dimecres, 9 de setembre del 2009

Más dura será la caída.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! Tu forma de mentir es plana y trasluce desprecio hacia tus conciudadanos. "Yo me pago mis trajes". Y no es verdad. "No conozco de nada al Bigotes". Y es tu amigo del alma.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! No todos los jueces son tus amigos del alma. No todos archivan las causas que te son enojosas. Algunos se empecinan en hacer justicia y reclaman los papeles de los contratos de tu gobierno con la trama corrupta que llevas meses sin entregar.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! Cuidado con el Supremo que está alto y lejano y sus magistrados no esperan nada de ti. ¡Qué disgusto te darían anulando la inicua decisión de tu amigo el juez De la Rúa!

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! Hasta el Fórmula 1 se empeña el contubernio masónico en aclarar para hacer zapa en tus nobles esfuerzos por elevar la dignidad de tus conciudadanos de informados a mentidos.

Ay, ay, ay, señor Camps, señor Camps, ¡que lejos andan la conducta y la moral! ¿Cuándo te darás cuenta de que un pato cojo no puede gobernar? ¿Cuándo de que, si no te vas ya, caerás sin querer y contigo caerá el buen nombre de lo que dices defender?

(La imagen es una foto de dalequetepego, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 8 de setembre del 2009

Velando las armas.

En vísperas de la comparecencia parlamentaria del señor Rodríguez Zapatero para explicar las medidas anticrisis las posiciones respectivas del Gobierno y el mayor partido de la oposición no pueden estar más enfrentadas. Ello pertenece a la lógica del sistema democrático y no es necesariamente malo; al contrario, lo sospechoso sería que hubiera acuerdo y complacencia en las actuaciones de ambos. Las medidas del Gobierno y las razones para adoptarlas serán mejores o peores, igual que las críticas de la oposición y sus motivaciones y ya veremos luego quién resulta ganador a los ojos de la opinión pública, igual que veremos también con qué grado de interés siguió ésta el encuentro.

No obstante hay en el debate de mañana un añadido que considero característico español, en especial de la derecha española y que queda claramente definido con la expresión de "mala fe". Entre las críticas de la oposición al Gobierno de tono y alcance diverso destacan especialmente las acusaciones de comportamiento delictivo sin pruebas en lo referente a las imaginarias escuchas telefónicas que demuestran claramente dicha mala fe: si las imputaciones son infundadas; si se mantienen frente a la persistente negativa del Gobierno; si se reiteran ad nauseam de forma machacona pero no por ello más verosímil, pues sigue sin haber pruebas; si se pretenden falsear éstas, presentando como tales hechos irrelevantes de conocimiento común; si declaradamente se omiten las vías judiciales ordinarias para estas acusaciones y se insiste en su carácter político pero exigiendo responsabilidades jurídicas; si, como hace la señora De Cospedal con irritante impudicia, se reclama que el Gobierno adopte medidas basadas en la mera formulación de imputaciones sin pruebas ni fundamentos, es evidente la mala fe en la actuación de la oposición. Una mala fe que impide todo diálogo democrático y que puede convertir la primera sesión parlamentaria del curso político en una reyerta de jayanes. Al menos por una de las partes.

Entre los analistas políticos, especialmente los de izquierda, se da el prurito de la equidistancia y el anhelo de mantener cierto equilibrio en las críticas a los dos actores fundamentales del proceso parlamentario. Digo en los de izquierda; los de derecha no tienen estos escrúpulos pues van directamente al degüello del adversario político en el entendimiento de que sus lectores, su audiencia, son sus cómplices y no gustan de remilgos de objetividad. En la izquierda, en cambio, que cuenta con una audiencia hipercrítica, ésta es una obsesión que a veces obliga a compensar los reproches a un lado con los del otro, aunque sea al coste de cierta injusticia. Se reparten así a prorrateo entre los dos responsabilidades por supuestas deficiencias y errores... y se hace un flaco servicio a la justicia y a la verdad. El actual gobierno de España tiene muchas insuficiencias y defectos y Palinuro no se queda corto en señalarlos pero para encontrar una oposición de tan mal estilo, con tan nulo respeto al Estado de derecho y con tan cerrada mala fe hace falta salirse del planeta.

¿La explicación? La inveterada, tradicional, atávica y falsa creencia de la derecha española de que la gobernación del país es suya por derecho natural y/o divino, que todo gobernante que no sea ella es un usurpador, que contra él todo vale, desde la amenaza hasta la calumnia y que si, para desbancarlo, hace falta mover los cimientos del sistema democrático (cosa que ya reconoció ella misma con motivo del asalto al "felipismo"), se mueven. El franquismo, que es el venero de la derecha española actual como se muestra en sus reiterados intentos de obstaculizar por todos los medios el ajuste de cuentas con la Dictadura a través de la memoria histórica, es la quintaesencia y resultado final de dicha actitud. Nada de eso puede decirse de la oposición practicada por el PSOE, ni siquiera en la época de mayor virulencia en la segunda legislatura de Adolfo Suárez y por lo tanto toda igualación entre ambas es injusta y mendaz; aparte de cobarde.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

Pozuelo borroka.

Aunque Palinuro esté de mudanza, como ya advirtió en una entrada hace unos días, aún figura avecindado en Pozuelo de Alarcón, motivo por el cual se ve afectado por los últimos acontecimientos de violencia callejera en este municipio que tiene la renta por habitante más alta de los de España y en el que convive una mayoría de autóctonos con dos numerosas minorías de dominicanos y marroquíes. Es un verse afectado de carácter simpatético porque resulta fácil de entender que ni por aficiones, tendencias, condición civil, situación familiar o amistades sea probable encontrar a Palinuro confraternizando con jóvenes y adolescentes borrachos a las cuatro de la madrugada en mitad de la vía pública.

Siempre que se produce uno de estos estallidos en lugares urbana y socialmente determinados generalmente originados en una intervención policial, solicitada o directa, proporcionada o desproporcionada, los medios se llenan de sociólogos a la violeta dando explicaciones causales que suelen tener un poco de cierto y un mucho de fantástico. Un repaso a todas ellas permite apuntar a las siguientes: a) la socialización de la juventud y de la adolescencia; b) los hábitos de la clase media-alta; d) la venta masiva de alcohol en la vía pública; e) la cultura social de los españoles en general y los castellanos en concreto en relación con los festejos; f) la generalizada mala educación; g) las pautas y valores que trasmiten los agentes sociales, singularmente la televisión; h) cierta permisividad familiar en lo atingente a comportamientos en público. Supongo que, de haber una explicación (cosa siempre problemática en estos comportamientos en donde lo irracional acaba primando) estará localizada en la interacción de estos factores con algún otro elemento que pueda haber olvidado, pero no se minimice en esto el efecto del alcohol corriendo a raudales por la calles.

No sé hasta dónde se podrá llegar con estas aclaraciones de carácter teórico. Lo que sí puedo aportar es mi experiencia empírica a pie de calle precisamente de la zona en que se dieron los hechos, el Camino de las Huertas, por donde anduve circulando con mi familia unas seis horas antes del estallido y puedo asegurar que, en cierto modo, el asunto estaba ya en el aire: muchos de los integrantes de las peñas en manifiesto estado de embriaguez dándole al bombo, armando bulla y buscando bronca. Imagino que la policía aplica protocolos de actuación que toman en consideración varios de los factores apuntados pero sólo sé decir una cosa que también es fácil a toro pasado: se veía venir. Incluso comenté algo con mi familia. Igual que después se veía venir que alguien, el alcalde singularmente, hablara de los "venidos de fuera" como si el mundo se dividiera en mala gente y pozueleños.

(La imagen es una foto de R. Duran, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 7 de setembre del 2009

Improvisar.

En la contienda política y en la vida en general las cosas no son buenas ni malas en sí mismas sino de acuerdo a cómo cada cual quiera interpretarlas. Vivir, relacionarse socialmente, es dialogar, proponerse interpretaciones unos a otros. Ganar, triunfar, es conseguir que otros, los más, acepten tus interpretaciones y te den su confianza. Perder es quedarte en minoría, incluso solo. A su vez las interpretaciones pueden ser -de hecho, suelen ser- visiones contradictorias de un mismo acontecimiento, empleos conflictivos de los mismos términos que dan contenido radicalmente distinto a nuestros actos.

Viene lo anterior a cuento del intercambio de acusaciones que se da entre la oposición y el Gobierno últimamente. La oposición sostiene que el Gobierno carece de un plan, de un proyecto, de un modelo, en definitiva, de un hilo conductor en su acción y que todo lo fía a las "ocurrencias" y a la improvisación. A su vez, el Gobierno sostiene, como ha hecho el señor Rodríguez Zapatero en Rodiezmo, que no improvisa ni tantico así, que todo lo tiene madurado, pensado, proyectado, planeado, decidido.

La verdad es que uno se queda perplejo ante esta forma de razonar de ambas partes y llega uno a preguntarse si sus representantes están a la altura del siglo en el que viven. En primer lugar es falso que el Gobierno tenga plan alguno, proyecto que le permita elegir, que no improvise. Basta con echar una somera ojeada a su comportamiento en los últimos dos años para darse cuenta de ha tomado medidas no suficientemente contrastadas, oscilantes, dubitativas y que, si bien orienta su acción rigiéndose por unos principios a los que se mantiene fiel, plano, proyecto específico, blueprint, carece de él.

Pero es que, además, en segundo lugar, es falso que la improvisación y la ausencia de un plan previo sea algo malo en sí mismo. En unas circunstancias como las actuales, caracterizadas por una crisis que nadie previó y en las que nadie sabe qué pueda suceder mañana ya que los datos siguen siendo muy erráticos y confusos, tener la flexibilidad necesaria para adaptarse a las cambiantes circunstancias es reducir las desventajas de los esquemas y criterios fijos, las ideas preconcebidas, los planes establecidos con anterioridad pensando en una realidad que no se ha producido. Saber adaptarse y tener flexibilidad y capacidad de improvisación son aptitudes que permiten sobrevivir frente a quienes se empeñan en aplicar unos recetarios previos, ya hechos. El único al que se le ha ocurrido salir con esta melonada ha sido el genio de Quintanilla de Onésimo, que publicó hace unos meses un recetario para que España saliera de la crisis.

Con esto de la improvisación y la planificación ocurre lo mismo que cuando alguien dice que no ha cambiado de ideas en treinta, cuarenta, cincuenta años y lo tiene a mucha honra para mostrar su consecuencia frente a unos contemporáneos veletas. Vivir así es interesante, pero no lo es menos tener una comprobada capacidad de respuesta ante situaciones inesperadas y cambiar de ideas cuando uno lo estime razonable o, si se prefiere para hacerlo más atractivo, renovarlas de acuerdo con la evolución de los acontecimientos.

Por todo ello no entiendo por qué el señor Rodríguez Zapatero pierde un tiempo precioso en contestar a acusaciones carentes de sentido y hacerlo negando la evidencia misma. Pues claro que el Gobierno no tiene un plan premeditado sino solamente unas criterios orientativos. unos principios que orientan su acción en sentido génerico pero no fórmulas hechas. Lo curioso es que lo mismo le sucede a la oposición. Que muestre el señor Rajoy su plan y que sea distinto de las medidas aisladas y coyunturales que pretende tomar según sea el momento.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

Alemania: Angie.

Los alemanes acaban de entrar en campaña electoral para las elecciones generales del próximo día veintisiete. El resultado es muy incierto. Se presume que ganará la Democracia Cristiana gobernante en alianza con el SPD, el partido socialdemócrata. Pero no está claro si lo hará con el margen necesario para gobernar en solitario o, cuando menos, para cambiar de aliados, de los rojos a los verdes.Deseando llegar a esos resultados, la CDU /CSU ha pensado una campaña centrada en la figura de la canciller, Angela ("Angie") Merkel, que goza de mucha popularidad. Poco debate, ninguna referencia a los adversarios, simplemente la figura de Merkel, sus dotes de estadista, sus intervenciones y poco más. A su vez, Frau Merkel se ha adaptado a una forma de campaña que podríamos llamar 2.0: escenarios ultramodernos, trepidantes, intervenciones rápidas de la candidata y, como música de fondo, Angie, de los Rolling Stones. La canción es preciosa, desde luego, muy camp, de mis años mozos, pero estos alemanes dan la impresión de haberla escogido solo por el título, sin entender su contenido. y, dado su escaso sentido del humor, no creo que lo hayan hecho de broma. Digo esto porque el estribillo de la canción consiste en preguntarse si no va siendo hora de separarse y terminar la relación, justo lo contrario de lo que pretenden quienes hayan ideado la campaña.


Aquí dejo la canción, pura nostalgia y con subtítulos en español.

(La imagen es una foto de cgommel, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 6 de setembre del 2009

El PSOE es la Gestapo.

Lo apuntó Palinuro hace unas entradas y merece la pena explicarlo con mayor detalle. Estallado el caso Gürtel en el que está implicada una cantidad respetable de cargos públicos y militantes de rango del PP, éste optó por responder agrediendo en manifiesta creencia de que la mejor defensa es un buen ataque. Empezó por cuestionar al juez instructor, Baltasar Garzón, al que acusó de "socialista", de parcial, de estar animadverso hacia el PP. A continuación cuestionó la independencia de los jueces y la profesionalidad del Ministerio Fiscal. Más tarde doña María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, acusó al gobierno del PSOE de estar realizando escuchas telefónicas ilegales a destacados dirigentes del PP, tesis ésta del gobierno escuchador que han estado repitiendo otros monagos del mismo partido hasta la saciedad. Hasta la saciedad, pero sin pruebas. De ahí, la señora De Cospedal saltó a calificar al gobierno de Rodríguez Zapatero de Estado policial con las mismas pruebas que tenía de las escuchas, esto es, ninguna. Por último el señor Camps, en un acto público del PP, elevó la estridencia hasta acusar al Gobierno de pretender implantar un "régimen de terror", una expresión vigorosa que descansa sobre idénticas inexistentes pruebas, es decir, un infundio más. Está claro que no es casualidad sino que hay coordinación, un evidente intento de que no se hable de Gürtel sino de las calumnias del PP, basado en el principio de quién la dice más gorda. Por eso, ¿qué tal andar propalando por ahí que el PSOE es la Gestapo? ¿O quizá la GPU?

Voto a tal que no deja de tener su miga que los herederos espirituales de Franco, los neofranquistas del PP, todavía presidido con honores por el señor Fraga Iribarne, acusen a los demás de "Estado policía" y "régimen de terror". Ellos, precisamente ellos. Pero, además de pintoresca, la táctica calumniadora tiene que tener alguna rentabilidad o utilidad. Como todo el mundo sabe y repite sin parar, el PP no habla de Estado policía porque de verdad crea que se trate de tal sino para distraer la atención del asunto Gürtel del que, en principio, parece seguirse que la corrupción es extrema y generalizada en el PP, con tres Comunidades Autónomas seriamente tocadas (Madrid, Valencia y Baleares) y otras en el alero. Y efectivamente, la gente no comenta nada del Gürtel y se entretiene con los infundios del PP. Pero es que, al estar el caso sub iudice, no hay nada que comentar mientras no haya noticias del proceso. Y cuando las hay, ya puede el PP calumniar lo que quiera que se comentan a gusto general. Gracias a eso el señor Bárcenas es un cadáver político y el señor Camps un típico lame duck o "pato cojo" porque, por mucho que lo aplauda el señor Rajoy y llene las plazas de toros, el asunto de los trajes no pagados es tan demoledor moralmente que toda inversión en él es un despilfarro.

En resumen y para que se me entienda: la campaña de infundios como defensa/ataque del PP sirve precisamente para lo contrario de lo que pretende ya que es la que contribuye a recordar el caso Gürtel, un caso de corrupción y financiación ilegal del partido de una trascendencia hasta ahora insospechada y que, de no ser por la campaña del PP, hubiera dormido el sueño de una noche de verano hasta que se reanudase la actvidad judicial después de las vacaciones.

Apostilla a la entrevista a Cayo Lara.

Releyendo la entrevista de Palinuro a Cayo Lara unas entradas más atrás me doy cuenta de que me quedó una pregunta por hacer y que por nada del mundo querría que quedase sin contestar. El señor Lara se precia de haber expuesto al Rey su plan para acabar con la Monarquía y traer la República a España. Y parece que el Monarca lo escuchó con atención cual su obligación. No se imagina uno al Monarca arrojando a algún visitante de La Zarzuela con cajas destempladas.

La pregunta es: ¿importaría al señor Cayo Lara explicarnos a los ciudadanos normales ese plan o proyecto para traer la IIIª República o es solamente para los reales oídos? Estoy seguro de que, si el plan es viable, los republicanos los apoyaremos y haremos lo que nos corresponda por sustituir la Monarquía por una República. Esperamos que no se trate de una receta conspirativa, al estilo leninista, de esas que los comunistas vendían como la "verdadera democracia", que era la del socialismo realmente existente y en donde había tanta democracia como socialismo.

dissabte, 5 de setembre del 2009

Autodeterminación, independencia, secesión.

No se sabe si el famoso referéndum de Arenys de Munt llegará a celebrarse o no. Una juez ha censurado el apoyo municipal a la iniciativa al sostener que no es competencia municipal pero del referéndum en sí mismo nada se dice. La señora vicepresidenta del Gobierno recuerda que la autotederminación no cabe en la Constitución. Notable descubrimiento que debe de querer decir que está construyéndose una base jurídica para proceder en contra de la consulta popular.Como casi siempre que algo se gestiona mal desde el principio, al final el resultado es un galimatías en el campo práctico y nadie sabe bien a qué atenerse.

Sea cual sea el resultado, Arenys de Munt ha tenido una iniciativa brillante que otras instancias abordarán de modo similar pero con otros fines. Aunque la autodeterminación no quepa en la Constitución, si a la gente le da por reclamarla, es poco lo que podrá hacerse por impedirlo.

Por lo demás, el hueso de este asunto está en el campo teórico. Dado que es difícil negar un derecho que es inherente la condición humana, viene a decirse que, en el fondo, sólo oculta el hecho de entender que la autodeterminación es secesión. Y, si fuera así ¿qué? La secesión también es un derecho, aparte de una manifestacióin específica del de autodetrminación. Personalmente jamás entraría a formar parte de ninguna organización de la que no pudiera separarme cuando quisiera.

(La imagen es una foto de antmoose, bajo licencia de Creative Commons).

La fiesta del lagarto.

Con abundante mesnada galaico-castellana y rodeado de amigos y clientes, el Señor de los Hilillos decidió pasar al vecino Reino de Valencia, a visitar, es decir, a honrar a su vasallo el Señor de los Trajes y apoyarlo en su noble lucha contra la morisma infiel y taimada. Presente estaría también la musa del príncipe, la muy honrada Dueña Bolsada. Y fue allí, en el coso de la fiel ciudad, en donde el Señor de los Hilillos recibió el juramente renovado de lealtad del de los Trajes y proclamó su alianza, avisando a los malandrines enemigos de la fe de que el poderoso brazo del Señoría de los Hilillos caería sobre todo aquel que osara un nuevo contubernio contra el Señor de los Trajes, difundiendo la inmunda especie de que aquellos atuendos que lucía, hechos de las mejores sedas del Oriente demasquinadas con gusto exquisito no los adquiría de su peculio sino que eran dádivas procedentes de los saqueos de naves en alta mar y traídas a tierra por los piratas berberiscos.

Atronaba los aires la lastimera voz del de los Hilillos que se quejaba de que el príncipe, el leonés Rodríguez Borceguero le hubiera jurado enemistad eterna y lo persiguiera por doquier, espiándolo, escuchando sus conversaciones y presenciando hasta sus momentos más íntimos. Juraba a los cuatro vientos el señor galaico-castellano que el pérfido leonés, confabulado con los veedores del Reino y sus corregidores más fieles tenía en proyecto invadir sus tierras y desposeerlo del poder a través de una conspiración a la que se habían sumado los judíos de Elefantina a quienes el Borceguero había maltratado con antelación en una expedición contra el Turco.

Cantaba victoria el de los Hilillos pues traía con su botín cautivo a un alarife rifeño, experto en construcción de mezquitas partícipe en la conspiración anticristiana que, arrepentido, había pactado una pena leve a cambio de un relato público de cómo el tirano trataba de exterminar a los sectores más dignos y representativos de la comunidad.

Por eso fue tanto mayor la sorpresa y el bullicio cuando, habiendo subido al tablado el alarife con hopalanda de hereje relapso, dijo que, aunque había convenido un relato falso a cambio de su libertad, era incapaz de contar nada más que la verdad ya que su religión le prohibía la mentira. Enhebró así una denuncia de los propósitos del Señor de los Hilillos en connivencia con el Señor de los Trajes y la Dueña Bolsada de tapar sus muchas tropelías y desconciertos hablando de una persecución de desalmados seguidores del Borceguiano, cuyo párrafo principal fue: "no conozco ladrón, estafador o criminal alguno que no diga que la justicia es una farsa, que los jueces se la tienen jurada, que hay una conspiración en contra suya, que las fuerzas del mal pretenden su destrucción, que los jueces y alguaciles sólo buscan su perdición mientras dejan impunes los asaltos en los caminos, los incendios de caseríos y el pillaje en los pueblos".

(La imagen es una foto de thewritingzone, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 4 de setembre del 2009

Palinuro entrevista al Rey.

El éxito de imagen que consiguió el señor Cayo Lara el otro día al entrar en La Zarzuela dando vivas a la IIIª República, dejó a Palinuro pensando en la conveniencia de acercarse él también a entrevistar al Monarca. Pensado y hecho. En La Zarzuela lo recibieron con agrado, el Rey lo invitó a una coca-cola y la conversación, en la que no se permitieron fotos resultó amena y hasta tuvo sus piques de humor. Palinuro: ¿así que dio Vd. audiencia al señor Cayo Lara, notado republicano, que le explicó cómo piensa sustituir la Monarquía por una República?

Rey: claro. En una monarquía democrática el Rey tiene que hablar con todos los sectores políticos, incluso con los contrarios a la institución monárquica.

P: ¿hasta con los que quieren cortarle cabeza?

R: por supuesto; esos, los primeros. Si Luis XVI hubiera hablado con Danton, Marat y Robespierre, podría haber muerto con la suya sobre los hombros.

P: Majestad, habla Vd. mucho de democracia pero la Monarquía es una institución profundamente antidemocrática puesto que niega el principio fundamental de la igualdad de los seres humanos.

R: que la institución no sea democrática no quiere decir que no pueda estar al servicio de la democracia y la libertad. Piensa en el ejército. Nada tan antidemocrático como la milicia y, sin embargo, sin ejército no habría democracia.

P: puede ser pero la democracia es elección y al Rey no lo elige nadie.

R: tampoco a los generales y, si me apuras a los magistrados del Tribunal Constitucional. La Monarquía británica, cuya sangre late por mis venas, como bien sabes, pues soy descendiente de la Reina Victoria, rige sobre una de las democracias más antiguas y acrisoladas del mundo.

P: la inglesa es posible pero la española está llena de deficiencias y alifafes que impiden considerarla democrática.

R: ponme un ejemplo.

P: de entrada, Majestad, a Vd. lo nombró sucesor "a título de Rey" un general rebelde, sublevado, faccioso y ya muerto, F. Franco. Vd. representa lo que se llamó "la monarquía de julio".

R: si, ese es un vicio de origen de mi título que no sé cómo eliminar salvo mostrando la ejecutoria de mi acción política que ha resultado ser lo contrario de lo que el General Franco había previsto.

P: es decir, pretende Vd. que se le tenga como mérito haber traicionado a su mentor.

R: traicionar es un término un poco fuerte.

P: pero es el que es, Majestad, porque Vd. juró fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional que, por su naturaleza eran "permanentes e inalterables". Y por eso no puede jurar fidelidad a la Constitución vigente, que es contraria a dichos principios. Vd. es Rey porque traicionó la legitimidad que acarreaba.

R: pero adquirí la legitimidad democrática, que es la que cuenta hoy día con el referéndum de la Ley para La Reforma Política.

P: me temo que no, majestad. La Monarquía se metió de matute en el articulado de una Ley que los españoles votarían favorablemente por devolver la democracia a España. Para decidir esta cuestión se hubiera necesitado un referéndum especial sobre la forma de Estado en España, cosa que no se hizo y nadie, salvo los republicanos, quiere hacer ahora.

R: ya imagino que en tu criterio lo mejor es no mencionar los asuntos dinásticos.

P: Majestad, ¡ninguneó Vd,. a su propio padre y pasó por encima de su mejor derecho! No hay legitimidad dinástica.

R: alguna utilidad tendré cuando me han designado "alma del cambio".

P: historiadores pelotas, Majestad, bufones al servicio real que tanto gustan en la corte española.

R: esos son los Austrias. Los Borbones somos más racionalistas y cartesianos.

P: pero también es Vd. Habsburgo.

R: ¡caramba! Lo había olvidado. Nadie es perfecto, ¿verdad? Por cierto, deja de acosarme. Algo que no entiendo de cierta izquierda española es por qué os caigo tan mal a pesar de que cómo han ido las cosas de forma que muchos antimonárquicos se han hecho "juancarlistas".

P: tampoco debe Vd. engañarse: siempre hay gente sin bríos ni coraje, dispuesta a justificarse en la peor posición sin decir nada. Fíjese, además, en que "juancarlista" suena a franquista.

R: ¡otra vez! No dejáis a Franco en paz.

P: ese Franco del que no se puede hablar mal en su presencia de Vd. Es decir, ¿no se le puede llamar genocida?

R: nada de nada. Entiéndelo, es un deber personal de lealtad a quien me antecedió en el cargo. Y dime, que no me has contestado ¿por qué me la tenéis jurada en la izquierda?

P: no toda la izquierda, pero sí parte. No sabría decirle lo que que opinan los demás pero por lo que a mí hace y alguna gente a la que conozco, el asunto no es sobre los deméritos de la Monarquía, que son muchos, si no sobre los méritos de la forma de Estado que el país se ha dado en dos procesos democratizadores : la República, cuya legitimidad de origen y ejercicio está fuera de toda duda, pero a la que la Monarquía cierra el paso. No es que no queramos la Monarquía; eso ya lo ha dicho el pueblo español en 1931 y la Monarquía es un régimen zombi. Es que queremos la República.

R: y ¿no es asunto para vosotros el de la oportunidad histórica? Hoy Monarquía sí o no no es tema que preocupe a los españoles. Les preocupan cosas como el terrorismo, la crisis económica, las Comunidades Autónomas. Pero no la Monarquía.

P: es un argumento muy típico de la derecha: que la memoria histórica no interesa a nadie hoy, que el aborto no interesa a nadie hoy. Todo lo que no le gusta juzga que no interesa. Y no sé si lo creerá Vd., Majestad, dada su trayectoria, pero los asuntos de principio interesan siempre y la Monarquía sí o no es asunto de principios.

(La imagen es una foto de SalamancaBlog.com, bajo licencia de Creative Commons).

La corrupción como Gobierno.

El gobierno del señor Berlusconi en Italia es el gobierno del capital. No el de un sistema económico o político puesto que los sistemas no gobiernan, sino el de una persona concreta que en su hacer y deshacer simboliza el espíritu del capitalismo en estado puro, esto es, poner todo, absolutamente todo al servicio de su interés personal. Si por corrupción hemos de entender el hecho de valerse de los bienes públicos en beneficio del interés privado, el gobierno del señor Berlusconi es la quintaesencia de la corrupción, es la corrupción como forma de gobierno.

Ayer dimitía Dino Boffo director del Avvenire, el diario de los obispos, como resultado de un ataque personal en un periódico de la familia de Berlusconi, firmado por su director, Vittorio Feltri. Feltri es un periodista de rompe y rasga, relacionado de antiguo con Berlusconi, director durante una época del Giornale, propiedad de Berlusconi, tras la salida de Indro Montanelli. Feltri pasó a dirigir su propia publicación hasta que el veintiuno de agosto de este año, en plena guerra contra los medios, Berlusconi lo contrató de nuevo para dirgir Il Giornale con un salario al parecer de potentado, de tres millones de euros anuales, tengo entendido, así como otras gabelas. Su misión es responder desde los medios con artillería pesada a todos los ataques de los medios contra Berlusconi. Parece haberlo dicho él mismo, que su función es mirar entre las sábanas de quienes miran entre las sábanas de los demás. Es una estrategia bien orientada porque se inspira en la sabiduría de dime de qué presumes y te diré de qué careces

Es punto crucial de la democracia que el Estado carezca de medios de comunicación, aquellas figuras de periódicos, radios o televisiones de titularidad pública cuyos partidarios defendían diciendo que el Estado necesita protegerse de los asaltos mediáticos, entre otros. Frente a esto se argumenta que los medios se orientarán al bien común pero, en el fondo, el que se beneficia es el propietario del medio, en este caso Il Giornale. En el fondo, ¿cuál es la diferencia entre esta situación y aquella en la que el Estado era propietario de un medio de comunicación? Ninguna de importancia y aquella fórmula es mucho más creible puesto que el dueño del medio privado es, precisamente, el presidente del Gobierno. La corrupción es completa: el presidente del Gobierno controla los bienes públicos para beneficiarse personalmente. Bienes públicos como la libertad de prensa, a su servicio personal. Se dirá que El Giornale no es propiedad del Estado italiano sino del señor Silvio Berlusconi que lo pone a su servicio que es la base misma de la corrupción.

El ataque de Berlusconi a los medios toma la misma vía que la del Pocero en España: aplastar al contrincante en procesos judiciales, querellas por calumnias, quebrarle el espinazo a base de dinero. Dinero, algo que sobra al señor Berlusconi y que le permite gobernar Italia en provecho propio. Cosa que hará, probablemente, todo aquel que, teniendo poder político, es propietario de medios de comunicación.


(La imagen es una foto de rogimmi, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 3 de setembre del 2009

Pensando en un elefante.

La señora De Cospedal, cuyo próximo enlace matrimonial debe de hacerla tan feliz que pierde el mundo de vista, insiste en el infundio de las escuchas telefónicas cuando ya los otros miembros destacados de su partido, el señor Rajoy y la señora Aguirre, lo han abandonado por estéril. La política castellano-manchega persiste en responsabilizar al ministro del Interior, señor Rubalcaba, de las supuestas escuchas sosteniendo que su negativa no vale nada dado que todos recuerdan que es el mismo que mirando fijamente a la televisión dijo que los GAL no existían. Una línea argumental muy típica de la señora De Cospedal por lo que tiene de tosca. Quiere decir que el señor Rubalcaba miraba fijamente el objetivo cuando se supone que dijo lo que dijo según De Cospedal.

La verdad, no recuerdo al señor Rubalcaba en la citada tesitura pero las palabras de De Cospedal me han traído de inmediato a la memoria al señor Aznar mirando fijamente al objetivo y diciendo que se le creyera que el régimen de Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva. No sé si la secretaria general del PP he tenido un lapsus o si se trata de un ejemplo más de la táctica derechista de la proyección. En todo caso la señora está de suerte de que el ministro sea Rubalcaba y no Berlusconi porque éste ya habría interpuesto una demanda en defensa del honor pidiendo cientos de miles de euros.

Da la impresión de que la señora De Cospedal sea lectora atenta de George Lakoff en su obra No pienses en un elefante en la que éste recurre a la teoría del encuadre en comunicación política para analizar los efectos de las campañas electorales entre los dos partidos en los Estados Unidos. La teoría aquí aplicada sostiene que quien establece los términos del debate tiene éste prácticamente ganado.

En el caso que nos ocupa la señora De Cospedal parece pensar que si consigue que se hable de las hasta ahora falsas escuchas del ministerio del Interior estará encuadrando la situación y consiguiendo que no se hable del caso Gürtel. El problema es que el caso Gürtel, la trama de corrupción que tiene al PP pringado por todas partes, no es un marco de un debate sino un proceso penal que sigue su curso con independencia de lo que en otros foros asegure la señora De Cospedal. De tal modo a ésta le sale el tiro por la culata ya que, cuando hay actuaciones en el proceso, todo el mundo se entera y, en el ínterín, la atención se mantiene gracias a las delirantes afirmaciones de De Cospedal que no mitigan en nada el efecto de dicho proceso en las expectativas de voto, algo que parece haber entendido hasta el señor Rajoy.

(La imagen es una foto de www:ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 2 de setembre del 2009

El referéndum de Arenys de Munt.

Según leo en Público, una asociación privada celebrará un referéndum el próximo 13 de septiembre en Arenys de Munt en el que se preguntará a los seis mil habitantes del pueblo si quieren que Cataluña sea independiente. O sea, un referéndum de autodeterminación. No vinculante, jocosa la cosa, como cultural y festiva, pero autodeterminación.

Supongo que alguien pedirá que se declare ilegal la consulta; los falangistas del lugar están como si hubieran bebido ricino, el señor Rajoy echa las muelas, algún despistado saldrá diciendo que ZP anda troceando España (¡eso y que el trozo más grande que quede sea como Arenys de Munt!) y los de las plataformas de la unidad patria irán a rojigualdear el pueblo.

Nunca entendí por qué la izquierda española dejó de defender el derecho de autodeterminación de los pueblos que habitan España y, en gran medida, pasó a defender lo contrario. El derecho de autodeterminación me parece un derecho fundamental de la persona en su faceta individual y colectiva. Negarlo en la segunda, a veces con razones especiosas, no es convincente. Creo que los españoles debemos implantar el derecho de autodeterminación de las naciones que conviven en el Estado, aceptar que se ejerza y respetar su resultado. En mi modesta opinión esto es la único que podría cimentar una verdadera unidad hispana (incluso ibérica, si los portugueses se unen a la fiesta), esto es, que lo sea voluntariamente.

La cerrada negación del derecho de autodeterminación está fabricando independentistas. Estoy convencido de que si se convocaran hoy referéndums de autodeterminación en Galicia, Euskadi y Cataluña, ganaría la opción española. Pero no me atrevo a decir qué pasaría dentro de veinte años si los nacionalistas españoles siguen dominando el cotarro e impidiendo el ejercicio de la autodetermiación.

A la larga y se llame como se llame, habrá que reconocer ese derecho tal como están las cosas en el mundo globalizado y estarán en el futuro inmediato. Cuanto antes se haga, mejor para todos, menos tiempo perderemos en debatir asuntos oscuros de convivencia que no tendrían por qué estar planteándose sistemáticamente. Espero que no me caiga el habitual chorreo por esto: soy y me siento español; votaría que sí al reconocimiento del derecho de autodeterminación de las naciones en España y votaría que no a la independencia de alguna de ellas. Por supuesto, nada de lo anterior rige mientras exista una banda dedicada a asesinar a la gente entre otras cosas en defensa del derecho de autodeterminación.

Así que será interesante saber qué saldrá en Arenys de Munt y, si gana la independencia, por cuánto.

(La imagen es una foto de PacoR, bajo licencia de Creative Commons).

La reelección de los cargos públicos.

Ruge una agria polémica sobre la conveniencia de la reelección de cargos públicos, singularmente presidentes de República y/o primeros ministros. Hay posiciones rotundamente a favor, posiciones rotundamente en contra y, como suele suceder en la vida, posiciones rotundamente a favor o en contra según que el interesado sea del agrado del posicionado o no. El debate se ha recrudecido con motivo de los recientes intentos de presidentes latinoamericanos de proseguir en el cargo sine die en condiciones democráticas. Esta prolongación ha sido frecuente en el pasado, habiéndolo conseguido, entre otros, a veces con reforma de la Constitución incluida, Alberto Fujimori, Carlos Menem, Rafael Correa, Hugo Chávez y Álvaro Uribe quien anda pendiente de un referéndum para presentarse por tercera vez. Asimismo, era la intención de Manuel Zelaya antes de que lo echaran en el último golpe de Estado de América Latina y primero desde el año 2000. Se prueba, pues, que la querencia por la reelección es algo en lo que coinciden derechas e izquierdas. Algo tendrá.

Se recordará que el asunto viene de la XXII enmienda (1951) de la Constitución gringa que limita a dos los mandatos de los presidentes de la República. Se trataba de evitar otro Franklin D. Roosevelt, que había ganado cuatro elecciones consecutivas (1932, 1936, 1940 y 1944) y que, de no habérselo llevado la muerte en 1945, se suponía que podía llegar a hacer verdad el temor de George Washington de que un presidente de elección indefinida acabaría siendo un Rey, figura de escasa aceptación en Gringolandia. No obstante, a día de hoy, la enmienda XXII es objeto de polémica y hasta hay quien cree que es inconstitucional.

En efecto, aunque pareciera que los partidarios de limitar los mandatos tuvieran razón, el asunto está lejos de ser claro. En principio, si el pueblo es soberano, la decisión de la mayoría obliga como decisión legítima y si la mayoría quiere elegir tres o cuatro o más veces a un candidato, no hay razón válida para impedírselo. Cuando el criterio de no reelección se basa únicamente en el uso o la costumbre, no hay conflicto porque nadie niega a la ley la capacidad de abolir una costumbre. El problema viene cuando la no reelección es un mandato constitucional, como en la XXII enmienda, porque entonces se vive la contradictoria situación de que la decisión de la mayoría, es decir la decisión soberana, no es soberana pues puede ser deshecha por un tribunal constitucional por ejemplo al que es posible que no haya elegido nadie. Un choque de legitimidades que no ha lugar a tratar aquí pero que contiene el núcleo de la controversia sobre si el Tribunal Constitucional español puede ir en contra de una decisión de la mayoría en referéndum en Cataluña.

Obviamente la decisión de la mayoría no puede pretender infalibilidad ya que hay decisiones de mayoritarias injustas y hasta odiosamente inicuas. Es lo que los teóricos llamaron "tiranía de la mayoría", el comienzo del fin de la democracia. Piénsese en la posibilidad de una decisión de la mayoría consistente en abolir el principio de decisión mayoritaria, cosa extraña, pero posible. Hasta ahora nadie ha descubierto un mecanismo mejor de defensa frente a la tiranía de la mayoría que la existencia de un tribunal constitucional (sin olvidar las democracias que carecen de él, singularmente el Reino Unido) que tampoco es perfecto. Pero no es admisible decir que la reelección de un presidente por varios mandatos sea una muestra de la tiranía de la mayoría; al contrario, puede ser una decisión justa e inteligente, como sucedió en el caso de Roosevelt. Lo importante es que la elección sea libre y que la decisión sea consciente pues de nada sirven elecciones no libres o decisiones mediatizadas.

Así que, en principio, tan aceptable es la reelección como la no reelección. Si el lector ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí, le propongo el único criterio que se me ocurre para tomar cierto partido en un debate tan irrelevante, y es de carácter estético. No está mal en principio que un presidente proponga reformar la Constitución para permitir la reelección de los presidentes; pero es de un mal gusto lamentable hacerlo para quedarse uno.


(La imagen es una foto de sfjalar, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 1 de setembre del 2009

Los perseguidos.

En el PP ya nadie habla de escuchas ilegales excepto la señora Aguirre, probablemente porque las confunde con las que ella practica. Las improbadas escuchas han dejado el paso a una acusación de persecución, tan imposible de probar como las escuchas, pero un concepto mucho más difuso y resbaladizo porque ¿qué se entiende por persecución?

Probablemente cuando a uno le procesan los tribunales a alcaldes, concejales, diputados, presidentes de comunidades y todo tipo de cargos por docenas por presuntos choizos cae uno en la tentación de decir que a uno lo persiguen. Y no sólo puede uno caer en la tentación sino refocilarse en ella al asegurar que esa persecución es obra del Gobierno en pleno o de algunos de sus ministros. La cuestión es, sin embargo, que todas las persecuciones de que se tiene noticia están orientadas por los tribunales y asegurar que estos se pliegan a una política de persecución del PP dictada por el Gobierno es una afrenta a la profesionalidad de los magistrados del Constitucional y de los jueces en general.

En España se persigue a los terroristas y a otros delincuentes, estén en dónde estén ocultos y también a los militantes del PP cuando incurran en comportamientos que interesen a la jurisdicción penal. En tal caso la condición penal prevalece sobre cualquier otra consideración en virtud del interés público. Y cuando los dirigentes del PP vean que la acción de la justicia alcanza a sus compañeros de partido, están obligados a facilitarla por todos los medios y colaborar con ella y no a impedirla, salvo que estén convencidos de que su partido no es un partido sino una asociación de malhechores.

(La imagen es una foto de Contando Estrelas, bajo licencia de Creative Commons).