desvincula clara y oficialmente del partido MAC2012). Cabe pensar que pueda serlo sin organización, a base acción política asamblearia, por ejemplo. Pero, mientras las asambleas no estén provistas de poder legislativo, que no parece vaya a ser el caso, las decisiones habrá de tomarlas el Parlamento. Si éste toma en consideración las propuestas asamblearias de los indignados actuará como cuando toma en consideración otro tipo de propuestas de otros ámbitos y todos ellos lo harán como "grupos de presión". O se es partido o se es grupo de presión. A veces se es ambas cosas como suele suceder con la Iglesia.

Lo fundamental del 15-M, se dijo más arriba, es que es un estado de opinión. Y el examen del barómetro del CIS ilustra mucho acerca de qué caldo de cultivo ha tenido. La pregunta por el grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia en España es reveladora. Hay un 40 por ciento en la gama de los insatisfechos y un 32,8 en la de los satisfechos mientras que el resto, un 23,9 por ciento es ni fu ni fa. Es decir, en España hay una mayoría de desafectos a la democracia, lo cual explica la exigencia y el título de uno de los componentes del 15-M, Democracia Real Ya (DRY).

Muchos dicen que eso se nota en el hecho de que los políticos se hayan convertido en el tercer tema de preocupación de los ciudadanos, por detrás del paro y los problemas de índole económica, pero no estoy muy seguro, primero porque la magnitud es muy baja comparada con la del paro más los problemas de índole económica y segundo porque sospecho que ese índice de preocupación por los políticos y los partidos está habitualmente en ese orden. Por lo demás, puestos a examinar, cabría decir algo acerca de ese magro 0,7 por ciento que cosecha el terrorismo y ETA; algo bueno obviamente. ETA ya no es una preocupación para los españoles, como no lo es el estatuto de Cataluña, el terrorismo internacional, o el funcionamiento de los servicios públicos.

La desafección democrática tampoco se basa en la percepción de la corrupción que se queda en un mísero 2,2 por ciento de respuesta espontánea. Resulta claro, a mi entender, que esa desafección viene producida por la crisis económica y se agudizará si ésta se agrava. Por eso es tan importante que el movimiento político suscitado por la crisis sea, a su vez, profundamente democrático y no violento. La crítica a la democracia se hace en nombre de la misma democracia, no de alguna de sus alternativas, aunque a la derecha le faltó tiempo al comienzo para calificar de totalitario el movimiento y, en un alarde de imaginación, compararlo con Hitler, Mussolini y Franco.

Aquí se abre una observación que tiene su interés: el 15-M nace en un clima de desafección con la democracia pero, a su vez, su misma existencia contribuye a esa desafección, al darle forma teórica. Un discurso que sostiene que los medios de comunicación manipulan, los partidos son nidos de corruptos, los diputados no nos representan, el gobierno obedece a los mercados y los jueces no cumplen con su deber genera necesariamente desafección democrática. La cuestión ahora es arbitrar un mecanismo de reforma que acabe convirtiendo a los desafectos en afectos. Algunos indignados proponen abrir un proceso constituyente, lo que no está mal, pero no parece pueda conseguirse a base de asambleas de barrio, salvo que éstas paralicen el país. Pero entonces se tratará de una revolución. Y eso es otra cosa.

(La imagen es una foto de PictFactory, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 6 de juliol del 2011

Los mercados: la razón de la sinrazón.

Una de las quejas más frecuentes de la insatisfacción y la indignación ciudadanas es que los Estados están gobernados por los mercados y no por sus respectivos gobiernos. Por mercados internacionales, entes vagarosos, sin domicilio fijo, sin rostro ni nombre, pero cuyos movimientos, siempre temidos, provocan seísmos económicos y desastres sociales. Si esto es así, se dice, la soberanía nacional y/o popular es una quimera; la del Estado, una ilusión. Y, por tanto, la democracia no pasa de ser una farsa en la que los ciudadanos eligen periódicamente unos gobernantes que no gobiernan nada sino que se limitan a aplicar los dictados de esas fuerzas oscuras pero ampliamente publicitadas en todos los medios de comunicación que se llaman mercados. Si el gobierno es el timón y el gobernante el timonel, los mercados son la mar brava que fuerza los navíos, los Estados, a la deriva. Son los elementos ciegos de la sinrazón.

¿Ciegos? No tanto. Los mercados se mueven por las indicaciones de las agencias de calificación que son los jueces últimos e inapelables del destino de todos los que emiten títulos de deuda del tipo que sea, organizaciones, empresas, Estados...Estas agencias (las tres más importantes son Moody's, Standard and Poor's y Fitch Rating) son empresas privadas cuyo negocio consiste en valorar el crédito de los emisores (lo cual incide sobre el tipo de interés de la deuda) según criterios exclusivos de maximización de beneficios dinerarios. Su peligro reside en que sus calificaciones no son sólo descriptivas sino performativas, en el sentido de que precipitan los problemas que dicen temer. La profecía que se autocumple. Moody's acaba de rebajar la deuda de Portugal al nivel de bono basura, lo que contribuirá en buena medida a que se produzca el desastre que se teme, la necesidad de un segundo rescate. Y Standard and Poor's amenaza con considerar el segundo rescate griego como un impago selectivo, lo que supondría la suspensión de pagos de Grecia. Y en todos los desastres hay gente que hace fortunas.

Con razón estas agencias provocan exasperación pública y no es infrecuente escuchar propuestas de que se las someta a escrutinio económico o jurídico, que se legisle sobre ellas o todo a la vez. La cuestión es sin embargo que operan porque tienen la confianza de los inversores que son muy conscientes de la ventaja que poseen al contar con tan poderoso instrumento de presión. Y que, en principio, sus criterios son puramente de beneficio, sin contaminarse de ninguna noción patriótica, de justicia social o de conservación del Estado del bienestar o de un nivel de vida digno. Los mercados tratan a los Estados como los acreedores a las familias morosas: si no hay dinero para pagar la deuda, se empeñan las joyas de la abuela o se vende la heredad familiar. La esclavitud por deudas está prohibida hace tiempo, pero siempre pueden econtrarse fórmulas. La definición de "esclavitud" no es tajante, como tampoco lo es la de "tortura".

A esta situación hemos llegado por el predominio irrestricto de los mercados que son la manifestación de la racionalidad pura atendiendo a un único criterio: el lucro privado. ¿Qué es lo que hay que escrutar o legislar en materia de empresas privadas que actúan como agentes racionales en un mercado libre? Lo único, como ya ha hecho el Congreso de los Estados Unidos, es ver si hay prácticas ilegales de concertación o conflictos de intereses. Son los acconistas de estas empresas los que más se benefician de sus decisiones pero esto no implica conflicto de intereses. No siendo esto, a los mercados y a las agencias no se les puede exigir que tengan en cuenta factores patrióticos, de justicia social , de solidaridad y que por ello reduzcan sus beneficios. Es de suponer que en épocas de emergencia, de guerra, si se pueda. Pero ésta no es situación de guerra o de emergencia salvo por la que las propias agencias provocan. Lo malo de la sinrazón actual es que es muy racional.

(La imagen es una foto de Publik 15, bajo licencia de Creative Commons).

Crónica de la revolución indignada (XVII).


¿Partido?


El debate sobre partido sí o no viene dándose desde el comienzo del 15-M. En la medida en que éste consiguió dejar algunas cosas claras, una de ellas fue que como movimiento se consideraba ajeno a los partidos y sindicatos y sin deseo de crearlos. Muchos hemos sostenido que los movimientos pueden nacer espontáneamente pero no es probable que se conserven sin organización y que la más eficaz, hasta la fecha, es la de los partidos. No sólo el modo más eficaz de conservarse sino también el único de actuar en la esfera pública para propiciar cambios del sistema de gobierno, del económico, etc.

La crítica a la política institucional, uno de cuyos elementos es que la democracia ha degenerado en una forma de partitocracia, hace al movimiento casi apolítico y contrario a la idea de configurarse como partido. Pero en un movimiento como el 15-M, que es espontáneo, plural, policéntrico, es imposible conseguir unidad de criterio al cien por cien. Así, ya hay indignados que han registrado un partido político del 15-M, de los indignados. Son valencianos y, aunque parecen que han sido ya desautorizados por el 15-M y DRY (Democracia Real Ya) es más que dudoso que esas desautorizaciones tengan efecto práctico pues no hay relación orgánica de dependencia. Los destinos de este partido dependerán de su apoyo electoral. De momento el nombre parece de broma: MAC 2012, esto es Movimiento Anti Crisis 2012. Suena a una mezcla de MacDonald's y MacIntosh y la fecha es tan a corto plazo que mueve a risa. Parece un partido concebido como cartel electoral para las legislativas de 2012 y nada más y, según interesante investigación hecha en el blog de Hugo Martínez Abarca Quien mucho abarca, dirigido por un menda, de nombre David Enguita, que trabaja en es.radio, una emisora de Libertad digital y que parece tener tanta idea de política como del imperio incaico. Debo esta información a Gustavo García Espejo, quien me ha alertado de que se trata de una maniobra entre la necedad y la provocación. Gracias, Gustavo porque yo también estaba tomándomelo en serio.

Da la impresión de que MAC 2012 es es una bobada de niñato con ganas de notoriedad (en el blog citado aparece en una foto con Belén Esteban) o un grupo que sirva para fines personales de ultraderecha, como el partido Regeneración del periodista de Intereconomía Enrique de Diego, que lo emplea para montar altercados con el PSOE o tratar de colarse en el 15-M, pero pone de relieve una carencia del 15-M: la falta de una estructura orgánica que le permita alcanzar sus objetivos de la única manera en que esto es posible en democracia, esto es, mediante la representación parlamentaria. Un partido político o coalición electoral. Porque, si no lo crea el propio movimiento, se arriesga a que lo haga algún freak de los que nunca faltan en una sociedad tan abigarrada como la nuestra y es posible que a alguno le salga bien la operación como en su día les salió a tipos de historieta que en circunstancias normales nadie hubiera tomado en serio, como Hitler o Mussolini.

(La imagen es una foto de El coleccionista de instantes, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 5 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada. (XVI)


Los contraindignados


"¡Pero cómo! -clama la ultraderecha de Provida furiosa- ¿Es que la calle es solamente de la ultraizquierda? También estamos nosotros". Héteme aquí que ahora mismo hay un par de docenas de jóvenes contrarios al aborto y a la ley de la muerte digna acampados en el propio lugar que los indignados convirtieron en emblemático de su revolución durante un mes.

A estos se les ve de inmediato su carácter político de respuesta de la derecha y también su ignorancia pues sostienen que, como la calle es del ministro del Interior (que no sé de dónde lo han sacado), eso quiere decir que volvemos a los tiempos de la dictadura. Ignoran que el ministro del Interior que dijo lo de la calle fue Fraga, el fundador del PP, pero lo ligan a la dictadura, que no está mal traído ya que aquel fue ministro del dictador autoritalitario. Estos grupos de la derecha muestran escasa imaginación como activistas porque suelen plagiar los métodos de la izquierda (y lo siento por los indignados pero están más a la izquierda que Marat, quien sucumbió al puñal justiciero del catolicismo defensor de la vida): manifestaciones multitudinarias y, ahora, acampadas. Intergestualidad, dirían los que disimulan los plagios. "¡Ah! -exclaman los provida-. Nosotros somos los verdaderos indignados; llevamos tres años indignados con el aborto." Y es cierto. Pero les faltaba la palabra porque, como toda la gente supersticiosa, creen que la magia reside en la palabra. Ellos también están indignados. Ahora se trata de que la sociedad se vuelque en su apoyo como ha hecho con los otros, los pulgosos.

Al margen de la cuestión de plagio que en política cuenta poco porque todo el mundo copia todo, la acampada provida representa un verdadero problema para el 15-M. El problema de un enfrentamiento que los indignados primeros trataron de evitar a toda costa y quizá por ello eran mudos respecto a la Iglesia y la omnipotencia del catolicismo en la sociedad española. Pero la Iglesia no pacta salvo que no pueda imponer su criterio. Con frecuencia cree que puede y no le falta razón. Y, si cree que puede, cree que debe, con lo que al 15-M no le ha servido de nada omitir toda referencia a la Iglesia. Ya está ésta aquí con un movimiento indignado fabricado desde las sacristías. Sin duda cabe esperar unos días a ver cuál sea el respaldo social de este contramovimiento porque una cosa es que veinticuatro jóvenes acampen en Sol y otra que sean cientos, semanas, en toda la geografía nacional y que, además de acampar, hagan asambleas y dialoguen con la sociedad cuya reforma proponen.

Al margen de la cuestión numérica, el 15-M hará bien en calibrar el riesgo de implosión del movimiento si éste no articula sus discrepancias con el contrario que pretende ocupar su sitio pero con objetivos distintos. Entiende Palinuro que el 15-M tendrá que decir qué opina del aborto y del derecho a la muerte digna y, ya de paso, sería recomendable que también se pronunciara sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la financiación de la Iglesia, el Concordato, los Acuerdos de 1979, los privilegios eclesiásticos de todo tipo y la próxima venida del Papa con cargo al erario público.

Que los objetivos son distintos es patente. Los provida pretenden la derogación de dos leyes (por lo menos) en vigor, sustituidas por nada, por lo que hay ahora: nada en cuanto a la muerte digna y muy poco en cuanto al aborto y esto también quieren derogarlo los provida que pretenden que toda interrupción voluntaria del embarazo sea delito. Los indignados del 15-M tienen un abanico mucho más amplio y más abstracto: quieren cambiar el modo de gobernar, hacerlo más trasparente, más democrático, más proporcional, menos corrupto. Hay propuestas legislativas concretas, de aprobar o derogar normas específicas, bastantes. Pero lo esencial es que es un movimiento de amplio vuelo que afecta a cuestiones de legalidad y de legitimidad.

Siendo así no entiendo que el 15-M no aclare que está en contra de que se nieguen derechos a determinados seres humanos porque sobre ellos pese una circunstancia involuntaria que merma su condición humana: ser mujer o moribund@. En realidad esto sólo puede sostenerse cuando se piensa que la vida misma es intangible porque es un don de Dios. Pero esta es una creencia filosófica que no todo el mundo comparte. Hasta hay quien cree que es un don del diablo y otros, lo que es peor desde el punto de vista dogmático, piensan que es un producto del azar que se ha vuelto sobre sí mismo mediante un bucle reflexivo que es incapaz de explicar. Vamos que Kant tenía razón al despedirse de la metafísica; o Shakespeare en el célebre apotegma de Macbeth: "la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que no significa nada".

En fin, no creo que el 15-M deba ponerse shakesperiano pero sí que tendrá que explicar en qué se diferencian las indignaciones de los veteranos y las nuevas generaciones de indignados.

(La imagen es una foto de simplifica, bajo licencia de Creative Commons).

El pandemónium extremeño
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Hace unos días Santiago Carrillo dictaminaba que Cayo Lara tiene una escasa autoridad política, previendo que no conseguiría imponer su criterio, el de los órganos federales, a la díscola federación extremeña. Es un buen comienzo para considerar el enésimo conflicto interno en IU. Y menos mal que ésta se refundó hace un año, demostrando así la insuficiencia del viejo dicho de renovarse o perecer. También cabe renovarse y perecer.

Carrillo, el príncipe maquiavélico por excelencia porque es viejo zorro y viejo león, pone el acento en la autoridad. Sus orígenes bolcheviques salen a relucir y habla de príncipe jubilado a príncipe en activo. Pero la federación extremeña contrapone la voluntad democrática (esto es, mayoritaria) de los militantes. Los tres diputados ejercen aquí como aquellos "poderes intermedios" de las doctrinas políticas del XVII, los hugonotes, los jesuitas. Los poderes intermedios se interponían entre el pueblo y el príncipe y tenían reservado el derecho a declarar a éste tirano, lo que en una época en que muchos consideraban el tiranicidio un deber moral, no era algo cómodo para el declarado.

La mala uva política presume en estos tres representantes abstencionistas algún fin no declarado, alguna esperanza de ventaja personal, lo que tampoco es condenable en sí mismo. Nadie hace nada por nada ¿o es que los demás perjudican sus intereses cuando se presentan voluntariamente a unas elecciones? La única objeción válida a la decisión de los extremeños es queno se haya consultado a los votantes porque lo que estos votaron era que ni por pasiva ni por activa IU dejará que haya acuerdos con el PP. Sí, es un argumento fuerte y me temo que, frente a él, sólo cabe recurrir a la vieja conseja de que "el hombre propone y Dios dispone", de no ser porque la izquierda es atea.

Se dice que el problema es que las relaciones de los militantes de IU en Extremadura con los del PSOE han sido muy malas debido a la prepotencia de los sociatas. Debido a lo que sea pero la verdad es que esa ha sido siempre la situación entre comunistas y socialistas desde que existen los primeros y en todos los países. En Europa central y meridional (los países nórdicos son otra cosa) en noventa años de existencia de la división entre socialistas y comunistas, ¿cuántos frentes populares ha habido? ¿cuántas unidades de acción? ¿Cuántos programas comunes de la izquierda? Los comunistas se quejan de que los socialistas normalmente prefieren aliarse con la derecha pero el comportamiento parlamentario de los comunistas alemanes en Weimar y, por supuesto, el pacto germano-soviético, muestan a unos acusadores acusados y acusados de algo terrible.

El caso extremeño tiene una relevancia especial. Puede que eso sea injusto y que, mientras se pone en solfa el supuesto acuerdo PP-IU en Extremadura, nadie habla de otros entre el PSOE y la derecha en otros lugares. Es muy posible pero es lo que hay. Extremadura es noticia; Navarra, no. Y eso es por algo y no por la conspiración de los medios. Exactamente ¿qué? Exactamente la pelea de la izquierda. En toda pelea hay que preguntar quién va ganando y parece claro que el PSOE que puede mostrar en Extremadura con la eficacia plástica de la propia doctrina de IU que es ésta la que está en la misma orilla que el PP. Tanto que los órganos federales están pensando qué tipo de sanción aplican a un comportamiento que no autorizan. En el horizonte, las elecciones generales de 2012 y la decisión que, a la vista de Extremadura, vayan a tomar los votantes socialistas cabreados, que son muchos.

(La imagen es una foto de Izquierda Unida, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 4 de juliol del 2011

Dos mujeres más asesinadas.

¿Qué tiene que cambiar para que cese este horror? Una nadería, una bagatela: tenemos que cambiar a los hombres. Pero no en eso tan socorrido de las pasiones, el temperamento que, en el fondo, es un eco de la teoría del "crimen pasional", siempre visto con condescendencia porque afecta a un "no sé qué" (¡qué razón tenía el Padre Feijóo al atacar esa fórmula del "no sé qué" que oculta indigencia mental o moral!) que los hombres no pueden controlar porque está por encima de sus fuerzas: razón por la cual, en el fondo, no son responsables.

Sin embargo la experiencia muestra que quienes terminan las relaciones amorosas asesinando a su pareja son normalmente los hombres. Hay quien dice que eso es fortuito y que las mujeres matarían más si no fueran el sexo débil. Para matar la fuerza ayuda, sin duda, pero no es imprescindible y, además, hay cosas quizá peores que matar. Un frasco de vitriolo, como se hacía en el siglo XIX, destroza la vida de una persona. Sin embargo, a la vista está que las mujeres no atacan físicamente. Lo hacen de otra forma, ya que en este mundo no hay ángeles, pero no físicamente que es de lo que se trata aquí.

Es que no son los instintos lo que hay que cambiar en los hombres sino sus estructuras mentales y para eso no basta con la educación, como creen las almas generosas convencidas de que la educación puede hacer milagros. Y no basta con la educación porque ésta se proporciona con unos materiales y en unos contextos que condicionan la mentalidad de cada cual. No se trata de lo que piensa cada hombre sino de lo que piensan los hombres con un lenguaje cuya misma estructura es misógina; dentro de una confesión religiosa (de cualquier religión) que menosprecia invariablemente a las mujeres; en una tradición filosófica antifeminista de más de dos mil años, si no rabiosamente misógina, como en el caso de Schopenhauer; con un arte y literatura que glorifica el patriarcado y justifica los "crímenes pasionales". Se trata de cambiar la mentalidad de unos hombres que, desde niños, vienen escuchando a los gramáticos, los curas, los filósofos, los artistas y literatos, que las mujeres son seres inferiores y que la autoestima del varón radica en que esos seres inferiores acepten resignadamente su inferioridad y sus consecuencias.

Recuérdese: los asesinos de mujeres son de todas las nacionalidades, clases, colores, religiones, edades, profesiones y estado civil.

El candidato
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La foto del tarjetón es muy mala. El truco de ocultar la calvicie de Rubalcaba dejándolo sin cráneo, a él que pasa por ser y en buena medida lo será, la eminencia gris del gobierno, es lamentable. Lo más criminal es esa sotabarba colgante en la izquierda del rostro. ¿No tienen photoshop en el PSOE? Ya sé que estas cosas son de mera imagen. Pero la imagen es esencial y hay que cuidarla. ¡Esa raya que le apunta directamente al gaznate, como si fuera una guillotina! En fin, que hay que esforzarse algo más en lo iconográfico.

En lo lingüístico tampoco hemos empezado muy bien. Rubalcaba es un hombre inteligente, mide sus palabras y sus tiempos; no es un bocazas como son muchos políticos; transmite la impresión de sinceridad, no parece el menda que vaya a tratar de venderte un pepla; tiene sentido del humor, rasgo importantísimo, y lo que dice suele ser razonable. Por eso ese deseo formulado recientemente de que quiere que la gente lo conozca como "Alfredo" y ya no como "Rubalcaba", lo que traduce una intención de proximidad, es audaz, desde luego, pero muy arriesgado. En el siglo XX sólo dos políticos han sido conocidos por su nombre de pila: José Antonio y Felipe. El primero no cuenta, pues no ejerció gobierno; queda sólo Felipe, en un país que ha tenido cinco Felipes reyes y un Felipe príncipe. Es el modelo de Rubalcaba pero me temo que no va a salirle. Y menos con la fórmula que han encontrado los genios del tarjetón de Alfredo P. Rubalcaba, que parece de gobernador de Nuevo México.

Salvando estos defectos de comunicación, el PSOE tiene un candidato muy sólido, seguramente el mejor. Por eso interesa que hable y explique su programa y no haga declaraciones sonoras como la de que sabe lo que que tiene que hacer para crear empleo, si no puede demostrarlo fehacientemente y eso sin contar con que alguien le diga que, si lo sabe, cómo es que no lo ha hecho ya desde el Gobierno. Sin duda Rubalcaba está al mando pero da la impresión de que tiene razón Felipe: cuanto antes salga del Gobierno, mejor para él. Más tiempo para preparar su campaña.

Porque lo que tiene enfrente son dos baterías que no van a parar de machacarlo, la batería de la derecha (gobierno de izquierda radical, del paro, de la deuda, de la crisis y de la recuperación de ETA) y la batería de la izquierda (gobierno de derecha, neoliberal, al servicio de los empresarios y el capital, antisocial) enfiladas sobre su posición. Y ninguna de ellas va a perder un tiempo precioso cañoneando a la otra. En el discurso del PP, IU no existe y en el de IU, en el fondo, el PP, tampoco. El enemigo común es el PSOE. En este caso, Rubalcaba, probablemente el mejor ministro del Interior de la democracia, a quien la izquierda acusa de los GAL y la derecha de amigo de ETA.

Además de todo lo anterior Palinuro cree que a Rubalcaba hay que reconocerle valor.

diumenge, 3 de juliol del 2011

Lo recto, lo torcido y lo retorcido.

El poder ciega. Está la Iglesia tan acostumbrada a tratar de pecado lo que condena y, cuando puede imponerlo, también como delito, que el solo hecho de dejar de hacerlo le parece una magnánima concesión por la que todos debemos estar agradecidos. Agradecidos de que a algunos ciudadanos ya no se los considere delincuentes por su opción sexual y no se los condene a penas de cárcel. Agradecidos de que no se use la ley para imponer opciones subjetivas.
Nada de agradecimiento; al contrario, suscita irritación comprobar que esa misma Iglesia decida reciclar a los antiguos pecadores y/o delincuentes en enfermos invocando para ello su magisterio. Declarar a otro "enfermo" por razones morales es algo atroz y no deja de serlo porque el que comete la demasía diga, como dice el Obispado de Alcalá de Henares, que lo hace desde el más exquisito respeto hacia todas las personas. Todas, no; a los homosexuales, no. Y no sólo a los homosexuales masculinos, tampoco a las femeninas, aunque éstas no cuentan para la Iglesia porque no cuentan para la Biblia. El patriarcado asoma siempre la pelambre. Hasta para delinquir hay que ser varón.
Sostener que una opción sexual es una enfermedad es, lo sabemos desde Foucault, una forma de represión. La enfermedad preferida para estos fines represivos es la mental. La Unión Soviética, presumiendo que los opositores políticos eran unos dementes, utilizaba la psiquiatría como un arma de represión, cosa que escandalizaba a los psiquiatras occidentales. Decretar como enfermedad mental una opción sexual no es menos escandaloso.
Sin embargo, este criterio puede no ser solamente un error y una agresión; puede ser también un cálculo interesado, un cálculo retorcido. Si la opción homosexual es una enfermedad, la pederastia también. La paidofilia puede ser una enfermedad o no; eso ahora no importa. Pero, desde luego, es un delito. Por eso sabemos que la hay, porque las víctimas denuncian, porque hay víctimas. En cambio no sabemos cuántos curas y monjas son homosexuales porque la homosexualidad, al ser comportamiento privado entre adult@s que consienten, no es un delito. No hay víctimas. Hacer pasar por enfermedad un delito es inmoral como también lo es tachar de enfermo el comportamiento que, sin perjudicar a nadie, no aprobamos por razones morales.
Con esta obsesión por fiscalizar lo que hace la gente en la intimidad, la Iglesia muestra ser en verdad muy de este mundo. En tiempos del nacionalcatolicismo de Franco se encerraba a los homosexuales (es decir, a los más indefensos) en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes de la República. En algunas partes del planeta la homosexualidad se castiga con la muerte y en muchas otras con penas de prisión. La ONU propone despenalizar la homosexualidad en todo el mundo, cosa a la que, por supuesto, se oponen varios países musulmanes y el Vaticano. Una coincidencia de religiones muy reveladora.
Y ya, puestos a razonar con sentido común, eso del celibato del clero, ¿es enteramente sano? ¿No produce desequilibrios? ¿Obsesiones quizá? En todo caso es algo coherente con el odio de la Iglesia a la sexualidad, disimulado bajo la celebración de ésta en el terreno exclusivamente reproductivo cuyo símbolo máximo es la madre de dios, que cumple la función reproductiva sin perder la virginidad. Un odio sublimado en un absurdo: la sexualidad es santa cuando es reproductiva; pero la perfección se alcanza no ejérciéndola, manteniendo la castidad que es la no-reproducción Y quienes creen y viven en este mundo de delirio osan llamar a otros enfermos.

dissabte, 2 de juliol del 2011

Dos casos de manual.


I.- Strauss-Kahn en el Ox-Bow Incident.

Cuando estalló el escandalazo de Dominique Strauss-Kahn (DSK) Palinuro mantuvo un prudente silencio a riesgo de que los críticos, que no pasan una, lo acusaran de no mencionarlo debido a sus supuestas simpatías sociatas. No había tal. Antes bien, había que el caso era demasiado típico, casi perfecto, evidente. Tanto que suscitaba sospechas razonables. De un lado podía construirse una historia melodramática muy convincente y que suele ser ideal para consumo de masas, siempre dispuestas a soliviantarse moralmente con las perversiones de los ricos, famosos, poderosos. El caso del gran banquero (aunque sea por delegación), acostumbrado a hacer lo que le da la gana y la oscura y modesta camarera, inmigrante para más señas, víctima de las demasías de los crápulas de las alturas. De otro lado se añadía que DSK, el modelo de triunfador, es socialista y se aprestaba a subir más en la jerarquía social presentándose candidato a la presidencia de la República francesa. Dos datos que añadían picante y morbo a la truculenta historia.
En cuanto al primer aspecto, el señor y la plebeya, el asunto recordaba las indignantes aventuras del malvado baronet y la infeliz huérfana a su merced, típicos de los melodramas de Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca con las que se amenizaban y moralizaban al tiempo las tristes vidas de los españoles en los años pre-televisivos del Invicto. Podía ser y, en verdad, puede seguir siendo cierto mientras las cosas no se aclaren del todo. Pero resultaba demasiado tópico, demasiado perfecto. Era tan increíble que obligaba, cuando menos, a suspender el juicio y esperar para no parecer los honrados ciudadanos de Bridger's Wells, en la magnífica peli de William A. Wellman, The Ox-Bow Incident, sobre la aun mejor novela de Walter Van Tilburg Clark. Unos adeptos a la ley de Lynch cuelgan a tres presuntos asesinos y cuatreros sin darles la oportunidad de defenderse ante un tribunal de justicia.
Pero en contra de esa restricción hablaban los dos datos picantes mencionados: un socialista y probable candidato a la presidencia de la République en lid con el hombre de la derecha, Sarkozy. Demasiado fácil: no se puede presentar a un violador como candidato a nada honorable. La derecha respiraba tranquila porque DSK era una amenaza cierta. Ahora sólo tendría que vérselas con alguien como Martine Aubry de quien se ha llegado a decir que quizá quedara en tercer lugar en la primera vuelta de las presidenciales, por detrás de la hija de nacional Le Pen, cosa tampoco tan extraña pues ya le sucedió a Lionel Jospin con el propio Le Pen.
En la izquierda, esa que se ve a la izquierda de la socialdemocracia, la cuestión era evidente en sí misma: el afán socialdemócrata de contemporizar con los ricos, los capitalistas, corre parejo con la perversion e inmoralidad de su comportamiento que reproduce el de estos, con su tradicional desprecio por las clases populares, a las que someten a todo tipo de sevicias, incluidos los asaltos sexuales. El asunto no puede ser más absurdo porque implica extraer consecuencias morales de cuestiones políticas sin que haya base alguna para hacerlo. La sola insinuación de que la opción política determina un tipo de comportamiento moral personal es tan disparatada que no merece ni comentario. La base de todas las opciones políticas es el ser humano y el ser humano es igual (y distinto) en todas partes. Pero que sea disparatado no quiere decir que no sea útil. Porque, al fin y al cabo, si la derecha quiere cerrar el camino de DSK a la presidencia, la izquierda "izquierdista" también quiere sacar tajada: que la socialdemocracia desaparezca para ocupar su lugar, y puede caer en la tentación de emplear este medio tan falso para conseguirlo.
En el caso de que haya caso penal contra DSK, que está por ver y hasta hay quien dice que no lo habrá, el acusado lo será por su comportamiento personal, no por su opción ideológica directa o indirectamente. Y por lo tanto, a juicio de Palinuro, lo correcto, en todos los sentidos del término, hubiera sido callar y esperar. Puede que, después de todo, efectivamente, DSK sea culpable; pero no es seguro y hasta es posible que no lo sea en cuyo caso el tremendo daño que se le habrá infligido como persona ¿no dará que pensar? ¿O es que por ser socialista y/o rico ya no es persona?
II.-Teddy Bautista y la presunción de inocencia.

Menuda primera de Público. Está claro que tiene una finalidad connotativa que lleve a asociar la SGAE con ETA o, cuando menos, con la mafia. "Desmantelar" y "cúpula", dos términos de resonancias tremendas. Es un reflejo de la animadversión que concitaba Bautista en sectores amplísimos de la población; más concretamente, tod@s los obligad@s a pagar un canon que no tiene niguna justificación moral y que ha sido desautorizado. Pero no sé si ello puede llevar a poner al acusado desde ya mismo en la picota.
La SGAE se ha convertido en los últimos años en el adalid de los derechos de autor frente al gratis total de la red. Y en eso cuenta también con mucho apoyo. Palinuro, por ejemplo, cree que los creadores tienen derecho a vivir de su trabajo, a cobrar por sus obras. Pero no cree que ese derecho deba imponerse a base de cánones o de convertir en delincuentes sin más a quienes piratean contenidos. Parece razonable pensar que el derecho de propiedad intelectual debe adaptarse a las condiciones del mundo digital y de la red y redefinirse de forma que una mayoría social lo apoye y no se imponga por vía de decreto o de ley que pueda considerarse razonablemente injusta.
El percance judicial de Bautista suena muy verosímil pero también era muy verosímil la primera versión de la historia de Strauss-Kahn. Los delitos societarios, como los sexuales, tienen una especie de prima de crédito, esto es, se creen antes y más simplemente porque coinciden, al parecer, dando razón a un prejuicio: que a los hombres se les va siempre la mano sobre las mujeres y sobre la caja.
Es difícil pedir respeto a la presunción de inocencia para alguien que ha conseguido enemistarse con medio país o más. Pero hay que hacerlo y no dejarse llevar por pasiones que obnubilan el juicio. Bautista está en buenas manos, en manos de los jueces. Serán estos quienes decidan si es culpable o no y en qué medida. Pero sea lo que sea, inocente o culpable, es obvio que lo es con independencia de sus convicciones acerca del derecho de propiedad intelectual. Habrá quien diga que esas convicciones son fingidas. Es posible, pero ello no afecta al derecho en sí, sino al fingidor. No hay relación de causa efecto alguna entre la defensa del derecho de propiedad intelectual y una probabilidad de llevárselo crudo a casa distinta de la de la defensa de los derechos de los animales o de los gays a que los obispos no los llamen pervertidos, precisamente los obispos.

divendres, 1 de juliol del 2011

El ataque al Estado del bienestar.

Allá por 1984 Palinuro publicó un libro, Del Estado del bienestar al Estado del malestar, (Madrid, Centro de Estudios Constitucionales), que se reeditó en 1991, cuando la Unión Soviética estaba viniéndose abajo. Su contenido era el que preanunciaba el título, que resultó profético. A raíz de la crisis del petróleo de 1973 (precedida por la supresión de la convertibilidad del dólar en 1971) se desencadenó un ataque contra el Estado del bienestar en cuatro frentes: teórico, político, jurídico y económico. En el teórico se argumentaba que el Estado del bienestar era insostenible y que había que volver a la teoría clásica, enterrando el keynesianismo (en esencia, la llamada revolución neoliberal; en el político, el hundimiento del comunismo dejó a la izquierda en los países capitalistas sin su "última razón", sin su apoyo empírico; en el jurídico, se puso freno a la juridificación y constitucionalización de los avances en derechos y políticas sociales, a lo que Elías Díaz llamaba la "juridificación de la transición al socialismo"; en el económico, el proceso de globalización ha fortalecido el capital, que se ha internacionalizado, pero no el trabajo, que no lo ha hecho.

Este dato es más importante de lo que parece y permite al capital, en una posición de fuerza, replantear el pacto social-liberal de la postguerra, el del Estado del bienestar y los acuerdos de Bretton Woods. Desde el momento en que una parte importante del antiguo Tercer Mundo, China y el sudeste asiático, pero no sólo ellos, pasa de ser mercado de productos occidentales a convertirse en productor que invade los mercados de las antiguas metrópolis, éstas están sometidas a una competencia feroz que no pueden resistir porque el viejo recurso del proteccionismo ya no se puede emplear. Ha sido el capital internacionalizado en busca de mayor rentabilidad el que, al deslocalizarse, ha puesto en marcha la maquinaria que trae la crisis a los países en los que se originó.

Para poder sobrevivir en una competencia en la que los antiguos mercados se han convertido en potencias financieras y son las que invierten ahora en los países occidentales, bajo sus condiciones, el capital exige la reducción de costes en todos los órdenes, públicos y privados. Esa exigencia, contra la que los Estados del bienestar están política y jurídicamente desarmados (además de deslegitimados por la tremenda ofensiva teórica neoliberal), puede ser la sacudida definitiva para que el edificio se desmorone.

Lo único que puede parar esta destrucción es la movilización de las poblaciones con los consiguientes riesgos de conflictos, disturbios, trastornos sociales, turbulencias de todo tipo. Lo que sucede es que esa movilización no es muy plausible, habida cuenta de que carece de una clara proyección en el futuro. Ningún partido con relevancia política y parlamentaria en Europa propone la socialización de los medios de producción. De todos. Sin embargo, esa práctica es la única alternativa visible al capitalismo que descansa sobre la propiedad privada de tales medios. Y si alguien quiere calibrar en qué medida el capital está ganando la guerra, que considere cómo la consigna del tiempo es privatización y consiguiente desaparición de cualesquiera sectores publicos.

Sin orientación estratégica, la movilización ciudadana (el 15-M, por ejemplo) se limita a proponer reformas tácticas. Estas pueden ser muy importantes; por ejemplo, pueden plantearse como un control democrático de los mercados y del uso de los medios de producción. Así se soslayaría el inconveniente de la socialización. Pero lo que ésta tenía de erróneo lo tenía de claro mientras que es posible que lo que la democratización tenga de acertado, lo tenga de confuso ya que la democracia es término muy contestado. La prueba: la frecuente crítica de que las democracias representativas no son verdaderas democracias. Razón por la cual, se dice, la democracia está ahora en la calle, en la lucha por el Estado del bienestar.

Crónica de la revolución indignada (XV).

Indignados con los indignados

El 15-M es un movimiento multifacético en el que se escuchan propuestas muy diversas y en bastantes casos, contradictorias. No tiene un programa sino una especie de fogonazos, de ideas que lucen como estrellas aisladas entre sí; el 15-M es un mosaico o una especie de cielo estrellado. No tiene un único criterio. Esto es algo lógico: es imposible que dos seres humanos tengan convicciones idénticas, mucho más un conjunto de ellos, reunido de modo espontáneo al calor de una pasión humana, la indignación. Podían haberse reunido al calor del amor o del odio o de la juerga. Pero lo han hecho a la de la indignación. Tod@s están indignad@s pero luego, cada cual es de su padre y de su madre.

Esta circunstancia produce cierta irritación en la gente que quiere saber, como se dice, a qué atenerse. Pero no es para enfadarse. Palinuro, por ejemplo, que está muy mosca con la ausencia de referencias a la Iglesia en el 15-M, reconoce que, dado lo abigarrada de la composición del movimiento, habrá gente de activa confesión católica y hasta meapilas y quizá no convenga enfadarse por esa causa. No es muy convincente pero se puede admitir.

La desconfianza es compatible con el apoyo al 15-M; es lo que se llama eufónicamente apoyo crítico, que se suma al muy extenso apoyo social de que goza el movimiento. Lo curioso son las discrepancias que generan tanta irritación en el discrepante que éste pasa a indignarse con los indignados. A medida que discurren los días y se remansan las aguas del primer choque del 15-M, proliferan estas críticas indignadas. Un bloque de ellas procede de militantes y seguidores de partidos tradicionales que se indignan de no poder defender sus opciones partidistas en el seno del movimiento sobre todo cuando éste subraya una y otra vez, que no es ni quiere ser un partido. Para estos militantes es impensable no poder hacer propaganda de su partido y no parecen caer en la cuenta de que si la hicieran todos los que pertenecen a otros partidos el 15-M se convertiría en un batiburrillo insoportable. Por supuesto es impensable que cualquier partido que se acerque al 15-M por la afinidad que sea no trate de orientar el movimiento en el sentido de su programa. En su extremo más delirante este intento quiere hacerse mediante la infiltración de militantes de esos partidos en los organismos del 15-M.

El otro grupo son los analistas que, por carecer de vinculaciones orgánicas con partidos se piensan au dessus de la mêlée, lo que no es enteramente cierto porque, aunque no militen, suelen comulgar con determinadas opciones políticas amplias, normalmente los partidarios del sistema democrático actual, tanto en su variante maximalista (tenemos la mejor democracia que cabe pensar) como en la minimalista (tenemos la menos mala). En cualquiera de los dos casos, los indignados suscitan indignación, a su vez, por su insistencia en no hacer las cosas según las reglas del juego.

Esta indignación se justifica con poderosas razones numéricas: los diputados, por ejemplo, representan a cientos de miles, millones de ciudadanos mientras que, por todo lo que sabemos, los indignados se representan a sí mismos y si acaso. Pero es innegable que tienen un amplísimo respaldo en la sociedad, incluso entre aquell@s que votan partidos políticos tradicionales. Lo que dicen los indignados de los indignados es que eso está muy bien, pero que se demuestre de la única forma admisible en democracia, que es a través de partidos que se presentan a eleciones. El error está en admitir esta afirmación sin matizarla: los partidos no son los únicos medios de acción política democrática. La Iglesia, la banca, la patronal tienen un enorme peso político y orientan la acción del gobierno sin ser partidos. Pueden estar más cercanos a unos que a otros pero ellos mismos, como actores con influencia, no son partidos. ¿Por qué no va a tener incidencia política real, práctica, el 15-M aunque no se constituya en partido? La lucha contra el sistema no tiene por qué hacerse en los términos del sistema mismo, puede probar con otros. La calidad de la democracia se medirá según cómo ésta consiga integrar esa lucha y esa crítica. Indignarse con los indignados reconociendo que tienen razones para estar indignados pero negándoles crédito porque no pongan en práctica esas razones es confundir la salva sea la parte con las témporas.

(La imagen es una foto de cris_gn, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 30 de juny del 2011

Grecia: la de Troya.

¿Podría estar pasando en Madrid lo que está pasando en Atenas si Zapatero no hubiera tomado las duras medidas en mayo de 2010 que tan caras han costado al PSOE un año después? Se trata de una típica cuestión contrafáctica, de esas que, siendo puramente hipotéticas, no tienen respuesta. O, mejor dicho, tienen varias, no necesariamente coincidentes y una de ellas, sin duda, es "sí", claro que podría estar pasando. La oposición de derecha hizo lo que estuvo en su mano para que sucediera cuando cuestionó la capacidad del gobierno y de España en su conjunto para afrontar el pago de la deuda, cuando Aznar recorría el mundo como el agorero de la catástrofe, hablando pestes de su propio país, a ver si lo hundía y todos afirmando siempre medazmente, como puede verse ahora, que España estaba como Grecia. En esto la derecha coincide con esa izquierda sedicentemente radical que cree que si no hay un estallido revolucionario violento ella no tiene nada que hacer y es muy posible que tenga razón.

Pero no ha pasado; España no ha seguido el rumbo de Grecia como sí lo han seguido parcialmente Irlanda y Portugal. Las duras medidas de ajuste de Zapatero le volvieron la opinión en contra, le encresparon a sus propios votantes, permitieron que se dijera que el PSOE había dejado de ser socialdemócrata como si fuera una traición cuando ya los guardianes puros de las esencias revolucionarias venían diciendo desde los años veinte del siglo XX que ser socialdemócrata era en sí mismo una traición, de forma que la acusación ahora sería el haber traicionado la traición. Todo para acabar con esa fórmula ridícula de que el PP y el PSOE son lo mismo con lo que resulta incomprensible por qué la derecha está loca por echar a los socialistas y ocupar el poder de nuevo.

Tales duras medidas provocaron en parte el movimiento de los indignados. Pero los indignados españoles, a diferencia de los griegos, son pacíficos. En España no hay violencia. ¿Por qué no? ¿Es que los griegos son genéticamente más dados a la bronca que los españoles? La diferencia radica en las medidas de ajuste en sí mismas. En España han sido muy duras y han recaído preferentemente sobre los sectores menos favorecidos de la población; pero es que en Grecia han sido durísimas, verdaderamente abusivas, despiadadas, afectan también a l0s menos favorecidos pero los maltratan mucho más. Tanto que no han podido aguantarlo y ha intensificado la violencia que ya venía de atrás.

En ambos casos, Grecia y España y, en general, en todos los países capitalistas, se da la certidumbre de que la crisis beneficia a los ricos, perjudica a los pobres y está consiguiendo desmantelar el Estado del bienestar. Sin duda. Pero en Grecia esta situación es más grave: la conciencia de los griegos de haber sido estafados por sus bancos, sus financieros, sus empresarios, sus políticos es tan patente como en Islandia, pero de consecuencias mucho más dramáticas. Y la idea es clara: los griegos tienen que ser la cabeza de turco en la que el capital europeo pueda imponer sus condiciones. Con cierta ingenuidad, El País lo dice sin sombra de duda: Grecia evita el caos en la zona euro al aprobar duros recortes. O sea, los griegos van a pagar por todos y sobre sus espaldas caerá la tarea de que el Deutsche Bank o la banca francesa (los más expuestos a la deuda griega) no mermen sus beneficios. Grecia hizo Europa en la época clásica y Europa se lo paga arruinándola y poniéndola de rodillas.

Un movimiento de solidaridad con Grecia, que ya ha comenzado entre los indignados, pero no es suficiente debiera recorrer Europa. Los europeos debiéramos exigir a nuestros representantes en Bruselas que aprueben de una vez una tasa sobre las transacciones financieras que ahora parecen estar considerando, cuando llevan años negando la conveniencia de la famosa tasa Tobin, que inspiró el nacimiento de Attac. Y que con esa tasa se rescate Grecia. Sería lo justo. Que pague el capital la catástrofe que el capital ha provocado.

Crónica de la revolución indignada (XIV).


Unos debaten, otros se infiltran.


Los indignados llevaron el debate sobre el estado de la Nación a su foro habitual en la Puerta del Sol con lo que Esperanza Aguirre, que asistió al del Congreso el martes, podrá comparar los dos. Hubo varios cientos de personas que debatieron sobre cuestiones de economía e hicieron algunas propuestas tan razonables que cualquiera las suscribiría, como abolir los paraísos fiscales, cosa que ya había dicho, entre otros, Sarkozy. Según los economistas, muchas de esas propuestas son realizables. Por supuesto, seguramente todas. La dificultad no es de carácter económico, sino político. Los ricos no quieren, y son los que mandan.

En su fulgurante evolución, el 15-M está realizando un curso de aprendizaje revolucionario. Empezó con una proclamada vocación apolítica, apartidista, asindical y a ella sigue remitiéndose, aunque cada vez con menos intensidad porque la realidad le demuestra tozudamente que, quiera o no, su combate es político y tendrá que librarlo en sede política e institucional. De lo contrario, además del peligro de la irrelevancia, correrá el de caer víctima de alguna manipulación de infiltrados en su seno procedentes de otro partido. De eso venimos hablando hace días. Hasta la fecha, la izquierda se ha mantenido en una actitud prudente: quisiera integrarse en el movimiento, orientarlo, pero sabe que no debe hacerlo y, además, los indignados no se dejan.

Pero la maniobra puede salirle a otro partido. Por ejemplo, según se denuncia en Kaosenlared, una manipulación mediante infiltración es lo que han pretendido los republicanos de ese inenarrable personaje que es Trevijano, el viejo inspirador de la conspiración republicana de los años noventa (Lo sentimos chicos del MCRC, habéis sido descubiertos: O de cómo DRY empieza a desmarcarse de los infiltrados), una oscura maniobra en la que participaban otros aficionados a las conjuras de opereta cuyo eje suele ser El Mundo. El MCRC es el Movimiento Ciudadano por la República Constitucional que, según el artículo, está conectado a un partido de extrema derecha de un periodista de Intereconomía que ya ha intentado en otra ocasión acaudillar a los indignados en favor de sus postulados y, por otro lado, a UPyD. Una infiltración en toda regla para orientar el 15-M en una dirección delirante que recuerda la Conquista del Estado, de Ledesma Ramos o el Estado libre de Fiume, de Gabriele d'Annunzio, aunque con un lenguaje mucho más pedante y relamido.

Por esto DRY (Democracia Real Ya) se desmarca de la propuesta de Referéndum para el 15 de octubre que Palinuro consideraba poco viable en un post anterior. Y lo hace al caer en la cuenta de que ha estado a punto de ser instrumento de un grupo de conjurados compulsivos que quiere instaurar una República mediante un golpe de mano en el tiempo que le deja libre su incansable búsqueda de los verdaderos autores de la matanza del 11-M.

(La imagen es una foto de sergi MD, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 29 de juny del 2011

El debate de los adioses.

Muy curioso el debate de ayer. Zapatero se despide y Rajoy, que aspira a sustituirlo, no llega. En el medio, la incógnita de qué suerte deparará el destino a Rubalcaba, el gran ausente presente. Su jefe no se refirió a él en ningún momento, quizá por prudencia y porque el sentido común ordena que se configure como figura autónoma, con proyecto propio, a la sombra de nadie. El líder de la oposición mayoritaria tampoco lo mencionó lo que no solamente es una imprudencia y un error garrafal, sino una prueba de que su discurso carece de sentido.

Zapatero, libre como los pájaros, trazó el cuadro de la crisis, explicó la necesidad de las duras medidas adoptadas y afirmó que, a pesar de todo, se habían mantenido las políticas sociales. Al margen de que se esté o no de acuerdo con el carácter de las medidas, lo que es indudable es que, al adoptarlas, España se salvó de algo parecido a una catástrofe. Han caído Grecia, Irlanda y Portugal. España, no. Eso lo ve todo el mundo. Lo del mantenimiento de las políticas sociales es más discutible y de hecho la izquierda lo discute mucho. Pero sus propuestas concretas en una situación tan endiablada como la actual no son convincentes. El Pacto del Euro seguramente es un trágala pero, aparte de la indignación que suscita, deja bien claro que el margen de los gobiernos nacionales para arbitrar políticas económicas autónomas es casi inexistente. Cierto que en unos casos más inexistente que en otros, pero en el español inexistente de todo punto.

La oposición -toda- mostró carecer de alternativas reales y practicables (Durán enumeró algunas pero son más a beneficio de inventario e inferiores a las que anunció el propio Zapatero) limitándose a cuestionar al Presidente en lo personal la derecha y en lo ideológico la izquierda, ambos disparos muy acá o muy allá del blanco. Esto permitió a Zapatero dominar el debate en su conjunto porque allí se habló de lo que él quería, de forma que pudo desarrollar su discurso íntegro aprovechando las réplicas, muy contundente con Rajoy y más dialogante y hasta comprensivo con los demás grupos. Es la enésima escenificación de ese clima de la cámara cuya labor descansa sobre las negociaciones entre el Gobierno y la oposición excluido el PP. Es incomprensible que la derecha se deje arrinconar siempre en esa imagen hosca, aislada, incapaz de acordar con nadie salvo, ocasionalmente, con UPyD.

Pero es así y en parte porque los discursos de Rajoy son siempre el mismo discurso desde hace cuatro años: Zapatero debe convocar elecciones anticipadas que presupone que ganará él. Y esta será la garantía de que España saldrá de la crisis que Zapatero es incapaz de vencer. Es un discurso lógicamente absurdo porque da como causa lo que, de ser algo, será efecto. Es decir, porque el PP tiene la fórmula para salir de la crisis es por lo que Rajoy ganará las elecciones y no al revés, esto es, porque Rajoy ganará las elecciones es por lo que el PP tiene la fórmula para salir de la crisis. Y esto también lo ve todo el mundo que todavía no ha escuchado propuestas razonables de la derecha excepto su sistemático niet.

El estribillo de "elecciones anticipadas ya", una especie de remedo quejumbroso del estentóreo "¡váyase seor González!", y la ausencia de todo tipo de propuestas prácticas producen una sensación de hastío que no beneficia nada a la imagen de un Rajoy que tiene un carisma parecido al de las acelgas. Pero, además, en este último debate de la legislatura muestra una falta tal de reflejos de todo tipo que resulta increíble. Pedir elecciones anticipadas cuando faltan ocho meses para la celebración de las ordinarias con un verano por medio equivale a repetir el discurso del debate del año pasado con 12 meses de anticipo menos, una muestra de impotencia. Tres años, casi cuatro, pidiendo adelanto de las elecciones sin una sola moción de censura es una verdadera filigrana de irrelevancia parlamentaria.

Pero hay más y es peor: pedir elecciones anticipadas con el seguro candidato socialista sentado a escasos metros a la izquierda y no mencionarlo ni una vez, aunque sea para hablar bien de él, es prueba de que, al preparar sus discursos, Rajoy no mira la realidad sino que solo escucha sus obsesiones. La más importante de todas: ver si consigue, por fin, ganar unas elecciones, no vaya a ser que este debate no sea sólo el del adiós sino el de los adioses.

Crónica de la revolución indignada (XIII),


Sigue el silencio y el eco.


Palinuro está cada vez más mosca con el silencio del 15-M acerca de la Iglesia. Ahí están en la foto los indignados acampados ante la fachada del obradoiro en Santiago y podrían pasar por peregrinos. Esto huele a chamusquina. Se acerca el momento de la llegada del Papa contra cuya visita se agitan las aguas en la red y no sólo entre los habituales ateos sin redención posible sino también entre muchos católicos que ven con escándalo evangélico que, en tiempos de crisis, de penurias, recortes y precariedad, se haga un dispendio de esta magnitud con un motivo propagandístico y bastante insulso. Y un poco ridículo. Reunir a cientos de miles de jóvenes de todo el mundo en agosto en Madrid a que el Papa les diga que son la luz y la esperanza del mundo, que no usen condón, que cuidado con las manos y que recompongan su alma, pues monseñor Rouco asegura que, al menos los del 15-M, la tienen rota, es algo tan irreal como esa religión, empeñada en organizar la vida de todo el mundo según las convicciones de unos cuantos que dicen interpretar unos escritos sagrados.

Y el 15-M, mudo al respecto. ¿Pederastia en la Iglesia? ¿Lujo, boato, despilfarro? ¿Glorias mundanas? ¿Olvido del espíritu evangélico? ¿Parasitismo de los fondos públicos? ¿Injerencia en asuntos políticos? ¿Oscurantismo? ¿Misoginia? ¿Negación de derechos de las minorías? ¿Intolerancia? ¿Manipulación? ¿Colonización del Estado? Realmente el 15-M ¿no tiene nada que decir sobre todo esto? No me lo creo.

Porque el discurso del 15-M llega a todas partes. Ayer estuvo presente en el debate sobre el estado de la Nación. Lo sacó la izquierda en la oposición y lo recogió la parte más a la izquierda del presidente del gobierno que llegó a reconocer -punto esencial- que el sistema electoral es injusto con IU. No sólo con IU, pero es importante que se diga en la cámara y que lo diga el presidente del gobierno. Ahora sólo falta que sea consecuente y dedique parte de lo que queda de legislatura a reformarlo. Si esto sucediera -y debiera suceder- se probaría que el 15-M, sin necesidad de ser partido ni tener organización allende la que da la red, ha obtenido un exitazo parlamentario.

El discurso del 15-M está también presente en esa plataforma de intelectuales y artistas que salieron ayer a pedir... ¡la reconstrucción de la izquierda! Varios de los allí presentes hace un año refundaban IU con tanto éxito que ahora quieren reconstruirla porque reconocen que la IU refundada no ha dado resultado en términos electorales. Puede que hasta haya sido contraproducente. Y ¿cómo se reconstruirá ahora? Según parece, recuperando ilusión, mucha ilusión y escuchando las proclamas que lanza un sector de la intelectualidad, mayoritariamente ligado a la IU refundada. Da la impresión de que el mensaje de fondo es que la izquierda se reconstruirá vertebrada por las reivindicaciones del 15-M. Pero esto es más que dudoso.

En términos teatrales (y la política es básicamente una acción escenificada) , familiares a muchos firmantes, el 15-M es el coro de los dramas griegos clásicos. Su función es avisar a los personajes y explicar al público, pero no es un personaje específico ni público sino un algo intermedio, oscilante, que ejerce influencia pero no sabe la influencia que ejerce. Es imposible que los partidos se identifiquen con el 15-M o, incluso, lo dirijan porque en éste hay clientela de partidos muy distintos y hasta de ninguno. La única posibilidad es dejar de ser partidos, fundirse por un proceso osmótico con el movimiento. Quizá por eso los intelectuales -que tienden al ideal platónico- dicen que quieren reconstruir la izquierda. No ya IU u otro partido sino la izquierda, que son ganas de nombrar la soga en casa del ahorcado en la que hay una pelotera permanente acerca de quién es de verdad de izquierda, quién de mentira, quién traidor, quién vendido, quién falsario. En todo caso, cada cual propone lo que le parece bien. Lo único que aquí puede decirse es que esa comparecencia pública parece haber equivocado el escenario ya que no deja claro a quién representan esos cineastas, escritores, profesores, jueces y qué quieren hacer con las firmas que están recogiendo. ¿Han probado a ir a leer su comunicado a una asamblea de indignados? Sería interesante asistir al debate. Porque, en fin, veremos qué da de sí el duplicado del del estado de la Nación hoy en Sol.

(La imagen es una foto de xornalcerto, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 28 de juny del 2011

Fascistas, genocidas y roba-niños.

Una Gran Nación


(A propósito de la petición de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de que el Congreso condene la sublevación fascista del 18 de julio de 1936).


Se alzaron en armas contra el gobierno legítimo que habían jurado defender.

Hicieron una guerra civil de tres años con ayuda militar de las fascistas Alemania e Italia y el empleo de regulares de África, contra su propio pueblo. La única guerra que el ejército español ha ganado en trescientos años... contra su propio pueblo.

Procedieron a un exterminio sistemático de los adversarios desarmados por razones políticas, o sea un genocidio.

Trataron a los vencidos con crueldad inaudita, persiguiéndolos, encerrándolos, torturándolos, asesinándolos, aterrándolos durante años; a ellos y a ellas.

Depuraron y represaliaron todos los cuerpos de la administración y las profesiones liberales y confiscaron o simplemente robaron los bienes, tierras y patrimonios de los vencidos.

Impusieron una dictadura totalitaria y terrorista de delincuentes con plena complicidad de la Iglesia.

Establecieron un régimen de corrupción generalizada en que los adictos a los delincuentes en el gobierno se enriquecían robando a la Administración mientras la gente pasaba hambre.

Sus generales y altos mandos eran sobornados por los ingleses y los aliados en general para que no entraran en la guerra mundial del lado de Alemania.

Enviaron una división a luchar contra los soviéticos con uniforme alemán y bajo mando alemán.

Robaron decenas de miles de niños de rojos para entregárselos como hijos adoptivos, criados o esclavos a las familias adictas al régimen, bendecidas por los curas.

Dieron muchos gritos pero dejaron Gibraltar como estaba por miedo a los británicos.

Vendieron la soberanía nacional en lo territorial a los Estados Unidos y en lo espiritual al Vaticano a cambio de leche en polvo y unas medallitas.

Enviaron a los trabajadores españoles como emigrantes en condiciones de miseria por cientos de miles a los países europeos para financiar con sus retornos el desarrollo español.

Siguieron robando niños con los mismos fines que antes, aunque no ya solamente a los rojos sino, en general, a los pobres.

Reprimieron toda manifestación de libertad, creatividad cultural o folklórica popular ensalzando el fútbol, los toros y el flamenco como la esencia de la raza.

Se tragaron todas las humillaciones militares en el norte del África, incluido el expolio del Sahara.

Se tragaron todos los desprecios internacionales, incluido el aislamiento en Europa como régimen apestoso.

Su sanguinario caudillo firmó las últimas penas de muerte un mes antes de morir él mismo bajo el manto de una Iglesia cómplice de la dictadura y genocidio.

Por entonces España no sólo era conocida en Europa por ser exportadora de mano de obra barata sino también por ser un lugar donde podían comprarse niños ya que su robo se había convertido en un negocio redondo.


A esto es a lo que Rajoy llama una gran nación y este es el régimen que su partido se niega a condenar, en el que sus capitostes vivían con extraordinaria placidez a los gritos de ¡Una, grande libre! y ¡Franco, Franco, Franco!

El problema de autoestima en el imaginario colectivo que aqueja a los españoles no es un invención sino que tiene raíces muy profundas y no se resolverá en tanto no se afronte la verdad.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell que muestra republicanos fusilados por los franquistas, bajo licencia de Creative Commons).